58 Críticas de los usuarios

No es ficción. No es crítica. No es parodia. Es, ni más ni menos, un trozo de desgracia que te podría haber pasado a ti, que puede pasar a ti, que probablemente te pase a ti, aunque lleve otro nombre y apellidos, aunque no se trate de tu hijo o hermano, aunque el accidente no lo sea en Ancône, ni siquiera en Italia.

Una familia que se muestra bien avenida, donde el día a día no pesa más que una malentendida broma que se confunde con robo, donde la ocupación del padre como psicoanalista sirve para dibujar los tics más incómodos de la sociedad moderna: suicidas, perfeccionistas, obsesos, maníacos... eso sí, desde la distancia de un diván. Una familia llena de complicidades y sonrisas que incluso por momentos puede llegar a resultar excesivamente unida, casi empalagosa.

Pero tampoco hay demasiado tiempo para indigestarnos. Un accidente y el chico fallece. Dolor. Mazazo. Estupefacción. Lágrimas y una banda sonora que súbitamente calla extendiendo su silencio durante minutos. Más llanto. Y el padre que primero se colapsa, después se culpabiliza, cede al cinismo e incluso descuida a los suyos. Múltiples reacciones diferentes ante una única certeza: el dolor que no descansa, el sufrimiento sin tregua y una sensación de desahucio ante una habitación vacía.

La historia es conducida suavemente, con algunos momentos de crispación, de atormentada tensión, pero en absoluto efectista, con una sutilidad que impactará tanto más a quienes hayan padecido experiencias parecidas.

Película de una estrella para quien busca sangre e hígados, de tres para quien desea tiros y acción, de cinco si tenemos interés en evadirnos, de ocho si tenemos el día para reflexionar. Película de diez estrellas, definitivamente, como terapia para convencernos de que el dolor es implícito a la existencia, que nadie tiene el monopolio del sufrimiento, que no hay antídotos contra la desgracia y, sobretodo, como indica el propio protagonista a sus pacientes, que deberíamos aprender a ´holgazanear´ más, aceptar el inesperado devenir y renunciar al control para cada secuencia de nuestra existencia.

El padre, epicentro y omnipresentes ojos que buscan expresar lo inexpresable, se encuentra interpretado por Nanni Moretti, el también director de la cinta y bastante criticado por su excesivo protagonismo en la cinta. Aún así, el papel de Laura Morante, como madre y esposa, no pasa desapercibido, especialmente desde el momento en que las ojeras hacen su aparición, en el que se hace latente su frialdad con el marido e hija, esa tensión contenida de quien pierde parte de sus entrañas.

No es ficción. No es una película para pasar el rato... no para dejarnos caer por azar.

En La habitación del hijo (La stanza del figlio, 2001), última película hasta el momento de Nanni Moretti, se representa una tragedia humana de tal envergadura, la muerte de un hijo, que se hace dueña y señora de su primer visionado y, por lo tanto, de su núcleo argumental en la transmisión boca a boca del mismo.
Sin embargo, por lo que respecta a ese hecho, la película no ofrece nada nuevo: se muere un hijo y, de la misma forma que había un antes, habrá también un después. Es algo incomprensible, pues parece decirnos que la vida del hijo no valía nada, pero esto es algo que Moretti filma con meridiana claridad y a lo que no dedica más atención de la necesaria: el dolor de la familia, el sentido de culpabilidad por lo que pudo haber ocurrido para que esa muerte no ocurriese, la difícil digestión del consuelo religioso, la reflexión sobre lo inesperado…
¿A qué dedica, entonces, su atención? Pues nada más y nada menos que a la luz que esa muerte ofrece sobre la vida. Pero no se trata en este caso de una luz revalorizadora, de una luz que nos advierta de la fragilidad de la vida y, por tanto, del mimo que exige su disfrute. No. Se trata aquí de una luz indagadora, de una luz que al multiplicar por infinito la complejidad del ser humano es capaz de llevar la muerte al plano estrictamente individual, extirpando la tragedia de los corazones que se quedan para llevarla a una tierra de nadie, en medio de la vida misma.
La habitación del hijo se construye a partir de una metáfora central, que se enuncia en su título: la habitación del hijo es el corazón del hijo, el inaccesible reducto de intimidad de todo ser humano a salvo de los otros.

