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Críticas ordenadas por:
Aguas oscuras
Aguas oscuras (2019)
  • 6,8
    10.803
  • Estados Unidos Todd Haynes
  • Mark Ruffalo, Anne Hathaway, Tim Robbins ...
7
EN NOMBRE DEL DIOS VERDE
Lejos quedó aquel cine experimental de sus principios como director de cine de Todd Haynes. Sus últimas películas muestran un cine más apegado a las formas y a las tradiciones que a la experimentación. No obstante, hay en él una actitud polémica, un discurso que va más allá de las formas, mantiene una tesitura comprometida, cierto inconformismo, incluso rasgos de rebeldía con un sistema que presenta espacios vulnerables. Allí está el cine de Haynes, donde los más débiles pueden transformarse en victimas sin poder contar con el apoyo de nadie, mucho menos con el Estado, quien se contenta cuando una empresa paga debidamente los impuestos sin importar si se evaden otras responsabilidades.
Viendo su filmografía podría pensarse que la vulnerabilidad de la sociedad americana no es ni más ni menos permeable que cualquier otra sociedad. Los personajes que habitan su cine están al borde de ser anti sistema. Incluso, algunos de ellos, ha sido dejado en ese borde sin recibir ayuda de nadie, en particular, de un Estado que siempre parece ausente.
El estreno de esta semana, El Precio de la Verdad, muestra la indefensión del ciudadano frente a la omnipotencia de una gran empresa que no solo contamina las aguas con sus desechos industriales sino que vende un producto masivo como las sartenes para cocinar de Teflón que pueden provocar severos daños de salud, particularmente en el sistema digestivo.
Haynes desarrolla el caso de contaminación ambiental que Rob Bilot, un abogado corporativo, entabla contra Du Pont, haciendo incapie en una demanda promovida contra la planta de Washington Works, al sur de Parkersburg, Virginia Occidental, donde el producto químico tóxico C8 se usó durante más de 50 años, contaminando el agua del Rio Ohio y afluentes, y capas de agua de las zonas vecinas provocando cáncer de riñón, testicular, colitis ulcerosa, enfermedad tiroidea, hipertensión y colesterol alto.
En el mejor estilo americano, Mark Ruffalo encarna a Rob Bilot, un abogado defensor, individualista, convencido de su verdad y de la honestidad de su demanda ambiental contra esa compañía industrial. Bilot es el típico héroe solitario, honesto, e íntegro convencido de la razonabilidad de la causa, aun llevando todas las de perder, capaz de sacrificar su salud y su familia para que la justicia tenga lugar.
En el fondo de la trama se oculta un increíble crimen contra la humanidad pergeñada en nombre del desarrollo, la industria, la ocupación y la comodidad del ser humano. La película se va transformando de un film testimonial a un film de terror porque los intereses en juego, las ganancias del emporio industrial involucrado son tan altas, y tan altos son los impuestos que reciben los estados en los cuales están radicadas las fábricas, que los intereses económicos terminan imponiéndose sobre los derechos y las vidas de la innumerable cantidad de personas afectadas.
El Precio de la Verdad termina siendo una película de terror porque lo que narra es cierto, realmente sucedió. Se trata, además, de una falta de autorregulación estatal, de grandes empresas que ignoran su responsabilidad civil, a la vez que no prestan atención al desastre ecológico que producen al no prestar atención al destino de sus desechos industriales y al encubrimiento de investigaciones médicas que han mostrado los efectos nocivos producidos por dichos desechos.
El film de Haynes termina elevándose sobre la medianía del cine americano de puro entretenimiento para narrarnos, con una solidez sorprendente, un hecho real al que la opinión pública y los medios no le han prestado la suficiente atención.
Acompañan a Ruffalo un elenco de notables compuesto por Anne Hathaway como su esposa, Tim Robbins como el abogado Tom Terp y Bill Pullman como Harry Dietzler, otro abogado que trabajó muchos años para llevar a las grandes corporaciones estadounidenses a la justicia.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los miserables
Los miserables (2019)
  • 7,2
    10.747
  • Francia Ladj Ly
  • Damien Bonnard, Alexis Manenti, Djibril Zonga ...
10
CINE VERDAD
Ladj Ly es un joven director cinematográfico nacido en la Republica de Malí, al sur de Argelia en África, cuyos padres emigraron a Francia cuando él tenía 8 años. Se establecieron en los suburbios de Paris, donde formaron parte de una comunidad en la que prevalecía la religión musulmana. No obstante, el proceso de adaptación no fue ni será fácil. Lengua diferente, tez oscura, vida nómade, falta de recursos, añoranzas son factores condicionantes más allá de las garantías civiles. Un lugar donde, además, la violencia y la marginalidad es un hecho corriente.
En 2009, el joven Ladj Ly fue arrestado y condenado por la justicia francesa a 3 años de prisión por complicidad en un caso de secuestro, cumpliendo su pena en forma correspondiente, Su prontuario también registra otros antecedentes policiales con dos veredictos por delitos menores, uno de ellos en 2011, por filmar un caso de violencia policial al que le agregó sonido con comentarios provocativos, que más tarde publicó en Internet.
Este último caso inspirará y dará lugar a Los Miserables. Ni su título ni la leyenda final son una casualidad. El propio Ladj Ly comenta; “Durante cinco años filmé escenas en mi vecindario. Filmamos a la policía, en lugares donde sucedieron muchas cosas raras. Más tarde hice un video de ello. Ahora filmé esta película.
Con aquel tono documentalista, y un fuerte sentido del cine verdad, debuta en el largometraje filmando “Los Miserables”, una obra maestra del docuficcion. Ladj Ly recrea aquellos sucesos con una fuerza arrolladora, logrando hacer un cine que respira verdad a lo largo de todo su metraje, y que termina alzándose más que con una denuncia contundente, con un alegato en favor de aquellas minorías que por su condición de raza, lengua y religión, son condenadas a vivir miserablemente en barrios marginales, semi controlados por los punteros cuasi políticos de similar identidad, además de la fuerte y permanente presencia de la policía francesa.
Estilísticamente, el film abreva en el documental adquiriendo la forma de un docudrama en el que una situación mínima dispara un serio conflicto entre adolescentes del barrio. La intervención policial generará un escándalo de proporciones mayúsculas. El carácter documentalista con que filma Ladj Ly, además de la reconstrucción minuciosa de los hechos, muestra una verdad incuestionable: la existencia de prejuicios religiosos y raciales que terminan socavando el derecho y la integridad de los extranjeros. Los más jóvenes serán los más afectados.
El cine verdad de Ladj Ly muestra con sutileza primeros planos, hace añicos el montaje fraccionando la película, la cámara se mueve constantemente dándole velocidad a la narración. Con ello obliga al espectador a meterse, prácticamente, en la película misma. Las imágenes que logra son de una fuerza demoledora que uno siente que está allí mismo, donde reina la violencia, el dolor, y el desprecio por la vida, construyendo un fresco donde no acusa ni juzga, solo muestra para que el espectador, en total libertad, saque sus propias conclusiones.
Los Miserables toca la sensibilidad del espectador haciendo recordar otros momentos de obras maestras del cine tales como el final desesperante de Roma Ciudad Abierta (1945) de Roberto Rosselini, o más recientemente, una obra post neorrealista de Ettore Scola que muestra la miseria palpable de un asentamiento romano en Brutos, Feos y Malos (1976), o últimamente, el desprecio por la vida en los campos de concentración que registra El Hijo de Saúl (2016), del húngaro Lászlo Nemes. Todas ellas películas físicas, que se sienten con el cuerpo más allá del intelecto.
En el final, pantalla en negro, aparece un cartel que da total significado al título de la película y sobre todo, a lo visto: “Amigos míos, retened ésto: No hay hierbas malas ni hombres malos. No hay más que malos cultivos”, frase escrita por Victor Hugo en su obra Los Miserables.
Está claro que el film ha terminado y comienzan a caer los créditos finales. Lo cierto es que estamos noqueados, sin reacción nos cuesta levantarnos de la butaca. El film de Ladj Ly es demoledor. Rompe con todos los prejuicios. Es un tremendo llamado de atención no solo a las autoridades que indudablemente tienen que resolver un problema urgente sino también a los espectadores, quienes deberían tomar conciencia de qué manera son parte de ello.
Tanto Los Miserables como Parasito son las dos películas que más premios ganaron durante el 2019. Ambas tienen en común una mirada social profunda que alerta sobre problemas actuales, latentes y dolorosos a los que la política no les está encontrando solución. Por otra parte, no hay forma de permanecer indiferente frente a la película del malí radicado en Francia. Este problema no es solo francés. Lo estamos viviendo.

