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86 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
De Reyes y Leyendas
De acuerdo, no es perfecta y podría ser mejor... como sus personajes (humanos) y se entiende que Edgar Wright ha querido ser coherente con aquello que está contando por encima de hallar la película de entretenimiento definitiva... pese a que con el tiempo consideremos 'La trilogía del Cornetto' como uno de los aciertos del cine entendido como diversión, pasatiempo y placer del Siglo XXI. Todo lo bueno siempre tiene un final, incluso el delicioso helado Cornetto tricolor que nos ha propuesto Edgar Wright con “Zombies Party”, “Arma fatal” y, en esta ocasión, con un verde menta con chispeantes fragmentos de chocolate para que aterricen los alienígenas y la ciencia ficción en “The World's End”, despedida y último lametón. Es complicado enfrentarse al fin del mundo (y a todo concluyente acto) y Wright es consciente del adiós pero parece darnos la bienvenida no sólo desde su título en castellano sino desde un argumento que podría admitir numerosas lecturas y vínculos con sus anteriores entregas. Las citas y referencias propias y pasadas van a aderezar y servir de golosina a una propuesta bajo una crema helada con la textura de “La invasión de los ladrones de cuerpos” y “Los hijos de los malditos”. Pero el más inalterable encanto de la cinta, que vuelven a monopolizar Simon Pegg y Nick Frost, es la exploración tanto del pasado de la trilogía como la convivencia de los logros de “Scott Pilgrim contra el mundo”, reduciendo su sabor a las letras de canciones que compone su acertada banda sonora como viaje nostálgico a principios de los noventa. La versión de ‘I'm free’ los Rolling Stones a manos de Soup Dragons sirve como carta de presentación del personaje [«No tenga miedo de su libertad porque soy libre de hacer lo que quiero (y conseguir mi bebida) en cualquier momento de mi edad»] y ‘Loaded’ de Primal Scream sella la declaración de intenciones de Wright [Queremos ser libres para hacer lo que queramos / Y queremos emborracharnos / Y queremos pasar un buen rato / Eso es lo que vamos a hacer].

En “Bienvenidos al fin del mundo” volvemos a los noventa y a la cassette y al inmovilismo ya visto en “Zombies Party” como forma de vida, pero esta vez Gary King —y su actitud de mantenerse fiel a su pasado— le enfrenta a mundo cambiante donde la tecnología se ha hecho con el poder y las juventudes clónicas campan a sus anchas en locales y pubs que parecen haberse sometido al multinacionales siendo copias inalterables. No hay distinción, no hay originalidad, no hay lugar a la sorpresa, el contacto humano está al alcance de un smartphone y cada vez parecemos una colmena… de robots. Sorprende, además, que Gary King sea un personaje llamativamente trágico sobre un fin nihilista aunque enfocado a una redención propia, mucho más acertado que esos jóvenes atrapados en cuerpos de adultos que la comedia norteamericana y extensiones apatowianas se encargan de utilizar cada año con el mismo agradado que utilizar un condón usado. Todo ese viaje sumado a la apropiación cultural de un pastiche pop, disparatado, extravagante —que entona el cruce perfecto entre el slapstick más surrealista y las coreografías de Jackie Chan— genera una nueva articulación de la parodia como elemento ejemplar y narrativo de una aventura burlesca e hilarante.

Posiblemente Wright haya plasmado la película más políticamente incorrecta y con texto completamente anárquico sobre la imposibilidad de someter a reglas definidas y dictatoriales al ser humano. Somos seres libres y hedonistas, necesitados de un Winchester para divertirse, emborracharse, perderse y volver. La necesidad (y a veces necedad) de dar una conclusión a las cosas provoca que el protagonista decida reunir a sus amigos de adolescencia para finalizar la ‘Milla de Oro’ y darse cuenta de que la juventud nunca volverá y el inmovilismo es la navaja más afilada en tiempos en los que todo avanza más rápido que nosotros mismos, abduciéndonos dentro de un sistema pre-calculado que nos invita a ser más perfectos. Realmente estamos posiblemente ante la película anti-sistema más concisa precisamente por no tomarse en serio y dejar dispuesto el futuro de la humanidad a un puñado de borrachos egoístas que dejan clara la más profunda de las verdades: el ser humano es imperfecto por naturaleza y un animal indomable que nunca desea estar amarrado a reglas. Se agradece, como colofón, la absoluta sinceridad y transferencia de la propuesta en ese alegórico nombre del pub que marca el último destino y parada: El Fin del Mundo es, efectivamente, el Fin del Mundo.

