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220 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
DESEQUILIBRIO EN LA FE
A primera vista, puede parecer descabellado pensar en Darren Aronofsky como autor de un biopic basado en el personaje bíblico Noé. Su estilo tirando a artificioso, exagerado a veces y tremendamente visual siempre, puede chocar con una historia que quizás reclamaba un poco más de serenidad y calma, incluso reflexión. Pero, repasando la carrera del director estadounidense, tal vez sea una decisión lógica después de todo. Porque el tema central del discurso cinematográfico de Aronofsky es la obsesión, en todas sus vertientes. Pi, fe en el caos y su obsesión por el descubrimiento de lo nuevo. Réquiem por un sueño y su obsesión por las drogas. La fuente de la vida y su obsesión por el amor. El luchador y su obsesión por las segundas oportunidades. Cisne negro y su obsesión por el éxito. En manos de Aronofsky las simples motivaciones del personaje se transforman en psicosis, afectan a su forma de vida modificando por completo su visión del mundo que les rodea. ¿Y qué es la historia de Noé salvo la obstinación de un hombre por cumplir la voluntad de Dios pase lo que pase, caiga quién caiga? Porque ese es uno de los grandes aciertos del director de El luchador, convertir el motor de la historia, el detonante, en el todo y más allá. Nos interesa Noé como persona incluso más que como personaje por su tratamiento cercano, casi documental al mismo. Somos testigos de su progresión, en ningún momento se nos esconden sus defectos ni sus carencias como hombre. No estamos presenciando la historia de un Dios ni de un elegido para la causa, sino la de un hombre temeroso que se agarra a sus creencias con todas sus fuerzas ante la falta de oportunidades y opciones. Es el relato de un hombre y su fe, que llevará hasta las últimas consecuencias. Es la cercanía con el personaje la que nos permite encarar con otros ojos una historia que la mayoría conocemos de memoria, pues incluso en los momentos oscuros la cámara permanece frente a él, radiografiando minuciosamente al monstruo que lentamente va mutando ante nosotros. Y, a pesar de tratarse de un cuento de la Biblia, hay alicientes en ella para los no creyentes pues la película no deja de ser una tremenda historia de amor, de superación personal, del hombre contra los elementos. Sinceramente, no veo motivos para la discusión ni para la polémica que ha generado debido a su contenido religioso. En lo referente a su literalidad o no de la Biblia, sus licencias, su flexibilidad argumental...vamos, se trata de un relato religioso aparecido en el mayor libro de ciencia-ficción de todos los tiempos, al menos en su trascendencia e influencia en la humanidad. La fuente original está poblada de metáforas, parábolas, mitos, leyendas, sinécdoques o fábulas para posibilitar la fácil comprensión de la doctrina cristiana. Por lo tanto, tiene el mismo sentido enfurruñarse porque haya ángeles convertidos en rocas que por la exclusión de Tom Bombadil de la trilogía cinematográfica de El señor de los anillos (incluso tiene más sentido esto último...). Y quién esto escribe es creyente en lo referente a un ente superior, llamémoslo Dios o simplemente fe, pero las sagradas escrituras están repletas de serpientes parlanchinas, mares abiertos o palomas venerables. Es decir, figuras. La exageración es un modo de realzar el relato y, puesto que todo es muy interpretable, no veo lugar para una discusión sobre la exactitud de la película de Aronofsky respecto a literatura.

De hecho, entiendo más las controversias originadas con La última tentación de Cristo de Scorsese o La pasión de Cristo de Mel Gibson. La pasión de Cristo, curiosamente, sigue a rajatabla los pasajes de la Biblia en los que se basa, decidiéndose por mostrar la violencia relatada en todo su esplendor, sin cortapisas, sin apartar la mirada. Obviamente, una versión tan violenta (y excelente, por otra parte), aunque fuera supuestamente respetuosa con el material original, no está bien vista en una sociedad mojigata como la nuestra donde la censura y las restricciones a los videojuegos, el cine o el arte en general son más duras que las sufridas por los verdaderos delincuentes en la vida real. La última tentación de Cristo es directamente una maravillosa salvajada que trasciende cualquier análisis religioso, donde los límites solo los marcan la imaginación y el excepcional talento narrativo de Scorsese y Schrader. Pero, como digo, son casos más radicales de adaptaciones bíblicas. En realidad, lo que más me llama la atención de este ambicioso proyecto es la producción a lo Jerry Bruckheimer que parece estar inspirado en las historias bíblicas de los Simpsons (particularmente en el fragmento de Bart sobre David y Goliat). Por unos instantes, Aronofsky abandona el tratamiento del hombre y transforma al personaje en un héroe de acción made in Hollywood, sin escatimar en una grandiosidad y espectacularidad que se agradece por momentos, pero que resulta excesivamente pomposa en otros debido a una carga épica momentáneamente innecesaria. Ya conocemos los delirios de Aronofsky, un director que elige el exceso antes que la contención. Y, aunque eso le penaliza en ocasiones, también es justo decir que sus transiciones entre escenas son de una gran belleza, dando fe de un soberbio uso de colores extremos y vivos que dotan de una extrañeza visual (para este tipo de producciones) a localizaciones, escenarios e incluso objetos inanimados. Es el toque autoral y personal del director de El cisne negro el que aflora en un montaje de unos tres minutos sobre la creación de la vida en el planeta, dando pie a una verdadera obra de arte que funciona asimismo como sobresaliente cortometraje, apoyada en una majestuosa pieza musical de Clint Mansell. Aunque también es de justicia reconocerle a Russell Crowe su sólida interpretación de Noé, captando sin aparente esfuerzo su debilidad, su grandeza, su caída a los infiernos de la locura y, como no, su humanidad.

Sigo en spoiler sin ser spoiler
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151 de 216 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Aronofsky sobrevive a su propio diluvio
El cine de Darren Aronofsky nunca ha sido fácil. Ya desde su primera película, "Pi, fe en el caos" (1998) dejaba claro que no iba a tomar el camino sencillo, aunque esto no impidió que la dura "Requiem por un sueño" (2000) le pusiera en el mapa de forma global, un film sobre el abuso de las drogas que no dejaba indiferente ni se cortaba para mostrar las consecuencia de éstas en la vida de varios personajes. El salto sin red llegó con la (en mi cabeza) extraordinaria "La fuente de la vida" (2006), una de esas cintas que dividen opiniones de forma radical, y continuó su senda con dos trabajos aclamados por público y crítica, e incluso ganadores de premios, como son las notables "El luchador" (2008) y "Cisne negro" (2010). "Noé" ha tardado algo más de tiempo en llegar, estando de hecho en preparación desde después del lanzamiento de "Pi", siendo un proyecto que Aronofsky quiso sacar adelante numerosas veces, algo que consiguió -en parte- en forma de cómic y, ahora, como película. Un film que (de nuevo) vuelve a terrenos pantanosos, que no espera contentar a nadie y que se limita a ser su visión del relato bíblico. Ante todo, Darren es un autor, y lo es (casi) hasta las últimas consecuencias.

