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83 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Apasionante relato de monstruos, aventuras y terror, que marcó un hito en el uso de los efectos especiales
Dirigida y producida por Merian C. Cooper y Ernst B. Schoedsak, cineastas aventureros especializados en documentales. Se rodó en los Estudios Culver (California) y en New Jersey, NYC, San Pedro (LA) y en el Shrine Auditorium (LA). Costó 650.000 dólares. Se estrenó el 7-IV-1933, con gran éxito de público.

La acción tiene lugar en NYC, en el vapor S.S. Venture y en la imaginaria isla Calavera (Skull Island), del SO del Pacífico, en 1931/32. Narra la historia de Ann Darrow (Fay Wray), bella actriz en paro, que hurta para poder comer. El cineasta Carl Denham (Robert Armstrong), a la búsqueda desesperada de una actriz para la película que quiere rodar sobre un gran gorila, la contrata.

Es una película de monstruos, destinada a provocar suspense y terror, con dosis elevadas de violencia y de erotismo, gracias a una aplicación del Código Hayes más laxa que en épocas posteriores. Con todo, se eliminaron escenas de NYC, incorporadas al film posteriormente, y la escena del ataque de arañas gigantes a los expedicionarios en isla Calavera. Es, además, una versión singular del antiquísimo mito de la bella y la bestia, sin final feliz. No sólo se enamora Kong de Ann, sino que además pone en peligro su vida para librarla de peligros y amenazas. Kong encarna la triple figura de monstruo, bestia enamorada y esforzado caballero andante que vela por la dama. La película denuncia la inmoralidad y el grave error de Denham de apresar a Kong para utilizarlo como animal de feria, sin prever las consecuencias. Se añaden elementos de crítica social, como el afán desmedido de lucro de Denham y la juxtaposición en NYC de miseria (colas de personas sin techo) y opulencia (colas de personas que han pagado 10 dólares para ver a Kong). Es una película de cine en el cine, de gran interés. Plantea y aborda el viejo conflicto entre la ciudad y la naturaleza.

La música, de Max Steniner, se apoya en una masa orquestal muy numerosa, que da densidad y solemnidad a la composición. Diferencia los momentos románticos, de intriga y de terror. La fotografía contiene elementos propios de un film de serie B, con escenas tomadas de films anteriores, niebla que reduce el escenario, etc. La parte que incluye efectos especiales constituye un alarde de imaginación, trucos visuales (Kong era un muñero articulado de 45 cm.) y recursos técnicos novedosos (stop-motion, rear projection). La estética de los decorados está tomada del cuadro "La isla del diablo", del pintor Arnold Bocklin. El guión cuenta una historia interesante y hace uso de una narración austera, intensa y de aire documental. La interpretación de Fay Wray, pelirroja de ojos miel, realiza un trabajo excelente. Los directores hacen de Denham su propio "alter ego" y realizan un vistoso cameo como piloto y artillero de uno de los aviones de la secuencia final.

Película gratamente compleja, que marcó un hito en el uso de los efectos especiales, creados por Willis O'Brien. Obra clásica e imprescindible.
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59 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Me niego a romper ese hechizo...
Tal vez me equivoque, pero creo honestamente que un adecuado criterio de selección fílmica constituye un factor esencial en ese mágico proceso de forja y consolidación de corazoncitos cinéfilos.

Afortunadamente yo soy uno de esos privilegiados que, desde muy temprana edad, nutrió su pasión cinéfila a base de pelis como “La diligencia”, “La reina de África” o “Con la muerte en los talones” y que, por lo tanto, jamás hubo de tragar con Harry Potter ni con cualquiera de esas bazofias que la industria cinematográfica actual cocina para niños y adolescentes. Pero bueno, vayamos al grano. Hoy no toca hablar de diligencias, barcazas ni aeroplanos. Ni mucho menos de aprendices de brujo. Hoy toca hablar de todo un mito del celuloide: King Kong.

