arrow

161 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
Siempre hay algo auténtico oculto en toda falsificación - Spoiler con trama-
Soberbia. Me ha encantado.

Cuando leo otras críticas percibo que muchas de ellas no valoran la película porque no han entendido parte de la trama.
Esta crítica desmenuza las historias paralelas, aquello que se intuye pero que no se ve.

Por ello, escribo en spoiler las pistas que va dejando la historia y las motivaciones de los personajes, para que SÓLO DESPUÉS DE VERLA, se puedan interpretar y recordar ciertos aspectos que redondean la película.

Quien lea este spoiler antes de ver la película se va a destrozar el visionado, pero quien lo lea después espero que contribuya a su valoración y disfrute.
[Leer más +]
502 de 524 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Ojos con rostro
“Una hipótesis que ha demostrado ser muy potente a la hora de estudiar la lógica de las narraciones populares es la idea de que las escenas, situaciones y acontecimientos que aparecen antes en el orden de exposición de un relato están relacionadas con las escenas, situaciones y acontecimientos posteriores al modo que las preguntas están relacionadas con las respuestas. Llamémosla narración erotética. Dicha narración, que se encuentra en el núcleo de la narración popular, procede generando una serie de preguntas que la trama argumental va a responder” ('Filosofía del terror o paradojas del corazón', Noël Carroll).
--

Al comentar este film es inevitable referirnos a un momento muy concreto: la secuencia en la que él (Geoffrey Rush) ve la cara de ella (Sylvia Hoeks). Hasta entonces Tornatore, sabiamente, ha escondido su rostro.

Esa ocultación es eficaz a los efectos de la definición del personaje principal; en el rostro invisible y agorafóbico de ella se encuentra y reconoce la misantropía del protagonista, la metáfora de su distancia táctil con el mundo y su colección de guantes. El romance que se apunta es decadente, extraño y enfermizo. Hasta ahí, compro las resonancias hitchcockianas y obsesivas de 'Vértigo' que se han señalado previamente. Hasta ahí llega la cuestión moral de dicho hallazgo argumental.

¿Por qué decide entonces Tornatore mostrar el rostro de la protagonista? Es tan evidente la cagada que es absurdo pensar que es un error. Tornatore lo hace por algo, tiene un sentido (además el guion es suyo). Desde un punto de vista de análisis estructural del relato esa opción es algo estudiado y premeditado. El director sabe que estéticamente es una mala opción –ya que previamente ha jugado al misterio de la ocultación– y aun así lo muestra. ¿Por qué? Quizás pretenda un giro, un cambio en el tono. El proceso es justo el inverso que Hitch empleó en 'Vértigo'. Allá donde el inglés usaba el subterfugio del suspense para el drama metafísico, el italiano emplea el drama como excusa para el thriller.

Este asunto plantea casi una cuestión erotética en la relación película-espectador. Es decir, un movimiento tan “contra natura” contradice el inicio del film. No puede ser simplemente una mala decisión. Tornatore busca algo, “necesita” mostrar el rostro de la actriz. Se genera así la pregunta ineludible sobre las posibilidades narrativas que el guionista pretende explorar con ello, generando la duda de si no será que estamos abandonando los márgenes de cierto cine de autor, en favor del más rutinario de los bestsellers con su correspondiente giro final. No siendo descabellado, en consecuencia, pensar que el espectador podrá adelantar dicho giro al tratar, no de averiguar qué va a pasar, sino al intentar dar respuesta al porqué de esa extraña decisión argumental.

Me explico: sin rostro habría mística y habría espectro, la peli transitaría por la decadencia de referentes italianos previos (Visconti, films como 'Alma perdida' de Dino Risi, etc). Pero esta secuencia hace evidente que Tornatore no maneja ese tipo de argumentos. Necesita un desarrollo convencional que justifique el giro. Necesita un desarrollo de género, no de autor. Esa escena es una bofetada de pragmatismo narrativo que te saca del ensueño previo; el romance de los protagonistas pasa a tener rostro porque la película, definitivamente, no va de lo que creíamos que iba.

Y es ahí cuando el espectador avezado intuye que se la van a meter doblada.

Tornatore cambia el centro de gravedad a mitad de metraje dejándonos a algunos con la miel en los labios. A partir de esa escena, en mi opinión, todo se ve venir. O, mejor dicho, por culpa de esa escena todo lo que viene después se ve venir (*).
[Leer más +]
154 de 232 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Amor y desesperación expuestos con emotiva sencillez
Nunca he sido un entusiasta de “Tornatore”, ni de su afamada “Cinema Paradiso”. Reconozco que su cine es honesto, amable y entregado, pero veo en sus imágenes un exceso de autocomplacencia y una sensibilidad tan blanda que a veces revolotea en torno a la sensiblería. Con esta premisa empecé a ver “La mejor oferta”, temiéndome que la película transitaría por esos mismos parámetros, pero esta vez a “Tornatore” le ha funcionado.

