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16 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
La Ética y la Ciencia
Denostada adaptación por parte del gran público de una de las grandes novelas de Herbert George Wells, que a mi juicio no solamente se deja ver sino que además lleva a la reflexión por su carga filosófica.

El film tiene los ingredientes suficientes para hacer de su visionado un acierto aunque es verdad que se podía haber sacado mucho más. Sobre todo teniendo en cuenta que tenemos una nómina de actores de lo más granado de su tiempo. Michael York, que a mi siempre me pareció mejor actor de lo que la historiografía nos cuenta, una Barbara Carrera, que nadie podrá negar que ha sido una de las mujeres más bellas de aquellos años setenta. Pero sobre todo un fantástico Burt Lancaster que siempre que aparece en pantalla ofrece una lección de cine mostrando una ambigüedad difícil de conseguir por otros colegas de profesión.

El guión no termina de funcionar del todo debido a la poca pericia de los autores, guionistas ocasionales que no conocían la profesión debidamente. Aún así se consigue una extraña mezcla de fantasía y terror que genera interés y desasosiego a la vez.
Es verdad que al director Don Taylor le falta calidad (y medios) para sacar la historia adelante de forma brillante pero es indudable que los directores de su corte como Lee Thompson, Ted Post o Andrew V. McLaglen me siguen entreteniendo cuando veo sus películas aunque pase el tiempo.
En mi opinión la película contiene una excesiva carga antropocéntrica, (no olvidemos que el autor de la novela, Wells, era un humanista convencido en aquel momento miembro de la sociedad fabiana) incluso de corte eclesiástico, digo esto porque hay mensajes claros como que la ciencia no debe hacer todo lo que pueda sino lo que la ética le dicte en conciencia. O que los animales no son ni serán como el hombre ya que este último tiene un plus, aunque este en ocasiones se comporte como un animal.
Si algo tiene esta película es que a nadie le deja indiferente cuando la visiona por primera vez.

Desde luego que esta versión es inalcanzable para ese bodrio de Frankenheimer con Brandon-Kilmer que hizo hace unos años que es mejor olvidar.
Por último me gustaría recomendar a quiénes les guste el tema la magnífica "La isla de las almas perdidas" de Erle C. Kenton, con Charles Laughton y Bela Lugosi que sigue siendo no solamente la mejor versión del clásico de Wells sino una de las tres mejores películas que el cine ha rodado basada en su obra.

Nota: 6,5.
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24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El híbrido humano-animal
La isla del doctor Moreau es la segunda adaptación cinematográfica de la novela homónima de ficción escrita por H. G. Wells luego de Island of Lost Souls (1933) y antes de la regular oferta brindada por John Frankenheimer The Island of Dr. Moreau (1996).

Esta película nos introduce fielmente a la idea central del libro: el de experimentar genéticamente con la naturaleza humana y la animal en una especie de juego a ser Dios que da la vida y que impone las normas básicas para el funcionamiento civilizado de las comunidades que respetan las jerarquías.

La cinta nos mete dentro de una historia donde un doctor expulsado por la comunidad de científicos por utilizar métodos que van más allá de lo éticamente tolerable se confina en una isla desierta para realizar macabras experimentaciones. Las mismas buscan transformar a salvajes animales en seres racionales lo más parecidos a los humanos que acepten las normas del “creador” (no andar en cuatro patas, no comer carne, no derramar sangre ni asesinar, etc).

De esta manera vemos cómo se establece un parangón entre Dios y el doctor Moreau, ya que ambos dan la vida e imponen normas de conducta para una sana convivencia y para desterrar lo instintivo y visceral de las bestias.

Bien se podría también interpretar que esta cinta muestra de una manera liviana una versión cinematográfica de la teoría evolutiva del Darwinismo donde se explica que el ser humano desciende del animal.

