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262 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
Invicto
Mientras Dios lo quiera, la llegada de un nuevo año seguirá suponiendo nuevas producciones de dos de los realizadores que con más pasión "atacan" al séptimo arte anualmente: Woody Allen y Clint Eastwood. Ambos han realizado un gran número de películas, unas fallidas, otras menores, alguna pequeña joya y también sendas obras maestras, así que cualquier pequeño bache se les perdona, con la esperanza de que el siguiente intento sea mejor. "Invictus" no es un film menor en un sentido puramente cinematográfico, al contrario, está dirigida maravillosamente y los partidos de rugby tienen una fuerza arrolladora. Donde quizá falle es en no saber escapar a las convenciones de este tipo de películas, máxime cuando a pesar de basarse en hechos reales no consigue ser demasiado creíble. Sin embargo tiene fuerza, el relato atrapa, por unos segundos sentimos y padecemos esta historia clásica de perdedores, donde existe la redención y como meta una victoria. Una de las que cuesta alcanzar.

Morgan Freeman se entrega en cuerpo y alma para dar vida a Nelson Mandela, regalando una interpretación ejemplar que sólo puede ser disfrutada en su totalidad en versión original (con el acento surafricano y su forma, con pausas, de decir las cosas). Matt Damon también está creíble como el capitán de los Springboks, Francois Pienaar, funcionando igualmente bien el resto del reparto, un grupo de secundarios sólido, siendo mayoritariamente intérpretes desconocidos, lo que sirve para reforzar, en parte, la sensación de "realidad". Los aciertos continúan con una potentísima puesta en escena, un sentido del espectáculo único que es capaz de interesar e incluso emocionar a quienes (como un servidor) no tienen ni idea de rugby. Lamentablemente falta algo en este relato, quizá cierta sobriedad, que habrían hecho de Invictus un film menos "para pasar el rato" y más "para grabarse a fuego en la memoria".

Invictus es así un film perfectamente realizado, interpretado con convicción por Damon y especialmente Freeman, pero que dista de ser el peliculón que uno espera encontrarse firmado por Eastwood. Sorprenden además ciertos recursos (el uso de música pop en cierta escena), e incluso lo poco que se profundiza en los temas políticos, algo que aplaudo, pero que podría molestar a ciertas personas. Pese a todo, merece la pena: es terriblemente entretenida y, pese a no ser uno de los films del año, es una de las películas mejor dirigidas de 2009. Veremos qué nos ofrece Clint Eastwood en 2010 con "Hereafter", que parte de una premisa no original pero que, en sus manos, puede convertirse en algo excepcional.
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161 de 187 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Al abuelo no lo tumba ni Dios
Con casi 80 tacos y un buen puñado de muescas en el revólver (“El jinete pálido”, “Los puentes de Madison”, “Sin perdón”, “Mystic River”, “Gran Torino” y las que me olvido) supongo que al viejo Clint se la tiene que traer más bien floja lo que algunos, en estos momentos, puedan decir de él. Demasiados años y pelis han pasado ya para que Sansón Eastwood (su primer apelativo en Hollywood) vaya a inmutarse ahora ante la sarta de chorradas de quienes, a buenas horas, pretenden desprestigiar su calidad artística y humana.

Y aunque a mi, personalmente, me importa más bien poco el número de hijos ilegítimos y la cantidad de rubias a las que se habrá podido cepillar este portento de hombre durante toda su vida, lo que sí me jode -y mucho- es que, a estas alturas, alguien ponga en entredicho su talento. Entre otras muchas cosas porque no es de recibo machacar a un cineasta por la sencilla razón de que no ha respondido a las expectativas. ¿Expectativas? ¿qué expectativas? ¿estamos hablando del tipo que el año pasado firmó “Gran Torino”? ¿o estamos hablando de un novato al que le sonó la flauta en su debut y debe reivindicar su valía? ¡Pero si seguir trabajando con 80 tacos ya es un puto milagro, coño! Yo flipo, en serio. Flipo porque no entiendo cómo se puede condenar una peli técnica y narrativamente impecable y sigo flipando porque tampoco entiendo qué tiene de malo apelar a la fibra sensible (e incluso a la épica) si lo que se pretende y se consigue, además, es construir un sincero, emotivo y merecidísimo homenaje a Nelson Mandela. Un homenaje cuyo presunto delito -agárrense- radica en recurrir a lo fácil, idealizar en exceso al prota y otorgarle demasiado protagonismo al rugby. Chorradas, chorradas y más chorradas. Intentaré explicarme.

Considero, en primer lugar, que reprobarle a Eastwood su simplicidad es una verdadera estupidez. Sobre todo porque de todos es bien sabido que a quien se le achaca tal defecto es un cineasta que siempre ha huido del artificio y la virguería y que siempre ha optado por una caligrafía cinematográfica absolutamente inteligible y diáfana.

En cuanto a lo de idealizar a Nelson Mandela, más de lo mismo. Yo diría, incluso, que hacerlo es casi casi una necesidad. Un acto reflejo natural e inevitable. Y si no que alguien me diga qué político o estadista actual le llega a este hombre a la suela de los zapatos.

