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172 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
"Es un mundo extraño"
Una panorámica nos muestra una ciudad que se despierta por la mañana; todo el mundo está muy contento y nos saluda; los barrenderos, los niños que van al colegio, el anciano que pasea a su perro... De repente, la cámara nos lleva al suelo, se mete en el césped de un descampado y repara en un objeto lleno de insectos a su alrededor: es una oreja humana en estado de descomposición.

Muy pocas películas dicen tanto de sí mismas y desvelan sus cartas ya desde el comienzo como esta arrebatadora y fascinante película, la obra maestra de David Lynch. Este alucinante y sarcástico comienzo es uno de los mejores de la historia del cine, y sirve como metáfora de las apariencias en las sociedades del bienestar, y de lo cerca que está esta apariencia de serenidad de los submundos y la perversión.

A través de los personajes de Kyle MacLachlan y Laura Dern, ansiosos de curiosidad y de morbo (él ha encontrado la oreja y se dispone a descubrir caprichosamente el porqué de la situación), el espectador es bajado directamente a los infiernos, representado por la inquietante cantante de club de carretera del personaje de Isabella Rossellini, y por el peligrosísimo psicópata que encarna magistralmente Dennis Hopper, así como Dean Stockwell y su indescriptible cuadrilla.

Lynch dirige prodigiosamente una de las películas que más se asemeja a una auténtica pesadilla, pues el aspecto que presenta la película en casi todo momento es onírico y surreal. Maravillosos e inolvidables son también los dos temas musicales que ambientan y redondean esta joya del cine: "Blue velvet", cantada por la Rossellini, e "In my dreams", que canta un afeminado Dean Stockwell. Obra maestra.
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270 de 328 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Decepción azul
Acepto las interpretaciones (especialmente la de Dennis Hopper por supuesto e Isabella Rossellini, aunque Laura Dern me resulta bastante irritante y patética) y la espléndida secuencia inicial donde se ve un barrio residencial como símbolo de la tranquilidad y felicidad para después bajar la cámara y, tras mostrar el plano de transición con un hombre que le ha dado un ataque (o eso parece) contrastado con un niño feliz caminando alrededor y un perro jugando con el agua, ambos ajenos a la desgracia, se ve el submundo plagado de insectos, simbolizando el cimiento podrido de nuestra sociedad. Pero no veo más positivo. Tiene aires de telefilme, un argumento sencillo y simple aunque con momentos sorprendentes como la primera visita de Kyle a casa de Isabella, y una historia de amor muy insulsa y tópica (1ª conversación: "sé caminar como una gallina" ¡entonces se pone el protagonista a enseñárselo! y lo peor, después de la absurda imitación la chica le responde: "jiji, que interesante" diciéndolo en serio!! Otra conversación de "razzie": "me gusta la Heineken, ¿a ti?" "Bueno, es la 1ª vez que tomo Heineken" "¿¿La 1ª vez que la tomas??" (sorprendido y casi enojado) "Mi padre bebe Budd" "ahmm la reina de las cervezas" y se queda más a gusto que un arbusto). El personaje de Dennis Hopper es inquietante, pero ni evoluciona ni nos muestran claros rasgos de su personalidad, más allá de la tortura y el maltrato, Isabella es rarísima con conductas injustificables y el resto o son arquetipos o desaparecen en la banalidad. No sé que más decir, ¡viva la mediocridad!
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225 de 313 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Medio pelo azul (cuenta atrás para una instalación de David Lynch)
10
Génesis (tríptico; técnica mixta, invención sonora sobre lienzo)
- El ataque cardiaco (la presión del agua en la manguera)
- Bichos a ras de humus (el crujir de los insectos)
- La oreja de Van Gogh (hormigas dalinianas)

9
Las expectativas creadas por el tono de la cinta en sus primeros balbuceos. El pasaje de la vida complaciente al otro mundo misterioso (técnica mixta; zumbido sobre zoom a través del oído cercenado).

8
Isabella Rossellini (composición de un personaje memorable, carente de psicología; desnudo sobre desesperación)

7
Dean Stockwell (óleo sobre óleo, no sé si me explico; play back). Una grata sorpresa.

6
Los dos ajusticiados del Bosco (cirugía cromática; inmovilidad macabra). Última entrada de Jeffrey en el apartamento.

5
Kyle MacLachlan, actor discreto (tendencia a la expresividad de cera sobre rostro imperturbable). Si estás en manos de un psicópata, lo mínimo es mostrar alguna dosis de inquietud, ¿o no?

4
Laura Dern (técnica mixta: encanto y gimoteo sobre mueca). ¿No te enseñaron a llorar en la academia?

3
Tensión decreciente (carboncillo oscurecido). La escalera de acceso al domicilio de la chica es al principio espeluznante. Y al fin es sólo un descansillo sombreado. ¿Qué pasó con Laura Palmer?

2
Sin título (técnica depurada sobre hielo). ¿De verdad que hay tanta gente que se siente deslumbrada –y aterrada- por el personaje que interpreta Dennis Hopper? No lo entiendo. Su violencia es de cartón. No es creíble. Ni temible. Histriónico, ridículo, escasamente verosímil. Pues eso, de "Oscar".

1
La cuadrilla de los lunnis (pastiche sobre lienzo). Lynch pretende recrear un mundo demenciado, violento y enigmático, habitado por imágenes insanas y sonidos deformados. Pero la banda de villanos de barraca… Un espectáculo fallido a todas luces. Nos muestra demasiado y mata aquello que debiera sugerir.

