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107 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
La única película española que se puede considerar, con justicia, de género policíaco.
Ver a Alfredo Landa empuñar una pipa y decir "devuélveme el mechero o te quemo los huevos", mientras come un plato combinado en un bar de carretera con las cintas de Bordon 4, Eugenio y Jeannette al fondo, no tiene precio.

Este es el terreno en el que mejor se mueve Garci, a mi parecer: el retrato costumbrista de la España de los 70’s y 80´s. El colegio cántabro de árbitros, Francisco Medina, Ponferrada, La Gran Vía madrileña y una genial partida de mus (la escena más auténtica que creo haber visto jamás en cine), dan pinceladas al lienzo de una sociedad que aún cojeaba con la pata de palo de la dictadura.
Si este fuese el argumento de la película, sería un coñazo, como lo son tantas y tantas obras al respecto. Pero Garci lo utiliza sólo de trasfondo, no es más que la tela rugosa y en blanco del dibujo.

Porque en la película hay policía, prostitución, tabaco, boxeo, armas y, sobre todo ello, un caso. Si hay caso en una peli de detectives, hay guión. Y, generalmente, si hay guión, hay película. No hay más. Lo demás es metralla.

Alfredo Landa resulta meritoriamente convincente en el papel del detective Areta, un investigador privado de esos que salen en las películas, como dice él: “un tipo duro y solitario que trata de sobrevivir en una sociedad podrida gracias a un trabajo sucio”.
Un tipo al que sólo le conmueven su novia, la hija de su novia y Nueva York.

Cuando El Piojo por fin visita Manhattan, su corazón es una roca de hielo y una gélida mirada al Madison “Escuare” Garden es todo lo que Areta puede regalar ya a La Gran Manzana.
Sólo la venganza tiene cabida ahora en su interior.

Por el guiño a Woody Allen, por su ritmo, por el barbero, por Santa Claus patinando en el Rockefeller Center, por los diálogos, por los giros de guión, el tono anaranjado de la época y su melancólica, nostálgica y triste banda sonora,
un 7 alto.
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281 de 303 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Cracks de todo tipo
Sorpresón, señores. Sorpresón de los buenos. “El crack” es española y tiene un título infame, pero es un peliculón como la copa de un pino. Y es que a veces -solo a veces- fiarse de las recomendaciones de usuarios con cierto criterio y credibilidad tiene premio. Como en esta ocasión. ¿El culpable? Sí, claro. Su nombre es Crúpulos. Sines Crúpulos. Leed su crítica. A la voz de ya. Porque cuando escribe en serio (o medio en serio), también es un crack. Un puto crack. Vaya si no.

Pero bueno, después de esta breve sesión de baño y masaje (absolutamente merecido) pasemos a hablar de la peli. Aunque poco podré añadir a lo que ya ha expresado mi colega, por descontado. En cualquier caso quisiera subrayar, sobre todo, que la peli de Garci es, efectivamente, una de las mejores muestras de cine negro que ha dado el cine español. Un trabajo redondo en el que todas y cada una de las piezas corroboran de qué coño estamos hablando cuando aludimos al ‘engranaje perfecto’ de una peli.

Empezaré por el guión. La historia no es sólo buena. Está bien narrada. Lo más curioso es que siendo como es una peli que huele a bocadillo de calamares y a copa de Soberano destila, a su vez, un aroma genuinamente americano. Paradójico pupurri fruto, sin lugar a dudas, de la ferviente devoción de Garci por Hammett en particular y por el cine clásico norteamericano en general. Luego están los personajes. Interpretaciones al margen (Landa está soberbio en la piel de Germán Areta), no falta ni sobra ninguno: el subalterno chorizo, el dandy cabrón, el barbero charlatán... Y por si fuera poco, una exquisita pátina melancólica magistralmente administrada (textura fotográfica, banda sonora,...) le pone la guinda a esta pequeña joya de reivindicación perentoria y clamorosa.

Pero tal vez lo mejor de todo sea ese espléndido tributo al Madrid de la transición. Un tributo que -como buen catalán- ya quisiera yo que alguien, algún día, le dispensara a mi querida Barcelona.
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103 de 110 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
!Qué grande es el cine! Hoy: "El crack" de José Luis Garci.
Don Joaquín María Bartrina y de Aixemús fue un poeta catalán, por tanto español, que vivió muy poco, apenas 30 años, pero que nos dejó una obra lírica de alto valor. Uno de sus versos más famosos es aquel que decía aquello de:

Oyendo hablar a un hombre, fácil es
acertar dónde vio la luz del sol.
Si os alaba Inglaterra, será inglés,
si os habla mal de Prusia, es un francés,
y si habla mal de España, es español.

