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343 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
Logue Save the King
Fíjese en esos planos de un micrófono en el arranque de “El discurso del rey”. En el aire que otorga Tom Hooper arriba, a la izquierda y derecha, como coordenadas de aquello que vamos a ver. Esos planos se repetirán sobre Lionel Logue, un socarrón e insolente terapeuta de trastornos del habla, interpretado por un genial Geoffrey Rush y, sobre todo y en concreto, en todo lo relativo al personaje principal: Alberto Federico Arturo Jorge de Windsor, más conocido como Jorge VI o Bertie para los amigos.

Fíjese en el papel que adorna y completa el fondo y paredes de los planos anteriores. La evolución del mismo, su tonalidad cada vez más clara desde esa destartalada, quebrada y rota pared en el despacho de trabajo Lionel hasta el del hogar y un último recubrimiento protector sobre el lugar donde se va a realizar el discurso. Esa minuciosidad en la puesta en escena, como esa absorbente niebla que dispersa la unión y amistad como funcional anticlímax, es una de las claves para comprender el progreso de un paciente que se transforma en amigo y que, finalmente, se convierte y hace Majestad.

Más allá de una sport movie o show movie de preparación mediante ejercicios cómicos, singulares y chocantes, por razón del ritual ‘Pigmaliónico’ y la regresión psicológica-freudiana, “El discurso del rey” supone una antítesis en la consecución de objetivos de su protagonista. Por un lado, tiene que intentar dar un discurso sin tartamudear que le convierta en un líder en tiempos adversos. Eso supondría un triunfo personal, aplausos y la edulcorada fraternización habitual del género. Pero por otro lado, llega el drama: el discurso trata sobre la entrada de Inglaterra en un conflicto bélico de dimensiones mundiales. Esa interesante dicotomía sobre un héroe que no quiere ni pretende serlo supone un alejamiento sobre ciertos estándares trillados y un acercamiento a la humanización monárquica vista en exitosas cintas como “The Queen” (con Oscar para su actriz principal y reclamo a la corona para papá en la ficción).

El contrapunto a lo dramático lo ejerce la comedia voluntariosa por ver a un Rey espetando tacos, cantando y haciendo ejercicios dignos de la mejor funambulesca. No se engañen porque su éxito en Toronto y en las decenas de premios que va a recoger se debe a factores clave que van desde su humildad en el presupuesto (quince millones de dólares), la punzante melosidad de los diálogos en un libreto notable, la expresiva propaganda revolucionara que comenzaría con la radio y el cine hasta un sutil y atenazado contexto histórico con un Eduardo VIII con tendencia por el exceso, las mujeres doblemente divorciadas y suaves, sedosos y sinuosos claveles nazis de florero.

Colin Firth y Geoffrey Rush están tan soberbios que la abdicación como rendición por parte de sus competidores está perdonada con la amnistía. Lo hacen tan bien que hasta John Lydon de los Sex Pistols, después de ver la película, hubiera tartamudeado al cantar ‘God Save the Queen’.
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199 de 236 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Provoca más satisfacción que deslumbramiento
Si esta película hubiese sido ejecutada por cualquier otra nacionalidad, podría acusársele de pretenciosa y de buscapremios, pero como es inglesa y se da el caso que estas películas los ingleses las hacen como el que se pone una camisa Harvie & Hudson hecha a medida en la mejor tienda de Oxford Street, nos hallamos ante un claro ejemplo de drama de época británico serie media.

Por supuesto los dramas británicos de época ya cuentan con seis estrellas de base en la puntuación, porque siempre reúnen tres requisitos indispensables para una buena película: actorazos de caerse de espaldas, ambientación de caerse de espaldas y una historia que en manos americanas hubiera provocado una debacle del kleenex en todas las multisalas, pero que siendo inglesa, invita más bien a enjugarse discretamente una furtiva lágrima con un pañuelo de encaje.

"El discurso del rey", tan afín a la apreciable "La locura del rey Jorge" narra los acontecimientos que provoca la abdicación de Eduardo VIII en favor de su tartamudo hermano Jorge VI. En realidad lo narrado no va más allá de una anécdota histórica: el rey tartamudo contrata a un especialista del habla con cuya ayuda consigue salir más o menos del paso el día de su coronación y gracias al cual consigue ejecutar uno de los mayores retos de su vida: dar un discurso completo el día que Inglaterra le declara la guerra a Alemania. Una se pregunta si teniendo el rey este problema y no existiendo televisión por aquellos momentos, no hubiese sido más sencillo que un "negro" de voz le hiciese el papel a través de la radio; pero según la película, Jorge VI fue un tío legal y se las vio y se las deseó para poder dar él mismo sus propios discursos.

Resulta admirable que en una película cuyo tema central es el habla, se preste tanta atención al lenguaje visual como al lenguaje oral, evitando la tentación de lo teatral, tan cara a la cinematografía inglesa. Además los rostros de Colin Firth (qué mirada más angustiada y angustiosa) y de Geoffrey Rush convierten en innecesarias las explicaciones. Dos grandes actores que se bastan por sí solos para dar vida a la función y bien arropados por un excelente reparto en el que destaca una enamorable Helena Bonham Carter y el majestuoso Michael Gambon como el padre del rey fallido y del rey tartaja.

