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Críticas ordenadas por:
Un asunto de familia
Un asunto de familia (2018)
  • 7,4
    12.602
  • Japón Hirokazu Koreeda
  • Kirin Kiki, Sôsuke Ikematsu, Lily Franky ...
8
Pequeño tratado de filosofía y ética
Este año el Oscar que más me va a interesar será el que premia a la mejor película de habla no inglesa. En 2018 las producciones no anglosajonas están demostrando un nivel sobresaliente, superando en numerosos aspectos a las de la todopoderosa industria norteamericana. A la polaca “Cold War”, la mexicana “Roma”, la surcoreana “Burning” y la danesa “The Guilty” se suma ahora la japonesa “Un asunto de familia”, formando un quinteto magistral y configurando un magnífico elenco de candidatas al preciado galardón. Por desgracia, esta cinta no se exhibirá en tantas salas de proyección como los grandes títulos navideños de las productoras estadounidenses (“Aquaman”, “El regreso de Mary Poppins”). De hecho, varias ciudades ni siquiera dispondrán de una copia para su visionado. Sin embargo, sus innegables méritos deben ser destacados.
El director japonés Hirokazu Koreeda, autor de “Nadie sabe”, “De tal padre, tal hijo” y “Nuestra hermana pequeña”, se coloca detrás de la cámara. Ganador de festivales tan prestigiosos como los de Venecia y Cannes, comienza a ser un realizador conocido y respetado en todo el mundo. Se trata de un artesano de la sensibilidad y el drama, capaz de moldear las historias con sus propias manos para hacerlas llegar al corazón de los espectadores proclives a la emotividad y a la empatía con los personajes. Su éxito le ha abierto las puertas de la cinematografía mundial y ya se ha anunciado que para su próximo proyecto contará con un reparto europeo formado por conocidas actrices como Catherine Deneuve, Juliette Binoche o Ludivine Sagnier, circunstancia hasta ahora inusual en su filmografía.
“Un asunto de familia” retrata la vida de una humilde familia japonesa cuyos miembros subsisten a base de pequeños hurtos y trapicheos. Cuando Osamu y su hijo regresan tras ejecutar uno de esos trabajos, se encuentran en la calle a una niña pequeña, sin techo y abandonada. Aunque ellos no tienen casi nada, le ofrecen cobijo, por más que la esposa de Osamu desconfía de la pequeña y considera inapropiado que pase la noche en su hogar. Poco a poco todos aceptan a la menor y continúan con sus vidas. Sin embargo, su rutina termina por romperse, aflorando secretos imprevistos que zarandearán sus lazos de unión.
Sobre la base de un acertado guion, Koreeda construye un tratado de ética y filosofía que trasciende a la clara crítica social y que debería ser de obligada visión en los colegios. El cineasta prescinde de artificios y se afana por resultar creíble y realista, un objetivo que logra absolutamente. Combina con maestría la narración cinematográfica con la sensibilidad y la reflexión y, al igual que en otras de sus anteriores obras, se sustenta sobre los pilares básicos de la niñez y la familia.
El film ganó la Palma de Oro en el último Festival de Cannes y ha sido nominado como mejor película de habla no inglesa en los Globos de Oro, en los Critics Choice Awards y en los Satellite Awards. Ha obtenido asimismo el premio al mejor largometraje extranjero concedido por la Asociación de Críticos de Los Ángeles y la Asociación de Críticos de Boston la ha elegido como la segunda mejor cinta de 2018. Tanto en los British Independent Film Awards como en los Independent Spirit Awards, opta también al galardón a la mejor película extranjera. Y, sin haberse hecho todavía públicas las candidaturas a los Oscars de Hollywood, me aventuro a afirmar que figurará entre las seleccionadas, confirmándose de ese modo como uno de los grandes títulos del presente año.
El equipo artístico está compuesto por actores desconocidos para el gran público, entre ellos Lily Franky (quien ya colaboró con Hirokazu Koreeda en “De tal padre, tal hijo”), Sakura Andô, Miyu Sasaki y Mayu Matsuoka. Todos ellos llevan a cabo unas acertadas interpretaciones que, sin duda alguna, aportan valor al relato.
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@gerardo_perez_s
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3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Roma
Roma (2018)
  • 7,0
    27.575
  • México Alfonso Cuarón
  • Yalitza Aparicio, Marina de Tavira, Marco Graf ...
8
Sobredosis de autenticidad
El mayor cumplido que se le puede hacer a la película “Roma” es que rezuma veracidad en cada fotograma, ya que se trata del ejercicio de plasmación visual de una historia auténtica. Con cuerpo de largometraje y alma de documental, nos introduce en el devenir cotidiano de un grupo de personas de la mano de sus rutinas, sus miserias y sus bondades, todas propias de la naturaleza humana. Es probable que, precisamente dicha descripción, suponga para algunos espectadores el principal defecto del largometraje, si al menos buscan en la ficción una vía para alejarse de la realidad o, sobre todo, una forma de entretenimiento y no una serie de espejos que reflejen el mundo que nos rodea. Yo, sin embargo, considero que es preciso alabar la valentía y la creatividad de un cineasta que, a contracorriente y ajeno a modas y tendencias, crea una obra cuya conexión directa con sus vivencias personales se despliega por las salas de proyección.
Ese hombre es el realizador mexicano Alfonso Cuarón, ganador de dos Oscars por “Gravity” y responsable de títulos tan dispares como “Y tu mamá también”, “Grandes esperanzas”, “Hijo de los hombres” o “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”. Su demostrada versatilidad y su evidente habilidad para narrar en los más diversos géneros cinematográficos están fuera de toda duda. En esta cinta, rodada en blanco y negro, dedica pacientemente numerosos minutos del metraje a la mera contemplación, situándose en las antípodas de los estereotipos estéticos y dedicando tiempo a unos personajes que resultarían insignificantes para otros proyectos cinematográficos.
Ambientada en los años setenta en una colonia denominada “Roma”, próxima al centro de Ciudad de México, muestra a una familia de clase media alta compuesta por un matrimonio con cuatro hijos, a quienes acompañan dos sirvientas nativas. Su, en apariencia, acomodada y armónica existencia esconde no pocas grietas y debilidades que terminan por zarandear a cada uno de sus miembros.
Cuarón describe con maestría el universo infantil y su relación con el, a menudo, hipócrita mundo de los adultos. Descubre también la distancia (en ocasiones, larga y a veces, corta) que separa las vidas de las criadas y de la pareja que las contrata. La soledad de las mujeres, la mezquindad de los hombres, la inocencia de los niños, la crueldad de la vida, la ternura, el amor… terminan plasmándose en la pantalla con aparente facilidad cuando, realmente, constituye un difícil ejercicio de originalidad. Los diálogos más corrientes, unidos a las situaciones más habituales, van conformando a medida que avanza la proyección el impecable análisis de una época y una sociedad. No cuenta nada, pero lo cuenta todo. Ahí estriba su magia.
La cinta ha recibido ya tres nominaciones a los Globos de Oro (película, dirección y guion) y obtenido dos premios en el último Festival de Cine de Venecia. Ha sido reconocida como la mejor película del año por las Asociaciones de Críticos de Washington, Philadelphia, Chicago, Nueva York y Los Ángeles y cosechado una mención especial por el American Film Institute y por el National Board of Review norteamericano. Ciertamente, sorprende que una trama netamente latina protagonizada por actores indígenas haya cautivado de tal manera a la poderosa industria estadounidense. De hecho, a falta tan sólo de conocer las candidaturas a los próximos Oscars de Hollywood, se puede afirmar con contundencia que nos hallamos ante uno de los largometrajes del año.
La debutante Yalitza Aparicio encabeza un reparto que, pese a contar con intérpretes de mayor experiencia, resulta desconocido para el gran público (entre ellos, Marina de Tavira y Jorge Antonio Guerrero, que poseen unas trayectorias más consolidadas dentro de un elenco de principiantes). En cualquier caso, ningún reparo cabe hacer al apartado interpretativo.
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@gerardo_perez_s
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El regreso de Ben
El regreso de Ben (2018)
  • 6,2
    3.465
  • Estados Unidos Peter Hedges
  • Julia Roberts, Lucas Hedges, Courtney B. Vance ...
7
Drama familiar de altura
Desde el punto de vista cinematográfico, los dramas familiares suelen constituir un terreno abonado para la sensiblería prefabricada y la lágrima fácil. Numerosos realizadores, conscientes del talón de Aquiles de esos espectadores a quienes mayoritariamente dirigen sus películas, se dedican a tocar sus fibras sensibles más básicas para engancharles. Sin embargo, de cuando en cuando, llega a las salas de proyección algún título más original y arriesgado sustentado en este asunto tan común de las complicadas e intensas relaciones dentro de una familia. “El regreso de Ben” puede ser calificado de modo injusto y precipitado como un típico film de temática navideña, encuentros entre madre e hijo y trama tópica y blanda. Y, aunque parte de un presupuesto habitual, con personajes corrientes y situaciones ordinarias, logra desmarcarse de lo previsible para ofrecer unas excelentes interpretaciones y una visión detallada y minuciosa de los nexos materno filiales.
Incluso cabría afirmar que existen ciertos tramos del metraje en los que se desarrolla una narración tensa cercana al thriller, mientras que en otros se coquetea con la comedia. No obstante, es imposible ocultar que nos hallamos ante un drama en toda regla, tanto en el cuerpo como en el alma del proyecto. Se trata de una de esas disecciones de las relaciones humanas y de las entrañas de quienes las protagonizan propias tan solo de esos directores que arriesgan. Detrás de la cámara se sitúa Peter Hedges, cuyo debut en la gran pantalla (“Retrato de April”) me agradó. Anteriormente ya me había gustado también su guion de “Un niño grande”, que le reportó una nominación al Oscar. Bien es cierto que después me desilusionó en sus siguientes incursiones como realizador (“Como la vida misma” y “La extraña vida de Timothy Green”) pero, en todo caso, considero que “El regreso de Ben” es, sin duda, su mejor trabajo hasta la fecha.