Esto también nos ocurre a los españoles con nuestro cine. Que hay centenares y centenares de películas abominables ya lo sabemos, pero también es cierto que cuando sale un buen director nos cuesta mucho reconocerlo. Eso pasa con José Luis Garci, uno de los mejores directores españoles que hay en activo, y un hombre que tiene un hueco en letras de oro para siempre en la historia de nuestro cine.

Dentro de las joyas que tenemos en su filmografía, una de las perlas más valiosas es sin duda “El crack”, una de las mejores películas españolas de los ochenta.

Su mérito es doble, en primer lugar consigue que la tristeza que inunda cada fotograma de “El crack” sea sana y no depresiva, pero es que además logra hilvanar lo personal con lo novelesco dentro de la narración como pocas veces se ha visto.

E igual que el gusano que se convierte en espléndida mariposa, el señor Landa nos regala la transformación interpretativa más memorable de nuestro cine. La democracia había llegado y el Landismo había muerto, perdimos un subgénero pero ganamos un actor como Don Alfredo. Excelente José Bódalo, acercándose a su mejor momento que lograría un año después con “Volver a empezar”.

Para el final dos motivaciones más para ver la película, la primera la música de Jesús Glück. ¿Recuerdan algo más hermoso? A mí se me hace complicado. La segunda el retrato vivo, apasionado y cercano de ese Madrid inolvidable que no volverá jamás porque entre todos nos lo hemos cargado.


Por cierto en mi opinión y uniéndome al debate de la película, el boxeador más grande de todos los tiempos fue Joe Louis, 12 años seguidos en el número uno y 25 defensas del título, además de ser un ejemplo para la comunidad negra rompiendo todas las barreras raciales de la época es suficiente para otorgar el oro al “Bombardero de Detroit”.
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96 de 108 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Y Alfredo Landa se convirtió en el genial detective Germán Areta
No es Clint Eastwood rodando sobre algún vistoso Ford Custom del '66 entre los edificios de San Francisco buscando malhechores en “Harry el Sucio”. Es Alfredo Landa en “El crack” encarnando al detective privado Germán Areta, en un Simca 1000 Barreiros recorriendo la Gran Vía madrileña de inicios de los años 80, después de zamparse un filete con patatas en una sombría tasca con suelo cubierto por cientos de servilletas arrugadas y palillos. Con un estilo claramente inspirado en el cine estadounidense, ésta película no deja de ser una joya del cine español, enterrada y olvidada por muchos y merecedora del más grato de los homenajes, recordándola humildemente al menos desde las líneas de esta crítica. Ya desde su primera escena se vislumbran las buenas maneras de una gran película y se garantiza que pasaremos 119 minutos que seguro acabaremos agradeciendo por la gran calidad de la cinta en su conjunto.

¿Quién es Germán Areta? Según sus palabras, “un tipo duro y solitario que trata de sobrevivir en una sociedad podrida gracias a un trabajo sucio”. Un detective privado que tiempo atrás fue policía y que hoy, revólver al cinto, se dedica a realizar todo tipo de investigaciones menores que se verán desplazadas por el nacimiento de un caso mayor. La nueva historia que le trae su recadero-detective “Moro” (Miguel Rellán), -un antaño delincuente reinsertado en la sociedad gracias a la confianza brindada por Areta- pinta aparentemente de forma convencional, pues parece un trabajo bastante sencillo: encontrar a Isabel Medina, la hija de un misterioso cliente. Isabel escapó años antes del hogar familiar y se refugió en los brazos de un universitario que acabaría siendo locutor de radio en la SER. Después de interrogar al profesional de las ondas, comienzan a aparecer complicaciones en el caso hasta estar envuelto Areta, también conocido como "El Piojo", en algo demasiado gordo para lo que acostumbra.

