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181 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
Por la puerta grande
Aunque existen muchas maneras de baremar la calidad de un director, un altísimo porcentaje del público parece conformarse con calificativos como "bueno", "malo", "me gusta" o "no me gusta". Se habla poco de la valentía y el riesgo en el cine, sin embargo es uno de los factores más relevantes a la hora de medir la temperatura cualitativa de un director en el contexto de su género, su entorno, su industria.

Hace casi una década el cineasta bilbaíno Pablo Berger debutaba sacando toda su casta en 'Torremolinos '73', una cinta terriblemente infravalorada en una cartelera tan cainista como viene siendo la española. Nada nuevo, malditos seamos.

Mientras muchos pensábamos que Berger se encontraba retirado y desencantado con la industria, el bueno de don Pablo trabajaba con ahínco y absoluta dedicación en todos y cada uno de los aspectos que ahora forman su nueva obra: 'BLANCANIEVES', una magnífica y original revisión del cuento de los Grimm aplicada a la España de los años '20. De lo más atrevido.

Su inicio es trepidante desde esa primera secuencia (en una plaza de toros) que bien puede considerarse una de las mejor rodadas de todos los tiempos en este país. La ambientación es extraordinaria y se ajusta correctamente a las necesidades de este grandioso ejercicio "sonoro". El equipo de producción merece mucho más que nuestro simple indulto.

Desde la eterna Ángela Molina hasta la infatigable Maribel Verdú, la ganadería de actores se encuentra sembrada por completo. Todos están exquisitos, pero es ante cada mirada, cada gesto y cada quejío de Macarena García cuando uno se siente obligado a quitarse la montera por respeto.

El duelo niña-madrastra sobrepasa lo perfecto y el montaje es una lección de intensidad, garra y humor en sintonía. Chapó a la fotografía expresionista de Kiko de la Rica, protagonista necesaria en cada plano del filme. Oídos muy atentos a la banda sonora creada por Alfonso de Vilallonga y, sobre todo, a la voz inquebrantable de Silvia Pérez Cruz.

Estamos ante una brillante traducción del cuento al esperpento español que logra sobradamente un sincero equilibrio entre ridículo y ternura. Un melodrama de los que ya no se hacen y que te atrapa de principio a fin gracias a un sinfín de virtudes.

Ojala el final de este cuento sea el principio de una hermosa travesía para don Pablo Berger y su 'Blancanieves' de Triana. Por fin alguien osado. Por fin alguien que entra a matar. Por fin las orejas y el rabo. Por fin un "olé".
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146 de 188 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Lejos de la obra de arte
Los elogios se han desbocado. No hay que tocar las campanas. La película es interesante pero no descubre nada nuevo, nada que no se hubiera contado ya así ochenta y cinco años atrás. Tampoco "The artist" inventaba nada, pero la historia era estimulante para cualquier mirada. Había una emoción simple en ella, pero funcionaba. Aquí alguien llora y tú no lloras. Alguien ríe y tú no ríes. Esta Blancanieves bizarra, goyesca, expresionista, solanesca y buñueliana, no alcanza todo lo que pretendía. Es buena. Es hermosa en muchas fases, pero el conjunto está descompensado, con una presencia excesiva de folclore gratuito y un drama inexistente. Demasiado toro. Demasiada pandereta. Demasiada estampa carpetovetónica. Sugerente. Estimulante. Pero no fascinante. No memorable. No inolvidable.
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147 de 197 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Las paradojas de la originalidad
Película imprescindible que pone de manifiesto las paradojas de la originalidad.

Se estrena después de la aclamada "The artist" —la película que barrió en la edición de los Oscar el año pasado: 10 nominaciones, de las que obtuvo 5 premios, entre ellos, a la mejor película, mejor director, mejor actor y mejor banda sonora original— pero, al parecer, "Blancanieves" se concibió mucho antes, pues Pablo Berger la tenía en la cabeza hace ya siete años. Se cumple así la maldición de nuestros creadores e inventores: como ocurrió con Monturiol con el submarino o De la Cierva con el helicóptero, tenemos las ideas pero por diversas razones —sobre todo de financiación— las aprovechan otros.

No cabe duda que haber sido, en cuanto a su estreno, sucesora y no antecesora de "The artist" le resta mérito, porque siempre habrá quien pensará que se ha hecho al rebufo de ella. Sin embargo, en mi opinión, la originalidad de su argumento supera, con mucho, a la de su rival.

Originalidad que no sólo consiste, curiosamente, en volver atrás, sino que es un monumento al arquetipo, al estereotipo, y al tópico

1 ) Arquetipos exigidos por el cine mudo, que precisa de la sobreactuación —hay que expresar en imágenes a palo seco sentimientos y estados de ánimo—, la exageración —la potencia visual reside en el contraste, los blancos y los negros anulan los grises, de ahí que esta película pueda considerarse expresionista— y el maniqueísmo —los buenos son muy buenos y los malos son muy malos; las matizaciones las proporciona la palabra—.

2 ) Estereotipos para retratar a la España eterna. El matrimonio entre el traje de luces y la bata de cola, entre el estoque y la guitarra o la pandereta, entre el torero y la folclórica. Pero hay algo de metáfora de la actualidad no buscada en esta película. Blancanieves (España) es conformista con la situación de opresión que vive. No se rebela. Su posible salvación la encontrará o no en las circunstancias y en agentes externos. A pesar de los baldíos esfuerzos de los dieci… siete enanitos autonómicos ¿acabará salvando a Blancanieves el príncipe germano o no llegará nunca?

3 ) Tópicos o elementos tradicionales como corresponde a un cuento de los hermanos Grimm, que fueron más recopiladores que creadores. La deconstrucción del relato clásico se hace conservando todos sus elementos originarios u originales: La crueldad de la madrastra —Maribel Verdú encantada en su papel de mala-malísima, que borda—; la ingenuidad de Blancanieves —acertadísima selección de Sofía Oria y Macarena García para los papeles de la protagonista niña y mujer—; el contrapunto de los enanitos —los siete que son seis, que recuerda aquel examen de Primaria en que se preguntaba por los continentes y el examinado contestaba: "los cuatro continentes son tres: Europa y América"; ¡ah!... y un hallazgo el enanito travesti—; La negligencia del verdugo —un masoquista cuyo uniforme muy bien elegido y cuyo bigotito le hace encarnar el fascismo a las mil maravillas—; la manzana envenenada —recurriendo a la farmacopea y no al hechizo—; el espejo mágico como revista ilustrada que margina a la madrastra en favor de Blancanieves —los medios de comunicación como jueces, notarios y portavoces de la fama—.