Ben es un joven que consigue a partes iguales agradar y desagradar a todos los que le rodean. Cuando vuelve a casa por sorpresa la víspera de Navidad, su madre parece ser la única que se alegra realmente con su llegada, pero la feliz bienvenida no dura mucho. Pronto se entera de que su hijo padece serios problemas, por lo que decide tomar partido, asumir la realidad y enfrentarse a la situación.
Destacan sobremanera las actuaciones de sus dos protagonistas, ambos en estado de gracia y desempeñando unas efectivas y creíbles interpretaciones. Si a ello se añade la notable sensación de verosimilitud y autenticidad del relato, el resultado final es una cinta honesta que hará las delicias de los incondicionales del género y aumentará el número de admiradores de sus intérpretes.
La actriz Julia Roberts da vida a la madre de Ben, a mi juicio en un papel muy superior al de Erin Brockovich (con el que ganó la estatuilla dorada de Hollywood). Con ello no estoy diciendo que merezca obtenerlo en la próxima entrega de estos emblemáticos galardones, si no que, comparativamente, aquí acumula méritos superiores que en el largometraje de Steven Soderbergh. Es una artista que con el paso del tiempo ha sabido elegir muy bien sus proyectos. “Closer” o “Agosto” demuestran el tino de una estrella que en algún momento de su carrera flirteó con el desastre. Por su parte, Lucas Hedges no sólo asombra con su actuación sino, además, por la racha de aciertos profesionales que acumula pese a su juventud. A “Manchester frente al mar”, que le brindó una candidatura al Oscar con veinte años, le han sucedido “Lady Bird” y “Tres anuncios en las afueras”, obras reiteradamente elogiadas en las que muchos de los aplausos han recaído sobre su persona. En esta ocasión demuestra de nuevo tener madera de sobra para confiar en su brillante futuro artístico. Les acompañan Kathryn Newton (otra partícipe de las ya mencionadas “Lady Bird” y “Tres anuncios en las afueras”) y Courtney B. Vance (“La caza del Octubre Rojo”).
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@gerardo_perez_s
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4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viudas
Viudas (2018)
  • 6,0
    10.079
  • Reino Unido Steve McQueen
  • Viola Davis, Michelle Rodriguez, Elizabeth Debicki ...
7
Thriller con sello de autor
El interesante cineasta británico Steve McQueen (nada que ver, obviamente, con el famoso actor norteamericano cuyo nombre comparte) ya ha demostrado un sorprendente poderío narrativo, pese a que su filmografía todavía es reducida. Debutó en 2009 con el largometraje “Hunter”, obteniendo el premio BAFTA al mejor director relevación y varios premios en el prestigioso Festival de Cannes. Después filmó la corrosiva, contundente e impactante cinta “Shame”, que arrasó en la Mostra de Venecia de 2011, ofreciendo un brillante conjunto de interpretaciones sobresalientes. Y con la demoledora “12 años de esclavitud” obtuvo tres Oscars en 2014, entre ellos el de mejor película. Por tanto, cabe afirmar que todos sus proyectos pueden contarse como aciertos y muestran que McQueen no es el típico realizador que se limita a contentar a productores y a espectadores. Muy al contrario, se afana en remover las entrañas del público poniendo el dedo sobre incómodas llagas para, desde ahí, ofrecer una obra compleja y reflexiva. Posee la extraña habilidad de, pese a incomodar con sus propuestas, lograr que las personas salgan satisfechas de la sala de proyección. Por ello, le considero uno de los directores de cine más atrayentes en la actualidad.
Ahora llega a las pantallas con el estreno de su cuarto título, “Viudas”, un thriller que pretende responder a los tradicionales cánones del género, pero aportando esa carga adicional de análisis sociológico. McQueen arrastra al tradicional protagonista de las cintas de acción hasta posicionarle en el rol de tipo normal a cargo de una vida ordinaria, aunque desordenada. No puede negarse que en esta ocasión se ha dejado llevar por un mayor número de convencionalismos que en anteriores trabajos. En ese sentido, se aprecian algunos tópicos y se intuyen ciertas rendiciones esporádicas a fórmulas más habituales, con el fin de conseguir un espectáculo más efectivo. No obstante, sólo es posible llegar a esta conclusión comparando “Viudas” con sus obras anteriores, por más que tanto su energía narrativa como su estilo singular se mantienen. El londinense atesora suficiente categoría como para imprimir su personal sello artístico a todas sus filmaciones, siendo capaz de transformar una historia insulsa y repetitiva en un ejercicio cinematográfico de alto nivel.
El relato está basado en una miniserie británica de 1983 donde los personajes centrales son cuatro mujeres cuyo único punto en común es la deuda que han heredado como consecuencia las actividades criminales de sus difuntos esposos. La existencia de cada una de ellas es completamente diferente pero, dadas las circunstancias, deciden tomar las riendas de su destino y conspirar para forjarse un futuro con reglas propias en el que no se vean arrastradas por ese destino tan poco propicio que les aguarda.
Tal vez no nos hallemos ante el mejor trabajo de Steve McQueen. Sin embargo, le sirve para consolidarse como uno de los referentes del moderno Séptimo Arte. Su tendencia a dotar de intensidad cada plano lo eleva por encima de muchos de sus colegas de profesión y este último film destaca sin apenas dificultad sobre el resto de thrillers de la presente temporada.
El reparto está encabezado por la siempre acertada Viola Davis, actriz todo terreno con una inmensa virtud para abordar los más diversos papeles en géneros de todo tipo. Ganadora de la estatuilla dorada de Hollywood gracias a su extraordinaria interpretación en “Fences”, cuenta en su haber con un ramillete de emblemáticos papeles y de secuencias memorables, lo que la convierte en una apuesta segura dentro de cualquier elenco. En esta ocasión, su actuación constituye uno de los motores de la narración, mientras que el resto de viudas -Elizabeth Debicki, Michelle Rodriguez y Cynthia Erivo- le van a la zaga. Dentro del apartado masculino figuran algunos nombres muy destacados que, pese a su participación secundaria dentro la trama, iluminan cualquier cartel y culminan este casting de lujo. Se trata de Liam Neeson, Robert Duvall y Colin Farrell.
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@gerardo_perez_s
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9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Colette
Colette (2018)
  • 6,2
    2.812
  • Reino Unido Wash Westmoreland
  • Keira Knightley, Dominic West, Denise Gough ...
7
Contundente historia clásica y moderna
Desde que se anunció el estreno de “Colette”, muchos e interesantes alicientes me llamaron poderosamente la atención. A la sugestión que de por sí suscitaba un personaje histórico tan fascinante, se añadía un elenco de actores muy capacitados y una producción diseñada para destacar claramente. En ese sentido, la película responde sin ninguna duda a las expectativas generadas. Incluso me atrevería a decir que se trata de un largometraje de necesaria visión, en el que los elementos clásicos de la trama se entremezclan con una sorprendente modernidad. Lo que cuenta no pierde vigencia pese al transcurso de las décadas entre los hechos relatados y el momento del estreno. Se trata de un correcto ejercicio de narración cinematográfica cimentado sobre la base de sólidas y efervescentes interpretaciones, revestido en su conjunto con un acertado guion. El resto de complementos (vestuario, decorados, ambientación...) cumplen asimismo su función, proponiendo al espectador un elegante y, al mismo tiempo, erudito entretenimiento.
Gabrielle Sidonie Colette, una mujer llena de habilidades pero, de entrada, desprovista de posibilidades, termina casada con un hombre intelectual y egocéntrico mucho mayor que ella. De ese modo se adentrará en la comunidad artística de París, lo que le llevará a desarrollar su propia faceta creativa. Al comprobar su talento literario, su marido le permitirá publicar pero sin que aparezca el nombre de la verdadera autora, atribuyéndose él el mérito. El éxito de sus libros les proporcionará fama, pero el engaño sobre la autoría terminará por separar al matrimonio, ya de por sí maltrecho por las infidelidades del esposo y el creciente interés de Colette por las mujeres. En la vida real la escritora publicó la obra “Gigi” (llevada al cine por Vincente Minnelli en 1958) y llegó a ser miembro y presidenta de la Academia Goncourt.
Wash Westmoreland, cineasta británico con cierta experiencia en explotar el talento femenino y transformarlo en grandes actuaciones, ha resultado el elegido para trasladar a la pantalla grande este relato. Fue el responsable de “Siempre Alice”, que reportó a Julianne Moore el Oscar a la mejor actriz protagonista. Con Rebecca Lenkiewicz (responsable del oscarizado film polaco “Ida” y de “Disobedience”) colaborando en el guion y con unos productores de reputadas trayectorias a sus espaldas (Elizabeth Karlsen y Stephen Woolley con “Carol” y “Juego de lágrimas”, y Michel Litvak con “Drive” y “Whiplash”) ha sabido conformar un equipo artístico con suficiente destreza como para sacar adelante el proyecto.
“Colette” posee la especial habilidad de abordar la filmación tanto desde un punto de vista lúdico y sensorial -incluso con algún toque frívolo y divertido- como desde un prisma más intelectual y reivindicativo, ofreciendo como resultado final una interesante y entretenida visión de un personaje real no suficientemente conocido. Aunque todavía no se han dado a conocer las nominaciones a la mayoría de los más prestigiosos premios cinematográficos, se han anunciado ya las candidaturas a los “British Independent Film Awards”, donde “Colette” opta a cuatro galardones.
Destaca de manera muy relevante la actriz Keira Knightley, que atesora un ramillete de interpretaciones de personajes de época a cual más significativo. A “Expiación”, “Descifrando Enigma”, “Orgullo y prejuicio”, “La duquesa” o “Anna Karenina” suma ahora esta Colette, constatando una vez más su pericia para encandilar a cámara y público con esta clase de papeles. Sobre ella recae el peso máximo de la película, si bien se le aprecia ligera y ágil en cada plano. Le acompañan Dominic West (visto en “Chicago” y en la serie televisiva “The Wire”), Eleanor Tomlinson (“El ilusionista”) y Fiona Shaw (“Harry Potter y la Orden del Fénix”).