Mucha calidad y poca sorpresa para un discurso del rey que veremos si en los próximos meses se transmuta en un discurso de Oscar.
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110 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
¿La mejor del año?...¿seguros?
En un año en que la pelea por el premio más codiciado del mundo del cine parece estar más reñida que nunca, "El discurso del rey" aparece como una de las grandes favoritas.
La cinta de Hooper posee grandes cualidades desde el punto de vista técnico, me refiero a una elegante fotografía y puesta en escena, movimientos de cámaras sutiles que aportan un sello distintivo absolutamente inglés. Los preciosos acordes clásicos de su banda sonora junto a una preciosa fotografía y grandes actuaciones, en especial la de Firth, hacen de esta película una muy buena producción.

¿En que falla entonces? (según yo). Creo que la previsibilidad de la historia es un elemento que quita irremediablemente puntos. Al menos para mi saber lo que pasará en cada próxima escena, independiente si es basado en un hecho real, coarta mucho la evaluación que haré de dicha obra. "El discurso del rey" abusa de lo evidente y en ningún momento nos otorga un giro narrativo, ni siquiera un momento de sorpresa, todo en ella es políticamente correcto, y eso amigos míos, a mi modo de ver, es una carencia.

En todo caso es la típica película (junto con "La red social) que le gusta mucho a los críticos de la academia. Cumple con los cánones de calidad y obviamente es seria candidata. Yo por mi parte me quedo con otras cintas que al menos por un minuto me hicieron pensar y creer que el cine aún puede sorprenderme, y mucho.






PD: Sugiero a los usuarios de Filmaffinity que por favor no lean las demás criticas antes de ver una película o construir su crítica propia, creo que eso mejoraría la variedad de opiniones y visiones respecto a una cinta y además sería más entretenido y ameno leerlas...yo al menos lo hago siempre, no leo nada (salvo la reseña, a veces), luego la veo y después crítico. Mi humilde opinión es que se aprende más y se aporta mucho a la página.
Digo yo...
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104 de 124 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Speech (discurso y capacidad de hablar)
Es una película que se debería ver en versión original ya que el tema principal es la tartamudez del protagonista, Bertie, de modo que con el doblaje se perderán muchos juegos de palabras que realiza junto con otros ejercicios para superar su defecto. En ese sentido me ha recordado ligeramente a My Fair Lady. Pero no sólo de tartamudez trata la película, este problema sirve como "excusa" para indagar en cosas más interesantes como el cómo nos afecta lo que espera de nosotros la sociedad, los traumas de nuestra infancia, o la enorme responsabilidad y carga que es ser rey sin querer serlo.

La escena inicial es imponente y llena de fuerza. Un micrófono en primer plano, el cortante silencio en las gradas de un gran estadio, y los ecos de todos los pequeños sonidos que articula, voluntaria o involuntariamente. Un duque, hijo del rey y hermano de su sucesor, va desnudándose conforme avanza la película, permitiendo al espectador conocer las razones de su inseguridad y ahondando en su problema y lo que este supone. El espectador siente la angustia del tartamudo, que tiene que vivir con su defecto desde que se levanta hasta que se acuesta y que ha condicionado su vida desde su infancia.

La interpretación de Colin Firth es sublime. Como hace de tartamudo, se nota que ha tenido que trabajar muchísimo para que su papel sea creíble (y realmente lo es). Seguramente le darán el oscar, ya estuvo a punto de conseguirlo el año pasado y con esta peli estoy convencida de que se lo llevará a casa. Obtuvo siete nominaciones a los Globos de Oro, más que La red social y Origen, de modo que os la recomiendo.

Hay que verla también por apreciar el British accent, porque Colin Firth lo borda y hace un papelón, y por conocer además un poco la historia inglesa del siglo XX de los años 20 y 30.
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89 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
god save the king
Una de mis tradiciones en nochebuena y navidad es aprovechar la ocasión para coger un resfriado. Ese resfriado oportuno me exonera de la responsabilidad de aguantar la alegría de la nochebuena y el cansancio de la navidad, pudiéndome ir a la cama cuando quiero para curar el catarro. Una vez pasada la festividad de la gula, procuro aprovechar la tarde para ir al cine. Este año le ha tocado al discurso del rey.

Tienen los discursos unas connotaciones curiosas en las personas, pues nos sentimos atraídos por la necesidad de saber cómo piensan nuestros líderes sobre los temas que nos preocupan, y no solo es importante lo que dicen sino como lo dicen, aunque en la actualidad hay auténticos expertos en escribir lo que queremos oír y una casta política que hace exactamente lo contrario a lo que predica. Al final, como todo en la vida, nos quedamos con un detalle, una cita, una frase, que es la importante y estamos a llegando a un punto que hasta para decir las mayores majaderías se adopta un tono solemne y artificialmente afectado.