De “Los tres cinco mosqueteros” de Alexandre Dumas a una reinterpretación de la odiada “Los amos del barrio”, “The World's End” nos habla de Reyes y Leyendas, del inerte terrenal, de llegar o no llegar, en definitiva, al fin de nuestras existencias bajo la pérdida de nuestra personalidad por encima de la perfección y la genética. Somos más humanos cuanto más imperfectos somos, parecen sentenciar como mensaje de la obra. Con su humor inglés y desternillantes e inesperados golpes de violencia, sangre y risas hacen girar vertiginosa diversión cuyo eje es la inteligencia de la parodia absorbida por la referencia. Sus debilidades son perdonadas por el sentido de amplitud de la obra concluyente, como si todo fuera una elaborada y mastodóntica excusa para un genial sketch final. Como si todo fuera un purgatorio redentor tanto para sus protagonistas como el propio espectador que ha saboreado tan inusual y reivindicable trilogía. ¡Qué corra la sangre… azul porque el King ya está aquí!
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97 de 118 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
¿Podría ser mejor? Sí.
Hay un problema con esta película: que esperas mucho de ella tras dos grandes colaboraciones entre Wright, Pegg y Frost como "Shaun of the Dead" y "Hot Fuzz" (Zombis Party y Arma Fatal, en tierras españolas). Ese es su único y tremendo problema. Porque, como película indiviudual funciona. Y mucho. Es entretenida. Es cinéfila. Hace guiños reconocibles. Te hace reir. Pero como película enmarcada junto a sus hermanas..... es la más fea, la menos divertida. La menos redonda. Ni siquiera el personaje de Brosnan está bien perfilado, como sí se hizo en "Hot Fuzz" con el personaje de otro ex-Bond, Timothy Dalton.
En suma, un film agradable de ver, superior a la media idiotizada del cine americano de hoy y por lo que hay que agradecerle a los británicos que sigan haciendo comedias negras como esta..... pero lejos de la excelencia.
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73 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Broche de oro para la trilogía
Después de “Zombies Party” y “Arma Fatal” parecía imposible que la santísima trinidad formada por Edgar Wright, Simon Pegg y Nick Frost tuviese la capacidad de sorprendernos. Era difícil superar sus dos anteriores películas pero hay que reconocer que “The World’s end” es mucho mas madura y, sobre todo, tiene tantas capas dramáticas que asusta en una película de humor/acción. El arranque de “The World’s End” es increíble, su narración tiene un ritmo que es como un coche sin frenos en una bajada. El dibujo de los diferentes personajes es fantástico, no son personajes unidimensionales, es difícil hacer una película de humor con cinco personajes donde todos tengan una personalidad definida y “The World’s End” se toma su tiempo para dibujar los personajes y después colocarlos en una montaña rusa surrealista y descaradamente pulp. ¿Qué importa que “The World’s End” sea mas ambiciosa que sus predecesoras? Lo que importa es que esta historia de amigos de la infancia es conmovedora pero sobre todo es terriblemente divertida. Además, Edgar Wright vuelve a sorprendernos con su capacidad para la acción convirtiendo a Nick Frost en un sorprendente action hero que no tiene referencias en el cine actual. El hecho de que los protagonistas se emborrachen a medida que avanza la historia y se nos da información sobre lo que sucede tiene un punto de locura que invita al espectador a entrar en un bar a beber. Todo en “The World’s end” es una fiesta alcohólica sin pausa pero es que, además, es cine de mucha calidad. Una gamberrada tan bien construida que asusta. Puede que este fantástica “The World’s End” sea el final de una trilogía, ojalá no. Los espectadores necesitamos cine como este. A pesar de un final que peca de ambicioso. Es una película absolutamente redonda. Una celebración del cine de entretenimiento. Imposible hacerlo mejor.
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50 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
DOCE PUBS PARA DEJAR ATRÁS EL MIEDO A CRECER
El trío formado por Edgar Wright, Simon Pegg y Nick Frost han finalizado con The World's End su llamada "the Blood and Ice Cream trilogy" o "the Cornetto trilogy", tras Zombies Party (2004) y Hot Fuzz (2007). Y lo hacen a lo grande, sin síntoma alguno de cansancio o de desgaste, debido a que con cada nueva película han ido un poco más allá de la simple cinta de parodia de género. The World's End ve la luz en un momento donde las películas sobre el fin del mundo vuelven a estar a la orden del día, con un verano repleto de súperproducciones de proporciones mastodónticas protagonizadas por estrellas del calibre de Tom Cruise, Matt Damon o Will Smith. Es el círculo vicioso que se repite en la historia del cine. El éxito de un film de género trae consigo la producción de más películas similares y, como no, de sus irremediables parodias. Ocurrió con el western en los sesenta (el spaguetti), con las películas de catástrofes en los ochenta (con el trío Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker a la cabeza) y las películas de gangsters en los noventa a raíz del éxito de Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994). Pero The World's End no está sola, ya que desde Estados Unidos le ha adelantado en fecha de estreno This is The End (Evan Goldberg, Seth Rogen, 2013), propuesta muy similar de temática calcada. El clásico duelo entre USA y UK tiene un claro ganador, por mucho que contemplar a Michael Cera hasta arriba de cocaína produzca carcajadas hasta reventar. Mientras que This is The End basa su gracia en enlazar un gag tras otro (con logrados resultados, todo hay que decirlo) dejando de lado cualquier desarrollo argumental, la película de Wright pone su empeño en diseñar unos personajes coherentes y humanos cuya relación se base en algo más que en chistes graciosos sobre vaginas y tetas. Los lazos entre los protagonistas son profundos, inundados de bromas, si, pero donde el trasfondo melancólico se deja entrever en algunos silencios prolongados o reflexiones cerveceras. Los primeros minutos de metraje están dedicados exclusivamente a presentar a los personajes a través de un montaje videoclipero frenético y agitado a ritmo de buena música, a una velocidad de vértigo que nos introduce de golpe y porrazo en el mundo de los protagonistas. Y, de paso, nos enteramos de entrada del macguffin de la película, que es lo que motivará a Gary North (Simon Pegg) a reunir de nuevo a su vieja pandilla de amigos. El plantel de actores es inmejorable, con la crem de la crem de la televisión y el cine británico, con Martin Freeman (Sherlock), Paddy Considine (Red Riding), Eddie Marsan (Little Dorrit), Rosamund Pike (Freefall), Reece Shearsmith (The League on Gentlemen), Mark Heap (Spaced), Michael Smiley (Utopia) o Julia Deakin (Spaced), entre otros. Impresionante. El tema principal de la película es ya un clásico:la negación en redondo de la madurez, el desarraigo a la sociedad y la imposibilidad de desarrollarse. Mientras todos sus amigos han prosperado de alguna u otra forma, Gary North sigue anclado en el pasado, donde era feliz, prefiriendo ser pez grande en estanque pequeño que pez pequeño en estanque grande. En su territorio, el pasado, está protegido de la realidad. La sociedad no puede hacerle más daño del que ya se infringe a si mismo con sus cuantiosas borracheras. En cambio, sus amigos sacrificaron su libertad por integrarse en la sociedad, lo que esconde una reflexión terrorífica sobre el destino de nuestros jóvenes. Parece inviable mantener tus hábitos de juventud y desarrollar una buena carrera laboral al mismo tiempo, lo que no deja de ser descorazonador. ¿Es realmente imposible una combinación de ambas? Siempre hay que renunciar a algo, ya sea por tu mujer, tus hijos, tu economía, etc. A medida que creces, las responsabilidades lo hacen contigo, y la opción de comportarse como un lobo solitario despreocupado por el mañana disminuye día a día, pues tus acciones tienen consecuencias sobre tus más allegados. Por eso Gary North no quiere salir de sus sueños adolescentes.

