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Brillante duelo actoral entre un convincente Michael Caine, en otra de sus ajustadísimas composiciones, en esta ocasión, como un desengañado y descreído corresponsal británico en el turbulento Saigón de mediados del siglo pasado, y un desconocido y sorprendente Brendan Fraser, que abandona sus papeles de cazador de Momias, sparring de Looney Toons y diablesas varias o antihéroe selvático, para abordar con éxito el difícil papel de corresponsal estadounidense, activo, dinámico e idealista, es decir, la antítesis del personaje interpretado por Caine.

Ambos personajes se enfrentarán por los favores de una muchacha indochina, en un marco de convulsión política, intrigas y odios, representando ambos a la perfección la eterna rivalidad británico-estadounidense, la oposición entre experiencia e inocencia, entre flema y dinamismo, entre observación y acción, entre madurez y juventud, en el delicado momento político de la caída del imperio colonial británico y del inicio del intervencionismo estadounidense.

Es sin duda el mejor film de su director, Phillip Noyce, y una notable adaptación de la excelente novela homónima de Graham Greene.

“El tercer hombre”, “Nuestro hombre en La Habana” y “El americano impasible” son probablemente las novelas más afamadas e importantes del gran escritor inglés Graham Greene. Todas ellas han sido llevadas al cine, incluso como la última citada en más de una ocasión.

Y en este caso, y sin que sirva de precedente, la versión moderna es superior a la clásica. Y la anterior era de Mankiewicz nada más y nada menos, pero si aquella era uno de los peores trabajos del director inglés, en esta última tenemos la mejor película de toda la carrera de Phillip Noyce, aunque tampoco hay que echarle todo el mérito -que también lo tiene-, al director.

Hay otros ingredientes que hacen que la película funcione, para empezar el texto de Greene se respeta mucho, más de lo habitual en nuestros días, y eso ya hace que el aprobado esté asegurado.

Si a eso unimos lo sugerente de la historia, el marco incomparable del exotismo de Vietnam y su apasionante historia, la belleza de la protagonista, la mano maestra en la producción de Minghella y Pollack, y por supuesto la presencia de Michael Caine, uno de los diez mejores actores vivos que existen en el mundo, el resultado no podía ser otro que notabilísimo.

No se han hecho muchas películas en los últimos años que traten a los personajes con tanta clase, dignidad, cercanía y profundidad como aquí. Triángulo de amores imposibles y espionaje, unidos por un veterano reportero de guerra al que da gusto seguir.

Una de esas películas que son de hoy, pero que parecen de ayer y que perdurarán para siempre.

Nota: 7,4.

El americano impasible es una película producida en el año 2001. Michael Caine, uno de sus protagonistas, contaba que el primer pase privado tuvo lugar el 10 de septiembre. Al día siguiente, con la tragedia ocurrida en las Torres Gemelas, tuvo claro que esa cinta tardaría mucho tiempo en estrenarse, aunque él mismo dijera que se trataba de una película sobre un triángulo amoroso con un “ligero” tono político.En EEUU se estrenó muy discretamente a finales de 2002.
Si esta brillante adaptación de la homónima novela de Graham Greene hubiera visto la luz unos años antes, seguramente habría recibido mejor y más justo aprecio. Aunque tal vez ahora sea más necesario y oportuno verla. Tiene vocación de filme clásico. Unas maravillosas fotografía y dirección artística sumergen en una atmósfera húmeda y neblinosa el Vietnam de los años 50, en pleno conflicto anticolonialista. Mientras los vietnamitas sufren una cruel guerra, dos hombres occidentales se enamoran de una hermosa mujer de ese hermoso país. Do Hai Yen es la actriz vietnamita que da vida a este ser silencioso, aparentemente necesitado de protección, metáfora de la situación de su propia patria en la que otros países se disputan su dominación.
Así que, como en las películas de antes, el fondo político es el escenario de una historia amorosa. Sólo que en este “americano impasible”.el director, Phillip Noyce, y sus guionistas se comprometen bastante más. Por eso, desgraciadamente, fue acertada la intuición de Michael Caine y también, por otra parte, es oportuno este estreno tardío, pues nos resultará familiar el personaje que interpreta EEUU: el país que intenta salvar a otro para otorgarle la libertad... Aquí, interponiéndose entre las dos facciones en lucha, los colonialistas franceses y los independentistas comunistas.
En el otro plano, Fowler (Michael Caine) y Pyle (Brendan Fraser) encarnan dos actitudes opuestas frente al compromiso social. Fowler opta por el cinismo -en realidad como una venda que tapara heridas dolorosas- y una aparente falta de ideales, frente a la activa implicación política de Pyle. Ninguno de los dos es un héroe, tienen comportamientos abominables. Pero si el espectador tuviera que tomar partido por alguno, tendría que preguntarse antes si es un terrorista o un luchador por la libertad.
Y al acabar la proyección surgirán más preguntas. ¿Qué legitima una guerra?, ¿cuándo se debe o no actuar?

