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Críticas ordenadas por:
El cielo rojo
El cielo rojo (2023)
  • 6,8
    641
  • Alemania Christian Petzold
  • Thomas Schubert, Paula Beer, Langston Uibel ...
7
Los ardores del fuego
No ha sido tan habitual en tiempos recientes la presencia del realizador alemán Christian Petzold en San Sebastián. Este año lo hizo por motivo doble: por un lado, integraba el jurado de la Sección Oficial, y por otro, presentaba en Perlas su aplaudido último trabajo: Cielo rojo, co-protagonizada por Paula Beer y merecedora del Gran Premio del jurado en la pasada Berlinale. Un trabajo que, tras aquella debilidad personal que fue Ondina, prueba que el director se encuentra en el mejor momento de una ya extensa carrera. Obra de cámara campestre de apenas un cuarteto de personajes, donde se cruza el deseo, el resentimiento y la envidia y se carga la atmósfera de carga simbólica. Cine ligero lleno de subtexto para una posterior reflexión, donde las formas declaman con claridad meridiana aquello que las palabras solo dejan entrever. Convivencia casera y divagar por la costa entre manuscritos y paseos en bici de diálogos directos en un recorrido de aparente sencillez y concisión pero con madura sutileza. Y sobre todos los personajes, un abrasador incendio anega el espacio, la imagen, la conciencia de los personajes y el baúl de la memoria. Otro ejemplo más en el cine del alemán de uso maestro de una única melodía presente de modo intermitente entre el silencio del filme sin que llegue a saturar por repetición, bañando de estilo, misterio y encanto la evolución de los personajes. Comedia con tensión sexual que desemboca en tragedia y desgarro a través de una mutación pausada y orgánica. Película contenida de personajes reales y control sin aspavientos, que reafirma a Petzold como uno de los directores mas sorprendentes de la Europa contemporánea.
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Secretos de un escándalo
Secretos de un escándalo (2023)
  • 6,4
    2.870
  • Estados Unidos Todd Haynes
  • Natalie Portman, Julianne Moore, Charles Melton ...
8
Crecimiento bridado en entorno de control
También de la Sección Oficial de Cannes nos llegó otro título que no recibió premio alguno pero que, a opinión de este crítico, supera en réditos cinematográficos a todos estos. Un drama cinematográfico manierista e histriónico inspirado en hechos reales: Secretos de un escándalo, protagonizada por Natalie Portman y Julianne Moore y dirigida por todo un maestro posmoderno como Todd Haynes, responsable de la extraordinaria Carol. Una sutil, madura y codificada crítica de la vida residencial norteamericana que disecciona la problemática de las dinámicas de poder descompensadas en relaciones sentimentales, ahondando con complejidad y desconcierto turbia en las áreas morales grises de una pareja. Drama meta-cinematográfico sobre los preámbulos de un rodaje que va mas allá del suspense de reflejos entre matriarca y actriz llamada a encarnarla. Discurso fílmico cargado de lecturas y dobles sentidos, donde forma y fondo ofrecen apariencias dispares pero se relacionan con coherencia, ofreciendo una bruma tonal tan desconcertante como hipnótico donde entran en juego tanto un humor negro ligero como el erotismo macabro o el histrionismo desgarrado del melodrama. Un graduado y medidísimo pelado de las capas de la cebolla, donde la violencia y la tensión palpitan desde el primer fotograma sin nunca explotar, y la revelación de los mecanismos de mantenimiento del opresivo ecosistema familiar Atherton-Yoo es graduada y nunca subrayada. Cárcel transparente de costumbres familiares de protocolo marcial en la que viveros con orugas reflejan cuál metáfora a pequeña escala el control obsesivo que el personaje de Julianne Moore ejerce sobre sus hijos y marido. Jardín de humanos podado a diario, donde se limita el crecimiento. Ambas Portman y Moore, dando vida a personajes reprobables, de carácter o peligrosos y animadversión instantánea con mas concomitancias de la que ninguna estarían dispuestas a reconocer, están pletóricas, pero el gran personaje de la cinta es ese marido interpretado por Charles Melton, que se sofistica conforme progresa el metraje. Pese a la seguridad física que transmite, queda finalmente claro que es un niño que lleva 20 años congelado en los 13 años. Entorno tóxico artificialmente configurado y resguardado que la actriz asume mimetizando la manera de maquillarse o mirarse al espejo, pero también seduciendo a un muchacho de instituto en una conferencia o tocándose en el almacén de una clínica veterinaria, escena del crimen carnal. Denso paisaje de perversión moral, donde la bruma de la humedad veraniega, las formas adornadas de la televisión de los 70 o la música rescatada de Michel Legrand se combinan para ofrecer nueva vida de marcada personalidad, en otro ejercicio posmoderno del impagable Todd Haynes. Quizás nos encontramos ante el que será el mejor estreno del 2024.
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Anatomía de una caída
Anatomía de una caída (2023)
  • 7,2
    18.151
  • Francia Justine Triet
  • Sandra Hüller, Samuel Theis, Milo Machado Graner ...
8
La verdad no importa
Una constante en las Perlas de los últimos años ha sido, aunque fuera en una proyección especial que no optase al Premio del Público, ha sido la inclusión en el festival de la ganadora de la Palma de Oro en Cannes. En 2023 no podía ser menos, y meses antes de su estreno pudimos disfrutar de Anatomía de una caída, nuevo trabajo de la francesa Justine Triet protagonizada por Sandra Hüller. De largo (y ya era hora, una gran película), la mejor Palma de Oro de los últimos tres años. Cine de excelso guion y puesta en escena poco exhibicionista pero diestra para enriquecer los niveles de lectura. Un exhaustivo estudio de los mecanismos de construcción del relato alrededor de una máximo detallada en múltiples niveles: en los tiempos en los que la verdad queda relegada a un segundo plano, lo importante es servirte de los medios necesarios para crear la historia mas convincente. Cine policial, también drama familiar, también suspense y género de juicios, pero es más que la suma de todas esas partes. Actores en sintonía, en concreto una Sandra Hüller catedralicia, estrella canina como contrapunto con rol trascendente a nivel dramático son algunos de los elementos de este estudio de la ambigüedad. Enunciación apabullante de los mecanismos de narración: grabaciones de voz, declaraciones de noticiario, maquetas, recreaciones en 3D, ensayos con texto en la escena del crimen, léxico jurídico, literatura de suspense…y, por supuesto, verbo en todas sus manifestaciones. Película muy hablada pero no por ello despojada de ideas visuales, combinando perspectivas, encuadres móviles de seguimiento o desplazamientos de cámara mas abstractos para recrear divagaciones o hibridaciones con los códigos televisivos o con las texturas de las cámaras de mano digitales. Asesinato enmarañado sobre el blanco de la nieve, y extenuante investigación de grises tan clásico en su utilización de los géneros cinematográficas como anclada en sensibilidades del ahora, con uno de los personajes mas fascinantes del 2023 en la forma del niño pianista. Uno de los grandes títulos del año.
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Monstruo
Monstruo (2023)
  • 7,3
    3.581
  • Japón Hirokazu Koreeda
  • Soya Kurokawa, Hiiragi Hinata, Sakura Ando ...
7
El engañoso punto de vista
