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34 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Charlie y sus hermanos
Segundo largometraje de François Truffaut. Se basa en la novela de quiosco "Down There", del norteamericano David Godis, adaptada por Truffaut y Marcel Moussy. Se rueda en cinemascope y B/N, en escenarios de París, Levallois-Perret y montañas de Grenoble. Producida por Pierre Braunberger, se estrena el 25-XI-1960 (Francia).

La acción tiene lugar en París, Levallois-Perret y montañas de Grenoble, en 1960. El realizador dedica un homenaje al thriller americano de cine negro de serie B. Lo hace construyendo una emotiva y humorística caricatura del género. Trabaja con ansias experimentales y de diversión, movido por deseos de pasarlo bien. Le preocupa la belleza de los encuadres, las escenas y las secuencias. Trasmite a la obra el aire lúdico, arriesgado e imaginativo que rodea el proceso de filmación. De ahí que ésta encarne de manera fiel el espíritu de la "nouvelle vague". La narración presenta inchoerencias, algunos saltos y descuidos en el desarrollo de la acción. Realiza cambios de narrador, de intensidad de luz, de ambientes. No le falta, en cambio, coherencia estética.

La historia rompe estereotipos del cine negro: la prostituta es tierna y maternal; los gángsters son sociables y no hablan de drogas, apuestas, atracos y contabando; durante el secuestro tratan a la víctima con familiaridad; los hombres tienen miedo, son cobardes y más débiles que las mujeres; el protagonista es tímido y retraído. En otros puntos repite los lugares comunes del género, como el pasado oscuro y atormentado de Charlie (Charles Aznavour), la intervención de matones siniestros, muchos disparos de pistola, traiciones por dinero.

La naturalidad y espontaneidad del relato le lleva a incorporar imágenes de un beso muy prolongado, lanzamiento de un vaso de leche sobre el parabrisas de los matones, estrepitosa avería del coche, referencia al "número del esqueleto" de la cabaretera Clarise. Presta gran atención a la mujer, que considera más decidida y valiente que el hombre: ella es la que encuentra el modo de deshacerse de los secuestradores, la que se enfrenta a los matones, la que hace reproches al novio. No faltan las citas cinéfilas: películas blélicas americanas, John Wayne, los Hermanos Marx. Hacen referencia a la obra "El Dorado" (1966), "Pulp Fiction" (1994), "Ararat" (2002), "Kill Bill v. I" (2003) y otras. Citas cultas son las de Ravel, Chopin, Litz y otros.

La música, de Georges Delereue, ofrece fragmentos breves de temas jazzísticos y composiciones instrumentales, como "Charlie", "Charlie et Léna", "Rock", "Théme d'amour" y "Rencontre". Añade dos canciones: "Framboise" y "Dialogue d'amoreux". La fotografía aporta un trabajo de cámara diligente, al que añade imágenes congeladas, primeros planos psicológicos o curiosos (dedo sobre pulsador del timbre), encuadres lejanos, planos picados, giros, etc. La interpretación de Aznavour es correcta y melancólica.
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64 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Interesante Truffaut menor
Por un lado me pareció una obra menor y sin mayor trascendencia, pero por otro me resultó muy interesante ver en ella el germen de películas posteriores. En especial me recordó a “Vivamente el domingo”: el personaje que interpreta maravillosamente la bella Marie Dubois es todo un precedente de la radiante Fanny Ardant (el peinado, las gabardinas, el verse envuelta en medio de una intriga en la que tiene que ayudar a su feúcho enamorado, cosa que hace con mayor desenvoltura de la que cabría esperar dada su inexperiencia en aventuras de cine negro…)
También vemos esa fijación de Truffaut por la piernas de las mujeres que el director desarrollaría (para mí hasta el hartazgo) en “El hombre que amaba a las mujeres”.
Tiene buenos momentos de humor, como cuando el protagonista está en la cama con una protituta y le tapa los pechos con la sábanas “igual que hacen en las películas”, dice.
La estructura con saltos en el tiempo es bastante moderna para la época (1960), y emplea la técnica del Mcguffin hitchcockiano de construir una historia trepidante en base a algo mínimo (no le funciona tan bien como a Hitchcock, pero no queda nada mal)
Una película muy interesante (pero más por las comparaciones y paralelismos que permite hacer, que por su propio interés intrínseco)
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33 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Un thriller donde no pasa nada
Truffaut es de mis directores favoritos porque siempre supo sacar la belleza de la cotidianidad, por no abusar de la pretenciosidad de la nouvelle vague, y porque siempre consiguió interesarme su forma de hacer interesantes cosas que podrían pasar en mi propia casa. Pero a la hora de rodar su primer thriller, no supo por dónde quería conducirlo. Es una película donde nada tiene sentido, las cosas ocurren sin tener nada que ver con lo anterior, y donde lo que vemos ocurre de una forma totalmente absurda, sin que realmente el espectador sepa en ningún momento a qué viene lo que acaba de ver.

