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13 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
Urgente reivindicación
Uno de los mas más lúcidos retratos urbanos femeninos que ha dado el cine en toda su historia. Película muy amarga, dura y nada complaciente, cuenta además con una soberbia interpretación de Diane Keaton y supone una de las más altas cimas del cine americano de su época..
Su reivindicación es urgente para situarla en el lugar de honor que le corresponde. En pocas ocasiones ha sido mostrado con tanta lucidez las contradicciones del mundo socialmente hipócrita en el que se desarrolla la acción, los males endémicos de la sociedad occidental y la lucha de las mujeres por conseguir su total emancipación.
De visión obligada para todos los amantes del cine, pese a su demoledoras conclusiones y nada compaciente desarrollo, resulta paradójico que a esta magistral obra haya quien pudiera llegar a catalogarla de reaccionaria y conservadora.
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51 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Sexo sin amor (Revolucíon Sexual)
Libertad sexual, libertad al fin y al cabo.
Esplendida película donde una joven mujer camina por los caminos del exceso. En una época de transición donde la mujer lucha por ser algo más. Una época donde los hombres ya no jueguen con ellas sino todo lo contrario. Aunque a nadie le gusta que jueguen con él... Mujeres capaces de llevar la doble vida, pues las personas con gran corazon son tambien fuego por dentro y a veces necesitan explotar, pues el placer de la carne es universal.
La perdida de la inocencia en busca de la libertat, aunque hacer lo que a uno le de la gana tiene limites sobretodo en un mundo lleno de personajes que rozan la locura y donde los sentimientos no es más que papel mojado.
Película que calificaría de erótica y con escenas muy duras. Asombrosa Diane Keaton, imposible hacerlo mejor y destacar a un desconocido Richard Gere tan sobreactuado como fenomenal. Un gran guión y sobretodo una INCREIBLE Fotografía. Un consejo y casi una obligación: hay que ver la última media hora totalmente a oscuras, pues la última escena os dejará helados, dudo que la olvideis. No tengo palabras.

PD: No comprendo como ha podido pasar desapercibida está pelicula.
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28 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Vivir Sin Aliento.
Grata sorpresa.
Esta es una película enferma, muy de su tiempo, los 70, pero que aún arrastra muchos de los tics revolucionarios de finales de los 60, y esto es lo peor de la función, cierto aire trasnochado en la realización. Pero a mi juicio es un mal menor, por que esta es una película enferma, que asume parte de esos tics pero que también baila sobre su tumba. De ritmo y montaje frenéticos, solapando escenas con absoluto frenesí, quizás demasiado abrupta y embarulladamente, de diálogos rápidos y punzantes. La cocaína aparece esporádicamente pero en realidad es una película rebozada en cocaína, de personajes dislocados y vidas rotas y disolutas, perfecto reflejo de aquella época, con la música disco reinante como BSO constante. Gran trabajo el de Brooks, que contaba por entonces con 65 veranos, retratando y adaptando su característica desesperación a esa época y a la locura de entonces. Y luego está Diane Keaton, en el papel más radical y libertino de su carrera, dando el do de pecho el mismo año que también protagonizó Annie Hall, cuya caída en los abismos de la noche, la droga y la lujuria es francamente refrescante. También da tumbos por aquí Richard Gere en su primer papel de calado, desprendiendo ese indudable carisma y ese desparpajo desbocado que tan buenos resultados le dio en Oficial Y Caballero o Vivir Sin Aliento, antes de que empezara a tirar su carrera por el desagüe. Y luego está Tom Berenger, debutando en los últimos diez minutos de la función, diez minutos crudos, enfermizos y de pegada inolvidable.
En definitiva, una película con ciertos lastres pero memorable.
Y enferma, deliciosamente enferma.
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23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Buscando un polvo a medianoche
No entiendo la razón de que esta película sea considerada un icono del feminismo o de la liberación sexual de la mujer. Yo la equipararía con "La tormenta de hielo", que habla también de la liberación sexual, pero no la defiende. Simplemente es una buena radiografía.

En la película de Ang Lee se retrata eso en el entorno familiar. Aquí en la de una joven soltera recién licenciada. Eso sí, es más profética porque está hecha en los mismos 70. Pero sirve para épocas posteriores. ¿O acaso no sigue habiendo muchas mujeres que por algún trauma amoroso no se siguen refugiando en el sexo por el sexo? A patadas. ¿Qué se pinta a los hombres como unos enfermos? Bueno, en la barra de un bar no hay machotes que sean el colmo del equilibrio precisamente.

