42 Críticas de los usuarios
Críticas de los usuarios:
BRILLANTE NO, PERO SÍ DIVERTIDA
9 de abril de 2018
"Una razón brillante" no es una brillante película, pero sí es una comedia entretenida que atesora unas cuantas razones para ira verla: el buen trabajo de los actores principales, Daniel Auteuil y Camélia Jordana; algunos golpes de humor que provocan la risa de la sala; una buena exposición del encontronazo entre culturas; un guión que, aunque previsible, funciona bien en general; y, por cerrar la lista, un recordatorio de la importancia del lenguaje como instrumento de poder, convicción y también, cómo no, como herramienta para básica del ser humano para transmitir quiénes somos y qué queremos.
Una razón brillante es una nueva puesta en escena del mito de Pigmalión, con el que G. B. Shaw realizó su brillante obra de teatro, después adaptada al cine en el musical de George Cukor bajo el nombre de My fair lady. Las interpretaciones y lecturas han sido tantas que se necesitaría una extensa y prolija reseña para dar noticia de todas ellas, tal es la fascinación que el mito ha ejercido sobre escritores, músicos, cineastas, pintores y demás creadores.
En este caso, Yvan Attal, el director, lo adapta a la sociedad actual y utiliza como marco la universidad parisina, donde una joven estudiante, de vivo ingenio y fuerte personalidad, será preparada por un cínico y más que incorrecto profesor para participar en un concurso nacional de oratoria. Con este reparto de papeles la confrontación está servida, así como los elementos para construir una comedia en la que no falte la ironía, la crítica social ni, por supuesto, los momentos emotivos.
No será brillante, pero a quién le importa la brillantez si se puede pasar un buen rato disfrutando de una comedia.
Una razón brillante es una nueva puesta en escena del mito de Pigmalión, con el que G. B. Shaw realizó su brillante obra de teatro, después adaptada al cine en el musical de George Cukor bajo el nombre de My fair lady. Las interpretaciones y lecturas han sido tantas que se necesitaría una extensa y prolija reseña para dar noticia de todas ellas, tal es la fascinación que el mito ha ejercido sobre escritores, músicos, cineastas, pintores y demás creadores.
En este caso, Yvan Attal, el director, lo adapta a la sociedad actual y utiliza como marco la universidad parisina, donde una joven estudiante, de vivo ingenio y fuerte personalidad, será preparada por un cínico y más que incorrecto profesor para participar en un concurso nacional de oratoria. Con este reparto de papeles la confrontación está servida, así como los elementos para construir una comedia en la que no falte la ironía, la crítica social ni, por supuesto, los momentos emotivos.
No será brillante, pero a quién le importa la brillantez si se puede pasar un buen rato disfrutando de una comedia.
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24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una Gran Lección
27 de marzo de 2018
Nos llega a nuestro país la sexta película del actor y director israelí nacido en Francia Yvan Attal. Entre los anteriores trabajos del director podemos destacar algunas películas como su opera prima “Mi Mujer es una actriz” y “Dot Not Disturb”. Quizás este sea su mejor trabajo hasta la fecha.
Este director siempre en sus trabajos nos ha querido mostrar el mundo del racismo en Francia, en esta ocasión nos cuenta el inicio de una joven nacida en Francia (Camélia Jordana), pero con raíces árabes que ha decidido ir a la universidad para estudiar la carrera de derecho. El primer día de clase y tras llegar tarde tendrá que enfrentarse a los comentarios racistas de su profesor (Daniel Auteuil).
A partir de ese momento y para mantener su reputación y no ser expedientado por el grave incidente ocurrido con la chica, el profesor tendrá que ayudar a su alumna a prepararse para una prueba a nivel nacional. La película nos llevará por todo el camino de aprendizaje que llevan los protagonistas, con sus buenos momentos y con altibajos que se irán produciendo debido a la actitud del profesor.
El personaje de Camélia ha sido toda una sorpresa, vamos conociéndola a medida que va pasando el metraje, con sus actitudes, amigos y familiares. Hace una interpretación magnifica, llena de fuerza y no dejándose pisotear en ningún momento por la sociedad racista que le rodea en muchas fases de su vida.
Que decir también de la actuación de Daniel Auteuil, aunque ya estamos acostumbrados a verlo en diferentes papeles, aquí nos vuelve a dar una interpretación formidable, con este papel de malo y con pensamiento y actitudes pasadas completamente de moda. Es un cascarrabias, pero con buen corazón.
El director nos quiere mostrar el lado más oscuro de la enseñanza, pero también nos da una lección, mostrando que con trabajo y lucha de pueden conseguir tus sueños, independientemente de la cultura y nivel social que tengas.
En definitiva es una buena película, con toques de humor en muchos tramos, pero que toca un tema muy complicado, como es el racismo y más en un país como Francia, donde hay muchos habitantes de origen árabe.
Lo mejor: La pareja protagonista.
Lo peor: Va de más a menos.
Este director siempre en sus trabajos nos ha querido mostrar el mundo del racismo en Francia, en esta ocasión nos cuenta el inicio de una joven nacida en Francia (Camélia Jordana), pero con raíces árabes que ha decidido ir a la universidad para estudiar la carrera de derecho. El primer día de clase y tras llegar tarde tendrá que enfrentarse a los comentarios racistas de su profesor (Daniel Auteuil).
A partir de ese momento y para mantener su reputación y no ser expedientado por el grave incidente ocurrido con la chica, el profesor tendrá que ayudar a su alumna a prepararse para una prueba a nivel nacional. La película nos llevará por todo el camino de aprendizaje que llevan los protagonistas, con sus buenos momentos y con altibajos que se irán produciendo debido a la actitud del profesor.
El personaje de Camélia ha sido toda una sorpresa, vamos conociéndola a medida que va pasando el metraje, con sus actitudes, amigos y familiares. Hace una interpretación magnifica, llena de fuerza y no dejándose pisotear en ningún momento por la sociedad racista que le rodea en muchas fases de su vida.
