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138 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
La originalidad del título original que engloba a los orígenes y Orígenes
"Orígenes", de Mike Cahill, es una película original, según el guiño que parece nos hace el título en castellano. No así el título original que, en mi opinión, es un hallazgo y una traviesa paradoja no explicitada —aunque no descarto que sólo sea una interpretación mía—, y que, como en tantas ocasiones, se pierde en una mala traducción. El título original no es "Origins" sino "I Origins" que —aunque es verdad que para mayor ambigüedad se omite la coma— se traduciría por "Yo, Orígenes". Orígenes, fue uno de los principales doctores de la Iglesia Católica tan reconocido como S. Agustín, S. Gregorio Magno o Sto. Tomás de Aquino. Una de sus principales aportaciones al dogma fue su rechazo de la doctrina de la reencarnación. Buen conocedor del concepto griego de la metempsicosis o transmigración del espíritu, lo condenó por ser ajeno a la Iglesia, al no tener apoyatura bíblica. La Metempsícosis, como es sabido, es una concepción recurrente en las religiones orientales —entre las que destaca el budismo—, que defiende que, una vez que ha tenido lugar la muerte de alguien, su alma transmigra a otro cuerpo, cuyo grado de perfección depende de los merecimientos obtenidos en vida por aquél que acaba de fallecer.

El papel de Orígenes en la película lo desempeñaría el personaje de Ian Gray (Michael Pitt), pero no desde una posición religiosa que combate lo que dice otra acerca de la inmortalidad, sino desde una posición científica que considera a la religión superstición y que rechaza por tanto la inmortalidad. Gray alberga la esperanza de que la investigación en la que está trabajando: probar la teoría de la evolución en el ojo humano, tenga como valor añadido dejar en entredicho la existencia de un diseño inteligente en una de las piezas más sofisticadas del ser humano —como es el ojo—, asestando así un duro golpe a la teoría del creacionismo que intenta dar gato por liebre al pretender convertir una concepción religiosa en científica. La teoría del "Diseño inteligente" es uno de los elementos clave en la enconada polémica que se mantiene desde hace años en Estados Unidos, ya que ha sido la gran coartada del creacionismo para contraponerse, como teoría científica y no religiosa, al evolucionismo, e intentar lograr así que se estudie en las escuelas estadounidenses que, debido a su carácter laico, no pueden impartir enseñanza religiosa. La teoría del diseño inteligente supone que el origen o evolución del Universo, la vida y el hombre, serían el resultado de acciones racionales emprendidas de forma deliberada por un ente pensante. Este ente pensante o diseñador inteligente no es otro que Dios, aunque se obvia esta denominación, para que pueda ser incluido en los temarios escolares.

Esta película está emparentada con "Más allá de la Vida" de Clint Eastwood, que podría considerarse, en una mirada superficial, como de tesis respecto a la inmortalidad, a partir de sus dos temas centrales: el placentero tránsito de la vida a la muerte y la existencia de personas con una sensibilidad especial, que podrían llegar a ponerse en contacto con los muertos. En realidad de lo único de lo que levanta acta "Más allá de la Vida" es de dos cuestiones razonablemente documentadas, de las que por sí solas no se infiere nada acerca de la inmortalidad: Primero, que se han generado unos mecanismos —que quizás sean evolutivos en el ser humano— que le permiten un tránsito agradable de la vida a la muerte, al igual que se han desarrollado unas apetencias que estimulan la reproducción, por ser consecuencia de un acto muy placentero para la mayoría de personas.
Y segundo, que hay individuos que pueden adentrarse en la mente de los vivos, lo que pueden hacer pasar por un diálogo con los muertos.

"Orígenes" no es una película de tesis sobre la inmortalidad sino una película de intriga que tiene como elemento central de la intriga la inmortalidad.

El acierto en el reparto, las buenas interpretaciones, la extraordinaria fotografía y una banda musical sobresaliente, unidas a una cuidada puesta en escena al servicio de una acción que no decae en ningún momento, contribuyen a que esta película se vea muy bien, resulte muy amena y consiga plenamente su objetivo principal, que no es otro que el de sorprender.
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176 de 205 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una maravilla que cautiva la vista y despierta emociones
“Ahora mismo existe un extraño miedo al sentimiento”. Lo dijo Mike Cahill durante la presentación de su última película en el festival de Sitges. Y debe andar en lo cierto, porque hacía tiempo que una película no me ponía los pelos de punta. Nada menos que en tres ocasiones. Tres maravillosos instantes con los que Orígenes ya se gana un ineludible visionado pero que son sólo tres reacciones subjetivas ante un filme elegante, reflexivo y muy redondo. Una de las más gratas sorpresas del certamen fantástico.

La primera respuesta epidérmica se produce al poco tiempo de empezar la película, cuando Ian Gray, un estudiante de biología molecular, se queda prendado de un par de ojos multicolores. Inmortalizados con su cámara, son el único rasgo que conserva de la misteriosa joven que conoció en una fiesta de disfraces. A partir de ahí comienza una intensa búsqueda que culmina en un vagón de metro con unos cascos y la magnífica canción que dio comienzo a su relación. La gran historia de amor a primera vista que sólo unos pocos afortunados vivirán más allá de la gran pantalla.