Mención aparte merece la música, la otra gran protagonista de la película. Como dice el propio Berger: En el cine mudo la música es el diálogo de los personajes. Gran labor de Alfonso Villalonga sobre un trabajo previo de Alberto Iglesias.

Para terminar, algo que no hubiera querido escribir. Día del estreno, viernes, sesión de noche, sala céntrica madrileña: sólo tres personas como público. La desmesurada subida del IVA ha sido una puñalada trapera. Como especie en extinción, debemos ya empezar a ponernos la pegatina: "Salvemos al cine español".
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104 de 128 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Blancanieves durmiente
Por lo que veo en la mayoría de las críticas (especializadas o no) es que la gente, más allá de la película en sí, se queda obnubilada por el formato mudo y en blanco y negro, da igual que la película sea un auténtico coñazo, que lo es, el supuesto riesgo de acometer una empresa de este estilo es suficiente para que haya un prejuicio masivamente favorable por la película. Y por supuesto, después de verla, obra maestra absoluta.
Pues bien, creo que con coñazo casi insoportable le hago justicia a la "obra maestra" de Pablo Berger. La propuesta es sumamente original, no tiene discusión, pero madre mía, unas escenas tediosas, demasiado largas; un humor rancio ( la Verdú posando con un "perro") "original" (los momentos más graciosos los protagoniza un pollo) supuestamente dramático y ejemplo de retrato histórico (la sesión de fotos con el muerto), la "pedazo" de crítica social (firmar un contrato sin saber leer, la burla hacia lo diferente) muy poca imaginación en lo visual (admiro mucho más "The Artist" desde que he visto Blancanieves) en fin, un filme muy, muy flojo, ensalzado y publicitado por su formato, no por su calidad cinematográfica.
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126 de 193 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Gótico taurino
El público en Donosti acaba de ovacionarla hace apenas media hora de su proyección para el público en la sección oficial y no es para menos. Esta joya de Pablo Berger nos ha mantenido una durante una hora y media tan hechizados y encantados como a cualquier niño al que se le narra un buen cuento de hadas. La atrayente ambientación, el elegantísimo diseño de producción, los originales vuelcos que se le dan a la historia y unas interpretaciones llenas de magia por parte de la dupla Sofía Oria/Macarena García (Blancanieves niña y adulta, respectivamente) hacen de esta versión una de las más cuidadas y exquisitas vistas hasta la fecha.

Mención aparte merece una malvada madrastra más malvada que nunca, que convierte la infancia de la protagonista en un verdadero calvario y que se encarna en una Maribel Verdú completamente villana y en su salsa. Berger además acierta al escoger la ambientación castiza, otorgándole acentos de misterio y tragedia y creando un estilo con encanto: el gótico taurino.

Juega con los claroscuros y los espacios para fabricar una atmósfera lúgubre, decadente y seductora y consigue atraer la empatía hacia los personajes que se mueven en ese mundo hipnótico que es un poco como la misma Blancanieves: una exquisita rareza que dormita en el interior de una urna de cristal, provocando a partes iguales admiración, tristeza y curiosidad.

El perfecto broche final no hace sino subrayar los logros de una obra que merece llegar, ganar y perdurar. Esto es magia pura, de la que se produce cuando el cine sueña con la razón y en lugar de producir monstruos, produce maravillas como ésta.
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72 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Un travelling es una cuestión moral; Godard dixit
La Blancanieves y los siete enanitos de Walt Disney es una obra maestra, del año 1939, en color y hablada sea dicho de paso. Para demostrarlo tan solo hay que fijarse en la escena inicial en la que el príncipe llega al jardín de la casa donde vive Blancanieves, descabalga de su caballo y coge una paloma para besarla, de modo que ésta le lleve el beso a la bella que lo observa, medio escondida, desde un balcón. Mientras todo esto ocurre, la cámara en un momento dado se distrae de ellos y se dirige hacia una oscura mujer, la madrastra que, agazapada y de negro, observa con rabia desde otra ventana la escena enternecedora que he descrito. Todo esto contado sin mediar palabra.

Pablo Berger ha optado para contar su versión de Blancanieves por prescindir de las palabras, no en una escena, sino en toda la película. Decía Godard que un travelling es un cuestión moral, y con esto quería decir que si un director escoge para contar algo un travelling, y no, por ejemplo, un plano fijo, lo tiene que hacer porque así lo pide la historia. Dudo mucho que una versión del cuento de los hermanos Grimm tenga justificada esa elección en blanco y negro y muda, por muchos homenajes que se quieran rendir. Quizás lo tuvo en “The Artist”, que iba precisamente sobre el paso del cine mudo al sonoro, pero aquí parece más un alarde técnico y artístico sin gran fundamento, y perfecta excusa para presentarnos un guion con tantos agujeros como un queso gruyer. Y con ello no quiere decir que en el cine mudo los guiones no fueran sólidos, que los hubo muchos y muy buenos, pero sí que en el inicio del cine muchas veces eran mero esqueleto armado sin mucho fundamento para mostrar unas imágenes en movimiento más o menos interesantes, intercaladas de rótulos que hacían avanzar la acción casi a toque de corneta.

Sé que nado a contracorriente, pero a mí este film me ha dejado más bien frío. Veo en él un guion tramposo que avanza a golpe del capricho del director buscando así el impacto en el espectador; es decir, una escena concreta no es consecuencia de la anterior ni causa de la siguiente. No estoy pidiendo que tenga una lógica humana; aceptaría de buenísimo grado una lógica de cuento, pero que se respete y no coja atajos peligrosos, una lógica interna podríamos decir.

