10 Críticas de los usuarios

Es la primera vez que escribo una crítica sobre algo que no sea una película, sino una serie. Pero es que pocas veces un episodio me pilló tan desprevenido. Series como 24 o Perdidos, por ejemplo, son ya inmortales. No hace falta ni una crítica para saber que ambas tienen un 10 como una catedral. Pero desde el piloto de cada una, podías prever que iban a ser auténticos pelotazos que iban a dejar marcada a la generación. Pero una serie como ésta, de la cual nadie se fía (ni siquiera yo, al menos hasta que vea la temporada completa) y que no se sabe si seguirá el éxito de audiencia que su piloto ha tenido: que nos entregue un inicio de estas características es sencillamente asombroso.
Por tercera vez en tres semanas, Jake ha huido de la escuela y ha subido a una torre de teléfonos, exactamente a las 3:18. Su padre, Martin (Kiefer Sutherland regresa tras el impactante final de 24), un hombre atormentado por la muerte de su esposa en el trágico 11-S, va a por él pero sus problemas acaban de empezar: una aistenta social ha sido enviada para investigar si Martin es capaz de hacerse cargo de su hijo autista, que además posee una característica particular: no deja que nadie le toque. Ni su propio padre. Pero lo que realmente va tomando importancia en el asunto es una misteriosa capacidad que el chico posee para las matemáticas que le llevará a hacer conexiones entre numerosas personas aparentemente no relacionadas.
Es muy precipitado y todavía la cosa puede ir muy mal, pero es meritorio que un solo episodio piloto nos descubra a un nuevo Kiefer Sutherland, es meritorio el que ya conectemos con los personajes principales con bastante facilidad y es realmente acertado el dibujo del personaje de Jake. Pero si hay algo que hace que este primer episodio llegue al 9, es su guión. Un guión realmente trabajado y con ganas de buscar cosquillas emocionales, que alcanza su culminación con un sorprendente final que puede llegar a emocionar hasta al más duro, al tiempo que junta todas las piezas del rompecabezas de un modo genial. También destaco ápices de tensión e intriga narrativa que no suelo ver en bastantes series dramáticas.

Veredicto: El primer episodio piloto que me sorprende en mucho tiempo. Esperemos que la serie esté al nivel, aunque aguante sólo una temporada o dos más.
Nota: 9/10.

Una combinación por lo menos curiosa, es mezclar al responsable de crear un fenómeno tan luminoso como pasajero (Tim Kring), con un actor que corre un riesgo casi seguro de ser encasillado (Kiefer Sutherland). Me acerqué a este piloto con suma cautela, y con cierto escepticismo, así que no me esperaba mayor cosa.

Sin embargo, el capítulo me ha sorprendido de forma muy grata. Primero, hay una exquisitez y delicadeza notable en cada toma, cada encuadre y cada escenario. La ambientación por tanto está muy lograda, se nota que la serie ha sido muy mimada por los realizadores, dando una apariencia muy atrayente y luminosa.

Segundo, tenemos una historia que requiere que te hagas un crédulo total, para admitir ciertas concesiones para que la trama no se corte. Esto puede resultar un lastre muy grande (pensando a futuro), pero aquí funciona, las historias son muy "monas", y aunque alguna no me atrajo en nada, otras si lo hicieron.

Tercero, los actores cumplen, Sutherland todavía tiene reminiscencias del señor Bauer (lógicas, considerando que lo interpretó por cerca de 10 años). Pero estoy seguro que Kiefer se ira despegando de ha poco de Jack.

Finalmente, la serie promete, desconozco los derroteros que transitará a partir de ahora, pero ha puesto los cimientos de algunas ideas interesantes, y sobre todo me ha dejado con un buen sabor de boca, mucho más de lo que esperaba.

En resumen, estamos ante lo que puede ser uno de los mejores estrenos de la temporada, con mucho corazón, con actores que tienen un margen de mejora considerable, y con una historia que espero el señor Kring no tire por la borda como ya lo hizo antes (Héroes).

