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Críticas ordenadas por:
Brokeback Mountain (En terreno vedado)
Brokeback Mountain (En terreno vedado) (2005)
  • 7,0
    79.424
  • Estados Unidos Ang Lee
  • Heath Ledger, Jake Gyllenhaal, Anne Hathaway ...
9
Brokeback Mountain: Inolvidable e infravalorada obra maestra de Ang Lee
A Heath Ledger: In Memoriam.

Imposible olvidar Brokeback Mountain...

Pudorosamente intimista, “Brokeback Mountain” es una amarga y profunda reflexión sobre la soledad compartida, los amores furtivos y el infinito dolor que conlleva la renuncia. Doloroso poema visual, se erige como uno de los films más desesperanzados, sobrecogedores y deslumbrante de los últimos años.

...como olvidar la infinita belleza de sus paisajes.
...como olvidar la serena belleza de sus imágenes.
...como olvidar esos silencios que dicen más que mil palabras.
...como olvidar esas miradas que expresan los sentimientos más profundos.

Dramática, intensa y trágica historia de amor prohibido entre dos jóvenes vaqueros que se conocen, se sienten atraídos y que se verán obligados a ocultar su amor. Solo en sus esporádicas huidas hacia la libertad, hacia el marco salvaje de incomparable belleza de Brokeback Mountain, hallarán un poco de la paz que la intolerante mirada de la sociedad hacia lo “diferente” les niega. Su tormentosa relación, marcada por la separación física, acabará estallando con brutal emotividad dejando al descubierto sus miedos, sus dudas, sus reproches y sus demonios internos.

...como olvidar la portentosa dirección de actores.
...como olvidar la sensibilidad con que Ang Lee aborda tema tan tabú.
...como olvidar tantas y tantas secuencias magistrales de recuerdo imborrable.
...como olvidar la deslumbrante fotografía de Rodrigo Prieto.
...como olvidar la bellísima partitura de Gustavo Santaolalla.

Film polémico e incomprendido, algunos solo vieron en el un western protagonizado por vaqueros gays. Una vez más los árboles no dejaron ver el bosque de inmenso talento que atesora esta suprema lección de CINE con mayúsculas que nos imparte un inspiradísimo Ang Lee en puro estado de gracia creativa.

...como olvidar el impagable Ennis Del Mar de un inconmensurable Heath Ledger.
...como olvidar la fuerza que desprende el Jack Twist de Jake Gyllenhaal.
...como olvidar la mirada perdida de una colosal Michelle Williams.
...como olvidar la desbordante vitalidad de Anne Hathaway.

Sus poderosas imágenes nos sumergen en un mar de sensaciones desde cada metro de celuloide, desde cada fotograma de esta soberbia obra maestra, desde esta profunda y bellísima historia de amor y que emergen a borbotones desde las páginas del sublime guión, bajo la dirección sensible y magistral de un Ang Lee que domina todos los recursos narrativos. Que consigue implicarnos emocionalmente, de forma lenta pero inexorable, en la emotiva historia de esos dos jóvenes vaqueros con los que compartiremos el descenso al abismo de pasión, sentimientos reprimidos y dolor en el que se van convirtiendo sus vidas.

...como olvidar esa mano acariciando la camisa azul colgada en el armario.
...como olvidar esa inolvidable secuencia final...

...sencillamente imposible.

OBRA MAESTRA ABSOLUTA


Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona, 11 de octubre de 2008
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38 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuatro bodas y un funeral
Cuatro bodas y un funeral (1994)
  • 6,4
    78.962
  • Reino Unido Mike Newell
  • Hugh Grant, Andie MacDowell, Kristin Scott Thomas ...
9
Entrañable y divertida comedia romántica
La comedia romántica ha sido monopolio casi exclusivo del cine americano, pero...

...de pronto, desde la pérfida Albión nos llega un soplo de aire fresco y puro en forma de una elegante e innovadora comedia romántica de estructura coral en la que se disecciona, en clave de humor no exento de una cierta corrosiva acidez, la institución matrimonial y las relaciones de pareja en el contexto de un delirante, heterogéneo y entrañable grupo de personajes que inundan la pantalla de sentimientos y emociones.

Charles (Hugh Grant), un soltero vocacional libre de compromisos verá alterada su apacible vida cuando uno de sus amigos decida contraer matrimonio. Allí conocerá a Carrie (Andie Macdowell), una atractiva joven americana por la que se sentirá atraído y que romperá en mil pedazos sus asentados y cómodos esquemas de vida.

Desde las paginas de un imaginativo y prodigioso guión de Richard Curtis y dirigida con brillante eficacia por un Mike Newell que acierta de pleno en el planteamiento del film, asistimos a los encuentros y separaciones de la pareja protagonista a través de cuatro ceremonias de boda y un funeral, -auténticos hilos conductores de la trama argumental-, en una original variación del tópico esquema “chico encuentra chica”, “chico pierde chica”,… tan propio de las comedias románticas “made in Hollywood”.

Tierno y provocativo, simpático y alocadamente atrevido, “Cuatro bodas y un funeral” es un film de desbordante sentido del humor, en la mejor tradición del cine británico, tan flemático como incisivo, tan superficial y a la vez tan reflexivamente profundo.

Pero por encima de cualquier otra consideración es un film que bajo un manto de tragicomedia hilarantemente divertida destila romanticismo por todos sus poros. Un romanticismo intimista y pudoroso. Sobre todo el del personaje de un conmovedor Hugh Grant, perfecto en la matizada interpretación que hace de un papel que requiere tacto, sensibilidad y una acertada modulación en el gesto y la expresión para no caer en la caricatura, y al que da una brillante réplica una bellísima Andie Macdowell, dando vida a un personaje de magnética personalidad y aparente seguridad emocional, que sin embargo acabará mostrando su vulnerabilidad en ese maravilloso e inolvidable plano secuencia final bajo la lluvia, donde la palabra amor, despojada de tópicos y corsés, adquiere una dimensión conceptual pocas veces vista en una pantalla de cine.

Sublime y deslumbrante actuación de un elenco de carismáticos actores secundarios, que bordan sus papeles, a los que el soberbio guión del film otorga ese momento de gloria y de lucimiento que todos, sin excepción, aprovechan a la perfección, e inspirada partitura del gran Richard Rodney Bennett con un bellísimo e inolvidable tema de amor.

Film de visionado altamente recomendable.

Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona, 13 de septiembre de 2008
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41 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
King Kong
King Kong (2005)
  • 6,2
    73.020
  • Estados Unidos Peter Jackson
  • Naomi Watts, Adrien Brody, Jack Black ...
2
...el día que un ególatra Peter Jackson creyó que el mundo giraba a su alrededor
Rodar el remake de un clásico comporta siempre un cierto riesgo, por las comparaciones, aunque estas siempre sean odiosas. Pero si se pretende hacer la “versión definitiva” de uno de los films más míticos de la historia del cine, donde todos los elementos se conjugaron con el talento, para dejarnos un icono de la cultura del siglo XX, hay que tener un profundo respeto a la hora de enfrentarse a reto tan descomunal y sobre todo una gran dosis de HUMILDAD.

El King Kong de Peter Jackson pudo ser un gran film y un sentido homenaje a una de las joyas indiscutibles del CINE. Lo tenía todo a su favor: Una historia inmortal, con aventura; misterio, ternura; magia; fantasía y sobre todo POESÍA, y los medios técnicos necesarios para lograrlo. Pero tras arrasar en taquilla y en los oscars con su, un tanto sobrevalorada, trilogía de “El señor de los anillos”, un arrogante y prepotente Peter Jackson se creyó dios y nos dejó un film que pudo ser y no fue. Puro desastre artístico, -que no comercial-, que no aprueba examen ni siendo muy benévolos, y que no supera el más mínimo análisis serio basado en parámetros estrictamente cinematográficos. Film entretenido, adecuado para un público mayoritario, respetable pero poco exigente, al que no defraudará, que no busca cuando va al cine nada más allá de un rato de divertimento fácil y escapista de la dura realidad diaria.