El discurso del rey no deja de ser una película previsible, en la cual se intenta lavar la imagen de la maltrecha monarquía inglesa, salvando a Jorge VI (padre de la actual Isabel II) de la quema por conspirar contra su hermano y birlarle la corona, contando su historia de superación personal con respecto a la tartamudez y haciéndolo participe del éxito de la segunda guerra mundial, cuando hasta ahora el que se llevaba los honores era Winston Churchill, con su famosa “sangre, sudor y lagrimas” aunque a mí personalmente me gusta esta otra atribuida a el político inglés: “quien me critica por la espalda, lo único que ve es mi culo”

La película distorsiona la realidad puesto que la disfemia desaparece al leer en voz alta ya que los sentimientos y las imágenes mentales no aparecen con la lectura. Si a eso le añadimos una música trascendente, un buen rollito alteza real-logopeda/psicólogo/amigo, un cuidado elenco de actores flemáticos y el apócrifo “basado en hechos reales”, ya tenemos el paquete completo para mandar a los oscar y ganar una o varias estatuillas. Lo que no es desdeñable es la ambientación y decorados muy conseguidos, volver a ver al imprescindible Derek Jacobi y el bosquejo de la figura del díscolo Eduardo VIII, al que se le debe una película tan buena o mejor que este discurso manipulado del rey.

Ciertamente, puestos a escoger discursos famosos en la historia del cine prefiero el de Patton titulado “un montón de estiércol”.
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93 de 127 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El Oscar llama al Rey
No hay duda que estamos ante una de las mejores interpretaciones masculinas de este año (por no decir hasta el momento que escribimos está crítica, la mejor).

Su nominación al Oscar es segura y, probablemente, será el ganador. Estamos hablando de Colin Firth. Un actor cuya delicadeza y matices que aplica a su interpretación convierten un personaje real (en ambos sentidos), histórico, complicado por “su defecto del habla” y su propia personalidad y no tan conocido para el espectador que sea fuera del ámbito anglosajón (a pesar de haber sido Rey) en un personaje cçálido y cercano para el público. Éste empatiza con él.

Pero a pesar de esta glosa sobre el Mr. Firth no hay que dejar de lado que para ello cuanta con un guión y una dirección sólidos que envuelven la carcasa de esta historia basada en hechos reales.

La dirección de planos que utiliza el Director mostrando la evolución de cercanía-lejanía entre los dos principales personajes según el momento de aprendizaje y de negación o reconocimiento de los progresos en la actitud de Bertie (Jorge VI) no sólo ante su tartamudez sino también del ciudadano corriente del cual no tiene conocimiento ni relación.

También es destacable una perfecta ambientación y un diseño de producción nada desmerecedores.

No debemos olvidar nombrar a los otros dos actores que sobresalen. Geoffrey Rush como “Pigmalión” del Rey con ciertos toques que nos recuerdan al Profesor Higgins en “My Fair Lady” y una muy acertad Helena Bonham Carter con una simbiosis con la “abuela” de Gran Bretaña, la Reina Madre, quizá el personaje más cercano y conocido para nosotros. Ambos suenan como nominados a los premios de la Academia.

El conjunto de todos los elementos anteriores hace que estemos ante una buena película, notable y muy apetecible de revisar en VO.
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48 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Dejad que los Oscar se acerquen a Firth.
Discursiva y elegante.
El discurso del rey no parece lo más atractivo sino su encaminamiento. Las ataduras del guión histórico permiten a uno saltarse el análisis de la idea. Más allá del guión, la simpatía por los personajes rozan la perfección y se adelantan como arietes.

La naturaleza excelsamente británica hacen del humor pieza clave en el desarrollo del fundamento. Pero la esencia del film reside en las interpretaciones, sin duda.

Firth vuelve a estar impresionante tras "Un hombre soltero", es quien marca el ritmo y las pautas a la película, y le acompañan dos grandes como Rush y Bonham Carter.

Imperdonable el visionado con doblaje, las voces originales hacen tanto por su bien como por el propio ser de la cinta. El ritmo es asombroso, el humor, benévolo. La dirección es clásica e interesantemente moderna en ciertos planos.

Estupenda película que permitirá que Colin Firth, por fin, sea premiado como se merece.
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39 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Un rey que no sabe hablar... Hummmm, esto me suena.
Me pregunto si un actor sabe cuando le ofrecen determinado tipo de papeles que le están ofreciendo un Oscar seguro. En este caso Colin Firth no podía tener la menor duda; el papel cumplía con dos bazas fundamentales para ganar el codiciado muñequito: es un personaje real (ya van unos cuantos reyes oscarizados, es una apuesta casi segura) y es un personaje con tara física. Un caramelito, vamos. Cierto es que Firth es un gran actor y lo ha demostrado de sobra a lo largo de su carrera pero creo sinceramente que cualquier intérprete con un poco de técnica y oficio lo hubiera ganado igual con ese papel.

En cuanto a la película para mí no pasa de correcta. No soy capaz de ver esa grandiosa historia que otros dicen haber visto y que también la Academia ha valorado. Es técnicamente perfecta, muy british, con una ambientación maravillosa, pero fría, incluso caricaturesca. Bien es verdad que las monarquías son una caricatura en sí mismas, totalmente grotescas y ridículas. Tal vez por eso las historias personales de sus protagonistas conmueven tan poco. Y es tan difícil hacer ficción con ellas sin caer en su misma ridiculez!

