La franquicia daba tumbos. La sexta entrega numerada se fue por la tangente, ofreciendo un videojuego de acción masiva, poco deslumbrante y demasiado fácil, que nada tenía que ver con el sello original de la saga, por muchos personajes que salieran.
Así que, como tampoco la compañía "Capcom" parecía dispuesta a cerrar este millonario producto, decidió dar un giro de nuevo hacia el terror puro, pero sin tampoco volver a los orígenes una vez más.
“Resident evil 7” da miedo. La vista en primera persona, la ambientación en esta casa vieja, y la dichosa familia Baker, constituyen un título muy destacable en el que lo pasaremos, como decía Juan José Plans, “de miedo con miedo”. Claramente, se homenajea un poco al clásico “La matanza de Texas”, y el protagonista (por extensión también el jugador) lo va a pasar bastante mal buscando a su mujer desaparecida. Y con este planteamiento nuevo, la saga se reinventa en una entrega donde la exploración, el sigilo y los puzles vuelven a predominar sobre la acción, que se queda en un segundo o tercer plano sin que el juego pierda la más mínima fuerza.
Y, para los más aficionados, hay muchos huevos de Pascua y guiños a todo lo que ha pasado desde la mansión Spencer, lo que deja claro que la compañía no ha hecho borrón de los sucesos de la corporación "Umbrella".
Además, el juego supuso un pilar en el nuevo sistema de realidad virtual de la consola de Sony. No he tenido ocasión de probarlo, pero tiene que ser una experiencia de infarto a nivel inmersivo.
Su duración me parece también muy correcta y satisfactoria. No cansa ni aburre, y tampoco te deja con ganas de más. Y se mantuvo el nivel con la continuación en la siguiente entrega. ¡Muy bueno!

Y ahora, una breve despedida.
Con esta crítica llego a la tremenda y redonda cantidad de 4000, y con ella pongo punto y seguido a mi participación en filmaffinity.
Tras más de 11 años casi sin descanso, voy a dejar de escribir críticas de todo lo que vea. Seguiré votando. Posiblemente escriba alguna reseña de vez en cuando si me apetece destacar algún bodrio o peliculón (o juego, claro). Pero la cada vez mayor falta de tiempo, la exagerada cantidad de material que veo (y juego) y el puro cansancio, han convertido esto desde hace ya cierto tiempo, en casi una obligación, más que en una diversión. Es el momento de tomarse un descanso de algo que ya no disfruto tanto como antes.
Gracias a todos los que me han leído en estos años, les hayan gustado mis reseñas o no. Ha sido un placer escribir sobre tantas y tantas cosas. Seguimos viéndonos y leyéndonos por la página.

Es una de las series sorpresas del año, de esas que no llegan con gran promoción en internet y al final resultan ser bastante (o suficientemente) interesantes.
Encabeza el reparto Harold Perrineau, al que le deben de gustar las tramas enredadas tras haber estado en “Perdidos” y la saga “Matrix”. Ahora es aquí el sheriff de un pueblo que parece sacado de “La dimensión desconocida”, o de la mente de Shyamalan o Stephen King.
El que llega a esta población, por lo que sea no puede salir. Y por las noches, por un motivo claro (pero no explicado al principio), hay toque de queda y no se puede salir a la calle a riesgo de morir. Hay reglas que cumplir en esta comunidad tan particular.
Sin lugar a dudas, es una serie que reutiliza fórmulas ya vistas, y que, si bien no garantizan el éxito, claramente sirven para enganchar al espectador desde el primer minuto. “From” explota la utilización del misterio atrayente, y que será explicado (o no) sin la más mínima prisa, para que nos muramos de ganas de ver cómo continúa la historia en el siguiente episodio, y no queramos dejar de verla.
Así que es un título que funciona. Puede que las tramas de las familias y habitantes del pueblo no sean nada del otro mundo, pero la principal sí que lo es.
La añado a mi interminable lista de series que veré hasta que terminen. ¡Quiero saber más y espero que no la cancelen antes de tiempo!

