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32 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
Mil fotografías para contar historias
Dentro de los medios de comunicación, tan denostados en estos últimos tiempos (hace unos años salió una encuesta que decía que los periodistas eran la segunda profesión peor valorada por los españoles, solo por detrás de los taxistas), existe un oficio que sin embargo goza del respeto casi unánime tanto por parte del pueblo como de la masa profesional: el fotógrafo de guerra. Ese personaje que se introduce con su cámara allá donde haya el más mínimo signo de conflicto, arriesgando la vida con el objetivo de dar a conocer lo que está sucediendo en esa zona, no suele ser muy conocido físicamente, pero si su trabajo es de calidad dará la vuelta al mundo de manera literal, apareciendo en periódicos, televisiones y webs de todo el globo terráqueo. Ya se sabe que una imagen vale más de mil palabras.

Hacia uno de esos personajes centra su atención el cineasta noruego Erik Poppe, que precisamente fue fotógrafo de guerra antes de dar el salto al séptimo arte. En su última película, Mil veces Buenas Noches, refleja la vida de Rebecca, una reportera de guerra que lo arriesga todo por una gran fotografía pese a tener un marido y dos hijas esperándola en su residencia de Irlanda. La conciliación de vida laboral y familiar es pues el quid de la cuestión en esta obra, que cuenta con la participación ineludible de la parisina Juliette Binoche encarnando a la protagonista.

Es innegable que Poppe sabe cómo crear expectación desde el primer instante. Toda la primera secuencia en Afganistán ostenta una capacidad de impacto muy alta, de tal forma que con escasísimas palabras pero mucha fuerza en las imágenes, la película engancha a nivel argumental, define muy bien la personalidad de la protagonista y sintetiza lo que nos vamos a encontrar en las casi dos horas de cinta. Una trama cuyo siguiente movimiento se da con un cambio de escenario a Irlanda, donde observamos el segundo capítulo de lo que le sucede a Rebecca: la relación con su marido Marcus (Nikolaj Coster-Waldau, conocido en Poniente como Jaime Lannister) y con sus hijas, donde la realización da un vuelco: ahora pesan bastante más los diálogos (incluyendo los numerosos silencios) que las imágenes, en un claro e intencionado mensaje por parte de Poppe de lo difícil que es compaginar ambas esferas.

Sabiendo que su director conoce al dedillo lo que se cuece en este oficio, no es de extrañar que la película despida un realismo bastante grande en lo que se refiere al trabajo de la protagonista. Sin embargo, pronto descubrimos que la historia contiene ciertas dosis de eso que tan a menudo suele destruir a este tipo de películas: el azúcar. A partir de un determinado punto de la obra, todo se vuelve excesivamente dramático, incluso cursi y por tanto acaba perdiendo algo de credibilidad. Pese a la grata interpretación de Binoche (no es noticia ya), resulta complicado conectar con la protagonista ante ciertas cosas sin sentido que aparecen en la descripción de su personaje, especialmente en lo referido a la interacción con sus hijas (el personaje del marido acaba pintando poco) y el tratamiento que se le da especialmente a una escena teóricamente decisiva que comienza resultando bastante emotiva pero que termina de manera un tanto decepcionante.

Con todo, Mil veces Buenas Noches es una más que decente película que retrata fielmente una de las profesiones mejor vistas en la faz de la tierra pero que poca gente se atreve o tiene la oportunidad de ejercer. En este caso, pese a que el personaje de Rebecca sea alguien sacado puramente de la ficción, a buen seguro que muchos compañeros de profesión se sienten identificados con su papel, comenzando por el director que con certeza habrá introducido algún que otro pasaje autobiográfico. Lástima que la película decaiga dramáticamente durante su segunda mitad, porque podríamos estar hablando de una película muy notable. Pero ya sabemos que en el cine, como en la fotografía, es complicado encontrar el punto de vista idóneo.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Mil veces Buenas Noches
El arranque del film es muy bueno e impactante, pero a medida que avanza ,el director se pierde en un melodrama familiar sensiblero y con poca fuerza para atraer al espectador, resultando la película morosa y previsible.
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17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Ida y vuelta del infierno
El director Erik Poppe nos deslumbró con su excelente “Aguas turbulentas”, con este nuevo trabajo nos podemos permanecer impávidos.
En muchas ocasiones los escandinavos en su cinematografía van a la medula y lo dejan sin respiración al espectador, bravo por ellos.
En este filme Rebecca, en una notable actuación de Juliette Binoche, es una fotógrafa en zonas de guerra que hace muy bien su trabajo, el codearse con la muerte hace que se formulen 2 preguntas por un lado en que forma modifica o contribuye sobre la población en general el periodismo fotográfico, si nos quedamos solo en el ejercicio estético, prueba de ello son los premios que se otorgan donde canapés de por medio se habla de la crueldad del ser humano o si por el contrario sirve como un mensaje que pueda cambiar cierta actitudes sobre una realidad concreta, por otra parte de que manera afecta esta actividad a quienes esta inmersas en ella y como establecen relaciones, por decirlo de alguna manera normales, quiénes han decidido entrar y salir del infierno como forma de trabajo.
Es un excelente director que plantea preguntas, que cuestiona al espectador, tal vez es lo más notable de esta excelente película, obvia decir que las actuaciones, así como los rubros técnicos son de notable factura.
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12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La decisión de Binoche
Familia o trabajo. A priori una duda de fácil resolución teniendo en cuenta lo que hay en juego. Sin embargo, el problema radica cuando la vida laboral es más que una obligación, un sustento o una forma de vida y se convierte en verdadera pasión. Algo irrenunciable sin lo cual la existencia no tiene sentido.

