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242 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
Buena, pero fría
La película es buena, sin más.
Se desarrolla de una manera fría y con demasiados saltos inconexos, que pueden ser debidos a la adaptacion del libro en el que la historia no está redactada con un único hilo conductor. Si no hubiese leído el libro antes de ver la película, no se qué sensaciones me habría producido ni la valoración que le hubiese dado. Supongo que será inevitable estar continuamente comparándola cn el libro.
Hay cosas que faltan y otras a mayores del libro, que cuento en el spoiler lo que opino de ellas.
De todas formas considero que el final de la película es más emocionante que el del libro, puesto que "una imagen vale más que mil palabras" y el poder ver plasmadas las caras de los protagonistas hace que sientas más emociones. Por lo demás, mucho más completo el libro.
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143 de 165 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Correcta, pero no aporta nada nuevo.
Seré breve. La película no es que me haya disgustado, pero es prácticamente una versión extendida del tráiler. Es correcta pero excesivamente conservadora, no remueve conciencias ni hace pensar al espectador más allá de lo observable, no arriesga absolutamente nada en los contrastes entre la pureza y el horror; que no resultan nada impactantes, más bien predecibles y pastelosos.
Como curiosidad, a título personal, creo que es una película que se hace ser vista desde fuera de la valla electrificada, en la que sólo destaca lo que queda fuera del rol de cada personaje dentro de la monstruosidad del holocausto (si ya la habéis visto leer la crítica con "spoiler" para que comprendais lo que quiero decir).
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158 de 213 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Cuando la ignorancia supera a todo lo demás
El hecho de que las escenas tremendamente dramáticas brillen por su ausencia dice mucho de un Mark Herman, que no echó mano de la comodidez que da el combinado -menores + holocausto-, que tan en bandeja pondría conseguir tocar la fibra por vía rápida.

Él ha sido valiente, eligiendo lo menos fácil, lo que convierte al producto en genialidad trabajada, como transmitir sin exhibir la explicita barbarie, inclinándose más por llegar a donde pretendía con el simple semblante de quien pela patatas siendo médico. La escena en la que éste deja perdida la mirada tras aclarar al chico su verdadera profesión, me pareció más sobrecogedora que la paliza que nunca se llegó a mostrar en el caso de que se hubiese hecho.



De "El niño con el pijama de rayas" podríamos sacar la conclusión de que la inocencia se muere en el momento en el que un ser (en general) se transforma en adulto. Bruno adora lo que es y lo que representa su padre. Juega fascinado corriendo emulando bombarderos, y le maravilla el aspecto del uniforme alemán. Esas sensaciones se quedan en la nada cuando su ignorancia de niño le dice que el que tiene en frente es un muchacho en pijamas. Lejos de odiar a quien se supone rival, Bruno abre los brazos ofreciendo su amor.


Si los ojos del padre al mirar a un judío dicen que ni tan siquiera es humano, los de el hijo contempla que en Shmuel hay un posible buen amigo. ¿Sería más sano el mundo si estuviese gobernado por la ingenuidad del menor?
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57 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Notable adaptación, enternecedora y brutal película
No he salido nada descontento con respecto al libro. Evidentemente no es una adapatación 100 % perfecta, ya que la película duraría demasiado poco. Aún así los elementos que añade son muy convincentes, y los que retira no tenían mucha importancia. El único inconveniente de la película es que a ratos le falta ese ritmo que lleva al principio y al final.
Los personajes son exactamente como me los he imaginado.
El niño con una asombrosa y perfecta interpretación.
El padre es más cercano que en el libro.
La hermana parece menos "borde" como se la pintaba en el libro, muy buena.
La criada ha sido una sorpresa. Me la esperaba yo y muchos más, con unos 50-60 años y no con 20 o así.
La madre. Para ella "chapeau". Con mucha más participación que en el libro, una interpretación de oscar, brillante.
Y el pequeño judío, con solo verle se te caía el alma a los pies. Buena interpretación, aunque yo no me lo tomaba como si fuese un actor, sino como a lo que interpretaba.
Ahora hay que elogiar a la fotografía, dirección y al guionista que no la ha líado para nada.
Todo el resto y parte importante de mi crítica al "spoiler".
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66 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La inocencia ante el horror
"El niño con el pijama de rayas" no es la gran película del Holocausto, no es otra más de esas películas denuncia, no intenta ser un film de visión dura y apocalíptica de la tragedia judía. Todo esto ya se ha visto, ya nos ha impactado y está presente en todos, aunque no nos lo recuerden a diario. La Historia ya la conocemos y Mark Herman lo sabe, por eso adapta esta sencilla historia, un cuento trágico que narra como un inocente niño descubre -aunque no quiera creer- el horror del Holocausto.