La perfecta definición del personaje la encontramos en una escena inicial cómica y aparentemente trivial. Sus amigos, sorprendidos porque mantenga el mismo coche después de veinte años, le preguntan como es eso posible. Gary North les responde que lo fácil hubiera sido comprarse otro coche, pero en su lugar cambió casi completamente las piezas para que por fuera pudiera parecer el mismo de siempre. Cambiar para seguir igual. Con esa filosofía de vida no es de extrañar que recuerde fechas exactas y guarde una imagen fotográfica de sus queridos pubs. De hecho, el sueño que le motiva a reunir a sus amigos es cerrar el círculo, completar la ruta de los doce pubs para seguir adelante, para cerrar una puerta antes de abrir otra. Es el clásico alma de la fiesta que está destrozado por dentro, patético y triste, desencantado porque su enemigo a batir es inmortal:el tiempo. Cada día que pasa sus días de gloria se desvanecen más y más, y las justificaciones de sus errores no quedan subsanadas con solo citar su edad. Su alegría es su autodefensa, su forma de no pensar en lo que le carcome por dentro es beber. Su generación ya se ha ido y otra más moderna e industrializada avanza a pasos agigantados, criados por internet, la comida rápida y los reality shows. Es relevante destacar como el primer grupo de robots son adolescentes. Adolescentes robotizados de hoy contra chavales inmaduros de los noventa.

Sigo en spoiler sin ser spoiler
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26 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Colegas de bebercio en ruta al Fin del Mundo
La nueva película de Edgar Wright y que pone punto y aparte a su trilogía idiota es una de las mejores (si no la mejor) comedias del año. (Punto y aparte porque su siguiente película será Ant-Man para la fase 3 de Marvel).

Para empezar consigue crear un grupo de colegas de mediana edad bastante majo y con el que el espectador puede empatizar al instante. Un grupo capitaneado por su compañero de correrías, Simon Pegg que, aunque parezca estar encasillándose en estos papeles, realiza una actuación notable y realmente peculiar que dota de cierto carisma a su personaje. Un personaje, el de King Gary exteriormente psicótico, pero interiormente lleno de cicatrices (algunas literales), y que está secundado por Martin Freeman, Rosamund Pike y Nick Frost entre otros (con algún que otro cameo sorpresa).

Segundo, crea un objetivo interesante: realizar un recorrido a base de cerveza por 12 bares de su pueblo natal, finalizando en el famoso bar "El Fin del Mundo". Y todo ello mientras se van desarrollando, más o menos, las diversas personalidades de los integrantes del grupo (el divorciado, el que no maduró, el que sufrió abusos, el que escondió sus sentimientos) a través de un guión que consigue arrancar más de una carcajada, y que está mucho más pulido que en sus obras anteriores. En el fondo, con todas las cargas que llevan encima los protagonistas concernientes a su época de adolescencia, dotan a la película de una profundidad (ligera eso sí) y una seriedad bastante extrañas en una producción de este tipo.

Tercero: le mete una trama postapocalíptica-robótica-raruna que al principio descoloca un poco y que finalmente se revela como una copia más o menos similar a "Zombie's Party", lo cual le quita puntos a la película, porque nos lleva de vuelta a lugares comunes (ese bar asediado por zombies o en este caso, robots raros).
La consecuencia de esto es que se le puede achacar cierta falta de originalidad en cuánto a planteamiento formal, y que su epílogo final quede un poco fuera de tono (aclaro en spoiler con spoilers), pero eso no impide que se pueda disfrutar de la película y echarse unas buenas risas con ella... bueno... y beberse alguna cerveza de paso.

Seguramente me vayan a caer muchos negativos por esta crítica, dado que el público en general están decepcionados con la cinta, pero solo he intentado dar una opinión personal respetando todas las demás, así que muchas gracias por leerme y valorarme positivamente si alguien lo hace!
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21 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
No hay nada mejor que irse de cervezas con los viejos amigos.
Cinco cuarentones, amigos de la infancia, se deciden a pasar un fin de semana en su pueblo natal, veinte años después de una mítica cogorza que se agarraron todos juntos. Como pasa en estos casos, prácticamente han perdido el contacto y ya no tienen nada en común, salvo alguna rencilla del pasado e, incluso, alguno se ha vuelto abstemio, pero, aún así, allí están ellos, disfrutando de la nostalgia y recorriendo los pubs donde fueron felices… aunque, no sólo ellos han cambiado… la gente del pueblo se comporta de un modo algo extraño…

Esta premisa sirve de base para desarrollar una descacharrante comedia de ritmo veloz, cargada de acción y diálogos chisposos, lúcidos e inteligentes. Y también para ofrecer al público la más traviesa versión que el cine ha dado de los relatos de Jack Finney. Si, la peli es una parodia de La invasión de los ladrones de cuerpos, entre otras cosas.

En el cine británico hay dos tipos de personas: los que toman té con pastitas, en plan finolis, preferentemente sobre el césped, y los que se ponen hasta el culo de cerveza por los pubs, que hoy en día, es lo más común. Las pelis de Wright, Pegg y Frost pertenecen al segundo grupo. Y estos tíos son mis bolingas favoritos. Ellos privan como locos y a ti te da por reírte, como si la birra te la estuvieses tomando tú. Eso es generar empatía, y lo demás no.