Tuve la oportunidad de ver la peli de Cooper & Schoedsack como mandan los cánones, en pantalla grande, sumido en la penumbra de una vieja iglesia carmelitana que mi colegio había reconvertido en sala de actos. Cada trimestre la ‘pedagogía del espectáculo’ escolar programaba una peli y, lógicamente, esa eventualidad solía ser bien acogida por la mayoría de alumnos. Recuerdo con nostalgia como los austeros bancos parroquiales castigaban nuestras tiernas rabadillas, pero cuando el potente haz de luz del proyector cercenaba las tinieblas y dejaba al trasluz las miles de motitas de polvo que flotaban en el ambiente, la algarabía inicial enmudecía súbitamente y el silencio se adueñaba de la sala. El día que pasaron “King Kong” ese silencio se prolongó más allá de lo habitual y casi podría decirse que el centenar de mocosos que abarrotábamos el auditorio caímos abducidos de inmediato por el embrujo de unos fotogramas en blanco y negro absolutamente fascinantes.

Cierto es que al margen de las siniestras imágenes de la isla de la Calavera, de la etérea sensualidad de Fay Wray y de la mítica secuencia final en el Empire State, poco más recuerdo de la peli, pero debo confesaros algo: me niego rotundamente a verla otra vez...

No me apetece para nada comprobar lo mal que ha envejecido. No me interesa en absoluto corroborar como algunas de las interpretaciones son lamentables. Me resisto a admitir que Kong no midiera realmente quince metros...

Lo siento, amigos. Me niego rotundamente a romper ese hechizo.
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94 de 134 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cine fantástico mayúsculo
"King Kong" no solo fue una continuación lógica de "The lost world" (1925) sino que desde su estreno se convirtió en un clásico e icono mayúsculo del cine fantástico.
Desde su referencia clara al mito de la bella y la bestia, "King Kong" habla de como explotamos las "maravillas" ocultas de nuestro mundo y las exhibimos impunemente hasta destruirlas.

Sus efectos especiales a base de la técnica de stop-motion y su proyección junto a personajes reales crearon escuela.
Aunque ha quedado lógicamente bastante desfasada con el paso del tiempo - no hay que perderse la cara de Kong realizada a tamaño real para colocar a los actores entre sus fauces, que provoca más la risa que el susto - sigue siendo una de las producciones del séptimo arte más simbólicas y entrañables. Una lección de buen cine fantástico y de aventuras.

Destaca un buen montaje para la época y la utilización de la imaginación como recurso cinematográfico.
La secuencia final de King Kong en el Empire Street Building forma parte de la historia del cine.
Los remakes posteriores solo hacen que gane enteros el material original.
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33 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
KING KONG
En mi galería de monstruos fantásticos, “King Kong” es un verdadero trofeo. Si bien este gorila es un ídolo de barro que con el tiempo parece que empieza a desmoronarse ya que el paso del tiempo no perdona.
Como si fuera yo un gran cazador de animales extraordinarios, poseo una replica de King Kong que obtuve hace años. La replica es tal cual el mono que vi en esa película del ´33 y me fascino. Con su expresión de fiereza en un rugido interminable. La figura delmono se ha desgatado, esta sobre la del Alien y sobre la de T-Rex de “Parque Jurasico”.
Todas esta figuras disecadas están polvosas y de vez en cuando veo alguna de las películas en las que aparecieron.
Pero la de King Kong tiene una melancolía por que es en blanco y negro y entonces mi corazón late al ritmo de los tambores como invitando a la gran aventura que se filmo allá en la RKO en los albores de los efectos especiales.
El gigantesco gorila en el Empire State contra los aviones se quedo para la posteridad en el álbum de mis recuerdos cinematográficos.
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31 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una historia de amor
Cuando la protagonista Ann llegó de la selva se encontró con una amiga y le contó su experiencia:

¡Dios mío he sido raptada por un gorila gigante! Me ha llevado a su madriguera y me ha tenido días y días abusando de mí, cometiendo conmigo autenticas perversiones sexuales, haciéndome el amor varías veces al día, besándome con su interminable lengua, estoy destrozada, totalmente hundida.

La amiga apiadándose de la pobre la dijo: “Pobrecita, te entiendo, en verdad una situación desagradable, comprendo que lo estés pasando mal, debe de ser algo terrible.