El aislamiento imposible al que se ve sometido el matador, las visitas continuas de su hija, la escena de la manzana, las fotos con el matador muerto, la escena final, y en general casi todo el film está cosido con hilo grueso e incurriendo en grandes contradicciones, lo que resulta más fácil que el hecho de haber escrito un buen guion, lógicamente. No quiero acabar, no obstante, sin reconocerle cierto mérito a la película, por arriesgada y atípica, y por su estética gótica y años veinte bastante logrados, que en los tiempos que corren no es poco, pero para mí no suficiente
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40 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Poética, hipnótica, original y fascinante
Pablo Berger, el director, llevaba mas de un lustro detrás de hacer esta película temeraria y casi suicida. Y por casualidades de la vida se le adelanto "The Artist" en la cartelera - y en la recepción entusiasta de la critica. Pero lo que pudiera parecer un handicap, creo que le ha venido bien a "Blancanieves", ya que permite apreciar incluso con mayor nitidez, la magnitud del éxito de esta formidable película española.

Recreación poderosamente original del cuento homónimo, produce admiración y perplejidad el inmenso talento del director por dotar de imágenes de una garra y destreza pocas veces vista en el cine español, además haciendo un uso pasmoso, novedoso e irresistible de la mas rancia iconografía hispánica - los denostados toros, lo flamenco, las mantillas, ... - hasta convertirla en una originalísima recreación de una España inverosímilmente real y fascinante. Ahora que tan desacreditado que esta -por los politicastros de turno - España y lo español, produce verdadero asombro y gratitud que se haga un uso tan creativo, tan poderoso, tan hipnótico y tan universal de la despreciada imaginería cañi.

Entretenida, mucho mas inteligente y original que su predecesora muda francesa, con uno de los finales mas poderosos, melancólicos, inolvidables y trágicos del cine reciente, que da una vuelta de tuerca truculenta y negra al cuento original, elevando el riesgo de la cinta pero multiplicando la trascendente inmortalidad del resultado final.

Grande, muy grande, casi perfecta, impresionante y original, permanece en la retina - y el corazón del espectador - mucho mas allá de la mera proyección de la cinta. Casi me arriesgo amvatinizar que estamos ante una obra maestra, una de las mas memorables películas del cine español de todos los tiempos.

Vayan a verla, no se la pierdan, no se dejen desanimar por su fingida mudez (se olvida que es muda a los pocos minutos de metraje), ni por su impactante fotografía en blanco y negro, ni por la memorable mala interpretada por una inconmensurable Maribel Verdu... Vayan a verla y disfrútenla como un niño, con los oídos bien abiertos para escuhar el estruendo y la desolación del silencio final...

Memorable.
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36 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Interesante propuesta, pero no redonda.
Pablo Berger nos trae un bombón de película. Se nota que está hecha con mucho amor, esmero y trabajo, y esto es lo primero que he podido admirar de la película. Es cierto que le ha podido pesar un poco el no contar con el factor sorpresa, por el precedente de The Artist (aunque también es verdad que es mala suerte, ya que Berger parece ser tenía el proyecto en mente y en marcha desde hacía tiempo), pero el estilo sigue pareciendo original e incluso da a la película un toque de aire fresco.
Así, además del estilo (ya sabemos: cine años 20), lo siguiente que destaca es su singular y original propuesta: presentar una Blancanieves ambientada en Sevilla. La idea, como digo, es brillante, aunque al final quizá la propia historia, que todos conocemos, de Blancanieves lastre un poco el conjunto (a mí me parece una historia plana, simple y demasiado trillada).
Técnicamente, se me queda a medias tintas. Lo que más destaca sin duda es la propia realización, una dirección más que notable. La fotografía de De la Rica es buena, pero no deslumbra (esperaba más de él, la verdad). La música de Vilallonga también es buena, pero no termina de emocionar. Amén de ser demasiado obvia en la gran mayoría de ocasiones.
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42 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Y todo por 8 fotogramas...
Primero de todo decir que esta es una película estupenda, tiene unos hallazgos asombrosos, y casi todo está a una gran altura. Es una cuasi obra maestra, pero...

Contrariamente a lo que la gente piensa, el cine mudo se filmaba a una velocidad más lenta: a unos 16 fotogramas por segundo. El aumento a 24 fotogramas fue para grabar el sonido en la misma película sin que se resintiese la calidad auditiva.

A partir de entonces la sensación de velocidad del cine mudo paradójicamente se ve en la proyección: al moverse cualquier cosa en un segundo con menos fotogramas parece más veloz al ojo humano.

Pues bien, todo este rollo lo cuento porque el gran fallo de "Blancanieves" creo que viene del intento de paliar esta sensación. Esta es la hipótesis caritativa. La otra es que sencillamente Berger es presa del mal endémico del cine moderno y no se sabe estar quieto.

¿Así que para dar la sensación de velocidad Berger ha decidido hacer una película rápida? Pues no, más bien con prisas. Me explico. Imaginen que van al Museo del Prado. Ahí hay una gran cantidad de arte ¿verdad? Pues en este filme también. Ahora imaginen que les toca un guía con una guinda en el culo, y va embalado a todas partes. Bueno, eso en realidad no es un problema si a uno le dejan tiempo para contemplar cada cuadro. En realidad que en los pasillos el guía vaya rápido no tiene ninguna importancia, hasta se agradece cierta velocidad en lo que en el cine podríamos llamar transiciones.

Pero es que Berger lleva una velocidad normal por el pasillo. Donde te da prisa es delante del cuadro. No se está quieto más de un segundo. Te cambia de plano, o te mueve el objetivo. Todo para intentar imitar el cine mudo de antaño. O sencillamente es porque Berger viene de la publicidad, y es lo que se estila, ni idea de sus motivos.

Ahora imaginen que están delante de un cuadro fantástico del Museo del Pardo. Pero con una condición: sólo lo pueden contemplar durante un segundo antes de cambiar de ángulo de visión o pasar a otro cuadro.

¿Molesta?
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39 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Literalmente facilona
Entre la copia literal y la adaptación facilona se encuentra esta película cuyo único mérito es la ausencia de color.

El uso del negro sin justificación alguna ligado con unos pésimos intertítulos consiguen un 7,5 en filmaffinity una selección para los Oscar y un desconcertante premio especial del jurado en San Sebastián. Esto sólo muestra una cosa, el público ansiaba el silente blanco y negro.

