196 Críticas de los usuarios

Qué deliciosa película. Nada en particular la distingue, nada original a primera vista. Una historia de amor, de casi amor, pero contada de una maravillosa manera. De la más simple de las formas, sin interferencias ni artificios. La naturalidad abunda tanto en la película como escasea en el resto del panorama actual.

Chico conoce a chica. Chico y chica se enamoran veladamente pero no se atreven o no pueden decirlo mutuamente. La unión llega a través de la música. Él con la guitarra, ella la acompaña poco a poco al piano hasta llegar a una perfecta coordinación. Canciones y más canciones se suceden, todas geniales, de letras minuciosas, preciosistas, con melodías que verdaderamente tocan lo más sensible de uno.

Canciones compuestas por los propios actores, todo muy íntimo, todo muy simple. Todo de una manera que al final llegas a creer que lo que sucede en la pantalla es absolutamente verdad. Y eso es lo mejor que le puede pasar a una película.

Cosas vederes. Lo que a mí me parece un desaprovechado material no ha hecho más que cosechar notas altas y premios importantes, además de que los actores se unieron musical y sentimentalmente para terminar de enlazar este puzzle de amor con buenas intenciones pero sin fuerza dramática alguna.

Ya me hubiera gustado quedarme prendado de este colorado irlandés y esta checa, músicos y buena gente, buenísimas personas como todas las que circulan en esta ciudad irlandesa en la que no hay personajes conflictivos ni en realidad conflicto alguno y en la que, como si todo esto fuera poco, contra todo pronóstico ni siquiera llueve.

Bastante tiempo me quedé esperando que los personajes y su sentido de la solidaridad y del amor prendieran en mí y me emocionaran, porque este cuento atípico, sin sexo, violencia ni temblor alguno podría haber sido elaborado y realizado con un toque de poesía que no tiene, pues ni los actores, el guión ni la banda sonora (cantan todo el tiempo) logran subyugarme.

Ya me hubiera gustado no estar mirando el reloj para ver cuánto falta para que acaben los 85 minutos que se me hicieron eternos.

Y es pena grande porque en esta austeridad con historia de personas que se mueven sin otro interés que el de vivir en libertad y lo más enteramente posible hay una historia que desde su impecable sencillez podría convertirse en extraordinaria.

Honda impresión me ha causado el visionado de "Once". Tenía buenas expectativas, pero no esperaba encontrarme con tanta emoción inyectada en vena.
¿Qué puedo añadir yo que no se ha haya señalado en las críticas previamente publicadas? Suscribo plenamente lo comentado por Tury666, la película no necesita grandes alardes técnicos para transmitir más que toneladas de cine americano actual ( y también del no americano, seamos sinceros ). Esta historia intimista, universal, hecha a base de retazos de realidad y de pinceladas impresionistas, en la que todo fluye con naturalidad, logra una simbiosis, una conexión con cualquier espectador medianamente sensible realmente asombrosa.
Es cierto que tienes que aceptar su lenguaje,dejarte llevar por esas canciones que transmiten más en tres minutos que otros en treinta páginas de guión, por la complicidad ( demoledora ) entre los actores, entre ese "chico" y esa "chica" sin nombres que somos todos nosotros, por sus miradas, por lo que se dicen y sobretodo por lo que no se dicen.No en vano Hansard e Irglová vivieron anteriormente en la realidad una historia paralela que germinó en el regalo que ahora nos ofrecen.El aporta mucha fuerza, sentimiento y verosimilitud a su papel,mientras que a la bella checa la cámara la adora, su rostro, sus ojos transmiten una mirada limpia, pura.
Ciertamente no estamos ante una obra perfecta ( ni falta que le hace ). Es necesario participar del juego que nos propone, de su construcción a base de canciones ( si no lo haces incluso te podría resultar plomiza y repetitiva ), y como muy bien dice otro usuario llega un momento en que la progresión de la historia entre chico y chica llega a una pausa, para retomarse al final ( ¡y de que manera! ).
Para el recuerdo: la bellisima melodia que la pareja improvisa en la tienda de instrumentos musicales; el plano-secuencia nocturno de Marketa Irglová caminando por las calles mientas canta con los auriculares puestos, la conversación entre ambos en el mirador enmarcada por la melancólica costa irlandesa y, sobre todo, un final de los que te dejan K.O. Como la vida misma.
Será muy tópico ( pero no menos cierto ) tildar a "Once" de la película "indie" de la temporada, sorpresa del año, el "sleeper" etc. Yo aun diría más: es, probablemente, LA MEJOR PELÍCULA DEL AÑO. Me hizo llorar.