Quiso homenajear a ese cine negro americano que tanto le gustaba en sus años de juventud, pero se le fue la mano. Un guión horrible, donde lo único que tiene algún interés es la escena final, que está mal rodada, al usar unos planos excesivamente generales, y el espectador no tiene noción de quién dispara contra quién. Es quizás su película más nouvellevaguiana en sentido y forma, pues tiene unos diálogos absurdos y pretenciosos, situaciones bufonescas que pretenden ser algo y se quedan en estupideces, y se desaprovecha la anterior vida del protagonista, su pasado oscuro, que suele ser uno de los puntos fuertes del film noir. La película en sí es como Con la muerte en los talones, se persigue al protagonista sin que sepamos el por qué, aunque la facilidad de Hitch y Truffaut para dotar de interés a una historia absurda es muy diferente.

En definitiva, la película más floja de Truffaut, que luego en La piel suave lograría resarcirse de este fracaso.
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37 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La Bohème...
En fin... qué Charles Aznavour no se arranque con La Bohème o Que c'est triste Venice resta puntos a la primera de las geniale películas del agitador de la Nouvelle Vague.

Película envuelta en brumas, en fundidos a negro imposibles, lúgubre, oscura y desasosegante, a la par que cómica. Espectaculares actrices, diálogos audaces e inteligentes entre los hermanos, relaciones de amor-odio entre hombres y mujeres, sexo desinhibido, juego sucio al descubierto de la sociedad parisina del mundo del arte y de la melomanía, amistad, gangsters simpáticos y contrapunto a los de la hampa de Kazan o Scorsese y un impasible Aznavour, pero que con apático gesto, atrapa la mirada de los espectadores porque a través de su lacónico mirar, se sucede la historia: de mujeres que mueren de amor, de espléndidas meretrices para nada mojigatas que muestran a la cámara sus pechos turgentes y tanto o más respetables que las señoras de alta cuna y baja cama. De chantajes, estraperlos y conversaciones amigables con los vecinos. Eso sí... no me trates de "tú". Llámame de usted, que he sido concertista, venido a menos, ahora pianista de cabaret, pero concertista por encima de todo.

Bien François, très bien... para ser su segundo filme, el relator des Cahiers du Cinemá, se lució.

