7 Críticas de los usuarios

Simplemente es la mejor actuación mexicana que he visto en una película en toda la historia, la escena de la muerte de torito y el llanto de Pedro Infante es desgarrador, época en la cual la marginación hacia el pueblo humilde vivía su etapa extrema, muy recomendable saborear la actuación del mejor de la historia del cine mexicano, Pedro Infante.

A mitad del siglo XX México vivía una crisis económica muy grande, había mucha gente que vivía en extrema pobreza, pero lo peor de todo era la marginación que sufrían por medio de personas soberbias. Esta película interpretada por el genial Pedro Infante (Mejor actor mexicano de la historia) retrata nostálgicamente la manera cruel y despiadada sobre el trato que la gente de escasos recursos. Sin duda una de las 3 mejores películas mexicanas de todos los tiempos

Me parece un extraordinario trabajo del cine de oro mexicano. Por donde se quiera ver, el trabajo es pulcro e inteligente: mantiene un excelente ritmo, la actuación es fenomenal, la simpatía de los personajes te atrapa, visualmente cumple y propone, el punto y el manejo dramático te envuelven. Es una gran pieza de la cinematografía mexicana en todos sentidos.

Película que refleja eficientemente el arquetipo de la sociedad mexicana, del hombre, de la mujer, de la familia. Es un film que no sólo cuenta una buena y entretenida historia, es un film que transparenta y habla de nuestra cultura.

El único pero que le veo, es que hoy en día difícilmente vemos en México un trabajo de esta calidad. Pedro Infante, te extrañamos. Cine de oro, regresa por favor...

La opinión que tengo de esta trilogía puede parecer insulsa para la mayoría de mis compatriotas, quienes expresan su sentir lleno de beneplácito a través de su voto favorable y con comentarios dadivosos, en este sitio, para uno de los trabajos más populares y conocidos del cine mexicano en la llamada época de oro. Serie de películas basadas en la familia y su entorno, que abordan la fortuna y desavenencias conducidas por factores que golpean al sector proletario de todos los tiempos, siendo la marginación, la pobreza, la deshonestidad o la delincuencia los de mayor relevancia para el desarrollo de cada trama.

El director Ismael Rodríguez acertadamente convoca figuras de renombre para interpretar a cada uno de los personajes que conformaron cada película, reparto que encabezó la figura más importante del cine mexicano a la fecha: el inmortal Pedro Infante, distinguido actor y cantante, preparado para encarar la rudeza del ambiente en el cual se desenvuelve su personaje, sin perder la visión de lo requerido por “Pepe el Toro”. Héroe que representa al mexicano forjador de su destino, que afronta el infortunio con honradez y palabra, de sentimientos inquebrantables y simpatía que propasa tiempo y espacio, considerado por algunos como el ídolo de la cultura popular mexicana. Tampoco se olvida la incursión de mujeres bellas, encargadas de representar a la mujer mexicana del tiempo: sumisas, tímidas, alegres, abnegadas o coquetas, entre las que podemos citar a Blanca Estela Pavón, Katy Jurado, Carmen Montejo, Irma Dorantes, Nelly Montiel, todas en el rol asignado correctamente encontrando fotografías para la posteridad al igual que la estrella principal de los metrajes.

Los dramas de Ismael Rodríguez suelen estar complementados con escenas chuscas, personajes característicos por sus ocurrencias y diálogos, que atenúan la adversidad acechante, propiciada por los antagonistas, los cuales están cargados de soberbia e ira, contra el de abajo, fuerte, sagaz y orgulloso, incapaz de perpetrar en sus ámbitos aristocrático, deportivo o delictivo.

Con todo lo anterior podría decirse que esta trilogía es una de las máximas obras de la industria fílmica mexicana, sin embargo no lo es, debido a que rebasa la línea de lo verosímil y donde:

• Los escritores se ensañan con el personaje principal, para lograr el sentimentalismo
• El drama sube de tono, llevándolo a los límites de la exageración en cada película
• El género pierde seriedad y el héroe sale invicto de la confrontación con el villano de la historia (al más puro estilo del género de acción)
• Algunos personajes antagónicos son acartonados y sostienen parlamentos minúsculos comparado con el mensaje de fondo emitido
• La conclusión es una dosis de felicidad insípida muy al estilo de los melodramas televisivos

Continúa en Spoiler, falta de espacio

Hay una vieja frase que dice: ”Segundas partes nunca fueron buenas”. Yo no creo totalmente en esa frase… pero siento que, esta vez, es verdad. El enorme éxito que tuvo, “Nosotros los pobres”, animó de inmediato al director, Ismael Rodríguez, a proseguir la historia de Pepe el Toro y su familia, y creo que hubo un interrogante que se convirtió en el hilo introductor de la nueva trama: ¿Quién es Manuel de la Colina y Bárcena, el hombre que nombró Yolanda en su lecho de muerte como padre de Chachita?

