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22 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
4
Gran interpretación para un film indeciso
Dominic Cooper realiza una de sus mejores actuaciones en el nuevo film de Lee Tamahori (conocido por títulos como "Next" o "Die another day"). Sin embargo, el film se desinfla en los territorios de la indecisión. Pudiendo ser un film de acción, no lo es; pudiendo reflejar una realidad histórica, se inclina hacia una visión superficial; teniendo ante sí un producto una enorme carga psicológica, apenas si profundiza en el monstruo o su víctima.
"The Devil´s Double" parte de una contexto real. Tras la guerra entre Irán e Irak, Udai Hussein, uno de los hijos de Sadam, decide hacerse con los servicios de un doble, un ex-soldado llamado Laatif. Desde ese momento, Laatif se ve obligado a seguir los pasos de un ser desequilibrado, sádico, drogadicto y maníaco.
El punto de partida era por tanto prometedor. Y en esa línea uno se apresta a recibir los primeros compases del film. El gran primer escollo se produce con la caracterización de Udai, como mero fantoche. Hablamos de un tipo que causaba terror por la aleatoridad de su conducta; un verdadero monstruo. De un personaje de este tipo se espera un estremecimiento, un verdadero miedo. Nada más lejos de la realidad; nos encontramos ante un ser patético. No dudo que con ello, se intenta ofrecer una imagen interesada políticamente. Hasta la maldad puede causar admiración y Tamahori ha decidido restarle hasta de dicho atributo.
Cooper trata de compensar esta deficiencia con enorme profesionalidad. El problema viene cuando el guión se estanca. La acción no llega. La evolución psicológica no aparece. Y lo que nos encontramos es con una serie de escenas que subrayan las obsesiones sexuales (con asaltos a menores) y su disparatada violencia.
La película parece pararse y repetirse, insistiendo en contarnos la invasión de Kuwait y la subsiguiente guerra como si uno fuera estúpido.
El punto de giro llega tarde, con la insubordinación de Laatif, desembocando en unos últimos compases simplemente decepcionantes (de malísima película de acción).
En fin, lástima que Tamahori no haya optado por ninguna vía con decisión. El drama de ese individuo obligado a ser el doble de un monstruo y el talento de Cooper merecían algo mejor.
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22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El hijo de Satán... Sadan.
La película funciona y entretiene, que son en si mismos ya un logro. Con planteamiento alejado del cine europeo y muy cercano a los estereotipos de hollywood, este trabajo de Lee Tamahori nos invita a adentrarnos en un mundo desconocido, aunque cercano por las referencias de las últimas décadas.

Se le ha tachado, de ahondar poco en su planteamiento político, pero no esa la razón ni el argumento de esta película. Se trata de una mirada personal sobre el supuesto doble de uno de los hijos de Sadan, y a partir de aquí, podrá gustarnos más o menos, pero su desarrollo no es otro, ni tampoco lo pretende.

Queda reflejado una vez más, lo que los regímenes autoritarios pueden hacer en pueblos sometidos, donde una vida vale menos que el precio de una bala.
Sexo, locura, desenfreno, drogas... Ahí podemos encontrar la moraleja final, donde la propia búsqueda del placer, cada vez más corrompido, conduce a su propia autodestrucción.

Un seis.
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19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Mirada moral más que política
Excelente film de origen belga, dirigido por Lee Tamahori (“007: Otro día para morir” o “Telaraña” con Morgan Freeman) y basado en la novela de Latif Yahia “I was Saddam's Son” (“Yo fui el hijo de Saddam”), quien fue obligado a ser el doble de Uday Hussein (el hijo mayor de Saddam).

El film está situado temporal y espacialmente en el conflicto entre Irán y Kuwait, en 1990. Utilizando imágenes documentales el film propone una mirada global y objetiva del conflicto, haciendo pesar el aspecto “pérdida de vidas humanas” a la que estos conflictos llevan. Luego, la parte ficcional del film ya desde su título deja en claro su postura sobre el régimen de Saddam y en especial sobre la maldad de su hijo Uday. En este último sentido, es interesante la contraposición que hace el film entre Latif y Uday, entre un soldado que da su vida por un país, el cual es manejado por el “diablo”… interesante paradoja. La actuación de Dominic Cooper es impresionante, no sólo por el doble papel, sino por lo distinto de ambos papeles.