A pesar de algún fallo de guion, a nivel de credibilidad de la historia, y alguna torpeza narrativa, la película funciona en su propuesta y en su puesta en escena. Los movimientos de cámara, a veces algo gratuitos, acaban atrayendo al espectador y envolviéndole con esas imágenes suntuosas que la historia requiere. Los personajes están bien perfilados y algunos extraordinariamente interpretados (Geoffrey Rush, como siempre) y consiguen integrarte en sus vidas, hasta empatizar, que es a lo que un buen cineasta aspira, en este tipo de narraciones.

Los mejores momentos en esta ancestral historia, de seducciones encubiertas y amistades conjuradas, son los que muestran el acercamiento emocional de ese “offsider” de la fisicidad emotiva que es el protagonista. Ambientando el espacio en una decadente y antaño aristocrática casona asistimos, a través de los solemnes movimientos de cámara, a esa entrega desesperada, negado ya cualquier control.

Esta vez la emotividad que ha puesto “Tornatore” en su película le ha funcionado y sus pretensiones modestas, en cuanto lo que quería contar, han conseguido transmitir al espectador, de una manera tan sencilla como efectiva, las grandezas y miserias que, en lo más profundo, esconde el corazón humano.
[Leer más +]
84 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
"La mejor oferta" es ver lo nuevo de Tornatore. Que no os den gato por truanca, sino recibiréis algo GOLD.
Pocas veces una película me ha hipnotizado tanto. En su conjunto, “La mejor oferta” posee las cualidades suficientes como para tener al espectador enganchado. No en vano, pienso que su desenlace final peca de poco original, aunque logra de una forma muy conseguida y acertada, hacernos pensar sobre lo visto una vez finalizado el film.

Me ha gustado mucho la forma en la que nos presentan a Virgil Oldman (Geoffrey Rush), un reputado tasador y subastador inglés que lleva una vida solitaria y lleva una forma de vida un tanto peculiar. Llevando una vida rutinaria en la que es un auténtico experto en su campo, verá como poco a poco su modo de vida cambia al empezar a tasar una valiosa colección de arte de Claire (Sylvia Hoeks), la propietaria de una finca, la cual sufre una extraña agorafobia que impide que se vean personalmente.

Si alguien me pregunta por qué me ha gustado el film de Tornatore, diré lo siguiente: Para empezar Geoffrey Rush (“El discurso del Rey“, 2010). El actor australiano lo borda, realizando una más que solemne interpretación, consiguiendo algo muy importante que es llegar al espectador y sentirse identificado con sus temores, sus preocupaciones, miedos, etc.

Hay ciertos momentos en los que la tensión que sufre el protagonista la llega a padecer el espectador. Momentos incómodos, lugares en los que uno no debería estar, etc. Ya en sí, la caracterización del personaje de Virgil Oldman es curioso de por sí. Un hombre de ya cierta edad, adinerado, que puede permitirse cualquier lujo y con una forma de vida un tanto excéntrica no pasa inadvertido. Pero aún así, lo que más me gusta es lo que uno acaba viendo entre líneas, siendo ahí cuando ves su verdadero interior. Mirando más allá, ves a una buena persona, sola, que se está marchitando y que pese a que tiene bajo control su vida, no es capaz de poder tener una relación con una mujer.

Sin hacer olvido del resto del engranaje, Jim Sturgess (“El atlas de las nubes“, 2012), Donald Sutherland (“American Gun“, 2005) y Sylvia Hoeks (“Tirza“, 2010) me han gustado por partes iguales, destacando quizás un poco la interpretación de Sutherland, quien ya con una curtida experiencia parece que ni actúa, siendo un personaje también carismático, pese a que su rol casi de mero secundario.

Su trama es otra de sus cualidades, adentrando al espectador en el mundo del arte, la restauración, falsificaciones y los conocimientos que vamos viendo a través del propio Virgil, quien logra que lleguemos a palpar casi como él mismo hace, las obras de arte y llegamos a contemplar su belleza y lo que hay más allá. Sin olvidarnos también de la evolución que sufre el propio protagonista en la que vamos viendo como poco a poco, por diversas circunstancias, Virgil va abriendo su corazón.

Todo ello se hace mas disfrutable gracias a una magnifica fotografía que nos deleitara con majestuosos planos acompañados, eso sí, por una fabulosa banda sonora compuesta por el ya magnificado Ennio Morricone (“Malèna“, 2000). Para la ocasión, realiza unos temas muy llamativos, significantes y que son una delicia para el oído. Da gusto una vez acabada la película, volver a escuchar algunos temas como “Un Violino” o “La migliore offerta”.