Volvemos a Gotham, en una reunión de superhéroes a la sombra de Batman, y mucho más aún a la sombra de la saga Arkham, respecto a la cual se queda varios escalones por debajo a pesar de las estupendas intenciones.
Es un juego bastante cinematográfico, que aspira a tener un gran éxito de ventas tirando del universo de DC, pero que lamentablemente no creo que supere las expectativas.
Aunque tiene multijugador, yo lo he jugado en solitario, concretamente con Batgirl.
Sinceramente, si hubieran montado con estas ideas una película, aunque hubiera sido de animación, les habría quedado un resultado mejor, que lo que logra como videojuego.
Y es que lo mejor es el argumento, con una ambientación en Gotham conseguida y una estupenda trama de conspiración en la que nos encontraremos con conocidos amigos y enemigos del hombre murciélago.
En cuanto a mecánicas de juego, pues no es que esté mal, sino que la inevitable comparación con la excelente saga de Arkham, hace que salga perdiendo por goleada.
Hay bastantes posibilidades de exploración de mundo abierto, pero ninguna que me llame la atención o que me haga querer dedicarle tiempo. Solo me he molestado en activar todos los puntos de viaje rápido, que es lo único que me parece realmente útil para no malgastar más tiempo del necesario en desplazamientos. Conducir la moto es divertido, pero como suele suceder, a la larga cansa en este tipo de juegos de gran mapeado.
Los combates, salvo cuando hay jefes, son repetitivos y no suponen un gran desafío. Creo que, sin irse a los niveles de dificultad elevados, es un juego bastante sencillo.
Hay también, como no podía ser de otra forma, momentos de investigación detectivesca y sigilo, pero nada que destaque tampoco.
Y por supuesto, que conste que no deja de ser un juego conseguido y relativamente entretenido durante sus más de 10 horas (yendo a tiro hecho). El problema es que se podría esperar bastante más de él, y no haber quedado en un título normal que no quedará en el recuerdo del jugador.

Con la dirección del siempre interesante Vincenzo Natali, el protagonismo de la siempre talentosa Chloë Grace Moretz, y una buena promoción por parte de Amazon, llega esta serie de ciencia ficción sobre mundos de realidad virtual.
La primera impresión, después de haber visto tantísimas series de gran factura en el género fantástico, es que “The peripheral” no tiene un diseño de producción brutal ni un presupuesto tan elevado como otras. Pero, por supuesto, esto no tiene que ser un problema. De hecho, el propio Natali ya nos ha contado muy buenas historias con poco dinero detrás.
La joven protagonista se ve inmersa en una trama de espionaje industrial con peligro para su vida, mientras un misterioso grupo le va encargando misiones en este “metaverso” (que no es lo que parece), a cambio de dinero y una ayuda que necesita imperiosamente.
Se podría decir que, en su contra, a pesar de lo que cabría esperar, su buena trama de thriller basado en una obra de William Gibson, podría haber dado más de sí. Tanto la factura como el desarrollo de la serie, es bastante convencional al fin y al cabo, sin grandes novedades o sorpresas que logren hacerla destacar en el mundo de las series.
Pero, al mismo tiempo, se deja ver y seguir con facilidad. A pesar de sus largos capítulos, no aburre y engancha como toda buena serie que se precie. Aunque esté bastante alejada de “Matrix” y “Ready player one” a nivel de espectáculo visual, y en ese sentido parezca un tanto pobre, es bastante entretenida. Si la renuevan para más temporadas, la seguiré viendo sin duda alguna.