La garantía se agota y las ideas se terminan, ¿cual debería ser, entonces, la solución para no volver a caer en los vulgares thrillers o los dramas ramplones? El remake.

Y aquí la cosa queda bien clara desde un buen principio: Las licencias artísticas son escasísimas (es decir, no se arriesga ni queriendo) y la elección de un reparto mínimamente resultón asegura resultados para conformar un film que, si bien no actuará como una sorpresa de la temporada, no truncará el camino a la redención, un camino que comienza bien pronto y requiere una pronta conclusión. La prueba definitiva: Del "The quiet American" de Mankiewicz al de Noyce, va exactamente media hora de reloj. ¿Cual es el motivo de reducir notablemente el metraje y acortar ciertos tramos de la historia? La mejor aceptación de un público que tolerará con creces una duración menos extensa y al que no importará -en su gran mayoría- si la obra respeta o no el original.

De este modo, "El americano impasible", logra ser una película que sabe como captar la atención del respetable, sumergirle en una historia contada sin demasiados detalles (que sí poseía la original) ni atavíos, pero que se ve tan pronto como se olvida, y es ahí donde se produce la reacción que el autor esperaba por parte de un espectador que verá el film de Noyce como un mero pasatiempos que, ni va más allá, ni conmociona, ni posee las suficientes virtudes para ser admirada como una gran obra, pues no en vano, es otro remake sin muchas luces, pero suficientemente eficaz como para ofrecer a un gran Caine y a un Fraser al que mejor le vendría admitir que lo suyo es la comedia y las aventuras, dejando así el terreno dramático para mejores intérpretes.

Una actuación impresionante de Michael Caine, nominado al oscar. Es una película conmovedora basada en uno de los más grandes clásicos de la literatura de Graham Greene. La banda sonora es muy descriptiva y da mayor intensidad a algunas escenas. En cuanto a la fotografía, creo que es una de las mejores películas sobre Vietnam o la antigua IndoChina. Creo que Phillip Noyce hizo una gran adaptación.

