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118 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
3
Querido Lars: Hace mucho que no siento nada al hacerlo contigo
Tu "Nymphomaniac. Parte 1" es un desierto triple: intelectual, cinematográfico y emocional.

No hay cine en estos fotogramas, carentes de emoción. No hay vida, ni amor, ni tan siquiera sexo en lo que cuentas. Tan sólo un tibio psicoanálisis de todo a un euro.

El tándem Joe/Seligman no funciona y eso que Charlotte Gainsbourg y Stellan Skarsgård se esfuerzan de lo lindo por hacer creíbles sus papeles. Pero esas líneas de guión… La conversación de ambos me recuerda en cadencia, tono y pseudotranscendencia a la escena entre Beatrix (Uma Thurman) y Bill (David Carradine), en Kill Bill, de QuentinTarantino. Pero hay que ser Sergio Leone o David Lynch para jugar con esas cartas y salir airoso: la pausa que conduce a la intensidad (Leone) o la extrañeza (Lynch) no se consigue sin un talento colosal.

Y, tú, Lars, no lo tienes.

- No soy antisemita, soy antisionista.

¿Preparando tu regreso a Cannes? Menudo enfant terrible…

La pátina intelectualoide, uf. Tritono, proporción áurea, polifonía, números de Fibonacci, Bach y el número 14. Así, como al tuntún… Ni siquiera te molestas en simular que has estudiado; parece que lo sacas todo de la Wikipedia. Haced la prueba, cinéfilos, poned en Google las palabras mágicas y, ¡hop!, la sucesión de Fibonacci, la Cábala, el Diablo, el Partenón, la concha de nautilus…

El preludio coral en fa menor, BWV 639, de Bach. A tres voces.

- El bajo es un gordo que espera abajo.
- La segunda voz es un hombre-leopardo.
- La primera voz, que llamas melodía, es el amor.

El conjunto es un chiste vanguardista… Qué bonito. Qué hondo. Qué truño.

Baste recordar lo que hace Andréi Tarkovski con esa misma obra de Bach, en su película Solaris. Y es que, Lars, tenía que salir Tarkovski por algún lugar.

Y los paralelismos: la seducción (por llamarlo así) y la pesca con mosca. Ahí has estado fino, lo reconozco. La broma tiene cierta gracia, aunque se alarga demasiado. Ah, ¿no me digas que en el fondo vas en serio? Venga ya…

- He conocido el delirio.

Quizás. Pero en esta cinta no lo plasmas. Christian Slater no es un padre; no tiene ni la prestancia ni el empaque, nada. Parece un niño viejo, una especie de Benjamin Button chuchurrío. Es mal actor. O no es actor para el papel. El blanco y negro hospitalario tampoco aporta nada en el fragmento de su enfermedad. Un fragmento que debía ser un latigazo emocional y, sin embargo, se queda en una gota de flujo pierna abajo –preciosa imagen, eso sí.

Un triple desierto, decía. Y, como buen desierto, la cinta contiene su pequeño oasis: la escena de Uma Thurman. No la desvelo pero es lo mejor de la película. Gamberra, divertida. La ves y no deseas que se acabe. Una sitcom de altura, ingeniosa y corrosiva.

Pienso en tu filmografía, Lars, y observo, inquieto y extrañado, que muy posiblemente me acabaré quedando con ‘El jefe de todo esto’ y partes de ‘El Reino’ (Riget). O dicho de otro modo: me acabaré quedando con tu humor. Tienes talento para la comedia, no lo dudes. También para impactar. El impacto impacta, claro, pero su efecto nunca es perdurable. Por ello, te animo a perdurar en la comedia, si te atreves.

"Nymphomaniac. Parte 1" ni siquiera impacta. No sé si la versión que exhiben en las salas comerciales, con tu consentimiento, ha quedado demasiado mutilada: una mamadita light, un tibio cunnilingus, un par de metisacas… Qué nadie busque morbo por ahí. Además, el casting de penes es calamitoso (¿de verdad todas las pollas son así de feas?). La luz refuerza la impresión de fealdad; un efecto buscado que rebaja la temperatura de los cuerpos (¿hay sexo en esta cinta? Del que yo practico, no…).

Lo siento, Lars, te he querido mucho. Agradezco que existas. Sin ti el mundo del cine sería algo peor. Pero me la has metido varias veces y ya no siento nada. Ni cosquillas. Y es que el sexo, sin amor, no lleva a ningún sitio.
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292 de 436 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Pesca con mosca
El primer volumen de "Nymphomaniac" de Lars Von Trier se abre con largo un plano fijo de una pantalla en negro. Escuchamos un sonido, llegado un punto, y cuando se aparece la imagen se toma el punto de vista de la ninfómana en torno a la cual gira toda la película. La cámara sobrevuela los rincones, para contextualizar el escenario donde tendrá lugar el encuentro entre Joe (Charlotte Gainsbourg) y Seligman (Stellan Skarsgård). Lo que surgirá después, una narración en cinco capítulos (más tres que se añadirán en el Volumen 2), nos llevará a recorrer la vida de la primera desde sus dos años (brillante la escena de 'la rana') hasta su adolescencia tardía. La gran mayoría de la película recorre así el despertar sexual y plena posesión de las armas de mujer de una joven Joe (interpretada con fuerza por Stacy Martin), sin ningún pudor a la hora de representar y contar sus devaneos sexuales. A fin de cuentas, esto es la historia de una ninfómana convencida. Pero en una secuencia, se nos advierte "la historia no está extenta de sus dosis de moralina".

Von Trier vuelve a jugar con nuestra expectativas, abordando una película que en su versión completa dura cinco horas y media, y que para su estreno comercial en cines se ha quedado por el camino sin casi un tercio del metraje, dividiendo el restante en dos volúmenes. Decisiones comerciales al margen, el Volumen 1 podría terminar así y no quedaría cojo, porque del inicio hasta el final hay una coherencia rotunda. Incluso aunque no supiésemos qué ocurrirá en los próximos capítulos que conforman la historia, ese peso 'moral' al que alude Joe ya se puede intuir en las imágenes iniciales, algo que se explicita además con ciertas conversaciones entre los dos personajes del tiempo presente. Lo que me sorprende de una película como ésta, que se ha vendido como "pornográfica" cuando en realidad hay bastante poco que sea explícito (dos, tres escenas cortas; el resto queda en desnudos parciales), es que vaya muchísimo más lejos que lo que se podía creer en un principio -que fuera una provocación- para verdaderamente interesarse por sus personajes. Trier no ha ido sobre seguro, dicho de otra forma, y ha decidido que aquí había un material certero, de entidad. Su cine se construye sobre lo turbio, pero rara vez ha estado tan bien controlado como en esta ocasión.

Esto no significa que la película no vaya a toda máquina, por supuesto. Trier, que además es autor del guión, convierte esta exploración interna de su protagonista en un mecanismo perfecto para hacer fluir momentos claves de una vida, enlazando ciertas filosofías o ideas (los paralelismos con la pesca o la construcción de la polifonía de Bach) con las imágenes que va gestionando. El montaje es extraordinario, imaginativo, pero afilado, y la dirección del danés tampoco se queda atrás. Lo que también destaca es el notable trabajo de todo su reparto. Desde las jóvenes actrices (con Martin a la cabeza) hasta los veteranos. Sin ir muy lejos, lo que hace Uma Thurman en el tercer capítulo es sencillamente milagroso, convirtiendo este bloque en el -para mí- más redondo de toda la película. Los contraplanos, el negrísimo y turbio sentido del humor, esos diálogos... Trier es muy, muy bueno.