Es una historia de soledades y desesperanzas. Diane Keaton ganó ese año el Oscar, pero por "Annie Hall". En "Looking for Mr. Goodbar" está mil veces mejor, en tal vez el mejor papel de su carrera. Esa profesora de niños sordomudos cándida de día y guarrilla de noche es de los que dejan huella.
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20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Nostalgia
Vi esta película por primera vez cuando tenía 18 años. Era la típica película que nos encantaba a los progresistas de entonces. Diane Keaton era el amor platónico de muchos de nosotros. Vista ahora, Buscando al Sr. Goodbar es el embrión de diversas películas realizadas después de marcado contenido feminista. Los hombres son malos, malísimos. En esta película están representados todos los clichés negativos del feminismo de género sobre los hombres: mujeriegos, celosos, posesivos, patriarcales…confabulados para impedir el desarrollo del alma femenina de manera, como no, violenta. En su día me pareció muy buena. Hoy, consciente de su maniqueísmo y de los tics revolucionarios trasnochados que muestra, me parece simplemente interesante. Verla de nuevo me ha llevado a la nostalgia en la que nos creíamos con fervor las historias y cuentos progresistas. La recomiendo, no obstante, para los que sientan curiosidad por aquella época, que muchos vivimos con intensidad.
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17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Looking For Mr. Goodbar (Richard Brooks, 1977)
Ayer vi este "Looking For Mr. Goodbar", de Richard Brooks, una película que debió suponer una gran desafío para un director de 65 años, perteneciente a generaciones anteriores a la de Paul Schrader, Cimino o Martin Scorsese, por lo que de riesgo y provocación supone grabar un film nada complaciente y, desde luego, lejos de los cánones de la industria; chapeau para él.

Paso al spoiler porque me resulta imposible no referirme al argumento para el análisis de la película.
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7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Interesante y a la vez desaprovechada.
Supongo que para la época es incluso transgresora. Vista hoy en día. Una de acción muy superficial. Una más. Hasta estrambótica, por como está contada. La historia se dispersa conforme avanza. Después de leer las pocas críticas que tiene, pensaba que iba a ir por otro lado. Quizá sea un producto de finales de los 70' magnífico. O yo estoy trasnochado y caduco. Diane Keaton, que es de lo mejor del filme, cuando la filmó contaba 31 o 32 años. Y pretenden que pase por 20 añera. Los personajes están superficialmente dibujados, desde el macarrilla de R. Gere. Qué está mal como de costumbre. Hasta el gay frustado, de Tom Berenger. O la hermana de La protagonista, Tuesday Weld. Rodada como con prisas y sin profundizar en nada. Creo que desaprovecha la psicología de los personajes y el contexto social, por dotarla de acción, acción y que pasen cosas. Rápidas y algunas con ningún sentido. El personaje del padre, es de lo más desaprovechado y grotesco por lo maniqueo de sus apariciones. Cae con frecuencia en blanco o negro en los personajes. No hay grises. La fotografía no ayuda. Sobre todo en las secuencias finales. iluminadas con linternas les hubiera quedado hasta mejor.
La forma de contar la historia me aburre, va jugando con el melodramatismo fácil. Es decir la exageración de las situaciones y conjuga escenas de violencia gratuita con sueños y miedo de la protagonista. Lo mejor. Diane Keaton. Lo peor, como fuerza las escenas y la falsa progresión dramática. Al ver que era de R. Brooks. Destacado guionista y director de películas como " Muerde la bala", "A sangre fría", " La gata sobre el tejado de zinc" "Los profesionales". Entre otras. La rodó con unos 65 años y leyendo los comentarios me formé una idea distinta. Para mí desaprovechada. Aunque interesante. Podría haber firmado una obra maestra. Con esos mimbres y se limita a algo confuso por momentos, anodino y como alguien comenta por aquí, si la ves con 20 años hace 30. Pues flipas. Hoy me parece deslavazada por mal contada, con prisas y añadidos que de nada contribuyen para profundizar en la historia. Más que para precipitarse en un final atolondrado, provocado. Incluso moralizante.
Seguiré en el spoiler: Lamentablemente, la vi doblada y que chapuza de doblaje. No cometan mi mismo error.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Buscando aquellas flores que supimos conseguir
Buscando al Sr. Goodbar es una obra de importancia capital.

