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11 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
Custer en Color. Versión digna y aceptable.
Personalmente prefiero esta versión a la rodada en 1941 y protagonizada Por Errol Flynn. A mi juicio Robert Shaw consigue mejor interpretación de Custer. Su fisionomía encaja a la perfección con las connotaciones que se pretendían resaltar del carácter del polémico General. El actor consigue brillantemente el darlas a conocer al espectador. Esta versión es más equilibrada a la hora de vendernos al polémico personaje, mostrándonos más facetas negativas que en la edulcorada versión en B/N. Se nos muestra un Custer cruel por su directísima sinceridad, estrictamente disciplinario, abstenio en cuanto a la bebida, y a la vez, se nos muestra sus dotes de genio militar que se auto-traiciona por su desmedida ansia por conseguir la gloria y el triunfo.
En cuanto a la percepción que tenemos del personaje a lo largo de la película, yo la dividiría en 2 partes: En la primera parte se nos muestra su lado cruel y estricto. En la segunda parte se nos muestra al "ogro" convertido en víctima de unos políticos corruptos y ambiciosos a los que descubre con su "cruel sinceridad".
Lo que más destacaría de esta película, aparte de la genial interpretación de Robert Shaw, es unos buenos actores secundarios y una banda sonora, que aunque tiene algunos defectos en cuanto a la transición de las diferentes partituras de unas escenas a otras (en algunos momentos la música no va en sintonía con lo que se nos muestra), posee unas partes geniales con las que se consigue transmitir y "preparar" al espectador para el final trágico con que se culmina. La banda sonora, por momentos resulta emotiva, y en otros se enfatiza un tono épico que a la misma vez deja translucir y percibir el trágico e inevitable final. Yo creo que el compositor de la banda sonora supo transmitir a la perfección esas sensaciones en forma de música, y eso es lo que hizo que cuando vi esta película por primera vez, se me quedara marcada.
En cuanto a la fotografía y el montaje de imagen, no destaca especialmente. Las escenas de acción y el combate final si no son espectacularmente épicos, son al menos aceptables. A mi juicio esos pequeños fallos los suple los geniales momentos con que nos obsequia la banda sonora. Aunque es larga, unos 140 minutos, no resulta pesada en ningún momento.
En cuanto al rigor histórico, hay opiniones para todos los gustos. Pero no es eso lo que he entrado a valorar en esta opinión.
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34 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Custer, el terror de los indios
Magnífica adaptación cinematográfica sobre las últimas andadas del General Custer, desde su regreso hacia el oeste hasta su derrota en el Little Bog Horn a mano de los indios.

Esta versión es mucho más entretenida y realista que la versión de 1941. Robert Shaw resulta mucho más convincente encarnando al duro de Custer que cuando lo interpretó Errol Flynn. Mary Ure realiza una actuación más bien mediocre como la esposa de Custer, y Ty Hardin no se esfuerza lo más mínimo en actuar. El gran Robert Ryan tiene una breve aparición como un soldado desertor, que finalmente cae en las garras de un Custer enfurecido. Shaw y Ryan hicieron muy buenas improvisaciones mientras actuaban.

La fotografía de Cecilio Paniagua es terriblemente mala.

El filme contiene muy buenas escenas de acción (en especial la escena final) acompañadas de la excelente banda sonora de Bernardo Segal.

Muy buenos paisajes, decorados y efectos especiales para la época en que se realizó.

Robert Shaw nos demostró, como ya hiciera en "Battle of the Bulge", que es capaz de meterse con facilidad en personajes que no pertenecen a su misma nacionalidad.

Un buen western.

Una película muy bonita (independientemente del tema) y entretenida.
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26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Falseada, sí, pero al fin y al cabo interesante
Creo que para valorar esta película en su justa medida se hace necesario, en primer lugar, diferenciar dos apartados y valorarlos de forma independiente.

