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679 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
La película estrella
¿Me gustan las películas de amor?
- No
¿Me gustan los musicales?
- No
¿Qué valoración hago de la película?
- Una obra maestra en toda regla. La primera hora y cuarenta minutos de película son espectaculares, te hipnotizan...los últimos veinte minutos...lo mejor que he visto en el cine en mucho tiempo, te destroza y a la vez te termina de enamorar. Memorable.
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910 de 1159 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
LA ciudad de las estrellas
Es complicado empezar una crítica cuando las imágenes se apoderan de uno por momentos. Este es uno de esos filmes con tantos registros, tantas lecturas paralelas, que hacen que sea apasionante el sólo hecho de plasmar en palabras los sentimientos que llega a transmitir.

Esta es una historia clásica, de las que ya casi no se hacen. Tanto lo es, que es fascinante poder apreciar ese toque maestro de las grandes películas de antaño y al mismo tiempo respirar una bocanada de aire muy fresco con respecto al incipiente mundo de franquicias y remakes al que nos tiene condenado Hollywood en los últimos años.

El amor es la temática central de este filme. Pero no sólo el existente entre unos Ryan Gosling y Emma Stone sobresalientes, si no el que tienen por sus sueños, y, principalmente, por la ciudad que todo lo cubre. Cada plano, cada secuencia, es una declaración en público de la devoción por la ciudad de Los Ángeles. El propio título de la película ya nos da una pista de este poema hecho celuloide en honor a este lugar. Todo gira en torno a este ente poderoso que se convierte en el gran protagonista durante cada minuto del metraje. La fotografía es única, maravillosa a más no poder, de las que se te graban en la mente y crean escuela. Algunas de las escenas son tan icónicas que se repetirán en el imaginario popular puesto que La La Land lo tiene todo para ser el gran musical de esta generación.

Y es que es una obra original de los pies a la cabeza. No se encontrarán aquí fórmulas prefabricadas ni clichés que reduzcan el tono de los acontecimientos. Todo funciona en una mezcla perfecta entre diálogo, drama y música. Las escenas musicales fluyen de manera natural y se complementan bien, al mismo tiempo que son un placer visual. Las luces, los colores, el movimiento... toda una serie de factores hacen que la estética sea espectacular.

La dirección desde el punto de vista técnico es excelsa y confirma a Damien Chazelle como uno de los grandes talentos del cine actual. El guión está muy bien llevado puesto que introduce varios géneros para culminar en una escena final absolutamente maravillosa.

La música habla por sí sola, el gran trabajo de Justin Hurwitz se hace notar y de qué manera. Cada verso de cada canción cobra un significado en relación a la trama y logra transmitir de forma muy directa las emociones que encauzan este filme. Qué decir de los actores, todos rozan la perfección y no me extrañarían nada unas nominaciones de la Academia para los dos protagonistas.

En conclusión, estamos ante un clásico instantáneo. Una obra de las que sientan cátedra, de las que transmiten y nos hacen creer de nuevo en esto que llamamos cine. Porque a pesar de las ilusiones perdidas, la ciudad de las estrellas siempre estará ahí para volver a hacernos soñar.
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464 de 599 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
LA LA LAND (LA CIUDAD DE LAS ESTRELLAS)…NI FU, NI FA
Estamos en plena temporada de permios, y nos inunda la avalancha de “películas de premio”, que son casi un subgénero dentro del mundo del cine.
Películas “avaladas” por una larga lista de nominaciones, más o menos compradas por los estudios, que en muchos casos hubieran pasado sin pena ni gloria, y que nos venden como obras maestras o definitivas.
LA LA LAND es un claro ejemplo de este cine. Un refrito de “chico encuentra chica” (o viceversa), con toques vintage, homenajes a los musicales clásicos, pizcas de comedia amable y de melodrama ligero, que no sabe muy bien por cuál de los caminos decantarse y que se queda a medias en todos.
No digo que sea una mala película; interesante sería el calificativo más adecuado, y un poco frustrante también. Frustrante por ese continuado afán por levantar el vuelo sin acabar nunca de conseguirlo. Está montada con brochazos muy desiguales e irregulares que no consiguen salvar una historia bastante endeble y en la que ni el mismo director parece tener demasiada fe.
Tiene mucho desparpajo, frescura en algún momento, pero nunca magia.
Ni siquiera consigue hacer brillar como debiera a una partitura que se convierte en reiterativa y machacona.
Sí, LA LA LAND sólo me ha gustado a ratos, pero no como conjunto. A mí ni me ha llegado ni me ha funcionado toda su primera parte, quizás la más cercana al musical, y sin embargo me ha ido ganando según se iba convirtiendo más en una película y menos en un desvarío. Me ha cautivado, como siempre, Enma Stone, que está inmensa (cuando la dejan) en esta película y que posiblemente sea el pegamento que mantiene unida a LA LA LAND y que le da vida y una cierta credibilidad. Desgraciadamente no está a su altura, al menos no todo el tiempo, Ryan Gosling que abusa un poco ya de su colección de muecas de yerno adorable/canalla y poses estudiadas restándole naturalidad.
Me ha gustado, y mucho, el final de la película, con toda esa secuencia soñada, imaginada o deseada por ambos protagonistas, y que en cierto modo también te incita a ti a soñar con lo que esta película podría haber llegado a ser.
En definitiva, un fenómeno de marketing, una película que veremos porque “hay que verla” y que olvidaremos en cuanto llegue la siguiente “obra indispensable que no te puedes perder”, que seguramente hubiéramos disfrutado más de habérnosla vendido como lo que es.
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472 de 690 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La magia de La La Land
Tras acabar de ver la película me queda plantado en la butaca. No quería que se hubiera acabado, queria volver a verla, a volver a enamorarme de esta joya... Según iba por los pasillos del centro comercial en el que la había visto observaba atentamente las caras de las personas con las que me cruzaba. Todo me daba la impresión de que se había ralentizado pero aún así tenía unas ganas enormes de bailar... de soñar... de amar...