Se ha hablado de esta película como una sórdida incursión en lo que fueron las facetas más tristes de la contracultura, una radiografía descarnada de aquellas tendencias revolucionarias que signaron un camino nuevo y que catapultaron a la conciencia colectiva hacia un nuevo horizonte que nunca llegó a amanecer.

Es una película sobre la guerra que perdimos:

Las décadas del 60 y 70 fueron momentos críticos, que marcaron hitos sociales y culturales sin precedentes en la historia occidental. Fue el momento del estallido y el cambio. Las empalizadas del sistema saltaron en pedazos y las astillas laceraron los ojos ortodoxos y pusilánimes. El telón de los Estados se hizo a un lado y las bambalinas quedaron al desnudo revelando la evidencia, antes apenas intuida. La mirada audaz atisbó el engaño pergeñado, oculto tras un velo transparente, apenas hilvanado; las políticas paternalistas dejaron de ser útiles porque su pueblo-niño ya no vestía la ignorancia ni la deshonra. Todo o casi todo, salió a la luz, y fue esa luz fulgurante de la lucidez la que derritió la escarcha de los fríos valores enquistados.

La generación moderna se dio cuenta que la tierra prometida por sus padres era un valle estéril donde ya nada podía sembrarse, y decidió despertar. Abrió bien los ojos a la injusticia, y desempolvo las motas de pasividad de sus vestiduras para caminar con mayor soltura…
generación beat
contracultura
Morrison
mayo francés
revolución sexual
Joplin
liberación femenina
Vietnam
Hendrix
Lennon…
Esta lista interminable, que nunca va a ser exhaustiva, y los miles de anónimos que también la nutrieron, fue lo que permitió el intento y la posibilidad.

Pero perdimos una guerra visible, una guerra cruel, donde se polarizaron las partes y donde muchas veces combatimos contra nosotros mismos. La actitud contestataria fue una estocada eficaz, que desestabilizó los cimientos del status quo y la conformidad de los poderosos, pero también nos sumió en una contienda inmadura donde nos rebelamos para llamar la atención, actitud que encubrió nuestra secreta necesidad infantil de sentirnos reconocidos, por esos, a los que paradójicamente combatíamos. Esto nos paralizó y nos endureció, se fragmentó eso que siempre creímos iba a ser homogéneo, se eligió el exceso como forma, y la desintegración fue una cualidad distintiva de la época (la desintegración social, ideológica, filosófica, política, partidista). La contienda no pudo poner fin al desacuerdo: el orden soñado nunca llegó y la esperanza se extinguió junto con el último rayo de luz del día. La conciencia ensanchó sus horizontes, pero termino siendo constreñida por la violencia, la uniformidad y el desencanto.

Eso es Buscando al Sr. Goodbar.

Un doloroso recuerdo y un grito sordo en la oscuridad.
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6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
"-¿Qué efecto te hace [la cocaína]? -Hace que América te parezca un lugar maravilloso."
La introducción, toda la parte previa a la emanicipación de la protagonista a mi parecer está planteado de una forma dispersa. Si lo que interesaba era narrar la relación con el profesor o la presión ejercida por el padre, la película no logra centrar la atención sobre esos dos aspectos porque la narración de ese tramo incluye otros episodios que no despiertan mucho interés.

En general toda la película adolece de una cierta falta de ritmo, hay algunos diálogos sarcásticos que corren a cargo de Richard Gere y Diane Keaton (como cuando dice que el cuadro en blanco y negro de una mujer exageradamente demacrada que hay en su piso es ella cuando no tiene drogas), pero por lo demás el transcurso es bastante anodino y repetitivo, incluso a pesar de haber escenas interesantes,
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3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Terry by night
Es éste un film importante, de los grandes sin duda. Lo cuento entre lo mejor de todo lo que he visto. La factura técnica, lo estrictamente cinematográfico revela la mano de uno de esos directores que ya no se repetirán. También me ha impresionado de Richard Brooks su Elmer Gantry.