Este es el dilema al que debe enfrentarse Juliette Binoche (Chocolat, El paciente inglés) en la película escrita y dirigida por Erik Poppe, Mil veces buenas noches, título que resume perfectamente el drama que al que vamos a asistir.

Mediante elementos oníricos, primeros planos y un ritmo pausado, Poppe retrata con excesivo drama la disyuntiva que se le presenta a Binoche, obligada a tomar una decisión que, en condiciones normales, no supone ningún problema. La actriz gala encarna la vehemencia por una profesión que ama. El instinto más puro del ser humano de guiarse por sus pasiones. Pero uno no es joven eternamente y el trabajo no lo es todo, más si cabe cuando de por medio existen dos pequeñas que, obviamente, necesitan a su madre. Un apuro que se agranda con la más mayor de las dos, que llega a compartir experiencias traumatizantes con su progenitora.

El contrapunto a la figura de Binoche lo representa Coster-Waldau. 'El Matarreyes' de Juego de Tronos simboliza la razón, el sosiego y la estabilidad familiar, metiéndose en la piel de una persona taimada y segura, con fuerte personalidad y sufridor por la ausencia obligada de su mujer. La cara de otra moneda que comparte secuencias llenas de emoción con su compañera de reparto.

Además de captar el drama familiar, Erik Poppe lleva a cabo con su obra un homenaje al fotoperiodismo, sector al que ha dedicado parte de su vida ejerciendo para la Agencia Reuters en conflictos bélicos. Como si de una cinta autobiográfica se tratase, el noruego nos mete de lleno en una profesión un tanto desconocida pero de una belleza singular.

Bien es cierto que el cine ya ha hecho aproximaciones a este tipo de disyuntivas. También que algunas secuencias parecen demasiado forzadas para conseguir ese drama. Pero finalmente, la película resulta ser un trabajo interesante, que acerca al espectador a conocer de primera mano una figura de impagable labor social, descubriendo conflictos y situaciones que hielan la sangre.

Más datos sobre esta y otras películas en el blog: http://argoderse.blogspot.com.es/
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10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
No es trabajo para cualquiera
Mil veces Buenas Noches es un bonito homenaje a la peligrosa pero imprescindible labor de los periodistas de guerra, pero no es la excelsa película que podría haber sido o que sí son otras cintas con argumentos similares, como The Bang Bang Club o incluso El jardinero fiel o la injustamente denostada Amar peligrosamente.
La primera hora de Mil veces buenas noches es una prueba de fuego para el espectador por su ritmo contemplativo, a veces demasiado lento, y su acumulación de tópicos es notable. Sin ir más lejos, ahí está la culminación de la relación entre la protagonista y su marido, con esa escena de sexo tan innecesaria, o el personaje de ese marido al que da vida un correctísimo y guapísimo Nikolaj Coster-Waldau, paradigma del consorte maravilloso, cariñoso, trabajador, comprensivo pero a la vez sufriente y siempre preocupado. Es un estereotipo sin vida con el que el Jaime Lannister de Juego de Tronos puede hacer bien poco. La narración es pesada y avanza con lentitud y sorprendente frialdad teniendo en cuenta los emotivos temas que trata. Sin embargo, posee algunas secuencias muy poderosas, como toda la inicial, prácticamente silenciosa, con Rebecca haciendo su trabajo escrupulosamente a pesar del peligro, y realiza una cruda reflexión acerca de cómo las obsesiones pueden volverse peligrosas si, como en el caso de la protagonista, hacen perder de vista la realidad y no ser capaz de ver más allá de esa obsesión.
El tercio final, cuando las cosas se tuercen y el drama hace al fin acto de aparición, recupera el paso no encontrado hasta el momento y ofrece más oportunidades de lucimiento a una Juliette Binoche de mirada perdida que clava a la perfección la personalidad obsesa, comprometida y a la vez irresponsable de Rebecca, ese personaje que representa la valentía de todos los reporteros que narran los horrores de la guerra al mundo, y también la temeridad de algunos de ellos.

