35 Críticas de los usuarios

Esta comedia, de aspecto ligero, contiene carga de profundidad. Como no formula abiertamente crítica social o política, no parece que plantee objeciones al ‘establishment’. No obstante, la noción de salud mental no puede quedar más vapuleada, aunque no a la manera dramática de películas psiquiátricas sobre la locura, como “Alguien voló sobre el nido del cuco” o “Corredor sin retorno”. Propone como paradigma de la lucidez al chiflado Elwood (James Stewart), en constante coloquio con su amigo Harvey, sólo para él visible. Su respetable hermana, amiga de jueces y autoridades, organizadora de recitales benéficos y reuniones de damas, no ve al amigo invisible, por supuesto, aunque duda por instantes, fugazmente. Los amigos del bar tampoco lo ven siempre pero, en cambio, admiten con normalidad su existencia y se interesan por él, llenos de consideración.

El mundo se divide entre quienes aceptan a Harvey y quienes se horrorizan ante la mera insinuación de su nombre. Los primeros asumen la riqueza de la vida, abiertos a sus posibilidades; los segundos, gente de orden, ven lo que la Ley establece que se ha de ver.

A estas alturas es claro que se trata de un anarquizante símbolo de la efectiva libertad personal y la autonomía de la conciencia… además de un conejo blanco de más de dos metros, a quien no vemos con la mirada ‘óptica’ pero captamos gracias al continuo énfasis que Stewart hace sobre su presencia, llegando a crearlo asombrosamente “en negativo” con la gesticulación; un conejo, por cierto, de aire bastante más amable que el de “Donnie Darko”.

Antes que mezclarse en mezquinos forcejeos con quienes, como fieras, sólo viven para ser controlados o controlar a los demás en la cadena jerárquica de la sociedad, Elwood prefiere invocar a un ‘pooka’ (especie de juguetón duende personal, en la tradición celta) con quien ejercitar la cortesía, la jovialidad, el ingenio y la diversión… La condición humana, en suma. Eso sí, de manera más bien dionisíaca, o báquica.

De factura un poco tosca en lo formal, plagada de pequeñas torpezas, conquista sin embargo por su vigoroso humorismo y por la bulliciosa fuerza con que se eleva sobre la tontería.

Se trata de una película deliciosa, que además de ser muy divertida (hacía tiempo que no me reía tanto ), es además muy poética. Nos habla de un hombre que ha decidido ser bondadoso antes que listo, que hace años que ha huido de la realidad. El mundo de las personas "normales" es desagradable, falso , egoista. El mundo del personaje de James Stewart, es un mundo gobernado por la inocencia, por la amabilidad , por la bondad . Un personaje asi es lógico que sea tildado de loco en este absurdo mundo de personas "normales". Vive en su propio mundo , sólo, con su inseparable Harvey, pero es feliz y hace felices a los demás
Pertenece a esas maravillosas películas de corte fantástico, que nos sumergen en mundos imposibles pero en los que desearíamos vivir, que nos alejan aunque solo sea por unos pocos minutos de la realidad, de la soledad diaria. que nos hacen pensar que puede haber muchas personas sensibles por descubrir a nuestro alrededor . Pienso que es una película que apreciaran especialmente las personas que aman la amabilidad, la bondad y odian la crueldad

Hay borrachos fieros y pendencieros, hay borrachos llorones, hay borrachos melancólicos que aúllan a la luna, hay borrachos absurdos, paranoicos y dolidos por el mundo...Esta película trata sobre el imposible borracho simpático, el borracho con valores mas allá de la mano doblada sobre el vaso, el borracho que todos quisiéramos ser y ninguno llegaremos a ser jamás.Serenamente magistral, alzo mi vaso por Jimmy, por Harvey, por todos los borrachos que se esfuerzan en la noche del cine y de la vida... A tu salud maestro!!!!

