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23 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Gracias Biberman
Esta película es necesaria, nunca llegará a estar en una de esas listas de obras maestras, que todo buen cinéfilo debe haber visto por lo menos una vez en su vida, pero recomiendo que todo aquel que disfrute, por no decir ame el cine, vea esta historia tan sencilla como humana.
Más allá de que mi ideología, muy cercana al marxismo, nuble mi crítica a esta película, me gustaría decir que Biberman consigue hacer un gran alegato en contra de la explotación que mucha gente sufre, sin crear héroes, ni utopías semejantes, los protagonistas de esta película solo quieren que su trabajo se vea remunerado lo suficente como para poder mantenener a una familia.
Los protagonistas de esta pelicula no son intelectules, más bien muentran en muchos casos su falta de cultura, y en sus humildes casas no encontrarás ningún libro, pero, aunque no aparezca, sabes muy bien que debe haber alcohol.
Muchos de los hombre protagonistas, mineros de profesión, muestras su desagrado a que las mujeres, sus propias esposas colaboren en la lucha, por el mero hecho de no ser hombres.
Defectos, y más defectos, que Biberman no oculta, pues los protagonistas de esta película son seres humanos, no héroes.
Pero a pesar de que ninguno lucha por cambiar el mundo, a pesar de que ninguno de los protagonista son un gran ejemplo a seguir, a pesar de de los pesares, esta película te hacer creer que tal vez, igual que ellos al estar unidos, algo se puede cambiar.
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44 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Testimonio histórico de defensa de los derechos humanos y la igualdad de la mujer
Película independiente dirigida por Herbert J. Biberman. Basada en hechos reales, se rodó en Bayard, Silver City y Grant County (Nuevo Méjico/EEUU) y LA (California). Obtuvo el premio a la mejor actriz (Rosaura Revueltas) en el Festival de Karlovy Vary y el Crystal Globe a la mejor película. Se estrenó el 14-III-1954.

La acción tiene lugar en torno a una mina de zinc de la localidad de Silver City (Muevo Méjico). Narra, mezclando ficción y documental, la huelga que paralizó la mina de zinc de Silver City en junio de 1951. La negativa de la empresa a negociar convirtió la huelga en indefinida. Los mineros reclaman mejoras de las condiciones de seguridad en el trabajo, para evitar la proliferación registrada de accidentes graves, en algunos casos mortales. La empresa consigue la prohibición de los piquetes de mineros que cierran el acceso a la mina. Ante este hecho, las mujeres deciden formar los piquetes y añaden a las reivindicaciones la solicitud de mejoras sanitarias en las viviendas de la empresa que ocupan. La huelga termina en enero de 1952, al acceder la empresa a negociar.

La película muestra cómo varios accidentes graves en el interior de una mina mueven a los mineros a reclamar más seguridad en el trabajo. La estrategia que establecen es la unidad, lo que permite la cooperación entre los mineros latinos (los más perjudicados) y los "anglos". Las mujeres apoyan a los maridos en la lucha por sus derechos laborales. La determinación de éstas hace que sustituyan a los hombres, cuando se recibe la prohibición de que los mineros monten piquetes. Las mujeres solicitan mejoras sanitarias en las viviendas, que se concretan en el abastecimiento de agua corriente potable. El film defiende los valores de la igualdad de la mujer y de la distribución igualitaria de las tareas del hogar. También defiende el derecho a la no discriminación de los norteamericanos de origen latino en relación a los angloamericanos. La película se vio obstaculizada por denuncias sin fundamento. El estreno del film se limitó a 13 salas del país. Considerada como subversiva, su análisis actual pone de manifiesto que los valores que defiende son de general aceptación.

La música, de Sol Kaplan ("Star Trek, 1966), acompaña la acción con una partitura orquestal de tonos épicos y solemnes. La fotografía crea imágenes de gran belleza, basadas en un magnífico dibujo y en un uso brillante de la luz y el claroscuro. El guión combina la historia privada de una pareja y hechos colectivos que la afectan. La interpetación corre a cargo de actores y actrices profesionales y no profesionales del lugar, como Juan Chacón, presidente del sindicato minero e impulsor de la huelga. La dirección crea una obra de aires épicos, sobria y sencilla.

La película defiende valores y derechos que forman parte del patrimonio común de la civilización occidental.
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37 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Un 10
¿Porqué un 10?
Porque tiene lo que ninguna película tiene, porque es única. Porque tiene humanidad, tiene alma.
Describe muy eficazmente una acción colectiva sin olvidarse del drama personal que ésta conlleva.
La sal de la Tierra habla de una lucha por unos derechos mínimos, una lucha real que no va a ser fácil.
Una lucha humilde y pacífica contra los poderosos.
El pueblo unido en hermandad, en solidaridad constante, superando prejuicios empíricamente, a través de la experiencia.
Porque aunque se cansen siguen luchando.
Porque La sal de la Tierra nos muestra que hay que ser constantes, que hay que pasar mil baches y que aunque parezca que no sirve para nada, siempre sirve para algo.
Y porque sólo hay una respuesta contra las tácticas mezquinas de las grandes empresas: La unidad de todos los trabajadores.

