arrow

16 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
El perseguidor
Fui a ver esta película porque Chet Baker es uno de mis músicos preferidos. Por eso mismo esperaba encontrar algo más que un repaso a sus temas, que ya conozco de sobra. El resultado no decepciona, aunque desconcierta un poco: revisa la vida del protagonista sin seguir un orden cronológico, a través de los testimonios de sus ex-mujeres, ex-hijos y ex-conocidos, de una forma que al principio parece algo caótica. No se empieza a comprender el asunto hasta que se va acercando el final, cuando uno se da cuenta de que lo que se nos está presentando es una mezcla de ficciones contradictorias, encabezadas por las del propio Baker.

Chet no fue un músico prometedor perdido por la droga. Chet fue, como el Charlie Parker que retrató Cortázar, un perseguidor. Alguien que desde el principio buscaba algo, ni él mismo sabía qué, y que como Parker logró sobrevivir aferrado a su trompeta, a la deriva (lo que sería una buena traducción del título).

Una de sus parejas lo presenta como un esclavo de la droga, pero probablemente las mentiras de Chet, su autocompasión, su afán de provocar también la compasión de quienes le rodeaban, se debían a algo más profundo. Algo que se intuye conforme avanza el documental.

Pero sólo se intuye: el documental no lo cuenta. Porque esta obra exige un esfuerzo del espectador, que debe, a partir de los materiales que se le ofrecen, reconstruir la figura de Baker. Una película que, como la buena literatura, es también obra del espectador.

Lo dificultan un poco (al menos para mí) la fotografía, ese blanco y negro tan duro, y la reiteración en ese movimiento de cámara que se mueve sobre una colección de fotografías mientras escuchamos conversaciones fragmentarias o mentiras de Chet.

Y es que sobre estas mentiras y ficciones, sobre el patetismo del rostro destruido del músico, sobre las no menos patéticas escenas de las películas de serie B en las que participó, sólo queda algo auténtico: su música.
[Leer más +]
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Su voz
La voz de Chet Baker acaricia. Su ritmo pausado, tan cercano a la canción de cuna, acaba envolviendo. Como una mano que aprieta casi imperceptiblemente un hombro; como pasear al final de una tarde; como rozar una rodilla o como un abrazo de verdad. Calidez sería la palabra. Ternura magullada, la definirían.
Este documental, en que lo único interesante que sale de la boca de Chet Baker es su música, supone un acercamiento a su personalidad. Después de casi dos horas, por fin, los últimos minutos consiguen empapar al espectador de algo más que no sea pose o actuación. -¿Recordarás estos días como algo bonito?- le pregunta Bruce Weber al trompetista ya casi al final. -Diablos - responde - no puede ser de otro modo- y, pensativo, concluye: "Aún así, esto ha sido un sueño... Estas cosas no suceden en la vida real.
[Leer más +]
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Imprescindible para cualquiera que aprecie la música de Chet Baker
Documental de 1988 sobre la figura de Chet Baker, sin duda uno de los mejores trompetistas del s.XX, tal vez no tan innovador como Miles Davis, pero de una sensibilidad, lírica y profundidad estremecedoras... tanto tocando la trompeta como cantando. Tenía una voz que era el complemento ideal a las notas de su trompeta, suave y profunda, alargándo las notas hasta parecer que fueran a romperse.

El documental recorre su vida personal a través de entrevistas y momentos con él, así como con personas que tuvieron importancia en su vida, creando un cuadro complejo, en el que se aprecia la dificultad de su personalidad. No se escatiman sus enormes problemas con las drogas, provocando una gran lástima ver su decadencia, aunque mantenía su talento como salta a la vista en su actuación en Cannes un año antes de morir.

La narración de Bruce Weber, en un acertado B/N como no podía ser de otra forma, no es complaciente en ningún momento y formalmente es muy bella. El pulso entre las respuestas de las ex-mujeres de Chet es vibrante, así como la posibilidad de ver la diferencia entre versiones de los hechos de Chet y la de las otras personas que los vivieron... Y es de agredecer que permita sonar la música de Chet Baker en varios momentos, porque sin ella no se podría entender el personaje y apreciar la tristeza, la belleza y el lirismo que hay detrás.

En resumen, imprescindible para cualquiera que aprecie el legado de Chet Baker pero también para todos aquellos interesados en la diferencia entre el personaje y la persona que vive detrás y con la que se ha de convivir. Es un acierto que se haya recuperado y vuelto a estrenar en cines tanto tiempo después.