Pero el romance en Orígenes no se ciñe exclusivamente a la pareja que forman Michael Pitt y la bellísima Astrid Bergès-Frisbey. Es también el reflejo de una pasión tan poco atractiva para el cine como la pasión por la ciencia. Los hipnóticos primeros planos de iris son el estímulo visual para poder plasmar la obsesión del joven científico y su becaria por encontrar el origen del ojo humano. Una visión romántica de la investigación que conducirá a un intenso debate entre la razón y las creencias.

Antes de alcanzar el tono más reflexivo, cuando parecía todo encarrilado, la trama da un giro de 180 grados. Una escena imprevista, un duro golpe al espectador con el que Cahill provoca el segundo gran erizamiento de piel, no sólo por el sorprendente suceso sino también por su poderoso tratamiento audiovisual. El shock ahoga el sonido, el grito de dolor que sólo un gran trauma impediría escuchar. Una de las grandes interpretaciones en la interesante carrera de Michael Pitt.

Y la tercera gran conmoción, capaz de hacerte levantar para aplaudir a su responsable, se reserva para el final del metraje, cuando Orígenes se adentra en la India y en el manido tema de la reencarnación. De manera intrigante y espléndida, Cahill nos va planteando el eterno dilema entre ciencia y religión, apelando primero a los datos y a la propia experiencia después. El razonamiento y la observación a los que se debe todo científico quedan en entredicho ante las puertas de un ascensor. Sobrecogedora escena que devuelve la fe en los milagros, al menos en los que pueden llegar a producirse en una platea.

Puede que Cahill tenga razón, que los sentimientos no se prodiguen últimamente en el cine. Quizá por eso Orígenes se degusta como aire fresco, sin el sabor rancio de las películas románticas y con un filtro pretendidamente moderno, hipster para algunos, que se aplica desde en la puesta en escena hasta la banda sonora. Una maravilla que cautiva la vista y que, sin rozar la cursilería, despierta emociones.
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116 de 146 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
EL MEJOR SITGES 2014
"¿Qué pasaría si algo de componente espiritual refutase nuestras creencias más científicas?"
Ciencia y espiritualidad van de la mano en la segunda película como director de Mike Cahill, (ganador del premio Alfred P. Sloan en Sundance, que ya se llevó también en 2011), como en esas conversaciones cansinas y borracherescas de todas las navidades con alguno de tus cuñados. Dos de los temas que más nos diferencian en la historia humana son los auténticos y no acreditados protagonistas de ésta, la segunda película de Cahill, que nos hace plantearnos un poco unas afirmaciones audaces, más que bien buscadas: el conocimiento y la propia fé.
En 2011, Mike Cahill se estrenó en esto del largometraje con “Another Earth”, estrenada en el Festival de Cine de Sundance con críticas de lo más variopintas, perfilándose como uno de los directores independientes norteamericanos más prometedores que trabajan hoy día. Tres años después de su debut, “I Origins”, ambiciosa y totalmente entretenida cinta, pasa por ser un estudio cinematográfico absolutamente personal, valiente y arriesgado que cuestiona si la ciencia o la espiritualidad son las verdaderas maneras de demostrar la existencia y el origen de los seres humanos. Una verdadera montaña rusa de emociones y sentimientos que sin ser prefecta bien podría ser de lo mejor de este año en Sitges.
En Orígenes el director obliga al público a hacer uso de su reflexión e inteligencia para sumergirse en las profundidades de la rocambolesca trama. Cahill es fiel a un reparto que ya le funcionó a las mil maravillas. Vuelve a trabajar con nuestra querida indie medio zumbada Brit Marling como Karen, una científica de lo más sofisticado que trabaja fielmente junto a Ian Gray (el siempre impresionante e intachable Michael Pitt), un estudiante de biología molecular especializado en la evolución del ojo humano, que se pasa la vida tratando de refutar a Dios y la idea del diseño del ser humano por un ser inteligente superior.
Juntos, mediante el escaneo del iris y diversos sofisticados avances tecnológicos de estudio científico, se obsesionan con la intención de refutar la existencia de un ser espiritual superior a la raza humana cuando descubren sobre una valla publicitaria y en los ojos de una bella mujer llamada Sofi (Astrid Bergès-Frisbey) cuyo iris es multicolor, y que Ian conoce en una fiesta de disfraces, y los intrincados detalles de sus ojos son todo lo que necesita para enamorarse de ella.
Hacen el amor fugazmente en un baño y ella se marcha sin decirle su nombre ni si quiera enseñar su rostro. Pero Ian, que rarito es un rato, no lo necesita, su acento, su cultura, ajenos a los de ella, funcionan como catalizador de su relación romántica, que se convierte en el primer acto de la cinta llegando a poder desesperar a más de uno.
A mí, desde luego, y en vista del nueve y medio que le casco, me convence ese potente discurso sci-fi metafísico, más que el apartado romántico, que también. Se hace evidente a lo largo de la cinta que Ian tiene una visión bastante escéptica de la espiritualidad. Cahill, que huye de las etiquetas en sus protagonistas y se aleja de la religión siempre que le es posible, nos ofrece argumentos bastante bien pensados en ambos sentidos. En cuanto Ian encuentra a Sofi, ambos se enamoran de inmediato. Pero no confundamos esto con un relato a lo Corín Tellado, porque a través de una secuencia apabullante, una tragedia sobrevenida, la película da un giro inesperado en forma de salto doble con pirueta lateral. Entonces Ian comienza una nueva etapa en su vida donde, rememorando al primer Dr. Frankenstein, juega a ser Dios mediante el uso de la ciencia, junto con su fiel compañera de laboratorio, su personal Igor, Karen, cuestionándose sus propias creencias desde el mismo núcleo. A través de este momento, I Origins se convierte en una fábula en busca de respuesta a las dudas de Ian, que sin embargo nunca nos llegan a ser reveladas. Cuando la relación con Sofi termina de forma inesperada, la película nos sitúa siete años delante. El Dr. Ian Gray y Karen son ahora profesores titulares, están casadoa y tienen un hijo recién nacido. Su reputación ha crecido y ha escrito un best-seller llamado “El Ojo”. Escanean los ojos del bebé como parte de un sistema de identificación biométrica sólo para descubrir que dicha exploración coincide con el de una persona recientemente fallecida. Tratando de dar sentido a este rompecabezas, Ian viaja primero a Idaho y luego a las abarrotadas calles de Nueva Delhi, India, donde se encuentra con Priya (Archie Panjabi), que le pone en contacto con Salomina (Kashish), una niña de ocho años cuyos ojos son idénticos en color y la forma de Sofi de, un descubrimiento que desafía a su sistema de creencias. Así, Ian, que se había convertido en un hombre de familia aparentemente normal, pionero en su investigación, vuelve a enfrentarse a lo desconocido. La película ofrece muchas preguntas, la mayoría de las cuales, desgraciadamente se nos quedan sin respuesta, con lo que fácilmente puede cautivar al espectador, especialmente si no es muy dado a pensar, porque por desgracia también, incide en errores ya no científicos sino cinematográficos, y nos mete a saco una serie de inconcebibles coincidencias, rollos numerológicos como el del 11, que le restan cualquier atisbo de autenticidad a gran parte de lo que sucede en el guión ( Ian encuentra, por ejemplo, esa coincidencia de los ojos únicos de Sofi en la India, casi sin buscar). Fallos que a mí me molestan lo mismo que un nublado, vamos, nada. Y es aquí donde se explora el componente metafísico, la intersección de la ciencia espiritual.
La ciencia de la biometría es relativamente nueva, por lo que no existirá una amplia base de datos biométricos de ojos Sigo en SPOILER.
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49 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¡Ojo al dato!
A partir de un gran macguffin - el estudio de los ojos por parte de los protagonistas - Orígenes nos obsequia con una reflexión sobre un aspecto de determinadas creencias religiosas que desarrollo en el spoiler. Película tramposa e inteligente donde las haya, magníficamente construida, elegantemente rodada y fotografiada y convincentemente interpretada, está diseñada para espectadores seguidores de "Cuarto Milenio" y del revistas de paraciencia, con una presunta pátina de verosimilitud, lo que la hace si cabe, más creíble o realista.