Esta película contiene una de las más terroríficas escenas de suceso anticipado que he visto en mi vida. Sabes que el hijo del protagonista se muere, pues la película va de eso, pero el Moretti director hace como que el Moretti actor no lo sabe. Aplicando el principio hitchcockiano de la bomba debajo de la mesa, el inicio de la película se aproxima inexorablemente a esa muerte esperada con la determinación de una guillotina. Apenas unos segundos antes, quisieras entrar en la pantalla, avisar al chaval de que no se vaya a bucear ese día, que no vaya a hacerlo nunca, que no haya una llamada telefónica que lo cambie todo, que la niña siga jugando su partido y ganen, o no lo hagan y que luego regrese a casa y su hermano se meta con ella y que pidan una pizza y luego es inevitable, pero piensas, tengo que volver a casa a comprobar que todos los recalcitrantes y queridísimos miembros de mi familia estén donde los dejé por la mañana, a salvo.

Con este anticipado comienzo, unos veinte minutos, te has convertido en los padres del chaval que ha muerto y a partir de aquí, todo se juega desde esta posición. De este modo puedes comprender e integrarte momentáneamente en el largo proceso de luto de esta familia que, como cualquier otra familia, no conoce respuestas, no cómo proporcionarse consuelo y muestra que el dolor es un demonio humano y por tanto un demonio contra el que hay que batirse en solitario.

No es una manual de autoayuda, no es para recomendársela a quienes hayan pasado por un suceso similar, no es un placebo ni un seminario en forma de película. Trata sobre unos temas determinados de manera introspectiva y renuncia a ofrecer conclusiones, ni positivas ni negativas. Creo que es real, se percibe real y puede que por eso resulte tan demoledora, no tengo hijos pero la veo y no dejo de imaginarme qué haría y qué diría y cómo se comportaría la gente a mi alrededor y pienso que no sería distinto a lo que se muestra en esta película.

Triste, dura, brutal, auténtica faltan adjetivos para describir lo que sentí viendo esta joya de Nanni Moretti. Una historia simple que llega directa al corazón, cine totalmente puro, sin añadidos, solo la cámara y un suceso realmente trágico, la muerte de un hijo. Contiene secuencias muy emotivas, nada de ficción, son totalmente reales y que ocurren cada día en las vidas de persona como tú o como yo. Se distinguen tres partes claras en el film, primera parte, totalmente rutinaria y coloquial, la segunda y más dura sencillamente escalofriante y por último ese viaje final en que hay un momento para recordar sin llegar hasta lo que más nos preocupa, la muerte.

En ninguna otra película he visto reflejado tan claramente el dolor y más bien el vacío que se siente al perder a alguien tan cercano.
Para los que hemos tenido la desgracia de pasar por este trance ésta película retrata fielmente el sentimiento (que no sentimentalismo, la película no hace concesiones a la sensiblería ni a la lágrima fácil) del duelo, la manera en que una familia (encabezada por un padre psiquiatra, que se ve superado y llega a perder la fé en la "religión" del psicoanálisis), intenta volver a adaptarse (que no superar) la muerte de uno de sus miembros.
El giro final desconcierta un poco, pero después uno lo va entendiendo y se maravilla del fino tacto de Moretti para contarnos el final de la historia, que no es sino el principio de otra. ¿Y ahora qué? parecen preguntarse los personajes. La respuesta no la sabemos, les dejamos sólos cada uno en su duelo, sabiendo que no es una pregunta que pueda responderse.
Lo que más me gustó fueron las actuaciones de todo el reparto, la naturalidad con la que destilan los sentimientos, el buen sentido de los diálogos, lo que se dice y lo que no se dice...
Es una peli conmovedora y muy intimista, para nada simplona, de una gran humanidad, y pese a hablar de la muerte, o tal vez gracias a ello, positiva y vital.

La unica película que había visto de Nanni Moretti era "Caro diario". Y realmente el antecedente en lo personal no me invitaba a volver a reincidir con el director, pero la crítica y especialmente el tema que trataba, me intrigaba y así fue que me dispuse a verla, con algunos temores. Pero me encontré con una bellísima historia, triste obviamente desde que parte de la peor tragedia que una persona puede sufrir, pero siempre narrada con delicadeza, con realismo pero sin golpes bajos, con detallada minuciosidad, con una mirada sensible pero muy lejos de empalagar, humana, comprometida pero con la distancia justa para mostrar a los protagonistas de este drama. El recorrido que hace ese padre por todos los estados psicológicos y del alma es seguido con el mayor respeto. En menor medida pero con igual consideración se muestra la reacción del resto de la familia. La aparición de un personaje inesperado y lo que sucede hacia el final es lo mas emocionante. La música del cierre termina de poner el broche de oro a un film insoslayable.

