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18 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
EL AMOR EN ESTADO PURO
¡No me lo puedo creer! a estás alturas, aquí, en Filmaffiniy, sólo hay una critica a esta verdadera obra maestra de nuestro cine; critica, por cierto, gentileza de Travisloock, la cual me ha encantado. Pero lo peor de todo es que sólo, hasta el día de hoy, 499 votaciones se han registrado, y han sido para dar calificaciones más bien tibias. ¿Cómo es posible que esta verdadera maravilla, esta joya impagable de naturalidad y delicadeza pase tan desapercibida ante los ojos de quienes se consideran aficionados al cine?, no sé, me sorprende, tristemente me sorprende. Por eso quiero poner mi granito de arena y reivindicar el visionado de esta verdadera muestra de talento y sensibilidad.

Para empezar, he de alabar las cuestiones técnicas de este obra, impregnado sutilmente de la primera nouvelle vague, la cual a mi entender es una filmación mucho más que correcta. Pocas veces una cámara ha registrado la infancia con tanta credibilidad y aproximación. Viendo esas imágenes de la primera historia narrada por este film, esos encuadres, esos planos de niños jugando en la calle o asintiendo a clase, uno consigue meterse en la piel de un chaval, en este caso la piel de un crío enamorado y madrileño del año 63. Y si hablamos de la segunda parte, la historia de amor tierna, epistolar y casi infantil de dos ancianos en un hospicio, pues lo mismo, todo filmado con tanta naturalidad y tanto amor cómo el que quiso mostrarnos el director con su película, por que de eso debía tratarse, de darle reflejo al amor en estado puro... a mi juicio, Summers lo consiguió meritoriamente en esta película.

Con respecto a las interpretaciones, maravillosas. Los niños tienen mucha prisa por crecer, y los viejos corren para ser más jóvenes, y en ningún momento los actores, encaminados por un brillantísimo guión, me hacen dudar en lo más mínimo. Me lo creo todo.
¿Y el guión?, pues preciso, casi diría que perfecto. Quizás he de reconocer que la segunda parte, la historia de amor entre los dos ancianos, me resulta menos fluida, pero maravillosa igualmente, y con un final tan sencillo cómo fantástico.
Otra cosa que quería resaltar es el temprano uso que hizo Summers en esta película de la combinación del blanco y negro, junto con imágenes en color (o mejor dicho, filtros de color), algo muy poco frecuente en el cine de esa época, y aún menos en el español.

Por favor, vean esta película, de verdad que esta obra merece mucha más atención de la que me temo que tiene por estos fueros... y si alguien se arrepiente de mi consejo, pues que venga a tirarme un ladrillo a la cabeza, una moderna superproducción de Hollywood, por ejemplo.

P.D: la banda sonora, sin descubrirnos nada, encaja cómo un verdadero guante...

Para mi querida Rosa.
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38 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Otra joyita a reivindicar.
La dirección de esta maravilla de película no creo que fuera fácil. Se necesitaba de inocencia en la parte infantil y sobretodo en la parte senil de la película. Está rodada esta vejez con un cariño y una ternura excepcionales, impropias de un cineasta que en aquella época estaba en la adulta treintena (ya saben, casado, con niños, responsabilidades; todas esas cosas de gente adulta). Decían de él, que ya de muy mayor, les comentaba a sus amigos que si querían jugar a las canicas o las chapas con él (estamos hablando de señores de 50 años), y que si le decían que sí, le daban una alegría. Y es que según comentaron una vez en la televisión, Manuel Summers era un niño grande. Es la única explicación posible para esta película. Que la dirigiera un niño grande.

Luego haría comedia con la trilogía de “cámara oculta” ( por cierto, falta en los archivos de Filmaffinity esta trilogía: “To er mundo e güeno”, “To er mundo e mejó” y “To er mundo e demasiao”). Y su humor podría ser gamberro, pero también blanco y muy inocente.

