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258 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
El spolier que me hubiese gustado tener...
A ver, despues de ver un par de veces esta enigmática y confusa película, creo haber llegado a una conclusión que no he leído en otras críticas, al menos tan completa. No digo que yo tenga la razón, sólo expongo mi interpretación cronológicamente ordenada. Ahí va mi spoiler:
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803 de 836 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Cantimplora perdida
Sueño que estoy jugando a ajedrez con David Lynch.

El tío va y mueve un caballo en diagonal. Digo "Eh! Que los caballos no se mueven así!" pero Lynch no dice nada, permanece todo serio, con el ceño fruncido, mirándome a los ojos. Si no me intimidase tanto, le tiraría el tablero a la cabeza.
Intento explicarle las normas del ajedrez una vez tras otra, pero él no dice nada y pone cara de estar usando técnicas de meditación trascendental para promover la paz en Oriente Próximo.
Sin embargo, de detrás de una cortina sale un señor muy misterioso y me dice que David Lynch es un genio y que los genios no siguen las normas.
David Lynch, quizá para ilustrar la frase del hombre misterioso, agarra una de mis torres, se la pone en la boca y empieza a masticarla. Crunch crunch crunch.
El señor misterioso dice "¡oh, sí, que jugada más perturbadora e inesperada!"
Durante unos segundos permanezco helado en mi silla. El señor misterioso empieza a carcajearse y a la que me doy cuenta David Lynch está corroborando su genialidad por el proceso de ir sustituyendo algunos de los peones negros por pistachos. Luego se saca de la manga un as de corazones, una sota de bastos y una ficha de parchís, los lanza hacia mí y dice "jaque".
Yo me enervo y le digo "jaque de qué, cabrón, si no juegas bien no es divertido!" y me gustaría explicarle que algunas normas no están para romperlas sinó para seguirlas, tanto en los juegos como en el arte, que si la gente sensata pone introducción, nudo y desenlace en las películas, no es por imposición sino porque así es como las narraciones funcionan... pero intuyo que no me está escuchando porqué se ha bajado los pantalones y se ha introducido la reina blanca en el orificio rectal.
El señor misterioso se inclina y me susurra al oído que para disfrutar de la partida lo que tengo que hacer es aparcar mi mente racional y olvidarme de los prejuicios de la narrativa convencional.
No sé cual de los dos está más loco, el cineasta-gurú o el que le ríe las gracias, y, temiendo por mi integridad física, intento ganarme su simpatía alabando El hombre elefante y Una historia verdadera, que al menos parecían estar realizadas por y para seres humanos (y que yo incluso me reí con Eraserhead porqué me pensé que había que tomársela a cachondeo)... pero que lo último que necesitaba el mundo eran malos rollos innecesarios y que, si por favor me mostraban la salida yo es que ya me iba.
Lynch se saca los zapatos y empieza a cortarse las uñas de los pies sobre el tablero (son unas uñas grandes y negras como mejillones y apestan a surströmming).
El señor misterioso dice que quedaré como un tonto si me voy antes de que haya terminado la partida, que me relaje y no intente entender nada, que me deje llevar por las sensaciones como si estuviese viendo un cuadro del Tapias o un pisapapeles del Chillida, pero las sensaciones no me resultan agradables. Quiero irme a casa.
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1379 de 2017 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
"Me gusta recordar las cosas a mi modo"
David Lynch nos sorprende con esta película maravillosa al mismo tiempo que perturbadora, llena de simbolismo, surreal, onírica, en definitiva, el cine de Lynch. No diré nada nuevo que no hayan dicho otros.

Muchos no la entienden y se sienten engañados y estafados; otros no la entienden, pero quedan fascinados; otros si la entienden o creen entenderla, interpretándola a su modo, y creo que yo soy de esos. Así es el cine de David Lynch: gusta o no gusta, pero a nadie deja indiferente, eso es algo que sólo logran unos pocos. Así es de magistral.

A continuación mi interpretación:
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379 de 436 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El teatro de los sueños de un psicópata está abierto. ¿Quieres pasar?
Una carretera de noche. Los faros de un automóvil a toda velocidad recorren el asfalto. Comienza la película y ya sabemos que estamos embarcados en un viaje que no será como cualquier otro que hayamos realizado antes. Vamos directos a la mente de un psicópata y quizá también a la del propio David Lynch, a la de sus obsesiones, a la de sus recuerdos, a la de su onírica forma de entender el cine...

"Carretera perdida" es un recorrido por el universo enfermizo de un asesino, un trayecto de ida y vuelta por la mente de un sujeto arruinada por los celos, por las obsesiones, por las inseguridades y por las sospechas. Un viaje por el grotesco e inquietante cerebro de un hombre inseguro, arrasado por las llamas de la pasión por una mujer que le corroe la mente y el cuerpo. Muy pocas películas han dado al cine la recreación de las particulares obsesiones de una mente enferma y nos han conducido de la mano (y de los ojos) a que veamos cómo funciona una terrible mente perturbada en todo su horrible esplendor.