Indignante, fuerte, bien situado contextualmente y buenas interpretaciones. Además, hay que destacar su diferencia de otros films hechos sobre los conflictos de medio oriente, los cuales casi siempre terminan condecorando “fílmicamente” a las tropas norteamericanas y pierden muchas veces el problema interno de raíz, en este caso, hay una mirada moral más que política.
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17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
El Paquirrín de Bagdad
Solvente biopic sobre la vida de Uday, el hijo mayor de Sadam Hussein, un personaje en el que concurrieron todos los ingredientes físicos (tendencias violentas), psíquicos (el chaval reunía una rara combinación de toda clase de patologías mentales) y ambientales (una familia de asesinos con una fortuna desmesurada) para hacer de él lo más parecido a un demonio hecho hombre. Una vez perdida toda capacidad de discernir entre el bien y el mal –no digamos entre lo correcto y lo incorrecto- y con todos los medios materiales, humanos y económicos a su disposición el muchacho pudo dar rienda suelta a todos sus impulsos y placeres, cosa la película narra con detalle pero sin recrearse en el morbo. De este modo, se nos presenta un retrato profesional de las “hazañas” de Uday que deja el pertinente mal cuerpo pero nos recuerda que hay gente así e, incluso que esta gente no nace, sino que se hace (o mejor dicho, se pervierte). Una de las sensaciones que me deja la película es que la degeneración de Uday no es muy distinta a la que sufriría cualquier hijo de famoso español, al que vemos hacer patochadas en la tele mientras le ríen las gracias y le pagan por ello, si estuviera respaldado por un ejército de asesinos sin ley en lugar de padres toreros o tonadilleras.

La película está narrada de manera inteligente desde el punto de vista de su doble, Latif, la persona forzada a punta de pistola a reemplazarle en visitas aburridas o peligrosas, con lo que la trama tiene la excusa para mostrar un plano más amplio del Irak de los Hussein. De este modo, por un lado tenemos un contrapunto moral a la depravación de Uday y por otro podemos ver cómo era la vida del pueblo llano bajo el reinado de los tiranos.

Como anécdota os advierto que la versión española queda muy descafeinada con un doblaje poco afortunado a manos de buenos dobladores de comedia (voces de Eddie Murphy y Jim Carrey) que desentonan en este entorno dramático; pero no deja de ser recomendable si no hay niños ni gente sensible delante. Tiene ese punto de interés de ver ampliada información de una una persona que sólo ocasionalmente salía en segundo plano en algunos telediarios.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Un pequeño lío
De las películas que Lee Tamahori ha firmado, no se puede decir que su carrera merezca un especial interés, pero es cierto que, probablemente, ésta sea su película con mejores resultados.
Next, 2.007, se convirtió en el principio del fin de Nicholas Cage y Tamahori necesita ganar credibilidad perdida.
De alguna manera, The devil's double, podría significar el relanzamiento de su carrera si nos atenemos a la primera media hora de película, pero si nos fijamos en la última, las cosas cambian.
No cabe duda de que lo más interesante de la producción es la actuación de un sobresaliente Dominic Cooper que realiza un gran trabajo y también la historia que pretende narrar que es a la vez dura e interesante por lo que supone de historia reciente.
Pero Tamahori no consigue que su película despegue porque camina de manera irregular entre la indefinición de no saber muy bien qué querer contar.
Entre la denuncia de una realidad social y política contando con el sufrimiento de las víctimas pasando por la caracterización psicológica del protagonista, la película se pierde sin saber encontrar una linea a la que querer mostrar fidelidad.
En los primeros minutos de drama los resultados son esperanzadores porque existe una línea de narración pero, a medida que el tiempo transcurre, esa apuesta va perdiendo fuerza en favor de otros líos en los que se va zambullendo hasta el estrépito final en la que jugamos casi a James Bond con malas armas y un poco de ridídulo.
Ese estrépito final no omite que, por momentos, se había conseguido una identidad como película y como mensaje que, por desgracia, insisto, se cae como un castillo de naipes.
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Prendido con alfileres
Una de las reglas de oro que no hay que olvidar para poder contar historias es saber qué quieres decir. Esto podría parecer obvio, algo inevitable en cualquier caso. Sin embargo, no lo es. Unas veces por falta de ideas, otras por exceso de ellas; otras más, por desastres o deficiencias técnicas; el objetivo, que es claro, se queda lejos del trabajo del autor y no hay forma de acercarlo al lugar debido.
Eso pasa en El doble del diablo (The Devil’s double) del realizador Lee Tamahori. Tampoco es ninguna sorpresa tratándose de este hombre. Cada, toma, cada escena, se queda en tierra de nadie o, lo que es igual, en la superficie. En la de los personajes, en la de las relaciones de estos, en la de la crítica social, en la de la propia historia. Nada se agarra y se disecciona. Nada. La cosa queda en peliculilla de acción con una buena interpretación del actor principal y poco más. Porque Dominic Cooper lo hace bien y le echa una buena dosis de entusiasmo. El guión hace aguas en sus diálogos y en sus elipsis exageradas que terminan centrando todo en la vida sexual de Uday Hussein (hijo del dictador iraquí). Todo queda prendido con alfileres. Tal vez la primera parte de la película pudiera salvarse del suspenso, pero la segunda es tan desastrosa que tira por tierra lo logrado. Vamos de lo entretenido a lo cutre, a lo desastroso.
La banda sonora no está mal aunque resulta algo repetitiva. Se libra por los pelos. Igual que los efectos especiales. Justitos aunque aprobados.
Además de todo esto, es destacable que durante un momento concreto, todo se desliza hacia la mala caricatura y lo que trata de ser un drama horrible, se convierte en un circo descontrolado. Mucho gemelo, mucha acción que de extravagante parece un chiste.
Tamahori intercala imágenes reales que tratan de ilustrar el momento histórico. Creo yo que busca más decir al espectador que está ante la historia real de Latif Yahia para que se trague todo sin poner pegas. Se intenta apoyar en algo que nunca termina de funcionar salvo que el trabajo sea bueno. El que es malo no se arregla con cuatro imágenes de telediario.
Prescindible. Una posibilidad como otra cualquiera para cubrir una tarde aburrida de domingo. Eso sí, si tiene algo mejor que hacer, ni se lo piense. Ya tendrá tiempo de perder el tiempo con El doble del diablo.
inventodeldemonio.es/blog
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Sin dobleces ni diabluras
Tras una vida dedicada a Hollywood casi por completo (desde su debut en el 94 con Guerreros de antaño no había salido de los USA o aldeaños para rodar, excepto cuando se puso tras las cámaras para hacer su aportación a la saga 007 con Muere otro día), Lee Tamahori vuelve con un trabajo que, pese a contar con más de un año de existencia, llega ahora a las pantallas españolas (es lo que tiene no estar bajo el yugo de Hollywood, pues la ha rodado sin producción estadounidense en Bélgica).

