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57 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
Un paseo matinal por las nubes de Manhattan
Antes que modernos saltadores de bungee jumping desafiaran las alturas, antes que Amstrong triunfara en siete tours de Francia o que Pelphs ganara no se cuantas medallas de oro en la última olimpiada, mucho antes que todos ellos juntos han existido héroes del común mucho más anónimos, existía por ejemplo Philippe Petit.

Petit un carismático saltimbanqui francés fue el autor del ‘crimen artístico del siglo’. Él es protagonista de ‘Man on wire’, el documental del director Británico James Marsh donde Petit hace un fascinante recuento de todos los detalles de ese ‘crimen sin víctimas’: caminar en una cuerda floja entre las torres gemelas del Word Trade Centre la mañana del 7 de agosto de 1974. Ese día Petit fue una aparición sobre el cielo de Manhattan, un ángel vestido de negro que durante 45 minutos hizo piruetas a 1.350 pies de altura, Esa fue su inigualable obra maestra. Petit comenzó a tramar su aventura cuando tenía 18 años, la logró cuando a los 24. Es esta determinación y fe en si mismo algunas de las virtudes con que están moldeados los hombres que cambian el mundo, es quizás por esto que Marsh decidiera destacar esta historia.

Yo mencionaría un doble mérito del documental, primero, que esa hazaña de Petit es un excelente material para un director, una historia tejida con la fibra de que están hechos los sueños y segundo que Petit es un artista de la palabra, un maestro del verbo el nos envuelve y seduce con su tono de voz, sus estudiadas pausas en la narración, sus gestos y lenguaje corporal. Petit comienza con una promesa "Mi historia es una historia de hadas” y nos demuestra exactamente eso. Pensemos que solo alguien dueño de virtud extraordinaria con la palabra y algo de creativa locura podría convencer a cerca de 10 personas para ser su socios desinteresados en esa desquiciada idea.

El documental se estructura de dos maneras, una la narración de Petit, de su novia de entonces y de algunos de sus cómplices y por otro lado, el material de archivo y la reconstrucción dramática de los hechos, particularmente de como su equipo se infiltró en las torres gemelas. Estas secuencias aportan una sensación de estar viendo una película que mantiene una estructura narrativa muy bien cuidada en términos de lo que es un documental. Ahora, Marsh no intenta procurar ningún juicio ni preguntarse por qué Petit decidió hacer esa caminata entre la nubes de Manhattan. El sabe que esa pregunta ya le ha sido hecha como Petit lo reafirma: “Los americanos todo el tiempo me preguntaron, que por qué lo hice … no hay un porque.” Es bastante claro para el que estaba en su derecho, como reza en su manifiesto: ‘Captura el espacio, llena los vacíos, desafía las anodinas leyes de la sociedad, defínete a partir de tus acciones’.

Ahora que las torres gemelas ya no existen, la historia parece conceder la razón a Petit. El mismo sugiere, que las torres gemelas del Word Trade Centre fueron construidas para que el caminara entre ellas, no por nada más.
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104 de 111 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Historia de un gran polvo
"Man on Wire" narra la hazaña del funambulista Philippe Petit: caminar sobre un alambre entre las dos torres del ahora tristemente recordado World Trade Center. Basada en el libro del propio Petit "To reach the clouds", la película mezcla grabaciones domésticas de la época, entrevistas realizadas en la actualidad con los protagonistas y escenas rodadas por actores para mantener al espectador 93 minutos completamente enganchado a la pantalla
Una vez leídas las excelentes críticas de los otros compañeros y con ánimo de no repetirlas sólo me gustaría añadir un par de detalles que me llamaron profundamente la atención: como la personalidad mesiánica de Petit pudo congregar un grupo de seguidores tan fieles como para seguirle en semejante locura (lo cual inconscientemente me hizo pensar en el macabro asesinato de Sharon Tate, este sí un crimen en mayúsculas pero para nada artístico, cometido por Charles Manson y sus adeptos -La Familia- curiosamente casi cinco años antes -el 8 de agosto del 1969-); y como una vez realizado el "sueño" el film deja entrever que tanto la relación de pareja con su novia Annie como la amistad fraternal con su escudero Jean-Louis entraron en crisis, en términos pseudofreudianos podríamos decir que una vez consumado el coito y alcanzado el clímax, el postorgasmo les conduce indefectiblemente a la contemplación de otra realidad, la verdadera realidad.
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70 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Una lección de vida
En 1974, Philippe Petit caminó entre las Torres Gemelas. Este funambulista es la estrella de "Man on Wire", documental británico de James Marsh, formado por entrevistas y vídeos caseros filmados por Petit y sus amigos, en los cuales vemos cómo se preparaba para lograr su hazaña y sus intentos previos en lugares menos complejos. Lo que "Man on Wire" transmite, más allá de la historia del francés, es una lección de vida, una enseñanza que sirve para todo el mundo: si tienes un sueño, lánzate a por él, que nada ni nadie te lo arrebate.