El americano impasible no es un film antiamericano, pero sí antibelicista.
En 1958 Joseph L. Mankiewicz (Eva al desnudo) adaptó una novela de Graham Greene de la que éste no quedó demasiado satisfecho. Lástima que ya no sobreviva, porque seguramente habría salido más contento de esta segunda incursión. A falta de ideas, Hollywood nos sigue bombardeando con remakes. Nada nuevo bajo el sol, salvo que en esta revisión se mejora notablemente lo anterior, proyecto que se quedó anclado en un simple pesimismo vital y moral. La literatura de Graham Greene, a consecuencia de sus innumerables viajes y estancias en lugares exóticos, se nutre mucho de la lucha que sus protagonistas mantienen con el medio, un entorno generalmente conflictivo por el que se mueven a base de impulsos internos y externos, no siempre encaminados a un mismo fin.
Phillip Noyce (El Santo, El coleccionista de huesos) es un director que mantiene apego por las adaptaciones literarias como ya demostrara en Juego de patriotas y Peligro inminente, extensiones si cabe mejoradas de las novelas de Tom Clancy. Esta vez demuestra que es un director con personalidad cuando se enfrenta a una obra más compleja de lo que en él es habitual. Como en la mayoría de los casos, recurre a un sucedáneo de thriller, pero aquí lo reviste de una historia de amor acompañada de un fondo político muy concreto (Saigón, Vietnam, 1952), con lo que dota a sus dos protagonistas de un gran arco de transformación, lleno de matices gracias a la carga emotiva que soportan y las verdaderas intenciones que ocultan.
Dilemas morales
El retrato del exagerado sentido de responsabilidad que los norteamericanos siempre han prestado hacia el resto del mundo se pone de manifiesto al tratar de mostrar la lógica histórica. A este respecto se le aplica un ajuste de cuentas, y lo que queda es el reflejo de un intervencionismo que un día respondió a creencias ideológicas, y hoy se esconde bajo intereses comerciales.
Thomas Fowler es un cínico periodista británico que sólo piensa en la mejor manera de llevar a su amante a Londres. Cuando el idealista empresario Alden Pyle se cruce en su camino, ambos tratarán de resolver sus cometidos y deseos en medio del vacío ético y apocalíptico que los rodea. Las escenas de acción no consiguen exprimir todo su potencial dramático (torreón), pero el buen trata miento de la escena clave (atentado), junto al duelo dialéctico sentimental que Michael Cane y Brendan Fraser bordan (sin duda, lo mejor de la película), consiguen componer un culpabilizador cuadro de remordimientos, expiación y últimas oportunidades que antaño habría conseguido los halagos de la Academia por su logrado aroma clásico.

Una interesante adaptación de la novela de Graham Greene. Como siempre, entre la literatura y el cine hay diferencias para agilizar y explicar algunos procesos. Algunas cosas se pierden; por ejemplo, en el libro la bella Phuong no habla inglés, y como Pyle (Fraser) no habla francés, los intercambios se realizan con la traducción de Fowler (Caine), lo que da lugar a situaciones por momentos tensas y por momentos casi delirantes, imperdibles. Además, la película pierde frente al libro algunos rasgos de humor e ironía que Greene plasma aquí y allá.
Pero más allá de eso la película aprovecha la fuerza visual que puede proveer una situación de guerra: la miseria, la violencia, la muerte absurda; el absurdo mismo de ese acto humano.
Como en toda obra de Graham Greene, los protagonistas ponen aquí en juego los dilemas morales que los empujan internamente. No puedo menos que dejar de trazar un paralelismo con otra gran obra (literaria y luego cinematográfica) como es Sostiene Pereira; también allí vemos la figura de un intelectual que debe dejar de lado su ascéptica observación del mundo que lo rodea para tomar partido.
Una película que, más que por sus méritos técnicos o artísticos, debe ser vista como una toma de posición de un hombre frente a las circunstancias.

Interesante película del, hasta ahora, mediocre director australiano Philip Noyce, que retrata personal e inteligentemente la novela homónima de Graham Greene.
Michael Caine está brillante y Brendan Fraser, dejando sus Momias y Junglas, aporta notablemente su faceta más dramática. La joven vietnamita Do Thi Hai también está estupenda en su papel.
Lo mejor, dentro de los aspectos técnicos, es la fotografía de Christopher Doyle. Como ya es normal, el director fotográfico aporta mucho realismo y enorme belleza a las imágenes, cosa que hace que la película resulte más personal.
Muy buena.

Gran fotografía, buena ambientación. En algunos momento, el espectador se siente transportado a Indochina, con su calor, la humedad del ambiente, el bullicio, etc. Michael Caine - que probablemente sea actualmente mi actor favorito - hace una interpretación propia de su nivel, aunque sinceramente en algunos momentos esperaba un poco más. El doblaje al español en algunos momentos hace estragos. La interpretación de Fraser - criticada bastante - a mí me parece buena. Lo mismo que la principal protagonista vietnamita.

