164 Críticas de los usuarios
Críticas de los usuarios:
Por favor, tened mucho cuidado con el enfoque de esta serie
8 de mayo de 2017
Hace siglos que no escribo, pero estoy viendo un enfoque muy peligroso y me veo obligado a opinar.
Ojo, mucho ojo con la serie, con quien la ve y como la interpreta. La serie me ha parecido muy buena, desgarradora como pocas, y me ha dejado pero que bien jodido. No voy a recomendar verla ni no verla, pero creo que quien la vea debe ser una mente madura y con un gran juicio crítico. Si se malinterpreta puede ser muy peligrosa.
Por favor, no sigáis hablando de Hanna como una heroína. Relatar en 13 cintas 13 razones para suicidarte denota un serio problema mental, que tiene que ser tratado por especialistas y que hoy día, gracias a Dios, tiene muy buenos resultados. Soy tan imparcial que respeto todas las decisiones del mundo, pero por favor, que nadie considere que suicidarse es una forma de castigar a los que te han hecho daño. Los mayores castigados son los seres que te quieren, que te aprecian, y cuyas vidas destrozarás para siempre. Los que se encargado de joderte suelen ser bastante hijo putas y saldrán adelante, más tarde o más temprano. Los que nunca lo superarán son los que estaban a tu lado. Con lo cual por favor, dejad de tratar a Hanna como a un personaje heroico. Se podrá respetar más o menos su decisión, pero ni es heroica ni tiene la capacidad para apreciar las cosas con claridad, pues sufre una enfermedad. Incluso considerando que el suicidio es una opción libre de quien quiera ejercerlo, el personaje que retrata la serie no corresponde a ese caso. Corresponde a un desequilibrio mental del que es victima mucha gente y tiene que ser tratado.
Hay 10 razones que son completamente absurdas. Es como comparar que se te pierda un lápiz con que te arranquen las tripas. Esas 10 razones las viven más del 95% de las personas, y aunque no están bien, no son ni de lejos una causa para suicidarte. Por supuesto que hay que perseguir el Bulling, castigarlo y erradicarlo, pero jamas esgrimirlo como una razón para el suicidio. Por otra parte, desafortunadamente el Bulling es mucho más brutal que lo que se muestra en la serie. El Bulling muchas veces consta de agresiones físicas, humillaciones públicas mucho más severas, acoso constante, premeditado, y ejercido por una o varias personas focalizadas contra una más débil, aislada e indefensa. Lo que le sucede a Hanna en los 10 primeros capítulos son conflictos sociales que prácticamente toda persona, vivirá, una o varias veces en su vida (amor, desamor, traición, decepción, aislamiento social...). Por supuesto que hay que luchar contra ello, pero nunca jamas mediante el suicidio. Así no se resolverá. Lo que hay que hacer es luchar de manera activa y constante para cambiar esos defectos de la sociedad, no quitarse la vida.
Quitando esas 10 razones, hay otras 3 hasta llegar a la 13 que son temas muy serios. De nuevo se aprecia un problema de personalidad en Hanna al ser capaz de hablar de 13 razones como si formaran parte de un todo. No es así, hay 10 razones que aunque en la adolescencia son jodidas, no justifican para nada sentirse tan mal como ella se siente, y luego 3 razones que no pueden estar en esa misma lista, ya que la gravedad de estas últimas es infinitamente mayor. De nuevo, cualquier persona que se vez envuelta en cualquiera de esas 3 últimas razones lo que deber hacer es buscar ayuda especializada para superarlo y denunciar los hechos para que se tomen las medidas legales que correspondan.
Me preocupa mucho que la propia serie, y muchas opiniones que estoy leyendo, parecen culpar a otros de un acto como el suicidio. Si alguien me hace algo es culpable de lo que me haya hecho, pero no de mi suicidio. Ojo con ese enfoque que puede ser peligrosísimo. Si alguien me humilla es culpable de humillarme, y en función del grado de humillación deberá pagar, desde una multa, si la humillación ha sido leve, hasta con muchos años de cárcel o prisión permanente en caso de humillaciones graves, pero no va a pagar por mi suicidio. Solo existe condena por suicidio en lo que se llama “inducción al suicidio”, que consiste en influir, ayudar o presionar a alguien directamente para que se suicide.
Por último quiero volver a recalcar, suicidarse NO es una forma de denunciar que se nos ha dañado, que se han cometido delitos, y de pedir un cambio. Es una forma de acabar con tu vida, de no tener una segunda oportunidad, y es someter a un infierno a tus seres queridos. Hanna no es ninguna heroína. Es una víctima de una enfermedad mental que debe ser tratada, y una victima de situaciones horribles que deben ser denunciadas.
Los temas que aparecen en la serie son enormemente complejos desde el aspecto psicólogico, mental y social, y hay que tener mucho cuidado de que en ningún momento se puedan interpretar con un idealizado romanticismo de heroicidad o lucha contra la injusticia. Eso no es así, esa no es la vía, esa no es salida, esa no es la solución, eso no ayuda a mejorar tu vida ni la de tus seres queridos. Eso es una cabronada para Hanna, para sus padres, otros familiares de cualquier grado, y para sus amigos.
Ojo, mucho ojo con la serie, con quien la ve y como la interpreta. La serie me ha parecido muy buena, desgarradora como pocas, y me ha dejado pero que bien jodido. No voy a recomendar verla ni no verla, pero creo que quien la vea debe ser una mente madura y con un gran juicio crítico. Si se malinterpreta puede ser muy peligrosa.
Por favor, no sigáis hablando de Hanna como una heroína. Relatar en 13 cintas 13 razones para suicidarte denota un serio problema mental, que tiene que ser tratado por especialistas y que hoy día, gracias a Dios, tiene muy buenos resultados. Soy tan imparcial que respeto todas las decisiones del mundo, pero por favor, que nadie considere que suicidarse es una forma de castigar a los que te han hecho daño. Los mayores castigados son los seres que te quieren, que te aprecian, y cuyas vidas destrozarás para siempre. Los que se encargado de joderte suelen ser bastante hijo putas y saldrán adelante, más tarde o más temprano. Los que nunca lo superarán son los que estaban a tu lado. Con lo cual por favor, dejad de tratar a Hanna como a un personaje heroico. Se podrá respetar más o menos su decisión, pero ni es heroica ni tiene la capacidad para apreciar las cosas con claridad, pues sufre una enfermedad. Incluso considerando que el suicidio es una opción libre de quien quiera ejercerlo, el personaje que retrata la serie no corresponde a ese caso. Corresponde a un desequilibrio mental del que es victima mucha gente y tiene que ser tratado.
Hay 10 razones que son completamente absurdas. Es como comparar que se te pierda un lápiz con que te arranquen las tripas. Esas 10 razones las viven más del 95% de las personas, y aunque no están bien, no son ni de lejos una causa para suicidarte. Por supuesto que hay que perseguir el Bulling, castigarlo y erradicarlo, pero jamas esgrimirlo como una razón para el suicidio. Por otra parte, desafortunadamente el Bulling es mucho más brutal que lo que se muestra en la serie. El Bulling muchas veces consta de agresiones físicas, humillaciones públicas mucho más severas, acoso constante, premeditado, y ejercido por una o varias personas focalizadas contra una más débil, aislada e indefensa. Lo que le sucede a Hanna en los 10 primeros capítulos son conflictos sociales que prácticamente toda persona, vivirá, una o varias veces en su vida (amor, desamor, traición, decepción, aislamiento social...). Por supuesto que hay que luchar contra ello, pero nunca jamas mediante el suicidio. Así no se resolverá. Lo que hay que hacer es luchar de manera activa y constante para cambiar esos defectos de la sociedad, no quitarse la vida.
Quitando esas 10 razones, hay otras 3 hasta llegar a la 13 que son temas muy serios. De nuevo se aprecia un problema de personalidad en Hanna al ser capaz de hablar de 13 razones como si formaran parte de un todo. No es así, hay 10 razones que aunque en la adolescencia son jodidas, no justifican para nada sentirse tan mal como ella se siente, y luego 3 razones que no pueden estar en esa misma lista, ya que la gravedad de estas últimas es infinitamente mayor. De nuevo, cualquier persona que se vez envuelta en cualquiera de esas 3 últimas razones lo que deber hacer es buscar ayuda especializada para superarlo y denunciar los hechos para que se tomen las medidas legales que correspondan.
Me preocupa mucho que la propia serie, y muchas opiniones que estoy leyendo, parecen culpar a otros de un acto como el suicidio. Si alguien me hace algo es culpable de lo que me haya hecho, pero no de mi suicidio. Ojo con ese enfoque que puede ser peligrosísimo. Si alguien me humilla es culpable de humillarme, y en función del grado de humillación deberá pagar, desde una multa, si la humillación ha sido leve, hasta con muchos años de cárcel o prisión permanente en caso de humillaciones graves, pero no va a pagar por mi suicidio. Solo existe condena por suicidio en lo que se llama “inducción al suicidio”, que consiste en influir, ayudar o presionar a alguien directamente para que se suicide.
Por último quiero volver a recalcar, suicidarse NO es una forma de denunciar que se nos ha dañado, que se han cometido delitos, y de pedir un cambio. Es una forma de acabar con tu vida, de no tener una segunda oportunidad, y es someter a un infierno a tus seres queridos. Hanna no es ninguna heroína. Es una víctima de una enfermedad mental que debe ser tratada, y una victima de situaciones horribles que deben ser denunciadas.
Los temas que aparecen en la serie son enormemente complejos desde el aspecto psicólogico, mental y social, y hay que tener mucho cuidado de que en ningún momento se puedan interpretar con un idealizado romanticismo de heroicidad o lucha contra la injusticia. Eso no es así, esa no es la vía, esa no es salida, esa no es la solución, eso no ayuda a mejorar tu vida ni la de tus seres queridos. Eso es una cabronada para Hanna, para sus padres, otros familiares de cualquier grado, y para sus amigos.
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13 Razones para mi Primera Crítica en Filmaffinity
9 de abril de 2017
En 10 años que llevo registrado en Filmaffinity he estado tentado más de una vez de escribir una crítica sobre alguna de mis pelis o series preferidas, pero siempre me echaba atrás un pensamiento: ¿qué puedo decir yo que no hayan dicho grandes colaboradores? Con 13 Reasons Why me he visto por primera vez obligado a intentar plasmar mis impresiones de una serie que me ha causado un impacto tan profundo como pocas.
La trama es aparentemente simple: el protagonista, Clay, es el típico adolecente tímido y nerd al que se nos presenta en un instituto conmocionado por el suicidio de una estudiante. Al llegar a su casa, Clay encuentra un paquete que contiene 13 cintas de casete. Su vida da un vuelco cuando escucha estas palabras en la primera cinta:
“Hey, it’s Hannah, Hannah Baker. Don’t adjust whatever device you’re hearing this on. It’s me, live and in stereo (…) I’m about to tell you the story of my life; more specifically, why my life ended.”
A partir de ahí, en cada capítulo Clay escucha las 13 razones que precipitaron la muerte de su compañera de instituto y de trabajo, Hannah. Mientras Clay recorre los lugares descritos por Hannah (la verdadera heroína de esta historia, una suerte de moderna Madame Bovary o Anna Karenina), a la vez que escucha las cintas, asistimos a flashbacks en los que podemos conocer a esta chica tan especial. Su presencia es constante en las conversaciones y en las mentes de todos los personajes en todo momento.
Y la pregunta es, ¿qué hace diferente a 13RW? A continuación detallo las 13 razones que me han llevado a escribir esta crítica y a recomendar el visionado de una serie que no dejará a nadie indiferente y que debería ser de visionado obligatorio (no sólo para los millennials, sino también para los adultos):
1ª No es otra estúpida serie americana. Si John Hughes sentó las bases del gran cine teen de los 80 (The Breakfast Club, Ferris Bueller’s Day Off), y My So-Called Life trasladó a la TV las inquietudes y amores de Angela Chase (interpretada por una jovencísima Claire Danes), 13RW supone un soplo de aire fresco, innovador, veraz y necesario, que evita caer en algunos estereotipos de la adolescencia (a diferencia de Skins).
2ª El drama del acoso escolar se muestra tal y como es: un grupito de estudiantes deciden emprenderla con otro a quien consideran más débil a fin de divertirse a su costa y erigirse en los más cools y guays del instituto. Se resta importancia a este asunto, que se ve amplificado por culpa de las redes sociales. La persona que lo padece tiene la culpa por no saber defenderse, ni adaptarse, por ser diferente. Nadie hace nada.