"Nymphomaniac" (Volumen 1) está lejísimos de ser la mejor película de Lars Von Trier, pero es una valiosa, que se agradece en un año fuerte a nivel cinematográfico pero en el que ciertos autores han entregado trabajos por debajo de las expectativas. Muy recomendable y además deja con ganas de la segunda parte que, por las imágenes de adelanto que pueden verse en los créditos de ésta, promete ser muchísimo más loca. Si cabe.

P.D: "Nymphomaniac" (Volumen 1) quizá sea la mejor película de pesca de la historia.
P.D.2: "Nymphomaniac" (Volumen 1) podría ser además la versión Linklateriana de Kill Bill 3. Pobre Mamba.
P.D.3: Si el ingrediente secreto del sexo es el amor, no entiendo -a juzgar por sus películas- que Lars tenga tanta descendencia.
P.D.4: Si os ha gustado ésta, no perdáis de pista la excelente "Ongaku" (Yasuzo Masumura, 1972), "A l'aventure" (Jean-Claude Brisseau, 2008) e incluso "Jeune et Jolie" (François Ozon, 2013)
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104 de 129 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
EL ANZUELO
SEXO. Ya está. Todo el mundo pica.

La peli, hasta donde pude aguantar, queda como sigue:
Un buen señor recoge a una mujer que está tirada en el suelo de la calle, cual colilla.
Señor: Oiga, ¿está bien? Voy a llamar a una ambulancia.
Mujer: Ni de coña. Invíteme a un té.
Señor: Vale. Pero vente pa mi casa, que no sirvo tés en la calle.
El señor acuesta a la mujer en una camita y le presta un pijama a rayas. Ella, en agradecimiento, le cuenta su vida.
Mujer: A riesgo de aburrirle, caballero, le voy a contar mi vida desde que era pequeñita. Es que soy mala persona, ¿sabe usted?
Señor: Cuenta, cuenta, que nunca he conocido a una mala persona.
Mujer: Bueno, ahí va. Yo de pequeña era una niña muy mona con unos enormes ojos azul claro, no como ahora, que los tengo castaños y soy tirando a feucha, como podrá usted observar. Llámelo usted error de casting. Bueno, a lo que iba. El caso es que descubrí mi coño a los dos años.
Señor: Entiendo.
Mujer: Mi padre me hablaba de los árboles, con cara de lelo.
Señor: Fascinante.
Mujer: Si, y me desvirgó un motero. Me hizo un mete saca guarrindongo y luego me profanó el chiquitín, el tío asqueroso.
Señor: ¿El chiquitín?
Mujer: Que me la metió por el culo, vaya.
Señor: Ah! claro. Oye, pues me recuerda todo esto mucho a la sucesión matemática de Fibonacci.
Mujer: ¿Y eso por qué?
Señor: Ya sabes... 3, 5... por el culo te la hinco.
Mujer: Anda, pues es verdad. No lo había pensado.
Señor: Bueno, ¿y qué más?
Mujer: Pues luego me hice un InterRail con una amiga y nos follamos a todo el pasaje, incluso a un pobre hombre que no quería. Ya ve lo mala persona que soy.
Señor: Mira, esto del tren es tremendamente semejante a la pesca con mosca. ¿No crees?
Mujer: ¿Verdad que sí? Clavadito, oiga.
El señor, hospitalario él, le trae un bollo en un platito con un tenedor de postre a la tiparraca ésta. Ella le increpa por su delicadeza.
Mujer: Si sirve usted así los bollos, es que no es hombre ni es ná. Lo que me recuerda el día que me enamoré. Le cuento:
Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Pero qué gilipollez!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Mi consejo: si te apetece ver SEXO, ponte una porno, y ya está. Déjate de pamplinas. Pero si lo que te apetece es ver una peli imbécil, entonces sí, ponte una de Lars von Trier.
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85 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Todo sobre mi (). Parte 1
Lars Von Trier es el ‘enfant terrible’ del cine europeo, el provocador, el radical, el arrogante que se considera el mejor cineasta del mundo, el incomodador de masas, aquel que desea que su madre no disfrute del descanso eterno, el imperecedero discutido y sobre/infra/valorado genio, hater declarado de Susanne Bier y, por supuesto, el nazi… “Nymphomaniac” viene fecundada desde la ¿inolvidable? rueda de prensa en Cannes presentando “Melancolía” donde el director de “Anticristo” declaraba su ¿amor? por Hitler y anunciaba un film porno de tres o cuatro horas con Kirsten Dunst y Charlotte Gainsbourg con mucho sexo y donde todo fuera desagradable. Mutilada a conciencia y conveniencia regional para su distribución comercial y con la espantada de Dunst que se suma a la lista de víctimas del cineasta junto a Nicole Kidman, Paul Bettany o Björk, “Nymphomaniac. Parte 1” comienza con un larga introducción más negra que los testículos de un grillo para que tanto admiradores y detractores alcen sus manos y enaltezcan a su deidad o falso ídolo. La auténtica realidad es que Lars von Trier prolonga su larga broma de la rueda de prensa para que el propio espectador decida si hay verdad en sus palabras (e imágenes) o todo forma parte de un personaje del que el director danés ya no puede escapar.

Habita otra terrible realidad en los fotogramas que acompañan la primera parte de ese film porno de tres o cuatro horas (finalmente de cinco y media) repleto de sexo y conjunto desagradable: ¿de verdad que es tan incómoda o provocadora la versión estrenada en salas comerciales en plena Navidad? Ni un habitual espectador de HBO o televisión por cable se va amedrentar por esa ‘ordenada’ colección de pitos en plan presentación powerpoint que ratifica aquel mítico «Eres más feo que un catálogo de pollas», “La vida de Adèle” no va a ceder el premio por las secuencias cinematográficas de sexo más polémicas del año y “Lluvia de albóndigas 2” sigue siendo la película más ‘provocadora’ de la actual cartelera. Realmente el drama porno no es porno pero sí es drama y cine; cine para discutir los mecanismos de los pornografía y sus métodos de narración tan caóticos como dispares y gratuitos. Von Trier no necesita porno para hablar de porno pero utiliza dicha herramienta provocativa (y comercial) como gancho de un ejercicio de pesca, dejando que el que el espectador muera por la boca una vez ha mordido el anzuelo y reconstruido su propia película en su mente con el material previo ofrecido por el cineasta. El comienzo de “Nymphomaniac. Parte 1” pudiera ser prueba de ello: no vamos a ver nada… pero, a la vez, se sirve del mismo para retratar el drama respecto a su protagonista y reflejar el anticlímax, vacío existencial y absoluta soledad que la rodea. Nos encontramos ante el peor callejón de la ciudad, el más teatral y agónico, orquestado por angustiosos, metafóricos y efectistas elementos naturales y una banda sonora opuesta como Rammstein para introducir su particular deus ex machina y conformar esa obligada premisa: el encuentro entre Joe y Seligman.