Durante todo el documental vamos viendo las complicaciones que Petit y su equipo tuvieron para colarse en el WTC, subir a las torres, colocar los cables. Vemos la estrategia que idearon, la preparación física del funambulista, y asistimos a una filmación veraz en la que la superación personal es la verdadera estrella del film. Sabemos que finalmente logrará caminar entre ellas, pero el cómo llega a ello nos importa tanto como para atraparnos. Ese es uno de los principales logros de "Man on Wire", conseguir que el espectador se interese en lo que a priori es un simple "making off". Toda la película va sobre esto, olvidaos de lo que pasó después. No hay tampoco ninguna palabra sobre el 11-S, ni falta que hace. De esta forma, "Man on Wire" da lo que ofrece -la historia de Petit- y más. Y esto último es lo que cada espectador debe extraer de su visionado, guardárselo para sí y, a raíz de esto, juzgar su valor. Por mi parte, bastante alto.
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47 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Utilidad
Hubo un tiempo que unos hombres quisieron emular la Torre de Babel construyendo dos iguales.

Otros hombres llevados por la ira de su Dios lanzaron dos pájaros de fuego contra ellas, y las destruyeron.

Y los hombres miraban con horror tanto sinsentido.

Pero hubo un hombre, un poeta, que vio sentido a esas torres gemelas desde su misma génesis. Y soñó. Y fue un ángel en Notre Dame para hombres consagrados. Y siguió soñando. Y esperó. Y subió ciento diez escalas de Jacob para finalmente él sí tocar el cielo.
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54 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Bendita locura.
Esta pandilla de chiflados que lleva a cabo una empresa tan arriesgada como absurda es un reflejo de todos nosotros. La vida la disfrutan los soñadores, los cambios los provocan los soñadores, la vida sin sueños no es vida.
Uno podría quedarse en la superficie de este documental: La crónica de una gamberrada y no ir mas allá, pero si uno rasca un poco encontrará poesía, belleza, afán de superación, tenacidad, locura, fe y amor por lo que uno hace.
Solo me queda después de verla una pregunta, quién está mas loco, el hombre del cable o los que creen en el y le ayudan a lograr su meta...
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25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Mi caminar por encima del hilo.
Discutía el otro día con un amigo el cómo reconocer una gran obra cuando la tenías delante de tus ojos. Yo defendía que sólo las grandes obras tienen esa capacidad para hacerte sentir insignificante, minúsculo. Él me daba la razón a medias, y muy poco tardé en descubrir por qué.

Phillipe Petit tampoco de daba la razón. Él pensaba que las Torres Gemelas habían sido construídas sólo para que él caminara entre ellas, que habían sido construídas para él.

Yo me he unido a su bando. Ahora pienso que Man on wire fue hecha para mi entera satisfacción, fue hecha para mi.
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25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
INAUDITA HAZAÑA DE HOMBRE EXTRAORDINARIO
Documental que te deja atónito.

