Antes de despedirse con esa gran película llamada "La huella", en la que unos inmensos Michael Caine y Laurence Olivier se puteaban sin piedad, el mítico Joseph L. Mankiewicz dirigió "El día de los tramposos", un western carcelario (por así definirlo) en la que dio el protagonismo a dos actores míticos y siempre sobresalientes: los siempre carismáticos Henry Fonda y Kirk Douglas.

Así la dirección del gran director es como siempre de un nivel altísimo sabiendo manejar el tempo de la película. Sin altibajos y entreteniendo al público como él sabe hacerlo. Desarrollando la típica historia de ladrón que se quiere fugar de la cárcel pero tiene a la típica persona que no le pondrá las cosas fáciles (en este caso alcaide) Mankiewicz hace gala de un estilo sencillo pero indudablemente apasionante para contarnos un western que pese a hacer uso de tópicos al espectador le da igual porque disfruta de una película muy entretenida.

Kirk Douglas está inmenso. Este señor SIEMPRE cae simpático al público. No todos tienen ese don pero el patriarca de los Douglas lo tiene y lo aprovechó para el bien de todos nosotros en su carrera. Por supuesto no cabría esperar menos de Henry Fonda en este apasionante duelo interpretativo. Quizá no este tan redondo como Douglas pero su interpretación es de un nivel sobresaliente. También cabe destacar al tipo que no suele tener amigos pero que se hace amigo de Kirk o al primer alcaide de la prisión antes de que llegue Fonda. También al chino.

Película muy, muy entretenida. Esas peleas continuas que se dan tan bien rodadas, ese argumento tan simple como eficaz, esas increíbles actuaciones hacen de "El día de los tramposos" un western de indudable calidad. De esos con los que pasas dos horas amenas.

Crítica con algunos spoilers

Tras 'La red social', vuelve David Fincher con una adaptación de la primera parte de la trilogía 'Millennium'. De la trilogía sueca solo vi la primera parte, que no me gustó casi nada, por lo que las expectativas estaban divididas. Lo que esperaba de esta nueva adaptación era un producto no tan dependiente, con el sello Fincher. Es probable, e injusto a la hora de valorarla, que tenga en cuenta la anterior pero el director no parece querer evitar esa comparación, que uno olvide que no está ante otra adaptación más. Y eso me ha acabado pasando factura, sobre todo a nivel argumental.

Porque a nivel tanto de dirección como técnico no hay problemas, es donde más se puede valorar y más diferente se siente. Se ha dejado atrás el aspecto de telefilm que tenía la sueca para darle un tono más cinematográfico. Y es la gran diferencia entre ambas adaptaciones y que hace que esta última sea superior. Fincher, que siempre cuida los créditos iníciales -algo que a mí me encanta y que hoy en día hay muchísimas películas donde no los realizan-, le cedió el testigo a un amigo suyo para que le creara unos créditos muy atractivos a nivel visual.

Donde más cómodo se siente es a la hora de tratar la atmósfera. Quizá no llegue al nivel malsano de otras, de tensión incluso en momentos aparentemente tranquilos -la charla en el bar entre Freeman y Paltrow, la obsesión de Gyllenhaal estando con su familia, incluso Kristen Stewart sacando de los nervios con el ascensor-. Esa atmósfera existe, pero quizá haya momentos que la relaje para dedicarse, tal como hacía en ‘La red social’, a plasmar el guión que ya de por sí cuenta con escenas crudas que le permiten al director plantear esto así. Pero me parece mucho más interesante todo lo que tiene que ver con la investigación de la desaparición de la sobrina, aunque la considere algo desaprovechada, que la relación entre el tutor y Lisbeth, que por algo de dinero tiene que devolverle el ‘favor’.

A nivel técnico también está muy bien. La banda sonora es lo más destacable. A ratos es hipnótica y contribuye a aumentar esa atmósfera. Y siempre me resultan atractivas estas películas que transcurren en ambientes fríos, al menos el que tiene ese pueblo al que va Mikael. Es algo que ayuda a que sea la parte que más me gusta. Imagen limpia incluso en escenas que podrían ser justamente lo contrario.