Los personajes principales rápidamente se consolidan en su juego de roles: la narradora ninfómana que pretende impactar a su cultivado espectador, ordenando su caótico relato con elementos ‘sospechochos habituales’ y similares a los de Keyser Söze y siendo cuestionada por el hábil contrapunto de un anti-narrador. Ni Von Trier toma el papel de Joe (aunque meta su pene en diálogos sobre judíos entablando una disculpa y su mala baba habitual) ni el público el de Seligman, pese a la inicial proposición y juego moral repleto de dobles sentidos y códigos. Realmente el director eleva la idealización de la propia narradora y de su oyente para rebatirse a sí mismo y a la propia abstracción de la sociedad sobre el sexo. Así, seremos también testigos y partícipes de una montaña rusa (con pezón y glande) donde Joe tenía los ojos azules cuando era niña o su padre (Christian Slater) no envejece y apenas se demacra ante su mortalidad arrebatada. La puesta en escena suspira por embellecer el momento más dramático, sumirse en la petulancia para enmarcar una farsa o sumergirse en ese código que establece el propio oyente a través de la pesca, la naturaleza, el arte, la literatura, las matemáticas, la filosofía, la polifonía o Bach. Ese debate sobre la propia polémica y la adaptación del supuesto caos a reglas preestablecidas forma parte del juego cinematográfico que propone el director de “Rompiendo las olas”. Bienvenidos a la farsa y a una revisión contemporánea con pretensiones autorales de “Memories Within Miss Aggie” (1974) de Gerard Damiano, el director de la inmortal “Garganta profunda”. Von Trier es consciente de que no va a reinventar el cine (porno o dramático) ni escandalizar con una joven incapaz de retener el semen que escapa por su boca, pero desea atravesar todos los tópicos y vulgares-lugares comunes pasando por todas esas estaciones que forman el folletín (con folleteo) que plantea un largo viaje existencial y sexual en un fálico tren, con vagones por capítulos, para cuestionar su propia constante: el cine como motor y movimiento. Ahora, usted decide si se sube al mismo, lo ve pasar indiferente o sale corriendo como esos primogénitos espectadores viendo “Llegada del tren a la estación de La Ciotat” de los Lumière.
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75 de 95 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
¿Por qué follan las mujeres?
Salgo de ver Nymphomaniac (1), y barrunto que algo así debe de ser la pregunta que asalta a Larsvon por las noches. Esa cosa del "goce femenino", ese misterio eterno, ese abismo primordial... Ese Gran Interrogante que sigue ahí porque todavía pervive un mandato aún más ancestral y más enquistado: el que exige al hombre que "sepa" cómo satisfacer a La Mujer, siempre y de antemano. Preguntarle a ellas, en minúscula y plural, es síntoma de poca virilidad; el hombre es y ha de ser la llave de su placer. Y así nacen los mitos y los terrores ante lo ignoto, la hidra de mil cabezas que parecen las entrepiernas y los deseos femeninos para algunas mentes. Este pavor y esta imaginería tenebrosa se extiende, como no puede ser de otra manera, al sexo, que se yergue como algo amenazante. Pero, por otro lado, nunca pueden aspirar a ser más que eso, mitos, cuentos y monstruos, siempre irreales y un poco infantiles, engendrados por el desconocimiento asustado de quien no pregunta, sino que ya "sabe" y debe saber.

Y yo creo que Larsvon no preguntó. A mi modo de ver sólo esto, sigo barruntando, explica la planicie, el cliché y la repetición tediosa, superficial y estéril de Nymphomaniac (1). Y escribo esto sólo para darle un par de vueltas a lo que no hay dentro de la psique de la ninfómana Joe y el judío Feliz. Todo lo demás ya lo ha dicho (y muy bien dicho) Servadac. El desierto.

Años ha, Trier nos regalaba a una mujer de mediana edad que, tras unas semanas haciendo el idiota, ganaba el poder de volver a su casa para, tarta en boca, cuestionar y enfrentar las coerciones de su casa. Esta evolución le es negada a la (mal) llamada ninfómana que nos ocupa. Da igual cuánto haya fornicado, cuántas experiencias haya tenido o con quién haya topado: ya ha cumplido 50, y de la vida no ha sido capaz de extraer nada más que "soy una mala persona". No ha aprendido nada del sexo, de la soledad, del llanto, de los amantes... Nada. Vivir toda su vida fuera de la moral establecida, increíblemente, sólo la lleva a suscribirla. Piensa lo mismo sobre el sexo que un puritano que no lo practica, que no lo conoce, y que lo rechaza: que es destructivo y malo. Se censura y se repudia exactamente igual; entrevemos que se flagela, por su mano o la de otros, cuando afirma que se ha buscado y que se merece la paliza que exhibe su cara. Aprendizaje cero a lo largo de todos esos años. Si una ninfómana piensa igual que un puritano, ¿no será que no es una ninfómana, sino un puritano?

No me la creo. Esto no es un personaje, es un monigote.

Pero es lo que se nos repite, una y otra vez, a lo largo de los capítulos. Es Joe, en ella no hay nada más. Como aderezo final, un poco de diatriba edípica, y el eterno retorno del Desvirgador, porque la primera verga marca. Te tienen que marcar.

¿Se puede ser más rancio?

Hay una expresión en la cara de la Gainsbourg que se repite un par de veces, y que mezcla extrañeza, sorpresa y reflexión. Ese gesto de vislumbrar un algo más, cuando pensabas que ya estabas de vuelta de todo. Y esta cara se la debemos a las ilustradas intervenciones de Skarsgård, benefactor de la ninfómana, hombre meticuloso y pescador, que constituye un contrapunto en la evaluación moral de la vida de Joe. Un poema. Sus apuntes críticos sobre la eticidad de la ninfomanía son simplones y burdos, de la misma profundidad que las autocondenas de la puritana-ninfómana, de la misma estofa que sus referencias culturales. Todo muy cutre. Pero ello no es impedimento para que estos comentarios se donen a la protagonista - y al público- con la cándida superioridad del regalo paternalista: "¿tú sabes qué es...?" Porque la brecha que separa a un Seligman feliz de una Joe doliente es que él sabe, y ella no. Él lee, escucha, suma, y sabe de sexo - “¡en la literatura hay ejemplos mucho más extremos!”-. Ella folla, pero no entiende lo que hace, y desconoce qué es una polifonía, quién es Fibonacci, o qué es un delirium tremens. Aunque estudió un poco de medicina, las pollas la tenían descentrada, y no retuvo.

Maledicencias aparte, este me parece el punto más elitista y deplorable de la película: yo sé, yo te enseño, yo te salvo. Tú no sabes, aunque hayas tenido todo el sexo del mundo, no sabes porque no eres culta. La cinta le da a Seligman la llave que puede limpiar la culpa de Joe y abrirle la puerta al verdadero placer. Es el varón que ya sabe y la figura paternal. Y, para más rechazo del sexo, él no lo practica. Parece que no le haga falta (puede que incluso le sobre). En algo ha de dársele la razón a Trier: esta es una historia moralista.