0
¿Mundo extraño? No, mundo falso. Tan falso como el petirrojo que sirve de telón a la película.
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231 de 350 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Lo grande y lo pequeño
Lo que se cuenta en una película, un texto o un cuadro tiene un límite, que son los títulos de crédito, el espacio escrito y el borde del lienzo, respectivamente. En cambio, lo que no se cuenta no tiene límites. La dificultad está en conseguir que eso que no se dice tome cuerpo, esto es, crear una presencia a través de una ausencia, que es principalmente un trabajo de evocación.

Sin embargo, como se ha dicho, esta presencia no tiene entidad física, sólida y (de)mostrable en la obra de arte, sino que toma cuerpo únicamente en la mente del espectador. Nace pues a través de una experiencia. La obra de arte en ningún caso se mide al peso, su dimensión será únicamente la otorgada por el espectador, que debe adoptar una actitud activa, porque él es el creador de la emoción, y el artista únicamente el evocador.

Veamos un momento de "Terciopelo azul".
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105 de 136 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Tomaduradepelo azul
Aunque la sensación que se me queda al final de la película sea amarga, la de haber asistido a una broma no muy grata, la apruebo. Por dos razones: primera y fundamental, Lynch parece que sigue un argumento, un argumento lynchiano, con idas de olla, pero al menos parece que lo intenta, y eso es de agradecer; y segundo, el magnífico inicio, simplemente turbador, fascinante, gran introducción, y porque se mantiene a un gran nivel durante buena parte de la primera mitad.

La descripción del mundo paradisíaco es genial, con sus jardines, barbacoas, risas y felicidad, pero que tras esa fachada esconde insectos turbios, el reverso tenebroso. Ese lado oscuro está perfectamente sugerido. Si hay algo que he notado en lo poco que llevo de Lynch es su talento para crear atmósferas inquietantes, para crear acojone, aunque lo suela hacer al servicio de la nada. Aquí ese talento se da cita otra vez, se sirve de la genial música de Angelo Baladamenti, de la atractiva e inquietante Isabella Rossellini, de ese piso que la curiosidad clama por ver... Pero cuando llega Dennis Hopper se acabó el pastel.

La aparición de lo que debe ser el mismo diablo, del representante del mal, es, cuando menos, ridícula. El supuesto diablo no es más que un payaso histérico y gritón, que da lástima. Sí señor, un villano de verdad. Y qué decir del descenso a los infiernos del mal, a ese carnaval bochornoso y patético. Pero encima, utiliza la preciosa canción “In Dreams” de Roy Orbison, para ambientarlo. Orbison no se lo merecía.

Aunque la representación del mal, de la perversidad, arruine gran parte del poder del film, ni que decir tiene de la plasmación de la salvación, del cielo, esos jilgueros, esa música celestial... Puagghh! Quizá sea una sátira, una broma que se pitorrea de la felicidad y esas chorradas, pero me da igual, me distrae y no creo que sea la mejor manera de contar que lo turbio acecha en cada esquina.

En definitiva, una gran idea que se queda en nada. Me quedo con el relato de los peligros a los que puede llevar la curiosidad que hizo Hitchcock en la fascinante “La ventana indiscreta”. Ésa sí que creaba miedo y tensión, no esta gilipollez aunque se pueda ver.
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153 de 235 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
UN TÉTRICO EFECTISMO DE DOS HORAS
A lo largo de tres décadas, David Lynch ha sabido labrarse muy inteligentemente la reputación de director "de culto", con el atractivo que dicha etiqueta supone para un sector nada desdeñable del público americano y -sobre todo- europeo, no seré yo el necio que niegue esto. Y es que puede gustar o no, pero una película de Lynch no deja indiferente a nadie (se ama o se odia). Pero yo hago otra lectura: vista una, vistas todas. Esta película, probablemente la más laureada de su realizador, resulta ser su filme más representativo, y otros filmes suyos posteriores participan de unas características comunes con ella: Twin Peaks, Mulholland Drive, etc están en esta misma línea (Excepción merece 'Una historia verdadera', de tema, tono y argumento diametralmente opuestos a las anteriores). Desde luego, 'Terciopelo azul' hace gala de la pretenciosidad que caracteriza a Lynch, un realizador que antes de hacer la película es perfectamente consciente de que VA A RODAR UN FILM DE CULTO. Desde mi humilde opinión, el primer requisito del filme de culto (denominación que por lo reiterada se está volviendo insustancial) es el que salga "sin querer", por así decirlo. Perdonad si se me va la pinza...

Sin embargo, si bien es cierto que todo el cine de Lynch es visualmente impactante, también creo que su presunto atractivo debe más a lo escabroso y sórdido de sus ambientes, al manejo de esos personajes taciturnos,a situaciones entre lo kafkiano y lo grotesco, y a la truculencia que introduce en muchas escenas de forma completamente inesperada (inesperada precisamente por lo inconexo del guión) ¡Lástima! Yo le pido más a una película que el efectismo visual momentáneo. Lynch es un creador de ambientes. Le reconozco que sabe mover la cámara, que se rodea de actores poco conocidos (y eso proporciona más credibilidad a una historia ya de partida poco creíble), que lleva un control aceptable del ritmo (tal como se entiende el ritmo en el thriller 'moderno') merced a ese estilo nervioso en el montaje de planos...pero el hilo argumental es conducido con tan poca solidez que me resulta en conjunto una película insignificante, aparte de dejarnos la impresión de "deja vù" para quienes vimos primero Cabeza borradora y 'Terciopelo' no nos aportó nada nuevo. Claro que siempre habrá quien pretenda hacer del vicio virtud, y esa dilución argumental (típica mezcla de lo real con lo onírico) la convierta en "fascinante ambigüedad", pero a mí esto no me convence, sigue pareciéndome una película floja, y como tal le he puesto un 3. Con voluntad podría subir a 4, pero no más. Lo siento por los muchos acérrimos que tiene en FilmAffinity (y por la afición que le profesan mis Almas Gemelas, perdón....)
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123 de 177 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
En un mundo extraño
Cuarto largometraje de David Lynch, es una de sus obras más personales. El guión es original del propio Lynch. Se rueda en escenarios naturales de Lumberton y Wilmington (Carolina del Norte) y en los De Laurentiis Studios (Wilmington), con un presupuesto estimado de 6 M USD. Es nominado a un Oscar (director). Producido por Fred Caruso para De Laurentiis Entertainment Group, se proyecta por primera vez en público en agosto de 1986 (Montreal World Film Festival).