Desde los lejanos páramos de la infancia llega Harvey, luego de 40 años; y el título de psiquiatra, y el ejercicio de la psiquiatría desde el año 1981.
Estos datos personales son relevantes, ya que mi reflexión ronda este tópico.
¿Porqué este brillante argumento no generó una remake?
Hollywood refrita todo varias veces,dato que descubrí visitando el sitio.
Y se me ocurrió una interpretación "conspiranoica": Harvey es una apología de la antipsiquiatría, es la libertad de la poesía contra las clasificaciones arbitrarias del manual de desórdenes de la Asociación (ilícita) de psiquiatras norteamericanos, DSM, que sirve intereses económicos de los laboratorios yanquis, y que últimamente medica hasta la felicidad; si bien Kleist (creo) describe una psicosis de extásis-felicidad, en la década de 1920 yo he visto una sola en mi vida; y tuve que internarla porque era bipolar y se ponía en riesgo a sí misma, pero sabiendo que estaba en un lugar adecuado donde no se la sometería a la tortura de los fármacos a mansalva.
Forrest Gump, el triunfo de la ingenuidad sobre las molestas normas de lo que calificamos de Real, podría ser un homenaje encubierto a tan hermosa película:
Finalmente la inocencia de Forrest le protege como hace Harvey con
Elwood.

Divertida y simpática comedia de los años cincuenta, donde un gran James Stewart interpreta a todo un caballero con un serio problema. Tiene un querido amigo llamado Harvey, pero éste resulta ser un conejo, que a ojos de los demás es invisible, pero no a los de él, lo cual dará pie a numerosas y extravagantes situaciones cómicas.
No es la mejor comedia de este fenomenal actor, pero si se quiere pasar una tarde divertida, es idónea para tal fin.

Hoy respiré profundamente y todo lo malo que estuve atravesando se fue. Es la magia del cine. Esto se lo debo a James Stewart y a Harvey con sus inspiradas actuaciones. Incluso James, que habla en la introducción del DVD, recuerda con ternura a esta pequeña joya, tan rara, y tan maravillosa.

Que nadie juzgue a la locura inofensiva, cuando esta es así, o se representa así. Cortázar por ejemplo veía sus cronopios y claro, como es un gran artista, nadie le dijo nada. Por eso si alguien tiene a una persona cercana que ve cosas o mejor dicho personajes, den un segundo vistazo y a lo mejor ustedes también lo verán.

Es una de esas películas de las que a primera vista no se espera mucho, y termina dejándolo a uno con una sonrisa franca y esperanza en el corazón.

Wilson R. Castillo

Gran película que te hace pensar, y mucho, en los valores morales de la sociedad; y en consecuencia, en todo lo demás...

Genial James Stewart, en su línea.

Me gustó Peggy Dow.

Una película que va de un tipo que cree tener como amigo inseparable a un conejo de más de dos metros, no es que sea invisible como reza el título, es que no existe... Con esta idea inicial, que todos podemos conocer leyendo la sinopsis, no es difícil aventurarse a pensar acerca de lo que nos espera la película, una comedia de buenas intenciones cuya mayor virtud es el ejemplo que predica el personaje de Stewart: más vale ser bondadoso que listo. Y es que el personaje principal, Stewart, no el conejo, es alguien que cae bien por su inocencia, por su bondad, porque allá donde va trata con amabilidad a todos, sin excepción, los invita a tomar una copichuela o a cenar a su casa, siempre con una sonrisa dibujada en la cara. A parte quedan los juicios de valor sobre los enredos propios, habrá a quienes gusten más o menos, yo personalmente los he encontrado adecuados al tipo de película, no era de esperar otra cosa. Con el encierro accidental de la hermana de Stewart en el psiquiatra yo me he descojonado, no sé decirlo de otra manera.

Detrás de ese conejo imposible hay un mensaje de buenas intenciones, hay un trasfondo invisible (nunca mejor dicho) que tiene que ver con la idea que promueve Stewart desde el inicio, aunque esté chalado, aunque sea un loco que quieren encerrar y del que la sobrina huye, lo importante no es que esté como una regadera, lo importante es que a ese conejo al final lo acaban aceptando todos y hasta algunos acaban viéndolo. Símbolo de la benignidad, de la generosidad y la amabilidad. Si a todo ello le sumamos algunas risas tenemos lo que es para mí una película notable, el mismo Frank Capra la hubiera podido firmar.

Quizás me gustaría conocer un Puka. Y que me hiciesen un retrato con él. No sé si me haría mejor persona, como hace con James Stewart, dándole la paz y serenidad que todos buscamos en la vida, pero seguro que ya no sería igual.