Ahora, tres horas después y mas calmado, las imágenes de la película se siguen sucediendo en mi cabeza. La La Land me ha echo sentir de todo: me ha enamorado. He disfrutado como un enano de la música de cada canción, ya sea instrumental o cantada... Me he reído con ese humor tan sumamente agradable y benigno. He sentido como míos los sueños, las ilusiones y los fracasos de los dos excelentes protagonistas. La La Land es, como dice la primera critica, un clásico instantáneo, una película para volver a creer en el cine.

Emma Stone me ha maravillado. Resulta natural y magnífica en cada escena y nos hace participes totalmente de la vida de Mia, hasta tal punto de reflejar con una sola mirada todo lo que siente, todos sus sueños y esperanzas. A destacar ese momento en el que canta la canción (preciosa por cierto) "The Fools Who Dream" Este año el premio Oscar a la mejor actriz ya tiene nombre. Ryan Gosling esta también excelente, siendo su talento para tocar el piano totalmente asombroso. Entre los dos surge una historia de amor, realista, natural y con muchísima química entre ambos.

Sin embargo lo mejor de la película, es, sin duda, el final, el epílogo. Maravilloso. Mágico. Inigualable. Te hace enamorarte y sufrir al mismo tiempo. Y al final, esa mirada y esa sonrisa que se dedican Mia y Sebastian, pasará a la historia... tal como lo hará esta película.
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280 de 359 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
La ciudad no es para mí
La verdad es que no sé por dónde empezar. No quiero extenderme demasiado hablando de los supuestos motivos externos de la película que la han convertido en un éxito, que convenía que así fuera, ni de su tremenda campaña de promoción, pero sería curioso al menos señalar que estamos ante todo un ejemplo de estrategia de cuándo estrenar un film y sacar el máximo rendimiento en taquilla. De entrada, el subtítulo español añadido a su título no lo recordarán los espectadores, sino que se remitirán a su título original, tal y como ya ocurrió en los informativos televisivos cuando daban la noticia de que había arrasado con siete Globos de Oro, creando un nuevo récord. Ya le pasó por ejemplo a “Amor sin barreras”, subtítulo añadido a “West Side Story” y que a estas alturas nadie recuerda.

Al menos para mí, lo mejor de “La La Land (La ciudad de las estrellas)” es su principio, con ese logo “prestado” de Cinemascope en precioso technicolor que, automáticamente, nos remite a la época del musical americano rodado en este sistema, aunque haya sido rodado realmente en Panavision. Su primer número musical, totalmente colorista, tiene un cruce entre número contemporáneo de musical de Broadway para turistas y de Jacques Demy, pero a mucha distancia de lo que es un musical americano en toda regla y del citado Demy, ya digo, y eso que es uno de los más espectaculares y logrados, dentro de la propuesta que presenta Damien Chazelle, una propuesta que se va desinflando según avanza su metraje, ya que para la anécdota que cuenta nos resulta de excesiva duración y sin sorpresa.

Por desgracia “La La Land” a mí no me hechizado, y eso que cuando veo un buen musical me derrito. Su coreografía me parece simplona, con pasos muy elementales para que cualquiera posteriormente, en su versión teatral, porque la habrá y de eso se trataba su éxito, lo pueda hacer sin complicaciones, así como cantar sus canciones, que no implican grandes registros vocales ni grandes complicaciones. Y más vale no entrar en comparaciones, porque si suelen odiosas aquí serían humillantes, ya que no hay ni rastro de los bailes de Gene Kelly, Fred Astaire, Ginger Rogers, Rita Hayworth, Judy Garland, Ann Miller o de las piernas mágicas de Cyd Charisse. Ni sombra de Minnelli, Donen o Cukor entre otros, por no hablar de los últimos renovadores del género, como el gran Bob Fosse. Todo, más que homenaje, es un copia, corta y pega de miles de títulos, incluyendo hasta momentos de Woody Allen de su “Todos dicen I love You”, quizás todo generado por el encanto y el éxito que fue “The Artist”. Era lógico que la propia industria hiciera su respuesta ya que es el musical, junto con el “western”, son los géneros más genuinamente americanos. Y el musical, para mayor INRI, hay que tener en cuenta que es el género que mayor cantidad de premios ha ido recogiendo a lo largo de la historia.

Puede que aquí sea donde reside la esperanza renovadora de la industria americana, que intentará imponer este nuevo estilo de musical para hacer frente a la moda del cine de súper héroes o entregas galácticas, cada vez más repetitiva y cansina, con el aliciente de pasar posteriormente a teatro el musical que en cine haya sido rentable, primero en escenarios americanos y luego venderlos al resto del mundo, incluyendo España, que parece que al fin ha entrado por el aro y forma parte del circuito, que trabajo ha costado.

Creo que la clave de todo está dentro de la misma película, en el diálogo que se mantiene en el primer encuentro entre Keith (John Legend) cuando habla con su amigo Sebastian (Ryan Gosling), este un purista del jazz. Keith le oferta un trabajo en un grupo y le habla que hay que renovarse, tocando un estilo adulterado, más “moderno”, ya que el jazz sólo lo escuchan los viejos de noventa años y que si decide seguir siendo un purista, morirá de asco. Pues eso ha hecho Chazelle, su director, sin el talento suficiente, como el resto del equipo, optando por una “renovación/ adulteración” del género, ya que hubieran sido incapaces de hacer un musical como los antológicos o en su defecto renovador en toda regla.

