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2 Críticas de los usuarios

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6
Embrión, una obra próxima a otro tiempo
Generalmente el cine español suele ofrecernos historias tópicas y efectistas sobre la guerra civil, drogadictos y prostitutas en ambientes hostiles, o comedias ligeras que en muchos casos son subproductos de las series televisivas de éxito que se hacen en este país. Pero afortunadamente nuestro cine no vive exclusivamente de este tipo de producciones. De vez en cuando surgen obras que tratan de desmarcarse de esta línea, directores con su propio estilo y personalidad que buscan su camino, el camino que les lleve a hacer un cine de calidad próximo al arte, no a fabricar productos destinados exclusivamente al consumo de palomitas en las salas de cine. La película de la que hablaré en estas líneas es un ejemplo de este tipo de cine, una película diferente para un cine diferente.

El joven director Gonzalo López nos presenta su primer largometraje, Embrión, remake del film “The Embryo Hunts in Secret” que dirigió el japonés Kôji Wakamatsu en 1966. De esta manera, la opera prima de Gonzalo se convierte en el primer remake oficial de un film japonés hecho en España. Rodada en un intervalo de tiempo de tan solo 14 días y contando con un presupuesto de 15.000 euros, Embrión nos cuenta mediante una estética rompedora dominada por un blanco totalmente opresivo, la peculiar historia de Carlos (Sergio Bernal) y Jenny (Mariona Tena), dos personas que pese a compartir muchas horas del día al trabajar juntos, en su interior viven en mundos completamente diferentes el uno del otro. Una noche Carlos y Jenny van al piso de éste a tomar unas copas, pero lo que parecía el preludio de una relación sexual acabará por convertirse en algo totalmente distinto al adivinar Jenny las verdaderas intenciones de Carlos, secuestrarla.

A partir de ese momento se desarrollará una intensa relación entre ambos personajes. Carlos es una persona completamente alienada, en cierto modo un inadaptado social lleno de complejos sexuales, con unas ideas políticas y morales, o amorales, muy fijas y afines al comunismo. Ella en cambio es un individuo más dentro de nuestro sistema consumista, simplemente se deja llevar por él e intenta prosperar alcanzando sus objetivos, siempre de carácter lucrativo. Durante el secuestro, Carlos intentará hacer ver a Jenny su verdad, la que él considera única e inamovible, pero finalmente se dará cuenta de que sus ideales son más próximos a lo utópico que a lo real, ya que en el mundo en el que vivimos no resultan prácticos. Jenny será quien le enseñe esta lección en su período de cautiverio, y ambos consiguen enriquecerse de su intercambio de puntos de vista.
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16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Contra el mundo contemporáneo
La relación del cine con el tiempo siempre ha sido estrecha. Incluso podríamos decir que el cine ha sido utilizado como una forma de resurrección de mitos: ahí tenemos, por dar el ejemplo arquetípico, a John Ford y al western. Sin embargo, también se puede rescatar del pasado tiempos no míticos, e incluso se puede hacer con objetivos políticos. Esa es la idea de la que surge "Embrión", la primera película de Gonzalo López. "Embrión" es una versión contemporáneo de un film que Koji Wakamatsu, dirigió en los 60. Y es sobre del brutal cambio que han dado el cine y la política en estos 40 años, donde Gonzalo López construye las bases de su film.
La película gira alrededor de Carlos, un marxista convencido, un individuo de los que oficialmente ya no existen, rémoras de una década en la que la izquierda pareció que iba a cambiar el mundo. Y durante toda la película es así como se nos muestra a Carlos: un hombre que se ha equivocado de década, que quiere vivir en un mundo que ya no existe y vive en un mundo en el que sólo puede existir disfrazado. Pero a pesar de ser un fósil del pasado, la existencia de Carlos es real, presente: no puede evitar sentirse despreciado, humillado. No puede dejar de amar, incluso si ama a un producto del sistema al que desprecia. En el fondo, "Embrión" es una muestra de lo que sucede cuando chocan un pasado del que se rehuye y el presente...

Tanto la dirección como la fotografía aumentan la sensación de extrañeza que siente el espectador al enfrentarse a la película. Una dirección basada en largos planos-secuencia, y una fotografía de un blanco extremo, en digital, colaboran a formar una puesta en escena aséptica, a diferencia de la película de Wakamatsu. Tal hecho tiene una doble vertiente; por un lado, y aunque parezca paradójico, expresa mejor el ruido y la furia de la conciencia política de la época, sumada a la angustia del personaje principal. Por otra, trata de hacer del film una abstracción, cosa que, quizás, sea contraria a los propios postulados de la película: dibujar personajes de hiperrealismo casi houellebecquiano para realizar una metáfora es contradictorio. Pero la duda que me queda es esta: ¿es posible hacer un film con afán pedagógico con una estética que puede sacar al público de la película?

"Embrión" es un film extraño, furioso, que conjura al pasado para despertar a una conciencia política que su director considera adormecida, una lucha por poder volver atrás y subsanar los errores cometidos, para que los olvidados tengan otra oportunidad. Cuenta con unas interpretaciones muy interesantes, particularmente la de Sergio Bernal: interpretaciones que pueden ser fácilmente minusvaloradas por hacer personajes más ambiguos que lo que recomienda la moda.

Pero más allá de muy pocos errores conceptuales o formales, y algunos más en el plano técnico, debo admitir que se agradece un film como "Embrión" dentro del panorama del cine español.
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