David Lynch lo hace de una manera turbadora y onírica, a través de un guión circular y una historia deformada, como si hubiese sido pasada por el laberinto de los espejos de un espectáculo ambulante, de un circo de los horrores. Señoras y señores, pasen y vean. El espectáculo está garantizado...
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214 de 233 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Obra Maestra
Hay un problema con las personas que hacen una mala crítica de esta película, y este problema es que para decir que es mala se justifican en que no tiene sentido o que no se entiende. Pero he aquí la cuestión, estas personas no se preocupan en entender la película, claro que es complicada y díficil pero si hicieran un esfuerzo y debatieran la película con los amigos, se darían cuenta de que tiene todo el sentido del mundo.

Lynch nunca explica sus películas pero no se cansa de repetir que el cine es una conjunción de imágenes y sonido, hay que fijarse en los detalles y no solo en lo que puedan decir los actores sino que tambien guiarse por las imágenes y los sonidos. Lo mismo pasa con "Mulholland Drive", otra obra maestra, si te fijas en los detalles acabas por entender la película y eso al final crea una gran satisfacción, no hayada con otro tipo de película
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237 de 320 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Lynch-amiento total de los convencionalismos
Sinceramente y arriesgándome a ir en contra de la naturaleza de filmaffinity.com no creo que esta crítica le sirva a nadie (a excepción de mi!). Pero es que después del brutal ataque hacia mi lógica, discernimiento, raciocinio y demás atributos mentales de parte de este film; lo único que quiero hacer es; estimulando mi cerebro, recuperarme por medio de este escrito.

De igual forma tampoco pretendo disimular con paradójica objetividad el alcance que esta increíble obra ha tenido en mí. Por que? Sencillamente es prolija en todos los aspectos artísticos, cinematográficos, iconográficos, semióticos, psicoanalíticos etc. etc. etc. Curiosamente ni siquiera me atreveré a esbozar el aparentemente impenetrable argumento. Me limitaré entonces ha mencionar algunos de los aspectos que más me agradó descubrir:

1. La dinámica perturbadora entre el incontenible impulso sexual-pasional masculino frente a esa frialdad femenina que raya en el cinismo. De esta cualidad brotan las emociones más suculentas de la película.
2. Las actuaciones de Bill Pullman y Patricia Arquette, él cada vez más desconectado de la realidad y ella de témpano de hielo a iceberg. Loco loco y manipuladora.
3. El metafórico uso de la luz como indicador de transformaciones en los personajes y del estado mental de los mismos.
4. Música inquietante e idónea que embona maravillosamente cada escena.
5. Los típicos Freaks Lynchianos (menos deformes físicamente pero más corruptores moralmente) encarnando la locura que induce la venganza y la complacencia y autoindulgencia frente a los placeres más bajos.
6. El inefable uso del tiempo.

Y para hacer justicia a tan brillante realizador debería subrayar muchos, muchos más aspectos de esta pieza maestra de la cinematografía universal, quedándome solo recomendarla con mucho entusiasmo pero no a cualquiera, solo a aquellos que acepten la aniquilación de todos los convencionalismos que esta obra propone y para quienes deseen utilizar un poco más su cerebro. Gracias.
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203 de 286 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El nudo infinito
No censuro a quienes no han podido, no han sabido o no han querido perderse en esta carretera que Lynch nos brinda en forma de fuga psicógena o disociativa. En arte no hay refutación ni prueba universal.

Tampoco censuro a quienes, bisturí en mano, pretenden urdir un mar de explicaciones cartesianas. Cuadrar el círculo es gimnasia mental muy placentera y de altos vuelos especulativos.

Los primeros tienden a escudarse en un ‘se’ decididamente impersonal y declaran, a menudo con mueca despectiva, “No ‘se’ entiende”. No dicen “No la entiendo”; eso sería, quizás, pedirle al ego demasiado.

Los segundos replican, en primera persona, “Sí la entiendo”. Y alaban la complejidad del argumento. En ese elogio suele percibirse, de forma más o menos velada, un autohalago de las propias facultades deductivas.

No seré yo quien niegue haber caído en esos vicios.

Después de al menos cinco visionados, mi acercamiento a ‘Carretera perdida’ discurre por otros derroteros. No busco en ella las mieles de un guión cerrado, medido y ordenado. Ni trato de encajar la obra en un corsé intelectual diseñado por mi mente a su medida (y a la medida, claro está, de mis limitaciones). No pretendo resolver un puzle de mil piezas. Mi acercamiento es simplemente emocional; mis herramientas, los sentidos, y una cierta sensibilidad que riego casi cada día.