Irrisoria historia a la "española": cantante-bailaora flamenca con torero, unos inaceptables 6 enanos toreros, simplón circo con blancanieves durmiente... alguien se ha preguntado el ¿Porque? en alguna escena..... imposible encontrar respuesta. Copia demasiado literal que empeora cada vez que se intenta personalizar. Pésima dirección: ¿muerto que respira? ¿una niña arrastra una enorme maleta sin muestras de esfuerzo?.... etc

Lo siento pero este film es como escuchar en vinilo el "no cambie" de "Tamara la mala". Por muy vinilo que sea sólo consigue entretener en momentos de simplez colectiva.
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47 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una bilbainada , una joya y la gran Madrastra.
Muchos dudaban del proyecto de Blancanieves, existe una masa media en España que desprecia todo lo español simplemente por serlo, lo curioso es que ellos deben creerse que han nacido en Irlanda o en la China, porque ellos son españoles. Bueno, lo que quiero decir es que desprecian todo, aunque luego no tiene problemas en dejarse caer "las bragas" o los "calzones" por productos mediocres como Crepúsculo o las otras dos versiones de Blancanieves (que desde luego tienen poca luces)

A pesar de no ser taurina, no creo que pueda haber película que incluya la iconografía de la tauromaquia en una largometraje mejor, es una auténtica delicia, el bilbaíno Pablo Berger observa desde el norte a una Andalucía de los años veninte, de cortijos y de toros. Su mirada es la de un foráneo, y se nota, pero también se nota que se ha empapado de todo y ha querido transmitir todo lo mejor para su película, dándole además un toque oscuro.

Fantástica fotografía, magnífico montaje, buen ritmo y momentos que se te quedan en la retina. Pero me gustaría destacar el acierto de la Banda Sonora, se dijo que en principio era Alberto Iglesias el autor de la misma, pero éste por cuestiones personales no pudo hacerla, en cambio Alfonso Villaronga hace toda una obra de arte con su composición.

Y, por último el broche de oro es el reparto, un lujo de casting pero destacaría a la joven Sofía Oria (que transmite mucha dulzura) y por supuestísimo esa mala, malísima, mala de profesión y sin perdir perdón que es Maribel Verdú. Una actriz que ha ido creciendo con el paso de los años, aunque ya de jovencita dió muestras de su calidad como actriz dramática (Amantes) pero desde que le tocó la "loteria" con el Laberinto del Fauno está mujer no para de acertar en sus trabajos, por muy pequeños que sean (como De tu ventana a la mía) pocas sombras ha tenido "La Verdú" en estos últimos 6 años pero con Blancanieves llega a lo máximo no se puede estar mejor, transmite perfectamente todas sensaciones, incluso está graciosa de lo cutre que es su personaje a veces, es una versión moderna de La Madrastra, porque esta madrastra no quiere ser la más bella, sino ambiciona fama y dinero, una lectura de lo que podría ser hoy la fama, famosos que son famosos porque sí y no porque destaquen en su profesión. Todo lo contrario que "La Verdú"

En resumen una auntentica maravilla para disfrutarla, si no eres capaz de conectar con esta cinta que pena.
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29 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
El arte de la casualidad.
Este año hemos tenido empacho de una de las más populares princesas Disney, cada una con su estilo y reivindicación. La visión de Tarsem Singh iba enfocada como homenaje a la comedia spoof y al cine bollywoodiense. Por otro lado, Kristen Stewart era una princesa guerrera en un espacio ilimitado de fantasías, recordando ese blanco corcel que aparecía inverosimilmente en una costa desolada hasta un todopoderoso unicornio que Dios sabe por qué, reclamaba a Stewart como "La elegida".

Pablo Berger lleva una idea que tenía planteada ocho años atrás y que casualmente en estas fechas ha dado a luz. Cuenta con la España más patriota y tradicional de los años 20 narrando la hitoria de Carmencita: risueña, inocente y con sangre española, hija de un exprestigioso torero y de una difunta bailarina andaluza. Frente a ella está su madrastra, una mujer avariciosa, fría y ensimismada en su belleza. A partir de aquí, todos conocemos el cuento clásico. La madrastra mandaba asesinar a Blancanieves y ésta conseguía huir y formar una familia con siete enanitos. El fin de la madrastra era acabar con ella por la amenaza que le suponía su belleza. En la cinta de Berger, los bienes económicos reemplazan la belleza."Te llamaremos Blancanieves, como la del cuento", dijo uno de los enanitos y se recurre al realismo manipulado, la realidad transformada en cuento como fruto de la casualidad. Aún con los inverosímiles asesinatos sin consecuencias penales que logra la madrastra o la herencia que tan fácilmente consigue, todo sucede con realismo hasta llegar al tramo final, en donde la fantasía cobra existencia, con sentido o sin él ya es otro cantar y de objeto algo hueco a analizar.

Se ha reivindicado que la producción técnica es espléndida, posiblemente una de las más cuidadas que han habido en el cine español; el expresionismo simbolizado en el buen contraste del negro y el blanco así como en las exageradas miradas de cada actor. Planos bien encuadrados y una banda sonora efusiva en los momentos más declive. Sin embargo, 'Blancanieves' sólo contiene referencias patriotas conservadoras y por eso, la única manera de entender su tonalidad gótica es por exclusiva estética formal. No hay razón por la cual la historia no pudiera contarse con formato a color, más allá de revivir una época dorada. Comentar además que los títulos intermediarios se sitúan en escenas en donde las palabras son innecesarias, bastaba con las expresiones.

Hay escenas forzadas que resultan sensibleras y se confunden con el concepto de 'expresionismo'. La cinta termina por resultar vacía en contenido que logre ser sugerente, sin haber valores, ideas o conceptos más allá de lo que implica el orgullo de ser español: Una oda a la religión católica, a los bailes andaluces y al supuesto arte que conlleva torear. La moraleja sobre la inocencia frente a la vanidad ya fue retratada con mejor claridad metafórica en el clásico de Disney, aquí veo renovación, no reinvención. Y mucho menos me parece que esté a la altura de 'The Artist', la exaltación nacionalista prima y ciega demasiado, que queréis que os diga.

Casualmente la peor valorada de las tres Blancanieves es la más inteligente, cómica e innovadora.
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27 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Cuento español, que no españolada
Los cuentos, como mitos populares que son, son proyecciones de la psique del pueblo, de lo que se ha llegado a llamar “inconsciente colectivo”. Estos cuentos fueron alterados, creciendo de boca en boca, hasta fijarse por la pluma de maestros como los Hermanos Grimm. Es el caso del cuento inmortalizado por Disney: el cuento de “Blancanieves”.