La acción dramática tiene lugar en Lumberton (Carolina del Norte), pequeña ciudad maderera, tranquila, pacífica y segura. Jeffrey Beaumont (MacLachlan), estudiante universitario, de unos 20 años, acude a la localidad para visitar a su padre que acaba de sufrir un infarto. A la salida del hospital, mientras se entretiene lanzando a distancia piedras contra una botella abandonada, encuentra una oreja humana, que entrega al detective de la policía John Williams (Dickerson). Sandy (Dern), hija del policía, interesada en el caso, ofrece su colaboración a Jeffrey para investigar los hechos. Ambos se ven atrapados en la madeja de las relaciones de Dorothy Vallens (Rossellini) y Frank Booth (Hopper).

Jeffrey es curioso, aficionado a descifrar enigmas, aventurero y voyeur. Sandy, de unos 18 años, es novia de Mike, pero se siente atraída por Jeffrey, más tranquilo y pacífico. Dorothy, cantante del Slow Club, pequeña traficante de drogas, es víctima de chantaje y abusos por parte de Frank. Éste es el jefe sádico de una banda local de psicópatas, dedicada al crimen, el secuestro y la venta de drogas.

El film suma crimen, misterio, romance y thriller. Se sirve de elementos del cine negro y surrealistas para ofrecer una representación de la irrealidad, que sirve al autor como medio para desvelar el mundo turbulento, oscuro y perverso que se oculta tras las apariencias plácidas de la vida en una pequeña ciudad. Hace uso de una narración no convencional y crea una película oscura, misteriosa e inquietante. Con la ayuda de una cámara detallista y observadora, hace un recorrido minucioso por el submundo del crimen, el vicio y la delincuencia. Añade una descripción sobrecogedora de la crueldad, la locura y la depravación humana.

Presenta un retrato sobrecogedor del horror y del espanto que conviven ocultos junto a la placidez de una de las localidades más tranquilas del país. Su exploración muestra un universo de perversiones, aberraciones, truculencias, vilezas y ruindad, que supera los límites de lo imaginable. Propone un perturbador viaje a las tinieblas que anidan en las profundidades del alma y del corazón. El trayecto lleva al espectador a un estado onírico e irreal donde todo es posible, nada es definitivo y casi todo es inexplicable. Sueño, alucinación y realidad se confunden, se equiparan y se solapan. Es uno de los mejores trabajos de Lynch.

(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
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68 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
LAS OREJAS DE ORFEO
1) Por una oreja se entra, por otra se sale y, entre medias, el interior enloquecido de una cabeza.

La vida del estudiante Jeffrey es sacudida por la súbita enfermedad de su padre.
Bajo el césped resplandeciente de las uniformes urbanizaciones bullen los escarabajos.

La cámara, empujada por un sonoro y creciente viento inicia, en enfático travelling, el descenso órfico de la historia a través de una oreja con hormigas de filiación surrealista; de una oreja, del oído interno, del laberinto que conduce a la cavidad craneal.

El joven héroe baja una escalera oscura desde una habitación iluminada. Unas tijeras cercenaron la oreja misteriosa, unas tijeras cortan la cinta policial para acceder al espacio del crimen.

Jeffrey y Sandy, jóvenes curiosos, investigan como aficionados el enigma. Jugando a detectives para aprender, adquirir experiencia; y a imitar a la gallina, para conjurarla.


2) Descenso a un tenebroso submundo con iluminación Hopper por el que pululan estrafalarios hampones, una mafia de polis corruptos y camellos; la cantante Dorothy, esclavizada por Frank, un psicópata histriónico que le echa zafios polvos de conejo temblón: escenas en un piso morado, malva, violeta y cárdeno, sexo a punta de cuchillo, entrevisto como un programa codificado, por las rendijas horizontales del armario ropero.

Sandy: No sé si eres un detective o un pervertido…
Jeffrey: Cuando lo averigües, dímelo.

Un submundo tensado desde el principio por la música neblinosa de Badalamenti, con excursiones nocturnas a burdeles de arrabal donde, si Dorothy canta “Blue Velvet” en el Slow Club, un ‘dealer’ grillado hace que canta a lo Orbison, alumbrado por un micro.

Un submundo en el que el histérico Frank se frota los labios pintados, las putas bailan sobre los coches, los fiambres se tienen de pie, como de cera, según estética en la que todo exceso atmosférico es poco para probar el temple de un detective amateur.