O no es ridículo que cuando el mundo se enfrentaba a la guerra más sangrienta de la historia en la que millones de personas iban a morir, este señor que representaba a una de las más grandes naciones estuviera prácticamente obsesionado con no tartamudear en un discurso? Y bueno, que estuviera él mismo tiene un pase, pero que todo el mundo a su alrededor, Churchill incluído, estuviera igual de preocupado, ahí, aguantando la respiración, con una tensión que no veas... no sé, cuesta tragarse ese sapo. Digo yo que Churchill tenía cosas bastante más importantes por las que aguantar la respiración en aquellos días.

Nosotros, sin ir más lejos, tenemos un rey que tampoco es que hable como los ángeles, y sin embargo nos lee tranquilamente todos los años un discurso de navidad sin que se le vea pestañear ni pasar la menor vergüenza. Todo el mundo hace como que no se da cuenta y ya está. De momento nadie ha dicho aquello de "El emperador está desnudo". Con la realeza la cosa va así. Por muy el imbécil que hagan todos miramos para otro lado, tosemos discretamente para disimular nuestro azoramiento y a otra cosa, mariposa.

Por cierto, tengo una curiosidad: ¿habrá algún rey en el mundo que sepa hablar correctamente? O irá en el cargo hablar como el culo?
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47 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
La paulatina decadencia del tío Oscar.
Aunque a veces parezca lo contrario el cine sigue vivo. Todos los años nos llegan de diferentes puntos del globo buenas películas pero en muchísimas ocasiones resulta difícil acceder a ellas por las vías convencionales. No se proyectan en los cines, apenas se les menciona en los medios al uso. El amante del séptimo arte tiene así que indagar por su cuenta y descubrir dichas obras por si mismo convirtiéndose estas en algo privado disfrutándose en la sombra tan ajenas al reconocimiento del espectador medio.

En el otro lado de la moneda nos vemos inundados por el convencionalismo. El cine como fenómeno de masas sigue moviendo hoy en día mucho dinero y detrás de cada proyecto estándar bullen los intereses económicos de manera muy poderosa. Las productoras tienen el poder de la disuasión a través de la publicidad y de la distribución y así van acaparando con las producciones que llevan su sello las salas de proyección, los medios de comunicación y las entregas de premios último eslabón de una cadena alimenticia estudiada al detalle.

Partiendo de estas premisas es del todo comprensible que una película tan previsible como El Discurso del Rey haya sido la gran triunfadora de este año. Triunfadora a todos los niveles tanto comerciales como publicitarios y agasajada con todo tipo de premios y parabienes. Sin embargo se trata de una película muy mediocre. El cine, como arte que es ha de ser evolutivo y El Discurso del Rey nace como una película muy antigua estancada en el pasado. Rodada tal y como se nos presenta hoy hubiera sido una correcta película clásica para ser exhibida en la que fue por otra parte una de las eras doradas del cine: los años 40 o tempranos 50 a lo sumo. Y ni siquiera en esa época hubiera destacado por encima de la media. Adolece de un terrible e insubsanable defecto, antes de verla ya tienes la sensación de haberlo hecho y eso es lo peor que le puede pasar al cine entendido como el arte que pretende entretener, sorprender o emocionar al espectador.

Y como summum de un año cargado de triunfos, el tío Oscar ha venido a rendirle a su vez a este Rey caduco su pleitesía en una ceremonia donde había una vez más un elenco de películas a concurso que eran en general bastante más notables. Se demuestra así como ya viene siendo habitual lo insustancial que se ha vuelto la que antaño fuera la gran fiesta del cine. Todo es estancamiento y repetición en el viejo Hollywood y no hay síntomas de recuperación para los años venideros. Habrá que seguir redescubriendo el cine en las esquinas del talento escondido mientras el tío Oscar recubre sus triunfos con una falsa gloria de mediocridad y decadencia.

https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com
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46 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Típica Película para el Oscar
Esta es la típica película de época, de buena factura, brillante en términos de fotografía, excelente ambientación y correctas actuaciones. Es decir todos los elementos para ser nominada y re contra nominada al Oscar.
No se puede decir que es una mala película: entretiene, esta bien hecha y por nada me arrepiento de haberla visto. La actuación principal es bastante buena y le da credibilidad a la película.
Pese a todo, como buena película con el molde Oscar de los últimos 20 años, conmueve poco, no provoca mayores emociones, resultando una película es fría. Es una historia distante, bien contada, pero no logra involucrar al espectador. Al final uno sale de la sala, habiendo pasado un buen rato, pero sin mayores cuestionamientos.
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26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
BRITISH KING BROADCASTING
Emocionante el discurso: como cervatillo al que se le doblan las patas, arranca vacilante la voz, largas pausas temblorosas, pánico al cortocircuito gutural electrizando el aire (escúchese el archivo digital de la BBC); muy emocionante cómo esa voz se derrama en primera persona por radio hasta un pueblo ansioso de saber si hay alguien al frente de un país al que Hitler amenaza.
Momento histórico, funde lo individual y lo colectivo. Para el registro documental hay material de sobra, pero se optó por la emoción, en forma de música portentosamente acompasada con la voz, mismo aliento, misma cadencia: el ‘Lento’ de la 7ª de Beethoven.
El efecto transmuta al espectador en súbdito británico unos minutos, súbdito con nudo en la garganta.