Muchas revisiones cinematográficas se han hecho desde entonces, pero ninguna como la que nos ocupa. Pablo Berger adapta el cuento como nadie, adapta su espíritu y más, adapta el espíritu de los cuentos mismos. Su adaptación no se limita a traspasar la historia “Blancanieves” a la magnífica recreación de la España de los años 20; a cambiar el narcisismo de la madrastra reflejado en su espejo por otro proyectado en las revistas, al padre por un torero mutilado y castrado, etc. No, Pablo Berger va mucho más allá, a través de la reinterpretación del cuento pretende plasmar el espíritu de España, su inconsciente colectivo reflejado en el folclore, el arte, la cultura española.

Por ello es tan importante volver a las raíces. Las raíces del cine español mudo de los años 20, cuando ya había un potente lenguaje expresivo establecido, he aquí la prueba; y a su correspondiente época, donde España aún no había perdido su idiosincrasia con una reaccionaria europeización. La película explorará las profundidades de lo que es, o al menos fue, el espíritu español. Este es el motivo de la decisión estética: B/N y silente, y del protagonismo del folclore y su sentido dentro del film.

Por folclore me refiero, claro está, al toreo como exaltación de la vida a través de la muerte y el flamenco como expresión de la vitalidad, para Berger antesala de la muerte. La niña, recluida primero con su tía, se cría como cantaora, para después, con ayuda del gallo “pepe” –curioso el símbolo de resurrección que recordaremos en la última escena- reunirse con su padre y reapropiarse de sus herencia torera. Esto, por supuesto, antes de que el gallo acabe en la cazuela en un posible guiño a “Baby Jane”.

España no es solo folclore, ergo Blancanieves tampoco. Pablo Berger retoma también otros aspectos de la cultura ibérica. Es el caso de los enanos de Velázquez, el folclore -y no solo el folclore- goyesco, ciertas melodías que evocan a Joaquín Rodrigo, y más. Lo que no impide, incluso potencia, una dimensión grotesca repleta de pinceladas góticas y humor negro muy acertadas y de acuerdo a la atmósfera real del cuento original. Esto no quita que el serpentino personaje de Maribel Verdú esté demasiado exagerado en su falta de sutilidad, sea por su actuación (magnífica en otras circunstancias) o, más probablemente, por la insistencia para deleite del guión.

El resultado son múltiples interpretaciones imaginables. ¿Son los seis (!) enanitos proyecciones del subconsciente de Carmen/Blancanieves? ¿Es la segunda parte, la de los enanos, un sueño? ¿Es acaso la protagonista un reflejo de la España tradicional, criada entre flamenco y toros, que debe enfrentarse a la vanidad y al cambio, y combatir sus propios miedos? ¿Una crítica social? ¿O es simplemente un gótico melodrama de amor? Bienvenidos a la feria de “Blancanieves”, sois libres de elegir, pero disfrutad, ante todo disfrutad el increíble y único espectáculo. Disfrutad de la resurrección de Blancanieves, el cuento. Pasen y vean.

(sigue en el spoiler pero sin spoiler)
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25 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El cuento de hadas como ejercicio de estilo
Segunda película de Pablo Berger. Y van dos de dos. El realizador bilbaíno ha tardado nueve años (desde su reivindicable "Torremolinos 73) en volver a ponerse tras las cámaras pero dado el ejercicio de estilo que supone "Blancanieves" casi pareciera que ha ido atrás en el tiempo para mirarse en el espejo de las producciones europeas de la época silente. Asociado con el director de fotografía Kiko de la Rica, Berger compone imágenes de gran potencia visual al tiempo que evita narrar la historia que nos conocemos de memoria llenándola de detalles del folclore local y conduciendo las interpretaciones con bastante acierto, dando lugar a una pieza insólita en nuestro cine y como poco solvente.

No exenta de problemas, sin embargo, el abuso de la música (sobre todo las partes flamencas) es evidente y algunos tópicos no están bien introducidos, olvidándose de que funciobanan como sátira y siendo parte de un todo demasiado serio y gris. Por lo demás, se agradecen y mucho los detalles con los que Berger va haciendo avanzar la película, tanto aquellos visuales en los que el expresionismo alemán es resucitado en parte o los ecos a la obsesión geométrica en la composición del plano de experimentos (superiores) como "El año pasado en Marienbad", como en el ámbito narrativo. La exploración por la casa de esa niña mientras observa a su madrastra, que recuerda poderosamente a las excursiones que hacía la pequeña Chihiro en la obra maestra de Hayao Miyazaki, o todo el desarrollo de la segunda mitad de metraje, con ecos nada disimulados -aunque en ocasiones torpes- a "El rey león".

Blancanieves es buen cine pero no perfecto. Sus excesos a veces le juegan en contra pero en general merece mucho la pena, por ver las imágenes que Berger y Kiko de la Rica han facturado, por secuencias brillantes (la que cierra la película es perfecta) y la valentía y aplomo de sus responsables. No es el camino a seguir del cine español, porque su carácter es de película-isla y no debería marcar ningún tipo de nueva tendencia, pero se incluye en ese resurgimiento del fantástico que desde hace unos años está habiendo dentro de la cinematografía local. Tiene asegurados un buen puñado de premios Goya. Y no, no es mejor que "The Artist"; pero sí superior a las otras dos "Blancanieves" de 2012.
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14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Regreso al pasado: Toreros, folklóricas y enanitos en plan bombero torero ¡Viva la firma España!
¡Un cinco! Le he dado ni más ni menos que un cinco a este despropósito, y empiezo así pues quiero explicar que me da no se qué dar menos de un cinco a las pelis españolas que intentan innovar algo, o por lo menos hacer algo diferente, aunque la peli, como es el caso, me cause hasta cierto rubor, ya que nada más acabar la proyección lo primero que te da ganas es de ponerte la boina y el refajo e irte al pueblo a ordeñar vacas.

Buen momento para este tipo de pelis cuando el PP anda por ahí vendiendo la marca España como algo modernete, país industrializado y pujante en I+D.

Nada mejor para ello que esta película, desde luego.