Film lastrado negativamente por:

• Un guión pobre y plano, que no aporta nada nuevo bajo el sol.
• Una dirección mediocre, que naufraga en su ambicioso intento de hacer historia por encima del bien y del mal.
• Una caligrafía cinematográfica que busca infructuosamente plasmar la aventura por acumulación de golpes de efecto.
• Un excesivo metraje, con largas secuencias gratuitas para olvidar.
• Un exceso de efectos especiales a modo de videojuego.
• Un desfile de repugnantes animales añadidos a los de la versión de 1933.
• Un casting demencial y caricaturesco encabezado por un Adrien Brody, negación viva del aventurero.
• Una penosa relación entre Naomi Watts y el gorila basada en esperpénticos juegos circenses...

…y sobre todo por la ausencia imperdonable de esa esencia poética, fundamental para entender la relación entre la protagonista aspirante a actriz y la bestia fatalmente enamorada de ella, y que da el sentido último a esta entrañable variante de “la bella y la bestia”, por parte de un poco competente y muy endiosado Peter Jackson, al que le vino grande historia tan sensible. Una autentica pena de oportunidad de oro perdida, por un director que defrauda y al que se le debe exigir mucho más, -de ahí la nota tan baja-, y que hace de este King Kong un film prescindible, que no pasará a la historia del cine salvo por sus excesos.

Afortunadamente siempre nos quedará la inmortal versión de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack de 1933 para la RKO, que sigue intocable en la cima del Olimpo cinematográfico.

Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona 11 de septiembre de 2008
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45 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anastasia
Anastasia (1956)
  • 6,7
    2.131
  • Estados Unidos Anatole Litvak
  • Ingrid Bergman, Yul Brynner, Helen Hayes ...
7
No es una obra maestra,… ¿pero quien es capaz de rodar un film así hoy en día?
Suntuoso e impecable melodrama de la Fox, concebido al servicio del retorno estelar a Hollywood de una Ingrid Bergman bellísima, tras un exilio voluntario de siete años, y su impúdica y pecaminosa relación artística/sentimental con Roberto Rossellini.

Paris 1928. Una joven y bella mujer amnésica es salvada de morir ahogada en el Sena por un influyente general ruso. Su notable parecido físico con la Gran Duquesa Anastasia, hija del Zar Nicolás II y de Alejandra de Rusia, de la que se dice que sigue viva en paradero desconocido, tras escapar de la ejecución de toda la familia Imperial rusa, le llevará a urdir un maquiavélico plan para hacerla pasar, tras un duro entrenamiento, por la auténtica Anastasia... ¿pero que pasaría si realmente fuese ella?, ¿qué pasaría si el destino...?.

Dirigida con elegancia por Anatole Litvak, “Anastasia” nos sumerge en el drama de esa mujer a la búsqueda de su auténtica identidad. Con un pasado confuso que no logra recordar. Una mujer que fue recluida en un manicomio, que conoce la vida en la calle, el lujo de los salones de palacio, y que solo tras un largo y doloroso periplo vital hallará la paz de espíritu más allá de preguntas y respuestas.

Con una maravillosa y oscarizada Ingrid Bergman a la que da réplica un soberbio Yul Brynner, en el cenit de su carrera artística, “Anastasia” es toda una lección de cine de magnética fascinación sustentada en un sobresaliente trabajo de equipo: Desde un guión exquisito, que emociona sin caer en el exceso; una puesta en escena señorial; una contrastada y brillante fotografía; la precisa planificación del formato scope, hasta esa galería de secundarios de lujo entre los que destaca la inolvidable aparición de una impagable Helen Hayes, -puro mito del cine-, en el auténtico personaje catalizador de la historia desde su primera aparición en pantalla, sin olvidar la inspirada partitura de Alfred Newman, con un sublime y romántico tema central que capta a la perfección la melancólica hondura del genuino espíritu del alma del pueblo ruso.

Emotivo drama humano rodado con primorosa sensibilidad, “Anastasia” es, ante todo, una absorbente, fascinante y romántica historia de amor y redención, que nos subyuga, nos atrapa, y nos lleva en un crescendo despiadado de ritmo implacable hacia el emotivo desenlace final de la mano de cuatro soberbias y magistrales secuencias, -que devienen auténticos duelos interpretativos de inolvidables diálogos de alto voltaje emocional-, que ponen a prueba el límite de nuestra capacidad para emocionarnos.

Que importa que el final sea aparentemente un tanto precipitado, ¿acaso podía ser de otra forma?. No por explicitar más se consigue contar más y mejor una historia, y eso los viejos zorros como Anatole Litvak, bregados en mil batallas, lo sabían muy bien.

Film muy recomendable, de visión obligada para amantes del cine clásico.


Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona, 2 de septiembre de 2008
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29 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Topaz
Topaz (1969)
  • 6,4
    6.332
  • Estados Unidos Alfred Hitchcock
  • Frederick Stafford, John Forsythe, Dany Robin ...
9
Sublime e incomprendida obra maestra de Alfred Hitchcock
Con el rodaje de “Topaz” Hitchcock incidía de nuevo sobre la temática de la “guerra fría”. Su fracaso crítico/comercial se debió sobre todo a la coyuntura político-temporal, a unos más que discutibles argumentos extra cinematográficos y a la miopía de quienes, cegados por falsas apariencias, no supieron apreciar en tan soberbia lección de cine más que un panfleto anticomunista, lastrado por un guión, a su entender endeble, una dirección errática del maestro y un final confuso de inadecuada resolución.

Nada más lejos de la realidad. Como afirmaba Enrique Alberich, en su magnifico libro sobre Hitchcock,…”Topaz no es ningún panfleto, sino más bien un lamento, un lamento por los amores imposibles, por la felicidad nunca lograda y por el penoso sufrimiento que todo ello lleva consigo”. Hoy, “Topaz” emerge con la fuerza arrolladora de un Hitchcock que no había perdido ni un ápice de su vigor narrativo y que nos regalaba una joya incomprendida, a la que el árbol de los prejuicios no dejó ver la prodigiosa maestría técnica y la belleza formal de un bosque pleno de hallazgos de GRAN CINE.

Film de espionaje enmarcado en la crisis de los misiles de 1962: Tras la deserción de Boris Kusenov, un alto oficial de la KGB, a los EE.UU, este revelará la existencia de un pacto secreto para el envío de misiles soviéticos a Cuba, y la existencia de una red de espionaje, de nombre en clave “Topaz”, cuya misión es filtrar secretos de la OTAN a Rusia y en el que están involucrados altos cargos de la Inteligencia francesa. El agente de la CIA Michael Nordstrom (John Forsythe) pedirá ayuda a su amigo francés André Devereaux (Frederic Stafford) para que investigue los hechos sobornando a Luis Uribe, secretario del líder cubano Enrique Parra. Confirmada la información Devereaux viajará a Cuba. Con la ayuda de Juanita de Córdoba, -viuda de un héroe de la revolución que desencantada de la misma milita activamente en la oposición anticastrista-, y con la que mantiene una intensa historia de amor, amante asimismo de Enrique Parra, conseguirán una información de vital importancia por la que pagarán un alto y doloroso precio.