El festival gusta de crear comunidad y fidelizar vínculo con cineastas a través de los años, programando sus obras en diferentes secciones o convocándolos como jurados. Pero no hay caso más reconocible de conexión emocional de un cineasta con un festival y el público de la ciudad que el del predilecto realizador japonés Hirokazu Kore-eda. Era pues casi un hecho inevitable que en Perlas estaría su última película: Monstruo, que le otorgó a Yuji Sakamoto el premio a Mejor Guion en Cannes. Un trabajo de solvente oficio y belleza en su planificación y embriagador pulso en su tempo en escalada, que retrata con variados matices y complejidad dramática las áreas mas oscuras y ambiguos del tratamiento de niños en ambiente escolar, así como la problemática de la tergiversación de los puntos de vista confrontados. Brilla especialmente el trabajo de los intérpretes, y en su tercer acto, el filme se eleva varios peldaños, demostrando una vez más la habilidad de Kore-eda para dirigir niños. Se apoya para el impacto sorpresivo en su dispositivo, repitiendo los mismos sucesos en tres ocasiones desde la perspectiva de diferentes personajes para ofrecer diferentes valoraciones y conflictos alrededor de los turbulentos sucesos. Dispositivo de guion que acaba maniatando a la película, bombardeando su credibilidad en aras de falsas informaciones, morbo y golpes de efecto. Y así como se cuida a los personajes infantiles, otros adultos son perfilados de manera mas burda, recurriendo al ridículo o a la confrontación de manera escabrosa. Buen filme con cuidados medios de producción y ejecución técnica, pero mas tramposo y mucho menos sutil de lo habitual en el cine del nipón.
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Fallen Leaves
Fallen Leaves (2023)
  • 7,1
    7.533
  • Finlandia Aki Kaurismäki
  • Alma Pöysti, Jussi Vatanen, Janne Hyytiäinen ...
8
Romance con can y sala de cine
Hay grandes maestros que permanecen, tan reconocibles y a su vez tan lejos de estancarse o perder la fuerza o capacidad de evolucionar en sus estilos. Pocos casos mas reveladores de esta madurez que el de este veterano realizador escandinavo. Él es el finlandés Aki Kaurismäki, y su película, ganadora del Premio Internacional del Jurado, es Fallen leaves. Una atemporal y esperanzadora historia de amor en el escenario mas desangelado de la Europa de la falta de oportunidades. Clasicismo contenido en una puesta en escena minimalista pero de precisión extraordinaria en sus encuadres. Precariedad, desempleo y alcohol para olvidar en el que, desde el dolor, aflora una sonrisa de esperanza para una narración que combina sordidez con un contagioso sentido del humor. La música en las cantinas como canalizador de las emociones calladas (no en vano, nos encontramos en una película con personajes incapacitados para hablarse), y la mirada entre botellines de cerveza cual gesto puro de la esencia humana. Iluminaciones frontales, decorados teatrales y hieratismo extremo característicos del marcado estilo de dirección del finés que, sin dejar de sorprendernos, consigue desde ahí hacer aflorar intensas sensaciones cargadas de verdad y empatía. Dicen algunos que Kaurismäki siempre entrega la misma película (cada vez mas dilatada en el tiempo), pero cada vez la hace mejor. Fallen leaves tal vez sea su obra mas conmovedora y bella. Rock finlandés, guerra a través de la radio, perros y violencia laboral para un alegato a favor de las personas sencillas. Una cinta superlativa.
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Perfect Days
Perfect Days (2023)
  • 7,5
    6.166
  • Japón Wim Wenders
  • Kôji Yakusho, Arisa Nakano, Tokio Emoto ...
6
Tres en raya entre retretes
Una de las mayores sorpresas de la edición del 2023 de Cannes fue el triunfal regreso de Wim Wenders. No me malinterpreten, el veterano realizador alemán se ha mantenido activo desde hace casi medio siglo, pero hacía una década que no recibía un aplauso crítico de esta dimensión. Lo ha conseguido con esta producción japonesa, candidata para los Óscar por el país nipón: Perfect days, protagonizada por un Kōji Yakusho que se hizo con el premio a Mejor actor en el prestigioso certamen galo. Un sutil, sereno y emocionante relato de cámara estructurada en torno a dos filosofías muy positivas expuestas con meridiana convicción y claridad: en primer lugar, la vivencia atenta y centrada de un único momento, por banal que este sea, es suficiente para la plenitud; y en segundo lugar, que la felicidad no se debe a la situación de la persona, sino a la actitud con la que esta afronta la existencia. La mera exposición de un ideario tan acertado (y, sorprendentemente, tan poco claro aún para tanta gente a estas alturas) es por sí sola un motivo de peso para que la existencia de este largometraje sea una buena noticia. Su sensibilidad y delicadeza es encomiable, así como la sabiduría de su actitud ante la vida o la interpretación de un Yakusho estelar. Hay secuencias de solidaridad y empatía ingeniosas y cálidas, así como una manera velada y poética de sugerir un pasado doloroso en otros estamentos sociales por parte del protagonista. Pero nada de todo esto nubla que nos encontramos ante una película repetitiva, que se complace en su propio discurso y enfatiza sus objetivos emocionales fuera de cualquier duda, que reincide con la sonrisa en la ternura y se reviste de un tono muy blando para embellecer situaciones que pule de aristas. Sin entrar en la maniobra un tanto efectista, cuando no obvia, de usar canciones en inglés para declamar directamente en paralelo el estado emocional del protagonista. Buen filme, sin duda, pero también bastante evidente.
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Tótem
Tótem (2023)
  • 6,6
    423
  • México Lila Avilés
  • Naíma Sentíes, Montserrat Marañon, Marisol Gasé ...
6
La celebración de despedida
Después de ser recibida con entusiasmo crítico en la Sección Oficial de la Berlinale 2023, se integró en la sección otra segunda película mexicana: Tótem, nuevo trabajo de Lila Avilés tras la interesante La camarista. Mosaico familiar en localización única que afronta el duelo con un contagioso vitalismo lúdico, pero sin por ello perder el respeto a los personajes presentados. La contrapartida latina del cine de Carla Simón, así como de otros exponentes del cine neorrural español, pero desde una perspectiva menos afectada y mas ligera y naturalista. Humor costumbrista y descripción detallada de un extravagante ecosistema familiar lleno de animales, miembros de distintas edades y condiciones sanitarios y, en el corazón del entramado, la mirada pura de una niña. Un ejercicio de sensibilidad que destaca por la delicadeza con la que esparce las pinceladas relevantes de información sin subrayar el conflicto ni recurrir al histrionismo. Del mismo modo que no cae en aleccionamiento, su ligereza tonal conlleve que la experiencia sensorial que ofrece Tótem resulte frugal. Conforme se revela gradualmente el conflicto trágico, el filme se disuelve recurriendo a la baza lacrimógena. Sugerente cambio de tercio frente a la sequedad de La camarista, pero en lo que a riqueza expresivo del estilo audiovisual de ambas Lila Avilés sigue sin romperla.
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El chico y la garza
El chico y la garza (2023)
  • 7,1
    5.619
  • Japón Hayao Miyazaki
  • Animación
8
Odisea de madres, periquitos y puertas
Por séptima vez, en esta web se realizará una cobertura completa del Festival de San Sebastián, que en su septuagésimo primera edición tendrá lugar desde el día 22 hasta el 30 de septiembre. Como apertura de esta edición el equipo de programación ha escogido, fuera de competición, uno de los platos fuertes de las novedades de otoño, y a su vez la que probablemente sea la mejor inauguración que ha visto el festival en años: El chico y la garza, el nuevo largometraje de animación (y presumiblemente el último) tras diez años de silencio del maestro japonés Hayao Miyazaki. Una película que no tiene el equilibrio o el último impacto emocional de sus mayores obras maestros, pero que supone todo un acontecimiento emocionante de presenciar en una sala de cine de la talla del Kursaal 1, y un arrebatador ejercicio de animación artesanal y maestría narrativa para la articulación de los viajes mágicos que desborda estéticamente y contiene un trasfondo emocional genuino que permite resonar de trascendencia todas sus capas de ficción. Una suerte de Laberinto del fauno a la nipona, que aúna la densidad dramática de La tumba de las luciérnagas con el torrente de imaginación de El viaje de chihiro. Sobria, perturbadora y lírica y experimental a un mismo tiempo. Una película que invitará a muchos visionados para captar todas las implicaciones estéticas de su mitología, y con potencial claro para devenir obra de culto con los años.