La peli es romántica y muy poética, y eso está bien. Sin embargo es demasiado plana y abusa excesivamente de su banda sonora, que por otra parte está muy bien, pero no puede por sí sola justificar una hora y media de visionado repitiendo una y otra vez las mismas canciones.
Es de esas típicas películas que, depende de cómo te coja, te podría enamorar o simplemente hacerte pasar un rato agradable. Esto último es lo que me ha pasado a mí.

He perdido la cuenta de las veces que he intentado hacer una crítica de esta película, incluso ahora dudo que consiga terminarla y no sé cual es la razón...supongo que me cuesta ponerle palabras a algo que es demasiado bonito por si mismo.

Once es maravillosa, posiblemente por su sencillez, por contarnos una historia tan dulce sin artificios, sin grandes efectos, una perfecta historia de amor, que sólo pasa una vez en la vida, pero tan normal y tan real que mañana podrías ser tú el protagonista.

Si no la has visto aún, piérdete en su música, en las frías calles irlandesas, en los ojos de Marketa, en la voz de Glen, disfruta de cada acorde, de cada letra y llega a los títulos de crédito con el corazón encogido, lágrimas en los ojos y una música en la cabeza que no dejará de sonar durante mucho tiempo.

Una pequeña obra maestra que pasa de puntillas, pero permanece para siempre.

La representación más mágica de un fragmento... de la brevedad de una historia creíble, que trasmite sensaciones en cada imagen y que te las hace sentir. Conjugada de una manera mágica, te arrastra de principio a fin como si te llevará el mar por la corriente, y al acabar, de repente, te preguntas donde estás, pero con una sonrisa en los labios porque has vivido algo distinto, algo que te ha llegado...

La historia, grabada de una forma casi costumbrista pierde toda la crudeza de este tipo de rodajes gracias a la música, a la forma del montaje y a la cercanía de los personajes. Gana por su apariencia de realidad inmediata, parece un aquí, un ahora, un instante, una historia de dos personas que se conocen y, como dos piezas de puzzle, forman una imagen, que se nos trasmite a través de la música, por momentos, casi se pierde en la música y te desliza en una espiral de imágenes preciosistas... y nos hace, cuanto menos, un poco más mágica la realidad.

Gana también en su escenario, en un Dublín de calles estrechas, rojizas, y arquitectura cálida que contrasta con su cielo gris...

Y se miran, y hablan, y sonríen, y sueltan todo lo que llevan dentro para dejárnoslo vivir y dejan a la música ser la protagonista.

Todo sucedió, sucede o sucederá... una vez... sin más.

Te gustará "Once" si siempre te haces preguntas sobre la gente con la que te cruzas a diario. Te gustará "Once" si ves algo especial hasta en las personas más anodinas.
Te gustará "Once" si alguna vez has estado inmerso en la grabación de un disco primerizo realizado por gente con poco dinero pero mucho entusiasmo.
Te gustará "Once" si prefieres lo bonito a lo bello.
Te gustará "Once" si te gusta la artesanía cinematográfica y las historias sin pretensiones.
Te gustará "Once" si la comedia romántica americana te aburre por fantasiosa.
Te gustará "Once" si valoras más el esfuerzo que el talento.
Te gustará "Once" si no buscas nada extraordinario, pero sí honesto.
Probablemente, te gustará "Once".

En la gala de los Oscars del 2007 se premió a mejor canción, ante todo pronóstico, a la bella composición que tenia como tema principal la semidesconocida película irlandesa “Once”. Esta es solo una pequeña muestra de lo que se recordará en un futuro de esta película, solo la canción. Es lo único que soy capaz de recordar una vez acabada la película, en mi cabeza no dejan de pasar las notas del tema principal, pero soy incapaz de pararme a pensar ¿Qué ha pasado con los personajes? y ¿para qué todo esto?