Que decir también de la actuación de Daniel Auteuil, aunque ya estamos acostumbrados a verlo en diferentes papeles, aquí nos vuelve a dar una interpretación formidable, con este papel de malo y con pensamiento y actitudes pasadas completamente de moda. Es un cascarrabias, pero con buen corazón.
El director nos quiere mostrar el lado más oscuro de la enseñanza, pero también nos da una lección, mostrando que con trabajo y lucha de pueden conseguir tus sueños, independientemente de la cultura y nivel social que tengas.
En definitiva es una buena película, con toques de humor en muchos tramos, pero que toca un tema muy complicado, como es el racismo y más en un país como Francia, donde hay muchos habitantes de origen árabe.
Lo mejor: La pareja protagonista.
Lo peor: Va de más a menos.
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21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arte de tener razón
29 de marzo de 2018
Una razón brillante, me ha parecido una buena película. Con un diálogos que no rehúyen al insulto. Excepcional el papel del profesor-tutor y alumna. Choque de personajes, por racismos, por apariencias, muy candentes en nuestra sociedad.
Es el arte de convencer, tanto lícitamente, como ilícitamente, aún no teniendo razón y sin estar convencido de lo expuesto. La verdad da igual, con tal que se lo crea.
Muy buenos los actores. Tanto Camelia Jordana, como Auteuil..
Es el arte de convencer, tanto lícitamente, como ilícitamente, aún no teniendo razón y sin estar convencido de lo expuesto. La verdad da igual, con tal que se lo crea.
Muy buenos los actores. Tanto Camelia Jordana, como Auteuil..
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15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘La felicidad consiste en poner de acuerdo tus pensamientos, tus palabras y tus hechos’
5 de mayo de 2018
La oratoria – el arte de hablar con elocuencia, según la RAE – tiene, de forma injusta, mala fama. Se la asocia con el engaño, con la mentira, con la seducción o con el enredo. Y es una percepción inmerecida, porque en realidad se trata de la habilidad de practicar la fluidez retórica, es decir, de ejercitarse en la difícil maestría de aprender a expresar de forma persuasiva lo que se piensa o se siente, sin dejar resquicios para la duda, tratando de ser lo más claros y concisos que sea posible, evitando andarse por las ramas o perderse en divagaciones innecesarias. Pero se asocia con las prácticas habituales que utilizan políticos y embaucadores, en vez de darnos cuenta que a todos nosotros nos sería más útil y provechoso saber formular en pocas y certeras palabras lo que queremos decir.
En un mundo ideal, sería un medio para conectar, en armonía, nuestros actos con nuestra intención y con nuestro discurso, tal y como refleja la cita de Mahatma Gandhi que he elegido como título de esta reseña. Por lo tanto, nada que objetar. Pero como toda disciplina que se puede enseñar y aprender, puede utilizarse, una vez dominada, con sabiduría (para alcanzar un buen propósito) o arteramente (para vencer y embaucar a un contrincante). Y esta contradicción es la que muestra la cinta francesa que nos ocupa: cuando lo único que parece que cuenta es derrotar al adversario a través de las palabras, con desprecio de su significado y contenido, sin tener en cuenta la veracidad o falsedad de los enunciados que se defienden.
Estamos ante una película demasiado tibia, complaciente, blanda y simplista, que más que una reflexión sobre la oratoria es un mero entretenimiento que confronta a dos individuos: una estudiante de los arrabales parisinos, nacida en Francia pero de origen magrebí, y a un reputado profesor de pura cepa francesa. La una tiene toda su vida por delante y quiere ser abogada, el otro deambula sin ilusión ni consistencia en el ocaso de una existencia fallida que nos muestra su hundimiento emocional. Dos personajes antitéticos y, en apariencia, irreconciliables, que se encuentran por azar y se vinculan por una necesidad engañosa, donde la claridad, honestidad y franqueza brillan por su ausencia.
Sólo el buen hacer interpretativo de sus dos actores principales – Daniel Auteuil y Camélia Jordana – nos hace no tener en cuenta y olvidar la falacia afectada y teatrera del arranque de la historia. Si fuéramos críticos, la propuesta sería insostenible por la cantidad de almíbar que supura, pero por una vez las buenas intenciones de fondo nos permiten excusar, parcialmente, su exceso de sacarina.
En un mundo ideal, sería un medio para conectar, en armonía, nuestros actos con nuestra intención y con nuestro discurso, tal y como refleja la cita de Mahatma Gandhi que he elegido como título de esta reseña. Por lo tanto, nada que objetar. Pero como toda disciplina que se puede enseñar y aprender, puede utilizarse, una vez dominada, con sabiduría (para alcanzar un buen propósito) o arteramente (para vencer y embaucar a un contrincante). Y esta contradicción es la que muestra la cinta francesa que nos ocupa: cuando lo único que parece que cuenta es derrotar al adversario a través de las palabras, con desprecio de su significado y contenido, sin tener en cuenta la veracidad o falsedad de los enunciados que se defienden.
Estamos ante una película demasiado tibia, complaciente, blanda y simplista, que más que una reflexión sobre la oratoria es un mero entretenimiento que confronta a dos individuos: una estudiante de los arrabales parisinos, nacida en Francia pero de origen magrebí, y a un reputado profesor de pura cepa francesa. La una tiene toda su vida por delante y quiere ser abogada, el otro deambula sin ilusión ni consistencia en el ocaso de una existencia fallida que nos muestra su hundimiento emocional. Dos personajes antitéticos y, en apariencia, irreconciliables, que se encuentran por azar y se vinculan por una necesidad engañosa, donde la claridad, honestidad y franqueza brillan por su ausencia.