La dimensión social del momento histórico es conocida: en su día, el discurso se publicó en disco. La individual, la lucha de George VI por superar su humillante tartamudez, es cuanto antecede en la cinta, de elegante clasicismo formal y solemnidad coherente con la magnitud del asunto.

Un tratamiento ceñido a la mecánica, lo bucal, pronto deriva a psicoterapia.
El sofá ante la pared desconchada en la consulta del foniatra es un descenso al abismo para el duque de York, futuro rey. Su alta arrogancia no sólo debe afrontar la sordidez de la barriada sino el tuteo, ser tratado en pie de igualdad por un hombre común que le llama Bertie e indaga sin rodeos temas personales. Tal arrogancia no impide que emerjan confidencias y traumas de alguien criado en casas reales, entre algodones, pero tóxicos: pura carencia afectiva. Lo imaginable: severidad, amor ninguno. Nunca un amigo. Ortopedias dolorosas, hermanos muertos. Cómo hablar si, por palaciegas restricciones, no le han dejado usar su propia voz. Y cómo no temer a la propia sombra. De manifiesto ante alguien que le invita a explayarse; le escucha, y además amistosamente, más entrenador personal que típico doctor.

Nada extraordinario en el guión, pero ambientación y tratamiento de espacios (catedral, salas de palacio) son muy correctos. Hay énfasis inteligente en lo relativo a la dicción, el agobio de los silencios, las expectaciones tensas, la conexión problemática entre cerebro y garganta.
Es otro acierto contrastar la expresividad apocada pero noble del rey británico y la sobrada elocuencia de Hitler, su figura galvanizada por un magnetismo fatal.
Y otro: centrar el relato en cómo una amistad inesperada entre un estirado sangre azul y un paisano de Australia puede determinar asuntos de Estado.

Lo extraordinario es el trabajo lleno de esfuerzo y acierto de Colin Firth, cómo recrea perfecto el tormento sin rozar jamás el estereotipo, y también el de Geoffrey Rush, lleno de genialidad en su creación de Lionel Logue, el atípico terapeuta, singular personaje que de un encargo profesional hace arte humano, con la ayuda de Shakespeare.

Igual que la ayuda de Beethoven crea en el momento culminante algo que probablemente se llama Belleza.
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23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Teta, culo, truanca, pis, follar!!! Foooooo-llarrrr
Interesante y peculiar historia la que se nos cuenta en “El discurso del Rey”, en la que veremos algo más que a un simple monarca tartamudo que intenta superar su problema, ya que más allá de su trastorno lingüístico, se acercaba el período de la Segunda Guerra Mundial e Inglaterra necesitaba a un Rey que mantuviera unida la nación. Que les diese seguridad con palabras cada vez que hablara en público y que sobretodo, les diera apoyo y esperanzas ante lo que se les venía encima.

Para ello, Alberto, Duque de York (Colin Firth), recurrirá a la ayuda de varios logopedas para poder superar su tartamudez, debido a que su hermano, Eduardo VIII (Guy Pearce) no está por la labor de gobernar ni se le ve con perspectiva de ejercer la responsabilidad de su padre Jorge V (Michael Gambon). De entre todos los especialistas buscados, Lionel Logue será el elegido para empezar a superar su problema.

La película me ha gustado bastante porque vemos un trasfondo aparte del problema de dicción que sufre el monarca, en el que veremos la soledad y baja autoestima que sufre. Que tras toda esa arrogancia y aires de superioridad, se esconde un hombre sin amigos, excluido debido a su tartamudez. Un hombre que no se veía capacitado para ser Rey y que por consecuencias adversas (su hermano tuvo que renunciar al trono debido a que se casó con una divorciada), lo fue.

Y es aquí donde Lionel Logue (Geoffrey Rush) juega un papel fundamental en la trama siendo algo más que un simple logopeda para Alberto, convirtiéndose en su amigo. Una entrañable amistad que será el núcleo principal de la trama, la cual iremos viendo como empieza y se va formando.

Evidentemente, el peso de la película recae en los actores Geoffrey Rush ("Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra", 2003) y Colin Firth. Ambos hacen unas interpretaciones muy buenas, destacando desde mi punto de vista la de Rush, quien a mi parecer ha hecho una actuación de 10. No quito ni mucho menos el mérito a Firth, quien realiza un notable trabajo, pero como les digo, si me dan a elegir me quedo con la fantástica interpretación del logopeda. No me olvido de las actuaciones de Guy Pearce ("La máquina del tiempo", 2002), quien a mi parecer, cada vez le dan papeles de menos relevancia, cuando no debería ser así. Lo mismo ocurrió "En Tierra Hostil" (2008) y aquí, pese a que le conceden más minutos en pantalla, realiza un papel que podrían haber exprimido más como hermano de Alberto, Duque de York. Por primera vez Helena Bonham Carter realiza un papel correcto. Las pocas veces que la he visto en películas como “Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet” (2007) o “Alicia en el País de las Maravillas” (2010) ha hecho una actuación infumable.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento por falta de espacio)
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20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¡Dios salve al discurso del Rey!
Antes de que se apagaran las luces en el cine pude observar dos hechos que suelo interpretar como "indicadores de calidad de una película":
1º El gran número de personas que asistieron solas a la proyección.
2º Una media de edad en la sala de unos 40-50 años.
El discurso del Rey es una muy buena película por varias razones: tiene momentos emotivos que se entrelazan a la perfección con otros tremendamente divertidos (todo ello en su justa medida), posee unos diálogos ingeniosos e irónicos y cuenta con unas magistrales interpretaciones de Colin Firth y Geoffrey Rush que bien valen un Oscar.
En definitiva, una de las mejores películas de 2010.
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18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El primer discurso
Film realizado por Tom Hooper sobre guión original de David Seidler, que tuvo tartamudez de pequeño y la superó en la juventud. Se trata de un relato que cuenta una historia sencilla, pequeña e íntima, de superación personal y amistad, disponiendo de un presupuesto modesto, de 15 millones de USD.