En lo referente a lo que es la propia calidad cinematográfica del film, decir que estamos ante un buen western, con un buen guión, unas interpretaciones más que correctas (Robert Shaw parece haber nacido para meterse en la piel del general Custer), una estimulante banda sonora y un Siodmak que continúa dando muestras de su gran capacidad expresiva, confeccionando algunas secuencias de indudable interés. Aún así el metraje se hace excesivo y, pese a que el ritmo en general es bueno, en la segunda mitad el nivel baja cuando la historia abandona momentáneamente los cauces del western para ahondar en los dilemas morales del protagonista, situación que termina corrigiéndose por si misma con la vuelta del relato a los dominios del lejano oeste.

En cuanto a la manipulación histórica en cuestión conviene aclarar que el auténtico general Custer era, efectivamente, un bravo guerrero y brillante estratega, pero también un despiadado genocida sin escrúpulos, a quien no le temblaba el pulso a la hora de liderar desenfrenadas masacres de poblados enteros (ancianos, mujeres y niños incluidos), aunque ello conllevara una innecesaria escabechina en sus propias tropas, a las cuales comandaba con absoluta intransigencia mientras él desobedecía sistemáticamente a sus superiores. Pero bueno, la verdad es que no resulta demasiado complicado desvincular al ficticio protagonista de la peli del personaje histórico original, ya que durante el proceso de doblaje al castellano nadie reparó en que la pronunciación de su nombre no es “custer” tal cual se lee, sino “caster”.

De todos modos, y aunque la pretendida deformación histórica lleve aparejada una indisimulada glorificación del arte de la guerra, todo ello no pasa de la categoría de mal menor teniendo en cuenta que la lectura política de la colonización yankee es la adecuada.
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19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La épica del Oeste
Tuve la gran suerte de ver esta película de reestreno en un cine durante los ochenta. Incomparable la calidad de imagen, con la del DVD, por muy remasterizada que esté. Aun así, se sigue disfrutando de esta épica del Oeste, con una soberbia interpretación de Robert Shaw.

Dos curiosidades: la película se rodó en España (seguramente, en el desierto de Almería), y el matrimonio de Custer y su mujer está interpretado por Robert Shaw y Mary Ure, esposos en la vida real (ella falleció de sobredosis de barbitúricos y alcohol nueve años después).