Recomendable
7.5

La idea no es nueva. Esa premisa de que todos estamos interconectados de alguna manera ya la explotó J.J. Abrams de forma fallida en Seis grados o Mimi Leder en Cadena de favores, película que guarda muchas similitudes con el último estreno de la cadena Fox. Es un argumento manido, aburrido si quieren, sobre todo para los que sospechamos que el único que marca su destino es uno mismo. Pero si la incredulidad no impide gozar de la ciencia ficción, los prejuicios iniciales tampoco evitan que Touch se convierta desde el primer minuto en toda una experiencia audiovisual.

Pocos pilotos pierden minutos de la carta de presentación para mostrar su cabecera. Sin embargo, los responsables de esta serie preestrenada la semana pasada en Estados Unidos decidieron sabiamente incluirla. Su impresionante belleza formal recuerda por momentos al inabarcable derroche de imágenes del documental Baraka. Una espiral de diminutos elementos en movimiento acelerado que ejemplifica perfectamente el espíritu ambicioso y global de esta producción.

Porque la cabeza pensante que hay detrás del invento es todo un experto en grandes hazañas. Pocos retos se le resisten a Tim Kring, quizá el único consista en lograr una continuidad a la altura de sus espectaculares premisas. Consiguió dejarnos con la boca abierta dándole un giro al género de superhéroes para luego bajarnos el listón de manera estrepitosa con las siguientes temporadas de Héroes. Ahora corremos el mismo peligro con Touch. Una vez hemos picado el anzuelo, veremos si es capaz de sacarnos con éxito del entuerto.

Mención aparte merece Kiefer Sutherland, esa especie de Bruce Willlis del siglo XXI, que regresa a la pequeña pantalla tan sólo un año después de dar por finiquitada la serie que lo alzó al estrellato, 24. Como ocurriera con el ex de Demi Moore, el actor demuestra que es capaz de superar el rol de tipo duro. Con Touch nos presenta a un padre desesperado capaz de cualquier cosa por recuperar a su hijo. La unión con el pequeño y los vínculos numéricos entre seres anónimos de todo el planeta suponen, de momento, la dosis perfecta para la adicción. Esperemos a marzo, cuando la serie se emita con regularidad, para comprobar si alcanzamos el mono.

Partiendo de una premisa interesante, K. Sutherland (Martin Bohm) en
la superficie, por lo menos, no es gran cosa como hombre de acción al estilo del agente Jack Bauer, que tanto nos hizo disfrutar en la aclamada serie “24”, pero sí comparte el mismo sentimiento de angustia generalizada. Martin se preocupa de que no está haciendo todo lo posible para su hijo, y una vez que la magia de los números comienza a hacer su efecto, entrelazando historias a lo largo de todo el mundo, “Touch” se convierte en una especie de
escenario de “24”en el que a Sutherland le corresponde hacer el esfuerzo heroico de llevar el peso del mundo sobre sus hombros. De momento, lo más interesante de “Touch” es la forma en que se intentan presentar sus historias entrecruzadas como narraciones idealistas, tomando la idea de que de la interconectividad que experimentamos a través de la tecnología pueden surgir cosas buenas. Pero de momento sólo he podido ver el piloto, y los pilotos siempre tienen
que presentar una gran cantidad de información, dejando poco tiempo para matizar el carácter de los personajes, así que veremos cómo se desarrolla.

Sentarse frente a una pantalla de TV o de cine es un acto que para cada cual tiene sus motivaciones. Unos para divertirse, otros para analizar, otros para creer. Yo me senté a ver Touch, solo por entretenimiento y quedé fascinado. Me sedujo por su capacidad para emocionarme. No me importa que algunos momentos sean artificiales, y traídos de los cabellos, o que apelen al sentimentalismo para atrapar. A mi me atrapó y punto. Logró su cometido el señor Tim Kring conmigo como lo hizo con millones de Americanos en su lanzamiento.

Créanme, esta serie será un hito al estilo de Lost, claro está si no tiene la misma pobre suerte de agotarse en talento y perderse en el camino de lo absurdo y lo ridículo como le pasó a la serie de JJ Abrams. ¡Bienvenida!

Las producciones televisivas de 2012 empiezan cojonudamente, si señor. "Alcatraz" de Mr. Humo negro (J.J. Abrams) es -con tres episodios emitidos- una cutrez de cuidado, "Smash" de Steven Spielberg ha salido rancia como ella solita (aunque tiene un guilty pleasure materializado en las carnes de la atractiva Katharine McPhee) y "Touch", del creador de "Héroes", es un bodrio lirondo del tamaño de Jorge García. El piloto no podría funcionar mejor como tal, eso sí: presenta los personajes, abre y cierra tramas y en sus últimos 30 segundos lanza un gancho para que los pobres espectadores con ganas de ver a Jack Bauer a toda costa piquen en marzo, cuando la serie empiece oficialmente su emisión. Sobra decir que yo no estaré entre ellos.