Si uno se empeña, cualquier obra es reducible a alguna explicación. Si uno lo desea, cualquier creación es risible o parodiable. Cada cual es libre de elegir su itinerario.

Cuando quiero gozar del pensamiento deductivo, me gusta recurrir –admito que es deformación profesional– a la lógica matemática. Entender o realizar una demostración es, para mí, puro placer del intelecto. La claridad, en ciencia, es un valor incontestable. El arte, sin embargo, es algo muy distinto, y, en su acepción más positiva, más impuro.

David Lynch no me parece un cineasta cerebral; me choca, por tanto, que se trate de llegar al fondo de sus obras centrándose en desentrañar las tramas o, más exactamente, en la reconstrucción metódica de los sucesos que conforman el diseño argumental de sus películas.

También me choca que se le tilde de farsante. Negar que su filmografía desborda de imaginación genuinamente cinematográfica no tiene más explicación que la ceguera (voluntaria, inducida o natural) del crítico de turno. Al fin y al cabo, el cine ha de ser cine.

El arte nos lleva a conocer aquello que, sin él, quedaría fuera del alcance de la inteligencia en su sentido restringido. Por ello el arte que se basa en el ingenio y en la fabulación reglada y deductiva, el arte, por así decirlo, encadenado, suele dejarme entre dos aguas. Por ello, quizás, jamás he conseguido disfrutar de los retruécanos y juegos de James Joyce en su ‘Finnegans Wake’, aun cuando el 'Ulises' me apasiona.

‘Carretera perdida’ tiene un germen accesible que expongo en zona ‘spoiler’. Todo lo demás en ella es sólo cine, y del mejor. Olvida el manual y déjate atrapar por sus arenas movedizas.
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110 de 113 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
David Lynch para idiotas
Es muy propio de la condición humana (y así nos va) la idea de que, además de los más guapos (que por descontado), somos los tíos más listos del mundo y que nada puede escapar a nuestro supremo entendimiento: “Si yo, con lo listo que dice siempre que soy mami, no lo entiendo, es que, ¡coño!, no se puede entender”. Ese pensamiento, postulado axiomático que define al gilipollas occidental contemporáneo, tiene además un corolario casi igual de popular y aceptado: “Y si alguien dice que lo entiende… es mentira. ¡Al pilón con él!”

Pues no, mire usted. Existe una cosa llamada inteligencia, otra llamada sensibilidad y una tercera...Quizás la más importante: el sustrato cultural adquirido. Me explico: que yo sea incapaz de valorar un haiku, no significa que sea "una mierda sin sentido", ¿verdad? Más bien, y en eso estaremos todos de acuerdo, viene a significar que tendría que empezar por aprender japonés y empaparme de la cultura japonesa antes de tener pajolera idea de qué tengo entre manos. Sin embargo, con el cine, no pasa tal cosa: todo dios, tras ver cinco películas de superheroes, dos clásicos de Chuck Norris y una de Cine de Barrio cree saberlo todo del medio y se cree capaz de entender y valorar cualquier película. ¿No es fascinante?

Esta reflexión (ligeramente cabrona, lo sé) viene a cuento de que me jode comprobar cómo un peliculón tan audaz, complejo y fascinante como ésta se queda tan abajo por culpa de unos cuantos “enteraos” que dicen que “no se entiende” o que “es una tomadura de pelo”… Y no solamente lo digo por gente de aquí, ¡qué va!: los hay que se dicen “críticos de cine”, con todas las letras, y que te sueltan las mismas… ¡Animalicos!

Porque, los que así piensan, ¿se habrán percatado de la continua presencia de “cosas raras y fuera de sitio”: cortinas, teléfonos sonando, luces parpadeantes y diálogos aparentemente absurdos? ¿Se creerán estos que Lynch deja caer estas cosas aquí y allá para rellenar plano y por aquello del “estilo Lynch”?

A continuación, para los hombres de poca fe, destripo la película.
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190 de 281 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El cinéfilo esquizofrénico
SUJETO 1: no soporta el cine de Lynch. Le parece un estafador, un tío que sabe plasmar sus pajas mentales con cierta atmósfera malsana, pero que termina por perderla, tarde o temprano, en la maraña argumental. Y es que la principal y doble arma del cine será la imagen y el sonido, pero sin un guión que las coordine el sujeto se duerme. Qué coño, entra en coma.

SUJETO 2: le fascina "Carretera perdida". Esa oscuridad que destila cada fotograma le empapa, le mantiene pegado a la pantalla. Le da igual lo que esté pasando en la historia, pero el caso es que su esencia (el mal rollo, vamos) lo atrapa. El guión pasa a un segundo plano. Sólo es una excusa. Lo grande está en la sinfonía visual y sonora que se logra (y mantiene) durante buena parte del metraje. Es cierto que en ocasiones pierde fuelle, pero los momentos de gran intensidad son la hostia.

