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6 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
2
Conejitos
El día internacional del conejito asustado se conmemora con la reproducción de esta película, en la que, gracias a las nuevas tecnologías y las gafas 3D patrocinadas por Unión Fenosa y otras grandes marcas corporativas, se permiten la licencia de lanzarnos una y otra vez un conejito-bolso blanco contra nosotros.

En esta comedia se repite el clásico conflicto de los niños que atacan a los adultos con fantasmas plagados de culpabilidad, una esencia comprensible en la historia, en tono genérico, pero que se lleva a cabo en medio de un sin sentido total que te transporta de la indiferencia a la risa nerviosa con suma facilidad. Y es que, aunque la premisa inicial parecía captar nuestro interés con la llegada de visitantes inseperados, a partir del reencuentro con el fatídico lugar de los hechos, ese que siempre existe en el concurrido mundo de los ectoplasmas, la película degenera hacia un bucle sin fin de situaciones sin profundidad alguna y con un lindo conejito que siempre estaba en medio de cualquier situación.

La presencia de niños en una película de terror (aunque no lo parezca, en este género se encasilla The Shock Labyrinth) siempre me ha inquietado con gran facilidad, tal vez la inocencia infantil unida al peligro sea el modo más sencillo de dejarme intranquila, pero aquí, en cambio, son unos personajes más que corretean por una casa de terror y que no consiguen transportar el miedo a ningún lugar, dejándolo olvidado en algún rincón entre tanto maniquí roto y sangriento.

Sobre el 3D no debería opinar mucho ya que es la primera vez que veo algo en semejantes condiciones, pero la prolongación de manos hasta el intento de tocarte no produce un mayor sobresalto, y mientras observaba cómo iba avanzando la película, me di cuenta que si el futuro artístico del cine se va a basar en planos que sólo destacarían a través de unas gafas (imposibles de mantener limpias) tridimensionales, vamos a pasar de disfrutar a contemplar el momento de inspiración máxima cuando alguien se pase horas jugando con los ordenadores para terminar diciendo: "vaya pasada, cómo ha quedado de bien el marco de esta ventana modernista, tengo que meter esta escena en la película, si puedo hacerlo dos veces mejor, total, en una película de ranas el equipo sabrá como encauzar la historia para que esto cobre protagonismo" y veremos ranas ninja que se asoman por ventanas modernistas en medio de una encarnizada lucha, eso sí, con una excelente calidad visual, dejando en la boca de todos los espectadores un: "qué gran ventana".

Mientras tanto los conejitos asustados siguen flotando en el ambiente, para crear espectación mientras el protagonista pone caras imposibles de tomar en serio y todo se mueve a su alrededor para demostrar que el terror japonés ya no asusta cuando aparecen largas melenas negras que ocultan fantasmas, pero sin ellas, las películas se convierten en chistes malos de los que no apetece reírse.
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9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
El J-Horror bajo mínimos
El terror oriental anda de capa caída, y si lo que antes eran films donde la presencia de muchachas de largas cabelleras parecía ineludible resultó ser uno de esos filones que terminó agotándose por uso y abuso del mismo, uno de los mayores impulsores de ese J-Horror que dejó a más de uno aterrorizado de por vida con su "Ju-on" vuelve en esta ocasión para alejarse de esa premisa totalmente agotada, pero sin ni una mínima o lúcida idea sobre como transportar ese terror casi esotérico al respetable.

Sí, es cierto, Shimizu con su último film no busca ni mucho menos repetir esquemas que tan buen resultados le dieron, pero la cuestión es que lo que sí busca es construir una nueva propuesta donde el terror y un forzado dramatismo que sale a lucir en los peores momentos den a luz otra criatura en una carrera que ha encontrado puntos de regeneración, incluso de autoparodia, pero que ha ido cayendo en el hastío de aquel que ya se ha quedado sin ideas.

La cuestión es que con "The Shock Labyrinth" su cine no llega ni a pantomima: es tal la carencia de ideas tanto en la consecución de atmósferas como la escritura de una trama tan rácana como ya vista, que uno finalmente no sabe exactamente a que acogerse para darle una última opción a un director que parece agotado en todas sus facetas. En ella ni siquiera nos topamos con una atmósfera palpable, y todo deviene en una serie de conclusiones presentadas a través de los protagonistas que, como pegotes, informan al desinteresado espectador sobre hacia donde pretende virar todo el conjunto.