Un poco de historia:
Recordar que está basada en hechos reales. Muchos de los actores no se dedicaban al mundo del cine, como el actor principal Juan Chacón, que realmente presidía el sindicato de mineros. O como Clinton Jenks, el activista anglo que aboga por la unión entre anglos y latinos contra los deseos de la empresa, y el cual tuvo que abandonar su trabajo en la mina en 1956, hostigado por la empresa.

Las hostilidades comenzaron con un artículo que la revista Hollywood Reporter publicó el 9 de febrero de 1953: "Los Rojos de Hollywood están filmando una película de propaganda sobre tema racial en Silver City, Nuevo México. Walter Pidgeon, presidente del Sindicato de Actores, recibió el dato en una carta de una maestra que trabaja en esa localidad e inmediatamente alertó al FBI, al Comité de Investigación de Actividades Anti-Norteamericanas y a la CIA".

En marzo de 1954 La sal de la tierra se estrenó comercialmente en los Estados Unidos, aunque ninguna publicación importante aceptó reproducir sus avisos y sólo trece salas en todo el país se atrevieron a exhibirla, desafiando las amenazas de la IATSE (International Alliance of Theatrical Stage Employes). Las escasas repercusiones críticas que tuvo en ese momento, algunas de medios influyentes como el New York Times, se manifestaron favorables y hasta expresaron su desconcierto ante los ataques previos cuando descubrieron que el mensaje de La sal de la Tierra era, como escribió luego el crítico Danny Peary, "más pro-humanista que anti-americano. No hace ningún llamado a la revolución sino que reclama el fin de la explotación y de todas las formas de discriminación".
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32 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El mensaje es lo que importa
Uno de esos casos donde el fondo es tan importante que poco importan las deficiencias de la forma como puedan ser los defectos de iluminación, planificación, la falta de recursos de unos actores cuando menos limitados (si es que en realidad son actores) pero que duda cabe que es una historia que merece la pena ser contada.
Tantas películas malas que se han hecho con todos los medios posibles y cuando realmente hay un mensaje y una historia que merece la pena ser contada se encuentra con mil y un problemas para ser llevada a cabo de manera decente, por eso y por su valentía merece la pena ver éste filme y valorarlo como es debido aunque estemos pensando durante su duración lo que pudo haber sido y no fue.
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18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Milagro médico
Film de denuncia absolutamente necesario. Para mí, uno de los mejores que he visto junto con gran parte de la filmografía de Chaplín, con Tiempos Modernos a la cabeza.

Utilizando como símil un parto, se la puede considerar un milagro médico, precedido por un embarazo largo y problemático con alguna que otra amenaza de aborto. La sufrida madre se llama Herbert J. Biberman y se trata de un director valiente, muy valiente, y comprometido como pocos.

Por tanto, nos encontramos ante una autentica joya de enorme relevancia conceptual e histórica que debemos mimar y valorar sin someterla a severos juicios técnicos o artísticos, ya que su rodaje fue toda una odisea, un camino fangoso lleno de obstáculos, para el equipo (véase “Punto de mira”, donde se describen los hechos), en una época en la que la libertad de expresión en general brillaba por su ausencia en la sociedad norteamericana, y por extensión también en la industria cinematográfica.

Y sin más comentarios, os animo a todos a verla porque su mejor testigo es ella misma.
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17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Luchas de ayer y de hoy.
"Tened cuidado con quien ponéis en vuestra lista negra, pues puede ser ensalzado como un héroe por la próxima generación, si no por esta" - Herbert J. Biberman

La forma de acabar con una opresión no es sustituirla por otra. Este parece ser el mensaje de La sal de la tierra, obra basada en un hecho real que, haciéndose eco de los problemas que afectaron a los mineros de Nuevo México durante la década de los 50, alude directamente a la discriminación que sufrían las mujeres por parte de sus propios maridos. Dicho esto, se trata de un filme atípico que fue dirigido en plena caza de brujas por uno de los Diez de Hollywood, Herbert J. Biberman, con la intención de visibilizar un conflicto del que los poderosos se desentendían, el del despotismo “anglo” en las minas de zinc, que condenaba a la miseria a los propios nativos. Por ello, nos encontramos con una obra de bajo presupuesto, que se sirve de técnicas cinematográficas sencillas y que no cuenta con unas interpretaciones que pasarán a la historia (a no ser por su autenticidad, puesto que la mayoría de los actores eran los propios huelguistas); pero que, sin embargo, funciona, al compartir con nosotros un drama profundamente humano, en el que los obreros no son héroes proletarios, sino trabajadores que no han podido disfrutar de los privilegios de la educación pero que luchan por sus derechos y, mientras lo hacen, aprenden que la liberación de su clase pasa también por la de la mujer. A este respecto, la evolución de Esperanza Quintero, la coprotagonista, es más que interesante: a través de la lucha obrera, toma conciencia de sus derechos, sin haber oído jamás la palabra “feminismo”. En definitiva, esta película, que ahora figura en el Archivo Nacional de la Biblioteca del Congreso de EEUU como una de las cien que merecen ser preservadas para la posteridad, constituye todo un monumento a la dignidad humana, además de una de las obras cumbre del realismo social más combativo y alejado de todo dogmatismo y voluntad adoctrinadora.