¡Ya te digo!-Contestó Ann- El allí…..yo aquí….ni me llama…ni me escribe…Estoy completamente desolada ¡Sniff!

Perdónarme la broma, pero es que venía a huevo. Poco que decir de este gran clásico, que hoy en día aún sorprende, y que sus remakes con cantidad de medios y tecnología no han conseguido ni siquiera igualar, la historia se puede copiar, pero el glamour y la atmósfera que desprende el King Kong de 1933 es inigualable.

Peliculón.
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32 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La película que más veces he visto (8.4)
Si dijera que la he visto unas 300 veces me quedaría corto. De niño fue la primera película que grabé en VHS y me la veía todos los días dos veces. Y así estuve durante casi dos años, hasta que se me estropeó el vídeo.

La película ha envejecido inevitablemente, pero aun así conserva algo mágico que no ha sido igualado por muchas, no ya de género fantástico sino de cualquiera.

He visto los trailers del nuevo remake de Peter Jackson y, sorprendentemente, me ha parecido menos espectacular que esta versión de 1933. La nueva la veo demasiado luminosa, no tiene ese juego de luces y sombras que hacía a esa selva de cuento tan inquietante. En parte comprendo la obsesión que desde niño tenía Peter con este proyecto, pero si yo me hubiera encontrado en su situación no lo habría hecho por respeto a un clásico inmejorable. Los remakes deben hacerse para mejorar obras peores, pero no para añadirles color, ni porque te haya gustado la original, ni para forrarse; eso es faltar al respeto.
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34 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El gorila más peligroso y gentil del cine
Poco podré añadir a estas alturas sobre este clásico indiscutible. ¿Quién no ha visto alguna vez en su vida esta película, o ha visto documentales o leído críticas y curiosidades sobre la misma?
Sorprendente y brillante por su calidad técnica. Sobre todo una fotografía encomiable, que incluye unos efectos especiales que debieron de suponer todo un reto en aquella época. Jugando con los enfoques de cámara, con maquetas y miniaturas y utilizando técnicas por entonces bastante novedosas de superposición de planos y animación de las criaturas, se consiguieron unos resultados que hoy día puede envidiar cualquiera que se dedique a la animación. Por aquel entonces, los efectos especiales se basaban en muchos trucos artesanales, en crear ilusiones ópticas y en utilizar limitados recursos con mucha inventiva.
Y así nació King Kong, el gorila más grande, poderoso y gentil que vino a deslumbrar y sacudir las pantallas de cine de todo el mundo y se convirtió en un coloso mítico.
King Kong, además, supone el enfrentamiento de las fuerzas de la naturaleza con el mundo artificial construido por los humanos; es una alegoría del afán de la humanidad por someter a la naturaleza, sin llegar a lograrlo del todo.
También aparece el tema recurrente de la bestia que tiene sentimientos y se enamora de una mujer bella. La bestia en realidad no es tan fiera ni tan malvada como la quieren pintar; son los propios humanos, con su despiadada codicia y su crueldad, los que avivan el odio y el miedo en el animal, el cual ha sido arrancado de su hábitat para ser convertido en un mono de feria, vituperado y expuesto ante las multitudes, mientras el pobre animal lo único que anhela es regresar a su tranquila vida y estar cerca de su amada.
Una película con un hermoso y duro mensaje subyacente, que ofrece todos los ingredientes para ser un gran drama repleto de romanticismo, acción y tensión.
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19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
LO IMPORTANTE ES LA AVENTURA
Cuando una película realizada hace 76 años consigue captar plenamente nuestra atención y mantenernos absortos ante el televisor, eso quiere decir algo. Es un fenómeno que no resulta nada fácil entender y mucho menos explicarlo.

Yo mismo me asombro cómo, después de haber conocido ampliamente la fauna antediluviana de Spielberg en Jurasic Park, aún me impacte este desfile de dinosaurios, serpientes gigantes y pseudos monstruos del lago Ness. Desfile sin apenas adornos y con unos efectos fotográficos absolutamente trabajados pero en blanco y negro, no lo olvidemos. Y tampoco disminuye mi capacidad de sorpresa, aun después de las ciento y la madre veces que habré visto la mano de tamaña bestia sujetar dulcemente a la bella. Y me tienen que llamar dos veces, cuando estoy extasiado ante la escena irrepetible, por mucho que la hayan repetido, del Empire State Building, aviones y manotazos incluidos.