Pero esto no evita que a pesar de ser un solitario de rostro melancólico, disfrute de agradables momentos en compañía de una amiga (María Casanova) y la pequeña hija de ésta. Con ambas consigue estrechar unos lazos que superan el cariño y prácticamente entre los tres, forman una familia. También tiene algo parecido a un amigo, su peluquero, que no para de hablarle de Nueva York y su puente de Brooklyn, a la par que plantea debate sobre cuales eran los mejores boxeadores de entonces.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
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43 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La mirada del piojo
Madrid, años 80. Garci decide filmar una película en homenaje a su querido Hammett, que tantas historias ha dado a la literatura y el cine negros. Pero no sólo será un homenaje al género noir. También retratará Madrid como nadie lo ha hecho. Cada fotograma de la Gran Vía, Callao, Princesa... deja transpirar su amor por esa ciudad, acompañado de una bellísima melodía de piano. Perfecta la ambientación castiza y auténtica del Madrid de finales de los 70. La partida de mus inconmensurable. El combate de boxeo fantástico. El atraco del bar de carretera magistral. Y el jamón... de pata negra.
Gran parte del mérito reposa en los actores: La mirada del detective Areta esconde una melancolía inmensa, combinando el carácter rudo y helador con la ternura más entrañable. Confieso que esa mirada inicial no hacía que me creyese a Landa como un tío con cojones, pero les conmino a que vean la película y comprueben lo duro que puede llegar a ser. La niña es una de las cosas más bellas de la película, un osito al que dan ganas de abrazar. Mención también para un excelente Miguel Rellán, con esos ojos de yonqui perfectos para su personaje. Y cómo no, el barbero. Sus historias sobre los combates de su ídolo Rocky Marciano no tienen precio. Grandes también las escenas rodadas en el Rockefeller Center de NY.
Una trama fantásticamente entrelazada. Sin embargo, le priva del 9 los minutos que transcurren a partir de la venganza final. Tras semejante shock al director le tiembla el pulso. Por suerte, las dos últimas ejecuciones son estupendas. La mejor peli de Garci sin dudarlo.

Ahora comprendo por qué Blanca se enamoró de sus ojos. Gracias de nuevo, Edu.
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34 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un esplendido Bogart de coñac, tabaco y bocata de calamares.
El rotulo de inicio del arranque de la película es totalmente definitorio: A Dashiell Hammett. No podía ser mas claro Garci en cuanto a por donde van a ir los tiros. Esta película requiere un poco de esfuerzo y complicidad por parte del espectador. Esfuerzo para imaginar a Alfredo Landa de Bogart ( Un Bogart no de puro y copa de bourbon, sino de “Café, tabaco y bocata de calamares”, como se dice en una escena) para verlo empuñar un revolver casi mas grande que el y resultar creíble, para no imaginar que en cualquier momento va a mandarlo todo al carajo y se va a largar a perseguir suecas, para verlo como tipo duro, lanzar golpes testiculares certeros, esfuerzo para imaginar ese Madrid feo, castizo y misero como podría ser el Chicago de los años 20 o Los Ángeles de los años 30. La apuesta fue arriesgada y podía haber sido fácilmente menospreciada o incluso ridiculizada, pero lo cierto es que Garci sale bastante airoso, y joder, me lo creo. La película se sustenta en buena parte en la memorable interpretación de Landa. Esa melancolía en la mirada, esa manera de fumar, esa ternura que desprende en la relación con la novia y la niña…

Como puntos débiles, la trama, cogida con pinzas, y en la que Garci mete, a veces un poco con calzador, todas las constantes del cine negro americano clásico ( La emisora radiofónica nocturna, los clubs, el combate de boxeo, incluso el apoteósico final en el mismísimo New York) y lo mezcla con esos toques típicamente cañís ( La timba de mus, los bares de carretera inequivocamente españoles con botellas de Soberano y cintas de Los chichos, el futbol) , el tema musical, totalmente obsoleto a día de hoy y metido machacona y constantemente (La película gana en potencia al llegar a Nueva York y cambiar el tema por una adecuada melodía de Jazz), y además en los momentos mas inapropiados, y la pésima interpretación de María Casanova (La niña lo hace mucho mejor).

Se nos muestran muchas tomas de un Madrid gris y deprimente, y Garci no puede esconder su cinefilia más nostálgica con esos planos de las fachadas de los cines Rialto, Ideal, Callao, Capitol. Como escena, me quedaría con la secuencia genial de Areta llegando a su apartamento, coge su copa, se sienta en la cama, se enciende su cigarro y el plano de su foto, con la novia y la hija de esta, y el revolver delante de ellos, magistral plano de una serenidad y sobriedad magnifica, y magistral presentación de los personajes de la novia y la hija. Garci sabe rodar, de eso no ay duda.