A reivindicar Manuel Summers y esta maravilla de película.
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37 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Las edades y el amor
Manolo Summers fue un artista polifacético, romántico y ecléctico, mal visto por la crítica por sus ideas afines al antiguo régimen. Su carrera cinematográfica fue irregular, destacando por encima de todo sus dos exitosas primeras y más dignas películas: “Del rosa… al amarillo” y “La niña de luto”, son dos pequeñas obras, la primera en blanco y negro y la segunda en color, que comparten el tratamiento agridulce aplicados a tres historias de amores no consumados. La primera película, la que nos ocupa, nos situá en dos momentos de la vida de una persona en la que es más vulnerable ante el amor. Por un lado la infancia y por otra, la vejez. Protagonizados por dos parejas, una de niños y otra de ancianos, mientras la tercera historia pertenece a la segunda película y complementaria que aludía anteriormente. Trataba los problemas de dos jóvenes que no podían casarse por rígidas costumbres referentes al luto familiar, que Summers no pudo filmar conjuntamente en un sólo film por falta de dinero.

Se trata de un precioso retrato del amor más altruista y puro, el más noble, el más romántico por su desinterés material y reflexivo. Aunque resulta un film desequilibrado: el primer segmento se alarga hasta casi 60 minutos, para lo poco que cuenta, cosa que redunda en beneficio del segundo segmento, más corto (apenas 30 minutos) pero también más conciso. Ello se debió al problema técnico surgido al hacer desaparecer el episodio central, ante lo cual Summers probablemente decidió ampliar el de los niños, más ágil y variado, que el de los ancianos, más lento y desarrollado básicamente en un escenario. Ambos segmentos tienen un canción que, a modo de “leit motiv”, ilustra y resume las intenciones del film, “Mirando al mar” en el caso de la historia infantil y “Toda una vida” para el de amor otoñal. Los dos relatos se caracterizan por su tono ingenuo, pero es en el primero donde más fácil se intuyen rasgos autobiográficos del director.

De todas formas, lo mejor de este episodio reside en sus detalles tiernos y alguno jocoso, aunque algo simplista. El segmento de los ancianos, por el contrario, hace gala de cierta severidad en el tratamiento visual. Su construcción es sencilla pero eficaz, Summers muestra una correcta utilización de la voz en “off” en las lecturas de amor de las cartas que se envían. Personalmente me ha recordado mi niñez con una historia de amor parecida, que casi todos hemos vivido de una u otra forma en la más tierna edad, los juegos en la calle, los avatares de la férrea doctrina escolar, el campamento de verano de la J.O.N.S. (Juventud Obrera Nacional Sindicalista), una de las ramas ideológicas del régimen para adoctrinar en tono militarista a aquella juventud.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Los amores difíciles
Película impregnada de esa tristeza humana y desoladora que caracterizan las primeras obras de Summers. "Mirando al mar" es la canción con la que Summers subraya el momento dulce de ensoñación en la playa de la primera historia y también el momento más amargo. Este episodio resulta verosímil, humano y entrañable en algún momento. El segundo episodio está narrado en un tono semidocumental y también se oyen canciones de fondo tan viejas como ese "Manolo de mis amores" que suena en un recorrido por las calles. Tiene algún momento memorable y una atmósfera muy sesentera. Tanto la historia de amor infantil como el amor de los ancianos conforman una cinta cuya fama está totalmente justificada por su valor sentimental y por como evoca con una gran firmeza estética como se vivia en la España de los años 60. Una película muy especial con un tono agridulce que deja una profunda huella en la memoria del espectador. En definitiva un clásico e incluso un film de culto.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Retrato de una época
Dos historias de amor contadas de forma sencilla, rebosantes de ternura y encanto. Pero además es el retrato perfecto de una época. Cualquier adolescente de entonces, años 60, se verá plenamente identificado con Guillermo, los juegos, el colegio, el campamento de verano, la timidez con la chica que te gusta... Y para los jóvenes de hoy, es una forma de contemplar como fue la infancia de sus progenitores. Interpretaciones magníficas y una banda sonora que encaja perfectamente. La mejor película de Summers.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Nostalgias del Rose to yellow
Años màs tarde despuès de ser filmada esta pelìcula, fue presentada en la televisiòn Venezolana, aproximadamente en el año 1967 y a todos mis hermanos y hermanas nos encantò, y siempre tenìamos la ansiedad de que la repitieran nuevamente y estàbamos pendiente de ello; en esa època no existian los videos y dvd domèsticos como hoy en dìa, y deseàbamos que la repitieran. Otra de mis sorpresas fue que los compañeros (as) del colegio donde yo estudiaba tenìan la misma inquietud y una gran atracciòn hacia esa pelìcula. Lo que no entendìa, en aquel entonces, es porque habìa ese cambio tan dràstico que va desde un romance entre niños y luego se pasa a un romance entre ancianos; algunos le buscàbamos la vuelta y decìamos que eran Guillermo y Margarita en la vejez, pero no encajaban los personajes y vivìamos con esa incertidumbre; es posteriormente, ya adultos, cuando comenzamos a comprender de que eran dos historias que no tenìan nada que ver una de la otra. Gracias Sr. Manuel Summers por hacernos feliz en nuestra adolescencia .
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Nostalgia infinita
Aún recuerdo la primera vez que vi esta película. Los años 80. Yo era un niño, pero recuerdo que ya entonces no me pasó desapercibida. Esta tarde la he vuelto a ver y me ha agradado notar lo bien que la recordaba.