Ante el dolor de la guerra y la incertidumbre ante las convulsas transformaciones familiares, la fantasía es el refugio del niño protagonista. Pero aún con sus amenazas, recovecos y maravillas, es puro reflejo del mundo que abandona, y comparte con él su monstruosidad y su crisis de descomposición. El desmoronamiento es inevitable en todas las instancias espaciales, y la herida maternal y la congoja psíquica no tiene mas remedio que la determinación de uno mismo. Las personas y elementos cotidianos que rodean a Nahito en su nuevo hogar tras la mudanza con su padre después de que la guerra devaste Tokio, las cuales rodean a un muchacho circunspecto que no acaba de superar la pérdida, toman formas diversas por los diferentes mundos que atraviesa en su aventura, pero siempre le acompañan y protegen. El mundo natural, a través principalmente de las rocas o de las temidas aves (sorprendente el trauma de Hayao hacia pelícanos o periquitos), emerge como gran protagonista y mayor perjudicado, poblado de violencia ancestral y necesitado de cuadratura cósmica para evitar una destrucción que acompañe las desgracias de la guerra que asolan el Japón de los 40. Múltiples estadios de mundos fantásticos separados por diferentes planos astrales, todos ellos encerrados en una torre a los que sólo pueden acceder aquellos que escuchen la voz, guiados por una temible garza (posterior alivio cómico) que esconde un narigudo en su interior. Un viaje con capacidad de mutar al drama trágico de gravedad contenida de su soberbio inicio, con técnicas de animación que recuerdan a El cuento de la princesa Kaguya, a la aventura mágica frenética y escapista, sin perder en su abanico de tonos que apelan a grandes y pequeños una fuerza artística apabullante. El chico y la garza es violenta y meticulosa respetando las pausas para ritos y tradiciones (desayunar, tomar un té y preparar un arco y una flecha mágicos), llena de imaginación y con carga lacrimógena sin llegar a ser cursi. Ecologista y crítica, pero con espacio para la esperanza. Su segunda hora no resulta tan calibrada en su frenesí y en el torrente desquiciado de escenarios sobrenaturales, pero poder ver en cine una producción tan deslumbrante en su diseño de mundos, firme trazo gráfico y mimo animando desplazamientos y brisas, es una experiencia cinematográfica tan viva y abrumadora que compensa todo traspiés. Acompañada, además, de una de las mejores bandas sonoras de Joe Hisaishi: vibrante, trágica y sensible.