Con un guión, pura filigrana, siempre atento al detalle, -donde destaca la deslumbrante perfección del sobrecogedor episodio cubano-, el film pivota sobre dos grandes ejes: La subordinación de los sentimientos personales a la tiranía de los Estados, y el juego de engaño y traición de todos los protagonistas hacia algo o hacia alguien. La magistral dirección de Hitchcock, su soberbio trabajo con los actores, -todos impecables-, en un film sin estrellas, una precisa puesta en escena y la inspirada partitura de Maurice Jarre hacen de esta obra maestra uno de los films más complejos y brillantes de su autor.

Film imprescindible para paladares exquisitos, aún por descubrir.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona, 18 de agosto de 2008
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62 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grand Prix
Grand Prix (1966)
  • 6,5
    1.071
  • Estados Unidos John Frankenheimer
  • James Garner, Eva Marie Saint, Yves Montand ...
6
Un mundo de color y leyenda, de emoción y riesgo, de gloria y tragedia
Hace muchos años alguien describió acertadamente el mundo de la competición automovilística con esta frase, que refleja de forma concisa y fidedigna un tiempo donde el romanticismo y la aventura primaban sobre el dinero. Tiempos en los que a lo largo de cada temporada varios pilotos se encontraban a la salida de cualquier curva, de cualquier circuito, de cualquier Grand Prix cara a cara con su amiga la muerte.

Siempre se ha considerado “Grand Prix” más como un documental que como un film de ficción, porque por encima de cualquier valoración cinematográfica ha perdurado su condición de impagable documento fílmico de como eran las competiciones de Fórmula 1 en la trágica década de los 60. Rodada a lo largo de la temporada 1966 visto hoy queda en evidencia lo injusta que era esa valoración. Porque si “Grand Prix” es un tan excepcional documento vivo de tan intenso periodo es porque, a pesar de sus defectos, es un film dignamente realizado, por un John Frankenheimer en plena forma, que supo captar el genuino espíritu de la competición, y que nos transporta al pasado en un viaje inolvidable al corazón mismo de un momento único y fascinante que ya es historia viva.

Film interesante, “Grand Prix” nos introduce en las apasionantes vidas de cuatro pilotos con distintas motivaciones y un solo objetivo: Ganar el Campeonato del Mundo de Fórmula 1. Sin dejar de caer en ciertos tópicos que rodean el mundo de las carreras lo cierto es que, por una vez, la mención de estos tópicos está más que justificada y están insertados de forma notablemente fluida en el desarrollo dramático de la historia.

Con un más que aceptable guión, combinando ficción con episodios basados en hechos reales, quizá el mayor mérito del guión de “Grand Prix” sea el haber sabido dibujar con trazo preciso cuatro personajes arquetípicos que responden de forma inusualmente real y convincente a cuatro distintas tipologías de pilotos de competición, fácilmente identificables con personajes reales con nombre y apellidos. Bien interpretados por un grupo de actores bien escogidos, es justo destacar a un sobrio Yves Montand, que borda su maravilloso papel, y la estupenda réplica que le dan actores de la talla de Eva Marie Saint, James Garner y sobre todo a un espléndido Brian Bedford que defiende con brillantez el personaje más agradecido y mejor dibujado junto con el de Yves Montand.

A destacar la inolvidable y extraordinariamente bien filmada secuencia-reportaje del Grand Prix de Mónaco, el soberbio montaje, el espectacular sonido y la imaginativa fotografía, de audaces y rompedoras propuestas estéticas, -impactantes aún vistas hoy-, sin olvidar la inspirada partitura de Maurice Jarre, con un brillante tema marcial que marcó época y otro de hondo lirismo teñido de un profundo dramatismo.

Film a revisar para conocer otros tiempos, ni mejores ni peores, simplemente distintos.


Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona, 22 de junio de 2008
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29 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
El sargento negro
El sargento negro (1960)
  • 7,5
    5.607
  • Estados Unidos John Ford
  • Woody Strode, Jeffrey Hunter, Constance Towers ...
7
Hasta un Ford menor siempre es y será un film mayor
Rodada a continuación de “Misión de audaces”, Ford hace una nueva incursión en el tema de la caballería. Parece, después de ver el film, como si hubiera querido dar una nueva, última y definitiva vuelta de tuerca en su discurso desmitificador de creencias firmemente arraigadas en la crítica y el público respecto de sus posturas personales.

Si en la soberbia “Mision de audaces” caía con estrépito el mito del Ford militarista, en “El sargento negro”, aún sin ser uno de sus mejores films es, sin embargo, un film considerable que deja sin argumentos a todos aquellos miopes que siempre etiquetaron al maestro, antes de militarista y ahora de reaccionario racista, con un discurso diáfano y contundente contra el racismo más abyecto presente en la hipócrita sociedad americana.

El consejo de guerra al que se enfrenta el sargento de color Rutledge (Woody Strode), de intachable y brillante hoja de servicios, acusado de la violación y asesinato de una joven blanca y de su padre, el comandante del regimiento, y la defensa que de el hará el teniente Cantrell (Jeffrey Hunter), basándose en el testimonio decisivo de Mary Beecher (Constance Towers), son el sustrato argumental de este notable film de Ford.

Mezclando con habilidad el western con el film sobre juicios. Partiendo de un guión con elementos de thriller, no por efectista menos efectivo, Ford plantea el film como un puzzle de vigorosas imágenes. Con una estructura narrativa sustentada en brillantes flash-backs que hacen avanzar la acción, Ford va reconstruyendo, de forma maliciosamente alambicada, a través de las declaraciones de los distintos personajes implicados, los sucesos tal como estos supuestamente sucedieron; fotograma a fotograma; plano a plano, secuencia a secuencia, hasta llegar a esa impactante y sorpresiva resolución final, que consigue sorprender al espectador.

Con un tempo de implacable progresión dramática y un ritmo que no decae en ningún momento, “El sargento negro” mantiene vivo el interés del espectador a lo largo de todo el metraje. Ford alterna las secuencias que se desarrollan en el interior de la sala donde se celebra el consejo de guerra, -con una fotografía que enfatiza, sobre todo, las declaraciones de Mary Beecher, iluminándola al tiempo que oscurece la sala-, con logradas secuencias en exteriores, tanto diurnas como nocturnas, en las que visualizamos los acontecimientos que nos van contando cada uno de los protagonistas.

Rodado en un periodo de plena madurez creativa de su autor, la magnifica dirección de Ford, la elaborada y por momentos artificiosa puesta en escena, y su brillante trabajo de dirección de actores, al frente de un reparto sin grandes estrellas que, sin embargo, cumple con creces, aderezado todo ello con esos toques de humor tan fordianos, hacen de “El sargento negro” un film muy interesante, de visionado altamente recomendable.


Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona, 5 de junio de 2008
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31 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diamante de sangre
Diamante de sangre (2006)
  • 7,3
    75.855
  • Estados Unidos Edward Zwick
  • Leonardo DiCaprio, Jennifer Connelly, Djimon Hounsou ...
5
¿Cine de denuncia o tramposa operación comercial?
Con el trasfondo de la cruenta guerra civil que devasta Sierra Leona, entre las tropas rebeldes y las fuerzas del gobierno, un mercenario sin escrúpulos (DiCaprio) trafica con diamantes ilegales. El hallazgo fortuito de un diamante de grandes dimensiones por parte de un pescador (Djimon Hounsou), separado a la fuerza de su familia, será el nexo común que unirá sus destinos con el de una joven periodista comprometida (Jennifer Connelly) y el detonante que hará cambiar sus vidas y su escala de valores para siempre.