"Noé" no es sin embargo la película que alguien esperaría encontrar teniendo en cuenta exclusivamente su temática. Ni siquiera, partiendo de un realizador como Aronofsky. A medio camino entre el blockbuster épico, con batallas multitudinarias, violencia salvaje y criaturas de fantasía como gólems de piedra; y el cine de autor (con un retrato de personajes por encima de la media, aunque eso no signifique que sea tampoco muy complejo), es paradigmático que sea justamente esa mezcla, apenas funcional, la que haga que la película sea como poco interesante. Fallida en parte, pero también con instantes valiosos, momentos en los que se puede ver quién está detrás (ese tramo que aborda la psique humana, fruto de la obsesión, la fé ciega) de sus imágenes. No todo son efectos digitale de ILM; hay algo debajo. Le cuesta salir y lo hace a ritmo de Clint Mansell, que vuelve a aliarse con el realizador para componer una banda sonora bastante sólida en la que las imágenes se apoyan sin ningún tipo de reserva.

Los temas que se abordan son los razonables partiendo del relato en que se basa, no hace falta describirlos. No obstante, en esa diferencia de estilos reside algo curioso: si la primera hora de la película (aproximadamente), en la que se concentra todo lo previo al gran diluvio, la segunda mitad es considerablemente intimista. Los personajes están presentados, así como los conflictos que existen entre ellos. Lamentablemente en algunos casos Darren -y su coguionista Ari Handel- pecan de ser demasiado esquemáticos, introduciendo elementos que rompen la lógica interna del propio film, como todo lo que ocurre con el hijo mediano de Noé (un poco a loa Anakin Skywalker). La representación de ciertos momentos también roza el absurdo(1), algo que detallaré en spoiler para no destrozar el visionado de la película a nadie que esté pendiente de verla, pero que tienen más que ver con la forma en que se filman que con el contenido de por sí.

Crowe, Connelly y compañía no hacen un mal trabajo levantando a estos personajes, y decir lo contrario es negar la evidencia. Suya es la labor más complicada y es hacernos creer, al menos en parte, que lo que sucede en pantalla tiene algún tipo de validez. Lo consiguen cuando el guión se lo permite, pero también es cierto que ninguno de los personajes es tan sólido como otros que han construído con anterioridad estos mismos creadores. Así que al final, en Noé quedan buenas ideas mezcladas con otras que no lo son tanto, una película amorfa, casi fallida, pero que merece la pena ver porque en el fondo es el film 'cristiano' menos convencional desde "La última tentación de Cristo" (Martin Scorsese, 1988), sin ir demasiado lejos. Su mayor problema es que no es todo lo salvaje que podría, pero tampoco está domesticada en exceso. Se queda en tierra de nadie y su final, sea o no fiel a la historia bíblica, creo que podría ser bastante mejor(2). De nuevo, lo aclaro en spoiler. ¿Merece la pena "Noé"? Sí. Aún siendo la peor película de su director, hay arrojo y valentía en un film suicida que, camuflado como cine de autor, abraza directamente la épica del 'nuevo cine épico' que recuperó, en cierto modo, Peter Jackson con su "El señor de los anillos". Y tiene algunas partes magníficas (la historia de la Creación) que merecen verse en pantalla grande.
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75 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Una gran advertencia
Noé es una película que si bien ha sido recibida positivamente por la crítica, no por el público en general. Y es que Aronofsky no intenta hacer aquí una típica película épica-religiosa. Esta no es como La última tentación de Cristo, ni como La Pasión de Cristo, sino la evolución del carácter de Noé a través de la misión que le fue encargada por Dios. Aquí Noé no es un héroe, sino un padre y un sirviente de Dios.

Pero la advertencia que les quiero dar es ésta: vean ésta película como si nunca hubieran conocido antes el relato del Arca de Noé. Y es que ese es el principal problema por el cual la película no está siendo vista como es. Noé presenta la historia del Arca de una manera tan diferente a la que todos conocemos, la de la Biblia, que muchos sienten que Aronofsky la ha "profanado" yéndose al género de la Fantasía; pero tienen que saber que Darren Aronofsky es judío, sus padres son judíos masortí, NO CRISTIANOS. La literatura religiosa judía, el Tanakh, las tradiciones judías tienen una versión distinta de esta historia. Sólo busquen en Internet, en libros, donde sea. Los vigilantes, las criaturas de piedra que todos están comparando con un Transformer (¡qué sé yo de dónde habrán sacado eso!), pertenecen al libro de Enoc, un libro que no está en la Biblia ni es aceptado por el cristianismo. Tubal-cain también aparece en la biblia hebrea. Y la historia que cuenta Noé de la creación del mundo viene del creacionismo evolutivo, que cree en el relato de la creación, sin embargo cree que los "Siete días de la creación" son un simbolismo, y que todo aquello ocurrío en millones de años (es como una mezcla de ambas creencias). Así que si van a ver Noé, espero que sea sin prejuicios, y califíquenla sólo por su valor estético, artístico, narrativo, pero no religioso.
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37 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
A su imagen y semejanza
El cine de Darren Aronofsky siempre polariza y siempre es polémico. Siempre. Desde Pi hasta Cisne negro pasando por Requiem por un sueño, El luchador o La fuente de la vida, el neoyorquino siempre polariza a crítica y audiencia. unos ven a un genio incomparable y un maestro mientras otros lo consideran un pretencioso que se regodea en imágenes vacías de contenido y aires de grandeza. Pues bien, tomen eso y métanlo en una batidora. Añadan un personaje bíblico también presente en el Islam (porque ya saben... el cine religioso/bíblico siempre, siempre, siempre genera polémica porque siempre hay alguien que queda descontento por una razón u otra), aprieten el botón y... he ahí la mezcla perfecta para el escándalo: Noé.
Guste o no guste Aronofsky, enamoren o exasperen sus películas, hay algo que no se le puede negar y es que es un tipo que comprende el poder visual del cine. Sus películas son imagen pura, como ya demostró en las citadas La fuente de la vida y Cisne negro, y tiene un don para crear imágenes sobrecogedoras, bellísimas, que se quedan en la retina del espectador para siempre. Aquí, por supuesto, está ayudado por unos efectos visuales impresionantes que alcanzan su culmen, como no podía ser de otra forma, en la larga secuencia del viaje del arca, pero es Aronofsky el responsable de esos travellings vertiginosos de las narraciones de Noé o los animales poblando la tierra, o de ese color y ese movimiento de cámara que puebla la película y la hace tan única. Que nadie espere un peplum o cine bíblico tipo Los diez Mandamientos. Esto es cine espectáculo del siglo XXI, con más en común con Jerry Bruckheimer que con Cecil B. de Mille, y a ratos más cercano a Mad Max o Cormac McCarthy que a la epopeya de Charlton Heston (atención al comienzo con esos paisajes desérticos y esos humanos asalvajados) .
Lo que ya es más difícil de ver y muchos no compartirán es el alma que tiene la película. Noé es una película en la que el apabullante despliegue visual se ve si cabe eclipsado por una pasión narrativa sin igual y una historia que apasiona a su director y acaba apasionando a la platea. Es una narración visceral, arriesgada, con la que sabían que iban a levantar muchas ampollas entre los más fanáticos de varias religiones, y aun así ahí está. Noé es una historia de supervivencia, sí, pero también una oda a la naturaleza, una reflexión sobre el poder y la corrupción y una o varias historias de amor. Y en todas esas facetas triunfa porque hay una conexión inmediata entre público y personajes, y eso es así porque el guión alcanza unos niveles de emoción que hacía mucho que no se veían en una película de medios tan grandes. He ahí secuencias como la historia que Noé cuenta a sus hijos acerca de la Creación, toda la última parte del viaje en el Arca, la relación de la familia con los Vigilantes o el peligroso lazo entre Cam y Tubal-Cain, momentos absolutamente maravillosos que entroncan directamente con ese gran cine clásico de Hollywood con el que la película no tiene nada en común en lo formal y visual, pero sí en su fondo, a pesar de lo que puedan decir algunos. Y encima, con ese reparto gigantesco que tiene Aronofsky, poco espacio más puede haber para la queja. Russell Crowe y Jennifer Connelly forman una gran entente desde Una mente maravillosa (son quizá la mejor pareja artística el uno del otro), pero aquí rozan lo excelso. Juntos son el amor en todo su esplendor, ese amor que nunca se marchita pero sí evoluciona para bien y para mal. Por separado, el neocelandés está enorme en todas las facetas de Noé, el padre cariñoso, el siervo de Dios (ese gran ausente por su nombre y sin embargo omnipresente) y el cruel ejecutor lleno de demonios, mientras que Connelle demuestra una vez más que podría emocionar hasta a las piedras si se lo propusiera (atención a la escena en que Naameh recrimina a Noé lo que se propone hacer con unos inocentes). Y qué decir de Emma Watson, que forma junto a Mia Wasikowska y Jennifer Lawrence el tridente de oro de las actrices menores de 25 años del planeta, soberbia en su recreación de una joven que ha de madurar por amor y obligación antes de tiempo, o del cada día más interesante Logan Lerman (aunque le ha tocado bailar con la más fea... el personaje de Ham es ciertamente irritante), o de un Douglas Booth que aporta serenidad y aplomo.
Noé. Un Noé muy humano que, sospecho, es lo que tanto está molestando y molestará a algunos. Fuera prejuicios. Es cine de primerísima categoría. Es desde ya una de las mejores películas del año.