Clásica, intensa, trágica y de desbordante creatividad liberada, El chico y la garza engrosa en la lista de grandes películas del magistral realizador de Studio Ghibli, así como se erige en conmovedora despedida de uno de los grandes creadores que el cine ha visto, al que sin duda echaremos mucho de menos. Erice, Miyazaki, Moretti…emocionante año de despedidas nos está deparando el 2023. E inmejorable manera de comenzar diez días intensos de cine.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Heroico
Heroico (2023)
  • 6,2
    240
  • México David Zonana
  • Santiago Sandoval, Fernando Cuautle, Mónica del Carmen ...
6
El águila nacional
Proveniente del Festival de Sundance se encontraba el segundo largometraje de un cineasta que ofreció en su ópera prima una de las obras más potentes de la Sección Oficial de la edición del 2019: Heroico, regreso del mexicano David Zonana tras Mano de obra con Michel Franco en la producción. De nuevo una propuesta con un fuerte discurso de clase, estructura en este caso alrededor de los infames mecanismos de la estructura militar mexicana. Descripción precisa del proceso de derrumbamiento y doma psicológica de un adolescente a convertir en sumisa y despersonalizada máquina de matar, planificada en largas tomas de seguimiento y representación frontal y sórdida de la violencia legitimada por el estado. Un enfurecedor, intenso y absorbente análisis de un entorno de anulación psicológica, puntuado por secuencias de abstracción que recalcan la influencia del símbolo como yugo que unifica bajo sus alas a muchachos sin autonomía. Discurso claro pero, en su desarrollo, un tanto simple, conformista con el uso de la violencia como golpe de efecto e incomodidad por decreto sin encontrar vías expresivas ni crecimiento en su uso de la violencia. Experiencia por tanto plana, y rota alrededor del abuso sin llegar a pensarlo demasiado. Queda por ello en un ejemplo de filme que no mejora el interés de su punto de partida, y queda a medio camino de alcanzar la fuerza discursiva de Mano de obra.
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Los colonos
Los colonos (2023)
  • 6,7
    780
  • Chile Felipe Gálvez Haberle
  • Alfredo Castro, Camilo Arancibia, Mark Stanley ...
7
Sangre sobre estepas
Desde Chile llegó una de las propuestas más desconcertantes y poliédricas del festival, que ya fuera recibida con aplausos en la Un certain regard de Cannes 2023: Los colonos, dirigida por Felipe Gálvez Haberle. Una mutable, crispada, puntualmente grotesca y finalmente inquietante reflexión sobre los genocidios raciales masivos en la Patagonia chilena del S. XIX. Filme de aventuras cargado de humor negro y rasgos tonales y visuales de western, con un cierre ambiguo pleno en suspense y una fuerte carga de subliminal crítica política en sus tejemanejes palaciegos entre veteranos militares. Propuesta manierista, de virtuoso y saturado vocabulario estético. Fotografía de colores vivos, intrusiva música de honda solemnidad y aprovechamiento plástico de la fuerza de los indómitos parajes de la ficción. Un título mas para engrandecer la leyenda turbia de Alfredo Castro (plétora de personajes despreciables atesora a sus espaldas), que logra siempre mantener al espectador en vilo e incómodo por la maldad humana aún incluso en sus primeros compases de cine de aventuras. Lo debe todo a su estilo y a la pluralidad jugosa de su tono, sí, pero que al fin y al cabo ofrece mas indicios que hallazgos, particularmente en su misterioso pero anticlimático cierre. Película sorprendente que toca hueso alejada del didactismo, pero que en su cripticismo histriónico desconectará a más de uno.
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Zinzindurrunkarratz
Zinzindurrunkarratz (2023)
Documental
  • 6,4
    26
  • España Oskar Alegria
  • Documental
6
Cuento mudo en Super-8
Dentro de la Sección de competición nacional se programó una sugerente doble sesión estructurada alrededor del trabajo conceptual con formatos fotoquímicos: el cortometraje Non te vexo de Xacio Baño, deslabazada conjunción de ideas conceptuales y plásticas poco desarrolladas, y la juguetona y poética Zinzindurrunkarratz, de un Oskar Alegria que nos deleitó hace pocos años con su estupenda Zumiriki. Un tributo a la figura paterna perdida en forma de cuaderno de viaje fílmico que recrea aquellos paseos que quedaron por documentar con sus ingredientes y materiales originales. Un paseo rural con asno en Super-8 en el que el audio es dramatizado y superpuesto en montaje. Dispositivo, como ven, llamativo, que permite una experiencia muy silenciosa pero llena de discurso y juego lingüístico cómico y lírico, reflejado a través de subtítulos. Que nos encontremos ante una propuesta que no puede ser entendida sin lectura pero que aún así entraña una naturaleza plenamente audiovisual demuestra la singularidad de la película. Bien es cierto que, en comparación con la anterior, su discurso tiene menos recorrido, y el hechizo sensorial de sus formas se agota pronto. Su abanico de ideas devienen en la mayoría de casos mas ocurrencias o curiosidades que verdaderos hallazgos. El cine de Oskar Alegria es pura artesanía autodidacta llevado a cabo fuera del regímen de producción y distribución habitual, de modo que es todo un honor anómalo poder disfrutar de una obra suya en una sala de cine. Pero en esta ocasión ha regresado con un largometraje mas interesante que revelador, mas anecdótico que mágico.
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Here, un hombre bueno
Here, un hombre bueno (2023)
  • 6,7
    82
  • Bélgica Bas Devos
  • Stefan Gota, Liyo Gong, Cédric Luvuezo ...
6
Vínculo entre musgos
Como plato de despedida del sábado cerramos con la ganadora de la Encounters de 2023, la sección mas sabrosa y en mayor crecimiento del último lustro en la Berlinale: Here, propuesta íntima de un Bas Devos que ocupase muchas miradas con su estimulante Ghost Tropic. Una delicada fábula romántica que indaga en los escenarios emocionales del ecosistema urbano entre inmigrantes, prolongando la sensible y particular cadencia morosa del cine del belga. Una narración poética y concisa sobre un vínculo forjado a partir de la coincidencia y de la conexión con la naturaleza. Cine que sabe de la grandeza de la delectación de los instantes pequeños, que encuentra en la observación su sabia virtud y expone con cierto desarrollo la siguiente tesis: la soledad del hombre moderno, con nitidez pero sin ruido. Filme, por lo tanto, balsámico pero poco profundo, desafiante ni sorprendente, ni tampoco rico en su pluralidad de significados. Su estilo enunciador se integra como una pose rígida, y el desarrollo argumental se muestra conformista a la hora de profundizar en sus personajes. Por ello, trabajo estimable pero que podría haber llegado más allá. Mucho menos fresco que el trabajo previo de Devos.
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Las habitaciones rojas
Las habitaciones rojas (2023)
  • 6,9
    646
  • Canadá Pascal Plante
  • Juliette Gariépy, Laurie Babin Fortin, Charlotte Aubin ...
7
Anti-heroína líquida en las sombras de la red
Como clausura, tras un retraso inaceptable y una larga ceremonia de entrega de premios, se proyectó uno de los títulos mas sorprendentes y festejados del pasado Festival de Locarno: el thriller digital Las habitaciones rojas de Pascal Plante. Un enmarañado y estremecedor acertijo hacia los espacios mas profundos de la red en compañía de una inquietante antiheroína llevando a cabo una solitaria cruzada de venganza. Cine judicial que muta en terror cotidiano de crímenes sexuales a menores y toma las formas frías y estilizadas del suspense de investigación de Hackers y ciudadanos líquidos. Seguramente el mejor retrato de las nuevas generaciones híbridas de jóvenes hechos uno con la tecnología que servidor haya visto jamás en la gran pantalla. El personaje protagonista, calculador y hermético, es un estimulante enigma cinematográfico que hace las veces de motor de una narración de tempo intachable. Justiciera de perfil físico asociado a las víctimas femeninas de los estremecedores crímenes abordadas en el tribunal, que surca con determinación expeditiva rifas de vídeos snuff y demás parajes de la deep web de identidades blindadas y fortunas ubicuas. Un encomiable ejercicio de densidad atmosférica, aderezado por instantes de pulso técnicos tales como cierto plano secuencia inicial o una impactante combinación de zoom con mirada a cámara. La fuerza de la propuesta es innegable, como la convicción de Plante tras la cámara, pero el guion dista de ser la finura de su puesta en escena. Un personaje secundario y su subtrama ralentiza el recorrido sin aportar demasiado, y la deriva del argumento en su tercer acto apuesta por soluciones a las incógnitas morbosas, pero menos interesantes que las fugas y derivas que su nudo. La explosión cinematográfica de la propuesta queda por ello diluida por la sumisión a la historia, siendo un caso claro de película más interesante por el mundo que construye que por lo que acaba sucediendo en él. Aún con eso, uno de los títulos más atractivos del próximo 2024.
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The Beast (La bestia)
The Beast (La bestia) (2023)
  • 6,1
    873
  • Francia Bertrand Bonello
  • Léa Seydoux, George MacKay, Dasha Nekrasova ...
8
Visceral pulsión de amar
El sábado, día grande del festival en conjunto de proyecciones, se presentó en Cineteca uno de los mas potentes reclamos de toda la semana, de los títulos mas aplaudidos por la crítica en el circuito festivalero del 2023: La bestia, versión libre del relato corto de Henry James La bestia en la jungla (otra versión dirigida por Patric Chiha y protagonizada por Tom Mercier y Anaïs Demoustier coincidirá con ella en la cartelera de marzo) dirigida por el inimitable Bertrand Bonello y protagonizada por Léa Seydoux y George MacKay. Un seductor puzzle multigénero lleno de ideas y ambigüedades, tan desafiante para el intelecto como desconcertante e incluso irritante para aquellos que gusten de sobriedad, solemnidad u homogeneidad de coherencia granítica en sus relatos. Histriónico, múltiple y personalísimo ejercicio posmoderno que se hace enorme en sus derivas y en su bendita y demente irregularidad. Drama de época, distopía futurista, melodrama romántico, suspense sexual, sátira digital, banalidad y discotecas…todo a la vez y, a su vez, más que la suma de dichas partes. Un filme que mira al futuro sin esperanza desarrollando con contundencia una crítica reflexión sobre nuestra sociedad presente, partiendo de una tesis clara: En la sociedad de la eficiencia tecnológica aséptica, la visceral pulsión de amar es una bestia a ser exterminada. Bonello nos sumerge sinuosamente en un laberinto de reflejos de ecos lynchianos en su perturbadora atmósfera, donde tres momentos temporales dialogan entre sí por un recorrido de purgación de emociones donde el recuerdo, lo soñado y lo vivido se fusionan en un mismo estadio en el que la frágil visceralidad humana no puede tener escapatoria del control maquinal. Ejecutada con un virtuosismo visual tan anegado de clasicismo referencial como de instantes minimalistas o estallidos barrocos. Un filme fascinante, en continua reinvención y desmontaje de sus propios códigos. Romántica hasta el extremo, desesperanzadora y anegada de provechosísimas ideas conceptuales sobre el estado emocional de la raza humana. Trasnochada en algunos conceptos, visionaria en otros, siempre libre. Sin miedo al ridículo, con pareja protagonista en sintonía y bañada de hallazgos visuales como la secuencia de las muñecas, su utilización de pantallas o el recurso de imágenes digitales en descomposición, que nos retrotraen a los montajes con las IAs. Y no desvelaremos la genialidad de sus créditos finales. Una obra magna.
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El clan de hierro
El clan de hierro (2023)
  • 6,9
    2.048
  • Estados Unidos Sean Durkin
  • Zac Efron, Holt McCallany, Jeremy Allen White ...
5
La maldición del legado
Las intrigas, conflictos y tensiones de un tejido familiar son siempre ávida fuente de jugosos relatos. Tragedias clásicas de resonancia universal, que envuelven el subgénero de cine de lucha, característico como el deportivo por su carga simbólica. En esta corriente se entronca el nuevo biopic americano que analiza el presente artículo, una mirada incisiva a unas figuras poco conocidas a este lado del Atlántico. Al albor de los premios estadounidenses de la cosecha del 2023 que puede resultar mas propicio que un vehículo de lucimiento para sus intérpretes de cara a los galardones del 2024, la leyenda de la familia Von Erich en la lucha libre durante 20 años pueblan las imágenes de El clan de hierro (Sean Durkin, 2023). Un ejercicio solemne y de abigarrada y ambiciosa gravedad dramática que desmenuza las indelebles consecuencias de la presión psicológica prolongada en el tiempo, reflejando la deriva del desgarro en dos partes análogas y consecutivas. Filme de factura encomiable y refinados aciertos de sugerencia emocional pero que, frustrantemente, termina por negar paulatinamente todas sus virtudes. Destellos de cine fino puntuados con brochazo de sensacionalismo, y apertura sugestiva que desemboca en un cierre que subraya con estruendo.