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12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Gentlemen: Los señores de la mafia
The Gentlemen: Los señores de la mafia (2019)
  • 7,2
    25.849
  • Reino Unido Guy Ritchie
  • Matthew McConaughey, Charlie Hunnam, Hugh Grant ...
8
EL BUEN HUMOR INGLES
La base del cine del inglés Guy Ritchie está en su ritmo cinematográfico. Ritchie narra en velocidad. Va y vuelve en el tiempo, y los personajes que describe son simultáneamente buenos y malos, sin términos medios, de manera tal que nunca evita la caricatura de los mismos, ni tampoco le importa la cronología del tiempo. Ritchie navega el espacio temporal tal como le da la gana, y en eso logra un ritmo muy particular en sus películas.
Esa ambigüedad de los personajes, las idas y venidas en el tiempo, como así también los cortes narrativos bruscos son su maca característica y ante cada película suya sabemos de antemano que deberemos someternos a las leyes del juego que rigen su cine para poder entenderlo y disfrutarlo.
En Los Caballeros, Ritchie vuelve con un film formalmente impecable, donde a través de la excusa de alguien que ha escrito un libro donde cuenta vida y obra de una banda de pequeños mafiosos londinenses dedicados a la comercialización de la marihuana, relata un sinfín de chantajes, traiciones, y engaños y enfrentamientos de traficantes de drogas.
El film de Ritchie tiene una virtud: es un entretenimiento incapaz de parar. Su capacidad de relato es asombrosa, de hecho ya lo había demostrado en sus películas anteriores (especialmente Operación UNCLE, 2015; Rocknrolla, 2008 y Snatch, 2000) donde ya comenzaba a lucir un cine muy liberado de los acartonamientos, que desafiaba los convencionalismos a la vez que se proponía romper con la linealidad del relato.
Esta última característica de su cine la lleva a cabo en The Gentleman, donde va y vuelve en el tiempo sin cesar, mezclando tiempo real del relato cinematográfico con el tiempo propio de la acciones narradas, provocando una especie de rompecabezas donde la linealidad del relato se hace añicos al igual que desafía la pintura de los caracteres volviéndolos, primero prototípicos y más tarde, dándoles una singularidad, que los vuelve estereotipos de los típicos bajos fondos londinenses, a lo que sabemos, nunca llegaran a trascender.
No obstante ello, a pesar que el film cae en alguna laguna narrativa o pierde temporalmente su equilibrio, nunca deja de mantener un tono de ambigüedad que lo caracteriza, sobre todo a partir del personaje de Fletcher, un Hugh Grant capaz él mismo de escapar de sus propios estereotipos para componer un personaje que no solo es parte de la banda sino también es el responsable de contar la historia que la película relata. En medio de la ambivalencia creada, nunca se sabe si Fletcher, en su intención de escribir un libro sobre los pequeños traficantes londinenses, está queriendo contar una historia sobre los bajos fondos de la city o simplemente los está traicionando.
Muy entretenida, con un cuarteto de grandes actuaciones donde Hugh Grant, como el narrador, se lleva lejos las palmas muy bien acompañado de Mathew McConaughey como Mickey Pearson, el productor de marihuana que abastece los bajos fondos londinenses, Los secundan Colin Farrell como el chofer, y Charlie Hunnan como Ray, el lugarteniente de Pearson. Ritchie saca flote su film aunque el mismo parece una y otra vez hundirse en el fango de una historia vista muchas veces. Pero la realidad es que el director mantiene la atención hasta la llegada de los propios títulos finales, sin traicionarse a sí mismo ni traicionar al espectador.
De a poco y con gran perseverancia, el cine de Guy Ritchie se desprende del amoldado cine inglés y con mucho desparpajo y sentido del humor, va logrando una filmografía muy propia, colocándolo en un plano creativo del más interesante cine europeo. Un cine que rompe con lo establecido, deforma las formulas, hace añicos los estereotipos y establece un estilo “Ritchie” que si bien tiene solo el propósito de entretener, logra hacerlo con armas propias y honestas donde brilla su sentido del humor que lo ha colocado al frente de un nuevo estilo de comedia típicamente inglesa.

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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El escándalo
El escándalo (2019)
  • 6,2
    11.061
  • Estados Unidos Jay Roach
  • Charlize Theron, Margot Robbie, Nicole Kidman ...
6
¿CULPABLE O INOCENTE?
Jay Roach es un productor y director con una larga trayectoria en la televisión. En 2015 había despertado el interés de la audiencia cinematográfica escribiendo y dirigiendo un estupendo guión sobre la vida de Dalton Trumbo. Ahora vuelve a como director de Escándalo, basado en un guión de Charles Randolph, que con mejor fortuna había guionado La Gran Apuesta (The Big Short, 2015), también basada en hechos reales.
Escándalo se basa en los sucesos que tuvieron lugar en la ciudad de Nueva York en 2017 que determinaron el despido de Roger Ailes, el CEO de Fox News, el noticioso de mayor audiencia en los Estados Unidos. Ailes fue acusado de acoso sexual por parte de una de sus presentadoras estrellas en el noticioso del Prime Time, el horario central nocturno donde el encendido de televisores alcanza su pico diario.
El episodio cobra rápida repercusión pública, las acusaciones se multiplican y Roger Ailes (magníficamente interpretado por John Lithgow) se ve acorralado. Para facilitar la resolución del escándalo renuncia a sus funciones en la Fox negociando su rápida salida por una suma varias veces millonaria y es reemplazado por el propio dueño de la emisora, Rupert Murdoch (Malcolm Mc Dowell).
El film muestra el desarrollo de un gran escándalo originado por un flagelo de nuestra época. No obstante ello, lo hace de manera poco original, más precisamente, superficial utilizando una forma vertiginosa de relato, más propia de la televisión que del cine. Toda la película es un vendaval informativo contado a pura velocidad al mejor estilo televisivo, donde no se analizan causas ni hechos en profundidad. Por momentos, la película se vuelve confusa.
La cuestión tratada gira en torno del deseo de conseguir un puesto de trabajo, nada menos que el de la locutora estrella de la presentación del noticioso central. Para ello se presentan varias aspirantes, todas ellas bellas y desenvueltas. Nunca queda claro cuáles son las reglas de selección. No obstante ello, puede inferirse que en igualdad de calificaciones, la elegida será la más bonita, la más fotogénica y simpática. No hay duda que la capacidad de seducción también cuenta. Pero no solo habrá que seducir a la audiencia, sino también al CEO de la compañía. Esto transforma a la elegida en la estrella del noticioso central, alguien que además, pasa a ganar muy buen dinero, y que es capaz de colocar la señal en el top, de tal manera que pueda mantenerse en el tiempo como el de mayor encendido del horario nocturno.
El problema de Fox no se circunscribe a una simple cuestión de carácter operativo sino que el noticioso es cooptado por un problema de corrupción. Esto no solo implicaba encontrar la imagen femenina de un noticioso sino también una mujer capaz de satisfacer las ambiciones amorosas y sexuales del CEO de la compañía. Los intereses y las ambiciones personales van mucho más lejos que el ocasionado por un problema operativo.
De la necesidad de agradar al jefe a mantener un affaire con él hay un solo paso. Evidentemente, esto no implica el mantenimiento de una relación amorosa. Más bien estas relaciones presentan un propósito puramente mercantilista. De un lado, alguien ofrece su cuerpo a cambio de un puesto de trabajo. Del otro, un poderoso que satisface deseos sexuales pagando un muy buen sueldo por dicho puesto.
Con las actuaciones estelares de Charlize Theron (Megyn Kelly), Nicole Kidman (Gretchen Carson), Margot Robbie (Kayla Pospisil), Andy Mc Dowell como el millonario de medios Rupert Murdoch y John Lithgow como Roger Ailes el film resulta entretenido aunque un tanto convencional, refuerza la idea del ideario americano de que el dinero todo lo puede, y que los poderosos no son fáciles de vencer.
La película no pretende constituirse en un hecho documental ni en un alegato moralista. Tampoco un aporte más al movimiento feminista del Me Too. Se impone como un relato de hechos reales cuyo objetivo principal, como el de todo el cine americano, es el de entretener en base a un hecho que conmovió recientemente a la audiencia televisiva y opinión pública de los Estados Unidos.

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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
De repente, el paraíso
De repente, el paraíso (2019)
  • 6,5
    540
  • Palestina Elia Suleiman
  • Ali Suliman, Elia Suleiman, Holden Wong ...
7
LA MIRADA PROFUNDA
El nuevo film del cineasta Elia Suleiman parece preguntarse por qué si en todos lados pasan cosas absurdas, los palestinos, en particular, tienen que vivir en un absurdo permanente.

Su película está regida por la mirada, la cual, se concentra en un sinfín de situaciones que remiten a una gran obra del absurdo. Este film situacional, que con esa mirada tan poco convencional y llena de humor, se transforma en una pieza inteligente e interesante.

Conoce tu comarca y conocerás el mundo. El film comienza en Nazaret, lugar de nacimiento del director y luego se abre hacia Paris y Nueva York. En la medida que la película avanza, sale de su comarca y se abre al mundo. Las escenas de Paris y Nueva York profundizan en la idea de un absurdo que va más allá de la propia comarca.

El propio Suleiman es el actor principal de su película, la cual nunca pierde el sentido del humor, uno muy especial que cruza toda la película impregnándola con un cuestionamiento tal que provoca indudablemente la reflexión sobre lo que sabemos pero de lo cual no se habla. El nivel del absurdo prevalece sobre la ironía.

El Oráculo de Delfos decía “Conócete a ti mismo y conocerás al universo y a los dioses”. El director comienza un viaje que lo lleva primero a Paris y luego a Nueva York, para terminar volviendo a Nazaret. En el periplo, la idea de identidad de un pueblo se desdibuja desde la mirada de lo global.

El conflicto árabe israelí está presente a lo largo de toda la película pero no es expuesto como algo manifiesto sino como un absurdo que incluso podría minimizarse. Queda claro que la mayoría de la gente prefiere vivir en paz y solo las posiciones extremas lo impiden.

Con mucha influencia del humor del francés Jaques Tati (Mi Tío, Play Time), la película es la mirada entre extraña e irónica de un palestino que no puede terminar de entender el mundo en el que vive. Su film es muy personal, con gustos muy personales como la inserción inesperada de una canción clásica de Nina Simone que alude a alguien que siempre está corriendo, que se siente humillado y ya no puede soportarlo. Es además, una obra donde prevalece la ironía, donde la mirada y la observación de lo que pasa define la película.

La mirada de Suleiman es la de alguien que conoce el mundo, alguien capaz de poder mirar desde afuera. En ese enfoque podemos encontrar una mirada universalista sin dejar de lado un conflicto específico que sin duda reclama una solución pacífica.

Suleiman intenta tomar distancia como si quisiera ver la cosa desde afuera sin siquiera ser parte de ella. Ello es casi imposible. No obstante, logra totalmente que el espectador reflexione sobre el problema desde una posición prácticamente imparcial. Pero la gran cuestión que deja flotando el film del palestino es si ese viaje por el mundo moderno que da su personaje, acaso no despersonaliza en esa apariencia de universalización que presentan las grandes urbes que visita. En ese sentido, cabe preguntarse cuánto de valor tiene todavía la causa palestina.

