25 Críticas de los usuarios

Seré "breve":

Comparada con la asquerosa bazofia que hacemos los españoles hoy en día ( salvo honorables excepciones como "el orfanato" o "rec" ) esta película se ha convertido para mi en todo un referente a tener en cuenta: Paco y José Luis forman un tándem más que perfecto donde no sólo nos partimos el culo con ellos ( Dios...cómo echo de menos ese atropellado acento de pueblo del sr Martínez y esa voz de pito de Vázquez...) sino que se hace referencia a una triste realidad en nuestro país:

- La muerte de los pueblos: las zonas que por el imprescindible, hoy en día, exilio a las ciudades se han convertido en lugares casi desiertos pero con muchísimo más encanto que las asquerosas capitales donde hemos acabado viviendo.

Varias cualidades la hacen especial para mí:

- Cualquiera se puede percatar de este esperanzador mensaje que lanza nuestro Paco.
- Te partes el culo con el contraste cultural y la sagaz ( y a la vez burra ) contundencia del sr. Martínez Soria.
- JODER , SI HASTA SALEN TÍAS EN BIKINI ¿¿¿ QUÉ MÁS QUEREMOS ??? JAJAJA

Es cierto que peca de vulgar...pero qué coño, no estoy siendo objetivo: ¡¡QUIERO QUE LA VEÁAAISSSS!!JAJAJA

a más ver

H

Estoy totalmente de acuerdo con Dr_H_Lecter: esta película pertenece a esa saga de títulos que, disfrazados de humildes comedias, hacían una brutal radiografía de la sociedad de la época (a veces casi sin querer), que andaba bien convulsionada por entonces. Y por ello hay que saber verlas desde cierto punto de vista, con los ojos de esos tiempos, y no quedarse simplemente con los chistes o con los argumentos, que hoy en día pueden parecer muy vacíos o trillados.

La historia de que Paco Martínez Soria representa el franquismo y una etapa oscura y negra de España es muy, pero que muy gratuito.

Paco Martínez Soria es un buen actor y no está políticamente posicionado, sólo representa una etapa que debemos de aceptar y respetar.

Esta película es graciosoa, tiene sus puntos.

Quieras o no, Paco Martínez Soria es un buen actor.

La película es muy graciosa y se deje ver con facilidad. Aunque las intenciones son cómicas casi sin querer deja ver lo que era la España de la época.
Mientras la España costera está ligada a la imagen del desarrollo, la España interior era garrula e ignorante a más no poder.
No hay que más que ver cómo es la entrada de Paco Martinez Soria en el hotel: se maravilla de que lo que el recepcionista le entrega sean las llaves de la habitación. En el cuarto de baño descubre que los grifos echan agua caliente y llama a las puertas corredizas del armario "puertas utomáticas". Una guasa que deja entrever el choque entre el desarrollismo y la realidad social.

La imagen de Lopez Vazquez y Martinez Soria embobados con las chicas en bikini o alucinados ante el reto de besar a una extranjera "a lo ibérico" (Lopez Vazquez) nos revela de dónde veníamos: un país con una mentalidad carpetovetónica y rancia que intentaba abrirse paso a la modernidad mediante el turismo. El choque cultural entre esa Marbella deslumbrante y los dos personajes es brutal. Y no por exponerse en clave de humor deja de ser menos real.

Por lo tanto: en medio de las risas se puede ver un retrato de lo que éramos como país con unos contrastes abismales entre el desarrollismo y la realidad social y sus costumbres.

En conjunto. una película que sin ser una maravilla resulta divertida.

"Me gusta hacer turismo es algo estimulante
es una emocionante manera de aprender"

Aterrizamos en Valdemorillo del Moncayo, donde azota el sol y el cierzo, con un alcalde de grandes miras, que con la boina encasquetada ve a su pueblo como un lugar de donde huye la juventud, así que tiene una solución: quiere turistas, hay que renovar este lozano lugar, el futuro será poner una playa en medio de Aragón. La mejor forma de conseguirlo es coger ideas, que la costa se lleva siempre lo mejor y si la montaña no va hasta el alcalde, el alcalde se largará a la playa con el secretario.