La película está estructurada en dos partes totalmente separadas, pero que tienen como nexo de unión el amor puro, ese que todos hemos sentido alguna vez en nuestra vida y que es el que nunca se olvida. Cada sección de la película es el reverso de la medalla de la otra. Es decir, en una (“Del rosa”) vemos a la infancia y un primer amor (y desamor); en la otra (“al amarillo”) Summers nos presenta a dos personas que están en la edad provecta, pero que tienen tanta ilusión y están tan enamorados como la primera vez.

Yo recordaba mejor la primera parte y, sin embargo, me ha gustado más la segunda, que aunque con menos frases de guión tiene una mayor fuerza expresiva. La primera secuencia del “amarillo” con la música de fondo de Antonio Machín es de una nostalgia abrumadora.

Coincido con otra crítica de esta web en que no puedo entender la votaciones tan bajas, ya que yo la considero una estupenda película, de una finísima delicadeza. Y desde esta humilde crítica quiero hacer un llamamiento para que todo el que no la haya visto corra a alquilarla en un videoclub y gaste (spend, que diría un angloparlante) una hora y media de su tiempo en ella.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El amor es siempre rosa
Esta película es una medio recomendación de mi madre, que recordaba que allá en sus tiempos unos vecinos suyos se la comentaron diciéndole que se habían reído muchísimo con ella. Claro, a una le entra la curiosidad porque, ¿un drama romántico del año 1963 puede ser una comedia?

Bueno, es cierto que te ríes con algunas situaciones cargadas de ingenuidad y ternura humanas, pero «Del rosa... al amarillo» es fundamentalmente una película preciosa. Una historia llena de colores en ese espectacular blanco y negro típico de los sesenta españoles, irrepetible, y con un director detrás de las cámaras que ama lo que hace, que ama el amor y ama la vida, y además sabe cómo expresarlo. Una película que se caracteriza, más allá de la historia partida en dos bloques que quita continuidad al guion, por la autenticidad que desprende. La verdad que hay en ella.

Cada fotograma, cada juego en las calles madrileñas, casi cada palabra es un recuerdo de la infancia de Summers, es un recuerdo de la infancia de todos, de la infancia que debería ser. Admirada me quedo al ver cómo Summers es capaz de plasmar un perfecto sentimiento romántico en apenas diez minutos, en quince: el niño Guillermo traspira amor desde que aparece y contiene el aliento al cruzarse con Margarita. La primera media hora es en mi opinión lo mejor de la película. La segunda historia de los ancianos es una pequeña, costumbrista y entrañable tragicomedia que posiblemente merecería una película entera; admito que se me han saltado las lágrimas en alguna ocasión.