En verdad existen heroicos artistas, locos de la aventura extrema, batidores de registros más allá de lo excepcional. El funambulista francés Philippe Petit dejó un ejemplo de magnitud singular y reservada sólo a genios de la locura o la valentía, el 7 de agosto de 1974, cuando caminó, se tendió, se sentó, se arrodilló sobre un alambre dispuesto encima del más aterrador vacío entre las dos torres gemelas del World Trade Center de Nueva York, las mismas y gigantescas estructuras que a principios del siglo XXI fueron derribadas por fanáticos islamistas.

¡Qué impresionante documental, de los que ponen los vellos de punta! Cuánto arrojo el de este hombre, Philippe Petit, cuánta osadía, cuánto tuteo al miedo y a la muerte como quien trata de tú a tú a un poderoso cualquiera sin temor a las consecuencias peligrosas que de ello se puedan derivar.

En verdad, que viendo a Philippe Petit, en su hazaña allá arriba, en una de las cimas del mundo, donde la más mínima brisa te hace caer al vacío, uno se queda perplejo de que eso haya ocurrido en realidad. Se llega hasta a dudar de la veracidad de los hechos que el documental nos narra, por lo descabellado y la casi imposibilidad que conlleva dicha hazaña.

Si en verdad este hito sucedió tal como se nos cuenta en el filme, no se comprende como Philippe Petit, hasta ser publicada esta película, haya sido casi un desconocido a nivel mundial. Pues su hazaña, su record, su acción artística, su genialidad sin par, su atrevimiento tan magníficamente extraordinario es mil veces más llamativo, más merecedor de fama y reconocimiento, incluso de obtener riquezas, que las acciones deportivas de por ejemplo el boxeador Cassius Clay, el tenista Roger Federer, el nadador Michael Fred Phelps o el piloto Michael Schumacher. Los registros de estos grandes y superconocidos deportistas que todo el mundo conoce por lo mucho que se les ensalza mensualmente en todos los medios de comunicación, parecen “pecata minuta”, migajitas de poca monta, al lado de la increíble y casi celestial hazaña del funambulista Philippe Petit. Su legado del día 7 de agosto de 1974 es infinitamente superior en todos los sentidos; y además, es un legado de energía positiva que se impone al legado de energía negativa ocurrido en el mismo lugar por obra y maldad del terrorista Osama bin Laden el día 11 de septiembre de 2001.

Me quedo con este mensaje del propio Philippe Petit, del héroe de la aventura más grandiosa jamás imaginada:

«Para mí, realmente es tan simple como que la vida debe ser vivida al borde de la vida. Hay que ejercitar la rebelión. Negarse a adherirse a las reglas, negar tu propio éxito, negarse a repetirse, ver todos los días, todos los años, todas las ideas como un verdadero desafío.»

Fej Delvahe
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20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un colosal ejemplo de esfuerzo, ilusión y ganas de vivir
A cierta parte del público le resultan interesantes los documentales por la idiosincrasia propia del género: historias reales y objetivas contadas con la mayor crudeza posible. Otros, por el contrario, se alejan de ellos por sus clichés: miseria, sufrimiento, sobriedad narrativa y, en ocasiones, pobreza técnica.

Ante eso, el documental que nos ocupa, juega con ventaja. Man on Wire, el segundo largometraje del director James Marsh (The King – 2005) relata las peripecias de un protagonista de carne y hueso pero, a su vez (y ése es su gran logro), nos habla de anhelos, de sueños, de esperanzas. Y todo ello con un más que cuidado envoltorio.
La cinta presenta de manera soberbia al alocado y aventurero funambulista Philippe Petit y su ciclópeo desafío. Para comprender en toda su magnitud el genio y la audacia del francés, la narración intercala (brillantemente) diferentes episodios de su juventud con la trama principal, la conquista del Skyline neoyorkino.

Junto al genial acróbata, se nos muestra la cohorte de cómplices de lo que fue llamado ‘El crimen artístico del siglo XX’. Todos ellos contribuyen a la riqueza testimonial del documento y aportan su granito de arena a la trama, logrando algunos momentos realmente emotivos.
No puedo dejar de mencionar la banda sonora del extraordinario Michael Nyman, una maravilla musical plena de emotividad y rebosante de idealismo. Por último, destacar la ejemplar narrativa no lineal plagada de flashbacks y saltos entre tramas, y la interesante mixtura de estilos visuales. Todo ello consigue aumentar el interés dramático de la obra y no es, como en tantas otras ocasiones, un mero fuego de artificio.

