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19 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
Buena comedia y un clásico.
Una producción de Dibildos que supone posiblemente el mejor título de la a veces detestable, a veces inane, a veces irregular, siempre servilista filmografía de Pedro Lazaga.
Apoyada en un guión notable y pese a sus inevitables dosis de moralina, "Los tramposos" es la historia de dos pícaros ingenuos que quieren vivir del cuento y de los timos, manteniendo su vagancia e intentando engañar a sus novias. La farsa tiene mucha gracia, fluye como una buena comedia y ha dejado episodios antológicos en la historia del cine español (el timo de la estampita) y partes memorables (el episodio de los turistas que son llevados de excursión a un entierro es propio del mejor Berlanga). Excelentes actores para una película que se solidifica con el tiempo y a la que no es aventurado calificar de clásico de nuestro cine.
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32 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
ASÍ SE DESARROLLÓ ESPAÑA
Generalmente la crítica española se ceba en esta película (¿influyó acaso sus emisiones en el programa "Cine de Barrio?) cuando no hay razones que justifiquen que llegue a ser tan mala. Hay que tener en cuenta que se rodó a finales de los cincuenta en un bullicioso Madrid que empezaba a desarrollarse de emprendedores y, a la vez, de timadores especializados que con tal de ganar dinero hacían lo posible para sobrevivir.

Seguimos, curiosamente, la carrera en alza de dos de estos profesionales del timo que son Virgilio (Tony Leblanc) y Paco (Antonio Ozores) que, desde lo más bajo, ascenden a medida que pierden su sentido del deber de la vagancia (recurren al timo de la estampita o a escayolar un borracho) y adquieren más decencia para conseguir un empleo más serio que les llevará a ganar un buen dinero, ajenos a lo que les puede esperar en un futuro (de vendedores de enciclopedias heráldicas a domicilio a sufridos guías turísticos de funerales y tapeo).

Pero España creció así. E iba bien así. Lazaga riza el rizo mostrándonos el modo de vivir de esos años cincuenta. De manera muy cómica pero dejando emanar ese ambiente de cruda realidad en que se vivía. Bastaba hacer cualquier cosa por subsistir y el turismo o la expansión inmobiliario en una gran ciudad como Madrid eran caldo de cultivo.

No se hizo buen cine español en esos años. Pero "Los Tramposos" merece estar al lado de obras como "Bienvenido Mr. Marshall" o "Calle Mayor".
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21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una de las mejores comedias del cine español de todos los tiempos, (del genero picaresco costumbrista, indudablemente la mejor).
Una verdadera joya de la picaresca española, digna deudora de la novela picaresca del siglo XVI, que sumado a la innata comicidad de los actores aquí reunidos para poner en marcha la función (tanto los ya consagrados como el magnífico grupo de secundarios), a la soberbia y aguda descripción del paisaje y paisanaje del Madrid de la época (la obligatoria visión de la estación de Atocha, que por aquel entonces era como el aeropuerto de Barajas de hoy en día, y el entrañable, poco visto en producciones cinematográficas y hoy desaparecido Puente de los tres ojos del Puente de Vallecas, donde está localizada la taberna donde se reúnen) y el minuciosamente mostrado catalogo de castizos timos, la convierten en una de las mejores comedias del cine español de todos los tiempos, (del genero picaresco costumbrista, indudablemente la mejor), de la cual no te cansas por muchas veces que la vuelvas a ver.
Absolutamente recomendable.
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16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Divertidísima
Esta genial película dirigida por un magistral (y desconocido hasta ahora para mí) Pedro Lazaga, nos cuenta la historia de dos amigos que se dedican a los turbios negocios de la estafa, el hurto, al engaño, y a todo tipo de artimañas para conseguir algo de dinero. Una crisis de conciencia hará que uno de ellos se plantee llevar un negocio honrado, y hará que su amigo le siga empezando su propio negocio haciendo tours turísticos por Madrid.