3ª Muestra la lucha de unos padres por hacer justicia a su hija fallecida y averiguar qué o quiénes llevaron a alguien tan joven a hacer algo así. Contrasta con la pasividad de los responsables del instituto y de algunos estudiantes que sueltan comentarios del tipo “hay que pasar página” o “era una dramática que se suicidó para llamar la atención”. La solución más fácil siempre es esconder los problemas en vez de hacerles frente para no dañar la imagen de una comunidad, de un instituto, etc., pero no es lo correcto.
4ª Retrata la hipocresía de una sociedad que sigue siendo profundamente machista, incluso entre los más jóvenes. Los deportistas del instituto se ligan a todas las chicas que quieren y nadie puede decirles que no. Eso les convierte en ídolos a imitar, en campeones, en machotes, frente a los nenazas. Cuando a una chica se le pone la letra escarlata de “chica fácil” por haberse besado con alguien se da patente de corso para intentar aprovecharse de ella, cualquiera puede besarla, tocarle el culo y pedirle sexo, sin importar sus sentimientos. Sólo quieren ligársela y alardear de ello con sus colegas tras exhibirla como un trofeo. Por supuesto, ellos pueden hacer todo esto pero si es al revés ellas son lo peor de lo peor.
5ª Trata con total naturalidad la diversidad que podemos encontrar en cualquier lugar: un chico homosexual que no se esconde en el armario, una chica cuyo padre es negro y su madre blanca y rubia. Aceptar la realidad y mostrar respeto al diferente es una asignatura pendiente en muchos sitios. Que esa diversidad se refleje dentro de un elevado número de personajes es saludable y de agradecer.
6ª Demuestra el placer que podemos hallar, sin darnos cuenta, en los pequeños momentos. Así, los días en los que Clay y Hannah limpian las sillas de chicles en el cine Cresmont y bromean sobre el olor de las palomitas, cada vez que Hannah llama “Helmet” cariñosamente a su amigo por el casco que se pone siempre que va en bicicleta a todas partes, son esos detalles que con el paso del tiempo se convierten en algo especial y único, por encima de todo lo demás.
7ª Retrata la falta de comunicación entre padres e hijos hoy en día. Los padres de Clay desconocen que Hannah y él estaban unidos, y esta carencia de confianza se ve en cada mañana a la hora del desayuno. Los padres de Hannah ignoran el nombre de algún amigo o amiga de verdad de su fallecida hija y ella se ve a sí misma como un problema para ellos, en lugar de romper la barrera que les separa y confesarles los fantasmas que le atormentan. Situaciones similares se ven con los padres de otros personajes: uno no se atreve a confesar a los suyos su sexualidad; la madre de otro coquetea con las drogas, el alcohol y las malas compañías, ignorando a su hijo; los padres de otro le tapan la boca con dinero y nunca están en casa.
La trama es aparentemente simple: el protagonista, Clay, es el típico adolecente tímido y nerd al que se nos presenta en un instituto conmocionado por el suicidio de una estudiante. Al llegar a su casa, Clay encuentra un paquete que contiene 13 cintas de casete. Su vida da un vuelco cuando escucha estas palabras en la primera cinta:
“Hey, it’s Hannah, Hannah Baker. Don’t adjust whatever device you’re hearing this on. It’s me, live and in stereo (…) I’m about to tell you the story of my life; more specifically, why my life ended.”
A partir de ahí, en cada capítulo Clay escucha las 13 razones que precipitaron la muerte de su compañera de instituto y de trabajo, Hannah. Mientras Clay recorre los lugares descritos por Hannah (la verdadera heroína de esta historia, una suerte de moderna Madame Bovary o Anna Karenina), a la vez que escucha las cintas, asistimos a flashbacks en los que podemos conocer a esta chica tan especial. Su presencia es constante en las conversaciones y en las mentes de todos los personajes en todo momento.
Y la pregunta es, ¿qué hace diferente a 13RW? A continuación detallo las 13 razones que me han llevado a escribir esta crítica y a recomendar el visionado de una serie que no dejará a nadie indiferente y que debería ser de visionado obligatorio (no sólo para los millennials, sino también para los adultos):
1ª No es otra estúpida serie americana. Si John Hughes sentó las bases del gran cine teen de los 80 (The Breakfast Club, Ferris Bueller’s Day Off), y My So-Called Life trasladó a la TV las inquietudes y amores de Angela Chase (interpretada por una jovencísima Claire Danes), 13RW supone un soplo de aire fresco, innovador, veraz y necesario, que evita caer en algunos estereotipos de la adolescencia (a diferencia de Skins).
2ª El drama del acoso escolar se muestra tal y como es: un grupito de estudiantes deciden emprenderla con otro a quien consideran más débil a fin de divertirse a su costa y erigirse en los más cools y guays del instituto. Se resta importancia a este asunto, que se ve amplificado por culpa de las redes sociales. La persona que lo padece tiene la culpa por no saber defenderse, ni adaptarse, por ser diferente. Nadie hace nada.
3ª Muestra la lucha de unos padres por hacer justicia a su hija fallecida y averiguar qué o quiénes llevaron a alguien tan joven a hacer algo así. Contrasta con la pasividad de los responsables del instituto y de algunos estudiantes que sueltan comentarios del tipo “hay que pasar página” o “era una dramática que se suicidó para llamar la atención”. La solución más fácil siempre es esconder los problemas en vez de hacerles frente para no dañar la imagen de una comunidad, de un instituto, etc., pero no es lo correcto.
4ª Retrata la hipocresía de una sociedad que sigue siendo profundamente machista, incluso entre los más jóvenes. Los deportistas del instituto se ligan a todas las chicas que quieren y nadie puede decirles que no. Eso les convierte en ídolos a imitar, en campeones, en machotes, frente a los nenazas. Cuando a una chica se le pone la letra escarlata de “chica fácil” por haberse besado con alguien se da patente de corso para intentar aprovecharse de ella, cualquiera puede besarla, tocarle el culo y pedirle sexo, sin importar sus sentimientos. Sólo quieren ligársela y alardear de ello con sus colegas tras exhibirla como un trofeo. Por supuesto, ellos pueden hacer todo esto pero si es al revés ellas son lo peor de lo peor.
5ª Trata con total naturalidad la diversidad que podemos encontrar en cualquier lugar: un chico homosexual que no se esconde en el armario, una chica cuyo padre es negro y su madre blanca y rubia. Aceptar la realidad y mostrar respeto al diferente es una asignatura pendiente en muchos sitios. Que esa diversidad se refleje dentro de un elevado número de personajes es saludable y de agradecer.
6ª Demuestra el placer que podemos hallar, sin darnos cuenta, en los pequeños momentos. Así, los días en los que Clay y Hannah limpian las sillas de chicles en el cine Cresmont y bromean sobre el olor de las palomitas, cada vez que Hannah llama “Helmet” cariñosamente a su amigo por el casco que se pone siempre que va en bicicleta a todas partes, son esos detalles que con el paso del tiempo se convierten en algo especial y único, por encima de todo lo demás.
7ª Retrata la falta de comunicación entre padres e hijos hoy en día. Los padres de Clay desconocen que Hannah y él estaban unidos, y esta carencia de confianza se ve en cada mañana a la hora del desayuno. Los padres de Hannah ignoran el nombre de algún amigo o amiga de verdad de su fallecida hija y ella se ve a sí misma como un problema para ellos, en lugar de romper la barrera que les separa y confesarles los fantasmas que le atormentan. Situaciones similares se ven con los padres de otros personajes: uno no se atreve a confesar a los suyos su sexualidad; la madre de otro coquetea con las drogas, el alcohol y las malas compañías, ignorando a su hijo; los padres de otro le tapan la boca con dinero y nunca están en casa.
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245 de 321 usuarios han encontrado esta crítica útil
Netflix: no todo vale
18 de abril de 2017
Netflix ha vuelto a sacarse de la chistera una serie que está en boca de todo el mundo y a la que le llueven dieces en IMDb. Con tanto entusiasmo, se ha sepultado cierto escepticismo que comenzaba con su tráiler, que decía hablarnos del suicidio de una adolescente mientras mostraba a una maestra de la intriga mejor que Saw, que había montado una partida de Cluedo de ensueño para todo su instituto. Igual es un tratamiento demasiado frívolo para este tema, aunque no hay que adelantar acontecimientos, menos sin probar nada. Quizás se pueda obtener alguna reflexión por el camino.
13 reasons why ofrece múltiples escenas para sacudir al espectador. Y no me refiero a aquellas escenas más desagradables y morbosas, sino a las que muestran hechos mundanos y actitudes normalizadas. Momentos que impactan, son terriblemente desgarradores y lo peor es que están a la orden del día. Sin duda es loable que productos destinados a público amplísimo apuesten por una denuncia de estas características, que además ofrecen enfoques más realistas, en lugar de las historias de fantasía y ciencia ficción con crítica social habituales en el mercado televisivo. Queda a decisión del espectador trasladar su empatía más allá de la ficción filmada
.
PERO
No es necesario introducir el debate sobre la facilidad de empatizar con personalidades y problemas ficticios, sobre cómo las denuncias sociales en el cine u otros medios actúan como placebos para nuestra conciencia. 13 Reasons Why ya se encarga de desmontarse por sí misma, frivolizando de diversas maneras la temática que aborda. El pretexto que utiliza no debería ser un reclamo para ganar espectadores, sino una responsabilidad que exige una historia cuidada y verdaderamente sensible.
Los problemas surgen desde su planteamiento. Por desgracia el tráiler no erraba en su descripción de la serie: antes de suicidarse, Hannah Baker graba en 13 cintas de casete las razones de su trágica decisión, aludiendo cada una a personas de su entorno social en el instituto. Las cintas pasan por estos personajes hasta que llega el turno de Clay Jensen, el undécimo de la lista, momento en el que comienza la narrativa de 13 Reasons Why. El guion ofrece dos líneas temporales: el presente, tras el suicidio de Hannah, donde nos ponemos en la piel de Clay tratando de descubrir la verdad. Y el pasado, donde asistimos a flashbacks protagonizados por Hannah que ilustran todo el acoso que sufrió durante el año. Es decir, el personaje con el que debemos empatizar, que muestra la denuncia y crítica social, no es el protagonista absoluto de la serie.
Bien es cierto que la línea temporal del presente puede servir para ver al variado elenco de personajes encarar las consecuencias de sus actos, lo cual es una idea muy interesante. Sin embargo, estos actos suponen la intriga de la serie, dando lugar a cliffhangers. De este modo, las conversaciones de Clay con las personas responsables de acosar a Hannah, no derivan en reflexiones o sentimientos de culpabilidad. Los diálogos se reducen a “cuando llegues a X cinta ya descubrirás esto o lo otro”. El gran inconveniente de esta línea temporal es que no puede avanzar o aportar escenas de interés hasta que no se descubran los sucesos más importantes del pasado de Hannah. Y por supuesto, dichos eventos cruciales no llegan hasta la recta final de la serie. Tenemos entonces muchísimo relleno en su primera mitad, con el protagonista (Clay) robando muchísimo tiempo de cámara para adoptar un rol contemplativo, sin intervenir en la historia. Y escenas que se repiten hasta la saciedad:
-La chupipandi de acosadores que ya ha escuchado las cintas, amenazando a Clay para que no se vaya de la lengua y asegurando que Hannah mentía
-Tony advirtiendo a Clay, vigilándole para que no se deje llevar por la chupipandi
-Los padres de Hannah desesperados porque no hay pruebas ni indicios que expliquen el suicidio de su Hannah
-Los padres de Clay diciendo que no llegue tarde a casa y preguntándole si está tramando algo, en base a su actitud sospechosa
En series como Breaking Bad o Mad Men defiendo la repetición, ayuda a introducirnos en la cotidianeidad de los personajes, a conocerlos mejor sin necesidad de forzar conflictos o situaciones extravagantes. Puede haber capítulos donde “no pase nada”, pero son capaces de decirte mucho sobre un personaje, ayudan a construir el trasfondo de la serie. No ocurre lo mismo en 13 Reasons Why, donde la repetición tiene como objeto llegar al cupo de los 50 minutos, sin que estas escenas aporten o subrayen ideas.
Y siendo una serie que lanza todos sus episodios de golpe, que se ve a través de internet, no está racionada en semanas y no tiene que cubrir un espacio televisivo concreto, ¿por qué anclarse a convenciones propias de la caja tonta? ¿Por qué no aprovechar internet como un formato distinto? Menos capítulos, menor duración, duraciones irregulares, etc. La pena es que esta actitud tan conservadora está muy relacionada con los diversos problemas de la serie, como la repetición (relleno) innecesaria, la inclusión de subtramas o los capítulos dedicados a personajes que no dan para 50 minutazos.