Tras cosechar multitud de premios, entre ellos el Oscar a mejor documental, Man on Wire llega a nuestras salas dispuesto a dejar huella y, lo que es más importante, a darnos fuerza para conquistar nuestros propios sueños (por complejos que parezcan). Un colosal ejemplo de esfuerzo, ilusión y ganas de vivir.
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14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Las torres del poeta
No he tenido en cuenta jamás el trabajo de los funambulistas, no me han interesado nada: ¿tipos que caminan sobre cables arriesgando estúpidamente sus vidas? ¡vaya idiotas!
Sin embargo "Man on Wire" nos hace entrar en la cabeza de Petit, nos arrastra a su mundo, quizás irracional, quizás locura, igual que hizo con su novia y amigos que se vieron hipnotizados por la visión de ese hombre.
Una vez vista la película, nos queda claro que Petit no es funambulista, sino un poeta, que usa ese medio para expresarse y caminar entre las dos torres gemelas no fue más que su mejor y más elaborada obra.
Es emocionante original y reveladora.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
En la cuerda floja
No es una película sobre el 11-S, ni sobre las torres gemelas, ni siquiera el protagonista es el equilibrista sino es una película de sueños… De sueños cumplidos e incumplidos… De como un sueño puede hacer que lleguemos a la locura para cumplirlo. De la catedral de Notre-Dame al puente de la bahía de Sidney y finalmente al World Trade Center. Como si fuese un filme de robos (los que visionaba Philippe Petit antes de su salto a la fama) el protagonista se sumerge en la perpetración de uno de los planes más peligrosos y artísticos del pasado siglo. En la cuerda floja, desde su cerebro hasta sus pies. Precisamente una de las imágenes que más se recordarán será la de Philippe Petit recogiendo el Oscar y haciendo equilibrismos con el mismo: todo es un juego, hasta el mayor premio.

Estilo documental, donde los protagonistas lo dicen todo a cámara sin necesidad de narrador y con reconstrucción a lo “The Thin Blue Line”. Con mucho material fotográfico y filmaciones de los colaboradores del ‘crimen’. Porque aquí la infiltración y el atentado es sumirse en la libertad del más difícil todavía y para ello se tendrá que romper y franquear barreras en una cuerda que flanquea el abismo.

“Man on wire” es un documental sobre la libertad y los sueños, sobre la definición del recuerdo como testimonio futuro y como advenimiento de la desaparición. El acto de amor y liberación absoluta es el de mayor locura.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Todo por un sueño
Leves murmullos en el patio de butacas. Se abre el telón y un silencio sepulcral invade la sala. El foco ilumina una elegante silueta que acaba de hacer su aparición en escena. Un hombre con aire risueño -casi burlesco- vestido de negro se desliza ágilmente hasta una tarima para atraer la atención del respetable. Y a fe que lo consigue. Quizás es por la energía que irradia, o quizás es por el hecho que el tiempo parece afectarle de manera distinta que al resto de los mortales... quizás sea porque bajo esta sonrisa se esconde una de las historias más increíbles jamás contadas. Al fin y al cabo estamos ante Philippe Petit, el autor del “delito artístico del siglo”.

Una presentación similar podría hacerse de James Marsh, consagrado documentalista y auténtico recolector de historias chocantes. Suyos son los filmes ‘Troubleman’, sobre Marvin Gaye y su asesinato a manos de su padre, ‘The Burger and the King’, referente a los hábitos alimenticios de Elvis Presley, o ‘Wisconsin Death Trip’, acerca de una ola de suicidios y asesinatos que tuvieron lugar durante de la década de los 80 en una pequeña localidad norteamericana. Con su último y -justamente- galardonadísimo último trabajo, Marsh cambia de tono y se impregna del positivismo que desprende el protagonista de esta proeza sin precedentes.

