arrow

82 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
Un bello cuento simbólico
En un escenario simple y bello se presenta de manera simbólica el desarrollo de la conciencia, desde su nacimiento en forma de conciencia social o colectiva que aparece en la primavera, a partir los primeros días de la infancia, hasta el descubrimiento de la conciencia individual en los días de la madurez humana, representados por el invierno, cuando los egos y las vanidades de la vida se congelan. Cuando esto se aprovecha bien, se da el nacimiento a una nueva vida más gozosa en una nueva primavera.
Aunque no sea muy claro para cualquiera, muy en el fondo todos sabemos que el ser humano es un compuesto de CUERPO o mundo exterior, ESPÍRITU o mundo interior, y MENTE, que es el puente que une a los dos anteriores. La experiencia nos muestra que mientras no se alcance un sano equilibrio entre los tres, el ser humano no logrará realizarse plenamente. Felizmente, como lo muestra la película con bellos símbolos, eso sí es posible cuando aprendemos a aquietar la mente, mirando hacia nuestro interior en estados de meditación que nos ayudan a deshacernos de los egos y de las cargas y sufrimientos del pasado.
[Leer más +]
209 de 239 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La perfecta metáfora de la vida
La califico como bella y exacta, por el excelente manejo de la metáfora a través de las estaciones del año, con las etapas de la vida, un filme sin muchos diálogos y dónde las acciones absorben importancia y las explicaciones sobran. La enseñanza y el aprendizaje presentes a diario durante nuestra existencia, la primera a cargo del viejo (lo tangible) y de las situaciones (lo intangible), la segunda del joven o del inexperto, el cuál colocará las piezas del rompecabezas de acuerdo a las experiencias y a lo comprendido en etapas anteriores.

El antagonista será interpretado por la adversidad, y el protagonista es el valor de cada quién para afrontar los problemas y asimilarlos. Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera (AKA Las estaciones de la vida) de manera correcta la coloco en cine de arte, pero erróneamente se puede catalogar como una película para intelectuales, al contrario es para un público general, al que en lugar de considerarlo como inferior o masa, esta habido de una mejor apreciación del cine y que mejor ejemplar. La obra de Ki-Duk Kim no se puede ver por primera vez en casa, es una película apta para la sala de cine, en la cual los distractores están en segundo plano. No permitamos que la gente se conforme con lo brindado por la televisión y sus productos basura o todo el bombardeo de publicidad para películas olvidables y sin ningún valor.

El auge del cine surcoreano es notable y no se estanca en género alguno o temática central en sus producciones, recorre el suspenso (Two sisters), la tragedia (Old boy, Sympathy for Lady Vengeance, Bin Jip, la Samaritan Girl) el bélico (Lazos de Guerra), el thriller (Memories of Murder) o el terror (Phone, Red eye) y nos muestra una gran variedad. La curiosidad por parte del espectador en cuanto al cine surcoreano, hace salas de cine aceptablemente llenas, factor importante para las distribuidoras y la importación de cintas diferentes y de alto impacto provenientes de este país.

¿Qué sigue para el resto del 2006 y el 2007? Esperemos que siga llegando la calidad.
[Leer más +]
52 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La vida, como la tierra, tiene sus estaciones
El director coreano nos conduce por un espiritual, hermoso, sensorial y duro viaje simbólico por la vida. Un viaje fascinante que refleja el ciclo perpetuo de la naturaleza: desde el orto al ocaso, desde el despertar de un nuevo ser vivo hasta su decadencia, pasando por las diversas etapas que definen la existencia: la inquieta e irreflexiva juventud, la expiación de los errores, la resignación, la experiencia y la sabiduría, la necesidad de transmitir nuestro legado a la siguiente generación, la preparación para la muerte...