A nivel argumental no termina por convencerme. Porque pese a durar más de 2 horas y media, todo me parece algo deslavazado o falto de interés, como si le faltara desarrollo. Lisbeth y Mikael se juntan casi tras una hora de película. En esa primera hora tenemos a ambos por separado desarrollando sus conflictos. Buen trabajo de montaje que sabe dividir las dos partes durante ese tramo pero las historias de los personajes no terminan por interesarme. Cuando se juntan, mejora. Pero hay precipitación, la chica consigue en 2 minutos lo que el periodista en todo el tiempo que lleva.

(sigue abajo)

Un remake de una película de Alfredo.

Un remake de la que para muchos es LA película de Xisco.

Un remake en color de la puta 'Psicosis'.

Un remake plano por plano de la película del gordo que amaba a las rubias.

Un remake plano por plano de 'Psicosis' a la que, para que podamos cebarnos más, solo se le añade un par de detalles chabacanos.

Un remake donde ese par de detalles chabacanos son, encima, para perfilar y/o vulgarizar a sus dos protagonistas principales.

Un remake de 'Psicosis' con Anne Heche haciendo de Marion Crane. Aquí falló, hubiera sido aún más cabrón el tener a Jamie Lee Curtis en el papel. Seguro que lo pensó.

Un remake de 'Psicosis' con Vince Vaughn haciendo de Norman Bates. Escalofrío.

Un remake que vuelve a reutilizar la banda sonora de Bernard Herrmann.

Un remake que encima cuenta con la fotografía de Christopher Doyle. No le basta a Van Sant con el sacrilegio sino que arrastra a Doyle, uno de los mejores en su campo, con él.

Un remake al que solo le faltó ser estrenado en todo el mundo el 28 de diciembre.

Y, finalmente, un remake con el que todos picamos. Solo por eso, ya es un remake que fue necesario. Matt Damon nunca fue el indomable Will Hunting. Lo era Van Sant. Torero.

Aparte de comprobar si la interpretación de Christopher Plummer era tan buena y si la película era tan sincera y conmovedora como decían, quería ver si Mike Mills había aprendido algo desde su anterior película y, con todo eso, me dispuse a ver 'Beginners'. Nada de nada. No sé si la presentó en Sundance o no, pero cuanto daño está haciendo últimamente el festival de Robert Redford, con directores intentando aplicar las marcas de identidad de las películas independientes a las suyas sin tener ningún tipo de sello propio. Alguna que otra se salva de la quema, pero la gran mayoría pasan con más pena que gloria.

Mike Mills intenta ocultar todas las lagunas de su película a través del montaje moviéndose en un largo trecho temporal que nos cuenta varias historias que tienen en común al personaje de McGregor en diferentes momentos de su vida: la historia del padre con cáncer que sale del armario, la del niño que crece con su madre y con un padre que sencillamente no está y, para finalizar, la historia de amor de una pareja con presuntas fobias zoofilicas que se acaba convirtiendo en un trío involuntario. Ni es demasiado, aunque pretende serlo con todo lo que cuenta, dramática, ni muy romántica, ni tampoco excesivamente cómica, vamos que 'Beginners' se queda un poco en tierra de nadie. Bueno, también tenemos una cargante narración del personaje de McGregor en plan nostálgico pero también cool citando fechas, presidentes y demás cosas.

Más allá de ver como le queda el pelo a Christopher Plummer en una escena, supongo que 'Beginners' la olvidaré igual de rápido que 'Los chicos están bien' o 'Adam'. No cito 'Precious' porque esa está en otra liga, la de la comedia absolutamente involuntaria. 'Beginners' no es una película que me moleste pero tampoco que me apasione y, encima, sin grandes escenas o momentos que pueda recordar en unos días. A esperar a la del año que viene.

17-08-2011, Miércoles. 23.00. El horario ya le permitió al siempre humilde capitán madridista San Iker poner la primera excusa. En la ida 2-2, supuesta superioridad madridista que se pudo ver en como Khedira bendijo con su bota a Abidal. Este partido además suponía el regreso de The Special One al Camp Nou tras la famosa manita (con las famosas declaraciones del entrenador de Villa que no marcaba goles con el Barcelona) tras autoexpulsarse en la ida de la Champions y ver el partido de vuelta del Camp Nou en el jacuzzi del hotel junto a dos gordas.