Gustará a todos los amantes del Western clásico, independientemente de notorios errores o manipulaciones históricas.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Reencuentro con una vieja película
No había vuelto a ver "La gran aventura" ("Custer of the West") desde mi niñez, justo cuando se estrenó en España, pero conservaba un grato recuerdo de ella. Tras revisarla de nuevo, tengo que decir que no me ha defraudado, a pesar de los muchos años transcurridos y también a pesar de sus limitaciones, ya comentadas por otros críticos y aficionados en otros foros.
La película se ve con interés, desde el principio hasta el trágico y previsible final, y eso dice mucho a su favor. A ello contribuye muy especialmente el brillante trabajo de Robert Shaw, cuya atractiva y poderosa presencia llena indiscutiblemente la pantalla. El personaje de George Armstrong Custer queda aquí definido de una manera mucho más acertada y, seguramente más próxima a la realidad, que el encarnado por Errol Flynn en "Murieron con las botas puestas", una versión edulcorada y pseudo-histórica de los hechos narrados que resulta muy poco creíble. En "La gran aventura" se aprecia una dualidad interesante en el personaje de Custer: por un lado, su espíritu guerrero y aventurado, propio de un gran militar, deseoso siempre de entrar en acción, y por otro lado su acertada percepción de la triste realidad de los indios, un pueblo amenazado de forma inexorable por el progreso de los blancos, con su avanzada tecnología, su ferrocarril, la ambición desmedida ante los recién descubiertos yacimientos auríferos, y su imparable expansión hacia el Oeste. En este último sentido, en la película que comentamos, Custer parece dar crédito también a otra voz especialmente crítica con el papel de los blancos (que violan todos los pactos) y firme defensora de los indígenas: el joven capitán Benteen, encarnado por Jeffrey Hunter (el Jesús de Nazareth de "Rey de Reyes").
En fin, la película se añade a la larga filmografía norteamericana del género western que aborda un tema recurrente, el del desigual conflicto armado entre la joven nación norteamericana y las tribus indias del Oeste profundo, que se saldó de forma desastrosa en contra de éstas últimas, como bien se sabe. La batalla de Litttle Big Horn constituye un episodio muy singular en todo este proceso, precisamente porque contra todo pronóstico un destacamento militar moderno, bien entrenado y equipado, fue aniquilado por una fuerza indígena en teoría mucho más atrasada, aunque también es cierto que muy superior en número. Algo parecido sucedería casualmente apenas 3 años después, en 1879, muy lejos de aquel hermoso escenario del norte de los EE.UU.: me refiero a la batalla de Isadhlwana, en Sudáfrica, en la que una numerosa fuerza nativa zulú aplastó a un importante contingente del ejército imperial británico (hecho también llevado al cine). Quizás por las similares circunstancias, ambos episodios han llegado hasta nuestros días con un cierto aura de romanticismo.
Termino ya. Esta película me ha servido de algún modo para reencontrarme conmigo mismo, con aquel chico de 13 o 14 años que asistía embelesado a una sesión de Cinerama en la sala Albéniz, de Madrid, en aquellos lejanos años sesenta, y también para reflexionar de nuevo sobre un tema viejo que nunca pasa de moda: el eterno conflicto entre la naturaleza (en este caso, un pueblo indígena que vivía en armonía con el medio) y el progreso humano, un progreso ciertamente del que pocas veces puede uno sentirse orgulloso.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
"Los muertos hacen mejores leyendas"
El aspecto mítico y legendario del general George Amstrong Custer es lo que más nos ha llamado la atención de esta cinta. General con más de 60 cargas de Caballería en la guerra de Secesión, acabada la misma espera un destino, "¿Qué le hace falta a un general cuando ya no hacen falta generales?", le pregunta su superior Phillips Sheridan. Ninguno le resulta atractivo y se decanta por el sucio trabajo de "matar indios y robarles las tierras en el Oeste". Así de clara es la propuesta que finalmente acepta.
Lo demás es una digna relación del carácter de Custer, de su forma de entender la milicia y el combate. Que cada uno saque sus propias conclusiones. El relato destaca la subordinación de la guerra a los intereses políticos del momento, "Hay elecciones, es necesaria una victoria", también el papel de la esposa que, dentro siempre en un discreto segundo plano, en algunos momentos acierta con sus consejos.
Por deformación profesional nos llama la atención la "epidemia por ir contra los cheyennes", que se solía declarar en cuarteles y fuertes cuando se anunciaban las marchas, o la más objetiva "enfermedad del desierto" que hacía enloquecer a los soldados sedientos y cansados.
Otra curiosidad, la afición de los indios por castigar lanzando cuesta abajo carros con los imprudentes mineros atados a los asientos, como contempla Custer al poco de llegar al Oeste; o, como veremos ya hacia el final, dejando caer un vagón lleno de pasajeros del odiado ferrocarril por una pendiente muy pronunciada hasta precipitarse al vació en un puente en llamas.
Si con menos de 30 años Custer lucía ya estrellas de general y tenía levantadas estatuas en su honor en varias ciudades, más tarde lo glorificarán los intereses económicos del ferrocarril por sus victorias frente a los indios, hasta que ... hasta que denuncia abiertamente en el Congreso los sobornos y la corrupción que alcanzaba a muchos generales y políticos. A partir de entonces su figura empieza a resultar incómoda y a ser ridiculizada en los escenarios teatrales. De lo épico hemos pasado a lo cómico.
En conjunto nos encontramos con una obra notable, con excelente interpretación y correcta representación de las escenas de lucha, que nos acerca al conocimiento de este general que se definía en estos términos: "¡No soy político, ni moralista, ni predicador ... soy militar!"
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Otra mirada.
Apasionante, y para nada complaciente, retrato del general Custer, un soldado siempre ávido de las peores de las glorias posibles, hasta que parece desarrollar algo de conciencia. Enorme el momento en el que dicta una carta, para el presidente de los EEUU, a su leal y abnegada mujer, pidiéndole a ésta que la lea después, entonces ella leerá otra cosa bien diferente, que no es más ni menos, que lo que verdaderamente él deseaba expresar. Acertadísimo final, el cual es despojado de cualquier épica posible. Robert Shaw está realmente convincente como el mediático oficial, y atención al "cameo" de Robert Ryan. Un film de Robert Siodmak quizá no tan conocido pero de obligada visión.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
“Los hombres muertos hacen mejores leyendas”
Aunque fue el último en graduarse en su grupo de West Point, George Armstrong Custer, sería el más célebre de los estudiantes al convertirse, durante la Guerra Civil Estadounidense, en el general más joven (23 años) del ejército de la Unión, con el que desempeñó un relevante papel en la Batalla de Gettysburg (1863); en la campaña del valle Shenandoah (1864), junto al también general Philip H. Sheridan; en la Batalla de Cedar Creek (1864); y entre muchas otras, en la persecución del ejército del general, Robert E. Lee, quien, en 1865, se rendiría en Appomattox. Por todo ésto, el 15 de abril de este mismo año, fue ascendido al rango de Mayor General de los Voluntarios de EE.UU..