Se trata de El doble del diablo, film en que se acoge a la figura de Uday Hussein (hijo de Sadam) y un percance que este tuvo en 1996 para justificar un «Basado en hechos reales» que, obviamente y como suele ser habitual, no parece tener demasiado de certero. Y aunque Tamahori se basa en las memorias del doble de Uday, Latif Yahia, que es sobre quien trata el film en cuestión, lo cierto es que como siempre hay pequeños detalles que desmontan esa realidad, aunque sea lo de menos teniendo en cuenta que su director siempre ha tenido cierta predilección por el cine de acción (hecho que, aquí, sorprendentemente, evita con buen pulso).

El film empieza con un coche dirigiéndose hacía la residencia de Uday Hussein donde, efectivamente, viaja el que será su doble, Latif Yahia. Es curioso y muy interesante que desde un buen principio el cineasta neozelandés decida evitar detalles con respecto a la vida personal (aunque más adelante vaya a romper esa dinámica con un par de aportaciones, de primeras sólo hallamos un pequeño comentario en el primer encuentro entre ambos personajes) que llevaba Yahia en ese momento, quizá para desproveer su trabajo de un halo ciertamente dramático que pudiese capitalizar lo que viene siendo un thriller en toda regla. Tras esos primeros minutos acompañados de imágenes de archivo, Uday realiza una petición que, como se preumía, Latif no podrá rechazar.

En El doble del diablo Hussein es retratado como un personaje excéntrico y caprichoso, que toma lo que quiere cuando quiere, y a quien nadie le niega nada a no ser que se quiera atener a las consecuencias de otorgar un no como respuesta al hijo de Sadam. Cuando el propio Latif responde a la petición de Uday con un «Me pides que me extinga a mi mismo» ya podemos comprender la naturaleza voluble del hijo del ex-presidente irakí, además del proceso de despersonalización al que se someterá su doble de aceptar.