Sospechosamente oportunista, con un discurso conceptual de dudosa honestidad moral, “Diamante de sangre” es un film que apuesta aparentemente por un cine comprometido, de denuncia del tráfico ilegal de diamantes, de la dramática existencia de miles de niños soldados sin infancia y del vergonzante olvido que sufre África por parte de occidente.

Sincero o tramposo; con defectos; medias verdades; un guión irregular, que flojea por momentos, y que conjuga con dificultad la vertiente de denuncia con la endeble historia de amor; de personajes tópicos y previsibles, que evolucionan éticamente, en algún caso, de forma más que improbable, y una dirección de Edward Zwick que cae con frecuencia en el exceso, “Diamante de sangre” es, a pesar del lamentable y panfletario final, -que recuerda demasiado a otro-, un film entretenido que no carece de interés…

…porque mantiene la tensión y capta la atención de los espectadores,-consiguiendo remover sus conciencias dormidas-, a lo largo de sus más de dos horas de metraje. Por su impecable factura técnica y formal. Por ser un film vibrante y emotivo, de ritmo frenético y acción sin tregua. Por sus virtudes estrictamente cinematográficas, que también, pero sobre todo por el respeto que nos deberían merecer esos seres humanos, victimas anónimas e inocentes de la barbarie y el horror que denuncia el film.

Técnica y formalmente brillante, en “Diamante de sangre” destaca el excelente montaje de Steven Rosenblum, la soberbia fotografía de Eduardo Serra, que capta con sensibilidad el intenso y poético colorido del continente africano, y la inspirada partitura de James Newton Howard que puntea y subraya con acierto las imágenes del film.

¿Y que podemos decir de la labor interpretativa de los protagonistas?...

…destacar la impresionante “performance” de un sublime Djimon Hounsou, -que se merecía el oscar-, en un rol que le va como anillo al dedo. Los demás protagonistas cumplen con brillante discreción, desde un Leonardo DiCaprio, en una de sus mejores interpretaciones, que sin embargo, no acaba de convencer, hasta una bellísima Jennifer Connelly, más que correcta, que carga con un poco creíble rol de intrépida reportera.

Denuncia, aventura y romance en un film correcto del que se podía esperar mucho más.


Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona, 5 de junio de 2008
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14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Romeo + Julieta de William Shakespeare
Romeo + Julieta de William Shakespeare (1996)
  • 6,3
    30.116
  • Estados Unidos Baz Luhrmann
  • Leonardo DiCaprio, Claire Danes, Pete Postlethwaite ...
6
¿Genialidad imperfecta o ejercicio de insolente arrogancia?
Que más da. Damas y caballeros, pasen y vean el enésimo intento de dinamitar el lenguaje cinematográfico en aras de la modernidad y del cine rompedor. Se han perdido en la noche de los tiempos los directores que han perseguido tan discutible fin, y Baz Luhrmann, uno más, no pudo evitar caer en tan atractiva como peligrosa tentación.

Situando la acción en una Verona actual y modernista, Baz Luhrmann intenta hacernos creer que reinventa el cine y reinterpreta a Shakespeare ofreciéndonos su, más aparente que real, transgresora versión del “Romeo y Julieta” shakesperiano. Con una puesta en escena deslumbrante, esclava de sus excesos; una estética rompedora de planificación audaz; un montaje trepidante, a ritmo de enfebrecido vídeo clip de música atronadora y una cámara sin reposo, de movimientos sincopadamente enloquecidos, sin embargo…

…no todo es lo que parece.

Primero porque respeta en esencia el sublime texto del genio inglés y, sobre todo, porque milagro de los milagros, en los momentos culminantes, en las escenas cumbres, Luhrmann atempera su revolucionaria concepción, la cámara suaviza sus movimientos, el montaje hace una tregua en medio de la batalla y la melodía emerge triunfante sobre la, por momentos, estridente partitura. El clasicismo cinematográfico renace de sus cenizas, cual Ave Fénix, y el verbo se conjuga y se funde de forma mágica con la imagen para regalarnos algunas de las más bellas, intensas y emotivas secuencias del cine moderno.

• Como olvidar la emoción que sienten los dos jóvenes al conocerse. Como olvidar el nacimiento de su mutua atracción y enamoramiento, y la dramática toma de consciencia de las trágicas circunstancias que condicionarán su amor.

• Como olvidar la imaginativa y audaz, -sin perder por ello ni un gramo de romanticismo y emotividad-, secuencia donde los jóvenes amantes se juran amor eterno. Como olvidar esos jóvenes cuerpos sumergidos en la acariciante y traslúcida agua de esa piscina que rebosa sentimiento verdadero y amor eterno.

• Como olvidar ese dramático final, que nos sobrecoge el alma hasta los limites de nuestra resistencia emocional. Como olvidar esas bellísimas imágenes que nos traspasan el corazón como cuchillos hechos del material del que están hechos los sentimientos más puros, con ecos musicales del “Tristan e Isolda” wagneriano.

A destacar la interpretación de la pareja protagonista. Un convincente Leonardo Di Caprio, y una angelical y maravillosa Claire Danes en su primer papel importante.

…cerca esta otra historia de amor inmortal que asombrará al mundo: “Moulin Rouge”.


Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona, 5 de junio de 2008
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50 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
El reino de los cielos
El reino de los cielos (2005)
  • 6,0
    54.282
  • Reino Unido Ridley Scott
  • Orlando Bloom, Eva Green, Jeremy Irons ...
6
Ridley Scott, las Cruzadas y los bellísimos ojos de Eva Green…
Año 1184; en tiempo de las Cruzadas: Balian (Bloom), hijo ilegítimo de Godofredo (Neeson), partirá hacia Tierra Santa para servir a la causa de la paz. Allí conocerá y se sentirá atraído por la princesa Sibylla (Green). Tras la muerte del rey Balduino, su hermano, se romperá el frágil equilibrio de paz con los musulmanes y estallará la guerra por la conquista de Jerusalén. Balian liderará la defensa de la ciudad y de sus habitantes.

Retorno de Ridley Scott, tras el éxito de “Gladiator”, al cine épico de gran espectáculo. Pero ni Scott es Mankiewick, ni “El reino de los cielos” es “Cleopatra”. Lejos quedan los buenos tiempos del director que nos sorprendió con “Los duelistas”, nos deslumbró con la inquietante “Alien” y nos marcó a fuego con la sublime “Blade Runner”.

Los bellísimos ojos de Eva Green…

…y poco más, es lo que nos ofrece esta superproducción que naufraga, víctima de sus propios excesos, en su intento de conjugar espectáculo con el retrato intimista de unos personajes difuminados y perdidos entre las paginas de un guión irregular, descompensado y discurso errático, que casi nunca encuentra el tono adecuado.

El cine es imagen, pero antes que imagen es palabra escrita: es GUIÓN, y el guión de “El reino de los cielos” se resiente de la abusiva utilización de la espectacularidad como fin en si misma y de un mensaje confuso, políticamente correcto, que bebe más al sol de los tiempos actuales que de los que se supone transcurre la acción del film.

El film adolece de una dirección un tanto impersonal; un esteticismo cargante; una puesta en escena demasiado condicionada al espectáculo visual; una fotografía barroca y en exceso preciosista; unos movimientos de cámara forzados y de una banda sonora efectista, de reconocibles ecos de auto plagio.

Sin embargo, no todo es negativo en “El reino de los cielos”. Destaca el trabajo de un elenco de secundarios de lujo, con Liam Nelson, Jeremy Irons y un soberbio Edward Norton; el prodigio de sensibilidad de la magistral secuencia de la muerte del rey Balduino, -con mucho la mejor del film-, y la larga, tensa e imaginativa secuencia final, de montaje trepidante y buen pulso narrativo.