Su atmósfera también me ha evocado inevitablemente a Coppola, con su “Cotton Club” o sobre todo con su preciosa “Corazonada” que injustamente fue todo un fracaso. Y no solo hay un cierto aire de Coppola en esto, también de Hitchcock, con esas ventanas que despiden esa luz verde fantasmagórica que nos recuerda a “Vértigo”, o esos giros de cámara a lo Brian De Palma, o ese ambiente de clubes que tan bien recreaba Blake Edwards pero sin llegar a la altura de los mencionados, y la lista podría continuar, sería interminable.
Justin Hurwitz con su banda sonora en la que se incluyen temas versionados, no originales, Linus Sandgren con su preciosista fotografía, Tom Cross en montaje o Mary Zophres con su vestuario, son opciones favoritas para adueñarse de los Oscars en la próxima edición y sumar más premios de los que en principio le podían caer.
El que Emma Stone esté frente a uno de los más encantadores personajes de su carrera no tendría que ser motivo de premio. Es como esos Oscars que con el tiempo se ven algo disparatados como el que le dieron a Cher por “Hechizo de luna” o a Gwyneth Paltrow por “Shakespeare in Love”. Ryan Gosling se ve que se lo ha currado, pero más se lo curró por ejemplo Richard Gere en “Cotton Club” donde nadie le doblaba en los solos de trompeta y nadie se lo reconoció. En cuanto a los secundarios están como sumergidos en la niebla, poco importan, incluyendo las amigas de la protagonista, que podían haber tenido mayor relevancia y que finalmente no aportan nada. En fin, un nuevo mito inflado a más no poder, quizás para no pensar en Donald Trump.
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335 de 535 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Sobrevalorada
Pues sí, creo que La La Land está sobrevalorada. Es cierto que la película está bien rodada y funciona la química entre sus protagonistas, pero de ahí a decir que es un clásico o una obra maestra dista mucho. Se nota que Chazelle ama el género y ha querido recrear un musical clásico en los tiempos de hoy, pero como musical, la verdad, la película patina, y mucho. Desde el primer número inicial que abre la película al estilo de un lipdub propio de unos estudiantes universitarios buscando fondos para su viaje de fin de curso, uno se da cuenta de que las coreos, la puesta en escena y los arreglos musicales dejan bastante que desear. Los números musicales (muy escasos, corales solo recuerdo dos) son simplones y muy mal distribuidos a lo largo del film (todos se concentran en la primera mitad del metraje), y las voces susurrantes de Gosling y Stone no ayudan.
Pero es que como drama tampoco es destacable. He visto episodios de Sensación de Vivir con tramas más elaboradas. Predecible, cargado de tópicos y, en buena parte de la película, aburrido (los dos cuartos centrales son soporíferos, la verdad).
Una campaña de promoción apabullante y el efecto rebaño hacen que mucha gente califique esta película de obra maestra. Me pregunto qué opinarán de West Side Story (en materia musical) o de Esplendor en la hierba (en materia drama de sonarse los mocos).
Ojo, tampoco es una mala película, tiene sus virtudes (la pareja protagonista funciona bien y todo el tono de homenaje al cine del Star System tiene su encanto). Pero no, una obra maestra no es.
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198 de 274 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
La la la he visto ya
No me ha gustado. He ido a ver la película con grandes expectativas, pero conforme transcurrían los minutos, mi ilusión se ha ido desvaneciendo.
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229 de 339 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Al parecer, el problema lo tengo yo.
Pues oiga, soy una de esas pocas personas que han salido asqueadas de la sala tras ver ''La La Land''. Ya pueden ustedes odiarme por no estar alienado con sus pensamientos :D

Pero en la zona de spoilers, explico por qué me causa terror esta cinta:

***SPOILER***

En primer lugar, imagino que hay mucho iluminado que lee ''Cinemascope'' al inicio de la proyección, y ese es motivo más que suficiente para justificar el inexistente homenaje al celuloide que podemos encontrar en esta película.

El número inicial, prometía ser original, y... ¡Oh! no lo es. La canción no tiene ningún mensaje que me haga despertar, pero sí es una absoluta declaración de intenciones: La película va a ser muy vacía.

Nos presentan de golpe a una muchacha que sirve cafés en Hollywood para no tener que coger ni un bus para ir a un montón de castings donde la mayor crítica a la industria es que a todos los directores de casting les suda completamente la persona que hay haciendo la prueba. Como si no necesitaran una actriz y van allí a echar la tarde (imaginamos que las que consiguieron los papeles tuvieron la suerte de que no había distracciones en la sala).

La muchacha. Su mayor aspiración en la tierra de las estrellas, es pavonearse con cara de amargura porque algo le falta en la vida, pero en ningún momento se relata su esfuerzo, trabajo y constancia para los castings que pretende realizar (ensayar con un móvil en el coche de camino al trabajo no cuenta).
Pero sus aspiraciones van mucho más allá cuando la nueva mayor preocupación es ponerse un vestido elegante para ir a la fiesta de vete a saber quién para hacer nuevamente nada, y justificar un número musical pobre con unas compañeras de piso pobres, que por otro lado no necesitan ser descritas porque su siguiente (y única) aportación a la trama, es ir a aplaudir el espanto de montaje teatral de su compañera, una hora después.