Y bajo esa mirada inocente de Bruno (Asa Butterfield) descubrimos junto a él que su padre lucha contra los judíos y que los judíos son sus sucios enemigos, pero también acompañamos a Bruno a la reja electrificada donde juega con un niño con el pijama de rayas, un niño judío hambriento y sucio que entabla una hermosa amistad con él, su enemigo.

Y Bruno no termina de entender porqué su amigo del pijama de rayas es su enemigo. La mirada inocente de Bruno le nubla la visión y no puede ver la maldad tan grande que hay en su padre, en el campo de concentración -granja, a ojos de Bruno- y en la Alemania a la que su padre, hermana y tutor alaban sin cesar.

Bruno es un niño, y el director Mark Herman no nos quiere dejar arrastrados de dolor con imágenes que ya hemos visto o con recuerdos que ya conocemos, lo que pretende es ensañarnos la mirada inocente de un niño y la incredulidad ante el horror que tiene delante y no es capaz de ver.
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59 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Con escuadra y cartabón
Las historias con niños suelen ser productos de consumo familiar -y, por lo tanto, comerciales- destinados a la risa tonta (“Solo en casa”) o a la lagrimita fácil (“E.T.”) que suelen funcionar bastante bien en taquilla pero que suelen contar, también, con niveles de sentimentalismo poco recomendables para una dieta cinéfila equilibrada.

Y aunque pelis con niños también las hay decentes y hasta brillantes (“Capitanes intrépidos”, “Cuenta conmigo”, “Cinema Paradiso”…), “El niño con el pijama de rayas” pertenece, sin embargo, a ese grupo de pelis relativamente sensibleras que adolecen de magia y cuya mejor virtud es que se ven con la misma facilidad que se olvidan.