Hay pocas herramientas, por desgracia, que se empleen con verdadera intención en este proyecto (quizá la narración), y ni siquiera terminan por salvar otro film que no se libra ni siquiera de esos giros finales totalmente aborrecibles, de sus redundantes flashbacks o de unas constantes que no le confieren el más mínimo respingo como para poder estar hablando de un género como el del terror cuando, lo único terrorífico, termina siendo otro insípido 3D que, sin lugar a dudas es lo peor de la cinta, por si no era suficiente con todo lo demás.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Shimizu busca a Shimizu
"The Shock Labyrinth" es el último experimento de Takashi Shimizu, capitán del género J-Horror por la saga (¿franquicia?) Ju-on, The grudge o La maldición. Junto a Hideo Nakata (Ringu, Dark Water) claro.

La cultura japonesa en cuanto a fantasmas ha sido bastamente explotado con chicas de pelo largo equivalentes a nuestro fantasma con sudario. Como ya dice Grandine en su crítica, es un género de capa caída, filón que se quiso explotar al instante dados sus resultados positivos. Exprimieron a la gallina de los huevos de oro.

Quedó seca. Shimizu trata de desencasillarse de manera ostentosa. Ostentosa por un 3D magnífico (el mejor que ha visto este servidor; nada de oscuridad con un puntual objeto acercándose al espectador) una ambientación notable, una estética cuidadísima, ... está, en estos aspectos, muy lejos de esas Ju-on que parecen primitivas al lado de esta cosa nueva y brillante.

Es decir, visualmente merece la pena. El guión no viene a ser más de lo mismo tampoco; mezcla la simpleza de su "qué" (maldición de toda la vida por muerte violenta) para llevarnos a un "cómo" más complejo.

La música pasa de estridencias: es música que pretende inquietar sin abusar de la subida de volumen.

Las actuaciones, por otro lado, son patéticas: algunos caretos en concreto hicieron soltar risotadas al público de Sitges las dos veces que fui a verla. Nunca se busca nada especial en cuanto a interpretaciones en este tipo de películas (de hecho, cuando una pasa de la decencia básica, nos sorprendemos) pero las pérdidas de tono se pagan caro en el cine de terror.

Y es lo que pasa. La película no funciona, el adjetivo "fallida" es el que más le conviene. Es una pena, porque se nota que Shimizu ha querido arriesgar, apostar por lo nuevo. Pero no ha salido bien.

Una lástima. O buscamos nueva vía o volvemos a explotar lo poco quede de lo mismo.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Algo diferente con resultados regulares!
En si la película no es de terror, se cuenta lenta, llega a ser aburrida incluso, pero ami parecer no es una mala película, difícil digerirla ya que es algo diferente a lo que el director Shimizu te tiene acostumbrado.. Poco recomendable..
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
El laberinto de las pesadillas
Nos disponemos a entrar en un mundo al margen de la realidad, un mundo donde los espíritus que no descansan en paz aguardan para volcar toda su ira y donde se materializan nuestros temores más profundos.
Nadie saldrá con vida...

Efectivamente, el hombre que fuera aclamado en todo el Mundo por la creación de una de las más famosas sagas del terror oriental, con la cual capitaneó dicho movimiento junto a otros como Hideo Nakata o Kiyoshi Kurosawa, vuelve a sus orígenes tras un paréntesis de experimentación bastante irregular. Y es que Shimizu, que ya había pasado casi una década siguiendo una línea de trabajo constante con la que irremediablemente se encasilló en el "J-horror", optó por unirse a otros directores y probar su talento en algunos proyectos desligados de su habitual registro...
Pero los resultados dejaron mucho que desear: la paródica y descacharrante "Ghost vs. Alien", realizada junto a Keisuke Toyoshima, y una antología cómica de argumento increíble (por estúpido) y de mensaje poco agradable llamada "Hijoshi Zukan", no dejaron muchas opciones al director salvo regresar al género que le dio gloria y fama, algo que desde luego urgía para compensar la desastrosa segunda entrega de su "remake" americano de "Ju-on". Y lo hizo tomando el guión de Daisuke Hosaka (quien firmaría "Rabbit Horror" para él o la secuela de la muy innecesaria "Sadako"), adentrándose además en un terreno visual aún sin explorar: el 3-D.

"The Shock Labyrinth" comienza de forma directa y no menos perturbadora en el escenario que será el lugar central de la historia mientras se despliegan las numerosas pistas y motivos que adquirirán importancia conforme avancen los acontecimientos. Motoko, Rin y Ken son tres jóvenes que se reúnen tras un largo tiempo separados y que comparten una terrible experiencia vivida diez años antes, cuando visitando un parque de atracciones decidieron entrar en una casa del terror abandonada...pero un miembro de su grupo de amigos, Yuki, se quedó atrás y nunca salió.
Un hecho trágico que parecen haber enterrado en sus recuerdos y que emergerá con la repentina aparición de la chica en casa de Rin la misma noche del reencuentro. Shimizu plantea rápidamente la incógnita de lo sucedido sin abandonar en ningún momento esa sensación de extrañeza que envuelve a la historia (en la cual también tomará parte Miyu, la hermana pequeña de Yuki), presentada desde el punto de vista de Ken y donde el cineasta establece unas coordenadas de juego a todas luces intransferibles para confundir al espectador, sirviéndose de las elipsis temporales y una atmósfera angustiosa y terrorífica que irá acrecentándose con la llegada al solitario hospital, donde es fácil averiguar que la huida es imposible.

