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18 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
LA DIGNIDAD DE UN ÚLTIMO GUERRERO INDÍGENA ANTE LA DEBACLE DE SU PUEBLO DIEZMADO Y HUMILLADO
Una historia bien interesante sobre uno de los últimos guerreros apaches que se resistieron con bravura y dignidad a ser conducidos desde las tierras de Nuevo Méjico a las de Florida para ser encerrados allí en un fuerte reserva. Sin embargo, sorprende que Robert Aldrich persiguiendo la mayor fidelidad a la historia que narra, recurriera a esenarios naturales del Oeste americano, con bellos paisajes de montañas rocosas, y en cambio tuviese tan poca visión de realismo dándole el papel de india compañera del rebelde protagonista, a Jean Peters, una mujer que en todo momento se nota a leguas que es blanca occidental a la que se le tiznó la piel para parecer una india apache, o qué decir de los ojos tan azulícimos de Burt Lancaster rodeados de piel tiznada para parecer también un nativo americano; e igualmente resulta bastante deficiente que en medio de escenarios tan pletóricos de naturalidad paisajística, Aldrich se conformara con un endeble y artificial sembradito de maiz donde se trasluce lo poco que alberga, para en un momento determinado poner en su interior a Burt Lancaster reptando y John McIntire detrás tratando de descubrir por dónde ha huído, cuando a todas luces se puede ver que ahí nadie se podía esconder si ser visto, ni siquiera una paloma.

Lo bueno del guión es que se presenta al indio norteamericano con dignidad, honor y comprensión, transmitiéndonos a los espectadores que aquellos seres humanos, indígenas, dueños y nativos de su propia tierra americana, fueron diezmados, maltratados, robados, deportados y humillados por los bárbaros civilizados venidos del Este, y aún así, en medio de esa terrible hecatombe, algunos tuvieron la humanidad de sopreponerse, resistir a la desgracia y engendrar hijos para sobrevivir.