Pelis o novelas (tanto monta, monta tanto) hechas con escuadra y cartabón que no arriesgan ni en la forma ni en el fondo y que saben perfectamente que resortes deben accionar (en este caso, holocausto+niños+tragedia) para impresionar a su público y, de paso, rentabilizar el producto.
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38 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Las rayas con el pijama de niño
En la película (no he leido el libro de Boyle) las rayas me simbolizan la guerra o guerras en general. Puede parecer una idea descabellada a simple vista pero por ejemplo, los indios se pintaban rayas en la cara para ir a la guerra, los presos siempre han sido representados con traje de rayas (los presos representan el estandarte de los que se rebelan contra el sistema) o las flechas, lanzas e incluso los fusiles vistos en plano aéreo en una batalla serían como rayas.
En fin, toda esta absurda introducción para explicar que mi título viene a como entiendo yo la película, la guerra o un desastre en general, un hecho desafortunado vestido con el traje de un niño. Visto a través de sus ojos, sentido por sus emociones y escapándose algunas ideas por su ingenuidad.
Me parece más interesante la propuesta que parece tener el libro de Boyle, donde no sabemos en que contexto estamos hasta bien avanzada la lectura, le daría un toque extra interesante. Aquí necesitamos aislar nuestra mente y hacer un esfuerzo para no sólo concentrarnos en la visión del niño, sino pasar por alto ciertos aspectos para disfrutarla como de la fábula que se trata (en la lógica no cabe la idea de que un niño judio en un campo de concentración se quede junto a la alambrada con el niño alemán sin que un guardía de una torreta les pegue un aviso, como mínimo)
Aceptando pues la fábula, y sin llegar a ser la película hermosa y cautivadora que podría haber sido, tenemos una interesante visión de un acontecimiento archiconocido, el holocausto nazi. Explorar ese infierno sin saber que es un infierno, descubrir que no es una granja (o tal vez una particular "granja"), negarte a creer la idea de que tu padre sea un monstruo, ver como a tu hermana la comen el cerebro, sentirte aislado y sólo tener a tu amigo al otro lado de una valla electrificada.
Es una pena que de toda esta idea no se haya sacado mayor partido, sobretodo de un final que de no haber buscado la emoción quizás la hubiera encontrado, pero se le ve tanto las intenciones que no te deja meterte de lleno. Aún pese a todo, la he disfrutado y no me parece una mala película, se que quizás es probable que dentro de unos años se me olvide bastante, pero eso no es excusa para obviarle sus méritos, y haber pasado hora y media vestido con el traje de Bruno me hace darle un 7.
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51 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Que nunca olvidemos el Holocausto
Lo que sucedió en Europa en los años cuarenta, cuando los civilizados alemanes -que hoy te regañan si cruzas un semáforo en rojo para no dar mal ejemplo a los niños- decidieron iniciar una cruzada demencial en la que debían exterminar a todos los no-arios, pues no los consideraban ni personas, debe quedar para siempre en la memoria de las sucesivas generaciones.
Y no es por masoquismo -cualquier película o novela realista sobre el tema te deja el corazón destrozado-, sino para que nunca olvidemos que el hombre es un lobo para el hombre.
Hace unos pocos años, en la antigüa Yugoslavia, vivimos otra vez escenas que recordaban al Holocausto. ¡Qué débil es la memoria del ser humano!.Y como nuestra memoria es tan frágil, necesita ser refrescada con frecuencia.
Mark Herman filma su mejor obra en 2008, haciendo esta excelente adaptación de la novela homónima, y con ello colabora a esta misión que todos tenemos de no olvidar el germen del mal que llevamos dentro y que nunca debe volver a aflorar como lo hizo en Alemania.
La historia es de las que llega directa al corazón, no tiene piedad con los sentimientos del espectador -como debe ser- y, después de verla, te hace evolucionar, aunque sea un poquito, como persona.
Esta modesta crítica es mi particular homenaje a esta gran película, y ojalá sigan publicándose y filmándose más obras valiosas sobre el Holocausto.
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29 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Bruno le pone peGAS a su padre nazi porque quiere quedarse con su amigo judío.
Sabía perfectamente en su día cuando me recomendaron el libro que da nombre a esta película que no debía ni acercarme a él. Y leyendo las críticas, y tras ver este cúmulo de despropósitos cinematográficos, me siento feliz por no haberlo hecho.

Es lógico que de un mal libro surja una mala película, y es que sin un buen guión es imposible hacer buen cine, por mucho que el director y los actores pongan todo el empeño del mundo.

Resumiendo, que el film es aburrido, frío, lineal, inverosímil y ciertamente estúpido en su parte final. Si no estábamos ya hartos de películas sobre el holocausto judío (algunas de ellas bastante más aceptables), ahora nos viene el amigo Herman con un cuento absurdo sobre la amistad entre un niño nazi y otro judío que, como bien dice un compañero, parece sacada del circo de Miliki.