Los personajes son anodinos, aburridos y muy afortunados, si muy afortunados, y es que nunca había visto, o no recuerdo, una evolución económica tan grande como la de los personajes de “Once”. Empieza la historia con ellos pidiendo en la calle, haciéndote creer que no tienen ni un euro, pero según avanza la película podemos observar a las valientes adquisiciones que realizan, pero ¿no se supone que son pobres?. Entonces ¿cómo es posible que sean capaces de alquilar un local de grabación y comprar un piano?. Un servidor no lo entiende, pero bueno eso son los grandes enigmas que se producen en todas las películas de hoy en día. Los personajes llegan a ser a veces irritables, en particular él. El protagonista se nos presenta como una persona triste, solitaria y largamente apenada, vamos un pequeño deshecho con corazón roto. Ya solo con sus canciones y su cara puedes ver que la vida ha sido muy pero que muy dura con él. Pero de repente un día encuentra la luz en otro deshechillo humano que es ella. Los dos utilizan la habilidad psicológica de todo personaje cinematográfico y tratan de ayudarse y sacar lo mejor el uno del otro. Eso es el resumen rápido de ellos. Ahora él, durante todo el metraje me crea una sensación de odio hacia su persona. Yo no sé si es porque su figura apenada y triste se pasea por toda la película sin cambiar o porque su cara de pelirrojo amargado me hace cabrear, no lo sé. (En Spoiler)

He de reconocer que fui al pre-estreno de la película con ciertas dudas... Un musical... pero bueno, entre y me encontré con una buena película, si señor.
Película pequeña ( en cuanto a medios se refiere ), pero con un gran corazón, llena de buenas intenciones, y eso, en el cine, es primordial, a mi modo de ver.
Es cierto que quizás abuse en exceso de canciones ( algunas repetidas ), pero son tan dulces y están tan llenas de buenas sensaciones que se puede perdonar...
Es un canto, ademes, a la inmigración existente en Irlanda, una demostración de cohabitación entre culturas y gentes de diversos países. Y, para finalizar, es un canto a la música, a la pasión por este arte y, a como se ha de luchar para conseguir lo que uno desea.

No he podido resistirme a dedicarle unas líneas a esta pequeña joya que ya he disfrutado un par de veces. Aún tengo en la cabeza las canciones y sigo como aturdida ante una historia tan hermosa y sobre todo, tan bien contada. No obstante, la película no es apta para aquellos que no tengan un mínimo de sensibilidad: es esa la razón a la que atribuyo las pocas críticas negativas. Pero no importa, para estos queda prácticamente el resto de la cartelera.

La película presenta, entre otras cosas, una historia de amor fresca, espontánea, que huye de lo ñoño y lo cursi, contada con elegancia, sin pretensiones y sobre todo mucha delicadeza. Hay que tomar lo bueno que nos ofrecen las personas extraordinarias con las que nos cruzamos en la vida y aprovecharlo para continuar, para seguir adelante. Eso, entre otras muchas cosas, cuenta la película y eso es lo que justifica la sonrisa de los protagonistas en las escenas finales.

Los musicales no suelen gustarme pero en este caso se trata de una excepción. Las canciones están tan bien insertadas en la historia, con tanta naturalidad -casi podría decirse que constituyen el guión- que sin lugar a dudas son la esencia de la película. Por eso, es absolutamente imprescindible verla subtitulada si no se sabe bien inglés. Y, por cierto, puedo asegurar que no es necesario que a uno le guste la música indie, se puede adorar el heavy y disfrutar con estas canciones. Cada situación tiene sus exigencias musicales.

En cuanto al guión, aunque escaso, me parece adecuado, está justo lo necesario en una película donde la elocuencia está a cargo de las teclas, las miradas, las cuerdas de la guitarra...
Y los actores, pese a no ser profesionales, cumplen muy bien, actúan con espontaneidad y naturalidad y eso, al menos algunos, lo agradecemos.

El resultado es una pequeña obra maestra, un ejemplo de cómo hacer cine, de cómo funciona la música en una película, de cómo contar las cosas con buen gusto y autenticidad: todo un regalo en el panorama actual donde, como siempre, escasean los buenos guiones y sobran los efectos especiales y la parafernalia.

Por último, tengo que dar las gracias a la persona "culpable" de que viese la película porque ha hecho que dé un voto de confianza al hecho de aunar cine y música con talento y porque desde que la vi, soy un poco más feliz. Y eso hace grande a una película, aunque se haga de forma pequeña.


Algunas escenas para recordar (hay muchas):
- Una de las primeras escenas -cuando se conocen los protagonistas- cuando él interpreta el tema "Say it to me" y rasguea su guitarra con toda la rabia que destila la letra.
- La premiada "Falling slowly" cuando la tocan al piano por primera vez y se forja por unos segundos la sólida base sobre la que se montará el resto de la película.
- Y me quedo con los ojos de Markéta cada vez que mira a Glen mientras interpretan juntos alguna canción, no se puede decir más con una sola expresión

Hubo una vez una película que logró emocionarme.