No es una obra redonda, pero es una apuesta notable, necesaria, nostálgica, valiente, sincera.
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22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Areta investigación
Estamos ante una de las mejores películas policíacas y de cine negro de nuestro cine español. Una película que acopla muy bien el thriller norteamericano a realidades “nacionales”. Es una película que bebe mucho del cine negro norteamericano y también del estilo de Dashiell Hammelt, al que el propio director le dedica la película.

Tiene una historia que engancha y un ritmo muy apropiado. Pero lo que más llama la atención son sus personajes, especialmente el protagonista. Es todo un antihéroe, alguien que lleva escrito en la cara la desilusión de la vida, una especie de amargura, de tristeza, un pasado que le pesa y el cual desconocemos completamente. Pero a la vez es alguien de mirada dura y penetrante. Y es alguien que en medio de la soledad de su vida, a empezado a encontrar ilusión por algo.

La interpretación de Landa es del todo portentosa, es algo completamente fuera de serie, algo nuevo en su filmografía y donde él demuestra que no es un actor encasillado, sino todo un actor de pies a cabeza. Lo mismo le sucede a María Casonota que es una extraordinaria actriz. Y destacar la especial aparición de José Bodalo, uno de los mejores y más grandes actores que ha tenido nunca nuestro cine español.

Es una película que reflexiona sobre la soledad, la desilusión, la traición, la amistad, la búsqueda de la felicidad... Hay escenas realmente maravillosas, por ejemplo toda la parte de Nueva York, en plena Navidad, y Areta andando por sus calles, solo, y con esa mirada suya. También esta la escena del arranque en el bar, una de las mejores tarjetas de presentación para un ex policía. Y toda la escena de los títulos de crédito, cuando sale del bar y se dirige en la soledad de la noche hacia Madrid, con una mirada que lo dice todo sin ni siquiera hablar.

Destacar la música de Jesús Gluk, sobre todo esa portentosa adaptación de “Merci Cherie”, una melodía que va tan bien con el personaje, y con esa mirada de tristeza y de desilusión que transmite.

En definitiva estamos ante uno de los mejores trabajos de J.L Garci, una pequeña gran obra que no pueden perderse los amantes de este género, ni a todos aquellos que les guste una buena película.
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21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
MARAVILLOSA
Maravillosa película de cine negro, donde destaca la prodigiosa actuación de Alfredo Landa, no se porque no se hacen más películas de este tipo y calidad, en el cine español no estaria al nivel que está.
A destacar tambien la preciosa música, y la magnífica dirección de Garci.
Una de las mejores películas españolas de todos los tiempos.No perdérsela
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21 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El piojo, investigador privado.
Navidad de 1981, Madrid está nublada y fría, igual que Germán Areta (alias El Piojo), un investigador privado al que le encomiendan la misión de encontrar a la hija de un hombre atormentado y misterioso.
Este curioso investigador cuenta, por supuesto, con la ayuda de su fiel vasallo, El Moro, un delincuente aparentemente reformado que le ayuda a moverse en los barrios bajos de la ciudad, bien interpretado por Miguel Rellán (Bacterio en la serie "Compañeros" pero con melena).
Humor negro, timbas de mus, intriga y grandes dosis de emoción y tristeza me han llevado a calificar esta película como Muy Buena; ser producto made in Spain debe darle un plus, demostrando que aquí también puede hacerse buenísimas películas como ésta, aunque Garci no sea santo de mi devoción, me levanto y aplaudo quitándome el sombrero.
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25 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Impávido.
Muy gratificante película del muchas veces interesante J.L.Garci -en ocasiones, un latazo- sobre la vida de un ex policía en el Madrid de finales de los 70 y primeros 80 del pasado siglo. Cine negro y de homenaje al género no solamente indisuimulado, sino que es constante referencia durante su metraje: Bogart, policías buenos y malos, héroes malditos, dobleces humanas varias, el boxeo, la imposible victoria completa de los bueno, etcétera. Garci no escatima ni una sola referencia a lo que se percibe que le (nos) gusta, y sale victorioso con ese Madrid de Gran Vía medio anocheciendo y de madrugada que le sirve como telón de fondo.
Y Landa. Un Lando estupendo, con el modo "Actor soberbio" ya encendido para la que fue su gran década interpretativa; un papel que combina la absluta contención gestual con una mirada a veces tierna y otras implacable según se tercie. Excelente, poco que añadir a su estupenda actuación. Una María Casanova también enorme, y con una vulnerabilidad en una secuencia tremenda y dura donde las haya magnífica. Y los demás también a gran altura, destacando al "Verano Azul" Tejada, al profesor de "Compañeros" Rellán y del eterno Bódalo.
Altamente recomendable.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Qué grande puede llegar a ser el cine.
No hace falta nada más (ni nada menos): talento. Y esto es lo que le sobra a esta película. Buen guion, buena dirección y estupendísimas actuaciones. Podría pasarme una hora hablando de lo bien que lo hacen los actores (Landa el primero, por supuesto, pero no el único), pero creo que con que os leais cualquiera de los otros comentarios ya os quedará eso más que claro.