Así pues, y válgase la redundancia, creo que pagar por ver lo nuevo de Tornatore, quizás puede ser “la mejor oferta” de cartelera. Yo quedé satisfecho y repetiría.
[Leer más +]
83 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Tornatore necesita un misterio interior
Al comienzo de “La Mejor Oferta”, Virgil Oldman (Goeffrey Rush haciendo uno de los mejores papeles de su carrera), un rico marchante de arte salido como de otra época, un hombre solitario aislado del mundo más allá de toda idílica mediación artística, le dice a su único “amigo”, Billy (un correcto Donald Sutherland interpretando a un artista frustrado por su especialista amigo): "El amor por el arte y saber sujetar un pincel no te convierten en artista. Necesitas un misterio interior y eso, mi querido Billy, tú no lo has poseído nunca."
Durante la primera mitad del filme, Tornatore demuestra ser plenamente consciente de ello. Después de “Cinema Paradiso” (Tornatore, 1988) no creo que nadie dude que el director italiano ama el cine y sabe sostener la cámara. Y tras la indiferencia con que sus películas posteriores fueron acogidas, tampoco creo que el director de Baarìa no se haya planteado si acaso le falta algo. Tal vez un misterio interior.

Este misterio interior es una mujer que insiste en vernos, en hablar con nosotros, pero a la que no podemos ver. Para un hombre como nuestro protagonista, capaz de vivir en una mansión que homenajea, como el propio director, los gustos más clásicos; con una colección de guantes -que le libran de contactar directamente con el mundo exterior- tras la que se esconde su mundo real: una colección secreta de retratos femeninos, todos ellos con un misterio, a los que es capaz de amar desde la idealización, únicas criaturas a las que toca con sus manos; para un hombre así, la atención de esta mujer misteriosa, que vive encerrada en una mansión repleta de arte -incluidas las extrañas piezas de un enigmático mecanismo- es un misterio capaz, primero, de llamar su atención, fascinarle después y, finalmente, enamorarle.
Lo mismo le ocurre al espectador. El director de Cinema Paradiso ha logrado lo que se proponía: una gran historia de amor y un fascinante thriller que no es un thriller, pues no hay muertes, ni asesinatos, ni investigación. Tornatore maneja la cámara y la narración con un clasicismo hipnótico, capaz de contagiar con ayuda de Morricone el misterio y la fascinación a que se entrega el personaje. Creo que todos nos sentimos atraídos por esa voz que surge de una pared pintada a modo de trampantojo, como un falso vergel de cartón piedra (como resulta todo al final de la película, una vez finaliza el baila de máscaras). Disfrutamos siendo cómplices y testigos de cómo esa mujer misteriosa se introduce en los pensamientos del protagonista y en los nuestros; comprendemos a un Geoffrey Rush en estado de gracia en esa búsqueda desesperada por hallar un rostro para la voz que suena por teléfono en una de las mejores escenas del film; y gracias a la dirección también participamos gustosos a ese cortejo en que Virgil Oldman busca el origen de la enigmática voz y, después, el modo de encontrarse con su ojo a través de la ranura por la que es observado.

Pero, a mitad de la película, el rostro nos es revelado y con él desaparece el misterio. El deseo de ver a la mujer agorafóbica que no se deja ver se desvanece y la película que podría haber sido una digna heredera de Vértigo (Hitchcock, 1958) pierde el encanto. Ahora el espectador no sabe a qué atenerse y el relato ha perdido su fuerza.
El director de “Pura Formalidad” ha querido cambiar el registro de su thriller en un desafortunado giro a mitad de la película. Ahora hemos visto el rostro de la mujer, sabemos a qué corresponden las piezas que el protagonista ha ido encontrando y lo único que tenemos son indicios, soltados sin gracia e ignorados por el protagonista, que nos hacen sospechar de que algo anda mal: una llamada por teléfono con un tal “director” que siente celos, una advertencia de la novia de su amigo y la charla soltada por Sutherland a su amigo especialista en falsificaciones de arte sobre cómo las emociones también se pueden falsificar. A Tornatore ya no le importa lo más mínimo que toda obra de arte, en especial un retrato, deba tener un misterio interior. Lo ha olvidado por completo para centrarse en otro aspecto del arte, las falsificaciones, a partir de otra de las citas de su protagonista: “siempre hay algo auténtico oculto en toda falsificación".
La película se ha encauzado en un registro convencional. Perdido el misterio, la mujer protagonista ha perdido casi todo su interés, igual que la trama de las piezas, y solo queda un metraje innecesario (sobre todo lo relacionado con las dichosas piezas o la figura cansina e innecesaria de la enana), y esperar que suceda lo que la mayoría de los espectadores habrán visto venir por adelantado. Hasta la dirección de Tornatore y la música de Morricone parecen haber perdido parte de su encanto.
[Leer más +]
55 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una excelente oferta
Vaya por delante que el cine de Tornatore, aun reconociéndole sus valores, me irrita a menudo por la manipulación facilona que suele hacer de las emociones con un excesivo subrayado (mediante la música, la fotografía) que en mí causa un efecto distanciador.

No es este el caso sin embargo de "La mejor oferta", una película que me ha atrapado de principio a fin y que considero mucho más redonda que la célebre "Cinema Paradiso" del mismo autor.

Con un interesante juego de espejos entre la falsificación de las obras de arte y la falsificación de los sentimientos, Tornatore (que también firma el guión, espléndido) va construyendo con vigoroso pulso narrativo un fascinante rompecabezas lleno de misterio y profundidad emocional. Y todo ello aderezado con un mcguffin que habría hecho las delicias del mismo Hitchcock, cuya "Vértigo", por cierto, es homenajeada en una de las escenas.