PRIMAVERA
La naturaleza despierta de su letargo invernal. Una explosión de vibrante energía recorre el bosque, cubriéndolo de brotes de intenso verdor. Las especies se reproducen, sienten la llamada de la perpetuación y crean nuevas réplicas de sí mismas. Los nuevos retoños comienzan a crecer y a dar sus primeros pasos por el camino de la existencia, un camino que es al mismo tiempo incierto e inmutable, cambiante y reiterativo.
El nuevo ser empieza su aprendizaje, que le prepara para sus andanzas por el mundo. Juega, ríe despreocupadamente, comete travesuras que le van enseñando el valor de la culpa y del respeto hacia la vida y los sentimientos ajenos. Es un potrillo jugando a descubrir las maravillas que le rodean, aventurándose, equivocándose, empapándose de vivencias y recuerdos que irán construyendo los cimientos de su personalidad.
Y, junto al pequeño cachorro, su tutor y maestro, que ha acumulado la suficiente sabiduría como para saber guiar suave y firmemente a su pupilo, mostrándole las grandes lecciones que el cachorro debe interiorizar para madurar.

VERANO
La naturaleza ha eclosionado en un estallido irreprimible y la savia corre a raudales por las venas en su plenitud.
El aprendiz se ha convertido en un joven impetuoso atormentado por sus pasiones, por las urgencias de su cuerpo joven y fogoso. Se abandona al deleite de los sentidos, a la fuerza irresistible del amor, a la inocencia de los primeros goces de la pasión.
Ciego y sordo, el joven ignora las advertencias y los consejos de la voz de la experiencia. El maestro sabe muy bien que no se puede detener con una mano un estruendoso y caudaloso torrente, y lo deja seguir su curso y cometer sus propios errores. Nadie aprende por cabeza ajena y todos tenemos derecho a meter la pata por nuestra propia iniciativa.
Sigo en el spoiler.
[Leer más +]
40 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
DONDE LO QUE PASA ES EL TIEMPO
Una de las mayores diferencias entre el arte occidental y el oriental se aprecia en la organización de las figuras en el espacio.

El arte occidental establece jerarquía entre unas figuras, por una parte, y por otra un fondo que las realza, para que protagonicen.

En el arte oriental no existe esa jerarquía compositiva: todos los elementos se integran con el mismo valor en un todo. Humanos, árboles, animales, olas, montañas, ríos o lagos aparecen tratados con igual importancia, y todos ellos son definidos en función de amplios vacíos, porque se considera que el vacío, la ausencia de forma, es clave esencial de la composición.

En el todo de esta película también participa el Tiempo, que gira en ciclos y origina cuanto ocurre en ese lago rodeado de montañas donde flota el diminuto monasterio: la maduración del monje, que corrige a su discípulo infantil cuando maltrata a los animales del lugar; después, la agitación hormonal del discípulo adolescente cuando llega una visitante atractiva. En otra estación del ciclo, el discípulo joven se ausenta, y en otra regresa.
No hay especial agitación ni especial psicología. En un momento, el hielo es lo principal; en otro, una estatuilla búdica; en otro, los signos caligráficos a tallar en la madera del suelo.

Las cinco estampas, filmadas con mucha materia visual y apenas diálogo, se presentan sin énfasis porque no buscan seducir al espectador ni explicarle nada. Tan sólo dejarse impregnar por ese motor invisible, y por el girar con que se manifiesta impersonal, inapelable: el Tiempo.

Vuelven las estaciones, se suceden las edades de la vida, los personajes son y no son los mismos. A la vez arquetipos e individuos, el propio Kim Ki-duk se introduce en su serena obra y encarna a uno de ellos. Que no haya gritos, carreras o crispación, que abunden silencios y vacío, no significa que falte la intensidad. El autor no puede estar más dentro de su creación, dándole pulso.
Es otra distancia, simplemente. Y otro ‘tempo’.
[Leer más +]
34 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Bonita pero...
Nadie puede negar que el nuevo cine oriental está alcanzando unas cotas estéticas altísimas en los últimos tiempos.

Pero creo que algunos también convendrán que tanta belleza formal resulta en muchos casos un envoltorio exagerado para el nimio contenido que encontramos dentro.

O bien hay poca chicha (caso de Hero, las Dagas Voladoras...) o bien hay un esfuerzo argumental que acaba resultando pobre (y aquí es donde yo encuadraría el paseo por las estaciones vitales que nos propone Kim Ki-Duk)

Aunque claro, luego también hay casos en los que la forma y el contenido se funden en algo intangible y superior (El Camino a Casa, Old Boy o Dolls), aunque no suele ser lo habitual.

En definitiva, el sabor que me deja esta película es como el de esa conocida salsa oriental: agridulce.