Realmente me apetece mucho más ver películas sobre el sufrimiento del pueblo palestino, que los acontecimientos en los que millones de judíos fueron asesinados nos los sabemos ya de memoria y han tenido miles de homenajes. Estamos en el Siglo XXI señores, y los judíos están haciendo a niños inocentes lo mismo que los nazis les hicieron a los suyos.
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53 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Al otro lado de la alambrada
El niño con el pijama de rayas va a dar mucho dinero. Muchísimo. Principalmente porque está basada en uno de los más triunfantes best-sellers de los últimos tiempos, comparable al de El Código Da Vinci, lo que quiere decir que todos los que lo hayan leído irán a verla, y los que no lo hayan hecho, pues también, para saber porqué tiene tanto éxito. Pero es que aun si fuese un guión original de Mark Herman, también arrasaría, como en su día lo hizo La vida es bella, y por las mismas razones.
Es verdad que el tema del Holocausto está ya muy trillado, tanto en cine como en literatura, pero el impacto que sigue causando es el mismo. no importa cuántas veces te hayan hablado de los campos de concentración, hornos crematorios, cámaras de gas, fusilamientos y otras "lindezas" de ese desgracia humana que fue el nazismo, porque te sigue sobrecogiendo inevitablemente. Tanto John Boyne como Herman lo saben, y con éso ya tiene mucho ganado y ya les basta para poner al público de su parte, al menos en lo que a la historia se refiere. Por éso, el gran acierto de El niño con el pijama de rayas está no en lo que se cuenta, sino en cómo se cuenta: a través de los ojos de un niño. Y qué niño. Asa Butterfield, el Bruno cinematográfico, va a ser muy grande a poco que tenga suerte en su carrera. Lo que expresa con los ojos es tanto que no le hacen falta palabras. lo mismo se puede decir de Vera Farmiga, absolutamente extraordinaria en un personaje que es mejor aquí que en el libro. Si existiese la justicia en el cine, debería estar nominada al Oscar a la mejor actriz secundaria, porque te sobrecoge cada vez que aparece. Herman filma muy bien, sin estridencias ni tampoco maestría alguna, pero muy bien, muy elegante, como todos los británicos. Los cambios que se han introducido en la historia están bien, pero hay cosas que han desaparecido y que no deberían haberlo hecho. Más detalles en el spoiler.
Al final lo que queda es una película sin nada ofensivo al buen gusto, a la que encuentro difícil sacar defectos, y en la que todo funciona con la precisión de un reloj suizo (aunque la partitura de James Horner sea bastante insustancial. ¿Qué le pasó a este hombre después del éxito de Titanic? no ha vuelto a hacer nada destacable). Y que no se olviden nunca las dos denuncias de la película: la obvia contra el nazismo, y la del peligro que supone en ciertas circunstancias la inocencia de los niños y la negligencia protectora de los padres.

Lo mejor: Asa Butterfield, Vera Farmiga, y por supuesto todo el final, que me seobrecogió incluso a mí, que ya me lo sabía por haber leído la novela.
Lo peor: Lo que detallo aquí abajo, en la zona spoiler.
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34 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
O ESTA PELI ES UNA CHUSTA, O LOS DOCUMENTALES MIENTEN
Esta es la historia que embargó el corazón de miles (tal vez millones) de lectores:

Un preboste del tercer reich se muda con su familia al ladito mismo de un campo de concentración cuando le encargan dirigirlo. Bien. Este hombre pretende, no obstante, que ningún miembro de su familia se percate de lo que realmente se cuece allí dentro (nunca mejor dicho). ¿Toma alguna precaución para ello? No, ninguna. Incluso tiene a su servicio (doméstico) a un judío al que grita como un energúmeno y mete palizas sin ton ni son.
Pretende que su hijo pequeño nunca quiera salir de casa, no se aburra, no desee tener amigos con los que jugar y jamás mire por la ventana de su cuarto, desde donde se ve el campo de trabajo. Pretende que su esposa no se cosque del crematorio, teniéndolo, como lo tiene, a un palmo de sus narices.
El niño, Bruno, sin duda ha heredado la prodigiosa inteligencia de su padre. Porque si bien entiendo que tanta crueldad injustificada no le cabe en la cabeza a un niño, este pobrecito roza la subnormalidad profunda.
También tenemos a la hija mayor, que de la noche a la mañana se convierte en Frau Brujer.
Y tenemos, como no, el propio campo de trabajo, que no sólo no tiene soldados que lo custodie, sino que, además, tampoco tiene muros, lo que facilita que sus habitantes se pongan a hablar con quién les de la gana que se pasee por allí, e incluso, que el que se pasee por allí les eche de comer y pretenda jugar con ellos a la pelota. Por no hablar de lo sencillo que resulta cavar un túnel bajo la endeble vallita. Vaya cachondeo. Ojalá los campos de concentración hubiesen sido de verdad así… no hubiese palmado un sólo judío en ellos.

A mí, y me vais a perdonar, todo esto me parece profundamente estúpido. Menos mal que pasé de leerme el librito.

Al menos, la peli tiene cosas buenas:
-Una impecable factura.
-Está bien rodada, cuidada al mínimo detalle, y tiene un buen trabajo de casting.
-El ritmo está muy bien medido, lo cual consigue, sin duda, que la peli entretenga.
-Vera Farmiga está espléndida, y también destaca la interpretación del niño, el del pijama de marras. (Me queda la duda de si este niño es tan tonto como Bruno, o en cambio, en un cabroncete vengativo)
-Y el final es, cuánto menos, resultón. Sobre todo teniendo en cuenta todas las tontunas que nos hemos tenido de tragar hasta llegar a él.