No en vano, esta es una película muy "hitchcockiana", aunque bebe también de otras fuentes, como Polanski o el mejor "giallo", en sus encuadres y atmósferas irreales, sus personajes grotescos y la enrevesada resolución argumental. Todos estos elementos combinados dan como resultado una obra muy potente y original.

Los actores, todos muy bien, si bien la interpretación de Geoffrey Rush, cargada de matices en cada gesto, supera con creces a las del resto del elenco y va más allá de todo elogio. La estupenda música de Morricone, que aparece justo cuando debe, también merece mención aparte.

Como pegas, a algunos la factura técnica les resultará en ocasiones artificiosa y empalagosa, y los minutos finales pueden ser algo sentimentaloides (Tornatore es lo que tiene). Sin embargo, estos dos supuestos peros no son tales en "La mejor oferta", sino que están al servicio de la esencia de la película y tienen aquí, al menos casi siempre, una justificación artística, la de subrayar esa excesiva atmósfera de incómoda irrealidad que permea la película. Esta vez los tics de Tornatore no restan, sino que suman, para conformar una obra que desprende magia, elegancia, suspense, belleza y sentimientos. Sin duda, una excelente oferta.
[Leer más +]
51 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Anoche soñé que volvía a Manderley
Anoche volví durante una hora al cine de la seducción, el de la magia que hace que los 5 sentidos estén a flor de piel, al que hace que los parpados se peguen a las cejas y no puedas ni siquiera parpadear un momento, ese momento que muy pocas películas consiguen que suceda.

En primer lugar voy a reconocer que no se trata de una película redonda, ya que ese momento mágico solo sucede durante la 1ª hora donde el misterio se eleva y alcanza un nivel que lo impregna todo, la segunda parte de la película no alcanza ese estado de magia sin que llegue a aburrir en ningún momento, pero se hace más previsible.

Geoffrey Rush está inconmensurable, es de esos actores que sólo con su presencia llenan la pantalla y solo se tienen ojos para mirarlo a él, el momento en que está en su mundo deleitándose con la visión de "sus mujeres" y con la música de Don Ennio Morricone conpone una escena inolvidable que hace que éste humilde espectador profane su santuario y casi pueda sentir ese deleite que expresa su cara. Ese plano permanecerá siempre en mi recuerdo de los momentos inolvidables de cine, donde por cierto ya están un giro de cámara para proyectar una película en una plaza y la secuencia de besos más emocionante de la historia del cine.

El talento es una cosa que se tiene o no se tiene y que raramente aparece por casualidad y G. Tornatore lo ha conseguido por segunda vez, ha hecho una buena película con una puesta en escena muy notable y unos moviendo de cámara con mucha suavidad (cosa que agradezco enormemente después de tanto mareo tan común en el cine actual), con la misma lentitud que es necesaria para poder apreciar un buen cuadro o un buen vino.

La mejor oferta, me parece una película sólida, bien construida, muy entretenida y un ejemplo de buen cine.
[Leer más +]
26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
DETRÁS DE LA ESTATUA
Sin ser admirador de la filmografía de Tornatore, de quien nunca me ha gustado la excesiva sensiblería de sus películas, debo decir que me he llevado una gran sorpresa con La mejor oferta. Una cinta contenida, poética, pesimista, casi descreída. Una cinta con un ritmo creciente y que nos obliga a adoptar en todo momento el punto de vista de un personaje con el que nos tenemos que identificar a la fuerza, al que comprendemos e incluso amamos. Es curioso que alguien que ama el arte sea incapaz de expresar y de comunicar, pero es que de eso habla esta magnífica película, de la necesidad y de la imposibilidad de comunicarnos, de expresar lo que realmente somos, y del ocultamiento de nuestro verdadero yo tras una máscara impenetrable que suele ocultar altas dosis de inmoralidad y altas dosis de humanidad. Nadie en esta película es víctima y todos, de alguna manera son crueles y culpables.
La interpretación de este actor a quien considero uno de los más grandes (Geoffrey Rush) contribuye a hacer creíble lo inaudito. Algunos planos que persiguen la soledad de este personaje son realmente magníficos, su evolución y su humanización llegan a conmover. Su autoprotección ante un mundo hostil no es más que el síntoma de su extrema fragilidad.
Una hermosa película sobre nuestras propias prisiones, muchas veces y lamentablemente necesarias. Este Tornatore se acerca más a mi concepción del cine y de la vida.
[Leer más +]
26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Me engañó Boyero
Bastantes solemos coincidir con Carlos Boyero cuando le gusta alguna película (le gustan muy pocas). ¡En el cine había cola para entrar! Hacía tiempo que esto no lo veía para una peli que no fuera un super-show de Hollywood. Y por lo que oí a la salida ... muchos coincidíamos en que Boyero tuvo realmente una especie de "estado alterado de conciencia" cuando fue a verla.