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10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sociedad literaria y el pastel de piel de patata
La sociedad literaria y el pastel de piel de patata (2018)
  • 6,4
    4.431
  • Reino Unido Mike Newell
  • Lily James, Michiel Huisman, Glen Powell ...
6
Clásico para lo bueno y para lo malo
Se puede afirmar que el cineasta británico Mike Newell se ha aventurado con casi todos los géneros cinematográficos. Conocido popularmente gracias a la comedia “Cuatro bodas y un funeral” (por la que ganó dos premios BAFTA), logró su mayor éxito comercial con la fantasía de “Harry Potter y el cáliz de fuego” y el reconocimiento de parte de la crítica con el thriller “Donnie Brasco”. Además, atesora un gran número de seguidores merced a algunos melodramas clásicos como “Grandes esperanzas”, “La sonrisa de Mona Lisa” e, incluso, “El amor en los tiempos del cólera”. Cuenta, pues, en su haber con títulos efectivos e interesantes donde demuestra una notable habilidad para amoldar su estilo narrativo a las historias que rueda. Por lo tanto, y pese a protagonizar también algún desliz incomprensible (¿cómo es posible que filmase “Prince of Persia: Las arenas del tiempo”?), goza de una sólida y respetada posición profesional.
Ahora estrena “La sociedad literaria y el pastel de piel de patata”, una trama clásica y convencional en la que se mueve con soltura y sin arriesgar un ápice. La elegancia del vestuario, la correcta ambientación artística de mediados del siglo pasado y unos personajes previsibles pero eficaces, le sirven para construir un melodrama tradicional sin margen de aventurarse por caminos inexplorados. Para lo bueno y para lo malo, resulta previsible y destila una calculada puesta en escena armoniosa y académica que encandilará a los devotos de las producciones antiguas, pero aburrirá al público más vanguardista. Yo, que me siento cómodo en ambos grupos, reconozco los méritos de tan cuidada filmación. Sin embargo, echo en falta una mayor valentía a la hora de proponer líneas narrativas que excedan de unos cánones ya consolidados.
La protagonista del relato trabaja como escritora y un buen día comienza a intercambiar correspondencia con un hombre que, ante la ocupación nazi, ha formado un club de lectura como tapadera de la Resistencia. Poco a poco, va entablando amistad con los integrantes del grupo, mientras éstos le cuentan cómo se formó su sociedad, cuáles son sus lecturas favoritas y hasta qué punto su vida está marcada por la guerra. Finalmente, la joven decide visitarlos y ayudarles a compartir sus aventuras, sus tragedias y sus romances.
Pese a no ofrecer ninguna sorpresa a lo largo de sus dos horas de proyección, Newell consigue la difícil tarea de mantener el nivel de interés recreándose en aspectos cotidianos y en experiencias emotivas. Basado en el libro del mismo título de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows, el largometraje está financiado por el mismo productor de “El exótico Hotel Marigold” y “La joven Jane Austen” y el resultado final, pese su carácter previsible, puede calificarse como bueno, siempre que gusten las recreaciones primorosas y sentimentales de épocas pasadas.
Su distribución a través de Netfilx no ha impedido que en España haya llegado a las carteleras, aunque en Estados Unidos de momento sólo ha podido verse por Internet. Aunque se ha estrenado en la gran pantalla en un número limitado de países, acumula ya más de veinte millones de dólares recaudados y las buenas críticas recibidas la convierten en una opción que irá ganando adeptos con el paso del tiempo.
Especialmente acertada resulta la actuación de la actriz Lily James, a quien hemos visto en “El instante más oscuro” y “Baby Driver”. Refleja con aparente facilidad una personalidad optimista y sobre su interpretación recae buena parte del peso de la película. Le acompañan Michiel Huisman (“El secreto de Adaline”, “Guerra mundial Z”), Jessica Brown Findlay (“Cuento de invierno”), Matthew Goode (“The Imitation Game -Descifrando Enigma-“, “Stoker”) y Tom Courtenay (“La soledad del corredor de fondo”, “Doctor Zhivago”). Todos ellos poseen ese toque inglés que dota de cierta distinción a sus respectivas interpretaciones.
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
First Man (El primer hombre)
First Man (El primer hombre) (2018)
  • 6,4
    18.271
  • Estados Unidos Damien Chazelle
  • Ryan Gosling, Jason Clarke, Claire Foy ...
7
El espacio intimista
Hace cuatro años el director Damien Chazelle nos sorprendió a todos con la sobresaliente “Whiplash”, una obra de minúsculo presupuesto (apenas tres millones de dólares) para lo que es habitual en la todopoderosa industria norteamericana. La cinta comenzó a pasearse por diversos festivales arrancando aplausos, hasta recalar en la mismísima ceremonia de los Oscar como candidata a la mejor película del año para, finalmente, lograr tres estatuillas. Sin embargo, la realización plena del “sueño americano”, como si de un cuento de hadas se tratara, se produjo dos años después gracias a “La, La, Land”, maravillosa obra de arte que arrasó en 2016 con seis premios de la Academia de Hollywood, siete Globos de Oro, cuatro BAFTA y un sinfín de reconocimientos. Pocas veces un número musical me ha emocionado tanto como esa pieza denominada “Epilogue” que cierra la película. Por lo tanto, el listón se situaba a una altura muy elevada, de tal manera que cualquier proyecto posterior de Chazelle sería inevitablemente comparado con sus espectaculares inicios. Tarea muy complicada, pues, la de mantener el mismo nivel de emoción, originalidad, magia e interpretación.
“First Man (El primer hombre)” no alcanza, ni de lejos, la categoría de los anteriores trabajos del joven realizador, aunque ello no la convierta en una mala película. A mi juicio, muchas de sus críticas negativas la tratan injustamente, ya que contiene notables aciertos y ofrece algunas secuencias meritorias. Me temo que la explicación a estas opiniones adversas se halla más en esa desilusión por el descenso de pasión, intensidad y fuerza con respecto a “Whiplash” o “La, La, Land” que en un análisis objetivo y justo del film.
En este caso, la variación resulta muy significativa, tanto en el tono como en el estilo narrativo. La alegría desenfadada del musical, la explosión emocional y la contundencia de las interpretaciones viscerales de antaño dan paso ahora a un título de planos más sobrios, estética más anodina y ritmo más pausado. En ese sentido, el cambio es brutal y puede coger al espectador en fuera de juego. El toque documental de determinadas partes del metraje, la actuación contenida y el enfoque intimista terminan por provocar cierta sensación de tedio. Sin embargo, presenta una interesante reflexión sobre la heroicidad y, a su modo, traslada un tipo de emociones muy reconocibles.
Cuenta la vida del astronauta Neil Armstrong y aquel legendario viaje que le convirtió en el primer hombre que pisó la Luna. Se centra en el programa espacial que llevó a cabo la NASA entre los años 1961 y 1969, desde las primeras investigaciones hasta el momento en el que el protagonista finalmente viaja al espacio y aterriza en el satélite lunar con la nave Apolo 11, en una de las misiones espaciales más peligrosas jamás realizadas.
Rodar esta película también ha supuesto para Chazelle una compleja travesía para la que ha escogido un camino poco convencional y eso me gusta. No transita por las cómodas autopistas de la acción ni por el patriotismo más exacerbado, sino que opta por la senda personal y arriesgada de la introspección y la contemplación. Es verdad que la proyección no funciona en todos los momentos, pero se constata que el cineasta continúa creciendo profesionalmente, si quiera porque demuestra que no se encasilla y que crea de forma libre sus pensamientos e ideas.
El actor Ryan Gosling lleva a cabo una actuación correcta, más cercana a la de “Drive” que a otras interpretaciones menos sombrías, y su sobresaliente currículum le garantiza un excelente futuro artístico. Tras su éxito en la serie televisiva “The Crown”, su compañera de reparto Claire Foy también brilla. Les acompaña un efectivo Jason Clarke. Pese a su contención, todos ellos destacan.
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18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Venom
Venom (2018)
  • 5,4
    27.444
  • Estados Unidos Ruben Fleischer
  • Tom Hardy, Riz Ahmed, Michelle Williams ...
5
La independencia del villano
Ver una película protagonizada por el personaje de “Venom” pero en la que no aparezca “Spiderman” me parece una rareza artificial. Para quienes crecimos con las aventuras del “hombre araña”, este simbionte de origen extraterrestre, capaz de apoderarse tanto del cuerpo del tímido, bondadoso y enamorado Peter Parker como de Eddie Brock, rival del famoso fotógrafo del periódico Daily Bugle, está irremediablemente unido al archifamoso héroe de la factoría Marvel. A mí, desde luego, me ha costado aceptar esta independencia cinematográfica del villano y, en general, considero que su desvinculación de de “Spiderman” desnaturaliza en gran medida sus propias peripecias. Sin embargo, todas estas reflexiones solo tienen sentido para los clásicos aficionados de los cómics, de las antiguas series televisivas de dibujos animados o de las primeras entregas de la saga que Sam Raimi iniciara para la gran pantalla, con Tobey Maguire a la cabeza. Fuera de esos ámbitos, es poco probable que ningún espectador perciba demérito alguno como consecuencia de la separación sufrida por ambos personajes.