Hubo una vez una película que me hizo bien.

Hubo una vez una película con la que me la pasé cantando.

Hubo una vez una película en la que los minutos volaron.

Hubo una vez una película que logró hacerme querer a los actores.

Hubo una vez una película que me puso la piel de gallina.

Hubo una vez una película que te hace querer que nunca termine.

Hubo una vez una película que sin gastar millones de dólares logró ser aclamada por el público.

Hubo una vez una película que no necesitó chistes ovbios para hacernos reir.

Hubo una vez una película que no necesitó escenas prefabricadas para hacernos emocionar.


Hubo una vez una película que se llamó Once.

Vi Once ya con conocimiento de que era una obra original y conmovedora. Pero nunca imagine cuanto podía ahondar en mí.

Once me dejo extasiado, un diluvio de sentimientos fluyen constantemente. Que no podrán pasar desapercibidos para aquellos con un mínimo de sensibilidad.

Transmite a la perfección aquella cosa que hace que la música pueda unir a las personas de una manera tan sólida.

Despojada prácticamente de recursos técnicos, Once consigue transmitir lo que muchos directores de renombre no conseguirán nunca en la vida.

Once es una película independiente irlandesa y eso en mi idioma significa independiente al cuadrado.

Es un musical diferente con una banda sonora espléndida, cautivadora,… que cuenta, entre otras, con la canción Falling Slowly, que consiguió el Oscar a la mejor canción, por delante de bandas sonoras como August Rush o Into the Wild (Eddie Vedder) que inexplicablemente no fue nominada.

No es una gran película (no pasará a la historia, no), no tiene un gran guión, ni a un gran director detrás de las cámaras, ni buenos actores en el reparto, pero tiene alma y es sincera, es una historia sencilla contada con el corazón donde los protagonistas nos muestran sus sentimientos y estados de ánimo a través de canciones.
Eso es “Once”, una banda sonora con imágenes hecha con mucho cariño y que no cae en lo cursi que sería lo fácil en estos casos.

Es una de esas películas que se disfruta mientras se ve, y que hacen a uno un poco más feliz.

En definitiva, todo un ejemplo de como hacer algo maravilloso sin tener talento (cinematográfico) ni medios técnicos.

Como dato curioso comentar que el protagonista (Glen Hansard) es el guitarrista de la película "The Commitments", otra película que en su momento me gustó y me hizo reir, pero es que llevo a Irlanda en mi corazón.

Porque como a la mayoría de vosotros, a ratos me encogió el corazón de manera agradable, por la vía de la ternura y el amor. Amor a la música y a las buenas personas sin caer en sensiblerías totalmente artificiales -tipo Prett Woman, para entendernos-.
Menos es más en muchas ocasiones y aquí nos damos de bruces con una de ellas: Chico conoce a chica y salta la chispa. Pero en el mundo real los problemas son reales y a veces infranqueables. Pero ello no evita que los corazones rotos no puedan arroparse y curarse un poco el uno al otro.
La banda sonora del cantante callejero es INCREIBLE, sin palabras. La vi en dvd, y ahora me estremezco al recordar una de las canciones, me parece que el título es algo con "time". Se me nublaron los ojos acurrucado en el sofá...
Es una película reconfortante para el ser humano: hay segundas oportunidades si te las quieres conceder, y querer es poder, a pesar de las dificultades.
Nota: 7,45.

Creo que han sido las altas expectativas con las que fui a ver esta película las que hicieron que saliera algo defraudada. No está mal, pero no me llegó emocionalmente así que me quedé algo fria (y más leyendo después las magníficas opiniones que suscita).

A ver, la película en si es sencilla y natural. Nos explica una historia cotidiana, con sus dramas y sus alegrías, de dos personas solas que se encuentran en una gran ciudad. El ambiente es gris y se ilumina con la música. La música es una parte importantísima de la película, pero, bajo mi punto de vista al final resulta un recurso abusivo y repetitivo. Llegó un momento en que me parecía más un videoclip que una película. Quizás esto es uno de los factores por los que no me llegó emocionalmente la película, ya que muchas de las emociones se concentraban, supuestamente, allí.

La relación entre los dos personajes no me resultó creible como historia de amor. Me parecieron dos personas solitarias que se encuentran en un momento determinado pero para mi no desprendian un amor especial y único.