En el spoiler desarrollo la crítica con los aspectos más importantes de la película.


Buen filme para espíritus inquietos.
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29 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Yo pensaba que lo del cartel era un girasol
¡Ojo! Si es que no me entero de nada.

Creía que esta era una historia de ciencia-ficción, pero resulta que es una romántica, de esas empalagosas en la que los amantes o se besuquean mucho o no paran de decir cosas raras que ninguna pareja de personas normales en su sano juicio diría, a no ser que fuesen hasta las cejas de popper.

No tengo claro si Mike Cahill distingue la ciencia-ficción de su propio mundo de nubes de algodón. Mira que es cursi el tío este. Además, abusa de la serendipia cosa mala. Aunque, eso sí, no se le puede negar que tiene mucha imaginación y talento para rodar cositas monas, que hacen bonito.

Pero para mí lo peor de este señor es que no es nada reflexivo. Plantea situaciones que, ciencias-ficciones aparte y a poco que las pienses, en el mundo real no pueden ser así. Ninguna chica guapa va a una fiesta con una media negra tapándole la cara, por ejemplo, ya que no podría beber, ni comer, ni fumar, ni presumir, ni ligar, ni nada. No es atuendo ese de fiesta. Para eso, no vas. Pero este hombre Cahill cree que sí, y lo cuenta como lo más normal. De estas cosas está la peli llena, pero la más llamativa es:
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83 de 140 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Ojos que no ven...
Me temo que voy a quedarme solo en esta apreciación pero creo que "Orígenes" no sabe ni qué película quiere ser. Y la prueba es el giro que pega hacia la mitad del film tanto a nivel de experiencia como de narración de acontecimientos, insertando de mala manera un fashback de 45 minutos para que la duración no se resienta. No me pareció tampoco nada del otro mundo "Otra Tierra", el debut de Mike Cahill, pero sería absurdo negarle que ha evolucionado un poco: si allí se dedicaba a contar un drama puramente Sundance con un giro sorpresivo para llamar la atención, aquí al menos desde los primeros minutos ya se ciñe a otro tipo de cine más abierto, incluso comercial, sin olvidarse de los típicos toques de autor que buscan crear una experiencia diferente a la del núcleo de realizadores sin ningún tipo de impronta.