Malo lo del torero y la tonadillera tan manido que sobran palabras (la Pantoja y Paquirri digo yo)

Malo confundir a un parapléjico con un gilipollas, que en vez de la movilidad parece que se ha vuelto tonto perdido.

Malo enseñar hospitales tal como van a ser en el futuro, con eso de las privatizaciones, con fórceps sacados de una herrería, con monjas sádicas y enfermeras psicópatas (Lo de la enfermera pagado sin duda por Belén Esteban)

Malo eso de la música hortera y cañí de hace más de un siglo, con estúpidos bailes, que más que sevillanas parecen el baile de San Vito (No me extraña que algún personaje muera al hacer semejante capullada)

Malo que contrates de enanos a los bomberos toreros para realizar una película, y vestir a uno de flamenca con una estúpida peluca a lo Estrellita Castro (la herencia Almodovoriana no puede faltar, por supuesto, siempre hay que poner a algún transexual, venga a cuento o no, es muy cañí)

Malo es que vea esta película Andreita, la hija de Jesulín, le puede causar un trauma infantil cada vez que vaya a la finca Ambiciones de su padre, va a ir acojonada, demasiada similitud, padre torero cortito, madrasta enfermera…. ¡Uy que miedo!

Malo es que le den el Goya al mejor guión original (ja,ja,ja,ja, es que me parto), cuando es ADAPTADO al cuento de Blancanieves.

Malo es que le den el Goya a la mejor actriz a una tía por ponerse siete vestidos y poner cara de mala durante el tiempo que sale (¿realmente la Verdú es la actriz principal? Mira que lo dudo), la verdad es que más que la madrastra de Blancanieves me recordaba bastante más a Cruela de Vil.

Mala es la imagen que damos al mundo de país atrasado y paleto, pero que muy malo, lo que se han debido reír los guiris pensando en lo gañanes que somos los españoles ¡Qué vergüenza!

Podría decir más cosas malas, muchas más, pero lo de Pepe el gallo ya me parece la ostia, la reostía y la recontraostia ¿De verdad creía el bueno del director que Pepe podría competir con el perro de “The Artist”? ¿Qué oscuras intenciones tenía el director para elegir como mascota de Blancanieves un gallo? ¿Qué juego puede dar un gallo en una película? ¿Han pagado los de pastas Gallo parte de la película? ¿Ha pasado el gallo por la escuela de cine? (No me extrañaría nada viendo el nivel de ciertos actores jóvenes españoles) ¿Sabe realmente el director distinguir el pollo asado con el pollo en pepitoria? (viene a cuento la pregunta, y si no recordar los que habéis visto la peli) ¿El gallo es de la familia Bardem y había que meterle en la película como fuera? ¿Demandará el gallo Claudio a la productora por plagio, al tomar parte de su gracejo el director? Y aparte llamarle Pepe, todavía si se hubiese llamado Mariano hubiese tenido cierta gracia, imaginándole cacareando toda la película sobre la mayoría absoluta del PP, que pérdida más grande.

¡Ay lo del gallo! Es que me ha podido el tema, que macarrada más grande.

En fin que me parece una peli semipasable en cuanto a fotografía y dirección, pero a la vez he atisbado un regreso a la España Cañí y paleta de mediados del siglo XX, igual es que ha vuelto Franco como jefe de estado y se ha disfrazado detrás de unas gafas y barba poblada.

Sé que me voy a llevar con esta crítica una buena dosis de palos, pero es que no quiero comportarme en plan gallina, no vaya a venir el bueno de Pepe y me monte.

Un cinco súper, súper, súper, benévolo.
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40 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Arte cinematográfico a la española
Pablo Berger ("Torremolinos 73") se lanza al vacío con un arriesgado y atípico film mudo y en blanco y negro que adapta a tierras andaluzas en los años 20 el cuento de los hermanos Grimm "Blancanieves".

A la sombra del éxito mundial de la producción francesa "The Artist" (que vio la luz mientras "Blancanieves" ya estaba en marcha) y llegando a los cines el mismo año en que desde EEUU lo hacían dos superproducciones adaptando el mismo relato, esta extraña joya del cine español se hace un hueco en las retinas, gusto y corazón de espectadores y crítica con una carácter más que propio y una hipnótica y cuidadísima puesta en escena en la que el virtuosismo visual rinde el arte a sus pies.

En esta adaptación, Blancanieves es Carmen, una niña que tras una infancia marcada por la tragedia sufrirá las vejaciones de su madrastra (interpretada por una Maribel Verdú en estado de gracia transformada en diva de las tinieblas) y que ya alcanzada la madurez (encarnada por una Macarena García que llena la pantalla) buscará su propio camino acompañada de la conocida troupe de enanos, pero que en esta ocasión resultan ser toreros...

Si bien "The Artist" era efectiva homenajeando lejanos tiempos del cine mas mezclando antiguas y nuevas técnicas cinematográficas, "Blancanieves" se presenta más purista retomando el aspecto y puesta en escena más brillante del más artístico cine europeo de la época muda. Si bien las adaptaciones realizadas en los mismos tiempos ("Mirror, Mirror" & "Blancanieves y la leyenda del Cazador") optan por la fábula y caminan en terreno fantástico, esta pisa con fuerza en un realismo, que si bien mágico, es cruelmente veraz.

Es con todo esta "Blancanieves" un tapiz empastado con maestría donde se hilan tanto unas interpretaciones magistrales (desde la llamativa madrastra hasta el último enano torero que acompaña a la protagonista) que despiertan desde el odio a la ternura, como un despliegue técnico donde vestuario, dirección artística y, sobre todo, una impresionante fotografía, que conduce al espectador a un plano de continua fascinación donde el cine se hace arte y la historia vehículo no sólo de entretenimiento sino ejercicio de poesía visual.

Si algo puede jugar en su contra es el uso (y puntual abuso) de factores como la tauromaquia o el flamenco, que pueden no ser del gusto de un amplio espectro de la audiencia y que pueden lastrar alguna de las escenas, mas Pablo Berger ha sabido, con su forma de plasmarlas, sobreponer el fondo a la forma, esquivar polémicas y heridas sensibilidades y hacer de su relato algo universal y sensitivo más que rendido a lo obvio de lo mostrado. Prueba de ello es el éxito cosechado durante su presentación en la 60 edición del Festival de Cine de San Sebastián, donde se enfrentaba a un público no a priori amante de esos ingredientes pero al que aún con ellos supo y pudo conquistar.