"Olvide sus problemas, no piense en los negocios
y déjele a su socio el debe y el haber"

La plana mayor del ayuntamiento pone el dinero para que estos dos maños se acerquen a Marbella y sus veraneantes. Al llegar allí, sólo poner un pie en el gran hotel es suficiente para deslumbrarlos. "Basilio, apunte, apunte, tenemos que hacer un hotel como este, con puertas corredizas, con muchachas en bikini, esto es el futuro!"

"Relájese en la arena, consígase un flirteo
y sienta el cosquilleo del sol sobre su piel"

Cómo no, un regimiento de mujeres de buen ver aparecen por la izquierda, coquetean por la derecha, y ellos, machos hispanos como no hay otros, se despistan a cada contoneo de las suecas, alemanas y cualquiera que se presente por allí. Las Buby Girls en acción, con abrazos, carantoñas, arrumacos y cercanías a estos hombres que han perdido las órbitas de sus ojos entre tanta rubia.

"Y luego por la noche con un whisky delante
descanse en el sedante sillón de un buen hotel"

Pero el dinero se gasta al mínimo descuido, qué caro es veranear a lo grande, en el pueblo les esperan con el garrote en alto, tanto buscar la clave del turismo, y lo único que han conseguido es disfrutar de la vida y descubrir que el dinero es vital para los proyectos de desarrollo. Las mujeres, muy de pueblo también, están dispuestas a sacarles los ojos, ¿cómo esperan que esto avance?

"Me gusta hacer turismo, olvide sus problemas
y déjele a su socio el debe y el haber"

Pues sí, largas esperas en Madrid, que hay que convencer al Ministro de Turismo que les dé algo de dinero para que conviertan Valdemorillo del Moncayo en la envidia de cualquier centro neurálgico de la fiesta y el destape.

"Parapapapapapa parapapapapapa
Parapapapapapa parapapapapapa"

Vi esta película como admirador de Paco Martínez Soria que soy, pero además de deleitarme con otra interpretación en su línea de Paco, en esta disfruté de lo lindo con López Vázquez. Hace un papelón tanto en Benidorm con las guiris como en casa de calzonazos con su mujer. Soberbios los dos.

Frases como la del título de mi crítica, que encasillan a Antonio Ozores como machista para algunos y algunas, no son más que una tapadera para convertir en comedia la realidad que describe esta película: La de la despoblación de los núcleos rurales, que convierten a esos lugares en "muertos". Una situación que, desgraciadamente, ha sucedido y sigue sucediendo sobre todo en territorios muy diversificados. Así que, antes de tildar el argumento de "El turismo es un gran invento" como discriminatorio y cateto, pongámonos en la piel de sus habitantes, quienes viven en medio de la nada, del olvido y que nunca han visto lo que otros cuentan.
Partiendo de ahí, es cierto que estamos ante una comedia menor de Paco Martínez Soria en cuanto a guión, pero con mensaje social como ocurre en otras suyas como "Estoy hecho un chaval". Y lo triste es que esos avisos luego han sido premonitorios. "El turismo es un gran invento" no es una excepción, porque... ¿qué intentan hacer hoy las pequeñas localidades para sobrevivir y revitalizar? Pues ser más competitivos en recursos e inversiones turísticas. Sólo por eso hay que subirle la nota, aparte de por tener como banda sonora ese conocido, pegadizo y fantástico tema llamado genéricamente "Me gusta hacer turismo", a cargo del gran Antón García Abril, quien reniega un poco de estas composiciones sesenteras, pero que son muy grandes. Ése, y el de las Buby Girls, con toques brasileños como corresponde a su puesta en escena.
Quizá Martínez Soria está aquí más sobreactuado con tanto léxico pueblerino, y me gustó más por ello José Luis López Vázquez en el papel del Secretario del Ayuntamiento. Atención también a Rafael Lopez Somoza como el agarrado Marcial.
Así que, visto lo visto, "El turismo es un gran invento" es una comedia muy respetable dentro de sus limitaciones argumentales, y que ha debido de inspirar a bastantes representantes municipales que se han pegado la vida padre con la excusa de buscar nuevas fórmulas de inversión para sus atractivos locales, aunque en su caso no para beneficio del interés común de sus vecinos, sino de su propio disfrute personal.
Mi nota: 6,7

Quizás sea una de las películas del gran Paco que más me gusten y de las mejores.