Sólo el buen hacer interpretativo de sus dos actores principales – Daniel Auteuil y Camélia Jordana – nos hace no tener en cuenta y olvidar la falacia afectada y teatrera del arranque de la historia. Si fuéramos críticos, la propuesta sería insostenible por la cantidad de almíbar que supura, pero por una vez las buenas intenciones de fondo nos permiten excusar, parcialmente, su exceso de sacarina.
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15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Picos de oro
3 de abril de 2018
Le brio está dirigida por Yvan Attal, presentando a Neila Salah (Camélia Jordana) viajando en tren desde las afueras de París para asistir a su primera clase en la universidad de derecho de la capital. Cuál es su sorpresa al comprobar que, por llegar cinco minutos tarde, el profesor Pierre Mazard (Daniel Auteuil), se ensaña con ella cruelmente, mediante la palabra, buscando el conflicto racial y, en definitiva, siendo un auténtico cafre. Eso le llevará a la dirección a decidir que será él mismo quien entrene a Neila para el prestigioso campeonato de oratoria nacional.
UNA RAZÓN BRILLANTE eleva las palabras a un nivel distinto al acostumbrado. Pedagógica y obligatoria para educadores, nos habla del uso de la razón, de la forma de hablar, de la potencia del vocabulario y de la elegancia e imagen personal de cada uno. El hábito hace al monje, como se dialoga en el filme. Convencer es el objetivo, y entre alumna y profesor iniciarán un viaje en el que ambos se conocerán a sí mismos y al que tienen enfrente, mientras el espectador asistirá a un guion quizás predecible, pero que sabrá atrapar al espectador gracias a las solventes interpretaciones de Daniel Auteil y Camélia Jordana.
En definitiva, UNA RAZÓN BRILLANTE no es la típica comedia francesa, tampoco es para todos los públicos, ni lo pretende, pero sí que tanto educadores como espectadores interesados podrán extraer muchas cosas interesantes de ella mientras asisten a las disparatadas conversaciones y clases entre profesor y alumna. Nominada a tres premios César en Francia, y Camélia Jordana se lo llevó por mejor actriz revelación, no os la perdáis.
UNA RAZÓN BRILLANTE eleva las palabras a un nivel distinto al acostumbrado. Pedagógica y obligatoria para educadores, nos habla del uso de la razón, de la forma de hablar, de la potencia del vocabulario y de la elegancia e imagen personal de cada uno. El hábito hace al monje, como se dialoga en el filme. Convencer es el objetivo, y entre alumna y profesor iniciarán un viaje en el que ambos se conocerán a sí mismos y al que tienen enfrente, mientras el espectador asistirá a un guion quizás predecible, pero que sabrá atrapar al espectador gracias a las solventes interpretaciones de Daniel Auteil y Camélia Jordana.
En definitiva, UNA RAZÓN BRILLANTE no es la típica comedia francesa, tampoco es para todos los públicos, ni lo pretende, pero sí que tanto educadores como espectadores interesados podrán extraer muchas cosas interesantes de ella mientras asisten a las disparatadas conversaciones y clases entre profesor y alumna. Nominada a tres premios César en Francia, y Camélia Jordana se lo llevó por mejor actriz revelación, no os la perdáis.
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12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Indiscutiblemente entretenida, lo demás es discutible.
19 de abril de 2018
Se han visto muchas veces este tipo de historias en el cine, y la verdad es que dan juego. El profesor maduro, próximo a la jubilación, de vuelta de todo, quejoso de la miseria intelectual de sus alumnos, mezquino y egocéntrico, provoca deliberadamente a sus alumnos con el fin de estimularlos culturalmente. Por otra parte, la chica joven y humilde, en las antípodas de su profesor, tanto en edad como en creencias, talante y perspectiva de la vida. Pero los extremos se tocan, y por eso cuando les toca, a regañadientes, formar equipo de trabajo para preparar un concurso de dialéctica, la cosa funciona.
A medida que empiezan a trabajar y a conocerse, van cediendo paulatinamente, para tratar de acercarse a las posiciones del otro. El profesor utiliza el libro de Schopenhauer “El arte de tener razón” para enseñar a su alumna a argumentar sus razones, para que entienda que en la discusión es más importante el modo en que se expresan los razonamientos que éstos en sí mismos. Que no se trata tanto de defender la verdad como de saber imponer tu criterio con elocuencia.
Attal opta por narrarnos la historia más desde el punto de vista de la chica que con el del profesor. Así, asistimos a sus viajes en metro o autobús, sus rutinas en casa, los ratos con los amigos del barrio o su incipiente relación amorosa con su vecino Mounir (Yasin Houicha). En cambio, no se nos muestra apenas nada de la vida del profesor fuera de las aulas, salvo cuando está con ella preparando el concurso.
El film transcurre siempre por cauces amables. Es una pena que Attal no haya sido un poco más atrevido. Su apuesta por la comedia ligera y por la comercialidad le evita indagar a fondo en temas como la desigualdad social, la falta de interés por la cultura, los problemas de integración de los inmigrantes, y hasta el machismo. Todo se toca de pasada, de refilón, para no ofender. La comedia está bien lograda, pero le falta acidez. Parece más una comedia norteamericana que una europea.
Llama la atención el trabajo de los dos principales intérpretes. De Daniel Auteuil no sorprende, le conozco desde sus películas de principios de los noventa y siempre ha estado a la altura. En cambio, Camelia Jordana es una grata sorpresa. El director además sabe utilizar su rostro expresivo y luminoso en algunos planos para dotar de una emoción extra a algunas escenas. Y lo mejor es que Auteuil y Jordana se mejoran mutuamente, desprendiendo una gran química interpretativa entre ellos, que hace que suban de nivel en las escenas que comparten.
El resultado final de todo es una película entretenida, divertida, y llena de buenas intenciones. Lo peor que tiene es que es bastante previsible (totalmente, de hecho) y que su humor y su mensaje están bastante almibarados. Pero bueno, aún así se ve con agrado y algunas escenas tienen bastante gracia.