La palabra psicópata no desentona, pues, dirigida a este anárquico personaje con el que Latif tendrá un desencuentro de buenas a primeras: no comparte ni su modo de vida ni su forma de actuar cada vez que se le antoja cualquier cosa, fomentando así un enfrentamiento psicológico que Tamahori no termina de aprovechar como debería, pero que en ocasiones da el contrapunto adecuado a un film que posee menos acción de la que cualquiera podría imaginar en un principio, más si tenemos en cuenta ante el director que nos hallamos, quien venía de dirigir cintas como Next o xXx2.

Obviamente, y ante un panorama así, las cosas no tardarán en salirse de madre en un último tramo donde el neozelandés sí recurre a algún tic más habitual de su cine en una cinta que por momentos peca de abusar en exceso del cliché Hollywoodiense: es lógico tras tanto tiempo inmerso en la industria, pero quizá empaña el resultado final, ya que ni el extremo lujo ni la extravagancia del personaje son capaces de justificar alguna que otra escena.

La labor de Dominic Cooper al frente de un doble papel como el que se le presenta resulta notable, sabiendo interpretar a la perfección las dos caras de la moneda: tanto los excesos (con la consiguiente sobreactuación por momentos) de Uday Hussein, como la mesura y el porte del que parece hacer gala Latif Yahia, consiguiendo así una de las mejores interpretaciones de una carrera que quién sabe si podría despegar gracias a El doble del diablo. Acompaña una Ludivine Sagnier no demasiado entonada y el esperado cierre (intertítulos mediante) que concluye un relato de lo más particular que tampoco está destinado a ofrecer clases de historia (no deja de ser una peli de Tamahori), pero si un grato entretenimiento que convencerá a quien espere lo que verdaderamente la película ofrece. A Tamahori parece haberle convencido la experiencia, pues continúa en Bélgica con la pre-producción a cuestas de su próxima obra, Emperor, firmada incluso por el mismo guionista de la cinta que nos ocupa. ¿Será un resurgir para su carrera?