El clan de hierro es un drama de suntuosa seriedad que disecciona una destructora figura paterna que marca a fuego su clan familiar. Un patriarca obsesionado con su rol, que atormenta desde la cuna a sus vástagos para que preserven en sus propias carnes las batallas y tribulaciones que perdió en su momento, haciendo de ellos cicatrizadas extensiones de sí mismo traumatizadas por ganar su favor. Representación de formas ochenteras que encierra en su dispositivo una de las críticas mas despiadadas y veladas a instituciones americanas populares que un servidor recuerda en años recientes. Disección aderezada de humor cáustico de los absurdos y discursos manufacturados de la filosofía norteamericana del entretenimiento. Y en el núcleo, las masculinidades más tóxicas, de cuerpos inflados e identidades sublevadas en aras de una cruzada impuesta. El estudio a lo largo del tiempo de las llagas psicológicas del tormento de la virilidad en mímesis con su modelo paterno es realmente jugoso a nivel dramático.

La visión es crítica, pero durante su primera parte abraza un tono de sátira tan subliminal como evocadora desarrollando sus tesis sobre el traumático ecosistema de los Von Erich. Un tramo acertado particularmente en las formas, elegantes en sus texturas de claroscuro fotográfico, diestra integrando concisas elipsis y transiciones por montaje, y cínica recurriendo a las estéticas televisivas de los programas de lucha libre de la época para vaciar de épica estas confrontaciones artificiales. Mostradas en todo su artificio, estas aventuras en pos de cinturones anchos se revelan como canalizadores de ambiciones esquivas que un icono apagado marca a hierro sobre los instrumentales torsos cicatrizados de sus vástagos. Relación paterno-filial que se erige como gran activo de la propuesta, con unos entregados Holt McCallany y Zac Efron a la cabeza. Una construcción implacable forjada desde la cuna de cada uno de estos pequeños grandes hombres (enormes en sus músculos, infantiles y frágiles en sus mundos interiores necesitados de afecto y reafirmación) que transpira entre los fotogramas del imaginario norteamericano.