"Touch" cuenta cómo Jack Bauer y Raymond (el protagonista de Rain Man) tuvieron un hijo (no preguntéis cómo, en la mente de Tim Kring todo es posible) que lleva ocho añazos sin hablar con nadie, y que se cabrea si le tocan. Sin embargo se suelta unos monólogos en off que ríete de los teoremas de Pitágoras y de su troope. Con la idea de que todos estamos conectados en el mundo aunque sea por pequeñas cosas nace una historia que, de base, es sumamente interesante, pero que milagrosamente aquí se hace extremadamente aburrida, y poco atractiva. Lo que más ha destacado la crítica norteamericana de este piloto (se han deshecho en elogios, será la crisis) es su capacidad para emocionar al respetable. Yo no sé si soy de piedra pero me he reído más que otra cosa. La forma en la que se cruzan las historias está sableada de "Babel" de Iñárritu/Arriaga no porque ellos inventasen ese tipo de narraciones sino porque encima los personajes son de nacionalidades similares: Japón, Estados Unidos y, eso sí, cambian Marruecos por Irak. Una docena de personas son así cruzadas mediante elementos sencillos (un teléfono móvil, un billete de lotería, y los números 318) y vamos viendo cómo esto afecta a su vida. La forma de cerrar las tramas personales es tan tonta que dan ganas de quemar vivo al señor Kring, aunque sé que estoy en minoría y que aparentemente gusta mucho a todo el mundo.

Jack Bauer hace de un padre que ha sido incapaz de comunicarse con su hijo autista en ocho años, pero que en 50 minutos lo consigue. Debía estar esperando a que lo filmasen. Y los demás personajes, dado que no serán regulares (el piloto lo cierra todo, así que sospecho que cada episodio entrecruzará a unos diferentes, de varios puntos del globo, dejando sólo a los centrales -padre, niño, asistenta, el experto matemático que interpreta Glover-) son más planos que una tabla de planchar.

////// La falta de espacio me lleva a seguir despotricando en "spoiler", pero sin destripes, tranquilos. Y para los que lleguéis al final, hay un premio en forma de reflexión al aire. ¡Y un chiste!. //////

Sorprendido me hallo al leer semejantes trolleadas en un sitio donde esperaba encontrar un poco más de coherencia y cultura audiovisual (me refiero a dos o tres de las críticas anteriores a la mía).

Tan solo le voy a decir al usuario Caith_Sith que me parece aberrante que, por una parte, encasille al señor Sutherland en uno de los muchos papeles que ha realizado en su carrera, y por otro lado alabe o defienda al señor Casas cuyo salto a la "fama??" se basa en plasmar su jeta "bonita??" en televisión y humedecer los bajos de cuatro chonis y quinceañeras... aberrante, no diré más, y esa persona pretende parecer un crítico serio...

Sobre el episodio, diré que me ha gustado el arranque de la serie, me ha dejado con ganas de ver los siguientes capítulos. Las historias que se entrecruzan en este primer episodio, en general me han gustado todas menos una de ellas (no voy a destripar nada), que en mi opinión comienza teniendo muy buena pinta, pero termina de un modo, para mi gusto, demasiado artificial y carente de personalidad y dramatismo. Debo añadir, a falta de ver mas episodios, que espero eso en los siguientes episodios, un poco mas de dramatismo, tal vez un enfoque un pelín más catastrófico.

El piloto de “Touch” comienza de la manera más absurda posible. Un niño autista se dirige a nosotros… y… ¡nos habla! Por supuesto nos suelta un rollo monumental:

«La proporción es siempre la misma. 1 a 1,618 una y otra y otra vez. Los patrones, el diseño matemático, están ocultos a simple vista. Solo hay que saber dónde mirar. Lo que a la mayoría le parece un caos, de hecho sigue unas sutiles leyes de comportamiento, galaxias, plantas, caracoles. Los patrones nunca mienten pero solo algunos pueden ver cómo encajan las piezas. 6.919.377.000 personas vivimos en este pequeño planeta.