Una joya extraña digna de ser visitada y disfrutada con la mente, y sobre todo, los sentidos, abiertos. Interesante.

-Enoch-
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13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Cuéntame un cuento y verás que contento....
Olvídense del cuento original porque esta "Blancanieves" es otra cosa. Y no me refiero a que sea una película muda y en blanco y negro. Es otra cosa porque su director y guionista, Pablo Berger, se arrima y se arriesga, como los buenos toreros.
Por sus múltiples capas, tanto en su fondo como en su forma, la película camina siempre por el filo de la navaja. El guión funciona como un reloj, sorprendiendo al espectador en cada secuencia y creando un extraño tono a medio camino entre el melodrama desatado, la comedia negra y el cuento gótico. En este apasionante collage se mezclan el esperpento ibérico, la españolada y el folletín con las formas del cine mudo, transmitiendo verdad y emoción, creando un mundo único a base de retales de otros ya conocidos.
Los más cinéfilos disfrutarán con las continuas alusiones al lenguaje del cine mudo europeo (primeros planos "a lo Eisenstein" o momentos de montaje “alocado” que recuerdan a Vertov o a Gance) y sentirán el aliento de los "Freaks" de Todd Browning, del "Amanecer" de Murnau, de la Juana de Arco de Dreyer o del "Sunset Boulevard" de Wilder.
Con todo ello, "Blancanieves" es una película que mira al pasado pero hecha ahora y para el público de hoy. Las interpretaciones son mucho más estilizadas de lo que podría esperarse, con una Maribel Verdú inmensa en su rol de madrastra y dos Blancanieves absolutamente inolvidables. El trabajo de montaje es tremendamente ágil y su la banda sonora, que es la voz de la película, se aleja de las formas clásicas fundiéndose con cada fotograma y dinamizando la acción.
Para redondear la faena Berger nos regala un transgresor e insólito giro final, un desenlace abierto que se aleja del género fantástico. Uno puede pensar, o no, que luego sucede un milagro, como el de una virgen que de vez en cuando suelta una lágrima.
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13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Decepcionante indiferencia.
Si estuviese interesado en el mundo del toreo, miraria esto con otros ojos. No soy partidario de la fiesta nacional aunque supongo que habrá que respetar los gustos del personal. Hablar de esto sería otro debate. Dejándolo a un lado, es una película muda más, pero realizada fuera de su época, lo que debería llamarnos la atención si no fuera porque The Artist ya lo hizo el año pasado. No veo nada destacabale realmente en esta película, amén de una bellísima fotografía en blanco y negro, unas geniales interpretaciones y una ambietanción, vestuario etc. muy cuidados. Pero la verdad, los años del cine mudo ya pasaron. Hacer un homenaje a la época es bonito y puede que nostálgico para algunos, intentar subirse al carro y hacer una película muda más sin ningún tipo de aliciente ya es tener la cara un poco dura. Hasta las de Murnau innnovaban más que esta. Es bonito que nos cuenten una historia a base de imágenes y música subrayadora de emociones, dejando a un lado que en algunas secuencias el uso de intertítulos es excesivo para mi gusto, pero creo que en pleno 2012 deberíamos pedir algo más. Deberíamos pedir que llevasen otra a los Oscar. No me sorprende, aunque no es mala, pero esperaba mucho más.
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11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¡Y olé!
Ahora sí que sí. Este viernes va a celebrarse la última clase de esa asignatura a la que el cine nos ha sometido, sin que nosotros lo acabáramos de pedir. El título: "Blancanieves 2012 I" (siempre hay más partes en toda fábrica de créditos universitarios que se precie). Quien haya hecho los deberes a lo largo del año, recibirá el título prometido de Doctor en el cuento de los hermanos Grimm -faltaría más- y podrá contestar, a modo de cuestionario, a una pregunta que obviamente estará planteada tipo test, por aquello de ahorrarle tiempo al pobre corrector. Dirá así: "¿Cuál ha sido la película de Blancanieves estrenada en el año 2012 que más le ha gustado? a)- 'Blancanieves (Mirror, Mirror)', de Tarsem Singh. b)- 'Blancanieves y la leyenda del cazador', de Rupert Sanders. c)'Blancanies', de Pablo Berger. d)- Ninguna de las anteriores."

A sabiendas que para gustos, los colores, la concesión del certificado no estará condicionada a la respuesta del encuestado. Pero ya que estamos analizando, servidor tiene clarísima su preferencia. No la de Tarsem Singh. No la de de Rupert Sanders. La de Pablo Berger. La mejor. De largo. Antes de ir a la sala de cine, dos handicaps de los más fuertes. Injustos -e injustificables dirán otros-, sí, pero innegables. El primero, la estela de premios y aplausos que "un tal" Michel Hazanavicius conquistó hará poco menos de un año con una propuesta estéticamente (en negrita mejor) muy similar. Lo nuevo, aunque en realidad sea tan viejo como el cinematógrafo, gusta. Lo viejo, aunque sea tan "nuevo" como, por ejemplo, el 3D, gusta. Lo viejo, si tiene apariencia de antiguo, echa para atrás. Hasta aquí la pelota mental.

Segundo prejuicio: a estas alturas el mítico relato de los Grimm, ya de por sí imprimido a fuego en la cultura popular, sin necesidad de película alguna, ya está más sobado que las excusas económicas de nuestro gobierno. Una vez más, con las historias que ya sabemos, preferimos no tener que pasar por el peaje para que nos las cuenten. Con las historias nuevas sucede justamente lo contrario: nos matamos los unos a los otros si hace falta con tal de descubrir nuevas fórmulas; nuevas sensaciones. Es mentira podrida. Pero a base de mentiras funcionamos... no hay que mirar el Congreso de los Diputados. Ya lo dejo. El caso es que si consigue sacarse de encima todos estos absurdos y contraproducentes prejuicios, el espectador (de cualquier edad; con cualquier gusto) descubrirá un prodigio. Una maravilla.