Es King Kong. La película que se hace nueva cada vez que se vuelve a ver. Es, por poner un símil, como esos comics aventureros de Tintín, que te apasionan y te seducen todas y cada una de las veces que se leen. Lo que importa no es como termina, eso lo saben incluso los que no han visto la película. Hasta el proverbio árabe lo anuncia. Lo importante es la aventura. Lo que importan son las peripecias, la empalizada gigante, el baile de los indígenas, los rituales, el misterio de la selva, el pánico, el heroísmo. Lo importante es la música. Lo importante es Fay Wray, tan imitada y tan única.

Al final, acabo por concluir que mientras siga viendo King Kong con los ojos muy abiertos y con las capacidades sorpresivas poco deterioradas, podré seguir sintiéndome niño. Una especie de niño grande, tipo King Kong y con experiencias acumuladas de todo tipo. Pero niño en definitiva. Y en los tiempos que corren, en que nos acorazamos por dentro y por fuera, también tiene su valor...
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17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La Octava Maravilla (I)
En 1933, y siguiendo un argumento de Merian C. Cooper y Edgar Wallace, irrumpía como un huracán en las pantallas de todo el mundo "King Kong". Un clásico imperecedero donde los haya, que aún hoy continúa cautivando a generaciones de chavales que descubren que el cine es algo más que palomitas y caras guapas. Un mito que fascina por su forma, conmueve por su encanto y sorprende por su ejecución.

Una expedición formada por un grupo de cineastas parte rumbo a la Isla de la Calavera bajo la supuesta meta de rodar una película. Pero hay más: el codicioso director, un Carl Denham encarnado por Robert Armstrong, pretende capturar a un gorila gigante que se dice que habita esas desconocidas tierras. Fay Wray en uno de los papeles de su vida interpretando a la frágil actriz Ann Darrow y Bruce Cabot como el capitán del barco Jack Driscol forman la pareja protagonista.

Sin embargo, quien roba todas las miradas y se convierte en el centro de atención (y con derecho) es el imponente Kong, el rey de una selva (en la realidad un pequeño muñeco) por la que deambulan criaturas prehistóricas, desde dinosaurios hasta serpientes gigantes. La técnica de stop-motion fue utilizada para dar vida a todas ellas y simular los espectaculares combates que marcaron época.

Pero si hay algo que convierte a King Kong en un referente para todo amante del cinematógrafo es su capacidad para emocionarnos, más allá de las escenas que comparte con bichos varios, en aquellas en las que, por un momento, la relación entre un gorila y una mujer se nos presenta posible ante nuestras atentas miradas.

Su final ha entrado ya a formar parte de la historia del cine y de la historia en general, apoteósico desenlace en la cumbre del Empire State Building donde Kong trata de defenderse de un mundo que pasa de glorificarle cuando está prisionero a temerle y odiarle cuando libre.

-Continúa en "King Kong" (1976)-
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16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una de las mejores películas de monstruos
El cine empezó a gustarme viendo, con cinco años, películas de Tarzán con Johnny Weissmuller y Lex Barker, una película de Frankenstein y algunas otras de Walt Disney. Pero cuando vi "King Kong", con seis años, es cuando empecé a amar el cine con locura.

Es una de las películas que me dejó completamente marcado. Había esperado 10 años para volver a verla, lo cual era todo un suplicio. Me gustó muchísimo más la versión integra que la censurada.

Es una obra maestra total, absoluta, inmarchitable, imperecedera...

Todo en ello resulta impresionante, el gigantesco mono, los demás monstruos (en especial el tiranosaurio), la extraordinaria música de Max Steiner, la selva, los efectos especiales...