De primeras, el cine de Paco Martínez Soria está muy infravalorado, así como muchas películas de Lazaga, no son grandes obras maestras del cine como fueron Buñuel o Bardem, pero su cine es la consecuencia de una época, una continua comparación entre la ciudad y el pueblo, una crítica al sistema.

Un pueblo lleno de valores, valores que más tarde se pierden en las grandes ciudades, pueblos auténticos y ciudades que destrozan el alma de las personas.
En general esta es la gran crítica que encierran las mayorías de las películas de Lazaga.

Este director encontró en Paco el mejor actor que podía llevar a la pantalla a este personaje de pueblo que tanto cariño desprendía y que tan querido fue por los españoles, si se es de pueblo, como yo soy, se entenderá el alma de estas películas.

En este caso nos vamos a un pueblo que muestra la gran pobreza de la España franquista, unos pueblos de secano que desean tener el mar y sus grandes hoteles, unas gentes que SUEÑAN con algo mejor.

Entre risas y bromas, la crítica al sistema es bestial, los españoles éramos incultos, analfabetos, cerrados de mente y Alemania era nuestro sueño, así también se ve en otras películas de Lazaga como “Vente a Alemania, Pepe”.

Una de las películas que más me gustan del gran Paco, para muchos ni siquiera era un gran actor pero…llegó a actuar tan bien este papel, que yo siempre pensaba de pequeño que él era así.

Una película llena de valores auténticos del pueblo, que como todo pueblo, tiene más cosas que malas pero las buenas son de verdad.

Gran película y por desgracia, muy infravalorada.

El alcalde de Valdemorillo del Moncayo Benito interpretado por Paco Martínez Soria es un visionario que ríanse de Nostradamus o Julio Verne y su secretario Basilio interpretado por un magistral López Vázquez van a Marbella para informarse y ver de qué va el turismo. Todo financiado por el magnate del pueblo que no es otro que López Somoza. Calada la boina y su tabaco de liar en los labios marcha junto a su secretario que va con una libreta y su lápiz apuntando todo lo que pueda ser útil para trasladar al semidespoblado pueblo aragonés donde la juventud marcha por falta de oportunidades laborales y de cualquier tipo.Era el desarrollismo que tanta gloria dió a nuestra patria. Pero nada ni nadie arredra a nuestros héroes " tipical spanish " . Allí conocerán un mundo desconocido que les deslumbrará. Mujeres allende los Pirineos en "bikinini "como dice el genial Don Paco causarán estragos en nuestra pareja.En concreto las Bubi Girls unas alemanas en gira por chiringuitos costeros bailando y mostrando algo de pechuga centroeuropea.En fin seguro la habéis visto y conocéis el resto.Una película para morirse de la risa y que los cursis e incultos dirán que es un gran retazo de la España franquista subdesarrollada. Ay si leyeran algo más ...Añádasele la pegadiza música del gran maestro García Abril y es la tormenta perfecta.Genial Ozores como salido pueblerino en busca y captura de guiris. Sus recatadas y beatas esposas encabezadas por María Luisa Ponte que les pondrán los punto sobre las íes a nuestros díscolos héroes de la España profunda.La película mezcla ternura y humor como pocas veces se ha visto en la historia del cine español y casi mundial.Recomendable verla y revisionarla hasta el infinito y más allá.

El turismo es un gran invento es una entrañable comedia de las que en la actualidad no se hacen, con la presencia de grandes actores y secundarios, como Paco Martínez Soria, José Luis López Vázquez, un inolvidable Antonio Ozores y como no, Jesús Guzmán que aun hoy en día continua trabajando imparable pese a su edad.
Divertida, con exteriores grabados en las costas españolas de medio país, es recomendable para todos los amantes de este genero de cine, o para los que veranearon en esa época durante su infancia que seguramente reavivaran recuerdos muy bonitos, desde luego siempre brota alguna sonrisa y carcajada, sin duda recomendable para un publico que la sepa valorar y apreciar, por eso, aunque no sea una super producción le doy un diez en toda regla.

Como amante de la cultura española me encontraba debatiendo con alguien acerca de los tintes "jazzísticos" de la banda sonora, en concreto ese "badabadaba" que suena en una de las escenas con Soria y Lopez Vazques en el público.