Valoración: 7.
Cine: Verdi Park.
[Leer más +]
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
No te la pierdas
Siempre me gustó Chet, ahora me gusta aún más.
Dicen que el talento es un bien escaso, en Let's Get Lost sobra: el magnífico montaje, la selección de canciones, las entrevistas, esa triste melancolía presente desde el primer minuto...
Lets Get Lost es genuina, sencilla, llena de historias apasionantes, de emociones fuertes, de vida, sentimiento y música. Cool, Baby, Cool!
[Leer más +]
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
QUEDA LA MÚSICA
A veces nos acompañan prejuicios que no sabemos muy bien de dónde proceden, de qué ámbito social y cultural se nutrieron o qué arquetipos los fundaron, paralizándonos ante nuevos descubrimientos. Podemos pasar toda la vida madurando una idea de algo que desconocemos y al tropezar con la realidad, en cuestión de segundos, cambiar la gama de colores que de aquel retrato habíamos hecho a nuestro antojo sin recordar ninguno de los preconcebidos matices. En cambio, en otras ocasiones, sin prejuicio alguno, y sí con un juicio de valor meditado y definido, es conveniente refugiarnos en esa quimera para no ver más allá de donde nuestra dócil mirada pueda llegar a abordar sin trastocar el primer matiz, la pincelada inicial, la primitiva y fortuita respuesta en forma de emoción que alteró nuestro ánimo ante tal descubrimiento. Rara vez nos conformamos con dejar descansar en paz en lo más alto del olimpo a nuestros dioses, tratando de ahondar en sus miserias, sus hábitos, sus pasotes, en definitiva: en su vida privada. Es ahí cuando te das cuenta de que son de carne y hueso como cualquiera, que a veces andan a la deriva con sus debilidades, con sus manías y sus fobias, con sus endemoniados miedos o sus fugaces alegrías. Entonces llega la inevitable pregunta: ¿Cómo me puede gustar este fulano, si ni su madre hablaba bien de él? Si una de sus despechadas mujeres soltaba perlitas que conviene no recordar por su conducta excusándolo por sus adicciones. Si maquillaba la realidad como en el suceso en que perdió los dientes por una paliza según otras versiones.
“La mejor forma de estar al lado de Chet, es no depender de él, si sabes eso, logras salir adelante” - decía una de sus mujeres. En cambio, todas aquellas que pasaron por su vida – que no fueron pocas – aclamaban al unísono el magnetismo, la fragilidad, la personalidad y el aura de belleza que desprendía el encantador y mujeriego tejedor de melodías.
¿Cuántas obras de tantos músicos, pintores o escritores estaríamos dispuestos a desechar si nos dejáramos influenciar por la realidad de sus vidas?
Entonces uno deja el lado más trágico y salvaje del individuo para retornar de nuevo a su lírico y particular universo, a su estilo íntimo y susurrante, a la fusión delicada de su voz con la trompeta, en definitiva: a su música.

“Y así como algunos seres son los últimos testigos de una forma de vida que la naturaleza ha abandonado, me preguntaba si no sería la música el ejemplo único de lo que hubiera podido ser la comunicación de las almas de no haberse inventado el lenguaje, la formación de las palabras, el análisis de las ideas”. M.P.
[Leer más +]
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Hacia donde voy
Sales del cine tararenado "Funny Valentine" o "Autumn Leaves"

Sales del cine pensando que el bueno de Chet es un personaje encantador, manipulador, entrañable, egoísta, víctima y verdugo... Sales enamorado de él y odiándolo al mismo tiempo.

El bueno de Chet es, al fin y al cabo, un jazzman en toda regla. Te atrapa entre los susurros de su voz y su trompeta y no deja que te decidas por ningún sentimiento.