Mención especial merece la labor interpretativa de la pareja protagonista: La de un inexpresivo Orlando Bloom que, sin dar la talla, paradójicamente firma su mejor interpretación hasta el momento, y la de “esa locura que atiende al nombre de Eva Green”, -en palabras de Antonio Gasset-, la autentica revelación del film, que compone una fascinante y conmovedora Sibylla. Que inunda y desborda los límites de la pantalla con la luz cegadora de sus increíblemente bellos ojos azules, en algunos de los más impactantes e inolvidables primeros planos que uno recuerda haber visto en años.

Ambicioso y parcialmente fallido ejercicio cinéfilo donde la forma se impone al fondo.


Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona, 5 de junio de 2008
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30 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Habana
Habana (1990)
  • 5,7
    2.758
  • Estados Unidos Sydney Pollack
  • Robert Redford, Lena Olin, Alan Arkin ...
8
He estado en muchos sitios… pero únicamente añoro una ciudad
Melodrama romántico en el marco de la revolución cubana, “Habana” bebe en las fuentes del clasicismo y tiene el sabor y el perfume de las películas de antes, de las películas de siempre.

1958; últimos días de la dictadura del General Batista. Jack Weil llega a La Habana para jugar
la partida de su vida. Pero conocerá a Bobby, la esposa de un activista castrista…

JacK; -te casaste con el, pero no con una revolución... soy más honrado jugando a las cartas
que fingiendo que estas montañas me pertenecen.

…escéptico y desencantado, su mundo y sus valores serán dinamitados por la fuerza de los sentimientos y la toma de consciencia de su idealismo finalmente asumido.

Jack; -las ideas no se pueden vivir…
Bobby; -no es una idea, es un sentimiento…

Un amor desesperadamente romántico, de un lirismo arrebatador y sentimientos a flor de piel, desgarrado y profundo, basado en silencios y miradas, en la generosidad y la renuncia, de los que duelen más allá del dolor, de los que dejan cicatrices, de los que jamás se olvidan.

Bobby; -¿Por qué has venido?.
Jack; -¿quieres cambiar el mundo Bobby?, cambia el mío.
Bobby; -¿y que hay de mi mundo?, si me voy contigo, ¿qué le ocurrirá al mío?.

Tiempo de revolución, de lucha por la libertad y oscuras tramas internacionales, “Habana”, con un guión que cae en el tópico en su discurso político y en su crítica de la dictadura del régimen cubano, remonta con facilidad el vuelo en las alas de inolvidables diálogos cuando asume lo que realmente es: Una apasionada, emotiva y conmovedora historia de amor.

Bobby; -¿vendrías conmigo?.
Jack; -sin pensarlo… hasta el fin del mundo.

Bien ambientada y fotografiada; con una puesta en escena sobria y funcional y la dirección eficaz y correcta de un Sydney Pollack, con momentos brillantes e inspirados, -en uno de sus trabajos menos valorados-, sin embargo, “Habana” destaca sobre todo por la inspiradísima partitura de Dave Grusin, con temas de gran dramatismo y un bellísimo tema de amor, y por el trabajo impagable de todos los actores secundarios encabezados por un Alan Arkin perfecto.

Bobby; -¿me estabas esperando?.
Jack; -toda mi vida.

Triste y melancólica, “Habana” es más que cualquier otra cosa pura química entre la turbadora
y bellísima Lena Olin y un soberbio Robert Redford, que nos enamora. Que expresa solo con la mirada, el intenso drama desatado en las profundidades insondables de su dolorida alma.

Bobby; -no te crees del todo lo que sabes, ¿verdad?.
Jack; -si, lo creo, se que te quiero Bobby.

Notable film, desconocido y poco valorado, que merece una segunda oportunidad.


Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona, 5 de junio de 2008
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28 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Full Monty
Full Monty (1997)
  • 6,9
    48.324
  • Reino Unido Peter Cattaneo
  • Robert Carlyle, Mark Addy, Tom Wilkinson ...
9
La compleja sencillez de una obra maestra
Primorosa y magistral “opera prima” de Peter Cattaneo, -un casi desconocido director procedente de la televisión británica-, “Full Monty” se convirtió en un inmenso éxito de critica y público, -auténtico fenómeno sociológico-, y en una de las películas del año.

Emotiva y entrañable peripecia vital de un grupo de obreros en paro, -tras el cierre de la fábrica de acero de Yorkshire-, que para sobrevivir tomarán la alocada decisión de mostrar sus cuerpos desnudos en un espectáculo de strip-tease. Pero primero tendrán que vencer a sus miedos y a su timidez, para poder recuperar su orgullo, su dignidad y su perdida autoestima.

A caballo entre la comedia ácidamente disparatada y el drama social, “Full Monty” tiene el aroma del mejor cine social ingles, trasgresor y políticamente incorrecto. Divertida y tierna al mismo tiempo, “Full Monty” es capaz de hacernos reír, sin que por ello perdamos de vista el intenso drama humano de sus protagonistas. Esa entrañable galería de personajes con los que nos identificamos y con los que, a pesar del envoltorio de comedia del film, compartimos sus problemas y los sentimos como muy nuestros.

Exquisita y sofisticada partida de ajedrez, donde todos los elementos encajan de forma milimétrica. Bajo la inspirada dirección de un Peter Cattaneo que lo borda. Que mueve sus personajes con respeto, sensibilidad y mirada amorosa sobre ese prodigiosamente perfecto, -autentico trabajo de orfebrería-, tablero de juego que es el GUIÓN de Simon Beaufoy, sin duda uno de los pilares fundamentales en el que se sustenta esta pequeña gran obra maestra; junto a una puesta en escena que funciona con la precisión de un reloj suizo; una brillante banda sonora, de hábil e inteligente utilización dramática -premiada con el oscar-, y la impecable labor interpretativa de ese grupo de actores, encabezados por un Robert Carlyle sencillamente perfecto, un Mark Addy entrañable y por ese monstruo de la interpretación que responde al nombre de Tom Wilkinson.

Sería larga la enumeración de todas las secuencias destacadas que surcan el mar de este irrepetible y vitalista film, pero aún a riesgo de ser repetitivo, quisiera destacar dos de mis preferidas: La absolutamente antológica de la cola del paro, auténtico prodigio de coreografía visual y narrativa, en perfecta simbiosis con la rítmica canción de Donna Summer, y la de la desesperada confesión que un impagable Tom Wilkinson hace a sus amigos, tras la fracasada entrevista de trabajo, de sublime y sobrecogedora grandeza dramática.

Joya del cine. Para nostálgicos de los BUENOS GUIONES perdidos.


Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona, 5 de junio de 2008
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71 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gatopardo
El gatopardo (1963)
  • 7,8
    16.933
  • Italia Luchino Visconti
  • Burt Lancaster, Claudia Cardinale, Alain Delon ...
10
La más bella muestra del talento y la pasión creativa de Visconti
A partir de “Senso”, Luchino Visconti aborda y desnuda en sus films su contradictorio y complejo mundo interior. La destrucción del núcleo familiar; la decadencia de una clase social, -la suya-, y la degradación moral serán los ejes básicos de sus tres indiscutibles obras maestras: “Rocco y sus hermanos”; “El Gatopardo” y “Muerte en Venecia”.

Adaptación de la novela homónima de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, enmarcada en la convulsa Italia del Rissorgimento, el Don Fabrizio de “El Gatopardo” es el “alter ego” del autor y el de un Visconti plenamente identificado con un personaje al que ama.