Yo decía que suena a una especie de Bossanova, mientras que me discutían que era una samba.
¿Alguien puede definir un poco este estilo?
Gracias.

La película, ¡desternillante!
MUY recomendable.
En concreto, adoro estas películas porque, además de ser una cómica que hoy no se destila (sin tacos, ni cosas que dicen hoy en día que a mi, particularmente, no me hacen ninguna gracia) se centran mucho en mostrar los PAISAJES de los lugares en que se rodó, y a mí me fascina la naturaleza y conocer nuevos lugares.
Eso hoy en día tampoco se ve de esta forma tan entrañable.

Las primeras imágenes de "El Turismo es un gran Invento", que parecen extraídas de un documental del NODO, reflejan la realidad de un país que se ha abierto al Mundo, y que permite la entrada de otras naciones.
Esta situación determina una nueva etapa para nuestra España, que posee algo que los demás no parecen tener.

La bendita costa, y también muchas ganas de recibir a las más diversas culturas; el "boom" económico, la prosperidad, van también de la mano de las migraciones masivas desde el campo a las ciudades, y todos desean mudarse a regiones más cálidas. Seguramente no hubo directores que mejor supieron reflejar este periodo de cambio tan esencial (al menos dentro de la comedia) como Mariano Ozores, Fernando Merino y el presente Pedro Lazaga, genio del costumbrismo que también vivía un buen momento al haberse aliado con el actor y director teatral Paco Martínez Soria. Después de "¿Qué Hacemos con los Hijos?" se reúnen para otra historia escrita por el dúo Vicente Coello/Pedro Masó, centrada por entero en el fenómeno del turismo.
Y aquí el nativo de Zaragoza vuelve a encarnar a un paleto preclaro cuyas miras van más allá de la de sus congéneres. Benito no es más que otro señor que se ha percatado de que todo está avanzando menos en Valdemorillo del Moncayo; y esto no es arrojarse al disparate, pues ese debía ser el clima de hastío y soledad que se respiraba en las villas del interior de España al ver a sus jóvenes marchar a las capitales y playas, ahora más pobladas que nunca. Por fortuna Lazaga, apoyado en un guión afilado y descacharrante, lo enfoca todo desde el humor; mientras tanto a Soria no le tiembla el pulso para interpretar una vez más a ese hombrecito de clase baja, inocentón y noble, que por fuerza de coraje se convierte en benefactor de toda una comunidad, esta vez de un pueblo entero.

La jovencita Pilar quiere dejar cuanto antes el agujero mohoso en el que se ha transformado su hogar, al tiempo que Benito, alimentado de ilusiones, marcha junto al secretario Basilio (ese López Vázquez al que tanto nos gusta ver de débil tontorrón) en peregrinaje a la costa para tomar buena nota del estilo moderno y las nuevas costumbres que allí se viven e imitarlas a favor del progreso; las esposas, matriarcas rancias y tradicionales, creen que eso del progreso trae libertad, y con la libertad no llega otra cosa salvo el libertinaje. Y yo apuesto, sin haber vivido en aquella época, que esto pasaba tal que así (podríamos calificar a este film y similares de neorrealismo costumbrista ibérico y quedarnos tan a gusto).
Lo siguiente tiende un poco al disparate, otro poco a la cuchufleta y socarronería, y a la risa por la ignorancia y la tendencia del mujerío "landista", con Soria en una versión en color y de playa de "La Ciudad no es para Mí" y simbolizando el asombro del español cateto por los lujos y el exotismo costero, y que tan rápido como puede toma contacto con esa nueva y liberal cultura de la que desea empaparse, quitándose las telarañas de la tradición y la sobriedad, mezclarse entre lo moderno que trae el bendito progreso y olvidar los terribles tiempos de la posguerra.