Una razón para seguir creyendo en ese séptimo arte que tantos palos nos da... pero que de vez en cuando sabe recompensar nuestra fe. Y ahí está. La pobre huérfana (atentos a Macarena García), la madrastra (estupenda Maribel Verdú), el castillo, los siete enanitos, la manzana, el cazador (de talentos)... todos estos elementos desde hace siglos instaurados en el imaginario colectivo se trasladan a la Andalucía de principios del siglo XX. Se nos presentan todos los factores en un blanco y negro que quita el hipo, y tan mudos como el presidente de nuestro gobierno cuando realmente se necesita que dé la cara. Ésta ha sido la última, lo prometo. La pantalla del cine vuelve a los orígenes, adoptando su forma cuadrada original, para narrarnos por enésima vez una historia fundamental a la hora de originar nuestra cultura. En este marco tan fundamental; tan original, si se permite, todo es posible.

Es posible que el toreo sirva para presentar a la familia de la heroína. Es posible que el flamenco se use como fondo dramático. Es posible que la provocación sexual se encarne en la villana de la función. Es posible que el legendario castillo se convierta en un mausoleo dedicado a tiempos pasados, y símbolo del muy nuestro latifundismo. Dicho esto, el factor pereza ante estas características no debería existir, sobre todo gracias a (ya ahora es cuando el inconveniente debería transformarse en incentivo) aquella joya titulada 'The Artist' que cautivó a medio mundo. Por si todavía persistiera, servidor se ve con la obligación moral de hacerse pesado, e insistir en que los rumores que nos llegaron del Festival de Cine de Toronto hace unos días (y que posteriormente se harían más fuertes en San Sebastián) no eran falsos.

'Blancanieves' realmente es el prodigio que nos han vendido. Es la enésima muestra de que no hay nada más universal que el cine silente bien hecho. No hay nada más disfrutable que reconocer en la misma proyección a genios de la talla de Fritz lang, F.W. Murnau, Tod Browning, Charles Chaplin... y sí, incluso al Billy Wilder de 'El crepúsculo de los dioses'. Pablo Berger, un loco -bendita locura- que después de filmar la deliciosa 'Torremolinos 73' (también muy nuestra... y muy exportable), decidió embarcarse en una misión imposible que, tras mucho sudor y muchas más carambolas -así se dan los milagros-, se convirtió no sólo en una de las mejores cintas recientes de nuestra filmografía, sino también de todo el mundo. 'Blancanieves', que pasa por ser seguramente la mejor interpretación del clásico de los hermanos Grimm de todos los tiempos, son toneladas de cine en estado puro concentradas poco más de hora y media de metraje. Es una mezcla (solamente posible cuando se celebra el arte llevado a su máxima esencia), de comicidad, tristeza, terror y mucho, mucho duende. Una obra inmensa, que huele a premios a la legua. Ojalá. Una película tan perenne como el cine original. ¡Olé!
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
5 Razones por las que “Blancanieves” de Pablo Berger no debería ir a los Oscars
1.- El título:

¿“Blancanieves”? ¿La de João César Monteiro, dirán los gafapastas? ¿La de Betty Boop, dirán los culturetas? ¿La de Disney, dirán la mayoría de los espectadores? ¿La porno, dirán los pajilleros? No ésta… es la española y es muda. ¡Y con enanitos! ¡Qué originales! ¿Qué originales? ¿Un año después de “The Artist”? Por faaaaaaaavor.


2.- Es un biopic no autorizado de Jesulín de Ubrique:

No falta torero gafe, con familia gafe, cogidas, parálisis y torch songs, cortijo con ‘Ambiciones’ y demás catástrofes con cuernos. Veamos, repasemos el argumento: un torero se casa con su enfermera, que es una bruja y mala persona… para dejar apartada de su vida a su hija concebida con la que fue la mujer de su vida… que para él está muerta. Para colmo en “Blancanieves” tenemos una revisión del momento «Andreita, cómete el pollo». O sea, plagio es poco. Si hubieran titulado la película “La venganza de Andreita” todo sería más coherente y al menos tendría sentido.


3.- Tiene muertes más cutres que la de Marion Cotillard en TDKR

¡Qué gafe! ¡Qué cutre! ¿¡Más que la muerte de Marion Cotillard en TDKR!? ¿¡Más!? '¡Imposible!', dirán muchos... '¡SPOILER!', dirán pocos. Cada vez que ponen la canción de Carmen de Triana la palma alguien y de la manera más cutre posible. Normal, ya la propia Carmen de Triana muere en un ‘desconectado a lo Matrix’ que no se cree nadie. ¡Qué gafe! ¡Qué cutre! La abuela la palma en pleno baile de meneíto y de mareíto. ¡Qué gafe! ¡Qué cutre! Ay, er’ Pepe… ¡Qué gafe! ¡Qué cutre!


4.- ¿Es pro-taurina o anti-taurina?

Que la borren y la vuelvan a rodar para que se aclare Pablo Berger. ¿Es un homenaje a la tauromaquia o una parodia-crítica del mundo de los toros? El cine español es un campo de progres y el director aquí ha sembrado nabos por doquier. Vamos a ver, los progres que aplauden la película luego van a las manifestaciones antitaruinas. Los mismos progres de nuestro cine que se pusieron el NO A LA GUERRA en la frente, han decido aplaudir y votar por una película que hace apología de la muerte de animales. De hecho, muchos que ovacionaron el pase del teatro de la Zarzuela después se quedaron a la ‘manifa’. ¡Incoherencia e hipocresía total! Lo dicho: que la borren y la vuelvan a rodar…


5.- ¿Pero han visualizado cómo sería el espectáculo de la alfombra roja?

El paso de “The Artist” por las alfombras rojas estuvo marcado por el glamour. ¿Los que han votado por “Blancanieves” se han imaginado su futurible paso por la alfombra roja hollywoodiense? Se lo desvelo: un grupo de enanos (con un transexual), gente gótica con estética bondage por aquí y por allá para digan que nos merecemos los recortes porque nos gusta sufrir, una vaquilla y un toro disecados y para colmo el gallo Pepe saltando y picando al público. ¿Eso es glamour? Yo lo definiría como cutre. ¡Tan sólo falta que Maribel Verdú y Macarena García vayan montadas en burros! ¡Por favor! ¡Qué repitan la votación y llevemos a Mario Casas! ¡Un poco de cordura, por favor!
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