El filme comienza como una sólida oferta cinematográfica donde la isla perdida en un lugar del mundo y sus fascinantes escenarios naturales cautivan al espectador, además de que la trama del filme sugiere mucha intriga cuando nos vamos metiendo dentro de las sugestivas variantes que se plantean en el relato.

Tenemos a Burt Lancaster como el doctor Moreau y a Michael York como el individuo que cae en sus manos y que deberá contrarrestar tanta locura y tanto delirio científico.

Sin dudas que la cinta se enmarca más como una oscura aventura de supervivencia dentro de un contexto desfavorable que un sólido tratado genetista sobre una teoría evolutiva, donde hay incluso buenos ratos de horror ya que se producen escenas bien fuertes cuando el instinto asesino de las especies animales irrumpen en la conciencia artificial impuesta por las experimentaciones de Moreau.

Aún así, y si bien el filme al final se descompensa y termina siendo un producto acelerado con bastante acción, nunca cae en el malogrado espectáculo circense que nos ofrecía la versión de John Frankenheimer.

SIGO EN SPOILER POR FALTA DE ESPACIO, NO SE DEVELA NADA QUE NO DEBA SABERSE
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Buena versión aunque ni mucho menos la definitiva.
Había visto esta película de pequeño y posteriormente alguna otra vez pero no había leído el libro así que lo he hecho con la intención de volver a ver las diferentes versiones de nuevo.

En general decimos que "el libro siempre es mejor que la película" pero este no es necesariamente el caso. No es que el libro me haya decepcionado pero es hijo de su época y, dejando de lado el buen hacer habitual de Wells, ha quedado terriblemente perjudicado por el paso del tiempo. El Dr. Moreau de Wells se limita a convertir sus animales en hombres a base de hacerles la cirugía plástica y los hace inteligentes con ayuda de... ¡hipnotismo! A estas alturas seria un absurdo hacer una adaptación "tal cual" de dicho disparate y por otro lado, las nuevas opciones que nos brinda la ciencia con el tema de la manipulación genética puede proveer de otras opciones que Wells no tenía. Con todo ello quiero decir que inevitablemente, a día de hoy, una buena película que adapte la novela forzosamente tendrá que alejarse de esta en ciertos aspectos aún cuando no lo haga en su espíritu. Y desde este punto de vista hay que ver esta versión de 1977.

La película empieza bastante bien y es correcta en su primer tercio pero después empieza a verse contenida, desaprovechada llegando incluso a repetir ciertas escenas. Lancaster está muy bien en su papel aunque igualmente se le nota limitado por un guión que no acaba de aprovecharse. Y en cuanto al personaje de Barbara Carrera debo decir que, aunque igualmente desaprovechado, es un personaje que si bien no aparece explícitamente en la novela esta lo pide a gritos como si fuera algo que Wells quiso pero no se atrevió a meter.

Como ya digo mas arriba estoy convencido de que en cualquier momento alguna adaptación de la historia superara inevitablemente al libro original pero no es esta. A pesar de lo cual no es en absoluto una mala versión. Resulta entretenida en general, aunque se vaya perdiendo un poco a medida que avanza, pero se puede ver y desde luego es muy superior al bodrio de 1996.

Un apunte mas...
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
ESPEJO
El peculiar universo de H.G. Wells cobró formas distintas a lo largo de una bibliografía selecta entre cuyos títulos destaca el homónimo de la película.

El mérito de D. Taylor consiste en que fue capaz de dirigir una película solvente, fluida y plausible a partir de un texto de muy difícil adaptación porque el relato se enrosca como una virulenta condena sobre sí mismo y en él se implican el ámbito de la psicología, de la antropología y de la filosofía.