Crítica para www.cinemaldito.com
@CineMaldito
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El doble del diablo
Con una línea intensa desde el principio, que te cautiva por su amplio abanico de posibilidades y alternativas a desplegar, sin embargo, baja en intensidad conforme avanza por escoger las más morbosa pero también la más endeble; y aún con todo, este relato del despropósito -por ser educada- de vida de uno de los hijos de Sadam Hussein que se busca un doble forzoso para poder seguir llevando la pecaminosa vida de lujuria y descontrol que vive es impactante, magnífica y digna -incluso necesaria- de verse. Con una soberbia, espléndida interpretación del protagonista Dominic Cooper cuya fuerza potente mantiene el nivel de toda la película, Tamahori deja de lado la vertiente política y militar para centrarse en la moral, en el morbo sexual, en los excesos, abusos y desmadres personales de un personaje que se queda corto comparado con el diablo; un pequeño tesoro descubierto, una realidad que sale a la luz y que sorprende profundamente. De ritmo rápido, recorrido frenético, colosal en su exposición de unos hechos reales que explotarían -por vergüenza- al propio Lucifer, se vuelve un poco repetitiva al insistir en exponer la clase de animal que era el protagonista; cruel, loco, repugnante, repulsivo, inmundo..., todo se queda corto para describir una forma de vida sin limites donde todo se permite; todo, todo, todo lo que una menta sucia y enferma pueda imaginar. Con una gran técnica artística, la dirección es acorde a la fuerza del guión y a la oculta historia que rebela, que dada la ignorancia del ciudadano de a pie, es insufrible hasta niveles inimaginables.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Saborear a Cooper
A Dominic Cooper ya lo hemos visto pasar por diversos filmes: es el padre de Iron Man en Capitán América, es un rockero estrella en Tamara Drewe y salió recientemente como un peón de matones en Dead Man Down. Por donde aparezca es un joven actor hecho para durar en nuestras mentes. Pero de todos los papeles, el que se jala en The Devil's Double es fuera de serie. Que no alcanzara para una nominación de nada o de algo dice mucho de los actuales sistemas de nominación de los festivales y concursos de cine, porque esta es una actuación para refugiar en los tesoros de la actuación reciente. Hay que verla, hay que exagerarla, porque como todo lo que ocurre en la vida de los Hussein, parece demasiado irreal para ser terrenal.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El doble del diablo
"El doble del diablo" tiene el elemento clave para construir una buena película, una historia muy atractiva a priori, y más atractiva todavía a medida que se va desarrollando. Y digo que es el elemento clave porque es el que se encarga de atrapar al espectador, una vez conseguido eso todo lo demás viene solo. Luego, al film de Lee Tamahori se le puede achacar el carecer de ciertos elementos, e incluso se la puede tildar de sensacionalista, pero eso es otro tema. Por lo pronto, el film ha captado mi interés, que no es poco.
Seguramente a la cinta le sobre abusar de ciertos clichés, como por ejemplo el papel de Ludivine Sagnier de "mujer florero". O también el film podría haber sido más ambicioso en su conjunto, bebiendo más de los acontecimientos históricos en que esta ambientada la historia, lo que la habría hecho más realista y no una mera cinta de accion. Me queda la horrible sensación de que los que hicieron el film no depositaron muchas esperanzas en las posibilidades de la cinta, craso error. Pero todo ello para mi queda en segundo plano, gracias a lo interesante de la propuesta. Y porque no decirlo, también gracias a la magnifica labor de Dominic Cooper construyendo un papel doble magnifico.
"El doble del diablo" es un film muy digno, que mereció más suerte de la que tuvo durante su vida útil, y muy seguramente más halagos de los que recibió.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El poder es crueldad. La crueldad es deseo del poderoso debido a que su poder a veces no suscita el deseo verdadero en los demás.
La historia cuenta que un ciudadano de a pie de la conflictiva ciudad de Bagdad es secuestrado por los empleados del hijo del dictador iraquí, que no tienen inconveniente alguno de usar la violencia con cualquiera que desobedezca sus órdenes, debido al gran parecido que este tiene con él. La orden viene del propio hijo; quiere que sea su doble en algunas situaciones comprometidas, para frustrar intentos de asesinato hacia su persona. Como bien podemos observar, el dicho hijo es un demente psicópata que se dedica a beber y a esnifar cocaína durante todo el día, en lo que rapta a jóvenes que le parecen atractivas para pasar un agradable rato con ellas, y cuya ejecución después ordena; pues no puede dejar cabos sueltos. Su actitud es despreciable, cualquiera pensaría que está loco, se comporta como un poseso, a base de gritos y mal carácter. Sin embargo, el doble es todo lo contrario, sosegado, reflexivo, comprometido con unos valores a los que no piensa renunciar ni cuando su vida está en peligro. Uno pensaría que se convertiría en el álter ego del despótico y caprichoso hijo, pues podría hacerlo perfectamente; pues no tendría preocupaciones y al fin y al cabo se divertiría. Tendría poder para hacer también este tipo de cosas si en vez de enfrentarse a la postura de vida del hijo, la adoptara; de hecho es lo que a este le gustaría, tener un buen compañero en sus salvajes juergas al que pudiera amoldar a su medida. Pero no ocurre así, y creo que eso es fundamental para que el relato cobre interés.

Hay buenas escenas:

- Cuando echa en cara a los guardaespaldas del Uday Hussein, que son conscientes de que la persona para la que trabajan es un monstruo, pero que al igual que él, no tienen otra alternativa.

- Cuando Hussein ha secuestrado al padre de su doble debido a la huida de este, y le llama, diciendo que vuelva si no quiere que su padre muera. Y cuando se pone el padre, delante de la demente mirada de Hussein, le dice a su hijo: "Hijo, quiero que le digas las siguientes palabras o de lo contrario dejarás de ser hijo mío: 'Vete a la mierda' "
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Espejito, espejito…
Viernes 17 de agosto 5:45, Cinemex WTC. Son notorias las intenciones de Tamahori al relatar sucesos reales en género de acción para lograr entretenimiento más que denuncia. Caso funcional para quienes gustan del género y se deleitan con balas, persecuciones, atractivo visual y todos los aspectos que lo enriquecen.

Desvincula a la dinastía de la política y la centra en sus aficiones, excesos y abusos exhortados por la posición de poder que confiere el apellido Hussein y recorre sin mucha profundidad los atropellos cometidos por Uday durante los años noventa, en el Irak puesto en la mira mundial dada la guerra del Golfo Pérsico.

Una historia basada en hechos reales que relata la existencia de un doble para cubrir a cierta personalidad en política, debió enfilarse hacia una trama vasta en información, meticulosamente rodada y con objetivos distantes al despliegue vacuo de fx y una historia volcada hacia lo poco más que insustancial. Los espejos no siempre reflejan autenticidad y así como Uday Hussein nunca lo vio en su doble, tampoco el guionista lo logra con esta cinta.
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4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
En casa de HUSSEIM Jr.
No será ganadora de ningún premio pero es interesante. El "hijísimo" de Sadam elige un doble para dar la cara cuando él piensa que puede estar en peligro o cuando, simplemente, no le da la gana de asistir a algún evento.