Pero si algo me parece verdaderamente de chiste es que se le recrimine a la peli de Eastwood un excesivo protagonismo deportivo. Me parece de chiste porque quien no haya pillado la metáfora del rugby y no la haya sabido extrapolar a la situación política y social de aquellos turbulentos años en Sudáfrica es para darle de ostias hasta en el carnet de identidad. Con perdón.
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149 de 181 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Nelson Mandela, todo un ejemplo. Morgan Freeman, todo un actorazo.
Guiado por las palabras de Kirk Honeycutt, del The Hollywood Reporter, quien afirma que es un placer encontrar una película que realmente habla de algo, me dirigí al cine a ver la nueva obra de uno de mis directores más preciados, Clint Eastwood. Después del visionado de la misma comprobé que las palabras del crítico eran las más adecuadas y las que mejor definían a esta cinta llena de mensaje, tan bella como poética, tan fiel a la realidad como correcta en la forma de ofrecernos lo que transmite, a veces con cierto temor a tocar algunos temas para no caer en la vulgaridad o crear polémica barata.

Eastwood prefiere hacer las cosas con el estilo del maestro, haciendo gala de su habitual elegancia y discreción, ofreciéndonos el lado más humano de Nelson Mandela -que no es poco- ajustándose a la realidad para contar cómo Sudáfrica vivió su gran cambio, dejando atrás el apartheid (la discriminación racial aplicada en el país susodicho por la raza blanca frente a la negra) e iniciando un nuevo curso político que pensaba en cicatrizar las heridas existentes reformando las cosas con buen temple y uso de la lógica, huyendo de las políticas vengativas y rencorosas.

Algo que se pudo ver en la decisión que tomó al contradecir a su ministerio de deportes y a la federación del mismo género, que tenían la intención de cambiar los colores, el escudo y hasta el nombre del equipo nacional de rugby (conocido como los Springboks) por considerarlo símbolo del apartheid. Viendo un partido de rugby, Mandela (interpretado extraordinariamente por Morgan Freeman) y tras comprobar cómo la población blanca anima alegremente a los Springboks mientras que la negra hace lo propio con equipos de otros países, afirma que ningún elemento simbólico del equipo debe ser cambiado, pues no se puede arrebatar a la población blanca lo que tiene, su equipo de rugby, y lo meritorio reside en conseguir que la escéptica gente de color se una a la pasión por los Springboks y con ello, todas las razas compartan una misma ilusión bajo los símbolos que representan la unión de todos ellos.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento por falta de espacio)
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75 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Zp y la Eurocopa de Austria (2008)
Erase una vez un país al borde de una de las mayores crisis económicas (de origen internacional) de su historia, con una población cada vez más polarizada y crispada, pero con un lider optimista hasta la saciedad, al que se le mete entre ceja y ceja (esto es un pequeño chiste) que el logro de un éxito deportivo puede ayudar al país a mantener su autoestima. Y entonces repara en el futbol, deporte rey y pasión de multitudes, y en que su selección, "La Roja" hace muchos años que no consigue nada reseñable, siendo así como llega a fijarse un objetivo concreto: ganar la Eurocopa de 2008.

No está fácil a priori, la historia no nos da como favoritos, pero él nunca pierde su optimismo, y hacer llamar a su residencia a nuestro gran capitan, Iker Casillas, y le cuenta que el país está en sus manos, y le habla de la necesidad de derribar la maldición de los cuartos de final, y entonces Iker responde, y se convierte en un muro en la tanda de penaltis ante Italia, y una vez sobrepasada esa barrera psicológica ya nada nos detiene, y ganamos el torneo, y nuestro jugador negro (que también le tenemos) hace el campeonato de su vida, y todos juntos, altos o bajos, rubios o morenos, andaluces o inmigrantes sin empadronar, todos celebramos al unísono la victoria de España mientras suena nuestro himno nacional sin letra y El Lider no puede evitar que se le escape una sonrisa de satisfacción.

¿Qué les parecería esta historia hecha película? Una mier**, verdad?

A lo que voy es que la historia que se nos narra no dista mucho de la que acabo de contar . Por supuesto que el contexto es diferente, pero se desaprovecha. La situación que atraviesa Sudáfrica durante el año 1995 puede dar mucho juego, pero queda sin explotar. Las hazañas deportivas, las imágenes de un pueblo congregado ante el televisor, todo eso nos recuerda a películas tantas y tantas veces vistas. Lo único que hace algo especial Invictus es la figura de Nelson Mandela, muy bien interpretado por el gran Morgan Freeman. Pero también ahí me quedo con la sensación de que no se aprovecha del todo la magnitud del personaje, que no se nos da una visón tan amplia como se podría, aunque seguramente tampoco sea el objetivo.

Mi valoración es de un 5, porque no me parece ni mucho menos una mala película, pero no veo el sello de Clint por ningún sitio. Puede que con otro director el grado de exigencia fuese menor, y la puntuación algo mayor, pero es lo que sucede cuando sitúas tu listón cerca de los más grandes.
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105 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Rompiendo el hielo con el deporte
Tras un apartheid demasiado reciente, Nelson Mandela, todavía con las marcas de los grilletes en sus miembros, pudo conquistar democráticamente el gobierno del país que tanto lo ansiaba. Estaba claro que la mayoría de los ciudadanos de Sudáfrica lo querían, pero sabía que si no lograba la unión entre la minoría adinerada y la gran masa proveniente de los guetos y pueblos, esa paz podría tornarse en odio. Imaginaros el papel de Mandela, al darse cuenta que tras años de opresión, el pueblo negro debía perdonar y olvidar todo lo pasado.

A parte de controlar diversas secciones sociales más radicales, entendió que la mejor forma de eliminar las diferencias era transmitiéndoles a todos una sensación de patria, consiguiendo que tanto negros, blancos, ricos o pobres se sintieran, ante todo, sudafricanos. Para ello vio en el deporte la clave: una forma “apolítica” de conseguir que toda una sociedad se uniera por una sola causa, el rugby.