Fej Delvahe
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33 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Maravilloso y apasionante western de un primerizo pero ya soberbio Aldrich.
El jefe indio apache Gerónimo se rinde. Sin embargo, el más bravo guerrero del pueblo apache, Masai (Lancaster) no se rinde y emprende una lucha individual que no admite ningún tipo de tregua... Un western maravilloso, el tercer largometraje del gran Aldrich, aquí ya poseedor de una maestría apabullante que luego confirmaría con otra gran película, aunque inferior a ésta: "Veracruz".
"Apache" es un acercamiento/reflejo fenomenal, apasionante y vibrante a la figura del indio (hasta entonces sólo visto como encarnación tozuda y poco amistosa de defectos; el propio Aldrich haría en 1972 otra magnífica película con esta temática: "La venganza de Ulzana" con el propio Lancaster de protagonista), aquí el último guerrero apache, un hombre luchador por la libertad y señas de identidad de su pueblo en una representación de la raza india. Lancaster hace una inolvidable y perfecta interpretación de Massai, transmitiendo toda la fiereza, reciedad, nobleza y ubicuidad de su personaje.
Magistral desde todo punto de vista (sentido de la acción, dirección, fotografía, guión, actores, equilibrio entre el espectáculo y la reflexión), es uno de los mejores westerns de la historia del cine, con una secuencia final inolvidable en la que la despiadada lucha entre Massai y el Séptimo de Caballería queda aparcada por el nacimiento del heredero de Massai, y éste arropja su fusil al suelo justo antes de entrar en la cabaña dónde la sufrida y hermosa Peters acaba de parir un bebé apache.
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21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El largo recorrido de Massai
Adaptación cinematográfica de la novela de Paul J. Wellman. Esta película es, junto a "La puerta del diablo" y "Flecha rota", uno de los pocos títulos de calidad que en los años cincuenta ensalzaron la figura de los pieles rojas contra los blancos. Es interesante señalar que el guionísta James Webb y el director Robert Aldrich encontraron al personaje Massai de la novela original excesivamente radical, por lo que decidieron dotarle de una mujer. Así pués, esta película fue todo un éxito comercial.
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15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Un apache con dignidad y ojos azules
Western en el que lo más destacable es lo valiente de su mensaje, ya que supongo que es de las primeras películas en las que al pueblo indio se le presenta con diginidad y se expone lo que fue claramente un genocidio.
Mención especial merece la caracterización de Burt Lancaster como apache. Por un lado, resulta un poco ridícula ya que lo que ves es un blanquito con ojos azules, pintado de oscuro y con una peluca con trenzas. Sin embargo, el genial Burt dota a su personaje de tal fuerza y credibilidad que se te olvidan esos errores y te crees realmente al personaje.
En resumen, Western recomendable, que sin ser nada del otro mundo, te deja un buen sabor de boca.
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12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Apache
Burt Lancaster interpreta a un indio pacifista obligado a rebelarse individualmente contra la caballería y el gobierno de los Estados Unidos. La película sigue siendo uno de los alegatos más virulentos de Hollywood contra la crueldades e injusticias padecidas por los indios americanos.
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15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Dos veces
Burt Lancaster le dice a Jean Peters ¿Porqué me has seguido?, a lo cual Jean Peters le contesta " soy mujer y quiero tener mis propios hijos". Apache tiene mucho que ofrecer y no solamente visualmente. Un western pro indio excepcional que trata con mano maestra los pasos de un guerrero apache en busca de la libertad de su pueblo. A principio de los 50 ciertos cineastas se comprometieron con su cine a tratar al indio como un ser humano, Apache junto Flecha rota son la punta del Iceberg de un cine comprometido al honor de unos grandes guerreros indios.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Massai.
108/14(30/14) Apreciable propuesta fílmica realizada por Robert Aldrich en que se quiere dar una visión humanista y equilibrada de la cultura de los indios norteamericanos, tan maltratados hasta entonces en el celuloide, pintándolos como caricaturas grotescas y malignas ansiosas de sangre, cuando en realidad eran gentes con su dignidad y orgullo que fueron echados de sus tierras y recluidos en lugares inhóspitos para no molestaran. Aquí se pone el foco en un rebelde apache que se niega a ser domesticado por los blancos.

Tras la rendición del rebelde apache Gerónimo (Monte Blue) y sus seguidores en 1886, estos son subidos a un tren en Nuevo México con destino a una reserva en Florida, el guerrero Massai (buen Burt Lancaster) consigue huir, comenzando el ejército americano su persecución. Massai va aparar a un pueblo donde choca con la cultura occidental, realizando una vez más una huida por el medio oeste que le lleva a parar en Oklahoma a la granja de un cherokee que se ha adaptado al modo vida de los blancos, se ha hecho un agricultor, cosa que le recomienda este ha Massai, los tiempos han cambiado y debe reformarse, pero Massai se cree libre y sin las ataduras que da la agricultura, y continua su huida. En la historia tendrá mucha importancia la apache Nalinle (buena Jean Peters), y el hombre al cargo de la búsqueda de Massai, Al Sieber (buen John McIntire).