La película tiene dos componentes diferentes: una historia de amor y el trasfondo político social de la Indochina anterior a la guerra de Vietnam. De ambas, me quedo claramente con la primera donde creo que radica el éxito de la cinta.

Es una de esas películas que cuando la ves te dejan un poso de sensación, un sabor a gran película, todos los actores perfectos, sobre todo Caine y una ambientación digna de mencionar.

Brendan Fraser vuelve a demostrar que es un gran actor (ya lo hizo en la imprescindible "Dioses y Monstruos") cuando se deja de Momias y Looney Tunes.

No te la debes perder.

Contado a modo de flashback, no es revelado el origen de la tumultuosa guerra vietnamita, la cual tuvo en jaque a la sociedad americana en los años sesenta. Cimentada en el inconmesurable talento de Michel Caine, el film resulta entretenido, mostrándonos los entresijos del gobierno americano en el amanecer de este reciente conflicto bélico, a la vez que, a través de la historia de amor del trío protagonista, nos permitía ahondar en las costumbres del lejano país oriental.

El americano impasible es una bella y exótica historia de amor a tres bandas. Dos personajes masculinos, magníficamente interpretados por Michael Caine y Brendan Fraser, que luchan por el amor de una joven vietnamita en un clima bélico y de múltiples intereses internacionales durante la guerra entre Vietnam y la colonialista Francia. Este enfrentamiento sentó las bases para la futura guerra americano-vietnamita ya que es en este momento histórico en que el partido comunista toma el control del norte del país.
Los tres personajes en torno los que gira la trama pueden ser considerados como personajes símbolo. Michael Caine interpreta a un veterano corresponsal de guerra ingles; por su parte Brendan Fraser encarna a un joven idealista médico que viaja hasta el Vietnam para ayudar. Frente a frente tenemos al viejo imperio ingles y al joven imperio americano luchando por el amor de una joven que busca lo más conveniente para ella sin llegar a decidirse y que representa al exotismo con el que veían los occidentales a Oriente. El periodista ingles observa desde su cómoda posición sin involucrarse mientras que el médico estadounidense está decidido a intervenir para poder cambiar el mundo al tiempo que luchar contra el comunismo internacional.
Con la forma de actuar de los personajes masculinos se resume básicamente la manera en que actuaron los dos países en aquellos tiempos en esa zona. Por un lado los ingleses, imperio colonialista que ya estaba instalado en la zona, como el periodista, y que observaba sin decidirse a actuar, y por el otro, Estados Unidos, joven potencia que cree que es necesario intervenir allí donde amenaza el comunismo. Para ello se desplaza con buenas y transparentes intenciones, como el médico, y para ayudar al pueblo vietnamita, pero que tras esa transparencia se esconden los tejemanejes de alguna afamada agencia gubernamental americana. Por último esta la joven vietnamita que no sabe que es mejor para ella, ni para su país, si el clásico ingles, el idealista americano o la independencia de Vietnam se cualquier poder extranjero.

Michael Caine no deja de participar en grandes películas ni siquiera cuando parece cerca el final de su carrera. Al conflicto interno sobre los 'dos' Vietnam se viene a sumar en este filme la relación amor-odio entre británicos y norteamericanos, dentro de un cuadro complejo donde se admiten todas las miradas.

No hay personaje que asuma el papel de 'bueno' en este retrato de la lucha nacionalista-comunista contra el ocupante francés, en un tiempo en el que la Guerra Fría baraja las cartas sobre el tapete de la Cochinchina -perdón por la pedantería-, donde se abren todas las opciones y donde, a la postre, cobra especial relevancia el papel de un corresponsal británico que se sitúa más allá de la línea que separa a quien observa para informar respecto a quien toma partido.

Un impactante mensaje contra el colonialismo y una llamada de atención a quienes piensan que pueden pasar por la vida sin involucrarse. Una película digna de ser vista.