La Bohème..., la bohème... ça veulent dire... on a vingt ans...
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15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Truffaut en el cine negro.
Segunda película de Truffaut tras el aclamado éxito de "Los cuatrocientos golpes", supone un film muy cercano al Cine Negro puro pero con sello eminentemente francés, a partir de la novela de David Goodis y de una atmósfera melancólica, fatalista, gaseosamente poética. Tiene personalidad y buenos diálogos, así como correctas interpretaciones, encabezando el reparto un bastante adecuado Charles Aznavour. Es un buen film.
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14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La máxima expresión del nihilismo
Este hombre hacía lo que le daba la gana.
Pongamos un lienzo fabricado de tristeza pura, de vacío existencial, nihilismo.
En el lienzo habrá que pintar algo, ya que ,o nos suicidamos o habrá que hacer algo mientras esperamos la muerte, ¿qué ponemos?, bueno, pues sexo, que al fin y al cabo es lo más entretenido. Mientras, algo de música, para hacer la espera más amena, si es de buena calidad, mejor.
Algo de humor, por qué no...al fin y al cabo, es gratis reirnos un poco de la vida.¿Estamos marcados genéticamente?, no lo sé, tampoco me importa, esto es nihilismo.
Mafiosos tontos se dice por ahí, como si los de verdad salieran del Padrino, gracias Truffaut, por hacerme ver la diferencia entre un libro y un cuento.
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11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El arte de saber mezclar
Resulta difícil descubrir a Truffaut detrás de sus obras, por lo menos a nivel formal. Sus personajes pueden poseer constantes, parecen eternos amantes del amor a niveles genéricos y encaran sus avatares con una poesía característica. No obstante, al abordar sus obras desde el como están construídas la cuestión se vuelve más delicada.

Y en Tirad...es un verdadero desafío, porque no hay duda que ese Charles de dobles identidades, plegadizo en sus creencias y principios, no hay duda que algo del director habita en él. Pero este singular personaje se halla en función de un dispositivo tan curioso como efectivo, porque Tirad es...una peli que se asemeja a al género del espionaje, es un policial negro de los de antes, sobre todo desde su fotografía e iluminación.

Ahora bien, hay una historia de amor en él, que digo una, sino dos, tres: algo de amor cortés, algo de amor trágico y, de postre, un amor de tintes poéticos intimistas que se filtra en una narración que nunca se vuelca netamente al drama, más bien parecería que vive desde sus ironías, sus absurdos y, sobre todo, desde esa música que trasciende a Charles, al piano, acapara al oyente seducíendolo, englobándolo: como aquella secuencia en la que la violonchelista se va del lugar pero ese piano aún suena para ella en su mente.

Hay algo de experimento con fines lúdicos en Tirad...como si asistiéramos a una atmósfera hilarante al servicio de un montaje fresco, avivado. Hay algo del pasado que vuelve a reclamar lo que es suyo, algo de una identidad que nunca logró conformarse del todo, y vió caer de nuevo sus viejos legados sobre sí misma. Porque al margen de todo lo graciosa que pueda resultar la trama, esta es, también, una historia agridulce y de tono amargo.
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
goodis en la esencia pero no en la forma
Floja adaptación de un grande de la novela negra americana, hoy en dia injustamente olvidado David goodis,.En mi opinión truffaut deja pasar la oportunidad de haber hecho un polar excelente ya que tenia materia prima para ello, por ejemplo el pasado del protagonista no esta contado en su conjunto como en el libro, lo que hace que no se entiendan algunas de las acciones que protagoniza, básicamente sigue la historia pero falla la esencia, los personajes de los pistoleros son caricaturescos, Tarantino tiene gracia para eso, truffaut decididamente no.La película se deja importantes lagunas como las razones de por que persiguen al hermano de Eddie, sinceramente me han gustado mas otras aproximaciones de truffaut al cine negro, como la sirena del missipi o la novia vestia de negro
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Insospechado protagonista.
Acostumbrados como estamos dentro del género negro a que tanto detectives como villanos, asesinos, ladrones, mujeres fatales y policías pululen por los antros de moda en busca de problemas, el pianista, ese en el que nadie se fija nunca, es el protagonista de esta historia. Una historia sobre la fama y el éxito, sobre lo que tenemos que sacrificar para alcanzarlo y lo poco que cuesta perderlo todo en un segundo. Una historia sobre la familia, de como condiciona tu vida y tu destino,de unos lazos de sangre de los que no puedes escapar ya que tarde o temprano tendrás que rendir cuentas de una manera trágica.
Como en muchas ocasiones el director nos narra los acontecimientos de una manera rozando la genialidad pero en otras ocasiones rozando la pedantería facilona de la época. No obstante me pareció una obra muy asequible y con unos momentos realmente memorables, sobre todo cuando se nos narran con una voz en off los pensamientos que al propio protagonista le pasan por la cabeza.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Edouard Saroyan
En la Nouvelle Vague también se realizaron películas de género. En el campo musical, tenemos los experimentos que realizó Jacques Demy, primero con el film en blanco y negro, Lola (1961) y después con Los Paraguas de Cherburgo (1964). En la ciencia ficción encontramos obras como Alphaville (1965) dirigida por Godard, o Fahrenheit 451 del propio François Truffaut. Este mismo director realizaría bien pronto (su segundo film después de conseguir el éxito comercial y crítico con su opera prima) una película de cine negro, titulada Tirez sur le Pianiste (tirad sobre el pianista, 1960).