PS: Para quien quiera saber más acerca del contexto de clandestinidad en el que se rodó la película, recomiendo el visionado de Punto de mira (One of the Hoyllwood Ten) de Karl Francis (2000), ya que arroja luz sobre la historia de Bieberman y las condiciones de rodaje de este filme.

Davina Santos
Crítica para www.12criticossinpiedad.blogspot.com.es
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11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Triunfo del cine frente a la apisonadora hollywoodiense y el MacCartismo
El domingo 14 de marzo de 1954, se presentó en el Teatro Grande de Nueva York “Salt of the Earth", dirigida por Herbert J. Biberman, sobre un argumento de Michael Wilson, con sólo cinco actores profesionales: Rosaura Revueltas y cuatro de los incluidos en las listas negras del MacCartismo (como el propio Biberman que ya había pasado un año en la cárcel). Todos los demás actores eran los mineros, mujeres e hijos de los que hablaba la película. Fue un gran acontecimiento tanto por razones cinematográficas como humanas (ligadas a la auténtica tragedia ocurrida en la mina, y la urgente necesidad de parar la voracidad usurera de las compañías). “La sal de la tierra” abordó, con la más austera estética neorrealista, la larga huelga sostenida por estos mineros de Nuevo México.

Inicialmente, previniendo las dificultades que suscitaría filmar la película en unos Estados Unidos envueltos por el terror MacCartiano, se la ofrecieron a la Dirección de Cinematografía de México, pero la Oficina de Censura la rechazó. Biberman volvería a México para buscar una actriz cuyo físico respondiera a los requerimientos del papel de Esperanza, la protagonista del film, encontrando a Rosaura Revueltas con la que empezó a rodar en Silver City. El protagónista masculino (Ramón, esposo de Esperanza) recayó en Juan Chacón, presidente de la sección 890 de la Unión de Trabajadores Mineros, coproductora de la película.

En la cinematografía mundial son escasos los ejemplos que salgan bien parados de intentar sacar proyectos realizados con el enfrentamiento de los gobiernos y la propia industria. Parecería imposible realizar una película en semejantes condiciones, pues requiere del trabajo y compromiso de mucha gente y de complejos equipos, permisos y plazos a protejer y cumplir. De ahí que deba apreciarse como verdaderamente heroico el esfuerzo de quienes lograron realizar “La sal de la tierra”. Con una prensa local enfrentada desde el principio, alimentando la furia anticomunista contra ellos, las represalias no tardaron en aparecer llegando a su punto culminante cuando Rosaura Revueltas fue detenida antes de terminar el rodaje y expulsada de EEUU. Por suerte ni Biberman ni Rosaura se dieron por vencidos y en colaboración con el cineasta norteamericano Bill Miller, entonces en México, el teatrista Asa Satz, y el poeta Manuel Altolaguirre se las ingeniaron para rodar las tomas que faltaban.

El resultado está ahí. Un prodigio de naturalidad en la puesta en escena, un ejercicio de coherencia ideológica y uno de los pocos triunfos del arte comprometido enfrentado a la gran industria.
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9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Cuando la tierra es de los otros, la sal también.
He aquí un documento gráfico que deberían recuperar todos los sindicatos del mundo para concienciar a los trabajadores de la fuerza de la unión y las miserias a las que conduce el individualismo. Claro que primero habrían ellos de interiorizar el mensaje y no considerar que hay cosas que ya están superadas; porque si olvidamos nuestros orígenes el camino andado se desandará y los logros conseguidos se convertirán en polvo.
Que no piensen los obreros de hoy (los que ejercen), que los mineros y mujeres de los años 50 en Nuevo Méjico no son representativos del momento actual; las reivindicaciones no han cambiado: no se ha conseguido igualdad y la dignidad está en franca retirada.

Los mandatarios estadounidenses de aquellos días no sólo censuraron esta película, también aprovecharon para engordar la lista negra de los amanuenses del Comité de Actividades Antiamericanas. Herbert J. Biberman, su director, estuvo seis meses en prisión por negarse a confirmar o negar su afiliación al Partido Comunista.
¿Alguien puede dudar de la veracidad de lo que se expone en este semi-documental? ¿Alguien puede asegurar que, sesenta años después, los directores de empresas se han humanizado y ya no piensan exclusivamente en la cuenta de resultados?
Las crisis, paridas por el capital para llevar al redil a las ovejas descarriadas, nos están empujando nuevamente a las trincheras y allí encontraremos los olvidados huesos de quienes combatieron por una vida mejor para todos y a quienes no hemos honrado.