Phuong (DoThi Hai Yen) como los buenos condimentos le da el sabor justo a esta película, actúa poco pero con su sencillez, elegancia, naturalidad e historia es el punto picante del enfrenamiento "amistoso" entre Thomas (Michael Caine) y Alden (Brendan Fraser).

El tema de fondo es otro, una interesante preguerra de Vietnam donde los americanos enarbolan el ya a estas alturas de la vida cansino "anticomunismo" para su eterno intervencionismo interesado y al que creo (pero no estoy segura) no le dará justificación esta película.

Buen remake del clásico de Mankiewicz. Muy entretenida y con un maravilloso Michael Cane y un no tan maravilloso pero sí correcto Brendan Fraser

Basado en la novela “The Quiet American” (1955) del escritor, guionista y crítico británico Graham Greene (1904-1991), ha sido llevada al cine en dos ocasiones: la primera en el 1958 y la segunda en el 2002.

La lucha de los vietnamitas por liberarse del yugo colonial francés se encuentra en su punto más crítico. Los americanos empiezan a ver lo que es la guerra fría.

Thomas Fowler (Michael Caine) es un corresponsal británico del London Times, destacado en el Saigón de 1952, dividida entre los comunistas y la ocupación francesa.

Alden Pyle (Brendan Fraser) es un médico en misión humanitaria en Saigón, pero no es lo que aparenta, debe evaluar la situación para apoyar a quien convenga, de modo que Vietnam no caiga bajo el dominio comunista.

Phuong, (Do Thi Hai Yen) es una joven mujer vietnamita, tan bella, exótica y misteriosa como la misma ciudad de Saigón. Los tres se verán envueltos en un tempestuoso triángulo amoroso que los llevará a una serie de sorprendentes revelaciones.

El film muestra el inicio de la intervención de los Estados Unidos en Vietnam, una historia sobre el amor, la traición, el asesinato y el origen de la guerra de los americanos en el sudeste asiático.

La explosión de un coche bomba en pleno centro de Saigón, es la escena más impactante del film, que nos hace considerar cómo el terrorismo nunca tiene justificación.

Es de notar, que el film sufrió demoras en su estreno por considerársela políticamente inoportuna ante la inminente guerra entre Estados Unidos e Irak.

La película tuvo un presupuesto $30 millones y generó por venta de taquillas la cantidad de $28 millones en EEUU solamente, además recibió 20 nominaciones a diferentes premios y/o festivales de cine, por esta actuación Michael Caine fue nominado como mejor actor a los Oscar, “BAFTA” y los “Golden Globes”.

Basada en la novela de Graham Greene y remake de la adaptación de Mankiewicz del mismo título, El americano impasible narra el triángulo amoroso entre un periodista inglés (Michael Caine), una joven vietnamita (Do Thi Hai Yen) y un americano (impasible Brendan Fraser) en el Vietnam antes del Vietnam, es decir, al Vietnam previo a la incursión americana.

La firmeza de la historia de amor está basada en la excelencia de los actores: qué tipo tan raro Brendan Fraser capaz de elegir grandes papeles (Dioses y Monstruos) con pestiños considerables (La momia). Qué excelente Michael Caine (como siempre) como ese periodista desencantado con Occidente, deseoso de una cultura ajena.

La historia de acción es abordada como thriller, absolutamente solvente con un misterio (el del americano impasible) pendiente constantemente de resolver, llevándonos por caminos del Vietnam que posteriormente se convertirá en infierno.

Puede decirse que, después de su espantosa antesesora de 1958 (dirigida por Joseph L. Mankiewicz) la versión fílmica de 2001 hizo justicia con la novela de Graham Greene (por eso, después del atentado a las Torres Gemelas, su estreno se pospuso en poco más de un año).
En primer lugar, a diferencia de su antecesora, la versión de Phillip Noyce cuenta con la excelente actuación de Michael Caine, muy bien acompañado por la actriz vietnamita Do Thi Hai Yen y Brendan Fraser en, hasta el momento, su mejor labor actoral, muy distante de las desempeñadas en películas como La momia, George de la jungla o Al diablo con el diablo.