Con un guión fabuloso, y una serie de situaciones totalmente disparatadas, a la par que desternillantes, harán de esta película, sin duda, una de las mejores del cine español. Todas y cada una de las formas que tienen de sacar dinero a la gente, o el simple hecho de comer todo lo que quieran, y gratis, en un restaurante (genial escena digna de mención), derrochan una originalidad infinita y todas contienen grandes dosis de humor, un humor inteligente que se aleja mucho del chiste fácil y los gags absurdos, centrándose en el desarrollo de disparatados acontecimientos que nos divertirán hasta el final de la película, y que a día de hoy pueden incluso parecer contemporáneos y son dignos de cualquier película yanqui.

Los personajes, perfectamente construidos, y totalmente redondos, interpretados magistralmente por actores de la talla de Concha Velasco o Tony Leblanc pondrán la guinda en el pastel de esta genial película.
Otro punto reseñable y que a mí me ha encantado es poder ver el Madrid de los 50 tal y como era antaño, con sus tranvías, y todo tipo de lugares que cualquier madrileño debería ser capaz de reconocer, lo que también hará de ella una genialidad.

Todo un clásico que ha envejecido como el mejor de los vinos, y sigue tan fresca como pudo estar en su época (a la que claramente no pertenezco). Totalmente recomendable hasta para el más acérrimo detractor del cine español.

Esta es, sin duda alguna, una de las mejores películas del cine español, todo un desconocido para mí debido a los preconceptos y a las grandes dosis de basura que el producto nacional acostumbra a producir (con grandísimas excepciones por su puesto), con pésimos actores que salen de series estúpidas para adolescentes estúpidos (con perdón a los estúpidos adolescentes que idolatran esas descerebradas series). Con este “genial” panorama, lo normal es que gente como yo no tengamos muy buenas referencias de lo que es el buen cine español, aunque para descubrirlo, sólo hay que retrotraerse unos cuantos años para ver que antes había películas que podrían rivalizar fácilmente con el cine de otros países más importantes como Estados Unidos.
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11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Excelente comedia
Me ha encantado esta película, no me esperaba que fuese tan buena. pero la verdad es que he estado disfrutando un montón viéndola. Me he reído mucho, los dos protagonistas hacen unas cosas dignas de ver. Desde el principio entretiene y aunque hay un momento(cuando deciden dejar de hacer trampas) que parece que el film ya no va a cobrar tanto talento e iva a ir a menos, me equivoqué, la película sigue esa línea magistral del comienzo.
Pedro está fantástico, el humor que nos regala es de lo más gracioso, sin duda este hace una dirección estupenda, también tengo que apuntar las actuaciones de Antonio y Tony como buenas, pero el verdadero mérito en toda película(para lo bueno y para lo malo) es el del director.
El toque imprevisible que le da Pedro al film hace que lo premie aún más. Pienso que está infravalorada, pero en fin, para gustos los colores ¿no?
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14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Entrañable y nostálgica, una joya de una época que jamás volverá.
Una pareja de timadores de poca monta, deciden volverse honrados por sugerencia de la novia de uno de ellos.
Con este simple, básico y banal guión, el cine nacional de finales de los años 50 nos entrega una comedia de las llamadas “españoladas”. La película es el vivo retrato de la picaresca de unos personajes de la España de mediados del siglo XX, interpretada por un puñado de buenos actores que interpretan sus personajes con sus tics y su sello personal. El film tiene un humor bobo, blando e infantil que no resiste el paso del tiempo, y que es una auténtica reliquia para estudiosos de una manera de hacer cine.
Pero también es una película entrañable, nostálgica, melancólica y bienintencionada, que deja un cálido sabor de boca. Es una estampa viviente de un Madrid y de una España desaparecida y que nunca volverá.
Conclusión, película agradable para viajar durante 90 minutos en el túnel del tiempo.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La película que nos explicó el timo de la estampita
En el recuerdo del acervo cinematográfico español no puede faltar esta mítica escena en la que Tony Leblanc borda el papel de tonto y gracias a la cual muchos aprendieron a que no les dieran gato por liebre. De hecho, Santiago Segura afirma siempre que contrató a Leblanc para su "Torrente" sólo por cómo interpreta a los farsantes que se hacen pasar por discapacitados. Y es cierto, la secuencia ya merece un atento visionado.
Pero afortunadamente "Los tramposos" es mucho más que enseñar el timpo de la estampita, sobre todo en su parte inicial con esa sucesión de tretas variopintas para embaucar al pobre ciudadano de a pie. Ésta, sin duda, es la parte más interesante de una película que, pese a contar con un buen guión, decae cuando Virgilio y Paco se esfuerzan por convertirse en "decentes".
Gran trabajo de la pareja protagonista Leblanc y Ozores, así como de sus "partenaires" femeninas, unas jóvenes y guapas todavía llamadas popularmente Conchita Velasco y Laurita Valenzuela. También excelente música de organillo a cargo de Antón García Abril.
Mi nota: 7,6
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Pequeña reflexión en voz alta
La película de "Los tramposos" es uno de tantos ejemplos que tenemos de cuando el cine Español era un buen producto. Tenían dos duros para hacer películas, las producciones eran de lo más modestas, pero había muy buenos actores, y había IDEAS; que muy a pesar de los actuales "artistas", no eran ni la Guerra Civil, ni el sexo feroz.

