36 Críticas de los usuarios

De nuevo el cine independiente nos da una grata sorpresa. Poco convencional, desde luego.

Gummo es una especie de experimento que mezcla ficción y cine documental. Un desolado pueblo de la América profunda, lleno de personajes marginales y estúpidos. La película nos da la oportunidad de contemplarlos no sin inquietud, que parece el objetivo del experimento: que el espectador sienta emociones como repulsión, inquietud, incomodidad.

Se puede encasillar de cine experimental sobre todo no por su temática, sino por su práctica carencia de argumento lineal. No es más que un montón de escenas intercaladas entre sí, muchas de ellas ajenas al "hilo principal", si es que existe alguno.

No ya por lo crudo de algunas escenas (no demasiado), sino por observar a esos personajes haciendo cosas incoherentes o bizarras. Memorable es por ejemplo la escena de pelea con la silla. O la incomodísima e interminable escena de la joven que se depila las cejas mientras habla a la cámara.

No es sin duda una película para gente que esté dispuesta a eso: a ver una película, en el sentido más puritano de la palabra. Pero al que tenga la cabeza abierta a algo original puede resultarle una sorpresa interesante, como fue mi caso.

Korine ofrece un producto de acre sabor y de digestión difícil, retratando lo mísero, lo sórdido, lo más oscuro de la sociedad. Para especiarlo, le añade grandes dosis de surrealismo, lo que le da un punto aún más tenebrista y esotérico.

El resultado: una película sobrecogedora, no apta para todos los públicos, sobre todo para aquel que tenga algún tipo de amor a los animales de compañía, o tenga cierta sensibilidad hacia graves problemas sociales. Y, por si acaso, para hacerla todavía más inasible, la interpretación tampoco es "al uso", en la que se desarrolla claramente una idea o se argumenta una crítica o una alabanza. Deja sencillamente sensaciones, percepciones vagas de algo no explícito, no siendo ese algo ni agradable, ni fácil.

Excéntrica y complicada. Rara y dura. Extraña e incómoda. Enorme, en suma...

Sí, el huevo de nuestra cabeza para ver cine. He calificado esta peli con un 7 y después me he arrepentido, como siempre. No por la calificación en sí sino por tener que calificar. ¿Cuántas pelis con la misma puntuación pueden ser comparables? ¿en qué?. Las clasificaciones son estúpidas y sólo pueden ser útiles a aquellos que quieren ver algún tipo de orden en sus percepciones más superficiales. Esta peli, como todo el cine-arte, se niega a clasificarse, a premiarse, a coleccionarse...
Sólo hay que verla y dejar que el huracán con que comienza se lleve toda nuestra verdad preestablecida. Porque hay otras verdadades, mucho más inquietantes, sobrecogedoras y vitales. La peña que se retrata en el film no es más estúpida, innecesaria y cruel que el que piensa que el cine, el arte, debe servir para elevar el espíritu ya cultivado, Al contrario, puede servir, y hoy más que nunca, para bajar nuestra mirada comprensiva a los estratos que creemos bajos o marginales porque todos nos encontramos, al final, en un infierno al que ayudamos a mantener.
No existe Gummo sin la mirada del espectador, es él el que pone las emociones. Los personajes sólo viven. Esta interactividad es el axioma del arte que me interesa,
Eso es arte hoy, Gummo es arte.

No vamos en la misma dirección. Película premiada por certámenes independientes y alabada por algunos críticos.

A veces creo que la innovación y la originalidad está mal entendida, en el cine sobretodo.
Esta película me recuerda a un cuadro abstracto donde el 80% de la población puede contemplar horas y horas ese mismo cuadro y seguir en la conclusión de que es una tremenda mierda y que puede pintarlo un mapache. Pero en cambio hay un público selecto que forman ese 20% restante que premiaran el cuadro y lo alabarán. Así es Gummo, como el cuadro. Yo soy del 80 %.

Su apasionante argumento consta de una sucesión de escenas sin sentido y que no tienen correlación entre sí, basadas en un pueblo devastado por un tornado.
El espectador podrá observar como unos personajes patean una silla en 15 minutos de reloj o como una chica se depila el entrecejo en 10 minutos de película. Para que os hagáis una idea.

No puedo hacer spoilers porque no son viables en este cuadro, digo película.