A mí me tocó algo similar a la historia que se cuenta aquí (supongo que a muchos otros también), no como familiar, sino como amigo muy cercano, y esta película me ha recordado dolorosamente ese durísimo proceso de descomposición familiar del que fui testigo. Por eso quizá no puedo ser demasiado objetivo. Lo reconozco: me ha tocado muy hondo.

Moretti esquiva la tentación del sentimentalismo sin eliminar el lado más humano de sus personajes. Y se plantea de frente uno de los aspectos más duros: el protagonista es un psicólogo incapaz de darse respuestas, cuando su oficio siempre ha consistido en esto. Comparto sus conclusiones: cuando te pasa algo así, toca joderse y aguantar hasta que el tiempo cure las heridas. No queda otra.

Quizá se le podría haber otorgado mayor protagonismo a la madre y la hija, pero ya se sabe que Moretti es un tipo de ego superlativo y tampoco es algo que perjudique de manera directa la narración. El mismo Moretti reconoció que el germen del proyecto fue que le apetecía encarnar a un psicólogo, y que el tema de la muerte llegó después.

Antes de que se vaya a empezar a escribir un guión existe una parte esencial que es el argumento, escrita habitualmente por el argumentista, donde en forma de sinopsis y en no más de un folio dina 4 se habla de lo que va la historia.
En el caso de "La habitación del hijo" sería algo así:

Familia italiana de clase media-alta vive tranquila y felizmente con todos sus miembros. El padre es psicoanalista y es templado y distante. Resulta que el hijo muere haciendo un deporte pijo y se cogen una depresión del quince, como terapia llevan en coche a la ex-novia de su hijo a la frontera francesa con mochila y nuevo novio incluido. Fin.
Firmado Nani Moretti.


En una sociedad psicoafectiva como esta, es lógico que fragmentos de la vida cotidiana tengan un espacio en una pantalla de cine. Es la vulgarización del arte.

Que le cine italino está en crisis lo sabe cualquiera, alguna cosita por ahí de Benigni, Scola, Tornatore o Amelio no salvan estos últimos veinte años con nota alta, ni mucho menos si lo comparamos con los tiempos de Rossellini, de Sicca, Fellini, Visconti o Bertolucci (y Leone que va a parte) .


"La habitación del hijo" tiene mucho de telefilm aunque se intente vender lo contrario. Estoy bastante harto del emotivismo que irradia toda esta sociedad. Un drama que no consigue en ningún momento emocionar. Esto es morbo y no otra cosa. Necrofilia para ser más exactos, muy típico de Occidente.

Nani Moretti es uno de esos tipos que nunca sería amigo de un Conrad o un Verne, pero tampoco de un Chandler o un Burton, el italiano es un tipo que no tiene nada que contar, muchas de sus películas son meras excusas para su ego personal como la de "Querido diario" o "Abril".

Esta es una película de su tiempo y el mismo tiempo la destruirá. Aún así da un poco de cosa ver que esta simpleza pueda estar en el cuadro de vencedores con "La puerta del infierno", "Viridiana", "Taxi Driver", "Apocalypse Now" o "El pianista" entre otras muchas donde había a la par un fondo y una forma. De todas formas tampoco la Palma de Oro de Cannes es lo que era.

Si no tienen una historia que contar, por favor, cineastas y escritores del mundo absténganse de producir y vean y lean lo que ya está rodado y escrito que tiene más interés.

Lo siento, pero no me gusta el cine que me recuerde lo desesperante, aburrida y monótona que es la vida normal y corriente.
Casi todos hemos sufrido una pérdida y sabemos lo que es el duelo. Lo que cuesta aceptar que ya nada será como antes, lo que lamentamos los momentos que dejamos escapar por pereza o conveniencia. Pero para eso bastan pocas palabras, no tantos minutos de autoflagelación de unos personajes bastante grises, como tú y como yo.
Bueno, lamento que no me guste la poesía, me parece un género hecho para y por el que la escribe. Enhorabuena para los que la amen, disfrutenla. (Es una manifestación sincera, que nadie la interprete como ironía o descalificación, por favor)