La reacción, por supuesto, al retornar a la frialdad de la villa, es de rechazo y también incredulidad (máxime cuando han estado gastando a punta pala el dinero del pobre Marcial); con una nueva marcha a la capital Lazaga oscurece (todo lo que puede) el tono. Hace de las gentes de pueblo pobres ingenuos a quienes nadie quiere escuchar, embaucados por falsas esperanzas (¡¿pero cómo se va a llevar una playa al interior de Aragón?!) y que al final lo único que les queda es ver cómo las últimas luces encarnadas en sus hijos e hijas se van con ellos a otra parte; de terminar así esto podría haber sido una pequeña obra maestra de su género, pero el director prefiere optar por la ilusión.
Que aterrice de repente el grupo musical de mozas extranjeras trayendo la felicidad a los lugareños es un gesto, además de absurdo, cuando menos deprimente; parece tratarse de un sueño colectivo, que todos viven debido a las promesas del protagonista, forzándoles a cambiar sus perspectivas, incluso con el retorno del ex-novio de Pilar y recibiendo Benito una carta de Madrid. ¿Pero que pasa después? No vemos a ningún ministro, ni tampoco edificios nuevos...sin embargo los habitantes festejan contentos por su anhelo (como los de "Bienvenido, mr. Marshall", que tanto celebraban la llegada de los americanos para absolutamente nada).

Así que ahí les dejamos, henchidos de alegría, cuando lo más seguro es que la bonita Pilar acabe emigrando a Barcelona unos días después y todos terminen muriéndose de pena en las tascas y los rincones de siempre, esperando la llegada de alguna empresa que compre los terrenos y derribe el pueblo para construir fábricas o campos de golf. Para Lazaga, y en aquella época, esto sería impensable de mostrar, pero esa es la sensación tan amarga que a uno se le queda, pese a querer aparentar lo contrario.
Por ello nos quedamos con la risa y la ilusión. Al fin y al cabo esta película, como el cine a la cual pertenece, es un escaparate para tratar desde la comedia más sana y pura posible, asuntos reales, graves y muy importantes sobre nuestra sociedad, y vale para que recordemos a los maravillosos secundarios que acompañan a Soria y López Vázquez, en especial la arisca María Luisa Ponte, un Antonio Ozores perfecto en su papel de obsesionado por el sexo femenino y el inolvidable Rafel Somoza, con su característico desparpajo, dicción pausada y voz de cazalla.

Recomiendo muchísimo verla. Dejando aparte que algunas críticas digan que no es bonita o que le falta esto y aquello. Yo creo que es muy bonita y todo calidad. Es una lección para la gente que busca trabajo en estos tiempos de crisis o para aquellos emprendedores que quieren montar un negocio. Esta película nos enseña que hay que creer en lo que quieres conseguir pese a quien pese y a pesar de las dificultades. Hay que ser cabezones y disciplinados en aquello que queremos conseguir. Aunque parezcan imposibles. Toda una lección para aquellas personas que quieran empezar un negocio.

Como cualquier película dirigida por Pedro Lazaga y protagonizada Paco Martínez Soria posee ese toque sesentero-setentero bastante inadecuado a la vista del periodo en que vivimos. Sin embargo, creo que la cinta, dando una opinión arriesgada ya que no soy contemporáneo de la época que se representa, es un pasatiempos más que recomendable, ya que hay que tener en cuenta la dificultad de adaptación de dos "pueblerinos" en la ciudad, y es cierto que con sus virtudes y defectos, nos muestran cómo de escaso era el bagaje cultural de la época en relación a lo que nos encontramos en nuestro tiempo.
En cualquier caso, tenemos que tener en cuenta esa admirable, quizás repetitiva melodía, a juego con el tono divertido en todo momento de la cinta, que pierde fuelle conforme avanzan los minutos, pero que cala hondo en su conjunto. Y esto es posible por el buen reparto actoral, como siempre no falla el desparpajo de un alcalde tronchante. Además complementado con Vázquez, ambos rodeados de unos secundarios más flojos, nos lleva a degustar un producto que no es sino, un perfecto regalo para conocer algunas pinceladas, de como sería el choque cultural entre la ciudad y el campo, lo diferente que era la vida entre ambos sitios percibiéndose la sensación de encanto al ver cómo eran estos pueblos y la importancia dada al turismo por numerosos lugares de nuestra geografía.
Para terminar repetir las actuaciones, y es que siempre acabo defendiendo estas películas entretenidas al 100%. Sin ser un cine apasionante, no es un mal invento y resulta un pasatiempos genial. Un 6 alto.
.

El mismo tópico de siempre que a duras penas logra entretener una tarde de domingo.