Destaca, sobre todo, el notable trabajo interpretativo de los tres protagonistas: el rey Jorge VI (Firth), su esposa Elizabeth (Carter) y el logopeda Lionel Logue (Rush). Los tres entregan unas interpretaciones ricas en registros, de gratificante profundidad psicológica y de una expresividad que transmite al espectador información precisa sobre el mundo interior de los personajes, sus miedos, angustias, temores, deseos e inseguridades. Dotadas de un cierto aire teatral muy británico, aportan al film uno de sus principales valores y, posiblemente, el más destacado motivo de goce y deleite del espectador.

Constituye uno de los principales aciertos de la obra la representación creíble y ajustada de la dimensión humana de los personajes. Situados frente a sus retos personales y a sus limitaciones, los protagonistas llenan la pantalla de sentido humano, hecho de capacidades, limitaciones, sentimientos y emociones. La gestualidad, siempre contenida, aporta trascendencia y profundidad. Los decorados añaden referencias concretas e inteligibles sobre el mundo interior de los personajes, que el guión construye con una acertada y brillante riqueza de tonos y colores. Las palabras de los diálogos potencian el significado de las interpretaciones, los decorados, la gestualidad y los sonidos, que el film trata con atención, énfasis y mesura.

La banda sonora es excelente. Las composiciones para piano solo y para piano acompañado de cuerdas, de Alexandre Desplat, crean atmósferas que en ocasiones destilan una tristeza inmensa, como la que acompaña más de una vez a Bertie y, en otras, describe y elogia la amistad que se establece entre los protagonistas. También el piano desvela la gran ternura y los sentimientos de afecto de Elizabeth hacia su marido. Se añaden dos fragmentos de música de Beethoven que elevan y singularizan dos secuencias memorables: la del discurso (Sinfonía nº 7) y la de cierre sobre los créditos finales (Concierto nº 5).

Mención especial merece el tratamiento eminentemente visual con el que Hopper resuelve la secuencia del discurso. Lo hace con abundancia de primeros planos, movimientos envolventes de la cámara, tomas alternas del rey y del terapeuta y el acompañamiento de una banda sonora espléndida, que convierte el discurso en un prodigio de sencillez y emoción.
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17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Érase un doblaje
Es "The King's Speech" una película de esas que destacan, sobre todo, por sus interpretaciones. Tenemos casos previos como el de "Doubt" (John Patrick Shanley, 2008), que encontraban en su reparto el arma más importante, siempre sin menospreciar otros aspectos que podían ser también dignos de mención. En el caso de la película de Tom Hooper, tenemos un buen guión, sencillo pero efectivo, pero por encima de todo, interpretaciones digna de elogios por parte de Colin Firth, Geoffrey Rush y un buen puñado de secundarios, como Guy Pearce, Timothy Spall o Helena Bonham Carter. Y es una pena que una película de estas características llegue a España totalmente distorsionada: con un doblaje que basándome en el tráiler no es desastroso, pero sí injustificado. Por si en la sinopsis no queda claro, el film va sobre el Rey Jorge VI, tartamudo, y de un logopeda que le enseña a hablar en público. Basándonos en que tenemos dos interpretaciones cojonudas y la clave argumental, la única forma posible de ver (y valorar) el film es en versión original (con o sin subtítulos, a gusto de cada cual).

Ha habido casos similares, pero no tan extremos. Mucha gente se quejó de la interpretación de Leonardo DiCaprio en "The Blood Diamond" (Edward Zwick, 2006) sin tener ni idea, o haciendo oídos sordos, al hecho de que su papel se basaba en gran parte en modular la voz y en imprimir un acento a su personaje. Su doblador no es malo, pero en ciertos casos tampoco puede hacer magia. Constantino Romero es probablemente el mejor actor de doblaje que hemos tenido, inevitablemente ligado a la figura de Clint Eastwood. En "Unforgiven" (Clint Eastwood, 1992), el cineasta interpretaba el papel principal a través de un hilo de voz particular. Romero, con su experiencia, no fue capaz de emularlo. "The King's Speech" tiene el mismo problema pero multiplicado por mil: los tartamudeos de Firth son genuinos, no pueden imitarse. Y si se pueden, su doblador habitual es incapaz de hacerlo sin parecer una parodia.