Bienvenidos al fin del mundo es un cierre estupendo para la trilogía y tiene muchas virtudes y algún que otro momento flojillo, incluso cansino… pero una cosa te digo… si te gustan las peleas, te garantizo que nunca has visto una más divertida, extraña y dicharachera que la que hay en esta peli. ¡Salud!
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18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Pues que quieres que te diga...
De nuevo tanta expectación para que al final me quede frío, bastante frío.
Un argumento sacado de una pajilla mental y resuelto de una manera chapucera.
Toda la sorpresa y originalidad de Zombies party o Hot fuzz, aquí resulta poco digerible. Ritmos y situaciones ya vistos, actores esforzándose por hacer un papel decente (Simon Pegg se esfuerza pero su personaje resulta insufrible)
A mi que me gustan las pelis con subtítulos con esta sufrí, va a tal velocidad la acción y los diálogos que creo que me perdí un 10%.
Lo dicho, me esperaba mucho más y al final rezaba por que llegara el final.
La veré doblada a ver si así cambio de opinión.
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13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
LA PELÍCULA REFERENCIA PARA LOS "CIERRA BARES"
Vaya, una de bares ¡!!. Llega al fin la última entrega de la trilogía del Cornetto, una de las sagas más impagables de los últimos años.
Confieso que había mucha expectación en Sitges cuando la vi, en una sala abarrotada por fans de Simon Pegg y Nick Frost, que reían una y otra vez sus gags.
Pero según mi opinión, hay algo en esta historia, algo muy referencial de la idiosincrasia inglesa, que me hace disfrutarla a medias. Aunque es probable que en nuestro país se convierta en una obra de referencia para ese grupo de personas conocidos como “los cierra bares”.
La simple traducción, sea en doblaje o por subtítulos, hace que esta comedia pierda ya fuelle. La velocidad de los diálogos de Simon Pegg es tan abrumadora, que terminas desconectando en más de una ocasión.
Y tampoco logro simpatizar con el resto de los personajes, y eso que son interpretados por actores realmente destacables.
Luego está la intromisión del elemento fantástico, que como sorpresa pues no está mal, pero termina cansando una vez visto el chiste (a “Zombies Party” le pasaba algo parecido).
Y al contar con un mayor presupuesto, Ed Wright termina exagerando demasiado la trama, y la plaga de efectos especiales estridentes en su tramo final. Algo que termina por otro lado desentonando con el conjunto.
Esta película es como aquellas historias que te contaban tus amigos, de cosas increíbles que pasaban por las noches en estos garitos, y que luego cuando lo comprobabas, resultaban ser abrumadoras idas de olla provocadas por el alcohol, y que en ningún momento resultaban divertidas más allá de esos entornos.
Lo malo es que algunos de ellos siguen allí, incapaces de encontrar una alternativa de ocio los fines de semana.
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13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Coctel Imposible
Es una película copiona, Wright se ha basado en un cuento de Williamson llamado "Los humanoides" (aunque no lo nombra) que ha fundido con una especie de "Resacón en las Vegas", un poco "Full Monty" y desde luego "La invasión de los ultracuerpos", todo ello removido con una gran cuchara de estilo, con la forma del Doctor Who.
Sorprendentemente, los primeros 30-40 minutos son completamente realistas, como la vida misma, y entonces, tenemos un transito abrupto hacia lo surrealista con un poco de kung-fu de lavabo, que inesperadamente se vuelve CCFF, para terminar en una especie de carnaval lisérgico, pero sin drogas, que desemboca en el fin del mundo.
Es lo único que es digno de reconocimiento, el tío, con dos huevos, no pone excusas de ningún tipo, lo que has visto no se debe a las drogas, al alcohol o a un tumor cerebral del prota, es todo verídico. Mi mayor aplauso, raras veces se encuentra a alguien que no se arrugue cuando hace tal sarta de disparates.
Usando una metáfora alcohólica, Wright ha cogido todas las bebidas del mueble bar, pasando por la crema de güisqui al pacharán, consiguiendo algo con un sabor espantoso con lo que agarrarte un pedo.
Para (be)ver... no se me ocurre cuando sería mejor, ¿cuando la vida pierda totalmente su sentido?
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15 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Aquí pasa algo extraño
¿Qué le pasa a esta película? ¿Por qué hay algo que no llega a convencer? ¿Y por qué cualquier insinuación de convencimiento convencido por mi parte se me antoja un autoengaño?

Se me ocurren muchas razones. Una trilogía con tantos devotos, de los que yo quizá sea uno, tiene difícil concluir sorteando la decepción. Más -y quizá esté aquí el eje de la cuestión- cuando hay entre fotogramas la ligera impresión de que la trilogía se ha convertido en franquicia, en fórmula semiautomática.

Que quede claro: con Edgar Wright, Simon Pegg y Nick Frost me lo he pasado, ya desde esa pequeña joya televisiva que es Spaced, de puta madre siempre. Este Fin del Mundo no es una excepción. La sonrisa cómplice con narrador y personajes es constante, pero también lo es el sabor a refrito descarado de lo que estos proponen. Arma Fatal y Zombies Party están en cada barra de pub, en cada calle de pueblo misterioso. Vamos, que me toca un poco la moral el nulo esfuerzo de estos señores por renovarse, aún dentro de sus parámetros.

Menos mal que esos parámetros dan para mucho. Son clave el humor ágil y ocurrente, el montaje habilísimo, el ritmo preciso, la riqueza de detalles del guión a los que se vuelve tarde o temprano con gracia, o el cuidado perfil de los personajes. De hecho, con respecto a este último punto, no sabría decir en qué medida perjudica el giro de la trama hacia una situación paranormal (a la que, por muchísimo gamberrismo y absurdo del que guste Wright, no se le perdona la sangrante insostenibilidad, que se vuelve incomprensión -"¿qué coño hacen?"- por momentos) desde la atractiva premisa: la vuelta a la adolescencia de un puñado de hombres, el adiós temporal a las ataduras en las que nunca se quisieron ver, la gran chuzada como libación a la amistad que anhela resucitar, y más matices... son cosas que me tiran más, abordadas de forma más certera que ese asunto extraterrestre que en parte (aunque el equilibrio está logrado) las pisa. Cosas que fundamentan en lo humano los verdaderos puntos álgidos de la película. Ejemplo: la reflexión etilizada, en un contexto de WTF genial, sobre la naturaleza del hombre que se hace hacia el final. No nos va a desvelar nada nuevo sobre nuestra condición ni sobre nada, obviamente, pero la sonrisa en la cara nos la va a dejar.

Y eso es muestra de lo que le pasa a esta película: que Edgar Wright es el tipo que cuenta (que ejecuta) de puta madre un chiste en realidad normalillo. Te ríes, captas mejor las virtudes del texto gracias a él (y, dejadme romper el simil un momentillo, gracias a los actores), y disfrutas, pero en definitiva... al final... pues... como que hay algo extraño.

Eso sí, en un momento en el que todos están hasta las pelotas de todos, en el que el odio por desconfianza radical está a punto de sustituir a lo que sea que aún nos une mínimamente como especie, se aprecia que una película venga, con un par, a enorgullecerse de lo capullos que somos. De que podremos dejar la cerveza, por dejar algo, pero más difícil es que dejemos de ser la imperfección (o puto desastre) más pura e incorregible.
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
No esperaba menos.
¿Existe alguna combinación mejor que Edgar Wright como director y Simon Pegg y Nick Frost como actores?, para mi: NO.
Después de ver ``Zombies Party´´ y descubrir a estos pedazos de dos actores y a este gran director una nueva vertiente cinematográfica surgió en mi como si de un afluente especial se tratara. Por ello, son películas que me gusta ver en solitario, porque pienso que poca gente puede sentir lo que yo siento al verlas.