Fue una producción de la compañía creada por Burt Lancaster y de su socio Harold Hecht (“El Hombre De Alcatraz”), arrojándose el actor todo el protagonismo en un ejercicio egocéntrico, teniendo en cuenta lo poco adecuado que era el rol para él, siendo su alter ego un apache y distando mucho su físico de parecerlo, restando esto bastante veracidad al film. El guión es de James R. Webb (“Horizontes De Grandeza”), adaptando el libro “Bronco Apache” de Paul Wellman (“Los Comancheros”), este navega por los senderos de la ambigüedad, por un lado se loa la bravura y orgullo del último apache rebelde, se destaca su resistencia a ser amansado por la cultura occidental, y por otro se le muestra en medio de un mundo de cambios a los que solo podrá vencer incorporándose al modus vivendi blanco, contradictorio y complejo, su huida solo tiene como salida dejar de ser un nómada como lo habían sido sus ancestros y convertirse en un sedentario labrador. La obra sigue un afán meritorio de revisión de la figura del indígena norteamericano, despojándolo de los clichés de hasta entonces de guiñol desalmado, bestia con apariencia humana pero con tendencias sociópatas, aquí se le muestra con nobleza, orgullo, valentía, y mucha dignidad, y por el contrario a los blancos se les expone como despóticos, maltratadores, racistas, decadentes, algo muy novedoso hasta entonces, aunque ya se había comenzado el camino con “Flecha Rota” de Delmer Daves (1950) y “La Puerta Del Diablo” de Anthony Mann (1950), para dotar de humanidad a los nativos americanos. El guionista y director creyeron que el Massai del libro resultaba muy áspero por lo que decidieron incorporar al personaje femenino para que nos emitiera era capaz de sentir amor y cariño, cambiando sensiblemente el tono de la novela, además los productores impusieron un final un tanto forzado con el que Aldrich no estaba de acuerdo (spoiler), líricamente queda muy bien pero peca de demasiado idealizado y acomodaticio (spoiler). Asimismo el relato reflexiona sobre como las espeirales de violencia no llevan más que a más violencia, intenta moralizar sobre cómo hay que saber parar y adaptarse a lo que hay.

Cabe achacarle cierta falta de profundidad en el tratamiento de Massai, resultando un arquetípico rebelde sin más ansias que huir hacia la nada, no se ahonda en sus raíces, lo cual resta solidez a su personaje. También me ha resultado hipócrita que solo mate a un blanco, el racista, el resto de los que mata son indios que le persiguen, parece un mensaje moralista para que nos caiga mejor, como diciendonos que matar indios es soportable, ahora que mate blancos inocentes es rebasar una línea peligrosa. Otra tara que brilla de modo ridículo es el escenario final del maizal, es que se les acabó el presupuesto? Menuda patochada que nos quieran hacer creer que el huerto de maíz ínfimo pueda servir para una lucha épica en la que los contendientes no se ven, un insulto a la inteligencia que no cuadra con todo el metraje anterior donde la puesta en escena refulgía por su belleza de paisajes ocres montañosos.

Hay una estimable ambientación, con unos majestuosos parajes, con un sugerente diseño de producción de Nicolai Remisoff (“La Cuadrilla De Los Once”), con los poblados de tipis (eso sí con el pestiño del maizal antes referido), esto maximizado por la espléndida fotografía de Stanley Cortez (“La Noche Del Cazador”) y Ernest Laszlo (“Vencedores o Vencidos”), realzando la hermosura de los paisajes con tonos ocres preciosos.

Burt Lancaster encarna con pasión, viveza y mucha energía a Massai, imbuyéndolo de dignidad y arrojo, la estampa del orgullo, aportando un tremendo carisma, con un trabajo físico portentoso, lo malo es que uno no puede quiarse de la mente que es un blanco con ojos azules con peluca y piel tiznada, mermando autenticidad a su personalización. De Jean Peters se puede decir lo mismo, que su delicada y abnegada interpretación, revestida de amor incondicional y emociones, se ve contrarrestada por la sensación de blanca amorenada artificialmente para dar el pego. John McIntire da vida al rastreador que acosa a Massai, le dota con su poco metraje de un halo compresivo, donde prevalece el sentido del deber, pero denota siente simpatía por anhelada presa. A destacar el debut de Charles Bubinsky como el nativo perteneciente a la caballería Hondo, actor que se cambió de apellido alcanzando gran fama como Charles Bronson.