Los errores de base no terminan ahí: tener a Clay de protagonista implica el tropo de “the chosen one”. ¿Y qué necesidad había? Se suicida una menor de edad por acoso escolar y machista, pero hay que centrar la historia en EL ELEGIDO, el que descubre la verdad, abre los ojos a todo el mundo y hace justicia. El héroe estaba enamorado de aquella chica, por eso el presente (sin ella) adquiere un tono frío, mientras que el pasado está lleno de colores alegres, con una fotografía muy cálida. Todo correcto, de no ser porque en esos flashbacks coloridos, radiantes de felicidad, ESTABAN MALTRATANDO A UNA PERSONA.
(Continuo en spoiler por falta de espacio, no hay destripes)
13 reasons why ofrece múltiples escenas para sacudir al espectador. Y no me refiero a aquellas escenas más desagradables y morbosas, sino a las que muestran hechos mundanos y actitudes normalizadas. Momentos que impactan, son terriblemente desgarradores y lo peor es que están a la orden del día. Sin duda es loable que productos destinados a público amplísimo apuesten por una denuncia de estas características, que además ofrecen enfoques más realistas, en lugar de las historias de fantasía y ciencia ficción con crítica social habituales en el mercado televisivo. Queda a decisión del espectador trasladar su empatía más allá de la ficción filmada
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PERO
No es necesario introducir el debate sobre la facilidad de empatizar con personalidades y problemas ficticios, sobre cómo las denuncias sociales en el cine u otros medios actúan como placebos para nuestra conciencia. 13 Reasons Why ya se encarga de desmontarse por sí misma, frivolizando de diversas maneras la temática que aborda. El pretexto que utiliza no debería ser un reclamo para ganar espectadores, sino una responsabilidad que exige una historia cuidada y verdaderamente sensible.
Los problemas surgen desde su planteamiento. Por desgracia el tráiler no erraba en su descripción de la serie: antes de suicidarse, Hannah Baker graba en 13 cintas de casete las razones de su trágica decisión, aludiendo cada una a personas de su entorno social en el instituto. Las cintas pasan por estos personajes hasta que llega el turno de Clay Jensen, el undécimo de la lista, momento en el que comienza la narrativa de 13 Reasons Why. El guion ofrece dos líneas temporales: el presente, tras el suicidio de Hannah, donde nos ponemos en la piel de Clay tratando de descubrir la verdad. Y el pasado, donde asistimos a flashbacks protagonizados por Hannah que ilustran todo el acoso que sufrió durante el año. Es decir, el personaje con el que debemos empatizar, que muestra la denuncia y crítica social, no es el protagonista absoluto de la serie.
Bien es cierto que la línea temporal del presente puede servir para ver al variado elenco de personajes encarar las consecuencias de sus actos, lo cual es una idea muy interesante. Sin embargo, estos actos suponen la intriga de la serie, dando lugar a cliffhangers. De este modo, las conversaciones de Clay con las personas responsables de acosar a Hannah, no derivan en reflexiones o sentimientos de culpabilidad. Los diálogos se reducen a “cuando llegues a X cinta ya descubrirás esto o lo otro”. El gran inconveniente de esta línea temporal es que no puede avanzar o aportar escenas de interés hasta que no se descubran los sucesos más importantes del pasado de Hannah. Y por supuesto, dichos eventos cruciales no llegan hasta la recta final de la serie. Tenemos entonces muchísimo relleno en su primera mitad, con el protagonista (Clay) robando muchísimo tiempo de cámara para adoptar un rol contemplativo, sin intervenir en la historia. Y escenas que se repiten hasta la saciedad:
-La chupipandi de acosadores que ya ha escuchado las cintas, amenazando a Clay para que no se vaya de la lengua y asegurando que Hannah mentía
-Tony advirtiendo a Clay, vigilándole para que no se deje llevar por la chupipandi
-Los padres de Hannah desesperados porque no hay pruebas ni indicios que expliquen el suicidio de su Hannah
-Los padres de Clay diciendo que no llegue tarde a casa y preguntándole si está tramando algo, en base a su actitud sospechosa
En series como Breaking Bad o Mad Men defiendo la repetición, ayuda a introducirnos en la cotidianeidad de los personajes, a conocerlos mejor sin necesidad de forzar conflictos o situaciones extravagantes. Puede haber capítulos donde “no pase nada”, pero son capaces de decirte mucho sobre un personaje, ayudan a construir el trasfondo de la serie. No ocurre lo mismo en 13 Reasons Why, donde la repetición tiene como objeto llegar al cupo de los 50 minutos, sin que estas escenas aporten o subrayen ideas.
Y siendo una serie que lanza todos sus episodios de golpe, que se ve a través de internet, no está racionada en semanas y no tiene que cubrir un espacio televisivo concreto, ¿por qué anclarse a convenciones propias de la caja tonta? ¿Por qué no aprovechar internet como un formato distinto? Menos capítulos, menor duración, duraciones irregulares, etc. La pena es que esta actitud tan conservadora está muy relacionada con los diversos problemas de la serie, como la repetición (relleno) innecesaria, la inclusión de subtramas o los capítulos dedicados a personajes que no dan para 50 minutazos.
Los errores de base no terminan ahí: tener a Clay de protagonista implica el tropo de “the chosen one”. ¿Y qué necesidad había? Se suicida una menor de edad por acoso escolar y machista, pero hay que centrar la historia en EL ELEGIDO, el que descubre la verdad, abre los ojos a todo el mundo y hace justicia. El héroe estaba enamorado de aquella chica, por eso el presente (sin ella) adquiere un tono frío, mientras que el pasado está lleno de colores alegres, con una fotografía muy cálida. Todo correcto, de no ser porque en esos flashbacks coloridos, radiantes de felicidad, ESTABAN MALTRATANDO A UNA PERSONA.
(Continuo en spoiler por falta de espacio, no hay destripes)
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169 de 257 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha decepcionado
3 de mayo de 2017
Esta es mi segunda o tercera crítica en filmaffinity, puesto que no he visto la necesidad de redactar ninguna. Hago una excepción tanto por la nota que le han dado, como por los comentarios leídos.
La nota de 7,5 no me la puedo ni creer! Estamos más locos que la protagonista!
La serie es mala a rabiar. Sinceramente me esperaba otra cosa (Nota: No es la primera vez que me recomiendan una serie o película, y normalmente coincido en la opinión), pero con esta serie es que no puedo.
La empecé a ver con la intriga siguiente: los motivos han tenido que ser muy fuertes para llevar a alguien al suicidio. Ese fue mi primer pensamiento, pero se fue diluyendo conforme veia (lo que continua en spoilers, por trece razones).
Le pongo un 1 para bajar la media. Los dos primeros capítulos con sus más y sus menos, tendrían un 8, del 3 al 10 un 2 por lo aburridos que són, y los 3 últimos un 6 y soy generosa.
La nota de 7,5 no me la puedo ni creer! Estamos más locos que la protagonista!
La serie es mala a rabiar. Sinceramente me esperaba otra cosa (Nota: No es la primera vez que me recomiendan una serie o película, y normalmente coincido en la opinión), pero con esta serie es que no puedo.
La empecé a ver con la intriga siguiente: los motivos han tenido que ser muy fuertes para llevar a alguien al suicidio. Ese fue mi primer pensamiento, pero se fue diluyendo conforme veia (lo que continua en spoilers, por trece razones).
Le pongo un 1 para bajar la media. Los dos primeros capítulos con sus más y sus menos, tendrían un 8, del 3 al 10 un 2 por lo aburridos que són, y los 3 últimos un 6 y soy generosa.
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133 de 204 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cómo está la juventud...
30 de abril de 2017
- ¿Cómo estás?. ¿Qué necesitas?. Sabes que puedes contarme lo que sea... Siempre hay un camino ¿Lo sabes, no?.
Pues mira, ya que preguntas acabo de pulsar el botón de parada y estoy como Jesús después de haber pasado por las 15 estaciones (13) del viacrucis: exhausto, molesto y con un vago deseo de que la ira de Dios caiga sobre alguien... ¿Alguien tiene un ibuprofeno?. Ahora en serio: ¿Es 13 reasons why el nuevo Gloomy Sunday, se te aparece Satanás si la reproduces al revés, la gente joven tiene que verla acompañada por sus padres?. Honestamente no, salvo que los padres quieran malgastar trece horas de su vida. Lo digo porque si esperan que sea una reflexión seria sobre el suicidio juvenil, o sobre el cyber-bullyng, o sobre los cientos de amenazas que se ciernen sobre el adolescente del primer mundo, no lo es: es una serie teen con un argumento rocambolesco en la que uno de los personajes se suicida. Para empezar, los productores no tienen muy claro lo que es una "perspectiva realista". El Evergreen High School no es un instituto típico, sino un proyecto eugénesico multicultural distópico en el que todos los alumnos y todos los profesores son monísimos y visten como milaneses (eso sí que es deprimente, no poder lucir como ellos): hay que empeñarse y estar atento para encontrar fotogramas en los que se atisbe algún gorderas o alguien que sea un cutre, un triste gualtrapas. ¿Y los progenitores de Evergreen?: profesionales liberales multiculturales y multiorientados sexualmente hablando que viven en casas magníficas, en las que preparan desayunos principescos para sus hijos en cocinas limpias como un quirófano mientras repiten un mantra de "¿Estás bien, coleguita? ¿necesitas algo?, etc.". El único pobre desgraciado de la serie es un tipo monísimo, capitán del equipo de baloncesto y cuya madre es una fumadora de crack con pésimo gusto para los hombres; casualmente éste no es el que se suicida. ¿Y la chica protagonista, esa que vive en un infierno de acoso y derribo en este IV Reich by Benetton? ¿Es un adefesio, o un nerd, o el típico paria masacrado por la industria audiovisual estadounidense?. No, amigos: Hannah, Hannah Baker, socialmente está sobrecualificada, es adorada por unos padres de clase media psíquicamente equilibrados, físicamente está a mitad de camino entre Natalie Portman y Angelina Jolie e intelectualmente articula sobra la marcha agudas respuestas propias de un intelectual neoyorquino cuarentón. Si esto es lo que los productores consideran carne de acoso... en fin, es original. Por lo demás, 13 reasons why es profundamente blandita, maniquea e hipócrita. Blandita porque hace una crítica social epidérmica vista ya cien veces; no necesitamos que nos vuelvan a decir que la cultura estadounidense es consumista y competitiva, y que en el fondo los triunfadores también son infelices. Maniquea porque el guión no deja ningún espacio para los grises, para esa ambigüedad que define a los humanos, y que hace que no siempre seas maravilloso o un tipo rastrero. E hipócrita porque el mismo producto no hace absolutamente nada, internamente, por intentar contar de forma real eso tan trascendente que se supone que contiene la serie; en mi opinión hay obras sobre la problemática adolescente muchos más incisivas y logradas que ésta, que al final es un gigantesco cliché envuelto en un tópico. El que quiera saber más que vaya a spoilers.
PD: a la serie le sobran 4 o 5 capítulos fácilmente.
Pues mira, ya que preguntas acabo de pulsar el botón de parada y estoy como Jesús después de haber pasado por las 15 estaciones (13) del viacrucis: exhausto, molesto y con un vago deseo de que la ira de Dios caiga sobre alguien... ¿Alguien tiene un ibuprofeno?. Ahora en serio: ¿Es 13 reasons why el nuevo Gloomy Sunday, se te aparece Satanás si la reproduces al revés, la gente joven tiene que verla acompañada por sus padres?. Honestamente no, salvo que los padres quieran malgastar trece horas de su vida. Lo digo porque si esperan que sea una reflexión seria sobre el suicidio juvenil, o sobre el cyber-bullyng, o sobre los cientos de amenazas que se ciernen sobre el adolescente del primer mundo, no lo es: es una serie teen con un argumento rocambolesco en la que uno de los personajes se suicida. Para empezar, los productores no tienen muy claro lo que es una "perspectiva realista". El Evergreen High School no es un instituto típico, sino un proyecto eugénesico multicultural distópico en el que todos los alumnos y todos los profesores son monísimos y visten como milaneses (eso sí que es deprimente, no poder lucir como ellos): hay que empeñarse y estar atento para encontrar fotogramas en los que se atisbe algún gorderas o alguien que sea un cutre, un triste gualtrapas. ¿Y los progenitores de Evergreen?: profesionales liberales multiculturales y multiorientados sexualmente hablando que viven en casas magníficas, en las que preparan desayunos principescos para sus hijos en cocinas limpias como un quirófano mientras repiten un mantra de "¿Estás bien, coleguita? ¿necesitas algo?, etc.". El único pobre desgraciado de la serie es un tipo monísimo, capitán del equipo de baloncesto y cuya madre es una fumadora de crack con pésimo gusto para los hombres; casualmente éste no es el que se suicida. ¿Y la chica protagonista, esa que vive en un infierno de acoso y derribo en este IV Reich by Benetton? ¿Es un adefesio, o un nerd, o el típico paria masacrado por la industria audiovisual estadounidense?. No, amigos: Hannah, Hannah Baker, socialmente está sobrecualificada, es adorada por unos padres de clase media psíquicamente equilibrados, físicamente está a mitad de camino entre Natalie Portman y Angelina Jolie e intelectualmente articula sobra la marcha agudas respuestas propias de un intelectual neoyorquino cuarentón. Si esto es lo que los productores consideran carne de acoso... en fin, es original. Por lo demás, 13 reasons why es profundamente blandita, maniquea e hipócrita. Blandita porque hace una crítica social epidérmica vista ya cien veces; no necesitamos que nos vuelvan a decir que la cultura estadounidense es consumista y competitiva, y que en el fondo los triunfadores también son infelices. Maniquea porque el guión no deja ningún espacio para los grises, para esa ambigüedad que define a los humanos, y que hace que no siempre seas maravilloso o un tipo rastrero. E hipócrita porque el mismo producto no hace absolutamente nada, internamente, por intentar contar de forma real eso tan trascendente que se supone que contiene la serie; en mi opinión hay obras sobre la problemática adolescente muchos más incisivas y logradas que ésta, que al final es un gigantesco cliché envuelto en un tópico. El que quiera saber más que vaya a spoilers.