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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Judy
Judy (2019)
  • 6,1
    4.453
  • Reino Unido Rupert Goold
  • Renée Zellweger, Jessie Buckley, Rufus Sewell ...
9
LA AGONIA DEL EXITO
Escrita por Tom Edge y basada en la obra teatral End of the Rainbow de Peter Quilter (también coautor del guión de la película), estamos ante una obra maestra del teatro musical que afortunadamente, es llevada al cine de la mano de un director sensible y respetuoso capaz de encontrar el nudo gordiano de la cuestión y trasladarlo en imágenes cinematográficas de gran contenido dramático.
Judy no es una película biográfica. Se basa libremente en la vida de Judy Garland, y se concentra en los últimos meses de su vida. Magníficamente interpretada por Renee Zellweger, quien seguramente se llevará el Oscar a la Mejor Actriz, muestra la otra cara de una vida mimada por el éxito pero castigada por la intolerancia de todos aquellos que vivían a su costa (productores, empresarios, maridos, y músicos), impidiéndole con mandatos de diferente tipo ser ella misma, hacer lo que quería y disfrutar de su familia y su éxito.
Judy es la historia de una mujer entre la espada y la pared. A los 40 años de edad ya se había convertido en un icono de Hollywood, una estrella cinematográfica, con una gran trayectoria como cantante popular, había contraído 5 matrimonios y tenía dos hijos pequeños (de su tercer matrimonio), a los que le costaba atender personalmente dado sus actividades artísticas. Consecuencia de ello, consumida por la dieta a la cual era sometida, su temprana adicción por las pastillas para adelgazar, el gran consumo de café y tabaco para perder el apetito, hará que su salud termine resquebrajándose y enferme gravemente muriendo a los 47 años de edad.
La película se concentra en aquellos 6 meses antes de su muerte en ocasión de la última gira que emprende en viaje a Londres. Recrea su intimidad, nos informa de sus problemas conyugales, sus divorcios, su lejana y sufriente relación con sus hijos, su necesidad de hacer una gira para conservar su vigencia como actriz y cantante sino también para poder levantar una situación económica y financiera resentida por su tercer divorcio.
El film es un abrazo a la intangibilidad. Alguien podría decir que está hecho de aquello con que se hacen los sueños. Es un discurso sobre los sentimientos y la imposibilidad de poder transmitirlos, de hacerlos reales. El film está definido por la incomunicación de sus personajes y una distancia que vuelve a todo como lejano. Hay una atmosfera de tragedia que lo atraviesa generando la idea de un destino inexorable. Expresa una idea de soledad más allá de todo acompañamiento.
Rupert Goold dirige el film con gran seguridad, sentido común y un respeto absoluto por la identidad de la diva. Sabe muy bien que pretende hacer con su película. La consecuencia de ello es un film eminentemente intimista, que más que mostrar una vida intenta comprenderla hasta descifrarla como si necesitara desnudarla para que su público entienda que más allá de la estrella, Judy, por sobre todas las cosas, era una simple mujer, un ser humano que necesitaba vivir su vida, un ser sensible, vital, que pretendía una vida común, ser madre, disfrutar de sus hijos y estabilizarse emocionalmente de manera tal de poder convivir con un hombre que supiera acompañarla.
Renee Zellweger corona con una gran actuación ese momento en la vida de Judy. Se mete en su intimidad y la radiografía en forma íntegra hasta que el personaje cobra vida. El espectador, queda anonadado ante la creación de ese momento de ilusión en el cual Judy revive en la actuación de Zellweger creando y transmitiendo dos horas de ilusión de soledad, desesperanza y desesperación. La extrae de la maqueta para transformarla en un ser sufriente, incapaz de educar a sus hijos, convivir con un hombre, disfrutar de la vida, y de los dones musicales y actorales que innegablemente poseía.
La Judy de Zellweger es un ser sufriente incapaz de gozar de un momento de felicidad más allá de algún aplauso perdido, o de un momento casual como la cena en la casa de los homosexuales. Su actuación vuelve a brillar en la anteúltima escena donde llama a sus hijos para una Navidad que otra vez pasará lejos de ellos. La escena es una sola toma donde ella se comunica por teléfono, la cámara se planta en un primer plano, en el fondo se escucha una canción, el cásico inolvidable de Ira Gershwin y Harold Arlen titulado The Man That Goes Away. La escena no tiene cortes, y la desesperación de la ocurrencia deja verse en la expresividad de la cara de Zellweger. Esa mirada llena de infinita tristeza, de impotencia para cambiar el estado de las cosas, nos dice todo acerca de la fatalidad de una vida cuyo horizonte de vida será inexorablemente corto.
El notable acompañamiento musical de Gabriel Yared y las canciones interpretadas por la propia por Renee Zellweger le otorgan una ambientación muy particular a la película logrando no solo el ámbito de un musical sino también una atmosfera cerrada de gran intimidad que contagia al espectador haciéndolo participe de la historia contada.
Un film lleno de aciertos. Desde la actuación de la Zellweger a la música de Yared y las canciones inolvidables de la década del 40, con una fotografía de Ole Brandt Birkeland, cuyos tonos acaramelados inundan de calidez una atmosfera pesada que además, sabemos, conduce inexorablemente a la tragedia contando tan solo un pedacito de la otra cara de una vida extraordinaria que por su brillantez forma parte ineludible de la historia grande del cine.

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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
1917
1917 (2019)
  • 7,7
    51.088
  • Reino Unido Sam Mendes
  • George MacKay, Dean-Charles Chapman, Mark Strong ...
8
RECORDANDO A DOS GRANDES MAESTROS
La primera reacción después de ver la película es reconocer el maravilloso despliegue visual que tanto el director Sam Mendes como el fotógrafo Roger Deakins han realizado. No se puede decir que sea cosa nueva para ellos. Trabajaron juntos anteriormente en Skyffall, un film de la serie Bond. Esta nueva obra, sin lugar a dudas, es el resultado de una asociación artística que no puede resultar en otra cosa que algo muy bien hecho.
El film remite a dos grandes films de dos grandes maestros: Alfred Hithcock, siempre presente, con su Rope (La Soga, 1948) y Stanley Kubrick (Paths of Glory, 1958). El primer caso, aporta la idea de una filmación sin cortes. En aquel momento, acotada por la duración de cada rollo de película. Hoy, problema superado por el uso de las técnicas digitales. El segundo caso, aporta no solo en lo conceptual: una guerra sucia, luchada cuerpo a cuerpo, sino también, en lo cinematográfico, a la idea de una filmación narrada con un travelling, ello es, con una cámara que se desplaza acompañando en forma permanente a los personajes, viendo lo que ellos ven o lo que el director decide que el espectador debe ver. .
El travelling es el principal recurso narrativo de Sam Mendes. Desde que la película comienza hasta que llega a su film no se percibe un solo corte. La prolijidad de la puesta es total. Y la capacidad narrativa del director y su guionista es prodigiosa. El mexicano Alejandro Gonzalez Iñarritu ya había probado también con éxito este recurso en las escenas finales del teatro en Birdman (2014).
Con ese formato tan particular, el film cobra un interés de tipo participativo. Busca que el espectador este allí, en la trinchera, siga a los dos soldados en su peripecia por el campo, disfrute en el estanque, vea un avión que se nos viene encima. 1917 es un film físico que crea la sensación de estar allí, de participar de lo que está ocurriendo. Es un film palpable.
Sin grandes nombres, sin grandes estrellas, el film se impone porque logra atrapar al espectador y colocarlo en medio de aquella guerra, la cual no ha vivido, acaso, incluso, siquiera ha imaginado. Una guerra de trincheras donde los aviones participan por primera vez en una contienda bélica pero que paradójicamente, resulta una guerra donde en su mayor parte se pelea cuerpo a cuerpo a pesar que la época ya generaba producción de carácter industrial. Más allá de la trinchera, el material bélico usado había sido fabricado de aquella manera.
Lo interesante de 1917 no es que el film valga solamente por la destreza técnica con que fue filmada. Más allá de eso, en primer lugar, es un film de características humanistas. Rescata al ser humano sobre la cuestión bélica. Es cierto que ocurre en una guerra. Los protagonistas principales son un par de soldados que deben cumplir con una misión encomendada por el Alto mando. Pero más allá de eso, impera la necesidad de cambiar una orden que hará perder una guerra. Esa es la misión de nuestros dos soldados. En otras palabras, ello es, salvar vidas humanas.
En el film de Mendes, la vida está latente e importa sobre todas las cosas, incluso sobre la guerra misma. Film físico, palpable, sensible, impone un mensaje pacifista más allá de mostrarnos en primer plano una guerra que duró cuatro largos años, produjo 10 millones de bajas, donde fueron movilizados 60 millones de soldados, y actualmente es considerada como uno de los hechos más sangrientos de toda la historia de la humanidad.