"El invisible Harvey" es una gran película, no es una simple comedia, sino una reflexión sobre que es la locura, el amor, la bondad, la familia y el sacrificio por los demás, que hace cambiar a una persona de la noche al día, si hay segundas oportunidades y que es lo importante en la vida. Pero también es una gran comedia, maravillosa, a la altura de las comedias de Howard Hawks, de Cukor, de Capra. Diálogos chispeantes, escenas ingeniosas, magníficos personajes, situaciones equívocas y divertidas y un personaje que está sin estar, pero que es el alma de la película: el increíble Harvey, el puka.

Tengo un amigo que siempre relaciona la bondad con la estupidez, y piensa que el mundo va mal porque en el fondo los malos son los listos y el resto una panda de panolis. Yo pienso que todo eso es maniqueísmo y que el "ingenuo" de Elwood, con su discurso bonachón, está más cerca de la verdad y la felicidad que cualquier desalmado triunfador,. El problema es que la mayoría espera ver resultados sin mover un dedo en la dirección adecuada, y NO, así no funciona la cosa. Cada tarde Elwood sale a la calle con la intención de transmitir buen rollo a todo aquel con el que se encuentra y ayudar a los pobres marginados a salir de ese estado aunque sólo sea por una noche haciendo algo tan fácil como invitarles a cenar o acompañándolos con una conversación. Seguro que han leido por ahí esa frase que reza: "se el cambio que quieres ver". Pues bien, ese dogma inspira a Elwood, ¿loco o Quijote? que más da, si al final del trauma existencial aquí no se salva nadie, como bien le apunta el paciente al psiquiatra en un momento dado de la película.

Que bien está Stewart interpretando a Elwood, cuanta dulzura y amabilidad . Y que graciosa interpretación la de Hull en el papel de hermana desesperada por ser aceptada en los convencionalismos de la sociedad. Y porqué no hablo de Harvey ?, ese supuesto protagonista (pooka?), pues porque es invisible, y porque no quiero hacer spoilers, y porque no se puede hablar de lo inefable, y porque seguramente al final hasta ustedes crean haber visto gigantes donde sólo hubo molinos.

Un saludo y que los Pookas los acompañen.

"Iremos viviendo la vida y tratando de hacer felices a cuantos nos rodean y, cuando nos salga al paso la fantasía, la saludaremos, y trataremos de que se quede con nosotros para siempre." Escribí estas líneas en la contraportada de mi libro de relatos "Fantasim Express". Es evidente que Elwood lo ha conseguido. Muy pocos lo logran. Creo que también James Stewart, memorable en su interpretación.
Henry Koster, en unos primeros minutos magistrales, nos presenta al buenazo y encantador Elwood. Ni Koster ni Stewart dejan nada al azar. Se trata de cine con mayúsculas; calidad suprema, como el turrón. La secuencia inicial es pura poesía. Elwood no camina, flota; Elwood no gesticula, acaricia; Elwood no mira, dulcifica. Y, sobre todo, absorbe. Cada detalle. Lo que hoy los hombres normales no sabemos hacer. Se desliza por el caminito con leve sonrisa y brillo en los ojos. En escasos segundos ya ha llenado su corazón de flores y de sol. "Hoy tenemos un bonito día", le comenta el cartero. "Todos los días son bonitos", le responde Elwood.
El caballero amable, tranquilo y simpático sigue su camino. Su mirada es la de un niño, su mente la de un sabio. Su sencillez y naturalidad conquistan a quienes le rodean. Miento, Elwood es incapaz de conquistar. Elwood simplemente ama. Y las personas normales, siempre ávidas de afecto, tornan sus miradas de desesperanza en otras llenas de asombro y de ilusión. Pero, lo realmente irresistible de Elwood, ¡incluso más que su amigo Harvey!, es su capacidad para escuchar a los demás. Escucha a sus semejantes y les hace sentirse importantes; escucha y alivia; escucha y... quienes son escuchados recuperan la capacidad de soñar.
A pesar de todo ello, en una secuencia memorable llena de dolor y de silencio, los normales quieren llevarlo a su terreno. La mirada suplicante de la enfermera Kelly es la mirada del espectador. Se cierra la puerta.
¿Soñar o no soñar?, ¿ser listo o bondadoso?, ¿captar la belleza de la vida o ir con prisas siempre? El taxista lo tiene claro. No, no es solo el dinero. Quiere sentarse con Elwood y escuchar, y ser escuchado. Todo lo que cuenta Elwood es maravilloso porque saborea cada palabra que dice, la acaricia, la mima. "Voy a repetirlo: la tarde iba cayendo..."

