196 Críticas de los usuarios

Cuando te enfrentas a una película que se define como "indie", te da miedo pensar si tratará de ser original y rompedora a toda costa, dando más importancia a la forma que al fondo.

Cuando ves que la cámara se voltea, se tambalea y sigue con aparente torpeza a un personaje por una calle, piensas que el director está utilizando estos métodos para hacerse el interesante.

Cuando te presentan un drama romántico en el que los personajes no son capaces de superar sus barreras y entregarse a las emociones latentes, no puedes evitar pensar que esto lo has visto un millón de veces.

Cuando te meten un musical de por medio, temes que en cualquier momento un personaje saque un chorro de voz de no sé dónde y se convierta todo en un espectáculo de Broadway con gente haciendo bailes chorras.

Cuando se juntan estos dos elementos, drama romántico y musical, te da miedo la cursilería a la que puede llegar tan peligrosa combinación.


Pero luego resulta que...

...la originalidad de la idea nunca subyuga la profundidad emocional de la misma, manteniéndose un equilibrio perfecto en todo momento.

...el dichoso recurso de acercar la cámara a una grabación casera funciona por esta vez al lograr que los personajes y sensaciones resulten tan cercanos.

...los personajes son creíbles, están bien descritos, excelentemente actuados, no hay manera de mantenerse al margen de su drama y te da igual cuántas veces lo hayas visto porque muy pocas te lo han contado tan bien como ésta.

...la música aparece como un vínculo entre los protagonistas, éstos cantan bien pero de forma espontánea, sin que aparezcan cien monigotes bailando al unísono, y las voces son bonitas pero siempre acordes a la esencia de cada uno.

...ves Once sin pensar que será para tanto y lo es, es más, supera cualquier expectativa y todos los elementos funcionan tan rematadamente bien que te preguntas qué clase de fuerza divina puede estar detrás de esto.

Una de las mejores y más tiernas historias de amor que he visto nunca. Me quedé sin palabras al ver esta preciosidad pasar delante de mis ojos.

Si de antemano se sabe que es un musical ya se está preparado.
La historia no es aquella cosa emocionante y tierna que venden otras críticas... si la hubiesen hecho los yankis sería un plomazo, pero como los personajes son interesantes zafa un poco.
Es como si la película la hubiese hecho el músico para vender su nuevo disco. Y un poco absurda... tanta pasión por la música y en lo personal queda en el histeriqueo.
Las músicas son lindas, pero no me la creí...

John Carney ya había filmado "On the Edge", una excelente película independiente, con Cillian Murphy de protagonista y música de Therapy? de fondo. No obstante, esta segunda obra poco tiene que ver con aquel film ultra-rockero. Esta una historia sútil, sencilla en ciertos aspectos, pero complejo en el entramado de la relación de los dos protagonistas, que parecen ser uno para el otro, pero resulta que no. El motivo de unión es la música, por ende aquellos que estamos sumergidos en la mistica que ella encierra, comprendemos a la perfección la situación por la que pasan Glen y Marketa, dos personas que vienen de supuestos quiebres amorosos y necesitan un descanso, para salir a flote una vez más. Sencillamente magnífica.

La primera vez que vi "Once" (un año atrás) me pareció una película encantadora, pero no a la manera de una comedia romántica; imágenes cargadas de emoción donde música y personajes eran inseparables. Ahora veo por segunda vez la película y con solo escuchar la canción uno revive al instante las emociones, concentradas en un gran sentimiento de exaltación y optimismo.

Una película inolvidable y muy emotiva. Solo para románticos incurables. La he visto dos veces y no deja de emocionarme. A finales de año me la compraré en dvd de importación. Recomiendo la versión original.
Una joya que aparece cada cierto tiempo.

Personajes simpáticos. Historia minimalista. Escenas que son puro videoclip. Resultado agradable y entretenido. Pero... ¿saben una cosa? No basta para hacer del film algo excelente. Todas sus partes (y sus canciones) no están al mismo nivel, por lo que la película peca de irregularidad a ratos.

Eso sí: la idea de fusionar cine convencional con videoclip está muy bien llevada a cabo.

No está mal. Pero podría mejorarse.

Lo peor: Lo excesivamente liviana que es la historia.
Lo mejor: El momento a lo Aimee Mann de la chica, que camina y canta a la vez.