Además del inmortal mensaje la película cuenta con una increíble calidad fílmica (dados los problemas de financiación) y con un científico estudio antropológico que ha llevado a la propia Librería del Congreso de los Estados Unidos a considerarla una obra de interés patrimonial. ¡Tienen gusto los, seguramente, hijos y nietos de aquellos represores y explotadores de mineros!
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una lucha obrera feminista
La eterna lucha contra la injusticia laboral, en este caso, mineros de Nuevo Mexico que carecen de medidas de seguridad y discriminados respecto a sus compañeros americanos, traspasa las barreras de las asambleas entre hombres y el apoyo de los sindicatos para convertirse en una lucha donde las mujeres se convierten en una pieza clave e indispensable para conseguir el éxito de una reivindicación pacifista.

Herbert Biberman rodó en la misma localidad en que ocurrió la historia y tuvo muchos problemas de persecución y amenazas por la caza de brujas del momento.

La actriz Rosaura Revueltas demuestra su gran maestría en un personaje que mantiene una lucha personal hacia una realización de sí misma. Los actores en su mayoría no eran profesionales como el líder Juan Chacón, minero que lideró la huelga.
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
“Juntos podemos abrir un camino al andar”
Los obreros tienen una razón poderosa para sindicalizarse: “Unidos somos una fuerza significativa y respetable”. Y como dice la vieja canción: “Un colihue es muy delgado / y muy fácil de quebrar / pero si juntamos varios / es difícil de lograr”. Los patronos también tienen una buena razón para permitir que sus trabajadores se sindicalicen: “Es más fácil negociar con cinco trabajadores que con cincuenta”.

Más, sin embargo, muchos han estigmatizado al sindicalismo. Es cierto que ha habido razones de parte y parte que han llevado a fortalecer el estigma. La represión patronal ha forzado respuestas agresivas de algunas asociaciones. Ha habido sindicatos manejados improcedentemente… pero, en general, el sindicalismo ha fortalecido a las empresas al conquistar ambientes laborales más justos, lo que redunda luego en una mayor productividad y estabilidad del personal calificado.

Por eso, cuando uno ve un filme objetivo, semi-documental y tan humanamente hecho como <<LA SAL DE LA TIERRA>>, queda sorprendido cuando se entera de que, el productor Paul Jarrico, el director Herbert J. Biberman, el guionista Michael Wilson… ¡y hasta el actor, Will Geer!, hicieron parte de la lista negra del gobierno por el simple y legítimo hecho de defender - ¡en justicia plena!, ¡constitucionalmente! -, el derecho a mejorar las condiciones de vida de una especie de trabajadores como los mineros que toda la vida, aún en pleno siglo XXI, han sido tratados de manera muy parecida a la de los esclavos.

Financiado por sindicatos internacionales, <<LA SAL DE LA TIERRA>> es un bello y elocuente filme, que exalta la labor de la mujer en tiempos en que se pretendía que su lugar fuera la cocina y el fregadero... y algo más. Aquí, la mujer chicana cambia la historia, rompe con las tradiciones, y demuestra a sus hombres –y a los demás machistas del mundo- que ellas pueden luchar hombro con hombro, inteligencia con inteligencia, y con una perseverancia invencible en la conquista de reivindicaciones sociales.

Michael Wilson, logra un brillante guion, mesurado y sin alardes triunfalistas, que solo deja asentada la equidad entre hombres y mujeres, y el derecho a que las empresas se ocupen por igual de todos sus trabajadores. Y Herbert J. Biberman -logrando que aparezcan en el filme los verdaderos activistas de aquella lucha histórica-, consigue uno de los más relevantes filmes sociológicos que se hayan hecho en la historia del cine.

Necesario exaltar la labor en la actuación de Rosaura Revueltas, quien, como la vital Esperanza Quintero, enseñará a su marido lo que es una Mujer de Verdad; y también la de, Henrietta Williams, la Teresa que abrirá el camino para la reivindicación femenina.

Una vez más lo demuestra la historia: “No son los que tienen la fuerza sino quienes tienen la resistencia, los llamados a vencer”.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Solidarity forever, For the union makes us strong.
La Sal de la tierra es una película única e irrepetible.

Durante la caza de brujas del senador McCharty en los años cincuenta se produjeron episodios verdaderamente lamentables. Directores, actores y guionistas que debían delatar a sus compañeros de profesión por el simple hecho de pertenecer a una ideología que no era aceptada durante la guerra fría. Tampoco había que ser estrictamente comunista para ser rechazado por Hollywood, con que uno profesara en público ciertas simpatías por algún movimiento social eran suficientes para entrar en la lista negra. Si un cineasta entraba en la lista negra del comité de actividades norteamericanas, seguramente no volvía a trabajar en Hollywood. El señor McCharty y sus acólitos se encargarían de ellos.