Para empezar, la miniserie no la ha pedido nadie. No adapta material de los libros del autor polaco, que yo sepa. No cubre necesariamente la espera entre la segunda y tercera temporadas, pues ha habido series con un tiempo de rodaje y estreno muchísimo mayor, como por ejemplo “Stranger things”, “Sherlock” o “Westworld”. Y, si bien la película animada de Vesemir estaba bastante bien, este “Origen de la sangre” efectivamente no lo está tanto.
Son tan solo 4 episodios que se pueden ver en un día, y que en el fondo, no aportan nada al universo “The witcher”. Por supuesto, hay “woke” hasta debajo de las piedras. Vale, todo eso es verdad, pero no me parece una serie tan nefasta como se está diciendo.
Sí que lo es para ser del mundo del brujo. Le falta más épica y mejores personajes. Pero, en realidad, no está tan mal. Es una aventura sencillita con el típico grupo de héroes proscritos con una misión común. El diseño de producción me parece a la altura y me lo he pasado bien viéndola, sin aburrirme.
Pero es inevitable el peso de estar a la sombra de la gran serie de fantasía de Netflix. Al final, a esto le pasa como a “Los anillos de poder”. La comparación es inevitable, y por supuesto sale perdiendo. Tal vez si le hubieran puesto otro nombre, no decepcionaría tanto.
Aun así, le doy el aprobado justo.

Es una producción que se sale por la tangente de lo que se podría esperar de ella en un principio.
Con un arranque poco prometedor que nos hace pensar que puede ser una historia meramente romántica, pronto nos daremos cuenta de su buena factura. Principalmente destacan los actores, con una Emily Blunt descomunal, y una fotografía y diseño de producción de los que quitan el hipo.
Sin embargo, no es una serie hecha para el público masivo. Diría que aprecio sus valores, pero no me ha llegado a entusiasmar tanto.
Si bien su puesta en escena es excelente, el guion no me llama tanto la atención. Y es que, por un lado, tiene muchos clichés que podrían ser explotados en su vertiente más aventura (venganza y personajes duros), pero a la hora de la verdad esto se decanta por un aire independiente, de ritmo tranquilo (a veces demasiado), y ciertos mareos de perdiz que no me terminan de convencer.
También está plagada de saltos temporales algo caóticos, y no muy buenas explicaciones (siempre en mi opinión) de por qué pasa lo que pasa, o de las motivaciones de los personajes.
Con todo, reconozco que es una miniserie bastante interesante y muy bien hecha, que merece un visionado. Eso sí, solo uno.

No solamente ha resultado ser una experiencia decepcionante por no saber de lo que iba y estar esperando otra cosa, es que el juego es objetivamente malo, se coja como se coja.
La protagonista, Mia, es una joven que se despierta con amnesia en un hospital abandonado donde no se sabe lo que ha pasado y hay extrañas presencias. Pero no es un videojuego de terror al uso, ni siquiera lo clasificaría como aventura.
Si le quitamos los puzles de dificultad infantil sin aliciente, esto es un “walking simulator” puro y duro, que va construyendo una historia floja y de nulo interés a base de “flashbacks” que ni siquiera son secuencias cinemáticas, sino sucesiones de imágenes fijas.
Si el guion, por llamarlo de alguna forma, carece de todo, no lo es menos el motor gráfico.
Es muy pobre técnicamente. Sé que no es una gran producción, y que debe ser funcional, pero no es de recibo que se me ralentice por momentos con una tarjeta gráfica RTX. Y menos aún que tenga tantos problemas de configuración en PC, que como no busques soluciones ni siquiera arranca bien en modo pantalla completa.
Para mí, directamente es uno de los peores juegos del año. Por suerte, es bastante corto y dura como una película normal. Si no, sería insufrible, y no por la dificultad, sino por el aburrimiento que produce.