Bella pero inverosímil.
Lenta pero agradable.
Evocadora pero previsible.
Aleccionadora pero moralista.
Buena pero no redonda.
[Leer más +]
34 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El mandala fílmico de Kim Ki Duk
Vivir en armonía con los ciclos naturales. Respetar la vida. Crecer con el entorno. Partir y regresar. Reparar el desequilibrio. Experimentar y evolucionar. Nacer y morir. Este es el tranquilo mensaje de este mandala en imágenes que narra los hechos esenciales de la vida y cuyo secreto, tan fácil y tan difícil al mismo tiempo, es el de la aceptación. Aprender a aceptar es aprender a cambiar. Y aprender a cambiar es aprender a vivir.

Imágenes balsámicas que narran una mínima historia con mucho contenido y que toca, a la manera oriental, los mismos "hechos esenciales de la vida" que ya trataba Thoreau desde la mítica cabaña de Walden, no tan distinta del templo budista en mitad del lago donde el monje sin nombre y su sucesor intercambian silencios interminables.

La película, como su título, es una historia circular, una sucesión balsámica de imágenes de ensueño que podrían quedarse en postales exóticas si no fuese por sus notables logros: mostrar el existir sin convenciones narrativas, sin principios ni finales, es el "todo fluye, todo cambia, nada permanece"...

Y de eso se trata, Esenin...vivir en armonía con los ciclos naturales. Respetar la vida. Crecer con el entorno. Partir y regresar. Equilibrar lo que se desequilibra. Experimentar y evolucionar. Nacer y morir. Este es el tranquilo mensaje de este mandala en imágenes que narra los hechos esenciales de la vida y cuyo secreto, tan fácil y tan difícil al mismo tiempo, es el de la aceptación. Aprender a aceptar es aprender a cambiar. Y aprender a cambiar es aprender a vivir.
[Leer más +]
22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La belleza
Sí. Es la mejor definición que se me ocurre para esta película. Toda ella, llena de calma, de aire, de verdor o niebla, constituye un cuadro magnífico de cien minutos, lleno de detalles y símbolos; el agua: del lago omnipresente, del pincel, cuya efímera caligrafía apenas dura unos segundos; las puertas (los pasos a otra dimensión); las piedras, como manchas en el alma del chico; las estaciones y el paso del tiempo (en el paisaje y en las personas). Cuando todo se cuenta tan bien con imágenes, apenas es necesaria la palabra.
[Leer más +]
28 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Hoy empieza todo
Kim Ki-duk, enfant terrible del cine oriental nos trae Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera. Otra película filosófica y contemplativa, drama humano y cuento budista pero con moralina amable y universal. Maneras de entender la vida mediante trazos de neblina y silencios.
Formalmente hace coincidir la estructura de la película con las estaciones del año, mostrándonos a través de ellas las etapas de la naturaleza y también de la vida (biológica, moral y espiritual) del ser humano.

* Primavera. El pequeño saltamontes juega con los animales del bosque haciéndoles fechorías: las secuencias del pez, la rana y la serpiente arrastrando las piedras y la penitencia posterior por estos actos son preciosas y tiernas.
* El verano. El despertar al amor. El pequeño monje, ya convertido en un joven, experimenta el poder de la lujuria, un deseo que en última instancia lo conducirá, como un adulto, a hechos oscuros.
* El otoño. La madurez. Y la inmadurez. Los celos, la obsesión, el precio de la salvación y la sabiduría obtenida a través de la experiencia. Encantadora la escena de la pintura.
* El invierno. Expiación de pecados. Exhibición de musculitos al ritmo de música machacona. Quizá demasiado forzada, para subrayar el ciclo de la vida y la entrada de una nueva primavera.

