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484 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
El extraño recuerdo de la bayoneta que nunca existió
A mi abuelo le hicieron una enorme herida en la cara interna del muslo que le llegaba a la rodilla y que casi le cuesta la pierna. Con una bayoneta. Eso me contó de niño.

Recuerdo un baño, sus enormes calzones blancos, una camiseta interior de tirantes y su cuerpo exangüe y delgado. Levantó la pierna y ahí estaba, sin borrarse cuarenta años después, una profunda grieta que parecía succionar la piel arrugada que la recubría como un agujero negro. Una herida que se marcó en mi cerebro de ocho años con el esplendor de los recuerdos infantiles.

Años más tarde, ya adolescente, volví a preguntarle a propósito de aquella lesión que tanto me había fascinado y aterrorizado de pequeño. Él me respondió que no, que contaba aquellas historias porque era lo que un niño quiere oír. Que la cicatriz se la hizo de otro modo.

Hoy por hoy no recuerdo ese otro motivo que me explicó mi abuelo —tampoco está ya él para refrescarme la memoria—. Ni siquiera recuerdo si hablamos mucho o poco sobre el tema, ni dónde. Tendría yo unos quince años; él, sesenta más.

Desconozco hasta qué punto esa historia que me contaron de niño es real. Tengo dudas —en realidad— de qué es la realidad (lo que experimentas, lo que intuyes o lo que sueñas). Pero hay una cosa de la que no tengo duda alguna: que a mi abuelo le clavaron una bayoneta en la guerra.

Y que ni siquiera él fue capaz de convencerme de lo contrario.
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665 de 741 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Precioso mundo el del Gran Pescado
Lo fascinante de los trucos de magia, reside en lo que el mago oculta y no en lo que nos enseña; en el misterio. La enigmática vida de Edward Bloom es un gran truco de magia que su hijo se empeña en desvelar.

La realidad es un hecho, está ahí siempre, pero...¿quién puede ofrecer en su lugar un fantástico cuento de brujas, siamesas, funambulistas y mágicas hazañas? ¿cuántos serían capaz de crear el cuento de su vida? Decorado todo ello con una banda sonora rutilante que aporta tono, vida y fuerza a las escenas.

Y eso es sólo la superficie, porque para los amantes de la simbología Big Fish es una mina de oro. Entre las escamas del gran pescado se esconden algunos valores olvidados que nos recuerdan a las personas que todos soñábamos y soñamos ser un día no lejano, o al menos antes de que el cuento acabe: perseverancia, inocencia y lo más importante de todo, el amor. La perseverancia se hace sitio en la resistencia de Edward a darse por vencido ante todo lo que comienza; la inocencia y la infancia se personifican en el pueblo de Spectro, refugio de las responsabilidades adultas y que nadie desea abandonar; el amor y lo que cuesta encontrarlo, utilizando como metáfora el trabajo que Edward consigue en un circo cuya única remuneración es la información necesaria para encontrar a la mujer con la que sueña casarse.

Lo más especial de esta película es sin duda el significado que cada uno obtenga de ella, y lo que le represente. A unos les recordará a su abuelo, a otros a su tío y a mí a mi padre, que en el fondo siempre fue un poco Edward a su manera. A veces no nos percatamos de la auténtica importancia que tiene esa persona en nuestra vida hasta que se marcha.

A mí Big Fish me ha enseñado que fantasía es todo y fantasía es nada. Y el mundo es más bonito cuando se colorea un poco. Descubran por qué ese chiste les hizo gracia la primera vez que lo escucharon.
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242 de 254 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Lo cierto es que siempre fui un iluso
"Hay momentos en los que un hombre tiene que luchar y hay momentos en los que debe aceptar que ha perdido su destino, que el barco ha zarpado, que sólo un iluso seguiría insistiendo... Lo cierto es que siempre fui un iluso"