Terminada la guerra con el triunfo del ejército de la Unión, Custer quiso seguir en actividad no obstante que se le ofrecieron cargos que le permitirían tener una vida tranquila… pero su soberbia lo llevó a aceptar el combatir a las comunidades nativas en aras de apoderarse de su territorio donde se sabía que podía encontrarse oro… y el héroe se convirtió, así, en uno de los más aguerridos y lamentables exterminadores de indios cheyennes… hasta que llegó un guerrero a su medida.

Lo que ocurrió desde entonces, es lo que, en versión muy libre, veremos en, <<LA ÚLTIMA AVENTURA>>, partiendo de un guion escrito por, Bernard Gordon y Julian Halevy, quienes hicieron cuanto pudieron para congraciarse con los mancillados indígenas, procurando al tiempo que la imagen del ya mitificado, George A. Custer, no quedara demasiado empantanada.

Robert Siodmak, es la suerte de director que, en ocasiones, me deja bastante tibio y ésta es una de ellas, pero, al pedirle que hiciera su película en el formato Cinerama -lo que le exigía extender la duración a más de dos horas para que sonara a superproducción-, terminó añadiendo escenas insustanciales, largas caminatas al estilo, “Dr. Zhivago”, y un romance que, quizás por haber sido interpretado por, Robert Shaw y Mary Ure (esposos también en la vida real), resulta completamente insulso, pues, sus personajes no despiertan ninguna simpatía.

La realización se le había propuesto al célebre director japonés, Akira Kurosawa, pero éste desistió de asumir la tarea por razones que, suponemos, ideológicas; y en manos de Siodmak, resulta muy apreciable desde el punto de vista formal (escenografía, fotografía, banda sonora…), pero sus indios en nada parecen indios, y sus esfuerzos por exaltar a un personaje que históricamente pasó de héroe a villano, lucen muy ambiguos, pues, se trataba de recrear a una figura mitificada por los estadounidenses a la que él, como Kurosawa, tampoco conseguía ver con buenos ojos.

Hay momentos que son dignos de recordar: El primero, cuando Custer pide al valiente soldado, Buckley, que dispare a un ave que vuela en lo alto de una montaña por donde escapó Dull Knife (Cuchillo sin filo), el jefe indio. La mirada que asume, Buckley -luego de acertarle-, ante la explicación que le da el general de por qué le pidió que hiciera eso, es inolvidable. Y el segundo, es cuando en una novedosa composición de plano, Custer declara ante un jurado en Washington y entre sus palabras, pregunta:
“¿Por qué con una mano firmamos tratados, mientras con la otra disparamos? Voy a decirlo: ¡Corrupción!”

