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8 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
Capitán Peck
David Miller fue un director de segunda fila que tiene en su haber películas interesantes como ésta, "Un grito en la niebla", o su mejor, "Los valientes andan solos".

El capitán Newman es el jefe de psiquiatría de una base del ejército, allí se encargan de los soldados, capitanes, tenientes etc... que regresan de la guerra con ciertos traumas, una vez recuperados son devueltos otra vez al campo de batalla.

El resultado de esta película es el de una comedia dramática anti belicista, que posee un guión sólido pero que en ocasiones flojea, aunque se mantiene firme la mayor parte del metraje.

El reparto quizás sea lo más atractivo de la película, con un Gregory Peck que como sabemos la comedia no fue su fuerte pero que no obstante no lo hace nada mal. Tony Curtis siempre está muy bien en este tipo de papeles. Bobby Darin, de profesión cantante, realiza una curiosa interpretación por la cual fue nominada al oscar. El siempre correcto Robert Duvall que vuelve a trabajar con Peck despues de su papel emblemático en "Matar a un ruiseñor".

En resumen, una buena película, sin más.
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16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
SONRISA, CARCAJADA Y SENTIDO DEL HUMOR
El capitán Newman dirige el centro psiquiátrico de un enorme complejo militar hospitalario. Los altos mandos, aún sabiendo que es un gran profesional, le ponen trabas continuamente a su trabajo.
Sin duda una película muy interesante y muy entretenida pero también muy irregular en muchos aspectos. Miller ha sido valiente, ha querido ahondar en el complicado y difícil mundo de la psiquiatría y ha salido airoso a medias. A medias porque ha sabido reflejar en toda su crudeza el caso de algunos pacientes pero, a la media vuelta -digámoslo así- nos ha hecho soltar la carcajada. Si nos hubiera provocado una media sonrisa nos habría aliviado, pero el personaje de Tony Curtis nos hace reir a mandíbula batiente. Por lo tanto, el desequilibrio drama-comedia se impone a la profundidad y seriedad del tema tratado. Porque, -y aquí hay que quitarse el sombrero ante Gregory Peck (como casi siempre)- el capitán Newman conoce la gravedad del asunto; se rebela contra los altos mandos, se deshace por dentro, llora sin llorar y, sobre todo, como hombre inteligente que es, usa el sentido del humor para que todo sea más llevadero.
Dos miradas de Peck-Newman resumen el sentir del personaje y el que refleja la propia historia. Tras la tremenda sesión de "zumo de metralla" a uno de los pacientes, Newman abre las láminas de una cortina veneciana y mira al exterior, la cámara sólo filma sus ojos, el dolor que hay en ellos. Meses más tarde, en el aeródromo, el mismo paciente ya curado embarca de nuevo hacia la guerra. La cámara recoge el rostro de Newman despidiéndose. La mirada vuelve a ser triste. Todos sabemos por qué.
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Poco conocida pero muy grande
A pesar del reparto conocido, con grandes actores que ya lo eran cuando se rodó o que llegaron a serlo con el tiempo, esta película es muy poco conocida (al menos por mi) pero sin embargo cuenta con todos los ingredientes para ser un clásico.
Un guión interesante, una correcta elección de los protagonistas con unas actuaciones medidas, las dosis exactas de drama y comedia, un tema interesante y una gran puesta en escena.
En fin, muy recomendable, es de esas películas que sobreviven al paso del tiempo.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
“Un hombre necesita creer que su paso por el mundo ha servido para algo”
El miedo, el dolor, las torturas, el sentimiento de culpa… o la condición de muerte inminente, entre otras tantas causas, suelen llevar a los soldados que van a la guerra (y también a las personas víctimas de violación) a un estado de trastorno mental conocido como Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT). Entre los síntomas se identifican: la tristeza recurrente, la hiperactividad, pesadillas, introspección, mutismo, agresividad…

En el año 1944, en el aeródromo militar de Colfax, California, un hombre muy especial tiene a su cargo el hospital psiquiátrico a donde llegan los miembros de la fuerza aérea estadounidense (y también los prisioneros de guerra) víctimas de traumatismos que ameritan tratamiento. El médico-psiquiatra, se llama Josiah J. Newman, pero, allí se le conoce, principalmente, como Capitán Newman, y tiene una alta fama ganada por la eficacia con la que trata a los usuarios de sus servicios. Para su suerte, a su cargo llegará un enfermero políglota y con un gran sentido del humor -el cabo Jackson Leibowitz-, y complementados, luego, por la guapa enfermera Francie Corum, entre ellos harán que, aquella seccional médica, sea digna de la más grata recordación.