Tim Burton tiene una gran cantidad de películas maravillosas en su haber, eso es innegable, y muchas las admiro y las tengo en mis favoritas, pero si tuviese que destacar una, sólamente una, quizás, muy a pesar de Eduardo Manostijeras, sería Big Fish la elegida.
Para mí, ésta película tiene todo lo que deseo ver en un film, es perfecta sin más. Tiene magia, ilusión, hipnotismo, comedia, drama, reflexión, frases épicas, romanticismo, aventura, misterio, poesía, imaginación, oscuridad, iluminación, fantasía, realidad...
Es un cuento hermosísimo, una fábula del amor, la familia, las metas, la superación y la vida misma.
Una gran muestra de que es importante lo que se cuenta, pero a la vez también como se cuenta. Edward Bloom tenía un don para contar historias, y era porque creía en ellas, por su inagotable afán de llenarse de vida, conocer y llegar hasta donde se propone hacerlo. Un hombre que no conoce la palabra "no" ni está dispuesto a pronunciarla.
Este hombre, genialmente interpretado por el carismático Ewan y el sublime Albert, nos muestra lo que fue su vida, desde su infancia en un pequeño pueblo con brujas y gigantes, cuando conoce y se casa con el amor de su vida, Sandra Templeton y hasta su último viaje que vio en el ojo de la bruja.
Cada personaje es un mundo y tiene vida propia, hasta el más secundario tiene su papel destacado. Los diferentes lugares no son menos, pues cada uno guarda el misterio y la magia necesaria para hablar por sí sólo. De la música de Danny Elfman ni hablamos, sobran las palabras. Todo es maravilloso en esta película, no sabría decir un fallo ni poner pegas, ¡hasta el bigote de Danny DeVito está genial!
Como dice Edward Bloom, "cuanto más difícil es hacer algo, mayor es la recompensa que te espera al final", y es que aunque es casi imposible resumir esta joya del séptimo arte, pienso que su esencia radica en esta frase, un "no te rindas" y "pase lo que pase" saltan de la pantalla a tu mente. Y yo la verdad es que me siento muy identificado con Edward Bloom.
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190 de 206 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una preciosa historia, con increibles personajes
Desde el primer minuto de la película, te das cuenta de que entrar en esa sala a ver esta película ha sido uno de los mayores aciertos en la vida. Un historia preciosa de principio a fin, nunca empalaga, maravillosa, bonita, sensible,.. una historia que ilusiona!

Todo el rato te lleva a través de la alucinante historia, una historia fantástica enarbolada por el carisma y la espectacular personalidad de cada uno de los personajes.

Ésta es de las películas que nunca quieres que acaben porque sabes que te va a costar años encontrar alguna parecida.

Tiene una de las escenas de amor más bonitas que he visto.

¿Qué eliges? ¿Realidad o fantasía?
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108 de 132 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La leyenda del pirata McCormick
Siempre que veo Big Fish me acuerdo de mi padre. Joder, si es que hasta mi churri a los diez minutos de empezar la peli va y me dice: "tio, se parece a tu padre. Y tú al hijo". Claro. Entre otras cosas, por la mala leche que me entra cuando se pone con las historias de cuando yo era pequeño, que por cierto, tiene especial inclinación por contar a las chicas con las que salgo. Y tendríais que ver la cara que ponen ellas mientras le escuchan. Igual que en la peli. Les cuenta mis trastadas, salgo escaldao, y luego al salir de casa: "qué majo que es tu padre". Pues se va a enterar. Os voy a contar la historia del pirata McCormick:

Cuando era pequeño mi padre me contaba cada noche las historias del pirata McCormick: un indeseable que siempre acababa enrolado inexplicablemente en algún barco y que se caracterizaba por dos cosas complementarias:
a) comer fabada constantemente (pese a no ser comida típica de mar)
b) tirarse unos pedos atroces

Les conté las historias a mis amigos en el colegio. McCormick escondido debajo de la mesa en una reunión de oficiales, McCormick rescatando a una dama en apuros, McCormick luchando contra el temible capitán Muñoz. Lo bueno venía, lógicamente, cuando la fabada hacía sus efectos, claro. Siempre los derrotaba, aunque con las chicas no solía salir victorioso. Un día le pregunté a mi madre por McCormick, pero ella no tenía ni idea. Recuerdo que me pareció rarísimo que no hubiera escuchado hablar de alguien tan famoso. No es posible, mamá, le dije. Seguro que sabes quién es.

La cosa es que con el tiempo crecí y las historias de McCormick me dejaron de interesar. Pasaron los años. Un día estábamos mi padre y yo en la cocina preparando una fabada y me pidió que le pasara un bote de cayena. Le eché mano y entonces lo vi. Y no sólo en el bote de cayena, también en el de pimienta, en el de orégano, albahaca, comino… todas eran de la misma marca: McCormick. Mi madre entró y se puso a ayudarnos con el guiso. Miré a mi padre. El muy zorro me guiñó un ojo. Y mi pobre madre, ahí al lado removiendo el puchero sin saber quién era McCormick pese a llevar años siendo la víctima de sus fechorías…

Lógicamente, una película capaz de recordarme así a mi viejete no se merece otra nota que no sea un 10. Edward Bloom es exactamente como creo que todos vemos a nuestro padre: un héroe cuando somos niños, un pesao cuando somos mayores, y al menos en mi caso, de nuevo un héroe al descubrir quien es en realidad.