Visualmente es preciosa, por supuesto, es marca de fábrica. Es más bella que cualquier documental sobre la naturaleza, porque sus imágenes, de embargadora y fascinante belleza, calaran hondo en nuestro ser. No hacen falta muchos diálogos para expresar sentimientos. Más allá de la tranquilidad del arroyo se mueve una historia que teje su hilo en la primavera de forma sutil y continuada. Absolutamente mágico el escenario virginal (esa puerta que suele abrir y cerrar los capítulos) y el lírico tratamiento que se le da.
Las estaciones de toda una vida, con una fotografía preciosista que te presenta lugares y situaciones que se entienden tal cual, sin palabras. Desde el cine mudo nadie había dicho tanto con tan poco sonido: sólo el rumor del agua, la brisa al pasar entre las hojas de los árboles. ¿Donde empieza y termina una vida, unas vidas? Todo termina siendo una rueda que permite volver a comenzar.
[Leer más +]
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Maravillosa
Una historia sencillísima, apenas nueve o diez actores, un único lugar de desarrollo y palabras, las justas. Describiendola así, puede parecer aburrida. Pero la sencillez de la historia y la sobrecogedora belleza de la localización hacen de esta película un monumento al sosiego, una sinfonía de la naturaleza o un poema inolvidable. Sencilla y simplemente, maravillosa.
[Leer más +]
26 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
SENCILLEZ, BELLEZA FÍSICA Y ESPIRITUALIDAD
Ella (la joven actriz Ha Yeo Jin) está gravemente enferma, su madre la lleva y deja con dos monjes budistas solitarios que viven entre montañas, en el medio de una lago. El más joven nunca había sentido dentro de sí una dinámica tan explosiva hasta que empieza a convivir al lado de la recién llegada. Un día se apartan y él saca de sus adentros esa pasión vital que siente, que le urge extraer y que sin lugar a dudas es la medicina de todas las medicinas que ella necesita que le metan en su cuerpo. El viejo monje que se percata de lo que está pasando a su vera, le dice a ambos jóvenes con tono comprensivo del que lo ha visto todo y lo conoce todo: "eso es cosa de la Naturaleza." Y deja que efectivamente la Naturaleza prosiga su camino. ¡Genial!

Esto que acabo de contar es un simple paréntesis dentro de la película, pero lo narro porque es donde Ki Duk Kim desea mostrar como se entrelaza lo trascendente espiritual con lo trascendente material de la Naturaleza o la Vida.

Película humanista-espiritual de una belleza poco común en el cine de nuestros días. Esto sí es cine describiendo la fuente de la vida, sencillamente, y no esos bodrios de películas que fabrica el tal Darren Aronofsky, como su reciente "The Fountain" (USA 2006).

Fej Delvahe
[Leer más +]
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
DOCUMENTAL
En primer lugar, tras ver Hierro 3 (film del mismo director) mis expectativas eran muy altas, lo que tras ver esta obra me ha producido un grado de satisfacción clarmente insuficiente. En segundo lugar una historia bien contada no necesita que al acabar de verla sintamos la necesidad de buscar opiniones ajenas, para ver si encontramos algunas claves que nos permitan recomponer la película en nuestras mentes, ¡eso sí! tras encontrar el "diccionario" de simbología oriental (o de lo que ha interpretado cada uno...) y ver que todo podría llegar a tener cierto sentido, sentiremos una provocación irresistible de votarla con un 7 como mínimo para no pecar de poco "culturetas".

En mi opinión abusa de simbología. Algunas películas con poco diálogo convencen porque consiguen que el mensaje llegue completo al espectador sin necesidad de texto... Aquí no ocurre lo mismo...

Paisajes preciosos, película relajante. Como ver un documental de animales de la 2, pero con pretensiones didácticas/moralistas que encima debemos interpretar... Para una siesta no tiene precio...
[Leer más +]
20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La vida en el lago Jusan
Entre las montañas, en medio de un valle, rodeado de riachuelos y empinados picos rocosos, yace un lago custodiado por el ojo de Buda. Sobre el lago, un templo flotante navega llevado por el viento. Una campanita de metal tintinea, el hombre sagrado inicia su día despertando a su joven discípulo, quien sólo tiene cinco años. “Primavera, verano, otoño, invierno...y primavera” cuenta la vida del joven y rebelde discípulo usando cinco episodios de su vida que transcurren en el enigmático templo, se narran las desventuras del discípulo con tomas largas y lentas y grandes ángulos que lo hacen sentir a uno como sentado junto al lago viendo el devenir de la vida de los dos monjes. Los diálogos son limitados a los justamente necesarios y la comunicación se apoya más en los gestos de los actores, en sus miradas, en su forma de moverse, en la intensidad de remado mientras navegan desde el templo hasta la orilla, en el rasgar del cuchillo contra la madera, contra la carne.