Lo mejor: Casi todo, y muy especialmente la emoción y pasión que desprende la narración y las interpretaciones de todo su reparto (especialmente Crowe, Connelly y Watson)
Lo peor: Es posible que le sobren unos diez minutos en su segundo tercio, desde que la familia construye el arca hasta que comienza el diluvio.
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62 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
TEXTOS BÍBLICOS DESENFOCADOS
Creo que la Biblia es uno de los textos más enigmáticos escritos por el ser humano, y aunque mi lado lógico me hace pensar que todo lo que se cuenta en ella es mentira o es un simple cuento, soy de los que piensan que encierra pasajes basados en sucesos reales pero magnificados hasta el extremo.
Dentro de este contexto el director Darren Aronfsky, considerado por algunos (no por mí) un visionario, se acerca a las sagradas escrituras y más concretamente al Antiguo Testamento. Un tiempo oscuro de la humanidad repleto de cataclismos y situaciones sangrientas, con un Dios mucho más cruel que benévolo.
El problema de Aronofsky es la coctelera a la que ha sometido a la historia, aunque parte de la culpa de ello puede estar en los sucesivos montajes creados por la productora con el fin de contentar a todas las partes.
En la película podemos encontrar, elementos del creacionismo más rancio (Adán y Eva, la manzana, la serpiente, …) mezclados con la teoría de Darwin (que parece filmada por Terrence Malick), pasando por seres de piedra (“los ángeles caídos”) más propios de “El señor de los anillos” y sus secuelas, y escenas oníricas del jardín del Edén, con criaturas luminosas que parecen ser … extraterrestres. Sí, sí, lo habéis leído bien.
Un pastiche descomunal que encuentra el tono en muy pocos momentos y cuyo ritmo es en muchas ocasiones tedioso, como ya ocurría en aquella insoportable película titulada “Cisne negro”.
Y todo además en un intento de crear un contexto histórico totalmente anacrónico y a la vez realista, pero lleno de incoherencias, donde lo de menos es la historieta de los animales y el diluvio, con el fin de dejarnos atrapar en un discurso más propio de la Nueva Era, vestido de película épica postmoderna.
Además aquellos que se atrevan a verla descubrirán como de manera habilidosa se ha escondido de los trailers cualquier atisbo de personajes fantásticos, lo que revela una confianza dudosa para con el producto por parte de sus responsables.
Los espectadores se harán un sinfín de preguntas cuando la vean: ¿de qué se alimentan los protagonistas, del aire?; ¿qué se supone que es aquel incienso que hace dormir a los animales durante 40 días y 40 noches?; ¿cómo los alimentan, por vía intravenosa?; ¿cómo es posible que el villano se esconda en plan polizón sin ser descubierto?; ¿cómo van a repoblar el planeta o es que al final los hijos se acostaran con sus propias hermanas o madres?; ¿por qué Anthony Hopkins parece el abuelo cebolleta?
Aún así me quedo con su enigmática banda sonora y su ambientación, quizás de lo más logrado del conjunto.
En definitiva un producto completamente desenfocado.
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56 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Aronofsky se aleja del relato bíblico y se acerca a Tolkien
Lo tuvo en su mano. Hasta la fecha, no se había realizado ninguna superproducción en pantalla sobre la historia del diluvio por lo que sonaba tentador y mas en manos del cineasta Darren Aronofsky, de quien me declaré fanático desde su inicio y me dejó totalmente enamorado con La Fuente de la Vida (The Fountain) para poco después poner la guinda con Cisne Negro. Sin embargo, cual es mi asombro cuando contemplo que Noé, esa película que antes de su estreno ya se había colocado la etiqueta de "polémica", poco tiene que ver con el relato bíblico. Es cierto que la historia del diluvio no ocupa mucho en las Santas Escrituras, pero había información suficiente para mostrar cada detalle en la película y tornarlo en superproducción. El amigo Aronofsky, acostumbrado a ser especial por el misticismo que rodea a su cine, el cual me encanta, ha tratado de integrar esa faceta en ésta historia, de forma que el resultado no es tan solo ficticio sino que se torna en una fantasía más cercana a El Señor de los Anillos que a la Biblia.

Hay que recordar que ésta película fue una historia en forma de espina que llevaba tiempo clavada el director. Con vistas a la película, plasmó su idea sobre la obra en un cómic que escribió junto a Ari Handel y dibujos de Henrichon. Os puedo decir que es un cómic espectacular y fantástico, alejado de la esencia bíblica y lleno de acción y gigantescas criaturas. Probablemente incluso sea mejor que la película. No obstante, Aronofsky ha cogido la esencia de su cómic y del relato bíblico y ha plasmado una amalgama compleja que como resultado se ha quedado en un triste intento por montar una superproducción. Noé no es una película épica y mucho menos es una superproducción. Pero lo peor de todo, es que lo que ha cogido de esencia bíblica lo ha hecho mal. Por ello voy a pasar a hacer, o intentar, un breve análisis sobre algunas incongruencias que han terminado de hundir, nunca mejor dicho, ésta película. Por lo tanto, ésto conllevará algunos spoilers. Estáis avisados.