Hermosa, emocionante, tierna, mágica, imprevisible, una banda sonora maravillosa... Puede que peque de sensiblera, que haya fallos en el guión, que el prota tenga cara de palo... da igual. Es de las que llegan al corazón. Si no te emocionas viéndola es que no tienes sangre en las venas.
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90 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Entre sardinas y pescados
Entré siendo la más invisible sardina de los mares comunes y salí como el gran pescado de los océanos olvidados. Es un cuento, el cuento en el que Burton nos invita a nadar por su río y pescar nuestra infancia. Es sin duda el más grande de los cuentos que nadie me había regalado.
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105 de 143 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Empacho fabulístico
Soy de las que disfrutaron mucho con el periplo gótico de Tim Burton previo a su conversión al mundo Amélie. De "Beetlejuice" a la genialísima "Ed Wood", su universo gobernado por el negro, los cuadraditos, las espirales y los árboles retorcidos me parecía un oasis donde refugiarnos una vez al año del panorama ultra-convencional que solía presidir las carteleras. Ahora que tenemos al alcance de la mano tanta diversidad, quizás no se entienda a menos que se hayan vivido los tiempos en los que o ibas al cine o ya podías encomendarte a dios y al diablo para ver un estreno americano. En efecto, en aquellos tiempos, el cine de Burton era único.

No me gustaría ser este tipo de persona que no perdona la evolución de sus divos cinematográficos, pero para mi consternación y aunque me ha costado hacerlo, le he tenido que retirar el crédito al Tim Burton de los colorines. No más tripis en mi bar, caballero. En mi opinión, los guiones de sus películas nunca fueron su fuerte, no así su diferenciada estética. Pero al entrar en el universo Teletubbie que le gusta ahora, destacan aún con más fuerza las eternas debilidades de diálogos y guión. Y no, señor Burton. No por saber rimar, eres un poeta. No por exponer a un personaje a situaciones surrealistas eres Lewis Carroll. No por soltar frases misteriosas eres enigmático. Y no por enumerar acontecimientos eres un narrador.

Porque eso es "Big Fish": una enumeración de hechos forzadamente poéticos con abuso de estética de cuento y personajes planos como hojas caducifolias. Ni siquiera hay una cohesión entre los hechos, es sólo una sucesión. La emisión de imágenes abusivamente bonitas acaba resultando tóxica: embota el entendimiento, adormila la capa superficial del espíritu y no arraiga más allá porque la cosa es más falsa que un duro de ocho. Esta Amélie iniciática no brota con naturalidad del seno creativo del hombre que parió a Eduardo Manostijeras.

Pero lo peor es intuir lo que en el fondo ha debido pasar: Burton, que era un gran cuentista, se ha convertido en un pésimo contable. Así, no.
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145 de 232 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La historia del pez que nunca se perdió y que nunca fue encontrado
Cuando somos pequeños, vemos el mundo como un gran peligro, un lugar demasiado grande para poder comprender. Las inquietudes van sobrevolando nuestra cabeza, y necesitamos, de manera inconsciente para nuestros sentidos, que surga alguien que nos proporcione un aliciente para sobrellevar el mundo que debemos hacer frente.

Gracias a nuestros padres, en la gran mayoría de ocasiones, logramos paliar y entender esas inquietudes. Ellos se convierten en nuestros confidentes, en nuestros camaradas.
Nos enseñan que viniste por encargo, elegido de entre los niños mas buenos y guapos, que te trajo un animal con alas por el cielo (así es, volaste sin motor), y te llevó en compañía de tus futuros protectores.
Si eres bueno/a, tus padres te explicarán la historia de los tres reyes magos, y que tus deseos te serán concedidos (casi todos) una noche muy especial del año.

Pasarás una época difícil, esa en la que te salen los dientes. Pero no te preocupes, ya que si combates el dolor siendo fuerte y los guardas bajo tu almohada, un ratoncito muy pequeño, y a la vez muy especial, te lo recompensará.