¿Escena musical con compañeras en el dormitorio? Quien ha dirigido esto, debería ponerse ''Sandra Dee'' de ''Grease', y sentir vergüenza ajena hasta decidir dejar de hacer cine.

Y tras dos números musicales en cinco minutos, vamos a dejar de cantar durante media hora porque sí, porque no tenemos un esquema definido, esto es cine contemporáneo y estamos muy locos, y por eso la industria nos debe sus premios.

Es que, hay que presentar al muchacho. Resumiendo: Te hago la peineta en el atasco, casi te reviento cuando vienes a decirme que te encanta cómo toco el piano, porque me ha enfadado mucho que J. Jameson me despidiera cual Peter Parker por no tocar la marimorena. Pero que tras todo esto, tendrás que enamorarte de mí, porque soy un malote que tiene un taburete en el que se sentó una leyenda del Jazz (o eso me dijo el de ebay), pero que no es lo suficientemente bueno para el culo de mi hermana, la cual no importa porque lleva un minuto en pantalla y le queda otro. Igual que el ¿novio? de la muchacha que tiene menos aparición que Pepe el Romano.

Al muchacho se le presenta con Jazz. Porque ama el Jazz. O eso dice él.
Es tal su amor por el género, que todo lo demás es mierda y dolor (yo amo tanto el cine que me pasa lo mismo con esta película).

En fin... Que tras un nuevo número musical (y sus cuatro ''reprises''), nos tragamos con palomitas una historia de amor basada en la nada, sin pretensiones, repleta de personajes de minuto que no tienen ni texto en la trama, y por los que no podemos sentir nada más que indiferencia, y puede que un poco de asco.

Y esto se acaba, y no hay guión, ni se le espera. Nadie dice nada, ni aporta nada. Él sólo quiere abrir un bar, y ella se conforma con acabar apareciendo en una serie, pero tampoco se les ve muy entusiasmados.

Seguimos durante otra hora sin guión, donde podemos entender que sus cerebros vacíos y sus almas cargadas de inexperiencia coinciden, pero una gira es suficiente para decidir que se ha terminado, y que sólo han estado de rollo de Invierno a Otoño.

Y se acabó. Ella se ha casado con el estandarte masculino, y él ya tiene el bar. Y ya está.

Hacemos un último recorrido de lo que a nadie ya le importa, y es que, como moraleja, de haber seguido juntos se habrían comido la boca una vez más.

Pues qué quieres que te diga. Llego a casa, pongo ''Cantando bajo la lluvia'', y se me pasa.
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424 de 731 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una película para nosotros los soñadores.
Comenzare remarcando el parecido de “La La Land” con la última pelicula de Woody Allen “Café society”, tanto en su espíritu, como en su historia, las dos comparten una melancolía agridulce, el jazz, el amor y los sueños.

Chazelle, el mismo que la rompió con “Whiplash”,nos regala un hermoso musical moderno que venera a los clásicos e irremediablemente se vuelve uno de ellos, lleno de nostalgia “La La Land” no es solo una oda a una ciudad, es también una oda a nuestros sueños, nuestra lucha para alcanzarlos, la frustración de no lograrlo y la esperanza de que algún día, así sea distante, se hagan realidad, y claro por sobre todo, una oda, al amor, al amor al arte y a diferentes oficios en los que mucho de nosotros estamos, en los que tal vez no sobresalgamos, ni lleguemos tan alto como desearíamos, pero que aun así amamos porque es nuestra pasión.

Ella una actriz varada y él un pianista desempleado, los dos con un sueño diferente comparten la misma pasión por su arte, en los dos vemos los diversos caminos que pueden tomar nuestros sueños, algunas veces estancados, otras olvidados o simplemente imposibles “La La Land” es una pieza triste de jazz bajo maravillosas y coloridas coreografías, el retrato vintage de una generación perdida que busca ser encontrada y sueños que quieren ser realizados. Con escenas que nos elevan y nos arrastran, llegamos a la conclusión de que los sueños son una cosa maravillosa, al igual que el amor y a veces simplemente alguno debe ser sacrificado para que el otro se haga realidad.

Una película para nosotros los soñadores, hecha por otro grupo de soñadores que pudieron hacer la pelicula con la que muchos soñamos.
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154 de 203 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Postureo Land
Esta película es un sinsentido continuo, empezando por el título: 'La ciudad de las estrellas'. ¿Vamos a ver un homenaje a la ciudad de Los Ángeles? ¿Acaso la ciudad tiene un protagonismo específico en la película? No, nada de eso. Se trata de una historia de amor que sucede en ella, pero la mayoría de las escenas de peso de la trama se desarrollan en interiores. También pretende ser un homenaje a los musicales clásicos, pero se queda en una copia barata de ellos. De hecho, la película mejora cuando se dedican sólo a hablar. A destacar, la actuación de Emma Stone, que salva la película del desastre. El resto es un disparate.

Dicho título en inglés 'LA LA Land', la portada, el trailer… todo sugiere que veremos un musical. Nos la venden como tal. La primera escena consiste en una multitudinaria coreografía, rodada en plano secuencia, de gente que parece encantada de encontrarse atascada en la autovía. Todos cantan, bailan y visten casualmente prendas básicas de todos los colores del arcoiris. Mucho ruido y pocas nueces, ya que en dicho número musical no aparecen los protagonistas ni los secundarios ni tampoco aporta mucho al argumento. Lo que prometía ser un peliculón elegante y bien realizado se revela, repentinamente, como una chapuza mal ejecutada y tremendamente vacía. En ese momento nos invade el tufo a despropósito.