Lo mejor: Juliette Binoche, extraordinaria, toda la secuencia inicial y la entrega de Nikolaj Coster-Waldau (ver cuando echa de su casa a Rebecca).
Lo peor: Le falta pulso a la narración y mayor emotividad.
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9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Vivir no es fácil con los ojos abiertos
Más allá de la dificultad de conciliar vida laboral y familiar que padece la protagonista de esta película y su familia, el film nos presenta la dicotomía entre los dos mundos dónde se mueve Juliette Binoche. Dos mundos que se dan la espalda. El llamado “Primer Mundo” donde quedan su esposo e hijas; un lugar de hogares confortables, buenas escuelas y bonitos paisajes. Un mundo apacible y sobre todo, seguro, del que mantenemos alejada la idea de la muerte, pero que la “ropa de trabajo” de Binoche hace presente hasta el punto que el marido, montado en cólera, arroja fuera de la casa enseres y cámaras que ella utiliza en sus viajes de trabajo porque “huelen a muerte”. Porque una cosa es comprometerse desde casa con la muy loable lucha contra la contaminación de los océanos y otra muy distinta es dejar que la seguridad de nuestras vidas, de nuestros hijos, se vea no solo perturbada sino amenazada. Pero la protagonista ha tenido la suerte o desgracia de ser una de esas personas “indignadas” ante tanta crueldad e injusticia que no pueden mirar hacia otro lado, sino que siguen adelante con aquello para lo que están llamados a hacer en la vida, aún cuando ello les suponga tremendas renuncias personales; renuncias cómo no poder ver crecer día a día a tus hijos y el convivir con el sentimiento de culpabilidad de saber el dolor que les causas con tu ausencia y con los peligros a los que te expones. Y aunque parezca que Binoche renuncia a su vida familiar por la profesional, es su faceta de “madre” la que prevalece; pero en un concepto de maternidad más amplio: ese que nos convierte a los adultos en responsables de procurar el bienestar y el futuro no sólo de nuestros propios hijos sino –dentro de nuestras posibilidades y capacidades- de todos los niños del mundo.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
UNA MUJER LUCHADORA
Rebecca es una mujer extraordinaria que vive con fervor sus dos principales pasiones; por un lado, su amor y dedicación a su familia y por otro, su responsabilidad, esfuerzo e ilusión por el trabajo. Dejando aparte este último campo seguramente la gran mayoría de personas y sobre todo de madres, verán con cierta naturalidad que nuestra protagonista sea una mujer luchadora y que ante cualquier situación discordante de la vida quiera dar también, el máximo cariño a sus dos hijas y amor a su marido.

En las últimas décadas y con la incorporación de la mujer en la vida laboral y haciendo frente a diversas coyunturas presentes en la Sociedad tal vez nos preguntemos si ellas han dejado de lado ese entusiasmo o afán por los que le rodean en el campo familiar. No obstante, pensar esto sería seguramente bastante discriminatorio porque independiente de las tareas que una mujer tenga en su empleo e incluso si no las tuviera no se puede llegar a creer que si le apasiona su trabajo entonces no podrá amar igualmente a su familia. Y aunque sea verdad que por ejemplo, si no trabaja estará más rato con los suyos; a lo mejor este tiempo puede devenir en una mayor esclavitud mientras que si trabaja fuera de casa y además, le gusta lo que hace se sentirá mucho más libre.

Rebecca interpretada por Juliette Binoche es una mujer que vive en auténtica tensión o sea en el ojo del huracán o si ustedes quieren en la boca del lobo y no es porque ella trabaje en una cadena de montaje o en una empresa química en la cual pueda verse sometida a radiaciones. En realidad, y a pesar que su trabajo es en la calle siempre está con la incertidumbre de si lo que hace puede acarrear un cierto peligro para su vida.

Y es que Rebecca a pesar de entregarse con plenitud en su ocupación también, es madre de dos hijas la pequeña de unos seis años y la mayor ya adolescente a las cuales quiere mucho y hace lo posible de estar junto a ellas y atenderlas aunque muchas veces llega extenuante del trabajo más que por las horas hechas podríamos decir por lo vivido.