B. Lancaster y M. York desempeñan sus roles entre el cielo y en el infierno con profesionalidad acreditada para dar credibilidad a un argumento que adopta la textura de un espejo cóncavo para que los seres humanos se miren en él.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El temido dr. Moreau
Interesante adaptación cinematográfica de la homónima novela de H.G.Wells, que aquí contó con la siempre agradecida presencia del genial Burt Lancaster como el dr. Moreau, así como del británico Michael York, (La fuga de Logan), como Prendick, el náufrago desvalido que llega a la terrorifica isla.
La película sigue con cierta fidelidad la historia original, alterando un poco el orden de los personajes, y diversas situaciones, pero sorprenden sus cuidados efectos especiales, así como la puesta en escena de todos los monstruos.
Para darle un poco de vigor y erotismo al filme, la escultural Bárbara Carrera, (chica bond en Nunca digas, nunca jamás), realiza un pequeño pero interesante papel, así como también cuenta con la presencia del también británico Nigel Davenport, o el televisivo y ya fallecido Richard Basehart, (Viaje al fondo del mar, El coche fantástico), como el recitador de la ley.
Una buena película que podría haber aprovechado más el guión que ofrece, pero que gracias a sus interpretaciones, consigue convencer.
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9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Nueva adaptación.
La isla de Dr. Moreau es la segunda de las 3 versiones cinematográficas que de la novela homónima de H. G. Wells se han realizado hasta la fecha. Ni la primera, titulada La isla de las almas perdidas (Erle C. Kenton, 1932), ni la última, dirigida por John Frankenheimer en 1996, superan a ésta, aunque ninguna de las 3 logra hacer justicia a la fuente original, una honda reflexión acerca de los límites del genetismo amén de parábola animal sobre las leyes y preceptos humanos. Don Taylor, director de Huida del planeta de los simios, puso al servicio del film el bagaje adquirido en aquella secuela en materia de maquillaje animalista, sin embargo se mostró fallón en la elección de actores y en el encaje de éstos: el personaje de Barbara Carrera, inexistente en el libro, tiene una mera y prescindible función erótico-decorativa, mientras que Burt Lancaster se muestra demasiado contenido en su papel de “mad doctor”.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Agua de borrajas
Esta es una obra breve pero intensa de H.G.Wells que en sus tres adaptaciones cinematográficas contó con repartos de lujo. Es, no obstante, la primera entrega la más inspirada y sutil. Probablemente debido a la técnica de rodaje y a conceder a la interpretación el resto. Ahí reside el encanto de La isla de las almas perdidas y su contemporánea El malvado Zaroff.

En esta entrega, los intérpretes no dan la talla: Burt Lancaster está contenido y su 'conmigo o contra mí' no convence, Michael York es exasperante a ratos y Bárbara Carrera ni está ni se la espera.

La música es hermosa y la pieza que inicia los créditos atrapa con su épica melancólica. Como curiosidad, en el haber del compositor se encuentra la adaptación televisiva de La Fuga de Logan, la serie para el mismo medio de Las Aventuras del Joven Indiana Jones o la banda sonora del filme Furia de Titanes (1981).

En cuanto a maquillaje, no aporta nada destacable en comparación con su hermana mayor, La isla de las almas perdidas, de 1932.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La ley de la jungla
Una buena película de ciencia ficción, aventuras, misterio, horror, ... El maquillaje no está mal para la época, y se agradece en los efectos especiales que haya fuego de verdad y no esa textura hecha por ordenador que parece la misma para todas las películas modernas.

Burt Lancaster está soberbio. Era fácil caer en la sobreactuación del personaje que le ha tocado, pero él sabe ser comedido y no darle aire de científico loco, si no de investigador sobrio aunque deshumanizado. Es la única actuación que sobresale.

Llevaba tiempo con ganas de verla y no me ha defraudado en absoluto. No me voy a animar a ver el remake del 92 protagonizada por Marlon Brando, dado que tiene muy malas críticas.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Serie Z absurda y demencial
Bueno, tengo unos 40 años y veo unas 300 pelis al año. Carezco de prejuicios, salvo quizá sobre el espinoso tema del cine español, cuya decadencia empezó a finales de los 80...
El caso es que noto cuando quieren engañarme, cuando lo que se vende es aire o basura. Esta película es uno de esos casos. Absurda y demencial. Recuerda a una especie de planeta de los simios en cutre. Recuerda a lo que el cine no debiera ser jamás.
Porbre Burt. Pobre humanidad sin jeringazo de animalidad.