Porque el amor no tiene edad, sino que siempre se está en la edad del amor; un amor que nunca es amarillo, sino de un inmaculado y brillante rosa.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Infancia y ancianidad
Los niños Guillermo y Margarita son novios, pero llegan las vacaciones y se han de separar. Los ancianos Valentín y Josefa se quieren, pero en la residencia donde viven, hombres y mujeres están separados.

La ópera prima de Manuel Summers cuenta dos historias de amor en sendas etapas de la vida: la infancia y la vejez. En cada uno de estos episodios suena una canción que resume las intenciones de los mismos, 'Mirando al mar' en el primero y 'Toda una vida' en el segundo. También se hace crítica de las instituciones causantes del distanciamiento de ambas parejas, el campamento y el asilo respectivamente. Un film muy original, lleno de naturalismo y ternura, que consiguió un notable éxito de crítica y taquilla.



"Tú eres el primer amor, el único amor de mi vida."
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
El amor no tiene edad.
Exitosa cinta del nuevo cine español surgido de las discutidas conversaciones de Salamanca y ópera prima de Summers.
Se trata de una película dividida en dos partes y edades: el amor en la adolescencia de Guillermo a Margarita, no correspondido por ésta; el amor de dos ancianos en un asilo, pero separados al haber una división entre hombres y mujeres. La película adquirió (y aún tiene) no poco prestigio, pero ha perdido la mayoría de la frescura y humor de su época. Así, ha quedado como un producto honesto y entretenido, que aporta una inocente y serena mirada al mundo del amor y su atemporalidad, pero de desarrollo monótono y reiterativo, dónde las canciones no suplen la falta de diálogos y dónde ese estilo documentalista de Summers no acaba de resultar todo lo valioso o irónico que quiere ser. Merece una nueva visión, no obstante.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Conmovedora
Una música conmovedora, unas actores frescos, una buena dirección, suele salir buenas películas y esta es una buena película. Un clásico una ópera prima espléndida y bella. Un relato bello sobre el primer amor y el amor en la vejez. Quizás debieron formar un tercer relato para terminar de rematarlo.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
62. Historias bipolares
Película bipolar. Mientras que la primera parte es ñoña (3/10), la segunda parte es una tragedia en cada plano (10/10)

Jugar al fútbol en la calle
Jugar a las chapas
Tebeos
Medirse para pedir los equipos midiendo pies
Jugar al pillar
Jugar en los parques
Los primeros besos infantiles
“¡Que no me salen pelos en los sobacos!”
La piedra pómez, ¿dónde fue a parar?
Pedir cosas absurdas a la Virgen
Amores de verano...

Estos recuerdos de mi niñez ochentera, no son tan alejados de lo que ocurría en los sesenta o cincuenta. Pero es una historia insípida, donde cuesta creer un amor de tanta diferencia de edad.

Sin embargo, el pelotazo lo deja Summers para el final, para hablarnos del ocaso de la vida. El intercambio de cartas, el planear la fuga, la muerte tan habitual en los asilos, y el pensar cuanta gente muere olvidada en algún rincón de España. El progreso también nos trajo eso, abandonar a nuestros mayores para trabajar como esclavos, para qué...
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El amor en la pubertad y en la vejez: genial película
Manuel Summers Rivero, director de este film (1935-1993), es natural de Sevilla, con orígenes irlandeses, gente ésta buena y con gran sentido del humor que heredó seguro, a lo que se suma su origen andaluz y la alegría de esa tierra. Ésta fue su ópera prima que es, paradójicamente, una película propiamente de madurez, gran éxito en el momento de su estreno en 1963 y luego, película de culto en todo el mundo hispano. La cinta consta de dos partes con el nexo común de ser ambas historias de amor, amor en los dos extremos del ciclo de la vida: la infancia y la vejez.