Al final 3-2. Un partido raro porque no recuerdo a Cristiano Ronaldo, como es evidente el mejor jugador del mundo, homenajear a John Woo matando a alguna de las palomas con uno de sus temibles disparos que se van fuera del campo. Solo recuerdo tres: el del minuto 1, el del gol y el del larguero. Quizá me olvide de alguno por mi Alzheimer, espero que me lo curen siempre y cuando no experimenten con simios que luego pasa lo que pasa. El caso es que, mientras tanto, Pedrito se lo pasaba muy bien en la banda con el nuevo portugués teñido y Khedira demostró que debe ir al oculita porque regalaba viajes gratis a quienes no tenían el balón. Iniesta y Messi le hicieron la vaselina a San Iker. Cabe destacar la generosidad madridista que viendo campeón al Barcelona le hizo el pasillo en ambos goles. En el segundo gol hasta Piqué da un taconazo y resulta muy gracioso ver a Cristiano perseguir a Messi. Gran carisma portuguesa.

Mientras tanto, Pepe, como siempre ayudando al prójimo, le daba color a Iniesta en la cara después de que muchos le acusen de estar demasiado blanco.

Entonces llegó la segunda parte. Y Mourinho se queja de los recogepelotas. Pero como se puede quejar si hubo un momento en que hubo dos balones en juego y todo. Y el más lejano al lance del juego iba a Messi que en vez de tirarlo fuera, lo mandó donde estaba el otro balón para ver si así el Madrid, con dos balones, podía ganar. Muy generoso también el argentino. Iniesta se reía del medio campo madridista con regates y al fin San Iker paró algún tiro de Messi mientras tanto. Entonces entraron Kaká y Cesc. Gran debut del catalán, fue entrar y empatar el Madrid. Pero en un corner que ocasionó y luego sacó el siempre genial Kaká. El francesito rechoncho no desperdició la ocasión. Después el Barcelona a saco y en una triangulación entre Cesc, Messi y Adriano, este último centra y Messi remata intentando darle un pelotazo a San Iker con tan mala suerte que el balón acaba entrando. En la siguiente jugada, Messi intenta meterla y esta vez San Iker se la para.

La crítica tiene algunos spoilers por lo que la meto en su correspondiente zona.

Varios amigos varones están en una reunión mientras hablan de sí mismos:

- A mí me gusta hacerlo con los muertos. Nunca se quejan y siempre puedes hacerlo como quieras, puedes emplearte duro o ser sentimental con ellos y después puedes echarles el humo del cigarrillo a la cara.

Todos los amigos comentaron entre ellos si era suficiente para estar en la reunión.

- A mí lo mismo me da que me da lo mismo. Hombres, mujeres, hombres que fueron mujeres, mujeres que fueron hombres, interracial con un miembro considerado. Solo tengo una condición: siempre debo ser yo el que recibo.

Los amigos se rieron ante este comentario.

- A mí lo que me gusta es montármelo con animales. Gatos, perros, comadrejas y periquitos aunque estos últimos no los confundáis con aficionados del Espanyol.

Los amigos esta vez aplaudieron la hazaña.

- A mí me gustan los menores de edad. Despojarles de su inocencia y sentir el odio y a la vez la cobardía en ellos.

Esta vez a muchos se les caían las lágrimas ante el comentario.

- A mí me gusta follar con mi mujer.

Todos enmudecieron. Se miraron entre ellos. No sabían que decir, que replicar, que hacer. El silencio cada vez era más insoportable. Habían encontrado al ganador. El quinto hombre esbozó una sonrisa ante su tremenda superioridad y salió de allí sabiendo que había dejado el listón tan alto que nadie jamás lo podría superar.