Ki Duk Kim, como en sus mejores películas, con pocos personajes y menos diálogos, (cada una de cuyas escasas líneas de diálogo contiene una enseñanza), nos da una verdadera lección de humildad y paz interior, con imágenes bellísimas llenas de poesía, pero no exentas de crueldad y dolor.
Una iniciación a la vida del maestro al discípulo plena de enseñanzas positivas acerca del respeto al ser humano y a la naturaleza (primavera), de la necesidad de desprenderse en la medida de lo posible del instinto de posesión, tanto de objetos como de personas, base, según el maestro, de la violencia que puede llevar al crimen (verano). Más tarde, acorde con su climatología, el otoño y el invierno darán lugar al dolor y el sufrimiento, para más tarde finalizar de nuevo con la primavera, estación donde el alma se asienta y serena tras recoger lo que la vida nos ha dado a través de los años y la vida se renueva en todo su esplendor.
Una película, que se debe ver con respeto pues a los occidentales se nos escaparán no pocas claves, pero la esencia de la historia no puede quedar más clara. Eso sí, hay que estar preparado para aceptar el “tempo” de la narración, el ritmo, nada rápido aunque estén continuamente sucediendo hechos, a cada cual más importante.
[Leer más +]
18 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Espiritualidad fílmica
Kim Ki-Duk ha elaborado un maravilloso y hondísimo poema budista, repleto de símbolos visuales, de unas imágenes arrebatadoras que conducen a la meditación y a la paz interior, pero también de unos contenidos temáticos morales (el pecado, la culpa, el arrepentimiento, la expiación, la violencia, el dolor, la recuperación del sosiego espiritual, etc.) que dotan de densidad ideológica, y no sólo de contemplación espiritual, a la película. La división estructural en cinco partes, correspondientes a las estaciones del año, sirve para mostrar no sólo distintas etapas de la naturaleza, sino fundamentalmente para reflejar diversas etapas físicas, morales y espirituales del ser humano. Es una obra que induce al conocimiento de uno mismo, a la reflexión sobre nuestra conducta, a la contemplación de algo más que lo inmediato y cotidiano, a la trascendencia, etc., pero todo ello sugerido y no enseñado como un catecismo o un manual, sino a través del lenguaje cinematográfico, del poder de la imagen, de la composición de los planos, del despliegue de metáforas...
[Leer más +]
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El pequeño saltamontes
Es imposible no encariñarse al comienzo del film con nuestro pequeño protagonista y sus fechorías contra los pequeños animales del bosque. La secuencia del pez la rana y la serpiente y su posterior penitencia es preciosa. Habiéndose filmado en un lugar fijo, su fuerza radica en que el film posee las suficientes cualidades para no aburrir en ninguna de las etapas.

La ausencia de diálogos imprime una fuerza visual que te hipnotiza por la belleza del lugar donde transcurre toda la acción. No recuerdo un film en que la misma localización no fuera un lastre para su desarrollo. Aquí no. El paisaje es tan hermoso que prefieres que la cámara no salga nunca de allí.

Nuestro pequeño saltamontes se hará mayor y descubrirá el mundo, debiéndo más tarde pagar por sus pecados y volver a comenzar. La secuencia final del maestro en la barca es alucinante, así como contemplar el invierno con el lago helado. Poesía visual de matricula de honor. Hasta los polis se portan bien. Muy buena.
[Leer más +]
21 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Todos los gatos son grises
Dragón Verde:

Nacer es conocer una respuesta, a pesar del nido de mendigos dementes, uno va aprendiendo... ¿mentiras?, ante todo la gran sabiduría de los viejos, pues se dice, que ellos son la suma constante de la gran desautorizada mentira, ¿que tanto me afecta a mí?, yo creo en las santas apariencias de las vida... tu meta es tu punto de partida...

Pajaro Rojo:

Respira... respira lo más fuerte que puedas, busca el camino que tu creas que que te lleva a tí mismo, ama el futuro... amalo, ¿dices que todo es aflicción?. Demuestralo, lo joven no parece ser muy necesario, el peso que llevamos es amor... como un poema en la oscuridad huyendo hacia el olvido... crecer es buscar la respuesta...