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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parásitos
Parásitos (2019)
  • 8,0
    63.246
  • Corea del Sur Bong Joon-ho
  • Song Kang-ho, Lee Sun-Kyun, Jang Hye-jin ...
9
UNA LUCHA DE CLASES
Para su análisis es necesario definir dos conceptos: el parasitismo y la lucha de clases. El primero es un tipo de simbiosis, una estrecha relación en la cual uno de los participantes, el parásito, depende del otro, huésped, (también llamado hospedante, hospedador o anfitrión) y obtiene algún beneficio. Un parásito es un organismo que vive en otro organismo huésped y se alimenta a expensas de él.
La segunda es un concepto que explica la existencia de conflictos sociales como el resultado de un antagonismo inherente a toda sociedad políticamente organizada entre los intereses de diferentes sectores o clases sociales.
Bong Joon-ho, autor también del guión de la película, desarrolla estos conceptos incorporándolos a una narración muy clara y equilibrada, bajo la forma de una comedia bizarra, describe una situación donde una familia de la alta burguesía comienza a ser penetrada por otra de bajos recursos poniéndose a su disposición para trabajar en la casa realizando tareas básicas del hogar. El film confronta la vida misérrima del personal de servicio con la fastuosidad y la vida holgada que llevan los dueños. No obstante ello, el personal de servicio comienza a realizar una transformación donde cada uno de sus actos constituye una usurpación que se transforma en un pequeño avance sobre el derecho a la propiedad.
Tal como en sus films anteriores, aparece también el concepto de lo monstruoso. Aquí lo son los nuevos empleados de la casa que a medida que se van aclimatando a ella comienzan a realizar una metamorfosis que los va transformando en seres ambicioso que solo parecen perseguir, imitar y hasta envidiar el modo de vida de sus patrones, volviéndose una amenaza permanente cuya relación pareciera terminar necesariamente en una lucha de clases. Pero lo paradójico, es que los dueños de la casa no son menos monstruosos que sus sirvientes. Los patrones se vuelven insensibles, desinteresados, despreocupados por aquellas personas a quienes le dan trabajo como si esa paga fuera suficiente como para cerrar la relación social que establecen.
La película se transforma en un popurrí de géneros pasando de la comedia, al misterio, del suspenso al drama, del romance al terror, en una muestra notable de la capacidad de manejo de parte del director coreano haciendo del film un entretenimiento de características siniestras capaz de hacer reflexionar al espectador acerca del mundo en que está viviendo. Su obra parte de un guión muy bien escrito, con diálogos muy interesantes, que termina componiendo una comedia brillante.
Un punto interesante que plantea el film es como se ven unos a los otros, lejos de todo encasillamiento. La familia pobre no ve la familia rica como su empleador sino como un objetivo en el cual se deben transformar. Por el contrario, la familia rica ve a la pobre como una cosa natural, un personal de maestranza que solo está para servir. En esa dicotomía se minimiza toda posibilidad de permeabilidad social generando una idea de casta.
De esta manera, el aspecto dramático se impone sobre la comedia, sugiriendo que la movilidad social es muy difícil de lograr donde existe un ordenamiento absolutamente rígido de manera tal de no permitir ningún movimiento ni hacia arriba ni hacia abajo de la pirámide social, impidiendo cualquier atisbo de movilidad, lo cual tiende a deshumanizar las partes, y en consecuencia, generar inexorablemente una lucha de clase.
Los antiguos monstruos de Boom Joon-ho vuelven, ya no cerca de un rio o una selva sino dentro mismo de una sociedad que “se cree” permeable, distributiva, dinámica, aunque sus miembros son seres humanos con habilidades y capacidades económicas diferentes que se ven impedidos injustamente del progreso social. Por otro lado, la clase alta, condenada por la impermeabilidad social, padece el mismo parasitismo en sentido inverso: su dependencia de la contratación de mano de obra.
Es en ese estado de la sociedad donde la lucha de clase parece una amenaza permanente y cuya ocurrencia pareciera ser inevitable. Cabe preguntarse qué pasaría en una sociedad donde el desarrollo toma la forma de la robotización prescindiendo de la mano de obra, la sociedad industrial se transforma en una sociedad de servicios, la población continua en crecimiento y los puestos de trabajo disminuyen en forma proporcional.
No hay duda que el film del director coreano es uno de los más lúcidos documentos sobre el porvenir del capitalismo actual, que como sistema económico de distribución no alcanza a cubrir todas las necesidades de individuos que incluso, teniendo acceso a la educación, no consiguen trabajar ni en relación de dependencia ni por cuenta propia, siquiera para cubrir las necesidades tales como mantener una familia tipo, más allá que la velocidad reproductiva se ha vuelto más rápida que la capacidad de crear puestos de trabajo de una economía tipo.
Una cuestión que la sociedad debe plantearse al respecto es el cambio de paradigma. Existen vastas regiones del mundo donde aún hoy, el tipo de sociedad a desarrollar responde a un modelo industrial. Cabe preguntarse sobre su vigencia toda vez que los países líderes ya han cambiado hacia un modelo que tiende a desarrollar una sociedad de servicios. La siguiente cuestión es si se puede alcanzar el nivel de educación necesaria para desarrollar este modelo. La pregunta que queda flotando es si la lucha planteada es inherente a un modelo de organización económica social o responde a la propia condición humana.

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1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El robo del siglo
El robo del siglo (2020)
  • 6,7
    4.229
  • Argentina Ariel Winograd
  • Guillermo Francella, Diego Peretti, Luis Luque ...
7
EL QUE ROBA A UN LADRON…
A principios de los años 60 comencé a ver cine. Durante esos años el cine comenzó a cambiar mucho. En los 40 había aparecido el color, aunque su uso se masifica en los 50. En los sesenta, aparecen las vanguardias que intentan cambiar la forma de contar. También aparece la comedia a la italiana que no solo destaca en el registro costumbrista, sino también incursiona por los géneros, particularmente el spaguetti western, el giallo, y las películas de robos.
Dentro de este último género, los italianos hicieron un par de obras maestras. Los 7 Hombres de Oro de Marco Vicario (1965), con Philippe Leroy y Rossana Podestá fue una de ellas, Operación San Genaro, de Dino Risi, fue otra dentro de un estilo farsesco. Un Golpe a la Italiana, del inglés Peter Collinson (1969), con Michael Caine, fue filmada y transcurría en Italia con mucho gusto a lo italiano, cerrando una trilogía inolvidable. La influencia de ese cine llega hasta nuestros días, y sin lugar a dudas anima en el alma de El Robo del Siglo, está buena comedia de suspenso de Ariel Winograd.
La diferencia entre esta y aquellas es que los italianos trabajaron construyendo un guión ficcional. En cambio, en la película argentina que se acaba de estrenar, la ficción es superada por la realidad. El Robo del Siglo se basa en el atraco real de las cajas de seguridad de Banco Rio en la sucursal Acassuso en el año 2006.
Con guión del propio director, muy bien sintetizado, que se concentra fundamentalmente en la acción de lo que está relatando, dejando mucha libertad de acción a sus actores para que cada uno componga su propio personaje. Dicha libertad, paradójicamente, atenta contra la composición de cada uno de ellos, sobre todo en los dos papeles principales, Fernando Araujo (Diego Peretti), cerebro de la operación, y Luis Vittete Sellanes (Guillermo Francella), el financista de la misma. Peretti y Francella son dos actores con fuerte personalidad a los que se encasilla normalmente en la televisión y parecen estar limitados a componer a sus respectivos personajes en la película a lo que hacen habitualmente en aquel otro medio.
El film puede dividirse en tres partes. La organización de la operación, el robo en sí mismo, y la detención de los criminales. La primera parte es la que permite el mayor vuelo. Si bien se maneja con clisés propios del género, presenta a los personajes, y describe con lujo de detalles la personalidad de los dos ladrones principales, humanizándolos y tratando de sacarlos de la maqueta.
La segunda parte del film desarrolla el robo y reproduce prácticamente lo que los artículos periodísticos relataron en las páginas policiales después de lo ocurrido. La parte más interesante del guión está relacionada con la aparición de un clásico negociador policial (Luis Luque) que busca lograr la libertad de los rehenes. Aquí la trama desarrolla la típica forma del gato y el pícaro ratón, colocando inteligentemente al público del lado de los rehenes haciendo que lo ya conocido forme parte de una escena que logra generar una escena podría llegar a ser antológica de nuestro cine.
El final es lo más flojo de la película, no por conocido, sino por la simpleza de la resolución cinematográfica. Todo lo bueno del guión como de la estructura cinematográfica se cae abruptamente sin ninguna clase de sustento. Los ladrones son atrapados uno por uno con la misma facilidad con la que se hubieran entregado. Esto desperdicia una película que dura casi dos horas haciendo sobrar 30 minutos finales que no aportan nada a lo ya conocido. En este tramo, impera una chatura cinematográfica impropia del film hasta ese momento, y que hace perder relevancia al buen trabajo del director.
En síntesis, El Robo del Siglo es un buen pasatiempo, con algunos pasajes cinematográficamente brillantes, pero hacia el final, se cae irremediablemente dado que la realidad de los hechos supera toda fantasía. No obstante ello, es una película entretenida, que deja verse, lo cual, dentro del panorama actual del cine argentino, no es poco.

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5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jojo Rabbit
Jojo Rabbit (2019)
  • 7,2
    35.034
  • Nueva Zelanda Taika Waititi
  • Roman Griffin Davis, Scarlett Johansson, Thomasin McKenzie ...
6
UNA OBRA CONCEPTUALMENTE DIFERENTE
Taika Waititi es un actor, guionista y director de cine neozelandés, hijo de padre maorí y madre irlandesa de ascendencia judía. Debutó como cortometrajista en 2002 con John y Pogo, y en 2007 llego a su primer largometraje (Eagle vs. Shark), contando la historia de dos inadaptados sociales que intentan encontrar el amor. Taika Waititi es considerado una personalidad cinematográfica multifacética, teniendo su cine características originales e innovadoras.
Jojo Rabbit es su quinto y más exitoso largometraje. Además, es un film que no puede pasar inadvertido. Se trata de una obra irreverente, desprejuiciada, que desafía y provoca, y en algunos tramos, hasta descoloca al espectador.
La pelicula no es una simple farsa más sobre el nazismo. Además, Waititi no pretende que su obra pase inadvertida. Su film intenta mostrar una visión del nazismo desde los ojos de un niño alemán de 8 años. Este niño ya ha perdido a su padre en la guerra. Su madre pertenece a la resistencia, y él intenta formar parte de las juventudes hitlerianas pero es expulsado por inepto.
Su capacidad de supervivencia pareciera estar relacionada con su propia manera de escapar de una realidad que está regida por la tragedia. Su refugio será el propio departamento de su madre donde, además, encontrará escondida en un closet debajo de una escalera a una niña judía que lo dobla en edad. Ella será el vehículo indicado para que el niño tome contacto con la más cruel realidad.
Jojo vive en un mundo propio que crea como una autodefensa que lo protege de lo que lo rodea, es decir, la guerra en general y la persecución de judíos en particular. Vive en una especie de limbo que oscila entre la realidad y la fantasía tratando de absorber ese mundo desquiciado que es la caída de la Alemania Nazi derrotada por los ejércitos aliados que ya están al acecho sobre los límites de la ciudad tratando de tomar Berlín. Las últimas escaramuzas de una guerra despiadada.
En ese mundo imaginario crea una amistad con el mismísimo Hitler, al que invoca en diferentes ocasiones buscando en él un apoyo que, obviamente, nunca encuentra. Por el contrario, cada paso que da, lo acerca cada vez más a la realidad, y en consecuencia, a la verdad. Su primer choque será en un campamento infantil donde su incapacidad competitiva queda reflejada y es burlada en el desarrollo de destrezas infantiles, ente las cuales está la quema de libros.
Waititi maneja esta ida y vuelta entre realidad y fantasía infantil de manera despiadada, no solo dejando sin aliento a propia capacidad de escapismo de su personaje sino también al espectador. Su film es diferente a la mayoría del cine cómico que estamos acostumbrados a ver. De hecho, su visión nos retrotrae muchos años atrás, recordando a El Gran Dictador de Charles Chaplin, o a los años 70 con las primeras películas cómicas de Woody Allen (Bananas), o incluso alguna obra de Mel Brooks. Pero ninguna de aquellas viejas películas se aproxima mínimamente al desparpajo, a la crudeza, a la falta de piedad hacia su personaje que destila esta obra del director neozelandés que deja al espectador al borde del desconcierto.
Esta película es mi primer contacto con Waititi y su cine. No obstante ello, no puedo dejar de reconocer la originalidad y el atrevimiento de su propuesta. Su cine está repleto de apuestas innovadoras, tanto desde lo estético como de lo conceptual. Su cine toma riesgos en ambas dimensiones. Se trata de un director innovador que al revisar su filmografía hasta el momento, demuestra una enorme capacidad para manejarse tanto dentro de los géneros como fuera de ellos, con un estilo propio, muy personal, como hace mucho tiempo que no se veía.