Cuando lees el argumento de "El invisible Harvey" piensas que vas a asistir a una americanada infantiloide de mucho cuidado. Pero no. Lo que parecía una tontorrona comedia se salva gracias a un impecable James Stewart, que vuelve a demostrar sus enormes dotes de actor, adaptándose a cualquier género que se le ponga por delante. Su papel de "loco" que está en ocasiones más cuerdo que el resto de integrantes de esta comedia coral es lo mejor. Cae tan simpático como el invisible conejo Harvey y, bajo mi punto de vista, es lo que engancha para seguir viendo una película simple, pero divertida y entretenida. Lo único que no me convence es que Josephine Hull obtuviera el Oscar, pero bueno, son cosas de los académicos

La moraleja de ésta divertida comedia parece ser que lo verdaderamente trascendente en la vida es ser buena gente y que si estás un poco loco, pues te querremos igual.
Esta disyuntiva está muy clara cuando la hermana del supusto demente es advertida sobre las consecuencias de una inyección curadora de locura pero muy probablemente depresiva y enturbiadora del carácter. La asustada mujer opta por la locura de su hermano.
Y la verdad que apoyo su desición. Que bueno sería que todos tuvieramos un conejo de dos metros de alto como consejero y no una botella de whisky, un cigarro o un contador.

Ni es tan divertida ni es tan entrañable. Es una comedia de enredo que sigue un esquema teatral y representa una forma de hacer cine a la que le han pasado factura los años. Vista hoy, y a pesar de las buenas intenciones, resulta previsible y, por otra parte, la crítica a la psiquiatría de la que se tanto se habla no es tan aguda como debiera: es tan sólo el telón de fondo sobre el que transcurre la fábula que se nos pretende contar. Es cierto que ya no se hacen películas amables y familiares como las que protagonizaba James Stewart y es evidente que hay un sector del público que las demanda y echa de menos cierta bondad en los argumentos, pero no creo que eso sirva de coartada para tragarse en ayunas cualquier teatrillo del Hollywood dorado. Una pena que ahora seamos capaces de ver que la crítica contra la psiquiatría implícita durante todo el metraje daba para más pero hayamos, al mismo tiempo, perdida toda capacidad para producir cine familiar.

Henry Koster nos presenta esta fantasía en clave de comedia, sin pretensiones, para mayor gloria de su protagonista, un inconmensurable aunque comedido James Stewart en uno de esos papeles diseñados para «regalarse» un Oscar (si no se lo hubiera robado José Ferrer por su dramática «Cyrano de Bergerac»).

Enigmática comedia sobre un hombre tierno y bondadoso que tiene un amigo imaginario con el que vive en su mundo y sale a tomar copas, en su maravillosa locura, algo que no todos saben entender, y por eso, por esa parodia de la cordura, le intentan encerrar en un psiquiátrico.

La dura realidad de la vida diaria y la enfermiza soledad, enfrentada con la bondadosa locura de no estar sólo, de tener a alguien para compartir deseos, sueños, vivencias, hasta la afición más o menos mesurada por la ingesta de alcohol para evadirse aún más de esa realidad que todos tratamos de olvidar en algún momento.

Magnífica interpretación de James Stewart, que con sus gestos y ademanes tiene siempre en escena a Harvey, y la excelencia en la de Josephine Hull, a la que le otorgaron un Oscar por su trabajo.

Comedia inteligente, con enredos imposibles, que te mantiene con la sonrisa en los labios mientras observas las extravagantes escenas y situaciones que se van dando extrapolando la realidad e introduciéndote en la maravillosa locura que Harvey y su invisible presencia te transportan.

Notable 8.

Harvey es un conejo de más de 2 metros de estatura, amigo inseparable de Harvey, un hombre afable y querido por todos en el pequeño pueblo donde vive. Harvey es feliz con esta situación, pero no así su familia, que puesto que no ve a Harvey por ningún lado, llega a pensar que está como una cabra.
La película, basada en una obra de teatro que obtuvo el Premio Pulitzer, además de ser una brillante reflexión sobre aspectos tan trascendentes como la cordura y la felicidad, resulta realmente tan fresca y divertida como hace 50 años y, además, nos permite disfrutar de una lección de interpretación de James Stewart en uno de sus papeles menos conocidos.