Pero los años van pasando, y las inquietudes cambiarán. Descubrirás que no viniste del cielo, sino a causa de tus padres y su extraña mania de jugar al "tiro al blanco" y acertar; te enterarás de que los reyes magos son una farsa y de que tus padres tienen algo que ver con ese montón de regalos; y descubrirás también que no hay ratón mas especial que otro para llevarse tu diente.
Te frustrarás, y no lo comprenderás al principio. Pero mas tarde averiguarás el por qué: a veces es mejor inventar historias para satisfacer y hacer feliz, que contar la cruda y aburrida realidad.
Y también a veces surgen películas tan extraordinarias que te recuerdan que no siempre hay que tratar de entender o de explicar todo lo que ves. Simplemente tienes que vivirlo.

Gracias por recordárnoslo a todos, señor Burton. Gracias.
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56 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Las muñecas rusas que me hicieron llorar.
Para los que crecimos amando las películas de Tim Burton el estreno de Big Fish se presentaba ante nuestros corazones con una inusual temeridad. La desilusión de aquella enorme decepción que resultó ser su desafortunada y olvidable aventura en territorio simiesco aún latía, y muchos acudimos al cine sin la certeza de que pudiera volver a emocionarnos. Pero ver Big Fish, el día de su estreno, con la persona amada a mi lado fue, al menos para mi, algo simplemente maravilloso.

Burton, creador de cuentos tan inolvidables como Eduardo Manostijeras o de criaturas tan bellas como Jack Skellington, tal vez sabedor de su traspiés, quiso regalarnos un enorme lienzo de pequeños cuentos, que se unían y entrelazaban en el propio cuento que puede ser cada una de nuestras vidas, todo dependiendo de nosotros mismos, de nuestra manera de ver y recordar y sobre todo de nuestra elección a la hora de presentarnos ante los demás.

En Big Fish hay mucho de esos momentos que todos hemos tenido cuando nos sentamos a contar una historia ante un ser querido o ante alguien a quien deseamos amar. Edward Bloom, claro que sí, he sido yo mismo, ante una chica, jugando con mi propia memoria, estirando un recuerdo hacia la magia y la belleza, sólo por conseguir su sonrisa, su cariño, o su beso, y también lo he sido en una noche cualquiera en una mesa rodeada de amigos recordando cualquier tontería que el tiempo ha convertido por distorsión en hazaña.

Además de ello, Big Fish, trasciende a los sucesos que pueden considerarse normales y lógicos y se adentra de lleno en territorios inagotables de imaginación y fantasía. Todo es espléndido y Burton mima y acaricia un excelente guión que no podía haber acabado en mejores manos. Hay pedazos soberbios (la bruja que lee tu muerte en su ojo, el pueblo de Spectro, el circo...) y decenas de pequeñas historias dentro de ellos, como un juego encantado de muñecas rusas que se encadenan entre si para explotar en un final emocionante hasta la lágrima.

Con Big Fish asistíamos además al acercamiento de Burton hacia lo luminoso, un terreno que se intuía desde los inicios de su cine pero que parecía resistirse a salir al exterior. En ese sentido es una película experimental y arriesgada donde se rompen algunos esquemas Burtonianos influenciado probablemente por su paternidad como parece quedar patente en el tan breve como innecesario epílogo, tal vez aquel inolvidable alter ego llamado Vincent halla por fin descubierto que en el lado de la luz también hay mucha poesía, tan mágica y necesaria como la que encierra El Cuervo de Edgar Allan Poe.


P.D.- Esta crítica está dedicada a Neathara, cuyos ojos a veces no son iguales a los míos, lo que no quiere decir que los suyos no sean seguramente mucho más bellos.

https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com
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48 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Esta te la perdono Tim.
No me suelen gustar las películas de Burton, por eso empecé a ver esta película sin muchas ganas y a los 10 minutos ya había apagado la tv, tenía demasiada fantasía e imaginación para mi gusto. Sin embargo, un año después, encendí la tv y estaba empezando la película, me fue enganchando y al cabo de un rato ya no podía levantarme del sofá. Me pareció una historia fabulosa y fascinante donde el guión y la música le dan un toque mágico. El final ,un 10, con todos los personajes juntos es muy emotivo y va directo al corazón.
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43 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Quiero ser como Eduard Bloom
Mira, yo no he visto ninguna película de Tim Burton antes, ni de ninguno de los actores, salvo de McGregor en "Trainspotting" y de Danny DeVito, y si he visto del resto ni me dado cuenta. El caso es que llevo un buen rato leyendo críticas de esta joya y se le da mucha importancia a que si el director es Burton, que si Finney tal..que si el otro pascual. Y pienso que eso no es lo importante, yo ni siquiera me fijo en quien es el director ni los actores, lo único que sé es que la acabo de ver por primera vez y es una fábula increíble, maravillosa, díficilmente se puede hacer una película mejor (sí, vale, he llorado, qué pasa).