PD: a la serie le sobran 4 o 5 capítulos fácilmente.
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95 de 135 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mala e incluso peligrosa
23 de abril de 2017
Desde el primer minuto la falta de empatía con la narradora es descomunal. ¿Qué tan psicópata hay que ser para, fría y calculadamente, grabar 13 horas de cintas culpando a una serie de personas por un acto que uno mismo va a cometer? Se podría argumentar que se trata de «un recurso narrativo ingenioso», pero el hecho de que sea un recurso narrativo no lo exime de la carga descomunal que conlleva: realmente es ella, la narradora-protagonista, la que fríamente está contando eso minutos antes de suicidarse.
Más allá de eso, todos los hechos que le ocurren a la protagonista (salvo uno) son verdaderas estupideces. No, claro que no son momentos agradables, pero ¿razones para suicidarse? Al final uno parece estar viendo una serie que, más que tratar el tema del bullying, es una apología del suicidio. ¿Te ha salido algo mal en la vida? Ya tienes una razón para suicidarte. ¿Te han salido dos cosas mal? Dos razones. Y así hasta 13. Genial. Ah, y por supuesto TODO es culpa de los demás: házselo saber antes de cortarte las venas.
Más allá de eso, todos los hechos que le ocurren a la protagonista (salvo uno) son verdaderas estupideces. No, claro que no son momentos agradables, pero ¿razones para suicidarse? Al final uno parece estar viendo una serie que, más que tratar el tema del bullying, es una apología del suicidio. ¿Te ha salido algo mal en la vida? Ya tienes una razón para suicidarte. ¿Te han salido dos cosas mal? Dos razones. Y así hasta 13. Genial. Ah, y por supuesto TODO es culpa de los demás: házselo saber antes de cortarte las venas.
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108 de 174 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdos de una Chica Cualquiera
31 de marzo de 2017
El instituto, a fin de cuentas, es solo una fase.
"Solo" es un largo proceso de construir la propia identidad, una búsqueda del propio lugar en el mundo, la época en la que se abren todas las posibilidades. Y, como todo en la vida, acaba pasando.
La mayoría sobrevivimos a ello, sin demasiadas heridas de guerra, quizá con alguna molesta cicatriz, pero nunca se nos ocurriría contarle a un hijo que no lo pasamos bien, nunca le enseñaríamos nuestras viejas fotos del anuario sin recalcar lo felices que éramos en realidad.
Pero eso es porque la distancia temporal ha borrado de nuestra cabeza todos esos momentos de crisis existencial, en los que aún estábamos a medio camino de romper la crisálida de nuestras propias inseguridades.
Hubo buenos momentos, desde luego. Pero los malos eran peores, porque nadie nos enseñaba a lidiar con ellos.
'Por Trece Razones' es justo la visión de esa adolescencia, cruda y desnuda, en un instituto americano cualquiera, forzada a enfrentarse a una dura realidad contra la que no vale la habitual capa de indiferencia.
Hannah Baker ha muerto. Un día se suicidó, marcando a todos sus compañeros, a los mejores y peores, a los que la conocían y a los que fingían conocerla.
Pero sobre todo deja marcado a su compañero Clay Jensen, alguien que se consideraba residual en su vida, apenas un secundario de la cuarta fila, que no puede comprender por qué "una chica así" pudiera suicidarse.
"Una chica así"... siempre es curioso que esas favorables opiniones de alguien nunca las decimos directamente, y nos las guardamos hasta que un día es tarde.
Por un segundo, parece que esa chica seguirá siendo el misterio que siempre pareció ser. Pero entonces llegan unas cintas, grabadas por ella misma, relatando con admirable ironía y sangre fría la historia de los que serían sus últimos días.
Y Clay agradece la oportunidad caída del cielo de volver a rememorar los pasos de alguien que, de haber salido todo bien, solo habría sido otra oportunidad desperdiciada, de las miles que encierra la secundaria. Pero es el hecho de que todo ha salido mal lo que le hace querer darle un sentido, un significado, a esa chica que muchos enterraron bajo falsos cotilleos, y aún ahora buscan borrar de la historia con un "tío, supéralo" que nunca le hará justicia.
Nos montamos entonces en la bicicleta de Clay, con los auriculares en los oídos, con la promesa de resolver un misterio. (Apenas podemos diferenciar los momentos temporales, si no fuera por esa herida en la frente de Clay, señal externa de su dilema interno). Y empezamos a seguir la voz de Hannah, como un dulce fantasma que no pide nuestro perdón o aprobación, solo nuestra comprensión.
La historia se convierte entonces, como ya sucedía en su equivalente literario, en un intento de despedirse de alguien, cuando ya es imposible la despedida.
Todas las cosas que nunca se dijeron, todas las experiencias que nunca se contaron, mueren con la persona que se va. Nunca ha habido suficiente tiempo.
Y a menudo recordar nunca es lo mismo, porque todos los pequeños detalles ya no le pertenecen a la fallecida. Le pertenecen a todos los que la rodeaban en vida, que los hicieron suyos, quizá no de las mejores maneras.
Y duele. Duele muchísimo recordarla a nuestro lado, con sus extrovertidas maneras, como si nunca se hubiera ido, cuando ni siquiera podemos pedirle un mísero "perdón".
Clay se acaba dando cuenta de que no conocía a Hannah Baker, y que, de hecho, nadie más la conocía.
Toda la gente se repite "de haber sabido que necesitaba ayuda...", pero incluso entonces no habrían prestado esa ayuda, estarían demasiado ocupados para algo emocional, algo verdadero y puro, algo que les obligara a tomar partido e involucrarse, algo más allá de la frivolidad adolescente y adulta, las cuales juzgan que no hay nada importante más allá de sus narices.
Quizá eso era lo que la hacía especial, lo que Clay veía en ella todos los días: la sensación de que ella podría ser cualquier cosa, pero desde luego sería una cosa buena.
Por eso importan momentos como el de ambos observando la luna en el tejado del cine local, porque dejan huella, porque hacen pensar a Hannah y Clay que no están tan solos y perdidos en su angustia adolescente; son momentos que a la mañana siguiente del instituto apenas se pueden mencionar porque sería banalizarlos, robarles esa magia incierta que les dice que hay vida más allá de todos los problemas que te puedan surgir a tus 17 y pico.
Pero claro, cuesta ver eso, agarrarse a esos momentos, cuando se vive a esa edad en un torbellino emocional constante, que la televisión y el cine raramente representan tan fielmente como aquí: amistades de toda una vida que se rompen en dos tardes, cruces de miradas que se pierden en la marea de lo que nunca se dijo, o inútiles competiciones por demostrar que se es fuerte, en una edad en la que nadie realmente lo ha sido.
Igualmente a nadie debería extrañarle que sea una época de fragilidad emocional: a las discusiones, a las cosas importantes, se las pierde fácilmente el respeto con desprecios o vaciles, y por eso es normal responder a los amigos, los padres, los profesores, los posibles amores... con evasivas, de uñas, en el fondo asustados porque la gente tiene un don para joder lo que nos parece importante con opiniones de mierda que nadie les ha pedido, pero que insisten en proclamar bien alto, hasta que parece que debes avergonzarte por querer las pequeñas cosas que te hacen ser quien eres.
Y entonces, un buen (o mal) día, las expectativas sobre lo que te vas a encontrar son tan bajas... que como Clay, o como cualquiera de los que se menciona en las cintas, eliges bajar el listón, malinterpretar intenciones y hacer lo que te dé la gana, por muy incorrecto que sea, porque "a quién le importa".
(Sigo en Spoiler, sin revelar nada)
"Solo" es un largo proceso de construir la propia identidad, una búsqueda del propio lugar en el mundo, la época en la que se abren todas las posibilidades. Y, como todo en la vida, acaba pasando.
La mayoría sobrevivimos a ello, sin demasiadas heridas de guerra, quizá con alguna molesta cicatriz, pero nunca se nos ocurriría contarle a un hijo que no lo pasamos bien, nunca le enseñaríamos nuestras viejas fotos del anuario sin recalcar lo felices que éramos en realidad.
Pero eso es porque la distancia temporal ha borrado de nuestra cabeza todos esos momentos de crisis existencial, en los que aún estábamos a medio camino de romper la crisálida de nuestras propias inseguridades.
Hubo buenos momentos, desde luego. Pero los malos eran peores, porque nadie nos enseñaba a lidiar con ellos.
'Por Trece Razones' es justo la visión de esa adolescencia, cruda y desnuda, en un instituto americano cualquiera, forzada a enfrentarse a una dura realidad contra la que no vale la habitual capa de indiferencia.
Hannah Baker ha muerto. Un día se suicidó, marcando a todos sus compañeros, a los mejores y peores, a los que la conocían y a los que fingían conocerla.
Pero sobre todo deja marcado a su compañero Clay Jensen, alguien que se consideraba residual en su vida, apenas un secundario de la cuarta fila, que no puede comprender por qué "una chica así" pudiera suicidarse.
"Una chica así"... siempre es curioso que esas favorables opiniones de alguien nunca las decimos directamente, y nos las guardamos hasta que un día es tarde.
Por un segundo, parece que esa chica seguirá siendo el misterio que siempre pareció ser. Pero entonces llegan unas cintas, grabadas por ella misma, relatando con admirable ironía y sangre fría la historia de los que serían sus últimos días.
Y Clay agradece la oportunidad caída del cielo de volver a rememorar los pasos de alguien que, de haber salido todo bien, solo habría sido otra oportunidad desperdiciada, de las miles que encierra la secundaria. Pero es el hecho de que todo ha salido mal lo que le hace querer darle un sentido, un significado, a esa chica que muchos enterraron bajo falsos cotilleos, y aún ahora buscan borrar de la historia con un "tío, supéralo" que nunca le hará justicia.
Nos montamos entonces en la bicicleta de Clay, con los auriculares en los oídos, con la promesa de resolver un misterio. (Apenas podemos diferenciar los momentos temporales, si no fuera por esa herida en la frente de Clay, señal externa de su dilema interno). Y empezamos a seguir la voz de Hannah, como un dulce fantasma que no pide nuestro perdón o aprobación, solo nuestra comprensión.
La historia se convierte entonces, como ya sucedía en su equivalente literario, en un intento de despedirse de alguien, cuando ya es imposible la despedida.
Todas las cosas que nunca se dijeron, todas las experiencias que nunca se contaron, mueren con la persona que se va. Nunca ha habido suficiente tiempo.
Y a menudo recordar nunca es lo mismo, porque todos los pequeños detalles ya no le pertenecen a la fallecida. Le pertenecen a todos los que la rodeaban en vida, que los hicieron suyos, quizá no de las mejores maneras.
Y duele. Duele muchísimo recordarla a nuestro lado, con sus extrovertidas maneras, como si nunca se hubiera ido, cuando ni siquiera podemos pedirle un mísero "perdón".
Clay se acaba dando cuenta de que no conocía a Hannah Baker, y que, de hecho, nadie más la conocía.
Toda la gente se repite "de haber sabido que necesitaba ayuda...", pero incluso entonces no habrían prestado esa ayuda, estarían demasiado ocupados para algo emocional, algo verdadero y puro, algo que les obligara a tomar partido e involucrarse, algo más allá de la frivolidad adolescente y adulta, las cuales juzgan que no hay nada importante más allá de sus narices.