La tijera de la censura lo más quieta posible, el turismo es algo sagrado y justo en los años de temporada alta del género.
Después de las mareantes tomas con zoom en los créditos iniciales y el eterno ¨paraba raba¨ de García Abril que penetra en lo profundo del cerebro durante todo el film, hay que reconocer que se de deja ver con buenos toques de humor del muy buen reparto del que dispone.

Indispensable eso así para los amantes de este género de enredo torero.

La España vaciada en todo para el pueblo pero sin el pueblo, pero con chicas, sí.
Esta comienza como tantas de aquel tiempo, con una voz en off, esa, y no otra, dirigièndose al personal más renuente con ese tonillo que para sí quisiera el Sacristán de solos en la madrugada, una turbia mezcla de condescendiente ironía con una repelente blanda sorna, una homilía posmoderna cuando no toca o tocaba, publicitaria, como de cuéntalo, venga, interminable, denunciable.
Es realmente mala, mucho, con ahínco perruno, insistentemente, se crece en ello y echa humo por la cabeza y espuma por la boca para acabar como el rosario de la aurora.
Una especie de película oportunista teniendo en cuenta la época, desarrollismo de los sesenta, que se queda en su planteamiento inicial y más nada, no avanza, tampoco retrocede, el rato pasa, crea una nueva línea temporal paralela que todavía por ahí sigue pululando, dando pena, ese cruce de galaxias entre los paletos de pueblo con la boina calada y las del norte extranjeras tan descocadas, sexo, eso, no hecho, por supuesto, apenas se comen los mocos, una evidente metáfora, todo ello, de la conquista (¿ahora se dice encuentro, expolio, genocidio... ?) española de las Américas aunque en este caso como paradoja, una defensa, si no puedes con tu enemigo, únete a él, camúflate, la España más cerril y atrasá que se enorgullece de sus miserias frente a la Europa más chabacana y hortera que descubre el solete, empate a muerte, horror o abominación, no hay distinción ni posible solución.
Aquí está hasta más flojo Paco, alcalde ye ye, no hace ni gracia, y casi la única que salvo, tengo una debilidad, es a la Ponte como siempre que, como bien ella misma comenta, ella no dice, igual que Costner en Un mundo perfecto, que no amenazaba, arreaba, cumplía, daba, entrambos de lo mismo hablan, tal calzan, hace, y lo parte, una diosa, insuperable, solo a la Rafaela Aparicio la pongo a su vera.
Por otro lado, como de pasada, se hace un broma o chanza, chascarrillo, una vez más, es un no parar, ministerio de igualdad, del maltrato doméstico o de género, hay que ver el patriarcado de antaño tan tremendo, cómo se las gastaba, qué mal ejemplo, no daba tregua, ninguna.
Y la aparición de las cupletistas o lo que fueran esas andobas remata la faena fanega como dios manda, pone la puntilla a la obra, echa la definitiva palada a esta cochambrosa película, ustedes me perdonen, inefable, deleznable, terriblemente tonta.

Las cintas de Martínez Soria se sostienen por la gracia de éste y una sucesión de gags para lucirse. Si aparece el gran López Vázquez la gracia se multiplica. Ambos brillan y, como otras veces, el contraste entre un mundo cerrado y pacato y el "desmadre" del turismo, con suecas incluídas, proporciona ocasiones para reírnos y llenar de envidia a sus paisanos, ente los cuales, Antonio Ozores sobresale como macho ibérico "salidillo".
Graciosa

Ya estamos acostumbrados al maravilloso ritmo narrativo que Pedro Lazaga impone en sus obras. En este film encontramos a unos actores de la mejor cantera española en su máximo esplendor. Ni uno de los personajes vacila. Todos se mantienen en una linea perfecta y ascendente que acompaña al film hasta su precioso cierre. Es una sátira brillante. Un retrato de la sociedad y el pensamiento rural y urbanita de finales de los 60. Plasma a la perfección la España de la revolución turística. La comedia del film es muy fina y elegante como de costumbre.
Sin duda una de las mejores películas de su director y de Paco Martinez Soria, acompañado de los grandes Jose Luis Lopez Vazquez y Rafael López Somoza.

El turismo es un gran invento,
hoy nos dice el alcalde nuestro...
Y ya en España sólo se habla,
de las suecas y otras turistas,
de si en la Costa del Sol atan,
a los canes con las divisas.