El problema, o mi problema al menos con "Origenes", es que quiere ser demasiado lista y en verdad es tramposa como la que más, a la manera de "El número 23" de Joel Schumacher: casualidades, cosas cogidas por los pelos y un tramo final que navega en las aguas de Bayona (planos a contraluz, porno drama emocional, etc.) que rompen la estructura previa del film. La falta de personalidad del film llega al punto de contar una historia de amor completamente idealizada, con mucho plano recurso o corte indagando en detalles que no aportan demasiado más allá de imágenes atractivas sin ningún sentido detrás, ralentis, etcétera. Tampoco es un bodrio, ¡faltaría más! Como poco entretiene, pero al terminar de verla no puedo evitar tener la sensación de que lo que realmente quería Cahill era pegarse unas vacaciones en un país exótico y que así se justifica todo el absurdo de su tercer acto.

Me refiero básicamente al tema de la búsqueda de la niña y cómo esa secuencia se introduce en la película: el personaje de Pitt la ve borrosa a lo lejos y la cámara comienza a dar vueltas hasta que vemos el cartel, a la niña mirando, etc. Casualidades. Lo que viene después -e incluso el final, que me parece malísimo- no hay forma de salvarlo, está ahí ahí con "Lo imposible" y "Camino" en un ranking de absurdos emocionanes del cine reciente. En fin, que debo tener el corazón de piedra. O algo así.
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97 de 170 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Entre dos mundos vacíos
De nuevo la controversia ciencia-religión llega a la pantalla de cine, y lo hace con un esquema un tanto maniqueo y bajo una marcada perspectiva new age. El ensayo corre a cargo de Mike Cahill y el experimento se llama "Orígenes". En ella, un biólogo molecular, Ian Gray, trata de demostrar la inexistencia de Dios a través de sus investigaciones del ojo humano. Su cientificismo choca con el mundo religioso de Sofi, una enigmática joven de la que se enamora y que vive de sensaciones cósmicas que pondrán a prueba las certezas de Ian y las de su compañera de trabajo Karen. Bajo la premisa de que el ojo es la ventana del alma y de que el iris marca la identidad única de la persona, los jóvenes investigadores tratan de reducir el misterio de la vida al frío dato de laboratorio, y de explicar toda la realidad según la relación causa-efecto.

En su pretensión didáctica y reflexiva, Cahill inicia la película con un discurso tan caótico y azaroso que resulta absolutamente increíble y tedioso. Nada tiene explicación racional ni coherencia, y no lo digo por ese amor a primera vista que surge de manera abrupta en la oscuridad de la noche, sino por tantas coincidencias y conexiones que nos llevan a otro planeta o a otro tiempo... pero que no es el de los humanos. Los diálogos explicativos de su teoría evolucionista derivan hasta lo pretencioso y pedante, mientras que la trama romántica avanza a saltos y trompicones, de manera superficial y más cercana a lo sexual que a lo emotivo. Mediada a cinta, parece que la historia coge cuerpo y estabilidad, pero es solo una apariencia más y un engaño de los sentidos, porque el azar no ha desaparecido y el director parece empeñado en convertir al científico y en llevarle al mundo de las estrellas. Ian comienza entonces un viaje por medio mundo, y lo extraño es que no se suba a una nave espacial y vaya en busca de Sofi... porque es posible que en otra galaxia esté su pavo real blanco y su medio-átomo.

Si el guión es inconsistente e inconexo, si la historia es gandilocuentey pesada (aunque interesante en su punto de partida), las interpretaciones no pasan de correctas para unos personajes sin alma... por mucho que se les mire a los ojos. Por otro lado, poco hay en la película que merezca un comentario de especial alabanza, pues entre diálogos vacuos en su aparente rigor científico-metafísico y una planificación con ínfulas poéticas pero impostada, asistimos al viaje de un descreído científico al mundo del espíritu (aunque, en realidad, desde el inicio no ha hecho otra cosa que creer en el amor) y al retorno de una joven solitaria al país que un día abandonó.

No es otra versión de "Interstellar" pero no sería difícil encontrar los puntos de conexión entre ambas películas, ni tampoco viajar por uno de esos agujeros negros... pues "Orígenes" tiene unos cuantos. Por otro lado, dos tipos diferentes de mujer, dos actitudes ante el misterio y dos mundos enfrentados terminan por conformar una película ambiciosa y fallida, que no quiere quedarse en nuestro insustancial planeta pero que tampoco se va a otra Tierra -así se titula la otra película de Cahill- que parece vacía en su falsa trascendencia.
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43 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
SE ORIGINA EL ORIGEN.
El cine lleva tanto tiempo arrastrándonos con lo que ofrece, a sótanos tan profundos, que cuando aparece una trabajo diferente, la gente llega a considerar, que ha descubierto algo que en realidad se encontraba ahí desde esos mismos orígenes del séptimo arte.

No voy a criticar ni alabar fallos y aciertos de Orígenes, porque me parece lo suficientemente bueno que se hagan películas como esta, y la gente, independientemente de su calidad llegue a apoyarlas.

Si tienes inquietudes para ver un cine DISTINTO al que con frecuencia nos envían desde el mercado de hamburguesas americano, tal vez te agrade, y si no. Tampoco creo que hayas perdido tu tiempo.
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24 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Ciencia, vida y fe
Mike Cahill salió de Sitges con el premio a la Mejor Película bajo el brazo con esta película que debate sobre el conflicto entre la ciencia y fe a partir de los tres personajes principales.
Una cinta que aunque poco tiene que ver con el tipo de obra que estamos acostumbrados en Sitges dejó un buen poso tras la proyección y ganas de reflexión en las horas posteriores.