Después de un primer visionado en que la película me dejó frío, en su segundo visionado he podido disfrutar de esta película tan bella como imperfecta. Y lo que debería ser un segundo visionado en el que la película la vi para analizar mejor las cosas, para juzgar todo mejor, al final ha sido todo lo contrario porque esta vez me he dejado llevar por el juego de Shyamalan, por ese guión improvisado, y he entrado en la película y me he perdido entre su magia, que la tiene y en mucha cantidad, como si fuera yo un personaje más de la historia de nuestro indio favorito. Ese extraordinario poder de narración que tiene Shyamalan convierte un disparate de película en una obra ferozmente mágica, en un cuento tenebroso, en una fábula fascinante.

Como ya he dicho, es una película imperfecta. Es la película más complaciente de Shyamalan. La narración, por la que hay que dejarse llevar para entrar, es, a ratos, gratuita pero siempre diferente y sorprendente. El recurso molesto de la subida de volumen es utilizado en algunas ocasiones. Tiene un par de personajes secundarios ridículos como el personaje del mismo Shyamalan. A ratos le gusta al director lo blando, el azúcar, o utilizar a algún crío que tenga bastante importancia en la trama, defecto que parece haber heredado por su enorme pasión hacia el cine de Steven Spielberg. Pero su fuerza para narrar, para la puesta en escena, para mojarse en cada plano es innegable.

Tanto "Lady in the water" como "The Happening" son películas imperfectas pero con algo especial que las convierten en únicas. Ni ésta es más poética que la otra, ni la otra es menos sutil que ésta. Quizá el tiempo no las coloque donde se merecen estar, ni a Shyamalan como uno de los directores más importantes en la actualidad, pero que duda cabe que son dos películas que con el tiempo van a ganar mucho.

¿A cuál de sus ocho hijos dedicó la película?

Hola, soy Frank Darabont, director, guionista y lameculos profesional de Stephen King. He dirigido muchas películas: "Enterrado vivo", "Cadena perpetua", "Ojete moreno", "La milla verde", "Terremoto en el Parque Lineal", "La niebla". Lo que me ha supuesto trabajar con la cremme de la cremme de Hollywood: Michael Clarke Duncan, Thomas Jane, Jim Carrey, Tim Matheson, William Sadler. Canelita.

Mi debut se podría decir que fue "Cadena Perpetua". Aunque antes dirigí y escribí algunas películas viejunas y por eso no cuentan ya que las hice con los actores de chichinabo que había en ese momento. Bueno, también hice antes una película llamada "Enterrado vivo" que Quentin Tarantino después me plagió metiendo entierros de gente viva. Yo le dije: “Quentin Tarantino, siempre estás plagiando, macho. Entre directores no se hace esto, no se plagia, Quentin Tarantino.” El tipo ni siquiera me puso en el apartado Thanks de los créditos finales. Así que le dije: “Quentin Tarantino, copón, eres un cebollo” y me fui después al km. 7 de la Carretera Jaén.

En ese km coincidía mucho con un escritorcete llamado Stephen King así que cuando me dijeron que era él, comencé a leer sus libros. Que basuras de libros. Pero eran muy cinematográficos así que decidí adaptar un par que transcurrían en la cárcel porque me habían dicho de pequeño que el talego era muy duro. Fui a hablar con King y le dije: “Stephen King, voy a adaptar "Cadena perpetua"”. Él me dijo que si era otro capullo como Stanley Kubrick. Me empecé a reír, con Stanley Kubrick que me quería comparar el calamar. Que por cierto menudos pistos hacía el viejuno, "Eyes Wide Shut" donde se veían unas cuantas choteras... Cosa seria.

Así que luego hice "Cadena perpetua" y contraté de protagonista a Tim Robbins. Yo le decía: “Tim Robbins, tráete de vez en cuando al rodaje a tu mujer que quiero ver ese par de ubres por el rodaje”. Vaya par de mamellas tiene la Susan Sarandon, la jodia, para estar mamando toda la noche.
Y luego también estaba el Morgan Freeman que me preguntó lo que tenía que hacer en esta película. Yo me reí y le dije: “Morgan Freeman haz lo que todo el mundo quiere. No actúes, limítate a hablar, a la gente le gusta como suena tu voz, Morgan Freeman”.