No es una película realista ni consistente; los personajes no tienen complejidad, no avanzan; la visión del sexo no problematiza nada. Ya no es que no diga nada nuevo, es que está caducada. La sensación es de estar dos horas asistiendo a un revolcarse onanista en las obsesiones y terrores del director sobre lo que cree que son el sexo y La Mujer. Y son totalmente infantiles e ignorantes.

Caith_Sith decía que, si te ha gustado esta, veas, entre otras, Jeune et Jolie. Yo la recomendaría si no te ha gustado. Porque allí el sexo no es este tótem mítico e intocable que atrae y repugna a un tiempo, sino un aspecto más de la vida humana con el que lidiar, con el que crecer o aprender. Y es mucho más rico así tratado. A esta sugerencia se me suman, a bote pronto, Klip, Faith, Año Bisiesto, Chasing Amy... Lars, mientras, puede seguir de cañas con el Médem de Habitación en Roma. Qué par.
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73 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Perfecta armonía.
Lo diré sin rodeos: 'Nymphomaniac. Parte 1' es la película más original, inspirada y rica en ideas de Lars Von Trier desde 'Dogville'. Las abundantes metáforas y paralelismos elevan las escenas a un plano de significación más profundo.

Ni 'Anticristo' ni 'Melancolía' estaban tan bien calibradas como esta. Aquí hay una completa armonía entre lo sofisticado e intelectual (la relación entre la pesca y la búsqueda de partenaires, las teorías numéricas de Fibonacci...) con lo emocional (los capítulos tercero y cuarto, con Uma Thurman y Christian Slater resucitados artísticamente y dándolo todo).

Hacia el final, Lars exprime las posibilidades del montaje con el mejor uso de Bach visto en cines. Se vale de las tres mejores experiencias íntimas de la protagonista y crea un símil musical para cada una de ellas. El calor humano y la seguridad como base, la sensualidad como acompañamiento y el amor como melodía principal. Este momento de pura magia termina por colocar a 'Nymphomaniac. Parte 1' como una de las mejores obras del danés. Bravo, Lars, bravo.
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46 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Retrato de una dolorida adicción que merma toda percepción y acorta cualquier horizonte
Sorpresa mayúscula comprobar como un relato sobre una compulsión desaforada por el sexo despierta tan poca lívido y pese a la generosa propensión a la carne deja tan frío y exhausto como queda la sufrida protagonista – aunque por otros motivos. Es como si nos encontrásemos con la versión de una protagonista femenina de “Shame” (2011), el mismo afanoso autodestruirse debido a una adicción que trastoca y limita toda sensibilidad, induce al exceso y el desvarío y proporciona más dolor que satisfacción.

Asistimos a la confesión entre la atribulada protagonista y un antagonista que bien podría ser (aunque no se nos identifica como tal) un afable clérigo (aunque de origen judío) comprensivo y bienhechor que funciona de caja de resonancia apaciguadora que trata entender y explicarse sin censuras, desde lo terreno y práctico, tanta dispersión y prolijidad de la carne. Esa escucha no es desde la rijosidad o el pasmo, sino desde la cercanía y empatía del que conoce los dislates y trampas de la vida en toda su lacerante cotidianeidad.

Son dos horas que pasan en un soplo, que fascinan por el retrato de una devastación desoladora sin tapujos, ni subterfugios, ni digresiones innecesarias, donde cada imagen es un dolorido avanzar hacia el abismo, donde cada nuevo coito es un lento e inexorable descenso al infierno personal de la insensibilidad más aterradora, donde cada penetración es una terrible herida que no hace sino supurar pese a lo festivo de la apariencia y lo desenvuelto del personaje.

Fascinante e hipnótico recuento de estas tinieblas compulsivas que lacera el alma y produce una obturación de toda percepción y casi total aniquilación de la capacidad para vivir y sentir. Pero no desde un punto de vista moral o moralista, sino desde el recuento pormenorizado de esta adicción enloquecida que nos deja en el mayor de los desamparos cuando la protagonista se enamora y al borde de las lágrimas confiesa “no siento nada”. Caemos al vacío. Desolación extrema, catarsis imposible, seducción total. Una obra memorable. Y solo es la primera parte…
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28 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Le doy un NOIN
¿Por qué le doy un 9? Porque es una película que hay que ver sí o sí, esperando a la 2ª parte como agua de mayo para darle el 10. Es espectacular, intrigante, cómica, dramática... tiene tanto que ver con el espíritu primate del ser humano que hasta parece algo que uno se encuentra por ahí de manera fortuita.

El diagnóstico es simple: El que haya dicho que esta película era una especie de autoveneración de Lars es que, simplemente, no ha visto su cine.

Esta película trae una visión mucho más cinematográfica de lo que el director puede dar de sí. Lejos, muy lejos, de lo que han sido sus manías DOGMA.Tiene un guión finamente estructurado y un trabajo de cámara impecable, que está a años luz de trabajos (a los que he puntuado mejor) a los que nos tiene acostumbrados.

Y el plato fuerte que todo el mundo espera: el PORNO. Lo mismo de siempre. El que no conozca el cine de Lars von Trier a estas alturas, se va a escandalizar por su trato al sexo. Para el resto será otro punto de su genialidad cinematográfica. Ni más ni menos.
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32 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
De truño a truño y tiro porque me toca (Volumen 1)
Caballero: Cielosssss, una dama tendida en el asfalto! Parece que está herida. Llamaré a una ambulancia.

Dama: Nooooo, por favor, no llame a una ambulancia.

Caballero: Y qué quiere que haga, pues, bella dama?

Dama: Pues podría invitarme a una tacita de te y mientras aprovecho para contarle a usted toda mi vida sexual. Qué le parece el plan?

Y con este elocuente diálogo comienza esta fascinante historia del inefable Lars von Trier en la que durante cuatro interminables horas, divididas en dos interminables partes, esta señora le cuenta su vida íntima a un señor desconocido que le contesta con sesudas disertaciones sobre los más diversos temas.

Para que los que no la hayan visto se hagan una vaga idea, paso a exponer unos cuantos ejemplos de la conversación demencial que mantienen la dama (una inexpresiva Charlotte Gainsbourg que sinceramente no me explico cómo pudo aceptar este infame papel) y el caballero durante la noche de marras:
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27 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Lars y las chicas de verdad
Mucho se ha hecho esperar el amigo Lars con su nuevo juguete, precedido como nunca de la polémica, esta vez bajo el epígrafe (confuso) de "porno con actores convencionales". Supongo que resulta difícil una evaluación de esta half-und-censored-version. Antes de los primeros compases de inicio se nos advierte de que este formato cuenta con la autorización del danés, pero no de su beneplácito, o, al menos, de su colaboración. Tampoco me creo yo que haya dejado a la buena de Dios (o a la mala de quién sabe quién) el resultado que habría de llegar a la mayoría de las salas. Supongo que habrá que esperar la la full-und-undcensored-vérshion en DVD para hacerse una maratón de 5 horas, a la manera del Señor de los Anillos Vaginales.