Resumiendo, la peli es una historieta como de tebeo que, para colmo, da mal rollo, pero formalmente bien realizada.
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32 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cuando un alambre de espinos aún no es una barrera
Antes de corrompernos ante tantas inmundicias que nos van manchando, aún contemplamos el mundo con esa mirada limpia que no distingue entre razas, ni piel, ni credos, ni condición.
Cuando todavía estamos en esa edad pletórica, a nuestros ojos las personas no son más que eso: personas. Una más altas, otras más bajas, unas más claras, otras más oscuras, cada una con su rostro y su silueta y su forma de ser.
Cuando todavía somos puros, cosas como los prejuicios aún no han hecho mella y no comprendemos por qué algunos mayores desprecian a otros por tonterías como el color de la piel, porque hablen de otro modo, porque vengan de otro lugar o porque tengan otra forma de hacer las cosas.
En ese momento de nuestro desarrollo, lo único que nos importa es tener algún amigo con quien jugar y con quien poder hablar de todo eso que los adultos, demasiado ocupados con sus absurdos problemas, no entienden. Hemos oído decir que los judíos son malvados y ladrones (no sabemos a ciencia cierta qué es ser judío, y tampoco sabemos por qué son malvados y ladrones), hemos oído que los que vienen de tal o cual sitio son gentuza, cosas por el estilo.
Pero nuestro corazón, que es el que más sabe, no se lo cree. Por fortuna, en esa edad dorada, el alma es instintivamente más sabia de lo que lo será después, cuando ya esté contaminada.
En esa edad dorada, los alambres de espinos aún no son barreras insalvables, y los uniformes de rayas todavía no llevan el sello del horror y de la muerte, y aún sentimos lástima y podemos llorar cuando vemos que se maltrata a otros seres humanos (aunque algunos mayores se empeñen en decirnos que no son personas y que se merecen el maltrato).
A esa edad, las palabras no nos engañan. Sólo remueven un poco la superficie, pero no llegan a tocar el fondo.
La verdad se muestra por sí sola. La verdad llega más hondo que las palabras adornadas.
Desde los ojos de Bruno, hijo de un oficial nazi, saltaremos ese alambre de espinos que separa dos mundos y estrecharemos las manos con nuestros semejantes.
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20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Película amable para todos los públicos. ¿Desde cuándo esto es bueno?
Antes de entrar en el cine la emoción no me embargaba, no me gustaba el cartel, no me gustaba el título, no me gustaban las ideas que me habían llegado previamente. Sí, tenéis razón, fui una mierda de espectador, fui con prejuicios y hasta con algo de mala leche, estaba predispuesto y frustrado porque los cines de Jaén no me ofrecían algo mejor de antemano. Para salvarme el culo diré que esto es bastante normal en mi visión cinéfila, por lo que sorpresas ha habido a puñales y seguirá habiendo, mis prejuicios no me condicionan tanto.

Empezó la película, buen ritmo, personajes estereotipados pero correctamente encajados. Me gusta la relación con los padres de los niños, todo parece normal, son niños, juegan, saltan, bailan, se llevan bien los hermanos. Se mudan, divertida secuencia en donde descubren la casa en la que tienen que vivir, parece que la niña en los últimos dos minutos sigue igual, el niño juega con lo que puede, escenas cotidianas de adaptación. Aparece el campo de concentración, cambio de párrafo en un segundo, en este instante me removí de mi asiento en el cine, fruncí el ceño y empecé a gruñir.