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Working Woman
Working Woman (2018)
  • 6,5
    35
  • Israel Michal Aviad
  • Oshri Cohen, Menashe Noy, Liron Ben-Shlush ...
8
CRONICA DE UNA MUJER QUE TRABAJA
El cine israelí esta pasado un muy buen momento. Sus películas no solo están muy bien hechas sino también reflejan los problemas de una sociedad moderna más allá de los conflictos de carácter bélico que la afectan.

El Acoso, la nueva película de Aviad, un director con una larga trayectoria en el documental pero con un solo trabajo de ficción en su haber (Lo Roim Alais, 2011, no vista en nuestro país), se concentra en un tema de actualidad como lo es el acoso femenino.

Orna, el personaje principal del film, es una mujer felizmente casada con dos hijos pequeños que vive en Tel Aviv. Ella necesita trabajar para ayudar a su marido que acaba de inaugurar un restaurante de comidas rápidas en el centro de la ciudad, y ha contraído una deuda importante. Su búsqueda se resuelve rápidamente cuando consigue un trabajo en una empresa constructora de departamentos de alto nivel donde se destaca como hábil vendedora, llamando la atención del patrón de la empresa.

Aviad sigue minuciosamente el derrotero de Orna por su nuevo trabajo. Muestra su proceso de adaptación, su aprendizaje de ventas, como gana confianza en sí misma, a la vez que desarrolla una relación de gran camaradería con su jefe que además es el dueño de la empresa. Su desempeño se vuelve muy exitoso. Ello despierta en su jefe un interés particular sobre ella que rápidamente se transforma en un deseo de tipo sexual que termina en acoso.

El film es directo, preciso y concreto transformándose en una crónica minuciosa de hechos que el director muestra con austeridad y economía de recursos pero de gran efectividad. Por lo tanto, su film no pierde tiempo en lateralidades ni se distrae de su discurso, el cual llega con claridad y contundencia al espectador.

Esta no es la historia de un alegato. Aviad no acusa ni juzga. Le habla al espectador en forma directa. De esta manera, le permite tomar distancia de los hechos, analizarlos y dejar que el espectador saque sus propias conclusiones, las que no necesariamente implican un juzgamiento.

El director logra una generalización de esos hechos donde los partícipes necesarios, en este caso un hombre y una mujer, el empresario y la vendedora de departamentos, pueden transformarse en parte de otro hecho (el acoso) que puede o no, conformar un delito. El director expone objetivamente esos hechos. En todo caso, si hay un veredicto, será el espectador el encargado de dictarlo.

El final, inteligentemente, alude muy sutilmente a que frecuentemente estos hechos aberrantes no llegan a la justicia por temor de la mujer a exponer tanto su privacidad como su honradez, dado que un juicio transforma en público un hecho que puede permanecer en la esfera de lo privado. Más allá de la justicia, y con un sentido de amplitud y a la vez de síntesis, nos induce a pensar que ciertos asuntos de conciencia deben permitir que el perpetrador sea juzgado por su familia o se juzgue a sí mismo.

La condena publica de los hechos narrados, más allá de la justicia, puede terminar estigmatizando a la mujer. Entiendo que la posición final de Aviad, prefiere mantener a sus criaturas en un ámbito de privacidad que tiende a proteger la honorabilidad de la mujer.

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Manhattan sin salida
Manhattan sin salida (2019)
  • 5,9
    4.215
  • Estados Unidos Brian Kirk
  • Chadwick Boseman, Sienna Miller, Taylor Kitsch ...
8
21 Puentes de Brian Kirk
Este film puede parecer fuera de época (hoy no se hacen muchos filmes que puedan enrolarse dentro de la categoría del “policial negro”, incluso no carece de convencionalismos, no obstante ello, es un film que atrapa de principio a fin aunque parezca predecible e incluso, carezca de grandes estrellas en su casting.
Lo que este film tiene es entretenimiento en estado puro. Y su argumento atrapa al espectador pese a su simpleza o previsibilidad. Todos los rubros están perfectamente atendidos. Su guión es consistente y prolijamente desarrollado, lo que se dice bien escrito, bien musicalizado, mejor fotografiado y por sobre todas las cosas, muy bien dirigido por un director que desde el comienzo sabe que pretende hacer con el material que va a narrar.
Comienza con una escena donde nuestro héroe principal, Andre Davis, magníficamente interpretado por Chadwick Boseman (Black Panther), es suspendido por la policía por una causa relacionada con gatillo fácil. De hecho, Boseman lleva 7 muertes en su haber. Pero dado la falta de personal durante la noche y ante un robo que se ha perpetrado en Brooklyn donde han muerto un par de policías, es vuelto al servicio para que se haga cargo de loa investigación de los hechos.
El film trata de un robo con sabor a traición. Como es habitual en el policial negro, la policía es parte del asunto. La trama comienza en la medianoche en las inmediaciones de un bar en Brooklyn. El bar ya ha cerrado y lo primero que el espectador se pregunta es que buscan esos dos tipos en un lugar tan alejado. La respuesta llega de inmediato. Allí funciona un puesto de distribución de cocaína.
Los dos ladrones que entran a robar nunca pensaron que la cantidad de droga que iban a encontrar allí respondía a un lugar de distribución mayorista. Ellos, simplemente, pretendían cobrarse una vieja deuda. Lo raro es que el lugar se encuentra cerrado y sin custodia. Pero antes que logren llevarse un gramo, la policía llega al lugar. La balacera que se arma parece una guerra. Los héroes logran escapara camino a Manhattan.
Esta escena inicial se lleva como 20 minutos de película que, para los amantes del cine de acción, no tienen desperdicio. El guión posee una trama principal con un par de derivaciones que es tratada con solvencia por el director Kirk, pero su lucimiento personal está logrado en la ambientación pesada de la noche neoyorquina, la situación de encierro que genera la Gran Manzana en las inmediaciones de Hell Kitchen, y por sobre todas las cosas, su claridad narrativa y la contundencia de sus escenas.
No hay duda que dentro de su clasicismo, el film encuentra una forma narrativa que hace que Kirk parezca un director de cine muy experimentado aunque la mayor parte de su trabajo haya sido hecho para la televisión. No obstante, lo destacable, es la sequedad con que encara la mezcla de suspenso y violencia que se alternan sucesivamente a lo largo del film, atrapando y soltando al espectador en cada vuelta de tuerca que presenta el argumento.
El titulo original es 21 puentes y representa el total de conexiones de la Gran Manzana (Manhattan) con el resto de las localidades que componen la ciudad de Nueva York (Brooklyn, Queens, Bronx y Long Island). Esos puentes son cerrados para evitar cualquier oportunidad de escape de los sospechosos. Desde un punto de vista cinematográfico, el cierre de los pasos concentra la acción íntegramente en la gran manzana, dando al escenario de la acción un marco de lujosa majestuosidad para una película que entretiene y cumple con su cometido.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Richard Jewell
Richard Jewell (2019)
  • 7,1
    18.873
  • Estados Unidos Clint Eastwood
  • Paul Walter Hauser, Sam Rockwell, Kathy Bates ...
9
LA MENTIRA COMO VERDAD
Corre la década del`50. Un hombre joven que trabaja como gasista aprovecha una oportunidad y se transforma en actor que se torna conocido a través de una serie de televisión sobre el Lejano Oeste (Rawhigh) a mediados de los años ´60. Más tarde decide probar suerte en Europa y de la mano del italiano Sergio Leone es lanzado a la fama en uno de aquellos filmes que se dieron en llamar genéricamente westerns spaghetti. El film en cuestión era Por un Puñado de Dólares, 1964, que se volvió un éxito descomunal que generó secuelas y recorrió el mundo. El joven actor regresó a los Estados Unidos y durante la década del 60 se volvió una estrella de cine muy popular y además, como no carecía de ambiciones, comenzó a dirigir sus propios films. De a poco comenzó a ganar prestigio y hoy en día es uno de los directores más famosos y personales de la historia del cine americano.
Estamos hablando de Clint Eastwood, un cineasta que como director ha ido evolucionando tanto temática como estéticamente. Su cine ha crecido paso a paso. La película que nos ocupa da cuenta de ello. Esta semana se ha estrenado su último film: El Caso de Richard Jewell, una obra basada en eventos reales que permite a su director reflexionar sobre el papel de la Justicia, las Fuerzas de Seguridad y el Periodismo en la creación de un relato ficticio que se interpone entre la verdad y la necesidad del propio Estado dejando de lado la realidad y la seguridad del individuo, dando lugar a una irresponsabilidad institucional de características monstruosas.
Richard Jewell fue un joven estadounidense que trabajó como guardia de seguridad y oficial de policía. Su caso se volvió famoso durante los Jugos Olímpicos de Verano en Atlanta, Georgia, Estados Unidos en 1996, donde descubrió una mochila abandonada en el parque que contenía una bomba con tres explosivos. Jewell, quien dió la alerta correspondiente y ayudó en la evacuación del parque antes de que explotara la bomba, fue primeramente aclamado como un héroe pero más tarde fue considerado sospechoso por parte del FBI, aunque finalmente, ante la falta de evidencias en el caso, fue liberado sin ser llevado a juicio.
Eastwood toma un prolijo guión de Billy Ray (Los Juegos del Hambre, 2012; Capitán Philips, 2013) sobre un falso culpable y lo transforma en un film intimista que describe la vida simple de un americano pueblerino, buena persona, que solo busca ser alguien en la vida y para ello sueña con ser policía. Ese es Richard Jewell, un solitario que vive con su madre, alguien incapaz de hacer daño premeditado al prójimo pero seguramente, capaz de soñar con cinco minutos de fama.
La destreza narrativa del director hace simple lo complejo transformando al film en una parábola sobre el destino de este individuo que de la noche a la mañana es tocado por la varita de la fama a la vez que resulta acusado y acosado por el FBI, apoyado por un periodismo sensacionalista que colabora en un penoso papel de malformación de la opinión pública.
El film de Eastwood se levanta contra la injusticia de la indefensión en que se encuentra el individuo ante el poder del Estado. En este caso, una actuación nefasta que le cupo al FBI generando sospechas sobre un falso culpable, y valiéndose de los medios periodísticos sensacionalistas y muy hambrientos de primicias, informando a la ciudadanía en forma equivocada ansiosos por manejar la opinión tapando los errores de investigación que estaba llevando al FBI al lugar equivocado y perdiendo toda objetividad en la comunicación de la noticia.
Esta nueva obra del director se aleja de los héroes individualistas que han caracterizado la mayor parte de su obra tanto como actor como director. Harry El Sucio, o el Bill Munny de Los Imperdonable, o incluso el Walt Kowalski de Gran Torino dan cuenta de ello. En realidad, el personaje de este film se acerca como la contracara de Butch Haynes, el personaje de Kevin Kostner en Un Mundo Perfecto. En aquel film Kostner es un criminal fugitivo, víctima de las circunstancias y las malas compañías cuyos sentimientos afloran protegiendo a un niño que ha secuestrado, dándole una oportunidad de redención.
El director maneja con maestría ese mundo lleno de claroscuros, donde nada es lo que parece ser, donde el bien y el mal se confunden y la realidad da un paso al costado dejando que el relato de los medios pase a ser la verdad que el Poder necesita mostrar ante la falta de evidencias, de pruebas concretas, haciendo que la verdad se vuelva mentira, y la mentira realidad.
A pesar que Richard Jewell nunca fue acusado, la vida lo sometió a un "juicio a través de los medios", y durante mucho tiempo, aun estando libre, Jewell fue considerado el autor material del atentado y por lo tanto el culpable de las muertes provocadas por el mismo. Si bien Jewell finalmente fue exonerado y en 2006, el gobernador Sonny Perdue le agradeció públicamente en nombre del Estado de Georgia el haber salvado la vida de muchas personas. No obstante ello, su padecer no fue indiferente. Jewell murió joven, en agosto de 2007. Tenía 44 años y sufría de una insuficiencia cardíaca provocada por complicaciones de su diabetes. Eastwood lo vuelve conocido e inolvidable colocándolo en la lista de los héroes anónimos que no solo pueblan los Estados Unidos de América sino también el mundo.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La dolce vita
La dolce vita (1960)
  • 7,7
    25.747
  • Italia Federico Fellini
  • Marcello Mastroianni, Anita Ekberg, Anouk Aimée ...
10
UN DILEMA EXISTENCIAL
Marcello Rubini, romano y periodista, lucha por encontrar su lugar en el mundo. Dividido entre la mundanal y elitista sociedad romana y una vida de pareja sofocante, busca cómo convertirse en un escritor serio. Es un hombre inteligente, superficial, consumido por "la dulce vida" de la riqueza, la celebridad y la autocomplacencia, de la que informa y a su vez, anhela.