Sólo deja que te decidas por vivir la vida. Muy recomendable.
[Leer más +]
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El hombre que susurraba a las mujeres
Su trágica muerte (¿suicidio? ¿asesinato?) no hizo más que acrecentar la leyenda. El trompetista más famoso del jazz, con permiso de Miles Davis, bello como un ángel, de voz escasa pero aterciopelada, víctima de esa misma belleza y de su adicción a las drogas, aparece aquí en todo su esplendor y decadencia. Cierto que hay que amar el jazz pero degustar mejor este estupendo documental, pero tal vez sea la ocasión de adentrarse con parsimonia en este mundo mágico con la música de este hombre, en ningún momento rompedora, pero sí apasionante y efervescente. Para los no iniciados, escuchad por favor su versión de My Funny Valentine, interpretada en directo con el gran Gerry Mulligan en el disco "Carnegie Hall Concert". Y ved la película. La cámara se limita a mostrar y grabar, imágenes y voz, el hombre visto (maldecido y amado) por sus mujeres), los recuerdos del mito, la muerte de la leyenda. Un must.
[Leer más +]
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Almost blue
Documental sobre la vida de Chet Baker, en estilizado blanco y negro, aderezado de buena música, que recompone la vida del genio a través de fragmentos reveladores, contando con testimonios de familiares y allegados, apoyándose en las palabras del propio Chet, buceando en su leyenda, explorando sus contradicciones, intentando arrojar luz sobre su personalidad.

Bruce Weber había quedado fascinado por el rostro demacrado del trompetista, ejemplo de belleza destruida. Durante el rodaje le prodigó abundantes atenciones, rodeándole de jóvenes aduladores, tratándole como a una estrella, llevándole al festival de Cannes, facilitándole acceso a sus vicios. Se sabe que gran parte de los episodios que narra Baker, como la audición que le permitió tocar junto a Charlie Parker o la manera en que perdió los dientes tras recibir una paliza, están convenientemente adornados, maquillados, cuando no son directamente pura invención.

Resultan interesantes las entrevistas a Diane Vavra, Ruth Young y a su tercera esposa Carol. Un momento desgarrador es cuando le preguntan a la madre si, a pesar de sus éxitos, se siente decepcionada con él. Otro instante que destacaría tiene lugar cuando Chet empieza a mencionar nombres de compañeros de viaje desaparecidos por el camino. También impresiona la confesión que hace la hija de haber robado años atrás todas las joyas y la ropa de una novia de su padre.

En la biografía de James Gavin "Deep in a Dream" se retrata a un personaje sin escrúpulos, egoísta, paranoico, con arrebatos violentos, que utiliza a todas las mujeres que se le acercan y al que únicamente le interesa colocarse y conducir coches a máxima velocidad. "Llevaba tanto tiempo siendo un yonqui que había perdido el alma", dijo alguien que le conoció. Fue el ángel del jazz, la promesa blanca de la Costa Oeste, el James Dean de la música, y acabó como un vampiro, un espectro que sólo parecía cobrar forma cuando tocaba. Su arte, despojado de adornos, buscaba el sentimiento, subyugaba por su tristeza lírica, por su misterio.

Chet Baker se suicidó un año después de terminar la grabación, tirándose al vacío. Había alquilado una habitación en un hotel barato de Ámsterdam, adonde acudió a pincharse por última vez.
[Leer más +]
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Chet Baker
En rabioso blanco y negro, historia del Jazz en estado puro. Documental muy bien montado que nos transporta durante 2 horas al mundo, la música y el vitalismo de los años sesenta; encontraremos allí a James Dean, Charlie Parker, Alfred Hitchcock y muchos más. Con el hilo conductor del propio Chet Baker contando su vivencia y transmitiendo su amor por el jazz, incluyendo filmaciones de conciertos y "jam sessions" que no debeis perderos. Imprescindible.
[Leer más +]
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Chet en estado puro
Desde que tengo uso de razón, me gusta el jazz y a día de hoy, creo que me apasiona con más fuerza que nunca. Pero por alguna razón, siempre, o casi siempre, rechazaba el "West Coast jazz" (Jazz de la Costa Oeste). No se... el Cool Jazz no me acababa de hacer el peso, demasiado melódico, demasiado sentimental y melancólico. Por el contrario, el "East Coast jazz" (Jazz de la Costa Este) es mucho más arriesgado, y atrevido donde la improvisación prima por encima de todo y en muchos momentos no hay reglas melódicas establecidas. Es un jazz realmente para minorías y a mí personalmente me atraían (y me atraen) más las figuras de John Coltrane, Charles Mingus o Archie Shepp que las de Chet Baker o Art Papper.
Antes de ver "Let's Get Lost", ya conocía algo de la música de Chet Baker, pero nunca le había prestado demasiada atención. Este precioso documental, cambió mi manera de ver las cosas con relación al Cool Jazz.
La figura de Chet, su rostro marcado por las penurias de una vida llena de drogas, me marcaron. Hay momentos en el filme, que me dan realmente pena, porque muestra sin tapujos su malograda existencia.
Pero hay secuencias en las que sale cantando, como por ejemplo, el "Almost Blue" que pone los pelos de punta. Gracias a esos momentos y muchos otros me hice un gran admirador de Baker. A hora poseo muchas de sus obras en discos.
No hay que olvidar que la calidad visual es inmejorable, en un excelente blanco y negro gastado muy casero que le da cierta autenticidad. El documental, relata el día a día de Chet Baker de una forma muy intimista y transparente mostrando a un Chet prácticamente desnudo.
En mí opinión, es un documento que atrapa y es, sin dudas, el mejor documental musical que he visto, o sino, de los mejores. Lo recomiendo enormemente, aunque Chet Baker no te interese demasiado.
[Leer más +]
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
ALMOST BLUE
Casi un documental, casi arriesgado, casi un retrato de Chet Baker.