Aparece el campo de concentración y con él lo peor del film. Como no me apetece organizar este texto con reglas lingüísticas más complejas, pongo dos puntos y guiones:
- Todo es simple y falto de originalidad.
- El guión no está bien estructurado, partes de la historia no tienen continuidad, las tramas paralelas avanzan demasiado rápido.
- Los malos son malísimos, los buenos son las mujeres y los niños.
- Sensacionalismo de salón usando a niños muy parecidos que se encuentran con suma facilidad en mitad del peor episodio de la historia, en múltiples situaciones risibles por falta de argumentación lógica de su desarrollo. Simplemente suceden los hechos, los autores de la película (supongo que en el libro todo estaría mejor atado) nos tratan con un desdén enorme, porque creen que no somos merecedores de explicaciones racionales, pese a que la historia es rocambolesca y las necesita.
Puede que muchos de vosotros veáis fábulas, metáforas o cáscaras de cacahuete de los que no hay que preocuparse, porque lo importante, según vuestra opinión, son los valores que cimienta esta cinta. Entre ellos están la amistad, la inocencia, la igualdad entre clases, la brutalidad y el castigo consiguiente si te portas como un animal. Me parece bien que estos valores se muestren en pantalla, pero me parece obsceno, por no decir inmoral, que tales valores se incrusten en mitad de La Historia, con la manipulación que esto comporta para con la realidad. Se desborda la fantasía a rellenar como para usar clichés culturales e históricos para soportar las tramas, los valores o lo que carajo se situaba en la parte de atrás de los calzoncillos del niño del pijama de rayas.
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32 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
En busca de la lágrima fácil
Basada en la novela superventas del mismo nombre, "El niño con el pijama de rayas" cuenta la historia de Bruno, hijo de un soldado en la Alemania nazi, y su relación de amistad con un niño judío prisionero en un campo de concentración.

Para empezar, el libro ya basaba todo su interés en el absoluto desconocimiento de la historia que iba a desarrollar, estrategia algo tramposa pues es obvio que te impactará más si no sabes de que trata, cegándote así a creer que acabas de descubrir una obra maestra, como así se la tachaba, cuando se trata simplemente de un cuento correcto.

Su adaptación al cine no se ha hecho esperar, y tras el visionado de la cinta queda claro el porqué: tanta prisa por ver la historia trasladada al cine obedece sin duda a motivos económicos. Cuánto antes se estrene, más fresco estará el libro entre la gente. El director calca los pasajes de éste y pone los diálogos en boca de actores bastante inexpresivos todos ellos (salvo quizás el personaje de Vera Farmiga, la única que me ha transmitido algo) y confía en que el éxito del libro empujará al público a consumir su película, una película vacía, que apenas logra emocionar y que denota una falta de compromiso y personalidad preocupante.

La columna vertebral tanto del libro como de la película es la relación entre los dos niños, amigos cuando no deberían serlo. Sus encuentros entre vallas se suceden en la cinta de manera fría, no te llegas a creer que exista un fuerte vínculo entre ellos, ya que no se da tiempo para desarrollarlo. Este es el fallo más grande, a mi parecer, de la película. Una vez que no se logra convencer con esto, el resto queda incoherente y forzado. Además ninguno de los dos niños saben dar a sus personajes la energía y la naturalidad que se intuía en la novela, y las partes divertidas en que Bruno hacía alusión a determinados conceptos erroneámente debido a su desconocimiento han sido suprimidas.

Un filme en busca de la lágrima fácil, con un montaje de determinadas escenas con música sensiblera que delata una intención escandalosamente manipuladora, algo que no vería del todo mal si por lo menos lo que se contase fuese mínimamente atractivo. Ni siquiera el final, que en el libro era uno de los momentos más destacados (por razones obvias), consigue emocionar. Esperas que por lo menos te diga algo, un último acto tan cruel y desolador, pero se oscurece la pantalla y te quedas igual. Estamos pues ante una hora y media que deja bastante que desear.

"El niño con el pijama de rayas" es pues un libro recomendable, pero que no funciona (no de la forma que se ha hecho) en su versión celuloide. Una imagen vale más que mil palabras, pensaría el director, pero no se percató de que para el dicho se haga realidad hay que saber filmar esa palabra, darle esa intensidad, esa emoción, ese algo que convierte un texto en cine, y que aquí se pierde entre pomposidad y pretenciosidad.
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21 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
El niño con la venda en los ojos
La ignorancia es la fuerza. Este sencillo lema formaba una triada sobre la que George Orwell sustentaba en 1984 los procedimientos básicos de dominación en un estado totalitario. Sin embargo, profundizando un poco en su significado hallamos que el término ignorancia no se refiere tanto al vacío de conocimiento intelectual sino al procedimiento por el que el ciudadano absorbe y da por bueno toda información y/o enseñanza procedente de la maquinaria estatal. Este análisis, aún inscribiéndose en el marco de una novela de ficción, no deja de estar inspirado en dos modelos totalitarios contemporáneos al escritor; por un lado el comunismo stalinista (sin duda el blanco más directo de Orwell como denuncia a la traición de los principios marxistas teóricos) y por otro el fascismo al que el novelista inglés combatió en la guerra civil española.