Mientras tanto, el viento silba a través de la oreja, apaga velas, hincha cortinas…


3) Cuando, por otra oreja, la historia sale de su asfixiante ámbito al mundo de la superficie (bajo el cielo radiante, jardines floridos entre vallitas de tablas blancas, tan vivo como un petirrojo disecado), se habrá consumado el aprendizaje inherente al viaje iniciático, al descenso interior a los infiernos, por así llamarlos.
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47 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Mundos
Ciudad de Lumberton. Una mañana, Jeffrey Beaumont -Kyle MacLachlan-, visita en el hospital a su padre. De regreso a su casa, encuentra entre unos arbustos una oreja humana cercenada. La recoge en una bolsa de papel y la lleva a la comisaría de policía. El detective Williams -George Dickerson-, vecino de los Beaumont, le atiende. Comienza así una misteriosa intriga que desvelará extraños sucesos acontecidos en la pequeña localidad de Carolina del Norte.
Lo de David Lynch no tiene nombre. Genio loco/estafador consciente, siempre interesante y arriesgado, qué podemos esperar de una película que empieza con un chico que se encuentra una oreja cortada en un descampado de un pueblecito bonito y tranquilo donde todo parece salido de un cuento de hadas. Sí, Terciopelo azul. De golpe y porrazo nos encontramos con una historia de suspense y misterio, más cruda y brutal de lo esperado. Contradictoria: difícil de digerir, sugestiva como su nombre y finalmente con cierta poesía en su crudeza. Pero me gusta.
A Quentin Tarantino le interesa mostrar como un hombre corta la oreja a otro hombre, a David Lynch le interesa la oreja. El director juega a contraponer dos niveles narrativos: uno propio, que es viscoso y hermético, y otro más cercano a las comedias juveniles sobre el instituto y los ocasionales romances entre alumnos. "Vivimos en un mundo muy extraño".
Aunque esté como una cabra, hay que reconocer que David Lynch sabe de cine. Su cine, aunque sea extraño, tiene un estupendo manejo de imagen, de sonidos, una mezcla que me mantiene a la expectativa, es en especial en Terciopelo Azul muestra esa dualidad del ser humano, el bien y el mal, en un lugar donde aparentemente todo es tranquilo, bello y no pasa nada, de repente cambia la escena y parece que todo es negro. Esas escenas nocturnas: frías, solitarias, casi oniricas por el curso de los acontecimientos que suceden en ellas. Un pajarito comiéndose una araña. Normal, ¿verdad?.
Isabella Rosellini -me recordó a la Nadien de Lo importante es amar- está tremendamente perturbadora como mujer machacada sistemáticamente por la vida, la mejor sin duda del reparto. Kyle McLachlan, con una expresividad digna de Milla Jovovich, y Laura Dern, a kilómetros de distancia de Corazón salvaje, son los peor parados. Dennis Hopper tiene un papelón, pero al final acaba haciendo... de Dennis Hopper.
Terciopelo azul es impactante, densa, sugerente. Sus imágenes te transportan a la parte más oscura de tu propio cerebro y te hacen explorar mundos desconocidos. La música de Badalamenti y el tratamiento sonoro de Lynch. El Blue Velvet de Bobby Vinton. La sugerencia de sus imágenes, las más bellas y las más brutales. El In Dreams de Roy Orbison. La secuencia inicial... y todo lo que sigue. Bienvenidos a los negros mundos en los que vivimos.
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45 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Lo visible y lo invisible (primera parte)
Dejando de lado la maravillosa, bellísima y tierna "Una historia verdadera", casi una fuga psicogénica de Lynch transmutado en Ford, de entre el grupo de sus películas más reconocible y emblemáticamente lyncheanas, "Terciopelo azul" sigue siendo para mí su pieza maestra.

Debo advertir que en mi concepción, la esencia de lo lyncheano no radica en la confusión o incluso la negación argumental que se da en muchas de sus obras, un aspecto ciertamente llamativo e interesante pero que a fin de cuentas sirve para acreditarle como guionista, sino en algo parecido pero que no es lo mismo, como es la creación de atmósferas extrañas, turbadoras, hipnóticas, oníricas, malsanas…, mediante la explosión que se produce en la pantalla de formas y sonidos; en resumen, a través de la puesta en escena. Y ahí sí es donde se reivindica, a mi entender, el talante de Lynch como cineasta de raza sin parangón en el cine moderno.

De una manera muy acertada, el propio Lynch definió "Terciopelo azul" con la analogía pictórica del encuentro entre Norman Rockwell y El Bosco. A mí me recuerda también al famoso cuadro de Magritte "El imperio de las luces", de un surrealismo que en un primer vistazo puede pasar por alto al mostrar un paisaje con una casa con la iluminación nocturna de una farola pero por encima el cielo diurno lleno de nubes.

De ahí que ese "mundo extraño" al que apelan recurrentemente los personajes, y que por extensión se puede aplicar a todo el cine de su autor, adquiera en esta ocasión su más intranquilizadora fuerza expresiva. En primer lugar, al surgir precisamente de lo cotidiano y "realista": cuando nos adentremos en un universo que ya es pura abstracción mental, caso de "Inland Empire", lo ilógico y lo irracional adquieren en dicho contexto visos de plena "normalidad"; lo que vemos nos puede subyugar sensitivamente, pero ya no nos sorprende —y en consecuencia no nos perturba— porque es lo que esperamos encontrar.

Pero más asombroso todavía es comprobar que las apariencias de apacibilidad social y el mundo más oscuramente sórdido y perverso del alma humana agazapado tras ellas (tal como anticipa el prodigioso prólogo, uno de los mejores comienzos del cine) no son presentados como entidades que puedan separarse, sino que Lynch consigue que las "sintamos" a la vez, independientemente que solo "veamos" una de ellas.