Auténtico buscavidas y artista de profesión, Philippe Petit supo desde la temprana edad de 17 años, que el sueño de su vida sería “coronar” las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York, cruzándolas subido en un fino alambre. Una auténtica locura que a nadie más se le podría haber ocurrido. ¿Acto de rebeldía? ¿Meta personal para alcanzar algún tipo de realización espiritual? Prohibido preguntar al respecto... pues poco -o nada- importa la respuesta. Así nos lo hace saber este irrepetible funambulista, que a la vez se sumerge a la perfección en el papel de principal vehículo conductor de la historia. Durante su narración, Petit salta, se esconde entre las cortinas, susurra, grita y se emociona. Es en definitiva el maestro de ceremonias ideal; una de estas personas a las que no me importaría cederle horas y horas de mi tiempo para que compartiera conmigo sus inagotables odiseas.

Para no quedarse atrás en este auténtico tour de force, el director James Marsh pone todo su ingenio al servicio del gran show. Haciendo honor a sus galones, imprime al documental un ritmo ágil y sabe jugar a la perfección sus cartas. Con la excelente selección tanto de grabaciones de la época como de entrevistas a los cómplices de la hazaña (muy emotivos todos ellos también), la historia avanza tan sutilmente como Petit en cualquiera de sus grandes actuaciones. ‘Man on Wire’ se detiene allí donde el gozo es mayor y pasa de puntillas en los temas más escabrosos de esta sin duda intrincadísima historia. Con ello, queda algún que otro cabo suelto por atar, pero a cambio se imprime a la cinta una fuertísima sensación de espectáculo.
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Arte sobre el cielo de Manhattan
'Man on wire’ es la historia de un sueño: Caminar sobre el cielo de Manhattan a través de un alambre sujetado por las dos torres gemelas del World Trade Center de Nueva York. En la búsqueda de ese sueño, el documental nos narrará las relaciones entre los distintos protagonistas de aquella gesta y sus distintas conductas ante ella. Las tensiones entre sus amigos, novia y cómplices diseñando aquel perfecto plan. Los viajes de ida y vuelta. La obsesión. La minuciosidad de los detalles. El ensayo casero con sus amigos en el campo. O en Notre Dame y el Puente de la bahía de Sidney. Sus aventuras y desventuras. Discusiones y malentendidos. La agonía de los distintos protagonistas en el último piso respectivo de la torre norte y sur intentando esquivar a los guardias para comenzar el montaje. Y, el final del sueño. La culminación del mismo. Un tipo andando sobre el cielo de Manhattan.

Philippe esquivaba la realidad, su acto, su “crimen”. La sonrisa y media vuelta ante la policía así lo reflejaba. Era algo metafísico. Philippe estaba en una realidad sobredimensionada. El sueño era suyo y nadie podía detenerle. Cuarenta y cinco minutos de arte espontáneo sobre el cielo de Manhattan, sobre el frágil alambre a una altura vertiginosa. Fue la gesta de Philippe Petit. Vio, como él mismo dice, cuando miró hacia abajo, una instantánea que jamás volvería a ver. Algo único. Una bacanal de sensaciones placenteras, inexplicables. El momento culmen de su vida. Y con él, su propia muerte, la muerte del funambulista.

Volvió a la realidad en una habitación de un apartamento disfrutando sexualmente con una desconocida. Había logrado su sueño. Un sueño que le obsesionaba desde aquel recorte de periódico a la edad de 19 años en la consulta del dentista. Un sueño que le había llevado seis años. Seis años convenciendo a gente, amigos, cómplices. Seis años luchando por él. Ahora lo había logrado y, con él, moría todo lo que le había rodeado durante ese tiempo.

Los americanos querían saber por qué lo hizo. Tan sensacionalistas ellos, tan morbosos. Hacían volver a Philippe a la banalidad de la vida humana. No hubo un por qué. Simplemente fue un sueño. Su sueño.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Una anécdota memorable que se queda en anécdota
Un tipo curioso este Philipe Petit, un contagioso entusiasta del equilibrismo que probó sus propios límites al caminar entre las torres gemelas sobre un fino cable suspendido a 450 metros del suelo. Una anécdota memorable, que desgraciadamente, se queda en anécdota. Lo que aquí se cuenta en hora y media se podía haber reducido fácilmente media horita.