Supuso un punto de inflexión en la franquicia, pero desgraciadamente a peor.
Es un “reboot” que olvida todo lo anterior e la saga, cambiando la mecánica esencial y también disminuyendo la diversión en general para el jugador.
El problema no es el cambio del estilo de gráficos a una estética cómic. Tampoco lo es el flojo sistema de combate.
Lo que sucede es que han quitado casi por completo los puzles y la habilidad para sortear trampas y plataformas, por un sistema de juego bastante mediocre. Ahora hay que recorrer los niveles recogiendo unas esferas, cual anillos de “Sonic”, y con las que recolectes podrás desbloquear nuevos escenarios. Esto daría igual, si no fuera porque cada vez te exigen cantidades más grandes, obligando prácticamente a repetir fases incluso hasta tres veces, en mi caso, para tener el número necesario. Teniendo en cuenta esto, poca esencia de “Prince of Persia” veo yo por aquí.
Obviando ese “pequeño” detalle, el juego no está del todo mal, aunque desde luego no como para completarlo demasiadas veces, a diferencia de las otras entregas, mucho mejores que este.

El príncipe de Persia sube el listón en su última aventura cronológica.
Hay una mejora de gráficos clara, pero se ha ampliado también la jugabilidad. Ahora tenemos incluso carreras de carruajes, y sobre todo las nuevas secuencias en las que el protagonista se transforma en el espectro de arena, que supone tener que resolver ciertos tramos con una serie de poderes adicionales.
La diversión es equivalente a la de títulos anteriores, pero como todo es más épico y grande, diría que este es el mejor de la trilogía.
El tramo final es absolutamente espectacular, y pone la guinda del pastel de un juego absolutamente excelente.

El príncipe de Persia está de vuelta para resolver un nuevo problema con las arenas del tiempo.
Sobre todo, lo que más me gusta es la nueva variedad de escenarios, empezando por un barco en plena batalla naval justo al comienzo del videojuego.
Sigue el estilo del primero, pero aumentan las posibilidades con los puzles y su mayor duración.
Ahora, se roza el sistema de mundo abierto permitiendo recorrer grandes zonas ya exploradas. Lo malo es que esto es un arma de doble filo, porque el mapa general que nos dan, no es precisamente de mucha ayuda, y hay ocasiones en las que se puede uno perder sin saber muy bien por dónde seguir, especialmente en la parte central de la aventura.
Por lo demás, un juego excelente que supera la primera parte.

La miniserie tiene la esencia pura del cine negro de detectives clásico, así como de las “buddy movie” policíacas de toda la vida, con esa pareja imposible y con química, formada por Aura Garrido y el galo Jean Reno, que no se defienden nada mal en sus papeles. Y por supuesto, la protagonista sabe de todo y es una empoderada fuera de su tiempo. Este rollo ya cansa, pero hay que aceptarlo, o no podríamos ver casi nada de lo que se produce hoy día en el mundo audiovisual.
A la receta le agregan también un poquito de tono cómico tontorrón. Creo que han encontrado el tono justo. No es que consigan hacerme reír mucho, pero tampoco les ha quedado en esos habituales niveles de comedia estúpidos que estropean todo el conjunto. Bien es verdad que la cargante banda sonora, que siempre trata de remarcar ese enfoque humorístico, no me ha convencido.
Además de esto, creo que la ambientación en esa época, está bastante conseguida.
Y el meollo de todo, que es el caso de los asesinatos, tiene también la complicación justita para no perder el hilo, sin que se pierda tampoco el interés. Es una serie fácil de seguir.
El resultado es un producto bastante entretenido y bien hecho, con una mezcla de géneros que funciona. Me ha gustado, y si hicieran más temporadas (que no lo sé ni lo creo), la seguiría viendo.