Pero vayamos al atún (nunca mejor dicho): no se pueden hacer objeciones al planteamiento del film. Evidentemente, no es una película pornográfica, sino un drama aderezado con escenas más o menos explícitas que, al fin de al cabo, son la única manera de narrar el drama propuesto, la autovideografía de una ninfómana. Lo hace a través de diversas historias, que le permiten variar el punto de partida formal, algo sumamente interesante. Sin entrar en polémicas extracinematográficas acerca de su visión de la mujer o la diferencia entre semitismo y sionismo (qué perra la ha cogido el chico con el asunto), hay que decir que en este punto llega a momentos de absoluta brillantez, rozando la genialidad, sobre todo hacia el final.

A pesar de la aspereza anunciada por algunos actores antes del estreno, no es tan fiero el lobo como lo pintan. La mezcla de belleza formal y dureza dramática la hacen un producto más que digerible.

Entre los fallos, alguna de las historias no están resueltas como cabría esperar. Stacy Martin, quien lleva el peso de esta primera parte, es increíblemente morbosa y demás, pero no está a la altura en las escenas dramáticas. Lo mismo sucede con el terrible Christian Slater, quien nos ofrece una de las agonías más cómicas de la historia del cine. La historia de Uma Thurman estira durante demasiados minutos su premisa, y algunos actores muy publicitados como Connie Nielsen no pasan del cameo. Los diálogos entre Gainsbourg y Skarsgºard provienen de la tradición discursiva-intelectual de un Bergman, y habrá a quien se le atraganten (no es mi caso), si bien dejan algunas frases memorables. Para acabar, la manera de narrar sobreponiendo e intercalando numerosos gráficos e ilustrativas imágenes a lo Amelie se me hace un pelín indigesto, así como ciertas explicaciones musicales previas a una gran escena, para asegurarse de que nadie se pierda el "conceto".

En resumen, ni una gran y revolucionaria obra maestra, ni una caca de la vaca. Una película brillante, con algunas cosillas que seguro que pasan desapercibidas en la versión de cinco horas sin descansado pa ir al baño.
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21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
¡Pelma el tío!
¡Pelmazo el Lars von Trier!
Y con una insolencia, una pedantería y un snobismo que parece que te mira por encima del hombro: ¡Toma obra maestra, espectador cateto, burgués pacato, que seguro que no eres lo bastante culto como para apreciar mis chorradas intelectualoides divagando desde Fibonacci hasta Edgar Allan Poe (¿Qué tendrá que ver el culo con las témporas? - me pregunto yo -), que lo mío es muy fuerte (¡Salen hasta pollas en varios planos!) pero muy intectual, oye.
Y al final, el listillo del Lars nos dice que el ingrediente que realmente la da "chispa" al sexo es el amor. ¡Pero si eso ya nos lo decían hasta los curas en el cole para "dignificar" el sexo y no ser unos chicos malos que follan o se masturban por vicio!
En fin...¿No será que con las pelis de Lars von Trier nos pasa como con el traje invisible del emperador?
Y ¿a esperar la segunda parte? Yo no
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25 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
No eres mala, eres tonta
Provoca que algo queda. O no. Quizás solo un solar, enorme y desolado, excéntrico y estéril.
Más o menos lo de siempre (en von Trier): mujer joven de comportamiento extremo (a ser posible sexual) se ve envuelta en una historia épico-patética que sirve de ¿metáfora? o ¿reflexión?
Se trata de molestar, zaherir y revolver. Si van por la derecha, tú por la izquierda. Que la moral (será la de la Conferencia Episcopal) premia el amor y castiga el sexo (hay que ver, que todavía chapoteemos en estos reduccionismos absurdos, y todo un intelectual), pues tú lo contrario. ¿Por qué? ¿Para qué? Eso es mucho preguntar. Porque sí. Para tocar los cojones y remover conciencias. Lo malo (o lo bueno) es que quizás ya no haya (si es que alguna vez lo hubo) nadie al que escandalizar; es muy probable que ya todos vengamos de casa lo suficientemente furiosos y desprejuiciados, abiertos y "liberados", tanto que no necesitemos que nadie nos recuerde/sermonee que todo es una farsa y el cuento no es cómo nos lo cuentan. Quizás no se haya dado cuenta de que ya no hay burgueses a los que epatar, o que si los hay seguro que no van a ver sus películas. A nosotros, los sufridos y educados (y estupendos) ciudadanos que sí que vamos, lo máximo que puede lograr es aburrirnos con sus supuestas enormidades, irritarnos con sus chocarrerías de adolescente sin terminar, llamar nuestra atención (expectante y/o cansada) para nada. No vale solo con destruir lo dado, por muy bueno y necesario que sea ese ejercicio. No es suficiente con reírse de lo obvio. No vale para nada si lo que propones a cambio es el triunfo de la idiocia, el gesto rebelde bobo, como pura pose, sin contenido ni dirección. No sirve si cambias la mentira por la estupidez; salimos perdiendo en el trueque.
Porque vamos a ver, que una niña/adolescente/joven se hinche a follar a todo morir con todo lo que se mueve, a lo que salga, porque... es ¡¡ninfómana!!, no dice mucho, no aporta, no induce, entretiene, ilumina, esclarece, sorprende, define, retrata... nada.
¿Pero dónde está la verdadera reflexión, la raíz de las cosas, la investigación sobre el contexto, la profundidad de la mirada, la creación de personajes con sustancia, de situaciones con miga... ? ¿Y la relación del sexo con lo demás, con todo lo demás, no como algo abstracto y rimbombante sino como un hecho cotidiano o banal, influido por los mil diversos factores que conforman lo que llamamos vida?
Bueno, seamos justos, sí que se dicen o insinúan algunas cuestiones:
- Samaritana: a todos les dice que son grandes folladores y provocadores de orgasmos. Es sabido que a este irregular director (alterna grandes aciertos con chapuzas como la que nos ocupa) le atrae especialmente el martirologio cristiano; el padecimiento y el sacrifico; mezclar lo sagrado con lo profano; descensos a los abismos de la moral, degradaciones intensas relacionadas con generosidades ilimitadas y conductas arrabaleras. Masoquismo tortuoso y retorcido. Me mato a polvos para salvar el mundo. Coyunda estrambótica (y pueril) de símbolos (mea máxima vulva). Humor feroz y solemnidad disparatada. "Rompiendo las olas" es otro caso de similar contenido.
- Psicoanalítica (para variar): padre calzonazos y sensible más "cabrona fría" crean niña triste, solitaria y compulsiva/obsesivamente necesitada de afecto/sexo.
- Metafísica (¡gran originalidad!): reacción desesperada ante el dolor y el miedo a la muerte (lubrica ante un cadáver). Rebelión apasionada ante el sinsentido; aturdimiento sensual que apague la angustia. Atracarse de sexo para no sentir nada, ya que sentir equivale a crisis y rabia.
Se salva en ciertos momentos, cuando aparece el humor; si solo hubiera sido eso, sarcasmo, parodia y crítica,otro gallo nos hubiera cantado emocionado; si eso se hace bien vale la pena; pero lo que no tiene sentido es apuntarlo y olvidarlo para acabar soltando una charla cutre-didáctica que une solemnidad delirante con anécdotas zafias. Pero se agradece la libertad creativa, aunque sea para utilizar metáforas o muy pedestres (la pesca) o muy cogidas por los pelos (la polifonía: brillante, pero ridícula y forzada).
Gigantesco vacío repleto de contorsiones esperpénticas y mucha tontería. Collage chusco, pedante y hueco. Un cansancio y un horror.
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15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Ganas de joder la marrana
Hay que tener una paciencia entusiasta para aguantar las dos horas y media de este film. Que sí, que los actores muy bien, gracias. Y la fotografía soberbia, oigan. Pero ya está. Todo lo demás es hartazgo en un metraje que lo que vende es la erótica del sexo en una sala de cine. Poco más.
El ritmo es cansino, lento, ralentizado hasta el agotamiento por unos discursos faltos de decoro (entiéndase este decoro como el mal uso del lenguaje a la condición social de los personajes, que del otro tipo de decoro ni se le busca ni se le espera): una protagonista infeliz, ignorante, poco estudiada que lo más que ha leído en sus ratos libres entre polvo y polvo son libros de flores, que no sabe ni quién es E.A.Poe, mantiene una batalla dialéctica de elevado registro cultural, metafísico-filosófico, con un anciano judío, de la cual el espectador a ratos o no se entera de lo que dicen o se lleva las manos a la cabeza ante la aberrante falta de sentido común en las comparaciones de la ninfomanía con la pesca, la numerología de no-sé-quién o las orquestas de no-sé-cuánto.