Tigre Blanco:

¿Te has enamorado de tu existencia?, ¿has aceptado perderlo todo?... bien hecho... ¿que dices?¿que si mi verdad es la verdad?. La verdad es nada: "y uno mismo cree que lo hace vital, la nada se destruye... no hay nada... nunca hubo nada... nada es una cosa nunca adquirida... nada sentada sobre la nada en una nada de numerosas nadas un rey de nada"

Guerrero Negro:

Muerte es conocer la respuesta... mira la imagen, quedate asombrado, y nada en el mar del lenguaje... ahora ya has ascendido hasta el ilimitado cosmos... saltaste y jugaste... fuiste dichoso, fuiste un mar de luz, ya creaste un eco en el cielo, tu memoria se plasmo, hiciste de la vida un monólogo interior... y conociste la respuesta...

Y...el Dragon verde:

Nacer es conocer una respuesta... todos los gatos son grises...
[Leer más +]
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Espiritualmente conmovedora
Película cargada de sentimiento e ideas morales positivas a modo de lecciones sobre la vida y sus consecuencias. La película se divide en cuatro grandes partes y una quinta parte conclusiva de menor duración y recorre la vida de una persona aislada del mundo junto a su maestro que le alecciona sobre cuestiónes de la vida, casi karmáticas desde su infancia. Su tranquilidad espiritual se verá alterada cuando entra en contacto de forma involuntaria con el mundo exterior al recibir la presencia de una mujer, la cual despertará sus sentimientos más primarios y traerá como consecuencia la curiosidad del muchacho por el mundo exterior que le rodea. Es esa escapada al mundo hiriente la que le aleccionará esta vez, casi obligándole a regresar a su exilio y huir de los horrores que ha visto en el mundo exterior y sobre todo los horrores que ha cometido dentro de él mismo, por los cuales deberá pagar además de eliminar el odio que le corroe por dentro. Finalmente regresará esta vez de manera voluntaria para continuar su vida allí, iniciándose un nuevo ciclo de vida transmitiendo esas enseñanzas.

Como película, se compone de los elementos tan peculiares del cine de Kim Ki-Duk, ausencia casi completa de diálogos e incluso de música acompañados por escenarios de una belleza inigualable. En este caso el mérito es superior al existir un único escenario, el cual irá cambiando dinámicamente a medida de cada estación, correspondiendo los pasajes más tristes con las épocas más frías y los más bellos o vivos con las estaciones mas soleadas.
Sin duda alguna, toda una gozada para el espíritu.
[Leer más +]
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Tao para iniciados
Interesante muestra de cine filosófico coreano con mensaje espiritual, a la vez que bello e hipnótico ejercicio narrativo con una historia rica en elementos conceptuales taoístas.

Toda la película es un aprendizaje en sí misma. Las estaciones a las que hace referencia el título son metáforas del ciclo de vida de una persona: la primavera sería el nacimiento, tanto físico como espiritual. El verano se relacionaría con la plenitud de la adolescencia y el deseo carnal. El otoño sería el descubrimiento del mundo exterior, sus males y penurias. Y, por último, el invierno refleja el ocaso de la vida, el recogimiento hacia el mundo interior, para volver de nuevo a la primavera y empezar un nuevo ciclo.

No sólo las estaciones son metáforas, sino que todo lo que aparece en escena tiene su reflejo en la vida cotidiana: desde el templo del lago hasta los leones de la puerta. Incluso los policías estarían representando la culpabilidad del protagonista por haber abandonado su "yo" interior, arriesgándose a ver el mundo exterior por seguir los instintos carnales.

El filme es básicamente iconográfico, pues los diálogos brillan por su ausencia, pero la enseñanza está clara. Los ciclos están bellamente representados en el mismo paisaje del lago, con el templo en el centro y, dominando el valle, una estatua budista de piedra. Un paraíso tan oculto que es difícil acceder a él, si no es por medio de la meditación y el aprendizaje.