E igualmente, también ama a su marido, biólogo marino que no entiende la labor de su mujer pues cree que no es solo peligroso para ella sino para él y para sus hijas y es que realmente, tiene un cierto temor a quedarse viudo y es por ello, que a lo largo de la película y a pesar de los gestos de ternura que hay en ciertas ocasiones entre ellos dos también se ve que cuando llega el momento que el trabajo se aproxima a la peligrosidad de la vida de Rebecca entonces él tal vez en un tono un poco egoísta pero entendible le da un ultimátum: "Su trabajo o su familia" provocando una tremenda tormenta emocional familiar la cual se suaviza gracias a que su hija mayor y ya con una cierta madurez comprende a su madre y en cierta medida, empieza a experimentar junto a ella los peligros que presenta su quehacer.

Pero quién es Rebecca y a qué se dedica para que su trabajo sea tan peligroso se preguntarán ustedes. Pues bien, ella es fotógrafa pero no pensemos que se centra en sacar bellos paisajes montañosos, en los cuales puede verse sometida a una cierta amenaza su integridad física acercándose a acantilados hermosos para sacar las mejores fotografías de los rayos de sol que penetran de forma radiante y uniforme entre los torrentes de agua que caen de las cascadas. No supongamos tampoco que corre un cierto riesgo o trance porque penetra en plena selva amazónica para filmar hermosas imágenes de la fauna y flora. Que va, todo esto sería muy bonito pero no saca la naturaleza misma sino la vida misma desde el punto de vista del conflicto y el odio entre los humanos. Ella como fotógrafa de guerra y siendo una de las mejores del mundo viajará a aquellos lugares donde las bombas golpearán como martillos alrededor de sus oídos y vivirá situaciones de evidente pánico. Sin embargo, a pesar de ello, dedicará cuerpo, alma y espíritu a su pasión para sacar las mejores escenas de los conflictos armados, de los niños que trabajan desde edades muy tempranas, de las personas más desamparadas, de los hombres mutilados y heridos a consecuencias de las guerras o de las niñas jóvenes que en lugar de vivir felices son capturadas para ser mártires poniendo en la frontera de la muerte a muchas personas inocentes incluso a sus familias y a ellas mismas.

Así pues, esta película nos cuenta y con verdadera emoción el trabajo periodístico de muchos fotógrafos que día y noche viven en esa continua tensión y que a veces tal vez lo que hacen no es muy bien valorado.

Curiosamente, Erik Popper es el director de este hermoso filme que en los premios AMANDA que son los máximos galardones del cine noruego equivalentes a nuestros premios Goya obtuvieron el pasado 16 de agosto el triunfo en la categoría de mejor Película y es que quién mejor que Erik Poppe, realizador, guionista fotógrafo y reportero gráfico que ha trabajado como fotógrafo para el periódico Verdens Gang y para la agencia Reuters cubriendo noticias nacionales así como conflictos internacionales en Angola, Mozambique, Camboya o Beirut para presentarnos una historia donde la principal protagonista es una mujer luchadora, gran reportera de guerra pero que vive tal vez un poco obsesionada sin darse cuenta que en ciertos momentos, el valor y la perseverancia por su trabajo puede dar lugar a pequeñas heridas emocionales en el ámbito familiar que la rodea.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
LA MOTIVACIÓN QUE NOS MUEVE
Con bastantes puntos en común con la magnífica “En un mundo mejor” de Susanne Bier, ha pasado de puntillas por nuestra cartelera este drama nórdico que contiene una de las mejores interpretaciones de Juliette Binoche.
Filme contundente sobre la lucha profesional e interior de una de las mejores fotógrafas de guerra, que ve como su familia se desmorona ante la incomprensión que provoca su manera de vivir y de arriesgarse para conseguir la foto definitiva o el reportaje que termine demoliendo algunas de las injusticias más grandes de nuestro planeta.
Es una cinta completamente desubicada dentro del panorama cinematográfico veraniego, una isla en medio de grandes propuestas taquilleras, y que viene a demostrar una vez más, que uno puede llegar a encontrar pequeñas joyas entre los diferentes títulos que se estrenan.
Sus mejores atributos se unen en las escenas donde madre e hija comparten un viaje a África. Un momento crucial para la joven que ve como su madre antepone su profesión por encima de todo lo demás. Viaje que traerá situaciones nefastas para su familia.
Es una película sobre la motivación que se encuentra en muchos de nosotros, un impulso que nos hace llevar al extremo la defensa de nuestros ideales, sin darnos cuenta que quizás hagamos daño a la gente que nos rodea.
Durante la trama vemos poderosas imágenes como la de la adolescente marchando a inmolarse al mercadillo o los momentos donde todo el mundo que rodea a la protagonista se desmorona.
El filme da como resultado un conjunto muy equilibrado entre el drama reivindicativo y los problemas de corte familiar, sin caer excesivamente en el aspecto depresivo de un personaje excelentemente conducido por Binoche.
Además los seguidores de “Juego de tronos” se encontraran una agradable sorpresa, la presencia del actor Nikolaj Coster-Waldau, alejado de las intrigas palaciegas y las comedias absurdas americanas.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
“Mil veces buenas noches”: Juliette Binoche y sus múltiples conflictos existenciales
El director noruego Erik Poppe nos trae una película llena de conflictos, pero no solo bélicos, sino sobre todo conflictos morales, éticos y existenciales. “Mil veces buenas noches” es un relato sensible pero directo sobre las elecciones que hay que hacer en la vida, sobre la convivencia de vida profesional y personal, y sobre el papel de los (foto)periodistas en conflictos armados.