No la vean!
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8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El amigo del doctor Mengele
Nueva adaptación de la famosa novela de H.G. Wells La isla del Dr. Moreau. Se trata de una discreta versión dirigida por Don Taylor, un tipo en cuya filmografía hay obras que no dejan poso pero sí entretienen. Con esta película ocurre lo mismo, cuenta la historia de un náufrago que va a parar a una recóndita isla del pacífico propiedad de un extraño personaje llamado Moreau. Un doctor que vive recluido allí durante años para realizar crueles experimentos con animales. Unas prácticas moralmente discutibles con las que Moreau pretende crear seres humanos a partir de bestias de la selva. A los semihombres domesticados les impone leyes y trata de civilizarlos sin embargo todo cambiará cuando el propio Moreau se salte uno de sus propios mandamientos.

Lo mejor de la cinta es su reparto y los excelentes efectos de maquillaje de John Chambers, el responsable de las caracterizaciones simiescas de El planeta de los simios. Por su argumento esta película es un verdadero desafío para los maquilladores, en la versión de 1996 otro genio del maquillaje Stan Winston hizo otro excelente trabajo en ese sentido aunque dicha versión tampoco es nada del otro jueves. En cuanto a los actores decir que Burt Lancaster da el pego como científico sin escrúpulos, acompañado de un famélico y sudoroso Michael York, muy popular en aquella época, y una bellísima Bárbara Carrera. (si yo hubiese sido York me habría pasado todo el tiempo copulando con Carrera, me encanta esta actriz nicaragüense.) Como curiosidad comentar que en el reparto también aparece el compañero de aventuras de Burt Lancaster, Nick Cravat (El halcón y la flecha, El temible burlón) en la que sería su última película.
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Pelo malo
El único problema- y no pequeño, por cierto- de "The Island of Dr Moreau" es su diseño de producción, y más concretamente, sus efectos de maquillaje. Los supongo a rebufo de los prodigios logrados a ese mismo respecto en "Planet of the Apes" (El planeta de los simios, 1968), e imagino que en su día incluso parecerían hasta cierto punto aceptables. No obstante, casi cuarenta años más tarde, ha de señalarse que han envejecido horriblemente, hasta resultar definitiva y lamentablemente ridículos- lo mismo que los de la admirada "Planet of the Apes", aunque esto último no lo diré muy alto; dado el unanimismo que la rodea no quisiera poner en riesgo mi integridad física.
Es evidente que ello resta buena parte de su capacidad de impacto a una historia llena de posibilidades, no en vano adaptación de la novela homónima, obra del brillante H.G. Wells. Escrita en pleno apogeo del darwinismo y al calor de encendidas polémicas pro y anti-vivisección, plantea una interesante reflexión- algo tosca, todo sea dicho- en torno a los renglones torcidos de la manipulación genética. Dicha reflexión atraviesa toda la película, que, por otra parte- sigamos dando buenas noticias- presenta un muy correcto desarrollo bajo la batuta de un director, Don Taylor- también responsable, por cierto, de "Escape from the Planet of the Apes" (Huida del planeta de los simios, 1971), tercer título de la franquicia-, que se complica muy poco; y hace muy bien, pues cintas de este pelaje- y no es juego de palabras- funcionan mucho mejor con el piloto automático puesto.
En cuanto al conocido reparto, éste compensa un tanto la mascarada lastimosa en que, durante bastantes tramos, el film se empeña en incurrir. Sobretodo Burt Lancaster; profesional como pocos, quien aporta esa prestancia interpretativa tan característica de los dignísimos años de su madurez. Michael York, en tránsito de la frescura juvenil a la consagración, se complica la vida casi tanto como su director: rutilantes sonrisas, bronceado nuclear y torso descubierto- venga a cuento o no-; un par de aullidos y tartamudeos hacia el final- buen mozo sí, y talentoso también-, y un poquito más de torso para rematar. La nicaragüense Barbara Carrera luce palmito con la donosura que se le presume a una ex-modelo como ella- está para mojar pan, a Dios lo que es de Dios-, y transmite tanto como se le supone al florero lobotomizado que encarna.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
No, no es la isla de los famosos
A pesar del número de "animales" que salen en ella. Bromas aparte, espero que no se moleste ninguno de los participantes, adaptación cinematográfica de la nuevamente inquietante novela homónima de H. G. Wells, siempre visionario, que leí hace algunos años. En esta ocasión, el escritor inglés especula sobre las posibilidades infinitas a la par que aberrantes de la biología. Por ejemplo, ¿que pasaría si alteráramos el desarrollo embrionario del ser humano? Y por supuesto, la manipulación genética. Evidentemente, toda la parte científica patina pues los conocimientos a la altura de 1896, año del libro, eran bastante rudimentarios comparados con los de ahora. Sin embargo, la esencia está ahí.