Me encanta que haya gente tan buena en el mundo del cine (no me refiero solo a los actores, sino a todo el equipo que contribuye a ello) que sean capaces de crear personajes tan sumamente carismáticos, de los que siempre te acordarás, porque para mi, y aunque la historia en sí me gusta mucho, esta película se basa, sobre todo, en los personajes.

Es que me ha encantado tanto esta película que no sé que más decir. Supongo que tan sólo puedo daros un consejo: DISFRUTADLA. En serio, os va a encantar. Y si no es así hacéoslo ver.
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14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Una película repleta de homenajes
Lo primero que quisiera destacar es el bigote de Alfredo Landa, constituyendo el rasgo más destacable en la fisonomía de un personaje que acapara todo el peso de la película. Pero ese hombre, Germán Areta, destaca por cosas más importantes que su bigote ochentero, él es alguien bueno en su profesión y sobre todo, aunque parezca una ironía, mejor persona. La composición del carácter de nuestro investigador privado no es porque sí, José Luis Garci es hombre de cine, empapado de arriba abajo de los grandes clásicos del cine negro norteamericano, de manera que lo que vemos en el personaje interpretado por Landa es fruto de ese conocimiento. Ahí queda el gran homenaje que supone la película entera y que acaba siendo una muestra de cine negro español bien hecho, con un guión correcto, coherente, y sobre todo con un protagonista que funciona.

Sin embargo hay más homenajes, el que hace a una ciudad como Madrid en esos primeros años de los ochenta me ha producido una envidia sana, y es que como barcelonés me hubiera encantado que "El crack" se hubiera desarrollado en mi ciudad. No conozco nada parecido que se contextualice en Barcelona. Lo que realmente importa es que José Luis Garci consigue entretener con una película que en su media parte parece enfangarse y pierde ritmo y que sin embargo se acelera en su último tercio. Tanto hablar de Nueva York con su amigo barbero, de verdad, ¿alguien se imaginaba que Alfredo Landa acabaría subiéndose a uno de los famosos taxis amarillos en la ciudad de los rascacielos? ¿No se trata de otra muestra de respeto del director por tan buen cine referenciado en la ciudad estadounidense?

No es una obra maestra, personalmente cuando aparecía la protagonista femenina miraba para otro lado, su atonía interpretativa no es un lastre, directamente es un agujero negro, sus intervenciones hacen daño por lo malas que son. Por suerte en mi memoria permanecerá ese inicio demoledor en un bar de carretera y la presentación de Germán Areta, los huevos que le echa (hablando en plata) plantando cara a unos atracadores es algo que no creo que vaya a olvidar.
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Garci se reinventa y acierta
Estimado Domiciano,

Garci abandona, de manera tan excepcional como acertada, su estilo habitual para sumergirnos en una historia de detectives a semejanza del cine negro americano.... pero con protagonistas muy de aquí y Madrid como escenario (una vez más, antes de empezar a rodar en el norte).

A la vez, Alfredo Landa se mete en un registro que, si bien no era el suyo hasta la fecha (el mal llamado landismo), termina bordando sin la chuleria exagerada que solemos ver en este tipo de personajes cuando se hacen en España. Excepcional, tanto en su vertiente profesional (detective) como personal (con María Casanova).

Se mezcla todo, se agita bien y tenemos "El crack", a la que me cuesta comparar porque no se han hecho cosas parecidas. Hay que verla.