Por un lado, “Mil veces buenas noches” hace una crítica al mundo en el que vivimos, un mundo acostumbrado a mirar hacia otro lado. Nos habla de “esos temas que no interesan”, porque hay intereses económicos y políticos, o porque nos sentimos atraídos por la comodidad de la distancia. Poppe reivindica así el trabajo de los fotógrafos como el modo de mostrar el horror a la gente que no puede verlo con sus propios ojos, esas catástrofes que se dan en aquel llamado “Tercer mundo” que se nos antoja tan lejano, pero que está más cerca de lo que algunos se empeñan en creer. ¿Pierde valor, pues, el trabajo de los (foto)periodistas? En alguna de las escenas, vemos que Rebecca (Juliette Binoche) consigue un cambio pequeño gracias a sus fotografías, pero no deja de ser una aspiración a un fin utópico y poco probable. Nos estamos insensibilizando ante la realidad.

Dentro de esta discreta crítica, Poppe nos abre un nuevo camino: ¿es ético que estos profesionales fotografíen situaciones desoladoras escudándose tras el objetivo de la cámara? Y es que no es la primera vez que vemos un caso de conflicto moral en este ámbito. Recordemos al fotógrafo Kevin Carter, que se suicidó después de ganar el Pulitzer por una fotografía de un niño africano acechado por un buitre. Algunas versiones apuntaron a la carga moral que sufrió durante años por no haber ayudado a aquel niño, creando, sea cierta o no esta causa de la muerte, una responsabilidad moral de los fotógrafos. La maestría de las imágenes que toman remueve conciencias, pero el trabajo de tomarlas, como se desprende de la película, puede resultar inmoral.

Pero sin duda el conflicto más explotado en la película no es un mundo insensible o el duro pero necesario trabajo de los profesionales, sino el tener que elegir entre tu familia o la pasión de tu vida. Satisface ver cómo la sociedad avanza, y el cine con ella, y es la mujer, y no el marido, la que se ve abocada a esta elección. Rebecca es un imán para las situaciones peligrosas, y eso es algo que no compagina con sus dos hijas y su pareja (Nikolaj Coster-Waldau), que la pondrá entre la espada y la pared. Lo que nos muestra esta película por encima de todo es este ultimátum constante. Poppe aporta sencillez a este relato de múltiples debates en los que reflexionar y firma una película que se deja ver.

blogelcontraplano.wordpress.com
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Demasiados tópicos
Un arranque prometedor que deriva en un drama familiar tantas veces abordado: la difícil conciliación familiar de los periodistas o fotógrafos que trabajan en zonas calientes, con todos los tópicos al uso: la foto que hace reaccionar al mundo, la noticia por encima de todo, y aquello de "yo estoy en esto porque quiero remover conciencias". Y como en tantas otra películas del estilo, una fotógrafa que parece tomar fotos espasmódicamente, por impulso, desde que pone el pie en el escenario de la noticia, sin ninguna planificación, ni medición de luz ni otras menudencias. Como un turista japonés, vaya.
Lo único salvable: la fotografía del filme, precisamente, y Juliette Binoche, decididamente reconciliada con el rol de mujer sin atractivo físico.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Mil veces buena
Maravilloso y duro drama de una fotógrafa considerada una de las mejores cinco fotógrafas de guerra, que antepone su pasión por la fotografía y retratar lo que pasa en el Mundo antes que a su familia y que por tal motivo su propio mundo se desmorona por las contradicciones y problemas que acarrea su profesión.
Cada fotograma de este film es una fotografía, exquisitamente rodada y realizada, con una inmensa interpretación de Juliette Binoche que se come la pantalla por encima de todos.
Con un tema muy de actualidad desgraciadamente y un homenaje a todos los fotógrafos que se juegan la vida para enseñarnos lo que ocurre.
Con la interpretación, como curiosidad, del batería del grupo de rock U2, Larry Mullen Jr. que hace de amigo de la pareja protagonista.
Film muy recomendado para los amantes de la fotografía, del drama o de simplemente una muy buena película.