Además, siempre está muy bien que haya películas que reivindiquen la cultura, que den importancia al lenguaje, que fomente el disfrute intelectual y de paso alerte (aunque yo creo que en vano) del peligro de los prejuicios. Para pasar un buen rato y al salir tener ganas de leer a Schopenhauer.
https://keizzine.wordpress.com/
A medida que empiezan a trabajar y a conocerse, van cediendo paulatinamente, para tratar de acercarse a las posiciones del otro. El profesor utiliza el libro de Schopenhauer “El arte de tener razón” para enseñar a su alumna a argumentar sus razones, para que entienda que en la discusión es más importante el modo en que se expresan los razonamientos que éstos en sí mismos. Que no se trata tanto de defender la verdad como de saber imponer tu criterio con elocuencia.
Attal opta por narrarnos la historia más desde el punto de vista de la chica que con el del profesor. Así, asistimos a sus viajes en metro o autobús, sus rutinas en casa, los ratos con los amigos del barrio o su incipiente relación amorosa con su vecino Mounir (Yasin Houicha). En cambio, no se nos muestra apenas nada de la vida del profesor fuera de las aulas, salvo cuando está con ella preparando el concurso.
El film transcurre siempre por cauces amables. Es una pena que Attal no haya sido un poco más atrevido. Su apuesta por la comedia ligera y por la comercialidad le evita indagar a fondo en temas como la desigualdad social, la falta de interés por la cultura, los problemas de integración de los inmigrantes, y hasta el machismo. Todo se toca de pasada, de refilón, para no ofender. La comedia está bien lograda, pero le falta acidez. Parece más una comedia norteamericana que una europea.
Llama la atención el trabajo de los dos principales intérpretes. De Daniel Auteuil no sorprende, le conozco desde sus películas de principios de los noventa y siempre ha estado a la altura. En cambio, Camelia Jordana es una grata sorpresa. El director además sabe utilizar su rostro expresivo y luminoso en algunos planos para dotar de una emoción extra a algunas escenas. Y lo mejor es que Auteuil y Jordana se mejoran mutuamente, desprendiendo una gran química interpretativa entre ellos, que hace que suban de nivel en las escenas que comparten.
El resultado final de todo es una película entretenida, divertida, y llena de buenas intenciones. Lo peor que tiene es que es bastante previsible (totalmente, de hecho) y que su humor y su mensaje están bastante almibarados. Pero bueno, aún así se ve con agrado y algunas escenas tienen bastante gracia.
Además, siempre está muy bien que haya películas que reivindiquen la cultura, que den importancia al lenguaje, que fomente el disfrute intelectual y de paso alerte (aunque yo creo que en vano) del peligro de los prejuicios. Para pasar un buen rato y al salir tener ganas de leer a Schopenhauer.
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10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pigmalión revisitado
3 de noviembre de 2018
El profesor Mazard es un tipo pagado de sí mismo, chapado a la antigua, vanidoso y un punto impertinente, cuando no directamente racista. Neila, francesa de origen argelino, quiere convertirse en abogada. Lástima que el primer día de clase llegue tarde y despierte las iras del susodicho profesor, que la colma de injurias e insultos. Denunciado a la dirección por algunos alumnos, Mazard sólo tiene una oportunidad de redimirse: convertir a la alumna díscola en la ganadora del concurso de elocuencia entre universidades. El veterano docente tendrá que convertir al patito feo en alguien brillante y brioso. Pigmalión, ¿verdad? My Fair Lady, si no os suena lo otro.Entre la alumna y el profesor empezará a aparecer algo cercano al respeto, y tal vez admiración. Aunque, a veces, las cosas no siempre salgan bien...
Se trata de una de esas películas francesas que nos alegran la vida con cierta asiduidad. Buen guión, excelentes diálogos, acertado control de las situaciones... Y Daniel Auteuil. Qué grande es ese hombre, uno de los mayores actores del cine mundial. Aquí da otra lección de madurez y majestuosidad. Pero atención: mucho ojo a Camélia Jordana, que con veintiséis añitos planta cara a la estrella de la función y no se achanta, antes al contrario, se crece. Prestad atención a esa voz ronca, a esos sutiles gestos que delatan sus sentimientos, a la frescura con que afronta una prueba de fuego. Un duelo interpretativo que, para ser justos, acaba en tablas. Imposible que los dos estén mejor.
Y sin embargo... Le falta algo.Tal vez una reflexión más crítica sobre el racismo soterrado de cierta clase intelectual. Tal vez un acercamiento más realista a la diferencia de las clases que representan Mazard y Neila. Tal vez una plasmación menos edulcorada del personal que habita en la banlieue, de la depauperación social, cultural y vital de esos guetos empotrados en hermosas ciudades. Tal vez una descripción más descarnada de la licha por la supervivencia.
Aunque, finalmente, Una razón brillante es una comedia sazonada con toques dramáticos, o un drama abierto a la comedia, y estemos pidiendo otro tipo de película. En cualquier caso, muy recomendable, un soplo de aire fresco entre tanta bazofia.
Se trata de una de esas películas francesas que nos alegran la vida con cierta asiduidad. Buen guión, excelentes diálogos, acertado control de las situaciones... Y Daniel Auteuil. Qué grande es ese hombre, uno de los mayores actores del cine mundial. Aquí da otra lección de madurez y majestuosidad. Pero atención: mucho ojo a Camélia Jordana, que con veintiséis añitos planta cara a la estrella de la función y no se achanta, antes al contrario, se crece. Prestad atención a esa voz ronca, a esos sutiles gestos que delatan sus sentimientos, a la frescura con que afronta una prueba de fuego. Un duelo interpretativo que, para ser justos, acaba en tablas. Imposible que los dos estén mejor.