Yo no he encontrado esa "peli random" que muchos tachan. Lo que sí he encontrado son grandes opuestos a lo largo del metraje que hacen de Gummo algo interesante:

1. Un film que se podría calificar de docuficción. Se le da un aspecto casero para parecer más realista y con una narración yuxtapuesta muy sencillita, pero a la vez se utilizan metáforas bizarras para alejarnos de esa realidad. Primer opuesto.

2. Se emplean mayormente como personajes a niños y jóvenes como analogía de la decadencia adulta: Los niños vestidos de sheriff no representaban otra cosa que lo que estamos acostumbrados a ver como la figura policial Norteamericana. La chica deficiente que se pasa el día fregando y cuidando de su "hijo", es una metáfora del sometimiento machista de la Norteamérica conservadora. Las hermanas rubias que se ensanchan los pezones o especulan sobre la bulimia, son el retrato de los maltratos corporales de una sociedad basada en una belleza estereotipada e insana. Y así un largo etcétera para reivindicar que, no es que sean casos extraños, sólo son sucesos en personas diferentes y sacados de contexto. Entonces, ¿estupidez sin sentido y bizarra o película crítica? Segundo opuesto.

3. Y el tercer pilar sobre el que me detendré es el cariz moral que tiene el guion. Se tratan temas como la pobreza, la eutanasia, los trastornos alimenticios, la prostitución, la pederastia, la droga, las violaciones, la violencia... Y todo desde una focalización espectatorial, que rechaza cualquier juicio o crítica desde la propia narración, incluso rechaza la identificación de los personajes yuxtaponiendo sus historias sin aparente relación. Es una película moralista y amoral, pero nunca enjuicia a los personajes, de eso ya nos encargaremos nosotros si es que no sabemos ver más allá.

Entonces, docuficción, representación de la decadencia de una sociedad mediante adolescentes y una moralidad implícita, hacen que Gummo no sea sólo un niño con el tórax abombado comiendo espaguetis en su bañera mientras su madre lo enjabona. Al menos no para mí.

El cuelgue total de buscar y ver peliculas que ve la gente en filmaffinity investigando, pasando de uno a otro, me llevo a ver esta película, la veo y solo pienso: ¿Por que? ¿Por que? ¿Cual es su objetivo? Se trata de una secuencia de escenas sin objetivos, sin fin alguno. Pero simplemente sigo viéndola me atrapa en su extrañeza, en su cuelgue. No llego a entender la paranoia que pretende expresar su director, pero llega el momento 10 de la película y me río, alucino, solo te digo que si te apetece ver algo diferente, raro, fresco la debes ver, la recomiendo pero no me responsabilizo. También es interesante analizar la cantidad de basura acumulada en cada casa; un piso de estudiantes seria el paraíso al lado de muchas de estas casas.
Cada vez que la película coge ritmo y parece que va a empezar a ser normal, ¡ZAS! Cuelgue y se pierde en la locura.
No os dejéis llevar porque sea un drama, porque no lo es; es...
Ni lo se.

Mi conclusion es la siguente: Estoy loco yo o esta loco el director...

Una peli impresionante, de lo mejorcito que se ha visto tanto en USA como en el cine indie de USA. ¿Por qué la ven pretenciosa? Lo mismo dijeron de "Freaks" de Tod Browning, y ahí está en el altar de las películas de culto de todos los tiempos. "Gummo" es una película BUENA sin aires de cool, soberanamente bizarra, dura -durísima-, lírica, brutal y agónicamente sincera. Una realidad que nadie quiere ver, pero que existe.

Según la la American Human Association (AHA), organismo dedicado a velar por los derechos de los animales en el cine, varias escenas de tortura y matanza de gatos que se ven en la cinta, son reales. Habiendo todos los recursos y avances técnicos, la única respuesta posible a la tortura animal real y gratuita es querer dárselas de "transgresor", de "duro". De cineasta o cinéfilo "al límite".

He visto cintas que revuelven el estómago más resistente, pero siempre sabiendo que esas violaciones, agresiones, amputaciones, asesinatos, experimentos, y torturas eran FICCIÓN. La única manera de experimentar esas sensaciones sabiendo que no soy un completo psicópata. Siento que hay que ser un deshecho humano y un peligro social en potencia si se es capaz de tachar esto de "arte transgresor".