El largometraje responde al modelo de las megaproducciones de superhéroes que parecen imponerse en las taquillas. Un más que notable presupuesto (alrededor de los cien millones de dólares), una calculada campaña publicitaria, una apuesta muy marcada por la acción y los elementos visuales, y unos destinatarios eminentemente juveniles. Toda esa planificación se lleva a cabo con un acierto considerable. No cabe discusión acerca de la recreación técnica y la calidad de las imágenes, como tampoco sobre el hábil diseño de marketing ni el empeño por una plena apuesta a un entretenimiento basado en el ritmo narrativo. Sin embargo, se echa en falta un mayor desarrollo de los personajes, una trama algo más compleja y, sobre todo, a “Spiderman”, a “J. Jonah Jameson” y al resto de criaturas que forman parte del universo del “hombre araña”, que tan pronto provocaban una sonrisa como tensaban los cuerpos ante la trágica lucha entre el bien y el mal.
Eddie Brock es un intrépido reportero que investiga a una empresa que, de forma secreta, está desarrollando experimentos ilegales entre seres humanos y formas de vida extraterrestres. El periodista resultará infectado por un simbionte, lo que le provocará una serie de inexplicables cambios corporales. Venom se apoderará de su mente y Brock adquirirá unos inquietantes poderes que le convertirán en un despiadado y peligroso supervillano.
El director de la cinta es Ruben Fleischer, responsable de títulos como la irreverente y divertida “Bienvenidos a Zombieland” o la violenta “Gangster Squad. Brigada de élite”. Acierta en el montaje y demuestra su capacidad para filmar secuencias de acción. Quizás el principal problema estribe en el guion ya que, al centrarse tanto en la intensidad de la intriga, prescinde de aspectos esenciales para conformar una historia interesante. Y es que sea cual sea el género -ciencia ficción, cine fantástico, o basado en historietas de cómic- no se pueden obviar ni la complejidad de los personajes, ni la enjundia ni la verosimilitud.
El elenco reúne a tres excelentes actores. Tom Hardy ha tenido la suerte de trabajar en varias ocasiones con Christopher Nolan, a mi juicio el director actual más competente y destacado (“Origen”, “El caballero oscuro: la leyenda renace”, “Dunkerque”), además de haber participado en otros filmes tan relevantes como “Locke”, “El topo” o “El renacido”. Se trata de un intérprete en alza que a buen seguro nos seguirá deleitando en el futuro. A sus treinta y ocho años, Michelle Williams ya ha recibido cuatro nominaciones al Oscar y posee una filmografía verdaderamente envidiable, por lo que constituye un lujo para cualquier reparto. Por su parte, Woody Harrelson, con su cara de gracioso incorregible, ha logrado situarse poco a poco en un puesto de privilegio dentro de su profesión. Sus tres candidaturas al premio de la Academia de Hollywood así lo demuestran, siendo la punta de un iceberg con una base muy sólida.
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Un pequeño favor
Un pequeño favor (2018)
  • 5,8
    9.447
  • Estados Unidos Paul Feig
  • Anna Kendrick, Blake Lively, Henry Golding ...
5
Una película pequeña
A veces es sorprendente cómo un cambio de género cinematográfico determina un notable avance en la capacidad de un director a la hora de narrar una historia. Reconozco que nunca me ha gustado Paul Feig, sobre todo por lo que se refiere a sus trabajos para la gran pantalla. Le asocio a un tipo de humor simplón, hueco, caduco y vulgar que termina por producirme un rechazo casi visceral. Entre sus trabajos más conocidos se encuentran “Espías”, con la agotadora Melissa McCarthy, la reciente versión “femenina” de “Cazafantasmas” (de nuevo con la irritante Melissa McCarthy) o “Cuerpos especiales” (sí, sí, otra vez con una exasperante McCarthy). Todas ellas son muestras de un estilo de comicidad incapaz de provocarme siquiera una tímida sonrisa. Si acaso, una mueca de desaprobación que permanece en mi rostro hasta degenerar en un rictus que me abandona únicamente al finalizar la proyección.
Sin embargo, Feig cambia ahora por completo de registro, se libera de las cadenas impuestas por unos chistes de dudosa eficacia y se introduce de lleno en el terreno de un pseudo thriller. Solo cabía mejorar y, por eso mismo, mejora. No obstante, mucho cuidado con ver el vaso medio lleno, puesto que este salto de calidad es producto de los paupérrimos registros que arrastraba tras sus últimas apuestas. “Un pequeño favor” transita con cierta soltura por la intriga prefabricada y logra, a base de anzuelos estéticos, mantener el interés. Ni la trama, ni los personajes, ni la narración ofrecen nada cinematográficamente destacado pero, si el espectador pone algo de su parte, termina por entretener, como lo suele hacer la embriagante artificialidad de la belleza excesiva, el lujo estridente o la sensualidad forzada.
Una joven y moderna madre bloguera de una ciudad pequeña comprueba cómo su mundo cambia repentinamente cuando su mejor amiga, una bella y sofisticada antítesis de su persona, desaparece repentinamente.
Nos situamos ante una película pequeña, a juego con el título del propio filme, si bien no se le puede negar su efectividad para amenizar de forma distendida y discontinua las algo menos de dos horas de duración. Por suerte, sus dos protagonistas femeninas poseen suficientes recursos para, cada una en su papel, cargar sobre sus espaldas buena parte del peso del largometraje y sacarlo adelante. De hecho, ambas aportan más energía que el propio guion. Con algún trompicón de por medio, la cinta culmina el propósito de agradar a un devorador de palomitas medio. Incluso ofrece con bastante más acierto que en todas sus anteriores comedias juntas un mayor nivel cómico.
Así las cosas, los dos pilares más férreos de “Un pequeño favor” son, sin duda, Anna Kendrick y Blake Lively. La primera cuenta en su filmografía con alguna comedia sobresaliente como “Up in the Air” que, además de suponerle una nominación al Oscar como mejor actriz secundaria, le curtió para abordar otros papeles propicios para la diversión. Se trata de una intérprete hábil y con recursos, capaz de dotar de un toque irónico la secuencia más sosa. A poco que acierte con la elección de sus próximos proyectos, le auguro un futuro profesional con el que hará disfrutar al público. En cuanto a Blake Lively, apenas tiene que esforzarse para apabullar visualmente a la cámara. Como si de una extensión algo evolucionada de su personaje de la serie de televisión “Gossip Girl” se tratara, cumple sobradamente su misión apoyada en su indiscutible atractivo físico. También ha dado muestras de versatilidad, efectividad y talento en trabajos como “El secreto de Adaline”, “Café Society” y “The Town: Ciudad de ladrones”, títulos muy diferentes entre sí pero con una calidad y un interés suficientes para ser visionados. El resto del reparto transita de forma anodina, al no tener la oportunidad de eludir las ataduras de un guion carente de posibilidades para su lucimiento.
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15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Johnny English: De nuevo en acción
Johnny English: De nuevo en acción (2018)
  • 5,0
    3.777
  • Reino Unido David Kerr
  • Rowan Atkinson, Olga Kurylenko, Emma Thompson ...
4
Comedia con efectos secundarios
Rowan Atkinson es un cómico curtido a base de atesorar una larga trayectoria televisiva y numerosos largometrajes. Su personaje de “Mr Bean”, como el de “Johnny English”, se encuadran dentro de ese tipo de humor construido sobre el absurdo más clásico y elemental. Ciertamente, posee una notable habilidad para provocar una sonrisa si bien, en mi opinión, es apto tan solo en pequeñas dosis. Funciona a la perfección en “sketches” breves y en secuencias puntuales. Sin embargo, ante el reto de mantener el nivel durante una película completa, salen a la luz las carencias de esta clase de comicidad, como demostraré con algunos ejemplos. Así, su participación en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012 me resultó muy graciosa y algunas de las escenas protagonizadas por él en títulos como “Love Actually” o “Cuatro bodas y un funeral” fueron efectivas y ayudaron a sostener el listón a lo largo de todo el metraje. Pero, en cualquier caso, apenas se trataba de unos minutos. Todo cambia cuando se deben alcanzar una hora y media o más de proyección, ya que su agudeza e ingenio se resienten y, como consecuencia, el resultado decae.
La saga “Johnny English” cuenta hasta la fecha con tres entregas. Se inició en 2003 y Atkinson estuvo acompañado entonces por el prestigioso actor John Malkovich y por la también cantante y actriz Natalie Imbruglia. Continuó en 2011 junto a la actriz Rosamund Pike y ahora, en 2018, retorna de nuevo a las carteleras. Tres producciones en quince años supone una media muy aceptable si se aspira a no saturar al público así que, para sus incondicionales -que, sin duda, los tiene- acudir a ver “Johnny English: De nuevo en acción” será una forma sencilla de pasar un buen rato. El intérprete se mantiene fiel a su estilo, de modo que no existe la posibilidad de que los espectadores se sientan engañados. Quienes pasen por taquilla saben perfectamente cuál es la oferta pero, a título personal, confieso que los escasos ochenta y ocho minutos de duración se me hicieron largos. Admito que me reí en algún concreto momento, pero no deja de tratarse de un humor que, extendido más allá de un cuarto de hora, se torna cansino.
Con la llegada de los nuevos tiempos, las batallas de los Servicios Secretos se libran en Internet. Cuando un ciberataque desvela la identidad de todos los agentes en activo del Reino Unido, el retirado Johnny English se convierte en su única esperanza. El peculiar espía vuelve a la acción para encontrar al peligroso “hacker” pero, a sus ya de por sí limitadas capacidades, se añade su inutilidad para manejar la tecnología más moderna.
El largometraje nos sitúa ante una franquicia con claros signos de fatiga que deriva en la reiteración de unas fórmulas muy manidas y en el abuso de la gesticulación por parte del intérprete principal. Aun así, no presenta una notoria divergencia respecto de sus predecesoras. Aquellos que disfrutaron con las anteriores volverán a hacerlo en esta ocasión y a los que no les gustó entonces, tampoco les gustará ahora.