La primera historia, bajo el epígrafe de «Del rosa...», habla de la pubertad, un adolescente enemorado perdidamente, hasta que la cosa se volatiliza.

La segunda historia, bajo el título «... al amarillo», retrata el amor en una pareja de personas mayores que viven en un asilo de los antiguos, regentado por monjas muy hacendosas pero también severas. Ellos se quieren y se mandan a escondidas cartas de amor hasta que un buen deciden escaparse.

El director Manuel Summers, influenciado claramente por la “nouvelle vague” francesa de los ´50, hace una filmación que excede la mera corrección para pasar a la calificación de gran película con un estilo muy libre y un mensaje cordial. No es común que una cámara haya registrado la infancia-pubertad con tanta credibilidad y verismo. Y si me refiero a la segunda historia, nos interiorizamos en un romance tierno, epistolar e inocente entre dos personas mayores institucionalizadas. Todo está filmado de una manera natural, sencilla, y sin duda con el mismo amor que Summers como director quiso ponerle a esta entrañable obra. El guión del propio Manuel Summers es muy preciso y muy bien escrito; podría decirse que casi perfecto.

La música de Antonio Pérez Olea encaja perfectamente en la película e incluye canciones de Antonio Machín o Jorge Sepúlveda. La fotografía de Francisco Fraile es una combinación del blanco y negro, junto con imágenes en color (o mejor dicho, filtros de color), algo muy poco frecuente en el cine de esa época, y aún menos en el español.

En el reparto tenemos, en la primera parte unos estupendos y creíbles actores llenos de frescura y naturalidad como Cristina Galbo (Margarita) y Pedro Díez del Corral (Guillermo), que luego seguirían sus carreras con actriz y actor respectivamente con desigual fortuna. En la segunda parte unos cuasi amateur José Cerrudo (Valentin) y la italiana Lina Onesti (Josefa) se desempeñan con una maestría que dejó al público de San Sebastián anonadado.

Esta película fuen en 1963 Concha de Plata en San Sebastián y Perla del Cantábrico a la Mejor Película de Habla Hispana.

En realidad Summers se colocó al margen de la moda del cine hispano de su época debutando con este film que ahondaba en las aristas de dos relatos cotidianos, dos historias románticas tan sencillas como la vida misma. Es una película viva, que no ha envejecido, muy emotiva, buena, digna de verse más de una vez.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Inocencia
Del rosa al amarillo es una película de Manuel Summers dirigida y guionizada en 1963, con música de Antonio Pérez Olea. El humor negro, lo satírico, las vidas cruzadas, los deseos no realizados, el desengaño, la realidad de las cosas, el miedo, la inseguridad, la vergüenza, la indecisión, o lo inalcanzable, son algunos de los motivos por los que los personajes en el cine de Summers son tan entrañablemente familiares, porque se identifican con lo que representa lo cercano y cotidiano en las personas, con las filias y fobias que de alguna manera llevan incrustados nuestros personajes en su genética.

Margarita (Cristina Galbó) y Guillermo (Pedro Díez del Corral) nos habla desde la candidez de sus personajes sobre los deseos no cumplidos, la vergüenza que provocan las confusiones, del acercamiento al otro, en fin, de la timidez como aglutinador del primer amor, del primer enamoramiento, de lo platónico… porque más allá no se puede llegar prohibido por el tradicionalismo moral de la época impuesto a golpe de regla y castigo a los jóvenes adolescentes que dudan sobre cómo enfrentarse al deseo de querer, de amar o de socializar sin temor al chismorreo y las consecuencias.