No se puede defender esta película, ni ninguna otra, aseverando que su propósito es causar desagrado y asco en el espectador y que al conseguirlo su misión esta cumplida y por tanto es adecuado adorarla y subirla a los altares del cine independiente, del cine de culto, del cine de autor, ese paraíso demagógico donde todo vale con tal de saltarse las reglas de lo convencional en aras de abrir nuevas vías para la expresión artística. El film no sólo es inclasificable y enfermizo sino también pestilente e indigno, un collage de imágenes desestabilizadas con voz en off mezcladas con varias historias que respetan cierta cordura narrativa y que de haber sido mejor explotadas podrían haber dado como producto algo más soportable. Los personajes, lo más acertado de la cinta, más que actores parecen seres recién sacados de las calles de la América profunda y dos o tres escenas realmente causan conmoción, pero se diluyen en el paseo insufrible que resulta el film. Por momentos recuerda al “Barrio” de León de Aranoa por la marginalidad sin límites de lo presentado en pantalla y por el protagonismo de los adolescentes pero a diferencia de esta Korine ha querido dar un paso más en su búsqueda del santo grial y se ha despeñado (y a nosotros con él) en un trasiego de gatos muertos, cejas depiladas y bolsas de pegamento listas para ser inhaladas.

Gummo nos retrata a la población más desfavorecida de Xenia (Ohio), ciudad arrasada por un tornado. Gummo hace referencia, en un símil que relaciona a los hermanos Marx con las clases sociales, al lumpen. La población al margen de la sociedad (delincuencia, prostitución) se relacionarían con Gummo Marx, el único de los hermanos Marx que no se hizo conocido por abandonar el vodevil antes de que sus hermanos cobraran la fama. (Sería gracioso continuar el símil, Zeppo con la clase obrera por ser el hermano que sale en algunos films y Groucho, Harpo y Chico las clases poderosas. Que quede bien claro que es un símil solo por la fama alcanzada, ya que ideológicamente no tiene que ver con los pensamientos de los hermanos Marx, siendo por ejemplo la verborrea afilada de Groucho más revolucionaria y anticonvencional que sus películas coetáneas).

La voz en off dice que los asuntos de la gente perecieron en Xenia tras el tornado. Harmony Korine muestra los desechos del sueño americano, una población donde el tiempo no avanza. Tenemos nuestro particular guía, un niño con orejas de conejo al que seguiremos como Alicia para ver las aventuras de esta población deprimida.

Gummo es cruda, difícil de ver, hiriente pero a la vez es hermosa. ¿Cómo puede ser así? Muestra una oda a lo diferente, a los sueños de los desesperados. La realidad es horrible, peor que en una película de terror, abusos de todo tipo: violencia, racismo, pederastia, maltrato animal, prostitución. Dentro de esta sordidez tan bien retratada por Korine debido a su experiencia directa en los barrios que habitó en su infancia-adolescencia hay una empatía hacia lo marginado entre lo marginado: personas con síndrome de down, con trastornos psicológicos, albinos, homosexuales, enanos y gente en definitiva que busca vivir como se pueda. Aunque la grandeza de Gummo radica en difuminar estas fronteras entre lo que esta mal y lo que esta bien, para mostrarnos a los personajes sin maniqueísmos, de forma más impactante y realista.

En Gummo hay actores profesionales y amateurs, además del propio director como borracho en la escena con el enano. Las actuaciones son de una calidad tremenda, reforzando el realismo que quiere transmitir. Realismo que se complementa con el trabajo del director de fotografía Jean-Yves Escoffier, reclutado por sus grandes trabajos con Leos Carax. Se utilizan diferentes formatos como el VHS, súper 8, 16 mm, 35 mm, Polaroid, etc para que la película parezca documental, aunque con gran inteligencia Korine desmonta este realismo creado por los formatos, consciente que hace ficción se puede percibir en dos escenas (spoiler) en las que la voz en off chirría con lo mostrado. Por último, la música tiene la misma ambivalencia que los personajes, con una selección de canciones tan diferentes como Madonna, Roy Orbison (ya tenía gran importancia una canción suya en Blue Velvet de David Lynch) así como subgéneros del Heavy Metal: Black Metal, Death Metal o Trash Metal.

Gummo trasciende su condición de película de culto para convertirse en una obra clave de la historia del cine en los años 90.

