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Una mujer de clase alta, se gradúa de honor como profesora en psicología, y le asigna un puesto en un colegio viejo y decrepito, de un suburbio marginal, días antes de empezar a dar clases, es violada por lo que en Argentina conocemos como patota, que podría traducirse como caterva, que en si querían violar a una mujer que solían espiar, y por equivocación terminan violando a la profesora.
La historia es contada de forma interesante, con varios flashback, y esta filmada con una estética muy lograda, mezclando el realismo sucio, la violencia, con un cierto realismo poético heredado del cine francés de los años 30.
Como historia es rancia, la forma en que la mujer maneja la violación, tratando a cada momento de justificar a sus atacantes, incluso cuando llega a tener pruebas para incriminarlos, es chocante y absurda, además de como tratan de revindicar a los violadores, ese delito es injustificable, y se tiene que pagar con cárcel, todo ese calvario que se auto-impone la protagonista, es patético.
Los diálogos caen en lo declamatorio y moralizante, algo que todavía era común en algunas películas de la época.
La forma en que tocan el tema del embarazo, es típico de melodrama, de los que no quieren lidiar con un tema polémico, y deciden finalizarlo de la forma más fácil.
La interpretación de Mirtha Legrand deja bastante que desear, se muestra demasiado fría en todas las escenas, tanto cuando tiene que demostrar felicidad, como para demostrar tristeza o rabia.
La banda sonora es pésima, con música estridente, que nada tiene que ver con lo que se está contando.

Paulina Vidal-Ugarte se licencia como profesora, en Buenos Aires, con Medalla de Oro. Pertenece a una familia de la clase alta, su padre es juez jubilado; tiene novio, con quien se va a casar pronto, Alberto, así se llama, estudia Medicina y es de su misma clase social. En contra de la voluntad de su progenitor decide trabajar en una escuela de un suburbio, dando clase en horario nocturno a alumnos, todos varones, ya entrados en su juventud. Una noche, al salir del trabajo, es atacada y violada por una patota (pandilla de jóvenes), en la cual hay alumnos suyos, que la confunden con una prostituta. A partir de ahí cambiará radicalmente la vida de la joven en cuanto a sí misma y su entorno natural.

Melodrama con tintes filosóficos y católicos que está muy bien desarrollado por el director, Daniel Tinayre, partiendo de un guion escrito por el dramaturgo, periodista y guionista español Eduardo Borrás.

La utilización del flashback, sobre todo en la primera mitad de la película, resulta muy acertada al dar a la trama un interés creciente. El argumento, con el complejo entramado moral, social y familiar que se le presenta a la protagonista tras su violación, resulta, a la vez que interesante, de una gran profundidad existencial, y tiene una resolución eficaz y hasta cierto punto creíble, siendo esta difícil de conseguir dada la complejidad de toda la situación expuesta. Los conceptos de perdón y redención, desde una óptica cristiana, aparecen bien expresados y resueltos.