Es alucinante que yo hable así de una peli de este estilo, pero es que no queda más remedio que venerarla y quitarse el sombrero, a la vez que agradecer que te conduzca a un mundo tan espectacular. Y yo soy un tipo duro, pero la historia de amor es preciosa, el final es muy emocionante, las historias son extraordinarias, los personajes son estupendos, las escenarios irradian vida por sí mismos, la banda sonora es acojonante..Yo quiero ser como Eduard Bloom.

Por cierto, si tenéis la desgracia de leer esta crítica de escasa calidad, recomiendo la crítica de Bloomsday que se ajusta al espíritu de la película y la resume perfectamente, cosa que yo no soy capaz de hacer. Ah, y un consejo, quizá de lo más importante que vayáis a leer aquí nunca, para los que estéis empezando a salir con alguna mozuela ponerle "Big fish" y caerán rendidas a vuestros pies. Espero vuestros agradecimientos.
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39 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
¡Menudo cuentista!
Me atrapó por momentos, pero si he de valorar la peli de Burton en términos generales, he de confesar que me decepcionó ligeramente.

Burton es uno de los grandes nombres del panorama cinematográfico actual pero sus historias no acaban de succionarme del todo. Supongo que ese particular universo donde realidad y ficción conforman un todo indivisible no me asombra lo que debería y, consecuentemente, el magnetismo de su cine me resulta demasiado endeble. Burton me recuerda a todos esos hipnotizadores (hoy en día ‘mentalistas’) que, pese a sus extraordinarias facultades parapsicológicas, son plenamente conscientes de que sus poderes no son ilimitados. Probablemente el cine de Tim tenga magia, pero mi rudimentaria sensibilidad no es capaz de disfrutarla en todo su esplendor. Y aunque lo lamento, tampoco me traumatiza en exceso. Algo parecido a lo que me sucede con “Big fish” ya me sucedió anteriormente con “Ed Wood“.

Gran parte de culpa de esa infructuosa abducción la achaco al protagonista, Edward Bloom. Me resulta casi imposible asociar al inmenso Albert Finney con el pasmarote de Ewan McGregor. Tal vez por eso nunca conseguí identificarme con ese cuentista de pacotilla y la cacareada parábola de la pescadilla me dejó tan escéptico como a La Pasionaria escuchando una homilía del Santo Padre. La próxima vez que la vea (si hay una próxima vez), intentaré dar menos cabezadas. Prometido.

Soñar es bonito, pero pasarse el día en las nubes se llama, en mi pueblo, estar ‘encantat’. Pero ‘encantat’, en català, no significa ‘encantado’. Más bien ‘pasmao’ o gilipollas.
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58 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
La receta del Big Fish y El Síndrome de Estocolmo. ¡¡Leedme esto y me estaréis haciendo feliz!!
"Azúcar, especias, y muchas cosas bonitas... Fueron los ingredientes escogidos para crear una peliculita perfecta, pero el profesor Tim Burton añadió un sólo elemento más a la poción: Una raspa de pescado. Así nació: ¡¡BIG FISH!!
Y ahora con sus Ultra-súper-trolas, consagra su vida a mentir al personal, y a que además le quieran por ello..."
Porque, el mayor super poder que tiene Big Fish, es la capacidad de contagiar a la gente con una potentísima espora del síndrome de Estocolmo.
La cual, abduce, con una música muy mágica y bonita, y una voz en off contagiosa y poderosa, y te secuestra, te infla a azúcar, a fábulas rebuscadas tan llenas de imaginación extravagante cómo vacías de auténtico sentido, fondo y sentimiento, todo ello en una sucesión mecánica y sin el más mínimo sentido de la cohesión. Porque la historia de Edward Bloom es una sucesión de historias divertidas e imaginativas por separado, que no pertenecen a ningún conjunto, y que lo mismo que están, podrían no estar y el resultado seguiría siendo el mismo.