Resulta por lo tanto lamentable que aquello que se sugiera en su primera hora se exclame de manera tan sensacionalista en su segunda. Como minuto a minuto se subraya a explícita voz en grito y lágrima gruesa esas ideas que podíamos sopesar inquietos desde los recovecos de la representación. La tragedia mortífera se compacta en compungida sucesión efectista, y la adhesión sumisa a esquemas narrativos estereotipados atan las alas simbólicas de una propuesta tan oficiosa como cobarde a la hora de trazar ambigüedad emocional. Incluso en sus instantes postreros, con secuencia abstracta incluida, Durkin apresa el largometraje en los mecanismos del relato y le niega la posibilidad de ramificarse en significados inciertos. Tono, música, diálogos y gestos de los intérpretes concuerdan en su linealidad, regodeándose en la monótona visita de la parca y el daño irreparable de la empatía esquiva. Por lo tanto, sucumbimos una vez mas al academicismo.

Todos aquellos que asocien por defecto la lucha libre a relatos triunfalistas encontrarán en El clan de hierro una perspectiva enriquecedora, así como una demostración de talento de un Efron que hace la réplica a nombres jóvenes contrastados como Harris Dickinson y Jeremy Allen White. Pero es a su vez una oportunidad perdida constatar como su rumbo narrativo frena el vuelo del vocabulario artístico que Durkin aporta tras la cámara.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconocidos
Desconocidos (2023)
  • 7,0
    4.131
  • Reino Unido Andrew Haigh
  • Andrew Scott, Paul Mescal, Claire Foy ...
7
El recuerdo encarnado
Pocos cineastas han exhibido mas sensibilidad, sabiduría emocional y estilo practicando cine de temática homosexual que el realizador británico Andrew Haigh, de trayectoria breve pero honda expresividad dramática y formal. Tras un intervalo de algunos años afanado en la producción televisiva regresa al largometraje con una perla independiente que comenzó la temporada de premios estadounidense con aspiraciones a jugar un papel relevante pero que ha culminado quedándose de lado, pero sin por ello perder el favor entusiasta de gran parte de la crítica. Propuesta tan delicada como intensa es Desconocidos, protagonizada por Andrew Scott, Paul Mescal, Claire Foy y Jamie Bell. Un ejercicio de confrontación de traumas a través del fantástico, que logrará mediante su elegante dispositivo acariciar los resortes emocionales de no pocos espectadores. Una construcción de refinado andamiaje estructural que, bien es cierto, se apoya en la emotividad preciosista como gesto ornamental complaciente, pero trufando su ensamblaje de instantes de inspiración atmosférica.

Ya en sus primeros compases Haigh traza las suficientes pistas para que el espectador cuestione la naturaleza de las imágenes, pues estas no aluden, de manera más o menos veladas, a la naturaleza física de la cotidianidad del personaje protagonista. El tormento de este es hondo, y si bien se encuentra recurrentemente con padres y amante es inevitable que le percibamos como dolorido animal solitario, cuya soledad no parece tener cura. Por lo tanto, la integración en la producción de los códigos del fantástico no persiguen sino dar carne a escenarios mentales. La oportunidad de un nuevo amor con el que comenzar de cero coincide con la confrontación directa mas inesperada posible con la herida mas grande de la juventud. El filme atraviesa estadios amargos de tristeza, melancolía y ensoñación, y estos se representan con colores, reflejos de sol o gestos (y en varios instantes, con cierto exceso afectado, música) antes que con palabras o acciones. Se produce una sugerente dinámica paralela entre dos dimensiones enfrentadas: el discurso emocional es de vasto calado universal, pero su canalización física se concentra, minimalista, en un puñado de personajes y localizaciones. Filme intenso que crece hacia dentro.

Estelar trabajo de su reparto, desgarrados y llenos de complejidad humana en su presentación, e impresionante eficacia para la sorpresa la de su dispositivo, que se comprende sin necesidad de ser explicado pero preserva en el proceso el aura de misterio tan propia de los grandes logros cinematográficos. Gracias a esta representación imposible, de naturaleza fantasmagórica, se representa con literalidad el proceso de duelo y se regresa a la infancia rehuyendo el flashback. Y si bien el relato familiar acapara la mayor parte del metraje y la indagación psicológica del drama, la química entre Scott y Mescal es tan fuerte que hacen de sus escenas conjuntas (destacando en este sentido unos planos en una discoteca de tintes oníricos), hasta tal punto que lastimamos que no lleguemos a conocer mas de ese personaje de magnética mirada que, independientemente de su naturaleza fantástico, ejerce de interruptor del recorrido del protagonista y punto de ignición de la faceta sensual del filme.

Película tan estimable y delicada como ensimismada en su preciosista dispositivo y complaciente con sus estrategias para forzar emotividad. Fía gran parte de su propuesta a la frescura de su gran ocurrencia argumental, que nunca se explica pero resulta asequible dilucidar durante los compases tempranos de la narración, por lo que tan pronto la novedad se diluye también lo hace la sensación de cambio. La progresión, sea esta argumental, emocional o formal, es determinante en toda gran película, y Desconocidos es tan emocionante como estancada. Los ingredientes se disponen, y posteriormente no crece sino que da vueltas alrededor de ellos. Y si bien respeta a sus personajes y les construye con cuidado, Haigh se apoya de manera facilona en músicas, encuadres o gestos gastados del cine de qualité para subrayar la lágrima, resultando estas más un tic o una vestimenta que un vehículo de revelación o una vía para profundizar en una plétora de significados.

Espectral y trágica, Desconocidos sirve de ejemplo del buen estado del cine británico independiente contemporánea, da a Andrew Scott un papel para el Olimpo cinematográfico a la altura de su talento y reivindica a Andrew Haigh como una voz a seguir vigilando de cerca. Bien es cierto que quizás nos encontramos ante su peor largometraje, pero no por ello deja de ser un encomiable trabajo que mantiene alto el excelente nivel de la taquilla española de este inicio de 2024.
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15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La estrella azul
La estrella azul (2023)
  • 7,7
    1.397
  • España Javier Macipe
  • Pepe Lorente, Cuti Carabajal, Bruna Cusí ...
7
Guitarristas y guitarreros
Incalculable puede ser en ocasiones la fuerza de la expresión cinematográfica para alumbrar el misterio alrededor de las historias olvidadas, canal perfecto para expiar dolores pasados. Cine como vía última de conexión espiritual y física entre el hombre y la música, donde el relato individual cobra tanto cuerpo como la captura de la esencia de un espacio o el espíritu de una cultura. El estreno que nos ocupa, quizás la mayor sorpresa del trimestre, prueba que sigue habiendo vida incluso en los géneros mas populistas o anquilosados, y rinde homenaje a una personalidad perdida exhibiendo en el proceso una fuerte personalidad propia. Javier Macipe se estrena en el largometraje con un biopic musical: La estrella azul, representación del crepúsculo vital del músico aragonés Mauricio Aznar presentada entre aplausos en la sección de Nuevos Directores en el pasado Festival de San Sebastián. Una historia de paredes de ficción traslúcidas que, desde la pausa y la observación sincera, toca emociones intensas en su conmovedor recorrido. Una odisea de redención en el espacio y en la cabeza que demuestra una madurez sorprendente para una realizador primerizo.