Quizá eso era lo que la hacía especial, lo que Clay veía en ella todos los días: la sensación de que ella podría ser cualquier cosa, pero desde luego sería una cosa buena.
Por eso importan momentos como el de ambos observando la luna en el tejado del cine local, porque dejan huella, porque hacen pensar a Hannah y Clay que no están tan solos y perdidos en su angustia adolescente; son momentos que a la mañana siguiente del instituto apenas se pueden mencionar porque sería banalizarlos, robarles esa magia incierta que les dice que hay vida más allá de todos los problemas que te puedan surgir a tus 17 y pico.
Pero claro, cuesta ver eso, agarrarse a esos momentos, cuando se vive a esa edad en un torbellino emocional constante, que la televisión y el cine raramente representan tan fielmente como aquí: amistades de toda una vida que se rompen en dos tardes, cruces de miradas que se pierden en la marea de lo que nunca se dijo, o inútiles competiciones por demostrar que se es fuerte, en una edad en la que nadie realmente lo ha sido.
Igualmente a nadie debería extrañarle que sea una época de fragilidad emocional: a las discusiones, a las cosas importantes, se las pierde fácilmente el respeto con desprecios o vaciles, y por eso es normal responder a los amigos, los padres, los profesores, los posibles amores... con evasivas, de uñas, en el fondo asustados porque la gente tiene un don para joder lo que nos parece importante con opiniones de mierda que nadie les ha pedido, pero que insisten en proclamar bien alto, hasta que parece que debes avergonzarte por querer las pequeñas cosas que te hacen ser quien eres.
Y entonces, un buen (o mal) día, las expectativas sobre lo que te vas a encontrar son tan bajas... que como Clay, o como cualquiera de los que se menciona en las cintas, eliges bajar el listón, malinterpretar intenciones y hacer lo que te dé la gana, por muy incorrecto que sea, porque "a quién le importa".
(Sigo en Spoiler, sin revelar nada)
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77 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
Morbo en estado puro.
4 de mayo de 2017
Después de muchas, pero que muchas personas recomendándome lo maravillosa que era esta serie y demás decidí dar el paso (de estas veces que vas a ver algo obligado y sin muchas expectativas porque la gente es demasiado pesada) y me puse a ver 13 Reasons Why.
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49 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan notable como fallida
16 de abril de 2017
La primavera de 2017 nos ha venida cargada con nuevas y atractivas series. Entre ellas, qué duda cabe, destaca "13 Reasons Why", producida por Netflix bajo el auspicio de la cantante Selena Gómez. Su acogida en el público ha sido digna de la misma reacción polarizada que recibiera el libro de origen de Jay Asher. En esta reseña haré mención de algunas de estas posiciones al mismo tiempo que emitiré mi veredicto personal.
Del lado positivo, merece la pena mencionar la excelente fotografía y brillante actuación de todos los actores (entre los que brilla con luz propia la joven pareja protagonista Dylan Minnette y Katherine Langford, pero que extiende sobradamente sus méritos en todo el elenco). Son estos dos primeros factores los que atrapan al espectador en una historia que ya conocemos trágica. Nada podría ser menos atractivo que una crónica de suicidio anunciada y, sin embargo, así es. A mi forma de ver, mucho de ello tiene que ver la atención al detalle banal pero significativo que surge en muchos momentos, en especial entre los personajes de Hannah y Clay. Su adolescente torpeza resulta carismática y entrañable. No menos portentosos son los retratos psicológicos que nos dan los actores que interpretan a Justin, Jessica, Tyler y Alex.
También del lado positivo cabe situar otros dos aspectos importantes: una representación natural de la diversidad americana (chicos y chicas de diversas razas, orientaciones sexuales) y una conciencia crítica lúcida sobre el impacto del abuso y las microagresiones en la vida de otros. Ambos factores surgen sin aparente esfuerzo y ejercen un doble y loable servicio social, al mostrarnos con naturalidad un espacio social diverso y al obligarnos a hacer un diagnóstico moral sobre nuestra complicidad en el sufrimiento del prójimo.
Hasta aquí llegan los méritos, pues otros factores entran en contradicción con aquellos, disolviendo el vino en agua.
Un repaso a los sustanciales cambios operados sobre el libro de origen nos permite entender mejor las limitaciones, a mi juicio, de la serie. El primer elemento que salta la vista es la modificación del lapso temporal en que suceden los hechos. Mientras la novela los hechos en un tiempo muy breve (prácticamente una noche), la serie extiende la audición de Clay de las cintas por días y días. He aquí que lo que se gana de un lado se pierde de otro. Mientras que la novela prácticamente aportaba una visión vaga, lejana y afantasmada del fondo social de Hannah en la serie la dilación permite una mejor caracterización de secundarios. El problema radica en que la suspensión de incredulidad necesaria que ya era necesaria para aceptar la premisa argumental de la obra (que una chica grabe una serie de cintas de cassette relatando pormenorizadamente los factores que condujeron hasta su suicidio) llega a hacerse tan inverosímil como realmente frustrante durante 13 largos episodios. No hay modo de visualizar la serie sin que que el espectador se desespere ante una dilación sin verdadera recompensa. La serie hubiera salido mejor parada de haber concentrado los hechos tanto en su estructura temporal como en el número de episodios.
Otro cambio significativo atañe a la caracterización de Hannah que llega a ser verdaderamente antipática en el libro, como no es en la serie. La decisión del autor no era gratuita. Obviamente, Asher nos presenta el retrato de una chica tanto en conflicto consigo misma como en conflicto con los otros. El diseño de su metódica venganza tiene sentido en un personaje moralmente complejo y ambivalente, en muchos casos francamente antipática. Esto mismo no puede ser dicho del personaje en la serie, cuya vulnerabilidad y genuina falta de método contradice el cálculo que presupone la premisa argumental de todo el show.
Más allá de la comparación con la novela surgen otros factores que dejan un sinsabor en espectadores como quien les escribe.
En respuesta al supuesto verismo de la serie, yo discrepo. Como muchos compañeros mencionan en esta plataforma, "13 Reasons Why", aunque ofrece un retrato carismático de los adolescentes, gracias a la labor de sus actores, recae en muchos de los clichés telenovelescos de programas semejantes (¿recuerdan aquel "Al salir de clase"?): las fiestas, la polaridad entre chicos populares y "nerds", etc. La historia se nutre de los cansinos materiales de siempre, las ansiedades juveniles, la inflación sexual y sobredramatizada de conflictos que afortunadamente no forman parte de la experiencia común y que precisan de un oído especialmente empático y perdonador. Es precisamente esa falta de realismo lo que consigna la serie en el rincón de lo retratos olvidables.
Más complicada es la reflexión que nos propone la serie en relación a la violencia sexual y el suicidio. Ambos elementos actúan como cima climática de la serie y son por ello motivo de un enorme debate en la red. Dejando a un lado dimes y diretes morales sobre la posibilidad de que la serie legitime o embellezca el suicidio, juzgo que ambos hechos no están bien encauzados en la serie. La crudeza con que se nos transmite es meramente sensacionalista: se queda corta en crudeza y se queda larga en melodrama. En ese justo medio que ni alienta la náusea ni elide con elegancia su sobrecogedora importancia queda la representación de algunos de los momentos más duros de la serie. La carta de la violación y el suicidio se queda en un recurso más tramposo que honesto, menos denunciatorio que explotador.
Con todo es la insatisfactoria conclusión de la primera temporada lo que más lastima la serie. No era necesario plantar cliffhangers para el futuro. Como espectador esperaba alguna forma de cierre, un broche final para Hannah. Su escamoteo intencional (con visos de una segunda temporada) termina sintiéndose como una estafa.
Del lado positivo, merece la pena mencionar la excelente fotografía y brillante actuación de todos los actores (entre los que brilla con luz propia la joven pareja protagonista Dylan Minnette y Katherine Langford, pero que extiende sobradamente sus méritos en todo el elenco). Son estos dos primeros factores los que atrapan al espectador en una historia que ya conocemos trágica. Nada podría ser menos atractivo que una crónica de suicidio anunciada y, sin embargo, así es. A mi forma de ver, mucho de ello tiene que ver la atención al detalle banal pero significativo que surge en muchos momentos, en especial entre los personajes de Hannah y Clay. Su adolescente torpeza resulta carismática y entrañable. No menos portentosos son los retratos psicológicos que nos dan los actores que interpretan a Justin, Jessica, Tyler y Alex.
También del lado positivo cabe situar otros dos aspectos importantes: una representación natural de la diversidad americana (chicos y chicas de diversas razas, orientaciones sexuales) y una conciencia crítica lúcida sobre el impacto del abuso y las microagresiones en la vida de otros. Ambos factores surgen sin aparente esfuerzo y ejercen un doble y loable servicio social, al mostrarnos con naturalidad un espacio social diverso y al obligarnos a hacer un diagnóstico moral sobre nuestra complicidad en el sufrimiento del prójimo.
Hasta aquí llegan los méritos, pues otros factores entran en contradicción con aquellos, disolviendo el vino en agua.
Un repaso a los sustanciales cambios operados sobre el libro de origen nos permite entender mejor las limitaciones, a mi juicio, de la serie. El primer elemento que salta la vista es la modificación del lapso temporal en que suceden los hechos. Mientras la novela los hechos en un tiempo muy breve (prácticamente una noche), la serie extiende la audición de Clay de las cintas por días y días. He aquí que lo que se gana de un lado se pierde de otro. Mientras que la novela prácticamente aportaba una visión vaga, lejana y afantasmada del fondo social de Hannah en la serie la dilación permite una mejor caracterización de secundarios. El problema radica en que la suspensión de incredulidad necesaria que ya era necesaria para aceptar la premisa argumental de la obra (que una chica grabe una serie de cintas de cassette relatando pormenorizadamente los factores que condujeron hasta su suicidio) llega a hacerse tan inverosímil como realmente frustrante durante 13 largos episodios. No hay modo de visualizar la serie sin que que el espectador se desespere ante una dilación sin verdadera recompensa. La serie hubiera salido mejor parada de haber concentrado los hechos tanto en su estructura temporal como en el número de episodios.
Otro cambio significativo atañe a la caracterización de Hannah que llega a ser verdaderamente antipática en el libro, como no es en la serie. La decisión del autor no era gratuita. Obviamente, Asher nos presenta el retrato de una chica tanto en conflicto consigo misma como en conflicto con los otros. El diseño de su metódica venganza tiene sentido en un personaje moralmente complejo y ambivalente, en muchos casos francamente antipática. Esto mismo no puede ser dicho del personaje en la serie, cuya vulnerabilidad y genuina falta de método contradice el cálculo que presupone la premisa argumental de todo el show.
Más allá de la comparación con la novela surgen otros factores que dejan un sinsabor en espectadores como quien les escribe.
En respuesta al supuesto verismo de la serie, yo discrepo. Como muchos compañeros mencionan en esta plataforma, "13 Reasons Why", aunque ofrece un retrato carismático de los adolescentes, gracias a la labor de sus actores, recae en muchos de los clichés telenovelescos de programas semejantes (¿recuerdan aquel "Al salir de clase"?): las fiestas, la polaridad entre chicos populares y "nerds", etc. La historia se nutre de los cansinos materiales de siempre, las ansiedades juveniles, la inflación sexual y sobredramatizada de conflictos que afortunadamente no forman parte de la experiencia común y que precisan de un oído especialmente empático y perdonador. Es precisamente esa falta de realismo lo que consigna la serie en el rincón de lo retratos olvidables.
Más complicada es la reflexión que nos propone la serie en relación a la violencia sexual y el suicidio. Ambos elementos actúan como cima climática de la serie y son por ello motivo de un enorme debate en la red. Dejando a un lado dimes y diretes morales sobre la posibilidad de que la serie legitime o embellezca el suicidio, juzgo que ambos hechos no están bien encauzados en la serie. La crudeza con que se nos transmite es meramente sensacionalista: se queda corta en crudeza y se queda larga en melodrama. En ese justo medio que ni alienta la náusea ni elide con elegancia su sobrecogedora importancia queda la representación de algunos de los momentos más duros de la serie. La carta de la violación y el suicidio se queda en un recurso más tramposo que honesto, menos denunciatorio que explotador.
Con todo es la insatisfactoria conclusión de la primera temporada lo que más lastima la serie. No era necesario plantar cliffhangers para el futuro. Como espectador esperaba alguna forma de cierre, un broche final para Hannah. Su escamoteo intencional (con visos de una segunda temporada) termina sintiéndose como una estafa.
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32 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Problemas del Primer Mundo: LA SERIE.
12 de abril de 2017
¿Estamos locos?