Es algo poco visto y con una historia tal vez excesivamente liviana, pero bueno...

Es difícil definir qué es una buena película. Los parámetros son claramente subjetivos y todos tenemos derecho a expresar nuestra opinión. Pero lo que sí tengo claro es que esto es cine con mayúsculas. Lo que pasa en la pantalla es real, o se siente como real. A los diez minutos crees que estás mirando por una ventana la vida de estas dos personas. A los treinta crees conocerlos de toda la vida y al acabar sabes que no los olvidarás nunca. Para aquellos que piensan que no tiene buena fotografía, los actores no son actores o que el guión es previsible, siento decirles que no saben lo que es el cine. Con tantas mediocridades que se estrenan hoy en día con grandes presupuestos, "extraordinaria" fotografía, actores sobreactuados y millones gastados en efectos de ordenador merece la pena saber que el verdadero cine no ha muerto. Que unos irlandeses con cuatro euros, han sido capaces de emocionarnos como ningún pirata del caribe lo hará nunca. Lo más difícil del cine es trascender de la pantalla, rescatar un pedazo de vida, algo que sólo los grandes clásicos como Ford, Renoir y sobre todo Chaplin han conseguido en alguna ocasión. Pues bien John Carney en su modestia lo ha conseguido y sólo poniendo una cámara delante de dos personas , no personajes, que efectivamente no actúan como he leído en alguna crítica, sino que viven.

Ojalá existieran muchas películas como Once. Ojalá que, en vez de tener comedias tipo Edie Murphy pudiésemos tener cosas como esta sencillísima película irlandesa que, sin alardear de nada y careciendo de casi todo (incluida esa perfección que algunos le han otorgado), logra emocionar simplemente con dos personajes y un puñado de canciones que ponen la piel de gallina de pura sencillez. A golpe de miradas y guitarra, Glen Hansard y Markéta Irglová hacen una película memorable. Tal es su importancia en el resultado final de la cinta que creo que deberían haber sido acreditados como guionistas junto a John Carney, porque pocas veces las cosas dependen tanto de las canciones como aquí. Lástima que el citado Carney no sepa nada acerca de cómo coger y mover una cámara (o quizás sí sabe y ha hecho como Fernando León en Princesas: dejar que todo se vea como si fuese una cinta casera)... y que la película en general tampoco sea tan buenísima como nos la pintaron en sundance y compañía.

Lo mejor: Hansard, Irglová, y las canciones bellísimas que han compuesto, y que son el alma de sus personajes,
Lo peor: Está bien, pero no es tan buena como se ha dicho.

Es una película que te toca el corazón, llena de arte y magia.
Aunque no es hecha con recursos millonarios es de mis favoritas
y las canciones están preciosas todas.
Es una gran inspiración para todos los músicos del mundo.

Si quieres saber como una banda sonora puede ser en lo que se basa una película, y puede ser la base de esta, a partir de la cual se cuenta la historia y se transmiten sentimientos, solo hay que mirar "Once". Quien iba a decir que con una guitarra, un piano, y dos voces perfectas, se puede hacer cine bueno de verdad? Una película impresionante, aplastante, potente, fuerte, y sumamente sentimental. Un claro ejemplo de como se hace una película buena sin presupuesto. Y, por todo lo dicho, ya no hace falta decir que la banda sonora, y el filme en si, me ponen la piel de gallina... a cada momento.

Y en esta tercera vez que la veo, esta vez me he atrevido con ella en Versión original, "Once" me vuelve a hacer rebrotar sentimientos. Y al fin y al cabo, lo que hace que algo se retenga en la memoria es eso; lo que a uno le hace sentir, en este caso esta película. Una música adorable, que me dejó entusiasmado, y me enganchó hasta tal punto de necesitar escuchar la Banda Sonora en algunos momentos. La he visto de nuevo, y me ha encantado. Esos detalles que te pierdes en un primer visionado, me han encandilado. Lo mejor que he visto en mucho tiempo. Una maravilla, emotiva y sensacional, sin la música, sin esa preciosa Banda Sonora, la cosa cambiaría.

"Once" es una especie de documental musical, si se le puede llamar así. Una película que cuenta cómo un músico irlandés, un músico callejero, conoce en Dublín a una joven checa, con la que surgirá una amistad, compartiendo una pasión: la música. Una amistad anónima, porque no hay nombres en la historia. Son el chico y la chica.