Aún así lo ves del tirón, Petit te cae bien y el material de archivo es abundante. El recuerdo de la rebeldía del 68 queda romántico y con un bello punto de ingenuidad, y los últimos diez minutos irradian un halo casi poético de la mano de la música de Erik Satie.

Que no les vendan la moto, es un producto para televisión con el que pasar una agradable sobremesa, aunque eso sí, bien hecho y realizado con dedicación.
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23 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Man on dreams.
Man on wire narra la espectacular hazaña de "Philippe Petit", un hombre que a sus 17 años decidió marcharse de la consulta de un dentista para cumplir su sueño, el de hacer un viaje hacia su propia naturaleza, que no es otra que la de un soñador y para vivir por 45 minutos lo que probablemente ningún otro podrá experimentar.

Con un buen puñado de premios bajo el alambre, James Marsh se codea con un conjunto de profesionales entre los que destaca el director de fotografía -al que le ayuda ese entorno naturalista para poder desplegar todo su potencial- y se rodea de unas condiciones inmejorables que si bien quedan entorpecidas por el escaso fondo que tiene la historia, estas son ampliamente rebasadas por un dominio de la técnica exquisito.

No es baladí que se lance esta historia ahora cuando se podría haber hecho hace mucho tiempo, seguramente el toque melancólico recordando la reconstrucción de la torre más alta que ha caído, le de la frescura de la que goza en todo momento, todo esto acompañado con un montaje hábil y con mucho ritmo, con la inestimable presencia de el propio Petit -un hombre teatral y carismático donde los haya- sin lo que esto hubiera sido una verdadera chufa. Y es que pese a tener unas recreaciones ficticias bastante flojas, a mi parecer el mayor peso narrativo cae en las imágenes reales de los acontecimientos reales que la encumbran como el mejor documental del año y le otorgan todas las credenciales para recibir la estupenda acogida de un público que no quedará defraudado.
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
El señor de los egos: Las dos torres
Excelente material para un documental del Discovery Channel de cuarenta minutos, pero aburrido y egocéntrico muestrario de autocomplacencia llevado al cine comercial por Marsh para mayor gloria de Philippe. Sí, sí, todo muy romántico, un gran desafío personal, un funambulista fuera de serie, Notre Dame y el monociclo, unas imágenes del WTC dignas de mención, pero un producto altamente sobrevalorado que ha conseguido que la ovejita que tengo en la cabecera de mi cama emitiese un profundo bostezo. De hecho, me he dormido y he tenido que retomarla al día siguiente. Se pierde en detalles anodinos que pudieron ser cruciales para los protagonistas de la hazaña, pero que en una FICCIÓN documental a la mayor parte del público no le dicen absolutamente nada. No vamos a negarle el mérito de habar sido estrenado en cines, pero el documental es más bien flojito y desde luego no va a romper ninguna taquilla.
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22 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un sueño imposible
Todos tenemos como mínimo un sueño en nuestra vida, algo que consideramos irrealizable pero que nos encantaría poder hacer, la mayoría de nosotros ni siquiera nos planteamos la posibilidad de llevar a la realidad ese sueño, sin embargo hay personas que dedican gran parte de su vida a intentar cumplir un sueño, aunque parezca imposible.

Cada vez que Philippe Petit aparece en pantalla algo se ilumina, es un hombre con una energía desbordante al que le brillan los ojos cuando cuenta cómo consiguió cruzar de una de las torres gemelas de Nueva York a otra caminando sobre un alambre.

No sólo es una historia sobre una persona que quería algo imposible y lo consiguió, también es la historia de una persona que quería desafiar las normas establecidas y que consiguió hacerlo de la manera más bella que se podía hacer: caminando sobre el cielo.

Es bonito oír a las personas que estuvieron allí decir lo mágico que fue ver a Philippe caminar sobre un alambre durante 45 minutos ante la atónita mirada de las personas que se agolpaban en la calle y de la policía que no sabía que hacer para detenerle.