Es verdad que a muchos les pueden parecer muy vieja y pobre de efectos especiales a este clásico de 1933. Bueno, cuestión de opiniones. A mí me gustan mucho más los monstruos, el blanco y negro, y los efectos especiales de este "King Kong" que los de "Parque Jurásico" y demás películas de ahora.

Es una película de aventuras, es también una película de terror, está llena de poesía... Estaría escribiendo horas y horas para alabar a esta película.

Para terminar: Es una de las más altas cimas del Arte de todos los siglos.

También recomiendo una de las secuelas: "El gran gorila" de 1949, que es casi tan maravillosa como "King Kong". Hay muchas películas de monstruos que me gustan, como "Simbad y la princesa", "Japón bajo el terror del monstruo", "Gorgo", las demás películas japonesas de Godzilla, "Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra", etc.
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16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
¡Arriba Kong! ¡Abajo Driscoll!
Clásico sobre animales fantásticos que se dice salvó a la productora RKO de la ruina.

La historia es original y nos hace reflexionar sobre el daño que causa la “civilización” en los lugares a donde llega; lamentablemente presenta fallos garrafales de todo tipo en el guión, la narrativa está muy bien ya que logra que esperemos casi una hora para ver al protagonista; el final que tiene es legendario, con esa secuencia de los aviones aunque luego en la frase final Denham venga a darnos lecciones de moral siendo el principal culpable de todo, curioso que las personas con moral discutible pretendan decirnos lo que es correcto y lo que no.

Los diálogos están bien y tienen su momento de chispa, la banda sonora está muy pero muy bien, ya Mr. Steiner se iba labrando su propia leyenda con esas piezas musicales que compuso para cine, el vestuario acorde y maquillaje también.

La dirección me parece que tiene altibajos, con escenas muy bien logradas pero otras con detalles pobres, está bien que sea una película impresionante (sobre todo si tenemos en cuenta cuando se estrenó) y que sus efectos eran lo máximo para el momento pero se concentraron tanto en eso que descuidaron otros aspectos ¿hombres que al caer al fondo de un acantilado rebotan? Eso no lo justifica por muy del año 1933 que sea la película. En la fotografía me parece que está muy bien logrado ese ambiente marino y el de la isla, tonos lúgubres como dando indicios de lo que se avecina.

En el reparto Armstrong tiene sus partes en que lo hace bien pero en otras tantas falla, Wray nos cautiva con su actuación y la sensualidad inocente que proyecta, mientras que el señor Cabot ha tenido una de las peores actuaciones que haya visto, hasta los dos muñecos que hicieron de Kong son más expresivos que él, sólo mueve la cara cuando sonríe (cosa que hace no sin esfuerzo).

De críticas anteriores estoy de acuerdo con:
“la utilización de la imaginación como recurso cinematográfico” (que hoy día casi no se ve).

De críticas anteriores no estoy de acuerdo con:
“Creo que King Kong marca el inicio de las películas de ciencia ficción y los efectos especiales” (Esta película está precedida por The Lost World de 1925, en la que ya había O’Brien trabajado con su técnica de “Stop Motion”).

Lo negativo:
La pobre actuación de Mr. Cabot.

Lo peor:
Las lagunas de un guión que no supo aprovechar el material de la historia.

Lo positivo:
La secuencia del final con los aviones en el Empire State, legendaria.

Lo mejor:
Sin duda Kong, el padre de los grandes monstruos.