A Stephen King le gustó tanto la película que, carajo, me dijo que hiciera una especie de secuela. Y yo hice "La milla verde" y luego a correprisa "The majestic". Obra de arte. La gente mencionaba a Frank Capra cada vez que veía esa película, les recordaba al cine de retropecter. Y luego el maromo de Jim Carrey empezaba a hacer de las suyas y yo lo decía: “Jim Carrey, nada de muecas en esta película, si acaso lágrimas.” “Jim Carrey deja de hacer el tonto” “Jim Carrey si quieres recoger la basura empieza por tu filmografía”.

(sigue en spoiler por falta de espacio)

Orson Welles cometió un error: no dirigió la película en 3D. Eso la incapacita en esta página para obtener un 10. Aficionado.

Prometo algún día hacer un remake de la película con Sam Worthington de protagonista. La palabra mágica, en vez de Rosebud, será Macarena, para homenajear a Los del Río. Y todos le daréis un 10. ¿Las razones? Será en 3D. Una inmersión única y gratificante. Yo soy de la escuela de Jim Cameron.

Y después nos tomaremos unas copichuelas a la salud de Orson Welles.

Tore André Flo era un carismático jugador noruego que destacó, primero, en la Liga de Noruega y con su selección hasta que finalmente fichó por el Chelsea en la Premier, cuando ésta aún era una liga carismática y triunfaban jugadores que eran grandes y no suplentes en su selección tipo Cesc. Aquellos partidos del Chelsea tenían algo especial: los veía con mi padre y eran eternos 0-0, hasta que en un momento dado iba a orinar y cuando volvía mi padre decía aquello de “han marcado”. Yo le preguntaba: “¿Quién?” y me contestaba: “El tipo ese de 2 metros”. Me quedaba incrédulo y soltaba un disparate tipo: “¿Pero ese tío está jugando?”. Tore André Flo siempre jugaba.
La cuestión es que eso pasó durante un largo periodo de tiempo, siempre marcaba cuando iba al servicio, tanto que al final pillé por costumbre cuando volvía de preguntar a mi padre si había marcado el grandullón. No hacía falta que me respondiera, tan solo me miraba y ya sabía la respuesta.

Todo esto viene a que todos están diciendo que "Terribly Happy" es una película coeniana pero danesa y no es cierto. No es coeniana, es floeniana o flonalda. Todos los habitantes de ese misterioso pueblecito son como Tore André, quizá sin tanta carisma pero sí similares en comportamiento. Parece que no están pero vaya que si están y la acaban liando.
Sin embargo, lo más curioso, es que el protagonista en ningún momento recuerda a Flo, sino a la trayectoria de ese genial lateral izquierdo llamado Raúl Bravo Sanfélix en el Madrid. Llegó allí como si nada, debutó, no tenía sitio hasta que un año entre bajas y que su puesto estaba tapado por Roberto (Carlos, no Trashorras) acabó de titular como central. Más o menos como el protagonista, va como si nada, es un pobre policia que no quiere destacar, pero lo acaba haciendo. Cuando alguien así cobra protagonismo siempre sabes que algo malo va a pasar. Después de eso, todo va a ir a peor, se van a ir evaporando y perdiendo protagonismo, viéndose superados por la situación hasta que finalmente quieren irse de una maldita vez de ese lugar.

Todo eso se junta con algunas características habituales de un thriller: un pueblo misterioso danés lleno de gigantones noruegos y el hecho de que la culpa siempre sea de las mujeres. Incluso en algún momento me pareció ver a Jordi Mollà por allí pero debió de ser alguna fantasia.

Al final de la película, mi padre me miró, puso aquella cara y me lo recordó:

- Gol del gigantón.
- ¿Pero si ese tío no sale en la película?.
- También decías que no jugaba los partidos, pero lo hacía y marcaba.

Por algo será.

Palabras claves: Tore André Flo, Raúl Bravo Sanfélix, pueblo misterioso, palabras claves.

(Todo es spoiler, es decir, solo voy a hablar del final y voy a joderlo aunque sea innecesario hablar de él. Si no has visto la película, no sigas leyendo).

Bueno, después de volver a verla, quiero poner aquí la supuesta teoría oficial de la película, la que potencia Nolan, la que todo el mundo ha explicado, con la que me gustaría que fuera a mí, que es la que no es, pero que sería de puta madre que fuera.