Lo que en esta ocasión realiza Don Taylor es una versión más o menos fiel a la novela, cosa que se agradece, con alguna modificación no determinante como puede ser la introducción del personaje de María (la escultural Barbara Carrera), sacado de la manga, La película mezcla la aventura con el terror y el suspense, y aunque no es sobresaliente, de hecho se ve venir, luego se hace repetitiva y el final es un despiporre, sí es bastante amena, incluyendo en este apartado la hermosa fauna de esta isla. De todos modos, toda la parte filosófica no acaba de ser explotada. Por ejemplo, si el hombre evoluciona del animal, ¿puede revertirse el proceso? Este toque a lo Lovecraft, desaparece (SPOILER).
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
La Casa del Dolor.
56/03(07/04/19) Decepcionante segunda adaptación oficial (tras “La Isla de las Almas Perdidas” de Erle C. Kenton de 1932, protagonizada por Charles Laughton y Bela Lugosi, que tengo pendiente por ver) de la popular novela homónima de 1896 del londinense HG Wells, el relato de ciencia ficción que reflexiona sobre un mantra de las clásicos del terror, sobre los peligros del Hombre jugando a ser Dios (Frankenstein, El Hombre Invisible, El Dr Jekyl y Mr Hyde,…), en otro clásico de protagonista de Mad Doctor, en este caso abordando el ya conocido relato del científico incomprendido que se auto-margina (en este caso en una isla tropical) del mundo para hacer experimentos genéticos con animales, buscando crear un híbrido entre humano y animal que acepte las leyes racionales del Hombre (no matar, no derramar sangre, no andar a cuatro patas,…), buscando eliminar sus genes de Bestias. El director es un veterano de la televisión (y se nota en su ordinariez dirigiendo) como Don Taylor, bajo el guión de Al Ramrus (“Camino del sur”), y John Herman Shaner (“Odio en las aulas”), siendo relativamente fiel a HG Wells (se añade el personaje de Barbara Carrera), pero convirtiendo la reflexión ética y moral que trasluce el libro en una rutinaria cinta de aventuras y acción, donde queda cercenada cualquier atisbo de profundidad, donde lo más destacable para su tiempo es la labor de maquillaje de John Chambers, que ya había dejado huella en “El planeta de los simios”, también se agradece la presencia del carismático Burt Lancaster como protagonista, pero lastimeramente su rol queda reducido a una persona que parece tener profundidad (tampoco demasiado, nunca se explican bien sus motivaciones, quedando en algo naif), pero de buenas a primeras se convierte en un psicópata por imperativo del libreto. Las escenas de acción solo son reseñables por lo llamativo de peleas hombres vs animales salvajes reales (león y un tigre), quedando en conjunto en una cinta cuasi-telefilm, sin poder de trascendencia alguna, olvidable. Diecinueve años después se estrenó la tercera y última versión hasta ahora, un film caótico, un despropósito que hace buena a esta.