Desde luego no será una de tus peliculas favoritas, pero es interesante ver cómo la Family irakí campa a sus anchas por Irak.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
UN MÁS RUIN QUE EL MISMO DIABLO
Mi voto, para algunos alto, no se debe a que me guste la porquería de vida de Uday, todo lo contrario. Mi voto se debe a que una de las balas destrozase su partida de nacimiento (su pene que da pena, “la cabeza de un miembro del diablo”).
El mal gusto es la opción ornamental más adecuada para hablar del régimen de Saddam Hussein, cuyas estancias (según se supo tras la invasión a Iraq en 2003) abarcaban genuinas colecciones de trash art, el sueño húmedo de todo amante de weird fantasy:
“Sexo, sangre, mutilaciones, torturas, drogas, y una inclinación por el impacto frontal”. Así, el director Lee Tamahori, hace bien encargando desde el primer minuto al as que guarda en su manga: Dominic Cooper, extraordinario y trágico hombre sin identidad. Tamahori nos sumerge en un mundo al margen del mundo sin renunciar a mostrar brutalidades, excesos y festejos rayanos en lo bizarro sin compasión alguna para con su figura central, un príncipe de las tinieblas psicótico y desfasadísimo para el que la vida y la muerte no son sino juegos de niños que practicar sin remordimientos ni consideraciones de ningún tipo. Todo es tan espontáneo que incluso parece paródico en ocasiones, pero asusta.
“El doble del diablo” luce una buena y atractiva dirección artística, aunque el gran acierto de la película es su protagonista Dominic Cooper, capaz de mudar absolutamente en cada secuencia y dar vida a dos opuestas moralidades.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
DOBLE Y NADA
Consigue Dominic Cooper salir más que airoso de este fallido acercamiento a un personaje psicópata como fue el hijo de Sadam.
La cosa esta contada con desgana y de forma tan plana que la tentación de abandonar la sala es muy fuerte. Cooper aprovecha la oportunidad del desdoblamiento de sus personajes y deja claro que es un actor que va a tener mucho trabajo.
Tamahori sigue con su linea habitual de productos de consumo de factura estandarizada desaprovechando en esta ocasión un tema que daba para mucho y que se queda en lo anecdotico, consiguiendo a veces lo imposible y es que el horror de lo que se nos cuenta no nos afecte lo más mínimo y que la realidad de los hechos tome tintes caricaturescos.
Por supuesto no existe ni asomo de análisis sociológico, critica política o cualquier matiz que se tome en serio la vergüenza de lo que pasó en Irak, sus causas y sus "¿soluciones?".
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Uday Montana
Una película muy gamberra, no se sí el director le quiso dar esa sensación, pero así ha sido, y en mi opinión, mejor así.
El hijo de Saddam es un verdadero demonio, una especie de Tony Montana árabe, asesino, violador, secuestrador, histérico, cobarde, mimado, odioso... pero todo está más enfocado (sin pretenderlo, eso si que es seguro) hacia el humor y esto es gracias a la doble interpretación de Dominic Cooper que hace un gran trabajo y de no ser por el, esta película carecería de personalidad.
Bastante entretenida y con grandes secuencias (algunas muy violentas).
La recomiendo, me ha sorprendido gratamente.
Mi nota: 6,5.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
EL HIJO DE SADDAM HUSSEIN
El neozelandés Lee Tamahori, director de la respetable cinta “Guerreros de Antaño” (Once Were Warriors, 1994) a la más comercial de las entregas de James Bond como “Muere Otro Día” (Die Another Day, 2002) se encargó de ésta producción entre Bélgica y los Países Bajos y que se basa en la biografía de Latif Yahia , héroe de la guerra de Irán-Iraq que fue contratado por Uday Hussein, el hijo de Saddam, con la mera intención protectora de convertirse en un reflejo, un símil, su propia sombra...

Las fiestas, las orgías, las locuras y la falta de Derechos Humanos en las estancias de Palacio, ya por no decir en el exterior, fueron una constante en la nueva vida de ese doble y guardaespaldas... Los caprichos en que se dejaba someter bajo el horror de la neurosis y la paranoia de una tiranía encubierta, dejaron huella en el testimonio de un sometido más bajo un régimen cruel apoyado primero por Estados Unidos y luego aniquilado por éste.