Como ha dicho el autor de unos de los anteriores comentarios, no causa ninguna sensación, pese a la crudeza que puede llegar a reprensentar aquella realidad. Pero basémonos en que el cine no sólo es capaz de producir sensaciones sino también de dar un buen regalo a la vista y al oído en este caso, y esta película lo hace. A mí no se hace nada aburrida ya que está tratada como si fuese un estupendo documental y que además aporta una visión diferente con el uso de diferentes cámaras, como por ejemplo una cámara de mano, pareciendo así a veces un vídeo casero, lo que hace que haya cierta espontaneidad y parece (no sé si será) que algunas de las personas que aparecen no actuan sino que interpretan sus propias vidas.
Como ya he dicho, un buen regalo para la vista y recomendable para aquellos que buscan algo diferente en el cine o que quieran empezar a adentrarse en el mundo del cine independiente o experimental.

La película “Gummo” parece ser, a primera vista, un conjunto bodrio de elementos, situaciones, personajes, excesos y abusos cuya “belleza” recae en lo esperpéntico (si así lo quiere tomar el espectador) y que posee una línea argumental sumamente floja y etérea. Estos elementos hacen que la película sea catalagoda como “independiente” y “experimental”, por lo que espontáneamente salen a la luz detractores que comienzan a generar sus análisis fílmicos cuya base es intentar meterse en la fenomenología del pensamiento y de la personalidad del director que analizar la obra en sí.
Si observamos la película quitándonos estos estereotipos de los que se ha hecho fama el cine experimental y juvenil, la obra se disfruta y es rica semióticamente. A mí por lo menos me dejó a pensar para rato, pues me situé en los contextos que refleja la historia, los cuales tristemente existen y desatan actitudes como las que observamos en la “narración”.
Estéticamente, la película es bella pues el manejo técnico de las tomas se aprecia a veces bien planeado y logra darle ese “toque” extra al contenido y atmósfera pesimista que se plantea en la película.
Lejos de hablar sobre el cine en general de Harmony Korine y su persona, veamos la película desde un segundo plano, aquel donde se hace un análisis semántico en base a las imágenes lanzadas y cuya simbología son producto del espectador no del cineasta

Este trabajo trata de las peripecias de: "el hijo" de Pete Townshend con pelo de culo de pollo y "el hijo" alelado de Keith Moon; un par de hermanas, rubias platino, con tendencias venéreas; una adolescente con no menos retardo mental que los dos anteriores y con no menos excentricidades que la pareja femenina ya citada; un enclenque con orejas de conejo; una población gatuna en peligro de extinción.
Lo que valoro de "Gummo" es el momento en que fue publicada. La dédaca de los noventa del s. XX es la del llamado "Milagro americano": crecimiento económico sostenido sin apenas incremento de la inflación, decían. Creo que no es menester comentar mucho más al respecto. Retrato de una sociedad fallida que se hizo explícito (para los pocos incrédulos que quedaban) escasos años más tarde.
Vuelvo a la película en sí. Maldita manía de asociar el género musical Metal con la cochambrería, la irracionalidad y la mugrosidad. Qué poca originalidad la de hacer continuas referencias a Slayer, Dio, etc. y utilizar en la banda sonora a grupos como Burzum, Absu, Brujería, Mortician... Desde luego que, en ese sentido, Korine no ha subvertido una mierda. Por otro lado, no acabo de encontrar la supuesta complejidad de "Gummo". Yuxtaposión de escenas fundamentada en una única idea: mostrar al público cómo está realmente el patio en la nación que en ese momento se alza como el ejemplo que las demás deben seguir. El argumento es ése. ¿Es correcto el método empleado en la narración? Opino que es el más simple y facilón, porque, ya casi finalizado el s.XX, relativizar el método narrativo clásico o tradicional del Cine, por así decirlo, no tiene valor alguno. En 1997 se ha relativizado todo a nivel cultural partiendo de la disciplina antropológica decimonónica, con la vasta colaboración de una ingente cantidad de intelectuales franceses, por cierto. Es más, ya se ha convertido en práctica habitual. Por ello no puedo compartir las críticas onanistas que ensalzan esta película en ese sentido. Es una soberana memez autocomplaciente. Actualmente hay muchos Antístenes y muchos Diógenes de Sínope en este mundo; no vamos a cascárnosla porque aparezca otro, de 23 años, en la sociedad más ejemplar del mundo y en el 2012.
A modo de conclusión, recomiendo que todo el mundo la vea, pero habiendo evitado, en la medida de lo posible, leer demasiadas criticas y comentarios sobre ella, para obviar prejuicio, miedos y exaltaciones felacionales injustificadas. Si puede ser, sin haber leido ninguna. Tampoco la mía, por tanto, recomendación baldía.