Seguidamente se suceden un par más de canciones olvidables cantadas por Emma Stone y Ryan Gosling… y ya después no volvemos a verles cantar hasta prácticamente el final. En total unas 5 canciones, incluido un tema interpretado por ella sobre su tía de París que nada aporta a la trama y también una canción que es parte de un concierto, cantada por John Legend. Todo se antoja preparado, impostado, artificioso, aleatorio. Tampoco la estructura de la película tiene mucho sentido, dividida en capítulos según las estaciones del año. Algo completamente innecesario dada la simpleza de la trama, ya que saber en qué época del año suceden las cosas tampoco aporta más información… Además resulta curioso que a veces en primavera se ven luces de Navidad.

Damien Chazelle se encarga de que en toda la película aparezcan numerosas referencias al cine clásico y la música del siglo XX: Thelonius Monk, Louis Armstrong, George Michael, Grace Kelly, Marilyn Monroe, Charles Chaplin, Jacques Demy, Hitchcock, Casablanca… Incluso se llegan a rodar tomas en los escenarios de la sobrevaloradísima 'Rebelde sin causa', mediocre película a la que parece querer homenajear y otro caso de absurdo cinematográfico. Es como si el director nos quisiera demostrar que es un culto cinéfilo y amante de la música. Todas las referencias aparecen siempre de forma muy explícita, o bien nombradas por los personajes o bien en fotos o murales en las paredes.

Alguien debería decirle a Chazelle que incluir referentes de la música y el cine cultos y de calidad no hace que tu película sea, automáticamente, una obra maestra. Mucho menos si tus recursos visuales son tan limitados. Parece que al director no se le ocurren otras formas de rodar un número musical que no sea encendiendo un foco que ilumina a quien canta o a quien va dirigida la canción y apagando las luces del resto de la escena. Esto lo repite una y otra vez. En exteriores abusa de los planos abiertos en miradores y de atardeceres. Es el cine al servicio del formalismo, del cartel, del marketing... Por otro lado, el empalagoso e impropio tema principal de la banda sonora que al principio deleita pero luego se reitera hasta la saciedad, provocando que le termines cogiendo una manía similar a la que le tienes a la alarma del móvil.

En cuanto al guión y los personajes, la mayoría de los diálogos son ingenuos e infantiles. Así como el "amor" que viven los protagonistas, con rozamiento furtivo de manos en el cine y todo. Apenas se besan castamente un par de veces los tortolitos. ¿Qué edad tienen? ¿doce años? De los secundarios ni hablo porque salen 2 segundos en pantalla y sólo para justificar los escasos y miserables números musicales. La historia está más que vista, todos los golpes dramáticos ya están más que explotadísimos, los personajes y sus frases son meros clichés. El director abre muchos frentes pero no cierra ninguno: el cine, la música, la nostalgia, el progreso, la frustración personal, el idealismo, los sueños, el romanticismo, el sentido del deber, los dilemas vitales…
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150 de 219 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Damien ama el musical y nosotros lo agradecemos.
Damien Chazelle da inicio a su carrera como director de cine con una escena que es un símbolo de lo que La La Land – y probablemente buena parte de su obra posterior- va a ser. Su opera prima es Guy and Madelaine on a park bench (2009) y la película abre con la imagen de una chica dándonos la espalda, mirando hacia las aguas del puerto de Boston y refugiada bajo un paraguas, mientras suena una canción digna de un musical de Hollywood. Paraguas, puerto, mujer, música. ¿Cantando bajo la lluvia? sí, pero también y mucho más Los paraguas de Cherburgo (1964) de Jacques Demy. El musical le interesa a Chazelle, no importa a qué lado del océano haya sido hecho. Le importa tanto que Guy and Madeleine on a park bench, corriendo todos los riesgos que un novato no debería asumir, es un musical donde hay jazz, hay tap, la protagonista se lanza a cantar en medio de un parque y más tarde hace un número de producción en un restaurante donde todos cantan y bailan al ritmo de “Boy in the park”, una melodía de Justin Hurwitz.
Chazelle y Hurwitz volvieron a trabajar juntos en Whiplash (2014) y es fácil recordar el enorme impacto que ésta película tuvo, gracias sobre todo a la potencia dramática que le imprimió la banda sonora que Justin compuso.
Colaboración que regresa en su tercer largometraje La La Land un filme que para Chazelle representa – gracias al éxito de sus filmes previos – la posibilidad de un crecimiento exponencial de las ideas que expuso en Guy and Madeleine on a park bench. Solo han pasado siete años de su vida, pero su talento lo ha convertido en uno de los directores jóvenes más interesantes del panorama comercial norteamericano.