La película dura más de dos horas, lo que no sería un problema si la trama fuera creíble. Lo es durante una hora y... se cae por el terraplén en el resto del minutaje. Solo la actuación de G. Rush aguanta el andamiaje de una historia que , tratatando de ser original, acaba sintiéndose como un artificio alambicado de personajes ...

El problema de tratar de ser original es serlo solo en parte ( el final es convencional y dices ... ¿tanto para esto?) y caer en la excentricidad. Lo "especial", lo extraordinario, debe ser tratado con sumo cuidado, no sea que pase como en "La Mejor Oferta" y que se acaben viendo los hilos de titiritero, ... y hasta las propias "tripas mecánicas" de esos mismos personajes. Ahi está el talento de un narrador literario o cinematográfico: Sabemos que es una ficción, pero la historia debe ser plausible. Tornatore ha inflado tanto el soufflé, lo horneado tanto , que se le ha acabado por derretir.

En mi opinión hay también un posible error de casting eligiendo a una actriz como Sylvia Hoeks: No consigue mezclar con el sesentón Rush. No es que este que opina tenga problemas a priori con la diferencia de edad... es que la Hoeks es gélida, o aparece gélida en este film cuando está con Rush.

Un película bastante fallida, a la que al terminar se le ven todos los costurones del argumento y ... que me provoca , para la próxima vez, ...el propósito de leer más criticas (hay otras que he leído ahora con las que coincido bastante) , y no quedarme con los entusiasmos extraños de Carlos Boyero.
[Leer más +]
77 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El amor idealizado.
Correcta y elegante película de Giuseppe Tornatore, con guión y trama del mismo director, acompañada de una excelsa música de Ennio Morricone y una fotografía magistral de Fabio Zamarion. Con unos excelentes movimientos de cámara que potencian la intriga en la que se ve envuelta la historia. Tornatore nos presenta una cinta llamativa y por momentos excitante, con unas localizaciones bellísimas y aunque no consigue mantener el mismo ritmo en toda la cinta, hemos de reconocer que tiene secuencias únicas e inolvidables.

Se nos relata la historia de Virgil Oldman, hombre solitario, misántropo y puntilloso (el uso obsesivo de guantes lo demuestra), acaudalado personaje experto en arte y antigüedades y subastador famoso, solo se conmueve ante obras de arte especialmente retratos de mujeres, cuyo valor real solo el reconoce y colecciona de forma obsesiva. Cuenta con la inestimable colaboración de su fiel amigo Billy (también pintor) y al que nunca valora en su justa medida. Virgil jamás entró en una relación amorosa con mujeres, a las que teme sin que se nos explique el motivo. Pero por esas circunstancias del destino (provocado) recibe la llamada de una joven misteriosa, aquejada de una extraña enfermedad (agorafobia), para que valore las antigüedades heredadas de sus padres, y que se encuentran en su residencia, una magnífica pero antigua finca italiana. Virgil realiza varias visitas a la finca, y atrapado finalmente por la fiebre del amor, quiere enamorar a la joven y busca ayuda en Robert, un joven talentoso y experto tanto en ingeniería mecánica como en seducir a mujeres.

Tornatore para el papel de Virgil, necesitaba un actor total y lo encontró en Geoffrey Rush, éste magnifico actor desarrolla la interpretación de Virgil de forma portentosa, su mirada, sus gestos, sus emociones, su pasión por el arte, la relación romántica con la joven le hace dueño absoluto del personaje, una actuación es memorable. Donald Sutherland es Billy, y cumple a la perfección como siempre. Sylvia Hoeks y Jim Sturgess no desentonan en sus papeles. La actuación de kiruna Stamell en su papel de la propietaria minusválida, en el momento oportuno, ejemplar.
[Leer más +]
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Hipnótica, pero no se sostiene al final
Viendo su primera media hora, 'La mejor oferta' apuntaba a ser una de las grandes películas de intriga de los últimos años, pero a pesar de proponer nuevas intrigas durante el transcurso del film, hay otras que se resuelven antes de tiempo y otras a las que no se les da ninguna importancia.
Dejando a un lado el buen hacer del reparto (Geoffrey Rush sobretodo), el estilo de la dirección y la armonía de la banda sonora, vamos a centrarnos en los SPOILER

Le he puesto un 7 en principio, aunque durante la película pensaba más en un 8, pero al final se viene un poco abajo
[Leer más +]
22 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Vivimos una época de engaños y dobleces
Siento poca simpatía por la obra de Giuseppe Tornatore, que me parece un director y guionista blando, carente, superficial y pretencioso que algunos tienen en alguna estima desde que perpetró hace ya un cuarto de siglo un proyecto más aseado que original llamado “Cinema Paradiso“ (1988). Sabe urdir tramas y sabe dosificar quiebros y requiebros narrativos, mover la cámara y decorar las imágenes, pero es como pretender que un escaparate de un gran almacén es arte o es original: sencillamente no cuela. Los logros están en clara colisión con los méritos y los dos brillan por su pertinaz ausencia.