Si te gusta Simmon Pegg, Nick Frost y Edgar Wright, adelante, esta película es para ti.
La idea de la película verdaderamente me encanta, es un tema que a nadie se le habría ocurrido: ``Un grupo de amigos que intenta llegar al bar ``El fin del mundo´´´´ (por supuesto tiene mucha más miga pero no quiero ``spoilear´´). Me gusta mucho el argumento de la película, una buena historia, hilada al pasado y que deja ver como cada compañero de la infancia a tomado su propio camino en la vida. Algo que deja ver la personalidad de cada uno, bien marcada y llevada a cabo por cada actor (Simon Pegg, Nick Frost, Paddy Considine, Martin Freeman, y Eddie Marsan), aunque eso no compromete la estrecha relación que en realidad, existe en el interior de cada uno pues fueron una banda de pequeños, y eso no es fácil de olvidar.
En cuantro a los efectos especiales, este tipo de película exige cálidad en ese apartado, y lo consigue, muy buenos a mi parecer.

En definitiva, me ha gustado muy mucho esta película (algo que no dudaba que pasase) y ánimo tanto a Edgar Wright como a Simon Pegg y Nick Frost a seguir en esta línea que me encanta.
Muchas gracias por esta gran película.
Un saludo.
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11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Que siga la fiesta
El singularísimo Edgar Wright vuelve a la carga con Bienvenidos al fin del mundo, una película que se une por similtudes a Zombies y Arma fatal, tanto por desarrollo y personalidad como por compartir la misma dupla de protagonistas cómicos, Simon Pegg y Nick Frost. Al igual que las dos anteriores obras del director, Bienvenidos al fin del mundo es sin duda alguna una muestra más del originalísimo mundo que el director británico es capaz de crear en su mente y de mostrarlo definitivamente en la pantalla. Si ya Arma fatal iba un paso más allá en cuanto a imaginación que Zombies Party, la última película de la trilogía se convierte sin duda alguna en la que más castillos en el aire intenta desplegar. No es de extrañar que no llegue a causar por tanto, el mismo entusiasmo que causó con Zombies Party, una película mucho más digerible, tanto por argumento como en la narración.

Es cierto que bienvenidos al fin del mundo es más rara que un perro verde. Seguramente lo es tanto como el personaje principal interpretado por Simon Pegg, un cuarentón drogadicto que sigue anclado en sus sueños de fantasía, y en su mundo adolescente, de cual sigue sin madurar un ápice. El planteamiento inicial de la película parece sencillo, este personaje, convence a sus cuatro antiguos compañeros para que le acompañen en un reto alcohólico que dejaron inacabado cuando eran jóvenes, sin embargo las cosas acabarán complicándose, en una vorágine argumental que haría estirar de los pelos a cualquier guionista académico que se precie. Wright está tan absolutamente convencido de lo que está dirigiendo, que no tiene ningún inconveniente en mezclar cualquier tipo de género y película en su particular visión. Por otra parte se nota la madurez del director, y que está es su obra más sólida, por lo menos en la actitud del director. Formalmente el inicio de la película es brillante, y sólo destacaré una de las marcas de la casa con las que Wright completa parte del montaje. Una vez los personajes han hecho acto de aparición en el escenario o ambiente de la secuencia en cuestión, el director nos muestra unos rapidísimos planos (normalmente de máquinas o utensilios mecánicos, en el caso de la película fuentes que llenan vasos de cerveza) que sirven a modo de cortinilla para ambientar la nueva secuencia. Sin duda una fórmula original, que parece sacada de un videoclip (sin que esto tenga connotaciones negativas) y que ha hecho un sello más que visible en por otra parte, el mundo forman tan original del director.

Just what is it that you want to do?
We wanna be free
We wanna be free to do what we wanna do
And we wanna get loaded .

Con este discurso que abre la canción de Primal Scream, Loaded (que a su vez está sacado de un discurso de la película Ángeles del infierno de Roger Corman) se dejan bien claras las intenciones del director. Más allá de una película totalmente concesiva al público o a la crítica, lo que ha pretendido Wright con su obra es una celebración bacanal tal y como la viven sus propios personajes protagonistas. Un autohomenaje tanto a él mismo como al cine con el que disfrutó de joven. La fiesta, compañera universal de cualquier ser humano que se precie, es pues la que anima el ánimo, valga la redundancia, de los presentes en la película, y es precisamente la sensación que queda al espectador mientras está viendo la película: Una brillante, banal y absurda fiesta que parece no tener nunca un final.Ni más ni menos.

Wright se aleja de cualquier película pretenciosa (aunque veremos momentos de reflexión) o recrearse en una belleza académica totalmente perfecta, los gustos y objetivos del director se encuentran diametralmente opuestos a la gran mayoría de films que provienen de Hollywood. La película destaca precisamente por el cariño Freaky que destilan todos sus personajes. Es por este motivo que al gran público le puede causar repulsa la película, porque bienvenidos al fin del mundo se aleja de los cánones tradicionales para ofrecer una loca bizarrada que tiene muy poco en cuenta los gustos de muchos sectores.

Los guiños y homenajes quedan más que claros y el director no tiene ningún reparo en mostrarlos a lo largo de la obra. La película se inscribe como lo hacían Zombies Party y Arma fatal en un singular cruce de géneros, donde aparece la ciencia ficción, el humor y la acción por partes iguales. Los referentes a las películas pilares de la ciencia ficción quedan más que claros y el argumento de los Ladrones de Cuerpos (en cualquiera de sus distintas versiones cinematográficas) aparece como la influencia más evidente, aunque no podemos dejar de ver otras, que incluso parodian al propio director, y es que la aparente tranquilidad con la que se representa al pueblo y al ambiente por donde se mueven nuestros personajes no puede dejar de recordarnos al mismo que el de las dos películas precedentes del director (especialmente en la aldea tranquila y apacible de Arma Fatal). ¿Quizás, un guiño que tiene el propio director? Puede que sus personajes sean un reflejo del aislamiento en el que se encuentra Wright ante una sociedad hermética que epidérmicamente parece apacible pero que en el fondo tiene mucho de autoritaria.