Ya ves tú, dos amigos que mientras sus novias se dedican a trabajar como mecanógrafas honradas, ellos hacen sus pinitos en los engaños y el fraude, provocando hilarantes situaciones que te hacen reir a mandíbula batiente.

Y como ésta película, tántas otras que parecen formar parte del recuerdo de muy pocos y que por lo menos consiguieron que en algún momento el Séptimo Arte español, fuera eso... Arte.

Ojo a las nuevas promesas, futuras estrellas y demás "masa artística española", el futuro del cine español, ahora que os cojea tanto en taquilla, no son más maquis, más borjamaris, más pocholos, más torrentes, más de trece rosas... basta con una idea sencilla (que no simple) que llegue a la gente y la haga reir, o llorar, o emocionarse. Menos presupuesto estatal, más dinero de vuestro bolsillo, menos mierda y más ideas.
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16 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Complejo de país.
En los años sesenta esta película se proyectaba en muchos cines de barrio. Sin embargo, cuando un@ es pequeñ@ no advierte según qué cosas y se queda en la trama, en la ñoñería y la ramplonería de lo que era el cine español. “¿Qué echan?” Solíamos preguntarnos los chicos entre nosotros los sábados o domingos, refiriéndonos al cine del barrio. Cuando la respuesta era, “una española”, sabíamos que la cosa no era para echar cohetes. Porque “española” quería decir que se trataba de aquellos dramones que contenían las esencias de una peculiar manera de entender historia española por parte de la dictadura (Como "Locura de amor", por ejemplo), o bien, las insoportables y tediosas películas con afán evangelizador (como "Marcelino pan y vino") : es decir, el nacional catolicismo en imágenes. Un dispositivo mediático provinciano al servicio del la amnesia y el atontamiento.
Este era el sombrío panorama del cine español de la dictadura, salvo escasas excepciones. Por ejemplo, "Surcos" de Nieves Conde, de 1951.
Al final de los cincuenta e inicio de los sesenta, las películas españolas se insertan en el desarrollismo, asumiendo sus ideales liberales y cierta apertura del régimen. Se trata de vender otra España, igual de inculta, igual de atrasada, pero en colores. La película"Los tramposos" sería una proto-promoción de la España de sol y playa, que se sintetiza en el "Spain is diferent" que Manuel Fraga difundiría en su periodo como ministro de Industria y Turismo de la dictadura franquista en los años sesenta.
Y ahí tenemos una metáfora de la España profunda: la picaresca tan nuestra y tan castiza, materializada en dos simpáticos españolitos. Gracejo, creatividad y cierto toque humano para acercarnos a dos tipos que resumen la esencia de nuestra españolidad: todo vale para engañar. En la actualidad, cuando la corrupción en este país alcanza cotas inimaginables y parece ahogarnos a todos, el film es un trágico espejo. Hace poca gracia visto así. Da la impresión de que esa marea negra y sórdida impregna todo y toca de lleno la dignidad de las personas y la credibilidad del país. Lo trágico es que, a mi entender, el engaño, la mentira y el fraude, aún a escala mucho mayor, sigue viéndose como algo simpático, o perfectamente perdonable, por una mayoría. Quizá, como digo, porque mucha gente se identifica con determinadas prácticas fraudulentas. Y desprecia la dignidad, el trabajo serio o el respeto por la cosa pública.
Se tiene la impresión de que el “sueño democrático” ha durado poco y ha sido eso, un sueño. Estamos otra vez en esa España atrasada, pobre, inculta y arrogante que se adivina en el Madrid de la película.
Sin duda, tiene cierto interés, aparte de los aspectos sociológicos comentados, por la actuación de extraordinarios actores, como C. Velasco, o T. Leblanc, o el humor de determinadas imágenes y diálogos.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
«¿Marca? Registrada»
Creo que muchos estamos de acuerdo en que «Los tramposos» tiene, de alguna manera, dos partes argumentales de distinto nivel, osease: la primera, cuando Paco y Virgilio son «indecentes», y una segunda, cuando se han «adecentado».