Un 7,5

http://filmefilico.blogspot.com.es/
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El riesgo del oficio.
De ritmo lento, con demasiados momentos familiares y tan pocos sobre la fotógrafa en acción. El conflicto personal se resuelve de manera predecible. Un gusto ver a Jaime Lannister. Cuenta con algunas escenas visuales bastante poéticas.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
'Binoche salva un guión lento y, a veces, tópico'
No nos sorprenderá el guión, previsible con un ritmo, quizá, demasiado lento, ni la personalidad de los personajes, muy tópica. Muy buena fotografía, BSO y gran interpretación de Binoche (como siempre muy intima y cercana al espectador. Calca el papel). Destacar, también, la interpretación de la joven Lauryn Canny (interpreta a la hija de Rebecca -Binoche-).

Subrayar que Erik Poppe (director) fue foto periodista, cosa que queda muy clara ya que es muy sensible cuando tiene que enmarcar las situaciones con las que se encuentra la protagonista.

Film notable (y más si te gusta Binoche).
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Mucho ruido y pocas nueces
Demasiadas pretensiones no hacen buena una película. Tal vez la película valga para realizar uno de esos soporíferos debates sobre hasta qué punto determinados trabajos nos impiden o no formar una familia: compromiso, disponibilidad, entrega... Y esta película tiene los ingredientes para realizar ese debate. Lo que no tiene es una buena historia. O puede que tuviera una buena historia, pero está mal contada. Incluso cuando parece que la historia es buena y empieza a discurrir, cae en incoherencias o exageraciones que la hacen poco creíble. Solamente dos ejemplos: ¿quién puede creerse que un grupo terrorista vuelva a aceptar como fotógrafa "oficial" a quien ha hecho fracasar con su obsesiva manía de disparar diez fotos cada segundo su anterior "misión"?, ¿alguien puede tragarse que mandar unas fotos a "Nueva York" del asalto a un campamento de Acnur que no tiene protección militar implique conseguir dicha protección para el día siguiente? Ni el mismísimo presidente USA tiene esa capacidad resolutiva.

Cuando alguien renuncia a ser creíble, pierde el interés de quienes le escuchan, y Erik Poppe lo pierde desde el momento en que nos pinta una mujer "adicta" al disparo de la cámara, incapaz de ver otra cosa que no sea una posible imagen en su objetivo. Eso y los discursos que sin justificación argumental van saltando a lo largo de la película y poniendo en boca de uno u otro personaje, como esas antiguas "morcillas" del teatro, aunque tal vez estén ahí para que luego los adolescentes del debate puedan entresacar alguna cita.