La popular ex Chica Bond ucraniana Olga Kurylenko, su actual compañera de reparto, cuenta en su haber con varios títulos populares pero de baja relevancia cinematográfica, como “Quantum of Solace”, “La conspiración de noviembre” o “Hitman”, si bien ha tenido la oportunidad de destacar desde el punto de vista artístico en algún film como “El maestro del agua”. Mi sensación es que no acierta ni con un proyecto ni con una dirección capaces de extraer todo su potencial interpretativo. Les acompaña Emma Thompson, un peso pesado de la escena británica, ganadora de dos Oscars (como mejor actriz principal por “Regreso a Howards End” y como mejor guion adaptado por “Sentido y sensibilidad”) y con intervenciones memorables en “Lo que queda del día”, “En el nombre del padre” o “Al encuentro de Mr. Banks”.
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4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Predator
Predator (2018)
  • 4,2
    9.974
  • Estados Unidos Shane Black
  • Boyd Holbrook, Olivia Munn, Trevante Rhodes ...
5
Viejas ideas, nuevas técnicas
Cada vez que vuelven a emitir “Depredador” por televisión reconozco que todavía suelo quedarme enganchado varios minutos viendo alguna de sus secuencias. No descarto que se deba a esa nostalgia ochentera que probablemente acabará figurando como patología en los manuales de Medicina. La película, dirigida en 1987 por un John McTiernan a punto de comenzar el rodaje de “Jungla de cristal” y con un Arnold Schwarzenegger en su máximo apogeo, parece poseer cierto gancho que resiste el paso del tiempo. Sin embargo, los posteriores largometrajes me han resultado mediocres o, directamente, un horror. Ni “Predator 2” con Danny Glover, ni las dos entregas de “Alien vs Predator”, ni la versión de 2010 con el oscarizado Adrien Brody resisten siquiera un visionado. Al contrario de la cinta original, si las encuentro por casualidad en algún canal de la pequeña pantalla no les concedo la más mínima oportunidad, porque sencillamente no se la merecen. Por eso mismo me cuesta entender que un productor tan versado como Lawrence Gordon haya apostado por una saga en tan claro declive.
Aun así, si hubiera que posicionar este nuevo estreno entre todas sus antecesoras, ocuparía un meritorio segundo puesto. Es indudable que los años transcurridos han conllevado una notable mejoría en cuanto a los avances técnicos, pero no así en lo que se refiere a las sensaciones de un espectador cuarentón que rememora a aquel Schwarzenegger en medio de la jungla luchando contra lo desconocido. Cabe indicar que esta medalla de plata es engañosa, dado que no tiene demasiado mérito superar a los otros títulos, que hacían gala de su escasa calidad, inventiva y capacidad de sorpresa. Es el bajo nivel de estos el que propicia la posición de este Predator 2018, que dispone de varias escenas entretenidas y algunos minutos con un aceptable grado de intriga.
Shane Black, otra vieja gloria del cine de acción casposo de finales de los ochenta y principios de los noventa (fue guionista de “Arma letal”, “El último Boy Scout” o “El último gran héroe”) asume la dirección, evitando el naufragio solo en parte y de forma irregular. Porque a quienes ya hemos pasado por taquilla para contemplar las aventuras de este peculiar guerrero extraterrestre, sus más de cien minutos de proyección resultan una versión empeorada de lo ya visto en el pasado.
Por razones obvias, no vale la pena contar la sinopsis de un guion que es el mismo de siempre. Figuran algunas caras nuevas y se ofrecen determinados efectos especiales más logrados, junto a un efectivo aspecto visual. No obstante, este modo de entender el cine como mera reiteración provoca un cansancio más que notable. El resultado puede enganchar tal vez a un público joven y desconocedor de los films estrenados anteriormente pero, fuera de ese concreto sector, no perdurará en la memoria. Con un presupuesto de noventa millones de dólares, sus resultados en taquilla aún están por ver y de esa recaudación final dependerá la continuidad de nuevos proyectos del personaje. En todo caso, si en el futuro la encuentro en una plataforma audiovisual, pulsaré urgentemente el botón del mando a distancia para cambiar de cadena.
En el elenco de actores destaca Olivia Munn, a la que hemos visto en la magnífica serie “The Newsroom” o como secundaria en “Iron Man 2” y “X-Men: Apocalipsis”. Le acompañan Boyd Holbrook (“Logan”, “Perdida”), Trevante Rhodes (“Moonlight”) y Keegan-Michael Key (“Tomorrowland: El mundo del mañana”).
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12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La monja
La monja (2018)
  • 4,3
    13.196
  • Estados Unidos Corin Hardy
  • Taissa Farmiga, Demian Bichir, Jonas Bloquet ...
4
El terror llama a tu puerta
La serie de películas de terror creada a raíz del estreno en 2013 de la cinta “Expediente Warren” ha supuesto una cierta revitalización de esta modalidad cinematográfica. Tanto a nivel de taquilla como de crítica, se ha superado la media en la que tradicionalmente se movían este tipo de producciones. Y, pese a que esta franquicia se ha desarrollado de forma un tanto anárquica en su forma de presentación (dos películas estrenadas bajo la identificación de “The Conjuring”, otras dos con el título de “Annabelle” y ahora un “spin off” denominado “La monja”), ha logrado mantener hasta la fecha unas recaudaciones mundiales por encima de los trescientos millones de dólares en cada uno de sus estrenos (con inversiones iniciales que iban desde los seis millones a los cuarenta) y ganar adeptos para proyectos futuros. Así que, ante semejante capacidad para acumular ganancias y seguidores fieles, sus productores ya preparan dos entregas más para los próximos años.
Alguna de estas propuestas contiene interesantes aportaciones, tanto para un aficionado al cine en general y como para un simpatizante del género de terror en particular. Sin embargo, yo no me hallo entre los devotos de este denominado en el mundo anglosajón “horror”. A la larga, las historias terminan resultando repetitivas y con el paso del tiempo cualquier contribución artística acaba alejándose irremediablemente de los cimientos fundamentales del Séptimo Arte (interpretación, guion y dirección) para caer en la repetición de fórmulas que se han demostrado eficaces con anterioridad. Personalmente encuentro más acertados los filmes de “Expediente Warren” que los de “Annabelle” y, pese a que en “La monja” se pretende (y, en parte, se logra) elevar de nuevo la calidad, es preciso entrar en la sala de proyección contando con una especial adicción a esta variante cinematográfica. Si no, más allá de algunos sustos y de una cierta tensión, el carácter artificial del producto lastra por completo cualquier expectativa.
Una joven monja de clausura se suicida en Rumanía en extrañas circunstancias. Un sacerdote y una novicia son enviados allí para investigar el caso. Ambos se verán arrastrados por otra maléfica y demoníaca religiosa que pondrá en peligro sus vidas y su fe.
Cuando se trasladan a la gran pantalla, todas estas narraciones sufren de modo inevitable las comparativas con “El exorcista” de William Friedkin (ganadora de dos Oscar y cuatro Globos de Oro), que cambió para siempre la consideración del cine de terror. Dicho esto, y aunque mejora los registros de “Annabelle”, “La monja” no resiste comparación alguna con el título de 1973.
Se trata del segundo trabajo de Corin Hardy tras la fallida “The Hallow”. Adoleciendo de la experiencia de James Wan (realizador de las dos entregas de “Expediente Warren” y, como productor, verdadera alma de toda la saga) se puede concluir que la autoría de esta obra reposa más en los despachos de la productora que en el set de rodaje. Además, se nota en exceso el pasado del realizador en el mundo del videoclip.
Forman parte del elenco el actor mejicano Demián Bichir (“Alien: Covenant”, “Los odiosos ocho”), Taissa Farmiga -hermana de Vera (“La excepción a la regla”, “El valle de la venganza”)-, Jonas Bloquet (“Elle”, “Malavita”) y Bonnie Aarons, repitiendo su personaje de “Expediente Warren: El caso Enfield”.
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4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alpha
Alpha (2018)
  • 5,3
    6.989
  • Estados Unidos Albert Hughes
  • Kodi Smit-McPhee, Jóhannes Haukur Jóhannesson, Leonor Varela ...
6
El niño y la tierra
Reconozco que este último trabajo del director Albert Hughes me ha sorprendido. Acostumbrado como estaba al estilo de sus anteriores películas, rodadas junto a su hermano Allen, creo que el estreno de “Alpha” supone un giro importante en su trayectoria. Más complicado me resulta concluir si dicho cambio puede considerarse positivo o negativo, ya que la balanza de esa variación de estilo oscila de manera un tanto errática entre los méritos y deméritos. Si sus anteriores proyectos estaban marcados por unas historias apocalípticas y violentas que, en ocasiones, rayaban en el terror (“El libro de Eli”, protagonizada por Denzel Washington; “Desde el infierno”, con Johnny Depp; “Dinero para quemar”, donde aparecía Chris Tucker…), en su debut en solitario tras de la cámara dulcifica considerablemente su visión, proponiendo una trama familiar de superación, amistad y buenos sentimientos entre el hombre y el animal. Pese a aportar algunos toques aventureros y jugar la baza de la hostilidad de la naturaleza en la Prehistoria, Hughes presenta una cinta con una evidente moraleja educativa que hace años hubiera tenido perfecta cabida dentro de la factoría Disney.
El acierto técnico y la aureola de cine de aventuras se reflejan en todo el metraje. Cuenta con una fotografía cuidada sobre la que asentar la parte visual del film y el ritmo se adapta a unos aptos niveles de entretenimiento. En ese sentido, cabe afirmar que cubre con cierta soltura los objetivos marcados. No obstante, no puede obviarse que se trata de un largometraje que apenas cuida a los personajes, movidos como si fueran marionetas al servicio de los propósitos del cineasta. La escasa credibilidad de los protagonistas se aprecia más que la de los decorados. Por ello, y con el ánimo de seguir con un disfrute familiar convencional, prescindiendo de toda profundidad y verosimilitud en las interpretaciones, es preciso concentrarse en los escenarios naturales y en las peripecias que se experimentan. No obstante, sí es de agradecer el distanciamiento con ese modelo de acción propio de las ofertas veraniegas de las grandes superproductoras de Hollywood, lo que la convierte en una apuesta arriesgada que evidencia hasta qué punto la industria norteamericana ha perdido su capacidad de apostar por unas ideas artísticas novedosas y originales.