Interesante y ameno film, recomendable a los que gusten de las raíces revisionistas que realzan los nativos americanos y que después han seguido muchos. Fuerza y honor!!!
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Magnífico western, uno de los primeros donde el indio bueno no era el indio muerto
Muy buena realización del gran Aldrich, uno de mis preferidos.
El argumento es muy interesante, con un guión que lo sustenta (a cargo del maestro Borden Chase, nada menos), y una dirección que hace que todos(as) los intérpretes brillen con luz propia.
Está considerada como la primera película donde el indio es el bueno, el auténtico héroe, o por lo menos la verdadera víctima del holocausto americano. Esto no es cierto, pues ya hubo antes antecedentes, pero la figura del indio, sí está por primera vez quizás tan lleno de matices, que se hace comprensible su dolor.
Este film fue producido por la unión de Ben Hecht y Burt Lancaster, quienes crearon hetch-Lancaster, quienes vieron en Aldrich un diamante en bruto, tras visionar sus anteriores trabajos, modestos pero con su impronta. Fue su primera colaboración juntos, pero habría más.
El final fue cambiado, pues se consideró demasiado duro para el espectador. Esto es lo único negativo del film. No es que quede mal el final pues es verdaderamente emotivo, pero se falsea la realidad (no olvidemos que es una historia real, la del guerrero Massai, que no quiso rendirse como su jefe Gerónimo).
Con este film se inauguró el cine Banderas de Bilbao. Fue el 24 de septiembre de 1955.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/2016/09/robert-aldrich-1918-1983.html
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
“Es duro ser un hombre de paz”
Lo único veraz que puede encontrarse cuando se indaga por el apache Massai, es que nació en el Estado de Arizona, en los Estados Unidos de Norteamérica. Vivió la mayor parte de su vida en el siglo XIX; estuvo casado con la también apache, Zanagoliche, con quien tuvo varios hijos… y cuando era ya un valeroso guerrero, fue reclutado por el gran líder, Gerónimo, para combatir a los militares y colonos que se apropiaban de sus tierras y exterminaban a su pueblo.

Cuando llegó el día (del año 1886) en que Gerónimo se rindió y se entregó a los militares, Massai -quien también había sido detenido por los Exploradores Apaches Chiricaua, a quienes se miraba como traidores a la causa de sus tribus-, fue subido, junto a su líder, al mismo tren que los llevaría a Fort Marion, en Florida, pero, durante el trayecto, Massai consigue escapar… y lo que sigue de aquí en adelante con su vida, es lo que, en versión libre, cuenta el escritor estadounidense, Paul I. Wellman, en su novela “Broncho Apache” (Bronco Apache, 1936), cuyos derechos de adaptación fueron adquiridos por la productora Hecht-Lancaster, siéndole entregada al calificado guionista, James R. Webb, para su adaptación cinematográfica.

El propio, Burt Lancaster, asumió el rol de Massai, ya que, en su rostro, advirtió cierto parecido con el legendario indígena; escogió luego a, Jean Peters, para que representara a Zanagoliche (ahora llamada, Nalinle); y la dirección la encargó a, Robert Aldrich, un director que contaba, entonces, con apenas dos créditos (“Big Leaguer” y “World for Ransom”), ninguno de los cuales había sido un éxito. Quizás, porque descubrió en él cierta habilidad narrativa, también por su experiencia como asistente de dirección junto a Abraham Polonsky, Robert Rossen y otros, y, además, porque les salía barato, la productora Hecht-Lancaster se atrevió con Aldrich, y no les falló el olfato, pues, <<APACHE>>, sería el despegue definitivo de un director sobre el que, desde entonces, correría bastante tinta.

Se trataba de mostrar -como ya lo habían hecho, Anthony Mann en, “Devil’s Doorway” (1950) y, Delmer Daves, en “Broken Arrow” (1950)-, la difícil existencia de los aborígenes estadounidenses, expoliados, discriminados, arrinconados, perseguidos y exterminados durante siglos; y Massai, brilla aquí como ejemplo del hombre indómito y rebelde que, ante la primera oportunidad que se le brinda, comprende el valor de asentarse y vivir como un ser comunitario.