Y hablando de citas, hasta tramposa es la cita que da nombre al título: Romeo y Julieta, Acto 2º, escena II.
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6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Mil veces buenas noches
El fotógrafo de guerra, ese ojo avispado que todo lo ve pero que sólo elige lo específico, esa concreta imagen espectacular que a un sólo vistazo resume y muestra las consecuencias horribles y espeluznantes del conflicto vivido, que expresa la rabia e impotencia de unos hechos que se observan en el periódico mientras se está desayunando pero que sólo inmutan esa fracción de segundo, apenas perceptible, que se tarda en pasar la hoja y fijar la atención en el siguiente escándalo.
Un ladrón de almas anónimas que con su cámara como arma más mortífera alecciona a esa parte del mundo que prefiere mirar a otro lado, ignorar ese cruel testimonio en papel cuya imagen desgarra toda humanidad sensible y paraliza la respiración de todo ser viviente.
La película se centra en el debate interior de quien ha nacido para ejerce esta profesión, en el fuerte carácter/pasión incansable/potencia intuitiva/egoísmo personal de quien sabe que está haciendo sufrir a sus seres más queridos, que reconoce la espléndida familia que está perdiendo, que admite el alto precio que está poniendo en juego y el riesgo de arruinarlo todo, de entregar su vida física/emocional/familiar a cambio de unas espectaculares fotos que, por sí mismas, deberían congelar todo el desierto pero que sólo consiguen quitar el polvo incómodo de quien se sabe seguro y a buen recaudo en la ventajosa parte del mundo donde ha nacido, la suerte injusta de un beneficioso nacimiento en el lugar adecuado que permite mirar con desdén frío y ojos inalterables la realidad horripilante que otros están viviendo.
Juliette Binoche es toda la historia, su maravillosa/sensible/cautivante interpretación que seduce la cámara y fascina allá donde vaya, muestra exquisita de su más que demostrado buen saber hacer que emociona al público y captura con vehemencia no permitida tus sentidas reacciones.
Se centra en el dramatismo de elegir entre los dos mundos en los que se mueve, en la tirantez con un marido que no puede retenerla a su lado, en la angustia de unas hijas desconocidas, en el no saber por qué pero no poder evitar accionarse al ver la injusticia, activarse al presenciar el mal y olvidar en un segundo pero con remordimiento pensativo de fondo oculto muy denso y pesado todo el propósito de enmienda que había prometido.
Su principio es muy impactante y escalofriante, explosiva revolución que opta por apaciguarse y desviarse por la línea sensible, la afectividad y frustración de quien quiere complacer a los que ama pero muere en la rutina diaria, que necesita del riesgo/velocidad/adrenalina de retratar la guerra en primera persona y exhibirla a un mundo sabio pero ignorante por conveniencia.
La emotividad de unos ojos cansados, de un alma inquieta inundan la pantalla, sentimientos de tristeza, rencor, odio, amor, resentimiento, comprensión cubren el paso de los minutos, fingida devoción por una vida segura y tranquila y suspiro anhelado por el recuerdo del conflicto que se está perdiendo.
Combina marcados momentos de un efectivo análisis y estallida penetración en una profesión dura, atroz y costosa con otros de alta sensiblería y suavidad melosa, aventura y frescor, empalagosidad y encasillamiento cogidos de la mano, atrevimiento y osadía que conviven en una armonía irregular con la estampa del clasicismo y la lágrima fácil.
Su resolución no sorprende, su evolución no impresiona pero es una trabajo realizado con gran dignidad, cuidado y esmero que fascina por momentos, pierde por otros, atractivo interés ganado que se desliza hacia el relato acomodado y emocional todo ello abanderado por una excepcional Juliette Binoche que compensa cualquier pero o lamento surgido.
Recompensa con esquivos, satisface sin agotar todas tus pretensiones, un consumo más digestivo de lo esperado dado el grado de picante añadido.

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Fotos y familias
¡Qué pena! Lo que podía haber sido una gran película solo llega a ser una película larga.

Pues largo se hace el premioso y vacilante relato del señor Poppe, pese a la sentida interpretación de la siempre bella Mme. Binoche y al interés humano y social del tema que trata.

De todas formas, estimado filmaffinitista, vale la pena verla.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Vivir peligrosamente
La película ha defraudado mis expectativas. Cuenta lo mismo que se ha contado otras veces (Los gritos del silencio, Salvador, Territorio Comanche, Bajo el fuego), pero en esta ocasión peor. El guión intenta girar sobre las tensiones que en una familia ocasiona la profesión de la esposa, reportera gráfica en zona de conflicto, y la realidad es que con todas las atrocidades que existen y que parte de ellas quedan reflejadas en la película, lo que le ocurre a esta familia pasa a un segundo plano, y deja de interesar al expectador mucho más impactado por las imágenes de las chiquillas que se inmolan por Alá y las barbaries que se cometen en África.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Homenaje a los periodistas de guerra
Si no fuese una película tan endiabladamente lenta no me daría cuenta de la gran cantidad de tópicos con los que no puede luchar. ‘Mil veces buenas noches’ nace como un bonito homenaje a la peligrosa profesión de los periodistas de guerra, arrancando con buen ritmo y una secuencia en Afganistán (casi sin diálogos) que produce su cierto impacto (a pesar de que los efectos especiales sean mejorables).

A partir de ahí, el film baja notablemente el ritmo, volviéndose muy pausada. Quizás el director buscaba dar un mayor realismo (leo por la red que su director, Poppe, fue fotógrafo de guerra) a toda la película, aumentando los primeros planos y dando pie al personaje de Coster-Waldau, intentando aparentar la estabilidad de la familia, sufre la constante ausencia de su mujer.

Es en su último tramo, puro y duro drama, cuando la Binoche toma el mando de la película y con cuatro miradas perdidas es capaz de comerse la pantalla. La actriz está maravillosa, a otro nivel. Su personaje se debate entre los dos mundos que ama, dándose cuenta de la posible incompatibilidad de ambos.