Siendo fiel como ejemplo de otros films al estilo de “El Último Rey de Escocia” (Last King of Scotland, 2006) de Kevin MacDonald, la película de Tamahori reúne usa de los mismos tópicos para reflejar una vez más qué se esconde bajo la verdadera cara amable del poder en su ascenso y caída a los infiernos. Increíble interpretación de la francesa Ludivine Sagnier interpretando a una de las concubinas de Palacio.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Toda una sorpresa
De vez en cuando viene muy bien ponerse a ver una película de la que prácticamente no sabes nada, y encontrarte con una sorpresa como esta.
Con un estreno prácticamente desapercibido y sin promoción, "El doble del diablo" resulta ser una película interesante.
Trata de la vida de un joven iraquí que es contratado a la fuerza para ser el doble del hijo del dictador Saddam Hussein.
Amenazado de muerte sin poder librarse de este desagradable trabajo, Latif tiene que aguantar todas las excentricidades de un psicópata degenerado que actúa con total impunidad en su palacio de Bagdad.
Dominic Cooper, un actor absolutamente desconocido para mí hasta ahora, borda su doble interpretación.
La película, aún estando basada en hechos reales, mantiene un interés constante, mostrando lo que la mente de un loco puede llevar a cabo estando en el poder.
El mérito del film es más del normal, pues no cuenta ni con un gran presupuesto ni con actores famosos. De hecho, ni siquiera proviene del todopoderoso Hollywood.
Es por ello que resulta ser una historia más que recomendable, con dosis de drama, intriga, thriller, política e incluso algo de espionaje.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
El Hijo Del Sátrapa.
11(09/01/13) Basada en hechos reales discutibles novelados por el propio protagonista, Latif Yahia, el realizador neozelandés Lee Tamahori nos ofrece un film sin más sustancia que su punto de partida, por otro lado nada original, el resta es rellenar minutos con situaciones forzadas y artificiosas, un akelarre de excesos que buscan impresionar al espectador pero sin darnos un fondo, si no un mensaje bastante superficial sobre la corrupción del poder.
Estamos a mediados en la Irak gobernada con puño de hierro por el dictador Sadan Hussein, Latif Yahia (histriónico Dominic Cooper) es un militar que tiene la desgracia de parecerse físicamente a Uday Hussein (hiperhistriónico Dominic Cooper), es el cruento hijo del tirano, Uday decide obligarle a que se haga pasar por su doble en las situaciones comprometidas, si no su familia será asesinada, así pasa a pasar largas jornadas con el sociópata Uday, este campa a sus anchas por el país causando todo tipo de tropelías, borracheras, drogas, violaciones, asesinatos, orgias y demás villanías causa, Latif tiene la simpatía de Uday, comparte sus lujos y decadencia, pero se siente asqueado de está sádica vida, entrando en una espiral de terror y amoralidades.
La cinta posee un arranque interesante en la presentación de personajes y de la historia, pero a la media hora el argumento se vuelve se vuelve vago, redunda una y otra vez en lo malo que es Uday y en los intentos por escapar de Latif, los personajes no evolucionan, son los mismos al empezar que al acabar, son más planos que los pechos de la Knightley, llega a dar la impresión que el relato no sabe a dónde va, dando lugar a situaciones dantescas y que se zambullen en el ridículo. No sabe si es una cinta de acción, un drama social, una crítica al poder, la indefinición marca a fuego esta aparatosa propuesta. Todo el impacto y pretendida fuerza se porfía a un puñado de escenas de violencia y sexo, donde no pueda llegar su insípido guión que llegue el morbo. Su metraje se excede en mucho para lo que cuenta llegando a caer en el tedio. Además, no hay secundarios de enjundia, ninguno tiene peso, son meros floreros. Tampoco tiene mucho valor como retrato de un país asfixiado por el sátrapa pues solo vemos al Monstruo de hijo moverse entre opulencia y las clases altas, el resto es un paisaje tan lejano que no se atisba si la nación vive bien o no.