Que gran error. Que desperdicio de una idea tan brillante y, por qué no decirlo, tan española como es la de la vida de dos pícaros consumados en el Madrid de los cincuenta. Ozores y Leblanc, Leblanc y Ozores, magníficos intérpretes y humoristas que nos han dejado la ya escena antológica del timo de la estampita. Pero es que hay más. Pedro Lazaga hace en un par de minutos una presentación de personajes y situaciones que ya quisieran algunos. El principio de la película, sin ir más lejos, es perfecto. Natural, dinámico, potente, exponiendo quiénes, qué y dónde de una manera maravillosa. En los primeros tres cuartos de hora se desarrolla una comedia con tintes de tierna tragedia donde vemos una taberna repleta de pícaros, un Virgilio que vive, literalmente, en las calles, y un Paco que no quiere las críticas de su honesta y honrada hermana. Qué bonito todo, y qué ácido, corrosivo, auténtico.

El resto de película se vuelve tan superflua que deja poco espacio para el ingenio e incluso el humor, así que llega a ser un pelín decepcionante. Igual que los protagonistas, la historia se acomoda y no aporta prácticamente nada que no sean sonrisas y aparente regeneración de dos pillos que, muy en el fondo y no sé por qué, me da a mi que siempre serán bastante pillos.

Simpática y entretenida.
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Excelente comedia
Esta película es un clásico del cine español, o debería serlo. Porque esta gran comedia es CINE, con mayúsculas. Y cine español de los años 50-60, ese que algunos necios descalifican en todo su conjunto, así por las buenas. Pues no: en esos tiempos aquí se hacían películas buenas, regulares y malas, como en cualquier otro país y cualquier otra época, incluida la actual.

Y es que "Los Tramposos" es una de las mejores comedias españolas de la historia, con un guión divertido y bien desarrollado, algunos de los mejores gags del cine español, muy bien dirigida por Pedro Lazaga y sobre todo con un plantel de actores extraordinarios, encabezados por el genial Tony Leblanc en un papel memorable, pero secundado por gente como Antonio Ozores, en uno de las mejores interpretaciones de su carrera, una magnífica Concha Velasco, una Laura Valenzuela que no desentona en absoluto, un injustamente olvidado Venancio Muro, excelente como tercera pata del trío de timadores, un José Luis López Vázquez nada histriónico, así como unos muy entonados José María Rodero y Manolo Gómez Bur. Casi nada.