Sólo por la música de la película, ya merece la pena ver este film de John Carney, pero no es sólo música. Es algo más...

Cámara en mano, teleobjetivos, actores no profesionales, improvisación; en definitiva, aire documental para esta pequeña gran película, cuya narrativa se sustenta en las extraordinarias canciones de Glen Hansard y Markéta Irglová. Una muestra de cómo la amistad, el amor y la inspiración pueden ser poderosos y decisivos, independientemente de lo fugaz que sea el paso por nuestras vidas de las personas que los provocan.

Había oido hablar muy bien de esta obra independiente, pero como con otras muchas ese rollo romántico e independiente me echaba para atrás. Hoy he enmendado mi error.
Es una película con los sentimientos a flor de piel, donde la melancolia y la esperanza comparten escena, donde todo gira alrededor de la música, alrededor de una ilusión y quizá de un futuro mejor... Pero todo en su justa medida. Ni dramatismos (aunque planean por toda la cinta) ni demasiado almibarada. Ni sobra ni falta nada, dónde en conjunto te hace pensar en lo gris que es la vida pero que se llena de color en momentos puntuales...
Si admitis un consejo de un desconocido verla y disfrutar su banda sonora, disfrutar de la sinceridad de los actores y de la sencillez de la propuesta. Disfrutar de la música y prendaros, como he hecho yo, de los dos actores principales. Sentir una extraña presión en el pecho y dejar volar la imaginación...
Por lo pronto voy a hacerme con la BSO y disfrutarla en la soledad de mi habitación...

Lo mejor: la música que recorre (e inspira) toda la película.
Lo peor : que se tengan tantos prejuicios para verla como los que tenía yo.

Y creo que eso es todo, porque la peli no tiene mucho que contar... el tío canta muy bien y toca la guitarra que te cagas, pero al final termina aburriendo ver a él y a la chica cantando durante 5 minutos de reloj mientras no sucede nada más que eso. Y del final no me enteré, es un poco raro ¿no? Pero vamos, que la música está genial.

La película "cuenta" la relación entre dos personas que trabajan en la calle. Una vendedora de flores checa y un músico callejero. Él también repara aspiradoras con su padre. Un protagonista importante es la música, con temas solo aceptables aunque algo monótonos. Tiene un guión flojo por donde se lo mire, no se profundiza en ellos, no tiene ritmo y prácticamente casi no pasa nada. No deja gran cosa solo que esa amistad entre ambos amago a subir de nivel pero quedo ahí.

No entendí las letras de las canciones, tal vez me hubiera ayudado a entender mejor la cinta. Tampoco por supuesto entiendo checo.
La nota se debe a que suelo ser un poco generoso con cintas de países exóticos en esto del cine para mí.

Un miércoles más acudí al cine-club. A ciegas, como hago siempre.
Esta vez sí.
Tres cosas me gustan de esta película:
1. Su sencillez. No es más -ni menos- que una historia de amor. Incluso de renuncia. Él la ama porque renuncia finalmente. Ir más allá es perder casi todo por obtener todo. O ganar algo por perder otra cosa que seguramente es mejor. Y la última escena... Puro romanticismo. No la cuento.
2. La música. Hay una simbiosos perfecta entre lo irlandés y lo checo, el folk y lo clásico. Los duos son aún mejores. En algunos hay una química difícil de superar. No me extraña que el director finalmente eligiese a los cantantes como actores. No se nota que no son actores profesionales porque se lo creen. Creen la historia, las canciones.
3. Ella. Su mirada. Su ingenuidad. Es de esas de las que se dice que la cámara las quiere. Pura naturalidad. Belleza eslava, transparencia triste. Pero también alegría.
Eso sí, el tráiler que circula por internet es falaz y cursi. La película es el sueño de un sueño, la alegría de vivir, Sísifo por las calles de Dublín.