Marcello Mastroianni está perfecto como el periodista sensacionalista que sigue alegremente por Roma a una estrella de cine sueca (Anita Ekberg) mientras deambula por los bares de la ciudad emborrachándose. También tiene una aventura con una mujer madura (Anouk Aimee), mientras que su novia (Yvonne Furnaux) parece volverse loca. Su vida parece estar vacía, informa sobre cosas superficiales. Observa que la fama, la fortuna y las trampas del éxito no le interesan. Comienza a darse cuenta de que la estrella de cine es algo fugaz en su vida, los milagros no existen, y el horrible suicidio de su amigo (que parecía felizmente casado) le muestra la fragilidad de la vida.

El protagonista se encuentra en una encrucijada. Es incapaz de ser alguien o avanzar en alguna dirección. Carece de un objetivo. Está ensimismado y proyecta ideales y sueños sobre otras personas. Pero a medida que sigue proyectando a otros, se da cuenta que no conoce realmente a esas personas y ellas sólo constituyen un misterio o una decepción para él.

Fellini resume una era y una actitud, y hace una película sobre vidas vacías y sin sentido. Steiner es su mayor decepción. Es un hombre perdido en una vida de corrupción y decadencia. Parece tenerlo todo, pero está insatisfecho y perturbado. El personaje de Anita Ekberg es una rubia exuberante de buen carácter, pero no es la diosa que imagina. Su padre es un típico vendedor ambulante que quizás no sea la figura paterna que su hijo necesita. Magdalena hace honor a su nombre incluso cuando Marcello comienza a creerse enamorado de ella. Lo seduce una imagen que crea de ella en su propia mente. La única relación realista que mantiene es su novia, a la que trata mal y descuida. Ella lo ama, pero él sueña con otra cosa que no sabe bien qué o quién es.

Marcello no puede comunicarse con los demás porque no puede verlos como las personas que son. Él sólo ve proyecciones de sus propias necesidades, aspiraciones, deseos u objetivos. El film parece criticar la autocomplacencia que lleva al auto desprecio, entrando en una vorágine autodestructiva.

La historia que nos narra Fellini consta de ocho episodios, que transcurren durante una noche y terminan al amanecer. Cada personaje describe su propia crisis. Y lo único que los une en un todo coherente es el protagonista de la historia, un observador de la naturaleza humana, que solo frecuenta personas de la alta sociedad que parecen exteriormente felices y auto realizadas. Sin embargo, cuando más se las examina, descubrimos que esas personas están vacías, huecas, alienadas, y emocionalmente a la deriva.

La Dolce Vita es una película compleja con muchas capas de significado. Mantiene el interés pese a la antipatía de algunos de sus personajes. Cuando Marcello toma contacto con cada uno de ellos, descubre la realidad, y esa realidad no lo satisface. Parecen la encarnación perfecta de su propia visión personal. La actuación de Mastroianni es maravillosa y consagratoria.

En última instancia, la búsqueda infructuosa de Marcello parece un dilema de tipo existencial, una búsqueda que abandonará al final, mientras mira en la playa a una encantadora joven que parece poseer el conocimiento y la comprensión que se le niega. El film nos deja, además, imágenes que se han vuelto icónicas: Marcello besando a Ekberg en la Fontana di Trevi, la Vía Véneto abriéndose entre las venas de Roma como una decadente y barroca experiencia hacia la Villa Borghese, la estatua de Cristo volando sobre Roma, la ciudad eterna…
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia de un matrimonio
Historia de un matrimonio (2019)
  • 7,2
    33.148
  • Estados Unidos Noah Baumbach
  • Scarlett Johansson, Adam Driver, Laura Dern ...
8
ALGUIEN QUE ME SOSTENGA
HISTORIA DE UN MATRIMONIO de Noah Baumbach
Alguien que me sostenga
Alguien que me lastime profundo
Alguien que se siente en mi silla
Y arruine mi sueño
Y me haga dar cuenta
que estoy vivo…
De Being Alive de Stephen Sondheim