Nota al margen: para los que Garci les resulte un poco pastel, verán en éste su mejor trabajo.
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13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Harry el piojo... pero eso, es ya otra historia...
El crack no es solo la historia de un tipo duro y solitario que trata de sobrevivir en una sociedad podrida gracias a un trabajo sucio, va más allá, se adentra en el Madrid de los '70, donde el mus le gana la partida al póker, el de los combates de boxeo a plena noche y donde los barberos tienen apellido italiano. Es la historia de vidas gastadas, de programas de tarde que te dejan frío, la historia de traidores arrepentidos y de guapos con medallas y mucha chatarra que lo controlan todo en un policíaco sin policías, sin tiroteos ni persecuciones.

En interpretación Alfredo Landa está mayúsculo, magistral, es el Clint de Harry el sucio y el Pacino de Serpico, poniéndolos a disposición de estilo y personalidad, descubriendo un personaje totalmente nuevo, duro, incorruptible, de frases ingeniosas y al que se le endulza la mirada con una niña en los brazos.
Mencionar también a María Casanova que encandila y rompe el corazón cuando se pone al teléfono con voz entrecortada. Los demás se hacen notar a pesar de sus papeles secundarios, destacando a José Bódalo en su conversación en el bar.

En dirección Garci teje a sus personajes con cariño y pulso firme en un lienzo de largas escenas dando a los interiores profundidad y detalle y pintando cuadros en los exteriores de las dos ciudades llenándolas de magia. La banda sonora ayuda a esa magia con tracks más tristes que un blues para el gris madrileño y sonidos de jazz a base de saxo para el frío y nocturno Nueva York.

En definitiva si te gustan las policíacas no hay otra española mejor en el género, y si admiras a Landa es totalmente imprescindible que lo veas estirando su bigote con gesto pensativo en este film de intriga a caballo entre la Gran Vía y la quinta avenida. Lo mejor es la dirección de un Garci notable, la actuación de un Landa sobresaliente y las imágenes de la capital española y la metrópoli estadounidense. Lo peor podría ser su lentitud, un abuso de tópicos policiales o un excesivo ambiente americano en Madrid. Sin embargo pienso que Garci hace de la lentitud paso firme y de los tópicos y el ambiente un producto propio y completamente genuino.
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11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El crack es José Luís Garci
Con la llegada de la democracia la censura cinematográfica pasó al olvido lo que se tradujo, entre otras cosas, en el "destape" y la vulgaridad más absoluta. Sin embargo, en medio del pozo en el que entró nuestro cine, José Luís Garci fue uno de los pocos que se mantuvo más interesado en la propia calidad artística que en otra cosa. De este modo, con "El Crack" realizó uno de los mejores títulos, no sólo de los ochenta, sino de nuestra filmografía. Se nota a la legua que Garci ama el cine y aquí no se ha privado de homenajear al propio séptimo arte (referencias a Bogart, a Coppola, a José Sacristán, a "Apocalipsis Now", a "Toro Salvaje") sino a todas aquellas pasiones del director madrileño: el boxeo, la novela negra, Dashiell Hammett, "El Halcón Maltés", Nueva York, el cine negro, los detectives privados, el tabaco, en fin, su aprecio por la cultura norteamericana, en todo su extensión.

Se puede alegar que "El Crack" es un intento de trasplantar el cine negro estadounidense a nuestro país, haciendo de German Areta (Alfredo Landa), un Harry el Sucio local. Así es, pero no sólo es eso sino que lo que hace Garci es una especie de fusión entre lo americano y lo español. Pasando por el propio protagonista, prototipo del español del montón, la película respira por los cuatro costados de lo autóctono: bares en la carretera, comida de menú y una botella de vino tinto, máquinas tragaperras, José María García en la radio, el fútbol, las partidas de mus, Mortadelo y Filemón, Televisión Española, etc.

Entrando en la película, Garci realiza uno de los escasos intentos de cine negro en nuestro país, y, la verdad, lo hace de una forma muy notable. Aunque algo lenta en su desarrollo y con tono un tanto frío, que le impide ser todo lo emotiva que pudiera haber sido, "El Crack" es una obra que rezuma tristeza, desesperación y melancolía, ayudado en este sentido por una excelente banda sonora. Apoyada en un buen guión y una clásica historia detectivesca, Areta, el piojo, se mueve en un mundo donde la corrupción y la bajeza campan a sus anchas. Diría que la tristeza de "El Crack" es estructural pues viéndola se entiende que resulta imposible establecer justicia dada la maldad de ciertos individuos (SPOILER). En este sentido, hay que alabar a Garci, que lleva el cine negro, la sordidez humana y el dolor, hasta las últimas consecuencias.