Recomendable sin reservas a todo el que quiera pasar un rato muy divertido viendo una excelente comedia. Y fuera complejos absurdos, por favor, que el buen cine siempre es buen cine, se haga en EEUU o en España, en 2015 o en 1959.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Pícaros
¿Por qué es excelente una comedia?, porque tiene una buena historia bien desarrollada(guion), unos gags bien realizados y con gracia y por tener buenos actores.
Esta tiene todo eso y en el apartado actores es más que sobresaliente.
Magnífica y como dije en otras, ver el reflejo de lo que fuimos es un valor añadido.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Cine genial sin trampa ni cartón ...
Esta película es un clásico del cine español. Dos timadores de medio pelo que casi dan ternura por lo chapuzas que son , dan con unas novias de lo más decente y español .... y encima nuestra Conchita Velasco la más espabilada , la otra es Laura Valenzuela que hace de más ingenua , es rubia normal , sospecha que no es oro todo lo que reluce en ellos . Siempre que van a dar un golpe desaparecen y la excusa siempre es la misma que estaban en Avila visitando de turistas las murallas , la primera vez cuela pero a la quinta ... Es de lo mejor junto a lo ya comentado por otros cuando se les ocurre ser medio decentes y crean una agencia de viajes para turistas que sabiamente vienen en busca del sol los toros y el flamenco . El guión es sencillamente genial , de alta comedia americana pero con nuestra casticidad . Tony Leblanc está descomunal y es sobre el que pivota la película muy bien secundado por Anotinio Ozores y las chicas y un reparto maravilloso . Unase la sabiduría de siempre de Lazaga . Y de paso se aprende que la gente que vivía en aquella época no estaba amargada ni era una España negra aquella .
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3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Ay callos
Y lo que se tercie. España está en venta, desde hace mucho, el esqueleto, la sangre, lo que haga falta, santa tradición que se respeta y se profesa, con ahínco respeto se perpetra, a toda hora y mucha honra.
Ellos son vagos y maleantes, son golfos y caraduras, unos sinvergüenzas de escrúpulos carentes, no hay noticia; ellas son perfectas, guapas y trabajadoras, honradas y generosas, inocentes jacarandosas. Las dos Españas en pugna. Franco (también, para variar) era feminista (venir las veía, pasar no tanto), se adaptaba (tiempos modernos). Ahora iría a la manifa marcha alegría del 8M en primera fina fila con la (más grande) pancarta, al progreso ciego de cabeza, de la mano del pueblo, siguiendo el ejemplo aprendiendo, que no se diga.
Es una soberana idiotez la mar de simpática y encantadora acogedora. Blanca. Candorosa. Hermosa. Soleada. Madrileña. Ávila. Santa Teresa. Y multicultural además, fomenta y festeja todas las razas y religiones en comunión armónica, nada chirría o desentona, negros o amarillos, musulmanes y tibetanos unidos como hermanos, celebrando la hispanidad, el buen beber y el mejor yantar, la fiesta, de mente o mirar de patas abierta, es esta.
Desarrollista como la vida misma, sin la rabia mala de aquella de Fernán Gómez recién hace nada del olvido recuperada Lina Canaleja y Gemma. Secretarias y chorizos haciendo patria, (no) a la gresca. Nuevos emprendedores cogiendo el toro por los cuernos, levantando el país a marchas forzadas. Turismo incipiente a espuertas. Plaga de langosta. Stop.
Se casarán a buen seguro y tendrán muchos hijos no como ahora yerma tierra, serán felices no cabe duda. Sentido.
Aquí todo el mundo es tonto bueno. La ecuación perfecta.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
El paradigma de la “Españolada”
Es un término que suele emplearse de manera despectiva para hacer referencia a determinadas obras artísticas que exageran y falsean el carácter español. Se trataría de un estereotipo desajustado creado a través de la reducción de la realidad española al desacertado tópico, un esperpento chabacano que roza la estupidez. Yo añadiría, un adjetivo peyorativo que denota desprecio, repugnancia por la vulgaridad, y que detesto utilizar, porque generalmente se suele aplicar a películas que no lo merecen, al menos como yo entiendo el cine, porque se puede aceptar una película humilde en lo económico, en sus propuestas artísticas, desacertada en sus resultados, pero siempre desde la profesionalidad, lo que no debe hacer jamás es faltar al respeto del espectador, ninguneándolo y menospreciando su inteligencia que es lo que perpetra Pedro Lazaga, su desmotivado director.