En primer lugar, en la película tenemos a "Los vigilantes", unos ángeles caídos que como castigo fueron convertidos en piedras o gólems. En el relato bíblico, esos ángeles caídos eran los llamados Nefilim, quienes bajaron del cielo para transfigurarse en humanos y tener relaciones sexuales con mujeres. Como castigo, fueron condenados a vivir en la tierra, y éstos, hombres de forma gigante, abusaban de los demás, comiendo y violando a su paso. En la película, éstos gólems no solo están arrepentidos, sino que construyen el arca mano a mano con Noé y luchan en una batalla "épica" para finalmente morir y volver al cielo tras haberse arrepentidos al ser "buenos". Ya el simple hecho de ser condenados y luego perdonados, denota una falta de principios básicos con respecto al relato bíblico. Y si ya hablamos de los gólems, apaga y vámonos. Pero aun así, ésto podría resultar hasta representativo por el estilo de Aronofsky, algo visionario, por lo que incluso podríamos saltar ese detalle por alto. Lo que viene a continuación es aun más drástico.
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36 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Lo último en vuelos del Arca de Noé
Qué lástima. Pensé que Aronofsky, cuya carrera es bastante sólida, podía en esta ocasión no solamente mantener a flote el mismísimo Arca de Noé, sino también combinar sus constantes metafísicas con el presupuesto de lujo. Y una vez más no ha sido así, como ya ha ocurrido en otras ocasiones en la historia del cine de Hollywood. Se ve que la maquinaria absorbe al creador (el director, conviene aclararlo ya que tocamos tema bíblico) dando como resultado un despropósito con ingredientes variados: batallitas mamporreras emulando el estilo y casi estética de “Conan” en cualquiera de sus derivaciones, gigantes de piedra a lo Transformers, toque religioso, aunque de lo más alejado del cine más logrado para rozar un tono casi pelum-telefílmico y ciertas licencias que las reservamos por si alguien, aún a pesar de la advertencia decide verla, pero que no benefician en absoluto a la película, y que en su último tercio sobre todo renquea a más no poder y se torna farragosa. No sé si el haber rodado “Noé” a lo De Mille hubiera sido más entretenido o más vistoso, pero a pesar de contar “Noé” con un presupuesto bestial no luce, aunque visualmente pueda ser “bonita” en ningún momento es rotunda, ni solemne ni visceral. Tiene exceso de trucos digitales y por ejemplo, destaco el tramposo diseño artístico del interior del arca que es confuso, no se sabe bien como es por dentro, ya que parece que es más grande que el Poseidón cuando a los guionistas les conviene. Creo que siento preferencia por el Noé que encarnó Huston en la versión que él dirigió titulada “La Biblia: en su principio” y de la que por ejemplo, tenía una de las más logradas bandas sonoras que se han hecho para el cine comercial- religioso, muy arriesgada, y que corría a cargo de Toshiro Mayuzumi. Aquí Clint Mansell hace una miscelánea musical que, como en las escenas de batallas, nos llega a recordar los compases que se utilizaban en los westerns más clásicos cuando atacaban los apaches. Y de colofón, una hermosa canción que cierra los créditos finales cantada por Patti Smith, aunque no pega ni cola. En su guión se apuntan intenciones todas ellas curiosas pero que se van desvaneciendo o no son aprovechadas, perdiéndose en vaguedades. Los actores, aunque discutible la elección de muchos de ellos, se ve algunos ponen intención en ciertos momentos, pero aún así no es suficiente. Ocasión perdida para el cine religioso- espectacular que es un género muy denostado, pero que creo que hoy día es imposible producir, ya que sería conveniente despojarlo de tanto efectito por ordenador, no digo rodarlo en Cinemascope, Todd- Ao o utilizando los 70 milímetros, pero sí que requiere un despliegue artístico y sobre todo técnico de “vieja escuela” que no se puede pagar y en el peor de los casos donde ya no quedan casi profesionales que lo pudieran desempeñar. Por cierto, como detalle de la represión actual que hay en el cine norteamericano, la versión de Huston, del año 1966, retrataba con elegancia los desnudos de Adán y Eva, y aquí se opta en una breve secuencia por poner a Adán y Eva fluorescentes, como si de dos extraterrestres se tratase. Salieron a imagen y semejanza del creador, pero será que ¡hemos cambiado tanto!
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43 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Aronofsky, este no es tu género...
La verdad que cuando vi el título y el director pensé que había un error, el director del Cisne Negro, Réquiem por un sueño, Pi…, películas dirigidas con un sello muy personal y de repente nos encontramos con una película al más puro estilo de superproducción americana, algo no me encaja…este director se ha vendido.

Noé pretende ser un mito cinematográfico pero se ha quedado en un intento de superproducción ya que ni la acción transcurre con fluidez…todo es espeso y lento y lo peor de todo, sin gracia ninguna.

Esto se debe a que no es el estilo de director, Aronofsky es muy buen director pero este tipo de género no es lo suyo, admitámoslo, hay directores que son perfeccionistas en este género, películas que olvidarás muy pronto pero que vas al cine para pasar un buen rato.

Con esa intención fui el domingo al cine, para pasar un buen rato con una película en 3D pero ni a eso llegué, me aburrí como una ostra y eso porque esto no me encaja.

Película de acción o mito histórico, ese es el gran dilema del director…

A él se le dan muy bien los análisis psicológicos del ser humano, sus carencias y sus virtudes pero el cine histórico con esa “guinda” de cine fantástico…la verdad que no.

Demasiadas cosas se presentan…un Noé divino, un padre justo, un gran luchador, un buen marido…demasiadas cosas a tratar, además no te crees lo que estás viendo.

La acción es muy escasa y los diálogos son muy planos y vacíos, además, te esperas el final.

Sin más, muy aburrida, zapatero a tus zapatos, Aronofsky, este no es tu género.
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31 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Esforzada recreación del Antiguo Testamento: venganza, alevosía, vileza y contrición
Darren Aronofsky ofrece una meticulosa, elaborada y costosa interpretación del archiconocido episodio de Noé, desde su tierna y cándida infancia hasta llegar al inesperado pero siempre venerable estado de abuelo y patriarca de una estirpe elegida por Dios y bendecida por una lluvia que no por anunciada deja de tener su devastadora y apocalíptica congruencia narrativa. Podemos hablar de mero pretexto para revivir una época y unos personajes oscuros, maniqueos, taciturnos, fastidiosos y arbitrarios que tratan de sobrevivir en un mundo hostil, lleno de hambre, temor, injusticia y muerte. Tanto atroz episodio parece no tener fin en este grandioso espectáculo que nos lleva al comienzo de nuestra era como recordatorio de que el expoliar la tierra y socavar el equilibrio de la naturaleza nos aboca al inexorable cataclismo.