BIG FISH, no es un pez grande, es un pez corriente y muy pequeño, con muy poco que decir, lo que pasa es que está más cargado que un árbol de navidad. Tiene bolas brillantes, bombillas de colores, muñequitos graciosos y bonitos... pero seguro que a nadie se le ocurre pensar que su árbol de navidad es una obra de arte, o que su árbol es mejor y más grande que un naranjo, ¿verdad? Ni que sus bolas brillantes son poéticas ni sus bombillas misteriosas y mágicas. Un árbol de navidad es un elemento corriente y sin utilidad recargado de adornos resultones para alegrar un poco la casa por navidad. Big Fish es lo mismo, sólo que vendido como un árbol venido de un país muy, muy lejano, o como una obra de arte.
Son todo coletillas, adornos, lucecitas, frases bonitas: azúcar, especias y muchas cosas bonitas. No es un buen guiso de grandes ingredientes, ni siquiera ingredientes normales bien guisados, es un conjunto de ingredientes apilados pero sin guisar.

No hay guiso, no. No hay nada, el final ¿emotivo?, es, en realidad, una tontería, ¿mensaje? nada, una trola como una casa. Tim Burton se aplica el cuento que se trae aquí y hace exactamente lo mismo que Edward Bloom: te cuenta una historia simplísima y sin fondo real, pero ultra-mega recargado y te dice: (¡¡En spoiler, sin destripes!!)
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42 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Dentro de 20 años esta película estará donde se merece
Cuando nos enteramos de que iban a estrenar una nueva película de Tim Burton la anotamos inmediatamente en nuestra lista de “pelis que no nos podemos perder”.
Y cuando vimos el trailer, con toas esas brujas, gigantes y demás personajes de cuento nos ilusionamos con la nueva historia fantástica que nos esperaba de la mano de este director singular.
Con cualquier otro hubiésemos estado alerta, temiéndonos o una infantilada sin más o, precisamente, un intento de imitar a Burton.
Pero con él es distinto porque sabemos que nadie como Burton para hacernos recordar la niñez a los adultos, y, a los niños, tratarlos como las personas inteligentes y sensibles que son.
Sin embargo me temo que, en este caso concreto, del trailer a la película entera no hay tanta distancia.
Big Fish es una sucesión de situaciones y personajes de cuento sin matización, densidad, progresión, enriquecimiento ni nada de eso. Y que conste que si esta historia me la hubiera contado mi papá cuando tenía 4 años de edad me hubiese parecido maravilloso, pero esto es un medio distinto; es cine.
Tal vez sea yo insensible, pero la historia del abuelo contando batallitas y el hijo que cree que miente, no me emociona, por muy emotiva que sea la música al final. Aunque sospecho que no es culpa mía, porque Charlie y la Fábrica de Chocolate redunda en los mismos fallos, solo que más evidentemente.
Eduardo Manostijeras, Pesadilla antes de Navidad y Ed Wood me encantan y me parecen únicas, pero quedan ya lejos en el tiempo. Más cerca están El Planeta de los Simios, esta Big Fish, Charlie..., Sweeney...
Tim Burton es genial, un artista con un universo propio muy rico, pero tal vez debería plantearse volver a sus orígenes y hacer cosas más pequeñas (ilustración) para renacer con más fuerza.
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38 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una vida ejemplar
Tachada de blanda y ñoña, "Big Fish" no deja de ser posblemente la película más infravalorada de Tim Burton. Es hasta cierto punto comprensible que los más acerrimos fans de Burton se sintieran traicionados al ver como se abandonaba la estética oscurantista en favor de un film tan colorista, pero es este motivo para condenarla sin paliativos?

Efectivamente "Big Fish" supuso un punto de ruptura, en la filmografía del director, ya que por primera vez abandonaba los tonos lúgubres para adentrarse en un cuento cuyo mensaje final no podía ser más optimista. Esta es una historia que habla de familia de incomunicación y de perseverancia, pero que se aleja de la típica moralina triunfante sobre el sacrificio para lograr el éxito y de la familia como monolito de obediencia y sumisión.

Lo que se nos muestra es que hay dos formas de vivir la vida, sometiéndonos a una realidad mediocre o bien afrontarla con ilusión y fantasía. Lo interesante es que hay una clara subversión de los papeles. En este caso es el hijo el que vive aferrado a una cómoda y mediocre vida realista y por ello no soporta que su padre intente abrirle los ojos mostrándole que hay otra forma de afrontar la existencia.