Una de las producciones más hermosas e insólitas que se dieron en aquellos años fue la sal de la tierra, rodada en el 1954 por Herbert J. Biberman y completada con multitud de miembros que pertenecían a la dichosa lista negra. En el reparto mismo encontramos a Juan Chacón, que no era actor sino un miembro del sindicato, y había participado en la huelga de mineros en Silver city en Nuevo México. La película retrata precisamente estos acontecimientos de la huelga. Que una película tratara este tema ya resulta un acto de valentía inigualable.

La obra combina el documental con la ficción. El interés está en retratar el hecho real que tuvo lugar en Nuevo México con el mayor verismo posible, y por eso se utiliza a actores que la mayoría no son profesionales, sino auténticos mineros. No es de extrañar encontrar en la película una mezcla lingüística más que curiosa. Los intérpretes utilizan indistintamente el castellano y el inglés, como una manera natural de expresión. La poética de la película está bastante clara y alejada de la ficción del cine clásico norteamericano: Lo importante es mostrar los entresijos de la huelga, mucho más que mostrar algún tipo de relato clásico.

La película utiliza la voz en off de la protagonista principal, la actriz Rosaura Revueltas. Sí, sin duda, otra de las características más elogiables del film es el protagonismo que le otorga a la mujer, que no se convierte en un ser anclado bajo la sombra de su marido, sino que recoge unas responsabilidades enormes, llegando a ser el motor auténtico de la huelga, una vez han prohibido a los hombres que actúen como piquetes.

La denuncia social de la película alcanza una gran variedad de registros. El motivo principal de la huelga es las pocas condiciones de seguridad que encuentran los mineros en la mina, después de que más de un accidente se haya producido sin que los superiores hayan movido un ápice por arreglar las cosas. Evidentemente la vida de un minero no vale lo suficiente como para dotar a la mina de una seguridad mínima. Pero la película no se queda aquí, sino que sigue registrando los demás incidentes. El racismo también hace acto de aparición. Nuestros personajes principales son mestizos o de origen mexicano, lo que condiciona el salario y las condiciones en las que deben subsistir. A diferencia de los otros compañeros de la mina de origen puramente norteamericano (si este origen tiene algún tipo de sentido, puesto que en realidad Los Estados Unidos son un país de inmigrantes), los mexicanos no tienen derecho a agua caliente. Como vemos, este problema racial tiene aún mucha vigencia y sigue dotando a la película de una gran fuerza.

Pero además la película dignifica el papel de la mujer, hasta unos extremos insospechados para el año de producción del film (1954). Rosaura Revueltas (haciendo honor a su apellido) interpreta en el film el papel de esposa de Juan Chacón. Como mujer de la época, se ve obligada a cuidar de la casa y mantener a los hijos. Pero poco a poco las mujeres se irán uniéndose para que este papel denigrante vaya cambiando. Cuando los hombres se vean obligados por la ley a abandonar el papel de piquetes, serán las mujeres las que se encargarán de realizar la revuelta, para llevarla hasta el éxito final. Por otra parte la película también hace hincapié en este rol tradicional de la mujer como ama de casa, demostrando en una secuencia casi cómica lo injusto de ese trato. Juan Chacón y un compañero suyo han adoptado los trabajos de sus respectivas mujeres mientras estas están en la huelga, y comentan lo arduo y duro que es el trabajo de la mujer, que hasta ahora habían infravalorado.

Por otra parte la película tiene detalles de gran interés. La policía aparece representada como un fiel esclavo de los grandes poderes (los empresarios de la mina) y no como el papel de ayudar al pueblo, que debería ser el que le pertenece por origen. Los empresarios de la mina actúan de todas las maneras posibles para conseguir sus objetivos, incluyendo agresiones físicas.

http://neokunst.wordpress.com/2014/03/02/la-sal-de-la-tierra-1954/
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La clase nos une, el género nos divide
"La sal de la tierra" trata sobre la lucha conjunta entre hombres, mujeres y niños de clase trabajadora frente a un conflicto común. Pionera para la época por su carga feminista, pone sobre la mesa la cuestión del trabajo doméstico y la necesidad de organización de las mujeres obreras ante la explotación y opresión -de clase y género- y ante la subestimación de sus compañeros. La narración va señalando actitudes machistas que dividen la lucha y que, como en la vida real, sólo pueden revertirse promoviendo la igualdad de sexos y la solidaridad de clase.

Por su parte, el rodaje de la película no fue precisamente un camino de rosas. Además de no contar con financiación externa, el equipo sufrió ataques físicos, control policial, campaña de denigración por parte de la prensa y hasta la deportación a México de la actriz protagonista, Rosaura Revueltas. La posproducción se hizo de forma clandestina y, finalmente, tras su estreno, la película fue censurada por la mayoría de los cines estadounidense. Biberman, víctima de la caza de brujas, ya había sido encarcelado por sus ideas políticas y por negarse a declarar ante el Comité de actividades Antiamericanas pero, desgraciadamente, esta película le costó el veto definitivo por parte de la industria cinematográfica.