Cahill muestra un gran talento al tratar temas científicos, de fe y místicos con total equilibrio y permitiéndole al espectador que él mismo se posicione con su propio pensamiento, creyendo en la espiritualidad o en la ciencia; lo cual le otorga una riqueza interpretativa tras la proyección.

Un trabajo profundamente sensorial que confirma a Cahill como una voz indie a tener en cuenta y reflexionando sobre la humanidad y nuestro progreso que se ha visto cumplido gracias a la unión de la pragmática ciencia y de la sensible fe. Una magnífica joya que nos deja éste año aunque pueda pecar de carga de kitsch.
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19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Ciencia vs. Fe
No voy a negar que Orígenes es una buena película, perfectamente redonda, y que toca un tema bastante original que atrae a la gente. Además, en su trama combina factores que se han debatido durante eones, como es el enfrentamiento entre Ciencia frente a la Fe, aligerando el discurso con una historia romántica, de amor a primera vista, de las que también gusta al público mayoritario. Las actuaciones rayan a buen nivel, y si bien ya conociamos a Michael Pitt y a Brit Marling, la sorpresa ha sido una Astrid Bergès-Frisbey dotada de una belleza enigmática, y que vuelve a demostrar que en este país hay muy buenas actrices, pero por culpa de una industria corrupta tienen que salir al exterior ha demostrar su valía. Y sino, que le pregunten a Lola Dueñas o Ona Chaplin.

Lo que me chirría de Origenes es que todo lo bueno que tiene durante su primera parte, el como se conocen Ian y Sofi, el misterio del azar (el número 11), y la mirada que pone Mike Cahill desde la Ciencia para discutir los dogmas de la Fe, y tras un giro bastante potente que a más de uno pondrá la piel de gallina, la película baja muchísimo el listón durante su segunda mitad, donde posiblemente podamos justificar el cambio sobre el punto de vista de algunos de los protagonistas, pero donde la trama se vuelve mucho más facilona, optando por un punto de vista más religioso, más desde la Fe.

Además, el cambio de escenario en ese último tercio es un recurso que no me esperaba del director, viendo el desarrollo de la película y su trabajo anterior. El ambiente en el que se teje la historia es demasiado amplio, evidente y facilón, y la resolución, aunque buena desde un posicionamiento equidistante, me deja un sabor de boca bastante amargo. Está bien que deje la polémica abierta, como ya hizo con Another Earth, pero dónde en la primera película era una sorpresa, en ésta es algo que se ve llegar.

Resumiendo, I Origins es una película para todos los públicos, con un debate científico que puede llegar a cualquier espectador, de cualquier franja de edad. Por eso gusta tanto, y se ha llevado el premio en un festival donde habian películas bastante mejores. Personalmente prefiero la parte más científica de la película, será porque ando escaso de Fe y soy partidario de teorías tangibles y demostrables.

Aún así, es una película notable, que demuestra lo bien que trabaja Mike Cahill y que habrá que tenerlo en cuenta para futuras películas.
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18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El origen de Mike cahill
Antes de la oscuridad de la sala, antes de la distribución, de la postproducción y el montaje, antes del rodaje y del guión, antes de todo eso estuvo el origen, la idea. Y Mike Cahill tiene unas ideas cojonudas. Te sacuden el alma, la razón y hasta el subconsciente, introduciéndote en realidades improbables que llegas a creer sin concesiones.

Ya en su primera película, la aproximación a los personajes se realizaba a través de un relevante descubrimiento científico. Pero, si en su opera prima constituía un punto de partida a raíz del cual crear la historia, en esta ocasión la relación es todavía más estrecha; la ciencia pasa de ser un mero leitmotiv a erigirse como otro personaje en la trama, y dos mundos aparentemente inconexos como son la ciencia y las emociones se funden de forma armoniosa.

Es cierto que Cahill se pierde, por momentos, en la poesía de su propio discurso, recreándose en planos para regodeo de hipsters; esto irrumpe en la continuidad del relato, pero nunca la llega a romper.

Brit Marling deslumbra, serena y rotunda, esta vez desde un segundo plano, mientras Michael Pitt muestra una sensibilidad hasta el momento desconocida. La música envuelve la historia en la atmósfera perfecta y eleva el conjunto para generar una película de gran calidad estilística.

Los trailers asesinos de hoy en día revelan casi cualquier atisbo de sorpresa que pueda ofrecer la película (comentario en spoiler), pero Orígenes es mucho más que una historia. Más allá de la ciencia ficción, más allá del cine futurista, Cahill ya ha abierto la puerta a un cine emocionante y emocional, de estética cuidada y comprometido con inquietudes poco habituales. Pasen y vean.
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14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Ojo con las evidencias
Hay una canción de la banda estadounidense Bright Eyes, de título We Are Nowhere, And It’s Now, en la que Conor Oberst (vocalista del grupo) nos pregunta en la primera estrofa «¿Por qué tienes miedo a soñar con Dios, cuando es la salvación que deseas? Ves estrellas tan claras que han estado muertas durante años, pero la idea simplemente vive». Segundos antes él mismo decía «Y si juras que no hay una verdad absoluta ni a quién le importe, ¿cómo es que lo dices como si tuvieses razón?». Bien, sabias palabras, también para la gente que no encuentra en Dios la salvación que necesita, ni en ninguna otra Religión, ni en la Nada más absoluta. Su única salvación está en la vida, vivir y, mientras le dejen, negarse a morir. Esta opinión es sobre Orígenes, pero está llena de dudas y ejemplos.