En fin, que discrepo con la mayoría de las críticas ya que no me parece una gran película si no más bien discreta. Seguramente, como ya he dicho, porque emocionalmente no me llegó y esa parece ser su principal baza.

Al margen de la banda sonora, probablemente una de las mejores de la historia del cine musical de todos los tiempos, “Once” es un regalo para el corazón, una fábula entrañable y una absoluta lección de humanidad.

La relación entre los dos protagonistas, dos seres que un día conectan gracias al poder de la música, es un regalo para los sentidos que demuestra lo grandioso que a veces puede ser el cine sin un solo efecto especial, ni siquiera con un gran presupuesto. Sólo contando una historia hecha de miradas, de palabras y de canciones.

Su sencillez y su poder de evocación son demoledores. Pocas veces la música se convirtió en un protagonista más de una película, en el verdadero protagonista, de hecho. La fusión narrativa entre imágenes y música, la emotividad de las melodías y las soberbias interpretaciones de los actores convierten esta cinta en una poesía contemporánea, en una ensoñación casi mágica sobre el poderoso vínculo que puede forjar la pasión por el arte, y de qué forma esa pasión puede incluso triturar y llenar la más cruda de las soledades en la que se ven inmersos dos seres humanos.

Película para disfrutar mil veces y canciones para tararear y atesorar en el corazón.
Y uno de esos mágicos e irrepetibles momentos que hace que muchos, como yo, amemos tanto el séptimo arte.

Atención a la escena de la protagonista caminando por la calle y entonando la soberbia “If you want me”. Los pelos como escarpias, os lo aseguro.
Y al magnífico final, tan real, poderoso y evocador que se incrusta con fuerza en el corazón.

Y por cierto, absolutamente imprescindible la versión original. La letra de las cancioens es a veces incluso más importante que los propios diálogos.

Maravillosa.

En ocasiones el cine nos ofrece con inusual sutilidad películas que deberían ser mencionadas y tenidas en cuenta por encima de las grandes producciones de Hollywood. Once pertenece a ese elenco de pequeñas historias que en definitiva son las más grandes y duraderas ya que forman parte de nosotros. Es un musical indie que narra con extremada sencillez una historia de amor de forma realista y sin complejos. Un romance que se manifiesta a través de la música, sin grandes tragedias, sin besos de amor chapados a la antigua. Sutil, bello, preciso y encantador. Si a todo esto le sumamos una banda sonora memorable y añadimos a Dublín como escenario de los acontecimientos el resultado es inmejorable e inolvidable. Los dos personajes encajan a la perfección y siento una singular devoción por la belleza natural de Markéta Irglová. Y es que en definitiva, cuando suenan los primeros acordes de “Falling Slowly” cualquier amante del buen gusto cae rendido ante esta obra maestra contemporánea.

Que obra tan bonita!, siendo una peli tan modesta es sorprendente como te puede llegar a llenar tanto.

Uno se queda enamorado de los personajes, de las situaciones naturales en las que se producen las canciones: absolutamente creibles, del amor por la música de los protas, de su relación imposible, de las buenas personas que van apareciendo, del genial desenlace, sólo una vez en la vida aparecen musicales tan secillos y geniales.

Once es una pequeña maravilla hecha con 4 euros que demuestra que con buenas ideas y mucho talento el presupuesto no es lo más importante.

Parece mentira que con la cantidad de canciones que contiene no se haga aburrida. Pero es que las canciones están muy bien y forman parte del background de los personajes.

Me asustaba que fuera un musical, pero es que la música es siempre diegética, y surge cuando los personajes cantan, pero no como en esos musicales en los que "cantan sus penas" en un supermercado sin que nadie se extrañe por ello, sino en situaciones reales: un estudio de grabación, la calle, una tienda...

Tierna historia de amor que termina con un continuará.

Que dificil es encontrar una película tan pegada a la realidad y tan sensible como esta, nos encontramos ante una auténtica joya hecha sin artificios, aquí se nos presenta la vida tal como es a traves de la música y de una preciosa historia.

El secreto de la familiaridad, sensibilidad y verismo de los personajes y sus interpretaciones, es que los protagonistas son reales y no parece que interpreten.

A traves de una extraordinaria banda sonora, con una letras preciosas, vemos el trascurrir diario de dos personajes con corazones heridos, y la música alimento vital.

Este sería el musical que le gustaría hacer a Ken Loach, al que seguro que le gusta esta película, o a Winterbotton.

Estamos ante una joya que nadie debe perderse, con una música que todos deberían escuchar, y unas letras que todos deberíamos sentir