En definitiva, "la sal de la tierra" es un clásico que, con todas sus limitaciones técnicas y los años que nos separan, sigue más vivo que nunca.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Las mujeres nos hacen mejores a todos
Por una vez da igual que la película esté bien hecha, que esos piquetes parezcan mejor o peor filmados, da igual que la actuación policial sea creíble, si la cámara está bien puesta o no, los planos fijos o la calidad de las interpretaciones: por una vez lo más importante es el mensaje y la valentía de un realizador que se pone detrás de la cámara a mediados de los cincuenta para apoyar la lucha obrera. No es lo mismo hacer una película ahora que entonces, "La sal de la tierra" sale a la luz en pleno choque entre bloques. Estamos hablando de una época en la que ser denunciado por comunista te podía llevar al exilio como mal peor, eso si no te acusaban de un delito contra el Estado con pena de cárcel.

¿Podría ser entendido por comunista algo así?; supongo que no, porque el factor racial y de género es tan decisivo como el estrictamente laboral o sindical. Supongo que no podrían ser acusados de comunistas porque esos obreros sólo quieren mejorar sus condiciones, no quieren destruir el sistema o cambiarlo (aunque esa sería la mejor solución para la mayoría) y ciertamente la aparición del factor feminista es lo que le da esa distancia. Porque son ellas las protagonistas, son quienes dan el verdadero empujón a la huelga y quienes protagonizan el éxito. Ellas, de cuyo vientre salimos todos, que trabajan a tiempo completo puertas adentro de casa, el sexo débil dicen, son ellas quienes de nuevo le dan la vida a quien lo necesita.

"La sal de la tierra" es contundente, es por momentos tosca, carece de una producción que le hubiera dado otras formas. Pero funciona, tantos y tantos años después podemos (y debemos) ponernos del lado de los luchadores, en el lugar de la dignidad. Dan ganas de cerrar el puño y gritar consignas a su lado caramba!!!
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La gran controversia
Recomiendo ampliamente esta película para todo aquel espectador que goce de averiguar o bien de conocer un poco de la historia que viene arrastrando un país como México con dos aspectos en específico que es la discriminación racial, como la desigualdad entre hombres y mujeres.
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8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¡Proletarios del mundo, uníos!
La clase obrera ha sido retratada en el cine infinitud de veces, pero en sus inicios, teniendo en cuenta la censura y la mentalidad cerrada de principios del siglo XX (cuando los blancos y los negros se montaban en distintas partes del autobús y cuando las mujeres no tenían derecho a participar en el sufragio en muchos países) fue retratada de una forma no muy verídica, hasta que llegó el denominado Cine Militante. “Los hombres de Arán” y “Octubre” fueron películas que Franco denominaría de izquierdas y que en un país como España no pudieron estrenarse, nótese que, respectivamente, el primero es un largometraje inglés y el segundo soviético.

El posicionamiento político de una obra audiovisual suele implicar que los guionistas y el director estén a favor del mensaje global y del contenido explicito que va a ser mostrado. El día que Hoover vio “La sal de la Tierra”, horas más tarde, Herbert J. Biberman fue añadido a la lista negra ó caza de brujas.

La persecución era brutal, empleando la estratagema del comunismo, los mismos mandamases que gobiernan al presidente de los Estados Unidos de América como si fuera un títere o incluso lo asesinan públicamente con cámaras grabando (John Fitzgerald Kennedy) censuraban todos aquellos largometrajes (o cortometrajes, mediometrajes, pinturas, esculturas, lo que sea…) por el simple hecho de mostrar una postura ideológica que pudiera restar valor al sistema político de entonces o motivar a los ciudadanos, en especial a los obreros, a que abrieran sus mentes y lucharan por recibir algo más de libertad e igualdad.

1954. Nuevo México. Una mina da empleo a más de cincuenta trabajadores que se parten la espalda día y noche para ganar un sueldo con el que a duras penas les da para mantener a sus propias familias. El desencadenante, un accidente que está a punto de cobrarse la vida de un minero, destapó las miserias de las pésimas condiciones laborales de los empleados, quienes a riesgo de perder la vida trabajando, seguían haciéndolo para que no les faltara el pan a sus hijos.

Pronto, los hombres que ocupaban los puestos altos en la mina, para seguir ostentando posiciones y sueldos privilegiados, abusaron de la jerarquía, distinguiendo entre empleados latinos y caucásicos, amenazando con despedir a aquellos que se rebelasen en contra del capataz y de sus absurdas órdenes, destinadas a perpetuar la sociedad de clases.

Una coalición de mineros y esposas de mineros comienzan una huelga con el propósito de exigir lógicas y buenas condiciones laborales. Todos ellos son tachados de agitadores, la policía es avisada y en poco tiempo empiezan a ser encarcelados muchos miembros, aparte de ser embargadas las posesiones de los más conflictivos, como es el caso del protagonista.