Para relajarse y disfrutar de un mensaje profundo sobre la vida misma.
[Leer más +]
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Enseñanzas budistas desde el pequeño templo del lago
Reconfortante obra del director surcoreano Kim Ki-Duk (“Hierro 3“, 2004), que aporta otra pequeña pero necesaria y agradecida pieza cinematográfica a la corriente del budismo en este arte, que empezó a hacerse notar a principios de la década de los 2000. Esta es una historia de historias, relatos espirituales, enseñanzas, símbolos, metáforas y una ventana hacia la realidad de nuestras vidas, abierta desde una perspectiva sencilla y natural, basada en los principios de la religión budista. La realización logra, meritoriamente, captar algunas imágenes de gran belleza y calidad, a pesar de la empobrecida técnica de una cámara que se acerca más al estilo de los documentales o las series de televisión de otras décadas que al de una producción actual.

Dentro de sus relatos, divididos en las cuatro estaciones del año y el retorno a otro de estos periodos tal y como especifica el propio título de la película, encontramos toda una serie de historias que repasan varios ciclos vitales de diversas personas relacionadas con un pequeño templo situado en medio de un lago que a su vez está rodeado por impresionantes paisajes llenos de paz, belleza y un ambiente propicio para adentrarse correctamente en las prácticas de la meditación. Teniendo como testigo principal al viejo maestro que cuida el templo, interpretado por Yeong-su Oh (“Dong seung“, 2002), los relatos se limitan a exponernos unos hechos que además de pretender enseñar y abrir los ojos a todos los protagonistas de la cinta, transmiten al espectador la sabiduría sobre algunas situaciones que, debido al carácter de esta doctrina (la budista), pueden interpretarse de una forma libre que siempre tenga como finalidad el hecho de hacernos personas cargadas de paz interior, armonía, amor justo hacia nosotros mismos y hacia los demás, a la naturaleza y a todo lo que esta engloba.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
[Leer más +]
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Excelente película
La película del afamado director coreano Kim Ki-Duk aúna un conjunto de características -una serie tendencias que afloran del llamado nuevo cine coreano, aclamado por crítica y público- que la erigen, sin aires de desdén, como uno de esos filmes de festival.

La descripción de lo marginal, las temáticas perturbadoras y los personajes amorales que inundan el universo cinematográfico de Kim Ki-Duk, da paso en este noveno film del director a una descripción, si cabe, más positiva de la vida, o por lo menos sin la necesidad de violar la sensibilidad mediante la carga de imágenes transgresoras.

Se trata de una película minimalista con un reducido plantel de actores y prácticamente un único escenario -un lago entre las montañas, sencillamente maravilloso- donde se desarrolla toda la acción, para contar una historia universal, una alegoría del círculo de la vida, a través de una historia que registra la tradición y raíces propias de la cultura oriental -la vida apacible y alejada del mundo de dos monjes budistas, maestro y pupilo respectivamente-. Al mismo tiempo, se trata de una película ampliamente comercial y asumible por cualquier espectador ajeno a las tradiciones orientales.

Sólo la calidad estética de las imágenes, de una belleza fotográfica encomiable, y la belleza natural de las localizaciones en las que se desarrolla el film, son valederas para el visionado y disfrute de esta cinta de cine semi-abstracto, como el mismo director reza. Si bien la película nos remite directamente a La Isla (Kim Ki-Duk, 2000), también poseedora de un tratamiento visual fascinador, en Spring, Summer, Fall, Winter… and Spring se nos libera de la carga de abstracción intelectual, dejando así que el espectador simplemente se sumerja en la atmósfera del entorno fílmico sin más esfuerzo que la contemplación de las imágenes sugeridas.
[Leer más +]
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un cuento sin final
La vida puede ser un cuento como este, donde la naturaleza tiene la fuerza, donde somos viento del poder majestuoso. Dejamos de ser y comenzamos a sentir. No se moldea nada, sino uno mismo. Original modo de contar el aprendizaje moral. Qué gran película firma Kiduck Kim con sublime belleza. Las imágenes de la naturaleza y algunas escenas de la formación del pequeño son impresionantes. Potencial belleza que no deja indiferente.
Lo mejor: la sencillez con que está contado un guión sin muchas palabras. El paisaje.
Lo peor: poco ritmo en algunos momentos.
[Leer más +]
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver críticas con texto completo
Más información sobre
Fichas más visitadas