Tomemos por ejemplo la primera escena entre Jeffrey y Sandy. Es una escena, en principio, de pura funcionalidad narrativa, que sirve para dar lugar al reencuentro de los dos jóvenes, insinuar su atracción e introducir la pista que les conducirá hacia Dorothy Vallens y hará avanzar la trama. Pero tal como Lynch la filma (oyendo de ella primero su voz y surgiendo tenebrosamente de entre la oscuridad, mas con su inocente aspecto de colegiala, los insertos de travellings sobre las hojas de los árboles, la música de Badalamenti…) su sentido se multiplica y transforma, generando a la vez una profunda e inexplicable inquietud.

Y ese doble trayecto entre lo visible y lo invisible se despliega en forma de cinta de Moebius: avanzamos en lo que parece una sola y narrativamente clara dirección, pero sin solución de continuidad y sin ser conscientes de ninguna ruptura, lo real se confunde con lo irreal, lo lógico con lo ilógico, y la máxima depravación moral que pueda alcanzarse (aquí, la encarnación de Dennis Hopper divide al público entre quienes se ríen de él y quienes se aterran; yo pertenezco al segundo grupo) cohabita con la más cándida y celestial llamada al Amor.

Es así cómo David Lynch nos sumerge en el que en el fondo puede que sea el más insondable de sus laberintos fílmicos: no nos preguntamos qué ha pasado o quién es quién, nos preguntamos cómo es posible que ese mundo que nos ha parecido tan increíblemente extraño lo reconozcamos al mismo tiempo como tan propio.
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41 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Planeta Lynch
A pesar de la tremenda e innegable irregularidad que manifiesta “Blue velvet” en varias de sus facetas, me gustaría romper una lanza a favor de David Lynch para subrayar la que constituye -a mi juicio- una de las sorpresas más agradables de su peli: el hilo narrativo.

Así pues, pese a que el americano alterna en este trabajo destellos de talento con dislates difícilmente defendibles, su peli presenta -por lo menos- algún que otro síntoma de complicidad con el espectador al proporcionarle un esqueleto argumental básico en el que poder afianzarse. Un esqueleto a partir del cual será el propio espectador el que decida desde qué prisma prefiere contemplar esta historia. ‘Contentándose’ con lo que su delirante trama le plantea o bien optando por dejarse seducir.

Yo, por ejemplo, me decanté por la segunda opción. Eso sí, no me preguntéis por qué. Quizás fue por la excelente banda sonora de Badalamenti o quizás por el protagonismo que adquiere en “Blue velvet” una de mis canciones preferidas de Roy Orbison. Quizás por Dorothy, el insólito personaje interpretado por Isabella Rosellini. Lo que sí sé, en cualquier caso, es que el malvado Lynch consiguió arrastrarme hacia su propio planeta, hacia ese “extraño mundo” de sexo y violencia que subyace bajo la idílica América del prólogo y que, sólo por eso, valió la pena dejarse tomar el pelo durante un par de horitas.
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32 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Un pimiento
Paso de atmósferas, de sugerir presencias con ausencias, de mensajes subliminales y de todo lo que debe pasar por el filtro de la interpretación a posteriori. Paso de las formas sin contenidos.
Lynch me ha hecho ver un pimiento (pobre hortaliza, no tiene la culpa) que no se lo merece nadie. Todos los personajes son anormales, la trama es de lo más corriente y a lo largo de toda la película he tenido la sensación de que daba igual meter una cosa que otra, todo vale cuando se trata de demostrar que uno puede hacer lo que le da la gana.

Que todos estén zumbados no es nuevo, ya lo había visto antes, pero es que no tienen gracia. Ni siquiera el malo de Dennis Hopper parece malo, que ya es lamentable.
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74 de 123 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
no entiendo nada...
Sobrevaloradísima película que sólo se tiene en pie por unos buenos actores, dos atractivas protagonistas y un comienzo aceptable.

El argumento no tiene ni pies ni cabeza, como en casi todas las películas de Lynch. Los personajes y muchas situaciones son totalmente surrealistas, y se deja al espectador todo el peso de interpretar semejante lío. Aun así me atreví a verla.... Craso error. Última vez, señor Lynch.
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49 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
De Jilgueros, Psicópatas y Mundos Extraños.
Desde luego que lo de David Lynch es para visto no para contado, pero lo voy a intentar, Terciopelo azul, parte de una de las ideas fundamentales de su obra, y esto es que bajo un mundo bucólico y apacible que se traduce en el devenir diario en una pequeña ciudad del oeste o medio- oeste de los EE UU, su particular música, su vestuario muy años 50, en el corazón del sueño americano, subyace el mundo oscuro y tenebroso del crimen y la degeneracion.

En una impecable incursión en el cine negro, en un homenaje extraño, turbio, tenso, que te mantiene expextante durante toda la película en su enigmático y peculiar estilo, los escenarios y lugares ya influyen, en que estes alerta para que suceda algo inquietante en cualquier momento: las escaleras de la casa de dorothy valens, el pasillo, con sus recovecos, el piso lleno de angulos ciegos, todo desde luego o casi todo visto desde el armario.... hasta la ciudad maderera tiene algo tenebroso en si misma.