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John: Voy a hacer una peli que t vas a enterar.
Glen: ¿Que quieres que haga yo?
J: Canta no hace falta que actúes, tienes que hacer de Glen Hansard
G: ¿Pero es mi biopic?
j: No, no que eso es un rollazo. Vamos improvisando, cantas en la calle, nos sacamos unos durillos, cantamos en el bus, lo de siempre Glen.
G: ¿Y se podrá soportar,? No lo tengo muy claro, tiene mala pinta brother.
J: Ya te digo somos irlandeses, cantamos de la ostia, ¿Quieres una birra?
G: Pero que sea indie eh. Dame dos.
J: Si, si, trabajarás en un taller con tu padre.
G: ¿Por cierto hay amor?
J: Si, con una pava, que sea inmigrante así hay mas tema social, eso si, que toque el piano como una irlandesa.
Luego te meteré unos amigos que se perdieron en el casting de THE YOUNG ONES, para formar un grupo del copón.

Ni te lo explicas, pero esto es el resumen de esta película que pudiera parecer un tostón intimista e infumable, craso error.Y luego la ves, y si eres un cantautor frustrado de barrio como yo, te enamorarás perdidamente de esta obra para mi social.
Ahora solo quiero tomarme una birra y componer como cuando era adolescente y quería conquistar a Patsy, mi amor platónico.

Acaba la película y te quedas petrificado, pensando que has visto una maravilla que hacía tiempo que no veías, que no habías visto nunca.
Acaba la película y desearías que hubiera segunda parte, que contara que los protagonistas tuvieran otra oportunidad y que el disco fuera un éxito.
Acaba la película y estás deseando rebobinar para ver esas escenas memorables cuya música se te ha quedado grabada.
Acaba la película y estás pensando en ir mañana mismo a comprar la banda sonora.
Acaba la película y piensas que esos 85 minutos no podían haber estado mejor utilizados, das gracias al amigo que te la recomendó porque sino, probablemente, no la hubieses visto nunca, no es el cine que sueles ver.

He visto muchas películas, he visto películas mejores, pero que me pase todo eso al final, sólo una vez, sólo con Once.

Después de ver la pelicula tengo cierta sensación de vacio, siento haber estado muy cerca de la música y desearía porder coger un instrumento y expresar a través de él lo que a veces resulta tan complicado hacer de otra forma, pero desgraciadamente no sé (he aquí la reflexión personal que me ha inspirado este film).

La pelicula me ha parecido sencilla, pero tal vez por ello me ha gustado tanto, he visto reflejada una realidad palpable, cercana, sin artificios. Además de la música, también me han gustado ciertos detalles en escenas con el padre del protagonista, y el natural y cómico comienzo de la historia.
Sabía lo que iba a ver, es una pelicula que se aleja de lo convencional de las salas de cine simplemente por su ambientación, recursos y desenlace. Una buena opción que implica algo más que entretenimiento, a mi criterio.

Un musical creíble. Una versión subtitulada fácil de seguir. Una historia de amor sin escenas de cama. Un hombre y una mujer jóvenes pero con mucho pasado ... . Podría seguir así, poniendo puntos y seguidos, engarzando frases como notas a pie de foto. Pero no lo voy a hacer.

Esta película cuenta el encuentro de dos vidas tristes, cuyo entorno social no hace más que empeorar las cosas. Pero las cosas mejoran, porque los sentimientos afloran con la mayor naturalidad entre ellos, hermanados por la música.

Tienen empleos precarios, pero sueños rotundamente estables -quieren hacer música y cantar.
Viven en barrios marginales, húmedos, solitarios, en casas pequeñas, rodeados de objetos que se amontonan en su fealdad útil e inútil, pero pasan la vida en el centro, en esas calles de Dublin llenas de flores, de músicas, de tiendas de ropa, de lluvia perenne -en la película no llueve nunca, pero el cielo es gris, las ropas son invernales y el asfalto siempre está mojado-, de pubs acogedores, ...; ellos toman café porque quieren hablar, desayunan porque quieren estar juntos, hacen cosas sencillas pero íntimas, como ir cada uno a la casa del otro y presentar a sus familiares.

Cuando tocan juntos en la tienda de instrumentos musicales, notamos una relación más estrecha que si hubieran alcanzado un orgasmo, porque ellos se desnudan a través de sus canciones y con cada nota y con cada letra van ahondando en un sentimiento más profundo de afinidad, de compartir sensibilidades.

Por eso, cuando graban su CD todo sale bien; porque han llegado a un grado muy alto de intimidad. Y no merece la pena romperlo por una sesión de sexo.

La chispa se ha encendido y su destello ha durado unos días. Es mejor no apargarla con la monotonía.