13 Críticas de los usuarios

Costa-Gavras, un director siempre comprometido y autor de películas como ‘Z’ (crítica a la dictadura militar griega), ‘Missing’ (crítica al golpe de estado de Pinochet en Chile) o ‘Amén’ (crítica al silencio del Vaticano durante el Holocausto) pone su incisiva cámara a disposición de una historia sobre el cuarto poder en la más que interesante ‘Mad City’. El director franco-griego nos muestra hasta dónde puede llegar la prensa más sensacionalista en el tratamiento de una noticia. Describe una prensa completamente ajena al concepto de objetividad, sin ningún tipo de implicación emocional con los protagonistas de la noticia y que piensa exclusivamente en su propio beneficio.

‘Mad City’ es una película tremendamente pesimista sobre el mundo del periodismo, ya que casi ningún personaje muestra ningún rasgo noble. Los periodistas son presentados como personas interesadas, insensibles y egoístas, aunque algunos como el protagonista Max Brackett (Dustin Hoffman) evolucionan hacia una especie de redención, mientras otros como la ‘novata’ Laurie (Mia Kirshner) van pervirtiéndose influenciados por el ambiente que les rodea. Solo el más veterano, Lou Potts (Robert Prosky), mantiene su integridad aunque es ignorado por un mundo muy distinto al que él conociera en su juventud. Toda la historia está presentada de manera exagerada y quizás en ese punto esté su mayor defecto, al volverse demasiado evidente y poco creíble en determinados momentos. Otra pega es que la historia no es nueva, ya que Billy Wilder nos contó algo parecido en ‘El Gran Carnaval’.

Interesante alegato contra la manipulación de los medios de comunicación, quizás algo inocente ya en estos tiempos, dirigido por un director siempre comprometido. Se alarga demasiado, perdiendo parte de su fuerza inicial, repitiendo demasiado su argumentario. Una gran actuación de Dustin Hoffman (¿cuando defrauda él?) y más que correcta de Travolta.

Decía Saramago que en el mundo hay dos superpotencias, Estados Unidos y cada uno de nosotros, la opinión pública. Lo malo es que la opinión pública es maleable y altamente influenciable, por unos medios de comunicación que manipulan y deforman la realidad a su
antojo, o mejor dicho a sus intereses. Todo esto es lo que nos viene a contar esta película.

De entrada cuenta con argumento interesante, pero que no logra convencer. En ocasiones decae bastante e incluso llega hacerse pesada, y solamente se mantiene en pie gracias a sus dos principales pilares: Dustin Hoffman, John Travolta

Sorprendente Travolta y cumplidor Dustin Hoffman. Una película que entretiene, pero que deja una extraña sensación de desaprovechamiento. Es una verdadera pena, pero creo que con todo este material sin duda se podía haber hecho una película mucho más interesante. Un saludo.

Tras un fascinante comienzo, el interés se va perdiendo gradualmente. Se busca demasiado la evolución de los personajes; tanto que al final TODOS, salvo los niños, cambian radicalmente. La historia termina por hacerse repetitiva con tantas entrevistas. El final es horrible.
Los actores cumplen. Travolta comienza muy bien, pero luego, por culpa del guión, su personaje se pasa de tontorrón. Me quedo con Hoffman.

Recordaré los ácidos chistes de la primera parte, cuando comienzan a aparecer periodistas invadiendo propiedades privadas y avasallando a quien ofrezca una buena (morbosa) historia. (¡Qué risa cuando aparecen en la habitación del hospital montados en la plataforma elevadora de los limpiacristales!)

Baily (Travolta) es un tipo desesperado que no sabe como mantener a su mujer e hijos ahora que se ha quedado sin su trabajo como guarda del museo. No se le ocurre mejor forma que coger una bolsa de deportes cargadas de explosivos y una escopeta para hacer cambiar la idea de su jefa que es un poco idiota (ya que lo estamos contando todo). Casualmente allí se encuentra con un Dustin Hoffman que cubre una noticia poco trascendental y que se hace dueño de la noticia cuando acude a ayudar al desesperado Travolta que está más perdido que un niño chico en una universidad de Física. Con el transcurso de la peli acabas cogiendo cariño al pobre ex-guardia de seguridad y Hoffman se encarga de ayudarlo mientras los demás periodista solo buscan sacar beneficio propio de la historia. Se nutre la historia sensacionalista con habladurías de racismo, locura, degeneración y demás para retratar a un hombre que se equivocó al ir al museo con un arma y tratar de conseguir su objetivo por la fuerza. Todos salvo Dustin tratan de ayudarlo y los demás sacaron provecho del pobre Baily hasta el inminente final. Buen final y ya no cuento más, jajja. No te la pierdas te lo aconsejo.

Después de un largo idilio con LaSexta 3 Todo Cine y de ver tantas películas criticadas aquí, en unos días se la cachea el gobierno. Es posible que sea la última peli que vea en esa cadena... Sigue así Rajoy, que asco de gobierno.