Aquí es donde puede surgir la disyuntiva respecto al deporte y sus capacidades; ¿fue usado como opio del pueblo o como arma política? Sacad vuestras conclusiones con la película o informándoos, pero yo me creo su capacidad de unir. Recuerdo cuando España ganó la Eurocopa 2008, daba igual la parte del país en la que estuvieras, Cataluña, Galicia, el País Vasco, Andalucía, Valencia, etc. sólo se veía felicidad. Durante semanas los medios de comunicación dejaron de hablar de nacionalismos, de separatismos, de enfrentamientos, todo el país estaba unido, por una sola razón, por un montón de tipos dándole mejor patadas a un balón.

Como yo me lo creo, entonces valoro positivamente el mensaje del filme, pasando por alto la poca credibilidad que se transmite en el desarrollo del equipo nacional de rugby en la película y un cierto tufo de grandilocuencia en la figura de Mandela, pero que acepto, gracias, en parte, a mi ignorancia sobre su biografía.

Evidentemente, Eastwood está fantástico en todas las labores técnicas y su capacidad de narrar mantiene una historia que en manos de cualquier otro hubiera sido un fracaso total.
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57 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un cúmulo de buenas intenciones
Si bien la temática de "Invictus" no me atraía en un principio, decidí darle la merecida oportunidad a Clint Eastwood. Y todo porque un colega y usuario asimismo de esta página consiguió convencerme de ello. (un saludo Pat)

Pues bien, en mi caso conseguí extraer dos verdaderas lecciones durante y después del visionado del filme. Por una parte, saboreé una clase historia reciente en cuanto a lo que aconteció en Sudáfrica durante los primeros años del gobierno de Mandela, unos hechos muy importantes que yo, ignorante de mí, desconocía. No obstante el tema histórico, la película nos ofrece una lección de humanismo, poniendo de manifiesto una serie de valores tales como el perdón, la empatía... y todo ello con un trasfondo racial, lo que da buena cuenta de las intenciones del director.

La trama de "Invictus" no está al nivel de las mejores películas de Eastwood, quizá echo en falta una mayor profundización en las relaciones entre Nelson Mandela y su familia, lo que podía haber aportado una mayor carga dramática.

En definitiva, nos encontramos ante una película cargada de buenos ideales, un canto a la vida y a la lucha ante las adversidades, además de ser una apuesta por la reconciliación entre diferentes.
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30 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
El año del Botijazo
En mi colegio los tíos guays jugaban al fútbol. Los irrelevantes y los maricas jugaban al baloncesto. Luego había una especie de zona de seguridad y, por último, estaba el equipo de rugby: repetidores compulsivos, fumadores precoces, leyendas de la indisciplina, delincuentes varios, el único lugar de todo el colegio en el que no había separación entre los de pago y los becarios. El peor día de mi vida fue cuando me comunicaron que por mucho que lo intentara nunca entraría en el equipo de fútbol. A mí no me importaba el deporte, pero me atraían las mujeres. Y a las tías de los colegios cercanos, sobre todo a las más cachondas, les atraían sólo los futbolistas. Me ofrecieron un puesto en el equipo de baloncesto.

Un tipo al que conocía vagamente me comentó que estaban buscando gente para el equipo de rugby. “Yo no sé jugar al rugby”, contesté. “Entonces, das el perfil exacto”, sentenció.

Pasé un año en aquel conjunto, al terminar el cual seguía sin saber jugar al rugby, pero, lamento el tono carcelario, aprendí a respetarlo. Desde que te tiran al suelo por primera vez y unas mil libras de grasa animal te caen encima, aprendes a respetarlo. Lo siguiente es que te pongan un mote, porque en rugby todos tienen un mote relacionado con el aspecto físico. Y ya estás dentro, como quien dice. Recuerdo a “Dumbo”, “Leroy”, “Peggy”, “Masa” , “El Botijo”... A mí me llamaban “Chochona”, no pienso explicar por qué.

Había un árbitro que, por alguna afrenta pasada, nos la tenía jurada. Era un chulo prepotente y faltón al que apodaban “Rocky” porque tenía fama de hacer cien flexiones seguidas con un brazo. Después de cada encuentro hacíamos planes para asesinarlo de forma dolorosa.

Un día, sucedió. A mí me cogió algo lejos, en otra parte del campo, pero puedo asegurar que lo escuché como si lo hubieran emitido por los altavoces. Una doble onomatopeya completamente reconocible: el contacto violento de un puño con una cara ajena. “El Botijo” se había tomado la justicia por su mano y ésta había ido a parar al rostro de “Rocky”; quizás no contaba con que “Rocky” devolviera el golpe casi al instante. Todos nos volvimos locos, corriendo hacia el lugar de autos, fingiendo separar a los ensangrentados protagonistas, pero colocando al azar algún directo al equipo rival. La escaramuza duró unos minutos, hasta que los dos equipos, “Rocky” integrado en el contrario, recularon en desafiante formación. El incidente fue conocido como “El Botijazo”. Naturalmente, nos expulsaron de la competición.