El estallido de la revolución garibaldina obliga a Don Fabrizio (sublime Burt Lancaster) a refugiarse con su familia en su residencia de Donnafugata. A su llegada será recibido por Don Calogero (Paolo Stoppa), alcalde y máximo representante de la vulgar burguesía dominante, a la que desprecia, pero a la que tendrá que aceptar con resignación cuando su sobrino Tancredi (Alain Delon), alistado en el ejercito garibaldino, -si queremos que todo quede como esta, es preciso que cambie todo-, se prometa con Angélica (una Claudia Cardinale de una belleza provocadoramente vulgar), hija de Don Calogero, asumiendo la llegada de un tiempo en el que no hay lugar para el.

Último representante de una clase social a caballo entre el viejo orden y el nuevo que se avecina, toma conciencia lúcida de que no encaja en ninguno de los dos. Crónica de la decadencia de una clase social, la aristocracia, y del surgimiento de otra, la burguesía, “El Gatopardo” emerge como un inmenso fresco histórico de una belleza apabullante, como uno de los mejores films de su autor y de la historia del cine.

Con una dirección magistral y una puesta en escena de fuertes influencias pictóricas, “El Gatopardo” se sustenta en un guión rico en detalles y matices de Suso Checci D’Amico y Enrico Medioli entre otros, al que Visconti viste con las mejores galas, arropado por la brillante fotografía de Giuseppe Rotunno, el suntuoso vestuario de Piero Tosi y la inmortal partitura de Nino Rota, -que adaptó una sinfonía suya inacabada, y recuperó un vals inédito de Verdi-, para regalarnos esta hermosa, lúcida y barroca reflexión sobre un mundo que se extingue serenamente en los dulces brazos de la muerte.

En nuestras retinas quedan grabados para siempre momentos de gran cine: La entrada de una deslumbrante Angélica en la cena de bienvenida a Donnafugata; la larga secuencia de la fiesta, -imprescindible para comprender el sentido último de un film irrepetible-, y sobre todo ese momento mágico en el que un Don Fabrizio cansado y una bellísima Angélica, vestida de blanco, bailan un vals como metáfora viva de un pasado que se extingue y un futuro que ya es el presente, y de que efectivamente “todo ha cambiado para que todo siga igual”.

Obra maestra absoluta y lección suprema de cine, no apta para todos los públicos.

Francesc Chico Jaimejuan
5 de junio de 2008
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160 de 172 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salvar al soldado Ryan
Salvar al soldado Ryan (1998)
  • 7,8
    142.248
  • Estados Unidos Steven Spielberg
  • Tom Hanks, Tom Sizemore, Edward Burns ...
3
Salvar al director de cine Spielberg
Dia D; desembarco de Normardía; playa de Omaha.

La historia de ese grupo de hombres que arriesgarán sus vidas para buscar y poner a salvo al soldado Ryan, que ha perdido a sus tres hermanos en combate, pone en evidencia el discurso más patriotero, militarista, gratuitamente burdo y patético del peor Spielberg.


-Un film que se abre con un plano de una gran bandera americana ondeando al viento y se cierra con otro similar… no es patriotero; tan solo es víctima de las malas lenguas.

-Un film que se pasa más de dos horas y media de metraje ensalzando el valor, el sacrificio y ciertos códigos de honor… no es militarista; tan solo es víctima de injustos prejuicios.

-Un film que muestra el horror de la guerra explicitando visualmente el mismo, con la enfática visión descarnada de los efectos de las bombas en los cuerpos mutilados y destrozados de soldados anónimos… no es gratuitamente burdo; tan solo es víctima de manipulaciones ópticas.

-Un film que empieza con una secuencia de un sentimentalismo lacrimógeno de pena, y acaba con el lamentable, y aun más penoso, epílogo de la misma secuencia… no es patético; tan solo es víctima de percepciones erróneas de espectadores de mente corta.

Que técnicamente sea apabullante; que esté bien rodada; que sea espectacular; con una brillante fotografía; un trepidante montaje; unos espectaculares efectos especiales; un sonido impactante y una notable banda sonora, no es suficiente para hacer de ella una buena película. Un guión de una pobreza de recursos alarmante, con personajes y situaciones dibujados con trazo grueso, una dirección de Spielberg más efectista que efectiva y unas interpretaciones que no pasarán a la historia del séptimo arte, hacen de “Salvar al soldado Ryan” una de las grandes decepciones de los últimos tiempos.

Lo mejor es, sin duda, la cuidada puesta en escena, -de estilo “quasi” documental-, y la impecable planificación de las secuencias de acción, que nos permiten asistir, -casi como protagonistas-, a la cruenta batalla por la defensa de ese puente, de gran importancia estratégica; casa a casa; metro a metro; palmo a palmo y cuerpo a cuerpo.

Lo otro ya se había hecho:

-La angustia y el miedo de los combatientes en el momento del desembarco ya quedó reflejado en los inolvidables fotogramas en blanco y negro de “El día más largo”.

-El horror de la guerra ya fue perfectamente plasmado, sin un solo disparo, en unas pocas líneas de guión de “Patton”. Claro que el guión era de Francis Ford Coppola.

General Patton: -¿estaba vd. al mando de esto, capitán?.
Capitán: -estuve al mando; mis tanques estaban apoyando una compañía de infantería; se terminó la gasolina y tuvimos que luchar; empezó a las once de ayer noche y hemos terminado hace dos horas; esta mañana la lucha fue, cuerpo a cuerpo.

Una película que pudo ser grande y se quedó en grandilocuente y mastodóntica.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona, 12 de abril de 2008
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93 de 167 usuarios han encontrado esta crítica útil
Misión de audaces
Misión de audaces (1959)
  • 7,6
    4.907
  • Estados Unidos John Ford
  • John Wayne, William Holden, Constance Towers ...
10
La joya desconocida de un gigante
Dedicada a Piter Pan, buen amigo y mejor persona

Rodada por John Ford en el periodo que va de “Centauros del desierto” a “El hombre que mató a Liberty Valance”, dos de sus más reputadas obras maestras, “Misión de audaces”, ha sido injustamente tratada por la crítica y aún hoy permanece desconocida para el gran público.

Abril de 1863; el coronel Marlowe recibe la orden de adentrarse 300 millas en territorio confederado, al mando de tres regimientos, con la misión de destruir el nudo ferroviario de la estación Newton, de vital importancia para el ejército sudista. Las tensas relaciones entre el coronel Marlowe y el mayor Kendall, médico del regimiento, y la presencia de una bella dama del sur, retenida como rehén, pondrán en peligro el éxito de tan arriesgada y suicida misión.

Con el trasfondo de la Guerra de Secesión; basada en un hecho real, “Mision de audaces” es el retorno de Ford a la temática de la caballería ya tratada en su famosa trilogía, malinterpretada por los que vieron en ella una clara exaltación militarista. Aquí Ford se muestra contundente como nunca y articula un discurso inequívocamente antibelicista, demoledor alegato contra la guerra, donde los héroes han dejado paso a los antihéroes, donde la épica desaparece en medio del dolor, la desolación y la muerte, y donde el canto al honor, la integridad y la ética no contradice el mensaje último de un film complejo, en el que Ford no juzga, solo muestra, guardando una exquisita neutralidad respecto a los contendientes de esta cruel guerra fraticida.

Con una magistral dirección; un sólido guión muy fordiano, con esos pequeños toques de humor, tan propios del maestro, y una estilizada puesta en escena, “Misión de audaces” es un film deslumbrante, profundo sin dejar de ser entretenido, alternando espectaculares secuencias de acción -maravillosamente filmadas-, con secuencias intimistas de gran calado emocional.