Tal como les sucede a los cuatro amigos, nosotros también somos arrastrados a las entrañas de ese lugar que poco a poco irá transformándose en el edificio donde Yuki se quedó encerrada para siempre, un abismo no afectado por el paso del tiempo en el cual ésta ejerce su poder para abrir la brecha entre realidad y fantasmagoría; mientras se recurre a ingeniosos "flashbacks" para conocer la verdad de lo sucedido, los protagonistas deberán enfrentarse a una venganza planeada desde el más allá que les descubre sus culpabilidades, rencores y sentimientos soterrados, tomando forma en un laberinto espectral donde se cruzarán con sus dobles o proyecciones del pasado.
Esta escisión entre presente y pasado y la colisión del mundo de los espíritus y los seres humanos de la cual se sirve Shimizu para conformar su intriga fantasmal recuerda, inevitablemente, a anteriores obras donde ya hacía uso de éstos y otros diversos elementos ya característicos de su cine, tanto argumentales (la narrativa no lineal, la tragedia familiar) como meramente estéticos (los muñecos inquietantes, el escenario donde varios personajes se quedan encerrados y viven experiencias paranormales); tanto es así que "The Shock Labyrinth" parecerá en un momento dado un pastiche de "Ju-on", "Marebito" o "Rinne", heredando de todos ellos sus motivos y temas.

La trama, cada vez más enrevesada, es conducida hacia la desestabilización total en un último tramo donde el director se propone desatar la pesadilla, convirtiendo su juego de misterio y confabulaciones en un delirio digno del más clásico y surrealista cine de terror...no obstante será incomprensible e innecesariamente coronada con un final cuya intención no es otra que la de darle un sentido lógico a todo lo anterior, quien sabe si por expreso deseo de Hosaka o del propio Shimizu (lo detallaré en Zona Spoiler), quien, entre tanto, aprovecha todas las posibilidades que le brinda el 3-D para sumergir al espectador en un espectáculo impactante.
De hecho, teniendo en cuenta la forzada y mediocre conclusión del film y las bastante insulsas interpretaciones ofrecidas por un elenco donde sólo cabría mencionar la de la guapa Misako Renbutsu, el aspecto visual (los efectos especiales, la fotografía, la ambientación) y la gran potencia onírica de la imaginativa puesta en escena es lo único realmente destacable de este cuento de horror situado a medio camino entre un "thriller" psicológico lleno de suspense y giros de guión con un estilo próximo al de Kiyoshi Kurosawa y una historia de fantasmas en la más clásica tradición del género.

Sí, con todos los tics y elementos del mismo y a menudo cayendo en el redundante exceso, cuyas trampas y pistas son más fáciles de adivinar y descubrir con cada visionado.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Verla es un shock
Ideada para el lucimiento del 3D, The Shock Labyrinth: Extreme, es una de las más convencionales y aburridas propuestas de terror llegadas desde Japón en los últimos tiempos... y eso que no aparecen los consabidos fantasmas de larga caballera.

El argumento hubiera quedado muy bien para un episodio de una serie televisiva de antologías de terror o fantástico tipo Cuentos asombrosos, media horita con una historia entretenida y a otra cosa. Pero en ésta película se empeñan en alargar lo que no se puede alargar y optan por dos caminos, el primero una trama sin sustancia con poca intensidad dramática por parte de los intérpretes de la película y por el otro en la espectacularidad de las 3 dimensiones sin preocuparse por hilvanar una historia con demasiados altibajos durante el metraje.

El mayor aliciente de la película, además del 3D, claro, es ver al protagonista de Nadie sabe, Yûya Yagira, ya crecidito y dando la impresión de qué se le ha olvidado actuar. Aunque para no ser duro con él solo, como he dicho antes, ninguno es que esté para que les den un premio. Tampoco es que la película pida unos actores del método, pero para poner solo caras ya vale con un maniquí. Para colmo, además de las lagunas de guión y las pésimas actuaciones tampoco podemos salvar la dirección de Shimizu puesto qué no da ninguna sensación en absoluto. Podríamos pensar que han considerado que ya qué la película está destinada al consumo 3D para que esforzarse. Craso error, señores, el 3D tiene que estar al servicio de la historia, sino mal vamos.
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1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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