Lo celebramos por la noche, con Larios, DYC y un radiocasete con bafles en la cochera para camiones del padre de “Dumbo”. Estaba previsto que “Leroy” trajera a varias chicas de su barrio, pero ocurrió lo inimaginable. Se corrió la voz y las tías de los colegios cercanos, las más cachondas, dejaron por un día de ligar con los de fútbol y aparecieron por allí. “El Botijo” fue la estrella de la velada pero todos tuvimos nuestro trocito de gloria.
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80 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Ralenticus
Desde el estadio Ellis Park de la amada Johannesburgo, nos encontramos en la final de la Copa del Mundo de Rugby, donde quedan escasos siete minutos para finalizar el partido. Después de un emocionante encuentro donde ambos equipos acabaron empatados a nueve, la prórroga se encargará de decidir si los Springbok de Sudáfrica o los All Blacks de Nueva Zelanda son los que levantarán al dorado Bill. Todo ha acontecido tan rápido que ni sabemos como los humildes Springbok han alcanzado esta final tan deseada.

Atención, Stransky recibe un buen balón, se prepara para sprintar, corre cual gacela. Muslos bien marcados, piernas bien curtidas, pero... un momento, ¿Qué ocurre?
¡¡Increíble señores!! De repente el reloj parece ir más despacio, Stransky parece ahora un caracol desgastado y mi cerveza despide gotas de espuma al mismo ritmo que la Duquesa de Alba recita un chiste. Stransky sigue corriendo, o eso parece, porque un elefante ahora mismo le ganaría sin esfuerzo...

Me despisto por un momento del aburrimiento y tedio y descubro a un curioso aficionado en las gradas. ¡Es Clint Eastwood!
Le grito fuerte para que me oiga.
- ¡Clint! ¡Clint!
Mis palabras suenan con reverberación y parece que las empujan con rastrillo y pala, pero al cabo de un rato parece que surten efecto y Clint me mira a lo lejos.
- ¡Clint! ¡Clint! ¿Que te está pareciendo el partido?
- Soy el amo de mi destino, el capitán de mi alma... podemos hacerlo.
- Ehhh si Clint, eso parece, ¿Pero por qué se para el tiempo?
- Porque necesitamos saborear cada momento, dominar la situación, hacerla nuestra. Soy el amo de mi película, el capitán de mi cámara.
- Pero esto no es muy tuyo ni mío, es un topicazo feo y facilón.
- ¡¡Pero bueno, chico!! Tú a qué has venido, a ver como ganamos el partido y salir motivado sintiéndote dueño de tu destino y alma o a tocarme las narices? ¡¡Yo soy el amo de mi culo y el capitán de mi nabo!!
- No se enfade, Clint, pero yo quería más Mandela y menos Rugby. Más sabiduría y menos espectáculo.
- ¿Pero acaso te parece poco la sabiduría "soy el amo de mi chucho, el capitán de mi barco"?
- Sí, la frase mola y eso, pero lo que intento decirle es que... ¿Por qué encarcelan a Nelson Mandela? ¿Por qué la película parece hecha enteramente para complacer y no para cautivar? ¿Qué sentido tiene el personaje de la sirvienta de la casa Pienaar? Y por Dios bendito, ¡¡Que alguien me diga si al final se arregló la red de autobuses de Sudáfrica!!
- Insolente niñato quisquilloso... Calla y disfruta del partido, que están a punto de marcar.
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56 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La segunda mitad de la película afloja bastante.
Interesante film del maestro Clint, que trata de como Nelson Mandela consiguió unir a su pueblo tras el apartheid gracias a la victoria de Sudáfrica en el Mundial de rugby de 1995.

El transcurso de los acontecimientos es interesante (especialmente en la primera hora de película), con unos diálogos eficientes, buen ritmo en general, gran puesta en escena y buenas actuaciones.

Y hablando de actuaciones, hay que destacar por encima de todas la de un más que notable Morgan Freeman, quien, en su rol de Nelson Mandela consigue demostrar, una vez más, su gran talento como actor.

El resto del elenco no decepciona en absoluto, con un correcto Matt Damon y la mayoría de los secundarios haciendo más que bien su trabajo (mención especial se merecen, para mí, la dupla de guardaespaldas de Mandela, un blanco y un negro, quienes, en ocasiones, nos hacen sonreir en momentos puntuales, debido a su "extraña" relación).

Clint lleva con solvencia la dirección de la película, sin grandes fallos y con una narración notable y buen ritmo, aunque a decir verdad y aún teniendo en cuenta que la temática de esta "Invictus" poco tiene que ver con sus últimos trabajos, me ha parecido, probablemente, uno de sus más flojos trabajos en los últimos años, siendo para mí claramente inferior a películas como "Mystic River", "Million Dollar Baby", "Cartas desde Iwo Jima" o "Gran Torino", todas ellas con Clint detrás de la cámara y que en la mayoría de los casos son films que me han marcado de una u otra forma, todo lo contrario que "Invictus", que, desde mi punto de vista, no llega a calar, aún siendo un producto interesante.

Pero pese a que la película me ha gustado en general, no puedo pasar por alto alguna cosa que no me ha gustado, y que ya menciono en el "spoiler".
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29 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El deporte como política
La nueva peli de Clint es una muy buena película, con un estelar Mogan Freeman encarnando a su hermano gemelo Mandela, pocos retoques tuvo que hacerse seguro el genial actor para poder encarnar el papel del líder negro, pues el parecido físico es tan obvio que sobran comentarios.

La nueva peli de Clint nos cuenta algo que muchos conocemos y que en su día vivimos, la celebración del mundial de rugby en la aún racista Sudáfrica, e intenta explicar como durante el desarrollo de ese evento deportivo y unidos en aupar a su selección las dos irreconciliables razas estrecharon sus vínculos sintiéndose la misma nación.