Diría que la película no se merece el batacazo que se ha pegado en taquilla. Puede que no sea el film de animación del siglo, pero tampoco es malo.
Esperaba algo más de emoción y aventura en este país imaginario aislado del resto del mundo por altas montañas, y desde luego podría haber estado mejor, pero es entretenida y está bien dibujada.
También es verdad que se presta a levantar odios en redes sociales con los tiempos que corren, por incluir a un personaje gay de forma abierta y explícita en ese núcleo familiar. Hasta ahora solo se había hecho de puntillas. Y la verdad es que me importa poco este tema, pero reconozco que se nota forzado. No aporta nada a la trama.
En fin, al menos el diseño del mundo subterráneo es llamativo, con curiosas plantas y bichos, siguiendo un poco el estilo de “Avatar”. A los protagonistas les pasan cosas, hay buen ritmo y, en general, se deja ver. Eso sí, siempre sin despertarme mucho entusiasmo.
Dentro del enorme catálogo del cine de animación, no va a destacar ni dejar huella alguna.

Desde prácticamente los inicios de su carrera, Christina Ricci se ha orientado al cine independiente y poco comercial.
Incluso la serie en la que ahora participa (“Yellowjackets”) es un poco marciana.
Pues bien, esta película (un supuesto thriller de terror) no es una excepción.
Se desarrolla a mediados del siglo XX, en una casa donde la protagonista vive sola con su hijo. Pronto empezarán a pasar cosas raras. El problema es que, más que por lo sobrenatural, la rareza de lo que acontece va más bien en la línea de las habituales pajas mentales del cine independiente.
Esperando que pase algo interesante o que te enganche, se te va la película entera. Menos mal que solo dura 88 minutos, porque incluso así lo único que me genera es aburrimiento.
Por cierto, el monstruo del título no puede ser más cutre y estar más mal hecho.
No solamente no da miedo ninguno, sino que ni siquiera entretiene.

Sin haber hecho mucho ruido antes de su estreno, esta miniserie francesa de supuestamente buena factura, propone un gran misterio a raíz de un accidente en la estación espacial internacional.
Son solamente 6 capítulos en los que el punto de partida es atractivo, pero que a la hora de la verdad se queda un poquito a medio gas.
Por supuesto, prácticamente todo transcurre en tierra, investigando el caso con relativa tranquilidad.
Se mezclan cosas y temas con ganas de liar al espectador, pero en mi caso, no me ha enganchado demasiado.
La sensación que me da la serie es que se podría haber resumido más, y que podría haber estado bastante mejor teniendo en cuenta su premisa argumental. Creo que este misterio tan desconcertante, no está narrado con la suficiente garra. Es como cuando de un buen libro hacen una película que no está a la altura.
Los actores tampoco son nada del otro mundo, con personajes un tanto fríos y que nos da igual lo que les pase.
En general es lenta y poco impactante, a pesar de sus pretensiones.
Con todo y con eso, al final creo que le voy a dar el aprobado, porque por lo menos se deja ver hasta el final y mantiene el interés justo por saber qué pasará y cómo terminará. El último episodio es el mejor, y nos hace pensar un poco. No es que sea como los trabajos de Christopher Nolan, pero bien.
También es verdad que el hecho de que sea tan corta ayuda bastante. Si fuera más larga o fuera a tener más temporadas, otro gallo cantaría.

Esta aventura del príncipe fue una propina a la trilogía, y transcurre entre las “arenas” y “el alma”, pero al ser el trabajo más reciente en el tiempo, incorpora todas las mecánicas de la saga incluyendo algunas nuevas, así como los mejores gráficos posibles, superando a los demás.
Destaca la originalidad de la resolución de situaciones que tienen que ver con congelar el agua y cambiar el tiempo. La combinación de todo lo que se puede hacer llega a complicar un poco las cosas cerca del final. A veces cuesta trabajo avanzar, pero siempre es un juego extraordinariamente divertido y adictivo.
Tanto es así que casi siempre lo he completado en dos o tres sentadas, claro que, para bien o para mal, también es la entrega más corta de todas (unas 6 o 7 horas).
Es una lástima que el arco argumental se quedara completamente cerrado y ya no hayan sacado después más partes.
¡Una pasada!