Que Chazelle hiciera un musical no es entonces el capricho exhibicionista de un “wonder boy” que quiere demostrar que es capaz de abordar el género que sea. No, el hombre fue baterista en una banda de jazz en su secundaria y en Harvard se encontró en sus estudios de cine de frente los grandes musicales, a Fred Asteire y Ginger Rogers en Top Hat (1935), a Gene Kelly y Cyd Charisse en It’s always fair weather (1955), a Jacques Demy y sus paraguas y sus colores y esa joya que es Las señoritas de Rochefort (1967). Para él la música y el cine van de la mano. Incluso el proyecto de La La Land es anterior al de Whiplash, pero terminó haciendo la segunda antes con el fin de conseguir los recursos y financiar la primera.
El riesgo y la bondad de La La Land van de la mano: es un musical con canciones originales, no apela a un repertorio de standards conocidos, ni es tampoco la adaptación de un musical de Broadway. La banda sonora – tan maravillosa y autentica- la compuso Justin Hurwitz y las melodías las interpretan los protagonistas, Ryan Gosling y Emma Stone. Si nadie se sabe las canciones y no hay cantantes profesionales, el reto iba a ser, obviamente mayor. Dependían de la calidad de la música, de lo “pegajosos” que fueran los temas y de que la historia fuera lo suficientemente envolvente como para que no pensáramos si los actores están cantando y bailando adecuadamente. Pero si todo esto no fuera ya difícil, requería también que el espectador fuera sensible o romántico, o por lo menos se comportara como tal, dejando momentáneamente el cinismo existencial y los prejuicios hacia el musical a la entrada del teatro. Demasiadas condiciones. Demasiadas.
Por eso el éxito de La La Land tiene gran mérito. Es un musical contemporáneo, pero con un ojo permanentemente dirigido al pasado glorioso de los musicales de la MGM: ahí están para quienes quieran descubrirlos los homenajes a Singin’ in the rain (1952), An American in Paris (1951) o The ban wagon (1953). Su tributo a Los paraguas de Cherburgo va más allá de la paleta de colores y se extiende al drama que subyace a la aparente festividad. ¿Drama? Sí, claro. Esta es una historia de sueños, ilusiones… y profundas decepciones. Sus personajes Mia y Sebastian, son unos perdedores, una aspirante a actriz y un nostálgico músico de jazz, que están esperando una oportunidad. La ciudad, claro, en este caso Los Angeles, es el testigo silencioso de aquellos que lo intentan y lo intentan, pero jamás logran triunfar. Estas historias de perdedores pocas veces se ven en la pantalla, dedicada casi que exclusivamente a exaltar a los ganadores. La La Land les da vida a aquellos que tuvieron que aceptar que hay otras formas de triunfar y ser felices, incluso lejos de quienes supusimos nos acompañarían en el camino.

Damien Chazelle es un director de cine que adora el musical, pero descubre que ya pocos gustan de ese género. La nostalgia por el arte clásico impregna este filme, invitándonos a mirar el futuro, pero sin olvidar de dónde provienen el cine o la música que disfrutamos.
La La Land homenajea no solo el cine, el musical y sus grandes referentes sino también la música – esencialmente el jazz- y al romance y los sueños.
Esta película a lo que nos invita es a suponer que – pese a todo- es posible un final feliz, y a dejarnos llevar por el romanticismo que llena de música del aire.

Chapeau señor Chazelle, Chapeau!
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127 de 173 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Ma Ma Mágica
El cine como fábrica de sueños… Se nos olvida esta premisa básica y fundamental pero cuando acierta y da en la diana, se convierte en una experiencia imperecedera y memorable que nos arrastra hasta dónde quiera llevarnos sin que ofrezcamos ni la mínima resistencia ni alberguemos reticencia alguna a la propuesta que se despliega ante nuestros arrebatados ojos. Pero hay demasiados cineastas que arrinconan no sólo su afán de narrar una historia simple y diáfana, sino que desconocen la tradición de los clásicos de cualquier género, tratando de inventar la rueda cuando ya todo está inventado y de lo que se trata es de combinar lo conocido y reconocible hasta hacerlo parecer novedoso y singular. Y éste es el gran acierto del joven Damien Chazelle: el no pretender ser original sino en contentarse con desplegar todo su ingenio para poner en pie un mundo fascinante.

Y para ello cuenta con la complicidad de dos actores en estado de gracias, que no son ni bailarines ni cantantes pero que hacen parecer fluido e innato, elegante y arrebatador la impostura de lanzarse a ejecutar canciones rumbosas y coreografías estilosas como si fuera lo más normal y cotidiano, sin un atisbo de incredulidad en su mirada, sin un gramo de titubeo en su cuerpo. Pura dinamita y ligereza, pura genialidad travestida de naturalidad. Hacer parecer sencillo y espontáneo el artificio del musical es una arte que nada tiene que ver con artificio, sino con maña y soltura, con la destreza de hacernos suspender cualquier recelo o duda y nos entreguemos por completo a los encantos del fingimiento. Ryan Gosling y Emma Stone están soberbios y seductores, fogosos e inolvidables, pero quizás se la deba coronar a ella como la reina de la función. Extraordinaria.

La historia es de una sencillez exquisita. Chica conoce chico, se enamoran, se enriquecen y complementan, comparten sueños e ilusiones, se entusiasman y se dan alas para anhelar e intentar convertir en realidad lo imposible, lo codiciado, lo inalcanzable, se quieren y se desean, se buscan y se encuentran, se agradecen y compadecen, se pelean y se reconcilian, se separan y se atormentan. El juego de la vida entre ardores musicales y sinsabores jazzísticos. La frase ‘te querré siempre’ se encarna y se convierte no sólo en un lema, en un mantra, en un capricho, sino que cobra sentido y se hace realidad en este recorrido multicolor por los entresijos del ensueño amartelado.

Hay algún leve desfallecimiento del ritmo y del norte, pero se reconduce de inmediato. Uno sale de la sala agradecido, con el alma ligera, la sonrisa desplegada y la certeza de haber compartido la esencia del cine. Épico.
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73 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
La La Madre que parió a los Millennials...
Empecemos por el principio: Whiplash, de la que muchos hablan maravillas incomprensiblemente, me parece una de las peores y más enfáticas y manipuladoras películas que he visto en mi vida. Empezando porque cualquier profesor que se comportase como JK Simmons estaría de patitas en la calle en el minuto 1, y terminando con la moraleja ridícula de que el Jazz es repetición (cuando es improvisación), y que para ser un virtuoso en algo el talento no cuenta, basta con hacer repeticiones. Reducir el jazz a la rutina de ir al gimnasio. Lamentable.