¡Qué irónica la unión entre cine y vida real, pues a causa de “La sal de la Tierra” su director fue encarcelado, tras un juicio contra él! Y yo me pregunto ¿Qué tipo de actividad criminal cometió ese hombre? ¿Acaso no fue la cámara, el arma del delito? ¿Acaso no es delito juzgar a alguien por el simple hecho de sacar las cámaras a la calle para contar al mundo una historia cercana, que podría ocurrir, que podría haber ocurrido? ¿Por qué estaba Hoover enfadado con Herbert J. Biberman? Porque Herbert era sincero, defendía causas justas, se atrevía a hablar de lo que nadie hablaba y empleaba el arte del cine como herramienta de guerra. ¿Qué guerra? La de la igualdad obrera.
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2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
LAS MUJERES DE LOS TRABAJADORES
Sin pasar desapercibida por los circuitos maccarthianos de la época, ésta monumental película que muestra los principios éticos y humanos y siempre con relación a los derchos de los trabajadores, acaba mostrando cuán grandioso puede ser el valor de los grupos colectivos con el fin de cumplir con un solo pero plural objetivo: luchar por unos derechos. Y en orimera fila desde el punto de vista femenino es el más acertado e idóneo: como la vida misma en su cauce natural: el de las esposas de los operarios de unas minas de zinc, en el caso de la película en el Estado de nuevo México. Mujeres valientes al frente definitivo de una huelga indefinida que abandona a todos a su suerte y los expone a los peligros y en algunos casos condiciones insalubres que van más allá del trabajo duro y diario.

NO solamente se entabla una lucha por unos derechos laborales dignos sinó también se libra una batalla contra la intolerancia y la discriminación racial: de norteamericanos de segunda, es decir, nativos de antes de los tiempos de los colonos que han echado raíces en un lugar en que se les ha arrebatado.

La mina, el trabajo y el esfuerzo recompensados con la agria y amenazadora presencia de unos superiores que no contemplan esos derechos como un pilar fundamental para el desarrollo de las familias (y aquí el rol de la mujer cobra protagonismo), ni el sobreesfuerzo de unos peones agotados por intentar hallar soluciones a sus problemas.

Más que un película (mancillada por una preciosa fotografía en blanco y negro en que mandan los primeros planos) que partiendo de la ficción en el papel nos exhibe de realidad dentro de la ficción, nos hallamos ante un documento universal. Toda una joya del celuloide. Una obra maestra imperdurable.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
EVAS
Paradojicamente, o quizás no tanto, el director tildado de comunista e incluido en la lista negra de "los 10 de Hollywood" por el Comité de Actividades Antiamericanas, utiliza el texto bíblico de Mateo 5. 13-16 para dar título a la película, probablemente aludiendo al concepto que tenía la sal en la cultura de Oriente Medio asociado a la alianza, la solidaridad, la vida y la sabiduría.

Después de salir de la cárcel por negarse a declarar ante tan infausto comité, tanto él, que fue expulsado de la Asociación de Directores Americanos, como su mujer la actriz Gale Sondergaard fueron vetados por los estudios arruinando sus carreras como la de otros muchos. No se rindieron. Crearon su propia compañía independiente y decidieron recrear en la pantalla la huelga en 1951 de 15 meses llevada a cabo por los mineros de origen mejicano en las minas de zinc de Nuevo México, en demanda de mejores condiciones de seguridad laboral, poniendo de manifiesto la discriminación por parte de la empresa con sus otros mineros anglosajones.  El vía crucis personal de Biberman y la odisea que supuso la realización de la película daba para otra película que a la postre se llevó a cabo en el 2.000, "Punto de mira", una producción anglo española dirigida por Karl Francis. Un complemento perfecto donde se reflejan las presiones de todo tipo que sufrieron, incluido el FBI, para boicotear su realización, posterior montaje y distribución, llegando a deportar a la actriz principal Rosaura Revueltas.

La película rodada en blanco y negro en tono semidocumental digno del mejor Flaherty y con evidente precariedad de medios es un contundente y emotivo documento de denuncia social, pero sobre todo es un alegato pionero feminista, donde la mujer toma el protagonismo revelándose no solo contra los abusos de la empresa sustituyendo a los hombre en la protesta sino contra el machismo fuertemente arraigado de la época en general y de su propia comunidad en particular. Unos hombres que impelidos por las circunstancias se ven abocados a cambiar los roles tradicionales con sus mujeres, experimentar sus esfuerzos y sacrificios y reconocer su igualdad. Un retrato sociológico donde afloran los prejuicios, clichés y discriminación inmemorial de los hombres hacia las mujeres.