Ahora que estoy volviendo a ver la mítica serie en dvd, Twin Peaks, que no la veía desde que la pasaron en el 91 en television, comprendo por que me atrajo tanto su cine desde adolescente. Es innegable su talento para mantener la tensión hasta el final y su atmósfera tan particular y sugerente y casi daliniana. Para tratar aparte sus referencias oníricas y sus caminos de fuego y las calzadas de noche a toda velocidad en momentos cruciales, como una decada después abunda en la soberbia Carretera perdida.

su exploración de la mente criminal y psicopatica en el magnificamente interpretado papel de Frank por Dennis Hopper, junto a otros 3 actores habituales en su filmografia como son Jack Nance, Brad Dourif y Dean Stockwell. Perfectos para papeles de sujetos peligrosos y en el filo de la navaja. Isabella Rosellini destaca su arduo, escandaloso, contradictorio y dificil papel y el agente Cooper que se desenvuelbe muy bien junto a la recatada pero atrevida Laura Dern. Lynch, por su talento y certera visión de la oscura personalidad del mundo y las personas, es absolutamente un cineasta de primer orden, con su estilo muy particular, nieto destacado del gran maestre de la orden de los necesariamente extraños. Stanley Kubrik, y muchas veces incomprendidos y apeados de su merecido podio entre los mas grandes del cine.
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23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
"¿Por qué este mundo es tan problemático?"
Una buena parte de las personas pasamos por la vida en nuestra rutina de lo corriente. Nos construimos a nuestro alrededor un entorno en apariencia estable, armonioso, que nos ofrezca esa sensación de seguridad que tanto necesitamos. Tratamos de olvidar que somos seres inauditamente complejos, que flotamos por la marea como los icebergs que dejan fuera del agua apenas un cinco o un diez por ciento de su masa, mientras el noventa o el noventa y cinco por ciento restante permanece sumergido debajo, inexplorado, sumido en la penumbra.
Nuestra parte consciente, nuestro yo racional y social nos fuerza a edificar una fachada coherente que es la que hemos de mostrar. Nos esforzamos por mantener oculto todo aquello que nos conecta a las más poderosas fuerzas de la naturaleza, y sobre ese fondo turbulento luchamos por tender una finísima piel cuyo aspecto nos asemeje al exterior del resto de los seres, que disimule esa furia volcánica que es incontrolable y única en cada ser humano.
Pero "Terciopelo azul" nos enseña que la furia volcánica no se puede reducir, es imparable y termina por reventar por alguna grieta, algún resquicio de la fachada.
Como el pico visible de los icebergs, todo el mundo corriente y ficticio que tan denodadamente defendemos para conservar un equilibrio frágil y perecedero como el polvo de las alas de una mariposa, no es más que una minúscula y engañosa porción adornada con esmero. Cuando, por accidente o por curiosidad empezamos a escarbar un poco más abajo, vamos hallando un sótano de monstruosas dimensiones en el que, cuanto más nos adentremos, más difícil será hallar el camino de vuelta.
La parte visible del pueblo de Lumberton es como el pico de dicho iceberg: un típico barrio residencial estadounidense donde la vida corriente se desarrolla con su rutina habitual. Los ojos humanos pueden observar la calma aparente. Pero Lynch no se limita a lo que los ojos pueden ver a simple vista. Como si empleara un microscopio de gran aumento ante cuya lente expusiera cada rincón del pueblo, la fachada externa va dando paso a las capas subterráneas que se ocultan debajo.
Al igual que Lumberton y sus distintas capas subterráneas, el alma humana va pareja. Jeffrey, un joven que ha regresado al pueblo tras la hospitalización de su padre, comenzará a verse envuelto en un escalofriante misterio que le fascinará tanto como le horrorizará. Rindiéndose a lo inevitable, a la atracción del peligro, de la curiosidad, del morbo, de la exaltación de sus más primitivos instintos, enfrentándose desde su ingenuidad a todo lo que fermenta y se pudre en las capas subterráneas de la comunidad y del subconsciente, Jeffrey descenderá los peldaños del submundo, del sótano informe y descubrirá que la sociedad es una pura apariencia en cuyo seno se gestan las más horribles crueldades.
Sigo en es spoiler.
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25 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
¿Porqué? Porque estaba oculta.
Hola a todos, tomo la palabra aquí, soy el señor que ha hecho esta película y antes de que me peguéis tengo que contaros una cosa importante.

Cuando era pequeño mis padres me llevaban al teatro que la verdad es que no me gustaba mucho porque la obra nunca me interesaba. Los personajes me parecían de cartón, sus palabras, recortes de papel, el suelo sobre el que pisaban, cartulina, todo era como cursi, cutre y de mentira. Lo que yo deseaba saber por encima de todas las cosas era qué dejaban atrás cuando salían de una de aquellas misteriosas puertas que daban a la oscuridad. Porque intuía que detrás de las puertas, estaba la verdadera obra.

Tengo que confesar que me decepcioné mucho al saber, tiempo después, que detrás de las puertas en realidad no había NADA. Ni decorados, ni personajes, ni una obra oculta. Eran puertas falsas.

Pero no me resigné. Pensé: "Puesto que no hay nada todavía, voy a crear un mundo detrás de las puertas de teatro"

Ese mundo claro, no era tan bonito y compacto como el mundo que había en el escenario. Era un mundo perverso y lleno de personajes sensuales, malvados y retorcidos. Que es lo que a mí me gusta. Primero, hice que se pudiesen ver sólo unos vislumbres cuando los actores entraban y salían de las puertas. Después, hice que un personaje del escenario principal se metiese dentro del mundo detrás de las puertas. Y por fin, hice que ese mundo pasase al otro lado de la puerta y se abriese en todo su esplendor sobre el escenario principal. Pero no me olvidé de la obra anterior: por el contrario, simplemente la traspasé al lado oculto mientras desarrollaba la historia que siempre había deseado ver.

Lo curioso es que hacia el final, de repente, la obra oscura dejó de interesarme: ya estaba a ojos de todos y todos la podían ver. Ahora, era la obra anterior, la que estaba detrás de la puerta, la que me intrigaba. De modo que devolví el mundo detrás de las puertas a su lugar y todo volvió a estar como al principio.