Una muy interesante película que nos muestra como todo en exceso es malo, desde el chocolate, las golosinas, el trabajo...
Aquí, un periodista en declive tiene la oportunidad de hacer la noticia de su vida, tras entrar en un museo para rodar un trabajo basura, cuando un hombre armado entra en el mismo con la intención de hablar con la jefa del mismo, debido a su repentino despido por parte de ella.
La intención se le irá de las manos, y tras disparar por accidente a su antiguo amigo, secuetra a todas las personas que había en dicho establecimiento, incluído el periodista.
Éste tendrá las agallas suficientes para convencerle de que la mejor forma de demostrar al mundo su inocencia es mediante una entrevista en directo con él, a nivel nacional.
Sin embargo, lo que consigue es atraer a una gran masa de curiosos y periodistas de diferentes antenas y sectores, que harán todo lo posible por conseguir las exclusivas de sus vidas.
Gran crítica al sistema de informativos, que cuenta con un gran guión que resulta creíble, y unos grandes actores, como Hoffman y Travolta, haciendo un excelente trabajo, respectivamente; de igual modo que Alan Alda, que resulta un perfecto secundario.
Sin duda alguna, ésta película no dejará indiferente.

Argumento:

Después de haber sido despedido, el vigilante de un museo (Travolta) secuestra a un grupo de niños con el fin de recuperar su puesto de trabajo. Un veterano reportero (Hoffman) que necesita recuperar el prestigio perdido, intenta conseguir la primera crónica del suceso. (FILMAFFINITY)

Juicio:

"Mad city" es un tenso y absorbente drama sobre la manipulación, la desesperación y el poder de los medios de comunicación. Puede que no alcance a ser una gran película y su guión sea ciertamente inverosímil y fantástico por momentos, pero las increíbles interpretaciones de un experimentado Hoffman y un sorprendente Travolta acompañan a un entretenimiento de primera que logra volcarte con los personajes. No es un gran Costa-Gavras, pero sí es un buen Costa-Gavras.

Este guión que en manos de otro director no pasaría de ser un telefilm, en manos de Costa-Gavras se convierte en una película interesante de principio a fin (el último plano cenital y la conclusión del film me parecen una absoluta genialidad).

No es la octava maravilla, está claro, pero merece la pena verla porque no es la típica americanada, da que pensar y eso siempre se agradece.

A simple vista no parece que vaya a ser una gran película, pero a medida que pasan los minutos te vas dando cuenta del mensaje implícito que se va desgranando.

No sólo es una dura crítica del periodismo sensacionalista, sino también del ser humano, de lo que estamos dispuestos a hacer por conseguir el beneficio propio. De lo poco que nos importan los demás, si nosotros no perdemos (y encima ganamos). Del egoísmo humano puro y duro, en definitiva
Y no sólo eso, critica también, aunque no tan profundamente, el sistema norteamericano, su política de abandono a la clase de renta baja. De cómo quedarse sin trabajo es sinónimo de desgracia.

Lo mejor: el mensaje que quiere transmitir y los grandes diálogos entre Hoffman y Travolta
Lo peor: las escenas exageradas propias del cine americano

Es triste cuando el hombre no piensa en el hombre como el hermano de especie al que debe guardar el respeto que para sí mismo desea. Es muy penoso ver que el hombre explota al hombre sin que le signifiquen nada sus derechos y necesidades. Y es infame, cruel y degradante, ver que el hombre llamado culto ¡profesional!, es capaz de llegar hasta a propender por la aniquilación de un ser humano si esto puede significarle un lucrativo negocio.

Ocurren cosas así entre los industriales, los economistas, la clase política… y hasta en los llamados medios de comunicación. ¿Se dan cuenta? Los que tienen la sartén por el mango, los privilegiados, los que tuvieron ocasión de obtener títulos y prebendas de todo tipo, son los que peor faltan a la integridad moral y los que más retrasan el camino hacia la Unicidad. Son los más ciegos entre los ciegos.

Sobre este tema, también Costa-Gavras ha visto y aprendido unas cuantas cosas, y quizás sea porque inevitablemente lacera el alma, que decidió desahogarse haciendo una película como “MAD CITY”, donde podremos presenciar la suerte de calculado y perverso proceso, mediante el cual un ser humano desesperado, pero esencialmente motivado por proteger a los suyos, termina siendo llevado hasta la cima de un ‘volcán’ que está a punto de hacer erupción.

El crescendo es muy preciso, y lo curioso es que, uno como espectador -al menos así me ocurrió a mi- se va preparando para el ‘triunfo’ de aquello que nos deja mal parados como especie humana, sin percibir el mayor asomo de la merecida y necesaria Justicia. ¡Claro que habrá quienes piensen que lo que ocurre es lo justo! Pero, dígase lo que se diga, en cada caso en que un ser humano pierde, toda la humanidad pierde.