Vamos a ver...ahora resulta que una niña bien de instituto americano, cuyos padres son felices y están enamorados, y la quieren y le dan todo lo que necesita, que es preciosa y no tiene ningún problema serio más allá de "jo tía, Justin ha pasado una foto mí." o "jo tía, he salido en una lista con el mejor culo de la clase", es un catalizador para explicarnos el suicidio adolescente.
¿Pero estamos de coña o qué pasa aquí?
Chicos guapos de anuncio, de veintipocos años haciendo de adolescentes, con cochazos, cuyo problema existencial no va más allá de "ains, hoy en el pasillo has pasado de mi"....cuando en el mundo hay chicos con problemas GRAVES DE VERDAD, en países jodidos de verdad, y que no verás grabar cintas ridículas, quejándose de que si sus amigas no les ajuntan, o de que si uno les ha tocado el culo (¿¿¿en serio???).
Esta serie es una tomadura de pelo gigantesca. Y lo peor es que muchísima gente ha picado y se piensa que es de lo mejor del año. Y se puede entender, porque sus personajes son atractivos, el diseño de producción es muy bueno, y la música siempre encaja....pero nooooo, no amigos no. Si pensáis en la premisa, es una completa absurdez.
13 cintas donde lo único realmente "grave" (que tampoco lo es tanto, millones de personas han pasado por situaciones similares, y siguen con sus vidas) pasa en una única cinta, y lo demás son niñerías de chicas tontas de instituto americanas. Donde se explota el fascinante micro-universo de un instituto de EE.UU (visto millones de veces ya, yo soy español y alucino cuando veo esas casas gigantescas, esas fiestas con piscinas, esos cochazos que conducen todos, esos modelitos y peinados de 500 dólares que llevan, esos padres perfectos que se preocupan por sus hijos)...¿y queréis hacerme pensar que una clon dulce de Natalie Portman que vive así es el ejemplo perfecto de desesperación existencial y que está justificado lo que hace por esa chorrada de "13 razones"?
No. A mí no me engañáis. Muy chula la música, muy guapos todos....pero yo jamás compraré esa ridiculez de premisa, por muchos ojitos tristes que me ponga la guapísima protagonista, ni por muy triste que se ponga el perfecto protagonista. Vivís en un mundo ajeno a la realidad, una burbuja donde estáis tan bien y tenéis tanto, que la mínima estupidez es un drama.
Y a eso, amigos, se le llama Problema del Primer Mundo. Y hacer una serie sobre eso y el suicidio, es una desfachatez.
Vamos a ver...ahora resulta que una niña bien de instituto americano, cuyos padres son felices y están enamorados, y la quieren y le dan todo lo que necesita, que es preciosa y no tiene ningún problema serio más allá de "jo tía, Justin ha pasado una foto mí." o "jo tía, he salido en una lista con el mejor culo de la clase", es un catalizador para explicarnos el suicidio adolescente.
¿Pero estamos de coña o qué pasa aquí?
Chicos guapos de anuncio, de veintipocos años haciendo de adolescentes, con cochazos, cuyo problema existencial no va más allá de "ains, hoy en el pasillo has pasado de mi"....cuando en el mundo hay chicos con problemas GRAVES DE VERDAD, en países jodidos de verdad, y que no verás grabar cintas ridículas, quejándose de que si sus amigas no les ajuntan, o de que si uno les ha tocado el culo (¿¿¿en serio???).
Esta serie es una tomadura de pelo gigantesca. Y lo peor es que muchísima gente ha picado y se piensa que es de lo mejor del año. Y se puede entender, porque sus personajes son atractivos, el diseño de producción es muy bueno, y la música siempre encaja....pero nooooo, no amigos no. Si pensáis en la premisa, es una completa absurdez.
13 cintas donde lo único realmente "grave" (que tampoco lo es tanto, millones de personas han pasado por situaciones similares, y siguen con sus vidas) pasa en una única cinta, y lo demás son niñerías de chicas tontas de instituto americanas. Donde se explota el fascinante micro-universo de un instituto de EE.UU (visto millones de veces ya, yo soy español y alucino cuando veo esas casas gigantescas, esas fiestas con piscinas, esos cochazos que conducen todos, esos modelitos y peinados de 500 dólares que llevan, esos padres perfectos que se preocupan por sus hijos)...¿y queréis hacerme pensar que una clon dulce de Natalie Portman que vive así es el ejemplo perfecto de desesperación existencial y que está justificado lo que hace por esa chorrada de "13 razones"?
No. A mí no me engañáis. Muy chula la música, muy guapos todos....pero yo jamás compraré esa ridiculez de premisa, por muchos ojitos tristes que me ponga la guapísima protagonista, ni por muy triste que se ponga el perfecto protagonista. Vivís en un mundo ajeno a la realidad, una burbuja donde estáis tan bien y tenéis tanto, que la mínima estupidez es un drama.
Y a eso, amigos, se le llama Problema del Primer Mundo. Y hacer una serie sobre eso y el suicidio, es una desfachatez.
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112 de 202 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un buen debate
11 de junio de 2018
Puedo comprender el impacto que ha tenido la serie por abordar muchos temas de interés. Es más, gracias a una ficción es más fácil para un padre entablar una conversación con su hijo o hija sobre el acoso o el suicidio, refiriéndonos al comportamiento de ciertos personajes de la serie. Por eso no la puedo suspender, aunque considere la serie bastante fallida. Además, el trabajo de los jóvenes actores me parece más que correcto y ciertos efectos en la dirección son eficaces. Técnicamente está muy bien.
Pero los fallos de guion se acumulan y me ha ido decepcionando poco a poco. En el spoiler repaso los defectos más mencionados. Ante temas tan profundos como los que se tratan, me agrada el haber leído textos de gran calidad y sensibilidad, además de acertados comentarios con sentido del humor.
Pero los fallos de guion se acumulan y me ha ido decepcionando poco a poco. En el spoiler repaso los defectos más mencionados. Ante temas tan profundos como los que se tratan, me agrada el haber leído textos de gran calidad y sensibilidad, además de acertados comentarios con sentido del humor.
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24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por 13 Gilipolleces
27 de mayo de 2017
Lo peor que se puede decir de este producto prefabricado es que es deshonesto y manipulador. Pretender colgarse la medalla de la concienciación social y el acto pionero de hablar de una problemática seria en este formato es algo que no cuadra con la superficialidad impostada de lo que realmente es un melodrama para adolescentes emocionalmente sugestionables.
Siguiendo a línea de cosas como Crepúsculo o Melrose Place, nos presentan a un reparto de veinteañeros (treintañeros en algunos casos) que estarían más ubicados desfilando en una pasarela de moda que pateando los pasillos de un instituto de anuncio de Tommy Hilfiger. Durante 13 soporíferas horas de metraje les vemos deambular por las mismas escenas y situaciones forzadas, soltando frases ácidas y elocuentes, poniendo cara de intensos. Pero nunca llegamos a saber nada acerca de ellos ni de sus sentimientos. Los guionistas están convencidos de que con mostrarnos sus respectivos domicilios con progenitores ausentes (de la pantalla nada más) y hacerles espetar cuatro frases de telenovela ya es suficiente para hacerlos creíbles.
El resto de sus esfuerzos los gastan en escenitas lacrimógenas a base de caras idem y música escogida al azar de alguna lista de las que te ofrece spotify si escribes "teen angst" en su buscador. Eso y dos capazos de morbo y violencia injustificada en una larga serie de catastróficas desdichas bastante rebuscadas.
Todo ello para hablarnos, supuestamente, del bullying, los problemas emocionales de la adolescencia y la depresión en que desembocan muchos casos. Eso sí, sin que nada de eso haga acto de presencia en la historia por ningún lado. La protagonista hace gala de un comportamiento inusitadamente retorcido e incoherente, buscando meterse en situaciones en las que ser vejada para luego victimizarse, maltratar a su vez a los demás y terminar suicidándose simplemente por venganza.
Si esta es la forma en la que los de Netflix (cuyo co-fundador es pariente de Freud y sobrino nieto de Edward Bernays) creen que debe tratarse un problema que va en aumento estamos apañados. Plasmar el suicido adolescente como una cuestión caprichosa y casual es la peor forma en la que se puede encarar el asunto y la cosa sólo empeora cuando se recubre de una pátina de frivolidad que se hace pasar por pretendida seriedad.
Algunas de las burradas a continuación:
Siguiendo a línea de cosas como Crepúsculo o Melrose Place, nos presentan a un reparto de veinteañeros (treintañeros en algunos casos) que estarían más ubicados desfilando en una pasarela de moda que pateando los pasillos de un instituto de anuncio de Tommy Hilfiger. Durante 13 soporíferas horas de metraje les vemos deambular por las mismas escenas y situaciones forzadas, soltando frases ácidas y elocuentes, poniendo cara de intensos. Pero nunca llegamos a saber nada acerca de ellos ni de sus sentimientos. Los guionistas están convencidos de que con mostrarnos sus respectivos domicilios con progenitores ausentes (de la pantalla nada más) y hacerles espetar cuatro frases de telenovela ya es suficiente para hacerlos creíbles.
El resto de sus esfuerzos los gastan en escenitas lacrimógenas a base de caras idem y música escogida al azar de alguna lista de las que te ofrece spotify si escribes "teen angst" en su buscador. Eso y dos capazos de morbo y violencia injustificada en una larga serie de catastróficas desdichas bastante rebuscadas.
Todo ello para hablarnos, supuestamente, del bullying, los problemas emocionales de la adolescencia y la depresión en que desembocan muchos casos. Eso sí, sin que nada de eso haga acto de presencia en la historia por ningún lado. La protagonista hace gala de un comportamiento inusitadamente retorcido e incoherente, buscando meterse en situaciones en las que ser vejada para luego victimizarse, maltratar a su vez a los demás y terminar suicidándose simplemente por venganza.
Si esta es la forma en la que los de Netflix (cuyo co-fundador es pariente de Freud y sobrino nieto de Edward Bernays) creen que debe tratarse un problema que va en aumento estamos apañados. Plasmar el suicido adolescente como una cuestión caprichosa y casual es la peor forma en la que se puede encarar el asunto y la cosa sólo empeora cuando se recubre de una pátina de frivolidad que se hace pasar por pretendida seriedad.
Algunas de las burradas a continuación:
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37 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica.
20 de abril de 2017
Yo no me voy a alargar mucho en mi crítica. No quería ver esta serie porque cuando lees de que va, ya sabes como acaba y sinceramente, no me gusta ver la tele para pasar mal rato.
Sin embargo, la curiosidad y las críticas pudieron conmigo. He pasado 4 días sacando horas de donde no había para devorar la serie y la verdad...me parece espectacular. Es cierto que tiene fallos, ¿y qué no los tiene? El nivel de exigencia de la gente es enorme, pero el cine es como el arte, es bueno en la medida que a uno le llega y a mí esta serie me ha impactado muchísimo.
Quiero decir, que es una serie valiente, que trata un tema complejo y delicado pero que todos sabemos que por desgracia es real y para los que tenemos hijos, es un problema que nos preocupa. Pero también he de decir que considero que el formato hace que la serie no sea un simple drama. Es un thriller con todas las letras, te van dando la información con cuentagotas y vas sacando tus propias conclusiones, pero en ningún momento dejas de pensar, ¿cómo es posible que un buen tío como Clay pueda salir en estas cintas?¿qué habrá hecho?¿en qué cinta nos lo contaran? Todo llega.
Se la recomiendo a gente con estómago, no creo que sea una serie para cualquiera por su dureza, pero es sencillamente magnífica.
Sin embargo, la curiosidad y las críticas pudieron conmigo. He pasado 4 días sacando horas de donde no había para devorar la serie y la verdad...me parece espectacular. Es cierto que tiene fallos, ¿y qué no los tiene? El nivel de exigencia de la gente es enorme, pero el cine es como el arte, es bueno en la medida que a uno le llega y a mí esta serie me ha impactado muchísimo.
Quiero decir, que es una serie valiente, que trata un tema complejo y delicado pero que todos sabemos que por desgracia es real y para los que tenemos hijos, es un problema que nos preocupa. Pero también he de decir que considero que el formato hace que la serie no sea un simple drama. Es un thriller con todas las letras, te van dando la información con cuentagotas y vas sacando tus propias conclusiones, pero en ningún momento dejas de pensar, ¿cómo es posible que un buen tío como Clay pueda salir en estas cintas?¿qué habrá hecho?¿en qué cinta nos lo contaran? Todo llega.
Se la recomiendo a gente con estómago, no creo que sea una serie para cualquiera por su dureza, pero es sencillamente magnífica.
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27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Te sentiste identificado?
8 de abril de 2017
El suicidio es el acto de quitarse deliberadamente la propia vida.