La primera explicación, que es la oficial y la que todo el mundo conoce, es aquella en la que Leonard Shelby ha matado a su esposa por accidente, su mujer sobrevivió a lo de la violación, Leonard quedó enfermo y la mató con la insulina, provocado por su misma esposa, es decir, que la historia de Sammy fuera la de Leonard, y que en ese caso, Sammy fue un estafador que tuvo un caso anterior al accidente. En este caso, lo sabríamos a través del discurso final de Teddy y de los dos – a todas luces innecesarios y absurdos- flashbacks (el del psiquiátrico donde Leonard aparece un segundo en el sitio de Sammy, y el del final, cuando va a tatuarse la matrícula, en el que aparece junto a su esposa con el tatuaje de “Yo lo hice”). En este caso, el “supuesto error” es el que ya han citado varios, el que no puede recordar la historia de Sammy puesto que cuando acontece, Leonard ya perdía la memoria. No sé hasta que punto se puede considerar un error esto, más que nada porque desconozco la enfermedad y no puedo hablar con seguridad. Pero tampoco lo consideraría tanto. Hay gente que aprende con esta enfermedad cosas ya bien por reiteración o por instinto. He leído por ahí, que esta gente es capaz de aprender nuevas palabras, historias o incluso a tocar canciones con el piano, pero sin recordar de donde lo han aprendido. Hay un momento, en el que Sammy tiene que esquivar objetos que dan una carga. Hay gente con dicha enfermedad, que pueden llegar a esquivar esto por puro instinto, pese a no recordarlo. Esta explicación no me molesta tanto por esto como por los dos jodidos flashbacks que mete Nolan, que vienen a ser una “explicación para tontos”, de esos de decir, “ahh mira la película dice esto, pues ya está todo solucionado”. Torpe, muy torpe eso.

(sigo abajo)

Lo más curioso es que las dudas que me deja la película es que acabará pasando con todos los personajes. Acabas sintiendo lástima de Monty, a pesar de que no es más que un camello que seguramente haya jodido unas cuantas vidas vendiendo su mierda. Pero de alguna manera, tras la muerte de su madre, tenía que abrirse paso y la vida no le dio más que esa oportunidad, tras el alcoholismo de su padre, de coger él los pantalones y hacer lo que sea para mantenerse.

Y pese a tener a dos amigos de la infancia como Jacob (modélico Philip Seymour) y Frank (colosal Pepper), su perro Doyle y una novia bellísima que le ama como Naturelle (adorable y muy natural Rosario Dawson), no puede salir de esa mierda que le permite pagar todos sus caprichos y ser feliz con su chica. Solo cuando se va durante 7 años, se da cuenta de lo que ha hecho y de lo que puede llegar a perder, de lo que va a costar recuperarse cuando salga, más allá de lo que le pueda pasar dentro que, dicho sea de paso, las va a pasar putas.

Y en esas 24 últimas horas, Montgomery intenta superarlo todo como puede, ese cúmulo de emociones al dejarlo todo por haberla jodido. Esos pensamientos sobre lo que va a pasar con su padre, sobre si algún día podrá recobrar la amistad con sus amigos, sobre si su novia lo va a esperar o no. Pero tiene que cumplir, la ha cagado y no puede echarse atrás, tiene que joderse esos 7 años, porque si no lo hace, puede perder muchas más cosas de las que ya ha perdido.

He leído muy poco del primer archivo de Spirit, pero lo suficiente como para saber que lo único que coge Miller es el nombre de los personajes, ya que ni siquiera el origen de cómo se acaba convirtiendo en el espíritu de su ciudad es el mismo. Así que en este "The Spirit", versión Miller, el director deja atrás al personaje que los fans conocen de la novela.

Y lo peor de todo es que acaba echando de menos a Robert Rodríguez, lo cual es una noticia muy triste porque Robert no destaca por ser un gran director. El caso es que, “Sin City”, mejor o peor, era una obra repleta de humor negro. En “The Spirit”, Miller confunde humor casposo y estúpido con humor negro. Y ni siquiera visualmente es excesivamente destacable. Y por último, al no saber que hacer, exige una sobreactuación de todo el reparto para llevarlos a la nada, se comportan de forma estrafalaria porque les viene en gana, no para llegar a algún punto, o para definir a los personajes que no son más que marionetas. Un par de chicas muy guapas, que no están por la labor de sugerir, y poco más.
Pues al final, lo único realmente meritorio de la película son los adorables gatos que vemos, realmente bellísimos y que resultan altamente entrañables.