Tanta caída en desgracia, tanto nombrar a Dios (aún sin nombrarlo o parafraseándolo, para no ofender a nadie, como Creador), la evocación de ángeles caídos o espíritus custodios, de elecciones dolorosas por inhumanas o sobrehumanas, tanto sacrificio, renuncia y culpa acaban por saturar al espectador que no sabe si dejarse llevar por el mero espectáculo propuesto o si debe tomar partido por algún personaje (casi ninguno inequívoco y siempre al límite de sus posibilidades). Hay demasiada información, demasiados frentes abiertos, demasiadas propuestas y demasiados recursos como para dejarse arrastrar, sin más, por las imágenes. A cada rato hay un nuevo retruécano, un más difícil todavía, un desafío o combate aún más lacerante y desproporcionado, una bravata aún más desbocada y temeraria. Lo simple y sencillo parece anatema.

Se puede dejar a un lado prejuicios e ideas preconcebidas y disfrutar del puro espectáculo visual y de la repesca de personajes arqueológicos, pero interesantes e intensos… Pero cuesta obviar que todo ello no deja de ser un estéril ejercicio de estilo más ampuloso que logrado, más forzado que bien resuelto, más ruidoso que sutil. Hay un exceso de efectos visuales y un notorio déficit en la construcción de personajes y conflictos que vayan más allá de lo previsible o de la vulgaridad prepotente y adocenada. Como gran espectáculo descerebrado puede tener un pase, pero a poco atento que esté uno, sabe a poco y deja un indigesto regusto a comida basura: llena sin alimentar, satura sin deleitar, rebosa sin satisfacer.

La hemos visto antes, la hemos visto mejor y no apetece volver a verla nunca más. Decidan ustedes.
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27 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
EL ARCA NO ES DE NOE! ES DE ARCADA
Empezaré por el final, bueno por la mitad.
Desde allá por el año 2.000 en que echaron en pantalla la peor película de la historia (para mi) “Campo de Batalla la Tierra”, no me había salido del cine. Y no es porque no haya visto en estos años películas malas, sino porque ninguna había sido merecedora hasta la fecha de salir por patas. Ese día ha llegado, y tras permanecer en la butaca como un valiente casi hora y cuarto de película he decidido dejar de soplar y pirarme. En condiciones normales la estampida instantánea hubiera sido lo más acertado, pero estar en la última fila y escorado en banda te hace plantearte en que momento debes molestar a los cinespectadores de tu fila para que te dejen pasar o en su defecto, para que aparten las piernas. Al final no he podido resistirme y tras las arcadas pertinentes que me estaba dando el espectáculo, la mejor opción ha sido abandonar la sala y no vomitar sobre nadie.

No me cabe en la cabeza, que el creador de una auténtica obra maestra como “Réquiem por un sueño” haya parido una mierda de tal calibre. Igual es que Daren Aronosky (el director) estuvo sembrado aquel año y le salió redonda la peli, y no podía dar más de si. Pero no es el caso, pues también es creador de: “Pi, fe en el caos”; “La fuente de la vida”; “El luchador”; y “Cisne Negro”. Todas ellas grandes películas.

¿Por qué entonces echa por tierra un status y se lanza al sin paracaídas con este truñaco?

A lo que vamos, la película narra la história de Nóetzenagger… un creyente salvador, mitad Gladiator, mitad Dr. Jekill y Mr. Hide, que tras un viaje de tripi y enfarlopado hasta las cejas (que ni en los mejores tiempos de la ruta del bacalao) moviliza tras una “visión” a toda su familia para visitar a su abuelo (matusalén), un muy viejo ermitaño (por algo dicen “tienes más años que matusalén”) que con sus manos es capaz de crear vida, pero que no puede subir los escalones del barco. Con este viaje, no sólo pretende salvar a la humanidad, sino instruirnos a cada minuto con el fundamentalismo clerical más exacerbado, y con una moralina barriobajera que da nauseas.
El guión de la película, del propio director, es como el juego de la oca (y tiro porque me toca) con un sinsentido de situaciones forzadas y personajes sin desarrollar, que hacen que no te cuadre absolutamente nada y que empieces a bostezar y a buscar una posición cómoda en la butaca (posición que nunca se encuentra) desde el minuto 1.

No sé que les habrán pagado a los críticos que le ponen un “punto verde” en filmaffinity (sinónimo de buena peli). Pero como a mi no me pagan, sólo me cabe decir que es de vergüenza ajena, y si me apuras, una puta mierda (así hablando en choni).

Preguntas sin respuesta? (en el SPOILER)

Atención si vas a ver la película (aunque sólo sea dentro de unos años cuando la pasen por intereconomia) no sigas leyendo, son preguntas que pueden destriparte la película.
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52 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Hace aguas.
Decepción completa. Una de las historias bíblicas que nos cautivaron a muchos de pequeños, pisoteada y maltratada. No sé que pretendía el director con esta versión de Noé. De hecho, se podían haber ahorrado el diluvio (completamente desaprovechado) y poner alguna otra excusa para una buena batalla entre buenos y malos. Claro que entonces habría que cambiar el nombre de la película, pero no me hubiera importado. Y sí, también en esta hay monstruos raros, mas que raros, absolutamente ridículos. Los efectos especiales, señores, estamos en 2014 y me parecía estar viendo volar los pájaros de Hitchcock. (¿será un homenaje al maestro?). El guión también me ha parecido malo, cargado de excusas para ver peleas, golpes y malos saliendo disparados. De la música, sinceramente, no me acuerdo. Propongo ahora una película sobre la torre de Babel. Pero ésta no la iré a ver tan alegremente. Pregunta: ¿porque casi no hay película de acción hoy en día que no aparezcan monstruos tipo transformers o naves intergalácticas o dragones voladores vomitando fuego? Probablemente estoy anticuado, quizá deban hacer caso de otras críticas mas favorables.
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27 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
¿Para cuando el próximo “reset”?
Si no recuerdo mal de la multitud de veces que me lo hicieron leer de pequeño, el Noé bíblico era un hombre apacible que tuvo que aguantar las risas de sus congéneres (y de ángeles cáidos llamados Nefilim) e incluso las dudas en su familia por estar décadas construyendo un arca para un supuesto diluvio que exterminaría a toda la humanidad menos a su familia, la única que no era impura y no merecía morir de toda la faz de la tierra. Él, su mujer, sus tres hijos y sus nueras junto a una pareja de cada especie animal permanecerían dentro de la infraestructura preparándose para el gran momento, protegidos durante los 40 días y 40 noches de diluvio y posterior viaje a la deriva hasta que las aguas bajaran y pudieran encontrar tierra firme. Fueron felices y comieron perdices. The end.