Sí, la historia que se nos cuenta es la de un hombre hecho a sí mismo, que supera todas las barreras y que es capaz del máximo sacrificio, pero la diferencia está en las motivaciones. No hallaremos aquí cosas como el triunfo, el éxito económico, el egoismo personal o la envidia. Los valores que aquí se nos muestran son la solidaridad, la amistad, el deseo del bien común y el amor. Pero sobre todo la concepción de que nuestra vida es algo demasiado bello y único como para ser menospreciado.

Burton refleja todo esto con una puesta en escena brillante, con claros contrastes entre el colorismo onírico de la historia principal con los tonos más fríos y asépticos que reflejan los momentos "realistas" del film. Todo ello acompañado por una brillantes interpretaciones, especialmente la de un Ewan McGregor que dota de una aire naïf y atractivo a su personaje.

Es por todo ello que "Big Fish" supone un hermoso canto a la vida y un grito contra la mediocridad de las exigencias de la vida cotidiana. Esta es pues una película que pide al espectador que deje entrar la utopía y el idealismo en nuestros corazones. Puede que todo esto resulte blando, sentimentaloide y empalagoso para algunos, excatamente aquellos a los que la película denuncia como causantes de este mundo gris y mediocre que nos ha tocado vivir.

Lo mejor: Su capacidad de emocionar sin caer en tópicos.
Lo peor: Que se tome por un fábula moralista carrinclona.
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27 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
LA TRADICIÓN ORAL Y LOS CUENTOS, IDIOSINCRASIA HUMANA POR EXCELENCIA
Comprendo bien por qué esta película ha representado para muchos una inmersión en lo mejor de sus recuerdos y del tiempo en que más estuvieron abiertos, absortos, cautivados ante la transmisión de los cuentos según la tradición oral, ya de una abuela, de una madre, de un tío o de un maestro. Lo comprendo bien porque los años mejores de mi vida fueron sin lugar a dudas, 1º) los que siendo niño escuchaba maravillado los cuentos que me contaban oralmente algunos contadores de cuentos, y 2º) los que siendo adulto pasé, sobre todo, narrando cuentos a mis alumnos de primaria en República Dominicana, ¡me sentía tan contento viéndolos intensamente atentos, disfrutando, encantados de oír los cuentos que les transmitía! (todavía cuando alguno me reconoce o me encuentra, ahora ya son adultos y yo estoy próximo al fin-comienzo, suelen decirme que me recuerdan con cariño por haber sido yo un maestro que me relacioné con ellos principalmente como un cuentacuentos).

Así pues, señores y señoras, damas y caballeros, lindas y guapos, cuenten cuentos, la vida adquiere un esplendor singular, se aprecia más la felicidad y el goce de vivir. Nada hay más deslumbrante, emocionante, cautivador y profundamente característico de lo humano como la transmisión oral de cuentos. Esta película refleja esta verdad misteriosa y trascendente.

Fej Delvahe
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21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Simplemente, Tim Burton
Nada más que hacer un comentario de esta fascinante y entrañable película dirigida por el gran Tim Burton, que sin duda quedará grabada en nuestra memoria.
Film que en un principio no llega a enganchar del todo, pero que según va transcurriendo el tiempo y te percatas de la fascinante aventura que estás visionando, te preguntas a ti mismo ¿Por qué no la habré visto antes? pero en ese momento eso es lo de menos, porque sigues ahí, disfrutando como un niño, metiéndote de lleno en el papel y rezando para que la historia contada no acabe nunca, pero si, acaba, y llegado este momento es cuando de verdad das gracias por estar viendo esta película, y sobre todo das gracias a Tim por haber realizado este film con este grandioso, brillante y extraordinario final. Es en este momento cuando, en mi opinión, se citan las palabras principales y más importantes de toda la película y que a continuación me gustaría volver a repetir:
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16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
AtAjO dIrECto Al CoRaZÓn!!
Tim Burtom nos invita a su mundo ficticiamente real de forma magistral, pasando de atmósferas tenebrosas a paisajes llenos de vida en el que los contraste de colores vivos son dignos de admiración, con un recital de personajes pintorescos, carismáticos y con tintes ficticios, que hacen de Big Fish un autentico poema visual.

Con un Tim Burton en estado de gracia, un Ewan McGregor fascinante, un Albert Finney brillante, un Billy Crudup versátil (sensible e insensible), una Jessica Lange encantadora, una Alishon Loman enamoradiza, una Helena Bohnan Carter carismática, un Danny de Vito Grandioso y un Steve Buscemi correctísimo.