La película se torna en un thriller monocorde, con una descripción de situación y personajes bastante plana, no llega a levantar emoción alguna, ante la falta de sustancia nos incrustan una subtrama romántica (no está en la novela) que por lo inverosímil y poco creíble es estridente. La narración solo sabe impulsarse mediante el recurso aparatoso de que el Dr Moreau se convierte en un demente sin sentido alguno (spoiler), por supuesto esto tampoco estaba en la novela. Desbocándose la acción en un aquelarre, para desembocar en un final insípido, en el que al espectador (o sea yo) le da igual lo que les pase a los protagonistas, yo ya había desconectado.

Burt Lancaster impone majestuosidad a su Dr Moreau, le otorga mundo interior, cercano físicamente al científico que Wells delineo en la novela, tipo que posee una mente endiosada, no tiene límites morales en su objetivo de querer mejorar de modo arrogante el mundo, pero su personalidad sufre un cambio chirriante en el rush final que lo estropea todo; Michael York como Braddock resulta una presencia que se limita a cumplir el trámite, además se le añade una subtrama romántica grimante; Precisamente para esta historia de amor es el personaje de María, encarnada por la modelo nicaragüense Barbara Carrera, que demuestra que es tan hermosa como nula en la actuación.

La puesta en escena me resulta muy pobre, solo destacan las localizaciones naturales en Saint Croix- Islas Vírgenes (USA), bien reflejadas por la fotografía Gerry Fisher (“El mensajero” o “Los inmortales”); el diseño de producción de Philip M. Jefferies (“Grease” u “Oficial y Caballero”), donde se me ha quedado esa ridícula empalizada que se supone separa a los humanos de los salvajes, y resulta un seto que parece hecho con palos de helado, penoso! La esencial labor de maquillaje en este film del mencionado arriba John Chambers sería en su momento muy buena, pero hoy día queda muy cantarina, pareciendo en muchos casos personas muy peludas, notándose las prótesis a la legua.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Interpretación libre de la novela
La isla del Doctor Moreau cuenta la historia del típico científico loco que experimenta con animales para conseguir especies inteligentes y antropomorfas, con el fin de construir una sociedad utópica (y jugar un poco a ser Dios, de paso). Originalmente una novela, ha sido versionada dos veces en el cine.

En cada una de estas tres interpretaciones de la historia, la consecución del "animal humano" ha sido diferente, adaptada a los conocimientos científicos de cada época. En la novela de H. G. Wells de finales del siglo XIX, estos animales evolucionados se llevaban a cabo mediante cirugía random, despedazando un animal y volviéndolo a construir, remendando las partes de forma diferente. Realmente la novela no da importancia a este hecho, ya que es más bien una disertación filosófica sobre el ser humano, de modo que no llega a explicar muy bien cómo dota a los animales de características humanas, se limita a explicar que se corta por aquí y se remienda por allá.

La película de Don Taylor es mucho más ligera en su carga filosófica, decantándose por la acción y un ligero terror (de la época). La explicación que da a los animales evolucionados (que no híbridos humanos, como se puede leer en otras críticas, nada que ver) es que se usa "una célula" que controla el organismo, haciendo injertos en varios órganos para los instintos animales puedan ser eliminados. En fin, una retaíla de pseudo-ciencia majarona que, a pesar de ser ligeramente más concreta que en la novela, tampoco lleva a ningún lado.

El resto es una interpretación muy libre de la novela, desde el mismo comienzo hasta el desenlace, aportando nuevos personajes (el interpretado por Barbara Carrera, en la novela no hay ningún humano más en la isla que Moreau, Prendick y Montgomery) y resumiendo mucho el paso de animales sociales al salvajismo que acaba con el experimento de Moreau.