Y sin embargo... Le falta algo.Tal vez una reflexión más crítica sobre el racismo soterrado de cierta clase intelectual. Tal vez un acercamiento más realista a la diferencia de las clases que representan Mazard y Neila. Tal vez una plasmación menos edulcorada del personal que habita en la banlieue, de la depauperación social, cultural y vital de esos guetos empotrados en hermosas ciudades. Tal vez una descripción más descarnada de la licha por la supervivencia.
Aunque, finalmente, Una razón brillante es una comedia sazonada con toques dramáticos, o un drama abierto a la comedia, y estemos pidiendo otro tipo de película. En cualquier caso, muy recomendable, un soplo de aire fresco entre tanta bazofia.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pobre Francia
9 de septiembre de 2018
Es la típica película francesa cuyo trasfondo no es más que la imposición a una integración y aceptación de un multiculturalismo al que insisten en pintar de "benévolo". Los estereotipos son siempre los mismos; sabemos de antemano quién es el "bueno", el "malo" y el "racista". No hay nada nuevo que valga la pena ver en esta película de argumento trillado y manipulador; es el drama de la actual Francia, que busca convencerse, o más bien, a quien buscan convencer de vivir en un mundo de diversidad idealista y utópica, en una realidad que no existe, y que por tanto está muy lejos de la verdad.
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15 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Merece la pena verla
4 de abril de 2018
El argumento que es la relación de un profesor francés con su alumna árabe y los conflictos y los encuentros que entre ellos se producen a través de la preparación de un concurso de oratoria.
Lo mejor ,para m, es la idea de que esa relación y encuentro de dos mundos diferentes se de a través de la oratoria.
El reflejo de que dos mundos enfrentados desaparece cuando el humano se pone muy cerca.
LO peor es que los discursos y el guión pudo ser mucho mas brillante y trabajado. Tampoco me gusta el tufo a cuento de hadas.
Mantiene un buen ritmo y está muy bien interpretada.
Recomiendo verla.
Lo mejor ,para m, es la idea de que esa relación y encuentro de dos mundos diferentes se de a través de la oratoria.
El reflejo de que dos mundos enfrentados desaparece cuando el humano se pone muy cerca.
LO peor es que los discursos y el guión pudo ser mucho mas brillante y trabajado. Tampoco me gusta el tufo a cuento de hadas.
Mantiene un buen ritmo y está muy bien interpretada.
Recomiendo verla.
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia francesa nada convencional sobre profesor incorrecto-alumna de extrarradio
9 de abril de 2018
Comedia francesa de denuncia social, elementos de sarcasmo y humor con un guión ágil que hace que se vea bien y un buen reparto que sostiene la cinta con brío (que es el título original del film: ‘Le brio’).
El director de origen judío Yvan Attal construye una película que entretiene; no es la comedia francesa al uso, su trama de superación de la protagonista, la actitud enervante del profesor protagonista, la crítica al racismo unido a un final emotivo con alma, encanto y ternura, hace que la película haya tenido una gran acogida entre el público. No hay que olvidar el excelente guión de Attal y Noé Debré, entre otros, con los personajes pulcramente escritos y una buena calidad narrativa.
En el reparto Daniel Auteil vuelve a demostrar lo gran actor que es en un papel de personaje racista, cascarrabias, insolente pero de buen corazón, cuyos registros sabe transmitir al espectador. Carmélia Jordana se entrega con magisterio juvenil a una interpretación muy buena, con fuerza y muy convincente (premiada en los César). Y Yasin Houicha pasa el corte como novio argelino de la chica. Y acompañando interesantes imágenes de archivo: Jacques Brel, Romain Gary, o François Mitterrand.
Es una película sobre la enseñanza universitaria o, podemos decir, una película sobre profesores. Lo que ocurre es que esta cinta conjuga esa emoción e inteligencia, que la eleva sobre otras películas del género. Un film formalmente impecable al que se le ve la influencia de modelos cinematográficos como la ‘screwball comedy’ hollywoodiense el mito de Pigmalión, como el archiconocido musical 'My Fair Lady' dirigido por George Cukor en 1964.
En conclusión, film de profesor-alumna adentrándose en el arte de convencer, donde lo de menos es tener razón o estar convencido de lo que se expone o pretende, cuanto el hecho de que la gente, el jurado o quien sea, se crea las argumentaciones que se exponen. Para ello, claro, hay que saber utilizar la razón, conocer el arte de la oratoria, manejar la potencia del vocabulario y no olvidar la elegancia de la propia imagen. Todo eso nada menos le enseña el incorrecto profesor a la rebelde alumna. Y ella, agradecida para siempre.
El director de origen judío Yvan Attal construye una película que entretiene; no es la comedia francesa al uso, su trama de superación de la protagonista, la actitud enervante del profesor protagonista, la crítica al racismo unido a un final emotivo con alma, encanto y ternura, hace que la película haya tenido una gran acogida entre el público. No hay que olvidar el excelente guión de Attal y Noé Debré, entre otros, con los personajes pulcramente escritos y una buena calidad narrativa.
En el reparto Daniel Auteil vuelve a demostrar lo gran actor que es en un papel de personaje racista, cascarrabias, insolente pero de buen corazón, cuyos registros sabe transmitir al espectador. Carmélia Jordana se entrega con magisterio juvenil a una interpretación muy buena, con fuerza y muy convincente (premiada en los César). Y Yasin Houicha pasa el corte como novio argelino de la chica. Y acompañando interesantes imágenes de archivo: Jacques Brel, Romain Gary, o François Mitterrand.
Es una película sobre la enseñanza universitaria o, podemos decir, una película sobre profesores. Lo que ocurre es que esta cinta conjuga esa emoción e inteligencia, que la eleva sobre otras películas del género. Un film formalmente impecable al que se le ve la influencia de modelos cinematográficos como la ‘screwball comedy’ hollywoodiense el mito de Pigmalión, como el archiconocido musical 'My Fair Lady' dirigido por George Cukor en 1964.