Pesa de manera relevante en el filme, la historia de amor que, con ejemplar tenacidad, va forjando gradualmente la bella Nalinle, pues, con tolerancia y fidelidad, quizás despierte ese cambio en el hombre que, sólo una mujer enamorada, puede lograr. Aldrich, terminó encantado con el profesionalismo de la actriz, Jean Peters, pues, aunque ciertas escenas podían completarse tomando ciertos planos aislados que se complementarían en la edición, ella, con gran autocrítica, pedía repetir la escena completa, las veces que fuera necesario, hasta que ambos quedaban completamente a gusto.

(Aquí debo citar el desenlace del filme) La única inconformidad que, tanto a Aldrich como a algunos críticos -a los que me sumo- nos deja la película, es ese final feliz -forzado por la productora-, donde se deja bien parado al ejército que, aunque luce justo y consigue conmovernos, traiciona el espíritu de Aldrich y del guionista, quienes, con el asesinato de Massai -como ocurriría en la vida real- querían dejar plasmada la manera cruel como terminaba la vida de los grandes guerreros que luchaban por la libertad y por los derechos de sus pueblos.

“En este país –comentaría Aldrich decepcionado-, cuando los productores te “sugieren” dos finales, puedes tener la certeza de que van a usar el que ellos quieren”.

Con todo, habiendo costado 1.240.000 dólares, <<APACHE>> logró un recaudo de ¡12 millones de dólares de 1954!
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Orgullo de estirpe.
Unos morenos Burt Lancaster y Jean Peters, sobre todo el primero, muestran el pundonor y el orgullo de supervivencia de una raza masacrada y sobre todo herida en su orgullo como son los nativos americanos (apaches en este caso) a cargo de los colonos americanos. Los siglos pasan, pero parece que los nuevos "inquilinos" de America del norte cometen los mismos errores que sus congéneres del sur siglos atrás: invadir sin respetar las costumbres oriundas, imponiendo su cultura a la fuerza como predominante y culturizadora. Pero siempre surge un rebelde en contra de lo impuesto, que lucha en inferioridad contra viento y marea para defender el orgullo y los ideales de una raza que pretenden masacrar y borrar de la historia.
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6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Si no fuera por los ojos celestes!
Es una buena película del Viejo Oeste, o más bien de un "Oeste más moderno" ya que la época recreada no es la que más comunmente se encuentra en los westerns de Hollywood. La actuación de Lancaster es muy buena y si no fuera por el acentuado brillo azul de sus brillantes ojos habría sido casi perfecta, pero, ese pequeño detalle para mi gusto hace caer un poco el guión y no logra que el espectador se retire sicológicamente de los estudios de Hollywood para meterse de lleno en los territorios naturales y silvestres en que se desarrolla. El director Aldrich supo aprovechar bastante bien las naturales cualidades atléticas de Burt Lancaster a pesar de sus ya casi 41 años de edad, y de las que ya había hecho gala en "El Pirata Hidalgo" como en otras. La pareja de Lancaster y Jean Peters es muy encomiable cuando actúan como indios, ya semisalvajes a esa altura de la historia de 1888 (cierta brutalidad - como debe ser - en su relación y muy pocas sonrisas la hace mucho más creíble); . . . qué lástima lo de los ojos celestes!. En definitiva es una buena película que pudo haber sido mucho mejor si el "apache" hubiera sido un verdadero Apache!.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Robert Aldrich, un apache en Hollywood
Tras Big Leaguer (1953), película que reafirmó como buena, pero no indicadora de lo que quería expresar en el medio cinematográfico, el símbolo del cine estadounidense de posguerra Robert Aldrich se reveló ante el mundo con Apache, excelente wéstern antibelicista, crítico y revisionista sobre las convenciones del género y de la propia sociedad americana. En una pionera hazaña por restaurar la dignidad y el honor del pueblo indio, Aldrich saborea el amargo sabor del crepúsculo del Viejo Oeste desde la rendición del legendario jefe apache Gerónimo en 1886 y el posterior sometimiento institucional hacia los nativos americanos, condenados a ver cómo su cultura y todo lo que fueron moría con el nacimiento de los Estados Unidos. Esta labor de restauración histórica imprime la leyenda de Massai (Burt Lancaster), guerrero apache renegado de las nuevas circunstancias que amenazaban la supervivencia de los suyos, que, con la cabeza bien alta y el corazón lleno de orgullo, decidió proclamar la guerra al mundo entero.