La nueva peli de Clint ahonda en el personaje de Mandela durante esos días, como se le iluminó la cabezota y se dio cuenta que el deporte podía unir a su pueblo, y como astutamente puso toda la simiente para que así fuera.

La nueva peli de Clint tiene momentos deportivos y humanos estupendos, como buena peli de temas deportivos te llega a emocionar, y te pones en el papel de jugadores y seguidores dejando a un lado sus disputas y miserias en busca del objetivo común, el campeonato del mundo de rugby.

La nueva peli de Clint no va a gustar mucho a quién no entienda de rugby, pues la última hora está dedicada por entero a este deporte, además que no esperé explicaciones de lo que es una “melé”, un “golpe de castigo”, una “touche”, o un “ensayo”, nadie se la va a dar, por lo tanto o lo lleva aprendido o no se entera.

La nueva peli de Clint es también irregular, incomprensible para el neófito en temas de Rugby, demasiado light, muy complaciente con ella misma, muy tramposilla, intentando llegar más a la fibra del espectador que el contar unos hechos reales y trascendentes que, aunque parezca mentira, llevaron al fin del “Apartheid” en el país sudafricano.


La nueva peli de Clint no es ni de lejos la mejor película del director, a veces aburre, a veces entretiene un montón, a veces no queda claro lo que está pasando, a veces no reconoces el talento de Clint y a veces, solo algunas veces, está repleta de él.


La nueva peli de Clint es un notable por la dirección, pero yo esperaba más, mucho más de la nueva peli de Clint, por muy aceptable y buena película que me parezca.

¿Los Oscar?: Me parecerían exagerados los de película y dirección y más o menos justo si se lo dieran a Morgan Freeman.

(De Matt Damon no digo nada, tiene un papel tan intranscendente que sobran comentarios, podría haberlo hecho mi primo)
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39 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual.
Primero las malas noticias: no es la mejor película de Clint Eastwood. Ahora las buenas: se nota que es una película de Clint Eastwood. A priori, la temática de la cinta no es que me atrajese mucho, ya que la política me la repanpinfla y el rugby no me gusta. La hubiera visto tarde o temprano porque me interesa la figura de Mandela, pero hubiera dejado que ella viniese a mí y no al revés. Pero dirigiéndola el maestro y protagonizándola Morgan...

Eastwood vuelve a dar una lección de cine, de cómo contar una historia, un hecho real. Con planos muy logrados, buenos diálogos sobretodo en boca del protagonista y escenas que me tocaron la patata. Además está llena de detalles significativos e historias secundarias como las de los guardaespaldas que nos muestran como fue el acontecimiento desde dentro. Aunque yo hubiera aprovechado un poco más al padre de François. No se hace aburrida ni siquiera cuando toca discursito político, lo digo yo que me duermo antes de que el Rey abra la boca en el mensaje de Navidad.

Morgan Freeman interpreta al fin el papel que todos sabíamos que tarde o temprano haría. Y es espectacular, soberbio. Quien pueda verlo en V.O. que lo haga y compruebe el estupendo acento sudafricano que exhibe. Matt Damon lo secunda muy bien, pero obviamente queda en segundo plano.

Resumiendo, muy buena cinta de un muy buen director con un muy buen protagonista. Muestra como el perdón es algo más poderoso que cualquier arma nueclear. Además me gusta que se muestre al deporte como algo capaz de unir a la gente, en unos tiempos en los que estamos acostumbrados a que se mezcle con la política para todo lo contrario, y ver a los cuatro cafres de siempre liándola.

Una cosa más: ¿Es cosa mía o uno de los del equipo de Nueva Zelanda es el hermano del prota de Slumdog Millionaire?
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22 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
This is Africa
¿Entonces lo del rugby es sólo una maniobra política?
Es una maniobra humana.

Esta película es una de las pocas que me ha conseguido poner la piel de gallina últimamente.
Las actuaciones son brillantes, el guión perfecto y la dirección; Clint Eastwood, del cual me gustan sus películas de buenos, malos y chulos, se ha convertido en uno de mis directores favoritos por lograr magistralmente una película tan diferente en cuanto a ambiente, mensaje y sentimiento.

Se consigue una película perfectamente conjuntada de dos partes, la política humanitaria (que no cansa ni aburre en ningún momento) y el rugby, dos partes que, en está película, no serían lo que son la una sin la otra.
La parte de política logra el sentimiento anti racista y humanitario y los partidos de rugby convierten esta película en una de las mejores de deporte. Un partido que no se decide por lo que diga un pulpo, si no por la inspiración. Ojalá esta final del mundial que se jugará en poco más de una hora causara el mismo efecto que el de la película.