Valoración

2 Sólo si lo obligan.
4 Si gusta del tema.
6 Esta película es pasable.
8 Una obra de arte.
10 Una joya del cine.

6 Esta película es pasable.

Esta película es pasable y la recomiendo a quien guste del cine fantástico, es toda una aventura verla pero sin cuestionar los absurdos que se ven para disfrutarla mejor.
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23 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La lucha por conseguir un sueño: dirigir la película más bonita del mundo. Y lo consigue.
Auténtica obra maestra, con 3 partes bien diferenciadas.
1ª.- Antes de llegar a la isla, es una película perfecta, con una presentación de personajes clarísima, que nos atrapa como si fuera un cómic de Tintín, con el personaje del director de la película en busca de una actriz protagonista, tan seguro de sí mismo que, rodeado de un halo de misterio y como hombre genial que vive en su propio mundo, acaba siendo víctima de su propio éxito, ya que “nadie se atreve a trabajar en sus películas, debido a lo poco que anuncia el tema, lugar y demás aspectos de lo que va a rodar”, por lo cual nadie quiere trabajar con él, circunstancia ésta que ya desde el inicio nos atrapa a los espectadores, y sin dudarlos nos adentramos en su propia aventura.
Ese erotismo dentro del barco, con ese contraste entre el trío protagonista: a) el director de cine, enamorado de su trabajo; b) el marinero, enamorado de la chica; y c) ésta, en busca de amor, trilogía que me recuerda muchísimo a la de Perdición de Billy Wilder, con Robinson, también enamorado de su trabajo, MacMurray, de la chica, y, ella, la Stanwyck, del dinero o del mal.
Diálogos muy divertidos. Escena fantástica del casting, anunciándonos el futuro terror que experimentaremos.
2ª.- Escenas en la isla, con ese retrato de la tribu tan conseguido, la escena del ofrecimiento de la chica entre las columnas y la llamada con el gran gong al gorila. Visualmente realmente impactantes todas ellas. Gran ambientación musical.
Y 3ª.- Desenlace en Nueva York. Con la lucha entre el coloso de la naturaleza, King Kong, y el coloso humano, Empire State Building.
Poco más, sólo decir que es una película de terror, de aventuras, de amor, de lucha por conseguir hacer la película más bella del mundo, la octava maravilla del mundo, meta que consigue en gran medida. Contiene moraleja.
Nota: 10 sobre 10.
Así que corten esta crítica, enciendan el televisor y que empiece la música, maestro.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Ahora y siempre
El ritmo es totalmente trepidante, de hecho pocos filmes de la epoca, si es que hay alguno, presentan tal cantidad de metraje de acción sin respiro; en ese sentido es muy "moderna", como Star Wars o Indiana Jones.

Tengo debilidad por la estupenda marioneta de los primeros planos y me convence, quizás por lo económicamente que se perfila, la relación entre los personajes humanos. Por otra parte es una visión acertada del cine desde dentro, de la búsqueda de lo espectacular e insólito, de cuando hacer cine era toda una aventura...
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Obra maestra del género fantástico
Una obra que da una lección de cómo debe ser el cine de fantasía.

King Kong me resultó maravillosa, tremenda muestra de efectos especiales al servicio de la historia, trepidante aventura llena de tensión e intensidad, un guión que escapa a la realidad para adentrarse en un mundo de fantasía lleno de elementos asombrosos, una ambientación y unos escenarios muy logrados que facilitan que el espectador se introduzca dentro de la narración con facilidad. "Vivimos" el filme en forma especial, y ello lo digo en plena época de CGI. Pero la vitalidad y lo fascinante que resulta esta inquietante aventura, es digno de ponderación, primero por la época de realización del filme y segundo por lo innovador de los recursos técnicos para dar vida a un relato muy difícil de adaptar en la pantalla grande.

La película me pareció entretenida, efectiva, con un argumento sencillo pero estimulante, que mantiene la atención en los 100 minutos de proyección. Y claro que este tipo de películas no envejecerán jamás, porque son el modelo a imitar para dar comienzo al cine fantástico, lo que hoy día llamamos clásicos de siempre.

Tengo que alabar las actuaciones, la escenografía y los ambientes recreados a la perfección para concebir un mundo asombroso, salido de la imaginación. De allí lo valedero de esta cinta, hay climas y escenarios muy difíciles de conseguir, pero sin embargo la película es una demostración de calidad iconográfica de lo irreal, de lo ilógico. La fantasía es exaltada a su máximo exponente y allí encontramos esta película en su todo como una pieza fundamental para ello.