Pero ¿no os habéis dado cuenta de una cosa? Las puertas están cerradas, la obra oculta ha desaparecido y sin embargo ¡la obra original ya no es la misma!
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31 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Decepción azul
Vamos por parte:

El comienzo es espléndido, con esa imagen de un paisaje feliz y el accidente cardíaco del viejo, luego el perro ataca un chorro de agua proveniente de la manguera.

Luego nos vamos a Jeffrey, personaje curioso y un tanto demente (¿a quién se le ocurre levantar una oreja en descomposición con hormigas y ponerla en una bolsa de papel con la mano descubierta?) que hará las mil y unas porque... Bueno, ni sabe por qué. Pero su curiosidad es más fuerte que él mismo.

Hasta este momento, la película brinda al espectador un entretenimiento bueno y crea una expectativa aun mucho mayor. Quiero decir que el comienzo hasta mitad de película es buenísimo. Después vemos que algunos personajes resultan vacíos, y quieren hacernos caer en una psicología muy barata.
Esta cinta cuenta con un ritmo que sin lugar a dudas vale la pena disfrutar. Pero es que algo grande le falta... Las actuaciones son planas (a excepción del suficiente Dennis Hopper) - y denle un premio meritorio a Kyle MacLachlan, su actuación es realmente mala: este elenco no tiene compromiso emocional -. El guión contiene huecos inmensos por doquier y personajes que no aportan nada de nada a la historia. Algunas escenas poseen recursos interesantes que parece que al director se le olvidaron tristemente de un momento a otro.

Yo no sé qué historia, ni elenco, ni personajes, ni juego, ni guión, ni escenas, ni cine quiso innovar, representar, presentar, y regalar al espectador. Pero a mí, francamente, no me ha trasmitido absolutamente nada grandioso.

¿Obra maestra? Ni con suerte.


Ah, qué linda banda sonora.
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20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una película de extraños tejidos.
He de decir ,que aunque no me guste demasiado David Lynch, "Terciopelo azul me dio una grata sorpresa. Antes de verla esperaba ver una de las típicas películas que suele hacer este director. Una sucesión de imágenes sugerentes, unos personajes simbólicos y enigmáticos, pero con un argumento confuso y poco coherente.
Sin embargo en este caso el argumento es bastante sólido y está acompañado de todos esos elementos característicos en la filmografía de Lynch (interesantes planos, extraños diálogos, buena BSO, etc..) en esta una de sus primeras obras.
Los protagonistas son una colección de personajes de diferente índole: Un voyeur, una cantante sadomasoquista y sumisa, un gangster sádico y pervertido... Todos ellos deambulando en una trama que incluye asesinato, secuestro y tráfico de drogas que le sirve a Lynch de excusa para contarnos una curiosa historia de amor. Un triángulo amoroso donde nada es suave como el terciopelo sino áspero, duro y violento y en el que se mezclan lo sentimental y lo sórdido.
En cuanto al elenco de actores destaca sobre todo Isabella Rossellini con un rol nada fácil en el que se desenvuelve magníficamente.
Un aspecto curioso de la historia es el del propio terciopelo azul que tiene un tratamiento muy típico de Lynch. Él te lo pone ahí en la trama como una canción, como un arma homicida, como un pieza rota. Es el espectador quien yo creo que decide que significado darle.
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18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Bonita canción para una película sobrevalorada
David Lynch es uno de esos directores con talento a los que de vez en cuando se les va la olla. El estreno de Terciopelo azul hizo que los críticos más pedantes y relamidos vieran en ella una indiscutible obra maestra. El argumento tiene dos partes. Una primera en la que se cuenta una historia de cine negro prometedora y una segunda completamente surrealista en la que aparecen una serie de personajes surrealistas capitaneados por un genial Dennis Hopper y en la que Lynch da rienda suelta a sus más alocadas fantasías. Es en esta segunda parte cuando el espectador se desconcierta de modo que el director trata de mantener la intriga de la primera pero la fusión de ambas historias tan antagónicas es una chapuza.

Hopper es Frank el líder de una peculiar banda de maleantes que abusa sexualmente de su chica colocándose con oxígeno. Isabella Rossellini es la sufrida amante de Frank, una desquiciada cantante sometida a sus caprichos. Kyle MacLachlan es un joven estudiante que trata de ayudar a Rossellini mientras asiste perplejo a los desvaríos de Frank y sus colegas, entre los que están un travestido Dean Stockwell que baila canciones de Roy Orbinson y el todo terreno Brad Dourif. Laura Dern con diez y nueve añitos interpreta a la novia de Kyle.

Lynch demuestra ser un buen director y guionista cuando cuenta historias dramáticas reales como la vida misma, ahí están por ejemplo El hombre elefante o Una historia verdadera. Luego le da por filmar obras enemigas de cualquier razonamiento lógico como el bodrio indigesto que fue Inland Empire o Cabeza borradora. Y en ocasiones reúne sus dos yos en rarezas interesantes como Mullholland drive o Carretera perdida. Este Terciopelo azul no es ni una cosa ni la otra pero aún así le doy un seis porque reconozco que sin ser una genialidad tiene algo.
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14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El patio trasero del sueño americano.
73/09(20/04/15) Obra icónica en la filmografía del singular realizador y guionista David Lynch, el creador de Montana gusta de reflejar los submundos que se esconden tras supuestas idílicas sociedades. Este film que le dio a conocer mundialmente despierta en mi opiniones contrapuestas, está lo muy bueno, como la creación de su opresiva atmósfera, te oprime en un increscendo sofocante de perturbación cuasi-surrealista bizarra, con situaciones que se te hunden en el subconsciente como una pesadilla febril, por el lado malo está un guión con demasiadas fisuras, con inconsistencias, con incoherencias, denoto vaguedad en la construcción que hubiera dado solidez al relato y que se queda en algo plúmbeo que para poder seguir hay que otorgarle bastantes licencias. El relato parte de una idea que Lynch dijo habérsele originado en una escena de “El perro andaluz” (1929) de Luis Buñuel, aparece una mano con un hueco en el centro por el que transitan hormigas, de ahí la oreja con estos insectos.