Lote 36:
En esta primera historia de la antología presentada por el célebre creador mejicano, el guion se basa en una historia del propio Guillermo, del cual se nota el diseño de la criatura.
Trata sobre una subasta de un trastero, lo típico que se ve en algún programa americano (que para mí resulta tremendamente aburrido, por cierto). El protagonista adquiere todos los objetos de un muerto, habiendo, por supuesto, uno bastante misterioso.
Aunque el capítulo sabe despertar la curiosidad por saber qué pasará, termina siendo un tanto lento y en el que no pasan demasiadas cosas, hasta prácticamente los últimos minutos.
No empieza la serie con la mejor de sus entregas, para mi gusto.

Ratas de cementerio:
Este capítulo ofrece una interesante y macabra historia de terror sobre ladrones de cementerios y una red de subterráneos plagada de ratas (y algo más) que se alimentan de restos humanos.
Además de dar bastante mal rollo, tiene un muy buen diseño de producción ambientado en el siglo XIX.
El actor protagonista hace bastante bien su papel de codicioso sin escrúpulos.
Sin duda, Vincenzo Natali no ha perdido su pulso y talento para narrar buenas historias de género fantástico.

La autopsia:
En este capítulo lo que más destaca es la actuación de F. Murray Abraham, un actor muy respetado en los 80, que después no ha tenido una gran carrera.
Trata de un gran misterio relacionado con un cadáver y un extraño objeto.
Es un relato curioso y que engancha hasta el final. Me ha parecido muy entretenido y recuerda a relatos clásicos de la literatura de ciencia ficción o de viejas series como “Más allá del límite” o “En los límites de la realidad”.
Los efectos especiales de maquillaje están muy bien.

La apariencia:
No es la primera vez que veo un relato de terror (o supuesto terror) sobre la obsesión estética. En la segunda temporada de “American horror stories”, por ejemplo, ya hay algo similar.
La protagonista lleva una vida social lamentable incluso en Navidad, y decide probar un producto milagroso que va a volver su mundo patas arriba.
Con toques de humor negro poco acertados, y un cierto estilo “Black mirror” que tampoco llega a despegar, es un episodio bastante olvidable e incluso malo, sobre todo cuando al final se van ya por los cerros de Úbeda.
Además, la actriz principal me parece tan insulsa como el personaje al que interpreta.
Uno de los peores episodios de la serie.

El modelo de Pickman:
Esta entrega es una de las más interesantes. No solo cuenta con un par de actores más reconocibles, sino que adapta un cuento de Lovecraft bastante atractivo.
Además, se han preocupado de darle ambientación en su época, así como algunos guiños al mundo del autor de Providence, el cual, dicho sea de paso, es muy difícil de adaptar y aquí lo hacen con cierta (y obligada) libertad.
Me gustan los dibujos de Pickman, que por muy bien que escribiera el amigo Howard, siempre hay que añadir creatividad para plasmarlo en imágenes.
Es un episodio que no está nada mal, de hecho es de los mejores del gabinete, incluyendo además momentos de verdadero terror, no como otros capítulos que se quedan a medias en ese sentido.

Sueños en la casa de la bruja:
Ha dado la casualidad de que, recientemente, también se haya estrenado “Venus” de Jaume Balagueró, basada en el mismo cuento de H. P. Lovecraft.
Pero este capítulo va de otro rollo, y aparenta ser más convencional, dentro de lo que cabe con el autor, aunque al final la cosa también se desbarra un pelín para mi gusto.
Rupert Grint no lo hace mal en el papel de investigador y hermano atormentado. La ambientación es buena y tiene su toque siniestro.
Por desgracia, lo que iba encaminado a ser uno de los mejores capítulos del proyecto, se va bastante a pique por culpa de una rata que lo echa todo a perder. Al final le doy un 5 y mucho es.