Ahora nos encontramos con un suntuoso suflé de merengue que es muy aparente, parece ingenioso, promete originalidad, propone piruetas narrativas, augura entretenimiento inteligente, porfía en ser sofisticado y decadente (ecos de Visconti), se dedica a jugar al ratón y al gato… y fracasa. El quiebro narrativo (sería falaz llamarlo sorpresa) es tan previsible que casi no das crédito que se pretenda dar gato por liebre, como de hecho es el juego recurrente de toda la película. Pero se presenta como trascendente e impactante algo que nace muerto por pura previsibilidad y casi tópico narrativo.

Se podría tomar esta cinta como una metáfora del momento presente de Europa (o de España): las apariencias son siempre engañosas, las promesa de misterio son pura mentira, donde la imagen es pertinazmente tramposa, la sofisticación es fraude, donde no hay cabida para el arte o el artista; sólo cabe la artimaña, la estafa, la trampa, el expolio, el trinque, el aprovechamiento y la manipulación se convierte en una segunda naturaleza. Sólo cabe admirar la suntuosa seducción de lo falso y lo pútrido. Pero me temo que este cinta no se da cuenta que es sólo ejemplo de lo que expone, encumbrando como arte lo que no es sino ardid. En definitiva: muy aparente y muy vacía.
[Leer más +]
28 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
DINERO, INVENTO DEL DIABLO
Lo primero que debo decir de ésta, “La migliore offerta (The Best Offer)”, es que me gustó mucho, y que además, es cine de calidad, algo que precisamente no abunda. La película se decanta al final por un desenlace un tanto previsible, aunque no exento de asombro. Geoffrey Rush, y sólo él, monopoliza toda la película metiéndose dentro de la piel de un hombre exitoso en su profesión como tasador de arte, aunque cojeando en la parte de los afectos. Virgil Oldman (Geoffrey Rush) aparenta una autosuficiencia que terminará siendo su perdición. El entorno en que vive, y sobre todo, sus carencias afectivas le hacen abandonarse a una felicidad sin previsiones. Asistimos despavoridos a la caída de un ídolo, a la impotencia más absoluta por causa de una traición múltiple. Y es que Virgil Oldman (Geoffrey Rush) no es un hombre bueno en el sentido de la honestidad y los valores positivos. Su desfachatez le lleva a manipular los precios de las subastas que preside con tal de quedarse con aquellas obras que le son especialmente queridas. Y como casi siempre ocurre, hay una especie de justicia divina, que termina por pasar la factura al más envalentonado. Virgil Oldman (Geoffrey Rush) es el arquetipo del hombre de éxito, sobrado y autosuficiente, distante y seguro, aunque a la larga esto sólo sea epidérmico. El amor romántico es completamente vapuleado por Tornatore, es más, presenta al mismo como una perdición para aquellos sentimentales que se dejan chantajear por su idealismo. Y esto es lo llamativo, como un hombre, en apariencia contenido y con una sólida formación cultural e intelectual, es víctima de su propia fragilidad de carácter. Por otro lado, hay también un claro alegato en contra de las amistades desinteresadas, las cuáles en los momentos en que se antepone la ambición o el lucro desmedido, hace que las mismas sean deleznables. Ocurre como las herencias entre hermanos muy unidos, basta llegar al reparto de los bienes, para que esa fraternal unión se evapore por completo. Tornatore nos invita a querer con previsión, haciendo del principio de la confianza algo subalterno cuando se trata de proteger nuestros abundantes bienes materiales. Y es que al dinero, lo inventó el Diablo, y todo el mal que se produce siempre está bailando a su alrededor.
[Leer más +]
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Tornatore sigue siendo auténtico
En toda falsificación siempre se encuentra algo auténtico.
A este axioma se aferra el personaje de Geoffrey Rush, que atisba que frente a un gran engaño, el amor permanece verdadero, sin quebrantar.
Virgil Oldman es una persona que se muestra más cómoda entre obras de arte que entre personas.
Alguien que ama la belleza de las creaciones artísticas, que se apropia de los retratos auténticos de mujeres, falseando su actividad profesional y engañando a los propietarios sobre la falsa falsedad de los cuadros.
Su pulcritud es un acto de defensa ante la humanidad; no quiere ser dañado, ni físicamente ni emocionalmente.
Siempre ha amado a las obras de arte y mirado a los ojos a los retratos de damas desconocidas, pero nunca ha hecho lo propio con mujeres de verdad.
Ante él, de forma no tan casual, aparece la oportunidad de vivir una experiencia irreconocible, ya que encuentra a una persona como él, timorata ante el exterior, ante el contacto humano.
De la curiosidad pasa a la pasión, guiada por los consejos de alguien mucho más joven, pero con más experiencia.
Sus recelos se desvanecen ante estas personas que llenan su nueva vida, su desconfianza se suprime y nace una nueva persona, dispuesta a redimirse, a afrontar sus debilidades.
El amor le conduce a un sendero inexplorado, hacia un abismo, en que irracionalmente, quiere ver una luz, una salida hacia la que dirigirse.
La música de Ennio Morricone fluye entre las secuencias, sin hacerse protagonista como en otras grandes obras, como la maravillosa Cinema Paradiso que firma junto a su fiel Giuseppe Tornatore.
[Leer más +]
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
"En cada falso se esconde siempre algo de auténtico"
Virgill Oldman (Geoffrey Rush) es un subastador de arte, tiene años en una profesión a la que le ha dedicado cuerpo y alma, soltero de toda la vida, incluso reacio a relaciones amorosas con mujeres, podría decirse lleva una vida bastante solitaria.