Es sobre este fenómeno de la desinformación sobre el que aún pivota una gran polémica en el entorno historiográfico sobre el conocimiento de la población alemana tenía sobre el holocausto judío, pero de lo que no hay ninguna duda a tenor del conocimiento sobre la época es la educación(o si se prefiere engaño masivo) al que desde muy temprana edad se sometía a la población al respecto de cuestiones raciales y muy especialmente al respecto de la cuestión judía.

Por ello produce estupefacción el tratamiento, como mínimo infantiloide, que nos ofrece este film. Resulta del todo inconcebible que un niño de la edad del protagonista, y para más inri hijo de un alto cargo de la SS, desconozca cualquier principio básico del nacionalsocialismo y sobre todo cual era el significado de lo que representaba ser judío. Esta no es más que la punta del iceberg de la gran cantidad de incongruencias e inexactitudes históricas y argumentales de la película (que adapta por supuesto de su original literario). No obstante estas consideraciones cinematográficas sobre la verosimilitud de lo expuesto no dejan de ser meras anécdotas en lo que podría ser considerada una rutinaria adaptación literaria. Lo realmente destacable es que este cúmulo de inexactitudes no son fruto del azar sino que responden a una determinada visión moral sobre el holocausto.

Este niño de mirada limpia e inocente esconde detrás una intencionalidad manifiesta, ser símbolo de toda Alemania. Una metáfora que pretende mostrar la ingenuidad y bondad de una nación que desconocía lo que sucedía a su alrededor. Un país que se puso en manos de un grupo de asesinos y estafadores y que creyó a pies juntillas las mentiras que el nacionalsocialismo y concretamente su führer Adolf Hitler les vendió. Un mensaje, en definitiva, que busca la expiación y redención pero que al mismo tiempo, obviando cuestiones fundamentales tales como la viabilidad de la que nación más culta de Europa fuera tan ignorante, acaba por reducir a los alemanes en meros títeres idiotizados. (continua en spoiler)
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54 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Auschwitz, campito de juegos
Para mi gusto estamos ante una película que evidentemente una vez leido el libro defrauda, para alguien que sea el típico "enganchado" a la II Guerra Mundial, el holocausto, el drama humano de la guerra, la brutalidad en los campos y se empape de libros que tengan que ver con el tema...pues defrauda y a mi personalmente me desquicio un poco ya que parecía un campo de broma y el niño pecaba de inocencia de manera brutal.
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16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
EL HORROR
Hacía tiempo que no veía una película tan dura y tan contundente en contra del holocausto nazi. Y es que anteponer la inocencia infantil al horror adulto es un recurso explícitamente dramático y conmovedor. “La Vida es Bella” abrió un camino que ahora se cierra de una forma mucho más atroz con ésta “El niño con el pijama de rayas” del director Mark Herman. La virtud de ésta película es que va más allá del maniqueísmo: inocencia vs. Racionalidad; el bien vs. el mal; no, aquí hay matices y claroscuros que se interconectan. La madre, del nazi carnicero, es una mujer cuestionadora del régimen nazi mientras que el padre es otro fanático más que raya en la estupidez y la locura. Lo mismo ocurre con la esposa que cuando descubre la verdad no puede hacerse cómplice del horror. Por otro lado, los nazis tenías que auto/engañarse a sí mismo y a los alemanes de a pie con esas pamplinas en torno a la superioridad aria y la conspiración internacional judía; todo ello para justificar lo injustificable como lo fue la persecución y el exterminio de los judíos. De igual forma, la historia y el mismo cine, se nos convierten en extraordinarios medios de propaganda que sirven para encubrir completas realidades de oprobio. Una vez más el mundo adulto se derrumba ante la mirada atónita de un niño que lo único que sabe hacer es jugar y hacer amigos de su misma edad; sólo que el crimen perpetrado a otros termina por devorarlo todo; y solo quedan cenizas, dolor y la pregunta sobre la ausencia de Dios y el hombre convertido en un salvaje, en un lobo enfrentado consigo mismo.
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21 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El niño que hablaba con el niño del pijama a rayas
Para valorar de forma positiva esta película hay que aceptar, en primer lugar, que es posible o, mejor dicho, que fue posible en su día la existencia de una relación de amistad trabada entre los alambres puntiagudos de una valla que separaba el mundo normal del mundo tétrico de un campo de exterminio nazi, en una zona jamás vigilada, y aceptar, en segunda lugar, el desarrollo extremo y casi forzado de su inolvidable final.