En la historia de esos tres seres humanos, personajes esculpidos por Ford con mano maestra, atrapados en la barbarie de la guerra, el continúo enfrentamiento entre el taciturno coronel Marlowe -soberbio John Wayne-, ingeniero ferroviario obligado a destruir aquello que construye en la vida civil, marcado por el pasado, en el que prima el sentido del deber, y el escéptico mayor Kendall -excelente William Holden- el medico de principios profundamente humanistas, se verá alterado por los acontecimientos y por la irrupción en sus vidas de Hannah, la orgullosa rehén sureña, -una Constance Towers muy bien dirigida-, que verá cuestionado su mundo después de un duro viaje iniciático, donde tomará consciencia de su frágil vulnerabilidad. Al final todos ellos habrán cambiado, porque ya nada nunca podría ser igual.

Obra maestra imperecedera de inaplazable reivindicación.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona, 23 de marzo de 2008
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82 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los puentes de Madison
Los puentes de Madison (1995)
  • 7,5
    77.572
  • Estados Unidos Clint Eastwood
  • Meryl Streep, Clint Eastwood, Annie Corley ...
9
Gracias Clint, por dejarnos seguir soñando con el CINE
Algunas veces, muy pocas, uno sale del cine con el corazón encogido, sobrepasada nuestra capacidad de asimilación, desbordados por sentimientos contradictorios, pero con la certeza de haber asistido a ese milagro de la creación artística que solo muy de tarde en tarde nos depara el cine actual, y que nos reconcilia con ese viejo arte de contar historias que llamamos CINE.

La emoción empapa cada fotograma; cada plano, cada secuencia de este melodrama romántico de infinita belleza protagonizado por Francesca, esa ama de casa que ve alterados todos sus esquemas y valores por la irrupción en su vida de Robert Kincaid, ese maduro fotógrafo del National Geographic, que durante cuatro inolvidables días hará temblar los cimientos de su resignada existencia, haciendo estallar en ella un volcán de sentimientos y pasiones que creía sepultados para siempre y que la llevará a tener que tomar la decisión más importante de su vida, y de la que un lúcido Clint Eastwood nos hace testigos de excepción.

Gracias Clint...

-Por dejarnos esta soberana lección de cine, obra maestra absoluta para el recuerdo.

-Por tratarnos como adultos que vamos al cine para algo más que comer palomitas de maíz.

-Por llevar a la pantalla esta profunda y hermosa historia de amor llena de trampas sin caer en ellas.

-Por tu sensibilidad a la hora de plasmar filmicamente esta catarata de sentimientos contenidos que desbordan la pantalla.

-Por demostrarnos que se puede hacer la película más romántica en muchos años sin caer en la cursilería.

-Por regalarnos dos de las más sublimes interpretaciones jamás vistas en una pantalla de cine.

-Por saber filmar como nadie la renuncia y el dolor del de verdad en fotogramas de oro puro.

-Por mostrarnos en imágenes imposibles de olvidar que los “duros” también pueden llorar.

-Por esa furgoneta; por ese semáforo en rojo; por ese intermitente a la izquierda...

-Por ese semáforo en verde; por ese ventanilla que sube, en fin...

-Por la mejor secuencia de los últimos treinta años, inmortal sinfonía bajo la lluvia.

-Por ese libro de fotografías; por esa cámara fotográfica, por esa cruz.

-Por esas lagrimas en un rostro de mujer.

-Por ese inolvidable final.

Cuatro días son a menudo muy poco tiempo, pero a veces llenan toda una vida de significado. Estos cuatro días de intensa pasión compartida marcarán para siempre las vidas de Francesca y de Robert, y también las nuestras, marcadas hasta el infinito por esas bellísimas imágenes, por esas miradas que nos perforan el alma, por esos silencios que estallan en nuestros oídos...

...por todo esto y por mil cosas más, gracias Clint.

Que importa que los miembros de la Academia suspendan una vez más y tengan que repetir curso, pobres ignorantes, perdónalos, no saben más.

Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 18 de marzo de 2008
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151 de 170 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escrito sobre el viento
Escrito sobre el viento (1956)
  • 7,5
    7.164
  • Estados Unidos Douglas Sirk
  • Rock Hudson, Lauren Bacall, Robert Stack ...
9
Douglas Sirk: El melodrama elevado a la categoría de ARTE
Douglas Sirk ha sido el gran maestro del melodrama. Conjugaba la suprema elegancia y estilización formal de sus films con la pasión, a la hora de plasmar las emociones y sentimientos del ser humano. Nadie como el cineasta de origen alemán supo dar categoría de ARTE a un genero del que se ha perdido la formula mágica, ¿o tal vez el talento? de cómo realizarlo.
La relación del hijo de un rico magnate del petróleo (Stack), con su mejor amigo (Hudson), de origen humilde, se torna tempestuosa cuando ambos se enamoran de la misma mujer (Bacall). Historia de amores, celos y pasiones desatadas; de amistad y renuncia; de deseo, frustraciones y fracaso, “Escrito sobre el viento”, es, el MELODRAMA con mayúsculas. Sirk nos subyuga desde las impactantes imágenes de ese deportivo amarillo que circula a gran velocidad, conducido por un borracho Kyle Hadley (Stack), con las que comienza el film, y que enlazan con la elegante presentación de todos los personajes. Un largo flashback, que nos lleva de nuevo al presente, y que encuentra su dramático desenlace en el poderoso clímax final, son las líneas maestras de la atrevida estructura narrativa del film. El soberbio guión, -no exento de un cierto mensaje con moralina-, una puesta en escena abarrocada y la magistral dirección de Sirk, potenciados por la fotografía, de colores saturados, de Russell Metty y la partitura de Frank Skinner, que adapta con acierto la canción “Written on the wind”, que abre y cierra el film, compuesta por Victor Young, transforman una historia desbocadamente melodramática en fotogramas de oro puro que ya son historia viva del cine. Capitulo aparte merece la soberbia “performance” de todos los actores, maravillosamente dirigidos por Sirk, desde un Rock Hudson, que sortea con brillantez los peligros del personaje quizás menos creíble del film, y alrededor del cual pivotan todos los demás, la majestuosa interpretación de Lauren Bacall, -muy alejada del cliché interpretativo de sus films con Bogart-, y con especial mención para la sublime interpretación que del atormentado Kyle Hadley hace un Robert Stack sensacional, y para la superba interpretación -merecido oscar a la mejor actriz secundaria- que de la pasional y desequilibrada Marylee Hadley hace una Dorothy Malone impagable, que al igual que Rock Hudson y Robert Stack siempre estuvo mejor que nunca bajo la dirección del maestro alemán, y que al año siguiente volverían a reunirse en otra obra maestra de Sirk, la magistral “Ángeles sin brillo”.
Inolvidable obra maestra de una manera de hacer cine irremediablemente perdida.
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72 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
El filo de la navaja
El filo de la navaja (1946)
  • 7,4
    1.944
  • Estados Unidos Edmund Goulding
  • Tyrone Power, Gene Tierney, John Payne ...
10
Impecable melodrama del Hollywood dorado
Uno de los grandes melodramas de la Fox de los años 40, “El filo de la navaja” es uno de los más claros ejemplos de lo que era capaz de conseguir la poderosa maquinaria creativa del Hollywood dorado.
Adaptación de la novela homónima de Somerset Maugham, que aparece en el film como personaje, interpretado por Herbert Marshall, como el referente moral y ético de la conducta de los demás personajes de la historia, “El filo de la navaja” nos sumerge en un terreno altamente resbaladizo, sin caer, sin embargo, en el ridículo, a pesar del misticismo de la propuesta argumental y las dicotomías generosidad, espiritualidad versus egoísmo, materialismo, representados por los personajes que interpretan Tyrone Power y una bellísima Gene Tierney, en un papel no muy alejado del interpretado el año anterior en la sublime “Que el cielo la juzgue”de John M. Stahl.
Cuatro son los pilares fundamentales en los que se sustenta esta maravillosa película: La inspirada dirección del “artesano” Edmund Goulding, el brillante guión, de un equilibrio prodigioso, la maravillosa puesta en escena y la extraordinaria labor interpretativa de un reparto en estado de gracia, encabezado por un Tyrone Power, estelar en el papel de ese alguien que busca ese “algo más”, y una Gene Tierney sencillamente maravillosa como actriz, perfectamente secundados por el aristocrático y cínico Clifton Webb -en un papel hecho a su medida-, la torturada Anne Baxter -que se llevo un merecido oscar a la mejor actriz secundaria- y el sobrio, pero brillante y eficaz Herbert Marshall.
No podemos olvidarnos, sin embargo, de la extraordinaria partitura del gran Alfred Newman, que compuso sus mejores paginas para films de temática espiritual y religiosa, con un tema bellísimo, uno de los más inspirados de su prolífica carrera, de la brillante fotografia en B/N y de la suntuosa dirección artística.
Film trufado de secuencias inolvidables, maravillosamente rodadas, es justo destacar los elegantes movimientos de cámara que utiliza Edmund Goulding para rodar esos largos planos-secuencias, de una cadencia cercana al ballet, y sobre todo los veinte minutos finales del film, con mención muy especial a ese maravilloso plano-secuencia de casi dos minutos de duración que cierra este extraordinario film, a reivindicar con urgencia, y de obligada visión para cinéfilos nostálgicos del buen cine.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona, 7 de febrero de 2008
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60 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que el cielo la juzgue
Que el cielo la juzgue (1945)
  • 7,6
    3.703
  • Estados Unidos John M. Stahl
  • Gene Tierney, Cornel Wilde, Jeanne Crain ...
10
La subyugante fascinación de la maldad
Desde los mismos títulos de crédito, subrayados por las poderosas notas del brillante tema musical del gran Alfred Newman, somos conscientes de que estamos a punto de ver algo grande y ciertamente “Que el cielo la juzgue” es CINE con mayúsculas.
Una bellísima mujer -una Gene Tierney inconmensurable- conoce a un escritor de éxito, se enamoran y se casan, pero no tardaran en aparecer los problemas cuando la pasión amorosa de ella, posesiva y patológica vaya destruyendo todo aquello que cree que intenta separarla del objeto de su pasión enfermiza, llegando a las últimas consecuencias, incluso más allá de la misma muerte.
Soberbio melodrama y la obra maestra de John M. Stahl, -un director a reivindicar con urgencia-, que rodaba con “Que el cielo la juzgue” su primer film en color, con una extraordinaria fotografía en Technicolor de Leon Shamroy, nos ofrece el fascinante retrato de una mujer tan bella como patológicamente perversa, jugando hábilmente con la ambigüedad moral de la belleza de una Gene Tierney, sencillamente perfecta, que nos ofrece una interpretación sublime, profunda y de gran complejidad psicológica, en uno de los papeles más emblemáticos de su carrera, en las antípodas del personaje que interpretara en otro de sus grandes films, la mítica “Laura”.
Uno de los mejores melodramas de la Fox y de la historia del cine “Que el cielo la juzgue” demuestra, quizás como ningún otro film, la fascinación que ejercen sobre el espectador los personajes que encarnan el mal. La sobria; imaginativa y eficaz puesta en escena, junto a la formidable dirección; sensible y al mismo tiempo de un gran vigor narrativo de un John M. Stahl en la cumbre de su arte, nos sumergen en esa fascinante historia de perdición, desde las paginas de un brillante guión, a través de un larguísimo flashback, que nos atrapa desde el primer hasta el ultimo fotograma de este film sobrecogedor. Seria injusto resaltar solo algunos de los innumerables momentos antológicos de un film repleto de momentos antológicos, pero no puedo dejar de pensar en esas oníricas e inquietantes imágenes de Ellen, a caballo, esparciendo las cenizas de su padre en medio de un paisaje de salvaje belleza; en la escalofriante secuencia en la que Ellen contempla impasible desde la barca, tras unas gafas negras que ocultan sus ojos, el agónico final de su indefensa victima; en ese momento de mágica maldad en la que es capaz de matar a una vida inocente en pleno delirio de posesión, sin olvidar ese noqueante final de un film antológico que ya forma parte de la mítica del cine de todos los tiempos. Obra maestra absoluta de un director injustamente infravalorado.

Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 2 de abril de 2007
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86 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ángeles sin brillo
Ángeles sin brillo (1957)
  • 7,3
    1.522
  • Estados Unidos Douglas Sirk
  • Rock Hudson, Robert Stack, Dorothy Malone ...
9
El carnaval de la muerte
El enorme talento de Douglas Sirk para sublimar materiales, a priori, cercanos al folletín nos dejó algunos de los mejores melodramas jamás filmados. Con “Ángeles sin brillo”,-la mejor adaptación cinematográfica de una obra de William Faulkner-, basada en su novela “Pylon”, Douglas Sirk contó, esta vez si, con un material de primera y nos dejó un soberbio melodrama, poco conocido y que reclama un lugar bajo el sol de las grandes obras maestras de la historia del cine.
Un piloto de aviación, héroe de la Primera Guerra Mundial malvive, junto con su familia, realizando arriesgadas acrobacias aéreas y participando en peligrosas carreras de aviones, de feria en feria, de ciudad en ciudad. La irrupción en sus vidas de un periodista cambiará el sentido de las mismas para siempre. Film desesperanzado como pocos, de un profundo pesimismo, Sirk nos sumerge de la mano del periodista Burke Devlin (Hudson) en el mundo de infinito dolor de unos seres atormentados, apenas sin presente y sin futuro, donde el grado de degradación moral al que es capaz de llegar Robert Shumann (Stack) será el detonante que hará estallar por los aires toda la amargura acumulada muy adentro del alma de esos seres humanos de carne y hueso, en permanente búsqueda de la redención y a los que Douglas Sirk comprende como nadie.
Vista hoy, 50 años después de su realización, “Ángeles sin brillo” emerge como uno de los más contundentes estudios sobre la condición humana, la imposibilidad de expresar nuestros sentimientos más íntimos y la infinita capacidad que podemos llegar a tener de hacer daño a las personas que más amamos. Solo al final recuperarán la autoestima y la dignidad perdidas, no sin antes pagar un alto precio en ese carnaval de la muerte en que se ha convertido el infierno de sus vidas, abriéndose la puerta a un futuro que Sirk nos muestra con un cierto atisbo para la esperanza.
Con un guión que es una autentica pieza de orfebrería y la sublime dirección de Sirk, “Angeles sin brillo” destaca por una extraordinaria utilización del formato scope, por la brillante partitura de Frank Skinner -el gran compositor de la Universal y colaborador habitual de Sirk-, pero sobre todo por la magistral dirección de actores de un Sirk que confía ciegamente en los protagonistas de otra de sus obras maestras, “Escrito sobre el viento”; con un Rock Hudson que nunca estuvo mejor en la pantalla, -¿quien dijo que era un mal actor?-, con ese monologo final donde nos ofrece lo mejor de si mismo, en una interpretación de gran calado dramático que nos corta la respiración; un Robert Stack torturado, perfecto, en un papel escrito para el y una Dorothy Malone de rostro doliente que solo con Douglas Sirk pudo demostrar su gran talento como actriz.
Una obra maestra absoluta a redescubrir y reivindicar para ver en imprescindible VOS.

Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 30 de marzo de 2007
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41 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
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