La magia y la belleza del momento se nos transmite a través de este documental que cuenta cómo se preparó la hazaña de boca de sus propios protagonistas, que quedaron marcados para siempre por esa experiencia, se puede palpar en sus miradas la emoción con la que lo cuentan, y cómo, aunque hayan pasado 34 años, aún no han podido olvidar lo que sintieron aquel día.

El documental está realizado de una manera exquisita y bella, con muchos toques de humor y con una música perfecta para un documental sobre un "loco" que logró un sueño imposible. Además el director tiene el acierto de no tocar el tema del 11-S, que hubiera convertido a la película en algo muy diferente.
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Un paseo por las nubes.
56/01(01/02/09) Uno de los mejores documentales que he visto, es la maravillosa aventura épica de Philippe Petit, de cómo consiguió infiltrarse en las Torres Gemelas de Nueva York, instalar un cable de un edificio al otro y cruzarlo haciendo funambulismo. Estructurado de un modo que engancha desde el minuto uno, contado a base de testimonios de los protagonistas, imágenes de grabaciones caseras y dramatizaciones de lo que ocurrió en las torres. Es el relato de un hombre y su sueño, de cómo su carisma atrapa en sus redes a un grupo de personas para que sean sus ayudantes en sus andanzas por el alambre, un carisma que transmite en el documental, nos traslada su pasión por como él dice, hacer lo prohibido sin hacer daño a nadie. El paseo por las nubes entre las Torres tarda 75 minutos, 75 minutos que la cinta que pasan en un santiamén, en este tiempo nos narran la gestación de un sueño, siendo pasos previos el paseo entre las torres de Notre Dame de París y el puente de la bahía de Sídney, hasta llegar a la preparación del sueño, descrito como si de una peli de espías se tratara, nos envuelve en su trama alcanzando una tensión brillante, siendo su esperado clímax un regalo para la vista, de una belleza rara veces vista en una pantalla, un paseo por las nubes de Manhattan que irradia la alegría por vivir, la confirmación de que el hombre ha nacido para realizar utopías. Tiene el documental un epílogo donde a Petit su hazaña lo transforma, no sé si es como he leído el después del orgasmo o simplemente que la fama se le sube a la cabeza y se olvida de los que le ayudaron, vamos lo que viene llamándose un ególatra. El documental es recomendable a los que gusten de homenajes a los sueños. Fuerza y honor!!!
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Travesuras sobre el alambre
Esta película posee no pocos méritos traídos de la mano de su director y guionista que sabe acoplar elementos documentales sostenidos en imágenes de archivo, entrevistas y reconstrucciones junto a características propias del thriller que además dotan de cierta tensión y suspense a la historia que se nos cuenta del funámbulo galo. Otro ingrediente destacable es la conjunción entre la música y las imágenes de Philippe Petit en la cuerda floja de un modo que rezuma poesía. Caminando sobre las nubes, etéreo, ajeno a la muerte, en comunión con el vacío, el espacio, el aire, se muestra al protagonista como un héroe inadaptado que necesita hacer lo que hace sin otra razón que respirar, sentirse así vivo.

Después, quizás el montaje se resiente algo en su estructura con demasiados flashbacks en lugar de acercarse a una exposición más lineal, una manía muy en boga últimamente en el cine moderno a pesar de ser en la mayor parte de los casos un recurso innecesario. Y aunque la realización es bastante buena, no puedo sino entrever una pequeña trampa, un truco del también mago Petit. En el fondo se nos está vendiendo una travesura ideada para buscar notoriedad como un canto al arte, a la libertad, a sentir lo que hace para llenarse a sí mismo.

"¡Mirad, un equilibrista allá arriba!", grita la novia de Petit, nos asegura ella que emocionada al ver que lo había conseguido y estaba allá, suspendido a más de 400 metros entre las torres del World Trade Center de Nueva York, la ciudad que quiere escapar al cielo. Sin embargo, es obvio que aquello no era sólo un ejercicio de poesía ni su grito realizado con la emoción como única motivación. Si ella no grita eso para ser escuchada por la gente que circulaba por allí, a esa distancia nadie hubiera visto lo que hacía su novio por encima de sus cabezas, y hubiese realizado su paseo sobre las torres gemelas en el más absoluto anonimato. Petit no buscaba simplemente realizarse a sí mismo, sino montar el escándalo, ser detenido por la policía, y alcanzar con ello la fama.