Algunos de los cambios son bastante justificables, ya que en la novela determinados eventos se hacían un tanto plomizos, pero creo que esta película en concreto falla en el ritmo, en la caracterización de los monstruos (un tanto chabacana para los 70) y en la escasa importancia que se le da a La Ley, uno de los elementos centrales de la novela. En mi opinión es una película disfrutable, pero no abarca tantos puntos de vista como la novela.

En la película de John Frankenheimer de 1996, la explicación a los animales evolucionados fue, evidentemente, la genética. Sin embargo, el Doctor Moreau de Marlon Brando tenía un rollo flower power que, nuevamente, no explicaba con claridad qué proceso se había llevado para convertir a un animal en un ser evolucionado con psique humana. En fin, habrá que seguir esperando a una película que no se vaya tanto por las ramas.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
El científico que se reveló contra las leyes de la naturaleza
Primera adaptación de la famosa novela de H.G. Wells que narra la historia de un hombre que experimenta con animales para convertirlos en humanos.
Una película de ciencia-ficción que plantea diversas cuestiones sobre la naturaleza humana, sus miedos, sus inquietudes y sus ambiciones.
Toques de terror sobre este nuevo Frankenstein que transforma animales en seres humanos. Humanos que guardan instintos animales. Unos institntos que no están tan alejados de los verdaderos humanos.
Burt Lancaster da vida a este excéntrico científico que vive aislado del mundo para lograr que su pesadilla se haga realidad.
Junto a él, un joven Michael York que después de un naufragio llega a la isla que parece ser el paraíso, pero que pronto descubrirá que es el infierno. Un lugar lleno de monstruos que aunque tengan cierta apariencia humana, siguen guardando sus instintos animales dependiendo del ser del que procedan.
La película tal vez en su época fuera muy impactante, pero hoy en día no resulta nada terrorífica y cuenta con momentos realmente pesados.
Lo más destacable es sin lugar a dudas la impresionante historia (que en mi opinión está contada de modo brusco, como a trozos). También es de mencionar un gran trabajo de maquillaje, que para la época está muy logrado.
En fin, una película que en su día fue un gran éxito de taquilla, pero que pienso que con el paso de los años ha perdido mucha calidad. Es un film que se ha quedado anclado en el tiempo, y que le salva únicamente la impresionante historia que cuenta; mérito del autor del libro.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Cuando el hombre juega a ser Dios
Atrevida, misteriosa, pausada, salvaje, interesante, oscura, siniestra, enfermiza, diferente, violenta, limitada, demencial, peculiar, grotesca, carnal, sanguinaria, visceral, sangrienta, chapucera, básica y arrebatadora producción de suspense con terror, en la adaptación de la novela de HG Wells, en la que un náufrago que ha ido a parar a una isla solitaria, es salvado del ataque de unos extraños animales por un hombre que lo lleva a una preciosa casa situada en el centro de la isla. El dueño de la casa es el doctor Moreau, un científico encargado de llevar acabo experimentos que consisten en dar apariencia y conducta humanas a una serie de animales.
Correcta y comedida producción de suspense y misterio que ofrece un entretenimiento ingenioso y perturbador para todos los seguidores del terror.
Con pocos elementos y la participación de escasos y reducidos protagonistas, los responsables de la película consiguen ofrecer y desarrollar una historia tan interesante, como perturbadora.
Cuenta con un correcto trabajo de vestuario y maquillaje, dando credibilidad a la variedad de criaturas creadas en los experimentos del sereno e inquietante doctor.
Gore. misterio, naturaleza, animales, experimentos y terror, son los ingredientes fundamentales que hacen que La isla del Doctor Moreau no deje indiferente y llegue a dejar lecciones importantes sobre el manejo de la naturaleza como si el hombre fuera Dios.
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