Historia de un Matrimonio es la nueva película estrenada en Netflix del excelente director neoyorkino nacido en Brooklyn en 1969, Noah Baumbach, perteneciente al movimiento de cine independiente americano.
Baumbach tiene en su haber una docena de films largos, entre documentales y ficciones, la mayoría de los cuales no fue estrenado en los cines argentinos. Solo recuerdo haber visto Historias de Familia (The Squid and the Whale, 2005) y Mientras Seamos Jóvenes, 2014. El resto se lo conoció a través de DVD y en festivales donde se ha hecho una figura popular en los últimos años, dado que su prestigio ha crecido considerablemente. Sus películas han comenzado a verse por Netflix. La crónica que nos ocupa corresponde a su último film estrenado esta semana justamente por ese medio.
Historia de un Matrimonio narra el proceso del divorcio de una pareja que tiene un hijo donde la disputa se concentra en el régimen de visitas. El film, notablemente actuado por un sobresaliente elenco donde destacan los trabajos de Adam Driver como Charlie y Scarlet Johansson como Nicole refiere a una joven pareja de artistas. Él, autor y director teatral, y ella, una talentosa actriz en busca de un papel que le dé popularidad, casados, con hijo pequeño.
La película refleja el desgaste de la pareja como consecuencia de una vida moderna llena de problemas financieros, cambios de trabajo, la propia inestabilidad de la actividad artística del matrimonio, el desarraigo común a ambos que han emigrado de adulto a tentar mejor suerte en la ciudad de Nueva York, la dificultosa crianza de un niño pequeño en un gran ciudad los lleva a una separación obligada, dado que ella es contratada por una de las mayores cadenas de televisión para protagonizar una serie, lo cual da pie a una separación de hecho que la misma convivencia después de 6 años de matrimonio venia pre anunciando.
Baumbach concentra su film en ese proceso de separación, donde la intervención de los abogados complica y monetiza la cuestión, transformando al drama en una sátira donde los abogados estiran y complican los problemas con la mente puesta en la facturación de honorarios mientras la pareja no encuentra una solución adecuada a su desencuentro que específicamente es el régimen de visitas periódicas que el padre debe efectuar al niño.
El guionista y director, con suma destreza y un sentido innato del humor, indaga en los sentimientos que se rompen en esa pareja haciendo aparecer sutilmente el sufrimiento que ocasiona la separación en las partes pero sobre todo al hijo. Su film termina siendo una oda a esos sentimientos encontrados, a la cosa rota que se va partiendo por dentro, generando una soledad difícil de expresar cuando en realidad las partes han buscado eso, alejarse una del otro para que cada uno pueda seguir su propio camino.
En la escena final, un grupo de actores que acompañan a Charlie, realizan un after hour en un bar del west side neoyorkino. De repente un pianista sube al escenario y comienza a entonar una canción. Charlie se pone de pie, toma el micrófono y comienza a cantar con total sentimiento las estrofas de Being Alive de Stephen Sondheim del musical Company. El momento se llena de sentimientos confusos, esos mismos sentimientos que parecen gobernar la vida tumultuosa del artista, aquel que por dar a luz su propia obra, descuida su propia vida, la de sus amores y hasta la de los propios hijos. En esa escena desemboca esa especie de espíritu adolescente que los humanos siempre llevamos dentro cualquiera sea nuestra edad. El recuerdo del amor perdido. La nostalgia inunda el espacio. El film encuentra su fin.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le Mans '66
Le Mans '66 (2019)
  • 7,1
    21.178
  • Estados Unidos James Mangold
  • Matt Damon, Christian Bale, Jon Bernthal ...
8
LA COMPETIVIDAD AMERICANA
James Mangold tiene en su haber una interesante carrera que no solo habla de su destreza técnica sino también de su habilidad para transitar por los diversos géneros. Prueba de ello es su filmografía: Inocencia Interrumpida (1999) es un thriller; En la Cuerda Floja (2005), un film de suspenso; El Tren de las 3:10 a Yuma (2008), la remake de un western clásico; Wolverine (2013) y Logan (2017) dos superproducciones para Marvel donde en todas ellas puede apreciarse su paso decidido a través de la denuncia social, el film de suspenso, el western, o los superhéroes. Ahora decide pasar revista al film histórico deportivo, indagando en las razones del éxito.
Inspirado en films de carreras típicos de los ´60 y ´70 como Grand Prix (1966) de John Frankenheimer y Las 24 Horas de Le Mans (1971) de Lee Katzin, o más recientemente Rush (2013) de Ron Howard sobre la rivalidad en las pistas entre James Hunt y Niki Lauda, Mangold encara un film de características clásica relacionadas con la idea de superación personal en relación con el hecho de competir. El film no está relacionado estrictamente con personas, sino más bien, con empresas. Y si bien transcurre en el mundo de los deportes, su tema tiene que ver con la instalación, el desarrollo, la permanencia y el éxito de una marca.
Así aparece la idea de la competencia. El capitalismo americano en todo su esplendor. La competitividad como eje principal del desarrollo de una economía. No se trata de destruir al otro. Se trata, simplemente, de ser mejor que el otro, y de esa manera, con mejor producto y mejor precio, ganar mercado.
Todo ello lo vemos en una confrontación que tuvo lugar en la década del 60. Parecía una especie de lucha entre David y Goliat donde David era Fiat y Goliat era Ford. La primera, una empresa italiana con productos de primer nivel. La segunda, una empresa americana, con una producción en serie. Todavía se vivían recuerdos de la última guerra mundial donde los americanos habían liberado a Italia del yugo fascista tanto alemán como del propio Benito Mussolini. Los italianos habían quedado con recelo. No habían podido liberarse solos de la ocupación alemana cunando los americanos entraron por Anzio y comenzaron a liberar a Italia del yugo nazi y después apoyando su reconstrucción con el apoyo del Plan Marshall.
20 años después de aquellos desgraciados sucesos, Italia se había recuperado y se había convertido en una pequeña potencia industrial. Su autoestima había vuelto a su lugar. El renacimiento italiano había vuelto a ocurrir. Sus productos y marcas eran reconocidos en todo el mundo. La Fiat era una de ellas, representada por un auto pequeño y personal que permitía al trabajador tener su propio vehículo para llegar a su trabajo.
Esa misma capacidad industrial brillaba también en el campo del automóvil deportivo. La Ferrari, gobernada por su fundador don Enzo Ferrari, hacia crecer su nombre en las pistas de carrera. Las 24 horas de Le Mans en Francia iban a crear su propio mito.
Ford era el coloso americano más popular que se cansaba de vender autos en los Estados Unidos pero era incapaz de imponer su nombre en las pistas deportivas europeas. Ganar las 24 horas de Le Mans en Francia, una carrera de características místicas donde la calidad de los motores, su resistencia, imponía prestigio, era una obsesión, el verdadero sueño americano para el Sr. Ford.
Hasta 1966, Ford no había podido ganar Le Mans. La pequeña empresa italiana reinaba con sus joyas engarzadas en motores y chasis fabricados en Marianello. La película describe el trabajo realizado por Ford para desafiar la supremacía de Ferrari creando un equipo de ingenieros y diseñadores dirigidos por Carroll Shelby (Matt Damon) y el piloto británico Ken Miles (Christian Bale), quienes comienzan a construir un nuevo automóvil con el potencial suficiente para derrotar a Ferrari en la legendaria carrera francesa en 1966.
Este notable film de James Mangold relata esa primera victoria no reconocida de Ford sobre Fiat en una película que no solo evoca aquella época sino también recupera el espíritu deportivo mostrando como el mejor individualismo americano deja lugar al trabajo en equipo para poder obtener un resultado.
Con un preciso guión de los hermanos Jez y John-Hernt Butterworth y Jason Keller, Mangold construye una gran alegoría sobre la idea de competitividad americana, que resulta no solo interesante sino también muy entretenida. La capacidad narrativa de Mangold no tiene límites. Su film es un dechado de perfección narrativa logrado con un montaje vertiginoso realizado por Michael McCusker y Andrew Buckland (habituales colaboradores del director), que no para en ningún momento de las dos horas y media que dura el film transformándolo no solo en un gran entretenimiento sino también en un ejemplo de trabajo en equipo, haciendo brillar con respeto los talentos y las individualidades, facilitando los objetivos a lograr.
Contribuyen a ello las notables composiciones de Matt Damon y Christian Bale como el Team Leader y el Piloto de Pruebas respectivamente, y sobre todo el trabajo de edición del film de Michael Mc Cusker, realmente un prodigio.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La gran mentira
La gran mentira (2019)
  • 5,9
    4.048
  • Estados Unidos Bill Condon
  • Helen Mirren, Ian McKellen, Russell Tovey ...
6
NADA ES LO QUE PARECE
El Buen Mentiroso me recordó vagamente a Hitchcock, más precisamente, a La Sospecha, una de las grandes cumbres del maestro. Obviamente, las similitudes terminan en ese simple recuerdo. El Buen Mentiroso no es ni un remake ni siquiera una película que pretenda homenajearlo. No obstante ello, el nuevo film de Bill Condon basado en un guión de características teatrales de Jeffrey Hatcher sobre la novela Nicholas Searle, tiene virtudes propias que principalmente se sustentan sobre las grandes actuaciones de dos intérpretes ingleses de gran jerarquía como son Helen Mirren e Ian McKellen. Sobre sus espaldas recaen la mayoría de los méritos de la película.
Se trata de un film donde prevalece el encierro, y el suspenso. Una obra, si bien de origen literario, con característica teatrales muy definidas que, bien aireada, ha sido adaptada para el cine. Desde el inicio, sabemos que las intenciones de Roy Courtnay son las de estafar a Betty Mc Leisch. No obstante ello, el film se desarrolla en círculos tales que las acciones se van derivando hacia hechos absolutamente imprevisibles por parte del espectador.
El Buen Mentiroso refleja la falta de confiabilidad que inspira nuestra época. Nada ni nadie es lo que parece ser. En ese sentido, el film puede resultar tan impredecible como la vida misma. Tal vez ello, sea su mayor falta de mérito. La escena final traiciona al espectador que siguió con paciencia el desarrollo de la trama. La falta de lógica de los personajes triunfa sobre su racionalidad. Tal vez ello genere un final impactante y sorprendente, pero no coherente con el desarrollo de los personajes.
Bill Condon es un director experimentado que nos hace recordar su primer film estrenado en Argentina, Dioses y Monstruos (1998), donde recreaba la vida de James Whale, el director de cine que hizo famosos al monstruo de Frankenstein. En esta, la dualidad del monstruo esta en los personajes. En la descripción de esa dualidad y en la personificación que logran los actores radican los mayores méritos del film. Muy buena, también, la fotografía de Tobías A. Schliessler, llena de luces y sombras respaldadas en tonos apastelados en grises y celestes.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frankie
Frankie (2019)
  • 5,3
    343
  • Francia Ira Sachs
  • Isabelle Huppert, Brendan Gleeson, Greg Kinnear ...
8
AL BORDE DE UN ABISMO
Es mi primer encuentro con el cine del norteamericano Ira Sachs, un director independiente afincado en Nueva York, que ya tiene una media docena de largometrajes en su haber, la mayor parte de los cuales no fueron estrenados en Argentina. Mi impresión es muy favorable.
Este, su último trabajo, es un film contemplativo, construido de pequeños momentos, palabras, gestos, miradas, silencios durante un fin de semana en Sintra, Portugal, donde los personajes son convocados por Frankie Crémont (Isabelle Huppert), una actriz francesa, en un lugar de vacaciones muy tranquilo, que organiza una reunión de familia y amigos con el propósito de pasar unos días juntos, y prepararse para un próximo film.
Su familia involucra a su ex esposo gay (Pascal Greggory), su actual esposo escocés Jim (Brandon Gleeson), su hijastra (Sennia Nanua), su hijo Paul (Jérémie Renier) y una pareja de neoyorkinos, Irene (Marisa Tomei) y Gary (Greg Kinnear), sus mejores amigos que han sido convocados para la ocasión. Pero ese encuentro será solo un pretexto. Ella tiene un secreto que revelar.
La película es el sutil relato de una madeja de relaciones familiares y afectivas que genera un grupo cerrado de personas atrapadas en una realidad que por otra parte parece atormentarlos y preocuparlos.