No puedo terminar sin un par de apuntes. Estamos en 1980-1981 y el aborto era visto como un auténtico crimen, una aberración. Quien nos iría decir que unos años más tarde sería lícito y más tarde se convertiría hasta en un derecho más. Como hemos cambiado. Por otro lado, y espero que no se molesten mis lectoras, el poco cerebro femenino es de tal calibre que ya entonces los hombres las engañaban con el viejo cuento de que "voy a dejar a mi mujer" cuando ni siquiera existía el divorcio. Si, el tipo, podía coger las maletas y huir de casa pero nos olvidamos de que cualquier tipo de "separación" era un escándalo mayúsculo que se evitaba como la peste. Suponía le exclusión social, las críticas, un freno en la carrera profesional y hasta un trauma para los hijos. Pues aún así, muchas lo creían.
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Las vidas de Germán Areta
El conocimiento enciclopédico que del cine tiene José Luis Garci no es algo que vaya a pillar a alguien por sorpresa, su programa de televisión "¡Qué grande es el cine!" demostró esto con creces regalándonos todas las semanas algunas de las mejores veladas que un servidor ha podido disfrutar frente al tubo catódico. Sin embargo, y mal que les pese a sus (cada vez más numerosos) detractores, Garci es también un enamorado de las imágenes y un genuino cineasta de corte clásico (con todo lo bueno que ello conlleva).

"El Crack" es buena prueba de ello, un homenaje a las raíces de un género poco cultivado en nuestro país, aunque con notables ejemplos como "Los Ojos dejan huellas" o "Apartado de Correos 1001". Alfredo Landa compone un Germán Areta para la eternidad, un personaje que queda en la memoria del espectador mucho más tarde de haber dejado la retina, una composición casi "lemmoniana" (de Jack, por supuesto) que lo convierte en el más grande entre los grandes.

Pero, como no iba a ser extraño en la filmografía de Garci, la película está plagada de guiños cinéfilos y notas para el alumno aventajado que redondean una historia enormemente entretenida. Sin animo de desvelar nada, les remito a una escena cercana a "Los sobornados" de Lang, en la que... bueno, cuando lo vean sabrán a que me refiero.

A destacar el gran elenco actoral, no sólo Landa está magnífico, tenemos a toda la pléyade propia del Garci de la época: Miguel Rellán, José Bódalo, María Casanova... Un lujazo y un film a rescatar del olvido.
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Declaración de amor
Hablaré del amor y también de la bondad, si es que no son la misma cosa.

Como canta Sabina: "no soy un tipo de esos de la lágrima fácil", pero esta película me toca todas las putas fibras sensibles que tengo. Estoy hecho de cine, de esta película. Desde lo mas ñoño a lo más soberbio. Desharía cada uno de los fotogramas de la película y los tendría acompañándome allá por donde yo caminase, por donde mis botas quieran. Con sus diálogos y su música.

Todavía no he encontrado en mi imperfecta relación con el cine una declaración de amor más contundente y bella que esta cinta. Hay muchas mejores películas. Pero aquí encontré amor del de verdad, del que no necesita decir te quiero. Al cine negro clásico. A Madrid. A Nueva York. Al boxeo. Al mus. A tu chica. A su hija. A la profesión, la que sea. A la radio. Al humo.

Y además ... le sale una gran película, que lo es. Personaje principal gigantesco, Landa es la dignidad, perdón, La Dignidad. E icónicos Rellán y Bódalo. Repletos de humanidad. María Casanova es la bondad infinita. La música de Jesús Gluck. La fotografía de Manuel Rojas. Gran montaje, exactitud en el ritmo, en el encuadre. Habrá a quien no le guste, pero "cada uno tiene su estilo de contar" (Cárdenas).

Costumbrismo, las expresiones chelis, los motes, café, tabaco y bocadillo de calamares, traición, Rocky Marciano, el Madison "Escuare" Garden, y aquel peso welter "que no tenía cintura" pero eso es otra historia.
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Sólo el bigote le da fuerza a Landa.
Garci, experto conversador entre sombras y aroma de tabaco, de las grandes obras del cine, de los legendarios combates de boxeo, incluso de famosos literatos, desarrolla una historia a su gusto considerando que nunca podría faltar en su filmografía una obra de cine negro.