Vayamos con La La Land:
Mi nota en condiciones normales sería un 5, pero como considero que esta es una web seria es necesario corregir la barbaridad que supone elevar esta cosita por encima de Cantando Bajo la Lluvia, Un Americano en París, Los Paraguas de Cherburgo, o por centrarnos en musicales recientes, Moulin Rouge, que si bien pecaba de histriónica tenía unos números y arreglos mucho más originales y trabajados. Cada película responde al espíritu de su tiempo, y este parece reflejar un mundo de idiotas narcisistas más pendientes de los seguidores de Instagram que de la enjundia de una buena historia. Ombliguismo puro de un chaval de 31 años muy convencido de su genio, pero que no pasa de ser el tuerto en el país de YouTube. Un Rubius a lo hollywoodiense.
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128 de 205 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Los colorines son el nuevo opio del pueblo
"La la land", que evidentemente se va a llevar todos los Oscars en vez de "Moonlight" porque no existe la justicia, es la película más vacía, estúpida e insustancial que he visto en mucho tiempo. Que a tantísima gente, incluidos los supuestos entendidos, les deslumbre la nada más absoluta construida sobre los mismos tópicos de siempre dice mucho de la era en que vivimos. Pero claro, el problema lo tengo yo, igual que a los pocos a los que no nos ha gustado nada esta película.
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149 de 250 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La La Land - lo que pudo haber sido y no fue
La película es muy buena, así, sin tonterías.
No os dejéis engañar por aquellas críticas que la suspenden y la puntúan peor que a Torrente.
Sobre gustos no hay nada escrito, pero a veces se niegan las evidencias.
Y es evidente que la fotografía es sensacional.
Y es evidente que la banda sonora es muy buena.
Y más evidente aún, que la pareja principal tiene química, y que al menos el oscar de Emma, lo podéis dar por asegurado, si no caen los de los dos actores, que habrá que verlo.
La historia que nos cuentan no es novedosa, pero se acopla como un guante a los números musicales.
Las dos horas se pasan sin pestañear y nos dejan escenas difíciles de olvidar.
El final es brillante.
Indispensable verla en el cine, donde se aprecia infinitamente mejor el colorido con que Chazelle ha impregnado la cinta, su cinemascope que no lo es, pero que lo parece.
Disfrútenla.
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74 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
No piquen en el anzuelo: no es un musical
La verdad es que yo pensaba iniciar mi comentario diciendo que esta película no es un musical per temía no ser comprendido por el lector. Stricto sensu, sí lo es, considerando su buena banda sonora -original e incorporada- y, definitoriamente, porque contiene bailes y coreografías. Pero si se hubiera suprimido tales elementos tengo que decir que, en mi opinión, este largometraje no sólo no hubiera mermado su nivel de calidad sino que el resultado habría sido otro mucho más coherente.

¿Por qué? Porque la mediocridad en torno al cantar, bailar o coreografiar es tan apabullante que produce vergüenza ajena. El cine musical es un género muy serio y adictivo precisamente porque sus iconos fílmicos se caracterizan por todo lo contrario: trabajo, profesionalidad y calidad. En esta película los protagonistas no saben cantar ni lo intentan; no saben bailar ni lo intentan; y las coreografías son burdas y malas imitaciones del gran cine musical.

Y lo peor: intenta presentar como una actualizanción lo que es una pésima copia. Hollywood, maestra en musicales, no debería perdonar tal pestiche.

Olvídense, pues, de ver algo con la fuerza de Jacques Demy -al que intenta emular- en 'Los paraguas de Cherburgo' [1964] o 'Las señoritas de Rochefort' [1967]; de 'Cantando bajo la lluvia' [S. Donen, Gene Kelly, 1952]; 'West side story' [R. Wise, J. Robbins, 1961]; 'Grease' [R. Kleiser, 1978]; 'All That Jazz' [B. Fosse, 1979]; 'Corazonada' [1982] o 'Cotton Club' [1984], de F. Ford Coppola; 'Moulin Rouge' [B. Luhrmann, 2001]; 'The Artist' [M. Hazanavicius, 2011]; y mucho menos del arte de con Gene Kelly, Fred Astaire, Ginger Rogers, Rita Hayworth, Judy Garland, Cyd Charisse... Nada que ver.

De ello te percatas nada más iniciarse, con motivo de un intento coral en una autovía. Lamentable, gélido, de estival consurso televisivo. Acto seguido -y durante los siguientes 60 minutos- parece como si el realizador hubiese decidido ir intercalando números musicales sin ton ni son con el objetivo de que la película perteneciera a tal género. En fin, un auténtico desastre, que no resulta extraño si sabemos que Damien Chazelle ha confesado que no le gustan especialmente los musicales...

Por lo demás, la historia no puede ser más simple y manida, con el consabido agravante de que, salvo las honrosas excepciones de los maestros, cuando un director se mete a guionista puedes temerte lo peor. Tiene tan poco que contar que su duración acaba resultando cansina y repetitiva.

La interpretación es, en general correcta, pero con la particularidad de que Emma Stone se come la pantalla de tal manera que logra salvar la película de su absoluto hundimiento. Es aluzinante la capacidad empática, de transmisión, hipnotizante, de esta chica. Y eso que en algunos momentos el maquillaje es tan horrendo que te extrañas de que te atraiga un rostro como el suyo.