Porque Orígenes, la considerada mejor película en el último Festival de Sitges de 2014, reflexiona sobre la Muerte, la Ciencia, la Espiritualidad, la Reencarnación, las Señales, Etcétera, y lo hace todo en mayúsculas (hasta el etc.), bajo un halo de cine New Age indie, tan pseudo-intelectual como pseudo-romántico y perfecto para todo aquel que nunca haya meditado mucho sobre nada de lo que aquí el director y guionista Mike Cahill pretende plantear. El actor Michael Pitt es Ian Gray, nuestro protagonista, un doctorando de biología molecular que está obsesionado con fotografiar ojos humanos, porque, según afirma, cada persona tiene los suyos propios (y además no es lo mismo hacer fotos a las huellas dactilares. Se liga menos). En una aburrida fiesta de Halloween, Ian conoce a una chica de singulares ojos (lo único que vemos tras su disfraz) que, desde el momento en que desaparece furtiva e inesperadamente, le deja con la pequeña obsesión de encontrarla.

Gray, que es científico hasta las últimas consecuencias (por eso lleva gafas, de hecho las mismas que mi padre), se ha enamorado de Sofi, como averiguaremos que se llama más adelante, el personaje interpretado por la actriz Astrid Bergès-Frisbey, y es por ello que, siguiendo las señales de las 11:11, acaba por encontrarla y volver a verla. Ella huye de él, no sin antes darle un chicle; él le pone los cascos de su reproductor MP3, para que escuche al grupo musical The Dø, antes de que pueda escapar. Desde entonces, se vuelven inseparables. No sigo para no estropear algo que ya estropean los trailers —la trama—, pero si en un momento de Orígenes Michael Pitt comenta un pensamiento que le surgió en el último momento de su pasada relación, recordad que minutos antes él ya le había puesto hasta el anillo de boda en la mano… En fin, muy científico, pero ahí estabas pensando con tu pequeño Constantino Romero.

Más allá de sus escenas a cámara lenta, de su explícita pedantería o de sus no-tópicos típicos del cine independiente americano (como por ejemplo, el abuso de relaciones románticas que surgen de forma única, de conversaciones surrealistas, de un humor muy personal, pero siempre compenetrado y divertido, en el que no tienen cabida los amoríos normales), debo reconocer, a la hora de abordar mi opinión sobre esta cinta, que lo que más me interesa es el fondo de la misma. Con Orígenes he tenido la misma nauseabunda sensación que me causa la llamada a la puerta de mi casa de unos evangelistas, mormones o movimentarios, que vienen a mi hogar sin que yo los haya invitado y quieren mostrarme la luz sin que yo se la haya pedido y asumiendo que no disfruto con mi oscuridad. Es una cuestión de educación: yo no me meto con las creencias de la gente que sólo se acuerda de Dios para lo bueno (por ejemplo, darle gracias por haber salido con vida de una grave enfermedad) y no para lo malo (¿nos la contagió el demonio?), no se metan en las mías.

En cualquier caso, como en este mundo hay que posicionarse siempre para todo, diré que soy agnóstico (¡toma posicionamiento!) y que, a pesar de o gracias a ello, tengo un poco de los otros dos pensamientos. Por ejemplo, creo en el alma si, como dice Lisa Simpson parafraseando a Neruda, la risa es el lenguaje de ésta, pero pienso, ¿es el Alzheimer la muerte del alma, entonces? Es sólo un ejemplo, pero es que podría poner varios más. ¿Los animales no humanos no tienen alma? Cuando muera, ¿me reencontraré con todos mis seres queridos? Varios animales lo son ¿Incluye eso a mis exparejas? ¿Y cómo le sentará eso a mi actual pareja, una vez llegue al Cielo, o incluso antes de llegar si es muy celosa? Además, dependemos de según la creencia en la que nos basemos. ¿Nos ha confirmado ya Juan el Bautista que es la reencarnación de Elías? ¿Y si en realidad al morir nos reencarnamos, de qué me sirve a mí?, si yo lo que no quiero es olvidar esta vida actual, no tener otras de las que también me olvidaré, pero de las que, supuestamente, guardaré una memoria residual, aunque para mí inútil, ya que sólo tendrá valor para quien tenga la inmensa suerte de conocerme más de una vez. ¿Qué sentido tiene que de esta vida sí me esté acordando? Además, qué Cielo, si se supone que hasta el día del Apocalipsis todos estaremos muertos y entonces será cuando revivamos, y para hacer una buena limpia. Por último, por no extenderme más de lo aconsejable, ¿cuando Jesucristo dijo “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás”, hacía referencia a la creencia de que sí, existió y fue el primer hippie de la humanidad, o hay que creer en un sentido más espiritual? Nada me convence, así que, agradezco el interés, pero no me convenzan, que si no lo he conseguido yo mismo, no lo harán ustedes, se llamen Mike Cahill o Antonio María Rouco Varela.