Si en Zombies Party nos encontrábamos con un mensaje crítico que salía a relucir entre tanta capa de humor corrosivo, igual sucede en Bienvenidos al fin del mundo. Nuestro director se posiciona al lado de nuestros personajes principales, en especial de Simon Pegg, que como ya comentaba es el retrato de un personaje incapaz de admitir sus defectos. Precisamente esta inmadurez es la que hace de él un ser totalmente único, con lo que aprovecha el director para defender la idiosincrasia del ser humano, en frente de la uniformidad alienígena.

http://neokunst.wordpress.com/2013/11/12/bienvenidos-al-fin-del-mundo/
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9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Simplemente mala
Me he salido del cine antes de terminar.
Un guión sin ningún interés y ninguna gracia, en ningún momento llega atrapar y hacer reír.

Bien interpretada por sus protagonistas que no logran tapar con eso un guión pésimo.

Un pérdida de dinero y de tiempo.

No entiendo a los críticos, como para fiarse de ellos en otra ocasión.
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20 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El Pub Crawl.
185/06(16/11/13- 15/11/23) Notable tercera entrega del trío conocido como ‘cornetto’, el formado por el director y guionista Eedgar Wright, el actor y también guionista Simon Pegg y el actor Nick Frost, lo que estos británicos llamaron ‘The Blood and Ice Cream trilogy’ . Las precedentes ‘Shawn Of Dead’ y ‘Hot Fuzz’ hacían albergar grandes esperanzas y el resultado ha estado a la altura de lo esperado, con un guión de Wright y Pegg con ecos paródicos a ‘La Invasión de Ultracuerpos’, ingenioso y divertido que deja entrever capas de profundidad que la hacen tener más calado que sus antecesoras. Una gamberrada formato fílmico que nos deja un gran poso.

Gary King (gran Simon Pegg) es un cuarentón perdedor que vive con el síndrome de Peter Pan, está anclado en el pasado, hasta lleva la misma ropa, el mismo coche(‘La Bestia’) que entonces, incluso escucha la música en casetes, tras una crisis existencial decide reunir a sus cuatro amigos del instituto, Andy Knightley (buen Nick Frost), un jefe de oficina que tuvo un altercado con Gary que lo ha hecho abstemio, Oliver Chamberlain (buen Martin Freeman) es un agente inmobiliario esclavo de un auricular del móvil, , Peter Page (correcto Eddie Marsan) es empleado de su padre vendiendo coches de lujo, Steven Prince (correcto Paddy Considine), para realizar un recorrido mítico, ‘La Milla de Oro’, una ruta por su pueblo natal, Newton Haven, 12 pubs en los que deberán beber una pinta de cerveza en cada uno, para acabar en el pub ‘The Wold´s End’, con veinte años no fueron capaces de completarlo, ahora todos se han disgregado perdiendo el contacto, tienen sus vidas, pero Gary consigue reunirlos manipulándolos para trasladarse allí lo que espera sea una noche inolvidable en la que vuelve a sentirse alguien importante, noche en la que relucirán viejos conflictos, hace acto de presencia la hermana de Oliver, Sam (buena Rosamond Pike), que tuvo un affaire con Gary, Steven está enamorado de ella, pero el pueblo guarda una sorpresa que pondrá sus vidas en peligro.

Por debajo de esta comedia hilarante y trepidante se hallan temas inherente a muchos, la frustración, el desamor, los traumas infantiles, y sobre todo la negación a entrar en la madurez, el deseo de permanecer en la juventud, de cómo mucha gente se queda clavada en un pasado en el que era feliz, Gary King representa todo esto, todos hemos conocido a este tipo con otro nombre, todos hemos conocido a alguien que era ‘El Rey’ en el instituto y años después se ha convertido en un Don Nadie. Gary King ansía que como su coche, ‘La Bestia’, cambie el interior pero que todo siga igual, es el ejemplo de que anclarte en un tiempo pretérito es el principio de un presente amargo. Soy un cuarentón y posiblemente por ello me siento tan reflejado en el argumento, de cómo ya con mi edad miró a mi juventud con evocación, los idealizo, tenía todo un mundo por delante por descubrir y conquistar y al final son pocos los elegidos que lo alcanzan, yo no estoy entre ellos, miro atrás con morriña y pienso en lo que hice y sobre todo en lo que no hice y me quedó por hacer, el paso del tiempo es una trituradora despiadada y cruel.

La cinta tiene muchos puntos en común con sus dos predecesoras, resalta la amistad, la lealtad, se mezclan géneros de modo original sobresaliendo su fresco humor, el idílico escenario de un pueblo inglés, sus pubs, pero en esta además resalta su nostalgia, su melancolía por la idealización del pasado, es una oda a las imperfecciones del ser humano, de cómo nuestras diferencias nos hacen genuinos, nuestros defectos nos hacen perfectos laberintos emocionales. El film posee un ritmo trepidante en una presentación de personajes magnífica, dotándolos de alma y de aristas, quedan delineados de forma notable, se pretende reflejar el mosaico de nuestra sociedad con ellos, un montaje frenético, agitadora música para a continuación en un plis-plas embarcarnos en el pub-crawl (argot inglés: tour de bebida de un grupo de personas que se mueven de un pub al siguiente, y así sucesivamente), donde los diálogos chispeantes y situaciones delirantes se suceden en el marco de una dura crítica a las modas y un evocador alegato a favor del estilo, el pernicioso palabro ‘starbubucksiano’ define la despersonalización, el aborregamiento de las masas, la decadencia se produce cuando a todos nos gusta lo mismo, cuando todos somos iguales, el alma se difumina en pos de una robotización de las masas. La historia se convierte en una honda conmovedora reflexión y ensalzamiento del individualismo y del libre albedrio que nos hace tener caracteres distintos.