Tirad sobre el pianista es una película de cine negro, lo que sucede es que es quizá se trata de una ruptura voluntaria con todos los clichés del género. El propio Truffaut admitió que realizó la película con tal de que no lo encasillaran, justo después de haber conseguido la palma de Oro en Cannes, tras la entrañable y célebre Les 400 coups (Los cuatrocientos golpes, 1959). Para romper con la tónica habitual del cine negro, Truffaut decide contar como estrella del reparto con Charles Aznavour, una de las estrellas musicales del momento, y que ya desde su propio físico marca una personalidad poco clásica respecto a los detectives y policías del género (enclenque y no demasiado atractivo). Pero además su personaje confirma la excepcionalidad de la película, pues está construido como un personaje traumático y tímido (en una secuencia construida mediante flashback se nos muestra al personaje de Aznavour comprando un libro para luchar contra su timidez).

Pero esta pátina de desmitificación la encontramos más allá de nuestro personaje principal. Y es que desde luego nuestros gánsteres no son los tipos más habituales. Los diálogos de los dos revelan que nos encontramos ante unos personajes que aparentan ser poco malvados, pues mantienen conversaciones amigables con las personas a las que ellos mismos han secuestrado a punta de pistola. Aunque si es cierto que Truffaut introduce algún detalle interesante, pues en una de las secuencias más célebres de la película, uno de los gánsteres compone casi un monólogo él sólo, donde se delata como un absoluto machista. También encontramos en la película una prostituta (interpretada por Michèle Mercier, cuyo famoso desnudo le valió la crítica de gran parte de la censura-Las mujeres se tapan en el cine- espeta el personaje de Aznavour) que lejos de parecerse al prototipo de Femme Fatale, se acerca al modelo de mujer ideal y bondadosa, que incluso es capaz de cuidar al hijo adoptivo del protagonista de una manera casi materna.

El desarrollo de la película está centrado en su continua ruptura. La primera secuencia del film ya resulta significativa. En medio de la más absoluta oscuridad, se presenta el perseguimiento por parte de los gánsteres hacía el hermano del personaje principal, que anda metido en un lío (Un auténtico macguffin, pues nunca llegamos a enterarnos hasta el final de la película porque persiguen realmente al hermano, ni porque la toman con el personaje de Aznavour que no ha hecho nada) y que después de escapar entabla conversación con un tipo de la calle que le contará una curiosa historia acerca de su matrimonio. Ahí la película empieza a mostrar sus cartas; La continua ruptura de tonos será una constante de la película. Después el hermano llegará al bar donde está su hermano, y donde el protagonismo recaerá finalmente en él. La película parece entonces desarrollarse en este sentido, pero realizará un auténtico cambio de tercio cuando se nos presente a mitad de la película un largo flashback, que nos enseñará el pasado de nuestro protagonista principal, así como la fallida relación matrimonial que sostuvo con su exmujer (quien se llegó a suicidar). Después del largo flashback se volverá a la situación inicial, pero hacía el final de la película se abren diversas líneas narrativas (como el secuestro del hijo de Aznavour por parte de los dos gángsteres). Esta estructura tan embrollada puede amargar a más de uno, y el propio Truffaut advirtió sobre la película, clasificándola como una obra sólo apta para los más cinéfilos. Por momentos, tirad sobre el pianista da la sensación de no estar relatando ninguna historia.