No obstante ello, estamos ante un film de atmosferas desestresadas y visiones contemplativas que nos habla del amor y la amistad, enfatizando en la fugacidad de la vida. Los personajes pasean, deambulan y mantiene conversaciones por los bosques estableciendo diferentes niveles de relación personal que están regidas por tres tipos de patrones: familiares, amistosas y laborales.
No obstante ello, todos parecen estar afectados por un estado de apatía, de una necesidad de no preocuparse ni por su posición social ni su condición económica. Conforman una especie de familia moderna que disfruta de un fin de semana a pleno descanso.
Ella es una actriz que sabe cómo manejar sus emociones, generando en consecuencia, un film desestresado. Interpretado por Isabelle Huppert, resulta un personaje muy diferente a sus creaciones anteriores en donde prevalecía una mujer de acción y gran carácter. De hecho, en el film, parece más importante lo que no se dice, aquello que se lee entre líneas, y lo queda en silencio.
La abulia y la melancolía recorren la mayor del film. La película avanza tranquila pero firmemente hacia su final. Es un film de momentos. Cada escena es un pedacito de vida. Transcurre en un lugar donde impera el silencio y tiene como fondo el paisaje de Sintra en Portugal, donde ocurre el encuentro.
Frankie es notable como una obra de arte visual. Es una película reflexiva sobre nuestra situación de precariedad del ser humano, que nos obliga a pensar y aceptar que pase lo que pase, el mundo continuará sin nosotros.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Huérfanos de Brooklyn
Huérfanos de Brooklyn (2019)
  • 6,0
    4.622
  • Estados Unidos Edward Norton
  • Edward Norton, Gugu Mbatha-Raw, Alec Baldwin ...
8
REGRESO AL FILM NOIR
En el film de Edward Norton, autor también del guión, no importa tanto lo que se dice sino el cómo se dice. Repasando el cine estadounidense de todo este año, podemos afirmar que no se ha tratado de un gran año. Particularmente, durante el primer semestre, no recuerdo títulos de interesantes de dicha procedencia. Tampoco resultaron de mi interés las películas que compitieron por los premios Oscar en 2019. Pero estas últimas semanas, el cine americano retornó a mi mejor consideración. He visto Joker, Ad Astra, El Irlandés y ayer La Hermandad de Brooklyn. Estos cuatro films tienen algo en común. Por un lado son cuatro películas que podemos denominar de acción y suspenso. Todas, además, tienen una mirada social muy interesante. Pero lo que más las identifica es su procedencia. No es un cine hecho en Hollywood sino hecho en el Este, producido en Nueva York.
En síntesis, lo que Hollywood no pudo hacer, lo hizo el cine de Nueva York. Cuatro grandes películas que no solo despiertan el interés del espectador, sino también dan una visión del estado de las cosas, del momento que estamos viviendo en el mundo, con una estética variada pero fundamentalmente realista de la situación.
Yendo concretamente a La Hermandad de Brooklyn, su argumento gira en torno de la arbitrariedad con que se maneja la obra pública en aquel distrito. Más allá de la denuncia social, lo que sobresale es una estructura novelada, perfectamente sincronizada, que da lugar a grandes actuaciones de un elenco muy homogéneo.
Lo que más me interesa en el film de Norton es justamente su aproximación cinematográfica al tema. La película está narrada como un film noir, un género de definición bastante imprecisa, películas que giran en torno a hechos delictivos y criminales con un fuerte contenido expresivo y una característica estilización visual. Su construcción formal está cerca del expresionismo, donde las escenas se destacan por una iluminación donde predomina el claroscuro, escenas nocturnas, mucho humo, niebla en el ambiente, música de jazz lento, uso de sombras. La fotografía suele ser en blanco y negro o en colores que tiendan al sepia acentuando la idea de un pasado que tiene retorno.
El trabajo de Norton es narrativo, pero sobretodo, evocativo. Su film, a pesar de comenzar con una estructura coral, de a poco va dejando un espacio que será llenado completamente por Lionel Essrog, el personaje que personifica el propio Norton. O sea, de lo coral pasará a la típica figura del héroe solitario americano que se pone la investigación al hombro, asume sus riesgos y finalmente logra su fin aunque ese objetivo le devengue consecuencias.
Más allá de la gran actuación de Norton, su labor como guionista y como director son sus puntos más altos. Si bien como guionista no sale tan airoso (el film presenta algunos momentos confusos) como director, saca provecho con creces. Norton logra un film noir moderno y estéticamente irreprochable, aprovechando la fotografía de ese maestro de la imagen que es Dick Pope, un fotógrafo inglés que en su haber tiene nada menos que el trabajo realizado para Mike Leigh sobre la obra del pintor William Turner. En el trabajo dirigido por Norton, la fotografía se llena de claroscuros, ambientes pesados de cabarets subterráneos, recreando la atmosfera adecuada para algo que se maneja entre sombras.
Pero el cine es una combinación de imágenes y sonidos. Norton lo sabe. Además es un director americano. Consecuencia, gusta de subrayar las escenas con música. Con buen tino, utiliza un jazz pesado, una obra musical magistral que responde a la inspiración del trompetista Winston Marsalis, quien logra llenar al ambiente de una nostalgia de un tiempo perdido que también tiene que ver con la pérdida del amigo.
Norton, dice: “Necesitaba una balada para un momento emocional importante, para crear una atmosfera de unión y ligereza entre Lionel y Laura", Entonces decidió llamar a Tom Yorke, el cantante de Radiohead. "Sus canciones tienen anhelo y soledad, pero también disonancia", dijo. Hablamos sobre esta noción de lucha, de angustia personal, de una sensación de vivir en tiempos oscuros. Cuando Yorke volvió a la productora, traía bajo su brazo la partitura de "Daily Battles". Una canción que marcará tiempos y momentos inolvidables en el film.
En síntesis, un gran película de Norton que pese a ser su segundo film, y que han pasado 19 años desde su film anterior, sin lugar a dudas ahora ha filmado desde la madurez de su vida, absorbiendo el oficio que le han transmitido los cineastas que lo han dirigido, y el gran elenco que lo acompaña: Bruce Willis, Alec Baldwin, Bobby Cannavale, William Defoe y Gugu Mbatha-Raw.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El irlandés
El irlandés (2019)
  • 7,2
    38.065
  • Estados Unidos Martin Scorsese
  • Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pesci ...
10
LA OMERTÁ
La Omertá es la ley del silencio. Es considerada la ley de las leyes en el mundo de la mafia. Su respeto obliga a no dar información a la policía ni colaborar con la justicia por ningún motivo. Su quiebre, castiga con la muerte. Su ejercicio es la lealtad.
La nueva película de Martín Scorsese trata este tema basándose en un libro de Charles Brandt y un excelente guión de Steven Zaillan, autor de los guiones de La Lista de Schindler y Gangs of New York (llevada al cine por el propio Scorsese) que narra una historia basada libremente en la vida real que involucra a tres personajes, uno de los cuales fue Jimmy Hoffa, el líder de la IBT (Hermandad Internacional de Camioneros de los Estados Unidos), que desapareció misteriosamente el 30 de julio de 1975.
El Irlandés será sin lugar a dudas una obra cumbre en la filmografía del director. Con una duración de tres horas y media que se pasan volando, Scorsese nos entrega una muestra contundente de su mejor cine. Partiendo de un guión sólido y riguroso, la puesta en escena del director lo muestra poseedor de una cantidad de recursos narrativos que logran enganchar al espectador y mantenerlo atrapado a su butaca durante todo el metraje.
El personaje central, un hombre de unos 40 años de edad, casado con hijos, camionero americano que ha estado en la 2da guerra durante el desembarco aliado en Anzio, Italia, que descubre algunas vulnerabilidades en el sistema de reparto de carnes que decide explotar en provecho propio. De esta manera, comenzará a proveerle cortes de primera a Russel Bufalino (Joe Pesci), un hombre de altos contactos con la mafia, que le tenderá un puente casual con Jimmy Hoffa (Al Pacino), el líder de los camioneros.
El film nos hablará de un rígido sistema que opera paralelo a la ley desarrollando sus propias leyes y su propia justicia. En ese sistema no hay leyes escritas pero hay conductas que se transmiten de generación en generación, se manejan con el sentido común y permite ser alguien simplemente obedeciéndolas. Los errores comunes son advertidos. Pero los errores graves se pagan con la muerte.
El sistema opera con una verticalidad total. El que está arriba tiene todo el poder y lo mantiene mientras es capaz de ser obedecido. No hay lugar para el paso en falso. La debilidad deja afuera del sistema. La traición o la rebelión conllevan la pena de muerte.
El Irlandés no solo es una historia entretenida sino que está novelizada a partir de hechos reales que la prodigiosa pluma de Charles Brandt volcó en un libro llamado I Heard You Paint Houses (Escuche que Eres Pintor de Casas), que Steve Zaillan transformó en guión cinematográfico y Martín Scorsese volcó en una imágenes inolvidables en las que acentúa una idea de fatalismo, aquello que determina que los acontecimientos no se pueden evitar por estar sujetos a una fuerza superior que rige los destinos del mundo. Esa rigidez que lleva a la imposibilidad del cambio.
Los acontecimientos ocurrirán inexorablemente uno tras otro porque todos los involucrados en la historia siguen un devenir del cual no pueden esquivar ni escapar. Cada uno juega un rol determinado hasta el final, y como en crimen y castigo, uno se pregunta si es moralmente condenable un acto que responde a un objetivo es superior.
El film tiene por lo menos cinco grandes escenas: la presentación del personaje, David Sheeran, su transformación como gatillo del sindicato, el agasajo a Hoffa, su asesinato, y la escena final en la residencia de ancianos son todas absolutamente antológicas.
El personaje de De Niro es el de un ex soldado que participó en la Segunda Guerra. Ha matado porque ha estado en ella. De regreso a su patria, se gana la vida como un camionero hasta que se vuelve un hombre de confianza de un sindicalista de Nueva York que comienza a utilizarlo como un gatillo confiable. Él será finalmente el asesino de Hoffa. Nunca será condenado por la ley. Su castigo será sobrevivir a su generación.
Las labores de De Niro, Pacino y Pesci son verdaderamente antológicas. Scorsese, como director, filma sobre el tema que más le gusta, disfrutando de lo que está haciendo, y da una clase magistral de cine. El Irlandés, es cine en estado puro. No hay duda que existe un guión que el director sigue fielmente, pero las imágenes de Scorsese hablan por si mismas. Sus silencios nos dicen más que las palabras. Y las palabras entran en un mutismo que solo dicen lo que tienen que decir.
A 43 años de Taxi Driver, y a los 77 años de edad, Scorsese nos vuelve a maravillar con escenas memorables, un relato meditado, con una maravillosa descripción de los tres personajes principales (merito aparte de los tres grandes intérpretes), con una fotografía de Rodrigo Prieto que va de imágenes fijas de primeros planos a movimientos notables como los del asesinato de Hoffa que parece estar filmando como un paso de ballet. La prolijidad, la elegancia y la variación de tonalidades de Prieto adaptando la luz a la necesidad de cada escena son muy destacables. De la misma manera, el acompañamiento musical de Robbie Robertson.
Estamos ante una producción de Netflix destinada al televidente. Su estreno en los cines no será masivo y en Buenos Aires solo estará en cartel una semana en un solo cine. Sus tres horas y media de proyección exigen concentración y continuidad para su disfrute. El estreno cinematográfico obedece solamente al cumplimiento de ciertas normas americanas que de esta manera habilitan a una película para competir como candidata a los premios Oscar. No comparto esta reglamentación. Privar al público cinematográfico de una película como esta es una herejía de la comercialización. Su esplendor y complejidad narrativa es tan grande que merece ser vista en un cine porque, esencialmente, obliga a la concentración.
El Irlandés no es una película más en la vasta filmografía de Martin Scorsese. Es una obra de madurez que deberá ser colocada entre las grandes obras maestras de la historia del cine.
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4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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