Big Fish es de esas películas que te sobrecogen, dejándote impregnado por su virtuosismo, sacando lo mejor de cada uno, haciendo de cada uno una mejor persona y recordándonos que al igual que E. Bloom todos tenemos un espíritu libre, soñador y aventurero.

Big Fish en su tramo final nos envuelve en una banda sonora sublime abriendo un atajo directo al corazón para sumergirnos en un final apoteósico que te da de lleno en el corazón, provocando lágrimas de tristeza y alegría a la vez. ¡¡Imprescindible!!.

¡¡ DISFRÚTENLA!!
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24 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Reivindicando la imaginación
Tras el fracaso comercial y de crítica obtenido por "El planeta de los simios", el brillante director norteamericano Tim Burton, que ya había paladeado el éxito con obras como "Ed Wood", "Eduardo Manostijeras" o "Sleepy Hollow" decide reividicar la imaginación y la fantasía con esta obra mayor, "Big Fish".
Lo que hace fascinantes a los trucos de magia reside en lo que el mago oculta, y no en lo que nos enseña; en el misterio que va a fomentar que nuestra imaginación trabaje y nos haga disfrutar.
La realidad es un hecho, está ahí siempre, pero...¿quién puede ofrecer en su lugar un fantástico cuento de brujas, siamesas, gigantes y pueblos mágicos?, ¿cuántos serían capaces de hacer de su vida una leyenda?. Edward Bloom lo intenta, pero choca con la incomprensión de su hijo que, a medida que va creciendo y madurando, va viendo a su padre como a un ser patético que inventa esas historias para escapar de su mediocre realidad...y ahí empieza la verdadera película, una obra maestra hacha por Burton para reivindicar la imaginación, el poder de la fantasía, que no siempre es el medio para escapar de la cruda realidad, también puede ser la forma de hacer del mundo un lugar atractivo y fascinante en el que desarrollar tu talento y en el que disfrutar de un montón de aventuras inolvidables.
Gran film, con uno de los finales más bonitos y sorprendentes que he visto, que reivindica como pocos el poder de la imaginación y la fantasía.
La imaginación al poder....
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16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Vamos a contar mentiras
Viendo «Big Fish» reflexionaba sobre el arte de narrar historias fantásticas, el arte del cuenta cuentos, de la leyenda que se transmite sin orígenes ni finales. Tim Burton se mete en ese papel y nos cuenta la vida de Edward Bloom como si fuese un cuento, a modo de nuevo Juan Sin Miedo o de héroe arquetípico que abandona su casa para recorrer el mundo. La idea es buena, pero la historia tiene más fallos que aciertos.

La mezcla de fantasía y realidad es siempre delicada, y para que salga bien hay que tener algo que contar, algo hermoso e importante que contar, y además hay que hacerlo con mucha magia y con bastante visión artística. No creo que Tim Burton se haya lucido especialmente en «Big Fish», porque admito que no encuentro belleza ni poesía en nada de lo que me está diciendo. Los paisajes son simplistas, los decorados ya vistos, los personajes nada carismáticos y las aventuras de Edward son estúpidas, sobre todo por plantearlas así: de manera estúpida, como si fuese todo una constante broma que no hace gracia. Por ejemplo, su estancia en Spectre parece que va a dar de sí, que va a tener valor, pero en absoluto; o su trabajo en el circo, totalmente ridículo con esos golpes que se da y esos lanzamientos. Me gustaría saber qué aprende Edward o qué emociones ha experimentado en esa larga vida tan optimista, porque da la sensación de autómata sonriente pero hueco.

Encima, las tramas se estorban. Yo hubiera omitido toda la del presente con el hijo, que no aporta nada de nada y lo único que hace es alargar la película y obligar a unos saltos temporales y a un montaje poco convincentes. El intento de muñeca rusa fracasa. Claro, que gracias a eso vemos a Albert Finney, que es un pedazo de actor. Aunque, bueno, por ver, prefiero ver al guapísimo Ewan McGregor, el mayor aliciente de este cuento.

Un cuento sin verdadera imaginación y sin verdadero encanto. La fantasía es mucho más que hombros lobo, gigantes, bosques tenebrosos, brujas y amores a primera vista. En «Big Fish» hay mucha ignorancia, y poca alma. Burton, no me cuentes más cuentos.
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