En conclusión, film de profesor-alumna adentrándose en el arte de convencer, donde lo de menos es tener razón o estar convencido de lo que se expone o pretende, cuanto el hecho de que la gente, el jurado o quien sea, se crea las argumentaciones que se exponen. Para ello, claro, hay que saber utilizar la razón, conocer el arte de la oratoria, manejar la potencia del vocabulario y no olvidar la elegancia de la propia imagen. Todo eso nada menos le enseña el incorrecto profesor a la rebelde alumna. Y ella, agradecida para siempre.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dialéctica, esa poderosa arma tan desconocida
3 de septiembre de 2018
Es una buena película, adaptada para una mayoría de espectadores: arranca con un tema delicado con pinceladas bochornosas que no te dejan indiferente, luego le siguen algunos toques de humor y es entretenida en su conjunto.
El tema central de la película no es sólo la integración, sino también la superación personal y la contundencia del discurso. Con un ritmo bastante lineal y sin grandes altibajos ¿dónde está la fuerza de este film? En que podemos extrapolarlo al mundo de la política, por ejemplo.
¿Por qué? porque nos muestra, aunque sea de manera muy sesgada y superficial, la potencia del discurso y algunas de sus estrategias que pronto podemos comparar o incluso descubrir.
Tiene matices muy finos, que dan cuenta de que el director es experimentado y sabe llegar al subconsciente del espectador más allá del uso de las palabras para tal fin. Sin decir nada, dice mucho... sutilmente.
Merece la pena su visionado, para todo aquel a quien le interesen los debates y las artes de la manipulación de la opinión (publicidad, política, derecho...).
El tema central de la película no es sólo la integración, sino también la superación personal y la contundencia del discurso. Con un ritmo bastante lineal y sin grandes altibajos ¿dónde está la fuerza de este film? En que podemos extrapolarlo al mundo de la política, por ejemplo.
¿Por qué? porque nos muestra, aunque sea de manera muy sesgada y superficial, la potencia del discurso y algunas de sus estrategias que pronto podemos comparar o incluso descubrir.
Tiene matices muy finos, que dan cuenta de que el director es experimentado y sabe llegar al subconsciente del espectador más allá del uso de las palabras para tal fin. Sin decir nada, dice mucho... sutilmente.
Merece la pena su visionado, para todo aquel a quien le interesen los debates y las artes de la manipulación de la opinión (publicidad, política, derecho...).
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
UNA RAZÓN POR LA QUE VER ESTA PELÍCULA
29 de octubre de 2018
Para empezar esta película la recomiendo bastante para todos los públicos , pienso que esta película debería de verse por la razón que trata de temas de racismo y la educación juntas. Y que viendo estas imágenes vean que no se puede juzgar una persona por sus apariencias Y su apellido. Nos muestra también de que todo el mundo que se proponga algo,una meta en esta vida, lo puede conseguir, por mucho que te digan no, debes luchar por ello.
Y el último tema que para mí es el que más me ha tocado, es como una persona puede cambiar por otra persona y por las cosas que le aporta.
Que del odio al amor hay un paso.
Y el último tema que para mí es el que más me ha tocado, es como una persona puede cambiar por otra persona y por las cosas que le aporta.
Que del odio al amor hay un paso.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
alexandracucucmc
29 de octubre de 2018
En mi opinión esta película me ha servido como una lección más en la vida porque me ha hecho reflexionar sobre algunos comportamientos que tenemos las personas. Me ha enseñado y convencido de que una persona puede cambiar si se lo propone, ya no solo cambiar sino mejorar tanto nosotros mismos como nuestros estilos de vida. A veces juzgamos a simple vista por las apariencias, pero yo siempre he creído el dicho de que las apariencias engañan y se puede apreciar claramente esto en la película.Y a pesar de todo lo que sucede a lo largo de ésta, podemos valorar y aprender, y sobre todo nos hace ver temas que pasan hoy en día. Realmente la recomiendo para hacernos ver las cosas desde otro punto de vista y aceptar a cualquier persona tal y como es, ya sea por su raza, religión o cultura.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran Camélia Jordana
31 de marzo de 2018
Comedia agradable, sostenida por la interpretación excelente de Camélia Jordana, y que al salir del cine se olvida fácilmente. El guión no deja de ser una colección de tópicos bien hilados, con diálogoso interesantes, y totalmente predecible. Daniel Auteuil hace una vez más de sí mismo con eficacia, aunque se hubiera agradecido algo más de profundidad en su personaje.
En resumen, bien para un rato y luego a otra cosa.
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6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría ser brillante
18 de abril de 2018
Una razón brillante tiene un planteamiento interesante aunque no original, un profesor universitario con una personalidad muy dura y anticuada se ve obligado a colaborar con una alumna que dé inicio no le resulta agradable.
A partir de ese momento se trata de ver la relación de dos mundos opuestos y cómo evoluciona la estudiante en su oratoria y técnicas de debate y creo que ese es el mayor problema de la película que realmente el guion y el montaje no deja ver evolución de la alumna y lo suple con imágenes, música y, diálogos que se quedan cortos. Se da por hecho como la estudiante va ampliando sus expectativas académicas y en su vida, a través de conversaciones no muy clarificadoras.
El tema está muy localizado en el problema que existe en Francia donde la segunda generación de inmigrantes se considera franceses de segunda, la película lo lleva al extremo comparando por un lado a una estudiante de familia inmigrante, que vive en el extrarradio, donde sus amigos han dejado los estudios y que consideran una crítica ser “muy francés”, y por otro un profesor de derecho Romano, de otra generación, un hombre mayor cerca de la jubilación, erudito del lenguaje, pero además con un buen nivel social y que recela de las nuevas tecnologías y rechaza la sociedad actual.