En conclusión, que nadie que disfrute del género se prive de ver lo que ésta obra consiguió en su época, de esta manera sabremos ubicarnos en el mundo actual y comprender que hoy día las cosas son mucho más sencillas y por ende menos digno de encomio por el avance tecnológico.
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9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La pasión del salvaje
King Kong representa toda la grandeza y magia esa máquina de hacer sueños que es el cine, la metáfora más preciosa sobre el choque de civilizaciones : el salvaje que es atrapado y mermado por el hombre civilizado; el amor imposible entre el simio y la frágil rubia; el viaje hacia territorios inexplorados y exóticos; un film con toques expresionistas, con una producción fastuosa y muy difícil para la época; un clásico de todos los tiempos, y por eso cualquier versión nos intriga e interesa, quizá no sea la mejor película de todo el cine, pero si es la mejor historia.
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Kong; La octava maravilla...
No podía ser de otra manera, me senté a ver el King Kong de 1933 con la sensación de que era un niño que pronto vería en acción un juguete esperado por muchos años. Sin embargo, no me imaginaba siquiera lo que me depararían los siguientes 90 minutos. Reí sin prejuicios (como sólo lo hacen los niños), me emocioné y me fascine con esta maravilla de película que es sin duda un claro ejemplo de porque le llamaron alguna vez a Hollywood la casa de las ilusiones.

Fantásticos los efectos especiales, encantador el gorila, no muy buenas las actuaciones (pero qué se le va a hacer). No cabe duda, será por mucho tiempo una de mis favoritas.
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La Bestia que sucumbió a la Bella.
Este mono de cerca de 8 metros (exagerado en 15 metros para vender más entradas en su día) es uno de los clásicos del cine fantástico más espectaculares y marvillosos. De hecho su título original iba a ser La Octava maravilla, evidentemente fue cambiado. Con efectos especiales que para la época eran increibles. Pasará a la historia del cine esa imagen de kong sobre el Empire State con la fabulosa canadiense Fray Wray así como el grito de esta cuando ve por primera vez al coloso, su guión te envuelve. Fay Wray es recordada por el papel de Ann Darrow, como rubia seductora de un gorila gigantesco. Para el papel usó una peluca rubia que ocultaba su cabello oscuro. A Wray se le propusieron hacer un pequeño cameo en la película King Kong (2005), y llegó a conocer a Naomi Watts, la cual iba a hacer el papel de Darrow. Sin embargo, antes de iniciar el rodaje, Wray falleció mientras dormía en su casa de Maniatan. Fue enterrada en el cementerio Hollywood Forever en Hollywood, California. Tras su muerte se anunció que las luces del Edificio Empire State se apagarían 15 minutos en su memoria. Ahora Kong nunca morirá pues el cine siempre nos lo traerá de vuelta. Los seres de gran corazón nunca se olvidan.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La 8ª maravilla del mundo
Así era promocionado el gran gorila, icono de la Historia del cine y de las películas de terror, señalada como la más genuina del cine fantástico, King Kong es una obra inquietante y convulsa, un sueño onírico con elementos de pesadilla hecho realidad gracias al cine. Pese a sus primitivos efectos especiales, sus autores nos ofrecen un compendio de temas mitológicos: La bella y la bestia, el morbo a lo desconocido, el aprendiz de brujo, el complejo de Edipo, el mundo perdido y hasta los conceptos filosóficos de Rousseau sobre la propiedad y el poder. Todo ello mostrado en clave de aventuras exóticas inolvidables. Pero, por encima de todo, subyace una demoledora reflexión incuestionable, y es la tragedia de un ser poderoso, casi invencible que por amor se deja atrapar y convertirse en esclavo de unos tipos sin escrúpulos, que es secuestrado de su medio natural para ser exhibido como atracción en un mundo hostil y rodeado de canallas insensibles, ávidos de emociones fuertes arrastrados por la estupidez. El Empire State Building, tantas veces recurrente para el cine, es protagonista como paradigma de esa civilización.

El poder de la sugestión erótica o la recreación de un amor romántico imposible que sirve de motor a una historia trufada de emociones y que se presta a complejas reflexiones sobre los seres humanos y la naturaleza animal. Kong es la infancia en estado puro, el protagonista absoluto del film que encarna la inocencia a pesar de su fealdad y aspecto terrorífico, pero que consigue la empatía con el espectador al identificarse con su dolor y destino fatal. Su argumento censura la ambición y la mezquindad humana, integrado en un atractivo relato aventuresco como siempre habían sido sus autores, Ernest B. Schoedsack y Merian C. Cooper filmando en lugares inhóspitos con anterioridad, cineastas que con la idea de Edgar Wallace y el creador de la bestia, Willis O´Brien dibujante y maquetista, consiguieron una obra maestra.