¿Y esto es una obra maestra? Por más que leo los grandes tratados de Estética de los más insignes filósofos de la rama (Aristóteles, Kant, Addison, Schajowicz) no encuentro ninguna característica similar. Estoy totalmente convencido de que si está película no estuviera realizada por Nani Moretti, habría sido masacrada (o por lo menos, muy distintamente calificada). Moretti pertenece a ese club de directores cuyas obras son aplaudidas hasta reventar. Algunos hasta creo que piensan que, cuando defeca, viene una bandada de pajarillos a llevarse sus heces, pues hasta en ese momento realizan arte con mayúsculas.
¿Y que pasa en la película? Naaaada. Que muere un hijo y todo el mundo, evidentemente,está muy triste. Que sus vidas se trastocan. Vale que la peli expone muy bien ese dolor, pero también lo han expuesto otras muchas (algunas de Estrenos TV, inclusive) y no han recibido ni la mitad de elogios. No hace falta ese metraje para plasmar eso. Y como ha dicho una compañera, si la película siguiera 2 horas más, la película no se trastocaría. El planteamiento seguiría intacto.
En resumen, muy sobrevalorada. Es mi opinión.

Cuando se trastoca el orden en que se establecen los elementos para ofrecer una obra de arte, el resultado es perverso. Es el caso de "La stanza del figlio", film al servicio del actor y no actor al servicio del film, de ahí la perversión del resultado.
Una pena ya que el asunto podía promover una bella y emotiva historia: el dolor, la culpa, la melancolía, la elaboración del duelo... Además, contaba con buenos actores para ello (Laura Morante, que hace de esposa y madre, está espléndida). Pero estos ingredientes se diluyeron en una sucesión de escenas creadas para que Nanni Moretti exhiba sus dotes actorales, ya desde los títulos de crédito (sobre la imagen de él haciendo jogging). Por otra parte, escoger la profesión de psicoanalista para el protagonista le obligaba a informarse en torno a las medidas de asepsia que toman estos profesionales y así se hubiera evitado más de un despropósito de los que comete y si además él mismo se hubiera sometido a un buen análisis no hubiera pervertido de ese modo los elementos.
¡Qué lástima que la egolatría haya aplastado lo que hubiera podido ser una hermosa narración!

Una verdadera obra maestra. Es tal la emoción que pueden arrancarte sus imágenes que resulta indescriptible. Nunca he vivido un dolor semejante con una película como el que experimenté con esta. Todo en ella me parece milimétricamente puesto y ordenado para mostrarte algo tan horroroso como puede ser la pérdida de un hijo.
Sientes a los personajes, sientes la historia cómo te llena, sientes ese intento de autosuperación, sientes ese pensamiento de culpa, esa melancolía con la canción "By this river"... Y todo ello narrado con una paciencia y elegancia increíbles, dejando de lado el sentimentalismo y la lágrima fácil para demostrarte auténtico dolor.
Ocupa con orgullo su puesto en mi lista personal de películas favoritas y de un modo inequívoco. A mi entender, una obra de arte.

Durísima película del odiado/amado Nanni Moretti, que si no logra remover algo dentro de tu interior es que o eres demasiado chulo y duro o te lo haces para aparentarlo. Hay quien dice que tarda demasiado en centrarse la supuesta acción, pero primero se tendrá que ver la cotidianidad de los personajes para ver como repercute la desaparición. También se critica mucho el egocentrismo de Moretti que más que chupar cámara no se la quita de delante de la cara. En eso hay algo de razón, pero por otro lado a mí logra transmitirme su dureza e incomprensión por la pérdida del hijo que nunca quiso que se fuese de su lado (véase la escena del "footing" cuando no quiere que Andrea se vaya con sus amigos, e insiste en que se quede corriendo más rato con él). Eso a mí me vale para darle toda la película a Moretti.
La aterradora dureza con la que se explican los sentimientos de esa familia, esas lágrimas a escondidas pero que son incontrolables, esas búsquedas sin respuesta del por qué ha ocurrido, nos demuestran que ésta historia se repite día tras día en muchos rincones del mundo, y que no se trata de actores que cuando acaben de rodar cobrarán su cheque. Se trata del empeño de Moretti por hacer ver al mundo la hecatombe de no tener al hijo que has criado toda tu vida. Y ese sentimiento queda impregnado en cada segundo de la película.