¿Quién es el SUJETO 1 y el SUJETO 2? Pues los dos responden al nombre de un tal GVD, al que se le ha ido definitivamente la olla.

Y eso que iba con ganas de meterme con Lynch, como siempre, de confirmar por enésima vez que ver cine de este tío para mí es tan productivo como ver llover. Pero esta vez la lluvia me ha alcanzado. Y por poco me cala.

Va a haber que dejar de ver cine de Lynch, que en una de éstas me va a pasar como a Bill Pullman y voy a sufrir una transformación, pero la mía va a consistir en cubrir mis ojos con unas gruesas gafas de pasta. Y eso si no la he sufrido ya. Habrá que rezar tres padrenuestros a Eastwood por si las moscas.
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96 de 115 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Dos cortos: una por la cara y el otro por el orto.
Las imágenes son tan cojonudas, el sonido tan potente y sus tres diálogos tan buenos, que no se puede decir que sea una película mala, pero la paranoia mental para que cuatro flipaos discutan sobre su significado enunciando teorías baratas, da asco.

Me jode, porque si se dejase de gilipolleces, el señor Loncha podría hacer un cine negro apasionante. De los mafiosos saca imagen de respeto, con los atormentados hace pensar, de las femmes fatales nos hace pensar mal y de los chulos de puta obtiene la peor sonrisa maléfica y socarrona. Sabe crear tensión con la puesta en escena y explicar un sentimiento cambiando de plano, dar continuidad con los sonidos y trasladar sus intenciones con una banda sonora sencillamente maravillosa. Pasarían de ser thrillers oníricos a ser thrillers cojonudos. No hay más que ver la escena de Robert Loggia (clásico secundario de Hollywood, de frondosa carrera, que tuvo tiempo para hacer sus pinitos en España presentando "Su media naranja") apoyándole una pipa en la sien al clásico gilipollas que se te pega en carretera... el sueño de mi vida. Esta misma mañana, en la carretera de Barcelona, al gañán de la fregoneta... Dios, qué a gusto me habría quedado.

Como director "onírico", personalmente me quedo con Buñuel. Era menos triquiñuelas que este. Me ha decepcionado bastante que el señor Lonchamen haga uso en un par de ocasiones de truquillos de baja calaña para impresionar. Si es cine para iluminados, debería esconder mejor el conejo en su puta chistera de doble fondo.

Marilyn Manson es la clave. Claro, yo también tengo mis teorías baratas. Cinco, ni más ni menos. Las expongo en el spoiler para no destripar semejante sinfonía de luz a nadie, no vaya a ser que una de ellas sea la correcta (si es que la hubiere)
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117 de 162 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Manual abreviado para el aprendiz de crítico feroz, volumen I: "Carretera perdida", de David Lynch
1) Tened siempre presente que no todo el mundo posee vuestras capacidades. No os dé apuro admitirlo: vuestra opinión es la que cuenta, los otros se equivocan. Si no pueden o no saben ver lo malo que es David Lynch, intentad no cebaros con ellos, tratad de ayudarles. Llevadles hacia la Luz.

2) Recordad también que vuestra clarividencia es singular. Mucha gente, por desgracia, carece de criterio. Los hay que dan notas altas para quedar bien, para dárselas de listo, para ver si mojan con alguna descarriada chati, captada por la secta de Lynch. Quejaos bien alto de esa nota de 7’5. Es injusta. Es inexplicable. Es una aberración. Abridles los ojos a gritos.

3) Hay quien ha olvidado que toda narración consta de introducción, nudo y desenlace, todo ello seguido, a poder ser, de una cristalina moraleja. Esto ha sido así desde los tiempos de la Biblia, y ese tal Lynch no es nadie para cambiarlo. Si el Génesis no tiene agujeros de guión, ¿por qué debería tenerlos “Carretera perdida”? Es vuestro deber hacer que lo recuerden. Indignaos. Espumarajos a voluntad.

4) Tened en cuenta la limitada cultura del público al que os dirigís. Un agradable apólogo, una fabulilla edificante, eso os servirá sin duda para haceros entender. El del traje nuevo del emperador, por ejemplo. Es corto, directo y fácil de comprender, y es posible que hasta ellos capten su significado. Un diálogo o una lista numerada son también buenas opciones. No muy largas, eso sí: su capacidad de concentración es limitada.