El doblaje como tal no es malo, no es éste un ataque contra esta profesión. Pero en casos extremos, como el que nos ocupa, no sólo sobra sino que distorsiona la calidad real de una obra. Vaya por delante que he visto "The King's Speech" en versión original; como debe verse. Y espero que cualquiera que se moleste en leer estas líneas haga lo mismo. Sólo así puede valorarse verdaderamente el esfuerzo de Firth, que por segundo año consecutivo (tras "A Single Man") demuestra que es mucho mejor actor de lo que parecía en el pasado. Afortunadamente ningún estudio de doblaje de España ha tenido la idea de reeditar "West Side Story" en DVD con versiones de las canciones realizadas por los ex-concursantes de Operación Triunfo. Pero visto lo visto, con el tiempo, no sería de extrañar.

P.D: ¿Y la película? Buena. Sin excesos, con modestia y buen empaque. La banda sonora de Desplat hace el resto. No es la joya que se dijo, pero merece la pena.
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29 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Tener fe en la voz interior
Cada cual tiene sus fobias ocultas. Hay quien tiene fobia a las alturas, a la oscuridad, a los espacios cerrados y reducidos, a volar en avión, a los perros, a las ratas, a las cucarachas, a las serpientes, a conducir vehículos motorizados, a las enfermedades mortales, a las muchedumbres, a hablar en público, a hacer el ridículo… Miedos desproporcionados, a menudo inconfesables, que son más frecuentes de lo que imaginamos.
Las fobias, según aventuran las hipótesis psicoanalíticas, tienen su origen en experiencias que han sido traumáticas para el individuo. O también puede ser suficiente con que se observe, en alguien sentimentalmente próximo, una reacción de pánico ante un estímulo o agente que le resulta amenazador. Las fobias se adquieren tanto por exposición directa a un peligro real o imaginario, como por asimilación de las conductas de las figuras con las que se mantiene un estrecho contacto.
Lo realmente malo llega cuando las fobias afectan al desarrollo de la vida normal. Unas se pueden paliar y disimular; otras no. En cuanto el individuo en cuestión es sometido a la situación desencadenante del temor irracional, los niveles de estrés se disparan y pueden llegar a bloquear la capacidad de respuesta mental y/o física, o incluso desencadenar agudas crisis de angustia.
Quien padece de estas disfunciones psicoemocionales, sufre una tortura constante cuando lo que más teme es algo con lo que no tiene más remedio que apencar cada día.
Por ello, para un rey debe de ser muy mortificante tener verdadero terror a hablar.
Jorge VI de Inglaterra lo tenía. Criado en las rígidas costumbres de la etiqueta real británica por un padre severo, algo hizo que la lengua se le trabara. Tal vez el sentirse empequeñecido, poca cosa ante la imponente efigie de un hombre al que probablemente veía más como rey que como padre.
La tartamudez es un problema mental en numerosos casos. El aparato fonador del afectado no suele presentar anomalías. Pero el obstáculo se halla en pasar del pensamiento a su articulación oral. Una inseguridad aplastante tira por los suelos la autoestima y origina que uno no confíe en su propia valía. De modo que las palabras se atascan en la boca, no queriendo salir porque uno no se valora y cree que va a decir algo estúpido de lo que los demás se van a burlar.
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20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
pepe lipi cupu lipi tapa
Después de mucho tiempo sin pisar un cine -veo las pelis en casa- pasé por uno y justo estaba por comenzar El discurso del rey. Me interesaba ver algunos de los candidatos al Oscar. No podría haber elegido peor film para mi vuelta a los cines. Reconsideraré mi error. Pésima peliculita académica, formal, sin ninguna vitalidad cinematográfica, como les gusta decir a los críticos, totalmente previsible, aburrida, con peleítas 1, 2, 3, colocadas en los lugares correctos que parecen determinados por computadora. Buena actuación de Colin Firth, aunque reiterativa y cansadora -estaba mucho mejor en A Single Man-, actuaciones maquietísticas de todos los demás, Rush incluido, una Helena Botham C. llena de mohines y un espantoso Derek Jacobi componiendo el malo de la película, ridículo y vacío. Muchos grises, azules y verdes horribles en la fotografía, siempre igual, como si en los salones de la realeza no existieran los tonos cálidos... de vez en cuando... Y para colmo de males un final enjundioso, horrendo, en el que pareciera que es más importante no tartamudear que la declaración de guerra que se anuncia. En fin, pobrísimo cine, del peor. Recuerdo con mucho más placer a Shirley Mc Laine y su Madame Sushatzka, que sí emocionaba, en la misma línea de las películas con redención final etc. etc.
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31 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
LA PELÍCULA MÁS SOBREVALORADA DEL 2010
Por fin he podido ver una de las películas que más esperaba de este año 2010, tanto por los comentarios que vas leyendo, paso por Festivales, premios...

Pues bien, era una de las más esperadas y la que más me ha decepcionado. En la película todo parece perfecto: actores notables (que no sobresalientes, no se si por la planeidad de algunos personajes o porque la decepcionante Dirección de Hooper, con primeros planos, desenfoques constantes...), diseño de vestuario magnífico, dirección artística impecable, ... todo perfecto... menos la Dirección: simplista, sosa, intentando dar retazos de modernidad a una historia que no los requiere.