Los jóvenes dejan pasar sus inquietudes amorosas normalmente llevaderas por la intervención de “La Ratona” (María Corchero) la mejor amiga de Margarita, cuya actitud en el desenlace de la breve historia de amor platónico tiene una función esencial hasta el desenlace de los acontecimientos, elemento que no se presenta en la esplendida y emotiva narración a la que asistimos a continuación de la mano de dos personas enamoradas en una historia paralela en la que con gran acierto Summers da el salto generacional del amor junto a Josefa (Lina Onesti) y Valentín (José Vicente Cerrudo) con un resultado emotivo y poético.

Ni las circunstancias, ni las obligaciones impuestas, ni Tan siquiera el buen decoro social en la convivencia, son impedimentos suficientes para que Josefa y Valentín sientan el deseo reencontrado de amarse sin importarles nada más… excepto la moral vigilada en la que viven. La idea de amarse y vivir juntos, a pesar de sus altas edades, no son impedimento para intentar un cambio de rumbo en sus destinos. La sobriedad emocional de Josefa convence al impulsivo Valentín en el cambio de actitud respecto a los planes futuros de ambos enamorados.

Sin lugar a dudas Del rosa al amarillo es una de las grandes páginas cinematográficas que por derecho propio y de su creador, forman parte de la historia del cine español como gran referente de lo que significa llevar a la pantalla algo tan necesario para el amor como los caminos que nos lleva a través. Si hemos de buscar un nexo común entre las dos historias, sería la inocencia atemporal mostrada en las bellísimas melodías que rubrican dos historias semejantes en lo esencial; mientras tanto, seguimos soñando “mirando al mar” y deseando que “toda una vida me estaría contigo”.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Pretérito imperfecto
El primero es magnífico, soberbio, casi (por los pelos) perfecto, lleno de detalles luminosos, de inteligencia, humor y sensibilidad, el segundo mucho menos, bastante más flojo, da el pego, no tiene ni la mitad de fundamento, reduce más si cabe el foco (a la pareja sola), le aplica u otorga la misma mirada a unos vejetes que a unos criajos y eso no es (lo más) acertado ni correcto, caleidoscopio, debería haber cambiado (más) el tono, hacerlo más sarcástico, seco, fiero, cachondo, (con) impronta, impertérrito, descojonado, somnoliento.
El dolor del (primer) amor, la España de la época versus a la vejez viruelas, gente (que muere o) muerta.
Delicadeza naíf kitsch con un fondo amargo negro espeso, viscoso, tristeza infantil pero lúgubre, con suave retranca, vitriólica amenaza.
En el caso amarillo se repite el mismo trasfondo oscuro, aquello es la cárcel de Cadena perpetua, La huida, Al final de la escapada, Atrapados sin salida, Alguien voló sobre el nido del cuco, un correccional, un penal, La Bastilla, El conde de Montecristo (Mercedes), las monjas son unas brujas y los curas unos caraduras y los compañeros apenas zombis, víctimas propiciatorias, La isla, pero no se arriesga, es muy escueta, somera, sabe a poco y la virginidad a los cien años (por) ahí no cuela.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
**** DEL ROSA... AL AMARILLO (1963) Manuel Summers
**** DEL ROSA... AL AMARILLO, Manuel Summers, 1963

Crónica sentimental de dos momentos de la vida y de una época (los primeros años de la década de los 60) narrados desde el corazón: la inocencia del primer (quizá también del último) amor, junto con el recuerdo imperecedero que deja en nosotros.

Emotiva, melancólica, tierna.

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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La magia del amor
Ópera prima de Manuel Summers, película inaugural y una de las más exitosas a pesar de su bajo presupuesto del llamado Nuevo Cine Español, una de las más bellas, líricas y personales películas de nuestro cine, rodada en blanco y negro, con pocos medios y con un elenco de actores que no eran precisamente de los más cotizados entonces, todo un auténtico soplo de aire fresco con un sentimiento de nostalgia que va creciendo a lo largo de toda la obra, el director opone resistencia porque no quiere ver el mundo como los adultos, ni quiere creer que el amor es una tontería, y contagia esa esperanza e inocencia al espectador. Summers aborda el amor desde dos perspectivas: el primer amor de la preadolescencia, y el último de la vejez, la esencia es la misma, una inocencia que no se ha dejado contaminar por el mundo.