Eso sí, con la aquiescencia del productor José Luis Dibildos, autor de este lamentable guión, un engendro de humor facilón, rastrero, zafio, grotesco, que no consiguió de mí, apenas un amago de sonrisa, no ya de carcajada, porque lo que sentía a medida que se sucedían los despropósitos, las estafas, los timos y travesuras indecentes de los protagonistas, era una creciente sensación de hastío, de tristeza e indignación por lo calamitoso del argumento y el ridículo de sus actores, que por respeto hacia ellos, prefiero no mencionar, con los que es imposible empatizar, histriónicos, sobreactuados y mal dirigidos, al parecer por un director torpe y sin interés por lo que nos cuenta. Si analizamos la penosa filmografía de Pedro Lazaga, veremos que tiene el dudoso honor de dirigir lo peor del inefable Paco Martínez Soria y lo peor del “Landismo” en la calamitosa “Vente a Alemania Pepe”, obra cumbre del peor retrato de la inmigración española.

Los tramposos” desde su planteamiento inicial, ya nace vieja y acartonada, con olor a humor rancio y trasnochado, su desfachatez es inadmisible, porque no creo que en 1959 la gente fuera tan estúpida, cándida y maniquea como nos la presenta su director, más aún cuando asistimos a la poca naturalidad con que se desenvuelven los personajes, emulando como una patética parodia sin gracia que produce vergüenza ajena. No encuentro ni una pizca de ingenio, de ironía, de sutileza, de complicidad con el espectador, todo es previsible, mentecato y ruin. Un humor casposo y grasiento, donde los personajes apenas tienen profundidad psicológica, son estereotipos comunes sin entidad, en un Madrid cutre, chusco y poco recomendable para el turista que es retratado como un imbécil sin criterio al que se le maneja como un borrego, paseándolo por la villa como ganado manso al que engañar. No es que yo aborrezca el cine de evasión, popular, comercial o como se quiera llamar, lo que me produce aversión es lo chapucero, su poca honestidad y decencia para hacer un producto digno sin atajos y de calidad.