Película bien dirigida y actuada, refleja muy bien la profesión de periodista de guerra y se digiere bien a pesar de su lento ritmo. Interesante de ver.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Obsesión profesional.
Rebecca (Juliette Binoche), es una gran reportera de guerra, ha vivido barbaries bélicas tan de cerca que su interior le plantea algunas dudas acerca de su trabajo. Rebecca sufre un grave accidente a causa de una de las peligrosas situaciones límite en las que se ve envuelta, su marido (Nikolaj Coster-Waldau) y sus hijos le darán un ultimátum y la obligarán a elegir entre ellos o su trabajo.
La fotografía es completamente cautivadora, no podría ser de otra manera teniendo en cuenta la profesión de la protagonista y el peso que tiene para ella, las secuencias de imágenes a cámara lenta es todo un acierto, algo parecido a dar un paseo encima de una nube, no sé cómo será pero presupongo que tiene que ser parecido.
Después de mostrarnos los hechos que marcan el planteamiento de la historia, la protagonista vuelve al entorno familiar, se produce una especie de tedio, el destacable inicio nos crea unas expectativas elevadas, a mi modo de ver la relación familiar aunque está narrada con bastante sutileza resulta un tanto fría de cara al espectador y aunque el ritmo inicial no era intenso, lo que nos mostraba y contaba el director si lo era, y mucho, por lo tanto se produce una monotonía argumental o falta de interés cuando la protagonista vuelve a su vida cotidiana, a sus cuatro paredes y comienza la fase de la relación entre cónyuges, el director consigue meternos de nuevo en la historia a medida que va transcurriendo el film, primero, porque vamos digiriéndola poco a poco, segundo, por las buenas interpretaciones de los dos protagonistas, hay una química especial entre ellos, hay sentimiento y las emociones logran traspasar la pantalla, tanto las buenas como las malas, aunque todo esto vaya presentado en pequeñas raciones y tercero porque la fotografía sigue siendo de altura y cuando quieren atraparnos con el entorno lo consiguen, esas escenas son altamente atrayentes y con el entorno no me refiero únicamente a lo paisajístico, que también, la dirección artística es sobresaliente, la puesta en escena es real, cuidada y muy creíble, nada exagerada, lo cual en ciertas escenas nos provoca todavía más inquietud y nos muestra lo duras que son algunas profesiones y lo vocacional que tienen que ser para lograr sobreponerse a ciertos acontecimientos, levantándose una y otra vez a pesar de las circunstancias, hay que tener madera, mucha y también una mente muy fuerte.

A pesar de todo ese trabajo tan necesario para que el resto de los mortales tengamos conciencia de lo que sucede en el mundo, el director nos plantea una especie de duda ética a modo de conjetura moral y mediante nuestra protagonista femenina, cuando lo profesional se interpone a lo familiar, cuando los acontecimientos son tan importantes y la labor como profesional hace que la protagonista descuide su faceta de madre, incluso poniendo en peligro la vida de su hija, ¿dónde está el límite? La pasta especial de la que están hechas algunas personas para atender de manera casi obsesiva la faceta profesional y desatender de forma alarmante la obligación como madre, ¿responsabilidad o irresponsabilidad? no tengo ninguna duda del valor que demuestran los fotógrafos de guerra, pero, yo lo tengo claro.
Noruega es un país más frío que el nuestro, quizás ellos tengan un punto más de frialdad temperamental para encarar la vida.

Destacar a Juliette Binoche, está esplendida y consigue transmitir tanto en las relaciones de apego como en sus dilemas internos, su rostro, su mirada, quiero ver a Binoche más a menudo, en este tipo de películas, donde se luce, donde su presencia tiene peso y donde explotan sus dotes. Por cierto, un pequeño dato para los más despistados, Nikolaj Coster-Waldau es el actor que se encarga de dar vida en la serie Juego de tronos al famoso ser Jaime Lannister (Matarreyes).

http://www.filmadictos.com/mil-veces-buenas-noches/
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
A mi me tocó la fibra.
Las primeras escenas donde se ve a una fotógrafa (Binoche), inmortalizando los últimos momentos de una mujer que se está preparando para inmolarse, me tocaron la fibra.
La película no es sensacional, pero Binoche, casi consigue que lo sea. Interpretación magistral. Sin Juliette Binoche, seguramente seria una peli que pasaría desapercibida, pero con ella, mi voto es de 8. Tambien prestaré atención a lo que valla haciendo la joven, Lauryn Canny, que interpreta a la hija mayor de Binoche.
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