Casi un documental porque las incursiones actuadas y a menudo sobreactuadas de Chet, sus familiares, amigos, exparejas y los extras del reparto, sumadas al artificioso montaje y el diseño de producción de esta cinta, no te permiten captar, y esto quizás sea de forma deliberada, un enfoque real del tema.

Casi arriesgado porque, siendo del 88, intenta romper los clichés de los documentales biográficos de la época, en los que el personaje principal siempre era ensalzado y vanagloriado. Además de aportar un montaje complejo y no cronológico y una fotografía con personalidad jazzística.

Casi un retrato de Chet Baker porque su nombre aparece en la portada de la caja y él es el epicentro y el protagonista de toda la acción.

Casi. Porque el intento de convertir el apartado artístico de esta película en una representación visual del Jazz, tanto con el blanco y negro quemado, como con los planos torcidos y el montaje saltarín, se queda en eso, un intento. A esta película le falta swing, ritmo. Empieza desconcertando y acaba aburriendo, Weber no sabe mantener la atención del espectador en una película que empieza a acabarse a la hora de metraje y cuyo final se alarga durante toda la segunda mitad.

Pero hablemos de Chet. Porque este documental va de Chet, ¿no es así? Pues no. Cuando la película empieza a encaminarse, se revela que el tono triste, en un principio acorde con el sentimiento de las canciones del jazzista, estaba ahí por algo más. Comienzan a esparcir carnaza. Prensa amarilla. La decepción de la madre, las diferencias entre sus exparejas, sus problemas de drogadicción, la incapacidad del trompetista para ser un buen padre. De todo. Toda la casquería imaginable e inimaginable. Con la única pretensión de agrandar el mito y enfocarlo de una forma cercana, Weber entierra a Baker y su música en un submundo de cotilleos y sentimentalismo fácil.

Lo mejor de esta cinta es la poca música de Baker que contiene, que no nos cansamos de escuchar y que sentimos como un alivio frente a tanta banalidad. Cuando Chet deja de actuar para las cámaras y suelta perlas como cuando le preguntan por su drogadicción y él mismo dice: “Esto es muy pesado y absolutamente innecesario” (cosa que yo también estaba pensando), cuando hace una crítica del público en la actuación del festival hacia el final del metraje, o cuando él mismo descubre a los espectadores que todo lo que acabamos de ver es ficcional.

No puedo dejar de pensar que Weber aprovechó la noticia de su muerte para lanzar esta película y que es por eso por lo que parece que está hecha a prisa.
[Leer más +]
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Chet, la trompeta triste del jazz
El documental nos golpea con la imagen de un hombre cansado, demacrado, destrozado por las drogas... Pero también nos acaricia con su genialidad, la dulzura de esa voz que era un lamento y el susurro de su nostálgica trompeta. Ideal para ver a medianoche, cerveza en mano, las ventanas abiertas.
[Leer más +]
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
¿Películas reales o documentales imaginarios?
Esta es la conclusión a la que debieron llegar los críticos de la mostra hace unos años con "Let´s get lost", película biográfica sobre la vida de uno de los mayores representantes del jazz moderno: Chet Baker.

Lejos de hacer un baremo sobre los premios internacionales que ganó para ser un documental, me centraré en recomendarla para todos aquellos amantes de la música en general.
Bruce Weber, su director, no reparó en mostrarnos las singularidades del trompetista y cantante y de sus allegados. Comenzando con su infancia, ascenso y posterior declive en su infierno personal que iba más allá de las malas compañías y el coqueteo con las drogas.
Nos desnuda el alma de un músico que no destacó por una técnica depurada, sino por ser de esos "seres raros" que destacan por la intuición artística y el arte de la improvisación y que vió el fín de sus días en la ciudad de Amsterdam cuando decidió poner fin a su vida.