Un argumento que en el colmo del absurdo más delirante nos muestra a estos granujas de pacotilla, en sólo tres planos, reconvertidos en buenos chicos, sufriendo los rigores de la decencia y admirados por sus féminas, unas secretarias complacientes y sufridas que disfrutan paseando por el retiro, aunque no tengan donde caerse muertos. Mi más absoluto rechazo a este tipo de cine que desprestigia al cine español en general, que sirve para que mucho ignorante descalifique generalizando injustamente muchos trabajos honestos y respetables. Dibildos afortunadamente, fue abandonando este tipo de basura infecta y reprobable, que le habría engordado su cuenta corriente, pero le había desacreditado como productor de prestigio, para producir lo que se denominó la tercera vía, películas que apostaban con jóvenes directores y guionistas por temas sociales sin dejar de ser comerciales, su obra cumbre en la producción sería la excelente adaptación de la novela de Camilo José Cela, “La colmena” de Mario Camus, una película inolvidable.
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10 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Madrid años 60
Hay películas que solo se puede ver para ver como era Madrid en aquellos años grises y tristes. No es una maravilla a mi entender. Solo la gracia de Antonio Ozores y Tony Leblanc salvan la función. Pero a veces a pesar de las risas y el buen intento de sus interpretes no hacen mejorar un producto ya caduco desde que nació
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3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Pícaros madrileños.
Uno de los rasgos con los que se nos identifica a los españoles es la picaresca. Aquí encontramos unas cuantas situaciones cómicas que giran entorno a la picardía con dos actores míticos del cine español que les viene como un traje el papel de jetas y caraduras en un Madrid de finales de los años 50 donde han desenvolverse hasta poder ganarse la vida honradamente.
A destacar la interpretación de Tony Lebalnc, el Madrid del desarrollismo y turístico, y Concha Velasco que cada vez que sale en pantalla me quedo de piedra.
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7
Virgilio y Paco.
Los protagonistas son dos auténticos pícaros de la época que se buscan la vida en una España que empezaba a despertar de la postguerra y en la que la única manera de ganarse la vida era en "trabajitos" de todo tipo.
La película algunos la tildarían de españolada, pero eso no es cierto, ya que algunas de sus secuencias son míticas. El film tiene muy buenos momentos, tanto en la primera parte (donde descubrimos a este par de bribones) como en la segunda (en la que se reciclan de una manera un tanto extraña), pero todo lo hacen por un buen fin: para tener una estabilidad, una pareja y un futuro decente.
La película está dirigida por uno de los mayores directores del cine español: el gran Pedro Lazaga y a ésta le acompaña la música de Anton García Abril y el guión de Jose Luis Dibildos, sin olvidar a sus protagonistas: Tony Leblanc, Antonio Ozores, Concha Velasco, Laura Valenzuela y la participación de José Luís López Vázquez y Manolo Gómez Bur. Toda esta suma hace de esta película un auténtico clásico.
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1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Lo que pudo ser y no fue
Se me antojaba que esta "Los tramposos" podía ser la versión castiza con un punto grotesco y otro paleto de "Ocean's Eleven". Unos ladrones o timadores dispuestos a dar el golpe de su vida. Una cosa así como "Atraco a las tres" (1962) pero más en serio. Desgraciadamente no es así. Con todo, la primera parte de la película se sostiene con creces, aunque no sea poco más que un conjunto de timos hilvanados, gracias a la vena cómica de Tony Leblanc y Antonio Ozores. Muy bueno también ese retrato inicial entre lo dramático y tierno de la gente humilde, muy propio de nuestro cine de aquellos años. Luego, a partir del intento de regeneración de nuestros protagonistas, con un negocio de lo más improvisado de por medio, la cosa decae bastante. El humor casi se esfuma y la recta final se enfila, incluso con precipitación, hacia lo políticamente correcto y la moralina. Aún así, pese a contar con un argumento bueno pero poco aprovechado, es aceptable.

Y ahora vamos a deshacer algunos clichés. Primero, no se trata de un retrato social de la época. En el año 1959, si había algo que sobrara en Madrid, era trabajo. La gente no tenía necesidad de ir por ahí recurriendo al delito para poder sobrevivir. Segundo, el cine español ya estaba subvencionado, y muy protegido además, desde la época franquista. El hecho de que el actual sea malo, regular o bueno, tiene que ver más con unas ideas o un estilo que con una política que pese a las críticas actuales no puedo dejar de apoyar. Diga lo que se diga, "Camino" o "Las 13 rosas" son buenas películas. Tercero, qué guapas Concha Velasco y Laura Valenzuela, pero sobre todo, que ideales y divinas. Muy dulces, muy inocentes... pero no hay quien las tosa. Estas mujeres del franquismo dominan al hombre por completo, precisamente por su rol femenino, ultraconservador y desigual. Por eso a medida que avanzamos en igualdad, su autoridad se va diluyendo.
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4 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
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