Agucemos nuestro ingenio
-sigue e insiste el edil nuestro-,
si aun no siendo muy hondo el río,
si a su arenal nombran playa,
a ésta la Costa Maña,
en el caluroso estío…
vendrán guiris a mansalva,
Marcos, Francos, a puñadas.

Veréis como, hijos míos
-si el asunto no me falla-,
cuando inaugure el pantano
ya no quedará el pueblo,
polvoriento y abandonado,
volverán todos aquellos
que a la gran ciudad marcharon…

..Y así un día, tal vez,
esta tierra de secano,
sea un hermoso vergel,
y en campos de regadío
madurarán el manzano,
el limonero y el laurel.


Una obra que tiene más enjundia de la que parece, hombre, ya sé que no es una joya neorrealista, evidentemente no, aunque cierta intención apunta con su blanco y negro para una producción destinada, en principio, al ámbito meramente comercial, a una más de Martínez Soria. Pero aunque no lo parezca, a veces, Pedro Lazaga apuntaba hacia algo más profundo que la superficialidad...

Pero aunque desprenda cierta ternura, y no carezca de sentimentalismo, no deja de tener cierta gracia y también aflora, en ella, ese tipo de humor tan característico en la filmografía de su protagonista, el actor maño por el que, en su día, se pagaba la entrada... No así yo, pues sus películas las conocí más tarde, por la televisión.

El alcalde de un pueblo, que ve como éste se va despoblando, como se marchan los jóvenes y como cada vez se escuchan menos risas de niños por las calles. Decide que todo esto debe cambiar y para ello no se le ocurre otra cosa que poner a una pequeña población de secano del profundo Aragón en el mapa de la Costa de Sol y para ello, con las pesetas del rico de la villa, junto al secretario del ayuntamiento, partirán hacia un lujoso hotel de Marbella para aprender, cómo se hace eso del turismo, ese gran invento... Y entre paletadas, gansadas, coristas y demás albricias de Don Paco en Don Pepe, pasamos una primera media hora; francamente divertida. Luego, a mí personalmente me gusta todavía más la película, pero eso, claro, va a gustos. Pero sí les recomiendo verla. A esta cinta, que puede añadirse a la crónica sentimental de España...

El cine de Paco Martínez Soria es un tipo de cine clásico de nuestro país, el cual ha divertido a numerosas generaciones con las historias que se narran.
Sus películas son entrañables, divertidas, frescas, traen muchos recuerdos a la memoria y sobre todo hacen pasar un rato agradable.
Pero la verdad es que no todas sus películas se mantienen igual. En este caso nos encontramos ante una comedia que no ha conseguido soportar bien el paso del tiempo, y se enreda en una espiral de la que no es capaz de salir y de la que no hace tanta gracia.
La trama es algo que sigue siendo actual. Esos pueblos de interior que intentan no quedar abandonados porque los jóvenes emigran a otras ciudades para tener un futuro mejor. Para ello, el alcalde y otras personas del pueblo viajan a la costa para informarse del efecto del turismo, y de como otros pueblos han llegado a prosperar a base de ello. Lo que no esperan, es que esto del turismo no le va a gustar a todo el mundo del pueblo, ya que a muchos les gusta el pueblo como está y no con esas modernidades y esas chicas ligeras de ropa que quieren traer.
El film tiene algunas escenas divertidas que consiguen hacer reír. Pero es verdad que en su mayoría la historia no funciona y resulta hasta cierto modo un poco aburrida. Ello es debido a gags no muy efectivos, y a una trama que no ha sabido llevar el peso de los años.
No obstante, decir que Paco Martínez Soria vuelve a estar fantástico el rol de ese personaje pueblerino que intenta adaptarse a los nuevos tiempos. Su actuación es divertida y buena, y es de lo poco destacable de este film que hace aguas por varios sitios.
En fin, "El turismo es un gran invento" es una película que fue un éxito en su tiempo pero que hoy en día no sigue siendo tan efectiva. De ahí el hecho de que no la repongan tanta como otras de la filmografía de este brillante actor. Una película que habla del potencial del turismo en nuestro país que produce tanto éxito. Un éxito que no acompaña a este film.