Creo que las dos nominaciones se hubieran podido lograr, pues tanto Freeman como Damon (Ya me gustaría tener un capitán así) están sublimes en el papel.
Emotiva de principio a fin, te puede hacer soltar alguna lágrima, alguna sonrisa y sobre todo te hace pasar un genial rato. A mí me ha emocionado, y eso que no he vivido lo que se cuenta en la película ni estaba muy informado de como iba la cosa.
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19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La lucha y el respeto como forma de vida
El libro de John Carlin en el que se basa (El factor humano) me lo hizo llegar un compañero de trabajo y, sin embargo, amigo. Pese a ser un ensayo, tenía un ritmo y una emoción de novela, aspecto que Clint Eastwood logra plasmar en cada secuencia de Invictus casi desde el comienzo. Morgan Freeman está inmenso desde su primer fotograma hasta el último (creo que ya lo han dicho por ahí, pero sería recomendable ver la versión original para apreciar cómo ha trabajado el acento) y Matt Damon no está tampoco mal, al igual que los guardaespaldas.
La película termina como ya sabemos (creo que no destripo nada a no ser que alguien no haya estudiado Historia en su vida), y si no fuera una historia real, no nos lo creeríamos, pero lo fascinante es eso: que es verídica, contradiciendo por una vez a quien sentencia que los pesimistas son optimistas bien informados. Así, los esfuerzos de Mandela para que no estalle una guerra civil entre negros y blancos, para que no existan venganzas por tantos años de opresión y abuso (incluso enfrentándose a sus propios amigos, familiares y compañeros), se centran en intentar utilizar un instrumento poderoso como el rugby, algo tan visceral para los afrikaners como para un ultra su equipo de fútbol, realizando tácticas y maniobras que en su tiempo debieron de ser endiabladas pero que con la perspectiva histórica se han visto como correctas.
Sí tiene algún defecto, a mi juicio, como que todo el proceso resulte en pantalla como... demasiado fácil, como que hay al final hay demsiado «buenrrollismo». e históricamente lo hubo, ojo, lo que ocurre es que en pantalla queda... eso, demasiado fácil.
Aún así, completamente recomendable.
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18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Soporíferos monólogos
Madre mía, hasta los huevos de Mandela he terminado. Morgan Freeman penoso. La dirección pasable y justita justita. El rugby brilla por su ausencia. El envenenamiento a los All-Blacks antes de la final del campeonato del mundo, también.

Mandela no podía llevar una política de confrontación con los hombres blancos que lo tuvieron recluido en una celda durante tres décadas. Hubiese cavado su suicidio político, ya que hubiera terminado con ellos en menos de cinco años y se habría quedado solo. Sin el apoyo internacional. Sin el Rugby. Sin nada.

Eastwood se limita a rascar la superficie del pensamiento de Mandela y no se atreve a llegar un poco más allá al retratar a un personaje de por sí mitificado. El presidente hace lo que tiene que hacer: salvar a la población blanca de Sudáfrica (un diez por ciento) de la aniquilación total en pocos años. Lo que ocurre es que ese discurso ni se oye, ni se escucha. Clint se dedica a ensalzar las buenas acciones del mandamás africano cargándonos con una retahíla de propaganda política que termina hastiándote si tu principal meta para acudir a su llamada era contemplar jugosos planos de buen Rugby.

Como me dijo un amigo de esta página sobre Morgan Freeman refiriéndose a otra famosa película en la que interviene: "cada vez que aparece espero que comiencen a sonar villancicos." Y no, no me vale el obvio paralelismo del título ni que los Springboks fueran moneda de cambio política. Antes de Mandela eran mi equipo favorito de Rugby y sin ninguna duda, el mejor de la Historia de este deporte. Eastwood utiliza los mundiales como excusa para narrarnos las andanzas de Jesús por el desierto. Te has pasado, macho.

No hay deporte, hay estafa.
No hay juego, hay discursos rancios.
No hay All-Blacks, hay tres tomas.
No hay Mandela, hay Morgan Freeman.

Le había dado un seis. Es mejor rectificar a tiempo y ser consecuente con lo que uno ha visto. Un cinco, pues.
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33 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Invicto
Homenaje de Clint Eastwood a Nelson Mandela, realizado atendiendo deseos de Morgan Freeman. El guión, de Anthony Peckham, se basa en la novela “Playing the Enemy” (2008), del periodista John Carlin, inspirada en hechos reales. Se rueda en exteriores e interiores reales de Sudáfrica, con un presupuesto situado entre los 50 y 60 M USD. Es nominado a dos premios Oscar (actor principal y actor de reparto). Producido por Clint Eastwood y otros, se estrena el 11-XII-2009 (NYC). La acción dramática principal tiene lugar a lo largo de un año, entre 1994 y 1995, en Sudáfrica. Algunas escenas sueltas trasladan la acción a la sede de la ONU en NY, a Taiwan, etc.

La obra analiza los motivos y factores que generan cohesión social y los que por el contrario engendran rivalidad y enfrentamientos. Entre éstos sitúa la injusticia, la pobreza, el racismo, la segregación racial, el paro, las secuelas del “apartheid”, etc. Una sociedad dividida y atormentada por antiguas heridas de odio y rencor necesita contar con voluntad de reconciliación, capacidad de olvido y perdón, intereses comunes de general aceptación y un liderazgo que suscite confianza y adhesión.

Eastwood desgrana una historia saturada de humanismo, como las que a él tanto le gustan, que explica con sencillez y facilidad. Se sirve de recursos visuales (jugadores de fútbol frente a jugadores de rugby) y estilísticos. En este sentido hay que hablar del paralelismo que establece entre los trabajos y el esfuerzo de unos jugadores de rugby y los del conjunto del país. Añade unas pocas referencias a personas concretas o a pequeños grupos de personas, que ejemplifican y glosan los procesos de evolución y cambio. Cabe destacar que se explica con claridad y a la vez con honradez: no manipula los sentimientos del espectador, no trata de influir arteramente sobre él y su estado de ánimo. Explica hechos y muestra sentimientos de personas suficientemente alejadas del espectador para que éste pueda compartirlos, desatenderlos o rechazarlos. No abunda, pero no está ausente el sentido del humor.