El elenco actoral derrocha química, los ves como viejos amigos, los sientes, empatizas con ellos, el desarrollo del relato hace que nos sintamos cerca de ellos, disfrutemos de lo que pretende ser una celebración de la vida, el mundo puede estar al borde de su invasión y ellos solo piensan en terminar la partida. Por supuesto los líderes de la cuadrilla son un Simon Pegg apoteósico, inunda la pantalla con su vitalidad egocéntrica, un rol carismático que apabulla con su arrolladora personalidad, dejando entrever rendijas de fragilidad que lo hacen cercano al patetismo, brillante. Nick Frost en un escalón por debajo demuestra que puede hacer de ser responsable alejado de sus torpones roles de las dos anteriores, es la cara opuesta a Gary King, vemos su evolución por el metraje fluidamente hasta llegar al clímax final. (Continua en spoiler por falta de espacio)
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Sacando partido de zombie party...
De los actores de zombie party, del ambiente de zombie party, de mas o menos el genero de zombie party pero sin la gracia de zombie party.

Y no empieza mal, resulta algo gracioso el personaje principal y sus locuras, en medio de todo lo que acontece al momento, pero resulta muy forzado, es una película sin ideas repetitiva, nada original, no vas a ver nada nuevo, ya has visto esta película con otros personajes, en otro entorno y con las mismas características.

Sin embargo si no has visto zombie party, descubrirás una película muy divertida.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Vaya puta mierda
Pues eso, lo único que me ha gustado ha sido los primeros 40 minutos, y solo por eso le puesto esa nota sino le hubiera dado un 1 y porque menos no se puede. No tenía ni idea de qué iba la peli, no sabía nada acerca de los alienígenas y demás, así que la empecé a ver sin tener una idea clara de qué iba.

Gary King, un fracasado que no ha conseguido nada en la vida tiene una obsesión, algo que no pudo acabar de adolescente: terminar el tour de las birras del "Fin del Mundo". Ahora, unos cuantos años más tarde, decide reunir a la vieja pandilla para conseguirlo, pero cada uno tiene su vida claro, no será fácil. Pero para Gary King sí que es fácil, reúne a todos y bueno van recordando viejos tiempos y tal. Y mientras el descerebrado de Gary va haciendo de las suyas como el adolescente mental que sigue siendo. Hasta aquí todo pintaba de puta madre pero...

...Gary va al cuarto de baño y lucha contra un humano que no es humano pero que tiene el cuerpo de un humano, luego es un alien o algo así. Y luego resulta que toda la gente del pueblo son aliens. Si no me ha gustado no ha sido por ésto, sino por la manera de plantearlo y realizarlo, que ha sido una real puta mierda.

Con lo bien que iba al comienzo, joderrr.
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9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Bienvenidos al Fin del Mundo (2013)
Tercera reunión del director Edgar Wrigth con el dúo Simon Pegg/Nick Frost después de las exitosas Zombie's Party (2004) y Arma Fatal (2007). Bienvenidos al Fin del Mundo se ha estrenado este 2013 con no menos elogios por parte de crítica y público, encontrando fecha de distribución en España para finales de este noviembre. Si Zombie's Party era un homenaje al subgénero zombie, Arma Fatal a las buddy movies y el cine de acción, con Bienvenidos al Fin del Mundo Wrigth le rinde tributo al cine de invasiones extraterrestres y al apocalíptico.

Protagonizan actores habituales en esta trilogía Cornetto -que es como se la conoce-: la pareja Pegg/Frost, Paddy Considine, Martin Freeman y Eddie Marsan entre otros. Debutan en el cine del director Rosamund Pike y en un breve papel Pierce Brosnan, segundo James Bond que colabora en el realizador después de que lo hiciera Timothy Dalton en Arma Fatal.

Cinco amigos de la adolescencia (Pegg, Frost, Considine, Freeman y Marsan) se reúnen veinte años después para hacer una ruta cervecera; consiste en beberse una pinta en cada uno de los doce pubs del pueblo de Newton Haven, al que vuelven después de ese mismo periodo de tiempo. Viejas rencillas entre los cinco protas y la suplantación de cada miembro del pueblo por parte de unos extraterrestres y/o robots hacen que la velada no vaya como es de esperar.

Comedia de colegueo con motivación etílica de trasfondo, con personajes con problemas de mediana edad derivados de la nostalgia por los tiempos pasados o los traumas procedentes de los mismos tiempos. La verdad es que aunque mantiene un nivel alto Bienvenidos al Fin del Mundo es una pequeña decepción para quién disfrutó de Zombie's Party y Arma Fatal. El humor no funciona como en las películas anteriores mentadas y los personajes, si bien son ampliamente presentados en el largo primer acto, no consiguen transmitir la misma simpatía que en las dos películas precedentes -Pegg llega a hacerse pesado, y salvo un entonado y bastante serio Nick Frost, el resto de personajes no cuentan mucho (Brosnan y Freeman están especialmente desaprovechados)-.

La otra trama, la de los ET's, es otra nueva re-interpretación de La Ladrones de Cuerpos, la novela de Jack Finney adaptada múltiples veces de manera directa -cuatro versiones- o indirecta -The Faculty o The Broken por ejemplo-. Esta parte de la película tarda en arrancar -allá por el minuto 35- pero una vez lo hace el ritmo es dinámico y el virtuosismo de Edgar Wright en las escenas de acción y su buena imaginación aportan las mejores imágenes de una película que siempre gusta pero nunca deslumbra. Cuando debiera hacerlo además, da lugar un clímax anticlimático y un mal epílogo que le hacen flaco favor al resultado final.

Otros largometrajes a los que recuerda: las recientes Juerga Hasta el Fin -bastante más disparatada y divertida- y Los Amos del Barrio -ésta última inferior a Bienvenidos al Fin del Mundo-.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
BIENVENDIOS AL FIN DE LA TRILOGÍA DEL CORNETTO
Bienvenidos al fin del mundo es el punto y final con el que Edgar Wright, ha despedido su trilogía del Cornetto. Aquella que empezó hace ya casi una década (2004) con la delirante y gran Zombies Party, y a la que siguió en 2007 la sorprendente Arma Fatal. Como no podía ser de otra manera no podían faltar para esta despedida dos de los pilares fundamentales de la filmografía de Wright, Simon Pegg y Nick Frost; lo sentimos Martin Freeman (participa también en las tres) pero no serás tan recordado como el dúo en este tridente de genialidad y frescura que ha sido la trilogía del Cornetto.