Max Brackett, la suerte de periodista que “nunca estuvo tras una mesa porque prefiere estar siempre donde las balas silban”, repentinamente se ve haciendo parte de un hecho que, en principio pareciera intrascendente: El guardia de un museo que ha perdido el puesto, llega con un arma pretendiendo que la directora lo escuche a como dé lugar. La cosa se complica cuando, ante la presencia de la policía, el ex-guardia Max Baily, toma como rehenes a las empleadas y a un grupo de niños que visita el museo… y lo que sigue, va a dar ocasión para que, los noticieros y demás medios, suban el rating de sintonía, y entonces, estarán dispuestos a hacer lo necesario para que la noticia, no sólo dure, sino que también alcance los niveles de morbo deseables.

Lo que veremos luego, es quizás más violento que cualquier historia de eternas y estruendosas balaceras, porque se juega aquí con la manipulación, con la hipocresía, con el afán de explotar los sentimientos de los más vulnerables y hasta con la vida de aquellos a quienes, la desesperación - ¡que no la maldad! -, los lleva a cometer algunas improcedencias.

Bien por Dustin Hoffman y por John Travolta, poniendo el alma en unos roles que sin duda comprenden y les duelen, porque ellos también hacen parte de la gente comprometida y sensible que se encuentra en Hollywood. Y de nuevo, Costa-Gavras, poniendo el dedo en la llaga para removernos el alma… a ver si llega ese feliz día en que, por fin, la humanidad consiga despertar.

Se le abona también al filme, ese reconocimiento a la vocación, al liderazgo y a la disposición moral, que logran estar siempre por encima de títulos y diplomas.

Título para Latinoamérica: “EL CUARTO PODER”

Tanto Hoffman como Travolta estaban viviendo en los 90 un cierto resurgir en sus carreras. En ese buen momento, un interesantísimo director como es Costa-Gavras, los reunió para una de sus habituales películas de crítica social.
La verdad es que el argumento y desarrollo son sencillos, y vistos ya mil veces, así que parece que no va a llamar mucho la atención. Pero lo importante es su trasfondo, el mensaje sobre el comportamiento de los medios de comunicación sensacionalistas, ávidos de audiencia a cualquier precio y sin que importe nada la ética.
John Travolta hace de un tipo desesperado al que, por pura mala suerte, la situación se le va mucho de las manos. Nos recuerda el acertado refrán de “Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos”. El de “Pulp fiction” hace un buen papel.
Y el de “Rain man” es el periodista aprovechado de turno, que solo quiere sacar rédito de la situación, aunque aparente ser un tipo muy bueno.
El director no camufla el mensaje sociológico con metáforas difíciles. Se ve con claridad meridiana lo que nos quiere transmitir acerca de los defectos de la sociedad de la información y el sistema económico.
Es una película buena que, sin embargo, no tuvo demasiada repercusión, por lo que yo creo.
De todas maneras hay que reconocer que, debido a una cierta repetitividad y una tensión que va de más a menos, el último tramo se hace un poquito pesado.

Qué buena película nos traía Costa-Gavras en el ya lejano 1997, con dos actores que se hacen dueños y señores de la pantalla cada vez que salen, un siempre cumplidor Dustin Hoffman en el pellejo de un frío y calculador reportero de un discreto canal de noticias y un inmenso John Travolta que se mete de lleno en la piel de un perdedor guardia de seguridad del Museo Nacional de Historia que acaba de ser despedido y no tiene ni idea de cómo hacerse oír por su jefa, un pobre hombre que nunca ha hecho daño a nadie, que no tiene cómo pagar sus facturas y dar de comer a sus hijos si pierde este trabajo mal pagado y que no ve salida ninguna a su mala suerte.

Ambos están secundados por unos secundarios de lujo como el siempre increíble Alan Alda, una elegante Blythe Danner, un correcto Ted Levine y una interesante Mia Kirshner.

Demoledora crítica la que el director hace a los medios informativos, al circo que se crea cuando hay un triste suceso en el que no son capaces de sentir ninguna empatía por los que sufren, sólo buscando su propio beneficio, cómo la televisión vive por y para los ratings de audiencia, cómo se comportan con los compañeros de gremio donde la competitividad es el lema de cada día. En fin, una delicia.
Un saludo,
Tess

O como la prensa puede llegar a manipular de tal manera la verdad para convertirla en sensacionalismo, noticia o mentira interesada.
Detrás de esa manipulación, el interés económico, el poder, los intereses ocultos de ciertos núcleos de poder mediático, etc.
Resultado, como en esta memorable obra, el humdimiento de un hombre y el fin de una vida.
Verdaderamente preocupante, y sino pensemos que pasaía si nos ocurriese algo así.
¿Que hace la justicia ante eso?