La música, de Kyle Eastwood y Michael Stevens, compone una partitura de melodías minimalistas de gran lirismo, que se combinan con canciones populares a coro y a gran coro, que emocionan y elevan el espíritu.

El relato es sencillo, simple e incluso simplista en algunos pasajes, pero siempre es limpio y objetivo. Tiene algunos fallos, como la linealidad de los caracteres principales y complementarios, pero el discurso que desarrolla es honesto, pulcro y elegante. Añade destellos de gran cine, de rodaje magistral y de montaje preciso e imaginativo, como los de la secuencia del partido contra Nueva Zelanda. El film, con pretensiones de obra menor, contagia ilusión, confianza en el ser humano y optimismo. Se ve con gusto y llega al alma.
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14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Invictus no es pan y circo
En 1994 Sudáfrica atravesaba las secuelas de una guerra civil que intentaba superarse desde la salida democrática y Nelson Mandela es el abanderado de esta instancia. Tiempos difíciles que coinciden con la inminencia del campeonato mundial de rugby, a disputarse en Johannesburgo en 1995. El flamante presidente negro sorprende entonces con su propuesta de transformar esta circunstancia en la oportunidad para superar al pasado de un país desgarrado por enfrentamientos raciales.
¿Estamos entonces ante una nueva constatación de cómo el deporte unifica a las masas y también (como lo demuestra el reciente film "La Ola") las manipula? ¿No ha sido así desde el circo romano? Por mi parte confío en la mirada ética de Clint Eastwood y su cine, que siempre ha dado cuenta de la preocupación por la violencia, sus consecuencias y los comportamientos ante la misma. La mayoría de sus películas giran sobre esa constante y "Invictus" no es la excepción. Aunque aquí la violencia aparezca más alejada de la tragedia y más cercana al perdón. Su misma anécdota lo inclina a equilibrar el drama social con el espectáculo del deporte, aunque en su costado épico. Y para transmitirlo, nada mejor que un personaje histórico fascinante como Nelson Mandela, interpretado por un excepcional Morgan Freeman. Se lo muestra en su rutina extenuante, buscando recursos para que el país salga de su crisis. Sobre su figura se recalca que "es un hombre con problemas de hombre", con desdichas personales por su actividad, que lo lleva a regir una familia de 42 millones de habitantes. Se muestra su vida austera, su amabilidad para con todos los que lo rodean y se recorre su antigua celda donde vivió como un asceta, sostenido en un profundo humanismo, nutriéndose de filosofía y poesía. Precisamente el título del filme "Invictus" es el mismo de un poema victoriano, cuya lectura sostuvo a este líder en los momentos más sombríos: "Soy el dueño de mi destino, el capitán de mi alma invicta".
Noble desde las intenciones, profunda en su discurso, "Invictus" es consecuentemente afín con las convicciones del gran Clint, quien demuestra una vez más su maestría cinematográfica con el sello de su ascético estilo.
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13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Tengo que Poner un 7 a una Película sólo porque aparece Mandela luchando contra la Discriminación Racial mientras unos cuantos Giles Juegan un Partido de Rugby??
Con La "Lista de Schindler" se acabaron las complacencias hacia películas históricas que tienen ese tufo de mensaje moralista, de autoayuda, de emocionalísmos baratos. Se perdona a la Lista de Schindler porque alguna originalidad tuvo en su tiempo de exposición, aún con la repugnante demagogia de don Mainstream Spielberg.

Pero veinte años después, que sigan creyendo en Hollywood que porque aparece Morgan Freeman en un papel tan simple como quitarse los mocos de la nariz, interpretando a Mandela y unos cuantos gilipollas, como dicen en la madre patria España, o como decimos en America del Sur, pelotudos, jugando rugby y haciendo exhortaciones de medio pelo, con actores de medio pelo como el Matt Damon ese; todo pero todo muy malo. El guión es una de las cosas más esperables que he visto en muchísimo tiempo y quiero entender porque, porque y como hemos permitido que la basura de mentalidad yankee se haya apoderado de forma tal de nosotros que aún hayan personas al salir de los teatros o después de verla se atrevan a decir frases como "un film motivador". "Que gran hombre es Mandela". Malditos ilusos, pueden buscar en libros de historia los actos de Mandela, si les impresionan tanto, pero dejen lo cinematográfico al cine, la magia. Si buscás motivación, lee al puto Paulo Coelho, yo quiero Dostoievsky cuando miro la gran pantalla.

Eso si, si sos de esas personas Mainstream que no piensan mucho o no piden mucho cuando van al cine, te va a entretener, te va a arrancar emociones, te hará suspirar, te hará sentir hormigueos en la piel, gracias a Clint Eastwood, el tipo que sabe sacar el mal olor a muchas mierdas. No soy un fanático de Eastwood, pero eso hay que darle y exclusivamente por dicha razón ésta película tiene un generoso "4" como calificación.
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20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
No importa cuán estrecho sea el camino, cuán cargada de castigo la sentencia...
Vaticino dos posiciones enfrentadas entre los espectadores de la última de Eastwood: los que saldrán llorando, fruto de la emoción que les embargará esta gran historia; y los que saldrán llorando, fruto de la decepción ante un tito Clint que, como los buenos abueletes, cada vez es más fácil tocarle la fibra sensible para que te suelte veinte duritos para comprar cromos en el kiosco de la esquina.