En el Paleolítico superior, hace más de 20.000 años, un joven se embarca en una dura travesía para encontrar a su tribu, que le ha dejado atrás después de haberle dado por muerto como consecuencia de una herida recibida en el transcurso de su primera cacería. Abandonado y debilitado, se enfrentará a unos parajes hostiles y a unas terribles condiciones climatológicas ocasionadas por la última glaciación. Pero no estará solo, pues en su camino se cruzará con un lobo que aceptará acompañarle a regañadientes. En esta épica historia de supervivencia, ambos tendrán que aprender a convivir, ayudarse mutuamente para sobrevivir en la intemperie y encontrar la senda de regreso a casa antes de que llegue el letal invierno.
“Alpha” se sitúa a medio camino entre la fallida “10.000”, de Roland Emmerich y la más encomiable “En busca del fuego”, de Jean-Jacques Annaud y, aunque probablemente carezca de rigor histórico o científico, aporta suficientes argumentos para sustentar su hora y media de duración.
Aparte del prolífico Morgan Freeman en el papel de narrador, integran el reparto Kodi Smit-McPhee -al que hemos visto en “The Road (La carretera), de John Hillcoat y en “X-Men: Apocalipsis”, de Brian Singer-, Leonor Varela (“El sastre de Panamá”) y Natassia Malthe (“Caos”).
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Misión imposible: Fallout
Misión imposible: Fallout (2018)
  • 6,6
    20.531
  • Estados Unidos Christopher McQuarrie
  • Tom Cruise, Rebecca Ferguson, Henry Cavill ...
8
A la sexta, bingo
Tengo que reconocer que, en esta ocasión, mis predicciones han fallado estrepitosamente. Narcotizado por completo por la peligrosa y autodestructiva corriente de las secuelas interminables que invaden la industria cinematográfica americana, comencé el visionado de la sexta entrega de “Misión imposible” imbuido de un pesimismo desbordante. Presagiaba la enésima reiteración de tópicos y una nueva rendición de la creatividad frente a una concatenación de secuencias grandilocuentes alejadas años luz de la más mínima credibilidad. Sin embargo, confieso que me ha sorprendido gratamente. Me atrevo incluso a afirmar que se trata la mejor de las seis películas estrenadas hasta la fecha y, muy posiblemente, ante el largometraje de acción del verano. Una conclusión inimaginable para mí cuando, desde hace ya varios meses, repasaba el listado de estrenos estivales.
La saga ya había llegado a las salas de proyección a través de cinco títulos dirigidos por cinco directores distintos. El primero, bueno, a cargo de un efectivo y clásico Brian de Palma. El segundo, claramente el peor, firmado por un descontrolado y desnortado John Woo. El tercero, revitalizando y enderezando el camino, de la mano del enérgico y visionario J.J. Abrams. El cuarto, algo desubicado, con Brad Bird tras la cámara asumiendo el reto de su primera obra no animada. Y el quinto, pretendiendo de nuevo reorientar el serial en la dirección correcta, de un potente y complejo Christopher McQuarrie que no logró alcanzar plenamente su objetivo. El conjunto ofrecía aportaciones interesantes, si bien dentro de una trayectoria irregular.
En este sexto proyecto uno de los cineastas repite detrás tras la cámara. McQuarrie, ganador del Oscar al mejor guion original por la turbadora “Sospechosos habituales”, filma su cuarta cinta como realizador y completa, sin duda, su mejor trabajo. “Misión: Imposible – Fallout” es emocionante, espectacular y con un ritmo constante. Como filme de acción, responde a las expectativas, aunque no se puede negar que las escenas están cosidas con cierta precipitación y el protagonismo de los personajes resulta escaso. No obstante, tales carencias se suplen con creces con una acertada plasmación visual y con un inesperado acierto en las dosis de aventura y tensión. Más de lo que pudiera parecer evidente a simple vista, en numerosos planos se aprecia la mano precisa de un director preocupado por los detalles. Así, el resultado se traduce en una claro ascenso del nivel de calidad de una franquicia que auguraba seguir tambaleándose sobre un alambre. Personalmente, yo no comenzaría a preparar la séptima aventura a tenor de las alabanzas recibidas, ya que bingos de este calibre no se suelen cantar a menudo y, menos aún, de forma consecutiva.
Su estrella indiscutible es Tom Cruise, sobre el que ya he manifestado en otras críticas cinematográficas mi confusión en cuanto a su perfil interpretativo. Inició su carrera artística compaginando papeles centrados en su atractivo físico y en películas de mero entretenimiento (“Top Gun”, “Días de trueno”) con actuaciones más exigentes en otros proyectos de complejidad superior (“Rain Man”, “Nacido el cuatro de julio”). Sus innegables éxitos de taquilla parecían ir asociados a una reconocible calidad (“La tapadera”, “Algunos hombres buenos”, Minority Report”). Trabajaba con directores emblemáticos que le brindaban sus trabajos más arriesgados, como Stanley Kubrick con “Eyes Wide Shut” o Paul Thomas Anderson con “Magnolia”. Pero, de repente, esa deriva cesó para dar paso a una única modalidad de propuestas donde Cruise se empecina en reiterar su prototipo de héroe intrépido e invencible, cerrando aparentemente las puertas a la posibilidad de valorar otras opciones. Una auténtica lástima. Le acompañan en el reparto Henry Cavill (el último Superman), Ving Rhames (un veterano de la saga), Angela Bassett (“Días extraños”, “Tina”) y Michelle Monaghan (“Adiós pequeña, adiós”, “La boda de mi novia”).
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87 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mary Shelley
Mary Shelley (2017)
  • 6,2
    4.345
  • Reino Unido Haifaa Al-Mansour
  • Elle Fanning, Douglas Booth, Bel Powley ...
7
Revisión del icono “Mary Shelley”
Haifaa Al-Mansour es la primera mujer directora de cine de Arabia Saudí, un logro encomiable en un país conocido especialmente por su trato discriminatorio hacia el género femenino. Pese a esta circunstancia, la realizadora debutó a lo grande en 2012 con “La bicicleta verde”, estrenando mundialmente dicho trabajo en el Festival de Venecia de aquel año y logrando una nominación en los BAFTA a la mejor película de habla no inglesa. Aunque no obtuvo la misma candidatura al Oscar, gracias a ella el reino saudita participó por primera vez en los premios de la Academia de Hollywood presentando un título a competición. Se trataba de una cinta meritoria, honesta, valiente, muy emotiva, con varias secuencias que sacudían el alma de manera amable y a cargo de una autora reconocible que, poco tiempo después, ha dado el salto a la industria norteamericana. Ahora presenta su segundo largometraje, encabezado por un elenco más internacional.
En esta ocasión ha elegido a un personaje destacado de la Historia de la literatura, la escritora Mary Shelley, mundialmente famosa por su novela “Frankenstein”. Como consecuencia, se percibe una menor implicación emocional y personal en un proyecto cuyo nivel y resultado son inferiores a “La bicicleta verde”. Sin embargo, teniendo en cuenta que muy pocas personas habrán visionado aquel debut, estas apreciaciones no afectarán a los actuales espectadores. Aun así, determinadas señas de identidad propia se mantienen, como la delicadeza de la filmación y el toque feminista que desprende. El cambio de ambientación, de género cinematográfico, de época y de cultura le permite, además, reforzar sus reconocidas habilidades con mayores dosis de elegancia e intensidad, lo que da lugar a un resultado correcto que implica el crecimiento de Al-Mansour como cineasta.
Narra la historia de una joven probablemente adelantada a su tiempo que, en los albores del siglo XIX, conoce a un poeta carismático y de ideas también innovadoras. Pese a la diferencia de edad entre ambos, inician un romance al que la familia de la chica se opone, lo que les aboca a una relación semi clandestina. Como vía de escape y en una pésima época para cualquier autora, la muchacha comienza a escribir.
Se trata de una biografía presentada como una metamorfosis de su protagonista, incidiendo en cierta aureola gótica y en una disimulada corrección formal. Se echa de menos un guion más incisivo, pues se intuye la existencia de material para haber podido explotar más la trama, si bien las resbaladizas fronteras entre el drama, el romance, el discurso reivindicativo y la atmósfera misteriosa se transitan con destreza. De hecho, se agradece profundamente hallar en cartelera una propuesta, para variar, sin estridencias .“Mary Shelley” es una cinta notable que, sin duda, va a apuntalar la carrera de su directora.
La actriz Elle Fanning se alza como la protagonista absoluta del relato. La descubrí en un papel secundario en la contundente y devastadora “Babel” y más tarde en la acertada e ingeniosa “Super 8”. Desde entonces atesora interesantes actuaciones a las órdenes de figuras como Alejandro G. Iñárritu, J.J. Abrams, Sofia Coppola o Nicolas Winding Refn y, si es capaz de orientar su carrera con acierto, le estará aguardando un futuro prometedor. Su interpretación es muy adecuada y ayuda al éxito global de film. Le acompañan en el reparto Maisie Williams (“El libro del amor”, “Juego de tronos”), Douglas Booth (“El destino de Júpiter”, “Noé”) y Tom Sturridge (“Radio encubierta”).
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El rascacielos
El rascacielos (2018)
  • 4,7
    7.961
  • Estados Unidos Rawson Marshall Thurber
  • Dwayne Johnson, Neve Campbell, Pablo Schreiber ...