Desde luego la finalización de la película no habría sido posible sin la ayuda de una joven montadora, Claudine Bouché (en teoría la responsable del montaje había de ser Cécile Decugis, pero esta fue encarcelada por apoyar el frente nacional de liberación argelino) que inició su andadura con Truffaut en esta película, y que volvería a colaborar con el director en películas posteriores. A Bouché se le debe gran parte de secuencias que Truffaut había grabado sin tener una idea bien clara de cómo componerlas después[1], como aquella en la que el personaje principal se dirige a la sala del productor de música, y de ella sale una violinista que la cámara acompañará de manera deliciosa, hasta que esta se detiene al escuchar el piano de Aznavour.

[1] Carole Le Berre, François Truffaut: En Acción, Ed. Akal, Madrid 2005

http://neokunst.wordpress.com/2014/04/29/francois-truffaut-tirez-sur-le-pianiste-tirad-sobre-el-pianista/
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Si es esto es la nouvelle-vague, que paren que me quiero bajar.
114/16(14/05/08) Pretenciosa segunda cinta del sobrevalorado Truffaut. Rompe con el estilo de su primera película, "Los 400 golpes", para adentrarnos en un mundo de cine negro, con fondo de música de jazz, malos idiotas, peleas sin sentido, guión mal estructurado .... Cinta que no sabe realmente que dirección tomar, si por la comedia, el dramatismo, los tiroteos o el amor, al final en esta vorágine de géneros es el espectador y los que una vez más se quedan con nosotros son los críticos al ponerla por las nubes. Me alegro de que fuera un fracaso comercial, a veces el público acierta. Otro fallo es el innecesario flash-back que más que ayudar, lo que hace es estorbar y desorientar. Lo mejor que tiene es su duración, cortita como las ideas de sus creadores y la música de jazz, un oasis de placer entre tanto absurdo. Recomendable a los que gusten del jazz, a los degustadores de cine negro abstenerse. Fuerza y honor!!!
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17 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Pobre pianista
Gran obra de Truffaut, que trata sobre un pianista que sin comérselo ni bebérselo sufre los males de sus familiares simplemente por serlo, y ni la fama ni el anonimato le sirven para vivir de forma tranquila con lo que más le gusta hacer, tocar el piano. Además, nos ofrece la idea de cómo una pasión puede convertirse en su cruz, es como si no pudiese vivir con ello ni sin él, pero de una forma totalmente indirecta, de la misma forma que la mala suerte no le ataca a él de forma directa sino por medio de sus más allegados. Es difícil hacer una película que cuente tanto en tan poco tiempo, y truffaut lo consigue, consigue meternos en esa desesperación del día a día del personaje y comprender que lo único que lo salva de esa rutina es la música.
Lo único malo es el final y ciertos sucesos que se ven venir de lejos, aunque puede que esa fuera la pretensión del gran director francés.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Film atípico de Truffaut.
Film poco conocido y menos valorado del cineasta francés, aquí emerge el Truffaut iconoclasta por la gran libertad y atrevimiento con la que trata la novela negra de David Goodis, por la feroz melancolía del tímido y pasivo personaje de Charles Aznavour, por el excéntrico “flash back” que evoca el origen de su profunda y misteriosa tristeza. La frescura narrativa, la mezcla de tonos confiere a la historia un aire que sirve para expresar un mundo propio. El lirismo de Truffaut no tenía la dimensión nihilista de Jean-Luc Godard, ni la cerebral, tan enredada en la memoria, de Alain Resnais; dimensiones que fueron y son muy favorecidas por esa mayoría de historiadores y críticos especialmente atentos a las figuras que sentaron las bases del modernismo.

A Truffaut le gustaba tanto la nieve que varias de sus películas posteriores, tienen escenas importantes en paisajes nevados, como en este caso. Según el cineasta ese es el origen de la película, estaba en la novela de David Goodis que la película adapta: “Una carretera nevada, en cuesta, un coche bajándola, sin ruido de motor, me entraron unas ganas terribles de visualizarla, lo demás vino después”. Lo que atraía a Truffaut era la fuerza fotogénica de la nieve, la fuerza de abstracción. La blancura de la nieve es también la forma más natural de borrar los colores de los que el cineasta desconfiaba en esa época.