Aunque la historia se seguía centrando en los pobres de una vecindad donde las alegrías y las tragedias se alternaban en la vida de un carpintero, su ‘hija’, su madre y sus más cercanos amigos, ahora entraban a terciar los ricos, encarnados en el padre de la niña, la madre y el hermano de éste, y hasta la coqueta esposa de Manuel… quien no parece estar muy a gusto donde se encuentra.

El arranque nos entusiasmó y sentimos que íbamos a estar frente a otro drama a la altura o quizás superior a su antecesor… pero, pronto comenzamos a ver que aquí se exagera el drama y los hechos se convierten en tragedia de telenovela latinoamericana, sin lograr la emocionalidad creíble y sincera de la primera película.

Aquí, Pepe (Pedro Infante) está casado con Celia, ‘La Chorriada’ (Blanca Estela Pavón); tienen un hijo pequeño, y “la cigüeña” ya anuncia que, en unos cuantos meses se avendrá de nuevo en dirección a su techo. La profesión de Pepe sigue siendo la de carpintero y también dirige la cooperativa que reúne a los de esta profesión… pero cuando al fin se encuentra con Manuel de la Colina (Miguel Manzano), Pepe le dice unas cuantas verdades, pero él quedará prendado de la que ahora sabe es su hija, y con el apoyo decidido de su madre harán cuánto puedan para quedársela.

Hasta este punto todo luce muy bien… y la inclusión del simpático personaje, El Bracero (Fernando Soto “Mantequilla”), socio de Pepe en la cooperativa que se ufana de saber inglés; pero, sobre todo la entrada en el juego de la seductora, Andrea (Nelly Montiel), sube puntos a la trama… pero, infortunadamente, el director Rodríguez –quien partió, ahora, de un guion firmado por, Rogelio A. González, Pedro de Urdimalas, C. González Dueñas y él mismo-, termina acudiendo a situaciones ya ocurridas en la primera parte (el desalojo, los celos mal fundados, el mismo bandido a bordo…) y lo peor es que lo recrea con un claro desperdicio de su creatividad. Como en, “Nosotros los pobres”, (razones por la que no le dimos la nota máxima), las peleas son muy pobremente ejecutadas y hay cierto descuido con la vocalización de algunos personajes, aunque esto puede ‘justificarse’ diciendo que así hablan ellos.

También me resulta inapropiado, el culto que aquí se rinde a la personalidad de Pedro Infante, quien se vuelve un consumado conquistador y goza de gran fama no sólo en su vecindad sino en las discotecas, pero sigue siendo un pobre y atribulado carpintero… y ni siquiera su fidelidad resulta creíble, sobre todo cuando se pone a su alcance una mujer como Andrea, capaz de moverle el piso a cualquiera. Las mujeres, por su parte, resultan en su mayoría demasiado ‘ligeras’ y ni siquiera Doña Charito (Mimí Derba), consigue mantener su nivel… ¡y el momento cumbre no se lo traga ni mi tío Credulín.

Termino recordando que la bella, Nelly Montiel, empezó su carrera en su país natal, Argentina, y luego pasó a México donde logró aparecer en unas 25 películas… y al igual que, Blanca Estela Pavón, también falleció muy tempranamente (el 14 de septiembre de 1951) en un accidente automovilístico en las calles de Acapulco, habiendo cumplido tan solo 31 años. Se rumora que estaba embarazada de Pedro Infante, con quien tenía una estrecha relación desde que juntos rodaron, “Si me han de matar mañana”.

Ustedes los ricos, secuela de Nosotros los pobres estrenada el mismo año es sin duda alguna "La mejor película de la historia", mucho mejor que Casablanca, Citizan Kane o The Godfather. La actuación de Pedro Infante es sobrehumna, la credibilidad y la simpatía de este actor hace vivir de manera dramática para todo el espectador la muerte de su hijo "torito". Además la simpatía de sus personajes como "La Guayaba y La Tostada" hace que esta megaproducción no solamente mexicana, sino internacional sea una maravilla de la cinematografía.

Un gran título para una genialidad de Ismael Rodríguez. Toda la cinta respira marginalidad,desesperación y como no, surrealismo. No sobra ninguna secuencia, todo lleva un ritmo ligero y muy suelto, sin que nada te haga perder la atención, sigues entusiasmado la historia y no paras de pensar en que vendrá después. Solo deseas que a Pedro le vaya de forma diferente a como le ha ido y que consiga salir de la situación en la que esta. Llena de escenas inolvidables con ese toque surrealista que hace que sea una película de Ismael Rodríguez, ademas de realizar Infante la mejor actuación de la historia del cine mexicano. Obra maestra.