La película se centra en el impacto que tiene la muerte de su hijo adolescente Andrea para el psicoanalista Giovanni (encarnado por el propio director Nani Moretti), su esposa Paola (Laura Morante) y la hija de ambos. Un melodrama que el cineasta parece querer narrar para indagar, sin estridencias ni tremendismos, silenciosamente y desde el interior, en lo más profundo de un dolor innombrable, inasumible y quizás insuperable. El film se articula de forma sencilla y transparente. Tras un prólogo expositivo que muestra la vida cotidiana y feliz del matrimonio y sus hijos, conocemos la noticia del fatal accidente del muchacho y acto seguido, el drama que vivirán desde entonces los tres miembros de la familia y las relaciones que éstos mantienen entre sí.

Ganador de la Palma de oro en Cannes 2001, el film se adentra en la desgarradora experiencia que supone convivir con el dolor de la ausencia y con la memoria del hijo desaparecido, pero no recurre a modos quejumbrosos ni tintes melodramáticos de fibra sensiblera, sino desde la perspectiva liderada por el padre, quien intenta dar marcha atrás en el tiempo para tratar de evitar los hechos consumados. Esta es la dimensión más atractiva del film y lo que interesa realmente al cineasta. La actitud que adopta Giovanni tras la muerte del hijo, tanto de combativa y resistente como de cobarde y escapista, sintiéndose culpable por haber variado su agenda, dando lugar a no compartir ese fatídico día con su hijo, comportándose como si fuera posible dar marcha atrás al calendario.

Esa amargura impregna unas imágenes que nunca pierden su serena compostura y subyace, incluso, a una secuencia tan realista y desnuda, tan desgarradora y escabrosa, que describo en spoiler. Pocas veces se ha enfrentado el cine, con un bisturí tan silencioso y tan elocuente a la vez, a la imposible tarea de afrontar la irreversibilidad del dolor producido por un suceso semejante. Una mirada que conjuga distancia y emoción para completar una obra de extraña serenidad, imbuida de una secreta belleza que no es estética, sino interna, que no es ornamental sino existencial. Un doloroso viaje de duelo que despoja al melodrama del excesivo sentimentalismo habitual en el género, mostrándonos un cine adulto y reflexivo.

Moretti psicoanaliza las relaciones paterno filiales mediante el recuerdo a través de esta obra intimista que profundiza en el sufrimiento de una familia ante la pérdida de un hijo. Resultan impactantes como todos los gratos recuerdos del joven Andrea mortifican a una familia sabedora del gran cambio que supone en sus vidas tal terrible acontecimiento.
Moretti se confirma con esta amarga película tras el gran éxito conseguido años atrás con "Querido diario", creando un binomio aclamado no solo por la crítica sino por el gran público en general.

Estudiando FP Sup. en Integración Social tuvimos que ver esta película y hacer un trabajo sobre el proceso de duelo tomando como base las escenas de la película para identificar diferentes factores, características, movimientos y demás que hemos estudiado en Atención a Unidades de Convivencia.
Es una película en que se refleja todo a la perfección, es tan realista que son situaciones y reacciones que los usuarios pueden tener en la vida real cuando estén llevando a cabo sus procesos de duelo, y nosotros mismos tenemos estos procesos y podemos tener estas reacciones completamente humanas.
Es un caso realista, un proceso de duelo completo que se desarrolla en una trama redonda, que no satisface como espectador pero que plasma dicho proceso a la perfección, no es una película para entretener sino para comprender estos procesos, es una película sobre tratar de sanar. Sobre intentar negar la pérdida, sobre intentar aceptar la pérdida, sobre todos los factores que dificultan el proceso del duelo. Es una película sobre las emociones humanas en su máxima expresión y mostradas con naturalidad y realismo.

Es una obra con una fotografía muy acertada, con un ritmo a fuego lento pero sólido, es una obra que llega al corazón de quien contempla los acontecimientos como testigo y empatiza pues estos acontecimientos se dan en las vidas de todos los seres vivos, sobre todo de los humanos por la forma de sentir las pérdidas.

El desenlace me dejó con un nudo en la garganta bastante potente y con un sabor agridulce. Al verde de las lágrimas estaba redactando el trabajo en base a los notas que había ido tomando, pero lo hice sabiendo que acababa de ver una gran película, que además tuve que revisionar para captar detalles relevantes para hacer un análisis más acertado del proceso de duelo en cada miembro de la unidad familiar y de las relaciones entre sus miembros.

¿La recomiendo?
Sí, es una película dura emocionalmente por lo que recomiendo verla en un momento que se esté más o menos estable en lo emocional, pero recomiendo verla totalmente.