“Del rosa al amarillo” está contada desde la inocencia de sus protagonistas y desde la nostalgia del director y su memoria sentimental, la película destaca por su frescura y osadía a la hora de retratar el amor y el desamor, haciéndolo con elegancia y gran realismo. Es un filme que nos recuerda las ganas que tenemos de hacernos mayores cuando somos niños para poder amar y el deseo de poder ser jóvenes cuando somos viejos, precisamente para lo mismo, para poder experimentar la magia del amor, pero en cualquier caso, lo más bonito e interesante que nos enseña es que, aún siendo ancianos y con la muerte próxima, es posible tener la misma capacidad de amar y sentir que un adolescente, de hacerlo con la misma ilusión, ansiedad y afán de transgredir.

El cuarteto protagonista, muy bien dirigido, sabe transmitir a la perfección las emociones y los sentimientos. Los actores más jóvenes, Pedro Díaz del Corral (inusitadamente talentoso para ser un niño) y Cristina Galbó, debutaron de forma brillante en el cine con esta película, si bien Cristina había aparecido previamente en “El Hincha” (1958); mientras la actriz es recordada, sobre todo, por su participación, años más tarde, en dos fantásticos hitos del terror patrio como son “La Residencia” y “No Profanar el Sueño de los Muertos”, Pedro Díez del Corral se convertiría en un actor de carácter, trabajando con algunos de los mejores directores del cine español. Por su parte, los actores veteranos, José Cerrudo y la italiana Lina Onesti (descubierta por Summers, casualmente, en un asilo madrileño), tenían gran experiencia en el mundo de la figuración y en papeles episódicos. Los cuatro recibieron un reconocimiento como actores revelación en el Festival de San Sebastián de 1963, donde, asimismo, Manolo Summers y la película obtuvieron sendas Conchas de plata.

Uno de los filmes que mejor ha sabido retratar el enamoramiento, sus sensaciones y el posterior desengaño, haciéndolo sin estridencias ni fatalismos y con una honestidad, simpatía e ironía excepcionales y sólo al alcance de un cineasta privilegiado. Una película cautivadora, a reivindicar y lamentablemente poco conocida, difícil de etiquetar y con sello de autor, que exige verse con alma de niño y que nos inunda el corazón de nostalgia y melancolía dejando una huella de manera indeleble.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Y la veo porque me toca
En realidad, la idea original era ir del rosa al amarillo pasando por el negro pero por temor a quedarse sin presupuesto Manuel Summers decidió suprimir el segundo capítulo, que luego retomó en "La niña de luto" (1964). Al final la historia se queda en dos episodios, un amor entre niños o preadolescentes, que ocupa casi unos sesenta minutos, y otro entre ancianos que se conforma con menos de la mitad de tiempo. En este sentido, queda bastante descompensada y de hecho hubiera preferido no cambiar de protagonistas, que dicho sea de paso, de los cuatro la única que ha tenido una carrera más consistente ha sido la guapa Cristina Galbó, que aquí debutó en la gran pantalla, muy niña, con unos 13 añitos tan sólo.

En cualquier caso "Del rosa... al amarillo" aún siendo la opera prima de Manuel Summers, se ganó el respeto de crítica y pública, conquistando la Concha de plata en el festival de San Sebastián. A mí no me ha desagradado pero le faltan ingredientes. A mi juicio la trama doble es bastante esquemática y lineal, por ejemplo, se echan en falta diálogos en las dos historias que hagan más real ese enamoramiento. Tal y como quedan pueden ser tomados como simples caprichos juveniles/seniles. De todos modos, la obra transmite ternura por los personajes y sensibilidad pero sobre todo es auténtica. Es decir, se nota que Summers vuelca recuerdos y vivencias de su infancia que le dan ese toque humano fundamental. Se deja ver.
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4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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