El que haya visto la película habrá comprobado que se parece al relato bíblico bien poco en prácticamente todos los detalles salvo el concepto general y algunos de sus personajes principales. No voy a entrar en comparativas y en consecuencia spoilers pero personalmente me parece más interesante el enfoque de Aronofsky. Salvo para los fanáticos religiosos (que obviamente se han enfadado con la cinta) que se quedan con un feliz cuento sobre el poder del bien sobre el mal, la justicia divina y conceptos similares, el propio relato bíblico ya plantea conflictos morales que el director explora. ¿Hay que seguir a pies juntillas todo lo que te ordena un ser superior? ¿Toda la humanidad merecía morir, no había ningún inocente? Lástima que una vez puesto no vaya más allá en el debate y en la atmósfera oscura que la rodea con un perturbado Noé a la cabeza, prefiriendo el quedarse en el camino haciendo un blockbuster de aventuras que contente y llegue al público general.

Estamos ante una buena película, incluso notable, pero el no ir un paso más allá en muchas cosas, el tener unos correctos que no reseñables personajes y algún detalle más, la priva de lo que podría haber sido una obra épica. Pero entre sus muchas virtudes se encuentran una excelente fotografía, un gran ritmo pese a la variación de situaciones, escenarios y circunstancias, los mencionados debates morales y una historia en la que Aronofsky nos vuelve a mostrar que al ser humano por más que se empeñe en conservar una naturaleza pura, se le impone la serpiente interior. Igual no está mal lo de hacer un “reset” de vez en cuando. ¿Para cuando el próximo?
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14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Vacaciones en el Mar
Hay que tenerlos muy bien puestos para marcarse un trolleo de escala bíblica llevado hasta estas últimas consecuencias como el que se ha marcado Darren Aronofsky con Noé (Noah, 2014) su adaptación “personal” del relato bíblico del arca más famoso del mundo tras el que buscó y encontró Indiana Jones. Y digo esto porque a “Noé” es imposible tomarla en serio, es una de las mayores chuflas y tomaduras de pelo que se ha hecho en tiempo, tanto que me recuerda a cualquier producción de Asylum, a una película chunga del canal Syfy de tiburones que vuelan por los aires o cocodrilos mutados con dinosaurios. “Noé” es épica, pero por el grandísimo cachondeo y chorreo que se pegan a costa de la Biblia.

Me encuentro un poco sin saber dar una valoración de la cinta y esta es la segunda vez que me ocurre con el cine de Darren Aronofsky, me sucedió con “La fuente de la vida” (The fountain, 2006) y me sucede ahora. En aquella fue porque era tan atractiva e hipnótica que a pesar de ser una ida de olla me tuvo fascinado y confundido. Ahora es porque “Noé” es realmente mala y sin embargo me estuve riendo y entretenido durante las dos horas y cuarto (que ya está bien para contarnos una historia que todos sabemos) que dura la cinta, y eso es difícil de lograr, pero no quería que terminara simplemente para descubrir otro momentazo que me hiciera soltar otra carcajada.

Y no lo digo porque sea un ultrarreligioso que me rasgue las vestiduras porque han tocado algo sagrado (eso me da bastante igual), ni porque eso que toca esté bañado de más ciencia ficción (a ver si hacer que una pareja de cada de animales se reúna en un barco para aguantar el apocalipsis no es poca ciencia ficción) sino porque los giros, interpretaciones y situaciones están tan forzadas y de manera tan surrealista que en lugar de la película de un verdadero genio que casi roza la nominación al Oscar con El Cisne Negro y El Luchador, parece Roland Emmerich volviendo a hacer otra de las suyas.



Noé es un descalabro bíblico, un naufragio a escala mundial, un chaparrón del que no se salva ni Dios, un diluvio en el que se ahoga todo el mundo… y podría seguir. Está todo realizado con una factura técnica impecable, una gran banda sonora, unos pelucones de infarto y un vestuario imposible, pero ¿de qué sirve cuando las situaciones están mal resueltas, las interpretaciones rozan el absurdo y el guión parece realizado por unos fumetas hasta arriba de éxtasis?

A su favor está que todo es tan surrealista y malo que hacía tiempo que no me reía así, sus “rizando el rizo” me recordaban a esa joya del humor involuntario que era la serie de “El Barco” y llega un punto en que hasta no me hubiese sorprendido que al final todo fuese un sueño de Antonio Resines.

Noé es ridícula hasta el extremo, es imposible tomarla en serio y como comedia involuntaria es ideal para una tarde con los amigos de risas y cachondeo. Ahora bien, como la película magnífica que podía haber sido dados los medios, el elenco y sobre todo su director, Noé es un fracaso artístico de primer orden del que le costará redimirse.


Lo mejor: Que me lo pasé como un enano riéndome sin parar
Lo peor: es una tomadura de pelo

Valoración: 2/10 por las risas más que nada
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25 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Parece que va a llover...
“Un hombre no se rige por los cielos, un hombre se rige por su voluntad. Te pregunto, ¿eres un hombre?”

La idea de llevar esta historia bíblica hasta la gran pantalla rondaba en la cabeza de Aronofsky desde que éste rodaba Pi, fe en el caos. Financiada por él, amigos y familiares, parecía que se tendría que conformar con trasladarla solo al mundo del cómic pero el grandísimo éxito que supuso Cisne Negro le brindó la oportunidad de firmar su particular visión de la historia del diluvio universal. Pero aun así, el trabajo no fue fácil ya que tuvo que combatir con Paramount para que fuera su montaje el que llegara a las salas de cine de todo el mundo excepto a los países en los que ha sido prohibida. La película es una versión poco fiel del relato original, lo cual no sería un problema si no fuera porque está basada en un texto considerado sagrado por las tres principales religiones monoteístas del mundo. Pero realmente el visionado de esta obra no tiene por qué ofender al creyente de ninguna religión, a no ser que tenga la cabeza cerrada con candado.


Polémicas aparte, adentrándonos ya en materia puramente cinematográfica, tenemos ante nosotros una película técnicamente impecable. Hay varias escenas en las que Aronofsky hace gala de su talento tras las cámaras, especialmente en la narración de Noé a sus hijos sobre la creación del mundo (en la que por cierto, mezcla la teoría de la evolución con el mito de la creación saliendo muy bien parado). La ambientación está lograda en todo momento y los efectos especiales, sobre todo en los instantes claves como el diluvio, son impecables. Seguramente el punto más flojo es el guión, errático en algunos pasajes y sin saber aprovechar algunos otros. En ningún momento se hace largo pese a sus dos horas y veinte minutos de metraje, pero sí resulta bastante irregular. Hay varios detalles en la trama plausibles, principalmente el hecho de que no se conforme con retratar a Noé y a su familia como un grupo de santos sin una sola sombra y al resto de los seres humanos como al pecado hecho carne. Mientras su familia es mostrada como insegura,con dudas respecto a su misión y como llevarla al cabo, Noé es retratado, aparte del hombre justo y honrado del que habla la Biblia, como un hombre testarudo y seguro de su misión llegando hasta el fanatismo. En cambio, a los “villanos” no se les presenta como a seres que hacen el mal por hacerlo, sino como unos pobres infelices que luchan desesperadamente por sobrevivir. Otra posible interpretación de la historia sería una comparación con la sociedad actual, en la cual el diluvio representaría la tremenda crisis económica.