Un día, recibe el llamado de Claire (Sylvia Hoeks), una joven huérfana que ha heredado la mansión de sus padres, la cual contiene numerosas obras de arte, su deseo es subastar gran cantidad de estos artículos, por lo que pide ayuda a Oldman.

Sin embargo, la actitud de esta mujer, que más parece un fantasma, impide que el trato entre ambos sea el idóneo en estos casos, por lo que a lo largo de las negociaciones se presentan múltiples problemas que irán acaeciendo.

Paralelamente, Oldman va encontrando en las distintas habitaciones de la mansión, ciertas pequeñas piezas de una ingeniera sumamente antigua que le llama la atención, por eso acude a su amigo Robert (Jim Sturgess), un experto en ese arte para que descifre la utilidad de dichos objetos.

Décimo largometraje del que para mí, es el mejor realizador italiano de la actualidad, Giuseppe Tornatore, como es su costumbre funge como guionista en una película con una historia llena de intriga y que sabe mantener el interés del espectador.

Ciertamente estamos ante una obra seria, que se aleja de la comedia muy presente a lo largo de la filmografía de este director, que siempre logra mezclar de forma exquisita con los dramas de sus distintos filmes.

La migliore offerta se sirve solamente del drama, que pronto emitirá ciertos rasgos de romance que sobre el final tienen una fuerza preponderante, desenlace que por cierto, más pareciera sacado de una película de terror.

Desenlace que se puede prever, o bien se puede ver como forzado, pero ante un film tan bien construido y desarrollado, de mi parte se le puede excusar esto, en especial porque esos minutos finales me generaron un gran impacto ¿por qué? Por la excelencia en como Tornatore lo muestra.

Sin duda su excelsitud nuevamente dispuesta en sus películas, con un elenco comprometido a la causa, finalmente, no se puede dejar de lado el tema musical a cargo del maestro Ennio Morricone, siempre cumplidor y que nunca está de más, una película excelente.
[Leer más +]
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La mejor falsificación
La mejor oferta recupera el espíritu de thriller verdadero, que no es otro que aquél que hierve a fuego lento. Desde el arranque nos damos cuenta de que estamos ante una gran película y que nos vamos a encontrar con una historia muy cuidada y mimada.

Giuseppe Tornatore, autor de la magistral Cinema Paradiso –imposible de olvidar el final con el plano secuencia de los besos que ya es historia viva del cine– se encarga de dirigirla y escribir su guion. Mediante una puesta en escena sobria, pulcra y sencilla, sin necesidad de efectismos o artificio alguno pero con la fuerza que da la seguridad en sí mismo, nos presenta una película que habla de lo que siempre ha acaparado la atención del hombre: el amor y el arte. Todo rodeado con un magnífico halo de suspense y un estupendo crescendo en tensión psicológica durante su desarrollo que culmina en un final de marcado carácter nostálgico.

Tornatore saca todo el partido al mayor atractivo que posee La mejor oferta, que no es otro que la interpretación de su protagonista. Nos encontramos con un excelente Geoffrey Rush, que encarna a un subastador de alto nivel cuya única pasión en la vida es el arte y las antigüedades. Es además una persona maniática, con problemas para relacionarse con los demás y un perfecto ejemplo de lo que es ser un snob que mira por encima del hombro a todo el mundo, ya que su devoción por el arte le ha distanciado del mundo real. Pero ello no le hace ser un hombre de moral recta ya que no dudará en aprovecharse de cualquier oportunidad que tenga para hacerse en sus subastas con cuadros que ha valorado muy por debajo de su tasación. Siempre ayudado en esta tarea por Donald Sutherland, que es sin duda uno de los puntos flojos en la película, tanto porque desentona en la interpretación, al contrastar demasiado con la finura y elegancia del resto del reparto como porque parece que esté forzado en la historia.

Si bien la forma de afrontar la vida del subastador comenzará a resquebrajarse a partir de una extraña llamada telefónica que propiciará un giro de 180º en su visión del mundo. Y es que una casi fantasmal Sylvia Hoeks, enclaustrada en una mansión de cuento, por padecer de agorafobia, hará que Rush comience a sentirse atraída por ella. Ella quiere subastar toda su colección de arte que le han dejado sus padres como herencia. A partir de este hecho, entra en juego el excelente mcguffin que nos tiene preparado Tornatore, que es el encuentro por casualidad de unas piezas antiguas y que Rush deberá llevar a su amigo, Jim Sturgess, o mejor dicho lo que nuestro protagonista entiende por amigo, que es un experto en la reparación de todo tipo de cosas y cachivaches.