A ninguna de las dos les faltará razón, pues “Invictus” emociona a pesar de su excesiva sensiblería. Pero hay algo en lo que todo el mundo estará de acuerdo: en que esta historia debía ser contada. Porque es necesario que la gente sepa que en pleno siglo XX, el más sangriento de la historia, había gente como Mandela capaz de mirar al pasado con perdón y al futuro con esperanza. Y ese es un mensaje que hay que llevar a un mundo en el que la venganza, la sangre y el odio a lo diferente ocupan día tras día las portadas de los periódicos. “Madiba” consiguió lo que parecía imposible: reconciliar a un pueblo dividido desde siempre en negros y blancos, en ricos y pobres. En torturadores y torturados

No me extraña que Clint no haya conseguido mantenerse al margen de esta historia. Yo tampoco lo hubiera logrado.
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Victus
A SU POCO FAVOR

-Dirigida por Clint: Eastwood escoge una buena historia que lleva consigo una muy buena intención en su más que loable mensaje (como ya ocurriera, y con el mismo tema, en Gran Torino).Indicativo realmente.

-Visualmente atractiva, sobretodo en sus últimos quince minutos.(aunque te importe un pepino el rugby y sepas su desenlace)

-Freeman: su personaje convence y gusta, sobretodo en sus andares, el acento y esas peculiares pausas al hablar...pero ya está, de ahí a confundirlo con el propio Madiba...en fin.

A SU MUCHO EN CONTRA:

-Dirigida por Clint: sabemos que está dirigida por Eastwood porque aparece en los créditos

-Damon: a este tío con la cara de merluza que tiene no se le puede pedir más. De ahí que Clint no estruje su personaje. Por cierto Francois Pienaar le saca dos cabezas.

-Plana: cansinamente lineal y huérfana de emotividad.

-Simplista: pasa de puntillas en varios aspectos. Es muy gracioso ver como dejan de ser racistas los papas del cara de merluza. Que bonito.

-Complaciente: se conforma en ser correcta y en abundar en un sin fin de tópicos.

-Oportunista: la cinta llega con un cercano Mundial de Sudáfrica 2010 bajo el brazo.

Ni si quiera lo siento por Clint (yo hasta creo que es un favor que le hace a su compadre Morgan, ya que es él, el que realmente quería hacer esta película para asumir el papel de Madiba...)

Esta historieta ni me llega, ni me llena. Me queda la sensación de haber visto un film construido con el manual del cine correcto sin correr riesgos.

Destinada al salvaje público palomitero de multicines, (que además saldrán de la sala contentos y pensando que habrán visto un obra maestra del genio Eastwood, un Freeman de Oscar y el Cara de Merluza como actorazo del futuro.)

Y por último, John Carlin no me cae bien.
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17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
FreeMan (Hombre Libre)
Fue presidente de los Estados Unidos, Dios un par de veces y siempre la voz de la sabiduría. El eterno secundario, siempre cómplice, cómplice de su grandeza compartida en pantalla con grandes intérpretes y directores de la talla de Clint Eastwood.
Y una vez más actor y director unen fuerzas con la mejor de las intenciones, para contarnos una historia tan simple como significativa de lo que somos, dispuesta a derrumbar barreras de ignorancia.

Eastwood reta a su viejo amigo a desempeñar uno de los mayores desafíos de su carrera, le encomienda la difícil papeleta de dar vida a Nelson Mandela, el corazón de África, símbolo de libertad e incansable guía en la batalla contra el apartheid. Y Morgan lo borda ¿alguien lo dudaba? con su rostro amigable y su voz penetrante conforma uno de esos personajes dignos de recordar, posiblemente el papel de su vida, aunque mejor me callo ya que son tantos los papeles que parecen eternos bajo su mando.

Y no es una obra maestra, pero si la obra de un maestro, el viejo e incansable Eastwood traslada a la gran pantalla la obra literaria de John Carlin, erigiendo un producto que a pesar de sus inmensas virtudes se pierde en las aristas de un género menos lucido y agradecido como el deportivo, no me malinterpretéis, los partidos de rugby son apasionantes y están extraordinariamente escenificados gracias a la poderosa puesta en escena, pero este tipo de películas que mezclan deporte y drama casi siempre causan de una manera u otra estragos en el conjunto; el guión modélicamente estructurado, sólido como una roca pero falto de garra y de cierta ambición, se resiente de esta dualidad en el género, y de esta falta de aplomo, de ambición en un relato que daba para bastante más, aunque probablemente en manos de otro el producto habría sido un completo desastre, no obstante bajo la batuta de Eastwood el conjunto no solo logra mantenerse a flote sino que hasta por momentos cautiva, incluso con sus excesos grandilocuentes que producen cierto pudor, e incluso con sus pequeñas artimañas para engrandecer la figura del protagonista, a pesar de todo la película consigue llegar a buen puerto.

Así que podríamos decir que el viejo Eastwood es el verdadero invicto de toda esta historia, a pesar de que no sea la obra maestra que todos ansiábamos encontrar, Eastwood sigue invicto y preparado para un nuevo asalto, pese a sus casi ochenta tacos, pese a que ya no tiene nada que demostrar. Y eso señores es de admirar y es lo que realmente vale la pena destacar.
Con la lucidez que da la experiencia puede que estemos delante de uno de los mejores realizadores de la historia, y en una década que ahora concluye, cabe destacar su enorme contribución con piezas que pasaran a formar parte de los anales, puede que jamás un director haya realizado tal cantidad de películas y con tan alta calidad en un espacio de tiempo tan reducido. Sin duda una década que recordaremos, al menos todos los amantes del buen cine que practica Eastwood.
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11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
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