Cada crítica expuesta en FA ha sido de gran valor para poder emitir ésta, sin cambiar mi concepción de la obra de Nanni Moretti, la que en efecto es dura y realista ante la perdida de un ser querido, que deja un hueco, cuestiones, culpas, reflexiones, negación y duda. Como han dicho varios usuarios es la exposición de la desgracia antes, durante y después, a través de un padre dedicado al psicoanálisis que carga con la responsabilidad del bienestar de cada paciente, sin tener que olvidar las dificultades en el entorno familiar.

Las emociones que transmite el psicoanalista entre apatía y preocupación por todo lo que le rodea, van cambiando a lo largo de la película y desencadenar sentimientos contradictorios en los que se antepone lo que no pudo ser o incluso la responsabilidad como profesional con respecto a los demás, quienes como en la vida real se convierten en gente agradecida o adversa. Otro de los temas que aborda el director como parte de la vida cotidiana, es la rutina y su ruptura ante el deceso, en la que cada personaje va exteriorizando la depresión con dolor, agresión y negación, tratando de aferrarse a ese hijo que ha partido prematuramente.

La película de inicio engancha perfectamente para mostrarnos a la familia compartida y afectuosa, sin embargo en momentos se torna pausada y repetitiva. Aun así es recomendable para aquellas personas sin prejuicios por afrontar la muerte como hecho natural e impredecible.

Enorme narración de una tragedia, el drástio cambio que supone y el intento de asimilación del hecho ocurrido. Un tema muy cercano que, como bien se trata en la película, nos resulta a todos muy lejano. Aún habiendo visto el film, que consigue envolverte en la historia, empatizar con los personajes, deja claro que sólo se puede experimentar algo así si lo vives.

Hasta la fecha, sólo he visto dos películas de Nanni Moretti: Querido diario y La habitación del hijo, y ambas me han encantado.

Sinceramente, me esperaba una pelicula un tanto satírica (porque no sabía de qué trataba) como la del diario, y en lugar de esto me he encontrado con uno de los más emotivos dramas que he visionado.

Pese a que al principio sea un tanto aburrido, la historia mejora a medida que avanza el film.

La parte del funeral me ha traido, irremediablemente, recuerdos de cuando falleció mi padre. La habitación del hijo posee un realismo crudo y retrata a la perfección la vida de una familia abatida por la pérdida de un ser muy querido. Puedo decir que he sentido angustia por los personajes.

Es una historia triste, pero el final me resultado liberador. Daba la sensación que esa familia rota por el dolor empieza a recuperarse a partir de conocer y ayudar a la que fue novia de su difunto hijo. A raíz de esto, la niebla, producto del dolor, empieza a desvanecerse y parece que todo va a ir mejor.

Todos los actores hacen una actuación absolutamente maravillosa, no me extraña que ganara la Palma de Oro en Cannes.

Por cierto, la banda sonora es muy bonita.

PD: madre mía, por mi forma de expresarme da la sensación que el texto lo ha escrito el típico pureta que se jacta de ver solo cine "de calidad" en lugar de mi XD

Pedazo de vida de una familia de clase media de Ancona (Italia), desde la felicidad cotidiana de un almuerzo dominical hasta el dolor tras la muerte del hijo.
Con esta película Nanni Moretti cambia la línea cómica trazada en otras anteriores para seguir el sendero del drama de tomo y lomo, ese que te hace reflexionar, llorar e incluso padecer. Deja así a un lado el humor absurdo de Caro diario o Pallombella rossa, con sus miradas a cámara a lo Woody Allen (por algo dicen que Moretti es el Allen del Mediterráneo) o Jean-Luc Goddard y su voz en off. Esto es otra cosa.
La habitación del hijo es dramática y realista, y tiene ese tradicional costumbrismo italiano a la medida de ese gran país, cálido y familiar; se nota que bebe del Neorrealismo. Convierte en arte un drama familiar sin necesidad de hacer espectáculo de la muerte, sin caer en el morbo. Simplemente es un trozo de humanidad, de cercana familiaridad, del vacío que queda tras la muerte y de la búsqueda, de la mínima esperanza en asimilar el hecho y reencontrar el rumbo. Comienza con una llamada telefónica, premonitoria de algo peor; y acaba con un viaje, tal vez iniciático hacia una nueva vida, o tal vez tan cotidiano como esa vida misma que describe; pero siempre maravilloso, y acompañado de las notas del gran Nicola Piovani y de la estupenda “By this river” de Brian Eno, aún más. Estupendo el trío protagonista (Nanni Moretti demuestra así que no es sólo un actor cómico). Grandísima pequeña película.