La visita:
El tal Panos Cosmatos parece querer imitar al Kubrick de “La naranja mecánica” con la estética, o simplemente haber probado alguna de las sustancias que consumen los personajes del episodio, que es sin lugar a dudas bastante malo, y el peor de la miniserie.
Un “Robocop” viejo y una Sofía Boutella que parece haberse escapado de su película “Clímax”, invitan a un grupo de personas a hablar y drogarse antes de un experimento bastante estrafalario.
El capítulo no solamente es pretencioso, sino excesivamente aburrido, ridículo y carente de interés o del terror que supuestamente tiene esta serie.
¡ Muy mal ¡

El murmullo:
Creo ver en estos ornitólogos un guiño sutil al primer descubridor oficial de las psicofonías, que captó la voz de su madre muerta grabando cantos de pájaros. Sin embargo, puedo equivocarme porque después no van por ahí los tiros del argumento.
Tenemos a una pareja aislada en una casa en el campo en la que pasan cosas raras.
El relato no está mal, pero es tan clásico y tan comedido con el terror, que no me deja satisfecho del todo como fan del género.
Eso sí, es entretenido y nos permite ver a Andrew Lincoln en un registro totalmente alejado de su Rick de “The walking dead”.
No está mal del todo para cerrar la serie, aunque para mi gusto la resolución es bastante pobre.

Creo ver en estos ornitólogos un guiño sutil al primer descubridor oficial de las psicofonías, que captó la voz de su madre muerta grabando cantos de pájaros. Sin embargo, puedo equivocarme porque después no van por ahí los tiros del argumento.
Tenemos a una pareja aislada en una casa en el campo en la que pasan cosas raras.
El relato no está mal, pero es tan clásico y tan comedido con el terror, que no me deja satisfecho del todo como fan del género.
Eso sí, es entretenido y nos permite ver a Andrew Lincoln en un registro totalmente alejado de su Rick de “The walking dead”.
No está mal del todo para cerrar la serie, aunque para mi gusto la resolución es bastante pobre.

El tal Panos Cosmatos parece querer imitar al Kubrick de “La naranja mecánica” con la estética, o simplemente haber probado alguna de las sustancias que consumen los personajes del episodio, que es sin lugar a dudas bastante malo, y el peor de la miniserie.
Un “Robocop” viejo y una Sofía Boutella que parece haberse escapado de su película “Clímax”, invitan a un grupo de personas a hablar y drogarse antes de un experimento bastante estrafalario.
El capítulo no solamente es pretencioso, sino excesivamente aburrido, ridículo y carente de interés o del terror que supuestamente tiene esta serie.
¡ Muy mal !

Ha dado la casualidad de que, recientemente, también se haya estrenado “Venus” de Jaume Balagueró, basada en el mismo cuento de H. P. Lovecraft.
Pero este capítulo va de otro rollo, y aparenta ser más convencional, dentro de lo que cabe con el autor, aunque al final la cosa también se desbarra un pelín para mi gusto.
Rupert Grint no lo hace mal en el papel de investigador y hermano atormentado. La ambientación es buena y tiene su toque siniestro.
Por desgracia, lo que iba encaminado a ser uno de los mejores capítulos del proyecto, se va bastante a pique por culpa de una ridícula y vergonzosa rata que lo echa todo a perder. Al final le doy un 5 y mucho es.

Esta entrega es una de las más interesantes. No solo cuenta con un par de actores más reconocibles, sino que adapta un cuento de Lovecraft bastante atractivo.
Además, se han preocupado de darle ambientación en su época, así como algunos guiños al mundo del autor de Providence, el cual, dicho sea de paso, es muy difícil de adaptar y aquí lo hacen con cierta (y obligada) libertad.
Me gustan los dibujos de Pickman, que por muy bien que escribiera el amigo Howard, siempre hay que añadir creatividad para plasmarlo en imágenes.
Es un episodio que no está nada mal, de hecho es de los mejores del gabinete, incluyendo además momentos de verdadero terror, no como otros capítulos que se quedan a medias en ese sentido.