Antes de 1954 se habían rodado grandiosos e innumerables wésterns. El caballo de hierro (John Ford, 1924), Espíritu de conquista (Fritz Lang, 1941) o La diligencia (John Ford, 1939) son algunos de ellos. Y, si en algo se parecen, es en la deshumanización y simplificación extrema del nativo americano. Son asesinos, bestias, depredadores que atacan en manada hasta la llegada del 7º de caballería que los arrasa sin piedad en una gesta heroica. Pero también podían ser bufones, ridiculizados por la ignorancia hacia un nuevo mundo que se erguía, con furia y vigor, ante sus ojos. La esquematización casi sistemática de toda una cultura se fue incrustando, a la fuerza, en el ideario popular de una forma tan cruel como deshonesta con la historia. Pero finalizó la Segunda Guerra Mundial, llegó la década de 1950 y, con ella, un período de revisionismo en la escena cinematográfica norteamericana. El macartismo y el Comité de Actividades Antiestadounidenses se hicieron dueños de las recientes inhóspitas tierras pobladas por cineastas como Elia Kazan, Joseph L. Mankiewicz o Joseph Losey, calumniados, expulsados y perseguidos como si fueran los mismos indios que décadas atrás sufrieron las consecuencias del inicio de una nueva era. Entre estos nativos cinematográficos estarían Fred Zinnemann, replicando las nuevas circunstancias de los Estados Unidos en forma de wéstern revisionista con la obra maestra Solo ante el peligro (1952), o Robert Aldrich, con esta particular Apache.

Aldrich vio en la novela de Paul I. Wellman (Broncho Apache, 1952) la oportunidad perfecta, a pesar de ser pagado con el mínimo sindical, de plantar su simiente estilística y hacerla crecer bajo el sol abrasador del Salvaje Oeste. Simiente que, al igual que el maíz cheroqui, supo crecer en todas partes. Desde el wéstern hasta el bélico con ¡Ataque! (1956) o el noir con El beso mortal (1955), Aldrich labró un campo de cultivo próspero y único en las vírgenes tierras del cine norteamericano de posguerra, cosechando fama internacional cuando los críticos franceses, Françcois Truffaut entre ellos, se aventuraron en ellas. De espíritu crítico y revisionista, el nacido en Rhode Island, a la hora de la siembra, cambió el hoyo por las fisuras morales de la sociedad estadounidense desde las que florece Apache con independencia, orgullo y, sobretodo, violencia.

Tres atributos que conforman al héroe protagonista de esta homérica aventura marcada por la incansable búsqueda de la dignidad personal, marcado y rastreado por el poder institucional responsable de corromper a una sociedad entera, incluyéndose en ella a sus semejantes apaches. Una situación familiar para todos aquellos que, durante los años 50, fueron acusados de comunismo por el 7º de caballería del momento: el senador McCarthy. Massai fue el padre fundador de, como denominaba el escritor e historiador Román Gubern, ‘una galería de héroes frustrados y amargos… infelices, grises y desafortunados’ desde las que se erige el urgente alegato contra el poder que ha marcado la filmografía del cineasta, con una fuerza agresiva, rabiosa y revolucionaria incluso dentro de los estándares e imposiciones de Hollywood. La sociedad enfrentada al individuo, y la violencia subversiva como única vía de diálogo. Es, por encima de todo, la violencia lo que prevalece, tanto en el cine de Aldrich, como en la convulsa e intencionadamente malinterpretada historia americana, forjada a base de hierro y sangre. Por así decirlo, Apache es un reflejo de América y Aldrich, su espejo.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Haciendo el indio
Una cosa es la caracterización, algo respetable y profesional, y otra disfrazarse, que es lo que hace la gente para jugar.
Burt Lancaster, con maquillaje tono Pepe Rubio y pelucón desgreñado de corte Mowgli, intenta parecer un apache, pero se limita a hacer el indio. El guión no le ayuda.