No debemos olvidar asimismo, que parte del encanto permanente se debe a la actriz Fay Wray, una rubia plena de erotismo sutil, provocativo y sensual que nos transmite un terror escalofriante. La isla que habita King Kong es otro asunto atractivo (Skull Island), tránsfuga imaginaria de “La Isla de los muertos”, de Arnold Böklin, cuadro que había impresionado a Bram Stoker. La isla de la calavera con su enorme muralla al pie de la montaña, separando el mundo conocido del mundo prohibido, es la mejor metáfora sobre el cerebro que ha dado el cine. Me refiero a la puesta en imágenes sobre la preocupación social con las teorías de Freud y Jung: El inconsciente y el mundo de los sueños. El film no se olvida tampoco de plasmar una realidad socio-política y económica de la América de la Depresión, tema capital para ambientar su desarrollo y entender perfectamente lo que nos cuenta.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Qué culpa va a tener Ann
Clásico de entre los clásicos, «King Kong», el gorila o monstruo, o simio gigante, o lo que sea (pero ¿qué es?) que se enamora de una rubia despampanante en cuantito la ve. Lo más normal del mundo, en realidad.

La película tiene un aire misterioso que le va muy bien pero no exageremos con sus virtudes, que no es que sean demasiadas. La aventura en la isla inexplorada es muy llamativa si tenemos en cuenta la proporción de bichos extraños y prehistóricos que por allí pululan y que encima quieren atacar siempre a King Kong. ¿Y estos señores se sorprenden de que haya un ser como King Kong? ¿Y no de que haya dinosaurios, serpientes gigantes y animales completamente inclasificables?

Fay Wray está muy bien en todos los sentidos y grita que da gusto, aunque su galán no esté a su altura ni por asomo. Su belleza, dicen, mata a la bestia, pero he de decir que este mensaje me parece muy relativo. Que se enamore o no de la bella Ann es casi irrelevante, ya que él tiene el mismo comportamiento destructivo antes de conocerla, durante y después. Su amor no es determinante para el desarrollo de la historia y sí la ambición desmedida y el choque entre la naturaleza salvaje y la civilización humana. Esa es la verdadera clave. King Kong se presenta como rey de un mundo y esclavo de otro, y la conclusión debería ser que el ser humano tiene que tener la sensibilidad suficiente como para respetar las otras criaturas de la Tierra, máxime cuando a muchas de ellas no se las puede dominar. Han sido los aviones, señor Denham, ¡los aviones!

Es posible que su mayor mérito sea la gran influencia que ha tenido en el Cine y en el imaginario colectivo. Eso del monstruo enamorado del humano, admitámoslo, no pierde con el tiempo ni un ápice de su encanto. Aceptable.
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10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El gran simio liándola y poniendo su nombre en la historia del cine
Algo debe tener bueno de verdad esta película cuando son unas cuantas las generaciones que tienen almacenadas en su recuerdo muchas escenas del original y genuino primer King Kong. Opino que la atmósfera que se crea en el viaje es lo mejor, el secretismo del director y sobre todo la idea original de una isla en la que se refugian todo tipo de animales extraños. Sorprenden sus caseros efectos especiales, tan efectistas como correctos, merecen una consideración a parte. Es cierto que lo que importa, lo que prevalece y lo que nunca olvidaremos es al simio gigante, dejando muy en la sombra, casi en el completo olvido al marinero machista que se enamora de la también olvidable chica guapa.

Todos recordaremos a King Kong en el rascacielos, forma parte de la historia del cine, tanto como la acción en la isla, aunque destaco más que esos impactos visuales la propia historia de amor del propio animal gigante y el desarrollo de una idea singular que ninguna secuela ha podido igualar. Un verdadero gamberro, King Kong, el auténtico protagonista por encima de todos los humanos.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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