Por lo demás, normalita. Incluso con algunos guiños originales. La fotografía resulta un poco obscura en su afán, imagino, de acercarse al antigüo y maravilloso CinemaScope, aunque dicen que está filmada en Panavisión. Buena puesta en escena, buen montaje y correcto vestuario y ambientación. Algo por lo demás encomiable, dado que rellenar un presunto musical con realismo es no saber de qué estamos hablando.

En fin, ya digo, el proyecto se salva gracias a Stone pero ni siquiera recomiendo verla en familia: los niños se van a poner muy pesados...

Sencillo y sobrevalorado pseudomusical con buena banda sonora y una Emma Stone para Oscar [6 sobre 10]

EQM

pd. La lluvia de nominaciones que ha recibido y los premios que va a acumular sólo tienen para mí dos explicaciones: el negocio propagandístico y lo poco acostumbrados que están los críticos al cine musical que ha hecho historia. Por cierto, será difícil llevarla al teatro, como de costumbre, porque no tiene sustancia musical para ello.
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73 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Sé que quedaré fatal... pero odio este musical
Si la habéis visto por tandas porque os quedásteis sopa a la mitad.

Si la historia os parece insoportablemente soporífera.

Si Gosling, fueraparte lo bueno que está, aquí os parece un puto palo.

Si no habéis visto más que una sucesión de bonitos números musicales.

Si Emma Stone os ha resultado insoportablemente petarda.

Si creéis que un gran musical es Grease o Moulin Rouge.

Si habéis conseguido llegar a duras penas al final y encima os ha parecido un truño.

Si el derroche de color en decorados y vestuario no os ha tapado lo vacuo.

Si pensáis que Damien Chazelle ha perpetrado un soberano bodrio.

Si estáis hasta el moño/nabo de oír hablar del "gran musical del siglo".

Si todo lo anterior... bienvenidos al selecto club de los que ODIAMOS ESTE TRUÑAZOOO!!!!!
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88 de 138 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Vaya bestia
Aún recuerdo la sensación que se me quedó en el cuero al ver la fantástica Wiplash: agotamiento, acabé exhausto y eso no es malo. Me encantó y la daría un 8,5 por sus grandes actuaciones. Con La La Land la sensación al acabar es otra, ni mejor ni peor, simplemente otra. Salgo del cine y de lo primero que me doy cuenta es de que tengo esa canción pegada en la cabeza, joder que sí la tengo. Salgo flotando en una nube, sabiendo que tardaré mucho en volver a ver una película así. Las actualizaciones son también bestiales, y cómo cantan y bailan los protagonistas es espectacular. No quiero decir mucho más porque esta película hay que ir a verla. Hay que disfrutala y simplemente dejarte llevar. Quítate los prejuicios sobre los musicales y simplemente disfruta. Empieza el espectáculo.
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49 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
UN CANTO A LA VIDA, A LA ALEGRÍA, AL AMOR Y... AL JAZZ
Acabo de disfrutar por enésima vez de mi adorada edición coleccionista del Blue Ray 4K Ultra HD de "La, La, Land, la Ciudad de las Estrellas", intentando encontrar las claves de un éxito tan abrumador y de jugar a la búsqueda de referencias, más allá del delicioso vídeo que la joven estudiante de montaje y edición, aficionada al musical, Sara Preciado, ha convertido en viral en internet.

Como en las anteriores ocasiones, me rindo. Mi capacidad de análisis y de concentración se ve desbordada por la arrebatadora magia del film de Chazelle, que me arrastra desde la espectacular coreografía de introducción en la autopista de Los Ángeles, a la burbujeante fiesta a la que asisten las aspirantes a estrellas, para sumergirme en una intimista historia de amor, cuajada de deliciosos números musicales filmados en planos secuencia con muy pocos cortes, que muestran orgullosos las referencias clásicas en que están inspirados, a quedar atónito ante el primer plano mantenido por Emma Stone en su monólogo de la prueba de audición, que le valió merecidamente un Oscar, y a concluir con un maravilloso epílogo de diez minutos que, como en los musicales clásicos, revela toda la esencia del film y ejerce la magia característica del musical: hacerte creer que puedes levantarte de la butaca, tomar de la mano a tu pareja y empezar a cantar y bailar bajo la lluvia.

La La Land es un clásico inmediato, un musical moderno de formato clásico que revela su modernidad en su brillante epílogo y en la sabia sonrisa final de Ryan Gosling. No es una nueva reformulación del género, como lo fueron "Moulin Rouge" (Baz Luhrmann, 2001) o "Begin Again" (John Carney, 2013), ni la adaptación de un éxito de Broadway como "Los Miserables" (Tom Hooper, 2012) o "El Fantasma de la Ópera" (Joel Schumacher, 2004), es simplemente un musical, y como tal, un canto a la vida, a la alegría de vivir, al amor y... al jazz.
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30 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Ni fu ni fa sol la si
Me encantan los musicales, me encantan muchas comedias románticas y me emocionan las películas que nos motivan a luchar por nuestros sueños. Ninguno de estos ingredientes está en esta patochada, en mi opinión. Los personajes son más planos que una pista de hielo, los secundarios inexistentes y el argumento es muy muy flojo. Con esto, espero al menos que los números musicales estén bien y/o que la peli me haga reir o llorar, pero nunca bostezar. Intentar elevar esto a la altura de West side story, 7 novias, Grease, Singing in the rain, Chicago... es insultante. Una película más donde la política (de la industria) compra los premios para hacerse el marketing a sí misma. Está bien para ir al cine a hacer manitas, porque es insoportable (como musical). Eso sí, para pasar el rato como típica historia romántica sin pretensiones, podría tener un pase.
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47 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
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