5) No os mostréis altaneros, caramba. Sed campechanos y mostraos cercanos, como si escribierais la crítica acodados en la barra de la cantina mientras os hurgáis los dientes con un palillo. Recordad que sois la voz del sensato pueblo llano. Recurrid a alguna palabra soez, eso probará qué lejos estáis de Lynch y sus perfumaditos secuaces. Mostrad desprecio por el arte moderno. Mejor aún: reíos de él. Defended con vuestros puños los bodegones de frutas. Eso es arte, coño. Tened siempre cerca una foto de Millán Astray. Que corra el Anís del Mono.

6) Cuidad el vocabulario. Adjetivos como “sobrevalorada” o “pretenciosa” nunca pasan de moda. Sustantivos como “fraude” o “estafa” siempre suenan contundentes. La palabra “gafapasta” es un gran invento, pero no deberíais quedaros ahí: gafapastez, gafapastada, gafapestoso, gafapestífero, gafapestiño, gilipasta... Las posibilidades son infinitas. Exploradlas a vuestro antojo.

7) Si alguien os habla de onirismo y fantasía o se atreve a recordaros que las reglas de los sueños son extrañas, decidle que los hombres de verdad no sueñan. Eso es de pijos y estreñidos. Y que todo sueño debe tener un significado ló-gi-co. Lo dicen los manuales.

8) Si todo ello fallara, en fin, siempre os queda el recurso de mandar a Lynch a tomar por el culo. No es muy elegante, pero es un buen índice de pasión por el cine. Además, os sentiréis libres y limpios. Y habréis descubierto para qué sirve, en el fondo, el cine de David Lynch.
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80 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
EL CELULOIDE DE MOEBIUS
Tenías razón y me acordé del cuento de Cortázar, “La noche boca arriba”, en que un motorista accidentado y hospitalizado sueña estar siglos atrás entre aztecas hasta que comprende que está en el altar sacrificial de la pirámide soñando con una ciudad de altas torres entre las que iba sin control sobre un extraño insecto de metal. Trasvase de identidades por el sueño, el inconsciente y el tiempo a través de una fina membrana reversible conectada a un laberinto como una cinta de Moebius que corre tan pronto dentro de la mente del protagonista Fred como fuera, esto es difícil separarlo, porque la cinta de Moebius empieza a transportarnos enseguida, alguien llama al interfono y dice que Dick Laurent ha muerto, lo dice alguien a quien no vemos pero cuando acabe saliendo estaremos de vuelta en el mismo punto aunque por el otro lado de la cinta, y me acordé de Haneke, tenías razón, de “Caché”, cuando aparecen los videos, deficientes y borrosos, de la casa por fuera el primero, y por dentro con la pareja durmiendo el segundo, menudo escalofrío, pero mucho más cuando en una fiesta aparece ese tipo, el draculín, a quien seguramente sólo ve el saxofonista Fred, y nosotros, la encarnación de la locura asesina, que está en dos sitios a la vez, bilocación, qué miedo… Usted me invitó a entrar en su cabeza, responde a la pregunta de si nos conocemos, ahí la típica zambullida a otra dimensión mental, como al entrar en la oreja de “Terciopelo azul”, o en la ventana negra de “Eraserhead”, porque Fred ya había aclarado que le gustaba recrear las cosas a su manera, no necesariamente como pasan, y estamos en su imaginación fabuladora, una clara pista, y hay varias, el freejazz del saxo mientras en el club ve a su mujer con otro, telefonea a casa y nadie descuelga, suenan los tonos y se hace un vacío enloquecedor, la misma música de saxo que quita de la radio del taller donde trabaja como el mecánico en que se ha transmutado, justo cuando va aparecer el gángster con su novia, y aquí lo que decías, igualito que “Vértigo”, la rubia clavada a la morena menos por el pelo, y el protagonista tiene en flash fuerte reminiscencia, y hablando de flashes ahí están esos relámpagos que acompañan a los saltos de plano mental a través de la membrana, a veces también un estruendo como de helicóptero. Porque eran los puntos de partida de Lynch: un matrimonio recibe cintas de video que graban su propia vida, y alguien se despierta un día y descubre que es otra persona totalmente distinta, no un poco sino totalmente. Añadimos los celos y el impulso asesino enloquecido, y ocurre que algunos actos propios no se pueden asumir y hay fuga a otra personalidad, aquí es fuga total, psicológica y física, el cine no tiene por qué copiar la realidad, lo que llamamos realidad, puede inventarla, sólo faltaba, no está mal perderse alguna vez en una película y no saber qué demonios está pasando, descansar de lo trillado y previsible… Se acaba el papel, busco más…
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70 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
El caballero de la pelambrera cuadrada (y sus locos seguidores)
Esta peli la vi hace años y ya sólo recuerdo que a mitad de cinta estaba dándole a la tecla del Fast Forward (F.FWD) porque me la sudaba lo que intentaban contarme, o más bien no contarme.