Y luego, pues qué sé yo. La música, por ejemplo: Lars Von Trier coge un poquito de Eyes Wide Shut y otro poquito de Lost Highway y planta canciones de Rammstein o el vals de Dimitri Shostakovich y los pone por ahí, en el medio, para estorbar, sin mayor función que la de citar a otros clásicos como Kubrick y Lynch o para animar al espectador y sacudirle el sopor del posmodernismo. Pero como pasa con la música, pasa con las historias contenidas en este continente vaginal, que todas tienen buen aspecto pero carecen de esencia, intención y propósito. O a lo mejor se entenderá todo en la última media hora del segundo volumen de esta antología del coñazo (literal). Pero por lo de pronto, la idealización de las situaciones y las circunstancias de este film es como ver fantasmas donde no los hay.
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20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Los hypsters ya tienen película
Soy injustamente generoso con este 4 que le doy a esta cosa. ¿Por qué? Porque dentro del desastre, hay un buen cineasta. Me hace gracia una cosa. Esta película define al hypster tan bien como en su momento Quadrophenia (mucho más brillante) con los mods.

Los hypster son esa horda barbuda y gafapastil que van en bicicleta, comen y beben en lugares molones pero que no les gusten a muchos y que hablan de películas y libros molones, a ser posible que no le gusten a nadie. Pseudo intelectuales de barrio, normalmente bastante incultos, comedores de mierda siempre que vengan en frascos chulos. Hypters del mundo, mejor ser culto que pretender serlo. Descubrimiento asombroso: la barba y las gafas de pasta no le hacen a uno lector, el café en un sitio chulo, no le hace a uno sibarita, la comida fusión no le hace a uno experto gastronómico, y aquí en el caso que nos ocupa, las películas de Lars von Trier como ésta, sólo le hacen a uno más estúpido de lo que ya es.

¿Por qué apesta a hypster esta primera parte? (La segunda paso de verla. No dispongo de tanto tiempo como para tirarlo al retrete). Argumento: Chica super sexual (feíta claro, que si es guapa de hypster nada) es recogida en la calle por intelectual de clase media-baja de edad madura. Sin saber por qué, caen en una conversación pseudo-intelecto-filosofal ridícula en la que ella, a un puro extraño le cuenta las cosas más íntimas de su vida y el viejo, en vez de escandalizarse, las intenta explicar y relacionar con filosofía, historia y matemáticas del nivel intelectual del Código Da Vinci. ¡No me digan que esto no es Hypsterlandia!

Clama el cielo, la frialdad emocional de la protagonista, y la cara de perplejidad de Stellan Skarsgård, un buen actor, por darle un sentido creíble a las estupideces que tiene que vomitar. Para ser una película cuyo centro son los excesos sexuales de una persona, no hay emoción, no hay erotismo, no hay pasión, no hay locura, no hay nada de nada salvo hypsterismo o histeratismo, como prefieran. Por ahí en medio, aparece una Uma Thurman, que sin maquillaje cuesta reconocerla, haciendo el ridículo tanto por el papel como por la interpretación.

Y encima es tan larga que hay que cortarla en dos aunque no dé ni para hora y media. La segunda parte te la puedes meter donde te queda Lars, que no te la chupas porque no llegas.
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13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La espera ha merecido la pena
Pantallazo negro, vas oyendo un ligero sonido de agua cayendo, aparecen la imagen, unas callejuelas donde hay una mujer tirada en el suelo, ambiente silencioso en el que solo se oye la lluvia, y de repente... Rammstein a toda pastilla.
Así comienza Nymphomaniac, una de las películas que ha creado más controversia del ya de por sí controvertido director danés. Nymphomaniac ha tenido una cantidad de publicidad increíble, empezando por esos maravillosos carteles de los protagonistas con su cara de orgasmo y los pequeños vídeos que han mostrado algunas escenas, e incluso las críticas previas (y malas) que ha recibido no han hecho mas que acrecentar las ganas de verla del público... Que si es pornografía, que si no lo es, que si Lars von Trier ha ido demasiado lejos, que si no...

Mi opinión es clara respecto al tema, lo primero es que no se puede juzgar sin haberla visto, y lo segundo, si no te gusta Lars von Trier habitualmente esta película no te va a gustar. Ayer yo tuve el placer de verla en buena compañía, pues una película de estas características te la pueden fastidiar si no la ves con las personas adecuadas, es como ver una película antigua con gente a la que no le gusta el cine en blanco y negro (esta gente debería ser fulminada por un rayo) o como ver una película de Wong Kar Wai con gente que no sabe apreciar el cine oriental.

Ahora que ya he tenido horas para asimilar y digerir lo visto, diré que me ha encantado, que estoy deseando ver la segunda parte, y que me habría tragado seguidas las 5 horas y media de duración real de la película. No me pareció que fuera una película porno, y por más que haya escenas de sexo explícito, no me parece que sean como para sacarte los colores (aunque pueden darte calores en las escenas de Shia LaBeouf). Posiblemente sea la mejor película sobre pesca con mosca de la historia, ¿Como es posible? Convirtiéndola en una metáfora sexual. La película, que nos cuenta los devaneos sexuales de Joe, desde su infancia hasta su juventud (en la segunda parte, ya aparecerá Joe como adulta), tiene sus justas dosis de moralina, que se van intuyendo poco a poco. Cada uno de los capítulos del film tiene su importancia en la historia global, no son meros acontecimientos aislados en la vida de la ninfómana, y la historia tiene un hilo conductor aunque no lo aparente. Es un drama, pero también es una película cómica e intrigante, llena de metáforas y elementos simbólicos, de grandes actuaciones (Uma Thurman está espectacular en el tercer capítulo). Lo dicho, muy recomendable para mentes abiertas y amantes de Lars von Trier.