No puedo entender que alguien se haya tomado en serio esta película. Qué buen corazón tenéis, caray.

Los militares son profundamente idiotas, hasta el punto de dejarse las ventanas abiertas ahí donde están sus prisioneros y luego pasmarse de que se les escapen. ¿Cómo lo habrán conseguido? Y lo del plan para acabar con el indio rebelde… me parto. ¡Qué calamidad! Pero esta gente tan torpe cómo pudo colonizar a los nativos… no se entiende.
Los indios, sin embargo, tienen habilidades inauditas. Son capaces, por ejemplo, de que les crezca el maíz, que es un cultivo veraniego, cuando por descuido se les caen unas semillas a un nevero.

Los fallos de raccord también entretienen. Lancaster afana un sombrero, deja su pañuelo tirado por ahí, y al rato el sombrero desaparece y vuelve a tener el pañuelo en la cabeza, pero le cambia de color. Ahora rojo, luego gris, después color cremita. Pero leñe, que tiene más complementos el indio este que la Barbie. Con lo bruto que es y qué coquetuelo.

Las pelis de indios y vaqueros siempre me parecieron muy tontacas, pero las de indios y militares son aún peor. Vaya que si.
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6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Massai, el último apache.
Cochise, Jerónimo y por último Massai constituyen la triada de la resistencia, y de la dignidad, del pueblo apache frente a la colonización del Oeste americano. La cinta está basada en los hechos reales que se atribuyen al indio Massai (Lancaster). Su renuncia al pacto con los blancos aceptado por Jerónimo, su deportación desde Nuevo Méjico hasta Florida, la huida del tren que los lleva encadenados y el difícil retorno hasta su tierra, para de nuevo ser allí denunciado por sus antiguos compañeros. Si hasta entonces habíamos visto al indio rebelde, ahora tenemos el indio que odia. Y que odia a todos: "Cuando un apache odia, nadie le detiene en su sed de venganza".
La película está centrada en Massai, cuya personalidad queda muy bien descrita, pero conviene atender a varias relaciones interesantes que conviene señalar. Por un lado los soldados y exploradores que suelen tener una actitud prudente hacia él, otra cosa muy distinta son los encargados de la administración de la reserva, como de constumbre avaros y tiranos. No quedan mucho mejor parados sus compañeros de tribu, traidores y colaboracionistas, actitud muy distinta a la mostrada por el indio cherokee que le aconseja aclimatarse y cultivar el maíz en su propia tierra. Frente a todas estas actitudes Massai elegirá el camino de la violencia y de la venganza, de la que únicamente lo salvará el amor de Nalinle (Peters) y la agricultura.
Destacan las reseñas que es una de las primeras cintas en las que el indio se muestra en toda su dignidad de persona. Es cierto, como lo es también la buena y un tanto explosiva interpretación de Lancaster, pero poco más encontramos destacable en la obra al margen de lo dicho. Estimamos que podía haber dado mucho más juego narrar el recorrido épico de más de 1.200 millas desde San Luis hasta llegar a su poblado cruzando el río Pecos. Por otra parte la caracterización, vestuario y maquillaje de la pareja protagonista es muy deficiente.
Salvando algunas exageraciones y un final un tanto edulcorado, la obra en su conjunto resulta bastante entretenida. Los indios, por fin, se muestran en el celuloide en toda su dignidad.
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6
El Génesis contado por Robert Aldrich
Esta película es muy curiosa. Burt Lancaster no resulta muy creíble como indio apache de ojos azules, pero le imprime tal energía, dinamismo y personalidad a su personaje que lo hace vivo y humano, pese a su violencia, porque al fin y al cabo Massai representa la lucha por la vida, la superación de las dificultades, la conquista de un futuro mejor, un hombre hecho a sí mismo, y, finalmente, un ejemplo de individualismo a ultranza.