Una trilogía que por encima de ser recordada, que lo será, nos ha dejado muy buen sabor de boca durante estos nueve años, con lo que ha sido un claro guiño al cine de terror de hace varias décadas. Si con Zombies Party vivimos una claro homenaje al cine de George A. Romero, en esta vemos un más de lo mismo respecto a la cinta de Don Siegel La invasión de los ladrones de cuerpos, perdón por el spoiler si aún no han visto el trailer.

Con su necesario e inconfundible humor inglés, esta comedia conquista desde la nostalgia, aunque no tanto por su humor. Si mantener el nivel de Zombies Party y Arma Fatal era difícil por si sólo, más aún lo es si tenemos en cuenta la presión y las expectativas de un público con ganas de morir de risa en la sala. Por fortuna, Wright sabe como ganarse al público, especialmente con el masculino. No hay mejor manera que pedir perdón a tantos años de espera que tomándose una cerveza, aunque sea viendo como se la toman otros. Así es como comienza el principio del fin, con una reunión tabernera, con el dulce sabor de la reconciliación que sólo una cerveza sabe dar. Y así es como se presenta el quinteto protagonista, reuniéndose tras casi 20 años retornando al pueblo donde todo comenzó.

La cosa pinta bien, nostálgico reúne al grupo, ellos acceden y se lía la marimorena mientras hacen la ruta de la birra. Porque, como que no quiere la cosa el asunto se termina torciendo, como en cualquier noche maravillosa en el alguien llega y lo fastidia todo. Así, de repente, lo que pretendía ser una reunión para confraternizar se convierte en un sálvese quien pueda delirante. Lo que parecía tranquilo e igual que hace 20 años se vuelve extraño y peligroso en décimas de segundo. Y hay tenemos a nuestro reducido grupo de héroes improvisado, ¡intentado tomarse una cerveza más! Donde tiene que imperar la lógica y la cordura, se asoma la insensatez. Claro que, nosotros no ponemos pegas a las imprudencias tomadas por este grupo de temerarios, todo sea por el bien de echarse unas buenas risas.

Probablemente sea la más floja de las tres, pero si os gustó Zombies Party y Arma fatal, esta tercera conseguirá sacaros más de una risa. Wright, Pegg y Frost son un seguro, con amigos mejor.

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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El adiós de los Cornettos.
No, no es el fin del mundo... aún. Por desgracia, sí es el fin de una divertidísima trilogía británica. Tres películas cuyo lema es hacer reír al espectador de manera irreverente y mezclar géneros cinematográficos de forma fantástica. Se le conoce extraoficialmente como la trilogía del Cornetto porque cada una de las películas está “representada” por un sabor de este tipo de helados. Todo comenzó en 2004 con el de fresa sangre en Zombies Party, continuó en 2007 con el original Cornetto azul policial en Arma fatal y este año concluye con Bienvenidos al fin del mundo y el Cornetto de menta alien en una magistral comedia de ciencia ficción donde vuelven a brillar sus dos máximos protagonistas.

La unión Edgar Wright - Simon Pegg – Nick Frost es sinónimo de garantía y muchas risas. Orientada a ser obra de culto generacional como las otras obras de Wright, Bienvenidos al fin del mundo nos propone un mundo apocalíptico con el epicentro en un pequeño pueblo británico. Cuando eran unos adolescentes, un grupo de cinco amigos capitaneados por el intrépido Gary King (Pegg) se propusieron recorrer la Milla Dorada: durante una noche, en doce pubs, se beberían una pinta en cada uno de ellos. No obstante, su odisea quedó truncada antes de visitar los doce bares por el pedo que pillaron. Veintitantos años después, Gary reúne a sus colegas para acabar el trabajo pendiente y conseguir, esta vez, llegar a 'El fin del mundo', nombre del último pub de la ruta. El objetivo se complica cuando descubren que muchos habitantes del pueblo han sido poseídos por una especie de raza extraterrestre que ahora quiere acabar con el quinteto de amigos.

El protagonismo recae en Pegg, quien interpreta a un cuarentón alcohólico e inmaduro cuyo sueño es completar la Milla Dorada. Pegg nos ofrece una divertida y emotiva actuación sin caer en histrionismos. Su pareja de baile vuelve a ser su gran amigo Frost, quien le da el contrapunto y nos regala alguno de los momentos más emblemáticos de la película. Si Pegg y Frost no nos decepcionan en sus papeles, cabe remarcar lo bien arropados que se encuentran de un elenco de secundarios portentoso donde destacan Martin Freeman, Paddy Considine, Rosamund Pike o Pierce Brosnan, en un breve papel.

La trama de Bienvenidos al fin del mundo se ve salpicada de momentos brillantes y profundos de sátira social. Rezuma una grandiosa crítica a la sociedad de consumo actual, tan enfrascada en sus teléfonos inteligentes e incapaz de vivir sin la tecnología. Los alienígenas invasores encarnan esa silenciosa amenaza con la cual nuestros cinco amigos se ven obligados a luchar. Por otro lado, también hay tiempo para ponerse nostálgico con los recuerdos de la amistad adolescente y a la reflexión con esa parte final (demasiado moñas para nuestro gusto; hubiéramos acabado la película unos minutos antes para que fuera perfecta).

El último punto que vamos a resaltar de la película, y más a modo de curiosidad, es el doble juego de los nombres de los bares. Al ya conocido The world's end, el bar meta de los protagonistas y al que Gary se empeñará en llegar a pesar de los extraterrestres, se le unen los nombres de todos los demás que, si tienen ese orden concreto y no otro, es porque se encaja como un puzzle en el significado del devenir de la historia. Si no os habéis dado cuenta, permaneced atentos en un segundo visionado. Bien merece la pena esta frenética y apocalíptica película tan maltratada en la cartelera española (se ha estrenado en menos de 30 salas).
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Sindrome de Peter Pan alcoholizado
En la línea de los anteriores films empieza con una presentación de personajes, los cuales pueden encajar con muchos de nosotros, los cuales se encuentran para batir un record que no pudieron mientras que estaban en el instituto hacer el recorrido de las doce cervecerías de su ciudad natal y sin quererlo se dan de bruces, con algo que los supera en todos los sentidos.

Una comedia testosteronémica, con guiños a los adolescentes que llevamos dentro, humor poco ingles pero sin llegar al inexistente humor yanqui.

Recomendable aunque la primera parte se me hizo algo lenta.

Un saludo
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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