P.D.: Al comienzo de la película, aparece un cartel que nos dice que la película ha sido cortada o lo que quiera que hayan hecho, sin el consentimiento del director. Mi conclusión es que la han pasado por la censura, como si estuviéramos en la época de Franco, y nos fuesen a salir los rombos para avisarnos de que es una película para adultos. Francamente, el tema de la censura me parece una aberración, si alguien se siente ofendido por una película, que no la vaya a ver y punto, y que nos deje a los demás tranquilos.
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11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El porno como alarde cultural, musical y social
Llevaba esperando este film más de un año. Reconozco las ganas de viralizar y promulgar de Von Trier, algo poco común en un director de cine indie, aunque no especialmente en estos instantes.

Nymphomaniac es una oda a Joe y a su coño. No importará nada más. Abran sus mentes, confíen en la presunción inicial que surge nada más ver cualquier cartel o trailer: van a tener sexo por doquier. No obstante, esto no debe de ser tabú como sí lo es la propìa palabra en sí misma. Lo que hay que admirar de este film erótico, es decir, sobre el erótico relato que una ninfómana apaleada le cuenta a su salvaguarda y protector durante su recuperación, es la increíble conjunción de los capítulos ( en este volumen 5 ) sobre la trama y objetivo principal. Nymphomaniac hace una reminiscencia al arte en sí mismo. Tantos factores como los históricos, los musicales, etc.. son una clara visualización de lo que Von Trier quiere que veamos. Desde la religión, la música (gran polifonía de Bach) y el amor hasta el deseo sexual y el mismísimo Edgar Allan Poe.

Nymphomaniac tiene un agente especial: El Disgresionismo, como inauguración oficial de este subgénero cinematográfico. No obstante, existen directores que no se han cortado en utilizarlo, pero quizá no con tanto protagonismo como en este film.
El principal factor de este subgénero es " alejarse del tema principal ", lo cual no quita que se le reste importancia. Lars nos ofrece diferentes tipos de cuestiones de la vida, haciendo preciada la misma y utilizando unos paralelismos con el eje principal del film, al más puro estilo literario. Eso es lo más notable del film, junto a otras cosas.
Manuel Alberto Claro crea una esfera fotográfica increíble y equilibrada, en cuanto a composición. Junto a Von Trier, ha sabido conservar la " cámara al hombro " (uno de los pocos elementos persistentes del género que inventó junto a Vinterberg: Dogma95) con un estilo pleno.

Finalmente, les digo que he salido del cine con una visión que jamás había concebido. Un film con un montaje que otorga agilidaz y comunicación con el espectador, una historia dura y cruel. En definitva, las memorias eróticas de Joe, las cuales les llevará hasta los puntos más reconditos de sus mentes y disfrutarán con ello. Nymphomaniac es el claro ejemplo del film que llevamos tiempo buscando, algo original, culto, atrevido y sobre todo, cuidando todos los pequeños detalles.

Digamos pues, que lo volvió a hacer. Volvió a cautivar con un film tan expléndido.
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12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
"Siempre le he pedido más a la puesta de sol, colores más espectaculares cuando el sol toca el horizonte. Quizá ése sea mi único pecado."
Resulta infructuoso tratar de valorar este primer volumen de Nymphomaniac como una película independiente de la segunda parte que está por venir. Pese a la aprobación de Lars von Trier en cuanto a la división y a, digámoslo claro, la censura (porque aún existe, por alucinante que sea si te paras a pensarlo), Nymphomaniac no tiene nunca vocación autoconclusiva, necesita de lo que está por venir para ser el todo, como así atestigua su aplastante fundido a negro final.

Dicho esto, y con la expectación creada de cara a este nuevo proyecto de von Trier, Nymphomaniac me parece una película superlativa, en estilo, tesis, contenido e interpretaciones (de sus temas, de sus actores). Muchos esperaban el filme por el morbo creado en cuanto a su contenido sexual, y Nymphomaniac nunca se ve ensombrecida por ese valor (el morbo) que nada tiene que ver con la película: el sexo, todos los coitos de la película, significan algo, cuentan algo más del devenir vital de esta mujer, de su evolución e involución humana. Además, están rodados, cada uno, conforme a esos significados, conforme a la diferencia que crea o destruye en la protagonista.

Pero aparte de eso, Nymphomaniac no sólo es una película insólita y valiente, también demuestra una exquisita sensibilidad hacia lo femenino, una comprensión total por parte de su director en cuanto al recorrido vital de la mujer, sea ninfómana o no, que por otra parte, ya había demostrado en muchas de sus obras (Dogville, Melancolía, Rompiendo las Olas…).

Como se trata de Lars von Trier, no todo puede quedar en la narrativa. Se le puede acusar de pretencioso si se quiere, pero sus tesis metafísicas, humanísticas, nihilistas, religiosas, y la forma en la que aquí las engarza con las pulsiones sexuales es magistral. El valor del personaje de un excelente Stellan Skarsgård está aquí, en ser el antagonista dialéctico de una mujer a la que vamos conociendo poco a poco, apoyada por la sutil y misteriosa interpretación de Charlotte Gainsbourg.

Y con una cadencia constante de viaje en tren, recorremos el interior de ella, desde una infancia y adolescencia inicial (representada en una sobrenatural Stacy Martin), hasta su primer amor (Shia LaBeouf, ya lejos de su anterior carrera, espléndido), la relación con su padre (nunca Christian Slater ha estado también; su secuencia en el hospital es de una belleza abrumadora), y con todos los amantes, y daños colaterales que encuentra (destaco en especial la secuencia con una fascinante Uma Thurman, repleta de dolor pero con un sentido del humor insólito).

Y apoyado además de en un discurso del que van apareciendo distintas capas y lecturas desde lo que es el sexo para la mujer hasta la esencia misma de su personalidad, von Trier compone secuencias magistrales (las mencionadas del hospital y con Thurman, aquella que tiene lugar en el tren, el maravilloso montaje sobre tres de los amantes de la protagonista en paralelo, con sus alegorías poéticas…), sabe ser moral sin ser moralista, y trascendente sin ser plomizo. Su poética, en este caso, es estilizada y espiritual, mucho menos directa y gráfica (irónicamente) que en otras cintas suyas; y esa demoledora frase y fundido final, deja a el espectador impaciente por conocer más del recorrido vital de esta mujer, de su carne, de su espíritu, y de su esencia como ser humano.
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11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Inverosimilitud
Me acerqué a la película sin grandes expectativas, sin ser una fan acérrima de Lars von Trier, y para mi sorpresa me encontré con un esfuerzo demasiado forzado por unir muchas cosas que por sí solas no encajaría, al menos no con naturalidad, porque le queda divino el intento de encajar el sexo obsesivo con la intelectualidad, pero si somos honestos una cosa con otra no va bien. Luego nos encontramos con un personaje que tiene muchas historias -sorpresivamente toda relacionadas con sexo, porque según la película una ninfómana no tiene más en su vida que su misma adicción al sexo- que resulta siendo totalmente inverosímil, dudo que exista una persona así aparte de en la cabeza de Lars von Trier, y evidentemente en la actuación de Charlotte Gainsbourg. Los diálogos llegan a ser tan planeados que llegan a la linde del aburrimiento, el papel del hombre intelectual que en su vida ha tocado a una mujer, y la mujer adicta al sexo que no le importa el mundo, no, casi no suenan a cliché los personajes ¡no me lo veía venir! pero habrá que admitirle la jugada de unirlos en un mismo escenario a lo largo de la historia.