Pues bien, recojo el guante lanzado por Herman y lo asumo, básicamente porque al cine se le deben permitir licencias narrativas al igual que a la poesía se le admiten licencia poéticas, y porque en el caso que nos ocupa el director sabe aprovechar esa poderosa arma que supone una cámara enfocada de manera persistente en un lugar concreto, consiguiendo aislarlo del resto y dándole así veracidad.

El film trata, como muchos otros, del periodo nazi y del holocausto judío, la principal novedad es que todo ello se ve con los ojos de un niño de 8 años, Bruno, que va descubriendo poco a poco como su idílico padre no es el heroico soldado que pensaba, que la realidad es más amarga de lo que imaginaba, y que los amigos pueden no ser como tú.

La verdad es que la película se ve con agrado al principio y con angustia al final, tiene la virtud de hacernos ver con pequeñas escenas muy eficaces intercaladas en el mundo ideal, la realidad de los que sufrieron, presenta un elenco variado de personajes, no quiere ser maniquea, lo que se agradece, y tiene, por último, una banda sonora, a cargo de Horner, muy buena, que ayuda en gran medida al clímax conseguido en la escena final; yo, particularmente, no pido más.
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14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Entretenida, pero algo pretenciosa
Un aprobado alto por la brillante interpretación de ambos niños, sobre todo el que hace de Bruno, que es quien, a mi entender, salva la película de la quema y la hace destacar un poco, por conseguir transmitir su mensaje de forma creíble.

Sobre el Holocausto, nada que ver con Obras Maestras de la talla de "La Lista de Schindler" o "El Pianista". Y, en concreto, sobre el punto de vista infantil acerca de toda esta atrocidad, que es lo que entiendo que intenta aportar, me pareció mucho más interesante "La Vida Es Bella", a la par que más compleja (aquí encuentro algunas lagunas argumentales de cierta importancia debidas, posiblemente, a hechos suprimidos del original en papel).

El libro no lo he leido, porque toda la Literatura reciente que trata sobre el Holocausto me parece por lo general bastante oportunista y que busca únicamente la lágrima fácil, y creo que quien debería leerlo, para no seguir repitiendo los mismos errores, aunque ahora desde el otro lado, debería ser el propio pueblo judío.

Eso sí, el final no me parece que sea tan sorprendente como dice todo el mundo. Creo que no es que pudiera terminar de muchas otras maneras, la verdad, aunque no diré más para no destriparle la película a quien no la haya visto (o el libro a quien no lo haya leido).
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7
Héroes y granjeros: un mundo feliz
La historia es dramática, preciosa y envolvente. Las interpretaciones de los niños, magistrales, destacando ambas por igual y habiéndome conquistado en pareja el corazón, desde sus miradas inocentes, deseosas de poder convertir en realidad sus ganas de jugar y de explorar el mundo. Son dos niños que, ajenos a la realidad que les rodea, piensan estar en unos lugares muy distintos a los que tristemente se dibujó para ellos. El campo de concentración es una granja. El padre de Bruno, mando nazi a cargo de "la granja", es un héroe que trabaja por un mundo mejor. Todo son sutilezas en esta película, convirtiéndose su mensaje en una ácida expresión indirecta de la que todos, excepto sus entrañables infantes personajes, podemos deducir.

No es La vida es bella, pero sí es bella de ver. A todo esto, la música de James Horner contribuye a crear un ambiente preciosista y fantástico, capaz de de transmitir al espectador ese ambiente ausente de realidad que viven los niños de esta cinta. La película sabe crear con acierto, desde una perspectiva distinta (la de una familia alemana nazi, enfocada desde un niño) el drama vivido desde todos los ángulos: opresor, víctima y... quienes no sabían donde se habían metido ni por qué. Como los niños y los judíos.
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