Como era de esperarse, <<LA ÚLTIMA AVENTURA>>, no fue bien vista por los conservadores estadounidenses… pero, con mayor libertad y una edición más esmerada, Siodmak tenía buenas cartas para lograr una gran película.

Jeffrey Hunter (cap. Benteen), Lawrence Tierney (gen. Sheridan), Ty Hardin (mayor Reno) y Kieron Moore (el jefe indio), complementan el reparto.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Me ha decepcionado
Pues sinceramente, mi adoración por Siodmak tengo que planteármela. Con películas como esta sobre todo. Me ha parecido bastante deficiente, mala y poco intensa. Incluso el color en el que está rodada no tiene la calidad que se le presume. Es de 1967, es decir, hay film mucho más antiguos en color que están bastante mejor filmados, desde el punto de vista técnico.
Los actores, ni fu ni fa... no tiene esa peculiar garra de otros Westher, de Ford, o de Hathaway. Tampoco la intensidad dramática que se le supone a otras películas de él.
Algo falla. Probablemente la trama y el guión. No me parece una película noticiable, ni siquiera recomendable. En el catálogo de buenas películas del oeste no figurará en un listado de las más importantes. En una antología sí, claro, pero no creo que figure entre las mejores 100 películas del género.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Ni punto de comparación con Errol
De verdad que no tenía el más mínimo interés en valorar esta película, correcta por otra parte y con interpretaciones bastante aceptables (aunque Robert Shaw ponga su misma cara de palo que en la interpretación del mafioso Lonnegan en la extraordinaria "El golpe"), pero al ver algunas críticas asegurando que es mejor versión que la de 1941 de Errol Flynn no he podido sino saltar de mi sillón y agarrarme al teclado de mi ordenador como si de la correa de mi caballo se tratase.
De verdad? Es en serio? Vamos a ver.. Es cierto que ambas películas muestran una versión edulcorada del general Custer, cruel y déspota en exceso según cuentan las crónicas y no muy buen estratega, pero una vez superado este punto, comparar "Murieron con las botas puestas" (ya solo el nombre nos suena a todos) con esta pelicula que raya la serie B es poco menos que irritante.
En la película de Flynn se nos cuenta la historia completa, desde el ingreso de Custer en West Point donde actúa como un paleto, pasando por sus sucesivas victorias demostrando un valor encomiable que le encumbran a la figura de mito, hasta su conocido y trágico desenlace. Todo ello envuelto en la camadarería, el honor y la épica con las que tanto Errol como el director Raoul Walsh dotaban a sus trabajos; por no hablar de la historia de amor de Flynn con Olivia de Havilland mucho más creíble que en esta
cinta; o el insuperable momento donde hace que la canción "Garry Owen" sea el
himno del 7 de caballería, notas que le acompañan hasta la batalla final. La despedida de Custer con el último beso a su mujer es lírica pura, imposible que no se te salte alguna lágrima...
En fin, freno mi caballo y como Errol en la peli, me llevo mi silla de montar satisfecho, silla que simboliza mis valores cinematográficos y espero que el de muchos de vosotros. Os invito a ver ambas películas y decidir. Y si sois de los míos, de la genuina, de la de Errol y Olivia, de la del sentimiento a flor de piel, seguro que termináis silbando su inconfundible melodía que retumbará unos días en vuestra cabeza.
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6
La última aventura
Apuntar, con el debido respeto, que la película se tituló en los cines de España como "La última aventura". En Barcelona se estrenó en el Teatro Nuevo Cinerama a finales de 1967.
Se trata de una biografía "algo particular" del famoso Coronel George Armstrong Custer, que abarca desde el final de la guerra de Secesión hasta la mítica batalla de Little Big Horn.
Discreta dirección de Robert Siodmak y aceptable interpretación del actor protagonista, Robert Shaw, quien pone toda su voluntad en representar su personaje.
La mayor parte de los exteriores fueron filmados en nuestro país, resaltados gracias a la labor de Cecilio Paniagua, director de fotografía.
Notable banda sonora, obra de Bernardo Sagall, que destaca la espectacularidad de las escenas.
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1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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