Esta es la historia de algunas de esas personas. Hay un antiguo mito chino sobre el hilo rojo del destino. Dice que los dioses han atado un hilo rojo alrededor de cada uno de nuestros tobillos y lo han unido a todas las personas cuyas vidas estamos destinados a tocar. Este hilo se puede estirar o enredar, pero nunca se romperá.

Todo está predeterminado por probabilidades matemáticas, y es mi trabajo vigilar esos números, para hacer las conexiones por los que necesitan encontrarse... aquéllos cuyas vidas necesitan tocar...

... Y, bla, bla, bla...»

Si usted no se ha dormido o sus bolsas genitales no están tocando el suelo en este momento… ¡esta es su serie! Al parecer el piloto de “Touch” ha gustado tanto que me hace replantearme si esta noche alguien dejará una vaina al lado de mi cama para que mañana modifique el texto de esta crítica. La serie parece tener una clara vocación procedimental bajo un patrón de numerosos secundarios y tramas globales que harán que el destino de todos esos personajes coincidan para que los unos se salven a los otros. Es un cruce entre “Vigilados: Person of Interest”, cambiando la máquina por un niño autista que establece los hilos y las personas clave, “El número 23” (por la obsesión numerológica) y “Seis grados” con ese habitual espíritu abramsiano de coincidencias imposibles y el destino como mínimo común denominador.

Sincera y personalmente no me interesa una serie que basa todo potencial dramático en un niño autista que no se deja tocar (hasta el final del piloto en el que por fin ‘conecta’ con su padre), una asistente social cooperante y un profesor que ayudará a descifrar el verdadero significado de esa numerología para saber que personas necesitan conectar… En el piloto de “Touch”, dirigido por Francis Lawrence que recientemente hizo aguas en “Agua para elefantes”, se habla de hilos rojos atados a nuestros tobillos y a otras personas, de ruedas cósmicas, de energía electromagnética, conexiones, entrelazados cuánticos, causas y efectos, del tercer ojo y del gran Todo… pero no de Raticulín, restando mucha credibilidad a la historia.

“Touch” no parece ni de Iñárritu ni de Abrams y ni siquiera una blandurria hez al servicio de Will Smith. Lo que realmente parece es un anuncio de móviles (y de hornos). Nokia, eso sí, debería plantearse demandar a Tim Kring por robarle el eslogan... y 'conectarles' una demanda.

Cada día me doy más cuenta de que no entiendo a las personas.

Vi el primer capítulo de Touch doblado, y a los 15 minutos me dí cuenta de que era una basura. Situaciones inverosímiles, diálogos forzados, densos, lacrimógenos y pretenciosos y resoluciones absurdas a diestro y siniestro. Paré el capítulo y empecé a verlo de nuevo en VOS, ahí es donde me di cuenta que el error no era de los dobladores, el olor a basura permanecía inalterable.

Después llego a filmaffinity y encuentro un 7,1 de media. ¿Por qué? Quien sabe, yo no entiendo a la gente.

Será el episodio piloto, en el que hayan intentado resumir un poco de qué irá el resto de la serie... pero si siguen así, al final acabaré enamorándome de la serie.

Veo muy pocas series, porque existen los anuncios y ayer jueves, cuando vi que estrenarían esta serie en FDF (España) pensé que verla sería una forma de darle una oportunidad a las series.
En un pinricipio me pareció algo raro, ¿cómo no? Un chaval que no habla pero que predice el futuro de una manera especialmente maravillosa...
Seguí viéndola con atención y a mi, en especial, lo que más me gusta es cuando las cosas cuadran a la perfección, porque ahí es cuando sé si una película, o en este caso, una serie, está bien hecha.
Lo mismo me pasa con la película, "The Ring" que no da miedo en sí, ni sustos muy grandes, pero lo que sí que me hace tener los pelos de punta, es que todo cuadre, desde el priemro minuto de la película, hasta el último.

Después también quería destacar la figura del padre, cómo sin tener el apoyo de la madre, que lamenteblamente murió en el atentado terrorista de septiembre del 2001, ha sabido ir a delante.

Muy grande esta serie. En serio, os la recomiendo.