La tasa de suicidios en cuanto a mi país (México) es de 40.8% y quienes se suicidan son jóvenes de 15 a 29 años.
¿Pero que los impulsa a realizar este acto de quitarse la vida por sí mismos?
13 reasons why nos muestra algunas "razones" por las cuales hoy en día una parte de los jóvenes deciden irse por la salida fácil..."el suicidio". Hannah una chica que creía que la vida no era fácil, ha decidido quitarse la vida, cortándose con una navaja de rasurar, pero...¿que ocasionó que ella se decidiera quitar la vida?. Es aquí donde la serie nos da una explicación de cuáles son esas "13 razones" por las que Hannah ha decidido suicidarse. El bullying, violación, hipocresía, traición por parte de los amigos, desamor, problemas con los padres, y todo esto se lleva a una depresión.
La serie basada en el libro del mismo nombre, se encamina de una manera lenta, pero intrigante en la que el televidente se preocupa en saber que sucede, cuáles fueron las causas por la que Hannah se suicidó, antes de que Hannah muriera, grabó 13 casetes en los cuales daba las 13 razones por las que decidió hacer tal acto. La incertidumbre que emerge en cada episodio, es potente y bien planteada. Una mirada a la vida de una adolescente con la cual creas una empatía, ¿por qué quien no alguna vez pasó por esto? o realizó algo de esto a alguna persona, lamentablemente todos hemos pasado, o bien, casi la mayoría que ha pasado por estas cosas. Es importante por eso, saber como nos dirigimos a los demás, como tratamos a los demás, que cosas les decimos a los demás. Muchas veces no nos damos cuenta que esa persona pueda estar pasando por situaciones complicadas en su vida y si llegamos a atacar su persona, la orillaremos a cosas trágicas.
Personalmente viví por situaciones de este grado, y por mi mente alguna vez pasó este tema "suicidio", llegaba a pensar que pasaría si ya no existiera...tal como le sucedió a Hannah, y mi respuesta fue la misma que ella "NADA". La vida de los demás seguiría igual, posiblemente sentirían mi pérdida pero este sería algo por ciertos días. Esta serie es una alerta a lo que viven los jóvenes hoy en día, es por eso que los padres de familia o bien los jóvenes se den cuenta que están haciendo y platiquen con ellos, si es que no queremos que el nivel de tasa de suicidios aumente más.
Los personajes de la serie, pudimos ser nosotros mismos...
Una adaptación bien controlada, aunque no apta para personas sensibles.
Y tú...¿te sentiste identificado con la serie?
La tasa de suicidios en cuanto a mi país (México) es de 40.8% y quienes se suicidan son jóvenes de 15 a 29 años.
¿Pero que los impulsa a realizar este acto de quitarse la vida por sí mismos?
13 reasons why nos muestra algunas "razones" por las cuales hoy en día una parte de los jóvenes deciden irse por la salida fácil..."el suicidio". Hannah una chica que creía que la vida no era fácil, ha decidido quitarse la vida, cortándose con una navaja de rasurar, pero...¿que ocasionó que ella se decidiera quitar la vida?. Es aquí donde la serie nos da una explicación de cuáles son esas "13 razones" por las que Hannah ha decidido suicidarse. El bullying, violación, hipocresía, traición por parte de los amigos, desamor, problemas con los padres, y todo esto se lleva a una depresión.
La serie basada en el libro del mismo nombre, se encamina de una manera lenta, pero intrigante en la que el televidente se preocupa en saber que sucede, cuáles fueron las causas por la que Hannah se suicidó, antes de que Hannah muriera, grabó 13 casetes en los cuales daba las 13 razones por las que decidió hacer tal acto. La incertidumbre que emerge en cada episodio, es potente y bien planteada. Una mirada a la vida de una adolescente con la cual creas una empatía, ¿por qué quien no alguna vez pasó por esto? o realizó algo de esto a alguna persona, lamentablemente todos hemos pasado, o bien, casi la mayoría que ha pasado por estas cosas. Es importante por eso, saber como nos dirigimos a los demás, como tratamos a los demás, que cosas les decimos a los demás. Muchas veces no nos damos cuenta que esa persona pueda estar pasando por situaciones complicadas en su vida y si llegamos a atacar su persona, la orillaremos a cosas trágicas.
Personalmente viví por situaciones de este grado, y por mi mente alguna vez pasó este tema "suicidio", llegaba a pensar que pasaría si ya no existiera...tal como le sucedió a Hannah, y mi respuesta fue la misma que ella "NADA". La vida de los demás seguiría igual, posiblemente sentirían mi pérdida pero este sería algo por ciertos días. Esta serie es una alerta a lo que viven los jóvenes hoy en día, es por eso que los padres de familia o bien los jóvenes se den cuenta que están haciendo y platiquen con ellos, si es que no queremos que el nivel de tasa de suicidios aumente más.
Los personajes de la serie, pudimos ser nosotros mismos...
Una adaptación bien controlada, aunque no apta para personas sensibles.
Y tú...¿te sentiste identificado con la serie?
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26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Envoltorio de cliches yankees...caramelo crítico e innovador
11 de abril de 2017
Oscura, intensa, intrigante, reflexiva, crítica... Una serie de adolescentes bien hecha, buen guión, excelente BSO, trama brutal. No es exagerádamente dura...pero es impactante. El argumento atrae, el piloto atrapa, los siguientes episodios enganchan, y los últimos lo petan. Fácil de ver en dos días.
¿ Segunda temporada? Quizás no sea necesaria. Hacía tiempo que no terminaba una serie y quería volver a empezarla. Es de esas series que te dejan el cuerpo raro ( ejemplo: Black mirror) pero que te envuelven.
¿ Segunda temporada? Quizás no sea necesaria. Hacía tiempo que no terminaba una serie y quería volver a empezarla. Es de esas series que te dejan el cuerpo raro ( ejemplo: Black mirror) pero que te envuelven.
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21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por el alcohol, causa y a la vez solución de todos los problemas de la vida
18 de mayo de 2017
Otros títulos más adecuados para la serie
'Hannah la loca'; 'Tú, yo y ahora... Tony'; 'Una serie de insignificantes desdichas'; 'El club de los quejicas muertos'; 'El silencio de los pusilánimes'; 'No es país para jóvenes mimados'; 'Sexo, mentiras y cintas de cassette'.
'Hannah la loca'; 'Tú, yo y ahora... Tony'; 'Una serie de insignificantes desdichas'; 'El club de los quejicas muertos'; 'El silencio de los pusilánimes'; 'No es país para jóvenes mimados'; 'Sexo, mentiras y cintas de cassette'.
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22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
13 Razones para no dejarla de ver.
17 de mayo de 2017
Es desde el minuto 1, envolvente, cautivadora, fresca, su argumento te atrapa y no te deja escapar, tal vez porque todos hemos pasado por una situación parecida, en un lado u el otro de la vida, en pocas palabras, es una experiencia de vida muy bien narrada.
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16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
"13 Reasons Why" no inventa nada... Entonces, ¿por qué es tan adictiva?
7 de abril de 2017
"13 Reasons Why" no inventa nada que ya no se haya visto antes. Clichés tan típicos del típico instituto americano del cual más de uno debe estar harto de ver en cada serie, película, dibujos animados dedicados a la cultura teen. Sí, aquí encontramos a los atletas del instituto, las animadoras, la friki que se viste de gótica, los nerds del cuadro de honor, los que no encajan en ningún lado y revolotean en todos los ámbitos, los que trabajan en un cine como un "part-time job", el que hace su revista que todo el instituto lee y el rarito que saca fotos a todo lo que se mueve. Y los temas que trata como las fiestas llenas de alcohol y drogas, los amores de preparatoria, los desamores, el bullyng... también son cosas ya vistas.
"13 reasons Why" no inventa nada... Entonces, ¿por qué no puedes dejar de verla desde el minuto uno del primer capítulo, hasta el minuto 59 del último? ¿Por qué?
Porque en el medio está el suicidio de una joven cualquiera, que a través de una serie de cintas ya en desuso, nos va a invitar a escuchar su historia. Y es desde este punto donde vamos a ver la maestría de aquellos que llevaron adelante este proyecto para convertir una típica historia de instituto, en una de las mejores y más necesarias series para ver en este 2017. (2017 que recién empieza y que nos entrega esta verdadera revelación en medio de algunas decepciones.)
Pero, de vuelta, ¿por qué? ¿Por qué hay que verla? La respuesta es simple: "13 Reasons Why" funciona, cumple y no fracasa en donde el resto de series teen sí lo hace. En la piel de Clay Jensen y Hannah Baker, vamos a ir conociendo la cara más oscura de los típicos temas de instituto americano. Contados de forma cruda, visceral y real. Sin moralina de por medio. Una joven que harta de la constante humillación y sin encontrar las respuestas para ser feliz, decide terminar con su vida, no sin antes dejar un testimonio cruel y cargado de culpas para repartir, que nos va a tener atrapado durante los 13 capítulos que dura está primera y (sin especular) única temporada.
Actuaciones destacables de actores que no se quedan en el molde, personajes tridimensionales y reales que toman decisiones y sufren sus consecuencias, problemas serios tratados de forma seria, una fotografía intensa y colorida, conversaciones convincentes, flashbacks bien metidos y coherentes, la constante sensación de que hay algo que no te están terminando de contar y que fascina, dos perspectivas de una misma tragedia y como así como están los que buscan justicia, también están aquellos que no quieren hacerse cargo. Y que al final vas a querer que todos estos paguen por el sufrimiento de Hannah.
Una serie notable, adictiva e irresistible, sin dudas. Otra muestra de que a Netflix no le da miedo a competir codo a codo con las grandes compañías de Hollywood. Y demos gracias por eso.
Pero... bueno, mejor aquí la termino. No pierdan el tiempo, vayan a Netflix, busquen la serie y empiecen a verla. Conozcan a Hannah. Conozcan a Clay. Conozcan a Justin, Bryce, Jessica, Alex, Sheri, Tyler, Ryan, Courtney, Zach, Tony, Jeff, Skye. Conozcan a los padres de Hannah, al Sr. Porter, a los padres de Clay y demás. Y conozcan la otra cara de un típico instituto americano.
"13 reasons Why" no inventa nada... Entonces, ¿por qué no puedes dejar de verla desde el minuto uno del primer capítulo, hasta el minuto 59 del último? ¿Por qué?
Porque en el medio está el suicidio de una joven cualquiera, que a través de una serie de cintas ya en desuso, nos va a invitar a escuchar su historia. Y es desde este punto donde vamos a ver la maestría de aquellos que llevaron adelante este proyecto para convertir una típica historia de instituto, en una de las mejores y más necesarias series para ver en este 2017. (2017 que recién empieza y que nos entrega esta verdadera revelación en medio de algunas decepciones.)
Pero, de vuelta, ¿por qué? ¿Por qué hay que verla? La respuesta es simple: "13 Reasons Why" funciona, cumple y no fracasa en donde el resto de series teen sí lo hace. En la piel de Clay Jensen y Hannah Baker, vamos a ir conociendo la cara más oscura de los típicos temas de instituto americano. Contados de forma cruda, visceral y real. Sin moralina de por medio. Una joven que harta de la constante humillación y sin encontrar las respuestas para ser feliz, decide terminar con su vida, no sin antes dejar un testimonio cruel y cargado de culpas para repartir, que nos va a tener atrapado durante los 13 capítulos que dura está primera y (sin especular) única temporada.
Actuaciones destacables de actores que no se quedan en el molde, personajes tridimensionales y reales que toman decisiones y sufren sus consecuencias, problemas serios tratados de forma seria, una fotografía intensa y colorida, conversaciones convincentes, flashbacks bien metidos y coherentes, la constante sensación de que hay algo que no te están terminando de contar y que fascina, dos perspectivas de una misma tragedia y como así como están los que buscan justicia, también están aquellos que no quieren hacerse cargo. Y que al final vas a querer que todos estos paguen por el sufrimiento de Hannah.
Una serie notable, adictiva e irresistible, sin dudas. Otra muestra de que a Netflix no le da miedo a competir codo a codo con las grandes compañías de Hollywood. Y demos gracias por eso.
Pero... bueno, mejor aquí la termino. No pierdan el tiempo, vayan a Netflix, busquen la serie y empiecen a verla. Conozcan a Hannah. Conozcan a Clay. Conozcan a Justin, Bryce, Jessica, Alex, Sheri, Tyler, Ryan, Courtney, Zach, Tony, Jeff, Skye. Conozcan a los padres de Hannah, al Sr. Porter, a los padres de Clay y demás. Y conozcan la otra cara de un típico instituto americano.
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20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Temporada 1 Excelente. Temporada 2 Lamentable.