(Spoiler sin spoilers)
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16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Mi iris y yo
Reconozco que hay momentos de la película que me chirrían un poco, como la escena inicial, y algunos comportamientos y reacciones no del todo creíbles, como los que se viven en la relación entre Ian y su mujer. Seguramente, el punto débil de esta película es el enfoque de las relaciones entre los personajes. Pero, a pesar de ello, “I Origins” es una película muy meritoria, que combina con gran precisión géneros muy antagónicos (ciencia-ficción, comedia romántica, thriller…). Quizá es la forma de mezclar estos ingredientes, más que el contenido en sí, lo que hace que esta película resulte original. Incluso los drásticos giros de la trama se perciben como algo verosímil. La película atrapa prácticamente desde el inicio, y mueve a la reflexión del espectador planteando de forma armónica y congruente un interesante debate sobre ciencia y espiritualidad. El conjunto no indigesta, y en este caso eso es un grandísimo mérito. En suma, una película entretenida, con un argumento bien engarzado, dosis de tensión muy calculadas, una intriga casi policiaca, y que además invita a pensar... Aunque no sea una obra maestra, no creo que se pueda pedir más…
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Por fin una de CF que no te indigna
Hace unos días puse a parir a "Interstellar" por lo contrario que hoy alabo a esta peli. Por fin en los últimos tiempos tengo que sentirme satisfecho por una peli que amén de que hubiera obtenido una nota alta como simple y emotivo drama muy bien interpretado, lo borda en lo que es el guión (desde el enfoque CF) muy bien apoyado y documentado en el aspecto científico: real, posible, bien explicado, sin ser pesadamente didáctico.
Posiblemente además entre producción y publicidad habrá salido por la centésima parte que la dichosa "Interstellar" lo que en ratio Resultado/Coste multiplicaría mi nota por .....¿? Digamos al menos por 10.
Quiero comentar algo sobre su aspecto filosófico y sobre algun fallito (somos humanos) que a mi juicio tiene, pero eso lo haré en el spoiler.
Por favor no lo leaís sin haberla visto y.....¡Viva el cine independiente!
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25 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
EL DESCUBRIMIENTO DE UN ORIGEN
Una lástima que un guión tan original, tenga un desarrollo absolutamente lamentable, extraño y sin motivación.

La película hace aguas por todos lados, lo único que mantiene el interés es el iris que buscamos junto a su protagonista, acompañándolo con desgana porque todo lo que su interpretación lineal ofrece resulta cansino.

Lo que lamento es que ORÍGENES se ofrezca de tan mala manera, y con total ausencia de talento. Nadie ha conseguido sacar provecho de algo que a priori podría ser un encomiable trabajo de factura sugestiva. Quedándose en un simple pasatiempo aburrido y simplón.
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11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Promete mucho y da bastante
La existencia del ojo es una de las supuestas pruebas que dan aquellos que creen en la intervención de Dios en la creación de la vida sobre la Tierra. Sin decir que comparta este supuesto, no negaré que está bien tirado. El mecanismo por el cual vemos es tan complicado que resulta casi inverosímil que a través de supuestos errores genéticos hayamos llegado al punto en que estamos, pasando por infinitas etapas.

El protagonista del film que nos ocupa es un científico empeñado en desmontar esta creencia. En su camino se cruza con una chica de unos ojos de una belleza increíble y mucho más dada a creer en la intervención sobrenatural; son polos opuestos que se atraen. Resultará tener un iris idéntico al de otra persona; mucho más no se puede decir sin destrozar el argumento central.

Estamos ante un buen film, que promete mucho misterio y que está bastante bien desarrollado. El final es demasiado abierto y facilón, como si el director y guionista no supiera muy bien como cerrar un planteamiento y desarrollo interesantes. Me quedo, para acabar, con esos ojos hipnóticos de la protagonista que, por cierto, es de origen español y con la estancia del científico en la India; en definitiva, un film bastante recomendable
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Sentimiento
Nos encontramos ante una película capaz de despertar emociones profundas en el espectador, algo que hoy en día por desgracia no es muy común. A pesar de que la premisa del filme se basa en el debate ciencia vs. religión, el fin último de la cinta es hacernos sentir.

A su vez, y a pesar de que por cómo se desarrolla la película parece que claramente se decanta hacia una de las posiciones, lo cierto es que eso es discutible, pero siendo o no discutible, lo que importa es la finalidad y la idea principal de la película, que ya se ha expuesto.