Desde la entrada en juego de las extrañas piezas y las siguientes que seguirá encontrando toda la trama se pone en marcha. Y es que ese proceso de encontrar y montar las diferentes piezas entre sí le sirve a su director como eje de la película y forma de hacerla avanzar argumentalmente. Cuanto más conocemos de esas antiguas piezas más sospechoso y gris se irá volviendo todo.
[Leer más +]
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Tramposa y hermosa
Giuseppe Tornatore es un genio, de eso no cabe duda, es de esos directores que conocen cada elemento cinematográfico y lo usa a su favor para contar una historia. Si a eso le sumamos un guión milimétrico del propio Tornatore, la música de Ennio Morricone, a un actor en estado de gracia (Geoffrey Rush) y una fotografía del maestro Fabio Zamarion que atrapa hasta la última mota de polvo que hay en escena, entonces es difícil fallar en hacer diana. “La mejor oferta” hace diana porque, además, es un entretenido homenaje a Hitchcock o al maestro Argento que atrapa al espectador gracias a una historia tramposa a mas no poder pero eso no importa porque su factura es impecable y su final (sin ser lo mejor de la película) consigue sorprender adornado de un hermoso epilogo que deja en el espectador un magnifico sabor de boca. Aunque no os gusten las películas de intriga o el ritmo de las películas europeas, os recomiendo que la veáis porque Geoffrey Rush compone el fantástico personaje llamado Virgil Oldman de manera tan sensible y contradictoria que traspasa la pantalla en todas direcciones, pocas veces hemos visto la angustia reflejada de manera tan certera, las fobias, los complejos, las inseguridades… un fantástico ejercicio de estilo perfectamente apoyado por el resto de actores que cumplen su cometido con creces. Muchos críticos han atacado lo contradictorio del guión, la acumulación de tópicos baratos o la flacidez del conjunto pero a mí me ha parecido todo lo contrario, a mi me ha parecido una hermosa recreación de las novelas de misterio (referentes continuos a Patricia Highsmth) al viejo estilo. “La mejor oferta” es una película entretenida, sorprendentemente solida y un ejemplo de lo que el buen cine puede ofrecernos aun.
[Leer más +]
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una película muy inteligente
Una de las películas más interesantes de los últimos años. Fantásticamente planteada, pronto crea la atmósfera adecuada para ir paso a paso desarrollando la acción, y haciendo participe al espectador.

Ambientada en el mundo del arte, las tasaciones y el elitismo, crea una atmósfera Hitchckoniana con muy pocos grietas donde poder romperse.

Greffrey Rush lo borda en su papel, llevando todo el peso de la película. Los jóvenes secundarios no me han impactado. Creo que se podría haber mejorado.

Un thriller inteligente a modo de puzle, donde encajar todas las piezas se convierte en su gran atractivo.

La ambientación, decorados y puestas en escena rodeada de joyas artísticas, elevan la película a nivel de IMPRESCINDIBLE.
[Leer más +]
17 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Re-Visconti?
Muy interesante película, nada que ver con Cinema Paradíso. Funciona desde el primer momento y se acelara a partir de la llamada telefónica. Te atrapa y te envuelve con altos y bajos eso sí.., pero es la viva imagen de un tiempo muy actual sobre las personas que tiene un cierto poder y que no pueden evitar sentirse superiores al resto de los mortales alimentando a su propia leyenda, es el perfil de Virgil, hasta que alguien más psicológico que él le tiende un trampa muy bien labrada (no perfecta) pero con debido sentido de que hasta un HDP puede tener un momento de debilidad, natural en un ser como Virgil, alguna vez debe demostrar que es humano. Puesta en escena fabulosa, decorados fantásticos, movientos de cámara parecidos a los que se emitían en los films de Visconti y a veces con mucha similitud con Muerte en Venecia, especialmente la última escena fantástica en el restaurante de Praga, me recuerda Drik Bogarde en su hamaca en la playa del Lido (me refiero al parecido emocional, nada más).. Muy recomendabel la version original, la voz de Rush es incluso mejor que su vis interpretativa que ya és mucho decir..., ¿Para cuando la próxima de Rush?
[Leer más +]
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
NO ME GUSTÓ.
Una de esas películas que apenas genera interés... Es mas atractiva la sinopsis que el resultado cuando decides verla.

Extrañas escenas sin definir, desorientadas; parece una película muy antigua pese a estar fechada en el año 2013. No entiendo una nota tan alta, pues no me parece que la merezca.

Existe en ella un regusto rancio por la excentricidad, sin que en ningún momento se asiente en algo más que un mero espectáculo indefinido, tan falso como las propias falsificaciones de la historia.

No la voy a aprobar porque me aburrió las dos veces que la vi.
[Leer más +]
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver críticas con texto completo
Más información sobre
Fichas más visitadas