27 de mayo de 2018
No se puede comentar temporada por temporada, así que copié mi crítica original y le agrego la temporada dos, ésta es mi opinión.
TEMPORADA 1:
10 PUNTOS
Demoledora.
Nunca me pareció adecuado hacer una crítica de una serie. Mucho menos si es la primer temporada. Pero en éste caso no puedo contenerme.
Siempre pensé que es una exageración ver una serie de corrido en dos o tres días. Pero en éste caso es casi imposible no hacerlo. Yo la ví en tres días y eso puede afectar la visión objetiva para hacer una crítica adecuada...pero como no soy crítico, solamente uno que opina sobre cosas que vé en tele o en cine, la verdad que no importa.
La serie va escalando en intensidad y lo que empieza siendo un drama adolescente más, se convierte en algo que te afecta la cabeza de tantas maneras como de gente que la está viendo. Yo nunca ví una serie que me afecte tanto, que me quite el sueño. Que no quiero ver porque no doy más de tristeza y sin embargo sigo. No creo recordar una serie tan, pero tan fuerte. Cómo te meten en la cabeza de todos los personajes.
Si me preguntan si se recomienda...no lo sé...te hace mucho daño. Pero es necesaria y está muy bien llevada. Sin caer en morbo, te muestran todo lo que tienen que mostrar. NI más ni menos. Para mi es una serie perfecta y sería una lástima que se arruine con más temporadas innecesarias. Supongo que el negocio es así. Sin embargo, ésta temporada no es un negocio. Es Arte. Así. Con mayúsculas.
TEMPORADA 2:
PUNTOS: 4
Una clase magistral de cómo arruinar una serie.
Éste desastre se venía venir desde el momento en que dijeron que habría una parte dos. Me dá mucha pena, porque es una serie que si hubiera tenido una sola temporada hubiera sido una lección de cómo hacer series para adolescentes, bien filmado, con buen ritmo y profundo. En vez de eso fueron por el negocio. Y nos dejan ésta temporada impresentable. Porque no hay que darle mucha vuelta. Ésto es impresentable. Los temas que se tocan son todos importantes, pero no alcanza con tocar los temas si no haces un producto de calidad.
Al comienzo de la serie ya se vé que unos de los mejores personajes de la temporada pasada, que tenían para explotarlo muchísimo ya que era todo una incógnita, lo destrozan como una nena carpichosa que sólo hace pucheros cuándo algo no le gusta. Hablo de Skye. No hablemos de Clay, que desde el minuto 1 nos resulta insoportable, un nene mal criado. Sólo una muestra de cómo nada tiene que ver con la primer temporada y no hacen más que contradecirla ( lo de Zach es tán ridículo, que ni lo voy a comentar). Sigamos hablando de otros personajes. Cortney. Qué le suma esa chica insufrible a la serie? Que hicieron con Tony?? Se nota mucho que no esparaban otra temporada y metieron a Hanna como pudieron, porque claro, el carisma de Katherine Langford, no se lo podían perder. Pero no encaja!! El personaje principal, machacado, torturado y contradiciéndose, sólo para que encaje. Lo absurdo que se vuelve todo en los últimos capítulos no se entiende. No se sabe si es una serie sobre pibitos pandillas como It o Stranger Things...pero encima en el último capitulo nos dan la peor escena, con una violencia innecesaria, mal filmada. Sin cuidado. Nada que ver con lo que era la escena abrumadora del capítulo trece de la primer temporada. Pido disculpas si no se entiende la crítica, es que hay mucho para decir sobre las cosas que están mal, pero creo que el apuro con terminar con éste despropósito me está traicionando. Los cuatro puntos se los gana sólo la actuacion genial de algunos de los chicos, como Cloe, Bryce. Sobre todo Jessica, que cada vez que entra no sólo actúa bárbaro, si no que es la única a la que le dieron cosas importantes que decir.
Mi recomendación es que si van a ver algo, sólo vean la primer temporada. Si hay una tercera, y encima sin Langford, yo ya no seguiré viendo.
TEMPORADA 1:
10 PUNTOS
Demoledora.
Nunca me pareció adecuado hacer una crítica de una serie. Mucho menos si es la primer temporada. Pero en éste caso no puedo contenerme.
Siempre pensé que es una exageración ver una serie de corrido en dos o tres días. Pero en éste caso es casi imposible no hacerlo. Yo la ví en tres días y eso puede afectar la visión objetiva para hacer una crítica adecuada...pero como no soy crítico, solamente uno que opina sobre cosas que vé en tele o en cine, la verdad que no importa.
La serie va escalando en intensidad y lo que empieza siendo un drama adolescente más, se convierte en algo que te afecta la cabeza de tantas maneras como de gente que la está viendo. Yo nunca ví una serie que me afecte tanto, que me quite el sueño. Que no quiero ver porque no doy más de tristeza y sin embargo sigo. No creo recordar una serie tan, pero tan fuerte. Cómo te meten en la cabeza de todos los personajes.
Si me preguntan si se recomienda...no lo sé...te hace mucho daño. Pero es necesaria y está muy bien llevada. Sin caer en morbo, te muestran todo lo que tienen que mostrar. NI más ni menos. Para mi es una serie perfecta y sería una lástima que se arruine con más temporadas innecesarias. Supongo que el negocio es así. Sin embargo, ésta temporada no es un negocio. Es Arte. Así. Con mayúsculas.
TEMPORADA 2:
PUNTOS: 4
Una clase magistral de cómo arruinar una serie.
Éste desastre se venía venir desde el momento en que dijeron que habría una parte dos. Me dá mucha pena, porque es una serie que si hubiera tenido una sola temporada hubiera sido una lección de cómo hacer series para adolescentes, bien filmado, con buen ritmo y profundo. En vez de eso fueron por el negocio. Y nos dejan ésta temporada impresentable. Porque no hay que darle mucha vuelta. Ésto es impresentable. Los temas que se tocan son todos importantes, pero no alcanza con tocar los temas si no haces un producto de calidad.
Al comienzo de la serie ya se vé que unos de los mejores personajes de la temporada pasada, que tenían para explotarlo muchísimo ya que era todo una incógnita, lo destrozan como una nena carpichosa que sólo hace pucheros cuándo algo no le gusta. Hablo de Skye. No hablemos de Clay, que desde el minuto 1 nos resulta insoportable, un nene mal criado. Sólo una muestra de cómo nada tiene que ver con la primer temporada y no hacen más que contradecirla ( lo de Zach es tán ridículo, que ni lo voy a comentar). Sigamos hablando de otros personajes. Cortney. Qué le suma esa chica insufrible a la serie? Que hicieron con Tony?? Se nota mucho que no esparaban otra temporada y metieron a Hanna como pudieron, porque claro, el carisma de Katherine Langford, no se lo podían perder. Pero no encaja!! El personaje principal, machacado, torturado y contradiciéndose, sólo para que encaje. Lo absurdo que se vuelve todo en los últimos capítulos no se entiende. No se sabe si es una serie sobre pibitos pandillas como It o Stranger Things...pero encima en el último capitulo nos dan la peor escena, con una violencia innecesaria, mal filmada. Sin cuidado. Nada que ver con lo que era la escena abrumadora del capítulo trece de la primer temporada. Pido disculpas si no se entiende la crítica, es que hay mucho para decir sobre las cosas que están mal, pero creo que el apuro con terminar con éste despropósito me está traicionando. Los cuatro puntos se los gana sólo la actuacion genial de algunos de los chicos, como Cloe, Bryce. Sobre todo Jessica, que cada vez que entra no sólo actúa bárbaro, si no que es la única a la que le dieron cosas importantes que decir.
Mi recomendación es que si van a ver algo, sólo vean la primer temporada. Si hay una tercera, y encima sin Langford, yo ya no seguiré viendo.
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19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una serie necesaria
19 de abril de 2017
Hay ocasiones en que una crítica debe indagar sobre qué hace que un producto audiovisual (serie, película, documental...) sea bueno o malo. Una obra maestra o un desastre cataclísmico. Una increíble originalidad o un festival rancia de estereotipos. Una mediocridad dada su premisa y expectativas, o una sorpresa que crece en base a una propuesta aparentemente típica y fácil de seguir.
'13 Reasons Why' encaja en la última de estas clasificaciones.
No es una obra maestra, ni un desastre, no es el bombazo de originalidad que muchas personas podrían esperar, pero tampoco es un producto insalubre. Algunos espectadores la calificarán de "bueno, pero sin más" o incluso de "normal".Pero yo, por mi parte, considero que es una serie cuyo núcleo va mucho más allá de la dicotomía "bueno/malo" en lo referido a entretenimiento o calidad artística.
Se ha convertido en algo necesario de ver.
Hay análisis que describen la dinámica emocional entre los personajes, críticas que se centran en sus dos protagonistas, enfoques dedicados al bullying, la vida del instituto, el mundo adolescente o las circunstancias que llevan a un ser humano, a una persona joven, a cometer suicidio. No quiero escribir ese tipo de crítica: quiero exponer por qué creo que esta serie debería ser visualizada con máxima atención por el mayor número de personas posible. Y es porque nace como una semilla de drama, típico y manufacturado para la realidad "teen" y se resquebraja por completo para mostrar la pura realidad detrás de las sonrisas intercambiadas en los pasillos y las nuevas fotos de perfil en las redes sociales. Deshace la ilusión y muestra el dolor, con un tremendo realismo.
Sí, hay varios ejemplos que superan a '13 Reasons Why' en originalidad y en calidad (la 'Skins' original) y en los tres primeros episodios puede parecer que estamos viendo un refrito de tópicos dramáticos de la adolescencia. Paciencia. Es necesario que la serie nazca así, porque nada de lo que viene a continuación tendría sentido. Porque esta no es una serie para revolucionar la narrativa "teen".
No busca romper moldes, no pretendía ser la nueva imagen de Netflix. Su objetivo más importante era el didáctico: enseñar que una acción tiene una reacción, que todas las vidas que pasan ante nuestros ojos esconden una historia con momentos brillantes y fosos oscuros de soledad y dolor.
Que nuestro comportamiento genera ondas.
Que el efecto mariposa existe.
Que no tenemos derecho a descargar el veneno de nuestro sufrimiento con otras personas.
Pero la naturaleza humana nos hace cometer errores, y eso es plasmado a la perfección en esta serie.
Una serie madura. Emocionante.
Y una vez más, y sin ánimo de ser reiterativo: una serie necesaria.
'13 Reasons Why' encaja en la última de estas clasificaciones.
No es una obra maestra, ni un desastre, no es el bombazo de originalidad que muchas personas podrían esperar, pero tampoco es un producto insalubre. Algunos espectadores la calificarán de "bueno, pero sin más" o incluso de "normal".Pero yo, por mi parte, considero que es una serie cuyo núcleo va mucho más allá de la dicotomía "bueno/malo" en lo referido a entretenimiento o calidad artística.
Se ha convertido en algo necesario de ver.
Hay análisis que describen la dinámica emocional entre los personajes, críticas que se centran en sus dos protagonistas, enfoques dedicados al bullying, la vida del instituto, el mundo adolescente o las circunstancias que llevan a un ser humano, a una persona joven, a cometer suicidio. No quiero escribir ese tipo de crítica: quiero exponer por qué creo que esta serie debería ser visualizada con máxima atención por el mayor número de personas posible. Y es porque nace como una semilla de drama, típico y manufacturado para la realidad "teen" y se resquebraja por completo para mostrar la pura realidad detrás de las sonrisas intercambiadas en los pasillos y las nuevas fotos de perfil en las redes sociales. Deshace la ilusión y muestra el dolor, con un tremendo realismo.
Sí, hay varios ejemplos que superan a '13 Reasons Why' en originalidad y en calidad (la 'Skins' original) y en los tres primeros episodios puede parecer que estamos viendo un refrito de tópicos dramáticos de la adolescencia. Paciencia. Es necesario que la serie nazca así, porque nada de lo que viene a continuación tendría sentido. Porque esta no es una serie para revolucionar la narrativa "teen".
No busca romper moldes, no pretendía ser la nueva imagen de Netflix. Su objetivo más importante era el didáctico: enseñar que una acción tiene una reacción, que todas las vidas que pasan ante nuestros ojos esconden una historia con momentos brillantes y fosos oscuros de soledad y dolor.
Que nuestro comportamiento genera ondas.
Que el efecto mariposa existe.
Que no tenemos derecho a descargar el veneno de nuestro sufrimiento con otras personas.
Pero la naturaleza humana nos hace cometer errores, y eso es plasmado a la perfección en esta serie.
Una serie madura. Emocionante.
Y una vez más, y sin ánimo de ser reiterativo: una serie necesaria.
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17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
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