Así pues, como ya han dicho muchos, Miller ha hecho una película para las futuras generaciones, para que la puedan tener como un “Barbarella” o un “Flash Gordon”, solo que a diferencias de aquellas, esta no es de serie b, por muchos pseudos homenajes que intente hacer. Y por mucho que sea su versión, que Miller se cargue toda la esencia del cómic es algo imperdonable. Pese a que Eisner era uno de sus mejores amigos, seguramente se avergonzaría de esta película.

Sin dejar atrás su anterior cine, Wong Kar Wai va un paso más allá, y nos retrata la vida de un montón de seres solitarios y perdedores que se acaban encontrando y se acaban necesitando, para vivir, para amar, para tener a alguien en quien apoyarse. Y el punto de apoyo es Norah Jones y el de esta, Jude Law. El viaje que emprende Lizzy para olvidarse de su desengaño amoroso, es magnético, especial, obsesivo. Wong Kar Wai juega con la atmósfera, con la música, monta por aquí y deshace por allí, sus personajes sienten y tratan de olvidar, de mentirse a ellos mismos, de vivir de cualquiera de las maneras.

En esos fragmentos, por así llamarlos, que componen la obra del reputado director, vemos un estilo visual fascinante, vemos hasta el vaho que sale de Jude Law cuando sale a fumar. Todo muy cuidado, sin descuidar lo demás. “My blueberry nights” es irregular, pero está llena de momentos. Momentos que se te quedan grabados a fuego en la cabeza, momentos que te hacen complice de la historia, momentos que hacen que te sientas como algunos de los personajes de la película, momentos que juegan contigo, que te llevan a donde quieren, que te hacen sentir.

Otra vez más, Wong Kar Wai lo ha vuelto a conseguir.

La obra de Jean Rouch me lleva a aquellos documentales de los años 20 en la que los directores, cámara en mano, nos contaban la historia de unas ciudades o de alguna figura histórica como Nanuk. En “Moi, un noir”, el director francés nos retrata la vida de estos jóvenes de color y su manera de divertirse, de pasar el rato, de disfrutar, de vivir.

No hay mucho que decir sobre la obra de Rouch, simplemente cabe destacar el manejo que hace Rouch de la cámara, esos intensos planos cada uno con su sentido en la obra, la complicidad existente entre los personajes, la belleza con la que está dirigida, cuyos escenarios nos sumergen en aquellos sitios en los que podríamos perdernos toda una vida. La hermosura de esas mujeres con las que los actores principales les gustarían pasar algo más que un rato, y esos deportes que practican para entretenerse. Toda la obra es vida, es un día más en la vida de esas personas, excelentemente retratado. Dejar a la imaginación y sentir es la mejor manera para disfrutarla.

Película dirigida, probablemente, por la MTV en la que Tarsem Singh demuestra que es un empalmado de la vida, y que tiene poca idea que el cine es algo más que un puñado de imágenes bonitas. Está el propósito, y por supuesto, los sentimientos, y Tarsem de ambas cosas entiende muy poquito. Que se compare "The fall" con el cine de otros autores como David Lynch, mucho más radical, surrealista, oscuro y arriesgado que Tarsem, o, sobre todo, con Terry Gilliam, bastante más adulto incluso en películas absolutamente infantiles como "Las aventuras del barón Münchausen" o "Los héroes del tiempo", ya ni hablo de "Tideland", "El rey pescador" o "Brazil", resulta demencial, porque Tarsem hace gala de una ingenuidad y de un infantilismo que resultan más que insoportables. Y que esto venga avalado por David Fincher y por Spike Jonze me pone aún más de mala leche. A dirigir, petulantes, no seáis unos Tarantinos de la vida.