Truffaut quería retornar a las fuentes de la cinefilia hollywoodiense “gustar a los auténticos chiflados del cine y sólo a ellos, a riesgo de desconcertar a una gran parte de los que disfrutamos con “Los cuatrocientos golpes”, “Tirez sur le pianiste” responde esencialmente a dos deseos: trabajar con Charles Aznavour, en quien ve el cineasta su “alter ego” – mismo aspecto flaco y nervioso, misma mezcla de angustia y voluntad –, y adaptar un relato de uno de sus escritores de novela policiaca preferidos. La historia triste y melancólica de un pianista famoso que, tras un drama íntimo, se refugia en el anonimato y se enamora de la joven camarera del bar donde toca todas las noches. La película es un “pastiche” respetuoso con la serie B americana, Truffaut desvía la historia policíaca hacia la poética mágica, mezclando el humor y el lirismo muy a la “francesa”.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Vertiginosa, lírica, impresionista, fatalista, dura, poética, experimental, inconformista y divertida
Alternando distintos géneros (cine negro, iconografía del musical, de la comedia y del western) con momentos de farsa (donde también se suceden otros más oscuros, cercanos a la tragedia), el filme posee libertad narrativa, impecable ejercicio de estilo, indudable fuerza creativa, planteamiento arriesgado, singular atmósfera y modernidad. Y todo ello (toda esa profusión de elementos heterogéneos aparentemente aleatorios) conforma así el envoltorio externo de esta película que Truffaut convierte en suya y cuya novela (“Down There” de David Goodis) queda como una mera fuente de inspiración.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La bella nouvele vague
Me encanta el cine de la Nouvelle vague y me encanta Truffaut. En este caso, una película fresca, divertida, sin ambiciosos propósitos (entiéndase esto como consecución de premiso y demás). Su único objetivo es divertir al público, narrar de manera fluída, sencilla, contarnos una historia atractiva. El desenfado de la nueva ola en algunos casos era demasiado extremo (véanse algunas obras de Godard), aún así me parecen films interesantísimos, pero con Truffaut, algo más comedido, este movimiento llego a su esplendor, y esta rara película, catalogada de menor, es un claro exponente.
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10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Pésima
Vamos a ver. Tirad sobre el pianista es un completo despropósito sin ton ni son. Diálogos absurdos y escenas igual de absurdas envueltas en una trama completamente deficiente. Unas actuaciones que rozan lo ridículo. Tan solo se salvan dos o tres escenas que hacen una leve gracia.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
JUGANDO CON LAS REGLAS
Después del gran éxito de Los 400 golpes, Truffaut pensó que todo el monte era orégano y realizó esta stravaganzza con el único fin de dar rienda suelta a su libertad creativa, pasárselo bien y experimentar rompiendo todas las "reglas" narrativas que le viniesen en gana. Lógicamente el resultado fue un fracaso de taquilla que le hizo ser más prudente en el futuro, pero que sirvió para desatascar y abrir puertas a futuros directores que se inspiraron en esta sátira/homenaje sui generis sobre el cine negro americano, tomando como base una novela vulgar del genero. Hoy día ha quedado como testimonio de las ideas de la Nouvelle vague con escenas interesantes salpicadas de humor y melodrama. Aznavour, que también sabía actuar y todo el elenco entran en el juego y juegan al juego del cine inventando sus propias reglas.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Truffaut a lo Hitchcock
Aunque las influencias cinematográficas que inspiraron a los autores de la Nouvelle Vague fueron tan dispersas como la autoría de sus películas, no se puede negar la tremenda impronta que el neorrealismo italiano y especialmente los clásicos americanos tuvieron en las mismas. Truffaut no era una excepción y seguramente su admiración por los trabajos de Hitchcock, Welles o Ford le llevó a meterse de lleno en el mundo del thriller con su segundo largometraje, una adaptación de Down There, novela del escritor David Goodis. Así, aunque haya en ella un poso de drama existencialista e incluso algunas pinceladas de humor surrealista (el diálogo con los secuestradores en el coche bien podría ser obra de Tarantino), Disparen al pianista es ante todo un noir clásico, con sus mujeres fatales, identidades secretas y un halo de fatalidad que envuelve toda la historia. Sin duda, Truffaut supo llevar el cine negro a su terreno sin desvirtuarlo.