Como Subtrama la historia de amor con uno de sus amigos y otra vez la comparación con otro compañero de la facultad diametralmente opuesto que parece de clase alta incluso muy superior a la media del resto de compañeros.
Los debates que sirven de hilo conductor en la historia se quedan en soliloquios de la protagonista sin que le den más réplica que en la primera de las intervenciones, recurso fácil del guionista. Además los momentos de humor son un poco forzados no a tono con el resto.
Sin embargo el final es muy bueno y la intervención de la alumna sí que cumple con lo que la historia pretende. Destaca Daniel Auteuil que es lo mejor de la película. Está bien Nozha Khouadra pero muy mal doblada, lo mismo que la actriz que hace de su abuela, el doblaje de estas dos actrices perjudica la interpretación.
Es una película interesante que se deja ver pero podría ser mucho mejor.
A partir de ese momento se trata de ver la relación de dos mundos opuestos y cómo evoluciona la estudiante en su oratoria y técnicas de debate y creo que ese es el mayor problema de la película que realmente el guion y el montaje no deja ver evolución de la alumna y lo suple con imágenes, música y, diálogos que se quedan cortos. Se da por hecho como la estudiante va ampliando sus expectativas académicas y en su vida, a través de conversaciones no muy clarificadoras.
El tema está muy localizado en el problema que existe en Francia donde la segunda generación de inmigrantes se considera franceses de segunda, la película lo lleva al extremo comparando por un lado a una estudiante de familia inmigrante, que vive en el extrarradio, donde sus amigos han dejado los estudios y que consideran una crítica ser “muy francés”, y por otro un profesor de derecho Romano, de otra generación, un hombre mayor cerca de la jubilación, erudito del lenguaje, pero además con un buen nivel social y que recela de las nuevas tecnologías y rechaza la sociedad actual.
Como Subtrama la historia de amor con uno de sus amigos y otra vez la comparación con otro compañero de la facultad diametralmente opuesto que parece de clase alta incluso muy superior a la media del resto de compañeros.
Los debates que sirven de hilo conductor en la historia se quedan en soliloquios de la protagonista sin que le den más réplica que en la primera de las intervenciones, recurso fácil del guionista. Además los momentos de humor son un poco forzados no a tono con el resto.
Sin embargo el final es muy bueno y la intervención de la alumna sí que cumple con lo que la historia pretende. Destaca Daniel Auteuil que es lo mejor de la película. Está bien Nozha Khouadra pero muy mal doblada, lo mismo que la actriz que hace de su abuela, el doblaje de estas dos actrices perjudica la interpretación.
Es una película interesante que se deja ver pero podría ser mucho mejor.
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6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El poder de las palabras
21 de octubre de 2018
Como digo en el título lo que mas me cautiva de la película es la idea de que si se controla el arte de las palabras, se es capaz de hacer cambiar de idea, persuadir o conmover al auditorio y esto es algo que la película refleja a la perfección.
También, durante la película cambias de idea sobre algunos personajes como el profesor Pierre, el cual al principio creo que la mayoría despreciábamos pero en cuanto avanza la proyección se le coge cariño. Pero algo que no entiendo es el papel de algunos personajes como el novio de Neïlah, que además mantiene una relación tóxica desde mi punto de vista ya que se llega a enfadar con ella solo porque le ha corregido una expresión.
A parte de esto y otros pequeños problemas, ya no de la idea de la película en sí, sino de problemas de doblaje en castellano (que me parece ridículo), creo que la película transmite la idea que quiere y de muy buena forma.
También, durante la película cambias de idea sobre algunos personajes como el profesor Pierre, el cual al principio creo que la mayoría despreciábamos pero en cuanto avanza la proyección se le coge cariño. Pero algo que no entiendo es el papel de algunos personajes como el novio de Neïlah, que además mantiene una relación tóxica desde mi punto de vista ya que se llega a enfadar con ella solo porque le ha corregido una expresión.
A parte de esto y otros pequeños problemas, ya no de la idea de la película en sí, sino de problemas de doblaje en castellano (que me parece ridículo), creo que la película transmite la idea que quiere y de muy buena forma.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro nuevo "Pygmalion" s'il vous plaît
28 de octubre de 2018
Deliciosa actualización del clásico de Bernard Shaw, con una estupenda Carmélia Jordana en el personaje de la joven estudiante árabe procedente de la "banlieue" (los extrarradios) en el París actual, y con un, como siempre, eminente Daniel Auteuil en el de un atorrante profesor de Dialéctica.
Basada además, en la realidad constatable y objetiva de la importancia que desde siempre tuvo en el sistema Educativo Francés, el dominio del idioma y su expresión tanto oral como escrita, desde la más tierna infancia del alumnado. Una gozada. Película totalmente recomendable.
Basada además, en la realidad constatable y objetiva de la importancia que desde siempre tuvo en el sistema Educativo Francés, el dominio del idioma y su expresión tanto oral como escrita, desde la más tierna infancia del alumnado. Una gozada. Película totalmente recomendable.
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El arte de tener la razón, mintiendo.
5 de noviembre de 2018
Interesante y divertida comedia francesa que, retomando el mito Pygmalión tantas veces llevada al cine en distintas versiones y géneros (My fair lady, la más famosa),nos muestra la historia de un maestro y su alumna a la que moldeará y creará hasta superar a su maestro.
En esta versión, Attal mezcla también los prejuicios raciales ( ella es de origen argelino y él, un elitista, cínico y políticamente incorrecto profesor). Con estos elementos la lucha entre antagonistas está servida.
La película comienza con el primer día de clase en la prestigiosa Universidad de París. Nelia, alumna de Derecho y procedente de los suburbios, llega tarde a clase lo que provocará la ira de este deslenguado profesor.
Éste, la llenará de impromperios en plena clase, lo cual llegará a oídos del rector, el cual no puede aceptar( por la reputación de la Facultad), semejante comportamiento y amenaza al profesor con abrirle un expediente disciplinario, a menos que él mismo la prepare para el concurso de Oratoria ( en el que una representante de la Universidad de origen árabe, acallaría los rumores de elitismo y facherío de la Universidad).