Mi molestia particular con la película es la verosimilitud en casi todo, desde sus personajes hasta los mismos diálogos. Es como si estuviera tan planificado que uno siente el esfuerzo forzado de Lars von Trier por lograr algo que al final no llega a ningún lado. No hay historia, hay una mujer sin esencia (como personaje) contando todas sus historias para al final sentirse completamente miserable en contradicción con su insensibilidad por el mundo y los demás. El intento forzado de unir lo intelectual con el sexo, se queda en lo más básico de cada uno.
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9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Lugares comunes, desidia, falta de ideas y un enorme insulto a la inteligencia y al sentido estético de todos nosotros
Esta película es la única de Lars von Trier que representó para mí una decepción de proporciones. Quizás debido a que mis ansias eran demasiado grandes; las expectativas que puse en la última parte de la “Trilogía de la Depresión” (como el mismo Lars von Trier describe a la seguidilla de “Antichrist”, “Melancholia” y “Nymp()maniac”), alimentadas con teasers, avances, carteles, blogs y un sinfin de cookies que despertaban más y más mis ganas de que la maldita película se estrenara de una maldita vez, se vieron reducidas a un (¡cuidado, chistonto!) triste polvo cuando los casi 3GB aterrizaron en mi disco rígido.

Comenzando por el título, que anunciando otra película podría haber sido brillante; pero siendo el producto final tan pretencioso, sólo logra remarcar lo misógino del concepto de la ninfomanía (y soy muy cuidadoso al no afirmar que ésta sea una película misógina) y continuando por un sinfín de recursos gastados y faltos de ingenio, esta película se me antoja más como la mala copia del boceto de una idea de Lars von Trier que como la conclusión de un proyecto de más de seis años.

El libro se puede resumir con una simpleza casi imperdonable: “Una mujer que tiene muchos compañeros sexuales —en búsqueda de un placer que es incapaz de sentir—, le cuenta la cronología de su adicción por el sexo a un desconocido (intelectual, cincuentón, asexual y virgen)”. ¿Están pensando en todos los lugares comunes que están implícitos en esa pequeña línea argumental? Están pensando bien.

La mediocridad de la cinta continúa con el abuso de ciertos recursos que (a mí: un neófito que no entiende nada de nada y mucho menos algo de cine) me dieron vergüenza ajena, como por ejemplo, el intercalado (forzado, forzadísimo) del relato de promiscuidad de la protagonista con comentarios e imágenes… de pesca (sí: la película hace una parábola grosera de las conquistas sexuales de la protagonista con… ¡la pesca! ¡Así de berreta es!) o el uso de música de Rammstein como basura efectista, digo: “contraste entre la parsimonía formal del relato y la violencia de su contenido”. Que por otra parte no es tal, dejémosnos de joder, al fin y al cabo lo que vemos son algunos penes flácidos, otros erectos, agunas vulvas y gente gimiendo y poniendo caras al penetrar a —o ser penetrada por— otra gente. ¡Porelamordedios! Más escandalizante es el éxito de Ricardo Arjona, y yo no veo a nadie poniendo el grito en el cielo cada vez que el tipo saca un disco.

¿Y por qué dos partes? Las dos partes existen única y exclusivamente porque Lars no se tomó el tiempo de editar mejor: las casi cuatro horas durante las que se extienden —interminables— las dos aburridísimas mitades de este bodrio insufrible podrían haber sido reducidas a dos, sin que el filme perdiera absolutamente nada, ni en lo argumental ni en lo estético. Esto no es el señor de los anillos.

El personaje de Seligman, el intelectual asexuado y cincuentón que hace las veces de interlocutor de Joe, aparece totalmente forzado y pretencioso, con intervenciones permentes para academizar el relato, trazando paralelos con la historia universal de la humanidad con comentarios del tipo “¡Claro! Cuando Dante llegó a las puertas del infierno leyó un cartel que rezaba “Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza”, por eso no es raro que te sintieras desesperanzada después del sexo…”. Las sandeces sinsentido de ese calibre son, sin duda, lo más molesto de la película; cada tres minutos tiene uno que controlarse para no apagar el televisor al verse insultado de semejante forma.

El director danés, en definitiva, esta vez eligió insultar a su público de forma grosera durante casi cuatro horas en lugar de hacer una película. No por mostrar escenas de sexo explícito (que de transgresoras tienen poco menos que nada; de hecho, en cualquiera de las otras películas de esta lista hay más sexo que aquí, siendo esta la más explícita de todas), sino por creer que con un refrito de lo que sabe que “su” público le comprará de buena gana y sin mayores cuestionamientos puede suplantar la elaboración de una idea original (“original” en el sentido de interesante, no le estoy pidiendo que reinvente la rueda); por repetir viejas recetas pero vestirlas de una especie de superioridad intelectual que debe ser explicada permanente y pretenciosamente, ¡no vaya a darse el caso de que algún espectador se quede sin entender la grandeza de sus ideas y lo profundo de su acervo cultural!

En resumen, esta película es la bazofia de un director que, como el Dios de los Simpsons, ya es “muy viejo y muy rico para hacer esto”, si por “esto” entendemos embarcarse en el trabajo que da hacer buen cine. Una pena.

http://www.jupixweb.com.ar/2014/05/03/el-sexo-la-soledad-el-placer-la-angustia-y-la-muerte-y-el-sexo/
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10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Fibonacci, Bach, el metesaca y la caducifolidad de los fresnos
El más díscolo y polémico de los cineastas daneses de la actualidad relaciona en esta nueva película suya (dividida en dos partes por obra y "gracia" de la distribución), la ninfomanía de su protagonista con nada más y nada menos que la pesca con mosca, la proporción áurea, la sucesión numérica de Fibonacci, la música de Bach, la caducifolidad de los fresnos y el número 14. Tócate el ()

Pues esta vez no. A mí no me la da esta vez LVT, más lleno si cabe de sus habituales ínfulas de autoría (aunque a veces le salen bien y hasta molan). "Nymphomaniac", en esta su primera parte al menos, es un más bien aburrido catálogo de experiencias sexuales de la protagonista, sin demasiado interés la mayoría de capítulos y tan pretenciosa como siempre en su filmografía, aunque esta vez sin convencer ni interesar apenas, salvo algunos detalles aislados, porque en su cine siempre son rescatables ciertas ideas.

La estructura elegida, a modo de relato contado a un tercero, me parece bastante impostada tal como se presenta, y las moderneces visuales de LVT me producen en más de una ocasión una incómoda sensación cercana a la tomadura de pelo. Además, también decepcionan las secuencias sexuales, ya que se podía presumir en este proyecto que fueran más explícitas y arriesgadas, y nos quedamos muy a medias. Que aprenda de Kechiche a filmar el sexo.

Nota: 4,5

PD: Me ha hecho gracia que Von Trier haya querido incluir una especie de justificación a su sonada rueda de prensa en Cannes, y que lo haga con cierto tono de puyita a los que se desagarraron las vestiduras por aquello, que no era otra cosa que una provocación más de las suyas.
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14 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
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