Immanuel Kant decía que no podemos conocer las cosas como son en sí, porque nuestra percepción tiene que superar el filtro de nuestros sentidos (gusto, olfato, tacto, vista, oído) y que una vez los han atravesado, nos llegan. Hay criaturas que no tienen esos cinco sentidos, o que los tienen mucho más potenciados, por lo que su realidad y su experiencia es muy distinta de la nuestra. No podemos conocer todo, aunque podemos conocer mucho. Y ello no significa que "todo sea posible" ni que hayamos de adimitir planteamientos irracionales, simplemente supone ampliar los horizontes de la mente para tener en cuenta otros puntos de vista.
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El secreto de sus ojos
No hace mucho tiempo, cuando se cocía el “boom científico” actual, TVE eliminaba con poca inteligencia y sin pudor de la parrilla del segundo canal, tras décadas de emisión, el mítico programa “Redes”, un excelente programa de divulgación científica donde gracias a los Punset (sobre todo, cómo no, a Eduard), a los más profanos se nos informaban de temas interesantes, (pocas veces eran demasiados especializados o intrincados y entonces me perdía), pero bueno, a lo que voy, a lo largo de los años, entre los numerosos invitados con que contaron eran científicos expertos, que muchos de ellos, entre risas, comentaban que actualmente, y tras notorios avances, se encontraban en una etapa paradójica, ya que la en ciencia, cosa poco común, se empezaba a dudar de la rigidez de la misma, abriéndose ellos mismos a unas posibilidades que hace décadas era impensable: a no basarse solamente en datos, si no en “creencias”, intuiciones, incluso en teorías vagas y de tintes casi espirituales.
Por todo ello, el tema, al menos para mí, que plantea “Orígenes” me parece muy interesante y que se engloba en lo dicho anteriormente. Para mí no se trata de una paja mental “new age”, ni tampoco de un film de sello “gafapasta”. Es una inteligente propuesta, con ciertas dosis de originalidad y también muy hábil, sobre todo gracias a un guión correcto con personajes definidos y a una dirección tan clara como honesta. Porque gracias a todo esto, Cahill ha superado las trabas que se daban en su curiosa primera película “Another Earth”, y sin traicionarse a sí mismo, consigue llegar a un mayor público, aunque no por ello se trate de una película corriente para “el gran público”. Yo lo veo como un film romántico, dramático en algún momento pero sin regodearse demasiado, que se sigue con mucha atención (no nos mordemos las uñas, cuidado, que no se basa en la tensión) y donde se plantean sugerentes cuestiones pero sin la arrogancia de pretender dar respuestas.
Michael Pitt, su protagonista, hace uno de sus mejores trabajos, se ve convencido y comprometido, tanto que, con buen gusto, también hace de coproductor. Brit Marling va a la par de Pitt, hace una buena interpretación, así como el resto que los secunda. Su banda sonora es acertada, a tono con el conjunto, como su fotografía, donde los tonos son más importantes que sus tomas, que también están pensadas, dicho sea de paso. El montaje corre a cargo de Cahill, por lo que deducimos que en un futuro podría darnos obras aún más logradas, ya que sabe perfectamente controlar su producción en muchos aspectos, y lo más importante, va adquiriendo soltura “al contar”. La pena es que, y a pesar de haber sido premiada en el Festival de Sitges, parece que hoy por hoy no se convertirá en el éxito de la temporada, al menos en cuanto a recaudación se refiere, pero como buen “film de culto”, a la larga irá haciéndose con más “fans”, un público quizás no tan pendiente de los últimos estrenos en cine, por las razones que sean, pero sí cinéfilo y con sentido si no espiritual al menos estético, porque qué ojos tan bonitos salen, y qué curioso eso de que el iris humano se asemeje a una galaxia, a esos universos donde Cahill nos quiere llevar… Qué conceptos tan atractivos y tan desconocidos.
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9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Ciencia o mística
La eterna disyuntiva.
No afirmo que la ciencia tenga las respuestas para todo (se queda corta), ni siento inclinación hacia las interpretaciones religiosas y místicas. Tiro más hacia la ciencia, pero reconozco que siempre hay fenómenos difíciles de explicar.
Como yo tiendo hacia el agnosticismo y el escepticismo, aunque no soy quién para negar que pueda existir algo más allá de lo que puedo percibir, no comulgo en absoluto con la personalidad de Sofi. No digo que ella no tenga razón en nada, pero yo sencillamente no congenio con la gente con muchos pájaros en la cabeza. Una buena dosis de imaginación y romanticismo me parece genial. Cuando es demasiada, me carga.
Por otro lado está Ian, un científico obsesionado con el estudio de la evolución del ojo humano. El tema de por sí me interesa poco tal como lo presentan (cada vez que él y la becaria están en el laboratorio me aburro), y cuando encima le meten el toque sobrenatural, aún me llama menos.
Tampoco me resulta convincente la relación entre Ian y Sofi, y esa especie de “predestinación” de los acontecimientos (patente en las forzadísimas casualidades que no cesan de ocurrir, pero supongo que no debería hablar de “casualidades” en esta película) sólo te hará cómplice si entras en el juego.
Y nada, que esto no me ha emocionado.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Se nos cierran los ojos...de aburrimiento
Las criticas aquí recogidas son sentimientos apuntados durante el transcurso de la pelicula.
S: Normalmente la gente no se comporta así ni de casualidad, todo demasiado ideal, ñoño y maravilloso.
S: Nos queda clarísimo que los polos opuestos se atraen, incluso cuando se trata de tener los pies en la tierra (o enterraos) y tener muchos pajaritos en la cabeza (o ir hasta el culo de popper)
S:Total gratuidad para hacer cosas impulsivas( continua el comentario en spoiler 2)
S: Leeeeenta, excesivamente científica, vs, espiritual y aburrida.
A: una es muy científica, otra muy espiritual, que dilema existencial tan profundo, que dicotomía tan trascendental ( modo irónico ON)
A: Viajes random a sitios random con objetivos random
S: Socorro! Lo espiritual me acosa y me persigue!
S: La religión es como un miembro viril; está bien tener uno, está bien sentirse orgulloso de ello, no esta bien intentar metertela a la fuerza.
S: Me siento como si me hubiesen intentado meter algo a la fuerza y sin lubricación durante dos horas y con ese final pretendan que por fin entre porque si.
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12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
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