Goodbar arranca de manera notable, se impone desde el primer instante, introduciéndonos con una galería fotográfica y un entramado musical que establecen su ambiente y marcan su tempo, un ritmo que no decaerá un momento en los 135 minutos de la película. Sus imágenes, su banda sonora, lo tornan hipnótico, atrapante. Y no menos su compleja historia, basada en la novela de Judith Rossner sobre un caso real. La protagonista en la pantalla se llama Theresa Dunn, y es asumida por una grandiosa Diane Keaton en lo que es tal vez la más lograda de sus performances (y, para algunos y con razón, motivo por sí solo suficiente para justificar el visionado del film). Brooks guioniza basado en la novela, pero creo que le imprime al relato su sabor particular y personal. Comoquiera que sea, afrontaremos una historia compleja y no exenta de lecturas diversas y de controversia. Su centro es la familia. Theresa vive en el hogar paterno, en el seno de una familia católica y es una de tres hermanas junto con Katherine y Brigit. El cuadro que Brooks nos pinta de la familia no es precisamente halagüeño, y entendemos rápidamente que Theresa no se sienta feliz y a gusto en ese ambiente opresivo, ruidoso, a veces brutal y con secretos non santos escondidos bajo la alfombra. Ella y su hermana Katherine observan conductas liberales, pero mientras que Katherine es la consentida y se hacen ojos ciegos a sus transgresiones, Theresa es objeto de asedio y amargas y permanentes reconvenciones. Esto precisamente la determina, una vez que termina sus estudios y es capaz de trabajar, a independizarse, a abandonar la casa y establecerse de manera independiente: "En su lugar, con su dinero y sus propias reglas".
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La difícil liberación en una sociedad de mentalidad sorda, muda y paralítica
No recuerdo obra, como la magistral Buscando al Sr. Goodbar (Looking for Mr. Goodbar, 1977), de Richard Brooks, adaptación de la novela de Judith Rossner publicada dos años antes, que refleje con tal agudeza la deriva y fuga emocional de los matadolores (como se califica en la propia obra), esa arrolladora inmersión en la embriaguez vital que es, por un lado, precipitación de caballo desbocado (fruto de la decepción o del desajuste con un modo, o una rutina y plantilla, de vida que se siente como restricción e imposición) y, por otro, anhelo de plenitud, que es resistente impulso de acción para quebrar los límites (sobre todo los que son impuestos), el placer revitalizador de transgredir, la ruptura, que es grito, con un hábito de vida corriente que se siente anodino e insuficiente, el látigo vivificador, aunque linde con los abismos, de la noche para despertar del aturdimiento y entumecimiento de la vida diurna (la costra de la costumbre, inercial). Añádase otro aspecto fundamental en la ecuación, como el hecho que la protagonista, Theresa (Diane Keaton), fuera mujer. En una de las secuencias iniciales, en un documento televisivo previo a las campanadas de nuevo año de 1974, sobre unas manifestaciones de 1970, se señala que ha sido la década de las mujeres, de los movimientos de liberación femenina (y su reclamación de un salario equitativo así como las mismas oportunidades de acceso al mundo laboral, el derecho al aborto y la libertad sexual). Theresa encarna el prototipo de mujer liberada. La mujer que no quiere ajustarse a un guion de distribución de roles que se define por el constreñimiento. Theresa es un relevo, o una continuadora generacional, de la insatisfecha Mary (Jean Simmons) de la también fabulosa Con los cerrados (1969), de título original The happy ending (el final feliz), que comenzaba con la ruptura de lo que había sido un sueño falaz, un matrimonio que no se correspondía con la resolución de los cuentos de hadas, el final feliz de <<se casaron y vivieron felices para siempre>> (ya que ella más bien se convirtió en un mueble cual satélite suplementario de la vida de su marido: la madre no entiende que quiera abandonar a su marido cuando no hay nada reprobable e incluso subsiste en cierta medida el amor). Mary se rebela a esa vida aparcada y programada, y se lanza sin red a su independencia, esto es, a la vida que ella quiere elegir, enfrentándose en el camino a los (hombres) que siguen ofreciéndole otras ventas de sueños. Theresa es presentada como alguien más que viaja en un transporte público (y que es empujada por alguien que lee la revista pornográfica Hustle, con todo lo que representa, y que es incapaz de pedir perdón).Tanto una como otra no quieren plegarse a otras voluntades, ni a plantillas establecidas. Quieren ser dueñas de su propia vida, tomar sus propias elecciones.