Aquí no hay trampa ni cartón. Sólo la figura que mira a cámara casi todo el tiempo y disfruta con ello recordando viejos tiempos de gloria y alegrándose por ello. Sus familiares, amantes, amigos (pocos) y equipo hablan de su experiencia con alguien que está en constante movimiento porque no tiene casa. Persona o personaje, que sólo está dispuesto a dejarse ver... o no.

Weber nos ofrece una joya en blanco y negro en la que muestra como Baker vive la sombra de ese sueño peterpanesco en la que llega, delante de un público que ha olvidado quien es, a entonar ese "Almost blue" que toca el corazón.
[Leer más +]
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
"There's a part of me that's always true... always"
"Let’s get lost" (Bruce Weber, 1988) nos ofrece la oportunidad de adentrarnos en las rendijas del último año de vida de Chet Baker, hecho que no conocía el equipo en el momento de grabación del documental. Considerémonos afortunados.

Weber utiliza una fotografía oscura, de pocos matices, el negro encharca la pantalla continuamente, y las caras se abordan sin tapujos, de hecho, en muchos momentos recuerda a un Bob Fosse en estado de gracia, los cantantes, los músicos, los bailarines, el ritmo… Pero ¿de qué otro modo podría abordarse la figura de Chet Baker?

Montones de hijos quejándose de su padre, exmujeres difamando a Baker y colgando al resto de las esposas la culpa de la desgracia del músico, una madre que es incapaz de admitir en qué se convirtió su pequeño niño, admiradores fatuos que idolatran a la leyenda sin ver la persona… Y solamente un hombre, Chesney Henry Baker. El “James Dean del jazz”, el hombre que lo tuvo todo: talento, belleza y éxito, pero que se malbarató por culpa de la droga, por su propia culpa, aspecto que queda bastante suavizado y disimulado en el documental. Sin embargo, la tristeza que planea sobre él y la demacración de Chet son extremadamente reveladoras, el mito no cae, pero se puede ver tras la bruma, qué importa ya cómo perdió los dientes…

En esa fascinación de Weber, acompañaremos al músico en el estudio de grabación y a un concierto en el Festival de Cannes de ese año. De los prometedores inicios a la condena del anonimato, al público feliz en el lodazal de su ignorancia que ni se molesta en escucharle. Ya nadie recuerda sus películas o ¿quién sino estaba detrás del protagonista de "All the fine young cannibals"(Michael Anderson, 1960)? Ya ni se molestan en diferenciarlo de Miles Davis.

El desencanto desborda Let’s get lost, pero puede que esa sea la principal característica de la música de Chet. Melodías de una elegancia exquisita que se ajustaban a representar un estilo de vida más propio de la Rat Pack que del estadounidense medio. Riqueza, lujo, extravagancias, pero viviendo en la desilusión, en la suspicacia, en la media sonrisa maliciosa y la mirada perspicaz.

Fue precioso conocerte, Chet.

Crítica completa en: http://www.relatoenmarcado.com/portfolio-view/theres-part-thats-always-true-always/
[Leer más +]
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Retrato de un 'aquí lejano'
Magnifica combinación entre mirada retrospectiva y momento presente.
La elección del blanco y negro permite entrelazar las distintas épocas del protagonista y construir este 'aquí lejano' que empapa toda la película.
Muy interesante el modo en que se muestran las fotos del pasado, hasta lo más trivial logra un dinamismo en esta película estéticamente impecable.
[Leer más +]
Sé el primero en valorar esta crítica
5
¿Realmente te interesa?
Para disponerse a ver “Let’s Get Lost” uno tiene que replantearse antes… ¿realmente soy súper mega fan de Chet Baker? Y si la respuesta es no, desistir.

Flojo documental, no gráficamente (donde se desenvuelve bastante bien), ni en la música y ambientación (que es bastante fiel a Chet), pero si en el interés. El documental relata las penurias y lujurias de Baker, lo describe como el drogadicto que era,… pero nada nos llama la atención.
No nos importa que Chet Baker fuera un drogadicto, seamos sinceros, no es Michael Jackson. No se puede comercializar un documental del corazón sobre Chet Baker, que no se centra en su música sino en su mono y sus amores… Chet Baker no es TAN grande.
[Leer más +]
5 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver críticas con texto completo
Más información sobre
Fichas más visitadas