Richard L. Breen, junto a la pareja Phoebe y Henry Ephron, se encargaron de adaptar la novela homónima de Leo Rosten, el cual se inspiró en el médico-psiquiatra, Ralph Greenson (1911-1979), quien, más que por esta encomiable labor, sería luego reconocido por haber sido el psicoanalista de estrellas como, Tony Curtis (quien aparece en el filme como el inolvidable Leibowitz), Frank Sinatra, Vivien Leigh… y sobre todo, Marilyn Monroe, con quien mucho se trató de enredarlo, quizás para desviar las presuntas responsabilidades de los hermanos Kennedy.

El director encargado fue, David Miller, y doy fe de que éste ha logrado un filme con un gran vigor humano, pues, entremezclando un significativo drama con deliciosos toques de comedia, va tejiendo un alegato antibelicista muy bien documentado y con la mesura necesaria. Resulta muy fácil encariñarse con el personal médico, como con aquellos pacientes que, gradualmente, nos darán a conocer las causales de sus trastornos… y uno va quedando convencido, por enésima vez, de que toda guerra es una barbarie que no debería padecer ninguna sociedad.

Gregory Peck, Angie Dickinson, Eddie Albert, Bobby Darin y Robert Duval, nos ofrecen sensibles interpretaciones y, <<CAPITÁN NEWMAN>> -precursora de la celebrada “M.A.S.H.” (Robert Altman, 1970)-, lo tiene todo como para convertirse en un filme de la más grata recordación.

“Un hombre necesita creer que su paso por el mundo ha servido para algo”, dice el médico en la película. Quizás esta historia anime a alguien a seguir por ese bello sendero.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Enfermos de guerra
Conocido fundamentalmente por dirigir la sobrevalorada “Lonely are the brave” (Los valientes andan solos, 1962), con Kirk Douglas, David Miller plantea una película a caballo entre el drama y la comedia sobre la labor de un psiquiatra militar, interpretado por Gregory Peck, en un hospital de Arizona durante la segunda guerra mundial. Excesivamente larga, con una dirección plana sin la más mínima gota de genio y, vaya, un poco aburrida cuenta, al menos, con una correcta interpretación del siempre digno Gregory Peck y sobre todo lo que con gran distancia es lo mejor de este filme: la soberbia interpretación de Tony Curtis dando vida al pícaro enfermero Leibowitz. Curtis era uno de esos pocos actores capaces de estar maravillosos especialmente cuando sobreactúan como en el papel que aquí realiza y en cuanto desaparece de la pantalla la misma se resiente irremediablemente. Ni la bella Angie Dickinson ni el joven Robert Duvall -continuando, en cierto modo, con su papel en “To Kill a Mockingbird” (Matar a un ruiseñor, 1962)- ni el ídolo adolescente –y bastante buen actor- Bobby Darin consiguen subir la temperatura de esta desangelada, e intrascendente producción, con una irritante tendencia a alargar las escenas en exceso –especialmente en las interpretadas por Eddie Albert como enloquecido Coronel Bliss- olvidando que en el cine las mejores ideas deben pulirse en la sala de montaje. Prescindible.
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7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Comedia y drama, como aceite y agua
Podría haber sido un gran clásico sobre un tema de gran interés, la salud mental de los soldados durante la guerra, pero me ha parecido un producto envejecido que intenta conjugar sin fortuna el drama y la comedia. No encajan bien.

Lo mejor es el papel protagonista de Gregory Peck, un médico responsable de la sección de enfermedades mentales. A veces duro, otras veces amistoso, dependiendo de las características del paciente, intenta hacer bien su labor a pesar de la carencia de medios en el hospital militar donde trabaja. No puede evitar involucrarse personalmente en los problemas de los enfermos, algunos de ellos atormentados por un sentimiento de culpa que no pueden superar.