El caso es que "The fall" no tiene sentimiento, en el amor que vemos no hay romanticismo, en esa historia entre el tipo y la niña no hay complicidad, solo una niña que se ríe estupidamente todo el rato, en esos cuentos no hay aventuras como dios manda, como las de antaño, no hay tensión, el humor es absolutamente estúpido. Y el motivo de todo eso es porque el capullazo de Tarsem no ha querido ir más allá, alejarse de toda la mierda complaciente, hacer una película para él y no para el público.
Cree que con bellas imágenes, con perderse en todo tipos de países gastando una millonada en las grabaciones ya lo tiene todo hecho. Pero no, existe algo más que ofrecer la misma mierda que siempre pero más bonita.

Es como compararme una tableta de chocolate cualquiera con la GLORIOSA tableta de chocolate con lacasitos sólo porque la primera venga en un mejor envase. Viene en mejor envase, sí, pero sabe a mierda. Como "The fall", eso es a lo que sabe, a lo que huele, todo el empeño que el espectador pone para disfrutar de la película, no es más que para recibir mierda, de otro color, muy clarita y luminosa, pero mierda de la buena.

Yo lo tengo claro. Mi culo no te lo vendo, Tarsem. Tú verás. Cambia el chip. O ve alguna película de los tipos con los que te comparan. Aunque puedan ser fallidas, en ellas hay mucho más cine que en la tuya.

Como dice mi abuela, nunca habrá nada mejor que la vieja escuela. Y si aparte de mi abuela, lo dice también Clint, los mortales nos callamos y asentimos con la cabeza. Porque este, no te calla la boca con palabritas vacías, este te pega un hostiazo en los dientes y acabas por los suelos, y más te vale no levantarte, que encima acabas en el hospital en coma.

Y aquí, Clint, un tipo cuyo mejor amigo es el vago de su perro, se junta con un par de coreanos, con el chico porque no quiere que sea una oveja negra, y con la chica para ver si aún puede sentir alguna que otra erección. Y es que el Clint que vemos, cuando sangra, no se la limpia, se bebe su sangre. Y no porque sea un vampiro, no, este se merienda a los vampiros en un bocata de chorizo, es porque es un tipo DURO.

Y a mí me pone la coreana. Clint gruñe mucho y mola, pero tenía que haberle dado un cebollazo en la cabeza al coreano. O irse de parrandas con el peluquero a dominar la noche ante los putos jovenzuelos de tatuajes horrendos y que fuman sin clase ninguna. Como fuma Clint, como FUMA.

Típica película de un tipejo mentalmente desequilibrado que mataba conejos con 10 años solo para beberse la sangre. Como viendo que matar animales no le era suficiente, el capullazo decide hacer películas que se puedan ver en festivales para torturar al espectador a base de pura esquizofrenia, que torturar a personajes en pantalla no le es suficiente, tiene que hacérselo también al espectador. Y todo esto, ¿para qué?. La respuesta es "para nada" ya que no busca más que el efectismo barato a partir de una historia que no aporta nada y de la que buscas olvídarte a la mínima.

Seguramente se base en que está creando angustia al espectador, en que le está haciendo vivir una mala experiencia pero como me lo encuentre en un callejón a oscuras si que va a saber lo que es el gore el muy mendrugo. "Martyrs" es tan contundente como la defensa del Real Madrid. Y ya ni hablo de los comportamientos que tienen algunos personajes, que de energúmenos que son, podrían juntarse todos y hacer un pograma del corazón.

Me cago en James Bond. Así de claro. Es un inútil y tiene licencia para aburrir. Ya podrá ser el gran Sean Connery, que el agente resulta igual de paleto que si lo interpreta el paquete de Roger Moore u algún otro actor. Pero ver a Sean Connery con look oriental es una de las cosas más tristes que he visto en mucho tiempo. Habría que prenderle fuego al director y a los guionistas por eso.

Y también por la historia repleta de incoherencias, de fantasmadas fuera de lugar y de todos los malditos tópicos de las películas del jodido agente comemierda. Encima, las chicas Bond no están tan buenas como otras pese a que las asiáticas me pongan bastante.
Si no tenéis ningún aprecio por vuestros ojos, os la recomiendo. Acabarán ardiendo.