Interpretada con verosimilitud y voluntad tanto por un escaso grupo de actores profesionales con Rosaura Revueltas a la cabeza y un nutrido elenco de actores no profesionales, en su mayoría mineros y sus familias, la cinta posee fuerza y expresividad cinematográfica más allá de dar testimonio de los hechos que relata. Una modesta gran joya que fue incluida en 1999 en el registro de films de la Biblioteca del Congreso de los USA  por su valor "cultural, histórico y estéticamente significativo". Su director, Biberman (1900-71) pudo ser reconocido y rehabilitado poco antes de su fallecimiento y readmitido en la Asociación de Directores Americanos en el 97. A buenas horas mangas verdes.

cineziete.wordpress.com
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9
La unión de tod@s hace la fuerza.
He quedado noqueado al ver este film. Aunque había oído hablar de ella, jamás había tenido oportunidad de verla y lo cierto es que no esperaba que una cinta hecha en condiciones precarias como ésta, tuviera la capacidad de emocionarme tanto.
Basado en un hecho real acaecido en Nuevo México, la cinta nos cuenta la historia de unos mineros mexicanos que, hartos de trabajar en condiciones precarias y sin seguridad, deciden montar una huelga en la que reclaman las mismas condiciones laborales y salariales que sus compañeros gringos.
Pero ésto no queda ahí. Hay otro sector callado y oprimido, que también tiene sueños de mejora pero no voz. Las mujeres.
Cuando, después de muchos enfrentamientos con las autoridades y los representantes de la compañía, les llegue la orden de la prohibición de los piquetes, parecerá que ya no es posible la lucha y que los esquiroles contratados a tal efecto, conseguirán suplantarlos en el trabajo.
Pero las mujeres tendrán un as guardado en la manga y la posibilidad de lucha las dignificará.
Un excelente ejemplo de cine social, auténtico, sin dogmas que retrata con voz certera lo que significa la lucha por la IGUALDAD, en todas las acepciones del término.
Igualdad social sí, pero también de clases, de razas, de género, porque ninguna lucha por la igualdad es válida si excluye a un sector o colectivo.
Todavía me emociona más este film al saber las condiciones en las que fue realizada.
Casi todos los integrantes de este proyecto habían sido represaliados por la caza de brujas. Se rodó en medio del desierto con un presupuesto paupérrimo, casi clandestinamente. Rosaura Rosales fue deportada, se suspendió el rodaje, el FBI les abrió una investigación a los integrantes, el equipo estaba formado por actores no profesionales, la película fue boicoteada y no se distribuyó hasta diez años después. En fin, una odisea que realza aún más los méritos de esta película, si ello es posible.
Pero es que el resultado, para mí, es soberbio. Esa naturalidad, autenticidad, presta a la película un tono semidocumental, que crees estar en medio de esas pobres familias que luchan por unas condiciones más dignas de sus medios de vida. Y la película sigue siendo tan actual. Los temas que toca no creo en absoluto que estén superados. La Igualdad, es todavía una entelequia a perseguir. Y todos nos reconoceremos más o menos en un sector o en otro.
Un cine que debería ser revisado en todas las escuelas de nuestro país. CINE FEMINISTA del bueno.
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9
Revolucionaria
Esta película no es sólo revolucionaria para la época en la que se estrenó; es revolucionaria para la actualidad. Al fin y al cabo, es de eso de lo que trata: de revolución, es decir, de subvertir el sistema establecido para tratar de resolver las injusticias por las que una parte de la población está condenada a la miseria. Pero eso no es tan fácil. Las propias personas oprimidas no pueden ponerse de acuerdo: los mexicanos y los blancos por un lado, los hombres y las mujeres por otro, se enfrentan entre sí por sus prioridades. Las opciones son claras: pueden seguir peleándose entre ellos por las migajas que les dan los patrones, o pueden unirse para adquirir suficiente fuerza para exigir a los patrones que se cumplan los derechos de todos ellos. Un fenómeno que ocurre muy a menudo, por desgracia. Bueno, es que de hecho está basada en hechos reales y algunos personajes básicamente se interpretan a sí mismos. Esta película, como es lógico, no fue muy bien recibida en los Estados Unidos de la caza de brujas anticomunista: el director Herbert J. Biberman fue encarcelado; buena parte del elenco no llegó a pisar la cárcel pero sí fueron incluidos en la infame lista negra de Hollywood. Y de este elenco, especial atención a Rosaura Revueltas, porque su papel como Esperanza Quintero es brillante; se me quedó grabada la frase “no quiero a nadie debajo de mí, ya estoy bastante abajo”.
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1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Machismo y feminismo
Una película que es un poco dura visualmente. No es fácil verla como tal, ya que la mayoría de actores no son profesionales. Y los que son, estaban en la lista negra de Hollywood, e incluso a Rosaura la reportaron a México.

Lógicamente la prohibieron y no tuvo repercusión ninguna en EEUU, fuera de EEUU sí que la tuvo, y a día de hoy la siguen proyectando.

No es una película de una lucha obrera, hay mucho más, y es lo que le hace interesante: la lucha por la igualdad de mujeres y hombres.

Mata un poco la poca calidad como película en sí: actores sobre todo y forma de narrarla. Como también de filmarla, pero supongo que con el presupuesto que debieron de tener, bastante bien ha salido.
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