La historia contrapone dos personalidades opuestas, un Diablo y un Ángel, esta es la visión que da el protagonista, se pinta a sí mismo, Uday, como ser bueno, honesto, oprimido, error! Primero porque es nada creíble que no se aprovechará un poquito de su posición, y siguiente que si le pusieran alguna arista tendría algo de empatía pues lo que queda es un ser bastante lineal, así como la relación con su némesis está vagamente estructurada. Asimismo el romance que tiene con Sarrab (inane Ludivine Sangier) es expuesto de modo torpón.
Solo hay un actor que mencionar, es Dominic Cooper amo y señor de los dos roles, nunca me han atraído las historias de gemelos, o personas muy parecidas, resultan nada creíbles, aquí la papeleta de la diferencia se salva con una dentadura postiza, las interpretaciones no las salva ni Perry Mason, para hacerlas antagonistas se hunde en la caricatura, el bueno es un buenazo que se comporta incoherentemente, el malo es un guiñol sobreactuado, una caricatura hiperbólica que ansia transmitir maldad sibilina con una sonrisa pícara, recurso de preescolar de actor, da grima ver sus formas caóticas e hipernerviosas, cuanto más pasado de vueltas mejor parece ser su lema, no entiendo a los que les ha maravillado esta actuación.

La puesta en escena es lo mejor de la película, una recreación meritoria de los círculos en los que se mueven los dos. Pero el mayor enemigo que tiene la narración no se puede salvar, es que tiene poco que contar, como bien he leído poco aporta a lo que dijo el historiador inglés John Emerich Edward Dalberg Acton <El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente>, queda nítido a los 20 minutos, el resto es más y más, una huida hacia adelante con un desarrollo bastante inverosímil, con lagunas y agujeros argumentales que me niego a mencionarlos, sería darle importancia a este producto insatisfactorio.
En conjunto una olvidable cinta que nada deja y nada deja, en batiburrillo de desproporciones que no llenan un ápice el vacío que deja su visión. Fuerza y honor!!!
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
"Tienes que entenderlo, Laatif. Uday te ha elegido. Le perteneces"
El título de mi crítica puede ser un buen resumen para esta película. Y es que Uday Sadam Hussein, hijo primogénito de Sadam Hussen, presidente de Irak, poseía a quién a él se le antojara. Torturador, asesino, violador, cocainómano, Uday era una auténtica joyita que, a veces, sacaba de sus casillas a su propio padre, otro auténtico monstruo que tenía esclavizado al pueblo iraquí. Recuerdo como si fuera ayer (y éso que ocurrió en 2003, cómo pasa el tiempo...) cuando ví en las noticias el cuerpo sin vida de Uday, su cara totalmente amoratada de golpes y como empezaban a salir a la luz las maldades y vicios del mayor de los Hussein, así como recuero cuando su padre fue arrestado y ejecutado y cómo los iraquíes acudían a sus esculturas en plena calle y las derribaban con el odio en sus rostros. Debió de ser indescriptiblemente duro vivir en Iraq bajo el yugo de esta familia de degenerados y asesinos. Cuando los soldados americanos entraron en la mansión bombardeada de Uday el día de su muerte encontraron toda clase de lujos así como u enorme zoo lleno de leones. Tenían sus propios cirujanos plásticos que cambiaban el rostro de sus dobles, tenían sus cárceles para atletas olímpicos que servían para que el loco de Uday pudiera desahogarse torturando a los deportistas que no ganaran en sus competiciones, en fin, toda clase de barbaridades que están para mí muy bien reflejadas en esta sencilla película de un director neozelandés de padre maorí como es Lee Tamahori de quien aún yo no había visto ningún trabajo. Dominic Cooper es el alma de la película. Maravillosa elección de casting, el guapo actor está que se sale con su doble papel de Laatif y de Uday. Hay muchas voces que se han levantado en contra de la veracidad e lo que cuenta Laatif como doble del hijo de Sadam, entre ellos un antiguo guarda de palacio, un cirujano, un oficial de la CIA y, al menos, dos confidentes de Uday que niegan que Laatif fuera realmente quien dice ser y que viera lo que dice que vio y afirman que éste tan sólo era alguien con cierto parecido a él y elegía las chicas para que Uday pudiera tener sexo con ellas. La película está rodada en gran parte en el bello país de Malta (tenéis que visitarlo, merece la pena) y cuenta también con la francesa Ludivine Sagnier, actriz que me suele gustar mucho y que aquí está simplemente correcta. La francesa no estaba muy convencida de ser capaz de representar a una iraquí como Sarrab por falta de raíces, pero fue convencida por el director para que lo hiciera y no es la mejor actuación de Sagnier, todo hay que decirlo. Un impresionante Philip Quast se hace cargo del personaje de Sadam Hussein, inmenso. Recomendable.
Un saludo,
Tess
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