En el reparto destaca enormemente la fantástica interpretación de un Russel Crowe capaz de mostrar todo el progreso del personaje, desde la incredulidad del principio a la implacable firmeza que consigue una vez comienza a llover. Jennifer Connelly, que repite con Aronofsky tras Requiem por un Sueño (la mejor obra del director), en la mayor parte de la trama está poco más que de adorno pero cuando es el turno del momento más trágico, cumple perfectamente con su cometido. Emma Watson está correcta pero vuelve a mostrar actitudes suficientes para convertirse en una estrella. El papel de Anthony Hopkins como Matusalén es prácticamente anecdótico sin embargo siempre alegra verlo participar en alguna película. Ray Winstone interpreta sin problemas el segundo papel más interesante de la película: el del villano el Rey Tubal. Puede que otro actor lo hubiera interpretado con mayor soltura, pero su personaje conforma uno de los aspectos más estimulantes del filme . Lejos de mostrárnoslo como un simple villano que quiere hacer el mal, en todo instante justifica sus actos, llegando al extremo de parecer más coherente sus argumentos que los del propio Noé. Y por si esto fuera poco, nos deja varias frases antológicas donde destacaría la que encabeza esta crítica.

Estamos, por tanto, ante una película con más virtudes que defectos. Seguramente sea uno de los mejores blockbusters del año y aún así las escenas de acción no son el fuerte del filme. El asalto al arca bebe de las épicas batallas del Señor de los Anillos pero resueltas con menor brío. Y ya que sale a colación la trilogía de Peter Jackson, Los Vigilantes recuerdan a los Ents, los hombres-árbol de Las dos Torres, sin embargo estos detalles se compensan debido a los grandes matices de los personajes. Aronofsky vuelve a demostrar aquí su talento para meterse en la cabeza de sus personajes y hacerles descender a sus propios infiernos.

Si el espectador busca una epopeya bíblica al estilo Ben-Hur, La historia más grande jamás contada o Los diez mandamientos, desde luego, ésta no es su película. Si espera ver una adaptación literal y fiel de la narración bíblica, se escandalizará ante el menor cambio pero si no es así, tiene delante una película que mezcla perfectamente la épica y grandiosidad de toda epopeya y el drama más íntimo y agobiante.


Lo mejor: Que no se quede en la simpleza del relato y profundice lo máximo posible, dotando a la historia y al personaje de Noé de una mayor complejidad.

Lo peor: Un guión irregular. Tarda en arrancar con un arranque demasiado pausado, frío y quizás excesivamente reiterativo con los flashbacks del pecado original.
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
La voluntad del Hombre o la voluntad de Dios
Bastan cinco minutos de «Noé» para que queramos salir corriendo del cine. En los cinco minutos siguientes se constata algo que hace que cambiemos de opinión: «Noé» no es una película religiosa. El relato bíblico es sólo la inspiración para contarnos un Diluvio Universal que entraría en el género de acción-aventura, en el que las alteraciones e invenciones respecto a las fuentes cristianas y judías (no os engañéis con eso de que el director es hebreo y se guía por ello) son tan bastas y evidentes que pueden molestar a algunos espectadores. Sin embargo, si asumimos esto, las dos horas y media que nos depara Aronofsky serán mucho más llevaderas y hasta entretenidas, más aún para una película de tan extenso metraje.

Así pues, se nos presentará a un Noé héroe de acción que reparte cates como el que más, un Dios ausente al que siempre llaman «Creador», no creo que sea casualidad; un villano endosado al pobre de Tubalcaín, que es malo por comer carne y dedicarse a la metalurgia, con lo que no puedo transigir; y unas mega batallas con un montón de personas... e incluso con gigantes, aquí llamados los Vigilantes por influencia judaica, pero hasta ahí la fidelidad a los textos originales. A pesar de tener cierta potencia visual que es de agradecer, salta a la vista que la trama fantasiosa y aventurera no es de mucha originalidad ni impacto, cayendo finalmente en un conflicto con un toque de paranoia en el que luchan la voluntad del Hombre y la de Dios. Mucho más cerca del mensaje ecologista y espiritualista que de un credo específico religioso, «Noé» parece decantarse por una propuesta que recuerda al deísmo y en la que el ser humano es quien tiene toda la responsabilidad en el mundo.

El momento Diluvio es con creces lo más logrado, entre otras cosas porque la película cuenta con un tal Clint Mansell que compone una espléndida banda sonora que le da a las escenas una vida impresionante. Todo se ve distinto con esa música de fondo. Los efectos por ordenador no quedan tan bien, sin embargo, cuando se emplean en seres vivos; de hecho, quedan espantosos. Los actores, correctos; la anécdota la puso Douglas Booth, quien provocó numerosos suspiros por la sala de cine cuando apareció como el crecidito Sem; yo prefiero al monísimo Logan Lerman, cuyo personaje, Cam, quizá sea el más rico de todos.

Llamativa y dispersa, a veces férrea y a veces estúpida. Desde luego, curiosa es un rato.
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12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Divino guionista
Aviso previo: cualquier afirmación susceptible de ser considerada un halago es puro sarcasmo.

Era improbable que dejara escapar la posibilidad de comentar esta abominación. Me gusta la palabra "abominación", aunque suene benévola después de ver esta película. Más que película, es una sucesión larga de imágenes aleatorias e incoherentes diálogos que parecen sacados de la mismísima Biblia (!).

Más en spoiler...
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Catástrofe de órdago.
Si tuviera que definirme a mí misma, religiosa no estaría entre los adjetivos elegidos. No he tomado la comunión, jamás asistí a una clase de religión y en las bodas siempre espero en el bar. Así que hablaros de Noé como relato bíblico, no es una buena idea. Así que hablemos de la película como lo que en definitiva es, una pieza audiovisual de ficción.

Tras el despropósito narrativo de Cuento de invierno, Jennifer Connelly y Russell Crowe comparten pantalla de nuevo en otro bodrio de alto presupuesto. Efectos especiales hasta en los créditos, una historia sin gancho, una realización anodina, efectismo y derroche de recursos.… Vamos, lo que viene siendo una súper producción. Aunque para ser más exacta, os diré que esta trata de la historia de Noé, un fanático religioso, obsesionado con complacer a su dios y que, además de haber perdido completamente el norte, es un machista y un maltratador de cuidado. Russell Crowe se pasa la película dando órdenes a voces y maltratando psicológicamente a toda la familia. Peor suerte corre el florero de Jennifer Connelly, empeñada en apoyar al lunático de su marido, dándole consejos en vano, con cara de corderito moribundo e intentando inculcarle una sensibilidad y una compasión completamente ajenas a él. Y Noé, por su parte, ignorando por completo a su complaciente mujer, porque no es más que un burguesito de su época que se encuentra de repente con el paraíso y, obvio, no quiere que nadie entre a su parcela residencial a tocarle las narices. ¿Os suena? Claro que sí. Mientras la familia modelo almacena animales mágicamente adormecidos (otra cosa que no entiendo) en un barco gigantesco, el pueblo, empobrecido, desesperado y gobernado por el clásico villano (encarnación del ateísmo y la ausencia de fe), se amontona a las puertas del pedacito de cielo que ostenta el elegido. Todo muy contemporáneo, ¿no creéis?