Un hombre pesimista y solitario, molesto con su entorno y refugiado en el tabaco y en sus anhelos, nos arrastra consigo a un proceso de arqueología musical que, mas que de homenaje, hace las veces de descubrimiento personal. Aznar es el núcleo alrededor del que orbita la carga dramática del filme, pero durante mas de la mitad del metraje le acompañamos en una pausa indeterminada en la Argentina rural durante comprendemos la esencia de la chacarera desde la convivencia y la imitación de sus ritmos y liturgias. No se acomoda indulgente en la palmada, sino que reivindica la figura del hombre de música como sencillo amante de la vida, y encuentra prácticas enseñanzas para la realización personal desnudando sin regodeos morbosos la carga de culpa y los demonios interiores. Narración de mucha personalidad que piensa siempre en sus imágenes y encuentra siempre soluciones creativas para filmar situaciones, rompiendo con soltura las barreras entre representaciones, realidad y ensoñación. Dos elementos brillan con luz propia como activos de La estrella azul: la íntima, atormentada y natural interpretación central de Pepe Lorente, y la atenta captura de números musicales en directo, determinantes para su evocador discurso sobre la música como celebración comunitaria de la vida. Tres coordenadas paralelas operan en la construcción de la película: la arqueología musical de las chacareras, el purgatorio individual de Mauricio y la combinación liberada de códigos del documental y la ficción en una recreación que rompe la cuarta pared. Funciona con solvencia a los tres niveles, pero se fomentan en conjunción.

Así como nos encontramos ante una producción que resonará de manera especial para aquellos dedicados a la música, buena parte de su recorrido trasatlántico dejará indiferente a un sector del público menos afín a las tonadas de la guitarra de Don Carlos. Hasta el tercer actor descorazonador de vuelta a España el ecuador de danza y sonrisa resulta algo monótono, y muchos de sus instantes de convivencia con la familia de Don Carlos se balancean peligrosamente en la ñoñería. Es un filme pequeño cuyo nivel de producción modesto supondrá un prejuicio negativo para muchos, pero que a todos aquellos que estén dispuestos a sumergirse ante nuevas aventuras, con independencia de las reservas que pudiéramos guardar con el biopic musical, deleitará con la ópera prima española mas rica de los últimos tres años.

Desgarrada, serena y melancólica, La estrella azul rinde tributo a una figura perdida del panorama patrio español yendo mas allá, trenzando un rural viaje emotivo de contemplación en un debut de estilo propio y convicción sin complejos.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Slow
Slow (2023)
  • 6,7
    301
  • Lituania Marija Kavtaradze
  • Greta Grineviciute, Kestutis Cicenas, Pijus Ganusauskas ...
6
La (im)posibilidad de una relación
Las relaciones humanas son complejas, y anegadas especialmente de aristas y de conflictivas subjetividades del punto de vista son las relaciones amorosas. La sociedad contemporánea experimenta un gradual proceso de aumento de representación en sus relatos de modelos y esquemas sexuales y afectivas fuera de la normatividad. La película que nos ocupa es un ejemplo modélico de este fenómeno, pues está siendo resaltada a nivel mediático por dicha singularidad de su engranaje argumental. De la mano de Surtsey Films se estrena en España la lituana Slow, dirigida por una Marija Kavtaradze que se hizo con el galardón a mejor Dirección en la edición del año 2023 del Festival de Sundance. Un drama romántico que nos sitúa en el conflicto doloroso de la dificultad del amor sin sexo. Un trabajo modesto y humanista que no aprovecha con plenitud el potencial de su material de partida, pero esboza un vínculo pasional sólido, empático y servido de sentimiento y verdad. Cine lituano en nuestra cartelera para, más rara avis, introducirnos en mundos de lenguaje de signos, danza y asepsia de deseo.

Dos personajes, su particular manera de entender el mundo, y su conexión. La película no busca nada más, y a ellos se entrega desde el primer fotograma, en un encomiable ejercicio de economía narrativa. Un caso cotidiano de química instantánea entre dos personas aparentemente sencillas, y la ternura de contagiosa alegría de observar en paralelo su pausado y cuidadoso cortejo. Tan pronto como llega la confirmación, afloran las dudas. La solidaridad por el otro y las necesidades fisiológicas propias, así como los malentendidos de interpretación y gestión emocional ante las respuestas del amado hacia nuestros anhelos, conllevan confrontación en el seno de una relación formal con compromiso, sea cual sea su modelo. Trabajo de guion encomiable en la exposición escueta y clara de información, así como en plantear las dinámicas habituales de la pareja protagonista. Pareja encarnada con talento y entrega por sus dos actores, que usan su cuerpo como canal capital para entender y relacionarse con el mundo. Canciones inspiradores y melancólicas y afecto callado fotografiado en frontalidad granulada, donde el entendimiento entre ambos se realiza mas a través de las miradas, el contacto o los gestos que de las escasas palabras de un dúo parco en su capacidad de expresarse. La capacidad de suscitar reflexiones sobre la posibilidad de construir relaciones afectivas fuera de la normatividad sexual de nuestra sociedad es el principal valor del filme.

Problemática ambigua en la que se sumerge el filme para, sin embargo, limitarse a abordarla desde la primera impresión. Aborda su situación polémica desde el ángulo más común posible, y en lugar de abrir fugas hacia soluciones o disyuntivas mas complejas se detiene en los elementos más cotidianos de la disyuntiva. Y allí donde la sintonía entre ambos es innegable, resulta una pena que no se indague mas en la personalidad del asexual intérprete de lenguaje de signos, deviniendo ambos personajes simples. Filme llano en sus formas, de poca relevancia en sus imágenes y tono blando tan propio de propuestas de Sundance, quedando pues la propuesta cobijada bajo unas formas acolchadas de sensibilidad taladrada mediante melodía triste tan vistas en festivales que resta al filme gran parte de su frescura.

Sencilla, tierna y psicológica, Slow detiene su mirada en realidades poco retratadas ante la cámara para construir un romance de personajes faltos de aristas pero de química contagiosa.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando acecha la maldad
Cuando acecha la maldad (2023)
  • 6,7
    5.156
  • Argentina Demián Rugna
  • Ezequiel Rodríguez, Demián Salomón, Luis Ziembrowski ...
6
Contagio purulento
Superando prejuicios y situando en perspectiva contextos de producción y expectativas artísticas, la presencia en las carteleras de propuestas originales de terror puro es siempre un síntoma de salud en la oferta cinematográfica. Más aún si no viene acompañada de una propiedad intelectual o inspiración iconográfica reconocible y, además, no proviene de las latitudes habituales. Trabajo el que nos ocupa que supone la confirmación de un realizador que ya recibió aplausos con su anterior largometraje. Para abrir boca en 2024, entramos en materia en enero con la última ganadora del Festival de cine fantástico de Sitges: Cuando acecha la maldad, producción argentina dirigida por Demián Rugna. Una olla a presión a pequeña escala que propone un viaje a contrarreloj contra la epidemia demoníaca sin guiarse para ello de rumbos preexistentes. Un puñetazo al estómago de perversión e inevitabilidad demoníaca de intachable coherencia interna.