Sin un trazo argumental a seguir, el debutante Harmony Korine, guionista de “Kids” (1993), polémico film dirigido por Larry Clark en 1992, nos narra las consecuencias posteriores de un tornado en un pueblo de la América profunda. Y, en efecto, en Xenia (Ohio) no parece surgir ni un brote de esperanza entre las decenas de jóvenes sin futuro, suicidas, ni asimismo en sus padres (representados por unos progenitores igual de suicidas y borrachos, incapaces de asimilar lo que les ha deparado el destino).

No es un film como para tomarse al pie de la letra. Tal vez necesita más de un visionado para intentar comprender a dónde quiere llevarnos su joven director; es decir, el vivir cada día de los jovenzuelos al límite de la delincuencia y la crueldad que pululan por éste arrasado país de Oz. Como una generación perdida que lo ha perdido todo y viven bajo el síndrome de Diógenes; los botes de cola y cazando gatos vagabundos por las calle para ganarse unos pocos dólares a la salida de los restaurantes chinos.

Por esa razón éste paseo por Xenia se debert tener en cuenta más allá de su aparente “friquismo”, ya que nos familiarizamos con unos personajes rozando la marginalidad pero que intentan vivir a su aire… Hay que partir de la sinopsis de Tummler (Nick Sutton) y Salomon (Jacob Reynolds) los dos adolescentes que corretean con su bicicleta en busca de lindos gatitos y son testimonios de la aparente vida tranquila entre los jóvenes conflictivos de su edad… Pero reina en “Gummo” una plácida anarquía que se rige, entre otros personajes una rubia de teñido industrial interpretada por Chloë Sevigny, por lo testimonial de un reparto secundado por la indiferencia y el descontento.

Vale la pena valorar ésta pequeña obra maestra de lo inclasificable que Korine radicalizaría un par de años más tarde con “Julien Donkey –Boy” (1997).

Después de ver "Gummo" lo primero que puede pensarse es que el director de la película, el "enfant terrible" Harmony Korine, debe estar considerado en su país como el peor embajador del que podrían echar mano; el terror de las agencias de viaje.

Nunca he viajado a USA pero siempre he pensado que en caso de que lo hiciera y a poco que me alejara de una gran ciudad y me introdujera en la llamada América profunda iba a tropezar con poblaciones como la mostrada en "Gummo", con no pocos disfuncionales por sus aceras, pero no del estilo ni en la generosa cantidad como aparecen aquí. Por otra parte, parece requisito indispensable en ese cajón de sastre en que se ha convertido al cine independiente, el contar entre sus actores con algún que otro desconocido (o la mayoría como en el presente caso) para reducir costes y, de paso, que todo el mundo tenga, al menos, esos cinco minutos de gloria prometidos por Warhol; como también hacer de sus protagonistas personajes marginales en buena medida o ambas cosas al mismo tiempo.

El hecho de que "Gummo" sólo muestre personas en cualquier sentido aisladas y desarraigadas y que se ignore la mínima calidad técnica, tampoco quiere decir que no tenga una estructura lo suficientemente sólida. Desde la introducción en voz en off hasta el plano fijo de la última y breve secuencia de la película, se mantiene una coherencia en su -es un suponer- discurso. El círculo acaba de cerrarse y deja dentro, sin posibilidad de escape, a todos y cada uno sus protagonistas. Quizás lo más triste de todo es que es difícil sentir alguna simpatía especial por alguno de sus personajes. Lejos de paternalismos o fáciles compasiones son presentados (bien es de agradecer) como seres muy individualizados y dotados, sino de fuerte, sí de la suficiente personalidad como para ir tirando, aún sin plantearse ninguna otra cuestión. Nada que ver con la proximidad y picaresca de aquellos entrañables "ragazzi di vita" del cine de Pasolini, para entendernos.

A mi entender, la historia en general resulta demasiado inverosímil y sólo puede observarse desde una manifiesta (elogiable o no, ya es otra cuestión) voluntad de provocación más que de una crítica a los entresijos de un sistema social. Más revulsiva me parece la sempiterna imagen fílmica de la bandera de las barras y estrellas en la mayoría de los porches de las casas de poblaciones como la presentada en la película y de la que, curiosamente, no recuerdo haber visto ninguna en ésta. Puestos a continuar con absurdos acertijos, añado uno propio: ¿por qué es tan difícil encontrar gatos en Xenia (Ohio)?... ...porque acaba de pasar un tornado llamado Harmony.