3
Excesiva altura, escasa audacia
Cuando contemplé por primera vez el cartel anunciador de “El rascacielos” ya me produjo cierto rechazo, pues plagiaba descaradamente al de “Jungla de cristal”: la mitad del rostro del héroe frente a un gran edificio envuelto en llamas en su parte superior. No es la única referencia a la emblemática película de Bruce Willis de finales de los años ochenta aunque, atendiendo a la comparativa, la cinta de Dwayne Johnson sale perdiendo en todos los aspectos. Para explicar mi postura tomaré como referencia los inicios de este popular y musculado actor y diré que “El rascacielos” es al cine lo que el Pressing Catch a un combate de boxeo de los pesos pesados: un exceso de coreografía ensayada y una espectacularidad artificial que sobrarían si no fuera porque resultan imprescindibles para tapar la ausencia de auténtico contenido. Suele ser habitual que el espectador se acoja a la denominada “suspensión de incredulidad” para aceptar lo que le muestran las imágenes de la gran pantalla, dejando a un lado cualquier componente lógico o racional. Sin embargo, este recurso también presenta unos límites que, cuando se sobrepasan, conlleva una irremediable caída en el absurdo.
Rawson Marshall Thurber es un cineasta bastante limitado que ha orientado el grueso de su filmografía hacia la comedia facilona. “Cuestión de pelotas”, “Somos los Miller” o “Un espía y medio” dan fe de ello. Tal vez sea la razón por la que su paso al cine de acción pura haya supuesto para él un salto tan largo que le haya provocado una caída al vacío. La intensidad, la tensión y el ritmo necesarios terminan lastrados por la permanente sensación de estar ante un producto adulto en la forma pero infantil en el fondo, edulcorado a destiempo y magnificado en exceso. Así, el resultado final solo puede convencer a los aficionados al mundo del videojuego, dado que encaja más como juego de consola que como largometraje.
Un antiguo líder del Equipo de Rescate de Rehenes del FBI -y también veterano de los Marines estadounidenses- trabaja ahora como asesor de seguridad encargándose de la gestión de las infraestructuras de los rascacielos más grandes del mundo. Deberá viajar a China a desempeñar esta labor y allí se encontrará con la torre más alta del planeta. Contra todo pronóstico, la construcción será saboteada y se convertirá en un absoluto infierno. El protagonista se verá entonces perseguido por las autoridades mientras trata de capturar a los verdaderos responsables y, al mismo tiempo, salvar a su familia, atrapada en el interior del inmueble.
Es sencillo entender en qué se han gastado los productores del film los ciento veinticinco millones de dólares del presupuesto. Lo que ya me resulta más complicado de comprender es para qué. En ese sentido, resulta infinitamente más recomendable revisar la primera entrega de las aventuras de John McClane o, en su caso, las de Steve McQueen y Paul Newman en “El coloso en llamas”, antes de malgastar el tiempo en los más de cien minutos que dura “El rascacielos”. Con independencia de sus resultados en taquilla, confío en que no suponga el inicio de una nueva saga de las que nos tiene acostumbrados la cinematografía norteamericana en los últimos tiempos. Resulta evidente que el margen que la industria del Séptimo Arte destina a la originalidad es cada vez menor.
Tampoco da la sensación de que “The Rock” (apodo por el que se conoce al protagonista de la cinta) tema caer en el encasillamiento. Si echamos la vista a sus títulos más conocidos (“El regreso de la Momia”, “El rey Escorpión”, “Sed de venganza”, la saga “Fast & Furious”, “Hércules”, “San Andrés” o “G.I. Joe: La venganza”) y, acto seguido, comprobamos sus próximos proyectos (“Jumanji 2”, “San Andrés 2”, “El escuadrón suicida 2”), se diría que está encantado con su permanente repetición de perfiles. Le acompañan en el reparto Neve Campbell (la saga “Scream”, “Juegos salvajes”, “Tango para tres”), Noah Taylor (“Shine”, “Casi famosos”) y el hermanastro de Liev Schreiber, Pablo Schreiber.
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7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ocean's 8
Ocean's 8 (2018)
  • 5,2
    14.187
  • Estados Unidos Gary Ross
  • Sandra Bullock, Cate Blanchett, Anne Hathaway ...
5
Revisión innecesaria
En las últimas entregas de certámenes cinematográficos muchas de las féminas premiadas, además de pronunciar discursos contra la discriminación de su género, han puesto también un especial énfasis en alertar sobre los pocos papeles femeninos de peso y en la escasez de proyectos netamente de mujeres. Sin embargo, no creo que las galardonadas valorasen como solución a esos problemas la alternativa de rodar títulos ya estrenados en su momento con la única variante de cambiar el sexo de los protagonistas. Tanto la apuesta por una visión de la mujer en el cine (sea en la dirección, en la producción o en los guiones) como el reclamo de personajes interesantes, poco o nada tiene que ver con la práctica de sustituir a hombres por mujeres en otras nuevas versiones. No se trata de rodar ahora “Doce del patíbulo” con señoras. Entiendo que la reivindicación se refiere a potenciar las realidades femeninas para, posteriormente, trasladarlas a la gran pantalla, así como a dotar de verdadera enjundia a los perfiles. Ciertamente, ahora mismo existe eso, aunque se aboga por una mayor equiparación desde el punto de vista cuantitativo.
De modo que, cuando supe que se iba a rodar una visión de la saga Ocean (“Ocean's Eleven: Hagan juego” de 2001, “Ocean's Twelve” de 2004 y “Ocean's Thirteen” de 2007, por no remontarnos al título encabezado por Frank Sinatra de 1960) cambiando el elenco por estrellas del sexo opuesto como muestra de que algo estaba cambiando en Hollywood, pensé que no se había entendido el mensaje. O puede que sea yo el que no lo captara en su justa medida pero, sinceramente, sustituir a George Clooney, Brad Pitt, Matt Damon, Andy García, Don Cheadle o Bernie Mac por Sandra Bullock, Cate Blanchett, Anne Hathaway, Helena Bonham Carter, Rihanna o Dakota Fanning para continuar con la franquicia no parece la mejor vía para cambiar las cosas.
No niego que el largometraje posea cierto gancho, resulte a ratos entretenido y se vea con facilidad. Sin embargo, no puede ocultar su condición de producto prefabricado y, lo que es peor, completamente exprimido. “Ocean's Thirteen” ya dejaba en evidencia el agotamiento de la trama. Por lo tanto, “Ocean's 8” no puede variar el diagnóstico. Es cierto que Gary Ross es un director con recursos (“Pleasantville”, “Seabiscuit, más allá de la leyenda”). Logra revitalizar en parte la propuesta y, además, el renombre de las intérpretes le da un empujón adicional, pero se insiste en repetir la fórmula y reiterar lo ya filmado. Una práctica, por desgracia, demasiado habitual en la industria americana del Séptimo Arte.
Debbie Ocean, hermana de Danny, acaba de salir de la cárcel y junto a su mano derecha, Lou, tienen la intención de ejecutar un gran robo en la ciudad de Nueva York. Su objetivo será hacerse con un valioso collar durante la celebración de un importante evento benéfico. Para llevar a cabo su plan y asegurarse el éxito final, reclutarán a un grupo de compañeras.
Dentro de este particular reparto sobresalen especialmente Cate Blanchett (“Carol”, “Blue Jasmine”, “El aviador”, “Babel”) y Anne Hathaway (“Los Miserables”, “El caballero oscuro: La leyenda renace”, “La boda de Rachel”). Les sigue a cierta distancia Sandra Bullock (“Un sueño posible”, “Gravity”, “Speed”) y, en un segundo plano, Helena Bonham Carter (“El club de la lucha”, “Big Fish”, “Las alas de la paloma”) y la casi olvidada Dakota Fanning (“La guerra de los mundos”, “Yo soy Sam”). En el apartado masculino encontramos a Griffin Dunne (“Jo, qué noche”, “Un hombre lobo americano en Londres”) y Elliot Gould (“M.A.S.H.”, “Contagio”). Se mire hacia donde se mire, existe un universo de estrellas tratando de deslumbrar.
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@gerardo_perez_s
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6 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sicario: El día del soldado
Sicario: El día del soldado (2018)
  • 6,4
    13.008
  • Estados Unidos Stefano Sollima
  • Benicio del Toro, Josh Brolin, Matthew Modine ...
6
Bajo la sombra de su predecesora
“Sicario”, estrenada en 2015, es una gran película. Más allá de sus reconocimientos en premios y festivales (entre ellos, tres nominaciones a los Oscar y otros tres a los BAFTA británicos) se trata de una propuesta sólida, contundente, con una carga visual, una intensidad narrativa y una corrección interpretativa muy destacadas. Con el solvente cineasta Denis Villeneuve en la dirección, se convirtió en una de las propuestas revelación de aquel año y, sin duda, en el film de acción de la temporada. La llegada a las carteleras su segunda parte, “Sicario: El día del soldado” y el elevado listón de su predecesora, unido a algunas bajas importantes dentro el equipo, auguraba cierto declive que, finalmente, no ha resultado en exceso pronunciado, puesto que mantiene gran parte de los méritos de aquella otra cinta estrenada hace tres años.
Ahora bien, todo lo destacado de “Sicario: El día del soldado” ha sido heredado de “Sicario” o es, directamente, una copia. Se aprovecha del buen sabor de boca que dejó la anterior entrega y que todavía perdura, de modo que muchos espectadores ya entran en la sala de proyección con una adecuada predisposición. Incluso algunos de sus planos son una reiteración otros vistos ya en su momento, tanto en lo que se refiere a la estética como al ritmo y el encuadre. No tengo muy claro si considerar esta estrategia como un acierto o un error, pero lo cierto es que, gracias a ella, esta nueva propuesta funciona. Es más, cuando se da una vuelta de tuerca es cuando resulta más patente que se trata de una obra a la sombra de otra superior. Es más violenta e incluso más oscura, pero no por ello mejora el trabajo de Villeneuve.
El italiano Stefano Sollima, responsable de series televisivas tan contundentes como “Gomorra” o “Roma criminal”, corre a cargo de la dirección. Es evidente que conoce las técnicas del thriller y la acción, por lo que el resultado no desentonará ni tampoco decepcionará a los fieles aficionados al género. No obstante, yo sigo prefiriendo el título de 2015.