Merece aprecio pues el envoltorio fílmico y narrativo mérito de James Marsh que nos deja un trabajo más que interesante, pero no tanto el camuflaje un tanto exagerado, impostado, y pintado de tintes épicos, de una travesura que violaba la seguridad y la ley con el fin de dar a conocer al gran público allende los mares a un artista callejero del alambre que aprendió a desafiar a la fuerza de la gravedad en las calles de París.
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Los sueños sin un porqué
Este maravilloso documental es mucho más que la historia de un funambulista que paseo entre las Torres Gemelas de Nueva york sobre un cable. Es la historia de una pasión, de un sueño, de una historia compartida.
Perfectamente armada y con una historia llena de flash-backs que nos ayudan a ver como se gestó la hazaña es un documental que merece la pena ver. Digo que los flash-backs nos ayudan a ver como se gestó la hazaña, pero no a entenderla. Entenderla depende de cada uno de nosotros, de si somos capaces de entender la pasión, de luchar por un sueño, de "volar" como decía Benedetti, de entender las inmensa felicidad que se esconde en los últimos diez metros, en los diez segundos que llevan a la consecución de un sueño; esa decena de instantes que hacen olvidar, no que se ha sufrido, sino lo que se sufrió.
Es todo esto lo que intenta mostrar el documental, e intenta enseñarnos que en la vida humana no todo tiene un porqué, esa es la diferencia con los animales en los que todos los porqués son instinto, y esa es su grandeza: Que somos capaces de soñar y luchar por ese sueño.
Al final se desvela algo que nos deja con una cierta amargura, al ver como todos los colaboradores de ese sueño perdieron el contacto. Pero ninguno de ellos lo recuerda con rencor porque probablemente las relaciones humanas más intensas son las que giran en torno a un sueño, de adolescencia, de proyecto vital, de vivir en el filo, pero en definitiva un sueño que a veces, se convierte en un anhelo colectivo.
No se me ocurre un músico mejor que Michael Nyman para la banda sonora. Ese genio que compuso la banda sonora de El Vientre del Arquitecto, capaz de componer melodias que nacen de las profundidades del mundo abisal para llevarnos, mediante la repetición e incorporación de otras, al reino de la luz; admirando a un hombre caminar entre dos torres, sobre un sueño.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Paseando por el techo del mundo
Sinopsis: Documental que relata los pasos que siguió el funambulista francés Philippe Petit hasta conseguir caminar pendido de un cable entre las Torres Gemelas de Nueva York.

A priori: ¿94 minutos para contarnos que un hombre camino entre los edificios más conocidos del mundo? Había curiosidad por cómo iba a lograr su director James Marsh mantener la atención de la platea. Además, el Oscar que se llevó al Mejor documental y el BAFTA a la Mejor película británica también ayudaron a levantar los ánimos para su visionado.

Opinión: El realizador de The King consigue enganchar a un espectador ansioso por llegar a ver la proeza final. La estrafalaria personalidad del protagonista y sus compañeros de faena, así como la estética de thriller de ficción que recrea, combinada con imágenes originales y una envolvente música consiguen mantener una historia que, a priori, daría para un corto.

Lo mejor: Los planos cortos en blanco y negro emulando las burlas a las autoridades (aunque pequen en ocasiones de reiterativos), el espíritu rebelde de sus protagonistas y una banda sonora muy oportuna.

Lo peor: Que pese a que se estrenó el uno de agosto del pasado año en Reino Unido, todavía no tenga fecha de salida en España, a pesar de los éxitos cosechados. Eso, y que quizá redunda demasiado en el desarrollo y no tanto en los sentimientos provocados con la resolución de la proeza.

http://donfalo.blogspot.com/
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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