En cuanto a Colin F. el actor ante el cual todo el mundo se quita el sombrero... yo no me lo quito para nada, me lo quito ante Javier Barden (la mejor interpretación másculina de este año con diferencia). Colin F. esta muy solvente, es muy buen actor no lo discuto, pero acaba cansando en el film. Dicen que es el papel de su vida, para nada, el papel de su vida fue el maravilloso personaje interpretado en A Single Man, donde borda una interpretación contenida, milimétrica, mediante la cual podemos conocer al personaje que interpreta solo con una mirada y un movimiento de cuerpo, sin que tenga que tartamudear para que le digan que bien modulas la voz. El Oscar se lo deben por la anterior no por esta fallida película que nos acupa.

Lo Mejor: Una uníca escena, la discursión paseando por Hyde Park del futuro Jorge VI y su "doctor del habla". Sólo en ese momento es donde Hooper demuestra tener algo de mano izquierda para dirigir.
Lo Peor: Que se haga creer que este es un buen film digno de todos los honores.

Tal vez no soy del todo justo pero salí del cine muy decepcionado, por ello le doy un 5, por la Dirección Artística, Vestuario y el buen hacer de los actores.
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22 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Eggpañoledd!!
Todo el mundo se pregunta cómo es posible que a Tom Hopper se le ocurriera una historia tan extravagante sobre un rey al que le enseñan a hablar. Bueno, todo tiene una explicación. Poca gente sabe que el director es un fiel seguidor de los discursos del rey Juan Carlos, los cuales ve cada dia de navidad sin falta reunido con su familia en Valdetranquillo. He aquí, en exclusiva, un extracto de lo que pasó las navidades previas a la creación de esta película:

(el rey empieza el discurso)
Me congdatula edtar una nadidad mad con vodotdod y decoddadod que don fechad de pad y fdatednidad entde nodotdod. Edtamod ante (blablabla)

(la abuela se desespera): ¡Que alguien le enseñe a hablar, coño!

Y así surge El Discurso del Rey, que acabó tratando sobre un rey tartaja británico para que el gran público pudiera apreciar en inglés los lapsus linguísticos del monarca de marras.
Pero atentos.
Si de un incidente en apariencia insignificante salió una peli tan buena, no me quiero ni imaginar la segunda parte (ya está confirmado: El Discurso del Rey 2 se estrena a finales de año), la cual se centra en las singulares aventuras de cierto presidente durante su comparecencia conjunta con cierto primer ministro ruso. No hay nada confirmado, aunque se rumorea que quieren a Rowan Atkinsson para el papel protagonista, y yo no puedo más que relamerme esperando a verle diciendo aquello de "para estimular, para favorecer, para FOLLAR..."

Como supervillano se dice que habrá cierto adversario político algo pasadillo y beligerante que dijo aquello de "pues si se ponen tontos les metemos un cañonazo". Sin olvidarnos, por supuesto, del momento cumbre de la diplomacia española en los últimos tiempos:
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16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
¡Doctor, doctor, me se lengua la traba!
Repita conmigo: a, e, i, o, u, bla, ble, bli, blo, blu. ¿Fácil, no? Pues para los que padecen problemas de dicción no tanto y menos si su vida laboral se ve irremisiblemente encauzada al discurso público. Imagínense ustedes si además la audiencia son los tropecientos millones de habitantes del país en el que usted reinará como legítimo soberano. Pues este hecho verídico, la tartamudez de Jorge VI, padre de la actual reina Isabel II, y su relación con el peculiar logopeda Lionel Logue, es el centro neurálgico del film de Tom Hooper.

Tras un intento frustrado de comunicarse con las masas en el estadio de Wembley y después de acudir en vano a multitud de médicos para tratar su disfunción, el futuro monarca se da por vencido en su empeño por hablar correctamente; no así su esposa, que contacta con un profesional de métodos estrambóticos pero efectividad constatada. Del encuentro entre Logue y el atribulado Jorge VI (Georgie para los amigos) surgirá una relación doctor-paciente inaudita y sin precedentes en la historia de la familia real británica.

Lo curioso del caso es ver cómo un hecho tan globalmente pequeño, la tartamudez de un hombre, puede tener tanta importancia en el curso de la historia por su posición como representante del país y el contexto histórico previo a la II Guerra Mundial. Curiosidad que se traslada al cine de manera muy académicamente correcta, con mordacidad controlada (ver los cómicos ejercicios de insultos al respecto) y sin subvertir demasiado los órdenes sociales, no vayamos a cuestionar el papel de las monarquías de occidente… Coñas sediciosas aparte, el film es bueno pero quizás le falte una pátina de intensidad dramática algo más profunda para llegar a entusiasmar, por esa contención tan típicamente británica y ese aire de qualité que suele rodear a las producciones “de prestigio” de la Gran Bretaña.

Lógicamente lo que destaca es la impresionante labor de sus excelentes protagonistas, Geoffrey Rush y Colin Firth, que demuestran sobradamente porqué son dos de los mejores actores británicos de los últimos tiempos; su recital interpretativo está fuera de todo cuestionamiento, lástima del efectivo pero meramente funcional trabajo de Tom Hooper tras las cámaras. Aún así, una notable historia de corte clásico digna de ver, bien hecha y mejor interpretada.
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14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
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