El agente de la CIA Matt Graver vuelve a aliarse con Alejandro, un hombre al margen de convencionalismos y que no teme luchar contra los criminales más terribles utilizando las técnicas más efectivas. Eso es justamente lo que necesitan cuando los dos se encuentran luchando contra los cárteles de la droga en la frontera entre México y Estados Unidos y se percatan de peligrosas alianzas entre narcos y terroristas, lo que hará todavía más cruenta y devastadora la pugna entre ambos bandos.
En esta ocasión se echan de menos el acertado sentido artístico de Villeneuve y el personaje que, interpretado por Emily Blunt, aportaba equilibrio en semejante cóctel de delincuencia extrema. Pese a todo, conserva un grado suficiente de entretenimiento para enganchar, aunque considero que su afán por magnificar la violencia para hacer evolucionar la historia le termina perjudicando, aunque nunca cae en el absurdo ni en la desproporción desmesurada.
Los actores Josh Brolin y Benicio del Toro llevan sobre sus espaldas el peso del largometraje. El primero mantiene la talla de sus anteriores actuaciones. Sus papeles en “Gangster Squad. Brigada de élite”, “American Gangster” o “No es país para viejos” constituyen bagaje de sobra para construir un sólido perfil. Lo de Benicio del Toro, sin embargo, es punto y aparte. Su habilidad para lanzar esa mirada de loco peligroso al mismo tiempo que una media sonrisa de pícaro irónico desconcierta e hipnotiza al espectador más versado en villanos y héroes. Su Oscar por “Traffic” y sus participaciones en cintas como “21 gramos”, “Sospechosos habituales” y la propia “Sicario” le hacen merecedor de subir al podio de los actores más sugestivos, como hiciera John Malkovich en sus mejores tiempos. Les acompañan en el reparto Catherine Keener (“La intérprete”, “Déjame salir”) y Matthew Modine (“Vidas cruzadas”, “La chaqueta metálica”).
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@gerardo_perez_s
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9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tully
Tully (2018)
  • 6,4
    9.188
  • Estados Unidos Jason Reitman
  • Charlize Theron, Mackenzie Davis, Ron Livingston ...
7
La maternidad, revisada.
Jason Reitman es una especie de oasis en el desierto de la comedia americana actual. Desde muy temprano se independizó de la carta de presentación que suponía ser hijo de Ivan Reitman, famoso realizador de cintas cómicas. Sin embargo, su primogénito buscó su propio camino y desarrolló su personal perspectiva del humor. Después de las chispeantes “Gracias por fumar” y “Juno” filmó la que, para mí, es una de las mejores comedias de este siglo: “Up in the Air”. Corrosiva, reflexiva, afilada, divertida, genialmente interpretada y hábilmente dirigida, es una delicia que merece ser revisada cada cierto tiempo. La alianza con la oscarizada guionista Diablo Cody, iniciada en “Juno”, continuó con “Young Adult” y se prolonga ahora con “Tully”, una punzante visión, sarcástica a ratos, dramáticamente realista en otros, de la maternidad. El resultado es muy similar al del resto de la filmografía de Jason Reitman, una ingeniosa, sutil e interesante forma de reírse de temas serios, amenizando de forma jocosa su peculiar manera de entender el cine.
Aquí revisa la habitualmente idílica imagen de la maternidad, dándole un baño de realismo no edulcorado. A través de diálogos irónicos, la película entretiene y ofrece algo más que un mero pasatiempo. Esto ya supera de por sí la oferta de la industria norteamericana que pretende jugar la baza del humor. De hecho, tal vez muchos espectadores califiquen esta ocurrente propuesta de drama en toda regla, como sucede con buena parte de los trabajos del cineasta canadiense. Sin embargo, para mí se trata de una forma superlativa de comedia.
Marlo es madre de tres hijos, uno de ellos recién nacido. Sobrepasada por las tareas domésticas, desubicada con su propio cuerpo y perdida en su relación de pareja, recibe una oferta de su hermano: contratar a una niñera dispuesta a ayudarla con sus pequeños. Inicialmente recela de la proposición pero, finalmente, se cuela en su vida Tully, una chica que no actúa como las típicas jóvenes dedicadas a cuidar de hijos ajenos. Casi se podría decir que ha llegado para encargarse de la madre. Al final, el vínculo que se establecerá entre ambas resultará más fuerte de lo esperado.
El resultado obtenido es poco convencional pero, por ello mismo, óptimo. Diablo Cody reincide en sus guiones con mordiente y Reitman lo ejecuta con efectividad. A lo anterior se añaden dos destacadas interpretaciones. Con un reducido metraje (apenas hora y media), la proyección transcurre entre sonrisas y sacudidas, convirtiéndose en uno de los estrenos más acertados de las últimas semanas. Pese a haber sido exhibida en Estados Unidos en un número reducido de salas, ha conseguido cosechar numerosos halagos para el equipo artístico al completo.
La protagonista es Charlize Theron, que asume un papel con el que se desliga del atractivo físico que ha marcado su filmografía, dotando de verosimilitud con éxito a su personaje. Ganadora de un Oscar por “Monster”, angelical en “Las normas de la casa de la sidra” y contundente en la última entrega de “Mad Max”, demuestra su versatilidad y sus aptitudes para afrontar retos complejos. No obstante, la “Tully” que da nombre al largometraje es Mackenzie Davis, más desconocida que la sudafricana, pero igualmente efectiva en su interpretación. Hasta la fecha la habíamos visto en “Marte”, de Ridley Scott y en la reciente “Blade Runner 2049”, de Denis Villeneuve. Ambas forman un tándem que actúa como verdadero motor de la película. A cargo de actuaciones secundarias figuran Mark Duplass (“El efecto Lázaro”) y Ron Livingston (“Expediente Warren: The Conjuring”).
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@gerardo_perez_s
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3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Qué guapa soy!
¡Qué guapa soy! (2018)
  • 4,9
    3.217
  • Estados Unidos Abby Kohn, Marc Silverstein
  • Amy Schumer, Michelle Williams, Emily Ratajkowski ...
2
La devaluación de la comedia
“I feel pretty” es una célebre canción compuesta por los grandes maestros Leonard Bernstein y Stephen Sondheim para la película “West Side Story”, uno de los musicales más aclamados de todos los tiempos. Posteriormente, fue interpretada por Adam Sandler, a petición de Jack Nicholson, en “Ejecutivo agresivo” y ahora figura como título original de “¡Qué guapa soy!”. Esta introducción interrelacionando títulos de cintas refleja ya a las claras un manifiesto declive, la misma devaluación irreversible que padece la comedia americana, empeñada en autodestruirse a base de ideas pueriles, comicidad simplona y estereotipos caducos. Dejando al margen a un pequeño y selecto grupo de cineastas, los estrenos estadounidenses pertenecientes a este género carecen de auténtica originalidad, inventiva y creación artística, limitándose a explotar clichés, chistes fáciles y referencias sexuales.
Abby Kohn y Marc Silverstein debutan en la dirección con este film, aunque antes habían sido los guionistas de “Nunca me han besado”, “Qué les pasa a los hombres” o “Mejor... solteras”, ejemplos muy significativos de esa decadencia a la que me refiero. Al situarse detrás de la cámara, continúan desarrollando el mismo estilo de cine que marca su carrera. No niego que tal vez algunas de sus ideas puedan tener cabida en programas de humor confeccionados sobre enlaces de sketches, pero una producción cinematográfica implica un proyecto de mayor envergadura que necesita de una historia y unos personajes interesantes, bien definidos y construidos, y de una cierta habilidad artística y narrativa para plasmar en imágenes las ideas y el entretenimiento que se pretenden transmitir. En “¡Qué guapa soy!” todo esto es secundario, por no decir inexistente, reduciéndose a filmar con escaso acierto una trama que trata infructuosamente de resultar graciosa y, para colmo, bajo el artificial y endeble manto de una supuesta moraleja políticamente correcta.
Cuenta las desventuras de una joven que afirma ser más hermosa después de haber sufrido un pequeño accidente. Pese a su percepción, lo cierto es que mantiene el mismo aspecto de siempre. Sin embargo, su renovada confianza en sí misma le lleva a ascender en la empresa de cosméticos para la que trabaja. Recuerda en cierta medida a “Amor ciego”, de otra pareja muy reconocida en la comedia, los hermanos Peter y Bobby Farrelly.
Para ser una supuesta comedia, a mí me deprimió verla. A medida que avanzaba el metraje sin lograr arrancarme siquiera una sonrisa, se apoderó de mí la melancolía, culpa de la deriva desnortada que arrastra este género en Norteamérica. ¿Qué queda de “Atrapado en el tiempo”, de Harold Ramis? ¿O de “El gran Lebowski”, de los hermanos Coen? ¿O de “Cuando Harry encontró a Sally”, de Rob Reiner? Woody Allen resulta cada vez más dramático. Tan solo Jason Reitman y Alexander Payne mantienen el pulso, si bien sus trabajos muestran también un innegable regusto por la amargura. En definitiva, la buena comedia, pura y sin condimentos que la desvirtúen, atraviesa un mal momento.
La actriz Amy Schumer, cuya fama proviene de la televisión y que en la gran pantalla ha participado en “Y de repente, tú” y “Descontroladas”, desempeña el papel protagonista, enésima muestra del debilitamiento que trato de denunciar en esta crítica. Cierto es que le acompaña una magnífica intérprete de brillante currículum como es Michelle Williams (“Blue Valentine”, “Mi semana con Marilyn”, “Manchester frente al mar”, “Todo el dinero del mundo”) aunque, en esta ocasión, sin un contenido que le permita brillar a su nivel habitual. Asimismo integra el reparto a modo de reclamo alguna que otra modelo que reina en el paralelo universo de Instagram. En todo caso, nada hay que evite el naufragio de la película.
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@gerardo_perez_s
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10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
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