La historia se basa en un indio real y auténtico, Massai, pero sus andanzas se dulcifican para contar una historia de amor y superación. Se trata de mostrar la adaptación de un guerrero indio a los tiempos posteriores a las guerras indias, en una posguerra que sirve para hablar, indirectamente, de la posguerra posterior a la Segunda Guerra Mundial. Tal vez por eso esta película fue un éxito de taquilla en su momento.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Raro Burt Lancaster más Moreno
Interesante película, pero esperaba más de ella. La historia es similar a la de Gerónimo, donde los indios son abusados por los blancos, aprovechando su superioridad militar. Las actuaciones de los secundarios son bastante convincentes, y ni hablar de la solidez habitual de Lancaster. Los parajes del desierto son aceptables y las escenas de trenes igual.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Éxito y olvido
Una película que cosechó mucho éxito en taquilla en su día, y que incluso en España fue tal, que cogieron el nombre de la película "prestado" para hacer unas historietas aunque no tenía nada que ver con la película.

Pero... es una película olvidada. Curioso como pone el tiempo cada uno en su lugar, porque vista hoy en día, la historia de esta película no tiene encanto ni atractivo. Quizás, lo exótico de aquella época (ver el mundo de los indios con otros ojo) hizo ganar adeptos.

Lógicamente todo está muy manipulado, porque ponen al "hombre blanco" como el remedio de la vida (no vivir exclusivamente de la caza). Me ha parecido una publicidad muy mala.

Sí, podría decirse que es una publicidad de que la "conquista del oeste" contra los indios, está justificada. Al darme de cuenta de lo que acabo de escribir, le bajo de un 4 que le iba a dar a un 3.
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7
Western aceptable de Aldrich, con un singular indio rebelde
Tras una larga y sangrienta lucha contra los colonos y el ejército, el jefe apache Gerónimo abandona su tierra. Pero Massai (Lancaster), el guerrero principal y más orgulloso, no acepta la derrota y se enfrenta a la caballería con astucia. Conforme avanza en su lucha concluye que debe persistir, para salvar su vida, y para salvaguardar el orgullo de su raza.

Dirigida por Robert Aldrich, estamos ante un apasionante western que se adentra en la lucha y la dignidad de los últimos guerreros indígenas. Exponente de cuán mal los yanquis trataron a los indígenas recluyéndolos en reservas, tipo apartheid. Nada que ver con el sistema de mestizaje español al que tanto se critica.

Entonces, cabe destacar la dignidad del último guerrero apache, enfrentándose a la debacle de su pueblo diezmado y humillado por los militares yanquis. Aunque, a decir verdad, no hay en este filme excesiva animadversión hacia los indios.

Aunque el guion de James R. Webb (novela de Paul Wellman) presenta al indio norteamericano con honor y comprensión, cabe ver algunas inconsistencias en la representación de los personajes y los escenarios.

Desde luego es un western que, a pesar de ser el debut de Aldrich, resulta un filme sensacional, con todas las características del género.

Destaca la interpretación de Burt Lancaster, quien, aunque no resulta muy creíble como indio apache de ojos azules, verdaderamente le imprime energía y personalidad al personaje de Massai. Acompañan otros artistas como Jean Peters, muy bien como la india enamorada; John McIntire o el propio Charles Bronson.

Además, Aldrich ofrece conflictos profundos más allá de lo que vemos en la parte más superficial y guerrera, no olvidando el momento crítico de la maternidad-paternidad de los protagonistas indios.

Tiene además un enfoque antibelicista y revisionista en un género tradicional, siendo una cinta que va más allá de las convenciones, que sabe explorar la sociedad americana de la época.

En suma, “Apache” es un western que combina acción, dignidad y lucha por la supervivencia, con un enfoque crítico y humano. A pesar de sus imperfecciones, sigue siendo una obra destacada en el género.
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