La historia del crack está enganchada con fuertes hilos a su característica forma de crear, enlazando su pesimismo de base, moderado, sí, con una fuerte melancolía ambiental. Todo en el crack es, paso a paso, un modelo del recetario esencial para la construcción de un caso típico del solitario y duro detective privado: las charlas del barbero y los ratos con la novia; la perversión oculta en el poder financiero, la corrupción y los personajes secundarios que aparece en escena. Ahora bien, si hablamos de los personajes malévolos hay que decir que les faltan inmensas dosis de crueldad y violencia explícita. La música no es la acertada, es estridente y mal sonora en la parte final, cuando se impone en el noir la melodía suave y llena de misterio. La fotografía encuadra perfectos bloques de paisajismo urbano, de acuerdo, pero anodinos y alejados de la trama, son como un recetario de postales cuando lo que debía haber para completar lo auténtico del género serían exteriores sórdidos, rincones oscuros que aumentaran la tensión narrativa.

El trabajo artístico es aceptable aunque Landa queda como un detective demasiado plano por pura necesidad porque su vis cómica puede traicionarlo en cualquier momento. A pesar de la secuencia inicial, en la película peca de blando. Faltan tiros, faltan muertos por doquier y, además, no corresponde el estólido carácter del detective con el cariñoso comportamiento cuando aparece la niña, dónde ahí sí aparece su pasado landista. Marlowe, con un niño, como mucho hubiera mostrado media sonrisa.

Eso es en definitiva lo que se echa de menos en la película: un ambiente particular, propio de una historia original, sin modelos concretos o con ellos pero adaptados a las bases de cine negro; creo sinceramente que a la película le falta una gran dosis de inspiración teniendo en cuenta lo escaso del argumento.

Garci, dedica la película a Dashiell Hammett, que además de gran escritor fue un destacado activista político; aún así la historia del crack me resulta más de Raymond Chandler, y en concreto de “El largo adiós”, o, tal vez sea una mezcla, pero una mala mezcla en la que se prescinde de la ironía, el erotismo y el descaro de la buena novela negra.

El cine de Garci es el drama, romanticismo, historias costumbristas, más la fotografía y la técnica... Se echa de menos la creación. Más Impresionismo y menos arte de salón.
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29 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
LUCES Y SOMBRAS
Considero que es una película entretenida y superior a la media habitual del cine nacional, tocando además un género poco utilizado en España como es el cine negro. Pero la he vuelto a ver por segunda vez recientemente, y llego a la conclusión de que hay cosas muy buenas y otras nefastas, a saber:
Buenas: Buen argumento y buena interpretación de Alfredo Landa, en un papel que rompía con lo hecho por él hasta entonces. Óptima dirección de Garci.
Malas: Nefasta interpretación de los secundarios, especialmente Maria Casanova y el actor que hacía de padre de la chica desaparecida. El único secundario aceptable es Pepe Bódalo.
También me parece bastante repetitiva la música de la película.
En suma, luces y sombras.
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
EL ÚLTIMO ASALTO
Buena trama típica de film noir acerca del detective privado, antaño policía, que, pese a su aspecto físico, oculta gran inteligencia y habilidad, dones que habrá de emplear a su máximo nivel para descubrir la verdad sobre un caso aparentemente sencillo (la desaparición de la hija de un industrial) que se complica sobremanera.

José Luis Garci se permite, a caballo entre Madrid y el mismísimo Madison Square Garden, hacer un homenaje cinéfilo, a la par que devuelve al cine nacional la vertiente más serie del registro de Alfredo Landa, cuya composición de "El Piojo" es increíble. El resto del reparto acompaña, con especial mención a María Casanova, al gran José Bódalo, Miguel Rellán y Manuel Tejada.

La nota puede parecer un poco abultada para un argumento muy bien resuelto pero poco original a fin de cuentas, pero hemos de trasladarnos a la valentía de rodar este tipo de género en aquel panorama del cine nacional. La dirección de actores está en su punto álgido y, aunque larga, no se hace pesada. Landa, desde el hoy ya mítico opening, deja claro que podía con aquel nuevo reto en su carrera.

Una verdadera pena que aún no exista una correcta edición en DVD de esta pequeña joya que es una verdadera perla de la cinematografía española a comienzos de los 80. Además, igual que otros directores con personalidad, Garci deja en "El crack" muchas de sus aficiones, estilo de vida y esencia (el boxeo, la radio por la noche de madrugada, etc).
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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