Así comienza esta extraña relación entre dos seres que se odian mutuamente. Pero, aunque todo nos pueda saber a ya conocido, el duelo interpretativo( los dos trabajan muy bien), los temas de las clases( el arte de convencer aún sin estar en posesión de la verdad), y el resquebrajamiento de los prejuicios de ambos, hacen que esta película se vea con agrado.
Cierto es que no es una obra maestra. Algo le falta o le sobra, no lo sé. Pero tiene los elementos suficientes para que resulte amena e incluso un poco instructiva.
En esta versión, Attal mezcla también los prejuicios raciales ( ella es de origen argelino y él, un elitista, cínico y políticamente incorrecto profesor). Con estos elementos la lucha entre antagonistas está servida.
La película comienza con el primer día de clase en la prestigiosa Universidad de París. Nelia, alumna de Derecho y procedente de los suburbios, llega tarde a clase lo que provocará la ira de este deslenguado profesor.
Éste, la llenará de impromperios en plena clase, lo cual llegará a oídos del rector, el cual no puede aceptar( por la reputación de la Facultad), semejante comportamiento y amenaza al profesor con abrirle un expediente disciplinario, a menos que él mismo la prepare para el concurso de Oratoria ( en el que una representante de la Universidad de origen árabe, acallaría los rumores de elitismo y facherío de la Universidad).
Así comienza esta extraña relación entre dos seres que se odian mutuamente. Pero, aunque todo nos pueda saber a ya conocido, el duelo interpretativo( los dos trabajan muy bien), los temas de las clases( el arte de convencer aún sin estar en posesión de la verdad), y el resquebrajamiento de los prejuicios de ambos, hacen que esta película se vea con agrado.
Cierto es que no es una obra maestra. Algo le falta o le sobra, no lo sé. Pero tiene los elementos suficientes para que resulte amena e incluso un poco instructiva.
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Pigmalion actualizado en versión francesa
1 de septiembre de 2019
El argumento recuerda mucho al de "My Fair Lady" basado en Bernard Shaw. Un profesor universitario intransigente, riguroso, insolente y con un cínico sentido del humor acepta el reto de preparar a una alumna francesa de origen árabe para ganar un concurso de oratoria que dé prestigio a la facultad de derecho donde estudia. La alumna no sólo aprende dicción sino que pone en entredicho las enseñanzas en un entorno donde se ha generalizado el lenguaje "cutrelux" de los móviles y donde se cuestiona el conservadurismo de las "buenas costumbres", incluyendo la forma de vestir y comportarse, sin evitar un cierto racismo perdonavidas latente. De ahí arranca el discurso dialéctico filosófico sobre hasta qué punto se puede ejercer el derecho a ser diferente volviendo a los orígenes o se puede entender como otra forma de soberbia comparable a la de los que deben inculcar el aleccionamiento. El debate es del máximo interés en la película. Daniel Auteuil y Camélia Jordana dan vida excelentemente a sus personajes. El duelo retórico es tan nutrido, que hasta se pueden aprender cómo funcionan los trucos de la demagogia oral (léase políticos) para quien no los conozca.
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La indomable Neïla Salah
8 de enero de 2021
Partiendo de la base de que no me gustan la comedias francesas, el tema que planteaba la sinopsis me pareció suficientemente interesante como para verla, esto y que no había nada mas que mereciera la pena la otra noche.
Es una comedia didáctica sobre la importancia de estudiar, de aprender, de formarse en la universidad, como base para desarrollar la mente a lo largo de una vida.
No es original, es un refrito bien hecho de otras películas que vi anteriormente, el profesor que marca al alumno, la diferencia generacional, la lucha de sexos, el entendimiento entre razas y clases sociales diferentes.
La frescura de la juventud, la inocencia y la integridad de esta, frente a un mundo cruel y despiadado en el que para sobrevivir tienes que aprender a jugar con las reglas oficiales y con las cartas que te han tocado.
La actuación de ella es brillante, la joven cantante tiene talento. Pero lo mejor del film es la interpretación del que fue el marido de una mujer francesa (Emmanuelle Béart). Daniel Aurteuil llena la pantalla con su sobriedad y con una fuerza interpretativa que da la edad. Muy buen trabajo el de este veterano actor francés. Prometo ver algo mas de él.
La película en general y el final en particular, es demasiado complaciente, sigue un patrón estructurado de otras películas similares y no arriesga nada en absoluto, pero no todas las películas buscan sorprender, de hecho casi ninguna arriesga, para asegurar la taquilla lo normal es no jugársela.
Es una comedia didáctica sobre la importancia de estudiar, de aprender, de formarse en la universidad, como base para desarrollar la mente a lo largo de una vida.
No es original, es un refrito bien hecho de otras películas que vi anteriormente, el profesor que marca al alumno, la diferencia generacional, la lucha de sexos, el entendimiento entre razas y clases sociales diferentes.
La frescura de la juventud, la inocencia y la integridad de esta, frente a un mundo cruel y despiadado en el que para sobrevivir tienes que aprender a jugar con las reglas oficiales y con las cartas que te han tocado.
La actuación de ella es brillante, la joven cantante tiene talento. Pero lo mejor del film es la interpretación del que fue el marido de una mujer francesa (Emmanuelle Béart). Daniel Aurteuil llena la pantalla con su sobriedad y con una fuerza interpretativa que da la edad. Muy buen trabajo el de este veterano actor francés. Prometo ver algo mas de él.
La película en general y el final en particular, es demasiado complaciente, sigue un patrón estructurado de otras películas similares y no arriesga nada en absoluto, pero no todas las películas buscan sorprender, de hecho casi ninguna arriesga, para asegurar la taquilla lo normal es no jugársela.
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