La primera colisión sentimental con un hombre es condicionante fundamental, ya que la decepción determinará sus decisiones y elecciones. Martin (Alan Fenstein), su profesor, es un cínico depredador sexual que no tiene reparos en reconocerle, tras que ella le pregunte por qué no hablan tras disfrutar del sexo, que no soporta a las mujeres después de follárselas. Su primera relación es un rápido coito que la deja perpleja por su brevedad, y por la desconsideración con respecto a su satisfacción, como quien ejecuta un trámite e inmediatamente pasa a otra tarea. La perplejidad de Theresa se torna dependencia, y su insistencia, que linda con la súplica, se estrella con la indiferencia expeditiva de su profesor. La primera reacción de ella, por ser alguien sin doblez, no es advertir la mezquindad de él sino pensar que reside en ella la causa (culpa) de que la relación no funcione. Theresa aún es una chica con ilusiones, por lo tanto aún no reacciona contra lo que, después, ya asumirá que es recurrencia en la conducta humana, y en particular, en la masculina. Hasta entonces su reacción, aun moderada, era contra la actitud de Mr Dunn (Richard Kiel), su padre, y sus valores religiosos y de masculinidad dominante (de algún modo, como otro modelo de actitud intelectual, Martin representaba su supuesta oposición que se revelará igual de falaz). En los magníficos títulos de créditos, una serie de fotos fijas de ambiente nocturno, destaca una imagen en movimiento, la del rostro de su padre ( de hecho, son los ojos que se mueven, en un contrapicado de su rostro). El representante de la figura autoritaria, su padre, Mr Dunn, no duda hasta en despreciarla al denigrar su físico en comparación con su hermana, Katharine (Tuesday Weld). Los hombres que rodean la vida de Theresa son unos auténticos necios que quieren imponer su criterio, e intentan sojuzgarla, emborronarla, anularla, utilizarla. No soportan que contraríe su voluntad, que les rechace, que pueda prescindir de ellos, que no les corresponda en sus sentimientos, que no quiera estar disponible cuando ellos quieran.

Hay una mordacidad e irreverencia que convive con un jubiloso sentido vital, manifiesto en esas fugas imaginarias de Theresa, flashforwards que son reflejo de sus anhelos, como cuando se imagina disfrutando del sexo con su profesor o incluso el entierro de su padre. Ejemplar, en ese sentido de desapego vital (el desapego es liberación, escribió Cioran), es también el montaje secuencial mediante el que narra la absurda cadena de hechos desde que un cliente le deja dinero, tras realizar el acto sexual con ella (aunque más bien con la pantalla del televisor, ya que en todo momento miraba una película pornográfica), pensando que era una prostituta, dinero que después le quitará un policía tras que ella se lo cuente después de tener sexo con él, por lo que ella, ya que uno y otro, por distinto motivo, la denigraban, decide seguir el juego, cobrando dinero a otros hombres.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Sociedad demencial
Interesante historia sobre la revolución sexual femenina en los setenta, protagonizada por una excelente Diane Keaton en la cumbre de su carrera, en la que sería la última película destacable del gran Richard Brooks.

La liberación sexual de una joven profesora de niños sordomudos, le lleva a buscar su satisfacción sexual en los ambientes más turbios de la ciudad, al consumo de drogas y a relacionarse con gente pintoresca y peligrosa lo que desembocará en funestas consecuencias.

Se trata de una época en la que se tambalearon los pilares de la sociedad occidental, en la que se abandonaron los referentes morales entregándose al placer y consumo inmediato sin asumir las consecuencias de los hechos, una actitud propia de una sociedad inmadura, infantil y vacía, una sociedad desquiciada que trata de sustituir los sentimientos y las relaciones humanas por el sexo desenfrenado y el consumo de drogas.

El tipo de vida nocturna que describe la película tuvo un abrupto final pocos años después a comienzos de los ochenta con la aparición del sida.

La película supuso el debut de Richard Gere, Tom Berenger y Brian Dennehy.
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2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
"Mujeres bastante perdidas"
"Dones bastant perdudes", es el ciclo dirigido por Isabel Coixet (no voy a decir lo que pienso de esta directora...), que están dando en la Filmoteca de Catalunya. Sólo he visto esta película, pero ya me basta para hacerme una idea... es un drama totalmente prescindible, aunque Keaton esté estelar. No la veo como un icono de la lucha feminista por la liberación de la mujer, más bien una advertencia a los excesos, todos los extremos son malos, ya que en mi opinión representa a una mujer casi enferma. Últimamente intento evitar películas excesivamente violentas o con escenas con mucha carga sexual, que rozan la pornografía, pues no hacen falta estas cosas como reclamo o para maquillar films mediocres de contenido y trama. Busco la sencillez de estilo y forma, que expresen el mensaje con decencia... el resto que pueda decir de este largometraje sería "paja", y os la voy a ahorrar.
En resumen, no me gustó, hubiera salido de la proyección, pero quería ver el esperado final...
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6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
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