Al transcurrir la acción en 1944, aporta una reflexión interesante. La dura recuperación psicológica de los soldados tenía como objetivo principal su inmediato regreso al frente, y con ello su posible muerte en combate.

No me ha convencido la parte de comedia, poco imaginativa. Tony Curtis sobreactúa y más que un enfermero parece un animador. Tampoco funciona el tono caricaturesco de algunos personajes, como los prisioneros italianos y el soso personaje femenino principal. Angie Dickinson, se queda solo como una bonita acompañante del protagonista y no tiene ningún peso en la historia.

Como curiosidad hay que mencionar el papel secundario de Bobby Darin, que fue candidato al Oscar. Su presentación, jugueteando con una guitarra, es un claro guiño al espectador, pues era un famoso cantante de rock. Se casó con la estrella juvenil Sandra Dee y murió a los 37 años por una enfermedad cardíaca.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Mi labor es curarlos para hacerlos regresar para que los maten.
A Hollywood no podemos dejar de reconocerle una cosa. Y es la gran capacidad que tenía de coger un género, en este caso el bélico, y adaptarlo a las mil y una variantes que un tema como ese podía ofrecer.
Partiendo de una novela de Leo Rossen, en esta ocasión nos sitúan en la planta psiquiátrica de un hospital militar en pleno conflicto bélico.
La película está planteada a medio camino entre la comedia y el drama. Esto le presta un tono muy amable y llevadero que hace que la cinta se vea con agrado pero fracasa a la hora de deslizar al espectador de un género al otro. No hay apenas transición entre uno y otro y al espectador le cuesta entrar en ellos. También, a ratos, se hace algo dilatada, a pesar de que la cinta no es que sea especialmente larga pero quizá, algunas de sus escenas, sí lo son.
Por contra, no carece de virtudes. El magnífico trío protagonista otorga un valor indudable al film, sin poder evitar destacar a un Tony Curtis en estado de gracia en su papel de enfermero que baña de alegría y simpatía los mejores momentos.
El Dr Newman ( Gregory Peck) es el encargado de la planta, cuyos pacientes, soldados provenientes del frente sometidos a terribles experiencias, vuelven dañados en su equilibrio mental y precisan reposo y tratamiento. Pero la guerra continúa. Y Newman, deberá hacer frente a la escasez de medios y de personal, a la vez que soportar las presiones de los altos mandos que le exigen que arregle esos cerebros descompuestos con la celeridad con que se arregla un brazo roto, para así poder volver a mandarlos a que los acribillen.
El drama lo representarán tres pacientes en concreto en los que se centrará la película y a los que Newman tratará de ayudar.
El conjunto es una comedia bélica entretenida e interesante, en la que pasas un buen rato, pero que no consigue alcanzar el objetivo de denuncia que se le presupone al resultar demasiado amable. La comedia funciona bien. El drama no.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Simpático film, pero sensible
Aunque el film es una comedia dramática, trata un tema bien sensible, los desajustes mentales de los soldados en combate. El film se destaca por las actuaciones de su excelente reparto.

Gregory Peck (“The Omen” 1976) personifica a un director de un centro psiquiátrico militar que tiene que utilizar todas sus habilidades y artimañas para curar a su pacientes y a la vez luchar contra la burocracia castrense. Tony Curtis (“The Great Race” 1965) es un simpático y bribón escolta que hace de todo y lo que no debe de hacer. Angie Dickinson (“Police Woman” 1974–1978) es la enfermera en jefa, su principal interés son sus pacientes, pero durante el transcurso del film desarrolla otro afecto.

El cantante Bobby Darin (“Pressure Point” 1962) fue nominado al Oscar por su gran actuación de un soldado afectado por la muerte de su amigo. Eddie Albert (“Green Acres” 1965–1971) es un oficial militar con un gran cargo de conciencia por la toma de sus decisiones, con un desenlace imprevisible. Robert Duvall (“Tender Mercies” 1983) es un soldado que luego de estar perdido en combate, lucha por recuperar su control.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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