En ese momento no caí que era de Lynch, hasta que la devolví al videoclub y me fijé. Todo cobró sentido entonces.

Hay gente que cree que Lynch sólo hace que vomitar sus diarreas mentales en sus películas. Yo no lo creo. Soy de la opinión que los que están como una chota son sus seguidores. Él sólo hace lo que todo gurú de una secta, alimentar a sus discípulos y seguir dándoles carnaza, no sea que se le acabe el chollo.

Como todo el mundo sabe, en una secta pueden caer no sólo la gente "ignorante" si no también personas muy cultas e inteligentes.
Uno de los rituales de esta secta de los lyncheros es que el gran Lynch les toma el pelo cada cierto tiempo. Supongo que debe ser un rito fetichista para conservar su extraña pelambrera.

Pero no os preocupéis amigos, está demostrado que de las sectas también se puede salir. Ahora bien, el primer paso para curarse siempre es reconocer la enfermedad. Ya se sabe que en los manicomios nadie cree que está loco.
Así que conmovido y sensibilizado ante esta pandemia que corroe el mundo de los cinéfilos, os dejo unas útiles señas donde dirigirse. Escoged según intensidad del síntoma.

La ya tradicional:
Dr. Sigmund Freud
Karlsplatz, 16
Viena (Austria)

Para un tratamiento más "severo":
Dr. Alexandr Korkossian
Elektroshocking Clinic House
Blood Eyes Hill, s/n
Transilvania

Para desesperados:
Padre Gabriele Amorth
Basilica di San Pietro (4º confesionario del pasillo izquierdo)
Città del Vaticano
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169 de 289 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
lynch juega con las cartas marcadas
Es evidente que el “universo” Lynch no es para todos. Sus fans lo adoran y la crítica especializada utiliza adjetivos como fascinante, enigmático, claustrofóbico, director de culto, etc, etc etc.

Luego estamos los demás. Gente corriente que desea pasar un buen rato viendo cine, con buenos guiones, buenos actores, buenos directores; pero que en absoluto estamos dispuestos a entrar en un estado transitorio cataléptico o esquizoide de “complicidad” con el Sr. Lynch (u otro director) para intentar colegir o descifrar el contenido de su mensaje fílmico.

Si no ha entendido la película o no le ha gustado nada, no se preocupe. Es usted uno más del inmenso grupo de aficionados al cine a quienes el Sr. Lynch les propone un juego de adivinanzas con las cartas marcadas, donde siempre gana él.

Yo no juego esta mano con usted, Sr. Lynch; es un jugador de ventaja.
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93 de 138 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Autopista eterna
Con 'Carretera perdida' y 'Mulholland drive' forma Lynch, deliberadamente o no, un díptico sobre la evasión de la realidad. Ambas son, además, la crisálida estética y conceptual de la que eclosiona la rotunda 'Inland empire'; cinta que, para mí, culmina el estilo del autor llevándolo a su fase paroxística y última.

1. 'Mulholland dr.': el sueño como vía de escape. Cerrar los ojos y desaparecer del mundo; o mejor, inventarlo en el infinito subconsciente. Los fantasmas esperan tu regreso al despertar.

2. 'Carretera perdida': la fuga psicogénica, el "estado de fuga" mental. "Reencarnarse" en otro y habitar otra existencia. Cuando la amnesia, tras el shock, comienza a disiparse, vuelve la memoria de lo anterior; retorna uno a la cárcel del ser original. El trauma que esquivaste te atrapa de nuevo.

...

No hay línea cronológica, no hay parámetros temporales. 'Carretera perdida' se desarrolla en el espacio de un segundo de memoria: no es orden, no es esquema; es caos y desorden, como la evocación cualquiera de un hecho ya acontecido. Es estado de ánimo; es entropía emocional.

...

Lynch ofrece datos con los que ir configurando el drama, con un importante margen de aportación personal.

1º. ['Dick Laurent está muerto'. Un esposo celoso. Una esposa infiel. Unas cintas domésticas de desconocida autoría. La encarnación de una oscura pulsión, con el rostro enfermizo de Robert Blake. Un asesinato.]

Fred ingresa en prisión, acusado de homicidio. La película podría desarrollarse, en realidad, en esta habitación. Quizás sea el único emplazamiento físicamente real de todos. El km.0 de la carretera perdida.

2º [Fred, dentro de la celda, se convierte en Pete; o Pete va en busca de Fred para salvarle; o Fred invoca a Pete para salvaguardar su integridad psíquica... O Fred recuerda, en el cuerpo de Pete].

...

En la realidad fingida del joven Pete, poco a poco, van filtrándose ominosos recuerdos, que no pueden convivir con la descarnada realidad. El saxofón. Los celos. Dick Laurent. La pornografía. Unos padres preocupados, anticipando cómo acabará todo. El abandono de una novia cariñosa por una femme fatale. Unos policías vigilando, ocultos en la retaguardia, esperando que la fantasía se resquebraje para perseguir de nuevo al asesino.