No sé porqué acabo viendo este tipo de películas que provocan depresión y asco de todo pero, sobre todo, asco de la sociedad americana. La anarquía reina en esta cinta de escenas surrealistas. El director se cree que hace algo bueno pero la verdad es que no, no y no.
A destacar por encima de tanta mierda a Chlöe Sevigny y la banda sonora de Mortician.
Si quieres ver una amalgama de escenas surrealistas con pretendida doble visión entonces te recomiendo que veas esta película pero si eres una persona normal ni se te ocurra.
Le doy un 3 y soy generoso...

Retrato hiper realista con tintes dramáticos de los sociedad decadente y patética norteamericana centrada en los adolescentes "white trash" (basura blanca), cuyo único elemento de interés es la espera por ver si ocurre algo violento, explícito o trágico. Algunas de las escenas narrativas que dan cierto sustento al guión, aportan poco aunque ilustran la atmósfera deprimente del contexto socio-cultural.

Aunque la historia se centra en dos personajes principalmente hay subtramas alternas no muy desarrolladas. Algunas de esas pequeñas historias son igualmente ilustrativas pero innecesariamente largas o sin atractivo ni impacto, por no mencionar una escena por ahí inquietantemente rara y casi asquerosa.

Al final, varios planteamientos sin desarrollo y situaciones sin explicación. Los personajes no tiene una evolución pues el objetivo no es contar una historia que se desarrolle sino plasmar el contexto y circunstancias a las que están expuestos dichos personajes.

No creo que me apetezca entrar en el debate de si es una obra de culto o se trata de un simple truño, ya he visto que a quien defiende lo primero le toleráis y a quien se decanta por lo segundo le despedazáis, así que solo voy a decir dos cosas:
1. Ojalá nunca hubiera visto esta película, quizás estos personajes existan en realidad y se trate de un verdadero y genial estudio de como puede llegar a degenerar un país del llamado primer mundo, el más rico en teoría, ó tal vez no sea más que un pretencioso experimento cinematográfico, amalgama sin sentido de supuestas escenas polémicas, transgresoras, etc, etc, el caso es que me da igual.
2. Me da igual por que me aburrí como una ostra.

Película difícil de encasillar, no es drama, tampoco totalmente documental, ni mucho menos un filme casero, es un dificultoso rompecabezas con fichas que no encajan y que en ocasiones parecen que no lo harán; sencillamente tiene cabida en el cine experimental.
Imágenes inconexas y en ocasiones incongruentes hacen gala de la pretensión del director, hechos inexplicables se suman a la larga cola de personajes bizarros que desfilan ocasionalmente, en quienes encontramos plasmados nuestros más profundos temores y debilidades.
Ante todo una reflexión sobre la condición humana, sobre nuestro papel en la sociedad y los anhelos o sueños que esta misma trunca diariamente, un canto a la existencia, aunque tal ves no a la superación, ofrece una visión pesimista de todo, tal ves no es pesimismo, a lo mejor es realismo.
Una crítica total a la sociedad, aquella que desecha a las personas, aquella colmada de basura, aquella impositora de reglas y estereotipos que los personajes deben de seguir, paradigmas y morales inquebrantables,
En ocasiones el espectador se enfrentará a imágenes nauseabundas, “ilógicas” y muy naturales, pero que vistas desde un punto de vista estética, serán un placer total para los sentidos.
Un excelente juego de cámaras, una dirección musical también muy buena y escenas memorables, muy difícilmente borrables y bien realizadas la conforman. Una película para verla por partes que funcionan de una manera excepcional, al verla en conjunto se queda un tanto floja. Se inicia con el tornado y se termina de la misma forma, dejando en medio su destrozo, historias surrealistas, delirantes e imposibles de apreciarlas sin entrar en el terreno alegórico.
Puro arte contemporáneo que se inmiscuye en lo conceptual

Esta película por definirla de alguna manera es un bodrio sin sentido, sin gracia de ningún tipo, es como si a un trozo de mierda de perro lo llamásemos arte. Me hace gracia la cantidad de gente que le da un 9 a este engendro a caballo entre un documental cutre sobre paletos blancos y jackass, me imagino que para darle semejante nota al igual que los protagonistas estarían esnifando pegamento para madera. Personalmente no se lo recomendaría ni a mi peor enemigo.