La vida puede ser maravillosa, aunque tal y como nos lo plantea la historia original de Mary Chase, llegar a ser completamente feliz es francamente desesperanzador. Para ello se tendrían que cumplir una serie de requisitos, como por ejemplo mantenerse completamente aislado de cualquier problema, ignorar noticias que vengan ocultas en misteriosos sobres, frecuentar tabernas y entablar amistad con los parroquianos del lugar, y por supuesto lo más importante, tener siempre un gran amigo a nuestro lado, un amigo que nos repita continuamente lo importante que somos, que coincida siempre con nosotros, que mida 2 metros y sea un conejo blanco.
Podríamos comentar los aspectos más dados a ser objeto de estudio de esta historia, desde que Henry Koster la adaptó al cine y James Stewart la convirtió en un clásico, pero creo que esta película hay que verla, aunque sea una vez, sin pensar en nada, solo disfrutando de ver la sensacional interpretación de un personaje que renuncia a todo excepto a la felicidad.
Por otro lado, si es de destacar la clara distinción de clases sociales que hace Koster, y su relación con la moralidad, o con lo que ellos creen que es lo moralmente correcto. En este aspecto encontramos a dos bandos muy diferenciados, el grupo de la burguesía, que se horroriza con la simple mención de Harvey; y el grupo de personas que aceptan a Elwood, con conejo incluido.
Las situaciones hilarantes no dejaran de sucederse ya que el protagonista insiste continuamente en presentar a su inseparable amigo, esto llevará a equívocos, a momentos comprometidos y hasta el manicomio. Todo por intentar que un hombre pierda la felicidad.
Personalmente no encuentro parecido alguno con la fantástica película Donnie Darko (Richard Kelly, 2001) y atribuiría sus semejanzas a una mera coincidencia como argumentó el propio Kelly cuando estrenó su cinta. Por otra parte si con ello se ha conseguido popularizar, más aun, cualquiera de los films mencionados, o hacer que ninguno de ellos caiga en el olvido, habrá sido todo un triunfo, ya que aunque con argumentos completamente distintos, son dos grandes películas que no se deberían perder.
La obra ganadora del Pulitzer, tuvo, a parte de la presente adaptación, 2 remakes más que se produjeron para ser estrenadas directamente en televisión, las conocidas como (TV Movies), las cuales se caracterizan por un presupuesto y una calidad inferiores, o por lo menos así era hasta hace unos años, ya que recientemente la cadena televisiva HBO (pionera en series de televisión de alta calidad) está ofreciendo unos resultados francamente superiores a muchas de las películas made in Holliwood. No obstante ya se prepara un nuevo remake de la misma del que por el momento poco se sabe, lo que hará que se reabra el debate sobre la falta de originalidad de la industria del cine a la que nos tienen acostumbrados últimamente.

La historia de un hombre que siempre va acompañado de un simpático, gigantesco e invisible conejo blanco al que solo ve él, lo que provoca embarazosas situaciones a su familia, que lo creen loco.
Concebida para el lucimiento de Stewart, quién logró un excelente trabajo y un triunfo personal muy cacareado reviviendo la gloria de su primeriza "¡Qué bello es vivir!" y dando el tipo perfecto de americano medio/apacible/bonachón, se trata de una agradable y familiar comedia fantástica, hueca de pretensiones, llena de sutil e inofensivo humor. Buena fotografía e intepretación, sobre todo de Josephine Hull. Adaptación de un premio Pullitzer.

James Stewart el actor que consiguió a parte de brindarnos una gran interpretación ser más optimistas, más felices, y se que Jimmy no es el director pero no muchos actores pueden pasar de tan "ingenuos" como el.

Se me hace raro a mi también que esta película no haya tenido tanta repercusión como otras, Henry Koster me parece un buen director, y lo curioso es que esta película me recuerda a Capra.
Para terminar, me encantó el mensaje que "Elwood P. Dowd" transmite, si todos fueran como el... los supuestos "locos" podrían hacer lo que el hace.