Anegados por tantos ejemplos de horror con ínfulas y falsos dramas vestidos de fantástico, Cuando acecha la maldad ofrece un montaje sin grasa, puro músculo y festival estremecedor del mal desde el primer minuto hasta el último. Sin desvíos ni redenciones posibles. Una propuesta alejada de adornos o embellecimientos técnicos que traza una densa atmósfera de congoja pegajoso durante todo el metraje, y que en su huida desesperada avanza siempre hacia delante, construyendo personajes durante el camino. Y ante todo, el ingrediente mas impactante de la película es su capacidad para construir una iconografía propia que, sin ser especialmente rompedora, resulta fresca por la naturalidad con la que se introduce o desarrolla. Amenaza de actitud implacable y naturaleza múltiple, contra la que se establecen unas normas precisas de prevención que en caso de no ser aplicadas conllevan una serie de nocivas consecuencias que el relato exhibe en cascada una a una. Fantástico alrededor de la consabida batalla eclesiástica Dios-Diablo que adquiere visos contemporáneos gracias al coronavirus y se sirve de las condiciones geográficas y sociales de la Argentina rural para definir los adustos rasgos de su personalidad fílmica. Encarnados purulentos y familias desgarradas.

Si bien convence por expeditiva y por su concreción tonal, cabe achacarle a Rugna su incapacidad para componer imágenes de peso. Tanto por su modestia como su concepción de base, el discurrir expeditivo de la narración augura una fragmentación dinámica pero impide movimientos de cámara o encuadres sugerentes. Es, para bien o para mal, un filme simple. Y debiendo tanto a sus golpes de efecto, cabe pensar que la producción no sostendrá con convicción segundos visionados. Es una de tantas propuestas que no traspasa el género al que pertenece, pero que a su vez es un referente modélico de muchas de las virtudes que este ofrece. Angustia sin diluir para espectadores temerarios.

Descarnada, rural y concisa, Cuando acecha la maldad exhibe un pulso encomiable para confrontarnos con posesiones demoníacas, sin alardes expresivos pero definiendo una esencia genuina.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El maestro jardinero
El maestro jardinero (2022)
  • 6,0
    3.357
  • Estados Unidos Paul Schrader
  • Joel Edgerton, Sigourney Weaver, Quintessa Swindell ...
8
Brotes de redención
No hay mayor satisfacción para cinéfilos o programadores que la de crear series o conexiones entre filmes independientes, en lo que a mi entender es una consecuencia directa, así como el ejercicio más estimulante, de la saturación de franquicias a las que nos ha sometido un cine comercial contemporáneo que ha logrado inducir en nosotros este esquema de pensamiento. Pero divagaciones aparte, el regreso de un autor es siempre acontecimiento mayor. En concreto, un nuevo trabajo de los que cabe esperar serán los últimos de un veterano realizador. Con lo cual, tras unos años recientes de sorprender a la cinefilia cuando ya no se esperaba demasiado de él, Paul Schrader reafirma esta lúcida etapa de su longeva trayectoria con El maestro jardinero, presentada fuera de concurso en la edición de 2022 del Festival de Venecia y tercer último capítulo de su trilogía trascendental, precedida por las también excelentes El reverendo y El contador de cartas. Un denso relato de vínculos y superaciones que sitúa a ovejas descarriadas en espacios resguardados de violencias reprimidas, que desmadeja gradualmente el abismo de dolor para ofrecer a sus criaturas luz al final del túnel. Trabajo de madurez y estilo sobrio pero sabio, cine para ver, saborear y macerar una y mil veces en el subconsciente.

Depurado estudio de personaje devastado, desde los primeros compases se nos ubica en un universo cerrado de normas marcadas que pueblan pobres almas de diversos perfiles en proceso de purgatorio emocional. Un relato trascendental de ascetismo y rutina forjada en hierro en el que la jardinería canaliza el fuego interior del personaje de Joel Edgerton, que a través del perfeccionismo con la vegetación recorta esquejes de su propia vida y pone orden y armonía en su tormento, ocultándose en su nueva identidad para negar y encerrar al ejecutor que fue, aún por mucho que le lleve registrado en la piel. Entorno pacífico y de pureza que, sin embargo, se sostiene sobre innegociables relaciones de poder tan tóxicos como las de los entornos bélicos de los que procede el protagonista. Desentrañamiento meticuloso de las capas de oscuridad del individuo estoico a las que se agregan en paralelo conflictos de deseo y emancipación. Contundente variación de la rutina monacal bressoniana que es a un tiempo la que muestra una violencia más latente, pero más intensa. La atmósfera vuelve a ser malsana y recargada pese a ser la más diurna, calmada y optimista de las tres. La ambiental banda sonora electrónica aporta un hipnótico contrapunto atmosférico de tranquilidad turbia, y en conjunción con el léxico visual del mundo vegetal Schrader trufa su desarrollo de soluciones visuales emparentadas con este submundo floral, desde una explosión metafórica en la secuencia mas hermosa del filme a planos detalle botánicos para complementar su virtuosa planificación de panorámicas de seguimiento, cambios de altura mecanizados o acercamientos pausados. Elegancia fría y sordidez para un caldo de cultivo donde lo que mas destaca son los fuegos internos de sus personajes.

Para todos los conocedores de El reverendo o El contador de cartas, bien puede resultar una decepción El maestro jardinero por representar una extensión de estas demasiado similar y con insuficientes singularidades por sí sola. En su atmósfera masculina y morosidad de escasa exhibición de sus formas, dejará frío a aquellos que no conecten de manera tan intensa con sus comedidas virtudes de tono y atmósfera. Drama minimalista que desarrolla en su concentración unos pocos temas y no depara explosión dramática ni catarsis de acción hasta los compases mas postreros, de modo que la experiencia bien puede ser insuficiente. Trabajo atemporal, tan cercano al ahora como a maneras del thriller de los ochenta, que ni le obsesiona ni busca la perfección, pero sostiene un estilo claro y embriagador.

Viciada, austera y espiritual, El maestro jardinero reúne la sordidez y crudeza habitual de los dramas de redención de antihéroes de Schrader, pero añadiendo un fresco vitalismo romántico y desarrollando nuevos rasgos estilísticos. Soberbio filme de claroscuros.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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