David Lynch rinde homenaje al film noir, con una historia que radiografía la corrupción moral, la degradación humana, con misterio, una investigación de cuasi-detective, una chica buena, una femme fatale, un villano remarcado, todo visto por el perverso filtro Lynchiano, introduce personajes disfuncionales, algunos sadomasoquistas, profundizan en el lado oscuro de una comunidad ilusoriamente bucólica, descorre la cortina para veamos lo que hay tras ella, su mundo criminal, sus depravaciones, su amoralidad, su crueldad, su demencia. Punzante thriller, que juega con el terror, explora las inquietantes tinieblas del reverso del Sueño Americano, ese que nos muestran de urbanizaciones felices de gente agradable, y tras estas imágenes se hayan delincuentes retorcidos, voyeurismo, violencia, sadismo, drogas, deseos reprimidos, violaciones, secuestros, palizas, mutilaciones, sumiéndonos Lynch en un clima malsano, que lo edifica denso, sombrío, lúgubre, con tintes oníricos. El director propone un mundo bipolar, en un día conviven el sol y la noche, la luz y la oscuridad, para ello contrapone a Jeffrey, reflejo de la inocencia y curiosidad, frente a Frank, el villano, ser avieso, sórdido, pervertido sexual, dos caras de la misma moneda, como también lo son Dorothy, chica cándida, buena, sensible, y frente a ella Sandy, atormentada, masoquista, libertina sexual, Lynch poniendo las dos realidades y haciendo que se rocen, esto ya remarcado desde su inicio mostrando que bajo la aparente placidez seguridad se esconden insectos (villanos) que pululan entre la suciedad, y nos hunden en un microuniverso de obsesiones enfermizas, un viaje por la decadencia moral, esto acentuado por la dualidad frente al amor y el querer hacer el bien, y en una película con constantes alegorías visuales esto le refleja la luz, el cromatismo de colores y los pájaros, los instintos primarios se atisban en el insecto que lleva en el pico un pájaro posado en una ventana. Lynch consigue atraparte en su red de sentimientos turbios, en un argumento con reminiscencias hitchcockianas, sobre todo a “La ventana indiscreta”, por el voyeurismo del protagonista Jeffrey, creando escenas rebosantes de sensualidad y perfidia, sabiendo imprimir un agobiante increscendo dramático, haciendo que por momentos nos sintamos en una alucinación siniestra, delineando momentos de enorme tensión.

Pero con todo lo bueno, hay bastantes elementos que la impiden tener lo que muchos le ponen, el marchamo de obra maestra, esto le queda grande, el film ha envejecido mal, posee líneas argumentales mal desarrolladas, frágiles, superficiales, sirva de ejemplo la insulsa historia de amor entre Dorothy y Jeffrey, con muy poca química, forzada, con momentos sonrojantes como cuando él se pone a hacer la gallina. El villano, Dennis Hopper, al que muchos han encumbrado como carismático y terrorífico, a mí me ha sido un guiñol sobreactuado, caricaturesco, histriónico, desatado, sin fondo, lineal, histérico, pasado de vueltas, tampoco sus cómplices se escapan de mi quema, una panda de payasos bufones, que encuentra el foco en la exageración, en el surrealismo de un Dean Stockwell travestido y cantando, estridente. La historia te engancha a pesar de esto, te sabe intrigar por saber cómo acabará, y me ha resultado anticlímax, me ha dejado insatisfecho, con sabor a vacío. Más defectos en spoiler.

La puesta en escena es la gran baza del film, te sujeta, canaliza emociones, con excelente diseño de producción de Patricia Norris (“12 Años de esclavitud”), maneja escenarios que aportan contrastes, del barrio residencial apacible al feísmo de zonas mugrientas, el decadente edificio donde vive Dorothy, esas escalera paradójicas, en vez de conducir al cielo te llevan al infierno, todo atomizado por la fascinante fotografía de Frederick Elmes (“Hulk”), con manejo extraordinario de penumbras, semioscuridad, sombras, muy simbólicas, erigiéndose en protagonista fundamental para emitir zozobra y desasosiego en el espectador, con notorias referencias pictóricas al fotógrafo estadounidense Norman Rockwell y al holandés El Bosco. Y para envolver en un halo de intriga, suspense e intensidad el metraje, la música de Angelo Badalamenti (primera colaboración con Lynch, hace cameo de pianista en Slow Club) inspirándose en el compositor ruso Shostakovich, juega con sonidos de percusión disonantes para turbar, que además supervisa la fenomenal selección de temas, con excelente repertorio de canciones añejas pero atemporales, "Blue Velvet" de Bobby Vinton (dos veces se oye, la primera cantada por Julee Cruise y la otra por Isabella Rossellini), " In Dreams " de Roy Orbison, “Love Letters” de Victor Young, dos temas de Chris isaak, “Livin’ for your love” y “Gone ridin’”, dos temas de Badalamenti, “Blue Star” (cantado por Isabella Rossellini) y “Mysteries of Love”, componiendo una iconoclasta galería de música que crea un trémulo ambiente. (continua en spoiler)
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
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