Si mezclamos guerra, drama y periodismo, la mezcla suele salir aceptable. Ahí están "Salvador", "El año que vivimos peligrosamente", "Los gritos del silencio", etcétera.
"El americano impasible" podría catalogarse en este grupo, pero con matices.
Para empezar, no se centra en el hecho de que el protagonista sea corresponsal, ni tampoco se recrea en la crudeza de la guerra.
Es más bien una historia de amistad y amor en el contexto del ambiente bélico de Vietnam en los años 50, muchos años antes del conflicto con Estados Unidos.
Michael Caine es un grandísimo actor, que lo vuelve a demostrar con creces. Su personaje está pasado de vueltas de todo, y a pesar de moverse en un entorno hostil, es feliz con su amante oriental. Entonces conoce al americano encarnado por Brendan Fraser y entabla buena amistad con él. Pero se producen problemas cuando la mujer está de por medio, además de que este buen hombre parece que guarda más de un secreto.
El problema del film es ese, que se centra mas en el triángulo amoroso que en otra cosa, desperdiciando posibilidades de que fuera mucho más interesante. De todas maneras, al basarse en una novela de Graham Greene (que no he leído), supondremos que es así en el libro.
En cuanto a Brendan Fraser, por supuesto no es un buen actor, pero por lo menos no está tan fuera de lugar en un papel serio alejado de lo que suele hacer.
La recreación del entorno y de la época está bastante conseguida.
El resultado final es una pelicula buena, pero de ritmo un tanto lento y desequilibrada con los elementos que tiene. Me hubiera gustado ver más la guerra y el drama que el romance y el triángulo amoroso. Por cierto que no es muy creíble que la chica asiática se enamore de tal forma de quien podría ser su padre o incluso su abuelo.

Se trata de un remake de del film del mismo título dirigido por Mankiewicz en 1958, basado en una novela de Graham Greene. La película narra la historia de amor de un pasivo periodista británico (Michael Cain), que se enamora perdidamente de una joven vietnamita (Do Thi HaiYen). La historia coincide con el levantamiento en 1952 de Vietnam contra Francia para conseguir la independencia. Además del escritor y la joven, esta historia de amor se triangula con un joven y activo americano (Brendan Fraser) que logra también los favores de la joven vietnamita.

La película tiene dos dimensiones. Por un lado la parte política y bélica con el levantamiento de Vietnam contra Francia y el acoso del beligerante Ho Chi Min al norte de ese país, comunista, contra el sur, que resiste esta embestida roja pero sin el auxilio ya de los franceses, que se fueron con el rabo entre las piernas. Y ese fue el origen de lo que más tarde forzaría la decisión de EE.UU. con Lyndon B. Jhonson como presidente a combatir en Vietnam para frenar el comunismo en 1965.

Pero ante todo es una película de amor entre una joven nativa y un maduro periodista, amor que atraviesa por diferentes avatares y conflictos donde no falta la rivalidad de un hombre más joven, un norteamericano, triangulando esta trama amorosa excelentemente descrita y analizada. Es pues también, al decir de García Márquez, un relato del amor de un hombre mayor, un “amor en los tiempo del cólera”, sólo que aquí se trata de “amor en tiempos de guerra”, y no ambos, sino sólo él, es mayor. Y a él no le importaba que la chica, con naturalidad, echara en falta a su anterior amante joven. Parafraseando al protagonista, él llega a decir, a propósito de esta contradicción afectiva y otras circunstancias de la trama, que en Vietnam uno se encuentra con todo tipo de experiencias, pero que hace falta tiempo para vivirlas y experimentarlas.

La película tiene una buena dirección de Philippe Nice, con gran guión de Christopher Hampton y Robert Schenkkan basado en una novela de Graham Greene y una genial interpretación, como siempre, de Michael Cain.