Acostumbrados a un tipo de realización y montaje mucho más personal, véase Réquiem por un sueño, Darren Aronofsky sorprende con una dirección correcta, académica y estándar; salpicada, eso sí, con momentos de montaje frenético y fotografía cuidada (marcas muy propias) pero que dentro del conjunto, pierden completamente el sentido, pues la desconexión con el resto de la cinta es más que evidente. La falta de realismo en los personajes es la verdadera catástrofe del film. Mientras el pobre Crowe en cada secuencia está más viejo y fondón, la señorita Connelly luce el mismo rostro atractivo y sensual. No le pintan ni una cana, oiga. Por no hablar del vestuario, comprado todo él en Coronel Tapioca.

No albergaba esperanza de encontrarme con otro Cisne negro, pero viniendo de Aronofsky, tampoco esperaba aburrirme tanto. Y es que dos horas y media de iluminación y diluvio dan para muchos bostezos.
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18 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
¡¡MALDICIÓN BÍBLICA!!
No me importa que cambien, permuten, metamorfoseen la historia bíblica de Noé, pero lo que no le perdono al director es que me aburra y me apabulle con gritos, histeria, e intentos dramáticos para tapar agujeros varios. Porque esta seudopelícula ni siquiera aprovecha los efectos especiales para contarnos la historia, sino que traza una imposible guión, aderezado con monstruos, hombres malísimos ¿?, vestuario y atrezzo imposibles y mucho lloriqueo, todo convenientemente oscurecido y malmontado para que nadie en la sala se entere de nada. Tan solo que Noé tiene que construir una "cosa" que le salve de la ira divina. Pero Darren no es Noé y su "Arcanofsky" se hunde y nos hunde a nosotros con ella. ¡Eso sí, con ganas de convertirme en paloma y salir del cine volando!
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16 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Padre de familia
Darren Aronofsky apuesta a contar una de las historias más conocidas en la historia de la humanidad, la de Noé, basada en los textos del libro del Génesis, pero en una adaptación muy libre y son demasiadas licencias las que se han tomado tanto Aronofsky como Ari Handel, su coguionista, que convierte la historia de la salvación de la humanidad, en un blockbuster de dimensiones épicas, y al mismo tiempo un drama familiar.

En mayor o menor medida, la historia es por todo el mundo conocida, y por lo mismo cuesta aceptar en el relato las licencias, algunas un tanto disparatadas, que se van apareciendo en la pantalla.

Noé es un hombre bueno y justo, con esposa y tres hijos (en la película todos adolescentes), recibe un mensaje de Dios; deberá preservar la creación construyendo un enorme arca y llevando en ella a su familia y todo ser vivo del planeta. Para su construcción, Noé contará con la ayuda de unos gigantes de roca (¿?), que parecieran haber sido sacados de alguna de las películas del señor de los anillos, pero en este caso son ángeles que han sido castigados por dios al haber desobedecido.

La película, larga en su duración, se divide en dos partes; primero cuenta en una secuencia de montaje el génesis, aunque con información que generará segura controversia; las teorías del big-bang y de la evolución mezclada con los textos bíblicos; después el relato llega hasta tiempos de Noé, lo vemos en su hábitat, con su familia hasta el momento de recibir el mensaje divino y el posterior armado de la embarcación, todo esto como un gran espectáculo con trepidantes escenas de acción, y por momentos, más cercano visualmente al cine de Aronosfky.

La segunda parte, después de llegada la tormenta, se deviene en un melodrama familiar intenso, Noé parece no haber entendido del todo el mensaje de dios, su familia se rebela contra él, y Noé no quiere hacer lo mismo contra su creador. En medio del diluvio el relato se alarga innecesariamente, y la película está cerca del naufragio. Las licencias en la historia comienzan a hacer agua por todos lados: La historia del personaje de Emma Watson, Tubal Caín el villano reventón que personifica Ray Winstone, las apariciones involuntariamente cómicas de Anthony Hopkins como Matusalén, el desgarrador drama del hijo de Noé por qué papá no le permitió conseguir novia, etc.

Noé es un espectacular derroche visual y técnico, un film entretenido por momentos pero que conforme avanza el relato va perdiendo fuerza e interés.
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12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La misión divina de Russell Crowe
Plagas, castigos, pruebas a vida o muerte y, como en el caso de Noé, diluvios universales. Esas eran las recetas del Dios del Antiguo Testamento. Una deidad vengativa y cruel con aquellos a los que creó a su imagen y semejanza. Todo lo contrario de la figura divina y redentora que se nos muestra en el Nuevo Testamento tras el advenimiento de Jesucristo, su hijo reencarnado.

Ahora y con miles de años de diferencia, Darren Aronofsky (El Luchador, El cisne negro) apuesta por el Dios vengador para aproximarse a la figura bíblica de Noé, en una película homónima que trata la vida de este personaje desde una perspectiva dramática y, en cierto modo, aventurera, metiéndose de lleno en un mundo de ficción con algún que otro mensaje previsible.

Russell Crowe, el eterno gladiador, se mete en la piel de Noé, un papel que le viene como anillo al dedo por los valores familiares de este personaje. Del resto del reparto me quedo con la satisfacción de volver a ver juntos en pantalla a Emma Watson y Logan Lerman, como ya sucediera en la fascinante Las ventajas de ser un marginado.

Desde luego el casting no podría haber sido mejor seleccionado. Todos los intérpretes están correctos en sus papeles y ninguno desentona; todo lo contrario. Sin embargo, el problema de la película radica en otro estadio: el del guión. Aronofsky surca las aguas -al pelo en esta película- del drama pasando por la aventura y la ficción, pero sin profundizar en ninguno de ellos, dejando un sabor amargo conforme el filme se va desarrollando.

Este agrio efecto se recrudece por la previsible intención de Aronofsky de intentar agradar a todo el mundo y no casarse con nadie -por el miedo al qué dirán, sin duda alguna-; algo que a veces es inevitable negar. Y es que, como es obvio, la historia de Noé parte de una concepción religiosa. No en vano es uno de los pasajes de la Biblia más populares; con lo cual, resulta obligada la aparición de un Dios, el de la tradición judeocristiana sin ir más lejos, creador y causa de todas las cosas que se aparece en sueños Noé para transmitirle su mensaje.

El realizador neoyorkino conoce, como muchos, que de un tiempo a esta parte está mal vista la condescendencia con elementos religiosos, y si son occidentalizados, más aún. Por eso, y con calzado, introduce elementos evolutivos, contradictorios con la teoría de la creación a la que pertenece esta parte de la historia, para contentar a todo el mundo y no naufragar por terrenos pantanosos que, en verdad, ni le van ni le vienen.

La espléndida fotografía y una banda sonora acorde con la épica de las imágenes contribuyen a crear un clima de entretenimiento que, pese a los miedos del director y guionista, consigue sacar a flote una película vistosa y de fácil visualización. Un resultado que, pese a todo, se agradece.

Más datos sobre esta y otras películas en el blog: http://argoderse.blogspot.com.es/
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11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
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