Tres momentos dolorosos, referidos al componente sexual de la película.

1. La ridícula tentativa de Fred de hacer el amor con su mujer. Él termina, precoz. Ella palmea, condescendiente, su espalda, como a un adolescente inexperto.

2. Alice follando en una película pornográfica, proyectada cruelmente en la pared. La feroz certeza de la mujer amada en los impersonales brazos de otro. Y, ésta vez sí, gozando.

2. El sexo terminal a la luz de los faros del coche. "Nunca me tendrás".

...

Finalmente, las dos realidades chocan entre ellas. Son la misma. Se han superpuesto, se han retro-alimentado. Se han complementado. Han completado el círculo.

Pete vuelve a ser Fred.

...

'Carretera perdida' es la historia de un hombre consumido por los celos, que hace algo terrible e intenta olvidarlo. Dick Laurent está muerto. Ella, Susan/Renée, también. No obstante, a los fantasmas del recuerdo no se les puede exterminar.

Fred conducirá eternamente una autopista perdida dentro de su cabeza, cuyo lugar de meta es también el punto de salida.

Gracias.
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44 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
UNA INTERPRETACIÓN (como otra cualquiera)
Supongo que ésta es una película absolutamente abierta en cuanto a interpretaciones. Aquí va un intento de explicar algo:
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39 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
No paráis a daros cuenta que....
Cuando se visionan las películas de David Lynch, lo importante no es la narración lineal de sus sinopsis alocadas. Tampoco ha de buscarse sentido a todo. Todo lo que pueda decir acerca de la filmografía de este director, en mi humilde opinión, pecaría de reiterativo, hay tipos mucho más listos que han dado pinceladas acertadas acerca del significado de toda su cosmología y delirios oníricos - reales.

Después de concluir "carretera perdida", me invadía una sensación incómoda de desconocimiento. Así que acudí a Filmaffinity en busca de críticas que me la explicasen. Si quereis descubrir el significado más lógico de la misma, acudid a la crítica de Elibio 19 titulada: Obra maestra. En el spoiler explica perfecta y de forma genial todo el significado de la película.

Yo quiero hablar de sensaciones... porque por encima de todo, debemos centrarnos en lo que este señor nos hace sentir. ¿Quién es capaz de generar una ambientación que iguale esta película? Difícil respuesta. Fácil respuesta. Sólo el señor Lynch es capaz.

Lynch es un genio de lo onírico, del subconsciente, de los múltiples significados, de sus obsesiones. Todos nos guiamos por nuestras obsesiones, de ahí que algunos comprendan mejor el significado subjetivo de las mismas, o las interprete de uno u otro modo. A mí este tipo me ha fascinado y me llega, me transmite muchísimas más cosas que un director de cine convencional, y desde luego, muchas veces ni me planteo comprender la obra misma.

La vida no sólo es lógica: parece ser que Lynch trata de demostrarnos esto en cada una de sus experiencias filmadas. Dudo que mantenga un guión sólido, dudo que tenga una intencionalidad clara en su forma de dirigir, creo que se deja llevar por sensaciones circunstanciales, creo que hace cine para sí mismo, que viaja sin rumbo por su mente y de pronto conexiona puntos perdidos. Desde luego, no se ríe de nosotros. Es como un alma atormentada la cual trata de buscar salida a través del laberinto de su psique.

Me quedan muchas películas de David Lynch por ver, y sin duda, ahora mi ilusión es mayor.

No busquen sentido, relájense, déjense invadir por la furia y la sexualidad, por la calma, por lo extraño de las imágenes, busquen hilo conductor o vayan a la deriva. En cualquier caso el viaje será una experiencia excepcional y si conecta con vosotros, la experiencia será irrepetible.

Imprescindible su visionado. Con el tiempo posiblemente mi nota cambie a diez, cuando el concepto de la película madure en mi mente.
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34 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
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Academia David Lynch. Hágase director de cine por correspondencia. Título homologado por la Universidad Laura Palmer de Twin Peaks. Clases impartidas por el propio Lynch. (Tomo 2)
Lesson 1: Hoy vamos a hacer una película únicamente con dos personajes (Bill Pullman y Patricia Arquette) y un argumento básico a más no poder (Bill Pullman toca el saxofón y Patricia Arquette está buenorra). Si lo dejamos así, obviamente, no nos llega ni para un corto. Atención al toque del maestro. Vamos a enfocarlo de principio a fin: Bill Pullman toca el saxofón y Patricia Arquette está buenorra. Y ahora desde el fin hasta el principio: arroneub átse etteuqrA aicirtaP y nófoxas le acot namlluP lliB. Curioso, ¿verdad? Pero todavía no lo suficientemente extenso y enrevesado. Filmémoslo ahora de arriba hacia abajo:

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(Sigo en "spoiler" por falta de espacio. No desvelo nada de la trama. Aunque quisiera, ¿qué iba a desvelar?)
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56 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
“Nunca me tendrás”
Cuando Lynch idea una historia sobre las capas internas más siniestras que esconde el género humano, no lo hace de un modo convencional, ni siguiendo un orden espacio-temporal lógico, ni unas referencias claras. Bucea en su universo onírico de pesadilla con la soltura de un pez en el agua, sugiriendo las sensaciones que bullen debajo de la fachada, los impulsos más primitivos, los deseos más íntimos, los terrores más arraigados, las incoherencias de nuestro ser hecho sobre todo de carne pulsante, de instinto, de intuición, de una energía inabarcable y repleta de fiereza que es el vestigio de nuestra naturaleza primigenia salvaje, contenida y canalizada a duras penas (como si fuera posible contenerla precariamente en un frágil dique que nunca se sabe cuándo puede romperse) tras eones de evolución y de aprendizaje social.
Cuando Lynch quiere hablar sobre el deseo, sobre la obsesión sin freno por una persona hacia la que te sientes arrastrado como si fueses una serpiente encantada que sabe que se desliza hacia su perdición, sobre los celos, sobre el amor no correspondido, sobre el inframundo de la pornografía, de las mafias y de los negocios turbios que trafican con todo (y sobre todo con la dignidad y la vida)… Cuando Lynch quiere hablar sobre un hombre perdido en una espiral en la que se hunde llevado por su loco deseo y de la que no puede salir, cuando quiere hablar de sus miedos más hondos y de sus esperanzas más descabelladas… No lo hará de una forma cómoda para la mente del espectador. Acostumbrado a una superficie donde existen unas coordenadas, a razonar para no perderse en el laberinto interior que tanto teme, a seguir un orden establecido y tranquilizador, el espectador tiende a renegar de su mundo interno que es ante todo onírico, caótico, incoherente. El exterior que mostramos es mera apariencia construida con esfuerzo y hábito, y somos temerosos de todo lo que no queremos mostrar. De todo lo que late más adentro y que es tan difícil admitir y, también, aceptar.
“Carretera perdida” se salta a la torera la apariencia y conecta directamente con el subconsciente. Y ni siquiera los personajes son un punto de apoyo estable, porque a Lynch le encanta recrear a fondo las distintas caras de la personalidad, las dualidades, los diversos “yoes” que llevamos. Así, un personaje puede ser varios al mismo tiempo, puede desdoblarse, lo cual resulta confuso y desorientador… Y a menudo no estaremos seguros de si lo que vemos son fragmentos de la realidad de la historia, o fragmentos imaginarios. Si hay algunos puntos que nos puedan servir para no perder pie completamente, quizás sean:
-Primero, que no podemos fiarnos ciegamente de todo lo que vemos, porque habrá cosas que no existen más que en la mente del protagonista, tal vez cosas que él desearía que hubieran pasado o que no y les da la vuelta para hacerlas más soportables.
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27 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Aunque te guste la peli, no hay que dárselas de listillo e ir de pedante en las críticas.
He visto esta película dos veces, la segunda de ellas fijándome en todos los detalles. He sacado de ella mis propias conclusiones al guión, que no comentaré por aquí. Me ha gustado tanto como disgustado, con Lynch tengo una relación de amor odio, y la nota que le doy es alta, porque considero que es una buena película pese a todo. He de decir que me gustan las películas complicadas, inteligentes, que te hacen pensar. Lo que no me mola nada es que me cuenten un rollo inmenso y luego me dejen con el culo torcido, y que a cada persona que le preguntes qué ha entendido, te de una opinión radicalmente distinta. Y sinceramente creo que Lynch tiene una idea en la cabeza (Una peli cobre un hombre que mata a su mujer, y que al encerrarle hace una transposición de cuerpo y mente con un chaval), y a partir de ahí mete locuras, porque puede, y porque le hacen bonito en pantalla. Ni de lejos creo que el director tenga una explicación a cada una de las cosas que ocurren. Algunas estarán para comerle el tarro al espectador, otras para provocar miedo, incomodidad, etc, y otras para dejarte loco, y que hables de ello. A mi me resulta tramposo y me apena, pues con poco que el director se lo propusiese podría hacer cine espectacular. No soy de los que opinan "es que no hay que entenderlas", pues mira, a mi, cuando veo algo, me gusta entender lo que veo. Que no me lo quieres contar? Pues bien, estás en tu derecho, pero me fastidia, y no te puedo valorar igual que si lo hicieras.
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25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
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