El protagonista del film es Charlie Kohler, un pianista con un pasado dramático a sus espaldas que se gana la vida malgastando su talento en una taberna de barrio. A la par que establece un romance con la camarera deberá hacer frente al pasado criminal de sus hermanos que le persigue. Esta pareja protagonista la encarna maravillosamente el cantante Charles Aznavour y una hermosísima Marie Dubois, genialmente hierático el y perfecta ella en su papel de mujer aguerrida. Entre los secundarios vuelve a aparecer Albert Rémy, una breve aparición de Nicole Berger -como presagiaba el film, murió pocos años después en un accidente de coche- y Michèle Mercier, icono del cine francés de los sesenta gracias a las películas de Angélique, marquise des anges. Disparen al pianista es también la primera película de Truffaut a la que puso música el compositor Georges Delerue, habitual del director que se elevó hasta el estrellato de Holywood. Ocurre lo mismo con la guionista Suzanne Schiffman, desde entonces una sombra en todas las películas venideras del realizador.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Mal destino.
Segunda película dirigida por François Truffaut, en esta ocasión utilizó el cine negro como género, el cual llevaba siendo muy popular en Francia desde hacía diez años. Para ello adaptó la novela 'Down there', del norteamericano David Goodis; el propio Truffaut junto a Marcel Moussy, quien ya había trabajado con él en la escritura del guion de 'Los cuatrocientos golpes', escribió el guion.

Charlie, el pianista de un bar con una pequeña sala de baile, se ve involucrado por su hermano en un asunto turbio, ello dará pie a que conozcamos su triste pasado, el inicio de una relación sentimental y el final acorde con su vida anterior.

Siendo crítico cinematográfico, Truffaut, dijo que después de las tres primeras películas un director de cine de autor siempre vuelve a hacer la misma. Pues esas palabras le pueden ser aplicadas a él mismo, recordemos que sus tres primeras películas fueron 'Los cuatrocientos golpes', citada anteriormente, la que nos ocupa en este momento y 'Jules et Jim'. En ellas, incluso en su corto 'Les mistons' (Los mocosos), aparecen sus inquietudes que irá repitiendo con posterioridad: Su gusto por las mujeres, el poder del destino en la vida humana, lo corta que resulta la felicidad y ese sentido del humor que da a sus dramas cierto tono agridulce. Todo ello se presenta en esta su segunda cinta, así como su gusto por el detalle a la hora de dirigir.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Incoherente
Ya serán unas cuantas pelis las que habré visto sobre la Nouvelle Vague y en mi opinión, hay una palabra que caracteriza esa moda o tendencia, incoherencia. Esa tendencia, tendría buenas ideas creativas para el cine, pero veo que fue una moda que está aguantando muy mal el paso del tiempo, ya que todo su legado es una serie de ideas innovadoras, en su tiempo, sin ton ni son, que no llegan a cuajar, cómo pasa con otra tendencia o moda que es el cine Dogma.
Otra característica que veo que tienen ésta pelis de Nouvelle Vague, son la nula construcción de sus personajes, todos ellos carentes de alma y profundidad y a mi modo de ver una historia así no es nada, es perder el tiempo.
Por lo menos Tirad sobre el pianista, tiene su gracia de ser un homenaje o parodia del cine negro, se ve el intento, pero no llega a materializarse en algo innovador u original. El que fuera un fracaso comercial, no me extraña.
Bueno, a ver que es lo me espera de la proxima peli Nouvelle Vague, aunque ya tengo pocas esperanzas.
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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